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Academia de Buenas Letras de Granada

DISCURSOPRONUNCIADO POR LA

ILMA. SRA. DOÑA MARÍA ROSAL NADALES

EN SU RECEPCIÓN PÚBLICA

Y

CONTESTACIÓNDE LA

ILMA. SRA. DOÑA CONCEPCIÓN ARGENTE

DEL CASTILLO OCAÑA

ACTO CELEBRADO EN EL PARANINFO

DE LA UNIVERSIDAD DE GRANADA

EL DÍA 3 DE MARZO DE 2008

GRANADA

MMVIII

DISCURSO 42 3/3/08 09:18 Página 3

Edita: © Academia de Buenas Letras de Granadac/ Almona del Campillo, 2 - 3º18009 Granadawww.academiadebuenasletrasdegranada.orgImprime: La Gráfica S.C.And. - GranadaDepósito Legal: Gr-408/2008I.S.B.N.: 978-84-691-1302-8


DISCURSODE LA

ILMA. SRA. DOÑA MARÍA ROSAL NADALES


Violencia simbólica en formas decultura popular.

Aspectos léxico-semánticosen los chistes sexistas


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Excmo. Sr. Presidente,Excmos. e Ilmos. Sres. y Sras. Académicos,

Señoras y Señores:

QUIERO que mis primeras palabras sean de agradeci-miento a la Academia de Buenas Letras de Granada por

el enorme honor que me concede al permitirme formar partede esta institución que ocupa, sin duda, un alto lugar en nues-tra cultura. Y quiero ofrecer mi esfuerzo y mi ilusión por elestudio para contribuir a los fines de esta Academia que hoyme recibe públicamente. Y, sobre todo, desearía ofrecer eltestimonio de mi gratitud personal a quienes me honran consu magisterio, pues, acorde con las enseñanzas de Juan deMairena que recomendaba desconfiar de los “autodidactos”,entiendo que nada somos sin maestros y me siento afortuna-da por los que he ido encontrando en el camino: los profeso-res Antonio Sánchez Trigueros y Concha Argente y muyespecialmente el profesor Antonio Chicharro, querido maes-tro y amigo que, con conocimiento e inteligencia, me haguiado en tantas investigaciones, así como Antonio Carvajal,en cuyo espejo poético he aspirado a reflejarme.

Y como de estudiar y cultivar las buenas letras se trata mehe decidido por un tema de la tradición popular, porque nosólo de textos escritos se nutre una cultura, muy al contrario,como indicaba Antonio Machado en boca de Mairena:“Pensad que escribís en una lengua madura, repleta de fol-klore, de saber popular”. Precisamente por eso, tanto el saberpopular como el de tradición culta exigen una mirada crítica,ya que no hay discurso inocente, sino que, muy al contrario,los textos –orales o escritos– responden a determinadas con-


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cepciones ideológicas y dialogan con otros. En este sentidonos hemos acercado a los chistes sexistas como textos con-temporáneos y a la violencia simbólica que habitualmenteencierran sus mensajes.

Tanto el diccionario de la Real Academia Española como elde María Moliner coinciden en definir el chiste como historie-ta breve que contiene algún juego verbal o doble sentido, capa-ces de provocar risa. Es un texto oral que se repite y recrea enreuniones sociales, acompañado de lenguaje gestual y de lacomplicidad del auditorio, que comparte el contexto de lodicho y lo no dicho para que pueda cumplirse con efectividad.De este modo la resolución final del chiste cumple la parado-ja de estar previsto y ser sorpresivo a la vez, pues si bien losreceptores han desarrollado una cierta competencia que lespermite intuir el final, éste, sin embargo, debe sorprender paraser efectivo, de ahí que pierdan su fuerza cuando se han repe-tido varias veces y son conocidos por los oyentes.

Por otra parte, aunque la transmisión de los chistes esoral, sin embargo también pueden encontrarse en repertoriosescritos, publicados generalmente bajo diferentes marcha-mos: de médicos, de abogados, de chinos, etcétera. Y sobretodo, en los últimos años, es muy frecuente encontrarlos enlas páginas de Internet, donde son muy abundantes y en cuyafuente nos hemos basado.

De origen anónimo, como corresponde a un texto popular,el chiste plantea una ficción narrativa en la que con frecuenciarecurre a estereotipos, ya sean de género, raza, profesiones, ocualquier otra consideración. Es una pirueta mental encamina-da a la función lúdica, puro ingenio caracterizado por la bre-vedad, concisión, carácter narrativo, expresividad, complici-dad cognitiva entre emisor y receptores. Es una risa cómplice


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que necesita de la sorpresa conceptual, del giro inesperado queexplota en el cerebro. Frente al refrán, que incorpora también,y sobre todo, una finalidad sentenciosa, en el chiste prevalecela función lúdica, de manera que si no culmina con la carcaja-da cómplice de los receptores es un chiste fallido.

En tanto que construcción cultural, los chistes se caracte-rizan por producir un sentido unitario a partir de lo dicho y lono dicho. Es una producción de sentido social, en la que lachispa del texto se encuentra no en lo expresado, sino en loque se calla y sugiere, en su intención. Es un producto ideo-lógico, de profundas raíces culturales e históricas, que sueletener gran éxito social y que, a diferencia de los refranes, quecon frecuencia se han apartado de su primitivo marco cogni-tivo, se presenta contextualizado con la realidad contemporá-nea, pero perpetuando de igual manera la pervivencia de losestereotipos y su manipulación ideológica.

En definitiva, nos situamos en aquellas manifestacionesdel chiste emparentadas con muestras populares de escarnioque se presentan bajo diversa caracterización textual, comopueden ser las coplas o los refranes y que manifiestan un sus-trato ideológico popular de creencias y valores compartidos.En este sentido, la forma más extendida históricamente devituperio es la que los hombres han dirigido a las mujeres,aunque en la actualidad las mujeres, dueñas de la voz y lapalabra, la están utilizando en respuesta, con frecuencia agre-siva, en la misma línea que lo han hecho los varones, paravituperarlos a éstos.

Si los chistes machistas fijan y recrean representacionesestereotipadas de las mujeres, los de cariz feminista se pre-sentan como una reacción contra los mismos reescribiendolos modelos machistas y devolviéndolos habitualmente con


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la misma saña y con semejante carga de estereotipos. En estesentido los chistes feministas se plantearían desde un ordenpolítico que supone una reapropiación de la risa por parte delas mujeres, lo que Hèléne Cixous (1995) ha consideradocomo una reivindicación de la “risa de la Medusa”, con elpropósito de destruir las jerarquías.

Por otra parte, podemos observar que ambos se centran enlos mismos campos semánticos para lanzar sus puyas, que enmuchas ocasiones son devueltas a modo de boomerang,desde uno y otro bando, con textos que, como algunas pren-das de vestir, son reversibles.

De este modo, el humor y la risa, tantas veces armas deliberación o resistencia, según Bajtín, se pueden convertirtambién en instrumentos de opresión en tanto se estarían uti-lizando para atacar y ridiculizar a un grupo de personas. Dehecho, con frecuencia, el chiste se ha usado como mecanis-mo de hostilidad y de violencia contra el más débil.Pensemos en casos de acoso escolar o en las gracias y motessobre los más indefensos.

Ya Freud distinguía entre el chiste inocente, como meropasatiempo o juego de palabras y el tendencioso que puedeser hostil, obsceno o agresivo. Es en el terreno tendenciosoen el que situamos los chistes sexistas que se desarrollan den-tro del marco histórico y conceptual de las diferencias degénero. Porque no hemos de olvidar que, por más que este-mos ante una forma textual ingeniosa para lucir en sociedad,no por ello deja de lado sus raíces ideológicas, que puedenser aceptadas o rechazadas por los receptores, pero desdeluego conocidas, para que cumplan su función. De maneraque el chiste sexista, dada su orientación esencialista, contri-buye a reforzar la “hermandad” entre personas de un mismo


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sexo, –sea masculino o femenino– que se posicionan frenteal “enemigo”, por definición también esencialista: el génerocontrario.

Pero, por más que el chiste sea en sí un “producto cultu-ral”, no contempla a los objetos que satiriza –hombres ymujeres– como constructos culturales, sino que, por el con-trario, los trata desde puntos de vista esencialistas. Frente ala antigüedad griega, en la que el vituperio se ejercitaba sobrepersonas concretas y conforme a patrones y estructuras dise-ñados por la retórica culta, ahora se va a realizar sobre uno uotro género a través de estereotipos que beben en el capitalsimbólico patriarcal, de manera que funciona socialmentereforzando la cohesión del grupo según la intencionalidad deltexto. Aunque es obvio que hombres y mujeres pueden apa-recer en uno u otro bando, pues no por ser hombre se es ine-xorablemente machista, ni por ser mujer se es obligatoria-mente feminista.

Efectivamente, cualquier texto de carácter sexista incor-pora una importante carga de violencia simbólica contra unode los dos géneros, como muestran los ejemplos objeto deestudio. Desde la estética de la recepción hemos de pensarque el receptor completa la significación o sentido del texto,por lo que el efecto producido puede ser doble y excluyente.Así, si el chiste se dirige a la audiencia “adecuada” suele pro-vocar risa y complicidad y, en la mayoría de los casos, sepuede ver complementado con otro del mismo tema y cariz.En cambio, cuando el texto se dirige a unos receptores situa-dos en las antípodas ideológicas del mismo, puede ocurrirque éstos respondan con alguna suerte de agresividad simbó-lica como contestar al chiste con otro que lo rebata ideológi-camente.


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Hacia una clasificación semántica.

1. Sobre la inteligencia y la capacidad de comprensiónintelectual.

El estereotipo de la escasez de inteligencia es utilizadopor ambos géneros como arma arrojadiza. Tanto hombrescomo mujeres se acusan mutuamente de insuficiencia neuro-nal y de gran amplitud de espacios huecos en el cerebro:

— ¿Qué hace una neurona en el cerebro de una mujer?Turismo.

— ¿Porque la estatua de la libertad es una mujer? Porquenecesitaban el cerebro hueco para poner el mirador.

Cuando la mirada se vuelve hacia el género masculino, eldiscurso es muy similar:

— ¿Qué hace una idea en el cerebro de un hombre? Eco,eco, eco, eco...

Incluso la agresividad simbólica se agudiza al sugerir muchomás allá de lo que el dicho popular expresaba al afirmar quedetrás de todo gran hombre hay una gran mujer, pues ahora seda otra vuelta de tuerca al argumento al mostrar al hombre comoun mero muñeco manejado por la auténtica interlocutora:

— ¿Qué hay detrás de un hombre inteligente? Una hábilventrílocua.

En ocasiones, la inteligencia femenina se presenta conmarcada ironía, como un claro ejemplo de inteligencia fun-cional, en relación con las labores del hogar que tradicional-mente le ha adjudicado el imaginario patriarcal:

— ¿Por qué tienen las mujeres cuatro neuronas? Unapara cada fogón de la cocina.


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También, en relación con la inteligencia masculina,hemos encontrado chistes que incorporan una cierta refle-xión metatextual al acercarse al chiste como texto, de mane-ra que los hombres salen muy mal parados del retrato malin-tencionado que el género femenino les devuelve, en una rea-centuación de los estereotipos masculinos desde la óptica delas mujeres que se niegan a aceptar el yugo patriarcal y res-ponden con la misma moneda, retratándolos como seresinferiores:

— ¿Cuál es la forma de conseguir que un hombre pase unfin de semana entretenido? Le cuentas un chiste el jue-ves por la tarde.

2. Sobre el cuerpo y el rol sexual.

El cuerpo femenino se ha visto con frecuencia como meroreceptáculo del masculino, de lo que hemos encontrado abun-dantes muestras en textos cultos y populares. Así, por citar unejemplo, se expresa Gutierre de Cetina en un soneto del sigloXVI, en el que se refiere a los dones con los que la naturalezaha dotado a hombres y a mujeres: “A la mujer, tan delicada ybella, / no quiso poner cola; mas que fuese / su ansia principalla guarda de ella. / Por esta causa quiso que tuviese, / segúndicen algunos, un secreto / lugar do la guardase y escondiese”.

En este mismo sentido se expresa el chiste: — ¿Cuál es la definición técnica de vagina? Funda para

el pene.

También la sátira contra la vejez es muy frecuente tantoen la tradición oral como escrita. De ello encontramos mues-tras de muy completos matices por ejemplo en Quevedo o enla paremiología. El chiste popular insiste en esos términos:


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— ¿Qué tiene una mujer de cuarenta entre las tetas queno tiene una de veinte? El ombligo.

Del mismo modo se insiste en el tópico de la mujer obje-to para la contemplación y el placer masculino:

— ¿Qué son 5 mujeres? Un equipo de baloncesto ¿Y 11mujeres? Un equipo de fútbol. ¿Y 18 mujeres? Uncampo de golf.

Porque la mujer no se presenta como igual al hombre,sino que se establece una relación jerarquizada en la que elúnico placer sexual que importa es el masculino, pues duran-te muchos siglos a las mujeres se les negó tal capacidad:

— ¿En qué se diferencian las mujeres de las niñas? A lasniñas las llevas a la cama y les cuentas un cuento, y alas mujeres les cuentas un cuento y luego te las llevasa la cama.

Por su parte la reacción femenina no es menos agresiva.En su respuesta, se presentan como sujetos capaces de recla-mar placer sexual y, lejos de plantear posturas igualitarias–un amor sin jerarquías–, se muestran como sujetos eróticosque toman a los hombres como objetos de placer, desde unaperspectiva similar a la que mostraban los textos machistas.También los sujetos femeninos presentes en estos chistesdesprecian a los hombres de una manera radical:

— ¿Cómo se llama el pellejito inservible que está alrede-dor del pene? Hombre.

Son múltiples los aspectos de las relaciones entre ambossexos que satirizan los textos, como las que se pueden obser-var en el cambio de punto de vista que ofrecen los siguientes,pues lo que, desde la óptica masculina, se presenta como


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desinterés, desde la perspectiva de las mujeres, en cambio, sedenuncia como impericia:

— ¿Cuánto tarda una mujer en llegar al orgasmo? Aquién le importa.

— ¿Qué diferencia hay entre un bar y un clítoris para unhombre? Un hombre siempre es capaz de encontrar unbar.

Se ridiculiza también el afán masculino por relatar las con-quistas amorosas, reales o inventadas, y se ironiza sobre lofácil que es seducir a un hombre frente a las dificultades queéstos encuentran cuando pretenden actuar como seductores:

— ¿En qué se parecen los hombres al parchís? En que secomen una y cuentan veinte.

— ¿En que se parecen los hombres a una pizza? En quelos llamas y en cinco minutos están calientes en tupuerta.

Aunque, sin duda, el chiste que con más sorna reproduce laesencia del Kamasutra en las parejas contemporáneas lo encon-tramos en el siguiente, en el que, desde la perspectiva de lasmujeres, se ironiza con las posibilidades eróticas del compañero:

— ¿Como vuelves loco a un hombre en la cama? Escon-diéndole el mando a distancia a la hora del partido.

3. Las tareas del hogar.

Los chistes dedicados a relatar diversos aspectos del papelfemenino en relación con las actividades que tradicional-mente le ha atribuido el patriarcado son numerosos. Tambiénlo son otros que responden a éstos y que se sitúan en el espa-cio contrario, ridiculizando o reclamando la atención de losvarones hacia las labores compartidas en el hogar. Los este-


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reotipos, a través de los chistes, se perpetúan en el imagina-rio social y funcionan como refuerzo de actitudes patriarca-les. Por esto no extraña que sean múltiples los textos situadosen el marco espacial de la cocina:

— ¿Cuál es la última botella que abre una mujer en unafiesta? La de Fairy.

— ¿Por qué las mujeres tienen los pies más cortos que loshombres? Para poder acercarse al fregadero.

Para las mujeres no parece que pueda haber otra profe-sión ajena a lo que se ha denominado tradicionalmente “suslabores”:

— ¿En que se diferencian un hombre con una bata blan-ca y una mujer con una bata blanca? En que el hom-bre es médico y la mujer churrera.

El campo asociativo se expande a otros lugares y otrosobjetos que guardan relación con la limpieza:

— ¿Cuándo irá la mujer a la luna? Cuando haya que lim-piarla.

— Una mujer y un hombre saltan desde un piso 20,¿quien llega primero al suelo? El hombre, la mujer separa a limpiar las ventanas.

De manera que se insiste una y otra vez en posicionesesencialistas:

— ¿Qué es una mujer embarazada de dos o más niñas?Un perfecto kit de limpieza.

Por el contrario, cuando se alude a los hombres se les pre-senta alejados tradicionalmente de las actividades de la casae incluso incapacitados para ello:

— ¿Qué entiende un hombre por ayudar en la limpieza de


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la casa? Levantar los pies cuando su mujer pasa elaspirador.

Sin embargo, hay síntomas que indican que algo estácambiando. Baste observar la última campaña publicitaria deuna marca de detergente para lavadoras, Punto Matic. Bajo ellema “Ellos también pueden” se ofrece un nuevo modelo devarón capaz de resolver la colada, con lo que un tema tradi-cionalmente femenino aparece como un asunto que tambiéndebe ser de incumbencia masculina.

Mediante la parodia, presentan un grupo denominado Thepoliesters, singular mescolanza léxica entre The Police ypoliéster, así como el remake de una de las escenas del gim-nasio en la película Full Monty. Con semejantes materiales,la letra1 del corto publicitario es clara y directa. Desde unavoz de hombre, el mensaje reclama receptores masculinosclaramente marcados en el discurso por los nombres propiosde varón: Pablo, Paco y Arturo, que actúan como modelos,así como por el pronombre “ellos”. Igualmente significativoes el léxico utilizado: descubrimiento / sufrimiento. Lo que“ellos” han descubierto es que poner la lavadora no sólo noes una tarea complicada, sino perfectamente compatible conaquellas actividades que la economía patriarcal ha reservadopara los varones: ver las carreras de fórmula 1 o no soltar elmando de la televisión.

El estribillo contribuye a la reacentuación de los valoressemánticos que venimos comentando: “Ellos también pue-

1 The poliesters. Pablo se levantó, puso la lavadora y no se murió. Paco hizo un des-cubrimiento: lavar la ropa ya no es un sufrimiento. Ves como no es para tanto, notenéis ni que soltar el mando. Ellos también pueden. Y tú. Y tú. Ellos también pue-den. Y tú. Y tú. Ahora ya lo saben todos: los gallumbos no se lavan solos…”


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den. Y tú. Y tú”. En efecto, el verbo “poder” dialoga semán-ticamente con otro no menos significativo: “querer es poder”,dirá el refranero. El tono ligero, que aleja el discurso de cual-quier suerte de trascendencia y lo sitúa en el plano de la coti-dianidad, se ve reforzado por un léxico coloquial (agujero), oincluso que roza el argot (gallumbos).

4. Defectos, manías, caprichos y rarezas.

Los defectos femeninos se presentan conforme al imagi-nario patriarcal de honda raigambre, desde la Querelle desfemmes, presente también en La perfecta casada de FrayLuis de León, según el cual las mujeres serían: charlatanas,incapaces de guardar un secreto, gastosas, malhumoradas, loque va a justificar incluso los malos tratos. De igual maneraocurre con muchos refranes que alientan y justifican la vio-lencia contra las mujeres: La mujer y la guitarra, para tocar-las hay que templarlas; A la mujer y a la burra, cada día unazurra.

— ¿En que se parecen las mujeres a las baldosas? En quesi las pegas bien desde el principio, luego las puedespisotear todo lo que quieras.

Así, contra la posesión de la palabra por parte de lasmujeres se rebelan estos chistes:

— Señor maestro, ¿por qué Jesucristo cuando resucitó,se lo dijo primero a las mujeres? Para que se enterarapronto todo el mundo.

La mujer se ha presentado en el imaginario patriarcal comoavarienta, nunca harta de bienes. Así también en el chiste:

— ¿Qué tienen las mujeres una vez al mes y que les dura3 ó 4 días? El sueldo del marido.


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El buen carácter y la sumisión han sido las cualidades másreclamadas por la cultura patriarcal:

— ¿En qué se parece un doberman y una esposa? En quese levantan ladrando, te gruñen todo el día y por lanoche te desconocen.

Otro de los temas fundamentales sobre los defectos de lasmujeres es el que tiene que ver con la fábula de su incompe-tencia ancestral para cualquier cuestión mecánica o tecnoló-gica. Recordemos las burlas que históricamente se han verti-do sobre el deseo de saber de las mujeres, sobre su acerca-miento a la lectura y la escritura, de las que la cultura popu-lar nos ofrece múltiples muestras y de las que la literaturaculta nos ha dejado abundantes obras como La culta latini-parla de Quevedo, La preciosas ridículas o Las mujeressabias de Molière.

En los chistes se presenta la hegemonía de una masculini-dad tradicional, que se autorreafirma frente a las nuevas par-celas de poder que están consiguiendo las mujeres. Sería larisa un elemento de control social, al ridiculizar aquellas acti-tudes que pretenden atentar contra el sistema de valoresvigente.

El mundo de la tecnología cumple hoy un importantepapel simbólico de poder. Con frecuencia se han utilizadoargumentos basados en la menor fuerza física del colectivofemenino para apartarlas de determinadas profesiones. Sinembargo, es evidente que para poseer alta capacitación tec-nológica no es necesaria la fortaleza física. Pues, aún así, sesigue relegando a las mujeres con argumentos que proponenincapacidades esencialistas según las cuales todo un género,el femenino, carecería de habilidades tecnológicas, con lo


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que se consigue, a través de la ridiculización, apartar –másbien tratar de apartarlas– de uno de los factores de poder con-temporáneos.

Del mismo modo también es una construcción social elestereotipo del hombre capacitado tecnológicamente frente ala incompetencia femenina:

— ¿Como se sabe si una mujer ha usado el ordenador?Por las manchas de tipex en la pantalla.

— Que es lo último que se oye en la caja negra delChallenger? ¡No! ¡No dejéis que pilote ella! (Hay unrefrán que afirma: Mujer al volante, peligro constante).

La contrapartida en este caso la encontramos en aquelloschistes en los que se alude a la “tradicional” incompetenciade los hombres para usar cualquier tipo de “tecnologíadoméstica”, en tanto que éste es un campo marginal desde elque se ejerce nulo poder. Aspecto que debemos relacionarcon el mencionado anteriormente sobre recientes orientacio-nes publicitarias en las que se desmitifica la incapacidadmasculina para usar los electrodomésticos.

Las manías masculinas, lo que se contempla como capri-cho o rareza desde el punto de vista femenino, también apa-recen tratadas ampliamente. Así una de las más difundidas y,con frecuencia, fuente de problemas en las relaciones entrehombres y mujeres es la manía de no preguntar, sobre lo quehemos encontrado dos textos que dialogan entre sí, pues nosólo ridiculizan la costumbre de no preguntar de los hombres,sino que también atacan la actitud contraria en las mujeres:

— ¿Por qué hacen falta millones de espermatozoides parafertilizar un sólo óvulo? Porque los espermatozoides sonmasculinos y se niegan a preguntar cuál es el camino.


— Una mujer y un hombre saltan desde un piso 20,¿quien llega primero al suelo? El hombre, la mujer vapreguntando ¿es por aquí? ¿es por aquí?

Otros defectos serían: La brutalidad:— ¿Cómo se escoge el hombre más bruto del mundo? Al

azar.

La inmadurez:— ¿Por qué los hombres se ponen tan contentos cuando

terminan un puzzle en dos meses? Porque en la cajaponía de tres a cinco años.

La inutilidad:— Una señora pregunta en una biblioteca: ¿Dónde está

el libro El hombre, un ser perfecto? La bibliotecaria leresponde: En la sección de ciencia ficción.

El pasotismo con la esposa y el hogar:— ¿En qué se diferencia ET de un hombre? ET por lo

menos intenta llamar a casa.

5. Contra el matrimonio

Los chistes contra la institución matrimonial son muy abun-dantes sobre todo encarnados en la voz masculina para quien elmatrimonio es una trampa mortal en la que vida y haciendasucumben a manos de las mujeres, desaprensivas, egoístas yavaras. El desencanto amoroso puede llegar muy pronto:

— ¿Qué diferencia hay entre una hechicera y una bruja?Cinco años de matrimonio.

De manera que el matrimonio queda descrito desde una suer-te de alegoría de la decepción, en la que el lenguaje remite a lacontienda: La única guerra en la que se duerme con el enemigo.

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Desde la vertiente feminista, aunque hemos encontradomenos ejemplos, sin embargo, son especialmente contundentes:

— ¿Por qué no se casan las mujeres? Porque para ciengramos de chorizo se tienen que llevar el cerdo entero.

6. En el nombre de Dios.

Son abundantes también los textos que justifican en laexplicación religiosa de la construcción del mundo las desi-gualdades entre ambos géneros. Así, mediante la alusión a lapérdida del paraíso por culpa de Eva, se argumenta sobre lacapacidad que las mujeres tienen –según la ideología patriar-cal– para convertir la convivencia en un infierno:

— ¿Donde estaríamos si nunca hubiesen existido lasmujeres? En el paraíso.

El nacimiento del primer hombre o la primera mujer estema de abundantes chistes que dialogan entre sí:— Así nació la mujer: Adán le pidió a Dios una compa-

ñera guapa, simpática e inteligente y Dios le pidiócomo pago una pierna, un brazo y un ojo, a lo queAdán le contestó: ¿Y por una costilla que me das?

— ¿Por qué Dios hizo primero al hombre y después a lamujer? Porque, como los grandes artistas, primerohizo el borrador.

Aunque, en ocasiones, el nivel de agresividad se vuelve adisparar:

— ¿Por qué Dios creo a los hombres primero y después ala mujer? ¡Porque primero se experimentan con ratas!

O la argumentación se vuelve, dentro de la ironía, filosó-fica e irrefutable.


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— Si las mujeres fuesen buenas, Dios tendría una.

Recursos retóricos.Los textos analizados responden, en general, a una estruc-

tura bimembre, en la que el primer elemento suele ser inte-rrogativo y el segundo la respuesta al primero. Presentan, apesar de la propia concisión discursiva, gran cantidad derecursos retóricos entre los que destacan, dentro de un tonohiperbólico generalizado, frecuentes dilogías, paronomasias,juegos de palabras basados en los valores polisémicos de losvocablos, antítesis, retruécanos, etcétera.

— ¿Qué es el matrimonio? Proceso químico por mediodel cual una media naranja se convierte en un mediolimón. (Antítesis)

— El hombre soltero es un animal incompleto. El hombrecasado es un completo animal. (Retruécano).

— ¿En que se parecen las mujeres a las hormigas? En quesi les tapas el agujero se ponen como locas. (Dilogía).

— Dios hizo al hombre y descansó. Pero luego hizo a lamujer y ya no hubo dios que descansara. (Retruécano)

— ¿Quién es más fuerte, el hombre o la mujer? La mujer,porque los hombres tienen dos testículos, y la mujerdos o varios. (Calambur)

— ¿En qué se parecen los globos y las mujeres? En queel globo tiende a subir y la mujer sube a tender.(Paronomasia)

— ¿Qué es el matrimonio? Acto religioso mediante el cualse crean un Cristo más y una virgen menos. (Dilogía)

El juego de palabras basado en el sentido figurado, eróti-co y coloquial del verbo lo encontramos en dos textos deemisores enfrentados.


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— ¿En qué se parecen las mujeres a las fichas del par-chís? En que las dos se corren con el dedo.

— ¿En qué se parece un hombre a un rumor? En que losdos se corren enseguida.

El juego conceptual puede llegar, incluso, al grado decosificación al concebir al hombre como objeto:

— ¿En que se parece un hombre en un trapo de cocina?En que si lo dejas colgado la vecina se lo lleva.

El recurso de la animalización es muy frecuente en ambospuntos de vista. Así desde la perspectiva masculina:

— ¿Qué harían los hombres si no existieran las mujeres?Domesticar a otro animal.

Y desde la óptica feminista.— ¿Qué diferencia hay entre un príncipe y un cerdo?

Cinco cervezas.

En definitiva, entendemos que la violencia verbal y sim-bólica que encierran los chistes sexistas no puede ser ignora-da. Son el reflejo de una convivencia que, pese a largos siglosde lucha y avance en las relaciones entre los sexos, sinembargo, aún continúa albergando importantes postulados dela ideología patriarcal, que impide la igualdad entre hombresy mujeres. Y ello en el siglo XXI, pese a los notables avan-ces legislativos y de hecho que todos conocemos en nuestrasociedad.


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MARÍA ROSAL NADALES(Fernán-Núñez, Córdoba, 1961)

Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad deCórdoba y Doctora en Teoría de la Literatura y del Arte yLiteratura Comparada por la Universidad de Granada, traba-ja como profesora de Didáctica de la Literatura y LiteraturaInfantil en el Departamento de Ciencias del Lenguaje de laUniversidad de Córdoba.

Es Académica Correspondiente de la Real Academia deCiencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, miembrode la Asociación Andaluza de Semiótica, de la SociedadEspañola de Didáctica de la Lengua y la Literatura (SEDLL)y de la Asociación Universitaria de Estudios de las Mujeres(AUDEM).

Entre sus publicaciones de poesía encontramos: Sibila(1993), Abuso de confianza (1995), Don del unicornio (1996),Vuelo Rasante (1996), Inventario (1997), Vicios comunes(1999), Ruegos y preguntas (2001), Tregua (2001), Travellingde acompañamiento (2002), La risacca del fuoco (2002), Apie de página (2002), Otra vez Bartleby (2003), inquisicion.es(2005), Discurso del método (2007), Conjuros y otras bruje-rías (2007), Síntomas de la devastación (2007), Últimas noti-cias de Louise Benton (2008), por los que ha obtenido, entreotros, los premios de poesía: Gabriel Celaya, Mario López,Luis Carrillo y Sotomayor, Ana de Valle, Ciudad de Córdoba«Ricardo Molina», Cáceres Patrimonio de la Humanidad,Tardor, José Hierro «Alegría», Premio de Poesía EróticaCálamo y de Poesía Infantil «El Príncipe preguntón».

En 2004 ha recibido el Premio Andalucía de la Crítica, enla modalidad de Poesía por su libro Otra vez Bartleby.


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Ha participado como ponente en congresos, así como envolúmenes de ensayo y ha impartido numerosas conferen-cias: “Las máscaras del yo” (2004), “El onanismo como unade las bellas artes” (2004), “Del arte de nombrar a la mujerque escribe poesía: ¿poeta o poetisa?” (2005), “La poetam-bre: Poesía y poetas en El Quijote” (2006), “El cómic comorecurso didáctico” (2007), “Parleras, busconas, mentirosas yborrachinas: muestras literarias de vituperios históricos con-tra la mujer” (2007), “La más bella flor de mi jardín.Representaciones textuales del órgano sexual femenino”(2007), “Semiótica de la soledad o la cancelación del síndro-me de Cenicienta” (2007), “El vino y las mujeres en la cul-tura popular y en la literatura” (2007), “Nuevas identidadesfemeninas: la ironía al servicio de la autoafirmación” (2007).

Obras de crítica literaria: Con voz propia (Renacimiento,2006) recoge un amplio estudio y muestra antológica de lapoesía contemporánea escrita por mujeres. Carnavalizacióny poesía. Subversión erótica de símbolos religiosos en lapoesía de Ana Rossetti (2007). En 2008 acaba de aparecer suestudio sobre la poesía contemporánea, con prólogo deAntonio Chicharro, ¿Qué cantan las poetas españolas deahora? Poesía y poética.

Su obra ha sido objeto de atención crítica y recogida endiversos estudios y antologías: Ellas tienen la palabra(1997), Ilimitada voz (2003), Nueve poetas andaluzas de hoy(2007). Ha realizado las siguientes antologías: Poetas espa-ñolas (2004), Doce poetas andaluzas para el siglo XXI(2004) y Córdoba, espacio poético (2006).

En 2007 ha pronunciado el Pregón de la Feria del Librode Granada con Vibra el color: Elena Martín Vivaldi.


CONTESTACIÓNDE LA

ILMA. SRA. DOÑA CONCEPCIÓN ARGENTE

DEL CASTILLO OCAÑA


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Excmo. Señor Presidente,Excmos. e Ilmos. Sres. y Sras. Académicos,

Señoras y Señores:

E N este año en el que el ambiente granadino, calles, plazas,bibliotecas, salones y jardines ha respirado “Elenamente”,

quiero empezar mis palabras de bienvenida a María Rosal Nadalescon un endecasílabo de Elena Martín Vivaldi:

Para que el mundo sepa de mi historia…

Creo que en esas once sílabas, y en los trece versos que lassiguen, Elena deja claro por qué escribe, pero, además, resume muybien, de ahí que yo la cite, lo que hacemos las mujeres en laAcademia, velar para que el mundo conozca nuestra historia, notanto la personal como la colectiva, de ahí que cada vez que unamujer se incorpora a la Academia, sea un motivo de gozo no por-que signifique una victoria, sino por lo que tiene de reconocimien-to unánime de un error de siglos. Si la persona que se incorpora estan valiosa como María Rosal, nuestra alegría es mayor aún porquese trata de una cuestión de mérito no de cuota.

El recorrido jocoso que acabamos de realizar nos recuerda queaunque este mundo nuestro debería ser más habitable y menos vio-lento, la literatura de pique entre los géneros no es fácil de erradi-car, más bien diríamos que tiene una gran fuerza de permanencia,pues desde las diatribas que se lanzan pastor y pastora en los Autosde Navidad clásicos, desde los repertorios de seguidillas y fandan-gos hasta nuestros días pervive, la diferencia está en que cuandoabandonamos el humor y pasamos al registro serio, situamos críti-camente todos esos contenidos y podemos analizar cuales son lascausas, socioeconómicas y culturales, en las que beben e intentar sino anularlas irlas desgastando.

De ahí la importancia de una crítica feminista que, desde losdatos y los hechos y siempre desde la ecuanimidad, se dedique a ilu-


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minar el quehacer de las mujeres en aquellas parcelas en las que larutina, la inercia y la ineptitud tienden a oscurecerlas o anularlas. Enesta trinchera, como magistralmente nos ha demostrado hoy, Maríalleva mucho tiempo, a mano armada, si ella me permite la libertadde la cita. Editando, estudiando y reflexionando sobre la relación dela mujer con el lenguaje o sobre la tarea de la escritora, sin dedicar-le el tiempo a lamentaciones inútiles, sino a poner en circulación laimagen y la poesía de muchas de ellas, que gracias a su labor sonmás accesibles en el ámbito docente y especializado.

Si esta faceta es importante en la profesora universitaria, hoyquiero resaltar más su dimensión de escritora de muchos recursosy registros, tal y como la crítica y los premios vienen reconocien-do con unanimidad y constancia. Sólo la enumeración de los títu-los de sus libros y los premios que ha recibido llenaría el espaciodado a esta escueta recepción por lo que pienso que es más opor-tuno y ameno evocar algunos aspectos de su obra.

Córdoba en la mirada, es el título de una colección de cuentosen la que colabora, pero, aunque sea un título accidental, creo quees un lema que nos define muchos rasgos de la escritora, queempieza por ser una mirada que percibe el mundo como un len-guaje sensorial que la escritura debe traducir a palabra esplenden-te, plenitud del lenguaje que redescubre la realidad más humilde ocotidiana, devolviéndola trascendente y vivida:

LOCUS AMOENUS

No me basta tu piel para tenerte,bálsamo, oscuridad, labio de arena,turbia sublevación que me encadenaal abrazo sin alas de la muerte.

No basta mi dolor, paloma inerte,para calmar la sed que me gangrena.Pídeme siempre más, es tu condena,conjuro desleal para perderte.


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Porque ya no me basta con tu vida.Porque tu sangre amaso en mi locura,yerto mi corazón, potro sin brida.

Entrégate, desgrana tu cinturaen mis labios de sal. Lame la heridaque nos labrara amor con desmesura.

Palabra amasada, heñida a pulso, que mezcla la sabiduría barro-ca con la frescura trasgresora y juvenil de la vanguardia, pues enese calco métrico del primer endecasílabo, aparece uno de los tex-tos más emblemáticos de la espiritualidad barroca, No me mueve miDios para quererte, aunado a los ecos de Lorca que en el horizon-te amoroso, refuerza la impregnación andaluza de ese leguaje sen-sorial transformado en imágenes simbólicas. Pero cuando digotrasgresora hablo también de la aportación de una mujer libre, muypor encima de los estereotipos reductores de la mujer liberada, quetoma posesión de un lenguaje que le había sido vedado y lo utilizadesde la naturalidad de su experiencia, es decir de su mirada.

Si la mirada sabia me parece importante, en esta dimensión delesplendor de la palabra poética no arqueológica sino vivificada enla modernidad, hay otro rasgo que identifica su poesía, su tarea crí-tica e incluso su mirada física, siempre sonriente, se trata de la dis-tancia que la inteligencia sabe establecer por medio de la ironía.Juego, sonrisa, humor que nos libran de dogmatismos de cualquiersigno y nos obligan a una lectura cómplice y atenta.

Porque la profundidad está presente en todos sus libros, sobretodo la que proporciona la vivencia del tiempo, a través de distintosmedidores. El tiempo mitificado de la experiencia amorosa, eternopresente utópico que veíamos en el soneto anterior. El tiempo de lossueños y los juegos, futuro o futurible, como lo poemas que arrancancon una hipótesis: Supón que me presento/cualquier día en tu casa,o Pongamos por ejemplo/ que hoy es jueves. Y tiempo existencial, elque se mide por nostalgias y prisas, el que se vive día a día y recoge


la experiencia de cada persona. La palabra en el tiempo machadianase nos revela en esta dimensión temporal, que se recoge sobre todoen uno de sus últimos títulos Síntomas de la devastación:

…Ligera de equipaje, la muertedibujará un retrato con cierto parecidoy pondrá entre tus manosuna moneda amarga,un espejo rasgado,una bala de plomo.

En esta mirada existencial también cabe el consuelo del pre-sente y la esperanza del futuro:

Ahoranos dedicamos a labores distintas:Construir una casa, recolectar un huerto,amordazar ofidios.…………………Ahorareconstruimos la soledad, el sueño,amueblamos la náusea. Enterramosespinas que ya florecerán.

A pesar de mi pálido bosquejo de su palabra poética, creo quequeda claro por qué la Academia se siente honrada con la incorpo-ración de María Rosal y por qué para mi ha sido un honor y un pla-cer ser portavoz de mis compañeros y permítanme terminar con dosversos suyos, del poema titulado Casandra, que resumen casi todolo que hemos dicho aquí esta tarde:

¿Eres diosa o camino?Mujer acaso. Y basta.

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Este discurso, editado por la

Academia de Buenas Letras de Granada,

se acabó de imprimir en Granada,

el 21 de febrero de 2008,

en el CLXXI aniversario del nacimiento

de la escritora Rosalía de Castro,

en los Talleres de La Gráfica S.C. And.,

estando al cuidado de la edición

el Ilmo. Sr. D. José Rienda,

Bibliotecario de la Academia

Granada,

MMVIII


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