discurso marco 13 de diciembre
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Discurso Marco 13 de DiciembreTRANSCRIPT
Queridos compatriotas, mujeres y hombres libertarios que me han acompañado en esta gesta por cambiar Chile:
Esta mañana fui con mis hijas a visitar la tumba de Miguel Enríquez, mi padre. Él fue asesinado por la dictadura en 1974. Les expliqué a Fernanda y Manuela que mi padre murió luchando por un Chile más justo. Les dije a mis hijas que su abuelo murió siendo más joven de lo que yo soy ahora y que, tampoco, tenia posesiones materiales, sólo ideales y convicciones. Esta mañana hubiera querido poder abrazar a mi padre como abracé a mis hijas.
Chile cambió y ha sido nuestra candidatura la que ha acelerado el cambio. Y ya nada será igual que antes. Me siento orgulloso de haber sido el portavoz de ustedes y de sus sueños, de haber participado en la construcción de una épica, de una proeza en la que ustedes han sido los protagonistas, los que han escrito en estos meses, y en este día, una de las páginas más bellas de la historia de Chile. A todos ustedes, que han hecho esto posible, quiero darles las gracias.
Hay quienes convirtieron la política en un club privado en el que entran sólo los mismos de siempre, sin embargo, los casi 70 mil chilenos que firmaron en una notaría y luego los más de un millón de Chilenos que confiaron en nosotros, con su voto dijeron que no a esta exclusión.
Que no nos engañen las cifras. Los que soñamos con ese Chile más limpio, más justo, somos la inmensa mayoría.
Los votos obtenidos hoy no los he ganado yo, los ha ganado Chile. Ha ganado Chile porque ha dicho fuerte y claro que no quiere volver atrás, que quiere que avancemos todos juntos a un futuro más justo, más inclusivo y más democrático.
Donde la felicidad sea patrimonio de todos y no el privilegio de unos pocos.
Donde la educación y la salud de calidad no sean un bien escaso que sólo alcanza quien puede pagarlo.
Esta ha sido una campaña histórica. En nueve meses hemos visto nacer y crecer un sueño. El sueño de un país en el cual pensar distinto, tener distinta edad, tener distinta historia, no sea un muro que nos impida trabajar juntos para mejorar la calidad de vida de nuestros compatriotas.
Por esa mayoría, por ese Chile que quiere seguir cambiando, este sueño no ha terminado. Hoy hemos pasado el primer umbral, caminando juntos para seguir cambiando Chile. Esta vez no será desde La Moneda, pero estamos aquí y nuestras ideas están triunfando, y nada nos impedirá seguir adelante. Hemos fundado una nueva fuerza política y social que será, con todos ustedes, protagonista del futuro, protagonista del Chile del Bicentenario.
Lo quiero decir fuerte y claro para que no queden dudas: Los he invitado y ustedes han adherido a este proyecto de seguir cambiando Chile. Y lo han hecho como hombres y mujeres libres, en conciencia, con sueños y convicciones, sin lógicas patrimoniales como parece ser la única motivación de la vieja política.
Entonces, yo no soy dueño de sus anhelos, soy apenas el mensajero de lo que ustedes me han entregado. Y esa es una realidad que hace imposible cualquier pretensión de endosarle los votos de ustedes a cualquier otro candidato.
La vieja política no lo entiende así, pero cada uno de ustedes, como hombres y mujeres soberanos, mayores de edad, responsables, sabrá muy bien qué hacer en esta segunda vuelta que enfrenta a dos líderes del pasado.
Chile deberá elegir el 17 de enero entre dos proyectos que son mucho más del ayer, que del mañana; que son mucho más pasado que futuro.
Ninguno de los dos candidatos que quedan es la esperanza de un país distinto. Ellos no son el cambio. Ellos no son el futuro. Frei y Piñera se parecen demasiado. Aunque sus equipos de trabajo, los sectores y personas que los apoyan sean distintos.
Nuestro domicilio es la izquierda progresista, que nadie se engañe, porque a nadie hemos engañado.
En este territorio, en esta Nueva Mayoría, caben todas las mujeres y hombres que, convocados por nuestro programa, adhieren a la idea matriz de cambiar Chile, desde un país de privilegios a un país de oportunidades.
Creemos en el valor de los cambios graduales pero firmes, y en un Estado eficiente como requisito para darle legitimidad a nuestro
reclamo de que sea el brazo que regule e intervenga el mercado, y asuma las áreas sociales donde el mercado no actúa ni resuelve.
Desde esta realidad arranca nuestra convicción de que Piñera, el candidato del mundo conservador y de la derecha en particular, sería un retroceso histórico en nuestro país. Ninguna invocación al cambio, con perfume a recurso electoral, justifica una mirada condescendiente sobre las diferencias esenciales que nos separan.
Que nadie se engañe, el cambio propuesto por Piñera es un espejismo. La historia y sus actos avalan nuestra certeza. Debemos ser claros en nuestra decisión de descartarlo como una opción que parezca ser distinta entre dos males, que son, en definitiva, las dos candidaturas que ganaron, electoralmente hoy.
Entre Piñera y Frei, lo único distinto son los sectores sociales que los apoyan. Para mí es claro que el pueblo llano concertacionista es tributario de un mundo de ideales y convicciones que han sido secuestrados por dirigencias, cúpulas partidarias que se han transformado en administradores de cuotas de poder y de captura del Estado para propósitos distintos que el bien común, que debería ser su principal y único propósito.
Por tanto, es necesario y parece imprescindible un acto de decencia política que se exprese en la renuncia de las dirigencias de los partidos de la Concertación.
No se trata de demonizar personas, pero se requiere de una señal clara y honesta en pro de la democracia, la tolerancia, el
progresismo y la generosidad. Ninguno de esos atributos está presente en el actual estado de las cosas.
Es necesario un programa nítidamente progresista y democrático. Una democracia abierta a todo el que quiera participar. El poder económico y político que hoy está groseramente concentrado debe ser abierto y las oportunidades de crecer y de surgir no pueden seguir siendo el privilegio de unos pocos.
Estas necesidades se traducen en tres reformas profundas y esenciales: una reforma tributaria para que los que más tienen aporten más; una reforma educacional que instaure la educación pública gratuita y de calidad para cada hijo de Chile.
Y estos cambios deben ser hechos a través del sistema político y, por eso, es que éste debe ser también reformado. El centralismo, el presidencialismo exacerbado y las lógicas políticas excluyentes, que sólo le convienen a unos pocos, no dan el ancho para el Chile del cual estamos hablando. Y en el tema medioambiental necesitamos un nuevo modelo de desarrollo que armonice el crecimiento económico y social con la sustentabilidad ambiental.
Y no se trata sólo de Chile, el progresismo en el mundo está mirándonos. Tenemos una deuda pendiente y es tiempo de saldarla: la integración plena de América Latina, sin fronteras ideológicas, con respeto a la autodeterminación de los pueblos y en una política exterior de paz y de amistad, fortaleciendo los vínculos culturales y económicos, con especial énfasis en los países fronterizos.
Quiero aprovechar para agradecer las innumerables muestras de apoyo y reconocimiento que hemos recibido de muchos de los líderes de la region. Agradezco, muy particularmente, a los miembros del comando por su enorme eficiencia de nuevo estilo, su generosidad e indestructible amistad. Y por, sobretodo, a Karen, que ha sido por su lucidez, brio, competencia y luminosidad reconocida por el país entero. Ella es la persona mas importante de mi vida junto a mis hijas y mis padres. Reafirmo en la intimidad de este mensaje todo mi amor y respeto por Karen.Y permítanme un mensaje a los que nos están llamando a negociar. Quiero decirlo fuerte y claro: No, repito, no hay nada que negociar. No quiero cargos ni prebendas. Me siento honrado y emocionado del apoyo que hemos recibido, y no negociaré en nombre de ello. Si mis adversarios quieren el apoyo de los ciudadanos, que escuchen sus demandas.
Yo he recibido este apoyo histórico como una misión y seguiré entregado a hacer realidad los sueños de las mayorías.
Invito a todos los que nos apoyaron a asumir esta misión, a seguir trabajando por ella. Vamos a volver a recorrer Chile, para que más temprano que tarde, cada chileno nazca con las mismas oportunidades, las mismas libertades y los mismos derechos.
Ese es nuestro compromiso con Chile, con los que ya no están, con los que hoy están con nosotros, y con las generaciones que vienen.
Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores. Adelante, adelante, con todas las fuerzas de la historia.