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PÚBLICO DIVULGACIÓN SIMULTÁNEA DOCUMENTO DEL BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA DIVISIÓN DE MEDIO AMBIENTE, DESARROLLO RURAL Y ADMINISTRACIÓN DE RIESGOS POR DESASTRES DICIEMBRE, 2019 Este documento fue preparado por Héctor Valdés Conroy (CSD/RND), con la colaboración de Juan Manuel Murguía (RND/CCR) y la supervisión de Pedro Martel (CSD/RND), Jefe de División. El equipo agradece los insumos recibidos de Coral Fernández (CSD/RND), Ana Ríos (RND/CHO), Carmine Paolo De Salvo (RND/CHA); Santiago Bucaram (RND/CPE); Marion Le Pommellec (RND/CPN); Eirivelthon Lima (RND/CBO); Lina Salazar, Gonzalo Muñoz y Juan José Egas (CSD/RND); Duval Llaguno y Luis Manuel Espinoza (KIC/KLD); Alejandra Durán Bohme (DSP/DCO); Valentina Sequi (KIC/URC); Allen Blackman y Laura Villalobos (CSD/CSD); Carmen Fernández Diez (IFD/CMF), así como los comentarios de varios colegas de CSD/RND. Yolanda Valle (CSD/RND) asistió en la producción de este documento. De conformidad con la Política de Acceso a Información, el presente documento se pone a disposición del público de forma simultánea a su distribución al Directorio Ejecutivo para su información.

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Page 1: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

PÚBLICO

DIVULGACIÓN SIMULTÁNEA

DOCUMENTO DEL BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO

DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA

DIVISIÓN DE MEDIO AMBIENTE, DESARROLLO RURAL Y ADMINISTRACIÓN

DE RIESGOS POR DESASTRES

DICIEMBRE, 2019

Este documento fue preparado por Héctor Valdés Conroy (CSD/RND), con la colaboración de Juan Manuel Murguía (RND/CCR) y la supervisión de Pedro Martel (CSD/RND), Jefe de División. El equipo agradece los insumos recibidos de Coral Fernández (CSD/RND), Ana Ríos (RND/CHO), Carmine Paolo De Salvo (RND/CHA); Santiago Bucaram (RND/CPE); Marion Le Pommellec (RND/CPN); Eirivelthon Lima (RND/CBO); Lina Salazar, Gonzalo Muñoz y Juan José Egas (CSD/RND); Duval Llaguno y Luis Manuel Espinoza (KIC/KLD); Alejandra Durán Bohme (DSP/DCO); Valentina Sequi (KIC/URC); Allen Blackman y Laura Villalobos (CSD/CSD); Carmen Fernández Diez (IFD/CMF), así como los comentarios de varios colegas de CSD/RND. Yolanda Valle (CSD/RND) asistió en la producción de este documento.

De conformidad con la Política de Acceso a Información, el presente documento se pone a disposición del público de forma simultánea a su distribución al Directorio Ejecutivo para su información.

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ÍNDICE

I. EL DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA EN EL CONTEXTO DE LAS

REGULACIONES VIGENTES, LA ESTRATEGIA INSTITUCIONAL Y ACUERDOS

INTERNACIONALES .................................................................................................. 4

II. PRINCIPALES DESAFÍOS DE LA REGIÓN EN EL SECTOR AGRICULTURA ....................... 5

A. Desafío 1. Aumentar la producción ............................................................... 6 B. Desafío 2. Reducir el impacto ambiental .................................................... 14 C. Desafío 3. Reducir desigualdad y pobreza ................................................. 18 D. Desafío 4. Proveer alimentos para una dieta saludable .............................. 20

III. EVIDENCIA INTERNACIONAL SOBRE LA EFICACIA DE POLÍTICAS Y PROGRAMAS EN EL

SECTOR AGRICULTURA ......................................................................................... 21

A. Políticas macroeconómicas y bienes públicos ............................................ 21 B. Políticas para aumentar la producción ........................................................ 25 C. Políticas para reducir el impacto ambiental de la agricultura ...................... 29 D. Políticas para reducir la desigualdad y la pobreza en el sector Agricultura . 36 E. Políticas para promover la provisión de una dieta saludable ...................... 37

IV. LECCIONES APRENDIDAS DE LA EXPERIENCIA DEL GRUPO BID EN EL SECTOR

AGRICULTURA ...................................................................................................... 37

A. Lecciones alineadas con el desafío de aumentar la producción ................. 38 B. Lecciones alineadas con el desafío de reducir el impacto de la Agricultura

en el medio ambiente ................................................................................. 39 C. Lecciones alineadas con el desafío de reducir desigualdad y pobreza en el

sector Agricultura ....................................................................................... 40 D. Lecciones alineadas con el desafío de proveer alimentos para una dieta

saludable .................................................................................................... 41 E. Lecciones transversales y operativas ......................................................... 42

V. LÍNEAS DE ACCIÓN PARA EL TRABAJO DEL GRUPO BID EN EL SECTOR AGRICULTURA

............................................................................................................................ 42

ANEXO: Gráficos y Cuadro

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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SIGLAS Y ABREVIATURAS

AgTech Tecnologías agrícolas (por la expresión en inglés Agricultural Technologies)

ALC América Latina y el Caribe AMP Áreas marinas protegidas BID Banco Interamericano de Desarrollo BID Invest Brazo de inversión en el sector privado del Grupo BID (antes CII:

Corporación Interamericana de Inversiones) BID Lab Laboratorio de innovación del Grupo BID (antes FOMIN: Fondo

Multilateral de Inversiones) BM Banco Mundial CSA Agricultura Climáticamente Inteligente (por sus siglas en inglés:

Climate-Smart Agriculture) ECPI Educación y cuidado en la primera infancia ENT Enfermedades no transmisibles FAO Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la

Agricultura (por sus siglas en inglés: Food and Agriculture Organization of the United Nations)

GEI Gases de Efecto Invernadero I+D Investigación y Desarrollo I+D+i Investigación, Desarrollo e Innovación MIP Manejo Integral de Plagas OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ODS Objetivos de Desarrollo Sostenible PIB Producto Interno Bruto PSA Pago por Servicios Ambientales PTF Productividad Total de Factores SETTA Servicios de extensión y transferencia de tecnología agrícola SFD Documento de Marco Sectorial (por sus siglas en inglés: Sector

Framework Document) SSAVIA Sistemas de sanidad animal y vegetal e inocuidad alimentaria WWF World Wildlife Fund

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RESUMEN EJECUTIVO

La Agricultura1 juega un papel determinante para el futuro del planeta y el bienestar de la población. Si bien el sector se vuelve relativamente más pequeño conforme la economía de los países crece y se diversifica —lo cual podría continuar ocurriendo en los países de América Latina y el Caribe (ALC)—, las proyecciones de crecimiento poblacional y cambio climático, así como el deterioro de los recursos naturales y la alta prevalencia de malnutrición y enfermedades asociadas a la dieta ubican a la Agricultura frente a una serie de desafíos cruciales para el futuro de la humanidad y del planeta. ALC está integrada económica, social y medioambientalmente al resto del mundo, por lo que la Agricultura de la región comparte los desafíos que enfrenta el sector a nivel global, aunque con diferentes magnitudes y características específicas. Para enfrentarlos se requiere tomar acciones no solo en la producción primaria, sino posiblemente en todas las partes de los sistemas alimentarios, desde la finca hasta el punto de venta.

El primer desafío consiste en aumentar la producción para alimentar a una población creciente. Se estima que en 2050 la población mundial será de 9.800 millones de personas y de 780 millones en ALC (aumentos de 29% y 20%, respectivamente, con respecto a las cifras de 2017). La región necesitará producir más alimentos para su población y, al ser la principal región exportadora neta de alimentos, para el resto del mundo. Pero hacerlo se complica por tres factores: (i) la población dedicada a la Agricultura probablemente será menor; (ii) el cambio climático afectará negativamente la productividad agrícola; y (iii) la biodiversidad necesaria para la alimentación y la Agricultura se encuentra en decadencia. Ante ello, el sector Agricultura deberá aumentar su productividad y reducir su vulnerabilidad.

La productividad agrícola de la región ha aumentado a buen ritmo desde 2000 (especialmente hasta el 2011), pero la brecha con respecto a los países desarrollados aún es grande, sobre todo si se excluye de los cálculos a Brasil, Argentina y México, quienes juntos explican más del 80% del incremento. Para aumentar la productividad, la región necesita hacer fuertes inversiones en las condiciones básicas que permiten el desarrollo del sector: infraestructura de riego, transporte, telecomunicaciones, así como servicios de innovación, sanidad animal y vegetal e información y estadísticas, entre otros. Mucho de esto constituye bienes públicos o semi públicos2, por lo que el estado juega un papel fundamental en su provisión, y la evidencia empírica demuestra que invertir en ellos reporta los beneficios más grandes en términos de productividad y crecimiento económico. Además, serán condiciones necesarias para permitir la amplia adopción y el buen aprovechamiento de las nuevas tecnologías digitales y biológicas, que prometen grandes ventajas productivas y medioambientales.

La vulnerabilidad de la Agricultura de ALC tiene varias fuentes. Una de ellas es los eventos climáticos extremos, a los cuales la región está particularmente expuesta y cuya frecuencia e intensidad se espera que aumenten debido al cambio climático. Este último, además, hará que algunas zonas pierdan aptitud agrícola, reducirá las poblaciones marinas a través de la acidificación de los océanos y facilitará la propagación de pestes y enfermedades que afectan a las especies de plantas y animales de producción agrícola.

1 La Agricultura, con mayúscula, se entiende en este SFD en un sentido amplio, que incluye la agricultura

(cultivos), la ganadería, la pesca y la silvicultura. 2 Un “bien público” se entiende como aquel cuyos beneficios: (i) no disminuyen para ninguna persona

cuando otra persona también los disfruta (principio de no rivalidad); y (ii) muy difícilmente pueden físicamente negársele a una persona (principio de no excluibilidad).

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Finalmente, la volatilidad de los mercados es un factor de riesgo adicional para la rentabilidad de las explotaciones agrícolas. Ante ello, el sector Agricultura de la región debe adaptarse al cambio climático y aumentar su resiliencia ante choques climáticos y económicos. La agricultura climáticamente inteligente, las prácticas agroecológicas y diversas nuevas tecnologías —como las variedades resistentes a las sequías— y los seguros agrícolas son herramientas fundamentales para lograrlo.

El segundo desafío es reducir el impacto que tiene la Agricultura sobre el medio ambiente. El 42% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de ALC (3,5% de las emisiones mundiales de GEI) provienen de la Agricultura y el cambio de uso de suelos (cuya principal causa es la Agricultura). ALC es responsable del 47% de las emisiones de GEI provenientes de la deforestación. Más de 800.000 km2 de la selva amazónica (un área equivalente al 90% de la extensión territorial de Venezuela) han sido deforestados para su uso en cultivos y ganadería, lo cual puede estar próximo a alterar los patrones pluviales de la región al sur del Amazonas de forma irreversible. Aunque la región tiene abundantes recursos hídricos, su distribución espacial y temporal a menudo no coincide con la demanda. Ello ha provocado una fuerte expansión del riego (principalmente no tecnificado, con uso poco eficiente del agua), generando escasez en muchas cuencas y sobreexplotación y salinización de acuíferos. La enorme biodiversidad que caracteriza a ALC está cayendo a una tasa acelerada. La pérdida de hábitat (debido al cambio de uso de suelo, causado, a su vez, mayormente por la Agricultura) y la sobreexplotación son las principales razones de que la región tenga el número total más alto de especies de plantas, mamíferos, peces y aves amenazadas.

Ante esta situación la Agricultura requiere implementar cambios fundamentales, a través de la adopción generalizada de tecnologías de punta y de cambios en las prácticas agrícolas. La agricultura de precisión, y las prácticas de agricultura climáticamente inteligente y agroecológicas, son áreas prometedoras. Los Pagos por Servicios Ambientales (PSA) pueden ser un mecanismo efectivo para incentivar la adopción de estas prácticas, aunque es necesario diseñarlos cuidadosamente. Reducir la deforestación es de primordial importancia, por lo que la adecuada gestión de este y otros recursos comunes resulta fundamental. Para tal efecto, es necesario establecer estructuras sólidas de gobernanza, pero aún no hay evidencia muy robusta sobre qué políticas son más efectivas. Finalmente, la producción de alimentos coherente con dietas más saludables se presenta como un factor importante para reducir las emisiones de GEI del sector.

El tercer desafío consiste en reducir la pobreza y desigualdad en el sector. Hacia 2016, 48,6% de la población rural de la región vivía en condición de pobreza y 40% en pobreza extrema, cifras mucho mayores que en las áreas urbanas (26,8% y 7,2%, respectivamente). Además de bajos ingresos, las áreas rurales también presentan importantes rezagos en cobertura de servicios básicos, educación y salud. Los bajos niveles de vida rurales son una causa de la migración rural-urbana, la cual puede resultar en un envejecimiento demográfico de las áreas rurales. Todo ello afecta al sector Agricultura, generando un problema de relevo generacional, de insuficiente adopción tecnológica y perpetuando las condiciones de pobreza al interior del sector. Además de la pobreza, al interior del sector se presentan importantes desigualdades. Las mujeres representan solo el 20% del empleo agrícola, reciben una remuneración sustancialmente menor que los hombres y sus trabajos suelen ser de menor calidad, informales o temporales; además, gestionan una fracción muy pequeña de las fincas (que suelen ser más pequeñas y con tierras de menor calidad) y son propietarias de menos tierras. Finalmente, existen altos niveles de concentración a lo largo de las cadenas de valor

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(desde los mercados de insumos hasta los de exportación), lo cual representa bajos niveles de competencia económica y puede implicar ineficiencias económicas.

Para enfrentar la pobreza de los productores agrícolas se requiere incrementar sus niveles de productividad y reducir su vulnerabilidad. Las políticas y acciones descritas anteriormente para tal efecto pueden ser muy útiles si se procura focalizarlas en los productores con carencias de infraestructura productiva y servicios públicos. Adicionalmente, las políticas que estimulan la adopción de tecnologías pueden resultar efectivas para incrementar la productividad y reducir la pobreza. Sin embargo, en los casos de Agricultura de subsistencia, una solución a la pobreza basada únicamente en la Agricultura no es viable y es necesario implementar programas que combinen características productivas y sociales.

El cuarto desafío del sector es el de proveer los alimentos necesarios para una dieta saludable. Esto quiere decir producir una cantidad suficiente de alimentos que sean inocuos, de buena calidad y con la variedad que una dieta nutritiva requiere. La población mundial enfrenta un grave problema de malnutrición, debido, en parte, a las malas dietas. Estas se consideran el principal factor de riesgo de algunas enfermedades no transmisibles (como la diabetes tipo 2, la cardiopatía coronaria y varios tipos de cáncer) y se estima que fueron la causa del 22% de las muertes de adultos en 2017. En ALC, la población no está ingiriendo una dieta saludable y existe una alta incidencia de enfermedades relacionadas a ello. Parte del problema es que los sistemas alimentarios presentan importantes deficiencias para llevar alimentos variados, nutritivos e inocuos a los segmentos más vulnerables de la población. Existen distintos tipos de acciones que pueden implementarse en los sistemas alimentarios para ayudar a resolver esta situación (el Documento de Marco Sectorial de Seguridad Alimentaria ya presenta una revisión de la literatura empírica relacionada, por lo que se refiere al lector a ese documento).

Los desafíos que enfrenta el sector Agricultura son grandes, pero representan, al mismo tiempo, una oportunidad. La Agricultura es un sector indispensable y el avanzar su desarrollo de forma sustentable e incluyente traerá importantes beneficios sociales, económicos y medioambientales. Para lograrlo, el Grupo BID ofrecerá su apoyo a los países de la región a través de cinco líneas de acción:

1. Fomentar inversiones que contribuyan a incrementar la productividad de la

Agricultura, en consonancia con un manejo sostenible de los recursos naturales.

2. Fomentar una Agricultura sostenible, que reduzca y compense su impacto en el medio

ambiente.

3. Desarrollar e implementar instrumentos que aumenten de manera sostenible los

ingresos de los pequeños productores agrícolas.

4. Apoyar la producción de alimentos necesarios para una dieta saludable.

5. Agenda de conocimiento.

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I. EL DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA EN EL CONTEXTO DE LAS

REGULACIONES VIGENTES, LA ESTRATEGIA INSTITUCIONAL Y ACUERDOS

INTERNACIONALES

1.1 El Documento de Marco Sectorial de Agricultura tiene como objetivo orientar el trabajo que realiza el Grupo BID con los países de América Latina y el Caribe (ALC) en el sector Agricultura. Para los fines de este Documento de Marco Sectorial (SFD, por sus siglas en inglés), la expresión “sector Agricultura” (o “Agricultura”, con mayúscula) se refiere al sector económico que comprende la agricultura (con minúscula para referirse a los cultivos), ganadería, pesca (incluyendo acuicultura) y silvicultura; el adjetivo “agrícola” se refiere a aquello perteneciente al sector Agricultura, a menos que se indique algo distinto.

1.2 El presente SFD considera tanto la producción primaria del sector como los sistemas alimentarios, entendidos como el conjunto de “todos los elementos (medio ambiente, personas, insumos, procesos, infraestructuras, instituciones […]) y actividades relacionados con la producción, la elaboración, la distribución, la preparación y el consumo de alimentos, así como los productos de estas actividades, incluidos los resultados socioeconómicos y ambientales” (HLPE, 2014). Es decir, el SFD de Agricultura toma en cuenta no solo la producción de productos agrícolas y quienes la llevan a cabo, sino también, aunque en menor medida, los distintos aspectos y actores necesarios para que los consumidores tengan, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer una vida activa y sana.

1.3 El SFD también resalta el impacto ambiental que tiene el sector Agricultura sobre el medio ambiente (pérdida de biodiversidad, contaminación de agua y suelos, y emisión de gases de efecto invernadero) y la urgencia de encontrar formas de reducir sustancialmente ese impacto sin dejar de producir los alimentos que necesitará una población más grande.

1.4 Este documento ha sido elaborado en concordancia con el documento “Estrategias, Políticas, Marcos Sectoriales y Lineamientos en el BID” (GN-2670-5), el cual estipula la creación de los SFD. De acuerdo con lo establecido en ese documento, el presente SFD remplaza al SFD Agricultura y Gestión de Recursos Naturales (GN-2709-5) en lo concerniente a Agricultura, abordando, entre los temas de recursos naturales, solo aquellos relacionados con la Agricultura. Los temas de recursos naturales que no están relacionados con la agricultura serán abordados en el SFD de Medio Ambiente y Gestión de Recursos Naturales.

1.5 Este SFD es consistente con la Actualización de la Estrategia Institucional 2010-2020 (AB-3008), la cual identifica la exclusión social, la desigualdad y los bajos niveles de productividad e innovación como desafíos de desarrollo de la región. También está relacionado con la Estrategia para una Política Social Favorable a la Igualdad y la Productividad (GN-2588-4), la cual busca incrementar la eficacia del Banco en la promoción de políticas sociales que aumenten la igualdad y la productividad en la región. Asimismo, está relacionado con los siguientes SFD: Cambio Climático (IDB, 2018a), Medio Ambiente y Biodiversidad (IDB, 2018e), Protección Social y Pobreza (IDB, 2017a), Salud y Nutrición (IDB, 2016b); Seguridad Alimentaria (IDB, 2018c); Transporte (IDB, 2016c); Energía (IDB, 2018d); Agua y Saneamiento (IDB, 2017d); Respaldo para PYME y Acceso

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y Supervisión Financieros (IDB, 2017b); Innovación, Ciencia y Tecnología (IDB, 2017c); e Integración y Comercio (IDB, 2019).

1.6 El SFD de Agricultura está relacionado también con los siguientes Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): ODS1: poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo, pues la pobreza en las áreas rurales está estrechamente relacionada con los ingresos del sector Agricultura; ODS2: poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible, ya que el sector Agricultura es responsable de la producción de los alimentos; ODS3: garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades, puesto que el sector es la principal fuente de ingresos y determinante del bienestar de muchas familias rurales y es, además, determinante de la dieta y nutrición de la población; ODS5: lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, ya que muchas de las acciones apoyadas están encaminadas a mejorar la igualdad de género en el sector; ODS6: garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, pues el sector Agricultura es el principal consumidor de agua; ODS8: promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, ya que el desarrollo del sector contribuye directamente al crecimiento económico y al empleo; ODS10: reducir la desigualdad en y entre los países, pues el sector Agricultura ofrece una oportunidad para mejorar las condiciones de vida de los productores agrícolas y reducir la desigualdad; ODS12: garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles, en tanto que el sector debe transitar hacia una explotación sostenible de los recursos naturales; ODS13: adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos, ya que el sector es un importante emisor de gases de efecto invernadero a la vez que tiene un rol importante en la captura de carbono; ODS14: conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible, pues el sector Agricultura incluye la pesca; ODS15: gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de la biodiversidad, pues el sector Agricultura incluye la silvicultura, además de estar directamente vinculado al cambio de uso de suelos.

1.7 El resto del documento se estructura de la siguiente manera. La Sección II describe brevemente el sector Agricultura y expone los principales desafíos de desarrollo que enfrenta. La Sección III presenta evidencia sobre la efectividad de políticas y programas para hacer frente a los desafíos de desarrollo del sector, identificados en la Sección II. La Sección IV sintetiza las lecciones aprendidas del Grupo BID. Por último, la Sección V incluye las líneas de acción que servirán como referencia al Grupo BID en su apoyo a la región para encarar los desafíos identificados en la Sección II.

II. PRINCIPALES DESAFÍOS DE LA REGIÓN EN EL SECTOR AGRICULTURA

2.1 La Agricultura es un componente esencial de la sociedad. No se trata solo de un sector económico que genera ingresos y emplea trabajadores, sino también de la fuente última de la alimentación y de un elemento cultural fundamental. Al ser una actividad preponderante en las áreas rurales, marcada por factores climatológicos y estacionales, la Agricultura es un determinante del modo de vida rural, y al ser el

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origen de casi todos los alimentos3, está estrechamente vinculada a la salud de la población y a la tradición gastronómica de los pueblos.

2.2 Conforme la economía de los países crece y se diversifica, el sector Agricultura se vuelve relativamente más pequeño. El valor de su producción y el número de personas que emplea pueden ser mayores en términos absolutos, pero, comparado con el resto de la economía, su tamaño decrece (ver Gráfico 1)4. Aunque este fenómeno se presenta en casi todos los países y, por tanto, es de esperar que continúe profundizándose en los países de América Latina y el Caribe (ALC), ello no quiere decir que el sector esté destinado a tener una importancia marginal. Todo lo contrario. Las proyecciones de crecimiento poblacional y cambio climático, así como el deterioro de los recursos naturales y la alta prevalencia de malnutrición y de enfermedades asociadas a la dieta le imponen al sector Agricultura un papel determinante para el futuro del planeta y el bienestar de la población.

2.3 La región ALC está integrada económica, social y medioambientalmente al resto del mundo. Sus sistemas alimentarios forman parte de los sistemas alimentarios globales y comparten los desafíos que a nivel global enfrenta el sector Agricultura, aunque con diferentes magnitudes y características específicas, según se describe más adelante. Estos desafíos son grandes, pero representan, al mismo tiempo, una oportunidad. La Agricultura es un sector indispensable y el avanzar su desarrollo de forma sustentable e incluyente traerá importantes beneficios sociales, económicos y medioambientales.

A. Desafío 1. Aumentar la producción

2.4 La producción de alimentos deberá aumentar sustancialmente para poder alimentar a una población creciente. Se estima que, hacia 2050, la población mundial será un 29% mayor que en 2017 (9.800 millones de personas) y 20% mayor en ALC (780 millones de personas) (UN, 2017). Las estimaciones más aceptadas indican que la producción agrícola mundial deberá aumentar 50% (UNEP, 2019). Esto es un desafío grande al menos por tres razones. La primera es que la proporción de la población dedicada a la Agricultura probablemente será menor (UN, 2018), por lo que se requerirá incrementar la productividad laboral en el sector. La segunda razón es que el cambio climático tendrá un efecto negativo sobre la producción agrícola (tanto por incrementos en la variabilidad climática, incluyendo una mayor frecuencia de eventos climáticos extremos, como por aumentos en la temperatura, cambios en los patrones pluviales, incrementos en el nivel del mar y mayores daños causados por plagas y enfermedades (Campbell et al., 2016; FAO, 2018d; Mall et al., 2017)5. La tercera razón es que la biodiversidad necesaria para la alimentación y la Agricultura6 se encuentra en decadencia, comprometiendo el futuro de la producción agrícola (FAO, 2019c).

2.5 ALC contribuye con poco menos del 10% de la producción agrícola mundial, pero es la mayor región exportadora neta de alimentos. Entre 2010 y 2016, ALC generó el 9% de la producción bruta agrícola, menos que Europa, Asia e incluso

3 La caza y la recolección son otra fuente de alimento, importante para algunos pueblos originarios. 4 Todos los gráficos se encuentran en el Anexo del presente documento. 5 Aunque es posible que en algunas partes del mundo (como Canadá y la Federación Rusa) la producción

agrícola se beneficie por el cambio climático, se espera que el efecto neto a nivel mundial sea negativo (FAO, 2018d).

6 La biodiversidad necesaria para la alimentación y la Agricultura son todas las especies, silvestres y domésticas, de plantas y animales que sirven como alimento humano o animal, combustible o fibra, así como los organismos que apoyan la producción agrícola mediante servicios ecosistémicos (FAO, 2019c).

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Norteamérica. Pese a ello, fue la principal región exportadora agrícola, con el 29% de las exportaciones a nivel mundial (44% de las exportaciones netas positivas; ver Gráfico 2), por lo que juega un papel central para alimentar a la población mundial.

2.6 Las cifras anteriores, por ser agregadas, ocultan la gran heterogeneidad que existe al interior de ALC. Entre 2010 y 2016, por ejemplo, el 71% de la producción de la región provino de solo tres países (Brasil, México y Argentina) y las exportaciones netas estuvieron aún más concentradas (Brasil y Argentina representaron el 80% de las exportaciones netas positivas), mientras que once de los países miembros prestatarios del BID, incluyendo a México, fueron importadores agrícolas netos (ver Gráfico 3). La producción agrícola es importante aun para estos últimos, pues representa, en promedio, alrededor del 55% del consumo doméstico (casi 65% si se excluye a los países del Caribe)7.

2.7 Para contribuir al abastecimiento de los crecientes mercados nacionales e internacionales, el sector Agricultura de la región debe aumentar su productividad y reducir su vulnerabilidad, sobre todo entre productores a pequeña escala.

1. Incrementar la productividad

2.8 La productividad puede aumentar por dos razones: cambios tecnológicos o mejoras en la eficiencia. Lo primero se refiere a la innovación, la implementación de “nuevas” formas de producir (nuevas, al menos, para quien las implementa por primera vez), ya sea mediante el uso de maquinaria, equipos, insumos o técnicas nuevas. Las mejoras en la eficiencia se refieren a la utilización más precisa, con menor desperdicio, de los insumos y factores de producción, incluyendo la tierra, el agua, la mano de obra, las semillas y los agroquímicos, entre otros8.

2.9 Ente 2003 y 2016, la productividad agrícola de ALC tuvo un crecimiento significativo, aunque el proceso se ha hecho más lento desde 2012. Entre 2003 y 2011, la Productividad Total de los Factores (PTF) de la Agricultura de la región creció a un ritmo del 2,2% anual. Entre 2012 y 2016 (fecha hasta la que se tienen datos), su crecimiento se redujo al 1,3% anual, debido a la desaceleración económica en la región y a condiciones internacionales —como el fin del auge de los precios de los commodities y la lenta recuperación de la economía mundial tras la crisis financiera internacional. Aun así, estas tasas de crecimiento de la PTF no son bajas si se las compara con tendencias históricas (Nin-Pratt, 2019), son ligeramente mayores que el promedio mundial9 y se presentan en un contexto de bajo crecimiento de la PTF total de la economía de la región10, mostrando que la Agricultura puede contribuir de forma importante al crecimiento económico.

2.10 El crecimiento de la PTF se debió principalmente al cambio tecnológico, más que a mejoras en la eficiencia. Es decir, la adopción de nuevas tecnologías le permitió a la región aumentar la cantidad potencial de producto que se puede obtener por cada unidad de insumo; sin embargo, la eficiencia en el uso de los

7 Cálculos propios con base en datos de FAOSTAT, 2019. 8 Los cambios tecnológicos y las mejoras en la eficiencia pueden darse durante y después de la producción

primaria (por ejemplo, durante el almacenaje). 9 De acuerdo con cálculos de USDA ERS, la PTF agrícola de ALC creció 5,7% entre 2011 y 2015 (fecha

más reciente en esos cálculos), mientras que a nivel mundial el crecimiento fue de 4,7%. 10 De acuerdo con un estudio reciente, el crecimiento de la PTF de toda la economía fue, en promedio para

ALC, de 0,38% anual entre 2005 y 2015 (Rabanal, 2017).

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insumos tuvo un crecimiento mucho más moderado: del 5% entre 2000 y 2016, contra 30% de crecimiento en el cambio tecnológico (ver Gráfico 4).

2.11 El crecimiento de la PTF regional esconde importantes diferencias entre países en términos de aumentos de productividad y una importante brecha con respecto a países más desarrollados. El crecimiento descrito anteriormente hizo que la brecha de productividad entre ALC y los países de la OCDE pasara del 67% al 59%, principalmente debido al crecimiento de la PTF de Brasil (54% de la contribución), Argentina (18,3%) y México (9,6%). Otros países, en cambio, tuvieron tasas negativas de crecimiento de la PTF (Trinidad y Tobago (-1,6% promedio anual), Belize (-0,9%) y Uruguay (-0,2%)) o inferiores al 1% (Bolivia, El Salvador y Venezuela) (Nin-Pratt, 2019).

2.12 El sector público juega un papel importante en el aumento de la productividad agrícola. A pesar de representar una fracción relativamente pequeña de la inversión total en el sector, especialmente en ALC (ver Gráfico 5), la inversión pública cumple dos funciones importantes: resolver ineficiencias económicas generadas por fallas de mercado y reducir niveles indeseables de desigualdad o pobreza (Mogues et al., 2012). Los mercados suelen fallar en la provisión de bienes públicos o semi-públicos11 (como infraestructura y servicios de sanidad agrícola, investigación y desarrollo), por lo que la intervención del estado es fundamental para su adecuada provisión y así incrementar la productividad. Los siguientes párrafos presentan las deficiencias que enfrenta la región en términos de los bienes públicos o semi-públicos que más afectan la productividad agrícola. La alta heterogeneidad que existe al interior de la región imposibilita hacer una priorización general de esas deficiencias, pues los desafíos que enfrentan los países (e incluso distintas áreas al interior de los mismos) varían significativamente.

2.13 Las estadísticas y la información agrícolas desempeñan una función crítica y reportan grandes beneficios, pues permiten tomar decisiones inversión basadas en evidencia (Gardner, 2004). Esto es crucial para que la inversión pública sea efectiva y resulte en aumentos de productividad y reducción de vulnerabilidad, entre otros. Es importante, entonces, contar con información periódica actualizada sobre el sector agrícola, incluyendo censos y encuestas probabilísticas (FAO, 2017c). Por tal motivo, la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la FAO formularon en 2010 una Estrategia global para mejorar las estadísticas agrícolas y rurales (BM et al., 2010). La aplicación de dicha estrategia en un país incluye una evaluación inicial del sistema de información y estadísticas nacionales. Los 16 países de ALC para los que se tiene información presentan grandes diferencias en la capacidad de sus sistemas: mientras algunos cuentan con sistemas clasificados como fuertes, otros presentan importantes debilidades en las cuatro dimensiones analizadas (ver Gráfico 6).

2.14 Infraestructura de riego. El riego es uno de los mayores determinantes del nivel y estabilidad de la productividad agrícola y una importante medida de adaptación al cambio climático. Una estimación reciente muestra que ALC tiene el 16% de la tierra agrícola mundial, pero solo el 6% del área regada (Meier et al., 2018). Sin embargo,

11 En la literatura económica, los bienes públicos son aquellos que tienen las dos características siguientes:

no tienen rivalidad (es decir, que el beneficio que obtiene un consumidor de ese bien no disminuye el beneficio que obtiene el resto de los consumidores) y no son excluyentes (es decir, que resulta muy difícil impedir que una persona disfrute de los beneficios de ese bien). Estas dos características son una construcción teórica que, en la realidad, se presentan en mayor o menor medida, dando lugar a los llamados bienes semi-públicos.

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dado que sus cultivos, niveles de precipitación y condiciones edafológicas son distintas que en otras regiones, sus necesidades de riego también son distintas. Aun así, un indicador que considera estos factores sugiere que ALC tiene un déficit de riego menor al de Asia y sur de Europa pero mayor al de las otras regiones del mundo (ver Gráfico 7).

2.15 Infraestructura de transporte. La infraestructura de transporte en áreas rurales es fundamental en la productividad agrícola y la reducción de la pobreza (IDB, 2016c), pues permite acceder a insumos a tiempo y a menor costo, evita pérdidas durante el traslado y mejora el acceso a los mercados domésticos e internacionales. En ALC existen importantes déficits en infraestructura de transporte rural, principalmente en términos de calidad. La densidad de caminos muestra niveles medios entre los países de la región y, en algunos casos, comparables a los de otros países con menor extensión territorial (ver Gráfico 8). No obstante, la percepción de la calidad de las carreteras, recogida en el Índice de Competitividad Global (ICG) del Foro Económico Mundial de 2017-2018, en los veinte países de ALC incluidos corresponde a la parte media y baja de la distribución de 137 países (ver Gráfico 9).

2.16 Infraestructura eléctrica. La falta de acceso a una fuente estable de energía eléctrica afecta la productividad de los sistemas alimentarios y la capacidad de integrarse los mercados internacionales. En 2017, el promedio de electrificación rural en ALC era de alrededor de 88% y solo algunos países habían alcanzado una cobertura eléctrica rural superior al 95%, mientras que otros todavía presentaban rezagos importantes (ver Gráfico 10). Además, la calidad del suministro eléctrico es deficiente. El ICG ubica a los países de ALC en un promedio de 4,31 (de un máximo de 7), inferior al 4,77 del resto del mundo.

2.17 Conectividad y tecnologías digitales. La Agricultura se basa cada vez más en la alta tecnología y el conocimiento. Las tecnologías digitales12, en específico, han incrementado la base de información del sector así como la capacidad de transmitirla y procesarla (WB, 2016), por lo que están cambiando todas las partes de la cadena de valor (Rodrigues & Rodriguez, 2013; WB, 2016) y ofrecen una gran oportunidad para incrementar rendimientos, reducir el uso de insumos y reducir el impacto ambiental, entre otros. ALC presenta un nivel bajo de adopción de AgTechs13, inferior incluso al de Asia y África subsahariana (ver Gráfico 11). Además, un informe reciente señala que menos del 5% de los hogares rurales accede al internet debido a la falta de cobertura (Trendov et al., 2019).

2.18 Servicios de sanidad animal y vegetal e inocuidad alimentaria (SSAVIA). Los SSAVIA buscan evitar que haya brotes de pestes o agentes nocivos en los alimentos, ya sea de origen doméstico o externo, que afecten la producción agrícola, el comercio internacional o la salud de los consumidores. Por tal motivo, muchos de los servicios que proveen (como la vigilancia epidemiológica, por

12 Un estudio reciente clasifica las tecnologías digitales agrícolas en cinco categorías: (i) aparatos móviles y

medios sociales; (ii) agricultura de precisión y tecnologías de detección remota (incluyendo el internet de las cosas, la aplicación variable de insumos, los drones y las imágenes satelitales, entre otras); (iii) big data, la “nube”, análisis de información y ciberseguridad; (iv) integración y coordinación (incluyendo el blockchain); y (v) sistemas inteligentes (por ejemplo, la inteligencia artificial) (Trendov et al., 2019).

13 No existe una definición única de la expresión AgTech. Por ser la abreviación de “agriculture technology”, la expresión puede capturar todo tipo de tecnologías, incluyendo las no digitales (como las de edición génica). Sin embargo, hay quienes sostienen que la expresión se refiere a tecnologías digitales (ver, por ejemplo: https://www.weeklytimesnow.com.au/agribusiness/decisionag/agtech-what-the-umbrella-term-really-means/news-story/1779963d380acb1780e85fcd4637a28d) y, en este caso específico, al tratarse de AgTechs móviles, efectivamente se refiere a tecnologías digitales.

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ejemplo), tienen características de bienes públicos. Todos los países de ALC cuentan con SSAVIA; sin embargo, existe una alta heterogeneidad en cuanto a su calidad, según lo revela el número de rechazos de productos agrícolas exportados a Estados Unidos por países ALC, por motivos sanitarios (ver Gráfico 12).

2.19 Investigación y Desarrollo (I+D). El fortalecimiento de la innovación agrícola mediante los procesos de investigación y desarrollo representa una de las soluciones más importantes y duraderas para promover el crecimiento agrícola y reducir la pobreza (Fan, 2008). Las nuevas tecnologías digitales y la biotecnología, en particular CRISPR, tienen un potencial disruptivo en el incremento de la productividad agrícola y es prioritario incentivar su desarrollo en la región con mecanismos que coordinen esfuerzos públicos y privados. Desafortunadamente, la mayoría de los países de ALC invierte poco en I+D agrícola. Brasil, México y Argentina representan el 78% de esa inversión y, junto con Chile y Uruguay, son los que más invierten14 como porcentaje de su PIB agrícola (1,44% en promedio entre 2004 y 2013; ver Gráfico 13), pero, aun en esos casos, la inversión es menor que el 1,8% invertido por los países de la OCDE (excluyendo a Chile y México)15. Además, los institutos nacionales de investigación y desarrollo agrícola suelen tener pocos vínculos con el sector privado para la promoción de la innovación. Por ejemplo, un mapeo reciente de emprendimientos en AgTech en ALC, llevado a cabo por el BID Lab, encuentra que la mayoría son desarrollos puramente privados y provienen de Brasil y Argentina (ver Gráfico 14). De otra parte, los marcos regulatorios también representan un desafío, pues no siempre facilitan el desarrollo de tecnologías de punta (como los desarrollos en biotecnología16) ni están armonizados con los de otros países intra y extra regionales.

2.20 Servicios de extensión y transferencia de tecnología agrícola (SETTA). Estos servicios son uno de los elementos claves para acelerar la innovación agrícolay su provisión puede ser pública, público-privada o privada. La información disponible para la región muestra que los SETTA públicos atienden un número mucho mayor de productores que los privados o mixtos. Por ejemplo, en Paraguay se atienden 112.000 productores con financiamiento del sector público frente a 5.800 del sector privado; en Chile 105.300 frente a 31.000; en Argentina 681.400 contra 115.600; y en Ecuador 198.000 contra 11.700. La inversión en SETTA públicos por agricultor varía desde US$200 anuales (Colombia y Paraguay) hasta más de US$1.000 (Argentina, Chile y Perú). En la mayoría de los países de la región —con el INTA de Argentina como excepción— existe una débil conexión entre la extensión rural y la investigación y los sistemas educativos (FAO & BID, 2016).

2.21 Sistemas de administración de tierras (SAT). Establecer y mantener los derechos de propiedad es un bien público que, entre otras cosas, puede fomentar la inversión e incrementar la productividad. Esto se debe a que reduce el riesgo de perder la tierra a través de la invasión o la usurpación, libera recursos utilizados en la defensa de la tierra, permite que las personas más productivas adquieran tierras y permite utilizar las tierras como colateral para obtener créditos (Besley & Ghatak,

14 Trinidad y Tobago y Barbados invierten una alta proporción de su PIB agrícola (8,67% y 2,09%,

respectivamente, entre 2007 y 2012), pero ello se debe a la pequeña escala de sus economías y se considera que, en términos absolutos, la inversión realizada es muy inferior a la necesaria.

15 Cálculos propios con datos de Agricultural Science and Technology Indicators (ASTI), 2019 (disponible en http://www.asti.cgiar.org/) y de OECD.Stat (https://stats.oecd.org/) (ambos consultados en junio 2019).

16 La leche sin lactosa y la papa que no se oxida, recientemente desarrolladas por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina, utilizando la tecnología de edición de genes, son dos ejemplos.

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2010). En ALC, a pesar de los esfuerzos realizados hasta la fecha, existe una importante fracción del área rural y de productores agrícolas que no cuentan con títulos de propiedad o tienen títulos desactualizados. Aunque no existe información sistematizada al respecto, algunos ejemplos ilustran la situación. En 2012, en Perú, 44,7% de los productores agrícolas no contaba con títulos de propiedad (INEI & MINAGRI, 2013); hacia 2014, en Bolivia, 48% del área agrícola aún no había concluido o empezado un proceso de saneamiento de la tenencia (Colque et al., 2016); en Paraguay, a mediados de la década del 2000, más de 54% de las fincas (y más de 60% de los pequeños productores) carecía de títulos de propiedad (CAN, 2008). Adicionalmente, muchos de los SAT de ALC presentan importantes desafíos, como información incompleta e imprecisa sobre las tierras y poca integración de la misma entre las instituciones de catastro y de registro de la propiedad, y poca capacidad institucional para realizar las cuatro funciones básicas de un SAT moderno (administración de la tenencia, valuación, planeación del uso y desarrollo de la tierra).

2.22 Aceso a financiamiento. Una de las principales restricciones al desarrollo que enfrenta el sector Agricultura en ALC es el bajo nivel de acceso a servicios financieros. En comparación con otras regiones, la población rural de ALC tiene un nivel medio de bancarización (porcentaje de personas de 15 años o más que tienen una cuenta en una institución financiera), pero un nivel bajo de ahorro en instituciones financieras y de utilización de préstamos, tanto formales como informales (ver Gráfico 15). Al interior de la región, existen grandes diferencias entre países para diversos indicadores de acceso a financiamiento (ver Gráfico 16). La provisión de crédito en áreas rurales es limitada debido, en parte, a los riesgos y plazos inherentes de la Agricultura, pero también a las dificultades para obtener información confiable sobre la capacidad de pago de los prestatarios y a la escasez de activos físicos que puedan utilizarse como colateral (Gallardo et al., 2006). En algunos casos, los seguros agrícolas pueden utilizarse como una alternativa al colateral para facilitar el acceso al crédito (Meyer et al., 2017). Sin embargo, como se explica más adelante, el uso de seguros agrícolas también es muy bajo en la región.

2.23 Capital social y asociaciones de agricultores. Otro aspecto en el que la intervención pública puede incidir para aumentar la productividad y ayudar a insertar a los productores a las cadenas globales de valor, es el apoyo a la formación de asociaciones. En ALC, el capital social se convierte a menudo en un factor decisivo en la producción agrícola, en la mejora del acceso a los factores de producción y al crédito, en la adopción de tecnologías y en una mejor participación en las cadenas de valor agrícolas nacionales e internacionales (Abay et al., 2018; Ainembabazi et al., 2016; Okten & Osili, 2004; Salazar & Winters, 2012; Verhofstadt & Maertens, 2014). Esto último ocurre, en parte, a través de la obtención de mayor escala. Al asociarse, los productores adquieren mayor poder de mercado y la capacidad de acceder a mercados mayoristas. A su vez, todo ello puede permitirles contratar servicios especializados (como los de administración) y adquirir productos financieros más sofisticados (como los derivados). Un análisis reciente argumenta que, en ALC, no basta con que los productores agrícolas aumenten su nivel de productividad para conseguir ingresos más altos, sino que deben fortalecer vínculos con otros eslabones de la cadena de valor y con agentes económicos e instituciones que les permitan competir en los mercados nacionales e internacionales (Ardila et al., 2019). Al mismo tiempo y a pesar de ser un resultado económico positivo, el fortalecer la participación en el mercado de los pequeños productores puede entrar

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en tensión con los intereses económicos de actores más preponderantes en las cadenas de valor, cuyo poder de mercado podría verse disminuido. Sin embargo, la información sistematizada en esta materia aún es limitada.

2. Reducir la vulnerabilidad y riesgos en la producción

2.24 Para cumplir con el desafío de aumentar la producción, los sistemas alimentarios de ALC también deben adaptar su capacidad productiva a las nuevas y cambiantes condiciones climáticas, incluyendo los riesgos de eventos climáticos extremos. De acuerdo con diversos estudios, sin modificaciones en los sistemas actuales de producción, el cambio climático traerá reducciones en la productividad agropecuaria17 (CEPAL, 2014; CEPAL et al., 2013; Descheemaeker et al., 2018; Fernandes et al., 2012; Hristov et al., 2018; Myers et al., 2017), disminución en la disponibilidad de agua, perturbaciones en las cadenas de suministro, alteraciones en las condiciones de almacenamiento, así como daños en infraestructura e inaccesibilidad a servicios públicos (FAO & OPS, 2017). Por lo mismo, los volúmenes y patrones de comercio de alimentos también se verán alterados (Ahammad et al., 2015).

2.25 Las pérdidas en productividad vendrán, en parte, a causa de la proliferación de ciertas pestes (Evans et al., 2008; Ghini et al., 2011; Huot et al., 2017), lo cual también afectará la calidad de la producción (Chakraborty & Newton, 2011; Ovalle-Rivera et al., 2015). En Centroamérica, los aumentos en la temperatura posiblemente contribuyeron a la epidemia de roya que causó una reducción de hasta el 25% de la cosecha de café en el ciclo 2012-2013 (CEPAL, 2014). En Colombia, se espera que el cambio climático acentúe la incidencia de plagas y enfermedades en banano, plátano, café, papas, cacao, maíz y yuca (Lau et al., 2010).

2.26 El cambio climático también traerá cambios en la aptitud de las tierras para los cultivos. En Centroamérica, por ejemplo, se espera que las tierras para el cultivo de café, maíz y frijol pierdan aptitud. En el caso del frijol, se espera que el 81% de los municipios hondureños donde actualmente se cultiva pierda su aptitud para el 2030 (Bouroncle et al., 2015). En el caso del café, la altitud óptima para su cultivo será más elevada en 2050 (pasando de 800-1,400 msnm en la actualidad a 1,200-1,600 msnm en Nicaragua (Laderach et al., 2009) y de 900 msnm a 958 msnm en El Salvador (CIAT, 2019)), con lo cual habrá una reducción sustancial de la superficie apta para ese cultivo.

2.27 La disponiblidad del agua será un factor de riesgo acentuado por el cambio climático. Además de traer cambios importantes en los patrones y en la cantidad de precipitación (Fernandes et al., 2012), el retroceso de los glaciares reducirá la disponibilidad hídrica y afectará la producción agrícola en algunas zonas (Handmer et al., 2012; Immerzeel et al., 2010). En Perú, los registros indican desde hace varios años una merma superior al 30% en el área glaciar de la Cordillera Blanca (Schauwecker et al., 2014).

2.28 En la ganadería, se prevé que el cambio climático afecte la cantidad y calidad del forraje, así como la fertilidad del ganado lechero y la energía que el animal dispone para actividades productivas (Hristov et al., 2018). Además, la distribución de patógenos y enfermedades no transmitidas por vectores (como la

17 Los impactos del cambio climático en la productividad agrícola son generalmente negativos, excepto en

zonas de latitudes altas (Myers et al., 2017; Porter et al., 2014; Smith et al., 2017).

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fiebre aftosa, por ejemplo) se verán exacerbados por los cambios en la temperatura y la humedad (van den Bossche & Coetzer, 2008).

2.29 Los recursos pesqueros de ALC están siendo y serán afectados por el cambio climático a través de la acidificación de los océanos y los aumentos de la temperatura superficial y del nivel del mar (E.H. Allison et al., 2009; Ding et al., 2017). La información sobre el subsector pesquero es escasa, no solo en términos de las poblaciones de peces, sino también de la población dedicada a esa actividad. Pocos países de la región cuentan con censos pesqueros y, los que hay, suelen estar desactualizados o ser de baja calidad. Pese a la escasez de información, las proyecciones indican que el cambio climático provocará una redistribución a nivel global de los recursos pesqueros (incluídas las costas de ALC), aumentando el potencial de pesca en más de 30% en las zonas de latitudes altas y reduciéndolo hasta en un 40% en las zonas tropicales (Cheung et al., 2010).

2.30 ALC es una de las regiones más expuestas y vulnerables a desastres naturales. El Índice Mundial de Riesgo de 2018 ubica a 15 de los 26 países miembros prestatarios del Grupo BID entre los dos quintiles (de un total de 172 países) con índice de riesgo más alto (ver Gráfico 17). Por su naturaleza, el sector Agricultura es altamente vulnerable a los eventos climáticos extremos. Entre 2003 y 2013, por ejemplo, las pérdidas del sector por dichos eventos ascendieron a US$80.000 millones (en promedio, un 22% de las pérdidas totales por desastres naturales), de los cuales US$11.000 millones correspondieron a ALC (FAO, 2015). El cambio climático también habrá de exacerbar la intensidad y la frecuencia de los eventos climáticos extremos que afectan a la región (IDB, 2018a), por lo que el sector Agricultura estará aún más expuesto a ellos.

2.31 Además de los riesgos de eventos climáticos (extremos y no extremos), la Agricultura está expuesta a otros riesgos, tanto productivos (brotes de pestes, por ejemplo) como económicos (el cierre de mercados o las variaciones de precios). Para protegerse de todos estos riesgos, los productores agrícolas pueden recurrir a diversas estrategias formales e informales (además de usar mecanismos ex post para lidiar mejor con los efectos). En ALC, las estrategias informales (como la diversificación de cultivos) son la forma predominante de protección contra riesgos. Las estrategias formales incluyen programas públicos (como extensión y provisión de infraestructura) y seguros agrícolas (Iturrioz & Arias, 2010).

2.32 El mercado de seguros agrícolas en ALC aún es incipiente, pero existen señales positivas de desarrollo. En 2014, la tasa de penetración de estos seguros ascendía en promedio a 0,03% del PIB, mayor que en Asia y África, pero menor que el 0,06% de Estados Unidos y Canadá. Además, el mercado está muy concentrado en algunos países. En 2014, Brasil representó el 61% de las primas pagadas en la región, y Argentina y México aportaron otro 15% cada uno. Las tasas de penetración, por otra parte, fueron sustancialmente más altas en Brasil, Uruguay, Paraguay, Argentina, Ecuador y México (en ese orden) que en el resto de los países de la región. En la mayoría de los países, el sector público juega un papel importante en la provisión de seguros o en el reaseguramiento y convive con la participación del sector privado (Swiss Re, 2016). El crecimiento en las primas pagadas en la región y el desarrollo de nuevas tecnologías son señales de que existe una buena oportunidad de desarrollo para los seguros agrícolas en la región (ver IDB, 2017b, para más información sobre el desarrollo de estos mercados).

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B. Desafío 2. Reducir el impacto ambiental

2.33 Un segundo desafío que enfrenta el sector Agricultura es el de reducir el impacto que tiene en el medio ambiente, tanto para mantener la estabilidad climática y la riqueza biológica del planeta, como para poder seguir aumentando la producción de alimentos. Diversos estudios argumentan que el modo de producción agrícola actual es insostenible18 (FAO, 2018c; Searchinger et al., 2018; Tilman et al., 2001). A nivel global, la Agricultura contribuye de forma importante al cambio climático (Poore & Nemecek, 2018; Springmann et al., 2016a; Wollenberg et al., 2016), es la principal consumidora de agua (FAO, 2018c; Hoekstra & Mekonnen, 2011; Siebert et al., 2010) y la principal causante de deforestación (Blaser & Robledo, 2007) y de pérdida de biodiversidad (Dudley & Alexander, 2017; IPBES, 2019).

2.34 A pesar de ello, la Agricultura es el único sector económico19 capaz de proveer un servicio ecosistémico extremadamente valioso: la captura de carbono. Mediante cambios en el uso de suelo que aumenten la cobertura boscosa o distintas prácticas de manejo de los cultivos (como la agroforestería), la Agricultura puede contribuir a mejorar la capacidad de los suelos de capturar carbono. Las ventajas que ello podría traer son grandes, pues se estima que un incremento anual de 0,004% en el carbono capturado en los suelos podría casi neutralizar los aumentos previstos en las emisiones de GEI, permitiendo que el aumento de la temperatura global se mantenga por debajo de los 2 grados centígrados (Orgiazzi et al., 2016). Asimismo, la Agricultura puede ser un contribuyente importante a la seguridad hídrica, mediante un uso más eficiente del agua, así como de una menor contaminación de las fuentes de agua subterráneas y superficiales.

1. Emisiones de GEI20

2.35 En ALC, el sector Agricultura es responsable de una emisión relativamente grande de GEI, si bien su contribución absoluta es moderada. ALC emite aproximadamente 8,3% de los GEI a nivel mundial (CEPAL, 2017). El 42% de esas emisiones (3,5% a nivel mundial) provienen de la Agricultura y el cambio de uso de suelos (cuya principal causa es la Agricultura), apenas debajo de las emisiones del sector energético, que representan el 46%. Como comparación, el equivalente a nivel mundial de esas cifras son 17% y 72%, respectivamente (IDB, 2018a). De acuerdo con cálculos recientes, la Agricultura de la región ha reducido su nivel de

18 Esto quiere decir que, actualmente, el sector Agricultura explota los recursos naturales a un ritmo más

acelerado que el ritmo al cual se renuevan. Si el sistema productivo agrícola no cambia, dichos recursos habrán de agotarse y la producción agrícola no podrá sostenerse y caerá.

19 Existen otras actividades humanas capaces de capturar carbono (por ejemplo, la reforestación). Sin embargo, esas actividades no representan un sector económico en el sentido que no corresponden a actividades cuyos productos o servicios sean comercializables y representen una fuente de ingreso para quienes las desempeñen.

20 Debido a la coincidencia temática, esta sección guarda una estrecha relación con algunos de los temas incluidos en el SFD de Cambio Climático (IDB, 2018a). Ahí también se incluye información relevante sobre las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático en el sector agricultura.

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emisiones de GEI por unidad de producto (ver Gráfico 18); sin embargo, la eficiencia carbónica de la producción ha permanecido estancada (Nin-Pratt, 2019)21.

2.36 La deforestación es una fuente muy importante de emisiones de GEI. Entre 1970 y 2018 se perdieron más de 800.000 km2 de la selva amazónica (un área equivalente al 90% de la extensión territorial de Venezuela). De esa área, 792.000 km2 corresponden a Brasil, donde las cifras más recientes indican un repunte en la deforestación debido, en parte, a un relajamiento en las medidas de fiscalización forestal (IDB, 2018e) (ver Gráfico 19). Un patrón semejante se observa en otros países sudamericanos, motivado por la conversión de bosques para pastura y agricultura de gran escala (Bolivia), el nuevo acceso a tierras que anteriormente eran zonas de conflicto (Colombia) y la agricultura a pequeña escala (Perú) (Weisse & Goldman, 2019)22. Entre 2000 y 2018, la cobertura boscosa de ALC cayó 9%, principalmente por los cambios de uso de suelo en Brasil (ver Gráfico

20) y se ha acelarado en los últimos años (Elverdin, 2018; Graesser et al., 2015). Con ello, ALC es responsable del 47% de las emisiones mundiales de GEI provenientes de la deforestación (IDB, 2018e).

2.37 Otra fuente importante de emisiones de GEI es la ganadería. Este subsector, además de ser el principal causante de la deforestación en la región23, emite más GEI que el subsector ganadero de cualquier otra región del mundo (IDB, 2018a), especialmente el rubro bovino, que representa alrededor de 68% de esas emisiones. Las emisiones de GEI de la ganadería en ALC se han desacelerado, pasando de un un ritmo de crecimiento del 1% anual entre 2003 y 2011 al 0,6% anual entre 2012 y 2016 (Nin-Pratt, 2019).

2. Agua

2.38 ALC está dotada de abundantes recursos hídricos, pero el cambio de uso de la tierra y el crecimiento de la Agricultura los están minando. Aunque la región comprende solo 15% de la superficie terrestre, contiene 30% de los recursos de agua dulce del planeta (UNEP, 2010). Sin embargo, la distribución espacial y temporal de dichos recursos a menudo no coincide con la demanda. De acuerdo con la FAO, las extracciones de agua en la región se duplicaron durante la última década y actualmente están aumentando a una tasa mayor que el promedio mundial. En consecuencia, las medidas per cápita de la disponibilidad y calidad general del agua están cayendo en toda la región (IPBES, 2018). Por otra parte, las proyecciones sugieren que la demanda regional de agua aumentará 55% hacia el 2050 y la de agua con fines agrícolas entre 59% y 127% (de Fraiture & Wichelns, 2010), lo cual provocará que 40% de la población de ALC se establezca en cuencas

21 La eficiencia carbónica mide el nivel de emisiones de GEI que resulta de utilizar cierto nivel de insumos

en la producción. El hecho que haya caído el nivel de emisiones de GEI por unidad de producto y la eficiencia carbónica haya permanecido estancada quiere decir que, con un mismo nivel insumos, se está produciendo más (debido a una mayor eficiencia técnica o al cambio tecnológico), pero se sigue emitiendo la misma cantidad de GEI. Una situación de este tipo ocurre cuando la producción aumenta por reducción de pérdidas, pero se sigue utilizando la misma cantidad de fertilizante, la cual resulta en el mismo volumen de GEI.

22 Algunos estudios advierten que la pérdida de cobertura boscosa en la selva del Amazonas podría llegar a un grado en que los niveles de humedad y precipitación no serían suficientes para sostener un bioma selvático y este se degradaría a una sabana (Boers et al., 2017; Lenton et al., 2008; Lovejoy & Nobre, 2018; Nepstad et al., 2008; Piotrowski, 2019), lo cual alteraría irreversiblemente los patrones pluviales de la región al sur del Amazonas.

23 En 2010, el cambio de uso de suelos hacia la ganadería causó el 70% de la deforestación en la región, mientras que hacia los cultivos comerciales como la soya causó el 14% (IDB, 2018e).

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bajo estrés hídrico severo (OECD, 2012b) y que se exacerben los conflictos por el uso del agua entre distintos sectores (Rodriguez Allende et al., 2013). Dado que el 72% de las extracciones de agua dulce en la región tiene un fin agrícola (UNEP-WCMC & IUCN, 2016), estos desafíos están estrechamente vinculados al sector.

2.39 La expansión del riego no tecnificado24 está teniendo impactos sensibles en los recursos hídricos de ALC. Fomentado por una gran variabilidad espacial y temporal en la disponibilidad de agua, el riego se ha expandido a un paso anual de 250.000 ha durante los últimos 50 años, observándose a la vez que 26 de unas 77 cuencas analizadas recientemente mostraran un grado severo de escasez de agua durante al menos un mes por año (UNEP-WCMC & IUCN, 2016). También por el riego, varios de los acuíferos de la región enfrentan problemas de sobreexplotación y salinización, especialmente en zonas áridas —como algunas partes de Chile, Argentina, México y Perú— y en algunas islas del Caribe (Agrovoz, 2018; Nurse et al., 2014; Ringler et al., 2000). La causa de la sobreexplotación no es necesariamente la expansión de los sistemas de riego per se, sino del marco de incentivos y políticas de gestión del agua. En el norte de México, por ejemplo, Scott (2009) reportó que los subsidios a la energía eléctrica con fines de bombeo para riego resultó en la sobreexplotación de varios de los acuíferos de la zona.

2.40 La contaminación resultante de la agricultura también está afectando la calidad del agua. Una buena parte del fertilizante —cuyo uso ha incrementado rápidamente en toda la región (FAO, 2017b)— termina corriendo hasta las vías de agua, contribuyendo a su eutrofización y, consecuentemente, al notorio crecimiento de las “zonas muertas” en las costas de ALC (Wolosin & Harris, 2018)25. La ganadería también es una fuente importante de contaminación del agua, en este caso orgánica y patógena (FAO, 2018a). Entre 1990 y 2010, esta contaminación se ha incrementado en aproximadamente dos terceras partes de todos los tramos de río de América Latina, África y Asia (UNEP, 2016) y se espera que siga aumentando en la región (FAO, 2019b).

3. Degradación de suelos

2.41 Aproximadamente 14% de la degradación de suelos ocurre en ALC, principalmente a causa de la erosión acuática, la Agricultura y la deforestación (FAO, 2018a). Además de la deforestación, otro factor importante de degradación de los suelos es la contaminación por pesticidas (Niemeyer, Chelinho, & Sousa, 2017) y otros agroquímicos. ALC es la región con el uso más elevado de pesticidas, con un promedio de más de 8kg/ha entre 2010 y 2014, mientras el resto del mundo utilizó, en promedio, 3.7kg/ha (ver Gráfico 21).

4. Biodiversidad

2.42 América Latina y el Caribe es una región megadiversa, pero ha perdido parte de esta biodiversidad a una tasa acelerada. ALC alberga 11 de los 14 biomas terrestres del planeta y seis de sus países están entre los 17 más biodiversos del

24 El riego no tecnificado es aquel que ofrece poco control sobre la cantidad de agua que recibe la planta

(esencialmente, las técnicas de riego por gravedad, las cuales hacen un uso muy ineficiente del agua). El riego tecnificado comprende las técnicas de aspersión y goteo.

25 Desde 1950, las zonas muertas se han cuadruplicado en tamaño y su número se ha multiplicado por diez. De mantenerse esta tendencia, es probable que los ecosistemas marinos colapsen, lo que en última instancia podría causar daños sociales y económicos irreversibles (Breitburg et al., 2018). Un estudio calcula que estos últimos podrían oscilar entre los 200 y 790 mil millones de dólares al año (UNDP, 2012).

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mundo (Blackman et al., 2014). Tan solo la selva del Amazonas contiene más del 40% de la biodiversidad del planeta (UNEP-WCMC, 2016). Además, en la región se ubican dos de los ocho centros de origen de cultivos en el mundo (Hummer & Hancock, 2015). Sin embargo, el World Wildlife Fund reporta que, entre 1970 y 2014, las poblaciones de vertebrados en ALC cayeron un 89%, la caída más grande entre los cinco ámbitos biogeográficos en los que el estudio divide al mundo (WWF, 2018). Más allá de los vertebrados, ALC es la región con el número total más alto de especies (de mamíferos, plantas, peces y aves) “amenazadas”, según la clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) (ver Gráfico 22). 65% de las contribuciones de la naturaleza a la población de ALC están decayendo (IPBES, 2018).

2.43 La principal amenaza a la biodiversidad en ALC es la pérdida de hábitat, seguida por la sobreexplotación, el cambio climático, contaminación y las especies invasivas (Blackman et al., 2014; IPBES, 2018). La pérdida de hábitat se debe, predominantemente, al cambio de uso de suelo, el cual es causado, sobre todo, por la agricultura y la urbanización (IPBES, 2019). La expansión de la infraestructura también representa una amenaza a la biodiversidad, tanto por la deforestación y la fragmentación de hábitat, como porque puede abrir nuevas áreas naturales a distintas amenazas resultantes de la actividad humana. La expansión de la red de caminos que facilita la expansión de la frontera agrícola es un claro ejemplo de ello e implica la necesidad de sopesar los beneficios de dicha expansión con los costos medioambientales.

2.44 El cambio de uso de suelo afecta no solo la diversidad de plantas y de macro fauna, sino también, importantemente, de los organismos que habitan en los suelos y de los insectos. Además de proveer diversos servicios ecosistémicos (incluyendo la captura de carbono), eliminar la contaminación de los suelos y suprimir la transmisión de algunas enfermedades, la biodiversidad de los suelos es necesaria para la Agricultura, pues es clave para la producción y calidad nutricional de los alimentos (FAO, 2019c; WWF, 2018).

2.45 La sobreexplotación pesquera es otra fuente importante de pérdida de biodiversidad en ALC. América del Sur, rodeada por las regiones del Pacífico Sudoriental y el Atlántico Sudoccidental, se encuentra entre las áreas más sobreexplotadas (61,5% y 58,8% de las especies en sobreexplotación, respectivamente), solo por detrás del Mediterráneo (con 58,8%) y el Mar Negro (62,2%) (FAO, 2018e). La sobreexplotación pesquera es un problema particularmente grave para los ecosistemas costeros y marinos de ALC, así como una causa importante para la pérdida de biodiversidad en la región. En buena medida, este problema se debe a la pesca excesiva por parte de flotas pesqueras extrarregionales alrededor o dentro de las zonas económicas exclusivas de los países ribereños de la región, aprovechando las dificultades que padecen estos países para proteger las áreas cercanas a aguas internacionales (Kadie, 2018; Pauly et al., 2014). La sobreexplotación no solo produce daños irreparables e irreversibles a los stocks marinos y costeros de la región, sino que también representa pérdidas económicas de aproximadamente US$20 mil millones por año (The World Bank, 2017). Adicionalmente la actividad pesquera tiene una dimensión social muy importante, pues es el sustento de aproximadamente 2.5 millones de personas en la región (FAO, 2018e).

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2.46 La acuicultura puede ser una solución para cerrar la brecha entre una creciente demanda y una decreciente oferta de alimentos acuáticos, pero se debe poner atención en la presión que impone sobre los ecosistemas. Dados los problemas que enfrentan los recursos marinos, la oferta de alimentos acuáticos está disminuyendo y se espera que esa tendencia empeore. Al mismo tiempo, el aumento de la población y de su poder adquisitivo implican que la demanda de esos productos habrá de aumentar. Para cerrar esa brecha, la acuicultura ha sido propuesta como una posible solución, pero, para lograrlo, su producción tendría que aumentar 49,2% en ALC (35,8% a nivel global) entre 2016 y 2030 (FAO, 2018e). Ese crecimiento, no obstante, podría acarrear riesgos medioambientales. En ALC, el crecimiento de la producción acuícola ocurrido entre 2000 y 2015 (de más de 200%) ha ido acompañado de una importante presión sobre diversos ecosistemas de la región —en especial, sobre los manglares— (FAO, 2016; Wurmann, 2017).

C. Desafío 3. Reducir desigualdad y pobreza

2.47 En ALC, muchos productores agrícolas y, en términos más generales, buena parte de la población rural, viven en condiciones de pobreza. En 2016, aproximadamente 48,6% de la población rural de la región vivía en condiciones de pobreza y un 40% en condiciones de pobreza extrema (FAO, 2018b)26. A pesar de que la pobreza rural ha caído significativamente en la mayoría de los países de la región, los niveles todavía son altos, especialmente en algunos países, como Haití, Honduras, Guatemala y Nicaragua (ver Cuadro 1). La pobreza en el sector Agricultura (es decir, la pobreza de aquellos hogares cuya principal ocupación o fuente de ingreso es la Agricultura) y la pobreza rural no son lo mismo, pero están estrechamente relacionadas en la medida que la economía rural y la Agricultura se afectan mutuamente.

2.48 La Agricultura es, en muchas ocasiones, el principal motor de las economías rurales. El auge o declive del sector tiene repercusiones inmediatas en las comunidades rurales, lo cual lleva a que la Agricultura sea un canal muy efectivo para el combate a la pobreza. Varios estudios han encontrado que el crecimiento de la Agricultura es de 2,5 a 2,7 veces más efectivo en términos de reducción de pobreza que el crecimiento del PIB no agrícola, en especial en los países menos desarrollados (Bravo-Ortega & Lederman, 2005; Christiaensen et al., 2011; Christiaensen & Martin, 2018; Foster & Valdés, 2010; Ivanic & Martin, 2018; Ligon & Sadoulet, 2007; World Bank, 2007).

2.49 Las áreas rurales de ALC padecen múltiples rezagos, que pueden afectar la productividad de la Agricultura, particularmente entre pequeños productores. En ellas, la lejanía de los núcleos económicos y la baja densidad poblacional afectan la calidad y el acceso a los servicios públicos como caminería, educación, salud, agua potable, saneamiento, electricidad y telecomunicaciones. Por ejemplo, en educación, los países de ALC invierten menos en las escuelas rurales que en las urbanas y los estudiantes rurales tienen menor desempeño y menores niveles de matriculación (IDB, 2016a; OECD et al., 2018). En servicios básicos, el 12%, el 16% y el 64% de los habitantes de áreas rurales de la región sigue sin tener acceso a electricidad, agua potable y saneamiento mejorado, respectivamente, contra el 1%, el 3% y el 12% en áreas urbanas (OECD et al., 2018; The World Bank, 2019). Las deficiencias de infraestructura de comunicaciones y transporte dificultan el acceso a los mercados, tanto de insumos como de productos, reduciendo los ingresos

26 Mientras tanto, en las áreas urbanas, la tasa de pobreza era de 26,8% y la de pobreza extrema 7,2%.

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agrícolas. También existen brechas importantes en cuanto al acceso al financiamiento (ver sección II.A). Aunado a estas brechas, en más de la mitad de los países de la región se observa un envejecimiento de la población rural, con un incremento relativo del grupo etario de más 50 años más rápido en las zonas rurales que en las urbanas (ver Gráfico 23). Entre 1997 y 2017 la población rural cayó del 25,8% al 19,6% de la población total y la fracción del empleo total que corresponde al empleo rural cayó a un paso más acelerado (28% para el caso de los hombres y 40% para el caso de las mujeres27). En este contexto, dado que el 80% de las explotaciones agrícolas en ALC (más de 60 millones de personas) se clasifica como agricultura familiar (FAO, 2014; IICA, 2016), los factores que afectan las condiciones de vida de las familias rurales también afectan al 80% de las explotaciones agrícolas de la región28.

2.50 También se manifiestan brechas entre sexos. Las mujeres tienen mucho menor acceso a la tierra, al crédito, los insumos e incluso a la asistencia técnica en ALC (OXFAM, 2016). En el ámbito laboral, la desigualdad de género también es más aguda en las áreas rurales. En ALC, las mujeres representan solo el 20% del empleo agrícola (FAO, 2019a), reciben una remuneración sustancialmente menor que los hombres y sus trabajos suelen ser de menor calidad, informales o temporales (OECD, 2018b)29. Las mujeres también reciben menos servicios de extensión: solo el 5% de esos servicios a nivel mundial (FAO, 2011b). Entre 2003 y 2013, las mujeres de 15 países latinoamericanos solo gestionaban alrededor del 20% de las fincas (desde un 8% en Belice y Guatemala, hasta un 30% en Chile, Jamaica y Perú) y dichas fincas solían ser más pequeñas y con tierras de menor calidad (FAO, 2017a). Las mujeres también son propietarias de menos tierras. En siete países de ALC, las mujeres eran dueñas de entre el 12,7% (Perú) y el 32,2% (México) de las tierras agrícolas30. En la mayoría de los países en desarrollo, las mujeres rurales enfrentan mayores limitaciones de acceso a servicios financieros que los hombres (FAO, 2011b). En Colombia, por ejemplo, solo el 8% de las mujeres rurales tienen acceso al crédito31.

2.51 El sector también presenta importantes desigualdades en los poderes de mercado. Si bien predominan las explotaciones de agricultura familiar, en la región se observa un nivel alto de concentración en las exportaciones, mercados de insumos y otros puntos de las cadenas de valor alimentarias. Por ejemplo, una sola empresa exporta el 61% de las bananas colombianas y dos más el 39% restante (Baquero-Melo, 2017). En el caso del total de exportaciones latinoamericanas de bananas, sólo tres compañías explicaban más del 80% de las

27 World Bank Open Data, 2019. Disponible en: https://data.worldbank.org/ 28 Esto ocurre cuando los mercados no son “completos” (lo cual suele ser el caso en las áreas rurales de

los países en desarrollo) (Arias et al., 2013; FAO, 2014; Singh et al., 1986). Cuando los mercados son incompletos, los productores no siempre pueden adquirir en el mercado todos los insumos y factores de producción que necesitan (incluyendo, por ejemplo, financiamiento y mano de obra). Por ese motivo, los miembros del hogar pueden ser empleados irremplazables y los ahorros familiares la principal fuente de financiamiento de las inversiones en la finca.

29 Parte del problema es la escasez de instituciones de Educación y Cuidado en la Primera Infancia (ECPI), que en muchas ocasiones obliga a las mujeres a permanecer en casa cuidando a los niños (OECD, 2018b), aunque los factores culturales y sociales también juegan un papel importante (Contreras & Plaza, 2010) y podrían ayudar a explicar la baja demanda de ECPI.

30 FAO Gender and Land Rights Database, 2019, disponible en: http://www.fao.org/gender-landrights-database/en/

31 DANE, Encuesta Nacional de Calidad de Vida, 2014, disponible en: https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/pobreza-y-condiciones-de-vida/calidad-de-

vida-ecv

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exportaciones en 2003 (Arias et al., 2003). Algo similar ocurre con la soya, donde cinco empresas representan más del 80% de las exportaciones de soya de Argentina. En Brasil, cuatro empresas representan el 66,7% de las exportaciones de jugo de naranja concentrado (Briones & Rakotoarisoa, 2013). El nivel de concentración que se observa en los mercados de insumos agrícolas es aún mayor. A nivel mundial, solo seis empresas controlan más del 75% del mercado de semillas y más del 94% de pesticidas (Berne Declaration & EcoNexus, 2013; Mooney & ETC Group, 2015; OECD, 2018a). En el caso de los fertilizantes, 10 empresas cuentan con el 41% del mercado, en veterinaria animal, diez empresas representan el 81% (Fuglie et al., 2011; Hernandez & Torero, 2018; Mooney & ETC Group, 2015) y en maquinaria agrícola 12 compañías representan más del 60% del comercio mundial (Elverdin et al., 2018; Fuglie et al., 2012). Encontrar evidencia causal sobre los posibles efectos perniciosos de la concentración en los sistemas alimentarios es complejo. Un estudio para varias ciudades en Chile encuentra que la concentración en el mercado minorista de alimentos genera un incremento en los precios y que los aumentos de precios no resultan en la entrada de nuevos competidores (Gonzalez & Gomez-Lobo, 2007). Es necesario, sin embargo, aumentar el conocimiento sobre los efectos que estas tendencias tienen en la eficiencia del sector y en el bienestar de los productores y consumidores. También es importante tomar en cuenta que los esfuerzos para reducir las desigualdades en el poder de mercado pueden implicar una tensión entre los intereses económicos de los actores con mayor preponderancia y los del resto, lo cual representa un desafío de política importante.

D. Desafío 4. Proveer alimentos para una dieta saludable

2.52 Un cuarto desafío que enfrenta el sector Agricultura es el de contribuir a la salud pública a través de la alimentación. La población mundial enfrenta un grave problema de malnutrición, en sus tres manifestaciones principales: desnutrición, carencia de micronutrientes y sobrenutrición (sobrepeso y obesidad). La malnutrición afecta a una de cada tres personas en el mundo, contribuye con el 45% de las muertes de niños menores a cinco años y la desnutrición aguda y crónica de muchos otros (lo cual afecta negativamente su desempeño escolar y económico). Es también el principal factor de riesgo de varias enfermedades no transmisibles (ENT) (Global Panel on Agriculture and Food Systems for Nutrition, 2016a; Lim et al., 2012; Springmann et al., 2016b; Willett et al., 2019; World Cancer Research Fund/American Institute for Cancer Research, 2018). En 2017, entre 10 y 12 millones de muertes (22% de todas las muertes de adultos) se debieron a las malas dietas (Afshin et al., 2019).

2.53 La malnutrición es un problema de inseguridad alimentaria y, como tal, ha sido abordado en el SFD de Seguridad Alimentaria (IDB, 2018b). Sin embargo, se recoge aquí brevemente porque el sector Agricultura tiene el desafío de contribuir a la seguridad alimentaria proveyendo los alimentos coherentes con una dieta saludable. Esto quiere decir producir no solo una cantidad suficiente de alimentos (en términos de contenido calórico), sino también que dichos alimentos sean inocuos, de buena calidad y con la variedad que una dieta nutritiva requiere32.

32 Los sistemas alimentarios contribuyen a las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria

(disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad de los alimentos), pero ello no implica que todo el problema de inseguridad alimentaria o su solución recaiga en ellos, pues existen otros factores importantes ajenos, como el ingreso de las personas. Para una discusión completa, ver el SFD de Seguridad Alimentaria (IDB, 2018c).

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2.54 ALC enfrenta un fuerte problema de malnutrición. En la región, y a veces incluso dentro de un mismo hogar, conviven la desnutrición, las deficiencias de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad. Una de las principales razones detrás de esto es que la población no está ingiriendo una dieta saludable (HLPE, 2018; Swinburn et al., 2019; Willett et al., 2019), sino una dieta deficiente en frutas, verduras, fibra y granos enteros, y excesiva en carnes procesadas, carnes rojas y bebidas azucaradas (ver Gráfico 24). Las causas de ello pueden ser múltiples e incluir factores mayormente ajenos a los sistemas alimentarios —como la urbanización, el ingreso y la información que tienen los consumidores sobre qué constituye una dieta saludable—, pero existen otros factores pertenecientes a los sistemas alimentarios que afectan la dieta de las personas, tales como el precio, la mercadotecnia, la disponibilidad y la accesibilidad de los alimentos, así como las regulaciones comerciales y agropecuarias (OPS, 2014).

2.55 En ALC los sistemas alimentarios presentan importantes deficiencias para llevar alimentos variados, nutritivos e inocuos a los segmentos más vulnerables de la población (Arias Carballo & Coello, 2013). A menudo los alimentos menos nutritivos, o incluso nocivos en el largo plazo, son los más accesibles. Una investigación para ALC encuentra que el consumo de comida y bebida ultraprocesadas, las cuales están fuertemente asociadas al aumento de peso y a la obesidad, ha incrementado sustancialmente en la región, sobre todo en los países de menores ingresos (OPS, 2015). En otras ocasiones, la disponiblidad de alimentos puede ser limitada en cantidad y variedad, particularmente entre los niños del quintil más pobre y en especial en zonas indígenas (IDB, 2018c).

III. EVIDENCIA INTERNACIONAL SOBRE LA EFICACIA DE POLÍTICAS Y

PROGRAMAS EN EL SECTOR AGRICULTURA

3.1 Este capítulo presenta una revisión de la literatura empírica sobre la efectividad de diversas políticas que afectan el desempeño del sector Agricultura —y de los sistemas alimentarios, en términos más amplios. La selección e implementación de políticas con base en evidencia empírica cobra particular importancia dados los desafíos que enfrenta el sector. El capítulo está estructurado en cinco secciones. Las secciones B, C, D y E están dedicadas a las políticas que pueden implementarse para enfrentar cada uno de los cuatro grandes desafíos analizados en el capítulo anterior. Antes de presentar estas políticas, el capítulo inicia con una discusión de políticas transversales a los cuatro desafíos.

A. Políticas macroeconómicas y bienes públicos

3.2 Las políticas macroeconómicas (monetaria, fiscal, cambiaria y comercial) son en buena medida responsables del éxito de las políticas sectoriales y del desempeño general de la economía, incluyendo el sector Agricultura. Siguiendo a Diaz-Bonilla (2015), las políticas macroeconómicas afectan al sector Agricultura a través de varios canales. Por un lado, afectan los ingresos de la población y los precios relativos entre productos domésticos y externos, por lo que son determinantes en la demanda de los productos. Por otro lado, los niveles y cambios en los precios macroeconómicos (como el tipo de cambio, la tasa de interés y los salarios) definen los incentivos relativos entre las distintas actividades económicas, incluyendo la agrícola. Además, los impuestos y las transferencias (subsidios) son determinantes de los ingresos. Un tercer canal es el efecto que tienen estas políticas sobre la disponibilidad y los precios de los insumos, lo que

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afecta la producción primaria del sector y la operación de las cadenas de valor. Un cuarto canal consiste en la influencia que tiene la política fiscal en la capacidad del estado para invertir en la provisión de bienes públicos rurales y destinados al sector Agricultura. Finalmente, las políticas macroeconómicas pueden evitar (o causar) crisis económicas, las cuales afectan el crecimiento, la pobreza, la seguridad alimentaria y el crecimiento potencial de la economía. Por supuesto, las políticas macroeconómicas más conducentes al desarrollo económico en general (y del sector Agricultura, en particular) dependen de las circunstancias específicas de cada país y del contexto internacional en el momento en que se tomen. Sin embargo, es necesario resaltar la importancia de un entorno macroeconómico estable y libre de distorsiones, que provoque asignaciones eficientes de recursos, como condicionante del desarrollo del sector Agricultura y de la efectividad de las políticas sectoriales.

3.3 Las políticas macroeconómicas son sumamente relevantes para la seguridad alimentaria. La seguridad alimentaria tiene cuatro dimensiones: la disponibilidad de alimentos, el acceso a los alimentos, la utilización de los alimentos y la estabilidad alimentaria (IDB, 2018c). Las políticas macroeconómicas afectan todas esas dimensiones. Primero, dado el efecto que tienen en los precios relativos y en los ingresos de la población, afectan el acceso a los alimentos. Segundo, a través de su efecto en el comercio internacional, afectan la importación y exportación de alimentos y, por tanto, la disponibilidad de los mismos. Tercero, las políticas fiscal y comercial (principalmente, pero no únicamente) pueden afectar los precios relativos de los alimentos y, por tanto, su demanda y utilización. Por último, al ser determinantes de la estabilidad general de precios, las políticas macroeconómicas también afectan la estabilidad de la disponibilidad, el acceso y la utilización de los alimentos.

3.4 En ALC, la política comercial es ampliamente utilizada mediante la imposición de impuestos y restricciones a las importaciones que resultan en precios domésticos más elevados. Estas intervenciones ofrecen un apoyo vía precios de mercado a los productores domésticos. Sin embargo, también generan incentivos perversos que evitan que los productores aumenten su nivel de productividad o que transiten hacia rubros de producción más rentables. Además, estas medidas perjudican a los consumidores, incluyendo personas en condición de pobreza y malnutrición. El uso de medidas comerciales varía mucho de un país a otro. Un análisis reciente con datos de Agrimonitor revela que Chile, Brasil, México y Uruguay las utilizan poco (representan menos del 25% del total del apoyo que dan al sector Agricultura), mientras que la mayoría de los países andinos (con la excepción de Perú), centroamericanos y del Caribe las utiliza ampliamente, dedicando a ellas entre el 34% y el 93% de todo el apoyo del estado al sector (Díaz-Bonilla y De Salvo, 2019).

3.5 Las políticas de inversión pública en el sector Agricultura pueden dividirse en dos clases: inversiones en bienes públicos e inversiones en bienes privados. Los bienes públicos rurales —como la infraestructura rural (riego y drenaje, caminería, electricidad, etcétera), la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), la sanidad agropecuaria, la información y estadísticas, la administración de tierras

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y la gobernanza de los recursos comunes33— proveen condiciones esenciales para el desarrollo de los mercados y de las actividades productivas privadas, las cuales constituyen la gran mayoría de la producción agrícola, y benefician a un número grande de productores. Sin embargo, debido a diversas fallas de mercado (externalidades, no excluibilidad y no rivalidad de los bienes, información imperfecta, competencia imperfecta, y fallas de coordinación), no pueden ser provistos de forma eficiente o suficiente por actores privados, por lo que la inversión pública se vuelve necesaria (Mogues et al., 2012). Los bienes privados, por su parte, suelen ser más sencillos y menos costosos de proveer, pero sus beneficios son capturados casi por completo por quien los recibe.

3.6 Entre las políticas sectoriales, la inversión pública en bienes públicos rurales suele ser más efectiva y rentable que el financiamiento de bienes privados. Diversos estudios indican que tan solo una redistribución del gasto público en ALC, de bienes privados hacia bienes públicos rurales, incrementaría el valor agregado agrícola per cápita (Anríquez et al., 2016; R. López & Galinato, 2007), contribuiría a la reducción de la pobreza y reduciría los efectos negativos en el manejo de los recursos naturales (Islam & Lopez, 2011; R. López & Galinato, 2007; Lopez & Palacios, 2014; Sills et al., 2015). Coherente con esto, los cambios en la composición del gasto público rural parecen ser más importantes que los aumentos en su magnitud (R. López & Galinato, 2007): una reasignación de 10 puntos porcentuales del gasto agrícola, de subvenciones privadas a bienes públicos, podría llevar a un aumento de 5% de los ingresos agrícolas per cápita en el largo plazo (Anríquez et al., 2016). Otros estudios han encontrado que los subsidios privados tienen altos costos de oportunidad en comparación con las inversiones en bienes públicos (Allcott et al., 2006; Fan et al., 1999, 2000). En línea con estos hallazgos, los retornos a la inversión en infraestructura rural, I+D+i agrícola y educación rural suelen ser mayores que los de la inversión en bienes privados (Fan et al., 2008; Foster et al., 2011; Lopez, 2004).

3.7 La información disponible sugiere que los países de ALC pueden mejorar la composición de la inversión pública en el sector Agricultura. Por una parte, muchos de los países de la región dedican más de la mitad de la inversión pública en el sector a financiar bienes privados (ver Gráfico 25). Una redistribución de esa inversión hacia bienes públicos rurales les traería mayores beneficios económicos a sus sectores Agricultura. Por otra parte, la intensidad de la orientación agrícola (gasto agrícola como porcentaje del gasto total, dividido por el PIB agrícola como porcentaje del PIB total34) en la región se ha mantenido entre 0,31 y 0,37 desde 2010, mientras que otros países en desarrollo presentan un nivel de 0,38 y los países desarrollados 1,25. Esto implica que los países de ALC están dedicando relativamente menos recursos al desarrollo agrícola que otros países en desarrollo y desarrollados (Diaz-Bonilla & De Salvo, 2019).

3.8 La provisión de bienes públicos de manera simultánea genera sinergias que aumentan el impacto de las inversiones. Un estudio en Perú mostró que el acceso a dos o más servicios de infraestructura al mismo tiempo tenía impactos

33 No todos los elementos de la lista son bienes públicos puros. Los servicios de sanidad agropecuaria, por

ejemplo, pueden proveer bienes mixtos o incluso privados (como la certificación); la infraestructura de riego, por otra parte, es un bien de clubes. Sin embargo, en su mayoría se trata de bienes que tienen un grado alto de no excluibilidad o de no rivalidad y que, por tal motivo, el mercado no los provee de forma eficiente.

34 Si la intensidad de la orientación agrícola es mayor (menor) a 1, la fracción del gasto gubernamental en agricultura es mayor (menor) que la fracción del sector agricultura en la economía.

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más que proporcionales en el ingreso de los hogares (IDB, 2018b). La FAO y el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, entre otros, han estado trabajando en enfoques para gestionar el nexo importante entre las intervenciones en agua, energía y alimentos para mejorar la efectividad de las intervenciones (Bizikova et al., 2014; Hoff, 2011; IDB, 2018b), lo cual requiere complejos mecanismos de coordinación intersectorial (IDB, 2018b). Desde una perspectiva operativa, la experiencia parece sugerir que estas intervenciones deben ser coordinadas territorialmente para lograr dichas sinergias35. Ante la variedad de bienes públicos en los que el estado puede invertir, sus costos y la escasez de recursos, resulta importante desarrollar mecanismos eficientes de priorización. En este sentido, una participación representativa e incluyente de los productores y de la sociedad civil, tanto a nivel territorial como a nivel nacional, puede resultar crucial36.

3.9 Bajo ciertas circunstancias y durante un tiempo limitado, los subsidios inteligentes pueden ser un instrumento complementario de política focalizada. Pese a las ventajas anteriores, la inversión en bienes públicos carece, por lo general, de inmediatez y capacidad de focalización. Como medida complementaria, los subsidios inteligentes pueden ser un instrumento adecuado de apoyo focalizado e inmediato. Se les denomina “inteligentes” porque, a diferencia de los subsidios comunes que buscan mantener artificialmente bajo el precio de algún bien o servicio (como insumos o maquinaria, por ejemplo), los subsidios inteligentes no distorsionan los precios ni, por lo tanto, las decisiones de inversión en esos mercados (Minde et al., 2008). Adicionalmente, suelen contar con sistemas transparentes de monitoreo y focalización. Estos instrumentos suelen basarse en la entrega de vouchers o cupones con los cuales los beneficiarios pueden adquirir en el mercado insumos, maquinaria, asistencia técnica y seguros. De ese modo, para grupos específicos de productores que enfrentan múltiples restricciones a su desarrollo —como restricciones de liquidez e insuficiente acceso al crédito, acceso limitado a mercados y a información, y altos costos de transacción, entre otros (Feder et al., 1985)—, los subisidios inteligentes pueden ser un estímulo productivo temporal pero sustantivo.

3.10 Existe evidencia de que los subsidios inteligentes pueden ser efectivos. En comparación con los subsidios destinados a alterar los precios, los subsidios inteligentes generan menos distorsiones en los mercados. De hecho, pueden contribuir al desarrollo de los mercados de insumos o tecnologías focalizados en los productores pobres (Tiba, 2011). De ese modo, los subsidios inteligentes evitan algunos de los problemas asociados con la provisión de subsidios directos, como el restringir la inversión privada y retrasar la adopción de tecnologías más eficientes, entre otros (IARNA & FAUSAC, 2013; Jayne & Rashid, 2013; The World Bank, 2013). Por tanto, los subsidios inteligentes pueden usarse para sustituir a otros subsidios más distorsionantes, manteniendo el apoyo a esos productores y permitiendo el desarrollo de los mercados. La evidencia empírica muestra que los subsidios inteligentes han impulsado la adopción de tecnologías productivas, logrando aumentos en la productividad, en los ingresos y en la serguridad

35 Esto es justamente lo que propone el desarrollo territorial rural (DTR), el cual puede definirse como “un

proceso de transformación productiva e institucional de un espacio rural determinado, cuyo fin es reducir la pobreza rural” (Schejtman & Berdegue, 2004). La Agricultura, al ser una actividad económica preponderante en el ámbito rural, juega un papel fundamental en esa transformación productiva.

36 Las “mesas ejecutivas”, en Perú, y las “mesas sectoriales”, en Argentina, son dos ejemplos de mecanismos de diálogo público-privado.

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alimentaria de pequeños productores en Argentina, Bolivia, Nicaragua y Uruguay (Flores et al., 2014; Mullally & Maffioli, 2014; Rossi, 2013; Salazar et al., 2015), así como en Nigeria, Kenya y Malawi (Awotide et al., 2013; Chibwana et al., 2010).

3.11 Los subsidios inteligentes deben concebirse como instrumentos temporales y focalizados. Pese a sus ventajas, estos instrumentos no resuelven las restricciones estructurales que enfrentan los productores; solo las alivian temporalmente. Tampoco pueden concebirse como un instrumento generalizado de política sectorial, pues las inversiones en bienes públicos tienen retornos muy superiores. Por tanto, al emplear subsidios inteligentes es importante contar con una clara estrategia de salida para evitar su permanencia más allá del tiempo necesario. Este aspecto es un área en la que se requiere mayor conocimiento, al igual que la verificación de la efectividad y efectos distributivos de estos instrumentos. Asimismo, es necesario profundizar el conocimiento sobre los beneficios (y la forma más efectiva) de combinar los estímulos productivos con transferencias condicionadas para apoyar a los productores en condiciones de pobreza.

B. Políticas para aumentar la producción

1. Medidas para aumentar la productividad

3.12 Los rendimientos en las inversiones en I+D+i agrícola consistentemente han resultado muy rentables, no solo en ALC. Inclusive, en los casos que se ha hecho la comparación, las inversiones en I+D+i agrícola han producido mayores ganancias en términos de productividad que las inversiones en riego, extensión y subsidios a los fertilizantes (Diaz-Bonilla, 2015)37. En el caso de ALC, la evidencia sugiere que las inversiones en investigación agrícola están estrechamente relacionadas con los aumentos en el crecimiento económico, el desarrollo agrícola, el crecimiento en la productividad y la reducción de la pobreza (Diaz-Bonilla, 2015; IAASTD, 2009).

3.13 Los mecanismos de extensión permiten reducir brechas de productividad y aumentar los ingresos. La extensión agrícola puede tener altas tasas de rendimiento (Jin & Huffman, 2016). La evidencia muestra que, en muchos contextos rurales, las mujeres y los agricultores pobres tienen un acceso más limitado a los servicios de extensión y la diseminación de tecnología, aunque pueden obtener los mayores beneficios (Ragasa et al., 2012). Sin embargo, un estudio reciente en Brasil encontró que la extensión rural —especialmente la privada— aumenta el ingreso de los hogares rurales, pero aumenta la desigualdad de ingresos (Freitas et al., 2018). Pese a ello, aún se requiere más conocimiento e información sistemática sobre el alcance y efectividad de los servicios de extensión en ALC.

3.14 La baja de los costos de transporte y la calidad del mismo afectan el acceso a los mercados de bienes y servicios. La evidencia empírica sugiere que la

37 Estos hallazgos deben tomarse con cuidado, pues están basados en tasas internas de retorno cuyos

supuestos intrínsecos pueden arrojar sobreestimaciones. Una revisión sistemática de 2.242 inversiones en R&D utilizando tasas internas de retorno modificadas, encuentra que los rendimientos de esas inversiones son del orden del 9,8% anual, en lugar del 39% anual previamente estimado (Hurley et al., 2014). Además, los beneficios de estas inversiones tardan décadas en materializarse completamente (Pardey et al., 2016). La tasa interna de retorno modificada (MIRR, por sus siglas en inglés) difiere de la tasa interna de retorno (IRR) en que esta última supone que las tasas de interés se mantienen constantes a lo largo de la inversión. Es decir, a diferencia de la IRR, la MIRR no supone que los flujos de efectivo intermedios pueden ser invertidos (o pedirse prestados) a la misma tasa de interés que la inversión inicial.

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inversión en carreteras y autopistas tiene un efecto importante en el aumento de los ingresos rurales (R. Ali et al., 2015; Khandker & Koolwal, 2011; Mu & van de Walle, 2011). Específicamente, la mejora de la infraestructura vial rural (caminos secundarios y terciarios) se asocia con una mayor producción (Dorosh et al., 2012; Khandker & Koolwal, 2011; Tong et al., 2013), mayor consumo de los hogares (Dercon et al., 2009; Stifel et al., 2012), impacto positivo en el empleo (Rand, 2011) e ingresos más altos (Escobal & Ponce, 2008; Webb, 2013).

3.15 El acceso al riego aumenta el rendimiento de los cultivos. Diversos estudios confirman que la irrigación aumenta los ingresos y el consumo de los hogares agrícolas (Dillon, 2011; Hagos et al., 2012; Wood et al., 2004). En Perú, la construcción y rehabilitación de infraestructura de riego aumentó el consumo de los hogares en un 17%, el valor de la producción en 72% y las ventas en 83% (Del Carpio et al., 2011). En Bolivia, el programa PRONAREC aumentó los ingresos de los hogares beneficiarios (entre 35% y 45%), las ventas (20% a 30%) y el valor de la producción (60% a 70%), además de haber fomentado la adopción de tecnologías complementarias (C. A. López et al., 2017).

3.16 Un factor clave en la sostenibilidad de los proyectos de riego es la recuperación de costos. Un desafío importante que enfrentan los proyectos de construcción o rehabilitación de infraestructura de riego es conseguir que los usuarios cubran los costos de operación y mantenimiento de la infraestructura para, de ese modo, garantizar la sostenibilidad del sistema. La experiencia de varios proyectos de este tipo implementado a finales de los 1990 y principios de los 2000 indica que los siguientes aspectos son clave para mejorar la recuperación de costos: (i) transferir la gestión del sistema a una organización financieramente autónoma; (ii) establecer un sistema de incentivos para el cobro y pago de tarifas; (iii) asegurar un alto grado de transparencia en la gestión del sistema; y (iv) promover la participación de los usuarios en la gestión (Easter & Liu, 2005).

3.17 Aumentar la seguridad sobre la tenencia de la tierra genera importantes resultados económicos. La regularización de la tenencia de la tierra rural suele aumentar la seguridad sobre la misma y, de ese modo, causa incrementos en la inversión, la productividad y los ingresos de los productores agrícolas (Lawry et al., 2014). Estudios en Nicaragua y Perú muestran efectos positivos en la inversión agrícola, la productividad, los ingresos e incluso en la inversión en agua, saneamiento y electricidad en los hogares (Aldana & Fort, 2001; Antle et al., 2003; Deininger & Chamorro, 2004; Foltz et al., 2000; Meeks, 2018; Torero & Field, 2005). Los programas de regularización también pueden facilitar el acceso al crédito, al permitir el uso de la tierra como colateral; sin embargo, la evidencia empírica no confirma esta hipótesis, lo que sugiere que estos programas deben considerar la operación del mercado crediticio para aumentar su impacto (M. R. Carter & Olinto, 2003).

3.18 La regularización de la tenencia de la tierra debe ser vista como un insumo para la conformación de Sistemas de Administración de Tierras (SAT) efectivos. Los SAT modernos cumplen cuatro funciones básicas: administración de la tenencia de la tierra (para lo cual es importante contar con una situación de regularidad tenencial en el territorio), valuación, planeación del uso de la tierra y

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desarrollo de la tierra (Williamson et al., 2010)38. Contar con un SAT eficiente y completo es importante para darle sostenibilidad a la regularización de la tenencia de la tierra y a los beneficios económicos que derivan de ello, pero también es importante desde un punto de vista recaudatorio y para poder cumplir los objetivos de desarrollo del territorio que se plantee un país, como la definición y conservación de áreas naturales protegidas, por ejemplo (Conroy et al., 2014).

3.19 Las tecnologías de la información mejoran el acceso al conocimiento y a información oportuna de mercado. Algunos estudios sobre Perú encuentran que el acceso a teléfonos en áreas rurales elevó el valor de la producción agrícola en un 16%, redujo los costos de producción en un 23% (Beuermann, 2015) y, sumado con el acceso a internet, aumentó la participación de los agricultores en el mercado y la probabilidad de vender en el mercado extranjero (Salas Garcia & Fan, 2015). El acceso oportuno a información sobre precios de mercado de los principales cultivos elevó en un 13% los precios a los cuales los productores beneficiarios vendieron sus cultivos y en un 12% la probabilidad de vender sus cultivos (Nakasone, 2013). Como lo muestra una extensa literatura para África, las tecnologías de información y comunicación pueden facilitar los servicios de extensión agrícola y profundizar el uso de aplicaciones digitales en el uso de tecnologías agropecuarias.

3.20 Promover la asociatividad aumenta el capital social, la gestión de bienes comunes y las posibilidades de insertarse a las GVCs. El acceso al capital social, a través de asociaciones, empodera a los productores y reduce los costos de transacción. Desde la perspectiva de los costos de transacción para las fincas, en el caso de los productores mexicanos, el acceso a las organizaciones de productores tuvo un efecto positivo en la producción (Key et al., 2000). También hay evidencia de que el acceso al capital social facilita la adopción de tecnologías y prácticas ambientalmente sostenibles (Ainembabazi et al., 2016; Muange, 2015; Munasib & Jordan, 2011), así como el acceso a insumos (Abate et al., 2014; Ainembabazi et al., 2016; Francesconi & Ruben, 2012) y mejora la eficiencia técnica y el rendimiento de los cultivos (Abdul-Rahaman & Abdulai, 2018). Pese a lo anterior, hay una agenda abierta de conocimiento en torno a la asociatividad en ALC: los factores que determinan su formación, sostenibilidad y efectividad en aumentar la productividad y el ingreso de los productores, así como en mejorar su integración a las cadenas de valor nacionales e internacionales. Asimismo, existe una amplia agenda de conocimiento en cuanto al funcionamiento de las cadenas de valor y las consecuencias económicas de sus niveles de competencia económica.

3.21 Facilitar el acceso al crédito en áreas rurales aumenta la productividad y los ingresos de los productores agrícolas. La evidencia empírica encuentra, en varios países, que el acceso al crédito aumenta la productividad y las ganancias de los pequeños productores agrícolas (Fletschner et al., 2010; Guirkinger & Boucher, 2008; Karlan et al., 2014), así como su propensión a invertir y a

38 Algunas características de un SAT moderno que pueden mejorar su eficiencia y eficacia son la

conformación de un registro de la propiedad completo, interconectado o integrado a un catastro multifinalitario que cuente con la participación coordinada de las principales entidades públicas y privadas con injerencia sobre el territorio. Por su parte, los procesos de regularización se benefician del uso de técnicas de alindamiento georreferenciadas, metodologías participativas de esclarecimiento de derechos, mecanismos de resolución de conflictos y formalización por titulación y registro (Conroy et al., 2014).

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incrementar sus ventas (Bueso-Merriam et al., 2016)39. Los activos físicos colateralizables, como una tierra titulada, son valorados por los productores agrícolas. Como muestra, un estudio reciente en Bolivia encontró que las tierras ganaderas tituladas y colateralizables tienen un valor por hectárea 3% mayor que tierras semejantes, tituladas pero no colateralizables (Murguia et al., 2018).

3.22 Los programas de sanidad animal y vegetal e inocuidad alimentaria reducen pérdidas y facilitan el acceso a nuevos mercados. En Perú, un programa de erradicación de la mosca de la fruta benefició a productores frutícolas de todos tamaños, aumentando la producción de fruta en un 65%, mejorando el valor de la producción en 15% y aumentando la proporción de fruta vendida en un 19% (Salazar et al., 2016). Además, el mejor estatus sanitario de Perú aumentó su poder de negociación con otros países, lo cual creó oportunidades para vender en los mercados internacionales (GRADE, 2010). En Uruguay, la obtención del estatus libre de fiebre aftosa sin vacunación, en 1996, hizo que el valor de las exportaciones de carne aumentara en más del 50%, produciendo ganancias anuales adicionales de alrededor de US$110 millones por exportaciones a los EE.UU., la apertura comercial a los países del Pacífico y un ahorro de US$8 millones al año en costos de vacunación (Knight-Jones & Rushton, 2013; Otte et al., 2004). Según estimaciones recientes, a nivel mundial, las enfermedades transmitidas por los alimentos afectaron aproximadamente a 600 millones de personas y causaron la muerte prematura de 420.000 en 2010 (Jaffee et al., 2019). Se estima que estas enfermedades representaron un costo equivalente a US$95 mil millones, lo cual podría ser mayor si se incluyen las pérdidas de mercado derivadas del rechazo en los países de destino (o de la mala reputación generada por la venta) de productos contaminados por agentes causantes de enfermedades. De otra parte, en la medida que aumenta la integración del sector a las GVCs, los sistemas de trazabilidad se convierten en un elemento clave para reducir los riesgos de producción y distribución de alimentos contaminados. Los países de ingreso medio tienen una brecha de inversión en esta materia (Aung & Chang, 2014; Jaffee

et al., 2019).

2. Medidas para reducir la vulnerabilidad

3.23 El riego es una forma efectiva de reducir los riesgos de sequía o variabilidad pluvial (Dillon et al., 2014; Olayide et al., 2016), por lo que es una medida efectiva de adaptación al cambio climático. Sin embargo, esta virtud debe ser contrapuesta con sus costos e impactos sobre la disponibilidad de agua. En la India, los productores agrícolas han invertido en riego para adaptarse a menores precipitaciones durante el monzón, pero esto les ha permitido recuperar no más de 9% de las ganancias perdidas por el deterioro climático (Taraz, 2017). Para evitar que el riego pueda traducirse en una sobreexplotación de los recursos hídricos, es necesario que vaya acompañado de un marco adecuado de incentivos y políticas de gestión del agua encaminadas a aumentar la eficiencia en el uso del agua.

3.24 Los seguros agrícolas pueden ser un instrumento efectivo de protección financiera contra riesgos climáticos. Aunque estos mercados están poco desarrollados en ALC, los seguros indizados o paramétricos ofrecen una oportunidad de realizar un cobertura eficiente contra riesgos climáticos. Hasta

39 Una metaevaluación, no obstante, encuentra que existen casos específicos (ciertas cadenas de valor o

grupos de productores) en los que estos efectos no se presentan (Nankhuni & Paniagua, 2013).

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ahora, estos instrumentos han tenido poca demanda, por lo que a menudo el estado ha intervenido para promover su adopción. Sin embargo, una mejor medición de los riesgos con base en las nuevas tecnologías digitales y de teledetección, así como un mejor diseño de los contratos podrían mejorar su aceptación entre los productores. En cualquier caso, es posible que estos instrumentos sigan siendo costosos para los pequeños productores de la región, por lo que algunos autores señalan la importancia de combinarlos con otras tecnologías reductoras de riesgos, como el cultivo de variedades resistentes (M. Carter et al., 2017).

3.25 Existe una amplia variedad de medidas de adaptación del sector Agricultura al cambio climático, desde medidas incrementales hasta transformativas. Las primeras incluyen la Agricultura climáticamente inteligente (CSA, por sus siglas en inglés), el uso de insumos resilientes (como las variedades tolerantes a la sequía), el acceso a infraestructura de riego y diversos servicios (por ejemplo, los de información climatológica, la asistencia técnica y el manejo y transferencia de riesgos), el mejoramiento de las actividades de post-cosecha y procesamiento (como el acceso a la infraestructura de almacenamiento), el mejoramiento en el acceso a mercados y la implementación de acciones climáticamente inteligentes, como redes de protección social y campañas de educación (Fanzo et al., 2017; Loboguerrero et al., 2019).

3.26 La CSA incluye una serie de tecnologías con potenciales beneficios productivos y ambientales que “de forma sostenible aumenta la productividad y la resiliencia (adaptación), reduce o elimina gases de efecto invernadero (mitigación) y mejora el logro de las metas nacionales de seguridad alimentaria y de desarrollo” (FAO, 2013). Entre las tecnologías de la CSA se incluyen prácticas agroecológicas como la rotación de cultivos, la labranza mínima o siembra directa y la agroforestería y ganadería silvopastoril (Corsi et al., 2012; Fernandes et al., 2012; IDB, 2018a; Khatri-Chhetri et al., 2017; Loboguerrero et al., 2019).

C. Políticas para reducir el impacto ambiental de la agricultura

3.27 Para ser sostenible, la agricultura requiere implementar cambios fundamentales. Por un lado, esos cambios pueden fomentar transformaciones incrementales, a través de la intensificación sostenible de sistemas de producción. La agricultura de precisión, por ejemplo, mediante el uso mínimo y focalizado de insumos (como agua, fertilizantes y pesticidas) puede reducir la emisión de GEI y minimizar la contaminación de aguas y suelos (Walter et al., 2017). Por otro lado, los cambios pueden ser más transformativos, a través de enfoques agroecológicos40.

3.28 La agroecología se promueve cada vez más como alternativa para contribuir a la transformación de los sistemas alimentarios. Esta práctica consiste en la aplicación de principios ecológicos a la agricultura. Busca crear sistemas alimentarios equitativos y agroecosistemas más productivos, resilientes y ambientalmente sostenibles, mediante el aprovechamiento, mantenimiento y mejoramiento de los servicios ecosistémicos. Algunos principios agroecológicos son la diversificación de especies, variedades y razas a nivel de parcela, finca y

40 La agroecología y la CSA tienen aspectos en común, pero no son lo mismo. La agroecología busca

replicar el funcionamiento y los niveles de biodiversidad de los ecosistemas naturales. La CSA, en cambio, no tiene ese énfasis ecosistémico e incorpora los sistemas de monocultivo así como el uso de variedades resistentes a herbicidas y semillas modificadas genéticamente, entre otras tecnologías (Pimbert, 2015).

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paisajes; la gestión de hábitats para la biodiversidad; el control biológico de plagas; la mejora de la estructura y salud del suelo; la fijación biológica de nitrógeno; y el reciclaje de nutrientes y residuos.

3.29 La agroecología puede reducir la vulnerabilidad climática, incrementar la productividad y mejorar la seguridad alimentaria de los productores. Aunque la evidencia aún es incipiente, dos revisiones de la literatura empírica encuentran que las fincas agroecológicas con sistemas diversificados tienen rendimientos (medidos en términos de land equivalent ratio) superiores a los de sistemas de monocultivo, sobre todo en fincas pequeñas (Adidja et al., 2019; Pretty & Bharucha, 2015). En Guatemala, se ha encontrado que los productores que implementan prácticas agroecológicas tienen mayor disponibilidad de alimentos e ingresos que otros productores (Calderón et al., 2018). En Nicaragua, los productores que adoptaron prácticas agroforestales, silvopastoriles y de manejo sostenible de suelo aumentaron su productividad, mejoraron su seguridad alimentaria y redujeron su vulnerabilidad ante fenómenos climáticos extremos, en particular las sequías asociadas al fenómeno El Niño (De los Santos & Bravo Ureta, 2017; Gonzalez-Flores & Le Pommellec, 2019). También en Nicaragua, tras el paso del huracán Mitch, las parcelas agroecológicas tenían mayor humedad en la tierra, más vegetación, menos erosión y menores pérdidas económicas que las parcelas de fincas convencionales (Holt-Giménez, 2002). Dados los beneficios potenciales de la agroecología, es importante profundizar el conocimiento sobre su efectividad y aplicabilidad a gran escala.

3.30 Los Pagos por Servicios Ambientales (PSA) son un mecanismo prometedor para incentivar la adopción de prácticas agroecológicas, aunque es necesario diseñarlos cuidadosamente. El esquema de PSA41 ha mostrado ser una política efectiva para mantener la cubierta forestal en Costa Rica y México (Busch & Ferretti-Gallon, 2017). Sin embargo, la evidencia empírica aún es escasa y concentrada en estos países, y otros estudios indican que los PSA parecen tener efectos medioambientales modestos y no ser eficaces en función de sus costos (Samii et al., 2014). Además, la implementación de este esquema ha estado estrechamente asociada a proyectos de alivio a la pobreza rural. Una revisión y análisis teórico encuentra que muchos de estos programas han tenido magros resultados porque han estado mal alineados con las políticas regulatorias existentes, se han implementado entre productores que mayormente ya estaban aplicando las prácticas agroecológicas, no han focalizado los pagos y no han implementado mecanismos adecuados de monitoreo y sanciones ni salvaguardas sociales (Börner et al., 2017).

1. Emisiones de GEI

3.31 En términos generales, los aumentos en la eficiencia del sistema alimentario traerían importantes reducciones en la emisión de GEI. Las ganancias en eficiencia podrían ocurrir en todos los puntos de la cadena, desde el uso de insumos (notablemente, el uso de fertilizantes nitrogenados, cuyo uso excesivo produce óxido nitroso42), pasando por el procesamiento y transporte (para reducir

41 El esquema de PSA ofrece pagos monetarios a agricultores y propietarios de tierras para abordar

problemas ambientales o suministrar servicios ambientales asociados con la agricultura, mediante la adopción de prácticas de CSA (OECD, 2012).

42 El óxido nitroso es un GEI con un potencial de atrapar calor 298 veces mayor que el CO2 (ver https://www.epa.gov/ghgemissions/overview-greenhouse-gases).

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pérdidas y consumo de energía), hasta el consumidor (quien también juega un papel importante en las pérdidas y desperdicio de alimentos).

3.32 La relevancia de reducir los impactos de la agricultura en el medio ambiente ha sido reconocida por numerosos países de la región. La respuesta al cambio climático requiere una acertada combinación de políticas y disposiciones reglamentarias (IDB, 2018a). Los esfuerzos de mitigación no deben descuidar a los pequeños agricultores, pues si bien sus emisiones per cápita de GEI son pequeñas, emiten una cantidad desproporcionada de carbono negro a través de la quema de biomasa y su producción es intensiva en GEI (Cohn et al., 2017).

3.33 Existen varios tipos de acciones que pueden implementarse en el sector Agricultura para reducir sus emisiones de GEI. Una revisión reciente de la literatura menciona que diversas prácticas de manejo mejorado para pequeños productores (en particular los sistemas silvopastoriles y la alternancia de riego y secado del arroz) pueden reducir sustancialmente la intensidad de emisiones de GEI de la producción agrícola. Sin embargo, estas prácticas no son suficientes para reducir sensiblemente las emisiones netas de GEI del sector, sobre todo considerando los aumentos esperados en la producción (Grewer et al., 2018). Además, no todas estas prácticas son asequibles para todos los productores. De ahí que sea crucial desarrollar políticas que coordinen esfuerzos y se aseguren de alcanzar las metas de mitigación en el sector (Loboguerrero et al., 2019).

3.34 Existen experiencias positivas donde la CSA ha avanzado en sus objetivos de productividad, adaptación y mitigación, pero también existen casos en que los incrementos en productividad han generado aumentos en las emisiones de GEI (Loboguerrero et al., 2019). Una experiencia positiva ocurre en Nicaragua, donde las prácticas silvopastoriles, combinadas con un mejor manejo del estiércol, han aumentado la productividad lechera y reducido las emisiones de metano y óxido nitroso del ganado (Gaitán et al., 2016).

3.35 La ganadería es un área importante para la reducción de GEI. ALC es la región del mundo con mayor volumen de emisiones de GEI atribuibles a la ganadería (Gerber et al., 2013; IDB, 2018a). Existen medidas eficaces para reducir la emisión de gases de efecto invernadero por unidad de producto animal, como la mejora de la calidad de los forrajes, el uso más eficiente de nutrientes dietéticos, diversas prácticas de aprovechamiento del estiércol, y la mejora de la salud y la productividad animal (Hristov et al., 2018). Un estudio reciente confirma que una mejor nutrición del ganado bovino trajo incrementos en productividad y menores GEI por unidad de producto en Uruguay y Paraguay (Nin-Pratt et al., 2019). La ganadería silvopastoril también ofrece beneficios en términos de mitigación del cambio climático43 y otros aspectos medioambientales, al mismo tiempo que mejora el ingreso de los productores (IDB, 2018a).

3.36 Reducir la deforestación y la degradación forestal es prioritario. Dado que estos dos fenómenos son el origen de aproximadamente 15% del total de emisiones anuales de GEI a nivel mundial, y que el 47% de ellas provienen de ALC (IDB, 2018e), la protección de los recursos forestales es sumamente importante para la mitigación del cambio climático. Existe evidencia de que la

43 La ganadería silvopastoril y la agroforestería ofrecen beneficios en términos de captura de carbono; sin

embargo, estos sistemas aún no se han considerado completamente en el enfoque de contabilidad de carbono desarrollado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (Cardinael et al., 2018; Viglizzo et al., 2019).

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reforestación y el evitar la deforestación son medidas sumamente efectivas para capturar carbono (Griscom et al., 2017). La siguiente subsección presenta evidencia de políticas para llevar a cabo dicha protección.

3.37 La adopción de una dieta saludable también puede tener importantes beneficios en términos de mitigación del cambio climático. Diversos paneles de expertos y una creciente literatura sostienen que la producción de alimentos coherentes con las dietas saludables —concentradas en alimentos de origen vegetal y con menor consumo de carnes rojas— emitiría considerablemente menos GEI que el sistema de producción actual (Global Panel on Agriculture and Food Systems for Nutrition, 2016b; Sarah et al., 2017; Springmann et al., 2016a; Swinburn et al., 2019; Tilman et al., 2011; Tilman & Clark, 2014; Tirado-von der Pahlen, 2017; WHO, 2018; Willett et al., 2019) y que implementar este cambio dietético es esencial para que la Agricultura logre la reducción de emisiones de GEI necesaria para que la temperatura global no aumente más de 2 grados centígrados relativo al periodo pre-industrial (Davis et al., 2016; Poore & Nemecek, 2018).

2. Sobreexplotación de recursos naturales

3.38 ALC tiene una gran riqueza en recursos naturales de propiedad común, como los bosques, el agua y los recursos pesqueros. Ello presenta un problema de acción colectiva que puede llevar a la sobreexplotación de dichos recursos (Olson, 1965) y el evitarlo implica un desafío significativo.

3.39 Un primer elemento para lograr el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales de propiedad común es contar con una estructura de gobernanza sólida. Las mejores prácticas internacionales indican que ello consiste en cuatro elementos: (i) un marco legal desarrollado; (ii) un marco de políticas e instituciones adecuado que gestione el recurso; (iii) sistemas de información e investigación aplicada para informar a los entes reguladores; y (iv) sistemas de monitoreo, fiscalización y rendición de cuentas (Cochrane & Garcia, 2009; Cosgrove et al., 2000; OECD, 2003, 2012a, 2013). El contar con una estructura sólida de gobernanza, que incluye la participación de los usuarios y la sociedad civil, permite establecer regímenes eficientes de explotación sostenible de los recursos naturales y, por lo tanto, generar un mayor rendimiento económico (Costello et al., 2012; Kline & Moretti, 2014; Sills et al., 2015; The World Bank, 2009; Villasante, 2010).

3.40 La protección y el aprovechamiento sostenible de los recursos forestales de ALC reviste particular importancia, pero su gobernanza es compleja. El cambio de uso de suelo y, en particular, la deforestación tienen fuertes impactos en el medio ambiente. La gobernanza de los bosques en ALC no es una cuestión sencilla, puesto que estos se ecuentran distribuidos en tierras con distintos regímenes de propiedad: 31,9% en tierras privadas, 24,6% en tierras propiedad de comunidades indígenas, 7,3% en tierras designadas para el uso de comunidades indígenas, y 36,1% en tierras públicas. Ante ello, la gobernanza sobre las tierras forestales debe incluir a la comunidad local, integrando normas con aspectos culturales (Alcorn, 2014).

3.41 Existen diversas políticas de gestión forestal, pero la evidencia de su efectividad aún no es muy robusta (Min-venditti et al., 2017). El establecimiento de áreas de protección estricta, por ejemplo, ha tenido efectos positivos en la conservación de la superficie boscosa en algunos casos, como en Brasil y Costa Rica, en especial en áreas con un nivel mayor de amenaza (Busch &

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Ferretti-Gallon, 2017), pero no en todos los casos (Milder et al., 2015; Min-venditti et al., 2017; Pfaff et al., 2014). Específicamente, las áreas de protección resultan un instrumento eficaz de conservación cuando cuentan con financiamiento y una gestión adecuada, aunque sólo el 16% de las áreas protegidas del ALC han contado con una (IDB, 2018e). La gestión comunitaria de los bosques en ALC también parece haber tenido resultados positivos en algunos casos, aunque la evidencia no es muy robusta (Busch & Ferretti-Gallon, 2017; Min-venditti et al., 2017). En cualquier caso, un financiamiento adecuado y una gobernanza sólida son cruciales para asegurar la eficacia de las áreas protegidas, cualquiera que sea su categoría (IDB, 2018e). El desarrollo de carreteras en áreas forestales remotas y la aplicación de subsidios agrícolas se asocian a impactos negativos en la cubierta boscosa (Busch & Ferretti-Gallon, 2017; Min-venditti et al., 2017).

3.42 Los programas de titulación de tierras han tenido impactos mixtos sobre la protección forestal. La seguridad de la tenencia de la tierra suele asociarse con una menor deforestación (Barbier et al., 2011; Robinson et al., 2014), como ocurre en tierras indígenas del Amazonas peruano y del boliviano, brasileño y colombiano (IDB, 2018e). Sin embargo, otro estudio no encuentra efectos en las tierras indígenas brasileñas (BenYishay et al., 2017). Además, se observan casos en donde la seguridad de la tenencia aumenta la tasa de deforestación, como en Nicaragua (Liscow, 2013). A favor de la titulación, se ha encontrado que tiene impactos positivos en la adopción de prácticas y tecnologías ambientales para la conservación del suelo y el agua (D. A. Ali et al., 2014; Deininger et al., 2011; Quisumbing & Kumar, 2014). Por su parte, las iniciativas privadas (como el Tropical Forest Alliance 2020 y los compromisos de cero deforestación de Wilmar, entre otros), tendientes a reducir la deforestación dentro de su cadena de valor, han tenido impactos positivos medibles, pero han sido insuficientes y requieren implementarse a través de una combinación de códigos de conducta internos y estándares sectoriales. Por tal motivo, dichas iniciativas dependen de políticas públicas que ayuden a superar estos desafíos (Lambin et al., 2018).

3.43 La sostenibilidad de la producción agrícola requiere mejoras en la eficiencia en el uso del agua para riego (World Bank, 2005), pues en ALC a menudo es muy baja. Para incrementarla, la experiencia sugiere proveer instituciones y servicios que ayuden a los productores a cultivar especies con menores requerimientos hídricos o a adquirir equipos más eficientes de riego; también es importante eliminar subsidios que fomenten el uso excesivo del agua. Otros mecanismos son el cobro del agua o el establecimiento de cuotas, las campañas de educación de usuarios y el establecimiento de contratos entre usuarios y administradores de los sistemas de riego para garantizar la disponibilidad del agua y evitar su almacenamiento (Easter & Liu, 2005).

3.44 La gestión de los sistemas de distribución de agua por parte de las asociaciones de regantes ha mostrado ser efectiva para mejorar la eficiencia en el uso del agua, impulsar la demanda de mano de obra y mejorar la resolución de conflictos (Mateen, 1995; Parker, 2010). En Bolivia, una evaluación de impacto del programa PRONAREC —el cual financia sistemas de irrigación para promover el uso eficiente del agua administrada por juntas de regantes— muestra que los beneficiarios incrementaron su ingreso, mejoraron su productividad e incrementaron las ventas de sus productos agrícolas (Salazar & Lopez, 2017). En la región de la sierra, en Perú, los productores lograron

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incrementar la eficiencia en el uso del agua del 22 al 72 por ciento mediante la modernización de los sistemas de riego (World Bank, 2017).

3.45 Sin embargo, los aumentos en la eficiencia del uso del agua, por sí solos, a menudo son insuficientes para reducir el uso del agua a gran escala. El caso de la cuenca Limarí, en Chile, es un ejemplo de cómo, ante la ausencia de políticas efectivas para limitar el área bajo riego, los aumentos en la eficiencia en el riego pueden tener el efecto perverso de agravar la escasez de agua al bajar los costos del riego y, por ende, aumentar su demanda (C. A. Scott et al., 2014). Esto subraya la necesidad de que los avances técnicos en el riego estén apoyados en marcos adecuados de gobernanza y políticas.

3.46 Las medidas que reducen la demanda y aquellas que generan fuentes alternativas de agua han demostrado ser efectivas en ciertos contextos. La experiencia internacional sugiere que los mercados de agua pueden ser efectivos para limitar el uso del agua, como ocurre en Texas (Debaere & Li, 2017) y en los valles centrales de Chile (Debaere et al., 2014). Sin embargo, un estudio reciente indica que solo algunos países de la región tienen marcos legales adecuados para instituir este tipo de mercados (Endo et al., 2018). Por otra parte, la experiencia en los países de la OCDE sugiere que las inversiones en infraestructura de almacenamiento, reducción de pérdidas en la distribución y manejo de la recarga hídrica a través de la reforestación pueden ser medidas más costo-efectivas en el mediano y largo plazo (World Bank, 2004).

3.47 La contracción poblacional de varias especies marinas comerciales44 a lo largo de ALC es un problema que requiere el establecimiento de políticas de manejo efectivas que permitan recuperar las poblaciones sobreexplotadas. Una herramienta de manejo importante para lograr los objetivos de reconstrucción y conservación marina y costera es la promulgación y establecimiento de áreas marinas protegidas (AMP). Existe evidencia de que la protección derivada del establecimiento de un AMP (total o parcialmente restringida) conduce a aumentos en la biomasa, la abundancia y el tamaño promedio de las especies marinas explotadas dentro de estas áreas protegidas (B. S. Halpern et al., 2009; S. S. Halpern, 2003; Kerwath et al., 2013; Lester et al., 2009; Sciberras et al., 2013). Sin embargo, a pesar de los beneficios derivados de la implementación de las AMP, también se ha demostrado que no son suficientes para proteger completamente la biodiversidad de un área marina, en especial para las especies altamente migratorias (Agardy et al., 2011; G. W. Allison et al., 1998; Bucaram et al., 2018; Christie, 2004; Kuempel et al., 2017). Por lo tanto, las AMP deben combinarse con otras políticas en un marco regulatorio integral para alcanzar los objetivos de conservación deseados.

3.48 Las medidas de gestión basada en derechos (GBD) generan incentivos a los usuarios para mejorar la conservación y la administración de los recursos marinos y, por ende, favorecen el aumento sostenido de la rentabilidad de la actividad pesquera (Hilborn et al., 2004). Estos sistemas de gestión se han implementado en varios países de ALC (Edward H. Allison et al., 2011; Begossi & Brown, 2003; Castilla, 2010; Defeo et al., 2014; Hilborn et al., 2004). Los principales tipos de GBD en ALC son los derechos para capturar una cierta fracción del límite de captura permitida, para la captura exclusiva dentro de una

44 Entre las especies más sobreexplotadas se encuentran el arenque chileno, el jurel chileno, la sardina

sudamericana, atún patudo, atún de aleta azul y el pepino de mar.

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región geográfica determinada y para que un grupo de usuarios administre un stock de recursos marinos a través de un sistema de membresía bien definida (Defeo et al., 2014). Aunque la mayoría de los sistemas de GBD aplicados en ALC no ha sido evaluada adecuadamente (Orensanz & Seijo, 2013), las pocas evaluaciones de impacto de este tipo de sistemas de GBD han concluido que son superiores a los sistemas de comando y control tradicionales (Begossi & Brown, 2003; Castilla, 2010; Costello & Kaffine, 2008; Gelcich et al., 2008). Es necesario profundizar el conocimiento sobre los mecanismos más efectivos de gestión de los recursos pesqueros. A la par de ello, se requiere un esfuerzo importante por mejorar la información disponible sobre el sector en la región.

3. Contaminación de los recursos naturales

3.49 La aplicación del Polluter-Pays-Principle (PPP) en la Agricultura, como el uso de un impuesto a la contaminación, puede producir resultados económicos y ambientales eficientes y efectivos. Pero su aplicación en la Agricultura es difícil porque la fuente de contaminación es difusa y no es posible medirla a costos razonables. Además, en muchos casos la ineslaticidad de la demanda es tal que requeriría un impuesto demasiado alto para cambiar el comportamiento de los productores (OECD, 2012b; UNEP-WCMC & IUCN, 2016). Sin embargo, hay algunos casos exitosos de PPP aplicados de manera directa sobre los contaminantes. Un ejemplo de ello es la reducción en el uso de pesticidas con la imposición de altos impuestos directos sobre los mismos, tal como ocurrió en Dinamarca (OECD, 2012b).

3.50 El Water Quality Trading (WQT) es un instrumento de control de contaminación basado en el mercado que podría explorarse más. El WQT establece límites de emisiones totales de un contaminante y permite la compra-venta de reducciones de dicho contaminante (EPA, 2019). Los productores agrícolas podrían beneficiarse de este sistema puesto que pueden reducir los contaminantes a menor costo que otros sectores y recibir un crédito compensatorio, superior a dicho costo, por parte de quienes no pueden reducir sus niveles de contaminación. Sin embargo, son escasos los ejemplos que dan lugar a la participación agrícola (contaminación por selenio en Nueva Zelanda y en EE. UU.) (OECD, 2012b; Willamette Partnership et al., 2015).

3.51 El fomento a las prácticas de agricultura de conservación también puede darse a través de instrumentos económicos, como las tarifas a las emisiones y el mercado de créditos ambientales (Ribaudo et al., 1999). Sin embargo, esos métodos requieren, entre otras cosas, un sistema de monitoreo y fiscalización creíble (Blackman et al., 2018). Este es un desafío particularmente grande para la contaminación agrícola difusa, ya que los métodos a gran escala para el monitoreo de las fuentes de contaminación son muy débiles.

3.52 El manejo integral de plagas (MIP) ha mostrado tener potencial para reducir sustancialmente el uso de pesticidas con un costo neto cero o incluso negativo (Grovermann et al., 2015; Kibira et al., 2015; Muriithi et al., 2016; Sanglestsawai et al., 2015). Un estudio en áreas forestales de Chile mostró que los beneficios económicos del control de plagas utilizando factores biológicos superaron entre 500 y 1000 veces los costos (Baldini et al., 2003). En Asia y África, una aplicación adecuada del MIP ha logrado reducciones del 50% en el uso de pesticidas en sistemas agroecológicos intensivos (Pretty & Bharucha, 2015). Aprovechar este potencial es, mayormente, cuestión de superar las barreras de

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información y algunas nociones preconcebidas entre los productores. En ese sentido, las fincas demostrativas han sido efectivas en la promoción de prácticas sostenibles como el MIP (Chuluunbaatar & Yoo, 2015).

D. Políticas para reducir la desigualdad y la pobreza en el sector Agricultura

3.53 Las políticas de mejora de la productividad agrícola que estimulan la adopción de tecnologías reducen la pobreza. El sector Agricultura realiza contribuciones significativas a la reducción de la pobreza mediante el incremento del ingreso, la generación de empleos y la reducción de precios de los alimentos en áreas rurales (Christiaensen et al., 2011; Christiaensen & Martin, 2018). Varios estudios han encontrado que la adpoción de tecnologías agrícolas reducen la pobreza a través de una mejora en los rendimientos y la productividad del trabajo (Asfaw et al., 2012; Becerril & Abdulai, 2010; de Janvry & Sadoulet, 2009; Hagos et al., 2012; Kassie et al., 2011). En países de bajos ingresos, este efecto es mayor que el causado por aumentos similares de productividad en los sectores de industria y servicios (Ivanic & Martin, 2018). Varios países en ALC han implementado programas de transferencias dirigidas a que pequeños productores adquieran tecnologías (por ejemplo, el CRIAR, en Bolivia, y el PATCA, en República Dominicana), con resultados positivos en los ingresos y la seguridad alimentaria de sus beneficiarios (Aramburu et al., 2019; C. A. López et al., 2017).

3.54 La provisión de riego reduce la pobreza rural, pero puede acarrear riesgos distributivos. En el norte de Mali, el acceso al riego tuvo un impacto significativo en la producción y los ingresos de productores agrícolas (en particular entre pequeños productores); sin embargo, el impacto en el consumo per cápita fue significativo solo para los regantes a gran escala (Dillon, 2011). En Perú, un proyecto de rehabilitación de irrigación en la costa generó un aumento significativo en el valor de la producción (72%) y en el valor de las ventas (83%) entre el 25% de los productores más grandes, mientras la producción y las ventas disminuyeron (alrededor del 65%) para el 25% de los productores más pequeños (Del Carpio et al., 2011). Este riesgo distributivo no siempre se materializa. Los beneficiarios del PRONAREC, en Bolivia, aumentaron el valor de su producción en aproximadamente 44% y el ingreso del hogar en un 27% como resultado del programa (Salazar & Lopez, 2017).

3.55 La pobreza no puede ser resuelta únicamente a través de la Agricultura en el caso de productores para el auto consumo (Agricultura de subsistencia), generalmente los más pobres en las áreas rurales. Un análisis de la complementariedad de los activos en los países en desarrollo sugiere que las intervenciones conjuntas en educación, tierra e infraestructura podrían servir para mejorar los niveles de ingresos de estos productores (Foster et al., 2011). Asimismo, una política activa de protección social, centrada en áreas de Agricultura de subsistencia, permitiría a estos hogares mejorar su capacidad de generación de ingresos (FAO, 2012). Estudios recientes en ALC han identificado sinergias positivas entre programas productivos rurales y programas sociales (particularmente aquellos con transferencias monetarias condicionales) (Maldonado et al., 2016), y los programas que combinan ambas características logran impactos duraderos (Banerjee et al., 2015). Esta es un área donde se necesita una mayor comprensión de las políticas específicas que pueden vincular las dos dimensiones de manera eficiente. A pesar de los efectos agregados positivos del crecimiento agrícola sobre la pobreza en la región, la capacidad de la Agricultura para reducir la pobreza rural en ALC ha tendido a ser mayor en

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aquellas áreas donde los productores tenían acceso a tecnología mejorada, asistencia técnica y gerencial, mercados de capitales, infraestructura, títulos de propiedad, seguros u oportunidades de exportación (Da Silva et al., 2010).

E. Políticas para promover la provisión de una dieta saludable

3.56 Los sistemas alimentarios tienen la responsabilidad de proveer los alimentos necesarios para que la población adopte una dieta saludable. Esto puede procurarse desde distintos ángulos. Primero, a través de los programas de Agricultura que tiene en cuenta la nutrición, que, por lo general, se concentran en los hogares de productores agrícolas. Los programas de huertos familiares, por ejemplo, han logrado mejorar la diversidad de la dieta y algunos indicadores de nutrición entre niños y mujeres de esos hogares (Ruel et al., 2017). Este tipo de programas representan un área con alto potencial socioeconómico y resulta importante avanzar en el conocimiento sobre su efectividad y funcionamiento. Segundo, se pueden implementar programas que fomenten la producción y el abastecimiento de alimentos biofortificados45. Tercero, se pueden procurar mejoras de eficiencia a lo largo de la cadena de valor para reducir costos y pérdidas46 y, de ese modo, aumentar la asequibilidad y disponibilidad de los alimentos. Cuarto, la liberalización comercial también juega un papel fundamental en la disponibilidad y asequibilidad de los alimentos, al ser un determinante de la cantidad, la rapidez y el costo con que estos llegan a los consumidores. Sin embargo, es importante señalar que algunos estudios advierten sobre el riesgo de que la liberalización comercial facilite la llamada transición nutricional47 y afecte la salud de la población mediante una mayor disponibilidad de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas. Finalmente, los sistemas alimentarios también tienen la responsabilidad de que los alimentos sean inocuos y de advertir, mediante el etiquetado, sobre los posibles riesgos nutricionales de consumirlos. Una extensa revisión de la literatura empírica sobre la efectividad de estos programas y políticas se encuentra en el SFD de Seguridad Alimentaria (IDB, 2018c).

IV. LECCIONES APRENDIDAS DE LA EXPERIENCIA DEL GRUPO BID EN EL

SECTOR AGRICULTURA

4.1 Las lecciones aprendidas destacadas en esta sección se recogen del análisis de una muestra de 19 operaciones48 con garantía soberana y 4 proyectos de BIDLab49, así como de la revisión de lecciones aprendidas recogidas en otros documentos relacionados. Este análisis se basó en la revisión de documentación relacionada

45 Los alimentos biofortificados son aquellos modificados genéticamente para incrementar su contenido de

algún nutriente(s) específico. 46 FAO estima que un 30% del total de alimentos producidos se pierde en algún punto entre la finca y el

consumidor (FAO, 2011a), pero es posible que esa cifra esté sobre estimada (Bellemare et al., 2017). 47 La transición nutricional se refiere a la adopción por parte de una población de “una dieta con mayor

densidad energética, lo que significa más grasa y más azúcar añadido en los alimentos, una mayor ingesta de grasas saturadas (principalmente de origen animal) unida a una disminución de la ingesta de carbohidratos complejos y de fibra, y una reducción del consumo de frutas y verduras”. (OMS, 2003).

48 Las operaciones analizadas, aprobadas con posterioridad al 2016, son: EC-L1071, ME-L1045, AR-L1064, BR-L1152, PR-L1001, UR-L1016, BO-L1106, PE-L1026, GY-L1060, HA-L1059, HA-L1097, AR-L1067, AR-L1068, BR-L1289, CO-L1166, SU-L1052, DR-L1120, BR-L1496 y UR-L1147.

49 Los proyectos de IDB Lab, objeto de esta revisión documental, son: RG-Q0048, NI-T1231, RG-L1120 y SU-T1096.

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con los proyectos seleccionados50, así como en entrevistas a los jefes de equipo. A continuación se resumen las principales lecciones aprendidas, agrupadas según los desafíos discutidos anteriormente. Una lección aprendida transversal en todos los proyectos en el sector es la necesidad de fortalecer la capacidad de seguimiento y evaluación de los resultados de las intervenciones. Las necesidades para continuar aumentando el conocimiento sobre la efectividad en el desarrollo de los proyectos en el sector son aún amplias.

A. Lecciones alineadas con el desafío de aumentar la producción

4.2 El Grupo BID ha trabajado con los países para enfrentar este desafío, propiciando condiciones para mejorar la productividad y reducir la vulnerabilidad del sector.

4.3 Es necesario impulsar la innovación agropecuaria y pesquera a través de la investigación científica, como base sólida para identificar e integrar tecnología de punta en el mercado, transferir el conocimiento y promover la gestión sostenible de recursos. El Banco ha venido apoyando la innovación a través de la generación de conocimiento con productos de tecnología de punta y con actividades de capacitación e investigación agropecuaria y pesquera. Se recomienda fortalecer la vinculación académica con instituciones internacionales de investigación (e.g., centros del CGIAR u otros organismos internacionales), universidades, otras instituciones de investigación y con el sector privado.

4.4 La experiencia del Banco en los proyectos de sanidad agroalimentaria destaca el fortalecimiento institucional como el foco de atención durante la implementación. Ante ello, se recomienda apoyar el fortalecimiento y empoderamiento de las instituciones que hacen parte del sistema de sanidad e inocuidad alimentaria, mediante: (i) la implementación de buenas prácticas internacionales; (ii) la creación e implementación de mecanismos de recuperación de costos para garantizar la sostenibilidad del sistema; y (iii) la creación e implementación de mecanismos que aseguren la coordinación inter-institucional y la participación de actores relevantes de la sociedad civil y del sector privado. Es importante priorizar cuidadosamente el apoyo en el área de sanidad agroalimentaria con base en análisis económicos cuantitativos, de modo que las inversiones se concentren en las actividades que habrán de generarle mayores beneficios a los países y no se diluyan en una multiplicidad de actividades.

4.5 Los programas de administración de tierras rurales deben operar bajo fundamentos técnico-metodológicos que busquen consolidar la formación catastral del territorio, incluyendo un saneamiento legal de la propiedad, para brindar derechos de propiedad claros y plenos. La experiencia operativa del Banco recomienda tener en consideración lo siguiente: (i) el marco legal debe permitir llevar a cabo la titulación rural, bajo parámetros y controles uniformes; (ii) los esquemas de coordinación entre catastro y registro deben facilitar la incorporación del uso de información georreferenciada para sanear los derechos de propiedad (en particular, se recomienda el uso de soluciones informáticas integrales e interoperables); (iii) la reconciliación jurídica de la realidad en campo con información de derecho en el registro de inmuebles debe realizarse al momento de

50 Este ejercicio se realizó a través de la revisión de Informes de Terminación de Proyecto (PCR), Informes

de Monitoreo (PMR), Propuestas de Préstamos, Notas Técnicas, Evaluaciones de Impacto, Evaluaciones de OVE y otra documentación relevante.

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la formación catastral; y (iv) las comunidades deben participar de forma activa en el proceso de regularización y titulación de tierras.

4.6 La participación de todos los agentes de la cadena de valor es clave. En particular, la participación activa de los principales actores de las cadenas de valor (por ejemplo, cooperativas, empresas ancla, representantes de las comunidades rurales) facilita la coordinación y el seguimiento de las intervenciones, favoreciendo que los productores agrícolas cumplan con los requerimientos establecidos en las normas de calidad para acceder a los mercados y promoviendo la sostenibilidad de las intervenciones. En ciertos rubros, la escala puede ser importante para mejorar la productividad de las unidades productoras y el Grupo BID puede tener un fuerte impacto financiando proyectos de expansión económica de las mismas, cuidando de no perjudicar el medio ambiente ni el nivel de competencia del mercado. En el caso de los productores de escala mediana, el Grupo BID puede proveerles el mayor grado de adicionalidad financiera y no financiera ofreciéndoles soluciones financieras a la medida (con tenores más largos y mayor flexibilidad) que atiendan sus desafíos financieros específicos, así como apoyando sus esfuerzos por fortalecer sus prácticas medioambientales y de gobernanza corporativa.

4.7 Nuevas tecnologías y métodos para cálculo de riesgo climático han contribuido al desarrollo de nuevos productos de transferencia de riesgos (e.g., seguros) frente al clima, pero los beneficios deben comunicarse de forma más efectiva. Las nuevas tecnologías digitales para la obtención de datos (e.g., teledetección vía satélite, radar o drones), en combinación con métodos de análisis de datos abiertos informáticos, han permitido la creación de nuevas clases de seguros agrícolas contra riesgos climáticos a un costo menor. No obstante, con miras a fomentar su penetración en el mercado entre pequeños y medianos productores, es necesario dar capacitación a beneficiarios y hacer campañas de comunicación dirigidas a asociaciones de productores y empresas proveedoras de insumos agrícolas para explicar el valor añadido y el funcionamiento de estos seguros51. Más allá de los instrumentos de transferencia de riesgos, la diversificación en términos de productos y ubicación geográfica es clave para reducir riesgos asociados al clima y a la volatilidad de los precios de los commodities.

B. Lecciones alineadas con el desafío de reducir el impacto de la Agricultura en el medio ambiente

4.8 El trabajo del Grupo BID ha estado dirigido a la promoción de prácticas agroecológicas, de CSA y marcos de políticas y gobernanza de los recursos naturales que fomenten su uso sustentable.

4.9 En este sentido, el acompañamiento técnico y financiero brindado por el Grupo BID a pequeños productores en la formulación de planes comunitarios y en la implementación de los sistemas agroforestales y silvopastoriles permite garantizar la conservación ambiental. El Grupo BID ha venido apoyando programas que combaten la deforestación y promueven la conservación de la biodiversidad al tiempo que estimulan la inclusión social y la generación de ingresos en comunidades rurales. La experiencia resalta la importancia de apoyar a los pequeños productores con recursos dirigidos a: (i) maximizar la capacidad técnica local; (ii) fortalecer los intercambios de experiencias entre los miembros de una

51 HA-L1059, UR-L1147 y RG-Q0048.

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misma cadena productiva o entre productores para integrar el conocimiento generado; (iii) financiar tecnología que facilite el establecimiento de sistemas agroforestales; y, en su caso, (iv) promover sinergias entre los beneficiarios, con las herramientas que facilita el asociativismo, para la compra de insumos y para acceder a nuevos mercados.

4.10 Las inversiones en sistemas de irrigación deben considerar condiciones que contribuyan a un manejo sostenible de la infraestructura y de los recursos hídricos asociados. En ese sentido, se debe: (i) procurar transferir la gestión de los sistemas de regadío a los propios usuarios o a empresas especializadas como una medida que contribuye eficazmente a incrementar las posibilidades de éxito de los proyectos; (ii) prestar atención al reto de escasez de agua, incorporando medidas de manejo integrado del recurso a nivel de cuenca para una asignación eficiente entre sectores y mayor eficiencia en su uso para irrigación; y (iii) contar con un marco adecuado de incentivos para promover el uso de tecnologías para la conservación del agua entre agricultores.

4.11 En materia de recursos pesqueros se deberá velar por la creación de condiciones e incentivos para el establecimiento de derechos de propiedad sobre el recurso para asegurar su sostenibilidad en el futuro y evitar el acceso abierto al mismo, lo que conlleva su sobreexplotación. Un régimen que otorgue derechos de propiedad, que esté basado en información socioeconómica y científica, que cuente con una fiscalización adecuada y no contenga subsidios a la pesca, asegurará los niveles de biomasa para extracciones futuras.

4.12 Para reducir la presión sobre los recursos naturales, es necesario contar con sistemas de monitoreo robustos y sistemas de información que los apoyen. La experiencia del Grupo BID muestra la importancia de tener sistemas de monitoreo basados en indicadores robustos, por ejemplo, para poder hacer un seguimiento adecuado de la deforestación o del manejo de cuencas en sistemas de riego. Además, estos sistemas de monitoreo e información pueden contribuir a mejorar la medición sistemática y comprehensiva del impacto de las inversiones agropecuarias que buscan fomentar el uso sostenible de los recursos naturales.

4.13 El sector privado es un actor clave en la innovación de prácticas y tecnologías medioambientalmente sostenibles. La experiencia del sector privado en el desarrollo de programas de gestión ambiental y adopción de “tecnologías limpias” de producción arroja algunas lecciones valiosas. Primero, es importante concientizar y capacitar a todos los actores involucrados. Segundo, los instrumentos basados en el mercado pueden mejorar la sostenibilidad ambiental, como en el caso de la certificación forestal, que incentiva a las empresas a producir o utilizar madera de bosques bajo gestión sostenible.

C. Lecciones alineadas con el desafío de reducir desigualdad y pobreza en el sector Agricultura

4.14 Una de las áreas de enfoque de las operaciones del Grupo BID en el sector Agricultura ha sido el trabajo con distintos miembros de las cadenas de valor, en particular los pequeños productores. La labor del Grupo BID en este ámbito se ha centrado en la superación de las restricciones que enfrentan los pequeños productores y en la adquisición de insumos o tecnologías, buscando contribuir a una mayor productividad y a disminuir la desigualdad y la pobreza en el sector.

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4.15 Las transferencias directas a productores para adquisición de tecnologías deben tomar en consideración las restricciones que los productores enfrentan, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad de la tecnología adoptada. La labor del Grupo BID financiando transferencias directas no reembolsables y asistencia técnica a productores rurales ha facilitado la adopción de tecnologías entre los beneficiarios. La experiencia reafirma la importancia de que esos proyectos consideren en su diseño (i) la rentabilidad de las tecnologías a ser fomentadas; (ii) el porcentaje de cofinanciación exigido a los productores para fortalecer la sostenibilidad de las tecnologías recibidas y generar un verdadero efecto de “apalancamiento” sobre la inversión; (iii) sujetar la recepción de las transferencias directas al cumplimiento de condicionalidades definidas con claridad; y (iv) enfatizar la asistencia técnica para el uso y mantenimiento de la tecnología.

4.16 La asistencia técnica debe tomar en consideración las limitaciones específicas del lugar y el perfil socioeconómico de los agricultores para asegurar la correcta adopción de la tecnología ofrecida y, en la medida de lo posible, utilizar modelos innovadores que aprovechen las tecnologías de la información y la comunicación. En particular, es crucial que (i) la transferencia de conocimiento se realice en repetidas ocasiones para garantizar que los proveedores y agricultores aprendan, intercambien y evalúen las condiciones de las tecnologías ofrecidas; (ii) asegurar que la asistencia técnica se preste con la duración y frecuencia necesarias; y (iii) tener en cuenta las características demográficas de los productores agrícolas (e.g., edad y sexo), dado que estas pueden afectar diferencialmente las tasas de adopción de nuevas prácticas.

4.17 Los proyectos enfocados en incrementar el rendimiento de los productores agrícolas, a través de la adopción de prácticas o tecnologías más resilientes, se benefician de la presencia de empresas “ancla” con enfoque inclusivo. La experiencia del BID Lab resalta que, en proyectos de financiamiento a agro-empresas y cadenas de valor, los pequeños productores se benefician de la función catalizadora que desempeñan las empresas ancla, pues pueden facilitar la incorporación de tecnologías, la modernización de sus prácticas, el financiamiento de la producción y la conexión con otros mercados. Para ello, es importante seleccionar empresas ancla con solidez técnica y organizacional, así como un enfoque inclusivo congruente con su modelo de negocio.

D. Lecciones alineadas con el desafío de proveer alimentos para una dieta saludable

4.18 El Grupo BID ha trabajado en este y otros objetivos relacionados con la seguridad alimentaria a través de diversas operaciones.

4.19 En términos de aumentar la disponibilidad de alimentos, los programas son más efectivos cuando se centran en las necesidades productivas y comerciales de los pequeños productores. Ello requiere, primero, una buena focalización, basada en criterios objetivos. Segundo, para lograr incrementar la productividad de los pequeños productores es necesario proveer una sólida asistencia técnica durante dos o más ciclos agrícolas, valiéndose del apoyo de técnicos capacitados. Tercero, es necesario hacer énfasis en la integración de dichos productores a las cadenas de valor. Para ello, es importante mejorar la conectividad de los productores con los mercados, por ejemplo, mediante la construcción o rehabilitación de caminos rurales. La experiencia demuestra que estas intervenciones aumentan los incentivos para la diversificación productiva. En

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todo lo anterior, es importante fomentar la plena participación de las mujeres y grupos demográficos vulnerables, atendiendo a sus necesidades específicas.

4.20 Otro aspecto importante es garantizar que los alimentos provistos sean inocuos. Ello depende, en buena media de los SSAVIA. La experiencia del Grupo BID apunta a fortalecer y empoderar estas instituciones mediante la implementación de buenas prácticas internacionales, el financiamiento continuo, la implementación de mecanismos de recuperación de costos, y la coordinación interinstitucional. La inocuidad de los alimentos también depende del modo en que se producen. El Grupo BID ha realizado esfuerzos para promover la introducción de buenas prácticas agrícolas y ganaderas, pero, para que éstos sean efectivos, es necesario implementar un mecanismo de incentivos que premie la producción de alimentos inocuos (o penalice la producción de alimentos nocivos).

E. Lecciones transversales y operativas

4.21 La coordinación interinstitucional resulta clave para el éxito de muchas de las operaciones. Las operaciones de sanidad agroalimentaria y de gestión sostenible de recursos naturales, por ejemplo, exigen una estrecha coordinación entre diversas instituciones. Los proyectos de este tipo requieren no solo actividades técnicas y administrativas con la agencia ejecutora, sino la implementación de instancias de coordinación efectivas con otras agencias públicas. Muchas veces, los proyectos generan espacios de coordinación que son altamente valorados por su aportación al trabajo de equipos interdisciplinarios. No obstante, dichos espacios deben contar con apoyo político de alto nivel, estar amparados por entes con elevada solidez institucional y contar con recursos económicos para la financiación de herramientas de gestión adecuadas.

V. LÍNEAS DE ACCIÓN PARA EL TRABAJO DEL GRUPO BID EN EL SECTOR

AGRICULTURA

5.1 Este SFD propone que las actividades del Grupo BID se centren en ayudar a que el sector Agricultura de ALC sea sostenible, buscando aumentar la productividad, la producción y la actividad económica de los sistemas alimentarios de la región a nivel nacional e internacional, reduciendo los impactos sobre el medio ambiente, poniendo énfasis en que los pequeños productores tengan oportunidades reales de sumarse exitosamente a la transformación del sector y adoptando una visión comprehensiva del sistema alimentario para procurar que este contribuya a proveer los alimentos necesarios para una dieta saludable. Con base en el diagnóstico presentado en la sección II, en la revisión de la literatura de la sección III, y en las lecciones aprendidas sistematizadas en la sección IV, se proponen cinco líneas de acción, como referencia para el trabajo del Grupo BID, las cuales deberían ser contextualizadas a la realidad de cada país. En la medida que haya traslapes con otros SFDs, las líneas de acción propuestas a continuación serán consistentes con lo estipulado en esos SFDs, con el entendido de que la mayoría de los desafíos del sector Agricultura deben ser atendidos de forma integral y multidisciplinaria. Asimismo, el apoyo que el Grupo BID ofrezca a sus países miembros deberá tomar en cuenta las restricciones institucionales y la economía política de cada contexto nacional o local en el que se desarrolle dicho apoyo.

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1. Línea de acción 1. Fomentar inversiones que contribuyan a incrementar la productividad de la Agricultura, en consonancia con un manejo sostenible de los recursos naturales.

5.2 La región requiere realizar reformas de política para promover el desarrollo de mercados eficientes de factores y productos, para incentivar la inversión privada en zonas rurales y para aumentar la eficiencia del gasto público agrícola. La actividad agrícola se lleva a cabo, fundamentalmente, por el sector privado. Por tal motivo, asegurar que se den las condiciones propicias para la inversión privada es de primordial importancia —incluyendo, importantemente, la inversión en innovación. Ello requiere mejorar la calidad y la cobertura de los bienes y servicios públicos que permiten el desarrollo de la Agricultura, como: (i) los sistemas nacionales de innovación agrícola (enfatizando la colaboración público-privada, el trabajo en tecnologías de punta como las digitales y de edición génica, en especial aquellas que promuevan la CSA, y el mejoramiento de los servicios de extensión); (ii) los sistemas de sanidad animal y vegetal e inocuidad alimentaria; (iii) la infraestructura rural (concentrándose en los grupos más pobres y vulnerables y buscando reducir la vulnerabilidad a los riesgos de desastres naturales); (iv) la administración de tierras (incluyendo la regularización de la tenencia con énfasis en proteger los derechos de los grupos demográficos más pobres y vulnerables); y (v) los sistemas de información y estadísticas (incluyendo temas biofísicos y climáticos que permitan anticipar la aptitud agrícola que tendrán las distintas zonas de los países como resultado del cambio climático). La mejora de estos bienes y servicios deberá entenderse de forma sostenible en el tiempo, lo cual implica garantizar su sostenibilidad financiera, incluyendo, cuando aplique, los costos de operación y mantenimiento. Para procurar su efectividad, estas reformas deberían ser informadas por procesos de consulta sociales en las comunidades o sectores donde se busque incentivar la inversión privada.

5.3 Adicionalmente, los países de la región pueden mejorar otras condiciones económicas importantes que determinen la inversión en el sector. Los pequeños y medianos productores tienen un bajo acceso al crédito y a otros instrumentos financieros, como los seguros agrícolas. El mejorar dicho acceso es clave para permitir inversiones que podrían aumentar la productividad, reducir el impacto en el medio ambiente y disminuir la vulnerabilidad (y por tanto aumentar la productividad) del sector a los riesgos de mercado y, particularmente, a los riesgos climáticos actuales y a los que puedan derivar del cambio climático. También existe un área de oportunidad en mejorar la eficiencia de las cadenas de valor, promoviendo la inversión (ya sea privada, público-privada o pública, cuando se trate de bienes públicos) en cuellos de botella y eslabones ausentes (por ejemplo, almacenaje, cadena de frío y puestos de inspección sanitaria) para reducir pérdidas y mejorar el acceso a los mercados nacionales e internacionales. El sentar las bases para fomentar la entrada de nuevos actores en diversos eslabones de las cadenas de valor será importante para incrementar la competencia.

2. Línea de acción 2. Fomentar una Agricultura sostenible, que reduzca y compense su impacto en el medio ambiente.

5.4 Desde un punto de vista económico, el impacto ambiental que tiene la Agricultura se debe a que el costo que le impone a la sociedad (una externalidad negativa) no se incluye dentro de los costos de producción ni, por lo tanto, dentro del precio al consumidor (la externalidad no es internalizada), de modo que no existen incentivos económicos para reducir

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dicho impacto. Para que esa internalización ocurra, resulta clave mejorar la gobernanza de los recursos naturales (agua, aire, tierras, bosques, y recursos marinos y ribereños) e implementar instrumentos de gestión de los mismos. Esto puede hacerse fortaleciendo las capacidades técnicas y operacionales de las autoridadades encargadas del manejo de los recursos naturales en aspectos como sistemas de información, monitoreo, control de recursos, y diseño de esquemas de gobernanza y fiscalización, concentrados en las áreas más sensibles. También resulta importante fortalecer estas capacidades entre miembros de la sociedad civil, comunidades y consumidores. El Grupo BID estará listo para brindar apoyo en estos aspectos así como en el diseño de políticas públicas y regímenes de manejo de recursos naturales que estén adaptados a las condiciones locales y basados en el otorgamiento de derechos de propiedad, incluyendo el fortalecimiento de las funciones de recaudación y administración para mejorar el financiamiento de la gestión de dichos recursos.

5.5 La gestión de los recursos naturales requiere un sólido sistema de información, planificación, monitoreo y evaluación. El trabajo técnico del Grupo BID contribuirá a la consolidación del conocimiento y de la información a disposición de las autoridades competentes en la gestión de los recursos naturales sobre aspectos socioeconómicos relativos al uso de esos recursos, sus stocks y la producción. Esta información se requiere para preparar planes de gestión (de zonas pesqueras, ecosistemas forestales, cuencas hidrográficas, u otros) que puedan ser concertados entre el sector público y el privado. A la par de esos planes, es importante definir indicadores y esquemas de monitoreo de avance del sector hacia la sostenibilidad medioambiental (como emisiones de GEI, cambio de uso de suelo, deforestación y niveles de contaminación, entre otros), incorporando, en lo posible, dicha información en los sistemas de estadísticas e información sectorial. El trabajo técnico del Grupo BID también apoyará la elaboración de estos planes, indicadores y esquemas de monitoreo.

5.6 Para reducir los impactos de la Agricultura sobre el medio ambiente, una política complementaria a las anteriores es la incentivación de la provisión de servicios ecosistémicos, por ejemplo a través de la agroecología. El Grupo BID ofrecerá apoyo técnico en la identificación e implementación de instrumentos costo-efectivos y financieramente sostenibles para incentivar la provisión de servicios ecosistémicos, a través de la adopción de prácticas agroecológicas.

3. Línea de acción 3. Desarrollar e implementar instrumentos que aumenten de manera sostenible los ingresos de los pequeños productores agrícolas.

5.7 En ALC, los mercados del sector Agricultura a menudo presentan varias fallas que generan ineficiencias y reducen la rentabilidad de los pequeños productores. Algunas de esas fallas pueden ser paliadas o incluso resueltas mediante la provisión de los bienes y servicios públicos mencionados en la primera línea de acción. Sin embargo, los pequeños productores agrícolas de la región a menudo enfrentan múltiples y profundas fallas de mercado que resultan en un limitado acceso a los mercados (tanto de factores como de productos), altos costos de transacción, restricciones de liquidez y falta de acceso a financiamiento, entre otros. En algunas situaciones, donde estos problemas son particularmente graves y se suman a otros como la baja aptitud agrícola de la tierra, la agricultura por sí sola difícilmente ofrecerá una salida a la pobreza que suele primar en esos contextos. En esos casos, el Grupo BID ofrecerá apoyo técnico para analizar y diseñar programas que combinen intervenciones destinadas a incrementar la

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- 45 -

productividad agrícola con intervenciones de protección social. Dado que las mujeres y otros grupos demográficos vulnerables enfrentan desventajas en el sector, los programas deberán adoptar un enfoque que procure eliminar esas desventajas. En todos estos casos (y, en general, en todas las intervenciones focalizadas en algún grupo demográfico o productor específico), se tomará en cuenta las características de los beneficiarios y del contexto (económico, social y ambiental) para adaptar las intervenciones a las mismas.

5.8 Se fomentará el desarrollo de explotaciones agrícolas en aquellas situaciones en las que la Agricultura pueda ser rentable; es decir, donde las fallas de mercado no sean extremas y no se sumen a otros factores agravantes. Para ello, el Grupo BID ofrecerá apoyo para el desarrollo de mecanismos costo-efectivos de incentivos a la adopción de innovaciones tecnológicas rentables, ambientalmente sostenibles y que contribuyan a la adaptación de los productores al cambio climático, poniendo especial atención a grupos vulnerables como mujeres y minorías étnicas. En coordinación con el sector privado, el Grupo BID también explorará mecanismos para fomentar el crédito y garantías con la finalidad de financiar eslabones claves en cadenas de valor o directamente a pequeños y medianos productores en sus necesidades de capital de trabajo o inversiones de capital, incluyendo el fondeo y la asistencia técnica a instituciones financieras intermediarias. También en coordinación con el sector privado, el Grupo BID promoverá el fomento de inversiones que apoyen a agronegocios orientados a la transformación e innovación agroindustrial, así como a empresas que favorezcan el desarrollo de alianzas de negocios. Al hacerlo, se pondrá énfasis en fomentar el acceso al crédito, a insumos básicos o a capital de inversión productiva de los pequeños y medianos productores. Al mismo tiempo, se enfatizarán las inversiones en modernización de infraestructura de logística, acopio y manejo de post-cosecha. Se enfatizarán también las inversiones que promuevan la inserción de los productores a los mercados de exportación.

4. Línea de acción 4. Apoyar la producción de alimentos necesarios para una dieta saludable

5.9 Ante los problemas de malnutrición que enfrenta ALC, los sistemas alimentarios deben aumentar esfuerzos para ofrecer a la población los alimentos de una dieta saludable. Para tal efecto, el Grupo BID ofrecerá apoyo en el desarrollo de intervenciones de Agricultura sensible a la nutrición, considerando las necesidades del sistema alimentario de cada país. El Grupo BID también estará dispuesto a apoyar en el desarrollo y diseminación de variedades con mayor contenido de micronutrientes en los programas de investigación agropecuaria. Asimismo, la colaboración del Grupo BID podrá dirigirse a la promoción de acciones que incrementen la oferta de dichos alimentos y otros con alto valor nutricional, así como de acciones dirigidas a informar a los consumidores sobre la calidad nutricia de los alimentos ofrecidos, contribuyendo también a la reducción del impacto de la Agricultura de ALC en el medio ambiente.

5. Línea de acción 5. Agenda de conocimiento

5.10 En las cuatro líneas de acción anteriores, el Grupo BID buscará aumentar el conocimiento sobre la efectividad de las políticas y programas que apoye. Para ello, el Grupo BID promoverá un diálogo regional abierto con la participación del sector público y el privado, que ayude a orientar el trabajo del Grupo. Para alimentar ese diálogo, el Grupo BID analizará el funcionamiento, costo-efectividad

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- 46 -

e impacto de proyectos emblemáticos, valiéndose de las metodologías más rigurosas posibles. Asimismo, buscará incorporar distintas medidas en los proyectos que financie para ampliar el conocimiento sobre los estímulos (nudges) y mecanismos que modifican el comportamiento de las personas para hacer un uso más eficiente de los recursos naturales necesarios para la producción agrícola, introducción de instrumentos de transferencia de riesgos, cambios en patrones de consumo, entre otros. El resultado de esos análisis será diseminado dentro y fuera de los países donde se hayan realizado los proyectos, con la finalidad de compartir el conocimiento y la experiencia entre los países de ALC.

5.11 A la par de lo anterior, el Grupo BID desarrollará una agenda de conocimiento sobre una serie de temas relevantes para los cuales hay poca información. Entre esos temas, se pueden mencionar los siguientes: efectividad de prácticas agroecológicas; efectividad y efectos distributivos de programas de subsidios agrícolas; efectividad de programas de promoción productiva combinados con transferencias condicionadas; servicios de extensión, asociatividad y capital social; subsector pesquero; funcionamiento de las cadenas de valor en la región; y efectividad de políticas agrícolas que tienen en cuenta la nutrición. Además, de manera transversal, se buscará continuar consolidando la estimación de apoyos a la Agricultura. Finalmente, el Grupo BID estará atento al surgimiento de fenómenos nuevos y disruptivos (por ejemplo, de índole tecnológica, climatológica o comercial, entre otros) para incluirlos, con oportunidad, en su agenda de conocimiento y para informar el diálogo con sus países miembros.

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ANEXO Página 1 de 17

GRÁFICOS Y CUADRO

Gráfico 1. Valor agregado agrícola como porcentaje del PIB a lo largo del tiempo

Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial (2019).

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Paraguay Perú Surinam Trinidad y Tobago Uruguay

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ANEXO Página 2 de 17

Gráfico 2. Producción bruta y exportaciones netas agrícolas a nivel mundial

Panel a. Producción bruta agrícola, promedio 2010-2016

Panel b. Exportaciones netas agrícolas, promedio 2010-2016

Fuente: Elaboración propia con datos de FAOSTAT, 2019.

Africa, 8%

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ANEXO Página 3 de 17

Gráfico 3. Producción bruta y exportaciones netas agrícolas de ALC

Panel a. Producción bruta agrícola de ALC, promedio 2010-2016

Panel b. Exportaciones netas agrícolas de ALC, promedio 2010-2016

Fuente: Elaboración propia con datos de FAOSTAT, 2019.

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Page 53: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 4 de 17

Gráfico 4. Descomposición de la PTF en eficiencia y cambio técnico

Fuente: Nin-Pratt (2019).

Gráfico 5. Fuentes de inversión en el sector Agricultura

Fuente: Elaboración propia con base en datos de (Lowder et al., 2012).

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Inversión privada Inversión pública Inv. Púb en I&D ODA IED

Page 54: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 5 de 17

Gráfico 6. Capacidad de los sistemas de información y estadísticas agrícolas, ALC 2013

Fuente: Elaboración propia con base en datos de (Galmes, 2013).

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Infraestructura Institucional Recursos Metodos y Practicas Disponibilidad de la Informacion

Page 55: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 6 de 17

Gráfico 7. Porcentaje de área agrícola no irrigada y necesidades de riego

Fuente: Elaboración propia con base en datos de FAOSTAT, 2019 y (Frenken & Gillet, 2012). Nota: El índice de necesidad de riego se ha calculado tomando el requerimiento de agua de riego (calculado por Frenken y Gillet, 2012), expresado en km3/año, y dividiéndolo por el área cultivada, obteniendo así un requerimiento de agua de riego (km3) anual por cada km2 de tierra cultivada. Después, ese requerimiento se multiplicó por la fracción del área cultivada que no está irrigada. El cálculo de Frenken y Gillet (2012) considera la evapotranspiración de los principales cultivos de los países a lo largo del año, los patrones de precipitación y las extracciones de agua para riego.

Gráfico 8. Densidad de caminos y extensión territorial, circa 2005

Fuente: Elaboración propia con datos de www.nationmaster.com

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Page 56: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 7 de 17

Gráfico 9. Percepción de la calidad de las carreteras

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Global Competitiveness Index 2017-2018.

Gráfico 10. Acceso a energía eléctrica en 2017, % de la población rural

Fuente: Elaboración propia con base en datos de sieLAC-OLADE, 2019. Notas: Las cifras de Honduras y Colombia corresponden a 2016. Las barras azules representan cobertura rural y las amarillas cobertura total (urbana y rural). Las cifras escritas dentro de las barras indican la última cifra disponible de cobertura rural, para los casos en que se cuenta con una.

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Page 57: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 8 de 17

Gráfico 11. Uso de AgTechs móviles en países en vías de desarrollo, 2019

Fuente: Elaboración propia con datos de GSMA AgriTech Deployment Tracker, disponible en https://www.gsma.com/mobilefordevelopment/m4d-tracker/magri-deployment-tracker/

Gráfico 12. Rechazos sanitarios de EE.UU. a exportaciones de alimentos provenientes de ALC, ponderados por volumen de exportaciones, promedio 2010-2017

Fuente: Elaboración propia con base en datos de rechazos de US FDA y comerciales de Comtrade. Nota: este indicador está sesgado hacia el 0 en el caso de países que tienen cerrado el mercado por motivos sanitarios (y que por lo tanto no obtienen rechazos).

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Page 58: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 9 de 17

Gráfico 13. Inversión pública en I+D en ALC, 2004-2013

Fuente: Elaboración propia con base en datos de ASTI (http://www.asti.cgiar.org/).

Gráfico 14. Número de empresas jóvenes (startups) en AgTech desarrolladas en ALC

Fuente: Elaboración propia con base en datos de BID Lab, 2019.

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Argentina, 104

Chile, 45

Colombia, 24

Uruguay, 19 Perú, 13

México, 12

Jamaica, 2

Paraguay, 2 Ecuador, 1 Nicaragua, 1Panamá, 1

Page 59: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 10 de 17

Gráfico 15. Acceso financiero en el mundo, población rural de 15 años o más, 2017

Fuente: Elaboración propia con datos de Global Findex (https://globalfindex.worldbank.org/).

Gráfico 16. Acceso financiero en el ALC, población rural de 15 años o más, 2017

Fuente: Elaboración propia con datos de Global Findex (https://globalfindex.worldbank.org/).

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

Cta. Inst. Fin. Ahorro en Inst.Fin.

Préstamo p/fincao negocio rural

Préstamo Inst.Fin. o tarjeta

crédito

Préstamo defamilia/amigos

Préstamocualquiercantidad

Africa Sub Sahariana Medio Oriente y Africa del Norte América Latina y el Caribe Promedio Mundial

Este Asiático y Pacífico Europa y Asia Central Norteamérica

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

Cta. Inst. Fin. Ahorro en Inst. Fin. Préstamo p/finca onegocio rural

Préstamo Inst. Fin. otarjeta crédito

Préstamo defamilia/amigos

Préstamo cualquiercantidad

Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica R. Dominicana

Ecuador El Salvador Guatemala Haití Honduras México Nicaragua

Panamá Paraguay Perú Trinidad y Tobago Uruguay Venezuela

Page 60: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 11 de 17

Gráfico 17. Índice Mundial de Riesgo, 2018

Fuente: Elaboración propia con datos de (Heintze et al., 2018). Nota: Los números en las columnas representan el ranking de cada país entre los 172 países incluídos.

Gráfico 18. Emisiones de GEI por unidad de producto agrícola, ALC

Fuente: Nin-Pratt, 2019.

168

135

134

133 12

1

119

116

92 85 81 71 68 66 60 59 55

39 33 28 27

21

17

14 11

7

5

0

5

10

15

20

25

Bar

ba

do

s

Arg

enti

na

Para

guay

Uru

guay

Bra

sil

Bah

amas

Bol

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Méx

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la

Suri

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Pana

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ize

Tri

nid

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ndu

ras

Rep

. Do

min

ican

a

Ch

ile

Jam

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ua

El S

alva

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Co

sta

Ric

a

Gu

ate

ma

la

Guy

ana

Va

lor

del

índ

ice

Muy Bajo Bajo Medio Alto Muy Alto

2.0

2.5

3.0

3.5

4.0

4.5

5.0

19

92

19

94

19

96

19

98

20

00

20

02

20

04

20

06

20

08

20

10

20

12

20

14

20

16

Ton

elad

as d

e C

O2e

q p

or

I$ (

20

04

-20

06

)

Page 61: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 12 de 17

Gráfico 19. Deforestación en el Amazonas brasileño

Fuente: Elaboración propia con datos de https://rainforests.mongabay.com/amazon/deforestation-rate.html provenientes del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais.

Gráfico 20. Pérdida de cobertura boscosa en ALC, 2001-2018

Fuente: Elaboración propia con base en datos http://globalforestwatch.org/ obtenidos con la metodología de Hansen et al., 2013. Notas: Los datos provienen de imágenes satelitales. Se considera área boscosa aquella donde las copas de los árboles subren al menos 30% de la superficie. La pérdida de cobertura boscosa incluye todas las causas, como deforestación e incendios. El aumento en pérdida de cobertura boscosa en Brasil en 2016 y 2017 se debe, principalmente, a incendios históricos en el Amazonas.

-

500

1,000

1,500

2,000

2,500

Jun

-08

Dec

-08

Jun

-09

Dec

-09

Jun

-10

Dec

-10

Jun

-11

Dec

-11

Jun

-12

Dec

-12

Jun

-13

Dec

-13

Jun

-14

Dec

-14

Jun

-15

Dec

-15

Jun

-16

Dec

-16

Jun

-17

Dec

-17

Jun

-18

Dec

-18

Jun

-19

Are

a D

efo

rest

ada

(km

2 )

-

2,000,000

4,000,000

6,000,000

8,000,000

10,000,000

-

10,000

20,000

30,000

40,000

50,000

60,000

70,000

80,000

90,000

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Co

ber

tura

bo

sco

sa t

ota

l en

ALC

(km

2 )

Pér

did

a an

ual

de

cob

ertu

ra b

osc

osa

(km

2 )

Cobertura total ALC (der.) Brasil Colombia Bolivia México

Paraguay Perú Argentina Venezuela Chile

Honduras Nicaragua Guatemala Ecuador Panamá

Uruguay Surinam R. Dominicana Costa Rica Guyana

Belize Haití El Salvador Jamaica Trinidad y Tobago

Bahamas Barbados

Page 62: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 13 de 17

Gráfico 21. Uso de pesticidas en el mundo, 1990-2014

Fuente: Elaboración propia con datos de FAOSTAT, 2019.

Gráfico 22. Número de especies animales y vegetales amenazadas por región del mundo

Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial, 2019.

0

2

4

6

8

10

12

14

19

90

19

91

19

92

19

93

19

94

19

95

19

96

19

97

19

98

19

99

20

00

20

01

20

02

20

03

20

04

20

05

20

06

20

07

20

08

20

09

20

10

20

11

20

12

20

13

20

14

Kg/

ha

Asia Central ALC Europa

Medio Oriente y Africa del Norte Norteamérica Pacífico

Sudeste Asiático Africa Sub Sahariana

-

1,000

2,000

3,000

4,000

5,000

6,000

Polinesia yMicronesia

Norteamérica MedioOriente yAfrica del

Norte

Asia del Sur Europa y AsiaCentral

Asia Oriental yPacífico

Africa SubSahariana

AméricaLatina yCaribe

mer

o d

e es

pec

ies

Mamíferos Plantas Peces Aves

Page 63: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 14 de 17

Cuadro 1. Pobreza rural en América Latina y el Caribe

Fuente: (FAO, 2018b).

Gráfico 23. Cambio 1980-2015 en el porcentaje de la población de 50 años o más de edad en ALC, zonas urbanas y rurales

Fuente: Elaboración propia con base en datos de UN Population Division, “Urban and Rural Population by Age and Sex, 1980-2015”, versión 3, agosto 2014.

Año % Año %

Uruguay 2007 13 2014 2

Chile 1990 39 2013 7

Costa Rica 1990 27 2014 22

Ecuador 2000 66 2014 27

Brasil 1990 71 2014 29

Panamá 2001 55 2014 41

Colombia 1991 61 2014 42

R. Dominicana 2002 56 2014 44

México 1989 57 2014 45

Perú 1997 73 2014 46

El Salvador 1995 64 2014 49

Paraguay 1999 70 2014 51

Bolivia 1997 79 2013 54

Nicaragua 1993 83 2009 65

Guatemala 1989 78 2014 77

Honduras 1990 88 2013 82

Pobreza rural en países de ALC

Ca. 2000 Ca. 2014

-5%

0%

5%

10%

15%

20%

Per

ú

Ve

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a

Jam

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lom

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Gu

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Nic

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El S

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Co

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R. D

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ana

Bra

sil

Ch

ile

Pan

amá

Trin

idad

y T

ob

ago

Arg

enti

na

Par

agu

ay

Bo

livia

Bar

bad

os

Bah

amas

Bel

ize

Hai

Uru

guay

% d

e la

po

bla

ció

n

Cambio Urbano Cambio Rural Cambio Rural - Cambio Urbano

Page 64: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 15 de 17

Gráfico 24. Consumo de alimentos en el mundo (2010) y límites recomendados

Nota: La línea negra representa el nivel de consumo máximo recomendado y la línea roja el nivel de consumo mínimo recomendado.

0

50

100

150

200

250

300

350

400

450

Asi

a P

ac.,

Alt

o In

gre

so

Asi

a, C

entr

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Asi

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ste

Asi

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Euro

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Euro

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Sah

. Afr

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Sub-

Sah

. Afr

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Sub-

Sah

. Afr

ica,

Oe

ste

g/d

ía

Frutas

0

50

100

150

200

250

300

350

400

450

500

Asi

a P

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Alt

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so

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entr

al

Asi

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Euro

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Cen

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Euro

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Est

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Euro

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Car

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Lat.

Am

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s

Lat.

Am

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l

Lat.

Am

., Su

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Lat.

Am

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al

Afr

ica

Nte

./ M

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Ote

.

Am

eric

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te.,

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gres

o

Oce

ania

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Cen

tral

Sub-

Sah

. Afr

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Est

e

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Su

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Sub-

Sah

. Afr

ica,

Oe

ste

g/d

ía

Verduras

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

Asi

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pa,

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Euro

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Est

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Afr

ica

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./ M

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Ote

.

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Oce

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Sub-

Sah

. Afr

ica,

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tral

Sub-

Sah

. Afr

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Est

e

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Su

r

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Oe

ste

g/d

ía

Carnes Rojas

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

Asi

a P

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Alt

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so

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Asi

a, E

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Asi

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ur

Asi

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Au

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a

Euro

pa,

Cen

tral

Euro

pa,

Est

e

Euro

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Oes

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Car

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Am

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Oce

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Sah

. Afr

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Sub-

Sah

. Afr

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Est

e

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Su

r

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Oe

ste

g/d

ía

Carnes Procesadas

0

50

100

150

200

250

300

350

400

450

500

Asi

a P

ac.,

Alt

o In

gre

so

Asi

a, C

entr

al

Asi

a, E

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Asi

a, S

ur

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Cen

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Euro

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Euro

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Oes

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Sah

. Afr

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Sub-

Sah

. Afr

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r

Sub-

Sah

. Afr

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ste

g/d

ía

Leche

0

10

20

30

40

50

60

Asi

a P

ac.,

Alt

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gre

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entr

al

Asi

a, E

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Asi

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ur

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Euro

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Cen

tral

Euro

pa,

Est

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Euro

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Oes

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Car

ibe

Lat.

Am

., A

nde

s

Lat.

Am

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o

Oce

ania

Sub-

Sah

. Afr

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Cen

tral

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Sah

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Sah

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r

Sub-

Sah

. Afr

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Oe

ste

g/d

ía

Nueces y Semillas

Page 65: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 16 de 17

Gráfico 24 (cont.). Consumo de alimentos en el mundo (2010) y límites recomendados

Fuente: Elaboración propia con datos de www.globaldietarydatabase.org y límites establecidos por (Global Panel on Agriculture and Food Systems for Nutrition, 2016a). Nota: La línea negra representa el nivel de consumo máximo recomendado y la línea roja el nivel de consumo mínimo recomendado. El consumo de Omega 3 se hizo suponiendo que cada gramo de consumo de pescados y mariscos contiene 10mg de Omega 3, lo cual resulta del promedio del contenido mínimo de Omega 3 del salmón (17.647mg) y del contenido máximo de Omega 3 de las vieiras (scallops) (2.353mg).

0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

Asi

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gres

o

Oce

ania

Sub-

Sah

. Afr

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Cen

tral

Sub-

Sah

. Afr

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e

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Sah

. Afr

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Su

r

Sub-

Sah

. Afr

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Oe

ste

g/d

ía

Omega 3

0

5

10

15

20

25

30

35

Asi

a P

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Alt

o In

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Asi

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Asi

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Euro

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Est

e

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.

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Oce

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Sub-

Sah

. Afr

ica,

Cen

tral

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Est

e

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Su

r

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Oe

ste

g/d

ía

Fibra

0

20

40

60

80

100

120

140

160

180

Asi

a P

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Alt

o In

gre

so

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entr

al

Asi

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ste

Asi

a, S

ur

Asi

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ure

ste

Au

stra

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a

Euro

pa,

Cen

tral

Euro

pa,

Est

e

Euro

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Car

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./ M

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.

Am

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Oce

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Sub-

Sah

. Afr

ica,

Cen

tral

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Est

e

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Su

r

Sub-

Sah

. Afr

ica,

Oe

ste

g/d

ía

Granos Enteros

0

100

200

300

400

500

600

Asi

a P

ac.,

Alt

o In

gre

so

Asi

a, C

entr

al

Asi

a, E

ste

Asi

a, S

ur

Asi

a, S

ure

ste

Au

stra

lasi

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Euro

pa,

Cen

tral

Euro

pa,

Est

e

Euro

pa,

Oes

te

Car

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Am

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./ M

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o

Oce

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Sub-

Sah

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Cen

tral

Sub-

Sah

. Afr

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Est

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Sub-

Sah

. Afr

ica,

Su

r

Sub-

Sah

. Afr

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Oe

ste

g/d

ía

Bebidas Azucaradas

Page 66: DOCUMENTO DE MARCO SECTORIAL DE AGRICULTURA D M A D …

ANEXO Página 17 de 17

Gráfico 25. Composición del gasto público agropecuario en ALC

Fuente: Elaboración propia con datos de Agrimonitor. Nota: Los datos corresponden a distintos años, entre 2014 y 2017, salvo para los casos de Bolivia (2009) y Perú (2013).

$-

$1,000

$2,000

$3,000

$4,000

$5,000

$6,000

$7,000

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

Arg

enti

na

Suri

nam

Co

sta

Ric

a

Uru

guay

Bah

amas

Nic

arag

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