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Este documento fue realizado por la socióloga Natalia Sánchez Acosta, como ejercicio para introducir el tema del desarrollo social en América Latina. Diciembre 2014 2015 SOLARIA En esta edición histórica con motivo de la celebración del centenario de la superación de la pobreza en la región de Solaria, presentamos un detallado recuento de cómo era la región y sus subregiones cuando campeaba la miseria de Norte a Sur, muchas veces oculta de las miradas de los habitantes cercanos, y muchas veces mal comprendida por los pensadores y agentes políticos. Por esa razón, con el propósito de dar a conocer a las nuevas generaciones el pasado y principalmente para que no permitan que se repitan las causas que durante muchos años mantuvieron la pobreza estructural de la región, el Consejo Federativo para la Vigilancia del Desarrollo Humano ha ideado esta publicación. Este Consejo, desde que fue electo hace tres años, y quedándole solo un año de ejercicio (una vez que su primera acción de gobierno fue eliminar la re-elección indefinida) no quiere perder el espíritu inclusivo sin el cual la superación de la pobreza y la inequidad no hubiese sido posible. Por esa razón, mantiene su razón democrática no solo constitucionalista, sino sustancial y espera que todos los ciudadanos de Solaría expresen su opinión en relación a este relato que sintetiza cincuenta años de la historia gris de nuestro territorio. Este Consejo atiende las criticas que todos los ciudadanos libremente manifiestan sobre el futuro; para algunos aun hay muchas cosas que resolver porque hay que incorporar las demandas que los grupos minoritarios como los diletios (quienes consideran que el nivel de Desarrollo alcanzado es insuficiente y vencido) han manifestado, los estriboristas por su parte siguen defendiendo el uso del “silencio” como una forma de protesta frente a quienes consideran diferentes y los baboristas manifiestan diariamente que estarán vigilantes de que los intereses del pueblo de Solaría sean respetados y no vuelva a suceder lo que en años pasados sucedió, desde que el mundo descubrió estas Tierras. Nuestro Consejo incluye fracciones de estos grupos, y todos acordamos el respeto a los objetivos de desarrollo de largo plazo y unos mínimos sobre los cuales discutiremos las diferencias. No queremos volver a los años donde la pobreza se escondía detrás de números, versos y líderes carismáticos, cuando no habíamos concebido en forma correcta la relación entre el crecimiento, la equidad y la fortaleza institucional. De esta forma, queda recogida la prioridad que este Consejo otorga a las personas como único propósito del desarrollo, distanciándose de la forma dominante de hacer política en esos años grises; el populismo y el autoritarismo. Ambas distorsiones políticas buscaban (ahora lo sabemos) la permanencia en el poder, al estilo monárquico de los Castaños quienes se encontraron nuestras tierras de camino, en una ruta comercial. Mencionamos esto en esta breve introducción, dado que uno de los desvíos más largos de nuestra historia lo constituyo el desvío populista de nuestras subregiones. Como ahora lo sabemos, este desvío no obedecía a razones culturales, sino a razones económicas y estructurales. Los intelectuales del sur, y del norte pensaban que los gobernantes populistas llegaban al poder por una “tara” cultural que existía en nuestro territorio 1 , el origen de esta enfermedad se encontraba en el propio centro de lo que somos; recibir tantas horas de sol al día no nos permitía entender el desarrollo. Era el Sol candente y constante el que había desarrollado en nuestras retinas culturales un velo que no nos permita ser productivos, cooperativos, participativos, normativos y todos los ivos que estaban presentes en Casiopea. Casiopea era la tierra del IDH 2 perfecto. Aquella en la cual la gente pensaba diferente a nosotros, porque allá además no había sol, casi nunca. Siendo, como quedo demostrado, que nuestros gobernantes eran populistas no por nuestra retina cultural, sino porque nuestras sociedades eran económicamente y estructuralmente populizables, y fundamentalmente porque el crecimiento económico además de que siempre fue medio bajo, no se acompañaba de patrones distributivos de activos sustentables y adecuados para conseguir más equidad. Nuestro territorio inestable institucionalmente era tierra fértil para el liderazgo populista. Eso no podíamos saberlo en esos momentos críticos y revueltos, donde aún no habíamos descubierto “el muro”. Tampoco habíamos descubierto “la fórmula para la sostenibilidad”. Enemigos con los que convivimos muchos años, incluso sin percatarnos de ello y llegando a pensar como nos explicaban los expertos llegados de Néblinis y de Oldilia que la única razón por la cual padecíamos tanta incertidumbre y penas era por nuestras ideas. Pero volveremos al tema del desvío populista y del autoritarismo duro y ligero más adelante, en capítulo aparte relativo a lo que aspiramos de la democracia el día de hoy. Hacemos un recuento de lo que ahora entendemos por desarrollo y en ese momento no entendíamos. 1 Ahora sabemos que los populistas llegaban al poder, porque no había desarrollo; ellos constituían una distracción al desarrollo porque lograban mucha confianza para los políticos, y menos confianza para la sociedad, siendo que funcionaban como inhibidores del desarrollo ( como lo planteaba en aquellos años la estudiosa Womanfrina ) 2 El IDH era la medición del desarrollo que ya existía en tiempos de oscuridad. Su creador era el sabio Emertio San. Mucho merito tuvo el y su equipo de pensadores, porque convencieron al mundo de que le mejor medida para el desarrollo éramos las personas, no las cuentas del territorio. Además fue pionero en considerar la libertad como valor del desarrollo, principio que hasta el dia de hoy mantenemos dentro de nuestro pacto de vigilancia de desarrollo.

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Documento que contiene un ejercicio para introducir el tema del desarrollo social sostenible en America Latina considerando aspectos economicos, politicos e institucionales.

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Page 1: Documento de Trabajo SOLARIA

Este documento fue realizado por la socióloga Natalia Sánchez Acosta, como ejercicio para introducir el tema del

desarrollo social en América Latina. Diciembre 2014

2015

SOLARIA

En esta edición histórica con motivo de la celebración del centenario de la superación de la pobreza en la región de Solaria,

presentamos un detallado recuento de cómo era la región y sus subregiones cuando campeaba la miseria de Norte a Sur, muchas veces oculta de las miradas de los habitantes cercanos, y muchas veces mal comprendida por los pensadores y agentes políticos.

Por esa razón, con el propósito de dar a conocer a las nuevas generaciones el pasado y principalmente para que no permitan que se repitan las causas que durante muchos años mantuvieron la pobreza estructural de la región, el Consejo Federativo para la Vigilancia del Desarrollo Humano ha ideado esta publicación.

Este Consejo, desde que fue electo hace tres años, y quedándole solo un año de ejercicio (una vez que su primera acción de gobierno fue eliminar la re-elección indefinida) no quiere perder el espíritu inclusivo sin el cual la superación de la pobreza y la inequidad no hubiese sido posible. Por esa razón, mantiene su razón democrática no solo constitucionalista, sino sustancial y

espera que todos los ciudadanos de Solaría expresen su opinión en relación a este relato que sintetiza cincuenta años de la historia gris de nuestro territorio.

Este Consejo atiende las criticas que todos los ciudadanos libremente manifiestan sobre el futuro; para algunos aun hay muchas cosas que resolver porque hay que incorporar las demandas que los grupos minoritarios como los diletios (quienes consideran que el nivel de Desarrollo alcanzado es insuficiente y vencido) han manifestado, los estriboristas por su parte siguen defendiendo el uso del “silencio” como una forma de protesta frente a quienes consideran diferentes y los baboristas manifiestan

diariamente que estarán vigilantes de que los intereses del pueblo de Solaría sean respetados y no vuelva a suceder lo que en años pasados sucedió, desde que el mundo descubrió estas Tierras. Nuestro Consejo incluye fracciones de estos grupos, y todos acordamos el respeto a los objetivos de desarrollo de largo plazo y unos mínimos sobre los cuales discutiremos las diferencias. No queremos volver a los años donde la pobreza se escondía detrás de números, versos y líderes carismáticos, cuando no habíamos

concebido en forma correcta la relación entre el crecimiento, la equidad y la fortaleza institucional.

De esta forma, queda recogida la prioridad que este Consejo otorga a las personas como único propósito del desarrollo,

distanciándose de la forma dominante de hacer política en esos años grises; el populismo y el autoritarismo. Ambas distorsiones políticas buscaban (ahora lo sabemos) la permanencia en el poder, al estilo monárquico de los Castaños quienes se encontraron nuestras tierras de camino, en una ruta comercial. Mencionamos esto en esta breve introducción, dado que uno de los desvíos más largos de nuestra historia lo constituyo el desvío populista de nuestras subregiones.

Como ahora lo sabemos, este desvío no obedecía a razones culturales, sino a razones económicas y estructurales. Los intelectuales del sur, y del norte pensaban que los gobernantes populistas llegaban al poder por una “tara” cultural que existía en nuestro territorio1, el origen de esta enfermedad se encontraba en el propio centro de lo que somos; recibir tantas horas de sol al

día no nos permitía entender el desarrollo. Era el Sol candente y constante el que había desarrollado en nuestras retinas culturales un velo que no nos permita ser productivos, cooperativos, participativos, normativos y todos los ivos que estaban presentes en

Casiopea. Casiopea era la tierra del IDH2 perfecto. Aquella en la cual la gente pensaba diferente a nosotros, porque allá además no había sol, casi nunca. Siendo, como quedo demostrado, que nuestros gobernantes eran populistas no por nuestra retina cultural, sino porque nuestras sociedades eran económicamente y estructuralmente populizables, y fundamentalmente porque el crecimiento económico además de que siempre fue medio bajo, no se acompañaba de patrones distributivos de activos sustentables y adecuados para conseguir más equidad. Nuestro territorio inestable institucionalmente era tierra fértil para el liderazgo populista.

Eso no podíamos saberlo en esos momentos críticos y revueltos, donde aún no habíamos descubierto “el muro”. Tampoco habíamos descubierto “la fórmula para la sostenibilidad”. Enemigos con los que convivimos muchos años, incluso sin percatarnos de ello y llegando a pensar como nos explicaban los expertos llegados de Néblinis y de Oldilia que la única razón por la cual

padecíamos tanta incertidumbre y penas era por nuestras ideas. Pero volveremos al tema del desvío populista y del autoritarismo duro y ligero más adelante, en capítulo aparte relativo a lo que aspiramos de la democracia el día de hoy.

Hacemos un recuento de lo que ahora entendemos por desarrollo y en ese momento no entendíamos.

1 Ahora sabemos que los populistas llegaban al poder, porque no había desarrollo; ellos constituían una distracción al desarrollo porque lograban mucha confianza para los políticos, y menos confianza para la sociedad, siendo que funcionaban como inhibidores del desarrollo ( como lo planteaba en aquellos años la estudiosa Womanfrina ) 2 El IDH era la medición del desarrollo que ya existía en tiempos de oscuridad. Su creador era el sabio Emertio San. Mucho merito tuvo el y su equipo de pensadores, porque convencieron al mundo de que le mejor medida para el desarrollo éramos las personas, no las cuentas del territorio. Además fue pionero en considerar la libertad como valor del desarrollo, principio que hasta el dia de hoy mantenemos dentro de nuestro pacto de vigilancia de desarrollo.

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I El desarrollo sostenible y sus dimensiones

Lo primero que pensábamos era que Solaria era una tierra uniforme. Esa equivocación fue enorme y alcanzo no solo a los formadores sino a los técnicos, los políticos bien intencionados y a la gente común. Pasamos mucho tiempo tratando de descubrir la identidad de Solaría; si era de cuando nos encontraron los Castaños (aunque ellos no fueron los únicos que llegaron a nuestros suelos), si se había conformado con la independencia y la constitución como Republicas, o si nuestra verdadera identidad era más

nueva y móvil y se encontraba a la orden del día gracias a las mediaciones tecnológicas y comunicacionales dado que siempre se decía que nosotros que éramos una gente con más futuro que pasado. Eso hasta cierto punto era cierto si nos comparábamos con otros territorios. El asunto era que la búsqueda del decreto de nuestra identidad por caminos culturales, no terminaba en el centro de la cuestión, porque la mayoría de las veces no terminaba en nada.

Solaría siempre fue un territorio de uniformidad relativa. Por otro lado, estaban muy confusas las definiciones de Desarrollo,

pero las definiciones sobre el Desarrollo Político-social o Socio-político sabíamos que se orientaban a tres grandes aspectos que

pedagógicamente separaremos para entendernos;

- La dimensión social - La dimensión política

- La dimensión socio-política o político-social.

La dimensión social fuimos teniendo idea de que se trataba de cómo éramos y como estábamos como grupo social; como sociedad. Estaba bajo la acción de todos; la ejecutamos todos.

La dimensión política, al contrario, la ejecutaban algunos. Algunos con poder. El poder ha sido siempre un recurso escaso. De este poder se deriva la labor específica de conducción de la sociedad. Este poder podía haber sido ganado (con votos) o

alcanzado (por otras vías).

La dimensión político-social se trataba entonces de la regulación que todos hacemos de las relaciones entre nosotros y de nuestras relaciones con el poder. Esta también se refiere a todos, y en ella podríamos no llamarnos sujetos sino, ciudadanos.

La dimensión social estaba compuesta de los sujetos que vivían en Solaria, la dimensión política estaba compuesta por las acciones que adelantaban quienes ejercían el poder en Solaria y la dimensión socio-política estaba compuesta por todos los habitantes de Solaria transformados en ciudadanos.

La dimensión social, tenía que ver con cosas como las instituciones y la calidad de las mismas. El origen de las instituciones, desde una lectura psico-social se ubica en el contexto de las personas como sujetos sociales que contamos con un

mundo biográfico lleno de cosas concretas que se va objetivando y se va institucionalizando. Entonces las instituciones venían a ser las soluciones estables a nuestra vida. Así un línea contínua de tipificaciones o conocimiento vamos desarrollando en la medida en que, nuestra vida cotidiana nos enseña lo que otros hacen, como lo hacen, y lo que es legítimo que otros hagan. El acceso que tenemos a las instituciones son las que nos daban el marco de explicación de lo social. Había instituciones deficientes en nuestro

territorio. No alcanzaban para todos. No estaban bien repartidas. Así algunos de nosotros vivíamos en zonas poco pobladas en cuyo territorio solo existía la familia. (la familia es la institución a la cual todos, o casi todos accedemos pero que no es suficiente para hacer sociedad) y en resumen grandes grupos humanos teníamos mucha familia y escuela primaria, poca escuela secundaria, algo de vecinos y nada más.

Si la dimensión social se traduce en instituciones y en lo que ellas muestran de la sociedad y de la realidad, la dimensión social del Desarrollo tiene que ver con el acceso a las instituciones y a las oportunidades que de ellas se derivan; acceso a oportunidades en forma equitativa. La dimensión social se relaciona con la dimensión económica por que es la

que define la calidad de la distribución de los atributos o activos productivos que definen la acumulación de los agentes económicos.

La dimensión política, por su parte se podría describir contentiva de una cara ideológica, una cara relacional y una cara operativa. Pensábamos que la primera definía las otras dos; y por ello pasamos mucho tiempo distraídos definiéndonos si éramos baboristas (también llamados de izquierda) si éramos estriboristas (también llamados de derecha) si teníamos posturas medias y

cuales de estas posturas ideológicas eran las adecuadas para cada una de las subregiones de Solaria. Pero no era cierto. Pasaron

cosas como que un gobierno baborista o con ideología de izquierda actuaba como un gobierno de derecha. Eso nos costo entenderlo y al final comprendimos que aquellas variables estructurales económicas permitían en algunos casos a los políticos ponerse disfraces de algo que no eran para conservar el poder. Este aspecto lo entenderemos mejor mas adelante. Lo cierto es que la dimensión política incluía la cara ideológica muy expuesta y una cara relacional que muchas veces condujo al populismo como

perfil clásico; siendo el populismo la relación perfecta para nuestro territorio, dado su carácter “institucional” y su carácter “económico”. Tuvimos populismo bien institucional o bien carismático. No era el populismo en si mismo el enemigo a vencer. Detrás de él, se encontraba la verdadera causa de esta intromisión desmesurada y asfixiante de una sola forma de relacionarnos con el poder; el muro que nunca vimos hasta hace relativamente poco, sobre el cual el populista lograba su altura. El muro era

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social-institucional y tenía que ver con la calidad de la distribución de los atributos o activos que mencionamos y con las relaciones derivadas de esa calidad. La dimensión política para el desarrollo es la que define el patrón distributivo y la dinámica de crecimiento de la sociedad y eso es lo que delinea junto con la evolución de la renta promedio de la región la superación de

la pobreza, la desigualdad y mayores niveles de bienestar.

De la dimensión socio-política solo nos queda decir que se resume en la relación entre ciudadanos con el poder; es decir,

es la democracia que, como sabemos hace tiempo, es la mejor forma de gobierno. Lo que no sabíamos muy bien, gracias a la herencia des-institucionalizada que nos dejo la república liberada, es que no hay una sola democracia; hay muchas. Desde la más adornada como formas vistosas que por cierto le gusta mucho a la política autoritaria (suele ser muy constitucionalista) hasta la democracia que logra que las ideas de libertad funcionen, no solo que existan. (Como refiere Przewoski de la vieja idea de Rosa Luxemburgo “ El problema no es ser libre, sino poder actuar libremente” pues parece ser que en Neblinis del Norte, aunque se puede

votar, la gente no vota, y no vota porque no le interesa hacerlo. Siendo así una democracia de disfraz accionada por un político de los “mínimos” bailaría feliz pues la ley lo ampara y se desembaraza de esos fastidios democráticos de andar trajinando con gente que piensa diferente a uno).

Nos conformábamos con la democracia constitucional que no es poca cosa, porque para muchas subregiones la violencia y la represión del estado ejercida sobre los ciudadanos en regímenes autocráticos, nos mostraban una cara de Solaria que todavía

nos espanta. Pero ciertamente no es suficiente esta democracia mínima de políticos mínimos para impulsar el desarrollo. Entendimos recién que la democracia es fastidiosa y tormentosa. Por eso, solo los políticos de los “máximos” se atreven a conducirla, y al final nos dimos cuenta que solo ellos contribuyeron al bienestar de esta tierra.

La institución más abstracta, en la teoría, es el Estado. Pero en algunos de nuestros sub-terrritorios pasaban cosas delirantes que luego conceptualizamos como un delirio (era el resultado del ejercicio de una práctica de poder populista que existía por la debilidad de las instituciones) y que haberlo hecho permitió la etapa revisionista que ha dado lugar al progreso de Solaria. Sin ánimo de extendernos presentamos una muestra de cómo el ámbito político lo trajimos hasta nuestra concreción como si fuera

familiar; es decir privatizamos lo público.

A una escolar de Solaria de la tierra del Norte, donde había mucho petróleo ( lo cual constituyo una sociedad rentista no productiva) se le pregunto que era la democracia dibujando lo que se muestra:

Los niños acostumbraban a dibujarse junto a sus madres, padres, hermanos, perros y gatos en ilustraciones domesticas. Lejos de la formalización o abstracción de la política, esta norteña de zona petrolera “acerco un presidente de tal manera que le da la mano” y lo dibuja en su plano familiar. Esto descubrimos no es efecto del sol en nuestras caras, sino del populismo carismático que nos toco vivir.

Recapitulando esta introducción resaltamos que la dimensión socio-política del desarrollo tiene que ver con el acceso a las decisiones que conducen la sociedad, de acuerdo a la expectativa de incidencia que los sujetos sociales proyectan. El desarrollo en

la dimensión socio-política no es, otra cosa, que la democracia. La democracia es el lugar de las aspiraciones. Más bien el lugar de los derechos ejercidos. Pero si son ejercidos, antes fueron deseados y buscados.

Muchos desvíos y calles ciegas cruzamos en el pasado para concluir estas simples ideas. Es costumbre en nuestra tierra,

llenarnos de adornos, siempre con la idea de buscar un espacio singular en el globo.

Pero ¿Cómo logramos el bienestar en Solaria? ¿Para lograrlo necesitábamos una conducción política (A) que orientara el Bienestar

(A)? La realidad nos dijo que no. ¿Necesitábamos entonces una conducción política (A) en una situación sociopolítica (A)? Tampoco lo logramos considerando solo esas dos variables.

Así nos dimos cuenta que faltaba algo, que habíamos ignorado con una fuerza voluntaria e involuntaria para no quedar

atrapados en una de las cosas que más rechazábamos; el reduccionismo económico. Recordemos que antes de estos tiempos

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existieron otros en donde al hablar de desarrollo solo hablábamos de crecimiento económico, eso no resulto, porque alguna regiones crecían y producían pero ese crecimiento no se reflejaba en la población, o al menos no se reflejaba en toda la población.

Por esa razón, como una péndulo, nos fuimos al lado culturalista de las explicaciones y por algún tiempo los pensadores del desarrollo olvidaron relacionar el crecimiento económico con la condición de bienestar y los aspectos socio-políticos. Cierto era que lo nombraban, pero no lo relacionaban del todo. Era explicado solo como condición, pero no como variable que afectaba los

niveles de institucionalización de la sociedad y la calidad del ejercicio democrático de nuestras tierras. No era la variable causal, sino solo interviniente.

Para ser amables con quienes aborrecen el énfasis económico de la conducción del desarrollo, aprendimos a hablar de

sociedades productivas, que son sociedades que tarde o temprano crecen económicamente, o que dicho de otra forma no decrecen sistemáticamente.

Asi entonces para lograr el bienestar, ese del que nos hablan los sabios de la humanización de las sociedades, necesitábamos una sociedad productiva, que tuviera acceso por igual a las instituciones y sus bondades y que promoviera el acceso a las decisiones que los ciudadanos reconocieran como sus derechos.

II.

Solaria era grande, poblada, diversa, desigual. Sobre todo desigual. Y en esa desigualdad, sin ser productiva y sin crecer económicamente apareció la ogrina mayor; la pobreza. Valdría decir que siempre estuvo presente, como variable estructural e implacable. El implacable acompañante de treinta millones de almas, en los años grises de nuestra historia. Cierto que otras partes

del mundo se enfrenta con este mounstruo de mayor tamaño. Pero no calma la ferocidad de nuestra pobreza.

La pobreza instalada en los hogares desde la forma de las casas, desde el abandono de la escuela, desde el trabajo precoz que luego es trabajo precario, desde mala salud y bajos atributos productivos. Habían países que según la medida del IDH tenían

un desarrollo humano bajo porque su número de pobres era monumental; habían otros que eran países duales; la mitad de la población está en pobreza y la otra mitad no. Eso hacía desarrollar una sensación de extrañeza para ambos grupos; como dos países en uno, que solo compartían la calle, porque se procuraron casas con muros muy altos, y vigilancia muy activa, (quienes podían). En otros, solo la elite política y económica podía vivir bien, fueran baboristas o estriboristas eso no variaba; los habitantes

vivían muy lejos del bienestar que tenían los privilegiados.

Recordemos que la democracia tiene que ver con la posibilidad de hacer real lo que deseamos; en el mundo social, no en el

mundo metasocial. Sucedía que los habitantes de una parte del muro aspiraban unos derechos con énfasis distintos a los habitantes del otro lado del muro. Muchas veces el comandador de las diferencias era el político que se quedaba gobernando.

Pero dejemos que sean las experiencias de los testigos de esta era, las que nos permitan recordar como éramos en aspectos

relacionados a la pobreza, el desarrollo y la democracia; es decir en relación al desarrollo social y político de Solaria.

Primera entrevista.

Asesor de políticas públicas sociales. El crecimiento y la equidad ¿Sabemos que el desarrollo es algo difícil de construir, cuales serian las principales lecciones que usted cree, aprendimos del pasado? Como se ha expresado, una de nuestras grandes dificultades fue comprender todas las Solarias que existían en Solaria. Por ejemplo el Banco Global consideraba que Paisinas era una potencia económica “en potencia”. Paisinas es nuestro territorio más grande con mucha población. Pero en Paisinas hay dentro una Paisinas ligada a la potencialidad económica que destaca el Banco Global que no arropa a todo su conjunto. La desigualdad era de las más altas de Solaria, y su desigualdad educativa era considerable. Por esa razón, cabria preguntarse, ¿Con quienes lograría Paisina su desarrollo humano y ampliar el bienestar de su habitantes, si estos habitantes en gran medida no contaban con atributos productivos que hicieran posible mantener y conservar el desarrollo que el impulso económico le brindaba?. El tema de la sostenibilidad del desarrollo, era imperativo. Para ser una sociedad productiva no bastaba con crecer, había que elevar los atributos productivos de las personas. Realmente, uno de nuestros mayores problemas, (que no solo era nuestro, y después lo entendimos al ver problemas de parte del territorio de Oldlidia) era el dilema sobre la riqueza dada y la riqueza potencial. En el marco de las ideas de la riqueza dada, era necesario distribuirla entre los medios de producción (capital, trabajo y propiedad) estableciendo

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un acuerdo de proporciones de ganancias. Pero esas proporciones eran fijas, porque el modelo daba por sentado que la riqueza era algo que estaba allí y que había que repartir, como parte de las acciones legitimas a llevar a cabo por los encargados de la conducción de la sociedad. En la lógica de la riqueza como potencial, el objetivo de la economía era crecer; por lo tanto el acuerdo de las proporciones a repartir contemplaba el crecimiento de las porciones si se “hacían cosas” para ser más productivos; esas cosas impregnadas de tecnología y de proyectos harían que el crecimiento económico formara parte de lo “repartible”. Las acciones futuras y sus productos serian tan repartibles como la producción del presente. Y sobre el largo plazo se efectúan las relaciones productivas. ¿Cual es el problema con creer que la riqueza está dada? El pensamiento de la riqueza dada nunca fue un pensamiento a largo plazo; por ello territorios enteros funcionaron mucho tiempo bajo el espíritu del cortoplacismo, siendo este no un rasgo cultural, sino una estrategia racional derivada de la acción racional equivocada; pensar que las condiciones del presente, nunca cambiarían. Eso sucedió en forma perfecta en nuestra tierra de Petrolia. Algunos petrolianos alertaban sobre la importancia de “sembrar el petróleo” para así construir un desarrollo sostenible, pero la conducción política ignoro este llamado por muchos años, haciéndose cada vez más una sociedad dependiente del petróleo, y por lo tanto no productiva (con la consecuente consolidación de la pobreza estructural). Otras tierras de Solaria eran muy fértiles, en ellas se sembraba lo que fuera con buenos resultados, y el sector pecuario era imponente. Allí, aunque menos que en Petrolia, las condiciones ventajosas del presente, nublaron la necesidad de hacerse más productivo. Parecía mentira, pero el buen presente era una condición con la que había que luchar, para construir un buen futuro, porque el buen presente en sí mismo no garantiza un buen futuro. Las condiciones para la sostenibilidad del bienestar de la población no nos fueron fáciles. Por otro lado, el aspecto geopolítico fue impactante en algunos de nuestros territorios, no solo en el caso de contar con riqueza mineral, sino por ejemplo para los Canalinos, cuya buen posición en el ranking del desarrollo de Solaría en buena parte obedecía a la construcción del Canal que permitía el paso de mercancía de un lado a otro del Globo. Algunas de nuestras tierras no contaban con estas ventajas dadas, y por ello si lograron crecimiento fue por otras razones. El problema de las

ventajas dadas era que precisamente se leían bajo la lógica de la riqueza dada. ¿Porque hay que crecer? Que se necesita para crecer? Para crecer hay que integrar. La dimensión política padeció de dos dolencias; por un lado los estriboristas con su espíritu liberal estaban más interesados en crecer y no en ser equitativos, y los baboristas encasillados en ser equitativos olvidaban la importancia de crecer. Para crecer se necesitan incentivos económicos; porque si no, no vale la pena el crecimiento, se crece para ganar, nadie crece por “gusto”. Los baboristas, no interesados en el crecimiento, sino en la distribución de la riqueza, terminaron mandando en zonas muy pobres o muy desiguales, siendo ellos el referente eterno de lo que pudo haber sido y no fue. El equilibrio necesario entre crecimiento y equidad era un equilibrio difícil. Posturas teóricas, ideológicas fueron la fuente de muchos folios de políticas sociales y económicas a lo largo de todo el territorio. Se llamaban planes de las naciones, se llenaban de explicaciones y contenidos que justificaban el camino que tomaban las políticas que se ejectutaban. Muchas veces, las memorias y cuentas que informaban los gobernantes exageraban el tono ideológico y disminuían el tono ejecutivo de sus acciones porque las acciones no conducían al desarrollo de los pueblos. Las palabras de los gobernantes con frecuencia incluían culpas a gobernantes pasados de sus propias culpas. ¿Entonces, todo se hizo mal? Las políticas de ese entonces, así como las actuales descritas en los planes de desarrollo mostraban siempre la relación entre crecimiento y equidad; se detectaban acciones para crecer (o para conservar la riqueza dada) y acciones para distribuir (identificando población vulnerable, acciones para erradicar la pobreza, acciones para elevar los atributos productivos de las personas en materia de política estructural y en materia de política complementaria). Mucho trabajo técnico de recurso humano calificado engroso una acción social sobre un desarrollo social sostenible. Se lograron cosas. Se cambiaron vidas. El funcionario público eficiente en su trabajo logro micro-victorias que no podemos, y nunca pudimos cuantificar. Pero a grandes rasgos, la pobreza se mantenía estructural en la mayoría de las regiones de Solaria. No en vano, se nos conoció como una de las regiones más desiguales del mundo. Siempre ocupando términos medios en la nomenclatura mundial del desarrollo. Nunca muy abajo y nunca muy arriba, a excepción de tres de nuestros sub-territorios.Un esquema muy útil que comenzó a encaminar los pasos para superar nuestras dificultades, encerraba la multidimensionalidad del desarrollo contemplando el asunto del crecimiento y la equidad, la importancia del ser productivos y crecer económicamente y la importancia de la equidad de las oportunidades. Solo así se iba construyendo la sostenibilidad del desarrollo humano. Segunda entrevista. Investigador público en materia de política social

Las instituciones, las aspiraciones y el populismo.

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Háblenos de su experiencia en Solaria, cuando hacia política social.

En mi recorrido por el territorio más pobre de Solaria, registre muchas entrevistas con personas pobres. Nos encontrábamos asesorando un programa de sustitución de ranchos por viviendas dignas y estábamos censando los poblados para discriminar quienes eran más vulnerables, pues eramos de los que pensábamos que repartir lo mismo a personas diferentes era un acto de inequidad social, y en ese tiempo adversábamos la línea dura del populismo solariano que solo se ocupaba de repartir a quien fuera y como fuera, con tal de salir victorioso una y otra vez en las urnas electorales. ( Nuestra democracia en general era bastante formalista y gracias a un gobernante solariano de la región del Norte nos quedo la posibilidad de que los gobernantes se re-eligieran indefinidamente, lo cual supimos después fue un duro golpe para la democracia de nuestras tierras- algunos como los Gachimas y los Vallenos, con mayor fortaleza institucional no permitieron que eso sucediera en sus regiones, a pesar de que los gobernantes siempre quieren que eso sea posible, porque no hay nada más difícil que despedirse del poder). Este programa de vivienda me permitió comprender la forma de pensar de quienes no contaban con condiciones de bienestar socio-material, los cuales no solo se encontraban en los países de desarrollo bajo (últimos de la tabla) sino que se encontraban en todas las parroquias de Solaria, pues los promedios los que se construyen los índices de desarrollo solo nos hablan de medias y nos hacen invisibles los sectores más bajos por la existencia de los más altos. Entreviste a una señora que vivía en un rancho a diez kilómetros de una zona de quintas de una importante ciudad de Petrolia. Alli, muy cerca se desarrollaban dos mundos muy diferentes.

En pleno auge la idea de que los pobres son pobres por sus valores culturales, estudiamos con detenimiento la esencia del desarrollo humano de Womanfrina, a través de las necesidades y satisfactores humanos. Concluimos que las personas llenamos nuestras necesidades de acuerdo a lo que tenemos acceso y a las instituciones con las cuales nos hemos tropezado en el camino. Nadie deja el mundo social vacio. Todos lo llenamos de acuerdo a lo que conocemos. Hicimos un bosquejo de las bases psico-sociales del desarrollo sostenible y comparamos la huella criolla con ese bosquejo. Además entendimos el concepto de institucionalización difusa, a través de la cual no se puede “ver de lejos”.

Esa des-institucionalización tenía relación con la violencia de ese entonces?

Los pobres se enfrentan a una institucionalidad difusa porque las instituciones formales no existen para ellos. Son excluidos. La diametralmente opuesta situación del incluido frente al excluido mantenía separadas las poblaciones de acuerdo a sus oportunidades. Esa era la génesis de la desconfianza. Algunos de nuestros territorios llegaron a ser los más violentos del mundo. El estado no daba ninguna respuesta a esta realidad. No existía para algunos de nosotros, ningún estado de derecho, porque este no era ejercido por los gobierno, no era demandado en forma articulada por la población. Muchos muertos, muchas armas, lo que se llama “males públicos”.

¿Porque si la gente la pasaba mal, seguían votando por los mismos gobernantes? La lógica del excluido es una lógica consecuente con la lógica del populista. Por esa razón, muchas veces llevamos bolsas de comida a la población más pobre de Solaria y esa misma población era que la que siempre votaba por los gobernantes que gobernaban en el periodo en cual ellos necesitaban de bolsas de comida. Era un circulo ininterrupido de causas económicas que producían las sociales y estas las políticas. Así mismo, las causas sociales interferían en las económicas y el círculo no se rompía.

¿Solos los pobres pensaban así? Uno de nuestros hallazgos en cuanto a las variables institucionales del desarrollo, fue que no solo los pobres eran des-institucionalizados, sino que la sociedad en general adolecía de algunos mínimos necesarios institucionales para lograr la sostenibilidad del desarrollo, tal cual la aspirábamos.

¿Y qué papel juega la democracia en todo esto? Para algunos, nuestros problemas empezaron porque fuimos democráticos antes de productivos. No tenemos forma de saberlo. Lo cierto es que ahora, que somos cada vez más productivos, debemos vigilar cada día de nuestras vidas la democracia. Ella es reversible. Eso nos lo enseño la historia. Hasta que no nos ocupamos de las reformas institucionales y económicas (para incidir en los patrones de distribución y en el crecimiento) que nos hicieron dejar atrás los años oscuros, se lo pedíamos todo a la democracia. Pedíamos cosas imposibles en el ámbito político, siendo que en el ámbito económico e institucional fuimos tan vulnerables. Y esa vulnerabilidad dibujo un tipo de liderazgo político que no contribuyo lo necesario a la superación de la pobreza y la desigualdad de Solaria. Nuestras conclusiones para comenzar a andar hacia el bienestar en un primer momento tuvieron que ver con:

Page 7: Documento de Trabajo SOLARIA

Este documento fue realizado por la socióloga Natalia Sánchez Acosta, como ejercicio para introducir el tema del

desarrollo social en América Latina. Diciembre 2014

2015

(Concluya cinco aspectos centrales del caso de Solaria en relación al desarrollo relacionados con los aspectos sociales, políticos y socio-políticos)