discos y otras pastas 62(octubre2014)

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DISCOS Y OTRAS PASTAS www.otraspastas.blogspot.com EMAIL: [email protected] AÑO 8 NÚMERO 62 EDICIÓN DIGITAL OCTUBRE 2014 1 Hace poco leí que mientras Jimmy Page se ocupa de la historia, Robert Plant sigue escribiendo el presente. A esta altura de los acontecimientos, el relato acerca del supuesto estancamiento del guitarrista entrampado en el éxito de Led Zeppelin que intenta seducir al cantante para arrastrarlo a un nuevo remake de la banda, luce agotado. Ese ha sido el camino más simple, y obvio, para racionalizar la fábula de un dinosaurio que nació mordiéndose la cola. Otro intento por explicar algo que no requiere explicación. Page es un perfeccionista irrecuperable y nunca terminará de pulir su mejor creación. Mientras tanto, Plant sigue creando. Cada cual atiende su juego. ¿Qué hubiera sido de Led Zeppelin sin la misión antropológica que su guitarrista asumió de buena gana cuando decidió dedicarse a hurgar en el arcón del blues para reinterpretar su catálogo con la originalidad y pulsión eléctrica que hasta entonces nadie había sabido inyectarle? Desde la muerte de Bonham, todos se sintieron bastante cómodos con el rol que les tocó en suerte. Incluso John Paul Jones supo jugar su papel de ausente humillado para regresar como si nada hubiera pasado después de haber sido excluido del regreso más convincente, el único que trajo el valor agregado de nuevas composiciones, allá por mediados de los años noventa. Por otra parte, el supuesto rechazo de Plant a una reunión de la banda se parece mucho a una premeditada novelita por entregas pergeñada en complicidad con Page para entretener a la prensa más elemental. De otra forma, y más allá de los resultados, cómo se explican las reuniones del ´85 (Live Aid), ´88 (40th Atlantic Records), ´95 (Rock'n Roll Hall of Fame), 2007 (Ahmet Ertegun Tribute Concert) y el proyecto Page & Plant con sus dos actos (“No Quarter” en 1994 y “Walking Into Clarksdale” en 1998). Demasiados reencuentros para una sola despedida. Al fin y al cabo, Lullaby and...the Ceaseless Roar, décimo disco de estudio de Plant (dejando al margen sus incursiones junto a Alison Krauss y al propio Page), está lejos de renegar del pasado. Por el contrario, es su obra más cercana al legado conceptual de su vieja banda. Para justificar esa afirmación alcanzaría con decir que a imagen y semejanza de Led Zeppelin III, este disco también abreva con soltura en fuentes de inspiración celta, o citar la más explícita referencia a Led Zeppelin II en el inicio de “Pocketful of Golden". Lo que subyace en el sonido que logran delinear Plant y sus Sensational Space Shifters en este álbum, incluso quizás con más refinamiento que en Mighty Rearrenger (2005) cuando aún se hacían llamar the Strange Sensation, es una identidad musical propia, construida a partir del mestizaje de unos cuantos elementos básicos que ya todos conocemos: folk, blues, música de África Occidental y una pizca de trance y trip-hop. Nada sencillo, como tampoco fue fácil para Robert Plant & The Sensational Space Shifters - “Lullaby and …The Ceaseless Roar” (2014) “ … Y SI EL SOL SE NIEGA A BRILLAR”

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Page 1: Discos y otras pastas 62(octubre2014)

DISCOS Y OTRAS PASTAS www.otraspastas.blogspot.com EMAIL: [email protected]

AÑO 8 NÚMERO 62 EDICIÓN DIGITAL OCTUBRE 2014

1

Hace poco leí que mientras Jimmy Page se ocupa de la historia, Robert Plant sigue escribiendo el presente. A esta altura de los acontecimientos, el relato acerca del supuesto estancamiento del guitarrista entrampado en el éxito de Led Zeppelin que intenta seducir al cantante para arrastrarlo a un nuevo remake de la banda, luce agotado. Ese ha sido el camino más simple, y obvio, para racionalizar la fábula de un dinosaurio que nació mordiéndose la cola. Otro intento por explicar algo que no requiere explicación. Page es un perfeccionista irrecuperable y nunca terminará de pulir su mejor creación. Mientras tanto, Plant sigue creando. Cada cual atiende su juego. ¿Qué hubiera sido de Led Zeppelin sin la misión antropológica que su guitarrista asumió de buena gana cuando decidió dedicarse a hurgar en el arcón del blues para reinterpretar su catálogo con la originalidad y pulsión eléctrica que hasta entonces nadie había sabido inyectarle? Desde la muerte de Bonham, todos se sintieron bastante cómodos con el rol que les tocó en suerte. Incluso John Paul Jones supo jugar su papel de ausente humillado para regresar como si nada hubiera pasado después de haber sido excluido del regreso más convincente, el único que trajo el valor agregado de nuevas composiciones, allá por mediados de los años noventa. Por otra parte, el supuesto rechazo de Plant a una reunión de la banda se parece mucho a una premeditada novelita por

entregas pergeñada en complicidad con Page para entretener a la prensa más elemental. De otra forma, y más allá de los resultados, cómo se explican las reuniones del ´85 (Live Aid), ´88 (40th Atlantic Records), ´95 (Rock'n Roll Hall of Fame), 2007 (Ahmet Ertegun Tribute Concert) y el proyecto Page & Plant con sus dos actos (“No Quarter” en 1994 y “Walking Into Clarksdale” en 1998). Demasiados reencuentros para una sola despedida. Al fin y al cabo, Lullaby

and...the Ceaseless Roar, décimo disco de estudio de Plant (dejando al margen sus incursiones junto a Alison Krauss y al propio Page), está lejos de renegar del pasado. Por el contrario, es su obra más cercana al legado conceptual de su vieja banda. Para justificar esa afirmación alcanzaría con decir que a imagen y semejanza de Led Zeppelin III, este disco también abreva con soltura en fuentes de inspiración celta, o citar la más explícita referencia a Led Zeppelin II en el inicio de “Pocketful of Golden". Lo que subyace en el sonido que logran delinear Plant y sus Sensational Space Shifters en este álbum, incluso quizás con más refinamiento que en Mighty Rearrenger (2005) cuando aún se hacían llamar

the Strange Sensation, es una identidad musical propia, construida a partir del mestizaje de unos cuantos elementos básicos que ya todos conocemos: folk, blues, música de África Occidental y una pizca de trance y trip-hop. Nada sencillo, como tampoco fue fácil para

Robert Plant & The Sensational Space Shifters - “Lullaby and …The Ceaseless Roar” (2014)

“ … Y SI EL SOL SE NIEGA A BRILLAR”

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DISCOS Y OTRAS PASTAS 2 OCTUBRE 2014

Zeppelin escapar a la solapada acusación de plagio por la recurrente apropiación de los clásicos del blues que, como pocos, ellos supieron reconstruir y potenciar gracias a una buena dosis de talento. Es que, como lo hizo Led Zeppelin en su momento, "Lullaby and...” parece haber encontrado un atajo a través del espacio y el tiempo, viajando por un “agujero de gusano” nos muestra en tiempo real la evolución de un género musical o la perfecta fusión de varios de ellos. He ahí el gran mérito de Plant, lograr que esos sonidos del pasado reboten en nuestra cabeza como el quejido del mar que perdura en los recodos del caracol. El repertorio, compuesto de material original excepto por la sutil recreación del “Po´ Howard” que hiciera popular Leadbelly y la tradicional “Little Maggie”, oscila entre el arrullo de canción de cuna que Plant adopta como tono

GAIJÍN AUTOR: AUGUSTO HIGA OSHIRO (PERÚ)

Sentei Nakandakari es un inmigrante japonés que llegó al Perú en la segunda década del siglo pasado. Después de ejercer muchos oficios agrícolas en el Norte chico, viaja a Lima y se convierte en

un exitoso empresario en lo formal (logra tener un gran bazar en Mesa Redonda) y en lo informal y delictivo (organiza un prostíbulo en Paruro). Todo parece indicar que estamos ante un personaje contradictorio, con vaivenes entre el bien y el mal; sin embargo, el gran Higa Oshiro ha construido a un hombre que está por encima de todo, le ha dado una pizca de omnipotencia. Calculador y frío. Planifica cada jugada y utiliza a las personas como mejor le parece. Sin embargo, como todo hombre tiene demonios y estos lo atormentan en sus pesadillas, para dejarlo en paz durante el día y así continuar con su vida rutinaria en la que el éxito y las vejaciones (contra sí mismo) son su combustible. HENRY A. FLORES

dominante y el incesante rugido en el que se alternan la guitarra de Justin Adams, el kologo de Juldeh Caldera y las programaciones de Billy Fuller. Poesía que habla de las horas previas a la lluvia, oscuridades que se posan sobre la tierra y veranos que se terminan. Allí fluyen con naturalidad las más sentidas “Embrace Another Fall” y

“A Stolen Kiss”, que conmueven hasta apoderarse del clima otoñal que impera en el resto del disco, incluso en las más distendidas “Rainbow” y “House of Love” (otro guiño al pasado). "Lullaby and...” simula cerrar su ciclo con una coda que remite al tema de apertura como esos espirales celtas sin principio ni fin, símbolo de la vida eterna, como el sol que nace cada mañana, muere cada noche y renace a la mañana siguiente... JORGE CAÑADA

CAMBIOS AUTOR: MO YAN (CHINA)

Novela autobiográfica del Nobel chino. En pocas hojas traza su vida desde niño, pasando por su etapa de soldado hasta cuando ya es todo un consagrado de las letras chinas. ¿Cómo hace para abarcar sus vivencias en poco más de cien páginas? Pues, para

ello, todo lo narrado está relacionado y gravita, de alguna manera, con la historia de dos personajes fascinantes: el de un compañero de clase -niño campesino y pobre que abandona la escuela primaria y termina siendo un empresario millonario- y el de una jovencita, amor platónico del primero, que en su madurez reconoce que las decisiones que ha tomado en su vida no han sido las mejores y que las personas que en algún momento despreció se convierten ahora en agentes necesarios para ayudarla a salir adelante e intentar superar sus fracasos. Al igual que en “Rana” (2011), al contar su propia historia, Mo Yan, magistralmente, hace el escalamiento hacia la historia de su país: la China comunista, rica y pobre, cruda y fantasiosa, y sobre todo misteriosa. HENRY A. FLORES

LIBROS LIBROS LIBROS

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DISCOS Y OTRAS PASTAS 3 OCTUBRE 2014

LO BUENO Donkey Kong Country: Tropical Freeze es un juego de plataformas muy bien estructurado, con un diseño de niveles genial, que ronda la perfección. Y eso exige el juego de nosotros: perfección. Es un título difícil, pero no abusa del gamer, lo trata con respeto. Pasar un nivel depende de la habilidad del jugador y, sobre todo en los niveles finales, una falla puede costar la partida. Particularmente, pasé el juego sudando la gota gorda, aunque debo admitir que no saqué el cien por ciento. Mis respetos a quienes lo han conseguido, ya que hay algunas fases en las que literalmente tiré la toalla por salud mental. Eso sí, no crean que es un juego imposible. Como dije antes, es un juego que respeta al gamer. De hecho, la curva de dificultad está muy bien diseñada, siendo los últimos niveles y los niveles K los que realmente exigen por completo al jugador. Destaco en este apartado los enfrentamientos contra los jefes, auténticos retos para nuestra paciencia y pericia. Son peleas largas, en las que deberemos aprender los patrones de ataque y, sobre todo, no equivocarnos al momento de ir a la ofensiva. La sensación de satisfacción al derrotarlos es inigualable. El control del juego es magnífico, corrigiéndose algunas ‘excentricidades’ del Donkey Kong Country Returns, como tener que agitar el mando para rodar. Las características del gamepad no se utilizan en absoluto, al punto que si lo utilizamos la pantalla se apagará (lo que nos permitirá ahorrar batería). La variedad de personajes es otro punto a favor en el juego. El único fijo es Donkey Kong, quien podrá estar acompañado por Diddy Kong, Dixie Kong y Cranky Kong, cada uno con características especiales. Así, Diddy tendrá su clásico jetpack para flotar unos segundos más, Dixie utilizará su cabellera para permitirnos elevarnos un poco más y Cranky podrá utilizar su bastón para saltar sobre superficies que en otras circunstancias nos matarían. Tener uno de estos compañeros nos dará dos corazones extra, con lo que podremos equivocarnos hasta tres veces antes de morir. Y créanme que serán necesarios en algunas fases en las que pasar incólume es prácticamente una misión imposible. El juego es largo, con seis fases muy bien definidas, en las que visitaremos todo tipo de locaciones. Me tomó unas diez horas pasarlo, aunque no llegué a sacar el cien por ciento, algo que seguramente me hubiera demandado algunas horas más. El apartado gráfico es genial. La belleza de los escenarios, el gran trabajo de diseño de personajes y la fluidez con la que todo se mueve hacen de esta una experiencia inolvidable. En la misma tónica, el aparado

sonoro es de gran factura. No solo tenemos melodías clásicas adaptadas a la actualidad, sino que tenemos nuevas piezas que engranan muy bien con las fases del juego.

LO MALO

Si bien es un juego muy completo, hay cosas por mejorar. Por ejemplo, los mini juegos secretos dentro de las fases son muy simples y repetitivos, al punto que en una fase acuática o de hielo, nos podemos topar con un mini juego idéntico al de las fases tropicales. Me hubiera gustado que sean más variados y que estén adaptados a la naturaleza de la fase. Salvo contadas excepciones, casi siempre tendremos que recolectar plátanos en plataformas poco inspiradas. Así, también creo que las fases acuáticas quedaron un escalón por debajo de las demás. Sé que comparar es malo, pero las fases acuáticas de los juegos de Super Nintendo eran mucho mejores, tanto por su variedad como por su nivel de dificultad. Durante el juego, me emocionó ver a Rambi y pensé que también aparecerían los clásicos compañeros, como Expresso, Enguarde, Winky o Squawks.

Lamentablemente, eso nunca ocurrió. El único que apareció fue Rambi, para decepción de este nostálgico gamer. Tras jugar el título en cooperativo con mi hermano llegué a la conclusión de que Donkey Kong Country: Tropical Freeze se disfruta más en solitario. Debido a que el juego exige mucho de ti, la modalidad cooperativa vuelve muy caótica la experiencia. Por último, creo que vale mencionar las asistencias que podemos adquirir y aplicar antes de cada partida. Tener invisibilidad por unos segundos, un corazón extra o sobrevivir a caídas creo que complota con el reto que significa pasar el juego.

LO FEO

El gamepad. Tremendo armatoste me complicaba la experiencia. Afortunadamente, adquirí un Wii U Pro Controller y todo cambió para bien. Desde ya recomiendo evitar el gamepad que, como ya dije líneas arriba, no tiene utilidad en este juego.

CONCLUSIÓN: Donkey Kong Country: Tropical Freeze es una de las mejores experiencias jugables del año. Es un plataformas complicado, pero no imposible. Terminarlo depende de la habilidad del jugador y ese tipo de juegos lamentablemente no abunda. Es una compra obligatoria para todo poseedor de una Wii U y un buen pretexto para adquirir la consola. FERNANDO CHUQUILLANQUI http://blog.rpp.com.pe/masconsolas/

VICIOGAMES

LO BUENO, LO MALO Y LO FEO DE: DONKEY KONG COUNTRY: TROPICAL FREEZE

Page 4: Discos y otras pastas 62(octubre2014)

DISCOS Y OTRAS PASTAS 4 OCTUBRE 2014

“¿Cómo vivirías tu vida de modo que ésta no se burle de tus valores?” Es la pregunta que Bill Ayers se viene haciendo desde su juventud hasta el día de hoy, cuando ya ronda los setenta años. Cómo

compaginar vida e ideales, la eterna y compleja pregunta. Así lo cuenta en su libro ‘Días de fuga. Memorias de un activista contra la guerra de Vietnam’; gracias a la editorial Hoja de lata, que acaba de publicarlo este mes de octubre, podemos leerlo por fin en español. Bill Ayers, el autor, es un profesor y educador estadounidense, convertido en activista contra la guerra de Vietnam en los años sesenta. Fue además uno de los fundadores de The Weathermen o The Weather Underground, una organización de izquierda que actuó en Estados Unidos desde 1969 hasta la mitad de los años setenta. Se crearon a partir de una facción de la Students for a Democratic Society (SDS), que era una organización nacional de estudiantes alineada con los movimientos de derechos civiles y los movimientos contra la Guerra de Vietnam. Ellos querían “traer la guerra a casa”. Como curiosidad, los Weathermen tomaron su nombre de una canción de Bob Dylan, “Subterranean Homesick Blues” (1965), “No necesitas al hombre del tiempo para saber en qué dirección sopla el viento”, decía en una estrofa.

'Días de fuga' está narrado como unas entretenidas memorias, que comienzan con el nacimiento del autor, su niñez, su época de estudiante y cuentan cómo, a pesar de ser un chaval de clase media, en una familia sin especiales inquietudes políticas, tomó conciencia desde

muy joven de las injusticias y desigualdades que asolan su país, EEUU. Su acercamiento en un principio al movimiento por la igualdad racial, derivó a luchar en contra de la guerra de Vietnam a mediados de los años sesenta. Cuando su lucha se radicalizó iniciaron una serie de acciones armadas, cuidando en todo momento de que no hubiera víctimas. Tras una explosión fortuita en la que fallecieron tres miembros del grupo mientras manipulaban explosivos, pasaron a la clandestinidad, replanteándose su forma de lucha. “En mi corazón yo me sentía un internacionalista, en ningún lugar sería un extraño y en todas partes sería un rebelde. Era consciente de todas las cosas y sentía en mi interior el gran latido que une a toda la humanidad”. Once años vivieron en la clandestinidad Bill y Bernardine como dos de los terroristas más buscados por el FBI.

Como sucede siempre, una cosa lleva a otra. A través de un contacto directo con la editorial por otro motivo, recibimos la información de que el propio Bill Ayers y su compañera de vida y de lucha, Bernardine Dohrn, estaban en España presentando el libro y que a finales de octubre

recalaban en Madrid. Allí nos encontramos con una pareja completamente actual a pesar de los más de setenta años de vida muy vividas que acarrean a sus espaldas, encantadores, cercanos, huyendo de la mitificación de sus figuras, cálidos y sin miedo a exponer y reflexionar sobre los errores cometidos, recomendando que se observe, se dude y se vuelva a dudar para evitar dogmatismos, eso sí, siempre actuando y tomando partido. Les encontramos vestidos de negro, Bill con una gorra militante y dos aros de plata en las orejas, Bernardine con una graciosa horquilla roja en forma de flor adornando su pelo, ambos con tatuajes, sin duda llenos de historias; nos sedujeron también sus rostros, sus brillantes ojos llenos de sabiduría, su actitud y la modernidad de su pensamiento. “Cualquiera que escriba libros, lo que espera es conseguir un lector reflexivo y participativo”, abrió fuego Bill en la presentación. Sobre ‘Días de fuga’ afirmó que no es un manifiesto, ni un libro político, ni una

JUKEBOX DESDE EL OTRO LADO ESCRIBE: CONX MOYA

‘DÍAS DE FUGA’, ACTIVISMO, AMOR Y KALASHNIKOV

Page 5: Discos y otras pastas 62(octubre2014)

DISCOS Y OTRAS PASTAS 5 OCTUBRE 2014

autobiografía, se trata de “unas memorias literarias que cumplen el papel de transmitir la decisión que se debe escoger sin saber qué consecuencias tendrá esa decisión”. Ambos dieron una visión totalmente lúcida y en ocasiones crítica de su actuación en aquellos años. Afirmaron no arrepentirse de sus acciones, pero si tuvieran ocasión de volver a empezar serían “menos dogmáticos y más inteligentes”.

Contrarios a la nostalgia y la mitificación de aquella época, Ayers afirmó sentirse parte de aquella generación de los sesenta pero “sobre todo de

ahora, del presente”. Mostraron una actitud de confianza en la juventud actual, “la juventud siempre ha sido motor de cambio, en todas las épocas”, y explicaron que no se sienten ni optimistas ni pesimistas, “unos y otros creen saber lo que va a ocurrir; nosotros confesamos no tener ni puta idea de cómo va a acabar todo”.

Ese cuestionarse todos los planteamientos es algo que la experiencia ha regalado a nuestros protagonistas; la sabiduría que proporciona la edad. “Dudamos y volvemos a pensar; una de nuestras críticas a nuestro movimiento es que se nos olvidó dudar, y eso lleva al dogmatismo y al sectarismo”.

En efecto, nos hablaron de esperanza, de mantener una “indignada esperanza”. En el mundo siguen sucediendo cosas, como Occupy Wall Street, las revueltas en Hong Kong, o los “indignados” en España. Durante su exposición y posterior coloquio con el entregado público presente en la librería La Central de Madrid, Bill y Bernardine nos ofrecieron una catarata de lúcidas reflexiones sobre lucha, activismo, implicación. “El activismo es fácil de decir y difícil de hacer”, reflexionó Bill, para a continuación recordarnos que “Lo opuesto a lo moral no es lo inmoral, es la indiferencia”. Activismo, educación, aprendizaje, conocimiento, dudas, esperanza y acción. Como he leído en la cuenta de Twitter de la poeta Laura Casielles: Bill y Bernardine nos hicieron soñar “con bombas y amor”.

EXTRACTO LITERARIO

LA MÚSICA OLVIDADA (Sonetos)

Nunca seremos más jóvenes que hoy,

nuestra canción a su final se apura,

sangran los minutos, sangra lo que soy,

nada es para siempre, nada dura.

El río roe al bote en el que voy,

y rompe al sol de mi ilusión futura,

nunca seremos más jóvenes que hoy,

no existe solución, no existe cura.

Lo veo siempre donde quiera que voy,

el ayer toma al hoy por la cintura.

olvido si estuve, ignoro si estoy,

si el tiempo es algo más que una fisura.

Nunca seremos más jóvenes que hoy,

vivir con intención siempre procura.

LUCIANO CARRILLAT

(poeta argentino)

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DISCOS Y OTRAS PASTAS 6 OCTUBRE 2014

ESCRIBE: ÓSCAR CONTRERAS Tras una colaboración no acreditada para The Last Run (1971) dirigida finalmente por Richard Fleischer, John Huston filma en 1972 dos películas excepcionales y absolutamente distintas: Fat City y The Life and Times of Judge Roy Bean. Fat City es un cuento sobre la América profunda y sobre sus hombres errantes que se emplean como boxeadores para paliar sus miserias. Fat City es un clásico sobre el mundo del boxeo como lo fueron en su momento Gentleman Jim (1941) y Body and Soul (1947). Pero además propone una visión social muy comprometida con el dolor del pueblo norteamericano post Vietnam, específicamente sobre la clase trabajadora que alivia sus dolores físicos y espirituales en el box, el alcohol y se somete a una rutina laboral asfixiante. Huston captura estupendamente la idiosincrasia del norteamericano medio: un ciudadano sin mayor horizonte que el completar

su ciclo laboral –léase boxístico-, relacionarse sexualmente con muchas dificultades para después buscar nuevamente ser aporreado -concretamente en el ring- aguardar una “segunda pelea” que nunca llega o tener una “esquina” competente; negociar un “buen contrato” con el manager y retirarse

con dignidad. Deportivismo y justicia nunca estuvieron más disociados y mejor representados por dos actores en la plenitud de sus condiciones; nos referimos a Stacey Keach y a Jeff Bridges. Fat City representó un cambio de registro y la sintonía con cierto timing cinematográfico, expresado en filmes notables como “Los nuevos Centuriones”, “Esta vida es mi vida” o “Espantapájaros”.

El juez del patíbulo –de otro lado- es quizá la experiencia más exitosa a partir del realismo mágico urdida en Hollywood. Y solo Huston pudo lograrlo. La película es una gran representación en clave de comedia sobre el mito del lejano oeste, sobre la ley del más fuerte –en este caso del más ingenioso y del más noble- encarnado por el Juez Roy Bean: personaje mitológico que habitó al oeste del río Pecos hacia 1875 y fundó una ciudad (Vinegaroon), una

organización social y una justicia rigurosa aplicada a los bandoleros, villanos y leguleyos que pululaban en aquel dominio; malvados a los que el Juez condujo a la horca impiadosa con mucho orgullo. Paul Newman está extraordinario en el papel principal, totalmente anárquico y febril; admirador de la actriz de teatro Lily Langtry (Ava Gardner); pistolero eximio que tiene por concubina a una indígena mexicana y por mascota a un oso. Este western mágico y realista, ideado por el escritor John Millius, está estructurado episódicamente y simboliza la gran aventura colonialista en los salvaje hacia el final, pero no al estilo “Peckinpah”, sino celebratoria y constante como probablemente la visualiza un sector de la sociedad norteamericana. Como se puede colegir, estamos frente a la contracara de Fat City. Paul Newman volvió a trabajar con John Huston en 1973 en The MacKintosh Man (El emisario de MacKintosh) una película menor, de tránsito

LAS PELÍCULAS DE JOHN HUSTON (PARTE II)

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DISCOS Y OTRAS PASTAS 7 OCTUBRE 2014

hacia lo que vendría después, aunque resuelta con gran oficio. Se trata de una intriga política y policial desarrollada en la Inglaterra de principios de los setenta, con “topos” infiltrados en el Parlamento Inglés (James Mason) que se mueven en las altas esferas políticas traficando secretos de Estado y evadiendo al servicio de inteligencia británico, encarnado por el buen MacKintosh (el actor Harry Andrews), su hija y agente secreto (la bella Dominique Sanda) y el héroe de la historia, Joseph Rearden (Newman) como el audaz espía al servicio de su Majestad, de trajinada y exitosa carrera por el mundo. Al extremo que ha ido perdiendo con los años el cockney, lo que le permite adoptar distintas nacionalidades. Un robo de diamantes, el escape de una cárcel de alta seguridad, la persecución a los corruptos hasta Andorra y un final en donde –nuevamente- todos pierden. O mejor dicho “el ganador se lleva todo” nos presentan a un John Huston artesano. Finalmente, el director alcanzó una altísima cota narrativa, expresiva y plástica con The Man Who Would Be King (El hombre que sería rey, 1975). Se puede decir que el relato corto de Rudyard Kipling calza perfectamente con el estilo cinematográfico y la personalidad de John Huston. En perspectiva, el poder ilusorio de la historia no ha decaído en lo más mínimo. Por el contrario. La película sigue ganando en emoción y respeto, plano por plano; parlamento por

parlamento. “El hombre que sería rey” junto a “Tiburón” y “Los cazadores del arca perdida” reabrirían los caminos hacia el cine de aventuras de reminiscencias clásicas (Howard Hawks y Raoul Walsh, verbigracia). Resulta muy fácil volver a imaginar a Danny Dravot y Peachy Carnahan (los insuperables Sean Connery y

Michael Caine) como los soldados ingleses en la India, a los a que el país les va quedando pequeño. Porque la aventura hacia Kafiristán, con la certificación del periodista Kipling (el gran Christopher Plummer) sucedió realmente en los setenta, en Hollywood y con la dirección maestra de John Huston. El último hombre blanco –después de Alejandro Magno- capaz de emprender una cruzada de ese tipo y visualizar su reinado fue Huston. El resto de su filmografía es más o menos conocida y no pretendo analizarla. Lo que he querido demostrar aquí es el gran poder de adaptación de un realizador norteamericano frente a las circunstancias que rodeaban determinados

procesos de producción. Huston no era un arribista pero sí un diletante. Y como tal, con el tiempo de su lado, emprendía aventuras “transgenéricas”, resonantes, mejoradoras. Quizá no fue el paradigma del realizador americano a pesar de su esfuerzo y su obra. Lo importante es que John Huston le habló a distintas generaciones y se hizo entender.

Page 8: Discos y otras pastas 62(octubre2014)

DISCOS Y OTRAS PASTAS 8 OCTUBRE 2014

LED ZEPPELIN I, II, III, IV, HOUSE OF THE HOLY Super Deluxe Edition Box

Jimmy Page es uno de los más grandes guitarristas de todos los tiempos. Fundador y compositor de Led Zeppelin, con los años se ha convertido en el guardián de la banda, su curador, al que le interesa como nadie expandir aún más el legado monumental de este cuarteto británico y el que siempre está tratando de convencer a sus colegas para reuniones nostálgicas. Por eso no llama la atención que Page además de ser el productor ejecutivo de estas nuevas ediciones remasterizadas, también haya ejercido como el ingeniero de masterización, lo cual garantiza un producto muy bien cuidado tanto en el sonido como en su presentación -tenemos libros de pasta dura, pósters, réplicas del arte original y nuevos diseños-, haciendo de cada álbum una hermosa memorabilia. En estas ediciones de lujo, cada obra viene con un CD extra, con un promedio de catorce canciones, que incluyen presentaciones en vivo, demos o tomas alternas; este mismo contenido también se presenta en formato de disco de vinilo (3 LPs por álbum) y en audio digital de alta resolución (a través de una tarjeta que incluye un código de descarga). El sonido en cada una de estas tres presentaciones no ha sufrido la insana compresión del rango dinámico que padeció el compilatorio “Mothership” (2007), después de tantas críticas recibidas esta vez Jimmy Page aprendió la lección y le dio un digno y merecido tratamiento a este remozado sonido zeppeliniano que nos mantendrá girando nuestros tocadiscos como si fueran los setenta. HENRY A. FLORES

SOUNDGARDEN SUPERUNKNOWN 20th Anniversary Super Deluxe Edition

Soundgarden, junto a Green River y Mudhoney, es uno de los pioneros del grunge y el “Superunknown” es todo un clásico del ‘Seattle Sound’. Un disco que disgustó a muchos de sus primeros fans -quienes los acusaron de abandonar el crudo y pesado sonido de sus álbumes anteriores para vender más- pero que catapultó a Chris Cornell y compañía hacia el estrellato mundial, directo al número uno en los charts, a los premios y nominaciones, lo cual se lo tenían bien merecidos dado su estatus de artistas ya consagrados en Seattle, su ciudad natal. Sus singles más exitosos, “Black Hole Sun” y “Spoonman”, son ejemplos de cómo una banda aniquila su primogenitura sonora para privilegiar nuevas inquietudes artísticas, cuyos éxitos comerciales y de crítica confirmaron que no estaban equivocados al seguir sus instintos. A veinte años de su publicación, nos entregan la obligada -y de moda- edición de aniversario con su libro de ochenta páginas que tiene un ensayo de David Fricke (ya parece un mercenario del ‘music journalism’), notas y anécdotas, un nuevo artwork, tres discos extras con demos, tomas alternas, lados B, un blu-ray con la mezcla del álbum en 5.1 y hasta un código para descargar por Internet las canciones tratadas con la tecnología 11.1 DTS Headphone X -que te da la sensación del sonido surround usando audífonos estéreo- haciendo del “Superunknown” el primer álbum de rock que emplea este tipo de mezcla. Pero todo se va al diablo cuando te das cuenta que el disco con el álbum original ha sido remasterizado sin respeto, cuando lo que salió en 1994 suena mejor que el lavado de cara veinte años después, cuando lo que un día tuvo equilibrio ahora suena ruidoso, plano y fatigante. Si hay que envejecer que sea con dignidad. HENRY A. FLORES

REEDICIONES DISCOGRÁFICAS

DIRECTOR: HENRY A. FLORES Discos y Otras Pastas no se hace responsable del contenido de los artículos y agradece a sus colaboradores por la exclusividad otorgada.