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PALABRAS DE AGRADECIMIENTO DE LA

DISTINCIÓN UNIVERSITARIA DE RECTOR EMÉRITO Miraflores, 9 noviembre 2010

Luis Bustamante Belaunde

Señor Rector de la Universidad,

Señores Vicerrectores,

Señor Presidente y señores miembros de la Oficina Regional Andina de Laureate

International Universities,

Señores Rectores,

Señores Decanos y Directores de Área,

Señores Directores de Carrera,

Señores Profesores,

Señores Alumnos,

Señoras y señores invitados:

En las palabras que me fue dado pronunciar en la primera parte de esta ceremonia, rendí

un testimonio de agradecimiento dirigido especialmente a los promotores de esta

Universidad y a cada uno de mis colaboradores que me acompañaron a lo largo de la

gestión recientemente concluida. Debo ahora extender las muestras de mi gratitud a

quienes, dentro de la organización, han tenido a bien decidir la concesión de esta

distinción universitaria de Rector Emérito, que tanto significa para mí.

Las distinciones a título emérito, en el uso universitario, corresponden a quienes

han prestado servicios que se consideran de algún modo relevantes a favor de la

institución, y se otorgan al momento en que concluyen una etapa laboral.

Quiero compartir con ustedes mi convicción de que en el presente caso la

distinción otorgada refleja, más que los méritos de quien la recibe, la generosidad de

quienes la conceden.

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Acepto esta distinción con la humildad de quien cree que sólo cumplió con su

deber; con la satisfacción de quien sabe valorarla en toda su dimensión de aprecio

institucional; con la conciencia de quien cree que el valor de los servicios que prestó

corresponde al del trabajo y compromiso de sus colaboradores; y con la esperanza de

quien aguarda que ella pueda simbolizar el mantenimiento de una relación con la

institución que le dio cabida como uno de sus miembros y como su Rector.

Portar en adelante esta distinción significará para mí no solo el recuerdo cotidiano

de lo que fue una experiencia que cambió mi vida, sino también la revalidación de mi

compromiso con ese ideal de la UPC que encontré al llegar a ella y al que procuré

contribuir a construir cada día que pasé en la misma con toda mi decisión, con todo mi

entusiasmo, con todas mis fuerzas.

Llevar esta distinción implicará recordar y testimoniar el trabajo, el esfuerzo y el

sentido de compromiso de todos con quienes tuve el privilegio de colaborar, y que son los

verdaderos titulares y destinatarios de este reconocimiento.

Confío que todos aquellos que continuarán al frente de las decisiones y

responsabilidades propias del manejo de esta Universidad continuarán también en ese

mismo compromiso, con esa dedicación, con ese entusiasmo y con esa ilusión que algún

día nos hizo embarcarnos en una nave que merece llegar al mejor de los puertos, al mejor

de sus destinos.

Permítanme terminar estas palabras con esas otras que empleaba cada vez que

despedíamos a quienes concluían sus estudios entre nosotros y se marchaban para iniciar

una nueva etapa de su vida: Que Dios los bendiga.