divertimento poético clásico

16
01. Ausencia Ir y quedarse, y con quedar partirse, partir sin alma, y ir con alma ajena, oír la dulce voz de una sirena y no poder del árbol desasirse; arder como la vela y consumirse haciendo torres sobre tierna arena; caer de un cielo, y ser demonio en pena, y de serlo jamás arrepentirse; hablar entre las mudas soledades, pedir prestada, sobre fe, paciencia, y lo que es temporal llamar eterno; creer sospechas y negar verdades, es lo que llaman en el mundo ausencia, fuego en el alma y en la vida infierno. Lope de Vega (versión de Imanol, “Ausencia”, 2000)

Upload: manuel-alfonsin-solino

Post on 31-Mar-2016

231 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

Juego poético del Club de Lectura

TRANSCRIPT

Page 1: Divertimento Poético Clásico

01. Ausencia

Ir y quedarse, y con quedar partirse, partir sin alma, y ir con alma ajena, oír la dulce voz de una sirena y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse haciendo torres sobre tierna arena; caer de un cielo, y ser demonio en pena, y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades, pedir prestada, sobre fe, paciencia, y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades, es lo que llaman en el mundo ausencia, fuego en el alma y en la vida infierno.

Lope de Vega (versión de Imanol, “Ausencia”, 2000)

Page 2: Divertimento Poético Clásico

02. Lo que puede el dinero Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar; al torpe hace discreto, hombre de respetar, hace correr al cojo al mudo le hace hablar; el que no tiene manos bien lo quiere tomar. También al hombre necio y rudo labrador dineros le convierten en hidalgo doctor; Cuanto más rico es uno, más grande es su valor, quien no tiene dinero no es de sí señor. Y si tienes dinero tendrás consolación, placeres y alegrías y del Papa ración, comprarás Paraíso, ganarás la salvación: donde hay mucho dinero hay mucha bendición. Él crea los priores, los obispos, los abades, arzobispos, doctores, patriarcas, potestades; a los clérigos necios da muchas dignidades, de verdad hace mentiras; de mentiras hace verdades. Él hace muchos clérigos y muchos ordenados, muchos monjes y monjas, religiosos sagrados, el dinero les da por bien examinados: a los pobres les dicen que no son ilustrados. Yo he visto a muchos curas en sus predicaciones, despreciar el dinero, también sus tentaciones, pero, al fin, por dinero otorgan los perdones, absuelven los ayunos y ofrecen oraciones. Dicen frailes y clérigos que aman a Dios servir, más si huelen que el rico está para morir, y oyen que su dinero empieza a retiñir, por quién ha de cogerlo empiezan a reñir. En resumen lo digo, entiéndelo mejor, el dinero es del mundo el gran agitador, hace señor al siervo y siervo hace al señor, toda cosa del siglo se hace por su amor. Arcipreste de Hita (versión de Paco Ibáñez, “Concert au Teatro de la Comedia de Madrid”, 1968)

Page 3: Divertimento Poético Clásico

03. Poderoso caballero

Madre, yo al oro me humillo, Él es mi amante y mi amado, Pues de puro enamorado Anda continuo amarillo. Que pues doblón o sencillo Hace todo cuanto quiero, Poderoso caballero Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado, Donde el mundo le acompaña; Viene a morir en España, Y es en Génova enterrado. Y pues quien le trae al lado Es hermoso, aunque sea fiero, Poderoso caballero Es don Dinero.

Son sus padres principales, Y es de nobles descendiente, Porque en las venas de Oriente Todas las sangres son Reales. Y pues es quien hace iguales Al rico y al pordiosero, Poderoso caballero Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla Ver en su gloria, sin tasa, Que es lo más ruin de su casa Doña Blanca de Castilla? Mas pues que su fuerza humilla Al cobarde y al guerrero, Poderoso caballero Es don Dinero.

Es tanta su majestad, Aunque son sus duelos hartos, Que aun con estar hecho cuartos No pierde su calidad. Pero pues da autoridad Al gañán y al jornalero,

Poderoso caballero Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra (Mirad si es harto sagaz) Sus escudos en la paz Que rodelas en la guerra. Pues al natural destierra Y hace propio al forastero, Poderoso caballero Es don Dinero.

Francisco de Quevedo (versión de Paco Ibáñez, “Paco Ibáñez 2”, 1967)

Page 4: Divertimento Poético Clásico

04. Andeme yo caliente y ríase

la gente

Traten otros del gobierno Del mundo y sus monarquías, Mientras gobiernan mis días Mantequillas y pan tierno, Y las mañanas de invierno Naranjada y aguardiente, Y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla El príncipe mil cuidados, Cómo píldoras dorados; Que yo en mi pobre mesilla Quiero más una morcilla Que en el asador reviente, Y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas De blanca nieve el enero, Tenga yo lleno el brasero De bellotas y castañas, Y quien las dulces patrañas Del Rey que rabió me cuente, Y ríase la gente.

Busque muy en hora buena El mercader nuevos soles; Yo conchas y caracoles Entre la menuda arena, Escuchando a Filomena Sobre el chopo de la fuente, Y ríase la gente.

Pase a media noche el mar, Y arda en amorosa llama Leandro por ver a su Dama; Que yo más quiero pasar Del golfo de mi lagar La blanca o roja corriente, Y ríase la gente.

Pues Amor es tan cruel, Que de Píramo y su amada Hace tálamo una espada, Do se junten ella y él, Sea mi Tisbe un pastel, Y la espada sea mi diente, Y ríase la gente

Luis de Góngora (versión de Paco Ibáñez, “Paco Ibáñez 1”, 1964)

Page 5: Divertimento Poético Clásico

05. El cuento de la lechera Llevaba en la cabeza una lechera el cántaro al mercado con aquella presteza, aquel aire sencillo, aquel agrado, que va diciendo a todo el que lo advierte ¡Yo si que estoy contenta con mi suerte! Porque no apetecía más compañía que su pensamiento, que alegre le ofrecía inocentes ideas de contento. Marchaba sola la feliz lechera, y decía entre sí de esta manera: “Esta leche vendida, en limpio me dará tanto dinero, y con esta partida un canasto de huevos comprar quiero, para sacar cien pollos, que al estío merodeen cantando el pío, pío.” “Del importe logrado de tanto pollo mercaré un cochino; con bellota, salvado, berza, castaña engordará sin tino; tanto que puede ser que yo consiga ver como se le arrastra la barriga”. “Llevarelo al mercado: sacaré de él sin duda buen dinero; compraré de contado una robusta vaca y un ternero, que salte y corra toda la campaña, hasta el monte cercano a la cabaña”. Con este pensamiento enajenada, brinca de manera que a su salto violento el cántaro cayó. ¡Pobre lechera! ¡Qué compasión! Adiós leche, dinero, huevos, pollos, lechón, vaca y ternero. ¡Oh loca fantasía!, ¡Qué palacios fabricas en el viento! Modera tu alegría; no sea que saltando de contento, al contemplar dichosa tu mudanza,

quiebre tu cantarilla la esperanza. No seas ambiciosa de mejor o más próspera fortuna; que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna. No anheles impaciente el bien futuro: mira que ni el presente está seguro.

Félix María de Samaniego (versión de Paco Ibáñez, “A galopar”, 1992)

Page 6: Divertimento Poético Clásico

06. Las ranas que demandaban un rey Las ranas en un lago cantaban et jugaban, cosa non las nucía, bien solteras andaban, creyeron al diablo que de mal se pagaban, pidieron Rey a Don Júpiter, mucho gelo rogaban. Envióles Don Júpiter una viga de lagar, la mayor quel pudo, cayó en ese lugar: el grand golpe del fuste fizo las ranas callar, mas vieron que no era Rey para las castigar. Suben sobre la viga cuantas podían subir, digeron: non es este Rey para lo nos servir: pidieron Rey a Don Júpiter como lo solían pedir, Don Júpiter con saña hóbolas de oír. Envióles por su Rey cigueña mansillera, cercaba todo el lago, ansí fas la ribera, andando pico abierta como era venternera de dos en dos las ranas comía bien ligera. Querellando a Don Júpiter, dieron voces las ranas: señor, señor, acórrenos, tú que matas et sanas, el Rey que tú nos diste por nuestras voces vanas danos muy malas tardes et peores mañanas. Su vientre nos sotierra, su pico nos estraga, de dos en dos nos come, nos abarca et nos traga: señor, tú nos defiende, señor, tú ya nos paga, danos la tu ayuda, tira de nos tu plaga. Respondióles Don Júpiter: tened lo que pedistes el Rey tan demandado por cuantas voces distes: vengué vuestra locura, ca en poco tuvistes ser libres et sin premia: reñid, pues lo quisistes. Quien tiene lo quel' cumple, con ello sea pagado, quien puede ser suyo, non sea enagenado, el que non toviere premia non quiera ser premiado, libertad e soltura non es por oro comprado. Arcipreste de Hita (versión de Paco Ibáñez, “En vivo en Obras, Argentina”, 1985)

Page 7: Divertimento Poético Clásico

07. Bien puede ser, no puede

ser

Que pida a un galán Minguilla Cinco puntos de jervilla, Bien puede ser; Mas que calzando diez Menga, Quiera que justo le venga, No puede ser.

Que se case un don Pelote Con una dama sin dote, Bien puede ser; Mas que no dé algunos días Por un pan las damerías, No puede ser.

Que la viuda en el sermón Dé mil suspiros sin son, Bien puede ser; Mas que no los dé, a mi cuenta, Porque sepan dó se sienta, No puede ser.

Que esté la bella casada Bien vestida y mal celada, Bien puede ser; Mas que el bueno del marido No sepa quién dio el vestido, No puede ser.

Que anochezca cano el viejo, Y que amanezca bermejo, Bien puede ser; Mas que a creer nos estreche Que es milagro y no escabeche No puede ser.

Que se precie un don Pelón Que se comió un perdigón, Bien puede ser; Mas que la biznaga honrada No diga que fue ensalada, No puede ser.

Que olvide a la hija el padre De buscarle quien le cuadre, Bien puede ser; Mas que se pase el invierno Sin que ella le busque yerno, No puede ser.

Que la del color quebrado Culpe al barro colorado, Bien puede ser; Mas que no entendamos todos Que aquestos barros son lodos, No puede ser.

Que por parir mil loquillas Enciendan mil candelillas, Bien puede ser; Mas que, público o secreto, No haga algún cirio efeto, No puede ser.

Que sea el otro Letrado Por Salamanca aprobado, Bien puede ser; Mas que traiga buenos guantes Sin que acudan pleiteantes, No puede ser.

Que sea médico más grave quien más aforismos sabe, Bien puede ser; mas que no sea más experto el que más hubiere muerto, No puede ser.

Que acuda a tiempo un galán con un dicho y un refrán, Bien puede ser; mas que entendamos por eso que en Floresta no está impreso, No puede ser.

Que oiga Menga una canción Con piedad y atención,

Page 8: Divertimento Poético Clásico

Bien puede ser; Mas que no sea más piadosa A dos escudos en prosa, No puede ser.

Que sea el Padre Presentado Predicador afamado, Bien puede ser; Mas que muchos puntos buenos No sean estudios ajenos, No puede ser.

Que una guitarrilla pueda Mucho, después de la queda, Bien puede ser; Mas que no sea necedad Despertar la vecindad, No puede ser.

Que el mochilero o soldado Deje su tercio embarcado, Bien puede ser; Mas que le crean de la guerra Porque entró roto en su tierra, No puede ser.

Que se emplee el que es discreto En hacer un buen soneto, Bien puede ser; Mas que un menguado no sea El que en hacer dos se emplea, No puede ser.

Que quiera una dama esquiva Lengua muerta y bolsa viva, Bien puede ser; Mas que halle, sin dar puerta, Bolsa viva y lengua muerta, No puede ser.

Que el confeso al caballero Socorra con su dinero, Bien puede ser; Mas que le dé, porque presta,

Lado el día de la fiesta, No puede ser.

Que junte un rico avariento Los doblones ciento a ciento, Bien puede ser; Mas que el sucesor gentil No los gaste mil a mil, No puede ser.

Que se pasee Narciso Con un cuello en paraíso, Bien puede ser; Más que no sea notorio Que anda el cuerpo en purgatorio, No puede ser.

Luis de Góngora (versión de Paco Ibáñez, “Paco Ibáñez 1”, 1964)

Page 9: Divertimento Poético Clásico

08. Es amarga la verdad

Pues amarga la verdad, Quiero echarla de la boca; Y si al alma su hiel toca, Esconderla es necedad. Sépase, pues libertad Ha engendrado en mi pereza La Pobreza.

¿Quién hace al tuerto galán Y prudente al sin consejo? ¿Quién al avariento viejo Le sirve de Río Jordán? ¿Quién hace de piedras pan, Sin ser el Dios verdadero El Dinero.

¿Quién con su fiereza espanta El Cetro y Corona al Rey? ¿Quién, careciendo de ley, Merece nombre de Santa? ¿Quién con la humildad levanta A los cielos la cabeza? La Pobreza.

¿Quién los jueces con pasión, Sin ser ungüento, hace humanos, Pues untándolos las manos Los ablanda el corazón? ¿Quién gasta su opilación Con oro y no con acero? El Dinero.

¿Quién procura que se aleje Del suelo la gloria vana? ¿Quién siendo toda Cristiana, Tiene la cara de hereje? ¿Quién hace que al hombre aqueje El desprecio y la tristeza? La Pobreza.

¿Quién la Montaña derriba Al Valle; la Hermosa al feo?

¿Quién podrá cuanto el deseo, Aunque imposible, conciba? ¿Y quién lo de abajo arriba Vuelve en el mundo ligero? El Dinero.

Francisco de Quevedo (versión de Paco Ibáñez, “Paco Ibáñez 2”, 1967)

Page 10: Divertimento Poético Clásico

09. Romance del Conde Arnaldos ¡Quién hubiese tal ventura sobre las aguas del mar como hubo el conde Arnaldos la mañana de San Juan! Con un falcón en la mano la caza iba cazar, vio venir una galera que a tierra quiere llegar. Las velas traía de seda, la ejercia de un cendal, marinero que la manda diciendo viene un cantar que la mar facía en calma, los vientos hace amainar, los peces que andan n'el hondo, arriba los hace andar, las aves que andan volando n'el mastel las faz posar. Allí fabló el conde Arnaldos, bien oiréis lo que dirá: -Por Dios te ruego, marinero, dígasme ora ese cantar.- Respondióle el marinero, tal respuesta le fue a dar: -Yo no digo esta canción sino a quien conmigo va.- Anónimo (versión de Amancio Prada, “Escrito está”, 2001)

Page 11: Divertimento Poético Clásico

10. Romance del Conde Niño Conde Niño, por amores es niño y pasó a la mar; va a dar agua a su caballo la mañana de San Juan. Mientras el caballo bebe él canta dulce cantar; todas las aves del cielo se paraban a escuchar; caminante que camina olvida su caminar, navegante que navega la nave vuelve hacia allá. La reina estaba labrando, la hija durmiendo está: -Levantaos, Albaniña, de vuestro dulce folgar, sentiréis cantar hermoso la sirenita del mar. -No es la sirenita, madre, la de tan bello cantar, si no es el Conde Niño que por mí quiere finar. ¡Quién le pudiese valer en su tan triste penar! -Si por tus amores pena, ¡oh, malhaya su cantar!, y porque nunca los goce yo le mandaré matar. -Si le manda matar, madre juntos nos han de enterrar. Él murió a la media noche, ella a los gallos cantar; a ella como hija de reyes la entierran en el altar, a él como hijo de conde unos pasos más atrás. De ella nació un rosal blanco, de él nació un espino albar; crece el uno, crece el otro,

los dos se van a juntar; las ramitas que se alcanzan fuertes abrazos se dan, y las que no se alcanzaban no dejan de suspirar. La reina, llena de envidia, ambos los mandó cortar; el galán que los cortaba no cesaba de llorar; della naciera una garza, dél un fuerte gavilán juntos vuelan por el cielo, juntos vuelan a la par. Anónimo (versión de Paco Ibáñez, “A flor de tiempo”, 1978)

Page 12: Divertimento Poético Clásico

11. Romance del prisionero Que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor; sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión; que ni sé cuándo es de día ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba el albor. Matómela un ballestero; déle Dios mal galardón. Anónimo (versión de Joaquín Díaz, “Recital”, 1967)

Page 13: Divertimento Poético Clásico

12. Romance satírico

Pues me hacéis casamentero, Ángela de Mondragón, escuchad de vuestro esposo, las grandezas y el valor. Él es un médico honrado, por la gracia del Señor, que tiene muy buenas letras en el cambio, y el bolsón. Quien os lo pintó cobarde no lo conoce, y mintió, que ha muerto más hombres vivos que mató el Cid Campeador. En entrando en una casa tiene tal reputación, que luego dicen los niños: Dios perdone al que murió. Y con ser todos mortales los médicos, pienso yo que son todos venïales comparados al doctor. Al caminante en los pueblos se le pide información, temiéndole más que a peste, de si le conoce, o no. De médicos semejantes hace el rey, nuestro señor, bombardas a sus castillos, mosquetes a su escuadrón. Si a alguno cura y no muere, piensa que resucitó, y por milagro le ofrece la mortaja y el cordón. Si acaso estando en su casa oye dar algún clamor, tomando papel y tinta, escribe: "ante mí pasó". No se le ha muerto ninguno de los que cura hasta hoy, porque antes que se mueran los mata sin confesión. De envidia de los verdugos maldice al corregidor, que sobre los ahorcados no le quiere dar pensión. Piensan que es la muerte algunos; otros, viendo su rigor, le llaman el día del juicio, pues es total perdición. No come por engordar,

ni por el dulce sabor, sino por matar la hambre, que es matar su inclinación. Por matar mata las luces, y si no le alumbra el sol, como murciélagos viven a la sombra de un rincón. Su mula, aunque no está muerta, no penséis que se escapó, que está matada de suerte, que le viene a ser peor. En que se ve tan famoso, y en tan buena estimación, atento a vuestra belleza, se ha enamorado de vos. No pide le deis más dote de ver que matéis de amor, que en matando de algún modo, para en uno sois los dos. Casaos con él, y jamás de viuda tendréis pasión, que nunca la misma muerte se oyó decir que murió. Si lo hacéis, a Dios le ruego que gocéis con bendición; pero si no, que nos libre de conocer al doctor

Francisco de Quevedo (versión de Paco Ibáñez, “Paco Ibáñez 2”, 1967)

Page 14: Divertimento Poético Clásico

13. ¡Que se nos va la Pascua,

mozas, que se nos va la Pascua!

Mozuelas las de mi barrio, Loquillas y confiadas, Mirad no os engañe el tiempo, La edad y la confianza. No os dejéis lisonjear De la juventud lozana, Porque de caducas flores Teje el tiempo sus guirnaldas.

¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua!

Vuelan los ligeros años, Y con presurosas alas Nos roban, como harpías, Nuestras sabrosas viandas. La flor de la maravilla Esta verdad nos declara, Porque le hurta la tarde Lo que le dio la mañana.

¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua!

Mirad que cuando pensáis Que hacen la señal del alba Las campanas de la vida, Es la queda, y os desarman De vuestro color y lustre, De vuestro donaire y gracia, Y quedáis todas perdidas Por mayores de la marca.

¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua!

Yo sé de una buena vieja Que fue un tiempo rubia y zarca, Y que al presente le cuesta Harto caro el ver su cara, Porque su bruñida frente Y sus mejillas se hallan Más que roquete de obispo Encogidas y arrugadas.

¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua!

Y sé de otra buena vieja, Que un diente que le quedaba Se lo dejó este otro día Sepultado en unas natas, Y con lágrimas le dice: «Diente mío de mi alma, Yo sé cuándo fuistes perla, Aunque ahora no sois caña.»

¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua!

Por eso, mozuelas locas, Antes que la edad avara El rubio cabello de oro Convierta en luciente plata, Quered cuando sois queridas, Amad cuando sois amadas, Mirad, bobas, que detrás Se pinta la ocasión calva.

¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua! Luis de Góngora (versión de Paco Ibáñez, “Paco Ibáñez 1”, 1964)

Page 15: Divertimento Poético Clásico

14. Matrimonio incauto Un tejedor tenía de poca edad dos niños inocentes con los cuales dormía, por ser tan corto en bienes de fortuna que no había más cama ni más cuna. Una noche de frío se arrimó a la parienta su pariente por gozar del estío, pues a todo casado se permite que cuando tenga frío se lo quite. Empieza la tarea, y tan a pecho tómala y tal brinca y tal se bambolea, que, al sacudir los pies el burro en celo, da con los chiquitines en el suelo. La madre, que lo nota, de la cama se tira, aunque rendida de volver la pelota, y al levantar sus hijos adorados, los encuentra a los dos descalabrados. Póneles balsamina y a la cama los vuelve cariñosa, cada cual a su esquina, diciéndoles que aquello ha sucedido porque estaba su padre algo bebido. Antes que amaneciera sintió el amigo gana de más coles, y la tal curandera se entregó a los placeres reiterados, sin echar cuenta en los descalabrados. El niño mayorcito, que notó de la cama el movimiento, dijo al otro, quedito: - ¡Agárrate al colchón pronto, muchacho, mira que vuelve padre a estar borracho! Félix María de Samaniego (versión de Paco Ibáñez, “En vivo en Obras, Argentina”, 1985)

Page 16: Divertimento Poético Clásico

15. Quien quiere un juguete Quien quiere un juguete No lo vendo por travieso ni porque a nadie ofende... es alegre y juguetón y por las niñas se pierde Niñas, guardaos de enojarle que vive dios que arremete y cuando estéis más seguras por vuestro postigos entre. Que ni hiere, ni mata, ni pica, ni muerde. Es alegre a todas horas y amanece o no amanece hay vecina que daría cuanto tiene por tenerle. Porque le conoce ya y porque son más de siete las noches que por pecar ha amanecido a la muerte. Que ni hiere, ni mata, Ni pica, ni muerde. Es su condición tan noble que cuanto más furia tiene las niñas juegan con él al juego del esconderse a mí me daba Juanilla la esposa de Antón Llorente una hora de descanso por un palmo del juguete." Luis de Góngora (versión de Paco Ibáñez, “En vivo en Obras, Argentina”, 1985)