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Publicación del Instituto de Geografía

Directora: Dra. María Eugenia Comerci

Periodicidad de la Revista HuellasEdición Anual del Instituto de Geografía de la UNLPam, hasta el presente volumen. Desde el año 2017, Huellas será bianual con dos números por volumen.

Publicación de acceso libre con Referato Externo

Instituto de GeografíaDirectora: Mgs. Beatriz DillonCnel. Gil 353, 3º piso (6300), Santa Rosa, La PampaTel.: 02954-451600, int. 1664E-mail: [email protected]ágina web: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellasPublicada por la EdUNLPam, Editorial de la Universidad Nacional de La Pampa

Diseño de tapa: Lucía Bernardi

Diseño de interior: Ramiro Rodríguez Carámbula

Foto de tapa: Camino de ingreso a puesto de Santa Isabel, La Pampa (mayo de 2015)Foto: gentileza de María Eugenia Comerci

El principal objetivo de Huellas es socializar y difundir la producción, actividades y contribucio-nes de los integrantes del Instituto y el Departa-mento de Geografía de la Universidad Nacional de La Pampa y de otras unidades académicas nacionales e internacionales. Los temas aborda-dos reflejan diversas perspectivas de los estu-dios geográficos y socio-territoriales. El destino de la publicación es la divulgación en la comuni-dad científica y en la sociedad civil, pretendien-do llegar a todos sus estamentos. Los trabajos publicados en la revista son originales y no pre-sentados simultáneamente en otra publicación. Constituyen el resultado de investigaciones par-ciales o finales que abordan interrogantes teóri-co-metodológicos, experiencias de enseñanza- aprendizaje, valiosos documentos que permiten repensar nuestras prácticas profesionales

Permitida su reproducción, citando la fuente. Los artículos y las opiniones vertidas en las con-tribuciones no representan necesariamente la opinión del Consejo Editorial y son exclusividad de sus autores.

Huellas ha sido evaluada en los años 2004 y 2014 por el CAICYT (CONICET) como nivel Figu-ra en el Catálogo de Latindex, Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, El Caribe, España y Portugal y ha sido evaluada por CIRC (Clasificación Integra-da de Revistas Científicas). Indizada en el portal de la red Iberoamericana de Innovación y Conoci-miento Científico y en Fuente Académica Premier EBSCO HOST. Se está tramitando la indización en el Núcleo Básico de Revistas Tecnológicas Ar-gentinas (CONICET). MIAR (Matriz de Informa-ción para el análisis de revistas): ICDC: 6,3.

Evaluada por:

Indizada en:

N°20 | Año 2016

ISSN 0329-0573 (impresa) | ISSN 2362-5643 (en línea)

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2001

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20 |

Año

201

6ISSN 0329-0573 (impresa) ISSN 2362-5643 (en línea)

n°20revista

HUELLAS

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Consejo Editorial Revista HUELLAS

Directora:Dra. María Eugenia Comerci (Universidad Nacional de La Pampa/CONICET, Argentina)Secretaria de Redacción: Prof. María del Carmen Labey (Universidad Nac. de La Pampa, Argentina)Secretaria de Edición:Mg. María Cristina Nin (Universidad Nacional de La Pampa, Argentina)Servisio de Traducción:Mg. María Graciela Eliggi, Prof. Graciela Obert, Prof. María Elena Pérez Bustillo, Prof. Flavia Fernández (Universidad Nac. de La Pampa, Argentina)

Comité Editorial *

Dr. Eduardo Castro (Universidad Nacional de La Pampa)Prof. Beatríz Cossio (Universidad Nacional de La Pampa) Esp. Leticia García (Universidad Nacional de La Pampa)Dr. Ariel García (Universidad de Buenos Aires/CONICET)Mg. Cesar Abel Gómez (Universidad Nacional del Litoral)Prof. Oscar D. Folmer (Universidad Nacional de La Pampa)Dr. Jorge Lapena (Universidad Nac. del Centro de la Prov. de Buenos Aires)Esp. Stella Maris Leduc (Universidad Nacional de La Pampa)Dra. Claudia Mikkelsen (Universidad Nacional de Mar del Plata/CONICET)Dra. Natalia Lopez Castro (Universidad Nacional de Quilmes/CONICET)Prof. Miguel Ángel Silva (Universidad Nacional de La Plata)Mg. Daila Pombo (Universidad Nacional de La Pampa)

Comité Académico *

Dr. Ricardo Agüero (Universidad Nacional de Río Cuarto) Dr. Fabio Alonso (Universidad Nacional de La Pampa)Dra. Mónica Arroyo (Universidad de San Pablo, Brasil)Dr. Javier Balsa (Universidad Nacional de Quilmes, CONICET)Dr. Andrés Barsky (Universidad Nacional de General Sarmiento)Dr. Alejandro Benedetti (Universidad de Buenos Aires/CONICET)Dr. Gustavo Buzai (Universidad Nacional de Luján)Lic. Alicia Cáceres (Universidad Nacional de San Juan Bosco)Dra. María Eugenia Cépparo (Universidad Nacional de Cuyo/CONICET) Mg. Beatríz Dillon (Universidad Nacional de La Pampa)Dr. Hector Dupuy (Universidad Nacional de La Plata)Dr. Rogelio Haesbaert. (Universidad Federal Flumiense, Brasil)Dra. Diana Lan (Universidad Nacionla del Centro de la Provincia de Buenos Aires/CONICET)Dra. Alicia Lindón (Universidad Autónoma Metropolitana, Brasil)Dra. María Amalia Lorda (Universidad Nacional del Sur)Dra. Mabel Manzanal (Universidad de Buenos Aires/CONICET)Dra. Norma Medus (Universidad Nacional de La Pampa)Dr. Juan Michelini (Universidad Complutense de Madrid, España)Dr. Antonio Moreno Jiménez (Universidad Complutense de Madrid, España) Dr. Osvaldo Morina (Universidad Nacional de Luján)Dra. Marisa Moroni (Universidad Nacional de La Pampa/CONICET) Dra. Claudia Nátenzon (Universidad de Buenos Aires)Dr. Carlos Reboratti (Universidad de Buenos Aires/CONICET)Dra. María Laura Silveira (Universidad de Buenos Aires/CONICET)Dra. Stella Maris Shmite (Universidad Nacional de La Pampa)Mgr. Omar Tobío, (Universidad Nacional de San Martín)Dr. Freddy Ordoñez (Universidad Nacional de Colombia)Lic. Patricia Pintos (Universidad Nacional de La Plata/CONICET)Dr. Carlos Walter Porto Gonçalves (Universidad Federal Fluminense, Brasil) Dra. Claudia Alejandra Troncoso (Universidad de Buenos Aires/CONICET) Dr. Guillermo Velázquez (Universidad Nacional del Centro/CONICET) Dra. Viviana Zenobi (Universidad Nacional de Luján)Dra. Perla Zusman (Universidad de Buenos Aires/CONICET)

* Todas las instituciones mencionadas, a menos que se indique lo contrario, son de Argentina.

EdUNLPam

Rector: CPN Sergio A. BAUDINO

Vice-Rector: Mg. Hugo Alfredo ALFONSO

Secretaria Académica: Esp. María Esther FOLCO

Secretaria de Investigación y Postgrado: Dra. María Silvia DI LISCIA

Secretario de Coordinación y Planeamiento Institucional: Mg. Fernando A. CASAL

Secretaria de Consejo Superiory Relaciones Institucionales: Lic. Valeria CARAMUTI

Secretario Económico-Administrativo: CPN Ramiro A. RODRÍGUEZ

Secretaria de Cultura y Extensión: Dra. Ana María RODRÍGUEZ

Secretario de Bienestar Universitario: Mg. Jorge L. MARANI

Secretario Legal y Técnico: Abg. Luis Fernando MARTÍNEZ MONTALVO

Decano: Lic. Sergio Daniel MALUENDRES

Vice-Decana: Prof. Beatriz COSSIO

Secretaria Académica: Mg. Nilda Susana REDONDO

Secretaria de Consejo Directivo: Prof. María Marta DUKART

Secretario Administrativo: CPN. Martín Alejandro USSEI

Secretaria de Investigación y Posgrado: Dra. Paula LAGUARDA

Presidente: Dra. Ana María T. RODRÍGUEZ

Director de Editorial: Rodolfo D. RODRÍGUEZ

Consejo Editor de EdUNLPam: Ramiro RODRÍGUEZMaría Ester FOLCOMaría Silvia DI LISCIASantiago AUDISIOLiliana CANPAGNOCelia RABOTNIKKOFEdhit ALVARELLOSRubén PIZARROMónica BOERISGriselda CISTAC

Universidad Nacional de La Pampa

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Índice

Presentación ..................................................... 7

ARTÍCULOS

Reflexiones sobre los frentes de agua en 1. el contexto de las intervenciones urbanas

Eduardo Julio Garriz y Romina Valeria Schroeder ........................ 17

Tipología de áreas de influencia de los 2. Centros de Atención Primaria de Salud en la ciudad de Luján, Provincia de Buenos Aires, Argentina

Gustavo Daniel Buzai ............................... 35

Grandes sistemas técnicos y espacio 3. geográfico. Revisión de posturas y articulaciones conceptuales

Adriano Daniel Furlan ............................... 57

Procesos de ocupación y construcción 4. del espacio rural pampeano: el caso del partido de Patagones

Julia Inés Gabella y Alicia María Campo .................................. 79

Capacidad competitiva y dinamismo en 5. la horticultura de La Plata interpretada desde el enfoque basado en los aglomerados de empresas

Matías García ......................................... 100

Caracterización de la agricultura de 6. proximidad al área metropolitana de Santa Rosa-Toay (La Pampa, Argentina): aportes para la discusión sobre soberanía alimentaria

Pablo Valentín Ermini, Beatriz Giobellina y Andrés Barsky ...................................... 125

Dinámica socio espacial de los Balcanes. 7. Una mirada geográfica de su historia

María Belén Kraser ................................. 144

El abordaje del avance de la frontera 8. agrícola desde la mirada de dos libros de texto de educación secundaria

Melina Ivana Acosta ................................ 163

Dinámicas socio-económicas del agro 9. pampeano actual y espacios locales: una propuesta de análisis

Estefanía Hüter ....................................... 187

Las diversas concepciones sobre el 10. espacio rural: un estudio de caso sobre las repercusiones de la geografía escolar en educación secundaria

Diego García Monteagudo ...................... 209

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS ...................... 231

RESEÑAS DE TESIS ................................... 239

DIÁLOGOS ................................................... 249

NOTICIAS ..................................................... 257

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Huellas n° 20 (2016) | Presentación 7

Presentación

Los inicios de Huellas1

Autoridades, colegas, amigos, Stella Shmite y María Eugenia Comerci, que dirigiera y dirige Huellas, respectivamente... hoy nos volvemos

a reunir para hablar de nuestros trabajos, su difusión… como hace veinte años. Esta vez no para planificar la actividad que en su postulación para ser Directora del Instituto de Geografía hiciera Mabel Tourn, allá por 1996: hacer, publicar una revista de Geografía que permitiera que los trabajos productos de investigaciones, análisis, visualización de realidades de La Pampa salieran de los cajones de los escritorios y se conocieran en una revista propia del Instituto y la Facultad. Esta vez es para recordar y ver como pasamos de una revista artesanal a las imprentas y al mundo virtual. Yo les contaré sobre los inicios de Huellas, la Revista del Instituto de Geo-grafía de la Universidad Nacional de La Pampa. Dirigí trece números de ella y una edición especial, primero como directora de la revista y luego como tal y directora del Instituto.

1 Presentación realizada por la Dra. Norma Medus en la conferencia de cierre de las 5tas Jor-nadas de Geografía, Docencia e Investigación, llevadas a cabo en el mes de octubre de 2016 en la Facultad de Ciencias Humanas (UNLPam).

Repaso por los veinte años de la Revista Huellas. Foto: gentileza de Beatriz Dillon (2016)

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Presentación | Huellas n° 20, ISSN: 0329-0573 (impresa) / 2362-5643 (en línea)8

Mediados los ’90, para nosotros investigar era como un hobby…lo ha-cíamos por gusto y necesidad de aprender y aplicar conocimientos nuevos. Eran tiempos de recursos escasos en la Universidad de La Pampa. No ha-bían pasado muchos años de la nacionalización y nosotros y la Facultad misma, éramos un continuom de formación. Formarnos, actualizarnos, adentrarnos a los nuevos paradigmas y eso se hacía aplicando lo que en seminarios en otras Universidades incorporábamos. De allí, trabajos inédi-tos. Íbamos hacia ellos, los cursos de postgrado en Mendoza, por ejemplo, y venían a nosotros colegas a impartirlos en nuestra sede. Siempre trabajos inéditos salvo los que llevábamos a Congresos, nacionales e internacio-nales. Muchos quedaban en nosotros, algunos distribuidos en un sistema de duplicación que se conocía como “publicaciones internas”, respaldados por el Consejo Directivo. Cuando digo nosotros, me refiero a los compañe-ros del Departamento de Geografía en general.

La decisión de las autoridades de la Facultad de apoyar hasta dónde se pudiera la generación de publicaciones periódicas desde los Institutos que comenzaron a organizarse implicó un modesto monto de dinero que permitiría financiar actividades. Es así como decidimos usar los recursos asignados en un curso de postgrado que nos sirviera a todos en el Departa-mento, y hacer una publicación periódica. Pero no nos alcanzaba el presu-puesto asignado y definimos hacerla nosotros. Allí me pide Mabel “hacela vos que tenés algo de experiencia”, experiencia que había hecho tratando con imprenteros en mi trabajo en la Subsecretaría de Cultura. Y de revistas científicas, …nada de experiencia. Definido eso, indagamos, pedimos con-sejos y consideramos el nombre. Surgió Huellas. Mabel, en la presentación de la primera, en la página 7, explica el por qué de su elección y dice:

La intención que nos guía al iniciar esta publicación tiene mucho que ver con el nombre que hemos elegido para ella. La huella es la vía de entrada, de conocimiento y exploración de un territorio. La impulsa una actitud abierta que busca nuevos ámbitos, otros horizontes y, sobre todo, a quie-nes quieran incorporarse a la marcha. Como toda huella, seguramente no será de tránsito fácil, y el avance se hará a veces lento y dificultoso, pero esperamos convertirla, de a poco, en un camino consolidado. Este intento nace además con un nombre bien pampeano, en la certeza de que estamos hechos de tiempo y espacio, y de que los vínculos con los lugares y con la historia nos construyen cotidianamente”.

Así apareció el Número 1, ya era 1997, de 72 páginas, con tres trabajos que teníamos hechos y mandamos a referato. Eran de Mabel Tourn, Irene M. de Errecalde y de mi autoría; dos reseñas de publicaciones nuevas, una

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Huellas n° 20 (2016) | Presentación 9

de María Regina Covas y otra mía, y el anuncio de eventos científicos próximos. Fue un trabajo artesanal, hecho en mi casa, con mi computadora, los consejos de cómo armar lo que entonces llamaban el mono, es decir una hoja tamaño oficio, a doble faz, donde cada mitad era una página de revista, no consecutiva. Se armaba un cuadernillo falso con los números de página y los párrafos que iban en cada una y se recuadraba, insertaban mapas. Sólo recuerdo dos cosas: primera, era una verdadera complicación para quién no era diseñadora gráfica y no tenía programas de diagramación y edición. Segunda, al terminar… una enorme satisfacción, por un logro simple, humilde, que contenía lo que era parte de nuestra tarea en Geogra-fía Aplicada. Se multiplicaban los cuadernillos por un sistema de copia, en la imprenta de la UNLPam primero y Nexo Di Nápoli después. En ella se compaginaba y pegaban la tapa.

La tapa… diseño e impresión de Nexo, autor de la misma, Facundo Di Nápoli, diseñador gráfico recién recibido. Asesor integral, Ricardo Di Nápoli, el apreciado Ruso Di Nápoli, experto en estas cosas. Me dijo: “jugate el dinero que te den en la tapa, es lo que primero llega al lector, es la carta de presentación”. La primera foto de tapa surge del campo de Irene Martínez de Errecalde. La repetimos por mucho tiempo y des-pués la fuimos variando hasta que cambia el diseño, pero no las huellas pampeanas, que es como un sello de identidad que se mantiene. Desde la número cinco a la número doce se imprimen y compaginan en Nexo. Después, se firma convenio con la Editorial Miño y Dávila, cambia el estilo pero mejora la distribución y la tarea del responsable de la direc-ción. Ya se van incorporando trabajos externos, integrantes del comité editorial y evaluadores de Universidades Nacionales e Internacionales y se había logrado la categorización Nivel Uno del CAICYT (CONICET). En este camino, crecimos en secciones, tal el caso del rescate de lugares y documentos históricos reseñados por algún colega del Departamento; Reflexiones Geográficas (teoría esencialmente), mejora de las normas de publicación.

Yo fui responsable de la Nº 1 a la Nº 12 más un número especial de Geografía de Género, rescatando tres trabajos presentados en las V Jorna-das de Historia de las Mujeres y Estudios de Género. Tuvimos canje con Universidades Nacionales e Internacionales. Lo que nos llegó del país así como del exterior, fue enviado a la Hemeroteca de la UNLPam. También, se entregaron ejemplares a todas las Bibliotecas Populares de la Provincia por intermedio de la entrega anual de libros de la Subsecretaría de Cultura. Deseábamos que las escuelas tuvieran el material pampeano producido por pampeanos.

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Presentación | Huellas n° 20, ISSN: 0329-0573 (impresa) / 2362-5643 (en línea)10

En esta bella experiencia tengo mucho por agradecer: a los compañe-ros de las imprentas oficiales de la UNLPam, del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo de La Pampa. Sintetizo en el nombre de los Di Nápoli y su imprenta Nexo, porque serían muchos por nombrar, mi agradecimiento a la generosidad de todos aquellos que nos socorrieron en cosas sencillas para ellos, un mundo para nosotros. A Marta Alesso que indagó en CO-NICET cómo debíamos presentar nuestras revistas para categorizar, a las colegas del Departamento de Inglés que tradujeron abstract, Cielo Fer-nández y Mariela Eliggi; al colega Dr. Adiano Bothelo, de la USPI, que colaboró cuando con la mirada en el Mercosur incorporamos el resumen en portugués, a los colegas, mis compañeros de esta Casa, sus autoridades y siempre, a la brisa fresca que aportaron los alumnos, colaboradores in-condicionales.

Para cerrar los recuerdos de los inicios de Huellas, voy a releer algo que incorporé en la Nº 2… extraído de Trabajar Mapas de María Victoria Cor-beró…Porque ¿qué somos los geógrafos sin un mapa, un lugar, un sendero –huella– por el que caminar? Dice así:

Hoy, que vemos la necesidad de la interdisciplinariedad, podemos afirmar que el mapa fue el primer instrumento que aunó voluntades de mercade-res, investigadores, viajeros y curiosos alrededor de una realidad que no era transportable en zurrones y maletas (…) entra, pues, en los mapas con espíritu inquieto, con ganas de saber y voluntad de trabajo (…) si perseve-ras y llegas al final, podrás afirmar, como el poeta Machado en Proverbios y Cantares …y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.

Es la huella que hicimos y yo no volveré a transitar, pero Ustedes sí, y la prolongarán. Muchas gracias.

Dra. Norma MedusEx directora de la Revista Huellas

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Huellas n° 20 (2016) | Presentación 11

Breve introducción al volumen 20

El Equipo Editorial está reconfortado por presentar el volumen 20 de la Revista Huellas que, en esta oportunidad, cumple veinte años de producción, edición y publicación de investigaciones científicas

de Geografía y demás Ciencias Sociales. Desde el primer número, impul-sado por el imperioso trabajo de la Dra. Norma Medus en 1996, y luego continuado por la Dra. Stella Maris Shmite, se ha sostenido el compromiso desde el Instituto y el Departamento de Geografía en difundir las investiga-ciones y socializar la producción generada en el ámbito académico.

A pesar de los obstáculos económicos en los primeros años de gestión, la revista Huellas siempre mantuvo su tirada anual, ampliando el número de ejemplares, la cantidad de artículos, el número de secciones y la temáti-ca de estudio con el transcurso de los años. Los primeros ejemplares conta-ban con avances de investigaciones de los docentes de la Carrera y se refe-rían exclusivamente a problemáticas geográficas locales y regionales. Con posterioridad creció el abanico de trabajos publicados, así como también

Algunos de los volúmenes de Huellas publicados. Foto: gentileza: M. Eugenia Comerci (2016)

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la diversidad de autores, no exclusivos de esta casa de estudios, llegando a publicar hasta quince artículos por número con aportes de investigadores internacionales y evaluación externa con método doble ciego.

El Equipo Editorial y el Comité Académico se fueron renovando y ac-tualmente contamos con más de treinta prestigiosos investigadores en el mundo, pertenecientes a Universidades Públicas y al CONICET que res-paldan nuestro trabajo y le otorgan calidad. La renovación de la revista también implicó la generación de un nuevo diseño que mantiene la identi-dad de la Huellas de los primeros años, pero que comparte rasgos comunes con las demás revistas “hermanas” de la Facultad de Ciencias Humanas. Nos enorgullecemos en la sea la Universidad Nacional de La Pampa, a través de la Editorial EDUNLPam, la encargada de realizar el proceso de diseño y publicación e impresión, desde el año 2014, de todas las revistas de la Universidad. Asimismo, en ese año en que se tramitaron las ISSN en línea y se creó la página de la revista en el sistema de acceso abierto, todas las secciones de Huellas inician se suben, evalúan y descargas desde el portal de la Universidad. De modo que se democratizó el acceso a la revista y su alcance.

En ese camino, estamos sometiendo a la revista a las indizadoras reali-zando modificaciones a fin de adaptarla, sin perder su esencia, a los requisi-tos exigidos. En este marco, se ha decidido que éste será el último volumen anual y, partir de 2017, se publicarán dos números por volumen.

A pesar de los cambios realizados en esta trayectoria, conservamos la inquietud que nos movilizó a iniciar este proyecto hoy hecho realidad, que tiene mucho que ver con el nombre de la revista. Las huellas, esos caminos de entrada, irregulares, borrosos, a menudo, arenosos y pedregosos, que nos incitan a explorar rutas de conocimientos geográficos y sociales múltiples. Creemos que es fundamental que las investigaciones encuentren desafíos a los poderes y hagan visible el sobre-cruzamiento de opiniones. Como señala Leyva Solano (2015) se necesitan investigaciones que generen pro-ducción y circulación de saberes múltiples, que establezcan diálogos con otras disciplinas y con saberes autóctonos. Así el conocimiento, al ponerse en el centro del debate sobre la capacidad de reflexionar las experiencias vividas, se orienta a la acción y se hace socialmente productivo.

En este volumen de Huellas, contamos con diez artículos nacionales e in-ternacionales que tratan diversas problemáticas socio-territoriales desde dis-tintos abordajes teórico-metodológicos. El primer artículo reflexiona sobre los frentes de agua en el contexto de las intervenciones urbanas y es elabora-do por Eduardo Julio Garriz y Romina Valeria Schroeder. Un segundo traba-jo, de Gustavo Daniel Buzai, construye una tipología de áreas de influencia

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Huellas n° 20 (2016) | Presentación 13

de los centros de salud en la ciudad de Luján con métodos cuantitativos uti-lizados a través de los Sistemas de Información Geográfica.

El tercer artículo, Adriano Daniel Furlan, aborda la categoría de “gran-des sistemas técnicos” y propone claves analíticas para analizar del espacio geográfico actual. Julia Inés Gabella y Alicia María Campo trabajan en tor-no a los procesos de ocupación y construcción del espacio rural pampeano en el partido de Patagones.

Matías García, en el quinto artículo, propone analizar la capacidad com-petitiva y el dinamismo en la horticultura de La Plata, utilizando en el enfoque basado en los aglomerados de empresas. Otro trabajo realizado por Pablo Va-lentín Ermini, Beatriz Giobellina y Andrés Barsky caracteriza a la agricultura próxima al área metropolitana de Santa Rosa-Toay (La Pampa, Argentina) y genera discusión en torno a su aporte a la soberanía alimentaria.

En el séptimo artículo María Belén Kraser indaga en torno a la diná-mica socio espacial de los Balcanes, desde una mirada geográfica de su pasado. Asimismo Melina Ivana Acosta, aborda el avance de la frontera agrícola desde la perspectiva de dos libros de texto de educación secunda-ria, mientras que Estefanía Hüter esboza las dinámicas socio-territoriales del agro pampeano actual y genera una propuesta para el análisis de su incidencia económica en los espacios locales. Finalmente, Diego García Monteagudo, reflexiona en torno a las diversas concepciones sobre el espa-cio rural a través del abordaje con mapas mentales generados en el marco de la educación secundaria.

Además de los mencionados artículos, acompañan este volumen cuatro secciones. En la sección reseña bibliográfica se presentan dos libros, uno referido a la educación desde la perspectiva de género y otro al mundo chaca-rero y las transformaciones socio-productivas. En la sección reseña de tesis se sintetizan los resultados de dos tesis de posgrado: una tesis doctoral de la antropóloga Daniela Noemí Bassa referida a la “pampeanidad” y otra tesis de especialización sobre la variabilidad de las precipitaciones en la región pam-peana, de Federico Ferrelli y Vanina Solange Aliaga. En la sección diálogos, Leticia García y Beatriz Cossio realizan una reflexión sobre el Encuentro: la ciudad que habitamos, la cuidad que queremos, realizado en 2015 en esta casa de estudios. Finalmente la sección noticias brinda información sobre los próximos eventos científicos de Geografía a realizarse en la región.

Dra. María Eugenia ComerciDirectora Revista Huellas

Facultad de Ciencias Humanas - UNLPam

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Artículossección

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Huellas n° 20 (2016) | Reflexiones sobre los frentes de agua en el contexto de las intervenciones urbanas (pp. 17-34) 17

1Artículo

Reflexiones sobre los frentes de agua en el contexto de las intervenciones urbanas

Eduardo Julio Garriz1 y Romina Valeria Schroeder2

Dpto. de Geografía y Turismo – Universidad Nacional del SurFac. de Humanidades, Dpto. de Geografía – Universidad Nac. del Comahue

@ [ [email protected] ] | [ [email protected] ]

Fecha de recepción: 24/01/16 Fecha de aprobación: 22/08/16

Cita sugerida: Garriz, E. y Schroeder, R. (2016). Reflexiones sobre los frentes de agua en el contexto de intervenciones urbanas. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geogra-fía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2002

ResumenEl presente trabajo reflexiona sobre la problemática de los frentes de agua, vinculada a procesos de revitalización urbana. La metodología plantea la búsqueda de bibliografía general y específica a fin de confrontar distintas perspectivas de estudio, teniendo en cuenta: los cambios que se fueron produciendo a lo largo del tiempo y los impactos sobre la organización y dinámica del espacio que conllevaron; las problemáticas (sociales, econó-micas) que se observan y las formas de articulación, principalmente, entre las políticas urbanas y los agentes que accionan sobre estos espacios. En líneas generales, los frentes de agua presentan complejidades al momen-to de su estudio debido a las fuertes diferenciaciones en sus condiciones naturales y, también, a partir de las acciones sobre ellos propuestas. Las grandes intervenciones se han volcado, en general, a replicar un modelo de intervención que se identifica con una cierta exclusividad en cuanto a su uso, asociada a la creación de nuevos espacios de consumo. La política urbana asume una función de suma importancia dado que debe ser flexible pero a la vez crear normativas e instrumentos que permitan regular el mercado, procurando intervenciones que no solo pasen por el costo/bene-

1 Lic. en Geografía. Profesor Adjunto Ordinario con dedicación exclusiva en la Asignatura Geografía Urbana, con extensión al Seminario: La Estructuración del Espacio Urbano y Se-minario: Organización y Ordenamiento del Espacio Urbano y Regional. Docente Investigador desde 1993. Miembro del Centro de Investigaciones Urbano Regionales (CIUR Estudios Te-rritoriales). Maestrando en el Postgrado: Desarrollo y Gestión Territorial - UNS.

2 Dra. En Geografía; Lic. En Turismo. Docente Investigadora – Asistente de Investigación en CIUR Estudios Territoriales, Universidad Nacional del Sur. Ayudante de docencia en la ma-teria Introducción a la Geografía, Universidad Nacional del Comahue. Becaria CONICET 2008-2011. Becaria Programa ERASMUS Mundus Action 2 EADIC II, en la Universität Graz, Institut für Geographie und Raumforschung, Graz – Austria, periodo 2011-2012.

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ficio, en términos económicos, sino hagan hincapié en la condición social del espacio público como parte indisociable de la experiencia urbana.

Palabras-clave: frentes de agua, espacio público, intervenciones, diná-mica urbana.

Reflections on waterfronts within the context of urban intervention

AbstractThis paper reflects on the problem of waterfronts in relation to the proc-esses of urban revitalization. The methodology applied aims at looking for general and specific literature in order to compare different perspectives of study, taking into account the following: the changes that have taken place as well as the impacts on space dynamics; the social and economic problems observed and the forms of articulation mainly between urban policies and agents participating on these spaces. Generally speaking, at the moment of their study, waterfronts present complexities due to strong differences in their natural conditions and, also, because of the actions proposed to be carried out on them. Large interventions, in general, have copied an intervention model, whose features are exclusive use associated to the creation of new spaces of consumption. Urban policy assumes a role of utmost importance given that it should be flexible but at the same time it should establish regulations and instruments that allow market regula-tion, ensuring that interventions are not only based on the cost-benefit relation, economically speaking, but also on the social condition of public spaces as inseparable part of the urban experience.

Key-words: waterfronts, urban space, interventions, urban dynamics.

Reflexões sobre as frentes de água no contexto das intervenções urbanas

ResumoEste trabalho reflexiona sobre a problemática das frentes de água, relacio-nados aos processos de revitalização urbana. A metodologia expõe a busca de bibliografia geral e específica a fim de confrontar diferentes perspecti-vas de estudo e levando em consideração: as mudanças que foram se pro-duzindo ao longo do tempo e os impactos sobre a organização e a dinâmica do espaço que se ocasionaram; as problemáticas (sociais, econômicas) que se observam e as formas de articulação, principalmente, entre as politicas urbanas e os agentes que acionam sobre estes espaços. Em linhas gerais, as frentes de água apresentam complexidades no momento de seu estudo por causa das fortes diferenciações nas suas condições naturais e, também, a partir das ações propostas sobre elas. As grandes intervenções têm sido realizadas, de um modo geral, para repetir um modelo de intervenção que se identifica com certa exclusividade no que diz respeito ao seu uso, as-sociada à criação de novos espaços de consumo. A política urbana assume uma função importante dado que deve ser flexível, mas ao mesmo tempo criar normativas e instrumentos que permitam regular o mercado, procu-rando intervenções que considerem as condições sociais do espaço público como parte inseparável da experiência urbana e não só a formula custo/benefício, em termos econômicos.

Palavras-chave: frentes de água, espaço público, intervenções, dinâmica

urbana.

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Introducción3

El desarrollo urbano se ha convertido en una de las principales preocu-paciones dentro de las ciencias sociales, tanto desde las diferentes

perspectivas teóricas que lo estudian, como desde los análisis empíricos concretos (Turok y Mykhnenk, 2007; Ferreira y Visser, 2007). En esta lí-nea, una parte importante de la discusión se ha volcado hacia el estudio de los procesos de revitalización urbana –en sus distintos niveles de in-tervención– que se encaminan a lograr una mayor atractividad, en ciertos sectores de la ciudad. De esta manera, espacios obsoletos, construcciones en desuso y vacíos urbanos, experimentan fuertes procesos de reestructura-ción y puesta en valor que los convierten en nuevos lugares de apropiación asociados a la dinámica urbana y a los intereses de los agentes intervi-nientes; bajo la idea de “espacios de oportunidad”, suelen ser áreas que marcarán nuevas centralidades dentro de la ciudad (Schroeder, 2014). Au-tores como Cuenya (2004: 91) enmarcan este proceso bajo el concepto de “nueva política urbana”, para dar cuenta de la relación existente entre las políticas urbanas y las instituciones que motorizan el proceso de decisión (Cox, 1991; citado por Cuenya, 2004). Además, se hace referencia a que el gobierno local necesita de un “régimen político urbano” (ibíd.: 96) que in-volucra complejos mecanismos de gestión y articulación público-privada. El régimen se forma a través de un entramado de intereses, en el cual, tanto las instituciones públicas como los agentes privados trabajan detrás de una agenda negociada para llevar adelante las decisiones de gobierno (ibíd.).

En esta línea, el mejoramiento de frentes de agua urbanos –costas, ri-beras de ríos o bancos de agua– o cualquier otra dimensión o espacio de ruptura costera, se convirtió en un punto de partida para implementar es-trategias innovadoras de desarrollo urbano que implican no sólo una inter-vención sobre el área de costa sino también sobre el conjunto de la ciudad que, a su vez, propician cambios en la estructura urbana y su dinámica posterior. Y, en este sentido, Neves et al. (2009) observan un proceso de redescubrimiento del potencial escénico del área de costa ligada ésta a es-tuarios, lagos, ríos y/o bahías.

Si bien las grandes ciudades han sido las propulsoras y beneficiarias de estos procesos, de un tiempo a esta parte, el debate pasa por analizar el carácter de estas intervenciones en ciudades de menor rango o escala.

3 El trabajo forma parte del Proyecto: “Lógicas y Tendencias en la Expansión Urbana y Resi-dencial de Ciudades Medias. El Caso de Bahía Blanca a partir de 1990”. Financiado por la Secretaría General de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional del Sur y dirigido por Eduardo Julio Garriz.

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El presente trabajo lleva por objetivo realizar una reflexión de carácter descriptivo-exploratorio sobre los frentes de agua a través de distintas ex-periencias en ámbitos de costa, que no solo se restrinja a enumerar acciones emprendidas sino, además, intente comprender los aspectos que subyacen dentro de estas intervenciones, teniendo en cuenta diferentes rangos de ciu-dades. Referido a la metodología de trabajo, se plantea, en esta primera ins-tancia, una revisión a partir de la búsqueda de bibliografía general y espe-cífica a fin de confrontar distintas perspectivas de estudio sobre los frentes de agua. La complejidad de la temática nos obliga a acotarnos a tratar al-gunos elementos que permitan aproximarnos al objetivo del trabajo; en tal sentido, es importante destacar los cambios que se fueron produciendo en los frentes de agua, a lo largo del tiempo (impactos sobre la organización y dinámica del espacio); las problemáticas (sociales, empresariales) que se observan y las formas de articulación (políticas, agentes) que accionan sobre estos espacios.

Las ciudades de menor rango o escala pueden motorizar cambios mor-fológicos y funcionales de valor hacia este tipo de intervenciones, siempre en un contexto viable y teniendo en cuenta las reales posibilidades que les permitan favorecer su concreción. Por lo que se podría hablar que el proceso guarda dinamismo, pero acotado a las posibilidades de cada rango de ciudad, procurando la recuperación del espacio urbano, en general, y público, en particular, para el conjunto social.

Los frentes de agua urbanos: su evolución en el tiempo

Las últimas cuatro décadas han sido testigo de importantes transfor-maciones sobre los frentes de agua. Desde las cambiantes políticas urba-nas, las preocupaciones ambientales, y la relación social vinculada con la naturaleza, pasando por las teorías y prácticas de la planificación urbana, así como la participación de la sociedad civil, han jugado un rol en la defi-nición y la producción de estas transformaciones. La reflexión académica internacional proveniente, principalmente, de la geografía urbana, sociolo-gía y el área de planificación ha sido muy crítica sobre las consecuencias de las intervenciones en los frentes de agua, así como las renovaciones urbanas para el conjunto de la ciudad. La mayor parte de estos debates se han dado en el contexto de América del Norte y, en menor medida, en Europa occidental (Dodman, 2007; Turok y Mykhnenk, 2007; Ferreira y Visser, 2007). En general, los proyectos de revitalización sobre áreas de

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costa y portuarias han perseguido objetivos muy diferentes y hasta inclu-so contradictorios, entre los más conocidos se pueden mencionar aquellos que buscaban el fortalecimiento económico local (Londres y Melbourne), el reordenamiento del espacio urbano (Boston, Shanghai, Hong Kong), la rehabilitación urbana (Vancouver), la práctica de nuevas culturas de pla-neamiento (Nueva York, Rotterdam), el desarrollo de nuevos usos (Oslo, Génova, Amsterdam) o recuperación del patrimonio (Copenhage, Chica-go) (Schubert, 2004).

Dentro del contexto Latinoamericano, los esfuerzos de la investigación urbana muestran similitudes y un posicionamiento también crítico respecto a los proyectos que se han y vienen implementando. Pese a las discrepan-cias y especificidades de cada disciplina, existe cierto grado de consenso acerca de los importantes cambios que producen referidos éstos a la ren-tabilidad del uso del suelo, las características del espacio físico funcional, en áreas centrales estratégicas y a las modificaciones en los mecanismos de gestión al incorporar nuevas formas de articulación público-privadas. La intervención en Puerto Madero (Argentina) se destaca por su fuerza paradigmática y capacidad para influenciar otras experiencias en Latino-américa, así como también los proyectos de Recife, Río de Janeiro, Belém, Santos y Porto Alegre (Brasil) (Cuenya, 2012; Nuñez y Ruiz de Gopegui, 2013; Jajamovich, 2016).

En síntesis, los aportes generales sobre la temática coinciden en señalar el carácter especulativo de las intervenciones, vinculadas a estrategias de marketing sobre el espacio urbano y a modelos de desarrollo neoliberal que propician procesos de expulsión poblacional. No obstante, existen evi-dencias en algunas ciudades europeas, que comenzaron más tarde estos procesos, de haber aprendido de los errores y lograr mejores resultados, al desarrollar conceptos y estrategias más acordes a situaciones y problemáti-cas locales (Schubert, 2004).

Existe una indudable valoración cuando se combinan ciudad y agua. Ha sido una condición muy favorable, desde su fundación o elección del sitio fundacional, la proximidad a un curso de agua o bien a la costa; le ha permitido a la ciudad la particularidad en su evolución y, en muchos casos, ser un sector de fuerte identidad, por las inversiones y el desarro-llo desplegado, como espacio de acogida de habitantes de distinto origen, por su diversidad cultural y por lo que todo ello implicó en su dinámica. Es así que Galimberti (2014: 20) manifiesta que esta combinación es “...responsable de la identidad más profunda de la ciudad, la “razón de ser” de la misma...Si bien este vínculo se encuentra cargado de conflictos e incompatibilidades, también constituye una relación urbana vital de gran

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potencial.” Autores como Bruttomesso (2008: 2) consideran la presencia del agua como un “valor agregado” del tejido urbano, tanto desde el plano de la estética del paisaje como en lo que refiere a la importancia estratégica para el desarrollo de la ciudad. Talesnik y Gutiérrez (2002: 22), destacan que “Para las ciudades que cuentan con mar o ríos navegables, los terrenos que se enfrentan al agua, y en particular los puertos, han sido desde hace cientos de años lugares estratégicos.”.

En consecuencia, es interesante destacar que muchas de las ciudades con frente de agua adquirieron valor en siglos anteriores como lugares pro-picios para la instalación de puertos que fueron utilizados, posteriormente, como nodos de acceso, nexo e intercambio (económico, cultural) con di-ferentes lugares en el mundo. No obstante, a partir de los avances tecno-lógicos, la lógica económica dominante y las decisiones que los grupos de poder imponen, han ido produciendo un cambio de paradigma productivo; se produce el declive de las áreas portuarias, afectando de esta manera la estructura interna del frente de agua. Al respecto, de Sena Abrahão y Gan-dara (2014: 210) afirman que “La combinación de cambios tecnológicos y logísticos influye directamente en la redefinición del papel de cada puerto marítimo en el sistema global”. De tal forma, las actividades industriales se relocalizan por la influencia de los avances tecnológicos en los ámbitos de la información y comunicación, produciendo fuertes deslocalizaciones industriales. En consecuencia, esta situación propició el abandono de ac-tividades, obsolescencia y deterioro en determinadas infraestructuras por-tuarias, cuya repercusión fue la pérdida de competitividad de ciertos secto-res, convirtiéndose en áreas con alto grado de marginalidad e inseguridad (Iazzetta, 2007).

De todas maneras, existen renovadas dinámicas, generadoras de nue-vas centralidades y de elevada oportunidad para intervenciones urbanísti-cas, dominadas por actividades residenciales, comerciales y de ocio (Gos-pondini, 2006; O´Callaghan y Linehan, 2007; Ferreira y Visser, 2007; Casellas, Dot y Pallares-Barbera, 2012; Ferreira y de Villiers, 2014), cuyo grado de relevancia dependerá de cada núcleo urbano y sus posibilidades, destacando por su importancia las reestructuraciones que se observan en la denominada “ciudad-puerto”. En tal sentido, de acuerdo con Etulain (2009: 63),

…durante la segunda mitad del siglo XX, comienza a perci birse el sur-gimiento de gran cantidad de proyectos de reconversión, explotando su potencialidad de desarrollo urbano. La combinación de centralidad y acce sibilidad permite que las viejas instalaciones portuarias vuelvan a ser atracti vas para fines turísticos, comerciales o inmobiliarios.

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Si bien esta situación quedó reflejada en diversos países y con diferente variación temporal, las acciones de renovación, con intervenciones urba-nísticas de distinto impacto, se vieron materializadas sobre finales del siglo XX, con repercusiones de variada escala, donde se dieron las condiciones para su efectivización. Como menciona Bruttomesso (2008: 1),

Si a fines del siglo pasado ha habido un uso del agua como elemento de im-portancia para las ciudades, este siglo se caracterizará por una revaluación, una valorización del agua, contribuyendo de este modo a mejorar la cali-dad de la vida urbana y a favorecer el desarrollo de actividades económicas, colocadas en las zonas de waterfront.

Es así que este tipo de áreas han tomado protagonismo en los últimos años; los frentes de agua constituyen sectores que, pese a los cambios pro-ducidos a lo largo del tiempo, continúan gozando de una posición estraté-gica producto, principalmente, de la necesidad de accesibilidad y conec-tividad, y que se presentan como lugares donde se establecen nuevas e importantes conexiones visuales y físicas, dentro de la ciudad misma y con el medio natural. En tal sentido, las políticas públicas de cada gestión deben asumir en su agenda la idea de revitalizar estas áreas, cuando corres-ponda, de manera que el agua sea realmente un elemento de cohesión y no de límite entre distintos ambientes, incluyendo tanto a la “ciudad-puerto” como a aquellas que sólo cuentan con frente de agua.

Renovación del frente de agua: dinámicas contradictorias

Suele suceder que la gestión equivoca la escala de la intervención a rea-lizar, cede ante las presiones del capital y confunde la imagen que la ciudad pretende adoptar; imbuidos en las estrategias del city marketing,

... se exacerba la faceta de promocionar una ciudad para hacerla atractiva a turistas e inversionistas, un peligro frecuente del diseño urbano es el de reproducir recintos urbanos revestidos de una amenidad fácil y consumis-ta, maquillados con un pintoresquismo adocenado pero que pretende ser típico. O por otro lado, disfrazarlos de rasgos cosmopolitas y actualizados, para que se parezcan a los diseños computarizados del primer mundo, ojalá con mobiliario urbano importado de alto “design” (Arango, 2003: 27).

De igual manera, en los discursos sobre la renovación del frente de agua ha sido común distinguirlo como “un contra desarrollo de la era industrial”

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(Vormann, 2015: 358) al observarse la presencia de nuevos usos del suelo y ocupaciones. El desarrollo inmobiliario ha sido una constante que, desde complejos de negocios hasta emprendimientos relacionados con lo turísti-co-recreacional, rescata el sector terciario de la economía dando énfasis a la oferta de servicios (Iazzetta, 2007).

Cuando se analizan las repercusiones que generan sobre el espacio público, existe coincidencia en el carácter ideológico que éste asume al reconfigurar la ciudad como “un sistema unificado de circulación y acti-vidades” (Barreto, 2004:257; citado por Millán, 2010: 14) fomentando la valorización inmobiliaria y la cualificación del espacio para actividades económicas, residenciales y aquellas vinculadas con el ocio (turismo y re-creación) (Vieira y Castrogiovanni, 2010; Vieira, 2011; Girola, Yacovino y Laborde, 2011). Para Licnerski (2008) generaría un tipo de centralidad restringida (por lo selectivo del proceso), enclaves monofuncionales o es-pacios carentes de significados, al imponerse una estética dominante y pri-vilegiar los intereses económicos sobre los sociales.

Las ciudades han encarado estas renovaciones de diferentes maneras, como plantean Talesnik y Gutiérrez (2002: 23) “Algunas ciudades copian ejemplos, otras los modifican, otras diseñan algo nuevo y otras simple-mente reciclan el antiguo puerto”. Comúnmente, los frentes de agua crean lugares de actividades diversas donde antes no existían y “...responde a una categoría emergente de espacio público.” (ibíd.). Lo que cabe preguntarse aquí es si dan respuesta a la necesidad individual y colectiva de renovar el vínculo con el elemento agua o funcionan bajo la lógica del consumo y la renta, dando lugar a un uso privativo del espacio, tomando el rol que, previamente, pertenecía al espacio público.

Debemos considerar que cada frente de agua presenta particularidades; muchos de ellos difieren en su escala, nivel de desarrollo, magnitud de las intervenciones y proyecciones a futuro. Es decir, presentan estructuras portuarias disímiles (o carecen de ellas), no tienen la misma función ni je-rarquía, por ello la vastedad de casos es importante. Lo anterior, nos remite a establecer que pueden identificarse diversas tipologías relacionadas a sus actividades como: comercial, industrial, deportiva; espacio que ocupa: flu-vial, marítimo, lacustre o mixto; y, por último, a las acciones emprendidas: proyectos de pequeña escala a grandes emprendimientos lucrativos.

De las distintas intervenciones realizadas sobre los frentes de agua, durante algunas décadas, queda en claro que se han generado debates in-teresantes. Por un lado, se encuentran aquellas que solo representan la ex-trapolación de un modelo, a lo mejor exitoso a nivel mundial, pero que pierde algún significado con el espacio donde se materializa por no res-

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petar aspectos vinculados con dicho medio. En general, el conflicto está dado en el espacio pero se pone de manifiesto cuando se analiza en su con-junto (inversores, ganancias, beneficios, participación gubernamental –en términos de gestión– y participación comunitaria). Por otro lado, existen debates acerca de la escala de intervención e importancia del proyecto y sí están integrados y logran mejores condiciones asociadas a la ciudad y a sus habitantes. Razón por la cual es menester trabajar en este último aspecto con una profunda convicción de que si bien recuperar estas áreas conlleva proyectos interesantes, no puede dejarse de lado una planificación acorde que se realice a partir de un plan y programas que planteen aspectos sustan-ciales tendientes a mejorar las condiciones de vida en la ciudad y la dote de nuevos espacios públicos, a través de proyectos específicos.

Frentes de agua: ¿espacios de mejora urbana o simplemente zonas de oportunidad?

A través de la dinámica urbana podemos reconocer, analizar y com-prender los cambios en la ciudad y cómo estos distinguen intervenciones que buscan establecer mejoras y beneficios (orientados a su infraestructura, funcionalidad, accesibilidad, entre otros aspectos) que repercutan favora-blemente tanto en la calidad de vida de los habitantes como en la mejora de la condición urbana. No obstante, no todas la intervenciones persiguen el beneficio común y esto depende del origen del cambio; cada espacio ofrece particularidades y estas si son objetos de oportunidad (para desarrollado-res, inversionistas y otros agentes) van a priorizar el beneficio económico creando, en algunas instancias, controversias con los habitantes y sus re-percusiones sobre ciertos sectores urbanos.

La mayoría de las intervenciones asociadas a los frentes de agua des-tacan cambios de importancia en la relación entre las acciones de la eco-nomía de las manufacturas y el nuevo rol de estos espacios, con un mayor dinamismo asociado a las ciudades en cuanto a su función como centros de servicios; en tal sentido, Etulain (2009: 36) indica que “Hubo que aceptar que los tiempos de la economía de las manufacturas urbanas habían pasa-do y que la clave, ahora, consistía en encontrar para la ciudad un nuevo papel como centro de servicios.”. Lo anterior permite indicar que si bien el conjunto de aspectos tratados como: la intervención de distintos agen-tes participantes, los planes elaborados y las inversiones globales, ponen en evidencia y dan justificación a la importancia de los frentes de agua, constituyen espacios de oportunidad de negocios, más que el de propiciar

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un desarrollo urbano integral por lo que, en algunos casos, las rupturas son mayores y se manifiestan de forma muy diferente en cada lugar. Múltiples intervenciones han fracasado debido a una proyección aislada que no con-sidera las dinámicas urbanas locales y que poseen una visión limitada de su desarrollo estratégico como pieza dentro de una estructura urbana mayor (Schubert, 2004; Mashini, 2010).

De tal forma, las intervenciones producen cambios morfológicos, socia-les, productivos y funcionales los que determinan, en su asociación, nuevos perfiles para cada espacio, en función de las modificaciones en el uso del suelo y la nueva combinación de actividades en base a sectores de espacios públicos (recreación, cultura), centros comerciales, oficinas y residencia, entre los principales.

Articulación: políticas públicasy agentes intervinientes

El proceso de intervención en zonas de puerto y los cambios produci-dos bajo diversas formas de gestión, determinan modelos diferentes. En tal sentido, se concuerda con Etulain (2009) cuando destaca que, por un lado, están aquellos modelos cuya administración es única, bajo la formación de un consorcio de actividad integrada y asociado más al formato europeo y, por otro, el norteamericano, de tipo fragmentario, donde se propicia un modelo de acción por “piers (partes o piezas)” que le otorga mayor inde-pendencia, como sucede en el caso de Manhatan. En este ejemplo, prima la óptica económica y no suele formar parte de una estrategia o planificación a nivel general. “Boston y Baltimore son el fiel ejemplo del modelo ameri-cano: éxito medido por nivel de afluencia de público e índice de consumo, generando una utilización comercial intensiva del viejo puerto” (ibíd.: 66) a partir de restaurantes, espacios de “festival lúdico” y llamativas marinas (Busquets, 1996: 283-284: citado en Etulain, 2009: 66-67).

Respecto de ciertos casos europeos, existen niveles de intervenciones muy disímiles, como los ejemplos de los Docklands, en Londres (puerto interior) o del Kop van Zuid, en Rotterdam. Según Etulain (2009: 67), el primero no imprime “condiciones de coherencia” con el desarrollo urbano, dado que no ha tenido en cuenta el contexto en el cual está inserto, mientras que en el se-gundo, en el puerto de Rotterdam, se implementó un modelo a partir del cual se propuso una “zona de desarrollo mixto y de calidad”, en el lugar donde históricamente estaba presente el espacio de trabajo y de residencia obre-ra. Para ello, el autor destaca la inversión en grandes infraestructuras “para

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conseguir asociarlo al resto de la ciudad”. Aquí, la planificación jugó un rol fundamental, cuya flexibilidad fue un aspecto interesante para ir ajustando “los programas a las necesidades de los promotores privados (ibíd.)”.

Para el caso Latinoamericano, y en particular de Argentina, se orienta hacia el modelo europeo y su caso paradigmático es Puerto Madero, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Mediante una gestión unificada, con fuertes orientaciones a crear espacios comerciales y de servicios, importantes sectores orientados a lo gastronómico de elite y espacios específicos para el ocio y la recreación representativa, aquí semejante al modelo norteamericano (Etulain, 2009). Cabe destacarse que estos procesos reconocen la relación público-privado, donde el Estado acciona en estas intervenciones de múlti-ples formas: (a) impulsando el plan de actuación y ciertos proyectos en parti-cular; (b) financiando y construyendo diversas infraestructuras; (c) apoyando política y económicamente las intervenciones y; (d) propiciando beneficios fiscales, que conllevan como objetivo favorecer el accionar privado.

Para el caso de las ciudades de menor rango, Bellet y Llop (2004) anali-zan varios núcleos urbanos de escala intermedia en el mundo y determinan que el tratamiento de frentes de agua y otras áreas de costa suelen incluir un objetivo más amplio como es el de recuperar estos espacios, integrarlos a la estructura y a la vida urbana, incorporando, además, junto con medidas de control y regulación, acciones relacionadas con el saneamiento de aguas y adecuación de los mismos como espacios libres y cívicos.

Asimismo, se han tenido en cuenta algunos ejemplos actuales que mues-tran la diversidad existente dentro de los procesos de intervención en frentes de agua. Puerto Norte en Rosario, aunque su Plan Maestro fuese elaborado en el año 2004, el proyecto aún no se encuentra finalizado, consta de 100 ha, para su desarrollo, donde el 42% del espacio debería destinarse a espa-cio público, según se postula. Otro ejemplo que guarda cierta proximidad al anterior, es el Paseo de la Costa, en la ciudad de Neuquén. Si bien cuenta con desarrollos inmobiliarios, relacionados con la residencia, el comercio y los servicios, está orientado a un público local-regional, y ha recuperado una importante área de costa con alta aceptación en la comunidad local.

Desde el Municipio se ha anunciado que se proseguirán con las obras incorporando un nuevo tramo, favoreciendo el uso de “los balnearios Al-bino Cotro, Río Grande y Gatica [que] se interconectarán a través de pea-tonales, bicisendas y caminos que bordean el [río] Limay” (Municipalidad de Neuquén). En la misma comunicación, se resalta que “el destinatario de todos estos proyectos es el vecino”, asegurando que de esta forma se consolida y da jerarquía “...al espacio público que es el espacio más demo-crático que hay porque nos iguala a todos”; además, se sostiene que “...con-

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vivir con el río es empezar a vivir en una ciudad distinta” (...) hasta hace algunos años el río solo se disfrutaba en verano” (ibíd.). Millán (2010: 2), sobre el caso de Posadas, destaca el emprendimiento vinculado a su frente de agua, indicando que “La construcción de la Avenida Costanera (vía de circulación-recreación para la ciudad y obra de contención del lago que se formará por la represa Yacyretá) y la estructuración de un nicho territorial en la costa norte-noreste para los sectores más adinerados, son manifes-taciones de la particularidad local que adquiere ese nuevo orden urbano” agregando también que “...con la remodelación del espacio urbano costero y céntrico, se apunta a la creación de espacio público orientado hacia acti-vidades comerciales recreativas” (ibíd.).

Por último, el caso de Bahía Blanca, dentro del área portuaria-indus-trial, luego de muchos proyectos vinculados a su frente costero, ha podido materializar un proyecto, que si bien su nivel de intervención (infraestruc-tura y equipamiento) no es comparable con el de los casos anteriores, es importante pues los habitantes pueden disfrutar de un paseo denominado “Balcón del Mar”, con un mirador, mientras que el denominado “Frente Costero o Paseo del Humedal” se encuentra en vías de materializarse, como nuevo espacio público. Estos ejemplos permiten destacar que muchos de estos proyectos, independientemente de su jerarquía en términos urbanís-ticos, buscan fundamentalmente recuperar el espacio público y revitalizar el vínculo de los habitantes con el elemento agua, procurando generar una conciencia que en muchos casos no se tiene o ha desaparecido, ante otros atractivos de la ciudad.

No obstante lo dicho, resulta necesario no caer en generalizaciones ya que las áreas de costa vinculadas con funciones portuario-industriales o el frente de agua en general se encuentran, en su mayoría, subvaluadas y son utilizadas, en muchos casos, a los fines económicos o por sectores de vi-vienda, a espaldas de la propia ciudad “... convertidas en cloacas abiertas y botaderos de basura de las mismas. Excepcionalmente han sido desarrolla-das como frentes de agua, para el beneficio de la vida pública de la ciudad” aclara Rangel Mora (2001: 325).

De esta manera, se observa que los proyectos son múltiples y que hay ciertas diferencias en cuanto a su implementación y forma de gestión don-de, en algunos casos, se observan discrepancias entre las necesidades y objetivos de la comunidad y los grupos de inversores, promotores y de-sarrolladores inmobiliarios, aunque exista cierto beneficio general para la ciudad. En muchos casos, la intervención es solo la extrapolación de un proyecto a un espacio diferente donde, a priori, no se ha tenido en cuenta plenamente las características del medio natural y social.

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A partir de lo que hemos analizado consideramos que existen aspectos que necesariamente deben ser tenidos en cuenta al momento de estudiar las intervenciones: a) el objetivo que se busca, sea revitalizar un área deprimi-da, obtener la mera ganancia, o formar parte de una estrategia de city mar-keting, entre otros; b) el nivel de superficie sobre el que se llevará a cabo la intervención y cómo se materializarán los espacios que dan lugar a las distintas actividades que, en definitiva, permiten observar como es la divi-sión del mismo y qué relación hay con la superficie original y la construida, identificando los niveles de ganancia y el porcentaje de uso sobre el total de superficie a intervenir; en relación con lo anterior, c) la asignación de usos y los niveles de ganancia, en cuanto a “suelo creado”, fundamentalmente, en altura y verificar si la inversión beneficia a la ciudad o es simplemente un proceso de especulación y apropiación de plusvalías urbanas, vincula-dos con los porcentajes de ocupación asociados a la residencia, complejos de oficinas, centros comerciales, paseos públicos, entre otros; d) la escala de ciudad y condiciones de sitio y situación que conlleva obtener, en térmi-nos posicionales, ventajas respecto a ganancias sobre el capital invertido; e) la funcionalidad en cuanto a accesibilidad y conectividad, que refuerza la relación con el resto del espacio urbano; f) la evaluación del impacto que tendrá el proyecto a nivel de trama urbana, ponderando los nivel de inversión en obras, a fin de mejorar las infraestructuras y equipamientos, superando la condición de ganancia inmediata y el influjo de la moda im-perante; g) el compromiso necesario que debiera asumir la gestión de que los emprendimientos respondan a un orden asociado a la planificación ur-bana teniendo en cuenta el esquema lógico de Plan-Programa-Proyecto, donde se siga esta línea y no prime solo el Proyecto sobre el resto cuya consecuencia, en muchos casos, es solo la creación de un enclave; h) la puesta en marcha de instrumentos (indicadores, evaluación) que permitan trabajar sobre condiciones favorables para la integración plena del sector en la ciudad; i) cumplimiento de la legislación pertinente y la concertación de instancias participativas, por ejemplo, audiencias y consultas públicas, plebiscitos u otra formas, a fin de asegurar la opinión de la ciudadanía; j) tener en cuenta siempre y como condición indispensable la integralidad de la intervención que requiere, a su vez, lograr equilibrio de usos, priorizan-do el espacio público para beneficio de la ciudad y sus habitantes.

Si bien hasta ahora hemos mencionado intervenciones, también hay ciu-dades que presentan controversias pues teniendo la posibilidad de accionar sobre sus frentes de agua, no lo han hecho4. También hay emprendimientos

4 Al respecto, véase el siguiente link: http://www.arquitecturayempresa.es/noticia/valencia-de-espaldas-al-mar-la-ciudad-sin-waterfront.

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que no se inician, o son parcialmente realizados, por cuestiones económi-cas o políticas. El interrogante que se nos plantea es si solo son cuestiones de orden económico, falta de rentabilidad o de oportunidad, como también una situación de crisis o depresión del mercado, o bien de tipo especulati-va, al esperar que se imponga la moda y los nuevos usos.

Por último, es importante destacar que la dinámica urbana genera cam-bios permanentemente, los cuales pueden producirse de manera paulatina mediante una evolución de la ciudad conforme a su crecimiento pobla-cional, económico, morfológico, pero donde las intervenciones debieran realizarse en base a un proceso ordenado y acordes a un plan urbano con-sensuado, de manera que su impacto permita sostenibilidad dentro del es-pacio urbano.

No obstante, en este tema en particular –el frente de agua– se obser-van impactos de importancia, pues se da en el marco directo de la im-plementación de proyectos alterando lo que debería ser el esquema lógi-co: Plan-Programa-Proyecto; esta situación determina, en muchos casos, la concreción de inversiones que buscan el mayor rédito económico, que seleccionan lugares de alta calidad y que producen enclaves dentro del espacio urbano, pero se lo legitima a través de un discurso que los presenta como un desarrollo favorable para la ciudad y que insertan a la misma en un contexto mundial.

La bibliografía consultada muestra un cierto consenso en los efectos de la extrapolación de un modelo, donde inversores, promotores, segmentos de demanda, entre otros, se asocian directa o indirectamente en este nego-cio inmobiliario.

Ahora bien, estas intervenciones podrían verse desde un punto de vista menos crítico y el mismo se enmarca en que cuando hay consenso y se trabaja sobre la base de un beneficio para la ciudad y sus habitantes, estos lugares son formadores de nuevos espacios públicos de calidad, siendo un tema a discutir sobre cómo será la apropiación de los mismos por parte de la población en general.

Reflexiones finales

La revisión bibliográfica efectuada permite realizar una generalización de la cual surgen diversos tipos de intervenciones sobre los frentes de agua, de acuerdo al modelo de gestión por el cual se opte, y que se centra, prin-cipalmente, en ciudades de cierta envergadura. No se han podido encontrar evidencias claras de los impactos de estas intervenciones en ciudades de

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menor rango. De todas maneras, se puede observar que cuando la escala de intervención es menor, suele incorporar equipamientos colectivos y ac-tividades para el conjunto de la sociedad. En general, constituyen acciones más simples que encara la administración local apoyada en aportes de pri-vados y en consenso con la comunidad en la cual se insertan. Se observan mejoras en el nivel de gestionar los proyectos, a nivel discursivo se tiende a la incorporación del espacio público para el colectivo social y, cuando hay posibilidades, se encara la puesta en valor del medio natural. En este caso, presentan mayores posibilidades de conformar un espacio público en sí mismo. Estas acciones tienen su mayor desarrollo en pequeñas ciudades o en sectores particularizados de ciudades de naturaleza media a grande. En otro orden, encontramos aquellas que podríamos mencionar como de gran impacto, donde se reconvierten ciertas estructuras portuarias que han que-dado obsoletas, propiciando espacios residenciales, comerciales, sectores de oficinas, de servicios (gastronómicos, hoteleros, turístico-recreativos) y espacios públicos. Conforman proyectos de gran envergadura que tienden a ubicarse en lugares de mayor aprecio simbólico y/o paisajístico e involu-cran complejos mecanismos de gestión público-privada. Normalmente, se materializan sobre ciudades de gran importancia.

El frente de agua presenta complejidades al momento de su estudio de-bido a las fuertes diferenciaciones en sus ambientes/condiciones naturales y, también, a partir de las acciones sobre ellos propuestas, vinculadas a: –actividades industriales-portuarias; –productivas-comerciales, con y sin integración al tejido urbano; –desarrollo inmobiliario-rentístico, dado el fuerte proceso de renovación y rehabilitación urbana sobre sus instalacio-nes obsoletas; y, vinculado con lo anterior, –valorización turístico-recreati-va, relacionada con nuevas prácticas sociales y de consumo cultural.

En líneas generales, las grandes intervenciones se han volcado al apro-vechamiento y reutilización de antiguas estructuras portuarias-industriales, acotadas a un espacio cerrado, o bien sobre áreas abiertas, en frentes lito-rales. Muchas de ellas van replicando un modelo de intervención que ha sido puesto de moda y se identifica con una cierta exclusividad en cuanto a su uso, asociada a la creación de nuevos espacios de consumo, que han articulado lugares de diversión, esparcimiento y socialización más indivi-dualizados y segregados supuestamente protegiendo las posibles amenazas que el espacio público tradicional pudiera generar.

El nivel de la intervención debería definir si se trata de solo una tipo-logía más del espacio público, o bien está inserto dentro de un término o concepto mucho más amplio, reservado a un espacio que es necesario categorizar de manera diferenciada, por su complejidad, por la diversidad

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de elementos presentes y por el nivel de superficie que requiere la inter-vención, donde el espacio público es solo una parte más de este conjunto. Varios autores (Richards y Wilson, 2006; Sepe 2013) coinciden en que du-rante el proceso de transformación urbana es necesario prestar atención a lograr un adecuado equilibrio entre las políticas urbanas y la participación de los diferentes agentes y actores locales, la identidad del lugar, así como también, la factibilidad de las intervenciones. Al respecto, cuanto más va-lor se le dé a las particularidades culturales locales –patrimonio cultural y características identitarias– el proceso de intervención urbana puede estar más arraigado en el imaginario colectivo local y ser atractivo para los lo-cales y visitantes. En este sentido, se puede agregar que la política urbana asume una función de suma importancia dado que debe ser flexible pero a la vez crear normativas e instrumentos que permitan regular, a fin de acotar las acciones de los distintos agentes y evitar el imperio del mercado, procu-rando intervenciones que no solo pasen por el costo/beneficio en términos económicos sino hagan hincapié en la condición social de los espacios pú-blicos como parte indisociable de la experiencia urbana.

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2Artículo

Tipología de áreas de influencia de los Centros de Atención Primaria de Salud en la ciudad de Luján, Provincia de Buenos Aires, Argentina

Gustavo Daniel Buzai1

Universidad Nacional de Luján/CONICET

@ [ [email protected] ]

Fecha de recepción: 08/02/2016Fechade aprobación: 22/07/2016

Cita sugerida: Buzai, G. (2016). Tipología de áreas de influencia de Centros de Aten-ción Primaria de Salud en la ciudad de Luján, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2003

ResumenLos métodos cuantitativos utilizados a través de los Sistemas de Infor-mación Geográfica (SIG) presentan una importante aptitud para el trata-miento de la información geográfica en estudios de Geografía Aplicada. Se utiliza una combinación de estas posibilidades en el campo de la Geografía de la Salud para el estudio de la distribución espacial de la población y del servicio de atención médica. El objetivo de este trabajo consiste en definir y analizar las áreas de influencia de los Centros de Atención Primaria de Salud (CAPS) en la ciudad de Luján (Provincia de Buenos Aires) como base de su sistema socio-espacial sanitario.

Palabras clave: Geografía de la Salud, Geografía de los Servicios Sanita-rios, Centro de Atención Primaria de Salud, Área de influencia, Sistemas de Información Geográfica.

1 Profesor de Geografía (UBA), Licenciado en Geografía (UBA) y Doctor en Geografía (UN-Cuyo). Estadías de investigación posdoctoral (UAM España y UIBK Austria). Docente-in-vestigador Cat. 1, SPU e Investigador Independiente, CONICET. Director del Programa de Docencia e Investigación en Sistemas de Información Geográfica (PRODISIG) del Departa-mento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Luján.

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Typology of the areas of influence of the Primary Health Care Centers in the city of Lujan, Province of Buenos Aires, Argentina

AbstractQuantitative methods used through Geographical Information Systems (GIS) are extremely useful for the treatment of geographic information in Applied Geography studies. A combination of these possibilities is ap-plied in the field of Health Geography to study the spatial distribution of population and health care services. The aim of this paper is to define and analyze the areas of influence of Primary Health Care Centers (PHCC) in the city of Lujan (Province of Buenos Aires) as the basis of health socio-spatial system.

Keywords: Health Geography, Health Services Geography, Primary Health Care Center, Area of Influence, Geographical Information Systems.

Tipologia de áreas de influência de Centros de Atenção Primária de Saúde na cidade de Luján, Província de Buenos Aires, Argentina

ResumoOs métodos quantitativos utilizados através dos Sistemas de Informação Geográfica (SIG) apresentam uma importante aptidão para o tratamen-to da informação geográfica em estudos de Geografia Aplicada. Utiliza-se uma combinação destas possibilidades no campo da Geografia da Saúde para o estudo da distribuição espacial da população e do serviço de aten-ção médica. O objetivo deste artigo consiste em definir e analisar as áreas de influência dos Centros de Atenção Primária de Saúde (CAPS) na cidade de Luján (Província de Buenos Aires) como base de um sistema socioespa-cial sanitário.

Palavras chave: Geografia da Saúde, Geografia dos Serviços Sanitários, Centro de Atenção Primária de Saúde, Área de influência, Sistemas de In-formação Geográfica.

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1. Introducción

En este trabajo se presenta el análisis espacial aplicado a las áreas de influencia asistencial de los Centros de Atención Primaria de Salud

(CAPS) de la ciudad de Luján a partir del tratamiento de información co-rrespondiente a la atención médica. El objetivo consiste en realizar el aná-lisis del contexto espacial de los de los CAPS en la ciudad de Luján con la finalidad de construir una tipología de las áreas de influencia.

Se entiende que un área de influencia es un territorio que se encuentra vinculado a un lugar central con el cual se producen interacciones espacia-les. En este caso el centro de atracción es cada CAPS y las interacciones corresponden a cada uno de los desplazamientos que realiza la población para su atención médica.

Estos vínculos relacionales fueron obtenidos a partir del total de diag-nósticos registrados en cada CAPS habiéndose identificado el barrio de residencia de cada paciente. En ese sentido, el análisis de la distribución espacial de origen de los diagnósticos a partir de la cartografía temática brinda la representación empírica del alcance del servicio de salud y una síntesis de lo que Garrocho (1995) analiza como las dimensiones física y social de la accesibilidad.

Tres conceptos principales del análisis espacial guiarán la aplicación. Se analizarán las localizaciones de los CAPS como puntos de oferta y de los diagnósticos según unidad espacial intraurbana de pertenencia, la dis-tribución espacial del lugar de origen de la demanda de atención médica y de algunas variables de características poblacionales específicas y la in-teracción espacial como concepto subyacente presente en la naturaleza de los datos.

Los aspectos de demarcación teórica, metodológica, la aplicación y la propuesta de clasificación se presenta en los siguientes puntos como ca-mino de construcción que lleva a comprender la estructura espacial del sistema de salud en el área de estudio.

2. Geografía para el análisis espacial de los servicios de salud

La Geografía como ciencia humana estudia una gran variedad de temas y el interés por los aspectos relativos a la salud de la población tiene una larga tradición que puede considerarse comienza en el siglo XII a partir de los viajes de descubrimiento (Barcellos y Buzai, 2006).

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El hito que da nacimiento a la Geografía Médica es el libro pu-blicado en 1782 con el título Versuche inerall gemeinen medicinisch-praktischen Geographie de Leonhard Ludwing Finke donde presenta el campo de estudio (Koch, 2005) como análisis de la relación entre las enfermedades y el ambiente bajo el paradigma filosófico del determi-nismo.

Con la finalidad de poder enmarcar la línea histórica de este trabajo es necesario centrarnos en dos congresos realizados por la Unión Geográfica Internacional (UGI):

Lisboa (Portugal, 1949): donde se brinda reconocimiento oficial a la Geografía Médica (Olivera, 1993). El objetivo era el de cartografiar las áreas de enfermedad con principal atención al análisis sistémico de las relaciones de asociación espacial entre variables físico-naturales y socio-económicas.

Moscú (URSS, 1976): se establece un cambio de denominación y el nombre de Geografía Médica es reemplazado por el de Geografía de la Sa-lud, incluyendo dos líneas de aplicación. Por un lado la Geografía Médica centrada en el estudio de la distribución espacial de las enfermedades y, por otro, la Geografía de los Servicios Sanitarios correspondiente al estudio de la distribución espacial de la oferta y demanda de centros de atención (Olivera, 1993).

De esta manera quedan definidas dos claras líneas de estudio en el in-terior de la temática completa del estudio de la salud humana, que según Howe (1985) estaría compuesta por (1) la biología humana, (2) el ambien-te, (3) la forma de vida, y (4) el sistema de asistencia médica. La Geografía Médica se focaliza en la segunda línea y la Geografía de los Servicios Sanitarios en la cuarta.

Llegamos así a la situación actual en la cual se presenta una línea de aplicación sumamente dinámica con una actualizada producción relativa al campo científico centrado en la dimensión espacial (Santos y Barce-llos, 2006, Pickenhayn, 2009, 2014; Meade y Emch, 2010; Anthamatten y Hazen, 2011;Santana Juárez y Galindo Mendoza, 2014; Gatrell y Elliott, 2015) y en los actuales aportes metodológico-técnicos en los que sobre-salen los Sistemas de Información Geográfica (SIG) (Lang, 2002; OPS, 2002;Guagliardo, 2004; Ramírez, 2005; Santos y Souza Santos, 2007; Aveni y Ares, 2008; Fuenzalida Díaz y Moreno Jiménez, 2010; Cromley y McLafferty, 2012;Buzai, 2009, 2015a).

La Geografía de los servicios de salud adquiere identidad como blo-que temático de la Geografía de la Salud, y los SIG se presentan con gran suficiencia para la aplicación de diferentes metodologías especí-

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ficas del análisis espacial que puedan brindar apoyo a la obtención de soluciones concretas en materia de localización y búsqueda de equidad espacial.

El análisis de las áreas de influencia de los CAPS se inscribe claramente en la segunda línea de abordaje científico de la Geografía de la Salud y a continuación serán detallados los aspectos teórico-metodológicos centrales que, desde la Geografía Cuantitativa mediante el uso de SIG, permiten ob-tener los resultados de la aplicación.

3. El área de Estudio y su representación

3.1. Base cartográfica

El área de estudio corresponde a la ciudad de Luján, Partido de Luján, Provincia de Buenos Aires, Argentina, la cual se encuentra compuesta por 37 barrios y contenida en un mosaico de 90 radios censales urbanos para el censo 2010.

Barrios: Ameghino, Americano, Centro, Constantini, El Ceibo, El Mi-lagro, El Mirador, El Quinto, El Trébol, Elli, Hostería San Antonio, Juan XXIII, La Esperanza, La Loma, La Palomita, Lanusse, Los Gallitos, Los Laureles, Los Paraísos, Luna, Padre Varela, Parque Esperanza, Parque Lasa, San Bernardo, San Cayetano, San Jorge, San Juan de Dios, San Pe-dro, Santa Marta, Sarmiento, Valle Verde, Villa del Parque y Zapiola.

Los radios censales urbanos son áreas que cubren la superficie de los barrios de la ciudad y a las cuales se les asignan datos agrupados de las diferentes temáticas relevadas por el Censo Nacional de Población, Ho-gares y Vivienda de la República Argentina. Para el año 2010 el área de estudio cuenta con una población de 82.488 habitantes y 28.732 viviendas, mientras que los radios censales tienen un promedio de población de 886 habitantes y 319 viviendas.

Fracciones y Radios censales: 01(01 a 12), 03(05 a 12), 05(01 al 13), 06(01 a 14), 07(01 a 10), 08(01 a 03), 11(01 a 08), 12(01 a 07, 11 y 12), 13(01 a 04), 14(01 a 03 y 05 a 10). En el interior de este mosaico se en-cuentran los 17 puntos correspondientes a la localización de los CAPS, los cuales se denominan por el barrio de pertenencia: Ameghino, CIC San Fermín, El Milagro, Juan XXIII, La Loma, La Palomita, Lanus-se, Los Gallitos, Los Laureles, Padre Varela, Parque Lassa, Policlínico, San Bernardo, San Cayetano, San Francisco, San Pedro y Santa Elena (Figura 1).

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Figura 1. Ciudad de Luján. Mosaico de radios censales y CAPS

3.2. Datos alfanuméricos

Los datos alfanuméricos incorporados en la tabla de atributo del SIG para ser asociados a la base cartográfica de radios censales cuenta con datos obte-nidos del censo poblacional 2010 en variables demográficas, educativas, de vivienda y de pobreza, y con datos obtenidos por muestreo de los diagnósti-cos de enfermedades registradas en cada CAPS. Los datos de atributos de los CAPS contienen características del servicio ofrecido a la población.

Variables sociales censales: Los atributos obtenidos directamente del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas conforman la matriz de datos originales y generalmente se consignan en valores absolutos. Con la finalidad de realizar comparaciones se los transforma en proporciones, porcentajes, índices o puntajes estándar.

Variables de diagnósticos de enfermedades: Atributos obtenidos en los CAPS presentan los grandes grupos de enfermedades atendidas y si bien la ubicación espacial del paciente se consigna considerando los barrios de la ciudad, con la finalidad de poder realizar el Análisis Exploratorio de Datos Espaciales (Buzai, 2015; Buzai y Delfino, 2015), los datos fueron ajusta-dos desde los barrios hacia los radios censales mediante un procedimiento denominado ajuste difuso. Mediante este tipo de ajuste se reasignan datos hacia un diferente nivel de resolución espacial a partir de considerar una proporcionalidad de superficies.

Los datos censales fueron obtenidos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 y sistematizados en una Matriz de Datos Ori-

Fuente: El autor. Digitalización en QGIS sobre imagen satelital de Google Earth.

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ginales (MDO). Esta matriz se encuentra estructurada en 90 filas (unida-des espaciales = radios censales) por 26 variables sociales, entre las cuales se encuentran los datos utilizados para el presente análisis: Demográficos (Población, Varones, Mujeres, Grupos de Edades y Necesidades Básicas Insatisfechas), de Servicios de provisión de agua a la vivienda (Red, Moto bombeador, Bombeador Manual y Otros) y Tipo de Vivienda (Departamen-to, Casa, Casilla y Otros). La Matriz de Datos Originales (MDO) permite calcular la Matriz de Datos Índice (MDI) y la Matriz de Datos Estandariza-dos (MDE) para posibilitar estudios de asociaciones espaciales.

Los datos de salud fueron obtenidos a partir de las planillas de registro de las atenciones brindadas en los diferentes CAPS de Luján. En las mis-mas se registran los datos del paciente atendido (sexo, edad y barrio de residencia) y su diagnóstico. Cada CAPS registra en hojas de 26 renglones cada una de las atenciones brindadas, produciendo un cierre de cada mes del año. Dado que el total de registros supera los 46.000 casos, se optó por hacer un muestreo estratificado ponderado de hojas de registros (Delfino, 2014), que contemplara los 17 CAPS y los diferentes servicios de aten-ción médica dentro del CAPS. Se seleccionaron de manera sistemática 483 hojas de registro. En función del diagnóstico de la atención escrito por el médico interviniente, se codifico según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE10). Cada uno de los diagnósticos se asignó a cada ba-rrio de la ciudad, previa expansión de la muestra y por ajuste difuso a los radios censales del área de estudio.

4. Resolución modelística

4.1. Modelos analíticos

Desde un punto de vista ideal, las áreas de influencia para una serie de puntos distribuidos sobre el espacio geográfico son circulares, tarea que puede ser realizada a partir de definir buffers de diferentes alcances.

Cuando estos círculos se agrandan comienzan a superponerse y de-finirse límites entre ellos, los que se ubican a una distancia media de los puntos vecinos. De esta manera, se genera un mosaico en el cual cada punto pasa a ser el centro de un polígono y cada localización en su interior se encuentra más cercano a su correspondiente centro que a cualquier otro.

El resultado corresponde a los denominados Polígonos de Voronoi o Polígonos de Thiessen, nombrados indistintamente en la terminología geo-

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gráfica (Buzai y Baxendale, 2012) en el primer caso en honor a quien estu-diara sus propiedades matemáticas y en el segundo a quien los utilizara por primera vez en una aplicación de tipo geográfico.

Esta configuración ideal puede ser ajustada en base a modelos gravita-torios que incorporan diferentes pesos para cada punto y valores de fricción a la distancia, como la fórmula de Reilly y Huff (Bailey, 1981). De esta manera los límites se corren generando una mayor área en los centros que tienen mayor influencia.

Finalmente, en algunos casos se tiene el valor que cada unidad espacial aporta a la interacción con los centros y de esta manera pueden calcularse valores de interacción que generan áreas que llegan espacialmente hasta cubrir un determinado valor. Además de una superficie que rodea al punto de oferta se obtienen los recorridos internos entre la población de demanda potencial y el servicio.

Parte de la minimización de una fórmula objetivo para los desplaza-mientos entre los centroides de demanda (D) y los puntos de oferta (O), siendo D<O.

[1]

PRab es el punto de ruptura (localización del límite) del área de influencia entre el punto A y B, dab es la distancia, Pa y Pb sus respectivas poblaciones o cualquier otra medida de peso. De esta manera, el límite se desplazará hacia el punto con peso menor.

[2] Minimizar

donde, ai es el peso asociado a cada punto de demanda, dijes la distancia entre el punto de demanda i y el punto de oferta potencial j, xij es el factor de asignación que vale 1 si el centro de oferta j es el más cercano al punto de demanda i y 0 en caso contrario, n es la cantidad total de puntos de demanda y m los potenciales puntos de oferta (considerando las existentes). Solución de valores de sumas mínimas.

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El análisis de áreas de influencia mediante modelos analíticos ha sido el primer paso de abordaje temático. Corresponde a la aplicación de buffers en evaluación multicriterio (Buzai, 2012, 2015a)cálculo de superficies por polígonos de Voronoi-Thiessen (Buzai y Baxendale, 2012) y aplicación de modelos de localización-asignación (Buzai, 2011, 2013) para pasar en una siguiente etapa a trabajar con los datos empíricos que permiten ampliar la situación funcional en el área de estudio.

4.2. El modelo empírico

El análisis empírico de las áreas de influencia en el interior de la ciudad se realiza a partir de los datos correspondientes al uso del servicio por parte de la población. Son datos que se centran en la localización de la oferta y la distribución espacial demanda, que bien pueden estar asignados a puntos individuales (Barcellos, 2007) o a pequeñas áreas que los agrupen con la finalidad de simplificación (Buzai, 2015a).

A partir de allí, mediante la representación cartográfica, se verifica el alcance espacial del servicio de salud, el cual muestra la superficie que abarca el movimiento de pacientes en la búsqueda de satisfacer sus nece-sidades de atención médica. Se asocia espacialmente la localización de los CAPS con la distribución espacial e intensidad de su demanda.

Esta intensidad generalmente es máxima en las unidades espaciales contiguas al CAPS y decrece con la distancia (DistanceDecay) en tanto ley de la Geografía que se puede modelizar sintéticamente a través de la siguiente función.

El denominado diagrama de Pareto permite comprobar la evolución de dos mediciones con la distancia al CAPS, la de la cantidad de consultas (barras) y la acumulación porcentual de cobertura (líneas), incorporar la cantidad de diagnósticos en una evolución inversa y los porcentajes acu-mulados hasta llegar al valor total.

Considerando que la pendiente de caída puede ser modelizada como una curva de regresión potencial hemos definido tres valores límite de in-tervalos: 1, 10 y 100 con lo cual quedan definidos cuatro intervalos de clase, donde los valores superiores a 100 estarían marcando los núcleos de cada área de influencia.

[3] Dónde I es la intensidad de la interacción espacial, D es la distancia y a y b son constantes. Fórmula de Pareto.

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La combinación de las metodologías del modelo empírico permiten ob-tener los resultados cartográficos y gráficos que se presentan como base para la definición espacial de las áreas de influencia asistencial.

5. Aplicación

5.1. Distribución espacial y distribución de intensidades

Los componentes generados para el análisis de las áreas de influencia de los CAPS de Luján son la cartografía temática que muestra la distribución espacial de los datos de diagnósticos médicos y el gráfico de distribución de intensidades como indicativo del decrecimiento con la distancia.

La figura 2 presenta ambas distribuciones para cada CAPS. A la izquier-da se se encuentra la cartografía temática representada en cuatro clases: 0 a 1 (blanco), 1 a 10 (amarillo), 10 a 100 (naranja) y mayor a 100 (rojo). A la derecha su correspondiente representación gráfica con base en el diagrama de Pareto con barras azules decrecientes con base en el eje x (distancia al centro) y con altura en valores absolutos de diagnósticos (eje y, izquierdo) y porcentajes acumulados de diagnósticos en línea roja (eje y, derecho).

La correspondencia existente entre los mapas y gráficos indica que cuanto mayor es la superficie del área de influencia empírica mayor es la cantidad de barras en su representación gráfica. Esta situación indica que existe una fricción espacial diferente en cada caso y medida a través de la constante b [ 3 ].

El cálculo de la función correspondiente brinda los siguientes valores de b: Ameghino (-2,43), CIC San Fermín (-1,98), El Milagro (-5,47), Juan XXIII (-2,64), La Loma (-2,15), La Palomita (-3,80), Lanusse (-2,20), Los Gallitos (-3,34), Los Laureles (-3,95), Padre Varela (-2,42), Parque Lassa (-2,40), Policlínico (-0,90), San Bernardo (-2,43), San Cayetano (-2,29), San Francisco (-9,42), San Pedro (-1,94) y Santa Elena (-1,56).

Los CAPS El Milagro y San Francisco presentan las áreas de influen-cia más compactas con valores de fricción más elevados, se acercan a esta situación los CAPS La Palomita, Los Gallitos y Los Laureles. El CAPS Policlínico, de manera inversa, presenta el área de influencia de mayor extensión con muy bajo valor de fricción, sólo el CAPS Santa Elena acompaña esta situación. Los demás CAPS cuentan con valores que rondan b= -2, número central del modelo gravitatorio que indica que la intensidad de atenciones decrece de manera inversa con el cuadrado de la distancia.

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Figura 2. Ciudad de Luján. Distribución espacial de diagnósticos e intensidades con base en los radios censales urbanos

2a. Ameghino

2b. CIC San Fermín

2c. El Milagro

Fuente: El autor.

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2d. Juan XXIII

2e. La Loma

2f. La Palomita

2g. Lanusse

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2h. Los Gallitos

2i. Los Laureles

2j. Padre Varela

2k. Parque Lassa

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2l. Policlínico

2m. San Bernardo

2n. San Cayetano

2ñ. San Francisco

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Los datos empíricos permiten construir un sistema clasificatorio en base a la combinación de la cantidad de categorías, la intensidad del dato en cada unidad espacial y su alcance espacial. La construcción parte de la existencia de 3 tipos principales de áreas de influencia de acuerdo a la cantidad de intervalos de clase que contienen en la repre-sentación cartográfica: A (3 clases), B (2 clases) y C (1 clase). Estos se dividen en subclases de acuerdo al tipo de categorías de intensidad que contiene: A queda igual ya que no tiene alternativas de combinación de intervalos, B se divide en B1 (intervalos mayor y medio), B2 (inter-valos medio y menor) y B3 (intervalos mayor y menor) y C se divide considerando la única clase presente, C1 (clase alta), C2 (clase media) y C3 (clase baja). Finalmente se subdividen de acuerdo al parámetro b de fricción, el cual es un indicador de la extensión territorial del área de influencia por lo cual cada subclase se divide en fricción alta, media y baja. Quedan así definidas 21 clases de áreas, las cuales no necesaria-mente quedan representadas.

La clasificación empírica realizada de acuerdo a los valores encontra-dos para los CAPS de la ciudad de Luján se presenta en el Cuadro 1.

2o. San Pedro

2p. Santa Elena

Fuente: El autor.

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Cuadro 1. Tipología de áreas de influencia asistencial

6. Características socioespaciales de las áreas de influencia empíricas

Desde un punto de vista espacial las áreas de influencia empíricas se definen a partir de los radios censales que forman las áreas nucleares, lue-go se amplían hacia las unidades espaciales con valores de intensidad si-guiente inferior y finalmente se incorpora la característica de contigüidad espacial.

Las áreas de influencia empírica presentan una importante compacidad y están presentadas en la Figura 3. Solamente se detectan tres particulari-dades a tener en cuenta al momento de su interpretación: (1)Norte: el área de influencia del CAPS El Milagro queda absorbida dentro del área de in-fluencia del CAPS Juan XXIII con mayor intensidad, por lo tanto no logra

Tipo Categorías Fricción CAPS b

A A:1-2-3

Alta La Palomita, Los Gallitos y Padre Varela. -3,19

MediaAmeghino, CIC San Fermín, Juan XXIII, La Loma, Lanusse, Parque Lassa y San Pedro.

-2,25

Baja Santa Elena -1.56

B

B1: 1-2Alta

--- ---MediaBaja

B2: 2-3Alta El Milagro -5,47Media San Cayetano -2,29Baja Policlínico -0.90

B3: 1-3Alta Los Laureles -3,95Media --- ---Baja --- ---

C

C1: 1Alta

--- ---MediaBaja

C2: 2Alta San Francisco -9.42Media San Bernardo -2,43Baja --- ---

C3: 3Alta

--- ---MediaBaja

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representación espacial (2)Noroeste: el área de influencia del CAPS La Loma queda desplazada a un radio censal sin contigüidad espacial ya que el radio censal contiguo queda incorporado al CIC San Fermín, y (3)Sur: el área de influencia del CAPS Parque Lassa muestra un desarrollo lineal que se interrumpe por la intromisión de una pequeña área urbana que pertenece al CAPS Los Gallitos.

Figura 3. Ciudad de Luján. CAPS: Áreas de influencia empíricas

A partir de realizar la regionalización correspondiente a las áreas de influencia empíricas se presentan a continuación las características demo-gráficas básicas de cada uno de los espacios definidos y los totales que corresponden a la ciudad de Luján (Cuadro 1).

Cuadro 1. Datos básicos agrupados por áreas de influencia

AREA SUPERFICIE(Ha) POBLACION VARONES MUJERES ED_014 ED_1564 ED64M NBI NBI

(%)

1 174,41 5466 2729 2737 1907 3310 249 1256 22,98

2 154,34 5030 2475 2555 1717 3048 265 1128 22,43

4 509,77 4528 2245 2283 1184 2994 350 379 8,37

5 133,18 1236 624 612 300 807 129 86 6,96

6 164,75 2055 1071 984 480 1371 204 171 8,32

7 213,65 5443 2666 2777 1552 3459 432 718 13,19

8 239,89 3414 1678 1736 1123 2100 191 397 11,63

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AREA SUPERFICIE(Ha) POBLACION VARONES MUJERES ED_014 ED_1564 ED64M NBI NBI

(%)

9 407,45 1408 712 696 399 897 112 158 11,22

10 244,57 2978 1453 1525 941 1821 216 362 12,16

11 114,86 7974 3907 4067 1893 5235 846 377 4,73

12 539,44 19925 8568 11357 2989 12154 4782 392 1,97

13 56,99 2966 1415 1551 710 1929 327 104 3,51

14 171,74 8420 3981 4439 1826 5466 1128 457 5,43

15 34,18 804 403 401 201 518 85 49 6,09

16 102,80 1392 694 698 450 887 55 320 22,99

17 280,62 6751 3252 3499 1653 4301 797 449 6,65

TOTAL 3542,64 79790 37873 41917 19325 50297 10168 6803 8,53

Fuente: El autor.

Los valores absolutos de población (total) y características poblacionales (sexo y grupos de edad) encuentran una importante relación al tamaño de las áreas de influencia, una síntesis de esta relación la presentamos en la figura 4 que presenta la correlación entre superficie y población total con r = 0,53. La proporción de varones y mujeres, y la proporción de población entre varones, mujeres, población de 0 a 14, población de 15 a 64 años y población de más de 64 años se mantiene relativamente estable en las diferentes áreas.

Figura 4. Gráfico de dispersión entre superficiede las áreas de influencia y el valor de población total

Fuente: El autor.

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Como principal población de demanda de los CAPS en el ámbito ur-bano, merece particular atención el porcentaje de población con Necesida-des Básicas Insatisfechas (NBI) (Guagliardo, 2004), a partir de realizar el gráfico que permitirá sus agrupamientos por cortes naturales.Al respecto son tres áreas de CAPS las que se agrupan con valores superiores al 20% (San Pedro, Ameghino y CIC San Fermín) y otras cuatro con valores entre el 10% y 20% (Lanusse, Padre Varela, Los Gallitos y Los Laureles). Estas áreas aparecen con valores más oscuros enel mapa de la Figura 4.

Figura 5. CAPS. Porcentaje de población con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) en las áreas de influencia. Representación gráfica y cartográfica por cortes naturales

Fuente: El autor.

Las imágenes previas muestranla distribución espacial de la población de demanda potencial de los habitantes en situación de pobreza que se ubica en la periferia extrema de la ciudad, presentando una distribución espacial asociada almapa social de la ciudad de Luján (Buzai, 2015b).

7. Consideraciones finales

En el presente trabajo han quedado ejemplificadas instancias teórico-metodológicas de construcción espacial tendientes a la definición de las áreas de influencia empíricas para los CAPS de la ciudad de Luján.

La obtención de los resultados permite ampliar la perspectiva brindada por las posibilidades modelísticas que provee la obtención de buffers y la aplicación de modelos de localización-asignación. En este caso a partir de contar con datos reales de la atención médica recibida por la población del área de estudio.

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Las preguntas que permite responder el trabajo están relacionadas con la cantidad, tamaño y distribución espacial de las áreas de influencia, al mismo tiempo presentar los datos agrupados de variables censales ante la necesidad de caracterización de la población de demanda potencial en cada una de ellas.

Con la obtención de estos resultados se cuenta con el material necesario para comprender la estructura del sistema espacial.

Consideramos que el análisis espacial cuantitativo muestra su utilidad a la Geografía al permitir la comprensión de las estructuras espaciales que organizan la vida y las actividades socio-económicas de los ciudadanos.

En este caso fue aplicado al servicio de salud pública basado en los CAPS, con lo cual se generó un claro material de base que debe encon-trarse presente ante toda toma de decisiones administrativa por parte del gobierno local en el futuro.

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3Artículo

Grandes sistemas técnicos y espacio geográfico. Revisión de posturas y articulaciones conceptuales

Adriano Daniel Furlan1

Universidad Nacional de Mar del Plata-CONICET

@ [ [email protected] ]

Fecha de recepción: 30/06/16Fecha de aprobación: 01/09/16

Cita sugerida: Furlan, A. (2016) Grandes sistemas técnicos y espacio geográfico. Re-visión de posturas y articulaciones conceptuales. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2004

ResumenEl estudio de las modernas redes de infraestructura en términos de “gran-des sistemas técnicos” fue inaugurado por Hughes y desarrollado por ana-listas sociales de la técnica como Joerges, Mayntz y Gras. Milton Santos incorporó nociones procedentes de dicha área del saber en su caracteriza-ción del sistema técnico actual y del espacio geográfico. El artículo revisa el concepto de gran sistema técnico, haciendo hincapié en una selección de contribuciones que poseen pertinencia para su adopción en la Geogra-fía, es decir, miradas susceptibles de ser integradas a través del momento espacial de la teorización. La base para ordenar la articulación conceptual se encuentra en la teoría del espacio de Milton Santos. Las ideas que se discuten son reinterpretadas, así, a la luz de un marco teórico que pre-figura una comprensión particular de la naturaleza de lo geográfico. La reunión de aportes, por lo tanto, pretenden ofrecer un bagaje conceptual para el abordaje de la estructuración, el funcionamiento y el desarrollo de los grandes sistemas técnicos: creaciones heterogéneas, complejas, diver-sificadas y eminentemente políticas que desempeñan papeles estratégicos en la modernización de la sociedad, implicados en prácticamente todas las prácticas humanas, y que definen un espacio propio.

Palabras clave: técnica; infraestructura de gran escala; redes; medio geográfico.

1 Profesor en Geografía (Universidad Nacional de Mar del Plata) y Doctor en Geografía (Uni-versidad Nacional de La Plata). Becario Posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Miembro del Centro de Investigaciones Geográficas y Socio-ambien-tales de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Autor y expositor de trabajos sobre la temática de los servicios de infraestructura, con especial interés en la energía, en eventos aca-démicos de alcance nacional e internacional. Cuenta con publicaciones sobre dicha temática en libros y revistas científicas.

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Large technical systems and geographical space. Revising stances and conceptual articulations

AbstractThe study of modern infrastructure networks in terms of “large technical systems” was firstly established by Hughes and later developed by social analysts of technology such as Joerges, Mayntz and Gras. Milton Santos incorporated notions from this area of knowledge when he characterized the current technical system and the geographical space. The article re-views the concept of large technical system, emphasizing a set of con-tributions that are highly useful in the field of geography, i.e. insights likely to be integrated at the moment of space theorizing. The basis for organizing conceptual articulations is present in Milton Santos’ theory of space. So, the ideas discussed are reinterpreted applying a theoretical framework that foresees a particular understanding of the nature of the geographical element. The contributions, therefore, aimed at providing a conceptual background to approach the structure, operation and develop-ment of large technical systems: heterogeneous, complex, diversified and highly political creations that play strategic roles in the modernization of society, involved in virtually all human practices and which define their own space.

Key words: technique – large scale infrastructure – networks – geographi-cal environment.

Os grandes sistemas técnicos e o espaço geográfico. Revisão de posições e articulações conceituais

ResumoO estudo das modernas redes de infraestrutura em termos de “grandes sistemas técnicos” foi inaugurado por Hughes e desenvolvido por analistas sociais da técnica como Joerges, Mayntz e Gras. Milton Santos incorporou noções precedentes desta área do saber na sua caracterização do sistema técnico atual e do espaço geográfico. Este artigo visa o conceito de grande sistema técnico, fazendo ênfase em uma seleção de contribuições que possuem pertinência para sua adoção na Geografia, isto é, olhares suscep-tíveis de serem integrados através do momento da teorização. A base para ordenar a articulação conceitual se encontra na teoria do espaço de Milton Santos. As ideias que se discutem são reinterpretadas sob a luz de um marco teórico que prefigura uma compreensão particular da natureza do que é geográfico. Consequentemente, os aportes pretendem oferecer uma bagagem conceitual para a abordagem da estruturação, o funcionamento e o desenvolvimento dos grandes sistemas técnicos: criações heterogéneas, complexas, diversificadas e eminentemente políticas que desempenham papéis estratégicos na modernização da sociedade, envolvidos pratica-mente em todas as práticas humanas e que definem um espaço próprio.

Palavras chave: técnica - infraestrutura de grande escala – redes – meio geográfico.

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Introducción2

A propósito de la descripción y explicación del espacio contemporáneo, Milton Santos sugirió una serie de temas del discurso geográfico que

merecerían una atención mayor, entre los cuales incluyó “los sistemas de ingeniería y sus características actuales, la creación de los grandes objetos geográficos, los fijos y flujos en el espacio” (Santos, 1994: 62). El argu-mento que sostiene el orden de prioridades de esa focalización es que: “el conocimiento de los sistemas técnicos sucesivos es esencial para la com-prensión de las diversas formas históricas de estructuración, funcionamien-to y articulación de los territorios” (Santos, 2000: 145).

La constante voluntad de perfeccionamiento de los instrumentos de análisis del fenómeno técnico lo impulsó a indagar variadas perspectivas teóricas que alimentaron la erudición de su pensamiento geográfico. Con respecto a los sistemas de ingeniería, en La naturaleza del espacio; obra que –en nuestra opinión– refleja su interpretación más refinada del sistema técnico actual; incursionó en la visión de los “grandes sistemas técnicos” (GST), inaugurada por Thomas Hughes a comienzos de la década de 1980 y continuada por otros analistas sociales de la técnica, como Renate Ma-yntz, Bernward Joerges y Alain Gras. En su versión original, la visión de los GSTs tiene por objeto la realidad histórica de las redes de infraestruc-tura que se desarrollan desde fines del siglo XIX sobre la base tecnológica de las principales formas de transporte, comunicación y energía (Mayntz y Hughes, 1988; Robert, 1999). Pero con el transcurrir de los debates en torno al encuadre teórico de los sistemas de artefactos que componen el ambiente construido de la era contemporánea, el concepto del GST fue abierto a la consideración de nuevas clases de estructuras socio-técnicas.

Teniendo en cuenta la importancia que poseen los GSTs en la organi-zación y la cotidianidad del mundo de hoy, parecería conveniente revisitar aportes efectuados por los representantes de esta peculiar conceptualiza-ción a los fines de identificar elementos útiles al entendimiento de la con-dición de existencia del espacio geográfico y de sus implicancias en la vida social. El camino trazado en este artículo ubica como punto de partida las precursoras conexiones conceptuales establecidas por Milton Santos en la formulación de su teoría del espacio. El punto de partida escogido permite dos cosas. Por un lado, contamos con un marco interpretativo de lo geográ-fico, donde se define la orientación epistemológica inserida en el discurso

2 El presente artículo se enmarca en el proyecto de investigación posdoctoral “El desarrollo geográfico de la red eléctrica argentina en el marco de la reestructuración del capitalismo nacional (1975-2012)”, financiado por el CONICET.

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disciplinar ante la inmensa dispersión de significados atribuida al término “espacio” y, por consiguiente, desde el cual avanzar lógicamente hacia la articulación de los conceptos. En dicha propuesta, el espacio geográfico es definido como “un conjunto indisoluble, solidario y contradictorio, de sistemas de objetos y sistemas de acciones” (Santos, 2000: 54). Por el otro, la recuperación crítica del antecedente presupone un orden para llevar ade-lante la revisión de posturas y posiciones de los analistas del GST y plan-tear interrogantes sobre lo que Santos identificó como elementos de interés para la Geografía, así como agregar otros que creemos pueden engarzar con toda coherencia en su sistema teórico. Luego, damos paso al análisis de miradas sobre el GST, colocando el acento en el “momento espacial” de la conceptualización. La pesquisa es francamente deudora de la exploración temática iniciada por Santos, que retomamos con voluntad de ampliación y actualización de sus horizontes. Esperamos que las ideas reunidas en el texto sean de utilidad para geógrafos y estudiosos de disciplinas afines interesados en pensar el rol de los grandes sistemas técnicos en la estructu-ración y desarrollo histórico del espacio.

La importancia de los grandes sistemas técnicos

Los GSTs cumplieron un rol fundamental en los procesos de industriali-zación, urbanización y crecimiento económico desde finales del siglo XIX. Inicialmente, fueron ferrocarriles, telégrafos y teléfonos; suministros de agua potable, gas y electricidad; desagües y otros tipos de canalizaciones, ductos y vías de transportación que en la forma de modernas redes técnicas ayudaron a producir “cambios significativos en el estilo de vida” (Mayntz y Hughes, 1988) y en la “estabilización de las relaciones sociales” (Robert, 1999). Al extraordinario despliegue que exhibieron las fabricaciones de esta “primera generación” de GSTs, le continuaron otros saltos cualitativos no menores asociados con el progreso científico-tecnológico y la prospe-ridad de la época de Posguerra, que, debido a la aceleración del ritmo de innovación y a la competencia y perpetuo recambio de técnicas que obligan las invariantes del modo de producción del capital, han originado la con-vivencia de una multiplicidad de redes paralelas, tal como atestiguan los vigentes medios de transporte y comunicación. A las redes técnicas de los servicios de infraestructura y de organizaciones socio-técnicas específicas se agregan otras estructuras no necesariamente reticulares pero involucra-das, asimismo, en el orden técnico contemporáneo. Sean de origen “tradi-cional” o reciente, todos los GSTs prestan función en el metabolismo entre

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sociedad y naturaleza y participan por su inmediata presencia en la pro-ducción y reproducción del medio técnico-científico-informacional, según modos atribuidos por el desarrollo de las fuerzas productivas y el estado dinámico de las relaciones sociales y con desiguales grados de difusión-concentración y eficacia. Construcciones de envergadura al servicio de la circulación de bienes y personas o de la concreción de unas funciones es-tratégicas menos visibles y accesibles que le dan su apariencia geohistórica a la fase del desarrollo capitalista de la globalización. Una etapa en la que la proliferación de efectos sociales y ambientales del crecimiento desmesu-rado enciende alarmas y pone en jaque la sostenibilidad de las estrategias de desarrollo. Los GSTs son piezas medulares de estos desequilibrios sisté-micos y atraviesan de lleno el núcleo de la moderna disyuntiva axiológica que pesa sobre la tecnología.

Aproximaciones preliminares al gran sistema técnico a través de Milton Santos

La técnica es una categoría que ocupa una posición central en el pensa-miento de Milton Santos: hace posible la empirización del tiempo a la vez que hace posible la cualificación precisa de la materialidad sobre la que tra-bajan las sociedades humanas (Santos, 2000: 47). Por el alto contenido en ciencia y tecnología que incorpora el medio geográfico, cada vez más arti-ficializado, en el actual período histórico deviene “medio técnico-científico-informacional” (op.cit.). La idea de la técnica como hecho sistémico e inse-parable del contexto que le otorga sentido sugiere para Santos reconocer en el sistema técnico una categoría interna de análisis del espacio. En el plano metodológico, tal postulado epistemológico implica considerar los particu-lares sistemas técnicos que soportan las actividades y prácticas sociales. La consideración de los sistemas técnicos a través de los objetos que los integran y las acciones que los animan forma parte de una visión amplia de la episte-mología geográfica que procura acceder al conocimiento del significado del espacio mediante la división analítica de sus partes, pero sin perder de vista nunca la totalidad en movimiento que lo constituye (Santos, 1986).

En Metamorfosis del espacio habitado (1988), el autor se referirá a los sistemas técnicos como “sistemas de ingeniería”, definidos simplemente como “conjuntos de fijos, naturales y sociales” (Santos, 1995: 76), siendo los “fijos” instrumentos de trabajo y fuerzas productivas que se encuen-tran localizados y que provocan flujos en función de sus datos técnicos y políticos (75-76). Los sistemas de ingeniería se hallan presentes en

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toda sociedad y evolucionan con la historia, cambiando en ellos la com-posición de instrumentos de trabajo y fuerzas productivas y los niveles de organización sistémica. En esa historia, surgen sistemas de ingeniería que se enlazan y superponen unos a otros, adaptándose a las condiciones sociales y materiales de la producción (Santos, 1986: 11). Tomados en conjunto, expresarían estas tendencias: artificialización no homogénea de la naturaleza, uso creciente del capital sobre el trabajo (con repercusio-nes cualitativas y cuantitativas en la estructura profesional), unificación técnica y organizacional, interdependencia, diversificación y expansión de los objetos técnicos, cooperación geográficamente extendida, mul-tiplicación de mediaciones y universalización (Santos, 1995: 77-79). A medida que los sistemas de ingeniería evolucionan y ganan complejidad se hace imprescindible disponer de los conceptos que den cuenta de la especificidad de las nuevas situaciones. Pero al no ocuparse Santos de lo que distingue a los sistemas de ingeniería entre sí, ni de la variedad de sus organizaciones resultantes, no ofrece pautas para la particularización del sistema técnico total, sobre todo, en lo que respecta al medio geográfico del período histórico actual.

Más tarde, la caracterización del sistema técnico expuesta en La na-turaleza del espacio (1996), si bien muestra solución de continuidad con las ideas previas del autor, extiende las consideraciones sobre la especi-ficidad de los sistemas de ingeniería. En principio, las generalidades son similares a las contempladas con anterioridad, a las que se añadirán en-fáticamente nuevos atributos asociados a la racionalización de los obje-tos y las acciones. Entre los más significativos, identifica: universalidad y auto-expansión, vida sistémica, concreción, contenido en información e intencionalidad (Santos, 2000: 180)3. Luego, aunque la obra no persigue construir una clasificación de los particulares sistemas técnicos, se señala que éstos incluyen a los “macrosistemas técnicos”. Santos afirma que esta expresión fue utilizada por varios autores; entre quienes cita a Joerges, Hughes, Mayntz y Gras; para designar a “aquellos sistemas técnicos sin los cuales los otros sistemas técnicos no funcionarían” (150). Los macrosiste-mas técnicos –agrega– promueven grandes obras (embalses, vías rápidas de transporte, aeropuertos, comunicaciones, etc.) y constituyen el funda-mento material de las redes de poder (151).

3 La lista de propiedades del actual sistema técnico, aludidas a lo largo del libro, es sumamen-te extensa. Solamente para apoyar este punto, trabajado con suficiencia por el autor, valga agregar: interdependencia, complementariedad, cohesión, unificación, rapidez de difusión, invasión, indiferencia en relación al medio en se instalan, artificialización, racionalización, estandarización, indivisibilidad y autonomía relativa, entre otras (Santos, 2000: 151-154).

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El planteo general de Milton Santos permite inferir algunas ideas adi-cionales sobre los macrosistemas técnicos. Esta clase singular de sistema de ingeniería4 se halla jerárquicamente posicionada en la base del siste-ma técnico total. Todas las acciones y funciones que ocurren en el me-dio técnico-científico-informacional estarían atravesadas por la ineludible co-presencia de los macrosistemas técnicos, ya que sin su concurrencia ninguno de los objetos técnicos modernos, y menos aún los más recientes y sofisticados de ellos, podría intervenir en las acciones para las cuales fue-ron concebidos o lo harían muy deficientemente, con un mínimo grado de eficacia y sin manifestación de su intencionalidad. Debido a la dependencia funcional que ejercen sobre el funcionamiento del conjunto, los macrosis-temas técnicos son, por lo tanto, componentes estratégicos del sistema téc-nico hegemónico. El comportamiento invasivo del sistema técnico actual sobre prácticamente todos los lugares del planeta, y la consecuente tenden-cia a la homogeneización de los patrones de producción y uso del espacio, aún con diferenciales de densidad técnica e informacional y complejidad organizativa, sería posible gracias a los macrosistemas. Y si la conjetura es atinada, también debería aseverarse la necesaria precedencia o expansión simultánea de los macrosistemas con respecto a la distribución espacial de los objetos no macrosistémicos en la evolución poco uniforme del medio geográfico.

Ahora bien, el modo en que Milton Santos trata el asunto del macro-sistema técnico, o GST, despierta ciertos interrogantes que deben ser es-clarecidos. Primero, más allá de su importante condición de técnica base, Santos no detalla cuáles serían los atributos del macrosistema técnico, ¿hay un isomorfismo pleno entre las cualidades del GST y las del sistema técnico actual? ¿Comparte sólo algunas propiedades generales? O, en cambio, ¿es dueño de unos rasgos singulares que es preciso dilucidar? El uso que Santos realiza de la noción de “reverse salient” de Hughes, como se verá más adelante, es alcanzada por planteos de tenor similar. Segundo, la expresión de “macrosistema técnico” (“macro-système tech-nique”), que Santos adjudica a los ya mencionados autores, le pertenece a Alain Gras, mientras que el resto inscribe sus reflexiones en la locución “gran sistema técnico” (“large technical system” o “grosse technische system”). Aquí no hay una mera cuestión terminológica o lingüística, sino conceptual: el macrosistema técnico representa una categoría específica de GST (Gras, 1993a: 17). La conceptualización del GST está habitada

4 Utilizando el lenguaje de Santos, hablamos de “sistema de ingeniería” (conjunto de fijos), aún cuando las nociones de macrosistema técnico, o GST, como veremos más adelante, conside-rarían simultáneamente fijos y flujos.

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por matices que cabe explicitar. Y, tercero, la incorporación de la noción de macrosistema técnico por parte de Santos se realiza en el entorno in-terpretativo del sistema técnico actual. Ello suscita preguntas acerca de sus trayectorias históricas y relaciones de actualidad. No hay dudas de que son estructuras que han cumplido un papel decisivo en la creación del medio técnico-científico informacional, pero es necesario clarificar, visto del lado inverso, si las actividades a las cuales hacen referencia los GSTs (comunicaciones, transporte, energía, etc.) deben ser siempre y unívocamente definidas según estas formas de organización social de las técnicas particulares, incluso en el entramado del sistema hegemónico. Las páginas que siguen discurren por distintas perspectivas conceptuales, intentando dar respuesta a los puntos observados, para hacer del GST en sí mismo un objeto de estudio geográfico.

El concepto de gran sistema técnico Los orígenes del concepto de “gran sistema técnico” se remontan a la

obra del historiador estadounidense Thomas Park Hughes Networks of power, publicada en 1983 y dedicada a examinar los cambios tecnológicos y organizativos que acontecen en la red eléctrica de los Estados Unidos, Alemania e Inglaterra durante el período comprendido entre 1880 y 1930. El autor empleará la noción del “gran sistema tecnológico” (large techno-logical system) para referirse a aquellos sistemas de infraestructura de gran escala utilizados en el suministro de bienes y servicios (transporte, produc-ción-transmisión-distribución de electricidad y gas, comunicaciones, agua potable, etc.) que caracterizan la complejidad funcional de la sociedad mo-derna y que de forma creciente estructuran el ambiente construido: un GST está constituido por componentes técnicos e institucionales interconectados por una red, que suelen estar centralmente controlados con la finalidad de optimizar el rendimiento y orientarlo hacia el logro de objetivos (Hughes, 1983: 5-6). Los GSTs tienen una dinámica interna, determinada por los caracteres intrínsecos del desarrollo tecnológico, y son, a la vez, artefactos culturales, razón por la cual debe prestarse atención también a los recursos cambiantes y aspiraciones de los individuos, grupos y organizaciones que los construyen. La interacción entre lo técnico y lo social lleva a Hughes a calificar a los GSTs como sistemas sociotécnicos y heterogéneos (ibíd.). La conceptualización se completa con una serie de propiedades comunes a los enfoques de sistemas: orden jerárquico, interacción de los componentes, apertura, relaciones de dependencia sistema/entorno, delimitación sistémi-

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ca mediante los alcances del control y tendencia a incorporar el entorno en su interior para eliminar fuentes de incertidumbre5.

La propuesta de una explicación histórica alrededor de la interacción de sendos dominios –social y técnico– y, por lo tanto, contraria a las posturas deterministas (tanto tecnológica como histórico-social), le dio una novedosa impronta al enfoque de Hughes, ejerciendo notable influencia en investiga-dores de Europa occidental y Estados Unidos (Mayntz y Hughes, op.cit.; Ai-bar, 1996; Zachary, 2014). Unos pocos años después, en un trabajo publicado en 19876, que conserva las líneas generales de Networks…, Hughes señalará que: un (gran) sistema tecnológico se orienta a la resolución de problemas complejos, relacionados en su mayor parte con el reordenamiento del mundo físico, de modos que se consideran útiles o deseables, y que alcanza sus me-tas utilizando medios disponibles y apropiados (2008: 105). En relación a sus partes, detalla que un GST incluiría: componentes técnicos (físicos), organi-zaciones, “artefactos legislativos”, componentes científicos (libros, investi-gaciones, etc.) y recursos naturales (101). La presencia de lo natural, en la forma de recursos o materia prima, no es inquirida por Hughes, que mantiene la representación de la heterogeneidad (de “sustancias”) en la división social/técnico. Aunque la cuestión no se explicita, la división analítica que practica sugiere que es válido considerar a la naturaleza, objeto del reordenamiento social del mundo físico, en el dominio de lo técnico7.

Al esbozar una breve génesis conceptual, Renate Mayntz ofrece una pista para despejar dudas sobre el sentido de la técnica y la composición del GST, ya que defiende que éste debe ser considerado como un sistema sociotécnico al estilo de Emery y Trist (Mayntz, 2009)8. Según Eric Trist,

5 El enfoque sistémico de Thomas Hughes fue criticado por su empleo “metafórico” (Joerges, 1999) y “pragmático” (Barnes, 1984; Callon, 1998) de la noción de sistema. Hughes reconoce esa debilidad y afirma que su concepto es “más útil para los historiadores”, en comparación con el aplicado por otros científicos (Hughes, 2008: 101).

6 Nos referimos a The Evolution of Large Technological Systems, capítulo publicado en el libro coeditado por Bijker, Hughes y Pinch, The social construction of technological systems. Aquí utilizamos paginación de la versión traducida al español, publicada por la Universidad Na-cional de Quilmes en 2008.

7 Que en el desglose de elementos se enlisten los recursos naturales es un dato que deseamos ponde-rar, ya que suele pasar desapercibido en las reseñas y discusiones. Por ejemplo, Fox (1996) comenta que los sistemas tecnológicos de Hughes incluyen realidades heterogéneas tales como “organiza-ciones humanas” y “artefactos técnicos”, y Erik van der Vleuten (2004) dice que las publicaciones canónicas sobre GTSs reclaman exactamente la interacción entre la “tecnología” y la “sociedad” en su dominio de estudio. A menos que se expliciten las posiciones, “artefactos” y “tecnología” son denominaciones que no necesariamente interpelan a la técnica como una realidad híbrida.

8 Emery y Trist acuñaron la expresión “sistema sociotécnico” en el contexto de los estudios laborales industriales que se llevan a cabo en el Instituto Tavistock de Londres a fines de los años cincuenta (Ropohl, 1999).

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los sistemas sociotécnicos vinculan un subsistema humano y un subsistema no humano para transformar sus inputs en outputs, dependiendo para ello fundamentalmente de tecnología y de recursos materiales (Trist, 1981). Ambos subsistemas en interacción constituyen el medio de la transforma-ción. En ese proceso, lo humano participa como sujeto y medio de transfor-mación, proveyendo trabajo organizado, mientras que la tecnología y los recursos materiales, tanto naturales como artificiales, formando el subsiste-ma no humano, o simplemente técnico, lo hacen como objeto y medio, esto es, la materia a manipular y los instrumentos del trabajo.

Una definición complementaria a la de Hughes, la aporta Bernward Joerges, quien define al GST como “sistemas de maquinarias y estructu-ras independientes que realizan complejas operaciones de estandarización, más o menos fiable y predeciblemente, por el hecho de estar integradas con otros procesos sociales y que son gestionados y legitimados mediante una racionalidad formal, intensiva en conocimiento e impersonal” (Joerges, 1988: 23-24). También dice que los GSTs son:

sistemas complejos y heterogéneos de estructuras físicas y maquinarias complejas que están materialmente integrados, o “acoplados”, a través de grandes extensiones de espacio y tiempo; independientemente de las par-ticularidades culturales, políticas, económicas y corporativas; y que sostie-nen el funcionamiento de un gran número de otros sistemas técnicos, cuya organización, de esa forma, queda ligada (Joerges, 1988: 24).

Dependencia y riesgo

La casi totalidad de procesos y prácticas de las sociedades modernas de-pende del funcionamiento continuo de los GSTs. Ante pérdidas de capaci-dad o interrupciones del suministro, los GSTs se convierten en “objetos de la ansiedad pública” (La Porte, 1988: 241). Langdon Winner describió esa situación crítica utilizando el término médico “apraxia”: “Si un vínculo im-portante en un sistema técnico deja de funcionar, todo el sistema se detiene o se convierte en un caos. (…). En redes técnicas de gran escala integradas por componentes artificiales con complejas interconexiones e interdependencias, la apraxia es un peligro constante” (Winner, 1978: 186). En el funcionamien-to normal de la sociedad, la dependencia hacia los GSTs entraña un riesgo de desadaptación o suspensión de la actividad habitual que tiende a ser sobrelle-vado cada vez más mediante el perfeccionamiento del control y la creciente absorción de la contingencia, sin que ello sugiera una total eliminación del riesgo de fallas, enfrentado en su manejo a limitantes de variada índole (au-

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sencia de innovación y desarrollo tecnológico, desproporción costo-benefi-cio, imprevisibilidad, etc.). De ahí que no siempre sea plausible hablar de una correlación directa, en un sentido funcional, entre dependencia y riesgo. Por otra parte, sí es lícito conjeturar que los GSTs son las principales formas de intermediación en el metabolismo sociedad-naturaleza y que por ello están íntimamente ligados a los mayores impactos y desajustes ecológicos de la era moderna-industrial y a la producción de los mayores riesgos ambientales.

Gran escala y variedad de GSTs

El acoplamiento material que permite la interconexión y la interdepen-dencia es la estructura en red, típica de la morfología originaria de los GSTs. La alta penetración que han venido experimentando los servicios de infraestructura en red desde finales del siglo XIX, es el fenómeno por el cual Hughes atribuye una “gran escala”. Pero la gran escala, o “gigan-tismo” (Gras, 1993a), no sólo consiste en una cualidad física del tamaño de los artefactos. Es también un criterio a partir del cual pueden inferirse relaciones de organización inherentes a la inserción de los GSTs en el me-dio geográfico, ya que a medida que éstos se expanden hasta un nivel casi global, sus estructuras de producción se descentralizan, su propiedad se fragmenta y se exigen una coordinación creciente y una concentración de la regulación (Mayntz, op.cit., Linares, 2008).

El constante incremento de complejidad y tecnificación de las socie-dades se ve reflejado en la innovación y el desarrollo de las estructuras sociotécnicas. Los GSTs de Hughes acapararon primordialmente la aten-ción de los estudiosos, pero la historia social de la técnica impone el reco-nocimiento de los nuevos ensambles. Joerges afinó la óptica y avanzó en la tipología de los GSTs para su adecuada aprehensión. Según un criterio de habilitación de funciones, identifica GSTs de primer orden, “sistemas de infraestructura que poseen un objetivo abierto” (suministro eléctrico y de gas, ferrocarril, etc.), y GSTs de segundo orden, aquellas “superestructuras intersistémicas que reagrupan partes de sistemas de primer orden para rea-lizar una tarea en particular”, que ejemplifica con las múltiples actividades coaligadas en el trasplante de órganos (Joerges, 1995: 44). Esta división repercute en la forma de coordinación del GST. Offner (1996: 28) discute el supuesto de la universalización del control centralizado en los GSTs y señala que esta modalidad únicamente le corresponde a los GSTs de primer orden, mientras que los de segundo orden funcionan de forma descentrali-zada, mediante la combinación de ajustes locales. Joerges aplica un criterio

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basado en la inserción social de la técnica y separa entre “grandes redes técnicas” (GRT) y “grandes programas tecnológicos” (GPT). Las GRTs son estructuras que conectan a operadores, controladores y usuarios, son análogas a los GSTs de Hughes; los GPTs –en la línea de la Big Science o Big Technology–, son sistemas pre-infraestructurales orientados cuasi-ex-perimentalmente hacia objetivos técnicos, políticos y económicos (1996: 5). La apertura hacia otras configuraciones de los GSTs ensancha la visión, pero no está exenta de controversias acerca de los alcances del concepto. Mientras hay un amplio consenso alrededor de la clasificación basada en el criterio de utilización de una red física (Robert, 2004; Mayntz, 2009), la inclusión de ciertos sistemas específicos ha sido duramente criticada (Gras et al., 1990)9. Más allá de los resultados de la categorización, es interesante cotejar que los procesos de innovación y desarrollo tecnológico y la inte-rrelación de funciones que hacen a la vida colectiva, sugieren la actualiza-ción de los GSTs, de la especificidad de sus aspectos y de la heterogeneidad de las formas socio-técnicas a las que dan lugar en la creación del medio técnico-científico-informacional.

El esquema evolutivo de Hughes en diálogo con la perspectiva de Milton Santos

A partir del estudio histórico de la red eléctrica, Hughes construyó un esquema de la evolución de los GSTs10. Según este modelo, esa historia puede ser descrita según fases demarcadas por el predominio de alguna de las siguientes actividades: invención, desarrollo, innovación, transferencia, crecimiento, competencia, consolidación. Cuando los sistemas maduran, adquieren estilo y momentum. Después de algún tiempo, ingresan en un período de declinación. Las fases no son secuenciales, existen solapamien-tos y retrocesos y se ordenan según el “constructor de sistemas” más activo como ejecutor de las decisiones que deben tomarse para resolver proble-mas originados por el crecimiento.

Estas fases o patrones de evolución pueden asistir al método de la Geogra-fía en el reconocimiento y abordaje de los sistemas de objetos y sistemas de acciones que integran los GSTs. Las invenciones radicales son acciones que originan procedimientos y artefactos que inauguran un nuevo sistema técni-

9 Gras et al. (1990) rechazan la transgresión de límites conceptuales del GST que efectuaron estudiosos franceses al considerar al conjunto de actividades que integran el trasplante de órganos en tales términos.

10 Para la descripción del modelo evolutivo del GST nos basamos en Hughes (1983 y 2008).

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co. En el desarrollo, el carácter social de la tecnología deviene transparente, los nuevos objetos se adecuan al mundo que habrá de usarlos, y a través de la forma y el contenido técnico, asimilan aspectos culturales, económicos y políticos. El diseño de un proceso de producción y consumo estructurado en torno a la inserción social y espacial de los objetos técnicos producto de la invención radical se vincula con la innovación, es la implementación en ex-tenso del novedoso GST propiamente tal. Junto a la prefiguración del diseño que inducen las propiedades de la técnica particular en la organización del proceso de trabajo, surgen rasgos genéricos de configuración territorial y re-glas de funcionamiento más o menos normalizadas. A menudo, la expansión del GST hace aparecer dificultades cuando es transferido a otro entorno. La transferencia exige acciones destinadas a la adaptación del sistema técnico al entorno extraño, compuesto por los sistemas de objetos y de acciones pre-existentes y sus normas asociadas. La adaptación consagra un estilo del GST, que es entendido de la misma manera que en el arte o la arquitectura. Las fases de crecimiento, competencia y consolidación son abordadas de forma conjunta por Hughes por medio de los conceptos de factor de carga, “reverse salient” y “momentum” 11. El factor de carga (razón entre promedio de pro-ducción real y máximo de producción teórica), de uso corriente en la econo-mía de los sectores de infraestructura, es, tal vez –según Hughes–, la mayor explicación para el crecimiento de los GSTs, ya que a través de la curva de carga (distribución de la carga en el tiempo) se hace fiable la estimación del retorno de la inversión en áreas intensivas en capital. Nos ocupamos de los dos últimos conceptos del esquema en el siguiente apartado.

La inercia dinámica de la forma espacial: reverse salient, rugosidad y momentum

El crecimiento lleva a los GSTs a producir reverse salient. Hughes utili-za esta noción para referirse a problemas críticos que impiden el desarrollo del sistema como un todo. Representan componentes atrasados en la evolu-ción no homogénea del conjunto y que obstaculizan la capacidad del GST para lograr sus objetivos. El retraso es originado por anomalías técnicas u organizacionales, que suelen aparecer como consecuencia de accidentes o

11 El término reverse salient fue traducido al español como “saliente reversa” en Hughes (2008), “saliente reverso” en Lander (1992), “reverso saliente” en Jiménez Becerra (2010), “saliente entrante” en Sfez (2005) y “cuña invertida” en Callon (1998). Para el vocablo momentum, con excepción de Lander (op.cit.), quien lo reemplaza por “momento”, los autores mencionados mantienen la expresión latina. En ambos casos, optamos por preservar las voces originales.

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efectos difíciles de contrarrestar a tiempo, que deben ser resueltas mediante la invención y la innovación. La consolidación del GST conduce a la ad-quisición de momentum. Esto significa que el GST posee una enorme masa de componentes técnicos y organizacionales, dirección y metas definidas y velocidad de crecimiento considerable. El momentum es la inercia dinámi-ca que le otorga al GST la apariencia de un sistema cerrado a la influencia del entorno y evolucionando según su propia dinámica interna. El momen-tum “tiende a ejercer un determinismo suave sobre otros sistemas, grupos e individuos en la sociedad” (Hughes, 2008: 107). Es el punto de inflexión a partir del cual el movimiento se vuelve irreversible (Gras, 1991: 81) y provoca la ilusión de una tecnología autónoma (Joerges, 1988). Entre los factores que añaden momentum, Hughes reconoce: empresas, fabricantes, centros de investigación, sociedades científicas, conocimientos, bancos, intereses, costos y durabilidad de los artefactos capital-intensivos. Joerges (1988: 14) opina que el momentum distinguiría a los GSTs de otros tipos de sistemas técnicos.

Estas nociones de Hughes poseen un alto valor heurístico para la com-prensión de la historia de los GSTs. Pero, más allá de la estricta circuns-cripción al abordaje de los sistemas técnicos, hay puntos de especial interés para la teoría geográfica. Milton Santos interiorizó en su discurso la noción de reverse salient para argumentar sobre la desigual difusión de las técni-cas en la producción del espacio y la formación de situaciones en un lugar dado a partir de la combinación de técnicas de diferentes edades (Santos, 2000: 38). Santos encuentra afinidad entre esta noción de reverse salient y la suya propia de “rugosidad” (ibíd.), que designa “lo que permanece del pasado como forma, espacio construido, paisaje, lo que resta del proceso de supresión, acumulación, superposición, a través del cual las cosas se sustituyen y acumulan en todos los lugares” (Santos, 2000: 118). No hay en esta asociación una equivalencia plena, ya que la reverse salient pone el foco sobre problemas que atañen al crecimiento del GST de acuerdo con valores intrínsecos de la técnica, mientras que en el análisis del espacio geográfico los valores y los significados de los objetos y las acciones sólo se restituyen a través de sus relaciones de conjunto, para cada lugar y cada momento. Como las rugosidades remiten a las formas heredadas y durables del espacio construido, cristalizaciones de divisiones del trabajo pasadas que condicionan las divisiones por venir y dirigen la práctica humana, San-tos considera que operan como “una parte de ese espacio-factor” que ejerce una “inercia dinámica” sobre la totalidad social (ibíd.). La inercia dinámica del espacio (o “inercia espacial”) explica la “reproducción del patrón espa-cial” y “de las principales líneas de fuerza” (Santos, 1990: 147).

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Ahora bien, frente a la utilización de la noción de reverse salient, hay una llamativa ausencia del concepto de momentum, que, de acuerdo con los lineamientos teóricos que sustentan el momento activo del espacio socialmen-te producido, sugeriría una pertinencia incluso mayor que aquélla. Más aún, notándose que, al igual que hace Santos respecto de las rugosidades, Hughes define al momentum por medio de la inercia dinámica, propiedad que no asig-na a la reverse salient. Por las razones enunciadas, el momentum puede reco-nocerse como una de las más poderosas fuerzas de propagación de las formas espaciales en el tiempo y de difusión del tiempo social a través del espacio construido. Puesto en otros términos igualmente miltonianos, el momentum es una importante condición contribuyente en la explicación de la perpetuación de las formas concretas de artificialización del medio geográfico, del hecho de que el territorio sea usado según formas predeterminadas por los GSTs12.

Fases de difusión espacial del GST de Hughes

Las fases evolutivas identificadas por Hughes tienen correlato espacial. Según Monstadt y Naumann (2005), pueden homologarse, entonces, como fases de difusión espacial del GST. Nos guiaremos por la interpretación de estos autores para caracterizar las formas resultantes de inscripción terri-torial de los GSTs, y su relación con el medio geográfico que los acoge y que ayudan a conformar en un medio técnico-científico-informacional a lo largo de su evolución histórica.

Durante las fases de invención, desarrollo e innovación, la difusión del sistema técnico queda limitada a ciertos centros urbanos y subespa-cios urbanos con condiciones favorables de demanda; por ejemplo, las zo-nas industriales. Se instalan como sistemas descentralizados, insulares, de carácter local, confinado a un grupo social con capacidad de acceso. La transferencia significa que el sistema técnico comienza a usarse en otras regiones urbanas, lo que sucede a través de la adaptación al medio geográ-fico receptor, que resulta en la formación de un estilo tecnológico regional. La transferencia posibilita la reducción de costos y la maximización de efectos útiles por medio de la interconexión de las redes técnicas menores con las mayores y el surgimiento de economías de escala. Las fases de competencia y crecimiento están vinculadas al incremento de rentabilidad de las nuevas técnicas y la expansión del mercado. La acción empresaria

12 Escribió Santos: “Es el uso del territorio, y no el territorio en sí mismo, el objeto del análisis social.” (Santos, 1996: 123). Así, acuña la expresión “territorio usado” como sinónimo de espacio humano, espacio habitado (p.124).

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privada es la protagonista de una feroz lucha económica por la conquista de la provisión de usuarios lucrativos y áreas rentables. La competencia se realiza, por un lado, entre los actores del nuevo sistema técnico y, por el otro, entre éstos y los constructores de sistemas técnicos tradicionales. Pero incluso con la rápida difusión que estimula la competencia, amplias zonas (rurales, periféricas) se mantienen desconectadas del suministro.

Hasta aquí, el planteamiento espacial de Monstadt y Naumann sigue fielmente el esquema de Hughes. La última fase del esquema, la consolida-ción, es emparentada y tratada simultáneamente con la “universalización”, lo que deja traslucir aspectos de las especificidades geohistóricas de los GSTs de los países industriales. La universalización del sistema técnico, el nivel de expansión que posibilita la conexión y el acceso de todos los estra-tos sociales al suministro, se deriva de la acción política de reconocimiento del interés general que conlleva y de la institucionalización del servicio público. Dado que existen elevados costos a solventar y derechos que ins-taurar, la universalización sólo se consigue con la intervención estatal. Por consiguiente, un GST consolidado cubre la mayoría, sino la totalidad, del territorio de un país. Y tomados en conjunto, los GSTs crean “la geografía artificial de la Nación-red” (van der Vleuten, 2004).

El análisis de la difusión espacial de los GSTs concluye con la conside-ración de las tendencias actuales. Éstas remiten a las transformaciones que se promueven en la totalidad de los servicios de infraestructura a nivel glo-bal desde la década de 1980. Las reformas de liberalización y privatización en los mercados de estos servicios esenciales impulsan la reintroducción de la competencia. Las grandes redes técnicas se expanden y atraviesan las fronteras nacionales como parte de un proceso de internacionalización de las empresas y de las regulaciones de los servicios de infraestructura.

El macrosistema técnico y la construcción del espacio-tiempo

“Macrosistema técnico” es el término específico de la conceptualización del GST que Milton Santos incorpora en su caracterización del sistema téc-nico actual y que, como dijimos, amerita una revisión a la luz del sentido que le confiere Alain Gras. Este autor acuña la noción de “macrosistema técnico” (“macro-système technique”) (MST) con el propósito de explici-tar un determinado sentido histórico de las redes técnicas, cuya ubicuidad y funcionamiento revela unas formas novedosas de ejercicio del poder que los han convertido en “verdaderos instrumentos de conquista social” (Gras,

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1993a: 2). Los MSTs forman parte de la infraestructura “invisible y sub-terránea” de la vida cotidiana, profundamente arraigados en las prácticas humanas contemporáneas (Gras, 1997: 3). La fuerte dependencia que la so-ciedad tienen de ellos produce consecuencias muy significativas: normali-zación del equipamiento, automatización, homogeneización del comporta-miento, formalización de relaciones con las máquinas y entre los hombres y desconocimiento generalizado de su funcionamiento y su inscripción te-rritorial (Gras, 1993a: 2). Pero, así como traen comodidad e innumerables beneficios, la dependencia de los MSTs, que vuelve cautivos de éstos a los ciudadanos, cuestiona la legitimidad de los valores de soberanía y libertad individual que rigen en un Estado democrático (Gras, 1997: 5). El MST es un ensamble de objetos y acciones eminentemente político.

En relación a sus aspectos formales, la composición y la estructura del MST son semejantes a las del GST de Hughes, dado que combina: i) un objeto industrial, en el sentido más amplio (como la central nuclear); ii) una organización de la distribución de flujos (para tomar el mismo ejemplo: la red eléctrica); y iii) una empresa de gestión comercial para vincular la oferta con la demanda (Gras, 1997: 4). La trama espacial del MST está hecha de: líneas que forman un espacio discontinuo y se intersectan en los nodos de las mallas, flujos (desplazamiento de objetos reales o virtuales) que recorren esas líneas y enlazan centros de emisión y de recepción y también centros de almacenamiento situados en las propias líneas, el espacio de otros sistemas que se superponen y conectan en particulares puntos o lugares que juegan el rol de “intercambiadores” y suelen llamarse “interfaces” (Gras, 1993b: 136). Desde el punto de vista del papel que cumplen en la sociedad, los MSTs son estructuras que: a) transportan personas, señales o energía en todos los pun-tos de su espacio; b) forman parte de un juego político a la vez externo (crean un nicho social que induce nuevos comportamientos) e interno (incentivan la competencia entre grupos en el marco de la gestión del servicio) y c) unen una red informacional con la red articulada en torno a un objeto técnico que constituye su razón de ser (1997: 33).

Para diferenciar al MST de otros tipos de redes, Alain Gras pone el acento en “la novedad radical” introducida por un “modo de gestión de los flujos (…) donde el control es a la vez indirecto y centralizado, es decir, des-locali-zado desde el punto de vista de la unidad del flujo” (1993b: 16). En la noción del MST se omiten las modalidades alternativas de control y coordinación a cuya pluralidad se abren otros enfoques teóricos del GST. Las tecnologías avanzadas de comunicación son decisivas en la configuración del MST, por-que la deslocalización sólo puede operar a través de la “instantaneidad o la rapidez extrema en el contacto de las partes” (Gras, 1993b: 138). El progreso

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de las tecnologías informáticas y de comunicación van perfeccionando al MST, acercándolo al “ideal de un sistema que está siempre presente a sí mis-mo en cada punto de la red y en cada momento” (ibíd.).

A través de la red, el cuerpo de estas gigantescas estructuras, el MST ins-tituye un territorio que le es propio y crea un espacio-tiempo específico (Gras, 1997: 4). La construcción de un particular espacio-tiempo va de la mano de la inmediatez en la circulación de la información como el imperativo sistémico para un control centralizado e indirecto. Ese espacio-red definido por el MST es simultáneamente real y virtual. Gras recurre al ejemplo de la aeronáutica para explicar esta doble dimensionalidad, donde las formas y las distancias reales entre puntos del espacio geográfico se conjugan con los espacios vir-tuales que deben controlarse instrumentalmente para un funcionamiento co-rrecto del sistema (Gras, 1993b: 183-185). De este modo, Gras asegura que en el espacio del MST, debido al efecto de la extrema racionalización del control, “el mapa es el territorio” (p.185). Lo que se impone en el MST es la representación de un mundo en el que la red obliga a pensar lo que está conectado como “moderno” y lo desconectado como “anticuado”, al punto de afirmar como “vacío” al espacio intersticial que subsiste en las mallas y que “desaparece como realidad histórica” (Gras, 2001: 7). Esta situación no es privativa de la aeronáutica, sino que, en menor o mayor medida, se replica en toda la variedad de los MSTs. Por medio de las formas de acción que el MST impone al conjunto de la sociedad, se demuestra que el nacimiento de la idea de red, por lo tanto, fue más importante que la existencia de la red misma (Gras, 1997). Las necesidades del control cada más efectivo, hacen aparecer nuevas cualidades del MST: “transparencia” para visualizar lo que hay en la red; “vigilancia generalizada”, como norma regulatoria que acostumbra a los individuos a vivir como “ciudadanos del MST”, “estandarización” y “norma-lización”, como contrapartida político-tecnológica de la creación del espacio artificial del poder y “seguridad”, como un principio de precaución que sirve incluso para justificar la violación de la privacidad (Gras, 2001: 8-9).

Conclusión

La epistemología de Milton Santos reconoce la centralidad de la técnica en el abordaje del espacio geográfico como una de sus categorías internas de análisis. En esta opción teórica, el sistema técnico es él mismo espacio, un híbrido de objetos y acciones integrados para cumplir funciones y obje-tivos imbuidos por el movimiento solidario y contradictorio de la totalidad social. No hay necesidad, por ello, de buscar un algo de naturaleza geográ-

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fica diferenciada en el mismo sistema técnico. Así, pueden licuarse las exi-gencias de Bernward Joerges de “reterritorializar” la investigación de los GSTs, puesto que en las narrativas de esta esfera temática el espacio es uno de los tópicos que representa “lo no contado” (Joerges, 1999: 19-22). Una vez postulado el GST como pieza constitutiva del medio geográfico, ya sea que su realidad espacial individual esté confinada en una red o en otras arquitecturas, son las posturas conceptuales particulares las que delinean las propiedades y relaciones sociotécnicas que posibilitan el acceso a su conocimiento y que deben articularse en la teoría del espacio propuesta.

Para realizar la integración de elementos provenientes de distintas pos-turas, el análisis emprendido procuró minimizar la carga de significado atri-buido a la variable “espacio” tal como es interpretado, elaborado y enun-ciado por autores del GST, para, en cambio, releer, identificar e incorporar los aportes que hemos considerado pertinentes siguiendo los lineamientos generales del basamento teórico de Milton Santos. Desde el inicio, hay una evidente familiaridad entre el abordaje geográfico mediante objetos y acciones y la idea de unidad sociotécnica adoptada en todas las posturas del GST. Pero en las trayectorias que describe cada conceptualización se reco-nocen inclinaciones hacia el tratamiento de distintos fenómenos, procesos y problemas espaciales: producción y diversificación del entorno físico, del riesgo y la dependencia, a partir del crecimiento y funcionamiento de los GSTs (Hughes, Joerges, Gras); fases de difusión espacial del GST (Mons-tadt y Naumann); construcción del espacio-tiempo específico del MST y de su significación político-ideológica en la vida moderna (Gras). Debemos resaltar, aquí, la colaboración que el concepto de momentum de Hughes puede prestar a la teoría del espacio de Santos. La confluencia de estos elementos enriquece el marco conceptual y traza rumbos de investigación empírica fructíferos tanto para las geografías sectoriales (del transporte, de la energía, de los servicios, etc.), donde, por razones obvias, el GST es una unidad de análisis privilegiada, como para su interpelación en otras divisio-nes y regiones discursivas de la ciencia geográfica toda.

En cuanto a la caracterización de las tendencias del sistema técnico ac-tual, que motivaron el interés de Milton Santos por el macrosistema técnico, debemos agregar algunos comentarios. Los GSTs son formas dominantes de organización sociotécnica de la época contemporánea y las fuerzas sin-tetizadas en el momentum anunciarían que seguirán siéndolo por un largo tiempo. Sin embargo, en el mundo de hoy la modalidad del GST coexiste con formas alternativas de organización de los suministros y servicios bá-sicos. Gras (2005) se pregunta por la desconexión de los MSTs y las ten-tativas de construcción de “sistemas técnicos a escala humana” y Hughes

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detecta una transición de los GSTs hacia “sistemas técnicos posmodernos”, caracterizados por escalas menores, participación pública y apertura en la toma de decisiones (en Zachary, op.cit., p.107). Es necesario saber si estas tendencias no macrosistémicas que francamente ganan terreno en la estruc-turación de la vida colectiva se erigen como verdaderas opciones para una acción política contrahegemónica y emancipatoria o si, por el contrario, asistimos a una renovación de los lazos de dependencia, de los mecanismos de alienación y de las formas del riesgo, entre otras cuestiones.

Todo lo dicho abre un camino fecundo para la Geografía latinoameri-cana. Al margen de las aproximaciones teóricas fundacionales de Milton Santos, en este campo disciplinar situado todavía existen muy escasos vín-culos con la conceptualización del GST, pese a la indudable relevancia de los tópicos que surcan todo su espectro temático y que, desde luego, han sido y son enfocados desde otras perspectivas teóricas afines. Creemos de especial interés promover la configuración de una visión latinoamerica-na del GST, orientando las preguntas hacia la especificidad geohistórica y cultural de la región: dar cuenta de las particularidades de las situaciones, procesos y patrones de estructuración, funcionamiento y desarrollo de los grandes sistemas técnicos a partir de considerar el conjunto de condiciones, vicisitudes y limitaciones de la dependencia y del subdesarrollo derivados de la inserción periférica de los países latinoamericanos en el “sistema-mundo moderno” (Wallerstein, 2005).

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4Artículo

Procesos de ocupación y construcción del espacio rural pampeano: el caso del partido de Patagones

Julia Inés Gabella1 * y Alicia María Campo2 **

@ [ [email protected] ] | [ [email protected] ]

* Departamento de Geografía y Turismo** Universidad Nacional del Sur (UNS) y CONICET

Fecha de recepción:07/03/16Fecha de aprobación: 01/08/2016

Cita sugerida: Gabella, J. y Campo, A. (2016) Procesos de ocupación y construcción del espacio rural pampeano: el partido de Patagones. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2005

ResumenEl objetivo principal de este trabajo consiste enidentificar y describir cinco momentos histórico-territoriales que determinaron la organización espa-cial de lasáreas rurales del sur pampeano argentino y el partido de Pata-gones en particular.Para ello se utilizó como estrategia de investigación el estudio de caso y cortes temporales identificando diversos procesos de ocupación del espacio que tuvieron su correlación con los modelos expli-cativos del mundo rural, los momentos histórico-territoriales de la Pampa y con los sistemas territoriales a nivel nacional. Así, se enmarcaron en un proceso espacio-tiempo, los acontecimientos que construyeron el espacio rural del área de estudio, localizado en el sur de la provincia de Buenos Aires.

Palabras clave: Procesos de ocupación; Espacio rural pampeano; Partido de Patagones.

1 Dra. en Geografía, Departamento de Geografía y Turismo, Universidad Nacional del Sur (UNS). Becaria postdoctoral CONICET. Profesora asistente de la Universidad Provincial del Sudoeste (UPSO).

2 Dra. en Geografía. Investigadora Independiente CONICET. Profesora Titular de la Universi-dad Nacional del Sur (UNS), Departamento de Geografía y Turismo.

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Occupation and construction processes of the pampas rural area: the case of the Patagones district

AbstractThe principal aim of this work is to identify and to describe five histori-cal - territorial moments that determined the spatial organization of the rural areas of the southern pampas in Argentina, and especially the district of Patagones. To this end, the research strategy used was the case study and temporary cuts, to identify different processes of occupation of the space, in correlation with the explanatory models of the rural world, the historical-territorial moments of the pampas and the territorial national systems. In this way, the events that constructed the rural space of the area under study, located in the south of the province of Buenos Aires, were framed in a space-time process.

Keywords: Occupation processes; pampas rural area; Patagones district.

Processos de ocupação e construção do espaço rural pampeano: Território de Patagones

ResumoO objetivo principal deste trabalho consiste em identificar e descrever cinco momentos históricos territoriais que determinaram a organização espacial das áreas rurais do sul pampeano argentino e, particularmente, o território de Patagones. Por esse motivo é que se utilizou como estratégia de investigação o estudo de caso e cortes temporais identificando diversos processos de ocupação do espaço que tiveram correlato com os mode-los explicativos do mundo rural, os momentos históricos territoriais de La Pampa e com os sistemas territoriais em nível nacional.Finalmente, este estudo enquadrara em um processo espaço-tempo os acontecimentos que constituíram o espaço rural da área de estudo, locali-zado no sul da província de Buenos Aires.

Palavras chave: Processos de ocupação; Espaço rural pampeano; Território de Patagones.

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Introducción

Las áreas rurales pertenecientes al partido de Patagones se localizan en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires. Considerado como un

espacio de transición entre la visión de un área rural de producción pam-peana y condiciones geográficas patagónicas, presenta un clima semiárido a árido con gran variabilidad climática manifestada, sobre todo por los re-gímenes de precipitación. Representa también un espacio de articulación socio histórico y económico entre las regiones pampeana y patagónica. Es considerada pampeana por su inserción en las redes regionales bonae-renses. En numerosos aspectos concretos, como en lo administrativo, se integra a políticas y programas específicos de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, también es patagónica por su proyección hacia el sur y resul-tado de su proximidad física, histórica y social (Figura Nº 1).

Figura Nº 1. Localización del área de estudio

Fuente: elaborado por Julia Gabella, 2014.

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El partido se encuentra inserto dentro de la Diagonal Árida Templada Argentina3. Posee una alternancia de ciclos húmedos y secos, recurrentes y variables y a su vez diferenciaciones a lo largo y ancho del partido, manifes-tándose en los regímenes de precipitación, en la temperatura y en el desarro-llo de los suelos, los cuales exhiben una gran susceptibilidad a los problemas erosivos (Gabella, 2015). Patagones representa una continuidad espacial del sistema rural pampeano pero en una zona naturalmente diferenciada a partir de la dominancia florística (Petagnade del Río et al., 1998). La vegetación nativa considerada fundamental para el mantenimiento del bioma y hábitat de numerosas especies, es una formación boscosa con individuos vegetales desarrollados que se adaptan a las condiciones ambientales de aridez y cum-plen funciones y servicios ecosistémicos (Gabella y Iuorno, 2013).

Patagones está unido de norte a sur por la Ruta Nacional Nº 3, única vía de acceso pavimentada a Carmen de Patagones. El resto de las localidades se encuentran alejadas de la ruta, entre 3 y 9 km. Los caminos de jurisdic-ción provincial son de tierra, uno de ellos recorre el partido en dirección norte-sur paralelo a las vías del ferrocarril. Otro conjunto de caminos de tierra comunican el oeste del partido (Figura Nº 2).

La ocupación, construcción y apropiación del espacio rural en el parti-do de Patagones fue el resultado de un proceso que también se manifestó en la región pampeana, pero a diferencia de esta amplia región, dominada por pastizales naturales y un clima benigno para la producción agrícola, el área de estudio posee características propias que han limitado por periodos, la evolución y desarrollo del partido. También es el resultado de sucesivos modelos de ocupación y desarrollo fuertemente dependiente de la econo-mía internacional y del proceso de globalización, presente a través de sus tendencias políticas, económicas, sociales, culturales y tecnológicas. Es por ello que el objetivo principal de este trabajo consiste en identificar y describir cinco momentos histórico-territoriales que determinaron la or-ganización espacial de las áreas rurales del sur pampeano argentino y el partido de Patagones en particular.

3 La Diagonal Árida en la Argentina abarca una gran extensión latitudinal y por ende, diversos tipos de climas. Para delimitar su ubicación, se le añadió el término “Templada”, por encon-trarse el área de estudio, dentro de la zona planetaria de climas templados. La misma es una extensa y a su vez estrecha franja, de ambientes áridos sucesivos, con escasas precipitaciones, que interrumpen la continuidad de las zonas húmedas. Atraviesa sesgadamente el continente, desde el norte de Perú, hasta las costas patagónicas, con una orientación en sentido noroeste-sureste. Puede considerarse como una gran unidad fisiográfica, un espacio con caracteres pro-pios, derivados de su común aridez, aunque también representa un límite climático lineal y real, en el cual las áreas al norte y noreste quedan bajo el dominio de climas más húmedos, mientras que hacia el sur y suroeste, lo hacen climas más áridos (Bruniard, 1982).

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Figura Nº 2.Localidades, población y vías de comunicación

Fuente: elaborado por Julia Gabella, 2014

Metodología

La estrategia de investigación utilizada en esta investigación fue el estudio de caso y los cortes temporales. El área de estudio seleccionada es el partido de Patagones, localizado en el sur de la provincia de Bue-nos Aires. El análisis se focalizó exclusivamente en las áreas rurales de secano, las cuales comprenden una extensión de 13.597 km2 (1.402.639 ha). Los cortes temporales4 fueron diseñados bajo un enfoque espacio-temporal, donde se incorporó la noción de espacio-tiempo como catego-

4 El corte temporal y el tema vertical son dos métodos tradicionales de la Geografía Histórica. Combinados resultan en la denominada metodología Sandwich de Dagwood. El primero con-siste en un período seleccionado a causa de su importancia o de la abundancia de información. El segundo es un tópico elegido ya sea por su mayor influencia en los cambios acaecidos en un espacio o por su valor para el estudio en cuestión (Newcomb, 1984).

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ría de análisis geográfico. Se seleccionaron cinco momentos histórico-territoriales desde el año 1779 hasta el 2014. Los mismos evidencian la dinámica y la evolución del área, inmersa dentro de un contexto regional, nacional e internacional.

Procesos y escalas témporo-espaciales identificadas

Es impensable tratar el tema territorial sin confrontar la articulación de escalas temporales y espaciales, como articulación de totalidades entre lo global, lo nacional y lo local (Bustos Cara, 2002: 114).

Sobre la base de investigaciones realizadas por Sili (2000; 2005 y 2010) y Bustos Cara (2002) se analizaron los momentos cruciales que determinaron la organización territorial rural del área de estudio. Cada uno de los procesos de ocupación en el partido de Patagones tiene su correlación con los momentos histórico-territoriales de la pampa rural y con los sistemas territoriales a nivel nacional. A su vez, se relacionaron con los modelos explicativos del mundo rural. En la figura Nº 3 se re-presenta mediante un esquema gráfico, los diferentes períodos históricos analizados.

Hasta mediados del siglo XX, las áreas rurales se encontraban bajo un enfoque que se denominó dicotómico. También se lo definió como un enfoque de oposición rural-urbano, considerándose a la ciudad y el campo como ámbitos totalmente opuestos (Sili, 2010). Esta oposición se sustenta por dos razones: (i) por un lado las características geográfi-cas, que definen a la ciudad como un espacio de población concentrada, orientado a la producción manufacturera y el comercio y, por otro lado, las áreas rurales con un hábitat disperso orientadas a la producción de bienes primarios, (ii) las relaciones del hombre con el tiempo, la natura-leza y el sentido de la vida. El mundo rural se caracterizaba en el modelo dicotómico por las tradiciones mientras que las ciudades eran sinónimo de modernidad. La división generada entre ambos espacios a través de este modelo plantea…

La dialéctica entre el universo natural y el artificial, entre un mundo de sociabilidad y de relaciones interpersonales y la abstracción de las grandes organizaciones, entre el mundo de la agricultura y la ganadería y el mundo del trabajo industrial, entre los tiempos lentos de la naturaleza y los tiem-pos lineales de la industria y el comercio (Sili, 2010: 24).

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Figura Nº 3. Procesos y escalas témporo-espaciales.

Fuente: elaborado por Julia Gabella, 2014.

Otro modelo explicativo referido a la organización y dinámica de las áreas rurales se denominó teoría del continuum. Este enfoque comienza a manifestarse, como alternativa conceptual al modelo dicotómico, en el pe-ríodo de la segunda postguerra. Comparte la visión dual campo-ciudad pero agrega una perspectiva en la cual la ciudad debe integrar al campo a través de los conceptos de progreso y desarrollo. Para esta teoría, entre ambos espacios existe una amplia gama de áreas de transición. La integración del campo a la modernidad se produce a través de las nuevas formas de producción, consu-mo y conocimientos que son brindados por los espacios urbanos, a través de la cultura, los productos y las prácticas urbanas. Esta noción de progreso es la que produce grandes transformaciones en las sociedades rurales. Ambos enfoques han conducido a la generación de estudios e investigaciones los cuales sustentaron ideas y elaboración de políticas públicas para el sector rural, netamente sectoriales, específicamente las agropecuarias.

A partir de la década de los setenta en el siglo XX, se identifica una for-ma de organización del mundo rural, la cual Sili (2010) denomina como el modelo de fragmentación rural. Los procesos manifestados dentro de este nuevo contexto histórico, se encuentran determinados por una transforma-ción tecnológica en las comunicaciones y un aumento de la movilidad es-pacial, lo que produce profundas modificaciones en las lógicas espaciales de los actores rurales. Así los sujetos sociales pueden movilizarse y orga-nizarse local y endógenamente o hacerlo de manera exógena y abierta. Las

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áreas rurales presentan ahora, un nuevo modelo de organización fragmen-taria, producto de una creciente diferenciación social, de la deslocalización de las relaciones sociales y económicas, de una nueva relación campo-ciudad y de la imposición del agronegocio sobre las lógicas agropecuarias familiares. El campo de esta manera, constituye un mosaico de fragmentos territoriales.

Los dos primeros períodos analizados en este trabajo (1779-1880; 1880-1930) podrían situarse bajo el modelo explicativo del mundo rural que hasta mediados del siglo XX se denominó enfoque dicotómico o de oposición rural-urbano (Sili, 2010). El período (1930-1970) se enmarca dentro de otro modelo explicativo de organización y dinámica de las áreas rurales, que se denomina teoría del continuum y las últimas dos etapas his-tóricas analizadas (1970-1990; 1990-2014) se consideran bajo el modelo que Sili (2010) denomina de fragmentación rural.

Primer período: colonización y ocupación del espacio pampeano-patagónico (1779-1880)

Bustos Cara (2002) denomina a este periodo como “Sistema Territorial Colonial”. Para los primeros años de este momento de la historia, el actual territorio argentino se encontraba bajo el dominio del Virreinato del Río de la Plata. En 1779 Francisco de Viedma y Narváez fundó el Fuerte y población Nuestra Señora del Carmen. Reconocido como el pueblo más antiguo de la Patagonia, su fundación respondió a la política borbónica de controlar el vasto y despoblado espacio colonial que se extendía hacia el sur de la gobernación de Buenos Aires y de esa manera, defenderlo de la amenaza extranjera.

El partido de Patagones desde la primera constitución de la provincia de Buenos Aires, hasta la creación de la Gobernación de la Patagonia (1820-1878), tuvo bajo su jurisdicción, el dominio del territorio que comprende desde el río Colorado hasta el cabo de Hornos y desde los Andes al mar. Fue considerado el primer Municipio Patagónico en 1854 y uno de los pri-meros desde la sanción de la Constitución Nacional de 1853.

Los colonos que se asentaron en esta área respondieron al plan conocido como “Proyecto Patagonia”, un plan de inmigración dirigido por medio de la contratación de familias labradoras, para poblar puntos estratégicos en las latitudes sur del virreinato. Provenían de Galicia, Asturias y fundamen-talmente Castilla y León, en España. Dentro de los distintos contingentes arribaron grupos de hombres y mujeres de características socio-culturales

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muy particulares, oriundas de una pequeña región al noroeste de León, España, conocida como la Maragatería. Tan significativa fue la influencia de este grupo, que trascendió la memoria e identidad de Carmen de Pata-gones, haciendo que cada nacido en la ciudad hoy se auto reconozca con el gentilicio de “maragato”.

El modelo de ocupación del territorio del partido fue de enclave fronte-rizo. Primero como puesto de avanzada en la frontera con el indio y luego como articulador regional, desarrollándose en la ciudad cabecera, la base del comercio y los servicios. La ocupación de la tierra se logró a través del pago o algún tipo de compensación a los habitantes originarios. Esta relación inicial con los indígenas basada fuertemente en la entrega de ob-sequios y compensaciones, signó durante mucho tiempo la historia del po-blado y fue el pilar de su supervivencia.

Se cultivaba trigo, con preferencia a otras especies de granos. Luego de infructuosas cosechas entorpecidas por las continuas crecidas del río Negro, la agricultura pudo desarrollarse y llegó a exportarse a Buenos Ai-res. También se explotaba la sal de las salinas vecinas. La cría de ganado fue otra de las fuentes de enriquecimiento de la zona. Se adquirieron en un principio caballos, vacas y ovejas mediante el trueque con los indígenas y algunos animales entraron a la región por barco, enviados desde el río de La Plata. El auge de los saladeros rioplatenses y del sur de Brasil permitió hacia 1820 que Patagones se convirtiera en una importante proveedora de sal. Esta vinculación abrió además mercados regulares para el trigo, cue-ros, carne salada y los productos provenientes de la economía indígena (Casanueva, 2009; Municipalidad de Patagones, 2014; Ratto, 2008).

Segundo período: construcción y ocupación efectiva del espacio rural (1880-1930)

Después de la Conquista del Desierto (1878-1885) se consolida definiti-vamente la estructura socio-territorial pampeana y surgen grandes cantida-des de establecimientos ganaderos (Gallo et al., 1984). Albadalejo (2006) afirma que la colonización del mundo rural pampeano de fin del siglo XIX y principio del siglo XX no se realizó sobre un espacio vacío sino sobre un espacio vaciado.

El sistema territorial moderno liberal (Bustos Cara, 2002) de la Argen-tina para este período se caracterizó por una concentración absoluta de po-blación, recursos e inversiones en la región pampeana. Se consolidó la or-ganización nacional, estableciéndose la base material, política e ideológica

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necesaria para la formación de un espacio económico integrado, en función de un proyecto de inserción internacional: el modelo agro-exportador.

El rol de la Argentina era la producción agropecuaria para el mercado internacional. Las características sobresalientes de este tipo de economía fueron la dependencia económica del mercado externo; el latifundio como unidad de producción agropecuaria; gran intervención del estado para ga-rantizar el orden político y jurídico; participación de capitales extranjeros en infraestructura y servicios y la inmigración extranjera, que proporcionó la fuerza de trabajo necesaria para llevar adelante este modelo (Alonso et al., 1997).

Se calcula que llegaron a la Argentina aproximadamente 3.500.000 inmigrantes, pero cuando “la ola de inmigrantes inunda la Argentina se encuentra con que esta Pampa vacía ya tiene dueños…” (Gaignard, 1989: 223). Esta organización social y productiva fue sostenida y estructurada por el ferrocarril, cuya función principal era transportar las mercaderías desde las ciudades hacia el campo y los cereales y carnes desde el campo hacia el puerto. El avance y tendido de vías del ferrocarril hacia el sur de la región, generó un mayor crecimiento para el área. En las figuras N º 4 y 5 se observan algunas imágenes representativas de la época.

Figura Nº 4. Inauguración de las estaciones del ferrocarril de Fortín Mercedes, Stroeder y Patagones.

Fuente: http://www.patagones.gov.ar.

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Figura Nº 5. Imagen ilustrativa de la época.

Fuente: http://caminosdehierroenbahiablanca.blogspot.com.ar.

En 1886, la provincia de Buenos Aires fijó los límites definitivos del par-tido de Patagones: al norte con el río Colorado, al este con el Océano Atlán-tico, al sur con el río Negro y al oeste con el meridiano V. El sojuzgamiento de las tribus aborígenes permitió la ocupación de las tierras del norte del partido y la consolidación de estancias aledañas a la Bahía San Blas. Entre 1900 y 1915 se asientan los primeros colonos europeos (italianos, españoles, franceses y en su mayoría alemanes del Volga5) y se inauguran las primeras

5 Los alemanes del Volga eran alemanes étnicos que vivían en las cercanías del río Volga en la región europea meridional de Rusia y que a fines del siglo XIX fueron expulsados. Conserva-ron el idioma alemán, la cultura, sus tradiciones y religión. Muchos de ellos emigraron a la Ar-gentina a finales del siglo XIX y principios del siglo XX fundando diversas colonias agrícolas, especialmente en la provincia de Entre Ríos y en la provincia de Buenos Aires. Vulgarmente se los denomina Rusos-alemanes. De acuerdo al Centro Argentino Cultural Wolgadeutsche la

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estaciones de ferrocarril, con la consecuente creación de pueblos y parajes como: Cardenal Cagliero, José B. Casás, Stroeder, Villalonga y Pradere.

Con el paso del tiempo las tierras dejan de ser fiscales y comienzan a ser compradas por terratenientes, quienes luego las subdividen, lotean, arriendan o venden a otros colonos del área. Uno de estos hombres fue Juan Francisco Pradere, quien junto a su señora María Juana Etcheto, emi-graron entre 1830 y 1840 de Sare, Bajos Pirineos, lo que se denominó la emigración temprana del País Vasco. Entre los años 1850 y 1930 la familia llegó a tener más de 180.000 ha en la provincia de Buenos Aires, además de 182 ha donadas al Ferrocarril Sud, para la construcción de una estación. El 20 de noviembre de 1874, el presidente del Senado Don Álvaro Barros, vende a Don Francisco Pradere, un campo en el partido de Patagones de 16.149 ha (Municipalidad de Patagones, 2014). Gaignard (1989) describe la ocupación del suelo en la Pampa seca y afirma que la empresa alemana Stroeder fue la más dinámica de las sociedades de colonización de toda la región y, en general, de las tierras nuevas. En 1906 la empresa posee 68 colonias que cubren 780.000 ha y en la provincia de Buenos Aires 314.000 ha ocupadas por 27 colonias (Figura Nº 6).

Figura Nº 6. Cartel publicitario de la Colonia Stroeder

Fuente: http://caminosdehierroenbahiablanca.blogspot.com.ar

población total de descendientes de alemanes del Volga en la Argentina está estimada en algo más de 2.000.000 de habitantes (http://www.aadav.org.ar/).

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La expansión de la población rural hacia zonas cada vez más alejadas se debió a la influencia de dos factores: el continuo aumento de población que iba en búsqueda de las mejores tierras ocupadas y por otro lado, los beneficios que prometían las tierras nuevas, porque eran más económicas (Zarrilli, 2010). Estas tierras de la “Pampa seca o tierras nuevas” presentan una estructura agraria muy diferente a la del resto de tierras de la región pampeana, de estructura pastoril. Se caracterizaron por la extensión de la gran propiedad, mantenida en amplios bloques, que luego se subdividían, en parte por sucesiones y en parte por la venta a colonos-ganaderos.

Hasta finales del siglo XIX, la actividad económica fundamental del su-roeste bonaerense fue la ganadería extensiva ovina. Antes de las crisis del treinta se mantuvo con la producción de ovinos desplazados de las áreas centrales pampeanas y se desarrolló la cría de vacunos. La sustitución de vacunos por cereales se manifestó en las explotaciones familiares y em-pezó a consolidarse la zona triguera sur de la región pampeana, lo cual también incluyó al área de estudio (Romero Wimer, 2012).

Tercer período: de la desestructuración territorial y crisis agraria a un modelo de organización nacional (1930-1970)

A partir de 1930 comienzan a manifestarse tensiones estructurales debi-do a la inadaptación de la estructura agroexportadora argentina a la nueva realidad económica. La crisis económica mundial se expresó en el quiebre del modelo de acumulación vigente.

En este periodo se produjeron importantes transformaciones en la es-tructura económica y social argentina. Para la agricultura y ganadería mar-ca el fin de una época y comienzo de otra. Termina lo que se había dado a llamar el período de crecimiento hacia afuera y empieza el de crecimiento hacia adentro. La burguesía agraria vinculada con el mercado externo tuvo que emprender una serie de ajustes en el sector primario exportador y en la organización de la economía en general. Se dificultó mantener el nivel de inversión necesario para superar las debilidades que se habían manifestado en el sector primario exportador.

El ritmo de incorporación de las tierras de la región pampeana a la pro-ducción agropecuaria fue cada vez menor debido a la falta de inversiones en caminos, diques y canales. También cayó la productividad porque dis-minuyeron las inversiones en mecanización y tecnología para mejorar los rendimientos de las producciones agropecuarias (Reboratti, 2006).

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Frente a este conjunto de factores externos e internos que originaban la disminución de la renta de los capitales agrarios, los sectores dirigentes políticos y económicos del país propusieron profundizar la intervención del estado en la economía. Esto se lograría mediante una serie de medidas que mantuvieran estable el valor de la moneda dentro del mercado interno y regulara la producción y los precios aduaneros a la demanda externa. Al mismo tiempo se impulsó un proceso de sustitución de importaciones de manufacturas importadas que originó la expansión de la industria ori-ginal y el surgimiento de una nueva clase obrera. El creciente desempleo en las áreas rurales y los requerimientos de mano de obra de las nuevas industrias instaladas en las grandes urbes motivaron un movimiento de migraciones internas que afectó la vida de los habitantes citadinos (Alon-so et al.,1997).

A partir de 1945 se desarrolló una etapa de estructuración (Bustos Cara, 2002) en el marco de un estado-nación dominante, regulador y benefactor. En lo económico se propuso un modelo basado en el desarrollo industrial orientado hacia el mercado interno, con gran intervención estatal y redistri-bución del ingreso a favor de los sectores asalariados. En lo social se llevó adelante una amplia política de reformas que establecieron importantes de-rechos sociales para los trabajadores y en el plano político se modificaron sustancialmente las relaciones entre el estado, las clases sociales y sus or-ganizaciones representativas.

La Segunda Guerra Mundial implicó para el agro un sensible retraso en mecanización. El alza del nivel de precios, principalmente en el sector in-dustrial, se tradujo en la descapitalización del sector agrario que, a cambio de lo que producía solo podía adquirir una cantidad de artículos mucho me-nor que en la época de preguerra. Al finalizar la guerra se produjo la intensa demanda mundial de productos agrícolas. La Argentina se encontraba en inmejorables condiciones para reponerse de los inconvenientes sufridos tras la contienda. Sin embargo, la política de cambios y precios iniciada en el cuarenta y seis, fue netamente desfavorable para las actividades agrope-cuarias (Alonso et al., 1997).

En el partido de Patagones, la ganadería era en su mayoría ovina y en menor grado bovina. Era necesario a su vez, una gran cantidad de equinos utilizados como tracción a sangre para el funcionamiento de las maquina-rias. Con el correr del tiempo el ganado pasó a ser mayoritariamente bovi-no y las explotaciones se fueron poco a poco abocando hacia la agricultura. En lo que respecta a la tenencia de la tierra, algunos arrendatarios alcan-zaron a comprar sus parcelas. Así, muchos agricultores pudieron instalarse definitivamente y generar un nuevo tipo de relación social y productiva en

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la cual predominaron las explotaciones de carácter familiar. Por otra parte, este nuevo tipo de productor familiar estableció nuevas relaciones sociales y productivas.

En las áreas rurales los pueblos constituían un pilar fundamental. Eran los que proveían de bienes y servicios al campo. Además de ser el centro económico, político y social de la población rural. La mayoría de los ha-bitantes de los pueblos eran trabajadores denominados “changarines” que se especializaban en el trabajo de cosecha. En ese entonces, las bolsas de cereales aún se cosían a mano, por lo que se convertía en un trabajo tedioso y lento. Estos mismos trabajadores eran los encargados de cargar en los vagones del ferrocarril todo el cereal que se transportaba hacia el puerto de Bahía Blanca. El ferrocarril continuó siendo el principal medio de transporte con el que contaba la población rural. Los vehículos particu-lares eran escasos y la mayoría de los caminos y accesos de tierra se en-contraban en pésimas condiciones de transitabilidad, lo que sumado a las grandes distancias convertía a los viajes en travesías largas y cansadoras (Gabella et al., 2010).

Las políticas de desarrollo de los años 50 y 60 del siglo XX produjeron una modernización no sólo en términos tecnológicos sino también socia-les. El estado impulsa políticas económicas y sociales que generaron un aumento en la productividad agropecuaria, importantes cambios sociales y culturales y una profunda transformación del territorio. La política cre-diticia permitió la capitalización de los agricultores en maquinarias, he-rramientas y en infraestructura. Este proceso de mecanización permitió el mejoramiento general de las prácticas agrícolas.

A fines de la década del cincuenta y principios de los sesenta fueron creadas un conjunto de instituciones destinadas a regular la actividad agro-pecuaria (cooperativas, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA); Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA); Secretaría de Ganadería, Pesca y Agricultura (SAGPYA)) que intentaron articular y relacionar a los agricultores y ganaderos con el mercado, con el estado y con el territorio. Esta articulación de las sociedades rurales pam-peanas con la sociedad global, es lo que Albadalejo (2006) denominó como “Mediación Moderna”.

En el área de estudio se produjo por un lado una concentración de tierras por parte de aquellos productores que lograron adaptarse a los cambios, por medio de la compra o alquiler de tierras a productores vecinos y por otro lado, subdivisiones en aquellos que se quedaron en el campo con sus hijos y después de unos años tuvieron que dividir las propiedades. Esta tenden-cia en la reducción de las explotaciones agropecuarias, se puede observar

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sobre todo en cercanías de los poblados, como es el ejemplo de los campos alrededor de Stroeder, Cardenal Cagliero y J. B. Casas. Esta situación trajo aparejada consecuencias negativas en el accionar de los productores que se tradujo luego en un uso intensivo del recurso suelo.

Cuarto período: liberalización económica y transformación tecnológica (1970-1990)

El modelo territorial en la etapa 1970-1990 se caracterizó por la in-tegración al mercado mundial a través del proceso de globalización. Re-presenta lo que Bustos Cara (2002) denominó como un período de crisis prologada o etapa de internacionalización desestructurante de la nación. Se produjo una disminución de la función reguladora del estado sobre las instituciones, siguiendo un modelo cuyos ejes se centraron en la apertura y desregulación de la economía y un creciente endeudamiento externo. Se manifestaron sucesivas crisis que repercutieron en la aplicación de polí-ticas contradictorias. Alternancia de gobiernos militares y democráticos, deuda externa, hiperinflación, dependencia externa, fueron algunas de las consecuencias de este periodo.

En el mundo rural, estas políticas provocaron una creciente diferencia-ción resultado de la intensificación de la lógica capitalista (Sili, 2000). La incorporación de tecnologías implicó una profunda transformación de la estructura de las explotaciones agropecuarias y de las relaciones econó-micas y sociales en el agro. La transformación tecnológica que ya había comenzado en la década del sesenta, se centró en el mejoramiento de se-millas, la mecanización total de las labores y el aumento de la potencia por hectárea, adopción de nuevos herbicidas y la incorporación de fertilizantes en algunos cultivos. En los años setenta se expandió y consolidó en la región pampeana, este proceso conocido como “modernización” de la pro-ducción agropecuaria, especialmente de la agricultura (Reboratti, 2006).

En Patagones se dieron profundas transformaciones en el seno de la producción familiar. Los productores debieron incorporar capital en ma-quinarias e insumos; esta incorporación impactó fuertemente en la nece-sidad de mano de obra y en la distribución de la tierra, iniciándose un proceso de concentración productiva y exclusión social en la región. El parque de maquinaria necesaria y acorde al modelo tecnológico vigente, estaba compuesto por tractor, arado, rastra rotativa, rastra de discos, ras-tra de dientes, sembradora de grano fino y grueso, equipo de herbicidas y cosechadoras. Sin embargo, no todos los productores poseían el equipo

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completo de maquinarias, existían también diferencias en cuanto a la anti-güedad y potencia.

La agriculturización, bajo las pautas tecnológicas de la modernidad, prescindía del trabajo permanente y cotidiano estacionalizándolo. Como consecuencia la población rural descendió abruptamente. Productores y asalariados no encontraban razones para vivir en el espacio rural y esto trajo aparejado, entre otros factores, el despoblamiento del campo.

Diez Tetamanti (2012) analizó estos procesos de configuración del espa-cio y dinámicas demográficas de las pequeñas localidades del interior bo-naerense, en las que se manifestó un proceso de despoblamiento intenso. El área de estudio no fue ajena a esta realidad y comenzó a manifestar una disminución significativa de su población. Los productores de aquellas ex-plotaciones que no pudieron asimilar los condicionamientos externos y no lograron incorporar estrategias para su permanencia, tuvieron que abandonar el campo en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida. Los que formaban parte de otro grupo con capacidad de gestión y manejos adecuados asumieron riesgos mayores y adoptaron un perfil más empresarial. Los pro-ductores ya no compartían las prácticas y lógicas de producción.

Quinto período: modernización, crisis rural y fragmentación espacial (1990-2014)

A partir de la década del noventa comenzó en la Argentina una etapa de estructuración neoliberal. Los cambios institucionales y jurídicos fueron la expresión de los nuevos modos de regulación que se impusieron pro-gresivamente. Ley de convertibilidad, privatizaciones, descentralización y eliminación de las instituciones reguladoras, fueron algunos de ellos. Se afianzó un sistema territorial de integración supranacional que se ex-presó en la concentración de la actividad económica e inversiones en las áreas más dinámicas, lo que generó regiones ganadoras y espacios per-dedores (Bustos Cara, 2002). Esta transformación estructural reorganizó los territorios y sociedades, sobre todo los espacios rurales y las pequeñas localidades urbanas, en donde la introducción de nuevas tecnologías para realizar una agricultura competitiva generó áreas geográficas y sectores socio-económicos capaces de competir satisfactoriamente en el mercado global, mientras que otras áreas marginales quedaron separadas, aisladas o fuera del sistema (Nardi, 2011).

En este periodo se intensifica el proceso de concentración de la explota-ción de la tierra, resultado de la modernización de la agricultura pampeana

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y a la vez, se abandonan y desaparecen un gran número de explotaciones agropecuarias. “El uso más intenso del capital y exigencias cada vez más rígidas en materia de administración de los campos condujo a una elimina-ción de las unidades menos rentables…” (Albadalejo, 2006: 42).

Se evidenció un descenso del ingreso real del productor agropecua-rio, situación que explica la desaparición de numerosas explotaciones durante esta etapa. El campo pampeano perdió el 29 % de sus explota-ciones entre 1988 y 2002. Las unidades de menos de 500 ha fueron las más afectadas (CNA, 1988; 2002). La desaparición de las explotaciones agropecuarias generó un descenso de la población, que trajo como con-secuencia la pérdida de servicios y equipamiento y el envejecimiento y desaprovechamiento de la capacidad productiva instalada en las áreas rurales.

El nuevo modelo de organización de los territorios rurales según Sili (2010) fue el modelo de organización rural fragmentario. El espacio rural se fragmentó de a poco por el cierre de estaciones de ferrocarril, el aisla-miento ocasionado por el trazado de rutas pavimentadas, alejadas de los antiguos caminos de tierra, la falta de inversión en mejoramiento de rutas existentes y la falta de transportes públicos.

El despoblamiento rural, la disminución y pérdida de fuentes de trabajo en las explotaciones agropecuarias, los cambios en los sistemas producti-vos y las estructuras agrarias (Luque et al., 2011) fueron solo algunos de las consecuencias de este modelo de desarrollo adoptado por el país, que generó también una profunda fragmentación social asociada a la ruptura de las relaciones sociales entre los habitantes rurales. En las últimas dos décadas el sector agropecuario argentino atravesó distintos procesos socio-productivos, por un lado se observó un notable crecimiento en cantidad y calidad de algunas producciones, principalmente de oleaginosas y cereales particularmente de soja; por otro, un grave deterioro ambiental, procesos de concentración y extranjerización de los medios de producción, lo que ocasionó una reducción del número de trabajadores rurales en relación de dependencia, favoreciendo el éxodo y la migración campo-ciudad (Gabella y Álamo, 2013).

Las visiones cortoplacistas de los productores, potenciadas por la ines-tabilidad de la economía argentina, los bajos precios mundiales para pro-ductos agropecuarios y la escasa productividad natural del área, no estimu-laron ni estimulan hoy en día las inversiones a largo plazo, ni la capitaliza-ción de la actividad agrícola, produciendo una degradación cada vez mayor de los suelos de la zona, situación que se ha incrementado con el paso del tiempo (Gabella et al., 2011).

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Actualmente el partido en análisis presenta degradación ambiental que involucra tres aspectos de una misma realidad: el natural, con la deforesta-ción del monte nativo y alteraciones en las características físicas y químicas del suelo lo cual provoca desertificación y pérdida de biodiversidad; el eco-nómico, con el endeudamiento de los productores rurales y la consecuente pobreza rural y el social, donde la degradación se asocia al abandono de tierras, éxodo rural y la pérdida de valores y tradiciones culturales.

Conclusiones

Se identificaron en el partido de Patagones diversos procesos de ocu-pación del espacio que tuvieron su correlación con los momentos histó-rico-territoriales de la pampa rural y con los sistemas territoriales a nivel nacional. Estos periodos se relacionaron con los modelos explicativos del mundo rural, ya sea desde el enfoque dicotómico, del continuum o de frag-mentación territorial. Así, se enmarcó en un proceso espacio-tiempo, los acontecimientos que construyeron el espacio rural del área de estudio.

Las escasas precipitaciones, fuerte vientos, suelos poco fértiles y un ta-piz vegetal tupido y xerófilo, en definitiva, condiciones climáticas de aridez y semiaridez, limitaron la evolución y el desarrollo de este espacio rural y es frecuente escuchar diversos discursos que afirman y consideran que el partido de Patagones constituye un área marginal. Esa concepción se asocia a una marginalidad dada por características naturales que condicionaron y condicionan, en la actualidad, la posibilidad de este espacio de incorporarse a las lógicas de producción capitalistas. Lógicas que implementadas en el área, generaron la utilización de los recursos naturales con mayor presión, sin im-portar los impactos y desestimando las consecuencias ambientales. Lógicas de producción-explotación que dejaron fuera de juego a todos aquellos que no pudieron o no contaron con lo necesario para alcanzar esa “modernidad”, lo que convirtió a este espacio en un área degradada.

La vida rural de Patagones se asocia a un mundo antiguo y estancado, muy lejano al imaginario de áreas rurales pampeanas modernas, tecnifica-das, altamente productivas y conectadas. Aquí se manifiesta la presencia de una herencia cultural local que se construyó en épocas pasadas y que aún hoy se observa en las lógicas de los productores, en el aspecto de sus explotaciones, en sus maquinarias y relaciones, en los pueblos perdidos y desolados donde son visibles los efectos socio-territoriales y ambientales de los paradigmas y modelos de desarrollo que se implementaron en las áreas rurales de la región pampeana argentina.

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Capacidad competitiva y dinamismo en la horticultura de La Plata interpretada desde el enfoque basado en los aglomerados de empresas

Matías García1

Universidad Nacional de La Plata-CONICET

@ [ [email protected] ]

Fecha de recepción: 22/03/16Fecha de aprobación: 10/08/2016

Cita sugerida: García, M. (2016). Capacidad competitiva y dinamismo en la horticultu-ra de La Plata interpretada desde el enfoque basado en los aglomerados de empresas. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2006

ResumenEl Cinturón Hortícola Platense ha mostrado un crecimiento económico, productivo y tecnológico irrefutable e ininterrumpido desde su nacimiento (1882) hasta la actualidad. Más aún, la velocidad y magnitud de las trans-formaciones en los últimos años parecerían corresponder a causales que aun no se identifican o explicitan claramente y/o en su totalidad. En ese senti-do, resulta destacable que las consideraciones del territorio en los estudios económicos de los últimos años buscan dilucidar los factores que explican tanto los procesos de concentración de actividades productivas y de servi-cios en determinados espacios, como los que conducen a que determinadas localizaciones muestren un mayor dinamismo y capacidad competitiva que otras. Precisamente, los objetivos planteados son relevar los enfoques de aglomerados económicos y determinar las externalidades derivadas de la aglomeración de empresas hortícolas de La Plata. Para ello se realizó un ordenamiento bibliográfico de las diferentes conceptualizaciones, caracte-rísticas y tipos de aglomerados de empresas. Seguidamente se identificaron y analizaron las interrelaciones existentes en el aglomerado platense y sus ventajas competitivas emergentes. Se concluye que el caso de la horticultu-ra en La Plata muestra una evolución que se asemeja a la de otros aglomera-dos económicos, siendo el concepto de Sistemas Productivos Locales el que en la actualidad mejor se adapta a describir e interpretar su dinámica.

Palabras clave: economía de aglomeración; aspectos espaciales y territo-riales; horticultura, externalidades.

1 Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y docente de la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Lugar de Trabajo: Departamento de Desarrollo Rural, Facultad de Ciencias Agrarias y Fores-tales (UNLP). Calle 60 y 118, CC 31, CP 1900 La Plata (Buenos Aires).

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Competitive capacity and dynamism in horticulture in La Platainterpreted from the perspective of companies agglomerates

AbstractThe Platense Horticultural Belt has shown an economic, production and tech-nological irrefutable and uninterrupted growth from its birth (1882) up to the present. Moreover, the speed and magnitude of the transformations in the last years would seem to correspond to causes that have not yet been clearly and / or fully identified or stated. In this sense, it is noteworthy that the consid-erations of the territory in the economic studies of recent years seek to elu-cidate the factors that explain the concentration processes of production and service activities in certain spaces, as well as those which lead certain loca-tions to show greater dynamism and competitive capacity than others. Thus, the objectives posed in this work are to locate the approaches of economic agglomerates and to determine the externalities resulting from the agglom-eration of horticultural companies in La Plata. A bibliographical classification of the different conceptualizations, characteristics and types of companies agglomerates was performed to this end. Afterwards, the existing interrela-tionships in La Plata’s agglomerate were identified and analyzed, as well as their emergent competitive advantages. It is concluded that the case of horti-culture in La Plata shows an evolution that resembles that of other economic agglomerates, being the concept of Productive Local Systems the one that, at present, is best suited to describing and interpreting its dynamics.

Keywords: agglomeration economy; spatial and territorial aspects; horti-culture; externalities.

Capacidade competitiva e dinamismo na horticultura de La Plata interpretada desde o enfoque baseado nos aglomerados de empresas

ResumoO Cinturão Hortícola Platense tem mostrado um crescimento econômico, produtivo e tecnológico irrefutável e ininterrompido desde seu nascimento (1882) até a atualidade. Ademais, a velocidade e a magnitude das transforma-ções nos últimos anos parecem corresponder a causas que ainda não podem se identificar ou explicitar claramente em sua totalidade. Neste sentido, re-sulta destacável que as considerações do território, nos últimos estudos eco-nómicos, dos últimos anos, tentem dilucidar os fatores que explicam tanto os processos de concentração de atividades produtivas e de serviços em deter-minados espaços como, por exemplo, aqueles que conduzem a determinadas localizações a que mostrem um maior dinamismo e capacidade competitiva do que outras. Justamente os objetivos expostos são relevar os enfoques de aglomerados econômicos e determinar as externalidades derivadas da aglo-meração de empresas hortícolas de La Plata. Por isso, realizou-se um ordena-mento bibliográfico das diferentes conceptualizações, características e tipos de aglomerados de empresas. Seguidamente, identificaram-se e analisaram-se as inter-relações existentes no aglomerado platense e suas vantagens com-petitivas emergentes. Concluiu-se que, no que respeita à horticultura, em La Plata, esta mostra uma evolução que é semelhante à de outros aglomerados econômicos, considerando que o conceito de Sistemas Produtivos Locais é o que melhor enquadra ao descrever e interpretar sua dinâmica.

Palavras chaves: Economia de aglomeração; aspectos espaciais e territo-riais; horticultura; externalidades.

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Introducción

El Cinturón Hortícola Platense ha mostrado un crecimiento económico, productivo, tecnológico y comercial irrefutable e ininterrumpido, en tor-

no a la ciudad capital bonaerense, desde su nacimiento hasta la actualidad. Dicho crecimiento fue lento en sus “inicios” (1882-1940) y se aceleró al comenzar la segunda parte del siglo XX, mostrando ya en 1990 una “consoli-dación” como sector hortícola a nivel provincial (García y Lemmi, 2011). En los últimos 20 años (1995-2015), a ese crecimiento cuantitativo se le suma una “diferenciación” cualitativa, posibilitada principalmente por la fuerte incorporación de la tecnología del invernáculo (Otero, Larrañaga y Hang, 2011). Esta diferenciación cuali y cuantitativa ha sido también apuntalada por el protagonismo asumido por el horticultor boliviano, responsable a su vez de transformaciones en la estructura de la tierra y en la comercialización de la horticultura platense (García, 2012). El rol del horticultor boliviano, la explotación de su fuerza de trabajo, el modelo tecnológico imperante y un contexto externo de avance de las fronteras urbanas y agrícolas en las regio-nes hortícolas no platenses propiciaron –en este último período– cambios espaciales y funcionales en dichas áreas productivas, concentrándose la pro-ducción en La Plata. Por ende, esta situación ubicó a esta jurisdicción como la región hortícola más importante del país (Le Gall y García, 2010).

Más aún, la velocidad y magnitud de las transformaciones de la horti-cultura platense en los últimos años parecerían corresponder a causales que aun no se identifican claramente y/o en su totalidad. Es decir, el desarrollo hortícola platense en el último lustro no se correspondería simplemente a sus ventajas representativas de la etapa “Diferenciación”2, sino que son otras variables las que en forma complementaria empiezan cada vez más preponderantemente empiezan a intervenir.

En ese sentido, resulta destacable que las consideraciones del espacio o territorio en los estudios económicos de los últimos años buscan dilucidar los factores que explican o motivan tanto los procesos de concentración de actividades productivas y de servicios en determinados espacios, como los que conducen a que determinadas localizaciones muestren un mayor dina-mismo y capacidad competitiva que otras (Schejtman y Berdegué, 2004).

2 Se hace referencia a: i) ventajas productivas (mayor calidad del producto, mayor período de cosecha, menor costo por unidad de producto, mayor rendimiento, mayor eficiencia en el uso de los medios de producción) (García, 2010b); ii) la retracción de la superficie y producción extra región platense; iii) el avance del horticultor boliviano en toda la cadena de producción-consumo, y en el eslabón de comercialización en particular; iv) las ventajas del transporte que posibilitan competir en regiones otrora imposibles económicamente (García, 2012).

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Los motivos de la concentración espacial de la producción en el partido de La Plata en parte fueron identificados y discutidos en García, 2012. Los elementos que ahora emergen junto con el nuevo dinamismo se pretenden comenzar a desarrollar en este estudio.

Concretamente, una hipótesis que emerge como línea de trabajo es que la actual dinámica de la horticultura platense puede ser mejor interpretada si se la analiza como un aglomerado económico o de empresas, en el cual exis-ten sinergias que le otorgan al territorio un grado mayor de competitividad, ingresando éste a una nueva etapa en su ciclo de desarrollo. La evolución de la horticultura platense podría ser representada de la siguiente manera, planteándose como supuesto el surgimiento de una nueva etapa en su desa-rrollo (Ver Figura Nº1).

Figura Nº 1: Desarrollo del Cinturón Hortícola Platense en etapas.

Fuente: Elaboración propia en base a García, 2010a.

Los objetivos específicos planteados para este artículo pretenden rele-var los diferentes enfoques de los aglomerados económicos e identificar el que mejor se adapte a la horticultura platense. Y paralelamente, determinar las externalidades (ventajas comparativas y competitivas) derivadas de la concentración de empresas hortícolas de La Plata.

Para alcanzar los objetivos propuestos, tras esta introducción se desarro-lla el Marco Teórico, a través del cual se hace un recorrido y ordenamiento bibliográfico de las diferentes conceptualizaciones de los aglomerados de empresas. En este sentido, se describen los diferentes tipos de aglomerados, sus principales características, los factores que explican su aparición y sus ventajas. Realizada esta revisión, se dedica un tercer apartado a describir la evolución del sector hortícola platense, área bajo estudio, desde sus inicios, su consolidación como parte del Cinturón Hortícola Bonaerense hasta su dife-renciación y concentración espacial y cercana articulación con los eslabones de aprovisionamiento de insumos y comercialización. Estos pasos preceden-tes posibilitan desarrollar un cuarto apartado, en donde se identifican las inte-rrelaciones existentes en el aglomerado platense y sus ventajas competitivas emergentes. Finalmente, y antes de las consideraciones finales, se discute qué tipo de aglomerado económico sería el Cinturón Hortícola Platense.

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Marco Teórico

Este apartado se encuentra dividido en cinco secciones. 1) La prepon-derancia que adquieren recientemente los aspectos territoriales y espaciales en los estudios económicos. 2) Los diferentes tipos de concentraciones de empresas. 3) Las características de estos aglomerados. 4) Los causales que originan y posibilitan la persistencia de estas aglomeraciones económicas. 5) Antecedentes que identifiquen aglomeraciones de empresas centradas en la actividad hortícola.

Aspectos espaciales y territoriales en los estudios económicos recientes

Gutman y Gorenstein (2003) aseveran que tras la segunda guerra mun-dial, las transformaciones en los sistemas de producción de alimentos en particular exigen una mirada integral y sistémica de las fases de producción, transformación, distribución y consumo, mutando el concepto de producto agrario en producto agroalimentario, surgiendo el Sistema Agroalimenta-rio. Esta nueva mirada ha avanzado sobre los enfoques predominantemente sectoriales (“agrarios”) que caracterizaron a los estudios del medio rural. De esta manera, la subordinación de la agricultura a la industria procesado-ra de materias primas, proveedoras de insumos y bienes de capital, como así también a los cambios en los sistemas de comercialización, con la inte-gración ciudad-campo y el desarrollo de funciones económicas no agríco-las del sector agrario han implicado la necesidad de nuevos enfoques.

Hasta principios de la década del setenta las teorías económicas he-gemónicas sesgaban su explicación a la progresiva concentración y cen-tralización del capital, siendo consecuencia de ello el incremento de las economías de escala. Sin embargo, la crisis económica de esos años y los consiguientes ajustes no repercutieron en forma homogénea. Ciertas locali-dades caracterizadas por la concentración de pequeñas empresas mostraron mayor capacidad de crecimiento. Así, los aspectos espaciales y territoriales adquirieron/en preponderancia en las investigaciones recientes sobre los sistemas económicos.

Los estudios que buscan analizar las cuestiones territoriales y agroali-mentarias dieron, como no podía ser de otra forma, una serie de corrientes teóricas. Las derivadas de las ideas de Marshall (1957), en particular de sus referencias a los factores que inciden en los procesos de aglomeración eco-nómica, son las que mayor influencia han tenido en la reflexión latinoameri-cana sobre desarrollo económico local (Schejtman y Berdegué, 2004). Las

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mismas parecerían ajustarse mejor a la interpretación de la actual dinámica del Cinturón Hortícola Platense. Estas revalorizan el territorio a partir de las innovaciones tecnológicas y organizativas, los nuevos determinantes de la competitividad, los procesos de conocimientos y aprendizaje en el seno de las redes o conjuntos de agentes, y los impactos locales de la globaliza-ción (Cfr. Pedreño y Quaranta, 2002). Surgen de esta manera las nociones de “clústers”, “distritos industriales”, “sistemas locales de innovación” y “sistemas productivos locales”, entre otros. Todas éstas pretenden resaltar las formas locales de organización de la producción, otorgando un énfasis a los “componentes endógenos” que estimulan el desarrollo territorial.

En estos aportes, los espacios locales-regionales desempeñan un doble rol; (a) un locus (lugar) que reúne los atributos naturales específicos para el desarrollo de la actividad primaria y/o de procesamiento y servicios co-nexos; (b) un ambiente o entorno que favorece o dificulta la incubación de condiciones para acciones colectivas (convergencia de representaciones, cooperación entre actores) en una determinada trayectoria o dirección (re-putación de producto u origen) (Gutman y Gorenstein, 2003). Siguiendo a estas investigadoras, los elementos comunes presentes en las aproximacio-nes de distritos, cluster y sistemas locales de innovación, giran en torno a cuatro ejes básicos:

La aglomeración de firmas y la especialización en algún producto o −gama de productos agroalimentarios, sustentada en un sistema de em-presas (redes) en el que se conforman relaciones de competencia y co-operación.Un contexto relacional, “ambiente” o “entorno” territorial, entendido −como el conjunto de factores sociales, culturales e históricos que se han sedimentado en la población e instituciones locales. Ello facilita los vínculos entre las empresas y entre ellas y las instituciones, estimulan-do la cooperación y acciones colectivas en torno a proyectos comunes.La capacidad de innovación y una dinámica de aprendizaje facilitada −por el lenguaje común y la difusión del conocimiento e información, así como ciertos recursos inmateriales específicos a este ámbito (saber hacer, tradición cultural).El énfasis puesto en las relaciones de cooperación entre los agentes. La −colaboración, institucionalizada informalmente en las prácticas empre-sarias o canalizada a través de organismos intermedios, es destacada como elemento central en la adquisición de nuevas competencias, es-pecialmente en un escenario de creciente incertidumbre y complejidad que rodea a los mercados agroalimentarios.

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Diferentes tipos de aglomeraciones productivas en el territorio

Diversos economistas aseveran que los aspectos espaciales tienen como consecuencia una mayor eficiencia como resultado de la proximidad de em-presas típica de la concentración geográfica (Porter, 1990; Pietrobelli & Ra-bellotti, 2004). Como causa o consecuencia, se puede afirmar que son estas ventajas las que incitan a la aparición y desarrollo de agrupaciones de empre-sas en espacios geográficos delimitados.

Estas aglomeraciones han recibido diversas definiciones, siendo la mas sencilla y genérica la que las describe como un grupo de empresas en cer-canía geográfica que producen bienes o servicios iguales o semejantes. De esta definición, surgen dos características principales que lo precisan: con-centración espacial y especialización sectorial.

Vale aclarar que cualquier tipo de aglomeración de empresas, aun con un nivel bajo y hasta nulo de relación, genera externalidades positivas (ta-les como contribuir en la localidad a la formación de mano de obra espe-cializada, a aumentar la demanda en determinados servicios complementa-rios, etc.)3. Este tipo de aglomeración simple podría ser definido –a priori– como “Área de Especialización Productiva”.

Tan importante como la aglomeración espacial es la interacción que suscitan las empresas allí ubicadas. Las interrelaciones que se establecen entre estas empresas –muchas veces en competencia entre sí– originan ventajas relativas que no disponen aquellas que no han optado por la es-trategia de la proximidad geográfica (García Sánchez y Wandosell Fernán-dez, 2004). Avanzando en este sentido mas restringido en donde aparece la condición de interrelación, es imposible soslayar la definición de Porter, pionero de los estudios de este tipo de sistemas económicos y responsable del concepto de “Clúster”, explicado también en forma genérica como: “un grupo de empresas interconectadas y de instituciones asociadas, ligadas por actividades e intereses comunes y complementarios, geográficamente próximas” (Porter, 1998: 78).

Hay otras denominaciones similares al término clúster, tales como la de distrito industrial y sistema productivo local, cuyas características ge-nerales son compartidas en cierta medida con el de aquel y que, por tal motivo, suelen ser usados de modo confuso e incluso indistinto. El núcleo común de estos análisis es la importancia atribuida a las interrelaciones de los actores y a la proximidad geográfica, y la consideración de que de ellas derivan ventajas económicas (Marshall, 1957; Camagni, 2005; Pie-

3 Esto a su vez sería el inicio de algún tipo o nivel de interacción.

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trobelli & Rabellotti, 2004). Las diferencias de los “Sistemas Productivos Locales” y del “Distrito Industrial” en relación al concepto de clúster es que en los primeros se destaca la participación de empresas de pequeña y mediana dimensión. Un clúster se caracteriza por la presencia de grandes empresas, y una constelación de PyMES, que trabajan para ellas, directa o indirectamente.

Entonces, las características principales de estos tipos de aglomerados económicos son, según Climent López (1997) y Naclerio (2010):

Áreas de Especialización Productiva: Las mismas se caracterizan por • i) la mera preponderancia de una rama de producción, dedicándose las empresas al mismo tipo de producto a la misma fase productiva, ii) sin más relaciones entre sí que la simple competencia; iii) su origen estimu-lado por condiciones favorables para la localización empresaria, tales como disponibilidad y flexibilidad de la mano de obra y tierras.Sistemas Productivos Locales: en los mismos sobresalen i) la presencia • de muchas –en particular micro, pequeñas y medianas empresas (Mi-PyME), ii) produciendo muchas de ellas el mismo producto; iii) las interrelaciones entre empresas son esencialmente intrasectoriales u ho-rizontales; iii) el gran impacto sobre la economía y la sociedad local; iv) una demanda de políticas de protección y consolidación del SPL provenientes de fuerzas sociales (agentes económicos y políticos) hacia las administraciones públicas. Distritos Industriales: se destacan por i) una intensa división del traba-• jo entre las empresas, que progresivamente diversifica el sistema pro-ductivo local; ii) relaciones entre empresas más significativas, de tipo tanto intrasectorial como intersectorial (horizontales y verticales); iii) la presencia de una “atmosfera industrial”, entendida como un conjunto de conocimientos y habilidades técnicas especializadas que se ha ido generando y difundiendo por medios formales e informales iv) sistema de valores compartido por el conjunto de los individuos que crea perte-nencia y cohesión social.Clúster: Mientras que el distrito industrial enfatiza un desarrollo de tipo • local y asigna un papel estratégico a la comunidad de empresas y per-sonas, el clúster se propone un desarrollo de tipo global y se centra en la competitividad buscando las fuentes de ventajas competitivas de los territorios. La otra diferencia es que mientras en los tres tipos preceden-tes hay una preeminencia de PyMEs y prevalecen las actividades tra-dicionales, en los clúster se destacan grandes empresas en actividades tecnológicas.

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Características de los aglomerados de empresas

Las características principales de estas concentraciones de empresas en el espacio y que en forma genérica denominaremos en adelante como Aglo-merados de Empresas (AdE) son (en base a Navarro Arancegui, 2003):

Límites espacialesa) : La actividad productiva tiene lugar siempre en un espacio y, en tal sentido, todo AdE esta geográficamente determinado. Ello no impide que existan AdE cuyos lazos superen el ámbito local, siendo así AdE nacionales o aun internacionales. Según Porter, la deli-mitación de los clúster puede ir desde una región hasta países vecinos; pero los clúster no pueden ser de carácter global.Interdependencia o similitud de las relacionesb) : Las empresas de un AdE tienen a grandes rasgos dos tipos de relaciones:

de interdependencia: se parte de la idea que los actores son y tienen i) requerimientos diferentes y de que las competencias o productos de unos son necesarios para la producción o innovación de los otros. Los estudios acerca de los filiéres o líneas productivas, donde se analizan las relaciones proveedor-usuario (sea tal provisión de bie-nes, de servicios, de conocimientos, o de otro tipo) son un clásico ejemplo de este tipo de enfoque. Este tipo de articulaciones da como resultado a los “AdE verticales”, haciéndose referencia a grupos de empresas relacionadas en cadenas de compra y ventas. de similitud: se agrupan las actividades económicas que presentan ii) condiciones o requerimientos equivalentes: en investigación, tipo de mano de obra, proveedores especializados, etc. Son los “AdE horizontales”, compuestos por grupos de empresas de productos si-milares y/o que demandan input, tecnologías o instituciones iguales. Un ejemplo de este AdE de similitud u “horizontal” sería aquel con-formado por las empresas de un mismo sector.

Tipo de relacionesc) : En cuanto a los tipos de vínculos que se establecen entre las empresas/instituciones4, Porter (1998) identifica tanto relacio-nes de competencia como de cooperación. En este último caso, diferen-cia entre las acciones de cooperación llevadas a cabo conscientemente

4 Si bien algunos autores, restringen de la definición de clúster a las empresas y relaciones entre ellas establecidas, otros (entre los que se encuentra Porter) incluyen a las instituciones y orga-nizaciones que afectan a la actividad o capacidad innovadora de los aglomerados económicos (por ejemplo, universidades, institutos de investigación, servicios empresariales intensivos en conocimiento, instituciones puentes –consultores– y clientes).

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de aquellas que se realizan en forma no deliberada. Más aún, señala que la agudización de la competencia y las mayores posibilidades de cooperación que posibilita la pertenencia al AdE, son factores que se convierten en fuentes de ventajas competitivas por los efectos que ge-neran sobre la innovación empresarial.Flujos de productos y/o flujos de conocimiento/innovaciónd) : La relación entre los agentes que componen un AdE puede estar basada en un vínculo comercial, es decir en un intercambio de productos; o en un vínculo de tecnología/conocimiento/innovación. Si bien la mayoría de los estudios se focalizan sobre los primeros básicamente por la mayor facilidad de obtener datos (mediante las tablas de input/output), a veces ambos flujos parten de una misma empresa, o bien se trata de empresas de diferentes ramas.

Factores que explican la aparición y la existencia de Aglomerados de Empresas

Origen de los AdE: La aparición de un AdE puede ser causado por, al me-nos, tres factores (García Sánchez y Wandosell Fernández, 2004): a)Factores geográficos: diferentes elementos pueden favorecer la formación de un AdE, tales como un reducido costo del transporte, cercanía al mercado, disponibi-lidad en el área de inputs de difícil acceso y/o costoso transporte, específicos factores físicos –tales como el clima y suelo–, disponibilidad de mano de obra flexible y barata, etc. b)Factores históricos: a veces el inicio de un AdE puede encontrarse en motivaciones históricas que posibilitaron o incentivaron que empresas se concentraran en determinadas regiones. Estas motivaciones no necesariamente deben persistir para que el AdE se desarrolle. c)Factores insti-tucionales: los costos de transacción comercial determinan el tiempo necesa-rio, el esfuerzo a aplicar, la incertidumbre, etc. Su reducción posibilitada por el marco institucional es un factor que influye en la localización de empresas en determinadas áreas, pudiendo ser ello causal del origen de un AdE.

Causales de la persistencia de los AdE: Las ventajas que se derivan de la concentración espacial de empresas interrelacionadas son, a su vez, las causales de su existencia (y estudio). A nivel general, un AdE genera venta-jas derivadas de las economías de aglomeración. Se trata de externalidades, economías externas no planificadas o bien pasivas, ya que se generan por y para las empresas ubicadas en un espacio concreto de modo espontáneo, como subproducto de la actividad económica y no necesariamente como fruto de acciones conscientes. Se pueden ordenar según afecten positiva o negativamente a los agentes participantes de una aglomeración económica (Navarro Arancegui, 2003).

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Externalidades positivas:

La aglomeración económica posibilita un desarrollo de mano de obra, • proveedores, infraestructura e instituciones especializadas más accesibles y/o con un menor costo para las empresas allí insertas (Marshall, 1957). Paralelamente, un AdE favorece la innovación y el aprendizaje que posi-• bilita la observación y comparación de las diferentes trayectorias y resul-tados de cada empresa allí ubicadas. Esto genera un proceso consciente o subconsciente de selección e imitación de las prácticas “exitosas”. La especialización y concentración en sus competencias esenciales que • exige el AdE a empresas pertenecientes a diferentes eslabones de la cadena de valor aumenta su capacidad innovadora (Maskell, 2001). Algo similar sucede a nivel de un mismo eslabón, ya que la fuerte com-• petencia estimula la subdivisión de las actividades del proceso produc-tivo, especializándose y logrando una mayor eficiencia tanto individual como en forma agregada.Existe una reducción en los costos de transacción (léase como una alter-• nativa menos onerosa en términos de identificación, acceso e intercam-bio de bienes, servicios o conocimientos entre empresas). La pertenen-cia a un ámbito espacial en el que existe cierta homogeneidad idiomáti-ca, cultural e institucional, y en el que los intercambios se convierten en habituales y repetitivos, genera un clima de confianza y entendimiento que ayuda a reducir los comportamientos indebidos, impulsa a que vo-luntariamente se ofrezca información fiable, conduce a que los acuer-dos se cumplan, sitúa a los negociadores en la misma órbita y facilita que se comparta el conocimiento tácito (Navarro Arancegui, 2003).Principalmente (aunque no excluyente) en aquellas aglomeraciones en • las que prevalecen las PyMEs, se observa una flexibilidad productiva que incrementa la capacidad de dar respuesta a cambios imprevistos tanto en la oferta como en la demanda. Esto lo posibilita tanto la flexi-bilización que sufre el trabajador, como así también un rápido sistema de circulación de información referente a mercados, tecnologías alter-nativas, nuevas técnicas comerciales y financieras, etc.

Externalidades negativas:

La principal desventaja en estos aglomerados es que el incremento de • la demanda en los mercados de inputs posibilita un aumento del precio del suelo (tanto para compra como para arrendamiento) y de la mano de obra.

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Por otra parte, el incremento que la competencia e innovación reduce • en los mercados de outputs los precios, las ventas y –por ende– los be-neficios por empresa. Sin embargo, según Porter (1998) todas estas externalidades negativas • resultan beneficiosas, por el estímulo que conlleva para una intermina-ble mejora e innovación.

Prevalencia de las PyMESa) : ¿Por qué tales ventajas no son mayores cuando la actividad que llevan a cabo tales empresas se aborda por una sola empresa de gran tamaño?. Por un lado, es claro que las PyMEs poseen un menor coste burocrático. Pero diversos autores (DeBresson y Ámese, 1991 en Navarro Arancegui, 2003) enfatizan acerca de las diferentes formas de innovación de las empresas. Una gran empresa se caracteriza por tener limitaciones en su margen de acción, debido a que la toma de decisiones es muy estructurada y poco flexible, impuestas en base a procedimientos y razones alejadas de la coyuntura. La posi-bilidad de observar, comparar, seleccionar y hasta probar las diferentes estrategias llevadas a cabo por las empresas de un mismo eslabón no logran ser cumplimentadas por las grandes empresas de la misma forma que una PyME en un AdE5.

La aglomeración espacial de la horticultura intensiva

La horticultura es una actividad económica que no ha escapado a esta realidad de aglomeración productiva. Por caso, en los últimos 50 años la producción de hortalizas en forma intensiva ha mostrado importantes con-centraciones territoriales de su actividad en espacios determinados (Alme-ría, Murcia e Islas Canarias en España, Souss-Massa en Marruecos, Sina-loa y Baja California en México, Delf y Westland en Holanda, etc.) (Aznar Sánchez, 2011).

Un caso paradigmático parece ser Almería, región de España que pasó de ser un área de descarte para la producción de hortalizas hasta llegar en la actualidad a convertirse en un cluster (Aznar Sánchez, 2011; Pérez Mesa, 2009), previo paso por un sistema productivo local (Ferraro García, 2000; Caravaca Barroso, 2002); y Distrito Industrial (Ferraro García y Aznar Sánchez, 2008; Aznar Sánchez & Sánchez Picón, 2010). Estas aglomeraciones se caracterizan por concentrar un alto volumen de capital, empleo y producción, transformándose la organización territo-

5 Ello aportaría a explicar la persistencia de las quintas pequeñas en el Cinturón Hortícola Platense.

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rial y su devenir socioeconómico. Justamente, sucesos que –con sus di-ferencias y particularidades– se identifican claramente en la horticultura de La Plata.

La evolución del sistema productivo de hortalizas en La Plata

La horticultura proveedora de hortalizas frescas se ubicaba tradicional-mente en la periferia cercana de las ciudades (Gutman et al, 1987; Barsky, 2005) debido a las características perecederas del producto. En ese senti-do, cada ciudad en el país nace y crece con un área hortícola que lo rodea (Vigliola, 2007) y lo abastece. El Cinturón Hortícola Platense (CHP), que forma parte a su vez del Cinturón Hortícola Bonaerense (Ver Figura Nº 2), es uno de los tantos ejemplos, aunque su desarrollo siempre mostró una evolución particular.

Figura N° 2. Cinturón Hortícola Bonaerense. El mismo rodea a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. En el extremo SE, se ubica a su vez el Cinturón Hortícola Platense.

Fuente: Dirección Provincial de Estadística, Ministerio de Economía, PBA (2005).

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El desenvolvimiento del Cinturón Hortícola Platense puede ser dividi-do en etapas (García, 2010a).

Inicios: La Plata se diferencia de otras ciudades porque su fundación previó una estricta planificación de las formas de ocupación del espacio, entre ellas del incipiente sector generador y abastecedor de alimentos fres-cos (Garat, 2002). Si bien las explotaciones ubicadas en forma adyacente a la ciudad tenían como propósito abastecer a la ciudad, en forma temprana comienzan a comercializar sus excedentes en la ciudad de Buenos Aires, evidenciando este sub-sector un vigor mayor al demandado o planificado. La llegada de inmigrantes provenientes principalmente de Italia (Gutman et al, 1987) de larga tradición en esas tareas le va a conferir una impronta particular y distintiva (Archenti, 2000).

Consolidación: La consolidación de la estructura productiva hortícola platense se concreta en un período que va desde mediados del siglo XX hasta 1990. Las variables que determinan este proceso fueron múltiples e interdependientes.

La expulsión rural (relacionado al proceso de mecanización del agro) junto al incremento de la demanda de mano de obra urbana (asociado al proceso de industrialización), provoca en la Argentina un importante mo-vimiento de personas desde el campo hacia las grandes urbes a mediados del siglo XX (Barsky y Gelman, 2005). La Plata, debido a su ubicación espacial, la barrera natural que significa el Parque Pereyra Iraola y su rela-tiva autonomía política y económica, es poco influenciada por este proceso concatenado de industrialización-migración-urbanización-desplazamiento y ampliación desordenado del periurbano bonaerense. Por lo que no sufre un desplazamiento o desaparición de quintas hortícolas como sucedió en el resto del periurbano productivo bonaerense. Todo esto posibilita que la horticultura platense se consolide al no verse afectada su actividad y, más aún, al aumentar la demanda debido a la merma productiva regional, suma-do al aumento demográfico del conurbano bonaerense de la época.

Diferenciación: Consolidada la producción hortícola platense en rela-ción a la bonaerense, esta adquiere una 3º fase a partir de la década del ´90, logrando un proceso de diferenciación que se basó en la temprana y excep-cional incorporación del paquete tecnológico del invernáculo (Benencia et al, 2009), en interacción con el rol asumido por el horticultor boliviano en la región (García y Kebat, 2008). Este proceso de fuerte protagonismo del horticultor boliviano e incorporación tecnológica en La Plata ocurre en un contexto económico que lo estimula (tipo de cambio sobrevaluado y sobre-producción), junto a exigencias del Supermercadismo (Bifaretti y Hang, 1997; Viteri y Ghezan, 2003).

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En esta última etapa se observan transformaciones en la estructura de la tierra (García, 2008), la comercialización (Ferratto et al, 2010; Le Gall y García, 2010), la producción (Benencia et al, 2009). Y más aun, se dis-tingue a La Plata no sólo como la región hortícola más capitalizada, sino como uno de los de mayor importancia de todo el país.

Estas transformaciones generaron a nivel nacional una ampliación en el aprovisionamiento del mercado del Gran Buenos Aires6 cuanti y cualita-tiva, generando una oferta más regular a lo largo del año (Viteri, Ghezan, & Iglesias, 2013). A nivel regional, las estrategias claramente diferenciales en juego (La Plata vs Norte y oeste del Cinturón Hortícola Bonaerense) fueron responsables de la desestructuración del viejo Cinturón Hortícola Bonaerense y de la reestructuración del Archipiélago Hortícola (Le Gall & García, 2010). Mientras que a nivel local, las transformaciones generadas resultaron de tal magnitud que hasta ponen en duda la categorización de La Plata como “cinturón verde”, al menos según sus rasgos típicos. Si recor-damos la caracterización o definición de Vigliola (2007: 5):

Corresponden a las ‘quintas’ que rodean a las grandes ciudades. Se caracte-rizan por poseer dimensiones pequeñas (15 has promedio), gran diversidad de cultivos (10 o más), tecnología más rudimentaria y gran inversión de mano de obra. En general producen verduras de hoja, crucíferas, remola-cha y frutos estivales u ’hortalizas de estación’.

El “cinturón verde” de La Plata apenas mantiene las características de casi exclusiva provisión de hortalizas de hoja y de flores-frutos-tallos a un centro urbano cercano y un uso intensivo de mano de obra. El resto de las características han mutado. Repasemos las variaciones:

Si bien La Plata persiste en la provisión de hortalizas a su ciudad de i) proximidad (La Plata, valga la redundancia), e incrementa el abas-tecimiento a la mayor urbe del país (el GBA), proveyendo también a mercados distantes.Los establecimientos hortícolas siguen siendo de pequeña superficie, ii) pero su cuantía se ha reducido drásticamente. Según el CHFBA’05, la quinta promedio platense posee 5,5 has (casi 3 veces más peque-ño que el tipo ideal), siendo que una mirada más profunda señala que dos de cada tres quintas no superan las 2 has de superficie.

6 El INDEC denomina bajo el término de Gran Buenos Aires (GBA) a la megaciudad argentina, que integra a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su extensión natural o conurbación de 24 partidos pertenecientes a la provincia de Buenos Aires, sin constituir en su conjunto una uni-dad administrativa (Ver: http: //www.indec.gov.ar/nuevaweb/cuadros/4/folleto%20gba.pdf).

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La gran diversidad típica de cultivos también ha desaparecido. Las iii) quintas hoy día se especializan en grupos de hortalizas de hoja o de fruto, existiendo también aquellas en transición (y por ende, con un mayor número de productos). Pero lo normal son quintas con una variedad de no más de 5-6 hortalizas.Lejos ha quedado La Plata de ser un sector con tecnología rudimen-iv) taria. Es la más capitalizada del país, con una expansión tanto hori-zontal como vertical de la tecnología. Esto ha generado que si bien no necesariamente se haya visto reducida la inversión en mano de obra (en forma absoluta), sí se incrementa la composición orgánica del capital.El término “hortalizas de estación” va perdiendo nitidez ante el v) avance del invernáculo. Hoy La Plata produce hortalizas todo el año, si bien algunos cultivos muestran límites fisiológicos aun in-expugnables.

La interacción invernáculo-fuerza de trabajo y rol del horticultor bo-liviano en La Plata generó un fuerte y sostenido crecimiento, ya sea en nuevas quintas, productividad y producción, superficie cubierta, provisión de servicios e insumos, abasteciendo de hortalizas frescas no sólo a gran parte del aglomerado urbano bonaerense, sino que también aprovisionando a mercados distantes tales como La Pampa, Rosario, Santa Fe, Mendo-za, Misiones, etc. esta expansión se da como ecuación de suma cero, por cuanto obedece a la retracción productiva ocasionada por la prepotencia competitiva platense (García, 2012).

El modelo productivo platense entonces sigue haciendo usufructo de las ventajas comparativas del cinturón verde (cercanía al mercado), y lo potencia con características de alta inversión tecnología y explotación de la fuerza de trabajo. Dicha combinación, de la mano de estrategias adop-tadas por el horticultor boliviano, llevaron a la horticultura platense a una expansión productiva y diferenciación, con impacto en la estructura agraria hortícola local, regional y nacional.

Así, una actividad que se caracterizó históricamente por su producción atomizada y descentralizada ahora muestra una concentración espacial y cercana articulación con los eslabones de aprovisionamiento de insumos y comercialización7.

7 Coincide con la apreciación de Pérez (2001:22) en cuanto a la concentración y especialización rural en América Latina, por cuanto: “se acentúa la especialización territorial en función de la existencia de ventajas competitivas, y se acrecienta la dependencia de la actividad agrícola de las empresas industriales y de distribución”.

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Es en este marco en donde el enfoque de aglomerados de empresas in-tenta captar o interpretar mejor su dinámica caracterizada por un aumento de la competitividad. Para ello, a continuación se identifican las externali-dades que emanan del aglomerado hortícola de La Plata.

Las externalidades derivadas de la AdE hortícolas de La Plata

La concentración de la actividad hortícola que se viene desarrollando en La Plata presenta las características típicas de un aglomerado económico, como son las economías externas (tanto positivas como las deseconomías). Todas ellas derivadas, a su vez, del incremento de la competitividad que se genera en este espacio, y cuya expresión adopta diferentes formas.

Como señalan Ferratto et al (2010) y García (2012), la fuerte competiti-vidad de la horticultura en La Plata es responsable de mermas productivas en el resto del Cinturón Hortícola Bonaerense y aun de regiones hortícolas del interior del país. De la misma manera, dicha presión se hace sentir (se sufre también) localmente, explicitándose a través de la necesidad de cons-tantes innovaciones para persistir en la actividad. La competencia intrapla-tense genera deseconomías que se plasman a través de diferentes tipos de exigencias (materiales e inmateriales) en los diferentes mercados:

Mercado de bienes finales (output): a través de precios (relativos) bajos, • y alta pretensión de calidad y continuidad (léase, ofertas en períodos tardíos o primicias)Mercado de insumos (input): en donde el paquete tecnológico impuesto • (tecnología del invernáculo) se encuentra en constante innovación exi-giendo una mayor demanda y dependencia de insumos con precios cada vez más altos que impactan finalmente en el costo de producción.Mercado de tierras: los valores de arrendamiento de la tierra y el constan-• te afán para su actualización son indicadores de pujas por la apropiación de un ingreso que se incrementa constantemente (Cfr. Merchán, 2016).Mercado de trabajo: en los últimos años, la oferta no logra satisfacer • la demanda de trabajadores. Ello se debe a la constante y fuerte in-corporación de la tecnología del invernáculo, cuya característica de no ahorradora de mano de obra genera una expansión de la demanda de trabajo. Pero este déficit también debe ser entendido como producto de una demanda que exige trabajadores que acepten condiciones de trabajo y remuneraciones paupérrimas. La mayor demanda que genera el AdE

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posibilita tanto el déficit como una mejor situación para el trabajador en la puja distributiva (García, 2014).

Algunas de las deseconomías o desventajas del AdE platense son inde-pendientes del lugar elegido para producir (por ej.: el precio del bien pro-ducido, la calidad exigida, momento de ingreso al mercado, etc.), mientras que otras se potencian al estar estos entre los límites del AdE (renta de la tierra, necesidad del paquete tecnológico y su constante innovación, mayor dependencia de la mano de obra, etc.).

Esta cara del AdE en donde se expone su lado negativo o deseconomías, parecería no explicitar los motivos por los cuales la actividad hortícola continúa creciendo y concentrándose en La Plata. Sin embargo, este nivel de presión y puja precedentemente descripto no sería más, parafraseando a Michael Porter, que estímulos para agudizar el ingenio y las innovaciones en el área. Es decir, para profundizar aún más la espiral competitiva.

Dichas innovaciones se expresan en tecnologías que surgen de las em-presas e instituciones que también se concentran en la región. Las mismas, además, son más fáciles de adoptar y adaptar por la facilidad de contacto y de comunicación que generan las aglomeraciones espaciales, concretadas mediante las cooperaciones conscientes o inconscientes.

Estas innovaciones, si bien cada vez más necesarias, caras y compleji-zadoras de la actividad, responden a una lógica de producción que busca “calidad-cantidad-continuidad” exigidos por los mercados de productos y forzados también para generar los recursos que posibiliten pagar, vaya paradoja, los costos de los insumos (mercado de insumos)8. También para afrontar los precios de la renta que llegan a cuadriplicar los valores del resto del Cinturón Hortícola Bonaerense (mercado de tierras). Altas rentas que no pueden evitarse vía la producción en zonas alejadas al AdE platense ya que se diluyen las sinergias allí generadas. Es insoslayable remarcar que en esta puja por el valor generado, pierden los más débiles, los que carecen de poder de negociación o bien de los medios de producción necesarios. Y en este gradiente que se forma, no sorprende que sean los trabajadores los más débiles (mercado de trabajo), aun con la mejora relativa que les genera el actual déficit de mano de obra.

Es claro que el desarrollo actual de la horticultura de La Plata no puede explicarse sólo en base al invernáculo y al horticultor boliviano, como si

8 Y a veces el asesoramiento, ya que el nivel tecnológico así lo impone. En palabras de Cieza (2004: 84) “Frente a los cambios tecnológicos en el Cinturón Hortícola Platense en la década del 90 los asesores técnicos privados tomaron dimensiones relevantes de acuerdo a sus capa-cidades y conocimientos para afrontar este nuevo desafío”.

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fueran elementos disconexos de un medio, de un territorio que atiza con exigencias y a la vez que brinda sinergias positivas. Para ello se analizan algunos elementos indispensables para entender los motivos por los cuales se sigue privilegiando a La Plata como zona de producción hortícola:

Comercio de inputs: en La Plata existen más de 15 agronomías, dis-• tribuidas de tal manera que el productor pueda acceder rápidamente a las mismas, siendo que se trabaja con una tecnología intensiva (bajo cubierta) que exige insumos de disponibilidad rápida (en tiempo) de calidad (en forma) y en cantidad.Comercio de inputs (2): el surgimiento, auge y consolidación de plan-• tineras en La Plata es un ejemplo más de los efectos del aglomerado económico en el sector. Así, García (2015) describe como se estimula, posibilita e impone la tercerización de las tareas de producción de plan-tines en empresas especializadas, que tienen ajustados sus manejos y costos, resultando para los productores una forma de reducir el riesgo relativo y absoluto, ganando además en flexibilidad y tranquilidad.Comercio de productos: la modalidad mas importante de venta es “en • quinta” mediante camiones que diariamente recorren la zona producti-va. Alejarse en búsqueda de tierras mas baratas afectaría seriamente la comercialización, ya sea en cantidad como en precio obtenido.Mano de obra: el déficit denunciado ya hace algunos años sería presu-• miblemente mayor si el productor se alejara del AdE en donde se en-cuentra la disponibilidad (en mayor o menor medida) de mano de obra calificada y capacitada para la actividad.Contención comunitaria: siendo los horticultores bolivianos uno de los • actores preponderantes, la concentración geográfica es algo que no sólo les aporta contención, sino que logran –intracomunidad– ayudas finan-cieras, de trabajo, y hasta know how, etc. Servicios: hay una serie de servicios, siendo algunos imprescindibles y otros • por lo menos importantes, según cada quinta. Un ejemplo de lo primero se-rían los servicios de laboreo, indispensables para aquellos pequeños y hasta medianos productores sin maquinarias. Paralelamente, el asesoramiento in-tegral es cada vez más importante en el marco de las profundas y constantes innovaciones, considerando además las inversiones en juego.La presencia de técnicos (principalmente) de Cambio Rural INTA, de • la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales (UNLP), del ministerio de Asuntos Agrarios, de la Secretaría de Agricultura Familiar, Banco Social de la UNLP y aún del sector privado son todas formas de aseso-ramiento para el productor, disponibles solo en las áreas centrales de la

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horticultura de La Plata. Ello se complementa, en cierta medida, con el asesoramiento brindado por las agronomías (Cfr. Seibane, 2013).

Es decir, el AdE hortícola de La Plata genera innovaciones tecnológicas constantes, posibilitadas por empresas e instituciones que se concentran en la zona (Ver Selis, 2012), corregidas y/o ajustadas por los productores. Paralelamente, su difusión es mucho más eficiente y rápida por las ventajas de cercanía, diálogo y cooperación característico de los aglomerados eco-nómicos. La tecnología incorporada posibilita altos rindes y calidad (co-mercial), cuya comercialización ad-hoc se lleva a cabo mediante la compra en quinta por cientos de camiones que recorren la zona todos los días.

Por otra parte, la persistencia de PyMEs le otorga flexibilidad al aglomera-do productivo, como también lo hace la mano de obra, aunque esta última en déficit. Dicha flexibilidad y la constante innovación se retroalimentan, generán-dose un mayor valor que busca ser apropiado por diversos agentes del AdE (te-rratenientes, vendedores de insumos, prestamistas, comerciantes, trabajadores, etc.). Esta presión obliga a nuevas innovaciones, prueba de métodos, técnicas y especializaciones productivas que hacen del sector un espacio muy dinámico y altamente competitivo. Dichas exigencias y presiones innovativas afectan principalmente a los pequeños y medianos productores, ya que los grandes po-seen menos limitantes estructurales. Como ser, usualmente gozan de transporte propio para llevar al mercado (o al supermercado) su producción, como así también generalmente son propietarios de la tierra. Cuentan también con ase-soramiento privado, las maquinarias necesarias y acceso al financiamiento (por lo menos, en mejores condiciones que los pequeños horticultores, migrantes o no). De esta manera, este grupo mantiene las ventajas del aglomerado y no su-fren tanto las exigencias. Tampoco poseen un tamaño que les dificulte adoptar técnicas que surgen en el espacio productivo. De hecho, son tan o mas innova-dores que los medianos y pequeños productores, aún siendo estos últimos más necesitados de los cambios producto de su situación de mayor susceptibilidad ante las exigencias de la competitividad generada en el AdE platense.

AdE hortícola de La Plata: ¿Clúster, Distrito (Agro) Industrial, Sistema Productivo Local o simplementeun Área de Especialización Productiva?

Tras la descripción y análisis realizado sobre el AdE relacionado a la ac-tividad hortícola en la región platense y contando con una somera revisión de las diferentes conceptualizaciones que existen sobre estas concentracio-

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nes, restaría en este apartado discutir qué tipo de aglomerado económico se adapta mejor a la realidad bajo estudio y hacia cual se perfila.

Se entiende que el AdE platense no se corresponde a un “Área de Es-pecialización Productiva”. Ya que existen fuertes relaciones interempresas, como las que se observan entre las quintas de la comunidad boliviana, entre las quintas en general y los comercios de agroquímicos y plantineras, entre las instituciones (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria –INTA–, Universidad Nacional de La Plata –UNLP–) y diferentes tipos de empresas del sector. Por otra parte, si bien se puede decir que existe cierto predominio de empresarios extranjeros como sería el caso de los horticultores de origen boliviano, ello no debe ser entendido como capitales que ingresaron al país como inversión directa. Por último, la actividad principal (horticultura) no necesariamente se origina por condiciones favorables para la localización empresaria, tales como disponibilidad y flexibilidad de la mano de obra y tierras. La horticultura platense tiene un origen planificado de abastecimiento a la ciudad capital bonaerense y al conurbano del GBA, similar a los orígenes del resto de las localidades que componen el Cinturón Hortícola Bonaerense (Garat et al, 1999; García y Lemmi, 2011). Su consolidación y diferenciación ha sido posterior, generándose en dicha evolución las condiciones favorables para generación de un aglomerado económico.

En un orden de complejidad y evolución mayor al de “Área de Especia-lización Productiva”, se encuentra el “Sistema Productivo Local” (SPL), modelo que bien podría ser adaptado a la actualidad (2015) del AdE hortí-cola de La Plata. Tal afirmación se basa en:

la presencia de pequeñas empresas, produciendo muchas de ellas el i) mismo producto. Esta es una característica explícita de la horticul-tura platense, en donde según el CHFBA´05, el 66% de los estable-cimientos hortícolas poseen apenas el 21% de la superficie total, lo que significa quintas de entre 0,5 y hasta 2 has.las interrelaciones entre empresas, esencialmente intrasectoriales; ii) ya se hizo referencia en el apartado anterior a las relaciones entre empresas, sobresaliendo las que ocurren en un mismo nivel o esla-bón de la cadena.el impacto sobre la economía y la sociedad local; el aporte que rea-iii) liza el sector hortícola en la economía platense fue para el año 2010 de 340 millones de peso, representando ello el 81% del Valor Bruto de la Producción primaria (Lauría, 2011). Paralelamente, la deman-da de mano de obra, si bien fuertemente subestimada en los releva-mientos censales, es significativa.

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una demanda de políticas de protección y consolidación del SPL pro-iv) venientes de fuerzas sociales (agentes económicos y políticos) hacia las administraciones públicas. Si bien históricamente se trató de un sector invisibilizado, las exigencias hacia el sector público existen. Por ejemplo, sería difícil de explicar la férrea defensa del uso del sue-lo que distinguió a La Plata del resto de los partidos del Cinturón Hortícola Bonaerense, lo que le permitió no sólo afrontar el natural avance urbano, básicamente bajo la modalidad de countries, sino que a la vez, como ecuación de suma cero, fue un puntal para comenzar a producir para zonas en donde la oferta se reducía, acorde al avance ur-bano sobre las zonas rurales intensivas (Ver Le Gall y García, 2010).

Identificado el actual status del AdE de la horticultura de La Plata, se podría discutir hacia donde se perfila, al entender que este proceso –lejos de ser estático– se profundiza día a día.

A modo de prognosis, se plantea que el aglomerado hortícola se encami-na hacia la constitución de un distrito agroindustrial, y no hacia un clúster. Se estima que las relaciones entre empresas se incrementarán, empezando a resultar significativas las existentes a nivel intersectoriales. Se acentuará aun más la división del trabajo entre las empresas, como forma de lograr una especialización que le permita persistir en un área cada vez más competitiva. A nivel producción ya existen los productores especializados en tomate y pimiento, como también en hoja (Viteri, Ghezán, & Iglesias, 2013). Comien-zan a instalarse empresas para lograr adaptaciones de sus productos a las rea-lidades productivas locales, tendiendo –mas en un mediano o largo plazo– a un desarrollo del tipo autónomo y autosuficiente.

El no direccionamiento a una clusterización se debe a que se entiende que por el tipo de producto y las distancias con los mercados internaciona-les, prevalecerá un desarrollo del tipo local antes que global, predominando un papel estratégico en las empresas y personas antes que en los territorios. Paralelamente, se entiende que seguirán persistiendo y predominando las PyMEs, sin destacarse mayormente las grandes empresas.

Reflexiones finales

Las transformaciones que vienen sufriendo las actividades agroeconó-micas en todo el mundo exigen el relevamiento o generación de nuevos marcos teóricos que puedan adaptarse a la dinámica actual. El enfoque basado en los aglomerados de empresas responde a esta demanda.

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El caso de la horticultura en La Plata muestra una evolución que se ase-meja a la de otros aglomerados hortícolas existentes en el mundo, siendo el concepto de Sistemas Productivos Locales el que en la actualidad mejor se adapta a describir e interpretar su dinámica.

Particularmente, la concentración de empresas hortícolas de La Plata genera en forma constante una serie de innovaciones tecnológicas que son corregidas y/o ajustadas por los productores, y difundidas en forma efi-ciente y rápida por las ventajas de cercanía, diálogo y cooperación carac-terístico de los aglomerados económicos. Paralelamente, la prevalencia de PyMEs le otorga flexibilidad al aglomerado productivo. Dicha flexibilidad y la constante innovación se retroalimentan, generándose un mayor valor que busca ser apropiado por diversos agentes, puja que se traduce en nuevas innovaciones, prueba de métodos, técnicas y especializaciones productivas que hacen del sector un espacio muy dinámico y altamente competitivo.

Lejos de resultar esto una conclusión, se sugiere que sea entendido como una invitación a profundizar la discusión en pos de la adaptación de un enfo-que que mejor explique la realidad de la horticultura en La Plata. Todo ello con el propósito y el convencimiento que el entendimiento de una realidad posibilita su interpretación y permite su eventual transformación.

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6Artículo

Caracterización de la agricultura de proximidad al área metropolitana de Santa Rosa-Toay (La Pampa, Argentina): aportes para la discusión sobre soberanía alimentaria

Pablo Valentín Ermini1*, Beatriz Giobellina2** y Andrés Barsky3***

* Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (La Pampa)** Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Córdoba)*** Universidad de General Sarmiento

@ [ [email protected] ] | [ [email protected] ] | [[email protected] ]

Fecha de recepción: 12/04/16Fecha de aprobación: 12/08/16

Cita sugerida: Ermini, P., Giobellina, B. y Barsky, A. (2016). Caracterización de la agricultura de proximidad al área metropolitana de Santa Rosa-Toay (La Pampa, Ar-gentina): aportes para la discusión sobreso beranía alimentaria. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2007

ResumenEl concepto de soberanía alimentaria irrumpe en la actualidad como cues-tionamiento político al concepto de seguridad alimentaria, noción asocia-da al modelo dominante de agricultura y alimentación. A inicios de los 90’ una serie de movimientos sociales alternativos se han organizado en el movimiento agrario transnacional La Vía Campesina, declamando que la actual crisis es producto de la globalización de un modelo neoliberal de agricultura de características capital-intensivo e industrial. La transfor-mación del medio rural y el profundo proceso de urbanización que se está dando en todo el mundo, plantea desafíos importantes en materia de sobe-ranía alimentaria. El trabajo tiene como objetivo realizar un análisis sobre el rol que las agriculturas de la ciudad cumplen en relación con elementos claves de la soberanía alimentaria en torno al concepto de proximidad. El estudio se realizó sobre el área metropolitana Santa Rosa-Toay ubica-da en la región pampeana argentina. El diseño metodológico contempló un enfoque mixto. Se realizaron encuestas y relevamientos de campo, se utilizó Google Earth como herramienta de mapeo, y software libre para el procesamiento de la información en un SIG. Entre los resultados obtenidos

1 Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, AER Anguil, La Pampa, Argentina. 2 Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, AER Córdoba, Observatorio AUPA (Agricul-

tura Urbana, Periurbana y Agroecología), FAUD-UNC - INVIHAB- ARQ IIIC (Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Industrial Universidad Nacional de Córdoba, Argentina).

3 Instituto del Conurbano, Universidad de General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina.

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están la construcción de mapas temáticos y la profundización conceptual sobre los alcances del concepto de agricultura de proximidad.

Palabras clave: seguridad alimentaria, agricultura urbana y periurbana, productores locales, mapeo.

Characterization of proximity agriculture in the metropolitan area of Santa Rosa-Toay (La Pampa, Argentina): contributions

to the discussion about food sovereignty

AbstractThe concept of food sovereignty arises today as a political challenge to the concept of food safety, which is a notion associated with the dominant model of agriculture and feeding. In the early 1990s a number of alterna-tive social movements were organized into the transnational agrarian mo-vement La Vía Campesina. They argued that the current crisis is the result of the globalization of an agriculture neoliberal model of capital intensive and industrial characteristics. The transformation of the rural areas and the worldwide urbanization process pose important challenges with res-pect to food sovereignty. This article aims at analyzing the role of city farming in relation to key elements of food sovereignty around the concept of proximity. The study was conducted on the metropolitan area Santa Rosa-Toay located in the Argentinian pampas. The methodological design was based on a blended approach. Questionnaires and field surveys were conducted, Google Earth was used as a mapping tool, and free software was used for processing information through GIS. The results obtained in-clude the production of thematic maps and the conceptual deepening on the scope of the concept of proximity agriculture.

Key words: food safety, urban and peri-urban agriculture, local producers, mapping.

Caracterização da agricultura de proximidade à área metropolitana de Santa Rosa-Toay (La Pampa): aportes

para a discussão sobre soberania alimentaria

ResumoO conceito de soberania alimentaria aparece na atualidade como questio-namento político ao conceito de segurança alimentaria noção associada ao modelo dominante de agricultura e alimentação. Nos começos de 1990 uma série de movimentos sociais alternativas tem se organizado em um movimento agrário transnacional La Via Campesina, declamando que a atual crise é produto da globalização de um modelo neoliberal de agricul-tura de características de capital intensivo e industrial. A transformação do meio rural e o profundo processo de urbanização que está se desenvol-vendo em todo o mundo apresenta desafios importantes no que diz respei-to à soberania alimentaria. Este trabalho tem como objetivo realizar uma analise sobre o papel que realizam as agriculturas da cidade em relação com os elementos chaves da soberania alimentaria em torno ao conceito de proximidade. O estudo realizou-se sobre a área metropolitana de Santa Rosa- Toay, na região pampeana da argentina. A metodologia considerou um enfoque misto. Realizaram-se enquetes e levantamento de campo, utilizou-se Google Earth como ferramenta de mapeio e software livre para

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o processamento de informações em um SIG. Entre os resultados obtidos estão a construção de mapas temáticos e o aprofundamento conceitual sobre os alcances do conceito de agricultura de proximidade.

Palavras chave: Seguridade alimentaria; agricultura urbana e periurbana; produtores locais; mapeio.

Introducción

Uno de los derechos más relevantes para la sociedad, y quizás el que generalmente mayor peso adquiere para los decisores dentro de la es-

fera política, es el del acceso a los alimentos. A partir de la segunda mitad del siglo XX, una serie de políticas internacionales implementadas en esta materia –como la Política Agraria Común Europea (PAC)– han inspirado sus perspectivas y acciones tomando como referencia el concepto de seguridad alimentaria4. Por otra parte, en momentos recientes de la historia contem-poránea, se registraron episodios de los cuales emergieron situaciones de crisis alimentaria a nivel mundial. Más precisamente entre los años 2007 y 2008, cuando fuertes subas en los precios internacionales de alimentos bási-cos dieron lugar a hambrunas en determinadas regiones de África y protestas sociales en otros países reclamando por el acceso a los alimentos (Morgan y Sonnino 2010, FAO 2012). La manifestación de esta crisis, en el marco de un escenario caracterizado por una agricultura industrial capaz de producir alimentos en abundancia, mostró los límites del concepto de seguridad ali-mentaria Desde ese momento, y con el protagonismo de La Vía Campesina5, adquiere fuerza el concepto de soberanía alimentaria, que incorpora diversos

4 La Política Agraria Común (PAC) surgió a principios de los años 60, en los inicios de la CEE (precursora de la Unión Europea), con el objetivo de conseguir la seguridad alimentaria en la Europa de posguerra, que se enfrentaba a problemas de abastecimiento. En sus inicios sus ob-jetivos fueron aumentar la productividad agrícola, para proporcionar a los ciudadanos un sumi-nistro estable de alimentos a precios asequibles, y asegurar unas condiciones de vida justas para los agricultores (http://ruralmedia.eu/pac/). Según la definición más aceptada, existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus pre-ferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana (FAO, 1996).

5 La Vía Campesina es el movimiento internacional que agrupa a millones de campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, pueblos sin tierra, indígenas, migrantes y tra-bajadores agrícolas de todo el mundo. Defiende la agricultura sostenible a pequeña escala como un modo de promover la justicia social y la dignidad. Se opone firmemente a los agro-negocios y a las multinacionales que están destruyendo los pueblos y la naturaleza (La Vía Campesina, 2011).

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ejes de debate y reflexión: principalmente el político y el económico. Vale agregar que dicha situación acontece, además, en un escenario en el que se registra una acelerada tendencia hacia la urbanización de la sociedad. Son cada vez menos las personas que habitan en las áreas rurales: en la actuali-dad, más de la mitad de la población del mundo habita en ciudades. No sólo se verifica una tendencia al aumento del número de habitantes urbanos a escala global sino que, a su vez, las pequeñas ciudades y núcleos dispersos pierden población, mientras las ciudades de mayor tamaño y las intermedias crecen aceleradamente y concentran población (Naciones Unidas, 2014). En este contexto, se reconoce el ámbito urbano como territorio donde se procesa el conflicto planteado por los movimientos y organizaciones sociales en ma-teria de acceso a los alimentos (Barthel et al., 2013).

El presente trabajo tiene como finalidad reflexionar en torno a la agri-cultura que se desarrolla en las ciudades6, y cómo la puesta en valor de distintas formas de dicha agricultura de proximidad se relaciona con el concepto de soberanía alimentaria. Para ello, se realizó un estudio sobre el área que conforma la región metropolitana de Santa Rosa, capital de la provincia de La Pampa, integrada por las localidades de Santa Rosa y Toay. El trabajo de relevamiento fue producto de un proceso generado por la demanda de actores pertenecientes a diversas instituciones con represen-tación en la provincia de La Pampa78.

¿Por qué ahora soberanía alimentaria?

A partir de la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996, se inicia un proceso gradual de afianzamiento de perspectivas críticas hacia las po-líticas implementadas en materia de alimentación, que tradicionalmente se

6 En este punto, el presente trabajo se diferencia de las tendencias que circunscriben la cuestión del abastecimiento alimentario a un tema netamente urbano y que promueven cultivar las ciudades o bien la autosuficiencia de las ciudades (Mougeot, 2006). Se intenta construir una mirada sinóptica, multi-escalar de la ciudad, como parte vital integrante e interdependiente de una región, donde se constatan capacidades relacionadas con la provisión de bienes y servi-cios a la sociedad.

7 Véase apartado: Delimitación del caso de estudio y tratamiento metodológico.8 Desde un punto de vista metodológico, se realizó un relevamiento de los espacios donde se

practica la agricultura en áreas urbanas y periurbanas de Santa Rosa. La herramienta a través de la cual se realizó un primer reconocimiento fue el Google Earth (Taylor y Lovell, 2012). Posteriormente, se realizaron entrevistas estructuradas (encuestas) y semi-estructuradas a los agricultores que permitieron un análisis cualitativo y volcar la información a un SIG de soft-ware libre. Parte de los resultados obtenidos se han sintetizado en mapas temáticos que se incluyen en la presente publicación.

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ajustaron al marco de la seguridad alimentaria. Como se ha mencionado, durante la crisis alimentaria de los años 2007 y 2008 gana protagonismo la voz de quienes denunciaban que el término seguridad alimentaria no con-tenía cuestiones esenciales para generar cambios en el sistema global de producción de alimentos. Los movimientos y organizaciones sociales de base, reivindicaban una política agraria basada en procesos colectivos, en la inclusión de las minorías y en la “horizontalización” de los mecanismos de diseño y ejecución de esas políticas. El concepto de soberanía alimen-taria procura realizar un cuestionamiento de determinados aspectos consi-derados reduccionistas y que están contenidos en el concepto de seguridad alimentaria. Se centra en el derecho humano a la alimentación; supone una confrontación frente a un sistema alimentario mundial caracterizado por la elevada concentración económica y presencia de empresas multinaciona-les; se atribuye la representación de los sectores más oprimidos y se pre-senta como una opción crítica a las estrategias de la agricultura de mercado y a un capitalismo sin límites éticos.

La noción de soberanía alimentaria expresa “el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas sustentables de producción, transformación, comercialización, distribución y consumo de alimentos, garantizando el derecho a la alimentación de toda la población” (K. de Gorban et al., 2011: 20). La diferencia sustancial radica en postular el derecho a las naciones y las personas a controlar sus propios sistemas alimentarios, incluidos sus propios mercados, modos de producción, la perspectiva cultural y ambien-tal de la alimentación (Wittman et al., 2011). Es así que no sólo apunta a la cuestión de solucionar el problema del hambre sino que se propone la construcción de un sistema alimentario diferente al actual.

Algunos de los aspectos que el concepto de soberanía alimentaria pone de relieve son los cambios y transformaciones que se han desarrollado en la relación campo-ciudad. Por un lado, toma nota de los cambios en las for-mas de producir que se registraron en las áreas rurales como producto de los cambios tecnológicos acaecidos luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando la industria inicia una abrupta expansión en todas sus dimensiones (Schumacher, 2011). Dentro de esta etapa, en el campo de la agricultura se desarrolla la denominada Revolución Verde, que se corresponde con el de-sarrollo y aplicación masiva de nuevas tecnologías para la producción de alimentos. Los paquetes tecnológicos –de mecanización, utilización de agro-químicos y adopción de ingeniería genética– tuvieron un fuerte impacto en la productividad, pero no contribuyeron a resolver los problemas sociales y especialmente no evitó que actualmente transitemos por una crisis ecológica a nivel planetario (Rockström et al., 2009, Schumacher, 2011, Foster et al.,

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2010). Concretamente, en materia de acceso a los alimentos “a pesar del masivo incremento en la producción de alimentos que hemos tenido al mo-mento, mucho mayor al crecimiento de la población, hoy más de un millón de personas padecen hambre debido al incremento de la pobreza y dificultad para comprar alimentos” (Wittman, 2011: 93). En este sentido, en los países más desarrollados y dentro de las ciudades más importantes del mundo, exis-te una situación de desigualdad social que se traduce en que muchas personas no tienen garantizado el acceso a los alimentos (Morgan y Sonnino, 2010)9. Además de encontrarnos con un sistema alimentario que no puede asegurar la provisión de alimentos para toda la sociedad, desde la perspectiva ecológica el planeta se encuentra con sus mecanismos de regulación seriamente afec-tados, en este aspecto las agriculturas de formas industriales parecen llevarse la mayor responsabilidad (Rockström et al., 2009). El actual sistema alimen-tario mundial industrial y globalizado se está resquebrajando, y volcando sus mayores impactos a las comunidades más vulnerables del planeta.

Los cambios tecnológicos, económicos y sociales de los procesos pro-ductivos de mediados del siglo XX han generado un desplazamiento ma-sivo de población rural a las urbes. Se considera que entre los años 2005 y 2006 más de la mitad de la población mundial pasó a residir en ciu-dades (Naciones Unidas, 2014). Por lo tanto, en el marco de sociedades crecientemente urbanizadas, las ciudades devienen en escenarios centrales de resolución de los conflictos vinculados con agricultura y alimentos. En el caso de Argentina, y a pesar de ser un país con una fuerte producción agropecuaria y agroindustrial, se han interpuesto importantes barreras que interfieren en el desarrollo de una relación campo-ciudad interdependiente y equilibrada (Sienrra, 1946), tal como se declama en el concepto de so-beranía alimentaria. Las familias rurales han protagonizado una intensa migración a las ciudades desde mediados del siglo XX, quienes buscaron refugio y condiciones de vida más dignas en los intersticios y bordes de las ciudades, o migraron desde el interior hacia las grandes capitales más in-dustrializadas. Independientemente del papel que han jugado las ciudades en el desarrollo de la humanidad, como base de la civilización, y su rol en los procesos de adaptación y domesticación de las especies para conformar una cultura agrícola (Soja, 2008); debe considerarse que los movimientos migratorios del campo a la ciudad adquirieron un carácter masivo, compo-niendo una secuencia vertiginosa que se tradujo en el desplazamiento de población que había construido sus lazos de arraigo a una tierra y con una

9 En Argentina, independientemente de diversas medidas implementadas por el Estado Nacional en materia de seguridad alimentaria a partir del año 2003, persisten situaciones asociadas a la exclu-sión y el hambre que tuvieron su máximo apogeo en la década del noventa (Cittadini, 2010).

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cultura determinada que le permitía, inicialmente, satisfacer sus necesida-des y las de sus familias con los recursos del lugar.

Considerando una escala global, se ha consolidado una racionalidad social, económica y ambiental que concentra el poder y el uso de los recur-sos, dificultando a amplios sectores pauperizados, el acceso a los benefi-cios que se obtienen de la naturaleza. Estos procesos generan importantes migraciones de población rural, que se suman a los refugiados de la po-breza, de conflictos ambientales, de conflictos armados y de la violencia política. Esto explica en gran medida el crecimiento acelerado de las me-trópolis urbanas, localizadas principalmente en los países más pobres. En sincronía con este proceso de escala global, estas transformaciones se ma-nifiestan como un avance del fenómeno denominado de agriculturización o de agronegocios; que consiste en el desarrollo de un sistema integrado de producción a escala industrial con fines de exportación10. Se conforma por una red de empresas que se complementan en toda la cadena, con fuerte desarrollo tecnológico y biotecnológico protagonizado por firmas multina-cionales (Cabo, 2011). En este punto, resulta central el rol que cumplen las ciudades en las actuales etapas de globalización capitalista.

La proximidad como factor fundamental dentro del concepto de soberanía alimentaria

La proximidad a la ciudad es un tema que suele ser abordado en un sentido estrictamente económico11. Su precursor fue el padre de las teorías de localización: Johann Heinrich von Thünen (1783-1850), y esta raciona-lidad continua aún vigente (Barsky, 2005). Para sumar otras perspectivas que aporten a la construcción en clave de soberanía alimentaria, conviene realizar un análisis más integral del concepto y vincularlo con ideas y per-cepciones de quienes abordaron tempranamente los problemas urbanos y relacionaron la sustentabilidad urbana con la proximidad12.

10 En Argentina, este modelo productivo con la consecuente conversión de tierras y la incorpo-ración de tecnología ha impactado sobre funciones ecológicas esenciales(Carreño y Viglizzo, 2007). A la vez desplazando prácticas y actores del sector agrícola tradicional, generando nue-vas corrientes migratorias que inciden en un mayor despoblamiento rural (Stratta Fernández y De los Ríos Carmenado, 2010).

11 Se hace referencia a la concepción neoclásica de la economía. 12 “La ciudad pierde su relación simbiótica con su entorno inmediato cuando el crecimiento

sobreexplota los recursos locales, como el agua, y pone en peligro su suministro; cuando, para proseguir su crecimiento, una ciudad se ve obligada a buscar agua, combustible o materias primas para su industria más allá de sus límites inmediatos” (Mumford, 1956: 7).

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En este sentido, la producción o consumo local es la manifestación de la proximidad de una actividad productiva y de muchos otros procesos vinculados que suceden cerca. Pero ¿Qué tan cerca o próximo debe estar la producción o el consumo para considerarse local o no local? ¿Cuáles son las condiciones de esa proximidad?

En gran medida lo local transmite en primera instancia la idea de un atributo fuertemente vinculado a lo espacial –distancias físicas–, atributo fundamental de las agriculturas que se practican en áreas urbanas y pe-riurbanas. Definir una distancia que exprese los límites físicos de lo local y de lo que no lo es, se convierte en una tarea sumamente difícil desde perspectivas más complejas, ya que lo local será dependiente del contexto: en determinadas situaciones lo local puede equivaler a una escala regional, como por ejemplo: productos que provienen de localidades más pequeñas; y en otros casos, lo local puede involucrar a una explotación localizada al final de una calle, si se considera un contexto barrial.

Al establecer el límite entre el área local y la escala subsiguiente pueden sur-gir diferentes interpretaciones. Las dificultades para definir lo local son impor-tantes en el caso de la agricultura, que se caracteriza por constituir redes de alta imbricación espacial, tal como lo demuestran casos como el de la soja, que se produce en Brasil y Argentina, se exporta y se utiliza en Europa principalmente para producir carnes locales. El desafío consiste en reconocer múltiples com-ponentes o dimensiones para definir una situación de proximidad en materia de agricultura y alimentos, a través de la construcción de un localismo global o cosmopolita13. Aceptando la complejidad de perspectivas, se procurará indagar en cuestiones generales que están involucradas en la situación de proximidad para el caso de estudio. A tal fin, con los datos que se obtuvieron y tomando en cuenta algunas clasificaciones propuestas para un caso europeo (Willis, 2012), se establecerán criterios que ponen de relieve las particularidades de la agricul-tura que se desarrolla en el área metropolitana Santa Rosa-Toay.

Delimitación del caso de estudio y tratamiento metodológico

El trabajo se focaliza en el área metropolitana de Santa Rosa, de 130.000 habitantes, enclavada en la pampa argentina y capital de la provincia homó-nima. Está conformada por las localidades de Santa Rosa y Toay. A los fines

13 Se plantea la necesidad de generar una propuesta de buscar el equilibro entre la localización de los sistemas de producción de alimentos y el acceso al mercado de alimentos globalizado, como estrategia en materia de la sustentabilidad del sistema alimentario (Born y Purcell, 2006).

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de su delimitación, vale señalar que se registra una continuidad del tejido urbano así como flujos socio-económicos cotidianos. Esta unidad física y funcional representa el 36% de la población total de la provincia (INDEC, 2010). Esta unidad, constituye una ciudad donde se registra una dinámica socio-económica de importancia, que se manifiesta particularmente por el crecimiento relativo de la localidad de Toay (ver cuadro N°1).

Cuadro 1.Localidades de Santa Rosa y Toay. Población total y variación intercensal absoluta y relativa Años 2001-2010

Fuente: elaborado en base a (INDEC, 2010). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001 y Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.

De acuerdo a los datos del censo 2001 y 2010, la aglomeración se de-nomina Gran Santa Rosa (INDEC, 2010). Por lo tanto, desde las estadís-ticas oficiales hay un reconocimiento formal del área metropolitana Santa Rosa-Toay. Sin embargo, más allá de un análisis técnico, carece de reco-nocimiento político formal como área metropolitana (Tavella, 2009). Ello permitiría la constitución de un gobierno que procure gestionarla como unidad, particularmente considerando la preocupación de este trabajo en torno a la producción alimentos de proximidad.

En este sentido, durante el año 2013 se constituyó un espacio de diálogo donde participaron una diversidad importante de actores institucionales locales, provinciales, regionales y nacionales14, encabezados por la municipalidad de la ciudad de Santa Rosa a través de la Subdirección de Economía Social. Uno de los principales ejes de acción que se propuso este espacio de carácter interins-titucional fue subsanar la carencia de registros con información integrada de las producciones agrícola suburbanas y periurbanas de Santa Rosa (pequeños productores, productores locales, agricultores de pequeña escala), de las que se tenía un conocimiento parcial acerca de su estado de vulnerabilidad socio-económica y ambiental, niveles de informalidad y del grado de cumplimiento de la normativa vigente en lo referido a sus procedimientos productivos.

14 Municipalidad de Santa Rosa, Municipalidad de Toay, Instituto Nacional de Tecnología Agro-pecuaria (INTA), Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), Secretaria de la Agricultura Familiar de la Nación, Universidad Nacional de la Pampa, Ministerio de la Producción (La Pampa) y Foro Nacional de la Agricultura Familiar.

2001 2010Santa Rosa 94349 102860 8520 9

Toay 8059 11626 3567 44,3

PoblaciónLocalidad Variación Absoluta Variación Relativa (%)

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En este marco, se acordó generar información primaria a través de un pro-ceso de rastreo que incluyó varias técnicas y métodos a ser implementados de forma conjunta: entrevistas a informantes claves, reconocimiento visual en te-rreno, relevamiento a través de reuniones técnicas y un trabajo que se realiza-ría con los mismos productores a través del método Snow Ball (Valles, 2000). Mediante el uso de Google Earth, se localizaron e identificaron espacios con actividades de agricultura y se relevó la información respecto a localización y superficie de 123 unidades de producción, reconocidas a través de los diver-sos métodos de rastreo. De esta forma, se generó un archivo formato KML, lo que permitió incorporar los datos a un Sistema de Información Geográfica (SIG). Las localizaciones obtenidas se verificaron posteriormente a través del trabajo de campo, donde se realizaron entrevistas estructuradas (encuestas) a los referentes de las unidades productivas, llegando al 54% del total locali-zadas. Además se realizaron entrevistas semi-estructuradas y se estableció el análisis cualitativo como método que posibilitaría obtener información rela-cionada con aspectos complejos de las explotaciones agrícolas, difíciles de categorizar en una entrevista estructurada. Las entrevistas semi-estructuradas se realizaron sobre una muestra de selección gradual, donde se tuvo en cuenta una serie de criterios asociados a una selección de casos típicos, conjuntamen-te con un criterio de conveniencia (Flick, 2004).Muchos agricultores/ras, aun-que manifestaban su acuerdo a recibir la visita, no deseaban ser entrevistados. Algunos declararon no querer hablar ni ser grabados (a pesar de declararse confidencialidad de los datos) por temer a una exposición de su situación de precariedad legal o informalidad. Al solicitarle la entrevista, un agricultor ex-presó: “prefiero que ni se enteren que estoy produciendo”.

Lo local definido de acuerdo al producto, procesos y características del lugar

Esta categoría es acorde a atributos de los alimentos asociados a una es-pecífica ubicación geográfica, en los que se considera clima, topografía o cultura del lugar. Es el caso de las regulaciones de denominación de origen, cuando un producto se vincula a una región geográfica formalmente delimi-tada por estos criterios. En este caso, los productos son reconocidos mun-dialmente y, entonces, sus puntos de venta trascienden lo local. Sobre este aspecto se puede decir que existe una contradicción: por ejemplo, el queso roquefort es un producto mundialmente conocido y regulado a esas escalas.

En lo referido al caso de estudio, se realizó un relevamiento de las uni-dades productivas considerando su situación dentro de los esquemas de

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registros y prácticas que exige la normativa vigente, especialmente aque-llas bajo orbita municipal, pues ello es condición necesaria para poner en valor el origen de las producciones. De acuerdo a los datos representados en el mapa (ver figura N°1), se puede observar que las unidades de menor escala tienen más problemas con la legalización de sus producciones o, en todo caso, se encuentran restringidas para ser formalizadas por determina-dos aspectos contenidos en normas que intentan erradicar la informalidad; coincidentemente son aquellas explotaciones que se encuentran más próxi-mas a áreas urbanas. Cabe aclarar que muchas veces cuentan con algún tipo de registro (municipal, provincial o nacional), pero mantienen prácticas de producción y comercialización al margen de las normativas.

Figura Nº 1. Área metropolitana de Santa Rosa-Toay. Unidades relevadas en función de sus situaciones de formalidad e informalidad

Fuente: elaboración propia en base a utilización de software libre www.qgis.org y acceso a las capas del proyecto Open Street Maphttps://www.openstreetmap.org/

Referencias: No conocen-No poseen: son las unidades donde sus referentes manifestaron no estar ins-criptos ni registrados en ningún tipo de registro y que desconocen totalmente con cuales deberían poder cumplir o ser exigidosConocen-No poseen: son las unidades donde sus referentes manifestaron no estar inscriptos no registrados en ningún tipo de registro aunque conocen total o parcialmente con cuales deberían cumplir o ser exigidos.Conocen-Poseen: son las unidades donde sus referentes manifestaron estar inscriptos o registrados en algún tipo de registro y conocen total o parcialmente con cuales deberían cumplir o ser exigidos.

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En el área de estudio no se encontraron producciones que tengan una denominación local, ni tampoco que exista una normativa que se ajuste a tales situaciones. El gobierno provincial intentó implementar en los últi-mos años una programa basado en normas BPA (Buenas Prácticas Agrí-colas), pero no se superó la instancia de pruebas pilotos como el Sello de Calidad Producto de La Pampa (Ministerio de la producción Gobierno de La Pampa, 2011). En este sentido, resulta dificultoso el establecimiento de una denominación de origen cuando las producciones no se encuentran registradas15, manteniéndose ocultas del control de los organismos que se encargan de hacer cumplir la normativa vigente.

Lo local como convención establecidade acuerdo a una distancia

Un procedimiento metodológico para determinar el alcance geográfico de lo local podría consistir en establecer un radio máximo desde el centro urbano, que abarque el área donde se producen, distribuyen y circulan los alimentos. Se podría utilizar un criterio fijado por las estandarizaciones que aplican organismos, empresas y organización de productores. Por ejemplo: en Inglaterra se ha definido el alimento local al que fue producido, culti-vado y procesado en un radio menor de 30 millas respecto del centro de venta (Willis, 2012). Definir un límite puede convertirse en un instrumento rígido de gestión, si no se toman en cuenta las particularidades del área y sus producciones.

Para el caso de estudio, se solicitó a informantes calificados que localizaran unidades de producción que, según su criterio, tengan una relación íntima con la ciudad, y que reúnan condiciones para ser consi-deradas como producción local. Algunas personas hicieron referencia a unidades que se encontraban en localidades vecinas, alcanzando distan-

15 “O no nos sirve la normativa a nosotros o nosotros no servimos al modelo, hay que verlo como se quiera, pero….así no podemos. Entonces tenés que hacerlo todo ilegalmente, no te queda otra. Como todos, yo miro acá para el costado y están todos haciendo lo mismo. Pero ¿De quién es el problema entonces? ¿El problema es de todos los productores que hacen las cosas mal o desde el estado no se acercan con normativas que abarquen a esos productores y no que los dejen afuera? Porque la verdad es que los productores van a seguir produciendo, los que hacen lechones van a seguir haciendo, lo van a seguir vendiendo de esa manera. Lo mejor se-ría poder tener una normativa que permita a ese productor vender ese lechón legalmente y que entonces todos podamos estar registrados con nuestras producciones, que se pueda hacer. Hay cosas que son ridículas para nuestra escala, para otra escala son lógicas, pero para la nuestra no sirve” (Agricultor, área metropolitana Santa Rosa-Toay).

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cias de 28 y 45 kilómetros, coincidentes con la periferia de localidades próximas de menor envergadura. Por ejemplo, al este la localidad de Anguil, al sur de Ataliva Roca y al norte de Winifreda. Sin embargo, a pesar de la diversidad de interpretaciones sobre los límites a establecer, la gran mayoría de las unidades de producción fue localizada dentro del espacio contiguo al área metropolitana Santa Rosa-Toay. Las razones de los informantes para justificar esa íntima relación con la ciudad se fundamentaron en mayor parte por el tipo de producciones (en general producciones intensivas), que no se desarrollan tradicionalmente en el ámbito rural. Se trata de producciones que se adaptan a espacios más reducidos, con productos más perecederos y que requieren de una alta frecuencia de viajes para su distribución (ver figura N° 2). Complemen-tariamente, se pudo observar que en los criterios de selección estaban presentes las particularidades de la escala (conceptualizaban estas for-mas como pequeños productores, pequeños agricultores), la diversidad de productos en la unidad de producción y también las estrategias de comercialización.

Figura Nº 2.Área metropolitana de Santa Rosa-Toay, actividades productivas que realizan las unidades de agricultura urbana y periurbana

Fuente: elaboración propia en base a utilización de software libre www.qgis.org y acceso a las capas del proyecto Open Street Maphttps://www.openstreetmap.org/

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Los servicios que presta la agricultura de proximidad a la ciudad y “lo local” como el ámbito donde se desarrollan los intercambios comerciales

Las actividades de producción, distribución y consumo contenidas den-tro de una localidad o región generan beneficios a la salud, la economía, el medio ambiente y en lo referido a aspectos sociales para las comunidades de esa región. Entre ellos se destacan los sistemas de producción y comer-cialización de productos primarios con lógicas asociadas a la producción sustentable, por ejemplo: formas de producción orgánica, agroecológicas, etc. En general, la agricultura no suele ser reconocida como una activi-dad que genera bienes y servicios conexos o efectos multiplicadores hacia la sociedad, más allá de los tradicionales: alimento, fibra y combustible (Swinton et al., 2007). Muchos de esos bienes son invisibilizados y están poco documentados; los más difíciles de mensurar son aquéllos que no suelen ser evaluados económicamente, o bien, son poco probables de ser mercantilizados.

En este sentido, es fundamental considerar los beneficios que la agricul-tura de proximidad proporciona al valor del suelo agrícola en la periferia urbana. La expansión de las ciudades y su avance sobre tierras agrícolas es una preocupación entre teóricos e investigadores desde hace tiempo16. El suelo productivo urbano y periurbano constituye un factor crítico: además de formar parte de un suelo agrícola que se pierde por el avance de la ciudad, adicionalmente se pierde suelo que posee el atributo de la proximidad y un importante y vital patrimonio cultural (Giobellina, 2011, Segrelles, 2015).

En lo referido al caso de estudio presentado, de acuerdo a las delimi-taciones realizadas se puede apreciar la existencia de superficie destinada a la agricultura. Como era de esperar, las de pequeñas dimensiones al in-terior de la trama urbana más densa, y mayor en los bordes de la ciudad (ver figura N°3). En general se detecta una situación de alta vulnerabilidad dentro de un esquema de doble tensión, donde predominan fuerzas nega-tivas que representan: por un lado, la amenaza que genera el avance de la urbanización, por otro el avance del fenómeno de agriculturización de los entornos rurales hacia la ciudad. De esta manera, la proximidad también podría entenderse como la configuración de un continuum de espacios que

16 “La erosión del suelo o su desaparición bajo edificios y vertederos no producen una mera indisponibilidad temporal de ese suelo, sino más bien lo hacen improductivo, de forma que, incluso si se llevasen a cabo todos los esfuerzos recomendados por la ciencia, necesitaría siglos para recuperar su capacidad de soportar la actividad humana, por no hablar de formas más orgánicas de agricultura” (Mumford, 1956: 11).

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representan una alternativa17 en la generación de bienes y servicios para las comunidades (FAO, 2012).

Figura Nº 3. Área metropolitana de Santa Rosa-Toay. Representación de las superficies correspondientes a las unidades de producción localizadas

Fuente: elaboración propia en base a utilización de software libre www.qgis.org y acceso a las capas del proyecto Open Street Maphttps://www.openstreetmap.org/

Con respecto a la dimensión local de la comercialización de alimen-tos, se identifican canales asociados a los pequeños productores, agricul-tores familiares, pequeñas huertas y asociaciones de productores del área. Desde un enfoque económico, sería posible reflexionar sobre cuáles son las escalas y modelos de producción y comercialización que se reconocen como las formas legítimas de las agriculturas de proximidad. De acuerdo

17 “Cuando nosotros vinimos acá no había nada. Y ahora nos va rodeando todo. Se va acercando la zona urbana. Yo siento esa presión; totalmente. El de acá al lado loteó toda su hectárea. Y hay gente que viene y cree que puede venir de la nada, y arrasar con todo. Me parece que no es así…esa calle es una de laspocas calles de Santa Rosa que tiene esas plantas y esa calle la salvamos nosotros. Porque llegó un momento que llegó una topadora y las quería sacar a todas para abrir una calle. Yo firme y, a través de la Municipalidad… O sea, si uno no hacía el quilombo las sacaban todas. Hicieron un relevamiento, marcaron los árboles que se podían sacar, los que no… Y eso gracias a que uno estaba acá. Sino desaparecía todo…está bueno eso que estén en las zonas urbanas, sub-urbanas ¿A cuánto estamos del centro de Santa Rosa? Tres, cuatro kilómetros…”(agricultor área metropolitana Santa Rosa-Toay).

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al trabajo realizado con las unidades productivas encuestadas, se puede observar que la modalidad de venta a pedido18 representa una categoría que prevalece sobre las demás (ver figura N°4). Dentro de esta categoría existe una gran diversidad de estrategias que abarcan los distintos tipos de relaciones que los productores establecen con los consumidores o co-mercios locales19.

Figura Nº 4. Área metropolitana de Santa Rosa-Toay. Destinos de la producción en las unidades de agricultura urbana y periurbana encuestadas

Fuente: elaboración propia en base a utilización de software libre www.qgis.org y acceso a las capas del proyecto Open Street Map https://www.openstreetmap.org/

18 “Hay dos formas…una es que hay ciertos grupos familiares de Santa Rosa que saben que producimos y vienen y compran. Una vez por semana. ¡O se lo llevo yo! Es como una relación cercana. Ellos me dicen: “Tal día preparáme el pedido”… y yo se lo preparo. Un kilo de toma-te, zapallito, lechuga, qué se yo, y se lo pongo en una bolsa y listo. No es que vienen y hacen una compra directa. Yo ya les tengo el pedido hecho… o se los llevo a la casa” (agricultor/a área metropolitana Santa Rosa-Toay).

19 “Esto se comercializa todo en Santa Rosa… Nosotros, como empezamos con uno, que era poca cantidad, empezamos con rotisería, braserías, casa de comidas…no un supermercado o una verdulería que vende mucha cantidad de lechuga, por ejemplo, porque nosotros íbamos teniendo de a poca cantidad, entonces…con esos negocios es poca lechuga…todos los días o una o dos veces por semana” (agricultor/a área metropolitana Santa Rosa-Toay).

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Consideraciones finales

La agricultura que se desarrolla en áreas urbanas y periurbanas puede ser una oportunidad para fortalecer una alternativa al modelo dominante de agricultura empresarial, el cual, a pesar de contribuir a producir más ali-mentos, ha logrado aumentar en forma acelerada las desigualdades sociales, tanto en las ciudades como en el ámbito rural (Morgan y Sonnino, 2010). La ciudad es un medio único de interacción humana, es un lugar donde existe densidad social; esa situación es la que permite que las ciudades sean lugares donde se dan una serie infinita de situaciones y sucedan cosas sor-prendentes (Santos, 2000). Se plantean importantes coincidencias entre el rol social, económico y ambiental que cumple la agricultura de proximidad con la propuesta de la soberanía alimentaria. En este sentido, “quizás el aspecto más revolucionario de la soberanía alimentaria es que nos obliga a repensar nuestra relación con los otros” (Wittman et al., 2011: 4).

La proximidad acentúa los procesos de comunicación, es decir supone una instancia superadora de los procesos de intercambio de información. Al dar mayores oportunidades para desencadenar procesos de comunica-ción, la proximidad juega un papel fundamental a la hora de intensificar las relaciones de reciprocidad (Santos, 2000)20. Las relaciones de reciprocidad cobran sentido cuando se profundiza la construcción de lazos sociales. Lo más productivo de la agricultura de proximidad puede llegar a ser los lazos sociales que se cimientan, quedando así expuesto sustantivamente que la construcción de tales interrelaciones constituye también un hecho produc-tivo (Coraggio, 2010). Este es uno de los aspectos más relevantes a la hora de poner en valor a las producciones locales, en función de la profundidad que adquieren las relaciones directas entre productores y consumidores.

La construcción de la condición de localía requiere superar simplifica-ciones y constituirse con una perspectiva integral aplicable en las lecturas territoriales. Teniendo en cuenta esta integralidad, y a los fines operativos, ello requiere abordar en profundidad las interrelaciones que se dan entre las diversas formas de agricultura en la ciudad. Las experiencias de comerciali-

20 “Cuando te decía del centro de consumo es porque es como hasta hoy, y nosotros para hacer una producción alternativa, para poder competir con producciones industriales que se basan en la cantidad de un producto, que no importa como sea, pero si es mucho es bárbaro, para competir con eso vos precisas un mercado especial. La gente tiene que venir a buscar nuestros productos por cómo es…y vos cuanto más gente tengas, más posibilidades de encontrar perso-nas con ese gusto. Al margen de que, después, vos vayas generando conciencia y vayas inten-tando contagiar más gente. Ya de arrancada vos tenés una ciudad más grande y un porcentaje de esa población que está buscando lo que vos querés vender, entonces las posibilidades son mayores” (agricultor/a área metropolitana Santa Rosa-Toay).

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zación que asume la agricultura de proximidad podrían constituir un insumo que oriente la política pública y ponga en valor las formas económicas soli-darias que se dan en un marco de economía popular. En este sentido, resulta clave visibilizar cuáles son las producciones de proximidad, para integrar las formas urbanas y periurbanas de agricultura en las políticas públicas que se proponen incidir sobre la dinámica económica del territorio. Profundizar sobre las relaciones existentes que definen esa proximidad, en diálogo con los elementos claves de la soberanía alimentaria, es crucial para abordar la complejidad que implica la sustentabilidad del sistema alimentario local y regional. La ciudad y su entorno de proximidad componen una red de re-laciones que involucran a las personas que compran, venden y proveen de alimentos a la población. Estas personas, comercios, localidades, ciudades y región dependen unas de otras, y esta interdependencia beneficia la calidad de vida de las comunidades. De una forma similar a como Born y Purcell (2006) proponen la teoría de la redes para superar lo que ellos denominan la trampa local, y proponen la escala como estrategia y no como una meta a lograr; aquí se propone comprender las diversas formas de agricultura y sus interrelaciones como una continuidad territorial, donde la ciudad, lugar de densidad social, puede ser un espacio con límites no precisos, pero con un importante impulso que logre fortalecer la soberanía alimentaria.

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7Artículo

Dinámica socio espacial de los Balcanes. Una mirada geográfica de su historia

María Belén Kraser1

Universidad Nacional del Sur-CONICET

@ [ [email protected] ]

Fecha de recepción: 24/04/16Fecha de aprobación: 10/08/2016

Cita sugerida: Kraser, M. (2016). Dinámica socio espacial de los Balcanes. Una mirada geográfica de su historia. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2008

ResumenAl abordar problemáticas sociales actuales del continente europeo como los nacionalismos, no pueden ser consideradas sin contextualizarlas como procesos que han caracterizado la historia y conformación de las socieda-des europeas. Al respecto, el presente escrito realiza una recopilación y análisis del aporte de distintos autores para desarrollar uno de los hechos bélicos que ha marcado el siglo XX: las guerras en los Balcanes. La com-prensión del abordaje de las mismas radica en el análisis multicausal de los conflictos, dado por condiciones étnicas y religiosas principalmente, pero no menos relevantes han sido los factores políticos, económicos, his-tóricos y el contexto internacional. Asimismo, el análisis de lo ocurrido permite avanzar en el pensamiento crítico, debido a la comprensión de las presiones internacionales que actuaron como catalizadoras de las guerras. La fragmentación de la antigua Yugoslavia conformó países que no encuen-tran salida a la crisis económica que viven hace años, por lo cual los senti-mientos nacionalistas van conformando el escenario de la yugonostalgia.

Palabras clave: Guerras Balcánicas- Análisis multicausal- Genocidio- Yu-gonostalgia.

1 Asistente de Cátedra Geografía de Europa. Becaria Posdoctoral CONICET. Investigadora en el PGI “Actores, saberes y prácticas en los espacios urbanos, rurales y periurbanos desde la relación sociedad-naturaleza. SO bonaerense y espacios relacionados”. Directora: Dra. María Amalia Lorda y Co-Directora: Mg. María Patricia Rosell. Departamento de Geografía y Tu-rismo, Universidad Nacional del Sur.

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Socio-spatial dynamics in the Balkan area. A geographical gaze/approach of its history

AbstractAddressing current social problems of the European continent such as nationalism, cannot be considered without setting them in the proper context, analyzing the processes that have characterized the history and formation of European societies. In this regard, this paper gathers and analyses the contribution of different authors to describe one of the mil-itary events that characterized the twentieth century: the wars in the Balkan area. Understanding the same approach implies understanding the multi-causal analysis of conflicts, given mainly by ethnic and religious con-ditions, as well as by the no less important political, economic, historical and international factors. Also, the analysis of events can advance critical thinking, due to the understanding of international pressures that acted as catalysts of the wars. The fragmentation of the former Yugoslavia resulted in countries that are not out of the economic crisis experienced for years, so nationalistic feelings are shaping the scene of the “Yugonostalgia”.

Keywords: Balkan Wars- Multi-causal analysis- Genocide- Yugonostalgia.

Dinâmica sócio-espacial dos Bálcãs. Um olhar geográfico de sua historia

ResumoAo abordar as problemáticas sociais atuais do continente europeio como os nacionalismos, devemos considerar que tais processos têm caracterizado a historia e a conformação das sociedades da Europa e não podem ser con-siderados como fatos isolados ou descontextualizados. A respeito disso, este trabalho escrito realiza uma recopilação e análise da colaboração de diferentes autores para desenvolver um dos fatos bélicos que tem marcado o século XX: as guerras dos Bálcãs. A compreensão da abordagem das mes-mas radica em uma analise multicausal dos conflitos, produto de condições étnicas e religiosas principalmente e também por fatores políticos, econô-micos, históricos e o contexto internacional. Também, a análise dos acon-tecimentos permite avançar no pensamento crítico devido à compreensão das pressões internacionais que atuaram como catalizadores das guerras. A fragmentação da antiga Iugoslávia constituiu países que não encontram saída às crises econômica que vivem a muitos anos motivo pelo qual os sentimentos nacionalistas vão conformando o cenário da Iugoslávia.

Palavras chave: Guerras dos Bálcãs; Análise multicausal- Genocídio- Iu-gonostalgia.

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Consideraciones introductorias

En concordancia con las autoras Shmite y Nin (2015), las dinámicas de ciertos espacios para su transferencia didáctica, implican perspectivas

de análisis que requieren el abordaje multicausal. Para ello, es necesaria la selección de fuentes de información diversa que aborden la realidad des-de la pluralidad de perspectivas con la intención de avanzar en la actitud crítica en la formación de los futuros docentes de Geografía, que puedan formular nuevas preguntas y debatan para lograr aprendizajes reflexivos de los problemas socialmente relevantes (Shmite y Nin, 2015).

En este caso se considera como problema socialmente relevante, la con-flictiva dinámica socio espacial que ha caracterizado la historia reciente de los Balcanes, debido a que el análisis de la problemática permite reflexio-nar sobre el modo en que los nacionalismos y las presiones internacionales pueden aunarse para desencadenar conflictos bélicos.

Al respecto, autores como López Palomeque y otros (2000) afirman que la personalidad de la “Geografía de Europa” está en gran parte conforma-da por la heterogeneidad cultural en todas sus acepciones (lenguas, etnias y religiones), el nivel elevado de desarrollo socioeconómico con marca-dos contrastes regionales, la presencia de áreas de estabilidad con áreas de inestabilidad y el papel destacado en la historia de la humanidad en los últimos siglos. No menos relevantes son algunas características que han conformado la identidad europea tales como los imperialismos, nacionalis-mos, guerras y xenofobia (López Palomeque y Otros, 2000).

Estos aspectos son abordados mediante el análisis multicausal, vincu-lando los factores étnicos y religiosos, pero también los políticos, económi-cos, históricos y el contexto internacional, que contribuyeron en la gesta-ción de las Guerras Balcánicas del siglo XX. Dichos factores, son aludidos en cada apartado en el momento considerado acorde en el escrito. La te-mática pretende contribuir al pensamiento crítico, debido a la comprensión de las presiones internacionales que actuaron como catalizadoras de las guerras, en un territorio donde los nacionalismos presentes han dificultado la convivencia pacífica de los pueblos en el curso de la historia.

La espacialidad a través de períodos establecidos

En la encrucijada de rutas entre imperios, la dinámica socio espacial balcánica ha sido conformada por la diversidad cultural, étnica y religiosa. El dominio del Imperio Romano en los Balcanes, luego fue ocupado por

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los imperios Otomano y Austro-Húngaro. El enfrentamiento entre estos últimos dio inicio a las Guerras Balcánicas del siglo XX. Los conflictos bé-licos que marcaron el inicio y fin del pasado siglo modelaron ese extremo del continente europeo, conformando lo que distintos analistas denominan el polvorín balcánico (Girón, 2003) (Figura 1).

Figura 1. Actuales espacialidades en la ex Yugoslavia

Fuente: Elaboración propia, Ma. Belén Kraser (2016) sobre Ferreira, M. (2015).

El artículo se presenta estructurado en períodos. El primero es la etapa previa a la conformación de Yugoslavia. En el mismo, desde los vestigios de asentamientos Ilirios, con la ocupación posterior de comunidades arri-badas desde el Cáucaso y la dominación por distintos imperios, los pue-blos en luchas esporádicas mantenían sus divisiones. La Primera Guerra Mundial es el hito que da inicio al segundo período, que corresponde a la imposición mediante acuerdo de las potencias europeas de la creación de un único Estado, Yugoslavia.

Este segundo período iniciado en 1919 perduró hasta la década de 1980, durante la Guerra Fría, bajo el mandato de Tito. El último período, corres-ponde desde 1980 al inicio del nuevo siglo, durante la gestación y desa-rrollo de las Guerras Balcánicas de fin de siglo o también conocidas como Guerras Yugoslavas. En este contexto es en el que deben incorporarse los conceptos de limpieza étnica y genocidio.

La limpieza étnica implica el desplazamiento forzado de poblaciones porque son el obstáculo para homogeneizar étnica o religiosamente un es-

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pacio, pero en el caso de la ex Yugoslavia las acciones llevadas a cabo la transforman en genocidio (Stavenhagen, 2010). En el desarrollo de las Guerras Yugoslavas, las víctimas no eran consecuencia de la guerra como muertes por bombardeos, sino que eran el objetivo principal por su perte-nencia étnica. Al respecto, los desplazamientos forzados, las matanzas, los campos de concentración y exterminio y, los campos de violación siste-mática de mujeres, son estrategias planeadas, con lo cual lo cometido son crímenes contra la humanidad como lo define la resolución de Naciones Unidad del año 1948 como categoría de genocidio (Kullashi, 1995).

Finalmente, luego del desmembramiento de la antigua Yugoslavia se aborda el período actual, de la recomposición de las identidades como paí-ses luego de las independencias, que se desarrollan entre la integración de la Unión Europea y la crisis económico financiera de la misma. Este pano-rama pone en evidencia la añoranza de las seguridades sociales durante el mandato de Tito. Se configura así en los Balcanes un sentimiento nostálgi-co hacia ese régimen comunista que historiadores (Derens, 2011; Ferreira, 2015) y periodistas (Estepa, 2013) han denominado “yugonostalgia”. Sen-timientos que no dejan de resguardar los nacionalismos que aún perviven en esa región del mundo, donde “los analistas vaticinan más guerras en los Balcanes para las próximas décadas” (Sánchez Hernández, 2005: 71).

Relaciones socio espaciales en los Balcanes en el tiempo: de los primeros pobladores a la creación de Yugoslavia

Los primeros vestigios de asentamientos en la península balcánica da-tan del siglo X a.C., ocupada por el pueblo pastor indoeuropeo Ilirio, quie-nes en el año 6 d.C. se sublevaron contra el Imperio Romano pero fueron reprimidos creando las provincias romanas adriáticas de Panonia y Dalma-cia (Martínez Cuartero, 2013). Tras la división del Imperio Romano en el siglo IV d.C., el sector Oeste constituyó el Imperio Romano de Occidente, mientras que el Imperio Romano de Oriente con capital en Bizancio fue el que comandó los Balcanes (Gibbon, 2006).

En el declive del Imperio Bizantino, a finales del siglo VI, los pueblos eslavos originarios del Cáucaso se desplazaron hacia el Sur, infiltrados por las montañas ocuparon Panonia y Dalmacia hasta la costa (Gibbon, 2006). Hacia el siglo VII prácticamente todos los Balcanes estaban dominados por los eslavos del sur, antepasados de los actuales eslovenos, croatas y serbios.

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Tanto los eslavos, como los búlgaros y rumanos (también situados en la península) profesaban el paganismo. Ambas particiones del Imperio Romano rivalizaron para evangelizarlos. En el siglo IX Roma integró a los eslavos y croatas, mientras que Bizancio se ocupó del Sur de los Balcanes, quienes lue-go siguieron la Iglesia Ortodoxa a partir del siglo XI. De ese modo, la etnia eslava que ocupó los Balcanes, mediante los antagonismos tribales constitu-yó países rivales en los que además se establecieron diferencias religiosas.

En el siglo XIII los tártaros de la Horda de Oro unidos por Gengis Khan arrasaron los territorios de Eslovenia, Croacia y Eslavonia, lo cual favoreció a los serbios para extender sus fronteras hacia Albania, Macedonia y la actual Krajina de Croacia (Martínez Cuartero, 2013). Los serbios, en 1371 en la batalla de Kosovo Polie cayeron ante los otomanos musulmanes arribados desde Anatolia, quienes permanecieron por cinco siglos (Casanova, 2004).

En el siglo XVIII comenzó el declive del Imperio Otomano, acentuado en el siglo XIX por los colonialismos europeos y, los nacionalismos y exi-gencias de independencia de los estados balcánicos que fueron alentados por Rusia y el naciente Imperio Austro-Húngaro para reducir el poderío Otomano. Asimismo, Gran Bretaña y Alemania apoyaron las intenciones independentistas para tratar de evitar que Rusia avanzara sobre los Balca-nes y lograra acceso a puertos sobre los mares Negro y Adriático. La pri-mera rebelión se produjo con la Guerra de Independencia de Grecia (1821), posteriormente la del Reino de Serbia (1878) y más tarde las de Montene-gro, Rumania y Bulgaria (Inalcik y Quataert, 1994).

En 1908 el Imperio Austro-Húngaro anexó por declaración la provincia otomana de Bosnia-Herzegovina, para que no fuera ocupada por los ser-bios. Los territorios de Albania y Macedonia permanecieron bajo el control Otomano. Las tensiones de dominación sobre los territorios dieron inicio a principios del siglo XX a las Guerras Balcánicas en dos episodios. El primer enfrentamiento se efectuó en 1912, denominado como la Primera Guerra Balcánica, donde la conformación de la Liga de los Balcanes o Liga Balcánica de Serbia, unió a Serbia, Bulgaria, Montenegro y Grecia para enfrentar a los otomanos (Inalcik y Quataert, 1994).

Mediante esta Liga, en realidad tanto Serbia como Bulgaria pretendían anexar los territorios otomanos de Macedonia. La guerra finalizó en 1913 con la derrota otomana y el Tratado de Londres con el cual los ganadores se repar-tieron el territorio macedónico (Inalcik y Quataert, 1994). No obstante, pronto inició la enemistad entre los países aliados, debido a las ansias expansionistas.

En paralelo Albania se declaró principado musulmán independiente (1912) y Austria-Hungría lo apoyó para evitar el dominio de Serbia e impe-dir su acceso al mar. Rusia pretendió actuar de mediadora en las intenciones

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expansionistas, pero Bulgaria rechazó la mediación, con lo cual Rusia apo-yó desde entonces a Serbia mientas que Austria-Hungría mostró su apoyo a Grecia y Rumania. Para pretender ostentar poderío militar Bulgaria atacó a Serbia y a Grecia, dando inicio a la Segunda Guerra Balcánica en 1913, pero estos países junto con sus aliados y apoyados por Turquía (los otoma-nos que hasta hacía pocos meses habían sido sus enemigos) contraatacaron y tras un mes de guerra Bulgaria debió aceptar su derrota perdiendo amplio territorio que Serbia se anexó mediante el Tratado de Bucarest (Inalcik y Quataert, 1994).

En 1914 Croacia había perdido su independencia, Eslovenia no había conseguido ser un Estado independiente bajo el control alternativo de Italia y Alemania y, el Reino de Serbia era un deseo expansionista para la Rusia imperial de los Zares. Además el príncipe heredero del Imperio Austro-Hún-garo, Archiduque Francisco Fernando, pretendía anexar Serbia a su dominio porque consideraba que para pacificar los Balcanes era necesario integrar a la mayor parte de los eslavos dentro de una misma entidad política (Inalcik y Quataert, 1994). En su visita a Sarajevo el Archiduque fue asesinado y este factor inmediato desencadenó la Primera Guerra Mundial.

La organización secreta nacionalista serbia La Mano Negra planificó el asesinato. Ante este hecho, el Imperio Austro-Húngaro impuso una serie de condiciones a Serbia, pero de igual manera sólo un mes después declaró la guerra y bombardeó su capital, Belgrado. Serbia fue apoyada en la defensa por Francia y Rusia. La desconfianza de Alemania sobre el poder ruso hizo que apoyara a Austria-Hungría.

En este contexto, Alemania invadió Bélgica para avanzar contra Fran-cia y por este hecho Gran Bretaña, histórica aliada de Serbia, ingresó en el conflicto para defender a la neutral Bélgica. En 1917 Estados Unidos respaldó la alianza franco-ruso-británica, a la vez que la Revolución Bol-chevique de Octubre se apoderó del gobierno en Rusia. La guerra finalizó en 1918 con la derrota de Alemania, Austria-Hungría y sus aliados turcos. La permanencia de estas alianzas luego reaparecerá en contiendas futuras en la Segunda Guerra Mundial y en las Guerras Balcánicas de fin de siglo.

Respuesta a las rivalidades europeas: el nacimiento y permanencia de Yugoslavia

El Reino de Yugoslavia o también Estado de Yugoslavia (como nombre en el ámbito oficial pero no institucionalizado hasta 1929) fue conforma-do al finalizar la Primera Guerra Mundial, en 1919, como consecuencia

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del Acuerdo de Corfú, Tratado de Versalles y Tratado de Saint Germain2 (Banac, 1988), con la denominación Reino de serbios, croatas y eslove-nos al que se anexó Bosnia-Herzegovina. El Rey Alejandro I en 1929 lo rebautizó institucionalizando el nombre de Yugoslavia (Banac, 1988), que significa unión eslava o país de los eslavos del sur.

El mismo, se diseñó como “Estado tapón” para responder a los intere-ses franceses y británicos en los Balcanes, a la vez de dar fin al Imperio Austro-Húngaro que mediante una monarquía dual con enfrentamientos había gobernado desde Viena (1867-1919) conocido como la cárcel de las naciones (Sánchez Hernández, 2005).

El nuevo Estado fue aceptado debido a que “los serbios creen cumplida su misión histórica de unir a todos los eslavos del sur en un solo Estado, y los croatas y eslovenos se sienten satisfechos por librarse del yugo aus-tro-húngaro” (Sánchez Hernández, 2005: 54). Considerar que los pueblos balcánicos eran uno sólo es mencionado por distintos autores como utopía imposible, ya que la única vinculación era la vecindad, a la vez que los serbios mostraron liderazgo desde el comienzo.

En 1921 la mayoría serbia empezó a evidenciar su idea de conformar la Gran Serbia y dictó una Constitución autoritaria; el gobierno prohibió los partidos políticos de la oposición (Partido Comunista y Partido Campesino Croata) y segregó a las minorías no eslavas. En 1928, un diputado monte-negrino mató al líder parlamentario de los croatas Radic debido a sus ideas anticentralistas. Ante este contexto, el Rey Alejandro I proclamó una dicta-dura monárquica que suprimió las garantías constitucionales y el Congreso y, diseñó una nueva división administrativa que no respetaba divisiones étnicas, religiosas o lingüísticas (Sánchez Hernández, 2005).

Los croatas reaccionaron al centralismo serbio monárquico creando la organización armada Upstachi ó Ustacha, movimiento nacionalista de corte fascista-falangista que desarrolló acciones terroristas y proclamó la Gran Croacia y en 1934 asesinó al Rey Alejandro I, cuyo sucesor abolió la dictadura y concedió cierta autonomía a los croatas (Sánchez Hernández,

2 El Tratado de Versalles (1919) firmado entre los países Aliados y Alemania finalizó oficial-mente la Primera Guerra Mundial. Entró en vigencia en 1920 y a él se vinculan tratados pre-vios y posteriores como el Acuerdo de Corfú (1917) y Saint Germain (1919). Durante la Gran Guerra exiliados serbios y croatas establecieron un movimiento nacional yugoslavo radicado en París que sentó las bases para crear un nuevo país que se pacta en el Acuerdo o Declaración de Corfú (1917) afirmando que serbios, croatas y eslovenos constituyen un solo pueblo y tienen el objetivo de crear un Estado yugoslavo donde reinaría la dinastía serbia y en la que Croacia tendría un estatuto de autonomía (Girón, 2003). El Tratado de Saint Germain (1919) firmado entre Austria y los Aliados da por finalizado el Imperio Austro- Húngaro y obliga a reconocer al Reino de serbios, croatas y eslovenos (Ortega Terol, 1996).

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2005). Pese a las inconformidades Yugoslavia se mantuvo unida en el pe-ríodo entreguerras.

Durante la Segunda Guerra Mundial Yugoslavia fue invadida por las tropas alemanas en 1940, a quienes se alió la organización Upstachi. La alianza les permitió proclamar el Estado Nacional Croata (que incorporó los antiguos territorios del Reino de Croacia, Eslavonia, Bosnia-Herzego-vina y dividió Eslovenia para cederla a Alemania e Italia) bajo una dicta-dura de orientación nazi (Sánchez Hernández, 2005).

Mientras que Montenegro se convirtió en un protectorado de Roma y Macedonia quedó bajo el dominio de Albania, aliada a las potencias del Eje comandado por Alemania, Italia y Japón3. A la vez que los serbios, mayori-tariamente soldados del ejército yugoslavo, reaccionaron conformando los Chetniks, organización nacionalista centralista y monárquica, que se enfren-tó sangrientamente a las tropas alemanas y sus aliados upstachis. Además de estos grupos, es necesario destacar la relevancia de los guerrilleros comu-nistas denominados Partisanos liderados por Tito, quienes para el final de la guerra prácticamente en solitario con algo de apoyo de la URSS liberaron a Yugoslavia y se hicieron del poder (Sánchez Hernández, 2005).

El Mariscal Tito, Josip Broz, fue un comunista antifacista formado en la década de 1930 durante la Guerra Civil Española. Conformó la República Socialista Federal de Yugoslavia con la pretensión de establecer una fede-ración balcánica independiente de la influencia soviética. Para evidenciar su distanciamiento junto con los dirigentes Nerhú de India y Nasser de Egipto formó el “Bloque de los No Alineados” a los que se sumaron otros países. Por lo cual el bloque comunista retiró su apoyo económico para derrotarlo, aunque no tuvo éxito y Tito mantuvo el poder y la unión de Yugoslavia hasta su muerte en 1980.

El régimen denominado “comunismo light” (Sánchez Hernández, 2005) mantuvo una economía socialista centralizada y planificada pero mixta, que permitía iniciativas privadas en forma de cooperativas agrícolas e industriales, esto hizo que no fuera mal visto por el Occidente capitalista, a la vez permitía el desplazamiento de personas, recibía turistas y publica-ciones extranjeras.

Su autoridad le permitió neutralizar la hegemonía serbia y lograr equi-librio entre las repúblicas instaurando un sistema de presidencia rotativo mediante el argumento de necesidad de unión ante la posible invasión de la URSS (Sánchez Hernández, 2005). El sistema de presidencia fue aprobado en la Constitución de 1947 y estableció liderazgo compartido de nueve

3 El Eje y sus países asociados en la contienda se enfrentó a los Aliados comandados por Fran-cia, Polonia y Reino Unido, además de sus países asociados.

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miembros, integrados por Tito, un representante de cada una de las seis Repúblicas (Eslovenia, Croacia, Serbia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina y Macedonia) y uno de cada provincia autónoma (Kosovo y Voivodina) (Casanova, 2004).

A las seis Repúblicas, dos provincias autónomas y cinco naciones (es-tablecidas en la Constitución de 1947 como eslovenos, croatas, serbios, montenegrinos y macedonios) hay que añadir que se hablaban tres lenguas (serbocroata, esloveno y macedonio), coexistían tres religiones (ortodoxa, católica y musulmana) y se empleaban dos alfabetos (latino y cirílico) (Ca-sanova, 2004). En ese “rompecabezas” Tito persiguió el objetivo de convi-vir en unidad y fraternidad (Casanova, 2004).

No obstante, no logró eliminar los odios nacionalistas que se acentuaron en la Segunda Guerra Mundial entre las Repúblicas y tampoco pudo crear un sentimiento nacional yugoslavo. Tras su muerte, las demandas de mayor poder por parte de Serbia se acrecentaron y una década después de la muerte del dirigente Tito, la región se sumergió en una cruenta guerra civil.

El desmembramiento yugoslavo: las Guerras Balcánicas de fin de siglo

Al analizar las causas que confluyen en las Guerras Balcánicas de fin de siglo, no puede ser obviado el factor de crisis económica que la región vivenciaba. Durante la década de 1980 el desempleo e hiperinflación se agravó por el endeudamiento de Yugoslavia con el Fondo Monetario Inter-nacional. La apertura del comunismo yugoslavo lo había favorecido obte-niendo ayuda económica internacional. Permanentemente el FMI continuó refinanciando los pagos mediante la quita de deuda, pero con la caída de la URSS, otros países como Polonia y Checoslovaquia se posicionaron como socios privilegiados, con lo cual los beneficios para Yugoslavia que ya no cumplía su función geoestratégica, se limitaron (Ferreira, 2015).

Al interior de la República se gestaron malestares sustentados en el nacionalismo, el odio interétnico y el temor a vivir como minoría (Sánchez Hernández, 2005), pero a la vez solapaban el descontento por la agravada situación económica. Al inicio de 1980, el sentimiento nacionalista serbio no tardó en comenzar a demostrarse.

En 1981 Belgrado limitó la autonomía a Kosovo y comenzó a discriminar a la minoría albano-kosovar, situación que se complejizó hacia 1987 cuando los albaneses, de religión musulmana que superaban a los serbios de Kosovo en cantidad controlaban el poder estatal. Es entonces cuando en una visita,

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el líder serbio Slobodan Milosevic (segundo líder de Yugoslavia tras el pre-sidente Stambolic) inició la proclamación del nacionalismo. Al vincular a él a los serbios de Kosovo comenzó a tener el apoyo de todo el pueblo serbio y logró gestar un golpe de mando en el partido comunista que le posibilitó ser presidente en 1987, para un año más tarde eliminar la autonomía de Kosovo y tutelarlo desde Belgrado (Sánchez Hernández, 2005).

En 1989 Milosevic públicamente comenzó a “impartir” el sentimiento nacionalista. En la conmemoración de la batalla de Kosovo Polie (conside-rada el origen de la nación serbia) el dirigente emitió el mensaje de lograr la Gran Serbia étnicamente pura (Sánchez Hernández, 2005). Desde en-tonces la propaganda y la difusión de mensajes subliminales en televisión jugaron el mismo papel de cohesión y fomento del odio que los medios de comunicación jugaron en la Alemania de Hitler.

A nivel internacional, el contexto propició el desarrollo del conflicto bélico que durante los años siguientes se desarrolló en la región. Con la caída del Muro de Berlín en 1989 se evidenció el fracaso del comunismo en la región (Sánchez Hernández, 2005), lo cual provocó en Yugoslavia el fin de la veneración del partido comunista. A la vez que con el inicio de la fragmentación del bloque de la URSS, desapareció el mito de la necesidad de unión yugoslava ante el temor de una posible invasión soviética.

En ese contexto, en las elecciones regionales el partido comunista per-dió y en cada una de las regiones ganaron los nacionalismos. Eslovenia, la nación mejor posicionada económicamente de Yugoslavia, después de un referéndum declaró su independencia en 1991 y en junio de ese año las tro-pas federales atacaron dando inicio a las Guerras Yugoslavas4. El dirigente serbio Milosevic intervino las cúpulas militares para posicionar jerárquica-mente personal serbio, con lo cual tuvo el apoyo para poder avanzar en el territorio de las distintas naciones (Kullashi, 1995).

La consecuencia inmediata de la declaración de independencia fue la Guerra Relámpago que duró sólo doce días (recordada como la “guerra de los diez días”), tras lo cual Belgrado aceptó la derrota, dando paso así a la apresurada intervención sobre Croacia que también se había declarado independiente (Sánchez Hernández, 2005). Eslovenia había preparado la resistencia militar para defenderse, a la vez que había gestionado la media-ción internacional para poner alto al fuego (Ferreira, 2015).

En el panorama internacional, en 1991 cuando se produjeron los prime-ros movimientos militares, Estados Unidos estaba finalizando la Guerra del Golfo Pérsico en Oriente Medio con lo cual manifestó que no se involucraría

4 Macedonia ese mismo año también declaró su independencia, que sería reconocida interna-cionalmente en 1993, sin entrar en conflicto bélico con Yugoslavia (Ferreira, 2015).

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en un problema que era de Europa. En principio sólo abogó por mantener la unidad de Yugoslavia y trató de lograr un acuerdo mediador que fracasó.

En referencia al propicio contexto mundial, otra veracidad es que el papel geoestratégico de Yugoslavia como “Estado tapón” a los deseos ex-pansionistas de la URSS dejó de ser relevante para Europa, con lo cual las posibilidades de un conflicto bélico fueron subestimadas. Conjuntamente la “Europa de los Doce” que conformaba la Unión Europea, decidió usar el enfrentamiento para probar su Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), la cual evidenció su fracaso en las negociaciones y demostró que no poseía un ejército que pudiera intervenir (Sánchez Hernández, 2005).

La tardía intervención de Estados Unidos en la contienda puede ser entendida como una estrategia donde una vez más en la historia reciente midió su liderazgo militar con Europa. No puede ser obviada además la necesidad que la región fuera pacificada, por la presencia de oleoductos y gasoductos que atraviesan la región.

Asimismo, Alemania tuvo injerencia cuando aún sin posicionamientos oficiales de otros países reconoció unilateralmente las independencias de Eslovenia y Croacia (pese a que los requerimientos de la ONU de respetar minorías étnicas en las mismas no habían sido considerados). Hecho que alentó la independencia de Bosnia-Herzegovina y el pronto reconocimien-to por otros países.

La postura alemana demostró la permanencia de su antagonismo con-tra Francia, país que inicialmente minimizó las intenciones expansionistas serbias y le envió armas para mantener la alianza franco-serbia de 1914 y hacer contrapeso a la histórica alianza germano-croata, hasta que rompió vínculos por la brutalidad del conflicto (Sánchez Hernández, 2005).

El siguiente episodio fue la Guerra de Croacia, que la enfrentó contra Ser-bia desde julio de 1991 a febrero de 1992 (con rebrotes hasta 1995 en paralelo a los enfrentamientos en Bosnia-Herzegovina y en 1998, se suele hablar de las Guerras Croatas). Distintos analistas mencionan que Croacia no había tenido la preparación que Eslovenia para defender su independencia. Además, no era un territorio homogéneo desde su etnicidad, por lo cual la minoría serbia (que constituía el 12% de la población de Croacia en 1991) agrupada en la región de Krajina, Eslavonia Occidental y Eslavonia Oriental5, no aceptaron la inde-pendencia croata y se organizaron como República Serbia de Krajina apoyadas por Serbia, el Ejército Federal Yugoslavo y las agrupaciones paramilitares Ti-gres de Arkan y Águilas Blancas de Vojslay Saselj (Ferreira, 2015).

5 Conocidas como bolsas serbias producto del éxodo que el Imperio Austro- Húngaro patrocinó a comienzos de siglo XX trasladando serbios de Kosovo a Croacia como contrapeso a los turcos y los espacios vacíos de Kosovo fueron ocupados por albaneses (Sánchez Hernández, 2005).

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Los grupos paramilitares eran parte de las denominadas Fuerzas de De-fensa Territorial, integradas por civiles armados con formación militar que junto con el Ejército Federal Yugoslavo fueron la estrategia que Tito man-tuvo como preparación para defensa ante una posible invasión soviética (Sánchez Hernández, 2005). A diferencia de Eslovenia, donde las fuerzas tenían un objetivo y enemigo en común, en Croacia había división entre partidarios de la independencia y defensores del centralismo.

El gobierno de Croacia reemplazó a serbios por croatas en los cargos públicos e instauró la moneda y la bandera de la Segunda Guerra Mun-dial (considerada fascista por los serbios). Con ello Milosevic se fortaleció al alimentar el odio rememorando las matanzas de serbios por la alianza germano-croata, en imágenes constantemente difundidas en televisión. El pedido de ayuda a los países de Europa Occidental y Estados Unidos por Croacia sólo fue respondido con un embargo de armas a Yugoslavia.

Los serbios unidos desbordaron las posibilidades de defensa croata. Es recordado como emblema de la tragedia la matanza en la localidad de Vukovar6 en Eslavonia Oriental. A comienzos de 1992 entre las partes se firmó un alto al fuego con el Plan Vance, tiempo en el que las fuerzas croatas se reorganizaron y retomaron las hostilidades, aunque Serbia co-menzaba a centrar su objetivo sobre Bosnia-Herzegovina (Ferreira, 2015). Finalmente Serbia reconoció la independencia de Croacia, cediendo las regiones de Krajina y Eslavonia Oriental, en las cuales los serbios debieron emigrar o admitir la soberanía croata (Sánchez Hernández, 2005).

En el territorio de Bosnia-Herzegovina se concentraba la mayor can-tidad de musulmanes descendientes de los otomanos en Yugoslavia, los que constituían el 40% del total de población del país. Milosevic y el lí-der croata Franjo Tudjman, durante la guerra de Croacia se reunieron en secreto para repartirse Bosnia-Herzegovina. Cuando Estados Unidos y la Unión Europea reconocieron la independencia del país, en 1992 ante una marcha en Sarajevo en defensa de la paz, la independencia y el manteni-miento de una Bosnia multiétnica, los francotiradores de Karadzic, el líder de los serbo-bosnios, dispararon a la multitud (Sánchez Hernández, 2005). Desde el inicio de la guerra, gran cantidad de muertes fueron por accionar de francotiradores.

Serbia inició la guerra mediante ataque y asedio a la ciudad de Saraje-vo. Los musulmanes mostraron resistencia formando las Milicias de Re-

6 Hacia fines de 1991 la ciudad fue sitiada por los serbios del ejército oficial y paramilitares, luego de tres meses lograron tomar el control y llevaron adelante la limpieza étnica, para lo cual violaron a las mujeres y apresaron a los heridos del hospital, los trasladaron y ejecutaron aproximadamente a 200 personas (History Channel, 1998).

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sistencia Musulmano-Bosnias, a la vez que Bosnia Occidental era atacada por Croacia. Desde el interior del país los serbios habían sido organizados por Karadzic para unir por la fuerza a Serbia los territorios bosnios donde había serbios. El objetivo era limpiar cualquier vestigio de religión musul-mana, por lo cual se destruían mezquitas, cementerios y se enviaba a los musulmanes a campos de concentración; a la vez que el odio era instaurado por revistas científicas y literarias (Kullashi, 1995).

Para lograr el genocidio se les pagaba a los francotiradores por cada musulmán muerto. En los campos de concentración se produjeron muertes por tortura física, enfermedades e inanición y, las violaciones sistemáticas incluso a niñas menores de diez años. Esto era permitido bajo la mirada de las potencias occidentales, puesto que se aplicó la teoría del Departamento de Estado de los Estados Unidos, donde se decía que para terminar con un incendio forestal se debía dejar arder (History Channel, 1998).

En 1993 el Plan Vance Owen pretendía establecer cantones étnicos en Bosnia. Como las presiones económicas internacionales complicaban el mantenimiento de Serbia, Milosevic obligó a Karadzic a aceptarlo, pero este lo rechazó ya que para ese momento tenían bajo control el 70% del territorio bosnio. Para complicar la situación los croatas también intensifi-caron sus ataques sobre Bosnia desde el Sur, donde había una minoría croa-ta, siendo emblemático el ataque en la ciudad de Mostar y la destrucción de su puente Otomano del siglo XVI con intención de borrar los vestigios monumentales de su ocupación (History Channel, 1998).

En 1994 en un acto terrorista los serbios explotaron un proyectil en un mercado de Sarajevo. Ese hecho provocó el ingreso a la guerra por parte de los países de Europa Occidental y Estados Unidos, quien obligó a la OTAN a amenazar a los serbo-bosnios con bombardeos (History Channel, 1998). Estados Unidos formó una alianza para frenar a los serbios acordando una Federación Musulmano-Croata. Como resistencia, los serbo-bosnios al mando de Karadzic atacaron convoys de la ONU, por ello Milosevic les impuso sanciones para demostrar que mantenía su liderazgo.

La ONU concentró a la población musulmana en “Zonas de Seguri-dad”, aunque en realidad era difícil su protección sin la preparación y orga-nización para protegerlas. En 1995 la Guerra de Bosnia estaba en un “pun-to muerto”, donde la ONU estaba presente y los serbios controlaban gran parte del territorio, pero la situación no terminaba, por lo cual Karadzic atacó Zonas de Seguridad (siendo el más sangriento el ataque a Srbrenica7) y capturó Cascos Azules. La ONU comenzó a centrarse en la seguridad de

7 En 1995 la Zona de Seguridad de Srbrenica fue tomada por los serbios y asesinaron a más de siete mil musulmanes ante la presencia de la Comunidad Internacional con los Cascos Azules

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su personal, a la vez que la OTAN bombardeó almacenes militares serbios para medir fuerzas (Sánchez Hernández, 2005). Con estos hechos el com-plejo sistema de pedidos de autorización para que la OTAN bombardee, que dio lugar a matanzas cometidas por los serbios, entró en crisis y París alentó que Europa diera paso a Estados Unidos para que se ocupara del conflicto.

Estados Unidos intervino con el Acuerdo de Dayton que pactó el alto al fuego. Como resultado de la guerra, Bosnia-Herzegovina fue dividida en partes casi iguales entre la República Serbia de Bosnia (República SRPS-KA que incluye Srbrenica, por lo cual pareciera que justifica la limpieza étnica) y la Federación Musulmano-Croata (Sánchez Hernández, 2005). Milosevic pactó con Estados Unidos controlar que los serbo-bosnios res-peten el acuerdo, pero poco tiempo después atacó a Kosovo.

Distinto fue el desarrollo de los acontecimientos en la Guerra de Kos-ovo (1998- 1999), donde Estados Unidos prontamente incitó a la OTAN a intervenir, con el respaldo de países europeos. Luego de la supresión de su autonomía en 1988 los albaneses de Kosovo vivían un apartheid bajo el control de la minoría serbia; no obstante se mostraron pacíficos hasta 1998 (Sánchez Hernández, 2006).

Puede considerarse que en Kosovo los enfrentamientos no fueron in-terétnicos, sino intencionales a modo de guerrilla por el UCK (en albanés Ejército de Liberación de Kosovo, en español ELK, que se había gestado en las zonas rurales y se movía en comando atacando civiles y militares serbios en las carreteras). Su objetivo era incentivar el accionar del ejér-cito de Belgrado y así dejar ante el mundo a los serbios como asesinos y conseguir una pronta intervención internacional para iniciar el camino de independencia (Sánchez Hernández, 2006; Kullashi, 1995).

Milosevic envió tropas y los albano-kosovares dejaron sus casas como refugiados, una imagen que transmitida en las cadenas televisivas del mun-do ayudó al UCK a obtener el apoyo internacional. La OTAN bombardeó Belgrado y Milosevic retiró las tropas. Tiempo después, analistas interna-cionales dieron cuenta que esta retirada de tropas por parte de Milosevic fue una estrategia, puesto que los días posteriores esos lugares fueron ocu-pados por el UCK y así las tropas serbias retornaron a enfrentarlos (Sán-chez Hernández, 2006).

Iniciado el año 1999, el UCK asesinó policías y militares serbios en la localidad de Racak con la intensión que los serbios se vengaran y así fue que los serbios realizaron la Matanza de Racak. Luego de la matanza, en el

holandeses de la ONU que no pudieron mostrar resistencia; los cuerpos fueron encontrados en fosas comunes (Sánchez Hernández, 2005).

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Castillo de Rambuillet cercano a París, la OTAN con Estados Unidos y los países europeos iniciaron la negociación entre serbios y albano-kosovaros. Estados Unidos años más tarde reconoció que el acuerdo fue una provo-cación para Serbia (debido a la autonomía que concedía a Kosovo) para poder iniciar los ataques contra Belgrado, en la que fue la única guerra totalmente aérea de la historia (Sánchez Hernández, 2006).

De marzo a junio de 1999 la OTAN ganaba la guerra aérea al bombar-dear puntos seleccionados de Serbia y Belgrado; mientras que los serbios provocaban matanzas y expulsiones en tierra de los albano-kosovares, que debían ser refugiados en los países europeos (Sánchez Hernández, 2006). En un inicio la guerra se alargó puesto que los serbios parecían tener infor-mación de los lugares que serían atacados, por lo cual preparaban su defen-sa aérea. Tiempo después un diplomático francés reconoció haber filtrado información. Luego que los serbios perdieron a su informante el comienzo del fin de la guerra se inició.

Cuanto más duraba la guerra aérea, por el costo económico y la peli-grosidad, más tensa se hacía la relación al interior de la OTAN y por ello se permitió la entrada de Rusia para la negociación (Sánchez Hernández, 2006). A diferencia de lo pensado por Milosevic, Rusia no lo apoyó y por el contrario constituyó la implementación del Plan de Paz Conjunto de Rusia y la OTAN, que estableció que el proceso de paz sería siempre supervisado por la ONU y Kosovo seguiría formando parte de Yugoslavia. Finalmen-te, Kosovo de facto proclamó su independencia en el año 2008 (Ferreira, 2015). La antigua Yugoslavia terminó su proceso de secesión con la inde-pendencia de Montenegro mediante referéndum en el año 2006.

La nostalgia como medio de cohesión

El período actual, merece ser considerado por la particularidad que ciertos autores evidencian sobre la nostalgia como el medio de cohesión. Aunque, el apartado es abordado de manera sucinta, debido a la incipien-te notoriedad que distintos autores otorgan a este fenómeno denominado “yugonostalgia”. En el presente, los países de la antigua Yugoslavia se en-cuentran en el proceso de integración a la Unión Europea. No obstante, con la irrupción de la crisis económica en el continente, la imagen de Tito resurge.

Tras el ingreso a la UE de Eslovenia y posteriormente de Croacia en el año 2013, muchos sienten nostalgia por la época comunista. El sentimien-to se evidencia más entre ancianos y jóvenes, que en definitiva añoran el

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llamado comunismo suave de Tito, que no privaba de ciertas libertades y aseguraba certezas sociales como vivienda, salud, educación y empleo (Es-tepa, 2013). Seguridades perdidas con el ingreso al capitalismo, es decir a la economía de mercado, producto del proceso en paralelo de la fractura de la antigua Yugoslavia y la caída del régimen comunista. El pasado se cubre de un relato en el que se manifiestan bondades de antaño, tales como la convivencia y coexistencia pacífica entre las etnias y, pese a que los serbios tenían algunos beneficios, al final se vivía mejor que ahora con la agravada crisis económica (Estepa, 2013).

La yugonostalgia además se sustenta en la postura que la democracia no funciona, por el descreimiento respecto a los políticos que son considerados elites interesadas en el dinero. Pareciera que es una postura cultural más que política (Derens, 2011), que no implica el regreso a la conformación de Yugoslavia sino que remarca las diferencias y las ideologías que perduran en esos países, en los que además de las distinciones étnicas y religiosas, las divisiones políticas y las desigualdades económicas mantienen enemis-tado, aunque de manera simbólica, a distintos grupos de la sociedad.

Reflexiones finales

La dinámica socio espacial en los Balcanes que evidencia su comple-jidad en los conflictos bélicos ocurridos durante el siglo XX se acentúa hacia el final de dicha centuria, donde las guerras ocurridas mostraron al mundo niveles de violencia y brutalidad que luego de la Segunda Guerra Mundial distintos países habían acordado no repetir, mediante la confor-mación de organismos internacionales. No obstante, como en el artículo se hizo mención, la complejidad es producto de un proceso histórico, donde la diversidad étnica y religiosa ha sido sometida a las presiones internas por intereses políticos y económicos, a su vez acompañados por intereses de otros países.

Con ello, los nacionalismos, resentimientos históricos producto de en-frentamientos pasados, el temor a vivir en minoría y la situación económi-ca propia de la caída del régimen comunista propició la limpieza étnica y el genocidio en la región. Cabe mencionar, que estrategias de propaganda militar similares a las empleadas en la Segunda Guerra Mundial fueron implementadas en las Guerras Yugoslavas. Pero no es la única similitud, puesto que las alianzas germano-croata y franco-serbia que se establecie-ron en las contiendas de principio de siglo fueron retomadas hacia inicio del siglo XXI.

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El abordaje de estos conflictos en el avance del pensamiento crítico invita a debatir sobre el “por qué” de hechos de tal crueldad cuando las potencias mundiales luego de 1945 acordaron evitarlos. Como también re-flexionar el papel que desde entonces adquieren las “guerras televisadas” para la “Imposición de la Paz” por medios bélicos, pacificación que justifi-ca como necesario y legal el accionar de las potencias militares en distintas partes del mundo en el transcurso de este siglo XXI.

En el contexto actual es el concepto de yugonostalgia el que contribuye al debate. Puesto que si bien en la actualidad simplemente pareciera ser un sentimiento de añoranza hacia el pasado, hacia las seguridades sociales que el régimen comunista brindaba, en la realidad no se sabe aún cuán profun-do puede ser, ni tampoco las acciones que puede conllevar si constituye un factor de cohesión entre los grupos. Distintos especialistas dan cuenta que en el futuro podrían ocurrir nuevos conflictos en la zona balcánica, debido a que los resentimientos y malestares pueden permanecer solapados du-rante tiempo indefinido, pero cuando algún medio de unión, como podría ser incluso la denominada yugonostalgia, aglutina seguidores y exacerba los nacionalismos, los distintos factores vinculados que en el artículo se han tratado pueden hacerse presentes para una vez más en la historia de la región quebrar la paz.

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8Artículo

El abordaje del avance de la frontera agrícola desde la mirada de dos libros de texto de educación secundaria

Melina Ivana Acosta1

Universidad Nacional de La Pampa

@ [ [email protected] ]

Fecha de recepción: 30/06/16Fecha de aprobación: 22/08/16

Cita sugerida: Acosta, M. (2016). El abordaje del avance de la frontera agrícola des-de la mirada de dos libros de texto de educación secundaria. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2009

Resumen El presente trabajo tiene como objetivo analizar y comparar dos propues-tas editoriales de libros de texto para el tercer año de la Educación Se-cundaria acerca del avance de la frontera agrícola en la Argentina. Ambas expresan los puntos de vista de autores de origen académico, fundamen-talmente de la disciplina geográfica y otras Ciencias Sociales. El propósito es analizar si se evidencia la relación entre los saberes propuestos por el curriculum provincial, las propuestas editoriales y las perspectivas de los autores que estudian la problemática. A partir de esta premisa, ¿será posi-ble la enseñanza y el aprendizaje de la temática desde diversas posturas y enfoques a partir de la geografía social y crítica y, a su vez, que recupere los lineamientos de la Ley de Educación Nacional (LEN)? En relación al propósito planteado es fundamental propender a una mirada integral que atienda la interpretación de las lógicas territoriales de los sujetos sociales. Ello posibilitará la comprensión de las diversas miradas y las múltiples dimensiones económico-productivas, políticas, socio-demográficas, cultu-rales y ambientales, que entran en juego en el proceso de sojización del campo argentino.

Palabras clave: Geografía, enseñanza, avance de la frontera agrícola, pro-puestas editoriales.

1 Profesora de Geografía (UNLPam), docente auxiliar e investigadora del Departamento e Ins-tituto de Geografía de la Universidad Nacional de la Pampa.

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Approaching the advance of the agricultural border as presented by two High School textbooks

AbstractThis paper aims at analyzing and comparing two textbooks designed for the third year of High School as regards the way in which they approach the ag-ricultural border advance in Argentina. Both textbooks express the points of view of academic writers, mainly from the field of Geography but also from other Social Sciences as well. Our purpose is to analyze whether the relationship between the type of knowledge proposed by the curriculum of the province of La Pampa and the proposals introduced by the textbooks through the authors’ perspectives is made evident. Departing from this premise, then, we can introduce the following question: Will it be possible to teach and learn this topic from different perspectives and approaches based on the tenets of Social and Critical Geography, taking into account what the National Law of Education (LEN) prescribes? In reference to the proposed aim it will be of crucial importance to promote a comprehensive approach which might lead to a better understanding of the territorial logic of the social subjects. This will in turn lead to understand the differ-ent points of view and the multiple dimensions: economic-productive, po-litical, socio-demographic, cultural and environmental which play differ-ent roles in the process of soybean production in Argentina’s rural areas, known in Spanish as “sojización.”

Keywords: geography – teaching – advance of the agricultural border – text-books proposals.

A abordagem do avance da fronteira agrícola desde um olhar dos livros de texto da educação secundária

Resumo Este trabalho tem como objetivo analisar e comparar duas propostas edi-toriais de livros de texto para o terceiro ano da Educação Secundária sobre o avance da fronteira agrícola na Argentina. Ambos expressam os pontos de vista de autores de origem acadêmico, fundamentalmente da disciplina geografia e outras Ciências Sociais. O propósito é analisar se manifesta a relação entre os saberes propostos no Curriculum provincial, as propostas das editoriais e as perspectivas dos autores que estudam a problemática. A partir da premissa será que é possível o ensino-aprendizagem da temática desde diversas posturas e enfoques, da geografia social e critica e, por sua vez, que recupere as ações propostas na Lei de Educação Nacional (LEN)? Em relação com isto é que se propõe um olhar integral que atenda a interpretação das logicas territoriais dos sujeitos sociais. Isso possibilitará a compreensão dos diversos olhares e das múltiplas dimensões econômico-produtivas, políticas, sóciodemográficas, culturais e ambientais que en-tram em jogo no processo de sojização do campo argentino.

Palavras chave: Geografia, ensino, avanço da fronteira agrícola, propostas editoriais.

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Introducción2

Con el propósito de incorporar la mirada crítica y reflexiva requerida por los estudiantes para comprender la realidad social, desde la ense-

ñanza de las Ciencias Sociales y, en particular de la Geografía, los docentes debemos generar propuestas educativas verdaderamente inclusivas, que re-flejen los supuestos que imprime la Ley de Educación Nacional (LEN) en su artículo Nº 30, el cual sostiene que la Educación Secundaria “(…) tiene la finalidad de habilitar a los/las adolescentes y jóvenes para el ejercicio pleno de la ciudadanía, para el trabajo y para la continuación de estudios” (LEN, 2006: 6). Por ello resulta indispensable formar a los estudiantes de educación secundaria en la construcción de un pensamiento crítico que amplíe sus conocimientos a partir de diversas miradas sobre temas y pro-blemas actuales desde la perspectiva de una geografía renovada.

Los materiales curriculares en la provincia de La Pampa se organizan en diferentes escalas de análisis para el abordaje de la Geografía. Aquí se hará referencia a Argentina, como espacio particular de interés de tercer año del Ciclo Básico de la Educación Secundaria Obligatoria.

El presente trabajo tiene como objetivo analizar y comparar dos pro-puestas editoriales de libros de texto acerca del avance de la frontera agrí-cola en la Argentina. Estas propuestas expresan los puntos de vista de au-tores de origen académico, fundamentalmente de la disciplina geográfica y otras Ciencias Sociales.

Asimismo, se indaga la relación entre los saberes propuestos por el curriculum provincial, las propuestas editoriales y los argumentos de los autores que estudian la problemática. Para ello, se seguirá el enfoque teó-rico al que adhiere María Eugenia Comerci (2015) en su libro “Múltiples territorialidades en el campo argentino. Geografía, procesos y sujetos”. Particularmente, en el Capítulo III se analizan los discursos y posturas que han adoptado los autores académicos en el abordaje del avance de la fron-tera agropecuaria en Argentina. Desde la mirada productivista se justifica el avance para aumentar los niveles de producción a partir de una serie de discursos –que recuperan la conceptualización de formas discursivas plan-teadas por Javier Balsa (2006)-:

2 Este artículo está enmarcado en el Proyecto de Investigación “La enseñanza de la Geografía. portes teóricos, curriculum, prácticas, sujetos”. Se desarrolla en el marco del Programa de Investigación “Contextos territoriales contemporáneos: abordajes desde la Geografía” Apro-bado por Resolución N° 093-14 - CD - FCH – UNLPam, con fecha de inicio el 1/1/2014. Directora: Cristina Nin.

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uno tendiente a miradas conservadoras liberales que consideran ne-a) cesaria la modernización económica dejando actuar libremente el mercado y sin intervención pública; otras perspectivas utilizan discursos tecnologizantes, los cuales b) plantean que la incorporación de nueva tecnología puede minimizar los daños ambientales y, los discursos institucionalistas que sostienen que mediante la gene-c) ración de políticas públicas y nuevas instituciones pueden atenuarse los impactos de la expansión (Comerci, 2015: 69).

Por otro lado, “El corrimiento de la frontera agropecuaria dentro del es-pacio pampeano y fuera de él es analizado críticamente desde los enfoques ambientalistas” que consideran necesario analizar el avance desde pers-pectivas sociopolíticas y ecológicas, desde discursos que enfatizan en un paradigma “ecológico, agroecológico, y centrado en el conflicto” (op. cit, 70). A partir de esta premisa, ¿será posible la enseñanza y el aprendizaje de la temática desde diversas posturas y enfoques a partir de la geografía social y crítica y a su vez, que recupere los lineamientos de la LEN?

En relación al propósito planteado es fundamental propender a una mi-rada integral que atienda la interpretación de las lógicas de los sujetos so-ciales. Ello posibilitará la comprensión de las múltiples dimensiones econó-mico-productivas, políticas, socio-demográficas, culturales y ambientales, que entran en juego en el proceso de sojización del campo argentino. En este contexto, cabe indagar sobre las intencionalidades en la presentación de los temas a abordar en los libros de texto y debe considerarse que,

(…) de todas maneras, a veces perdemos de vista que el objeto “libro de texto” o “manual” no es más que eso, un objeto. Cargado de ideología, de contenidos, de imágenes, de actividades, de potencialidades educati-vas. Pero no deja de ser un objeto que, como cualquier otro objeto, no es “nada” en sí mismo. Depende del uso que se haga de él. Un buen libro de texto, mal utilizado, puede no generar ni buenas enseñanzas ni buenos aprendizajes. Y, contrariamente, un mal libro de texto, bien utilizado, pue-de generar excelentes aprendizajes (Pagés, 2009: 2).

A partir de este postulado, se debe tener en cuenta que los libros de texto constituyen solo una herramienta de trabajo, el rol protagónico lo adquiere el docente en la toma de decisiones y en la elección, en su uso o abuso en función de su práctica profesional. El proceso de enseñanza y aprendizaje debe revelar la realidad tal cuál es con sus tensiones, conflictos, luchas de poder, y no manifestar una visión sesgada que favorezca sólo los intereses

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de los sectores hegemónicos. Como sostiene Fernández Caso, el trabajo de saberes clave como:

la desigualdad y el conflicto continúa siendo una asignatura pendiente en nuestras aulas (…) temas de máxima vigencia en las agendas geográfi-cas contemporáneas y en los foros de debate social y político de nuestros países, cuando se introducen como contenidos de enseñanza, no suelen presentarse con la apertura, historicidad, complejidad y pluralidad que re-quiere su tratamiento (Fernández Caso, 2008: s/n).

Entonces, caben plantearse los siguientes interrogantes:¿qué posturas y miradas predominan en los libros de texto? ¿Están en concordancia los discursos académicos con las propuestas editoriales de la enseñanza se-cundaria en referencia al avance de la frontera agropecuaria en Argentina? ¿Desde dónde se aborda el avance de la frontera agrícola? ¿Existe una o va-rias perspectivas de análisis que generen tensiones internas en los textos?

La Geografía, en las últimas décadas ha presentado transformaciones en los ámbitos académicos que progresivamente se han comenzado a visi-bilizar en la disciplina escolar a través de cambios curriculares recientes.

Los desafíos que implican los contextos actuales de enseñanza en los que las prácticas educativas atienden a la inclusión, requiere de un mayor compromiso social por parte de los docentes para lograr aprendizajes sig-nificativos en los estudiantes, que contribuyan a una mejor interpretación de la realidad social.

Por tratarse de una primera aproximación al tema se seleccionaron dos propuestas editoriales. La elección de las mismas obedece a la mayor di-fusión de ellas entre los docentes y en el ámbito escolar, además de en-contrarse disponibles en las bibliotecas de los colegios secundarios de la provincia3.

Reflexiones teóricas en torno a la problemática del avance de la frontera agraria

La soja se ha transformado en el primer producto agrícola de expor-tación de Argentina, siendo la región pampeana la zona núcleo por exce-lencia. El aumento en la producción se manifiesta con mayor énfasis en

3 Las propuestas editoriales seleccionadas son “Geografía. Sociedad y naturaleza en la Argenti-na” (2014). Serie Huellas 3. Buenos Aires: Editorial Estrada, y “Geografía. Espacios geográ-ficos de la Argentina” (2013). Serie Conocer más. Buenos Aires: Ediciones Santillana.

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la década de 1990 en detrimento de los cereales y del ganado, proceso conocido como “agriculturización”. El fin de la convertibilidad, el aumento del precio internacional de la oleaginosa y la incorporación de tecnología, son los principales factores que explican el avance de la frontera agrícola hacia espacios extrapampeanos. Como consecuencia, se constituyó hasta la actualidad en una fuente de divisas muy importante para el país. Además, en los últimos años se ha incrementado la demanda internacional del poro-to de soja y sus derivados como harinas, aceites, pellets, cuyos principales mercados de exportación son China e India, y en menor medida, Europa. En este circuito productivo participan toda clase de agentes económicos que establecen múltiples relaciones entre ellos. La producción comienza a crecer y se instala un complejo agroindustrial que vincula a los produc-tores, proveedores de materias primas, contratistas, empresas industriales, exportadores, transportistas, comercios, entre otros (Reboratti, 2010).

Sin embargo, esta expansión del cultivo de la soja en el país, llamado proceso de “sojización”, trae aparejado consecuencias ambientales y socia-les que lo convierten en una producción discutida por diversos sectores y defendida por otros.

Algunos de los interrogantes que guían el análisis son: ¿Por qué crece y se expande el cultivo de la soja? ¿Para quiénes se produce soja? ¿Qué es el proceso de monocultivo sojero o sojización del campo argentino? ¿Cuáles son las consecuencias e impactos que ocasiona su producción? ¿Qué rol cumplen los diversos sujetos sociales en este “circuito productivo”?¿Qué debates y conflictos se generan en torno a esta problemática?

Reboratti (2010) explica que a partir del incremento de la demanda ex-terna se produce un aumento del valor de los commodities. A partir de aquí, se incorporaron al escenario económico “los nuevos productores” que han encontrado un contexto económico y político favorable para la incorpo-ración de prácticas productivas en espacios con condiciones ambientales propicias y la utilización de tecnología aplicada.

La aparición de nuevos actores sociales modifica la estructura produc-tiva que provoca un reemplazo de los cultivos tradicionales, un avance desmedido de la agricultura en áreas pampeanas y además, el desplaza-miento del stock ganadero hacia áreas extrapampeanas lo que causa una disminución y una relocalización de los mismos hacia las denominadas áreas marginales y “espacios de borde” (Comerci, 2015).

En relación a lo mencionado, los productores ganaderos debieron, en algunos casos, utilizar métodos como el engorde a corral en superficies pequeñas como feedlots, que requieren de una alta inversión para poner en marcha ese tipo de producción.

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Las “nuevas agriculturas” (Reboratti, 2010) demandan de la utilización de un paquete tecnológico que incluye a las semillas genéticamente modi-ficadas, a la que no todos los productores pueden acceder y que, además de la obtención de la semilla RR, requiere de la obtención de maquinarias y del agroquímico o herbicida “glifosato” que es el único que puede combatir las malezas y plagas que compiten con la soja.

El sistema conocido como “agronegocios” (Teubal, 2006) vincula al complejo agroexportador, grandes productores sojeros, las empresas mul-tinacionales proveedoras de semillas transgénicas, entre otros sujetos como los pools de siembra. En este sentido, estos fondos de inversión, que cuen-tan con capitales de orígenes diversos para arrendar campos, tienen por ob-jeto aumentar la productividad de las tierras e incrementar su rentabilidad con la puesta en producción de grandes extensiones.

A partir de este razonamiento, el complejo agroindustrial cobró impor-tancia ya que aglutinaba productores y comercializadores de insumos, fa-bricantes de aceites, transportistas, entre otros. Los productores cuentan con dos destinos para su producción: vender los granos a las aceiteras o comercializar la exportación con las empresas multinacionales. El boom del modelo sojero supone una “agricultura sin agricultores” (Teubal, 2006) y nuevas formas de lógicas empresariales con la incorporación de mega-productores que implica la incorporación de servicios terciarizados en re-lación a información y marketing, y el arrendamiento y compra de tierras a expensas de los pequeños productores y campesinos. El ámbito rural se convierte, por lo tanto, en un “desierto verde” (Gras y Bidaseca, 2010) con pueblos y campos despoblados, sin familias ni trabajadores rurales, que engrosan las listas de desocupados, aumentan la brecha social, generan mayor pobreza en espacios urbanos y provocan profundas fragmentaciones en los territorios.

Entre las consecuencias de este proceso se pueden mencionar: la trans-formación de un modelo tradicional en uno basado en el “agrobusiness”, la disminución de la agricultura familiar, la creciente dependencia del pro-ductor agropecuario de las empresas transnacionales por la adquisición del paquete tecnológico, y la pérdida de soberanía alimentaria (Teubal, 2006).

En estas relaciones desiguales de poder que manifiesta el proceso de “sojización” entre los diversos sujetos, se suscitan conflictos y tensiones en los territorios,

(…) el Estado nacional, vía impositiva, pretendió quedarse con un por-centaje de la renta para re-dirigirlo a políticas sociales y desencadenó el llamado “conflicto del campo”, en el año 2008, entre sojeros liberales y el

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Estado. Como resultado de las disputas por el uso del suelo y el destino de la renta, se han incrementado los conflictos. La crisis política entre el Estado y los sojeros por el incremento de las retenciones no generó ningu-na medida que limitara la producción de soja ni el control de los grandes productores (Comerci, 2015: 144).

En este sentido, Manzanal y Arzeno invitan a pensar que quienes se pu-sieron al frente del conflicto “del campo” no representaban los intereses de la mayoría de los productores sino que formaban parte de los que pretenden la exclusión y el despojo de los pequeños productores del agro argentino, que con su escasa capacidad productiva no pertenecen al modelo de desa-rrollo dominante (Manzanal y Arzeno, 2010).

Asimismo, se expresan otros conflictos, que las autoras denominan “conflictos territoriales”, en los que se generan situaciones problemáticas en torno a las intencionalidades de los actores sociales por los recursos na-turales y las condiciones de producción y seguridad ambiental. En este sen-tido, los conflictos y tensiones se expresan sobre recursos como la tierra, el agua, la minería, la biodiversidad, la infraestructura. En gran medida, estas disputas enfrentan a pequeños productores, campesinos, comunida-des indígenas, organizaciones de distinto tipo, ambientalistas, religiosas, sindicales, de apoyo a pequeños productores, con los sectores relacionados con el poder dominante (Manzanal y Arzeno, 2010).

En relación a las posturas agroecológicas que explican el avance de la frontera agropecuaria, se encuentran los estudios realizados por Viglizzo y Jobbágy, especialistas del INTA, cuyas investigaciones sobre el periodo 1956 y 2005 señalan que los frentes más activos de avance se registraron desde el centro del país con dirección sin pausa sobre tierras naturales, tierras boscosas y de pastoreo del Gran Chaco, del Noroeste y del Noreste argentino (Viglizzo y Jobbágy: 2010). De igual modo, los autores afirman que,

(…) la expansión territorial de los cultivos de secano en Argentina ocurrió a expensas de las tierras de bosques (-18,4 %) y pastizales/pasturas (-6,8 %). No obstante, el área de pastizales/pasturas experimentó incrementos persis-tentes en las eco-regiones Chaco, Bosque Atlántico y Esteros, lo cual es indi-cativo que ellas han sido receptoras de cabezas bovinas desplazadas desde las eco-regiones de Pampa y Espinal (Viglizzo y Jobbágy; 2010: 12).

A partir de la perspectiva de los enfoques críticos se analiza el avance de la frontera agrícola en la región pampeana y la consecuente valorización de los espacios extrapampeanos. Las redefiniciones de las relaciones de poder dentro de la estructura del agro a partir de la incorporación de nue-

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vas tierras para la producción suponen profundas transformaciones en las prácticas productivas que generan resistencias y luchas por parte de los di-versos sujetos y configuran profundas desigualdades territoriales. Por otro lado, los lineamientos productivistas, institucionalistas y tecnologizantes justifican este proceso expansivo bajo el enfoque de un discurso moder-nizador que esconde y naturaliza relaciones desequilibradas de poder y el orden desigual establecido entre los sectores del agro argentino.

Respecto a las líneas de investigación de las instituciones agropecua-rias, Gras y Hernández (2013) manifiestan que éstas aluden a una “revo-lución paradigmática ”relacionada con una “agricultura innovadora” que se desarrolla en la segunda mitad de los ’90. El modelo del agrobusiness revela una multiplicidad de dimensiones involucradas como los cambios tecnológicos, productivos, sociales e identitarios que se articularon en una dinámica particular de modo que terminaron por reconfigurar el mundo rural argentino.

A nivel productivo, se impuso de manera progresiva un “modelo soje-ro” que reemplazó parcialmente cultivos tradicionales de la región pam-peana como el trigo y el maíz. Estas lógicas de producción impusieron nuevas formas de organización del trabajo y de apropiación de los recursos (Gras y Hernández, 2013).

(…) Esto constituyó una inflexión a nivel de los procesos productivos (in-troducción a la siembra directa, tecnologías de precisión, uso de semillas transgénicas, etc.) y también se innovaron radicalmente los procesos de gestión (nuevas tecnologías de la comunicación e información, profesiona-lización de la administración, organización de empresas en red, integración con la industria, modo de almacenamiento de los granos, lógicas de comer-cialización de los insumos, etc.) (Gras y Hernández, 2013: 18).

Desde los medios masivos de comunicación también se aprecia una ten-dencia a sostener discursos productivistas. Por caso, en una nota publicada por el diario Clarín en febrero de 2004, se puede leer en su editorial, bajo el título “Los beneficios que trae la expansión sojera”, que la demanda in-ternacional de la oleaginosa y la mejora de los precios internacionales tuvo un impacto notable en la economía del país. Las exportaciones de soja sig-nifican un cuarto de los embarques argentinos e implican más de un 10% de los ingresos fiscales debido a los derechos de exportación (retenciones). El proceso, acompañado por un importante paquete tecnológico más una agroindustria integrada, colocó a Argentina como líder del “mercado mun-dial de pellets y aceite de soja (…) Esto generó un efecto muy positivo sobre el interior del país, al motorizar la demanda de maquinaria agrícola,

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camiones, agroquímicos, y todo lo relacionado con la producción. También movió a la construcción y el consumo, la venta de vehículos y el uso de servicios en las provincias” (Diario Clarín, 13 de febrero de 2004). Asi-mismo, en otro artículo, en este caso del suplemento Clarín Rural, titulado “Destacan que la soja local tiene un futuro promisorio”, también se aprecia un claro discurso productivista y tecnologizante. Por un lado, se enfatiza la cada vez mayor productividad del cultivo, que ante igual superficie au-menta su rendimiento. Por otro lado, este proceso se asienta sobre nuevas o mejoradas técnicas y prácticas agronómicas, pero sobre todo en desarrollos genéticos y biotecnología. Del mismo modo, el discurso oficial presente en la nota a través de representantes de la Asociación de la Cadena de la Soja (ACSOJA), señala los usos no solo comestibles e industriales (lecitina, biodiesel, lubricantes) de sus derivados sino también otras propiedades: “Aquí el beneficio no es solo ambiental, sino que también se da en cuanto a propiedades que el aceite de soja tiene para el mejor funcionamiento de ciertas máquinas (…) Consumir más soja tiene beneficios para la salud humana, en aspectos cardiovasculares, como en la prevención del cáncer [sic]” (Fuentes, E. en Suplemento Clarín Rural, 21 de mayo de 2015).

Evidentemente, se observan diferentes discursos más allá de sus mati-ces, unos más críticos, otros productivistas, sobre el modelo sojero y sus implicancias en los diversos aspectos atinentes a su producción. El debate está planteado y los argumentos en torno al monocultivo de la soja siguen generando fuertes controversias en los distintos sectores.

El curriculum de la provincia de La Pampay la mirada desde la perspectiva ambiental

¿Qué nos revela el curriculum de la provincia de La Pampa en relación a la problemática del avance de la frontera agraria para tercer año del Ciclo Básico? ¿Desde qué ejes de análisis se puede abordar? Los materiales cu-rriculares de La Pampa para 1°, 2° y 3° año del Ciclo Básico plantean los siguiente ejes de abordaje de los conocimientos disciplinares: “Procesos de organización territorial”, “La construcción social de los ambientes y las problemáticas ambientales”, “Los sujetos y actores gestionan y construyen el territorio”, y “Procesos de integración/fragmentación”. En el caso del tema que nos ocupa, se puede estudiar de manera transversal. En función del enfoque de los materiales, y considerando que su abordaje es posible desde la interrelación de los ejes, es oportuno el análisis desde el segundo y tercer ejes presentados. En el caso de “Los sujetos y actores sociales

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gestionan y construyen el territorio”, presenta un saber4 específico sobre “La comprensión y explicación de la organización de los espacios rurales en la Argentina, caracterizando las actividades económicas primarias y los circuitos productivos regionales, atendiendo especialmente a los distintos actores que en ellos participan” (Materiales Curriculares, 2009: 46).

En función de “La construcción social de los ambientes y las problemá-ticas ambientales” el saber específico que involucra la problemática de la soja en Argentina se relaciona con,

El conocimiento de diferentes ambientes de la Argentina, la comprensión y explicación del carácter histórico y social de las distintas formas de va-lorización y aprovechamiento de los recursos naturales; reconociendo las problemáticas ambientales más importantes, los actores sociales involucra-dos, las principales políticas ambientales y las diferentes escalas geográficas implicadas (Materiales Curriculares, 2009: 40).

La construcción de los territorios supone la intervención de diversas dimensiones –sociales, ambientales, políticas, económicas, culturales– que le otorgan significatividad, cargados de sentido y simbolismos. La relación de esos elementos dan lugar a la superposición de territorialida-des y a la conformación de una trama compleja de relaciones de poder que generan tensiones por el control y el dominio del territorio (Comerci, 2015). A su vez, se generan nuevas relaciones que producen procesos complejos que

(…) son multidimensionales –en tanto abarcan al conjunto de las dimen-siones de la vida social y a sus múltiples interrelaciones–, multiescalares –en tanto implican variadas escalas temporales y espaciales para su análisis y resolución– y multijurisdiccionales –al requerir para su gestión y gobier-no de un conjunto amplio de actores, decisiones, regulaciones y normas– (Gurevich, 2005: 19).

Estos temas pertenecen a la renovada agenda de temas desde la pers-pectiva de la Geografía crítica, que resultan relevantes para vincular los aspectos económicos, sociales, políticos y culturales. Representan un “dis-parador” para comenzar con el abordaje de la problemática y derivar en las demás dimensiones analíticas para su explicación y reflexión.

4 Saberes: conjunto de procedimientos, conceptos y actitudes que mediados por intervenciones didácticas en el ámbito escolar, permiten al sujeto, individual o colectivo, relacionarse, com-prender y transformar el mundo natural y sociocultural (Materiales Curriculares, Ministerio de Cultura y Educación de La Pampa, 2009: 5).

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Como manifiesta Gurevich (2011):

“Crear y llevar a cabo propuestas de enseñanza en materia ambiental contri-buye a la construcción de valores democráticos y de proyectos colectivos que se aproximan a solucionar, de modo más justo e igualitario, los conflictos que afectan las condiciones ambientales de las distintas comunidades” (Gurevich, 2011: 17). Se trata de pensar “la problemática ambiental como la expresión compleja y contradictoria de las acciones de sujetos sociales concretos en de-terminadas coordenadas históricas (…) se trata de analizar críticamente temas como el poder, y los estilos de desarrollo, la política y los sistemas institucio-nales, la distribución de bienes y de la riqueza (Gurevich, 2011: 18).

En efecto, plantear la temática ambiental, como problemática que vin-cula las acciones de los sujetos sociales sobre el ambiente y los territorios, invita a pensar propuestas para desarrollar en el aula en el que se planteen interrogantes, inquietudes y posibles soluciones que cuestionen y pongan en debate el modelo de producción de la “República Sojera”.

En este sentido, y en concordancia con la LEN que supone en su artí-culo N°3 “profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática”, es nece-sario otorgarles a los estudiantes un amplio abanico de posturas teóricas y metodológicas que permitan acrecentar el espectro de opiniones y generar discusiones en temas políticos, sociales y dilemas éticos. Estas son he-rramientas que brinda una Geografía, que se presenta como renovada y que pretende reflexionar sobre los diversos contextos socio-culturales y las intencionalidades de los sujetos sociales a partir de poner en práctica el pensamiento crítico y la argumentación, y así obtener una visión integral de las diversas miradas de la realidad.

Análisis de las propuestas editoriales

En este apartado se propone el análisis de dos propuestas editoriales para Tercer Año del Ciclo Básico de la Educación Secundaria Obligatoria en referencia al tratamiento que proponen sobre del avance de la frontera agrícola en Argentina. Como sostiene Joan Pagés (2009), los libros de tex-to tienen una finalidad primordial que está centrada en colaborar con los aprendizajes de los estudiantes y se constituyen como los instrumentos de enseñanza que posee el profesor y aclara:

(…) las decisiones que toma el profesorado en la selección del libro de texto están centradas básicamente en sus criterios sobre el tipo de conocimiento

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que contiene el libro, sobre el protagonismo que le otorga en su enseñanza (…) y sobre el protagonismo que concede al alumnado en su aprendizaje. En estos tres ámbitos incide hoy el currículo por competencias (Pagés, 2009: 2).

En relación al libro de texto de la editorial Santillana presenta 23 capí-tulos, de los cuales tres aluden de manera parcial al avance de la frontera agropecuaria en Argentina. En el desarrollo de un capítulo que aborda los “Problemas urbanos y rurales” los autores refieren a:

Un ejemplo de esto es el problema ambiental que suele identificarse en nuestro país como “pueblos fumigados”. Son centros urbanos localizados junto a zonas agropecuarias donde se cultiva especialmente soja. El paque-te tecnológico aplicado a su cultivo incluye la fumigación de las plantas con un producto que se considera tóxico. Se han registrado casos de fu-migaciones aplicadas más allá de los límites fijados para no invadir la zona urbana cercana y perjudicar gravemente la salud de los habitantes. Varios casos se presentaron ante la justicia denunciando estas prácticas peligrosas, y diversas instituciones y organizaciones exigen que se pongan límites al uso de este tipo de productos (Santillana, 2013: 129).

En una nota al margen, acompañada de la imagen de un afiche, y con fuente del diario La Nación del día 22 de agosto de 2012, se hace referencia al paradigmático caso del barrio de Ituzaingó Anexo, en la provincia de Córdoba, en el que se comprobaron las fumigaciones ilegales con agroquí-micos que multiplicaron los casos de cáncer y cuyos responsables fueron llevados a juicio. Si bien se menciona la problemática, en esta instancia no se presentan actividades sugeridas para docentes ni alumnos y no indaga en los modelos de desarrollo subyacentes así como tampoco en los sujetos sociales y los conflictos y tensiones que se manifiestan entre ellos.

En el tratamiento de los problemas ambientales se omite la deforesta-ción y los desalojos como consecuencia del avance desmedido de la fronte-ra agrícola, aunque en un mapa sobre problemas ambientales en Argentina (página 133) se localiza la degradación de suelos, sobre todo en la región pampeana, como la pérdida de la biodiversidad en relación a la defores-tación, con la expansión de la agricultura, no hace mención al proceso de “pampeanización” o “sojización”.

Por su parte, en la introducción de otro capítulo denominado “El sector agrario”, que trata sobre la producción y la exportación de alimentos, se manifiesta que esa producción pudo ser incrementada por la aplicación de un modelo especializado en la soja y sus derivados, en detrimento de otras producciones, resultado de la demanda internacional de ese cultivo. En

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este sentido, la FAO estima que para 2050, la producción agrícola mundial deberá crecer un 60% por encima de 2005-2007. Aquí, se prescinde la in-formación que la población Argentina sólo consume el 5% de la soja que se produce en el país y que se destina más de la mitad de las tierras cultivables a la exportación hacia países asiáticos y europeos que consumen el 95% de la producción. Este dato debe ser problematizado, desde la perspectiva de conceptos como seguridad y soberanía alimentaria.

Por otro lado, y bajo el título “La notable expansión de la frontera agrí-cola en la Argentina”, se señala:

(…) el nuevo perfil exportador que fue adquiriendo la Argentina en las úl-timas décadas fue acompañado de una notable expansión de la producción agrícola. Los aumentos de la producción agrícola provienen generalmente de tres fuentes principales: la expansión de la superficie bajo cultivo (…), el aumento de la intensidad de los cultivos (…), las mejoras en el rendimien-to (…) (Santillana, 2013: 194).

En una página y media, extensión relativamente importante, se describe la expansión justificando el avance a partir de la importancia de la aplica-ción del “paquete tecnológico” para modernizar la producción a través de la tecnología aplicada a las semillas modificadas genéticamente (semilla transgénica) con el fin de incrementar el rendimiento de las cosechas a través de la siembra directa. En un margen de página, se observan tres cuadros estadísticos que reflejan la superficie cultivada, la producción y el rendimiento desde la década de 1970 a 2010, en el que se destaca el proce-so expansivo de la agricultura en el país, fundamentalmente sostenido por el incremento de la soja en las tres variables mencionadas.

En la página 195, se visualiza el mayor grado de problematización de este proceso. Bajo el subtítulo “Pampeanización y sojización” se plantean las transformaciones territoriales de la expansión agrícola y el cambio tec-nológico. De todas maneras, en sus apartados iniciales, la problemática de los conflictos y tensiones es simplemente mencionada, por ejemplo para el caso de la deforestación y el “desplazamiento de pequeños y medianos productores”, omitiendo otros sujetos sociales como los trabajadores rura-les o los campesinos. Se problematiza hacia el párrafo final del subtítulo cuando se afirma:

(…)El proceso de expansión de la soja genera muchas controversias, dado que por un lado es responsable del crecimiento de nuestras exportaciones (e ingreso de divisas) y, por otro lado, del aumento de los conflictos por la tierra, el agua, los bosques en las provincias del norte argentino, entre

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empresarios, el Estado y pequeños productores y comunidades indígenas que habitan las tierras hoy revalorizadas y demandadas para la producción de soja (Santillana, 2013: 195).

Asimismo, se presentan dos soportes interesantes para profundizar la problemática. Por un lado, se añade una cartografía comparativa en hec-táreas de la provincia de Chaco de las campañas 1987/88 y 2002/03, que muestra el avance desmesurado de la soja en esta provincia “extrapam-peana”. Pese a ello, aquí no se muestra sugerida una actividad de análisis de los mapas en relación a la “pampeanización” y el desplazamiento de cultivos tradicionales para el área como el algodón.

En segundo término, al margen, se presenta un extracto de una nota del diario porteño Página 12, del 12/10/2010, bajo el título “Conflictos por el avance de la soja en el norte argentino”. Si bien la nota está resumida, se presenta el link del artículo completo, y más allá de no presentar acti-vidades sugeridas al respecto, representa un muy buen disparador ya que enfatiza en el aspecto central de la problemática, es decir, los conflictos ambientales y por la tierra, visibiliza a los sujetos campesinos y comunida-des indígenas y cuestiona al actual modelo agropecuario. Ello se sintetiza en el interesante párrafo final de la nota: La Redaf [Red Forestal Chaco Argentina] explica:

La raíz de los conflictos de tierra se encuentra en la disputa por el uso y control del espacio territorial a partir de la imposición de una cultura sobre otra. Por un lado el agronegocio, donde la tierra es un espacio para produ-cir y hacer negocios, y por el otro la cultura indígena y campesina, donde la tierra constituye un espacio de vida (Santillana, 2013: 195).

Más adelante, en la propuesta editorial se abordan los “Circuitos pro-ductivos”. Allí se realiza una descripción acerca de “El circuito de la soja” vinculando la producción primaria, industrial y de exportación. En la apos-tilla al margen se describe brevemente el conflicto por las retenciones sus-citado en el año 2008. Claramente, el tema amerita una discusión amplia y en donde se manifiesten las posturas y puntos de vista de dicha política, conflicto que provocó fuertes disputas entre importantes sectores sobre la redistribución de la renta agrícola.

En la siguiente página (225) se presenta una sección denominada “Tema de agenda” bajo el título “La producción sojera en debate”, que otorga un panorama general: “(…) hay discusiones sobre el agro argentino. Distintos actores participan del debate, desde el Estado, las ONG, hasta los propios productores y la comunidad científica”. Si bien se plantean cuestiones in-

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teresantes, tales como los efectos ambientales y la salud de las personas, la escasez relativa de puestos de trabajo y la idea subyacente de conflicto inherente al modelo sojero, para comprender de manera más acabada las diversas posturas y discusiones en torno a la producción de soja, y funda-mentalmente las denominadas “posturas críticas”, se debieran visibilizarlas voces de sujetos sociales tales como grupos campesinos, pueblos indíge-nas, organizaciones ambientalistas, entre otros.

Por último, se presenta el tratamiento de la problemática como un estu-dio de caso bajo el título “Ambiente y soja en las llanuras argentinas”. En él se propone trabajar sobre las nociones de los estudiantes en relación a lo abordado en el libro y se lo intenta problematizar a partir de la premisa, “soja y medioambiente, una relación a construir”. Si bien se propone como novedosa la utilización de tecnología para llevar adelante el “proyecto de investigación” deja en claro que existen dos perspectivas contrapuestas, “en esta propuesta de ideas se vinculan tanto aspectos naturales como sociales”.

La propuesta de la editorial Estrada presenta 14 capítulos organizados en cuatro bloques. Esta editorial plantea, en las primeras páginas una orga-nización específica “para aprovechar este libro” en el que se muestran los capítulos divididos en ejes temáticos y las “herramientas” para comprender los procesos geográficos.

Particularmente en el apartado denominado “La valorización y el apro-vechamiento de los recursos naturales”, se realiza un análisis sobre el apro-vechamiento de los recursos agrarios en la región pampeana. En él se men-cionan las condiciones que ostenta el área para la producción: “presencia de extensos relieves llanos, lluvias suficientes, climas templados y suelos fértiles y ricos nutrientes”. Esta descripción, con una cierta mirada uni-dimensional puede llevar a observaciones simplistas que omitan análisis más complejos e integrales que involucren las múltiples variables en juego de la producción sojera: que gracias a las condiciones físico-naturales de su llanura, la Argentina se convirtió en uno de los grandes productores de granos del mundo, tanto de cereales como de oleaginosas. En este aparta-do se menciona que a partir de la década del ’90, se produjo un aumento desmedido de las superficies cultivadas en detrimento de la ganadería y de otras actividades agrarias de las áreas “extrapampeanas”. Además, sostiene que a través de la “modernización agraria” se han producido incrementos de rendimientos y de productividad por hectárea sembrada. Esta moderni-zación en el agro se vio estimulada por la incorporación de agroquímicos, semillas transgénicas, maquinarias y técnicas de cultivo como la siembra directa. Asimismo, se hace mención a las prácticas inadecuadas del suelo a partir del siglo XX. En este sentido, el “avance de la frontera agrícola

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hacia zonas tradicionalmente ganaderas”, proceso denominado “agricul-turización”, profundizó el “monocultivo” que causó el agotamiento de los suelos por el consumo exacerbado de nutrientes. Una imagen que ilustra una superficie cultivada con soja posee un epígrafe que comenta el avance de la oleaginosa en las últimas décadas, proceso conocido como “sojiza-ción”, que no sólo se dio en el área pampeana sino que se extendió hacia áreas “extrapampeanas”.

Por su parte, en el capítulo denominado “Los problemas ambientales en Argentina”, se trata en un apartado sobre las prácticas en el manejo de los suelos. A diferencia de la utilización de las prácticas mixtas (ganadería y agricultura)que permitían cierta estabilidad en la calidad de los suelos a fin de lograr la “sostenibilidad” del ambiente, la incorporación masiva de la soja provocó efectos nocivos para el medioambiente:

la degradación química, dado que la soja consume gran cantidad de nu-trientes; la pérdida de materia orgánica debido a la técnica del cultivo per-manente; la compactación del suelo por el aumento del laboreo de la tierra, y el aumento del riesgo por contaminación, a causa del uso excesivo de fertilizantes y plaguicidas para mantener los altos niveles de productividad (Estrada, 2014: 96).

En la página siguiente, se describe el proceso de “deforestación por el avance de la frontera agrícola”, que hace mención a que “según los datos disponibles muestran una aceleración del proceso de deforestación a partir de la década de 1990. (…) Los bosques nativos que más lo padecen son el bos-que chaqueño, la selva pedemontana de las yungas, y la selva paranaense” (Estrada, 2014: 97). Si bien los procesos de pérdida de superficie forestal se relacionan con la expansión de la frontera agrícola de caña de azúcar, yerba mate, etc. desde las últimas décadas del siglo XIX, el proceso se ha profundi-zado en las últimas décadas por la “necesidad de tierras para cultivo”.

Es interesante el análisis sobre la deforestación en el Chaco semiárido, donde los autores afirman que,

(…) el avance de la frontera agrícola sobre la base del desmonte de grandes extensiones de bosques es realizado por grandes y medianos propietarios de la tierra junto a empresas agropecuarias, con altas inversiones en capitales y tecnologías. La pérdida de superficie forestal tiene como efectos negativos no solo los problemas como la pérdida de la biodiversidad y el aumento de los procesos erosivos del suelo, sino que también genera importantes conflictos sociales. Estos conflictos se deben al desalojo de las comunidades que habitan las tierras históricamente, pero que no poseen sus títulos, por

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parte de las empresas agropecuarias, con el apoyo de los poderes políticos locales. Además, la subsistencia de las familias campesinas se ve afectada, ya que se basa en la obtención directa de materiales para la construcción de viviendas, forraje para el ganado, leña, etc. (Estrada, 2014: 97).

Respecto al capítulo denominado “Espacios rurales en la Argentina” se desarrolla un subtítulo, “La Argentina rural”, en el que se explica la exis-tencia de espacios rurales pampeanos y extrapampeanos con características particulares y situaciones heterogéneas, permitiendo el “despegue expor-tador” de los productos de la región pampeana quedando las producciones tradicionales del área extrapampeana para consumo interno como la yerba mate, el algodón, la caña de azúcar. A su vez, reitera información sobre las condiciones agroecológicas de la región pampeana, aunque explica la importancia de la renta diferencial que obtienen los productores argentinos que, en algunas ocasiones quedaría en manos del Estado, mediante el cobro de impuestos y retenciones, y en otras, en las de los productores. Asimis-mo, menciona “el debate sobre quién debe apropiarse de esta renta” como el origen del conflicto entre el Estado y el campo en 2008. En este apartado, no se menciona específicamente las características del “conflicto” además no se aporta abundante información sobre qué tipos de productores ob-tienen esta “renta diferencial” y qué tipo de producciones se ven afecta-das, como así también qué se hace con el “fondo sojero” que obtienen las provincias. En el apartado sobre la “La pampeanización en Argentina” se explicita en qué consiste el paquete tecnológico y en un recuadro se amplía sobre el herbicida glifosato, aunque no se alude a los efectos negativos sobre el ambiente y la salud de las personas.

En el subtítulo sobre “Las economías rurales regionales” se reitera la información acerca de la expansión de la frontera agropecuaria pero aquí agrega un aspecto interesante:

(…) el cambio de cultivo y de patrón productivo trajo muchos otros cam-bios: el encarecimiento del precio de la tierra y la necesidad de contar con maquinarias sofisticadas y costosas para la siembra directa fue cambiando el perfil del productor, atrayendo a grandes inversores. Los costos unita-rios decrecieron en la medida que hubo economías de escala, lo que llevó a que ciertos productores crecieran, comprando o arrendando campos, y otros vendieran en un proceso de concentración de la propiedad” (Estrada, 2014: 169).

En “El aumento de los conflictos en los espacios rurales”se intenta ex-plicar que “la expansión del modelo sojero aumentó el número de con-

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flictos sociales protagonizados por campesinos, pequeños productores, pueblos originarios, colonos y agricultores familiares”, sin considerar el rol relevante de las empresas multinacionales y los grandes productores como parte principal del conflicto, así como tampoco se mencionan las intencionalidades que poseen sobre el control de los recursos naturales y la tenencia de la tierra. También se destaca que en las áreas extrapampeanas el avance de la frontera ha significado un aumento de las situaciones de violencia, contaminación, intentos de desalojo, entre otros, y menciona las posturas críticas que alegan las ideas de protección de la biodiversidad, el modo de vida campesino e indígena, la defensa de las culturas originarias, y políticas públicas, entre otros aspectos.

En la sección “Entrevista”, se reproduce una nota a Mariano Iscaro, geógrafo y becario doctoral en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Uni-versidad Nacional de Mar del Plata. En ella relata los resultados sobre su investigación acerca de las transformaciones producidas en los pueblos rurales pampeanos, sobre todo los del sudeste bonaerense en relación al avance del nuevo modelo de producción basado en el agronegocio. Es in-teresante el análisis sobre la pobreza rural y la expulsión de la población que no adopta como metodología de trabajo el agronegocio por no poder acceder a ciertas pautas de producción.

Posteriormente, en el capítulo denominado “El sector primario en la economía Argentina”, nuevamente se describe “La expansión de la soja en el campo argentino”, “La producción y exportación de soja en la Argenti-na” y “La causa de la expansión de la soja” a modo de descripción de la cuestión.

Para finalizar, resulta pertinente destacar nuevamente dentro de la sec-ción “Entrevista”, las palabras de Adriana Villa, profesora e investigado-ra de temas vinculados a la enseñanza de la Geografía. Aquí, comenta la importancia de la enseñanza de las actividades productivas en el aula y ante la consulta sobre su opinión respecto al proceso de “sojización” de la economía agraria de Argentina relata que

(…) este proceso ha traído algunos beneficios importantes a los produc-tores y a la economía nacional (…) Sin embargo, cada vez preocupan más las consecuencias negativas de la expansión de la soja: desplaza a otros cultivos importantes para el mercado interno, produce problemas de dete-rioro de los suelos, la tecnología que se utiliza contamina el aire y el agua, las personas se enferman… si un día nadie compra soja, ¿qué producimos y vendemos? (…) Entonces: ¿qué es lo más importante? ¿Las ganancias a corto plazo de algunos o el uso responsable de los recursos y el cuidado de las condiciones de vida de muchos? (Estrada, 2014: 206).

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En relación a lo expuesto en las páginas precedentes sobre las propues-tas editoriales, se observa la intencionalidad de llevar adelante una práctica innovadora en el aula que contribuya a la comprensión del proceso de ex-pansión de la frontera agrícola desde diversas perspectivas de análisis para favorecer el aprendizaje basado en la resolución de problemas. Aunque se logra parcialmente el abordaje crítico que inspiran las actuales corrientes en Geografía o que sugieren los nuevos diseños de los materiales curricu-lares. Asimismo, el predominio de información descriptiva y, en algunos casos, repetitiva, contribuye de manera relativa al proceso de construc-ción significativa de los conocimientos. Sólo en algunas ocasiones se pre-sentaron los conflictos y tensiones, pero no se profundizó desde múltiples posturas y perspectivas, en las que estuvieran presentes todas las voces, fundamentalmente aquellas de los sujetos más postergados, marginados y excluidos de este sistema de producción.

Queda claro entonces que las propuestas editoriales realizan una presen-tación general de la problemática, a veces cercana a los discursos producti-vistas y tecnologizantes. En este sentido, es el docente el actor fundamental que debe problematizar los procesos para lograr aprendizajes relevantes en sus estudiantes, y los libros de texto solo son un tipo de fuente de infor-mación que necesariamente debe ser complementado con otras miradas, y documentos que enriquezcan el análisis y abordaje de la problemática del avance de la frontera agraria en la Argentina.

Estrategia didáctica para el aula: juego de simulación

El abordaje de temáticas relevantes, complejas y actuales desde la en-señanza de la Geografía merece su tratamiento desde la multidimensio-nalidad y multiperspectividad de los procesos y de los sujetos sociales. Los conflictos territoriales por la apropiación de los espacios, el uso de los recursos y las tensiones entre los modos de producción, modelos de desa-rrollo, vínculos con la tierra y prácticas culturales diversas, resultan temas atrayentes a la mirada de los estudiantes.

El avance de la frontera agrícola amerita su abordaje, por ejemplo, a través de un juego de roles o de simulación. Como asegura Marrón Gaite (1996) la simulación, y sobre todo desde la perspectiva lúdica, representa un recurso pedagógico y didáctico en la resolución de problemas:

(…) desde el punto de vista didáctico son la técnica de simulación más completa, ya que a las cualidades propias de la simulación se unen tres ras-

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gos específicos de la actividad lúdica de gran interés y utilidad en la ense-ñanza: 1) su alto valor motivador, 2) la capacidad para agilizar la actividad mental del sujeto al impulsarle a actuar de forma placentera y 3) la fuerte incidencia que tiene en el desarrollo de destrezas y en la potenciación de valores y actitudes (Marrón Gaite, 1996: 46).

El docente puede organizar grupos de trabajo que representen las lógi-cas de diversos sujetos sociales, como las comunidades campesinas e indí-genas, el Estado, los productores agrícolas sojeros o los pools de siembra, la empresa multinacional proveedora de insumos (Monsanto, Ciba Geigge, Du Pont), firmas de capitales internacionales de comercialización de granos (Bunge&Born, Cargill o Dreyfus), las ONG ambientalistas y ecologistas, entre otros sujetos. Una vez explicitado el juego de roles el docente guiará la búsqueda de información adecuada, fuentes de rigurosidad científica y de sitios institucionales y autores académicos, con el fin de salvaguardar la fiabilidad de los datos e información que será utilizada. El propósito es comprender, desde diversas perspectivas, las desequilibradas relacio-nes de poder entre los sujetos que generan desigualdades en las formas de apropiarse de los recursos, las tensiones y conflictos que provocan en los territorios y las consecuencias de las acciones de cada sujeto.

Esta estrategia didáctica requiere en una primera instancia de la selec-ción de una problemática territorial significativa, como en este caso parti-cular, que encuentre un anclaje en los saberes de los diseños curriculares. Es fundamental también lograr el involucramiento de los estudiantes en el proceso de construcción de esos saberes. Su práctica en el aula debe ser genuina ya que “(…) no se persigue ningún fin externo, sino que el objetivo lo constituye su propia realización. No se juega con una finalidad externa determinada; se juega “porque sí”, por mero placer [a aprender]” (Marrón Gaite, 1996: 47).

En síntesis, el abordaje de una problemática significativa como la ex-pansión de la frontera agraria en nuestro país mediante un juego de roles, resulta una estrategia motivadora y, a su vez, una metodología que permite ponerse “en lugar de” –empatía–, argumenta las posiciones de los sujetos sociales, estimula la discusión fundamentada y al debate de ideas, y lo más importante, propende una visión de conjunto que posibilita una com-prensión integral de las complejas relaciones que se desarrollan en el agro argentino.

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Consideraciones finales

Los libros de texto escolares constituyen una herramienta de trabajo para la enseñanza en el aula, pero evidentemente el rol protagónico lo ad-quieren los docentes, en la toma de decisiones y en la elección de los ma-teriales pertinentes para llevar a cabo genuinos procesos de enseñanza y aprendizaje.

Con respecto a los libros de texto analizados, ambas propuestas pre-sentan una variedad de capítulos que tratan sobre diversas temáticas. En el ejemplo particular del avance de la frontera agrícola en Argentina el tratamiento de la problemática presenta distintos acercamientos a lo largo de los capítulos, por lo tanto se hallan fragmentados desde una perspecti-va integradora y multidimensional. Ambas ofertas didácticas pretenden un abordaje innovador que se alcanza de manera relativa cuando se problema-tiza el proceso analizado, aunque subyace un enfoque productivista y tec-nologizante en los discursos. Sin embargo, y más allá de los predominios manifestados, son superadores con respecto a visiones unidimensionales y acríticas de propuestas editoriales anteriores. Los acercamientos más inno-vadores se producen cuando, además de la problematización descripta, se ambiciona poner en juego, las voces de los diversos sujetos sociales invo-lucrados, aunque no se logre cabalmente la puesta en diálogo o debate de perspectivas enfrentadas o antagónicas. Por otro lado, resultan interesantes secciones, como entrevistas a especialistas o estudios de caso, que preten-den miradas alternativas, disparadores o puntas de acción para un posible abordaje de la problemática en el aula.

En temáticas tan complejas que necesitan ser comprendidas y discu-tidas críticamente por los estudiantes, es imprescindible la visibilización de los conflictos y tensiones, y las desiguales relaciones de poder entre los sujetos sociales. En este sentido, se trata de discernir entre discursos y modelos económicos, políticos y productivos contrapuestos. Uno de ellos, que promueve el avance de la frontera agrícola para aumentar los niveles de producción a través de la modernización y el uso de tecnología, y otro alternativo que pretende incorporar a vastos sectores de la sociedad a las posibilidades de desarrollo sustentable y de respeto por las prácticas cul-turales propias. Por lo tanto, se puede reflexionar que los libros de texto de las propuestas editoriales deberían profundizar e integrar las múltiples variables de análisis, otorgando lugar a las voces disidentes de las perspec-tivas hegemónicas.

Se considera, por lo anteriormente expuesto, que la experiencia de jue-gos de roles o de simulación ofrece una alternativa no solo para ejercitar la

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oralidad de los estudiantes y la toma de posición crítica y reflexiva ante una determinada problemática, sino que también estimula la visibilización de las distintas miradas que entran en juego en los diversos conflictos y pujas de relaciones de poder.

Además, la mayor parte de la oferta editorial en la actualidad es produ-cida desde la centralidad que le otorga su lugar de edición. Por lo tanto, se puede observar que los libros de texto representan de manera parcial los curriculum prescriptos de las provincias, elaborados a partir de los acuer-dos federales y los NAP. Como consecuencia de ello, la pluralidad de voces se halla representada de manera desigual. Por consiguiente, el curriculum propuesto en La Pampa, cuya construcción y diseño resulta innovador a las tradicionales formas de enseñar y abordar la geografía escolar en el aula, no se encuentra representado en las propuestas editoriales.

Para finalizar, referimos a las palabras de Michael Apple (1993) sobre los libros de texto y las propuestas editoriales, concebidas como el resulta-do de un proceso constante de luchas y relaciones de poder entre diversos grupos y sectores sociales. El autor reflexiona que educación y poder van de la mano, y representan el:

(…) resultado de actividades, conflictos y compromisos políticos, econó-micos y culturales. Están concebidos, diseñados y escritos por personas reales con intereses reales. Se publican en función de las limitaciones polí-ticas y económicas de los mercados, los recursos y el poder. Y comunidades con compromisos claramente diferenciados (Apple, 1993: 2)

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9Artículo

Dinámicas socio-económicas del agro pampeano actual y espacios locales: una propuesta de análisis

Estefanía Hüter1

Universidad Nacional de Quilmes – CONICET

@ [ [email protected] ]

Fecha de recepción: 22/06/16Fecha de aprobación: 05/09/2016

Cita sugerida: Hüter, E. (2016). Dinámicas socio-económicas del agro pampeano ac-tual y espacios locales: una propuesta de análisis. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2010

ResumenEn las últimas décadas se han producido transformaciones en el agro que plantean desafíos para pensar las dinámicas actuales que lo atraviesan; entre otras cosas, en relación al modelo productivo que se ha conformado, a los procesos por los que han atravesado los diversos agentes directamen-te vinculados a la actividad, a las dinámicas socio-económicas que se des-pliegan vinculadas al agro y a su impacto en los espacios locales. En este trabajo se reflexiona sobre lo ocurrido en el agro argentino, más particu-larmente pampeano, en relación a tales problemáticas. Se comenzará por considerar algunos procesos de cambio ocurridos en el agro a nivel global; para analizar luego las tendencias dominantes del agro pampeano, que permiten afirmar la conformación de un nuevo modelo de desarrollo agra-rio. Luego, tomando en cuenta diversos antecedentes, se realiza una pro-puesta conceptual para abordar el problema de las dinámicas territoriales de los actores agrarios en sus aspectos económicos y su incidencia en los espacios locales. Dinámica que no ha sido estudiada específicamente desde esta perspectiva que pone énfasis en los elementos económico-productivos

1 Licenciada en Sociología (UNLP), maestranda en Estudios Sociales Agrarios (FLACSO), doctoranda en Ciencias Sociales y Humanas (UNQ). Becaria Doctoral de CONICET con lu-gar de trabajo en el Centro de Investigaciones sobre Economía y Sociedad en la Argentina Contemporánea (IESAC) de la Universidad Nacional de Quilmes. Investigadora invitada en el Centro sobre Análisis del Desarrollo Territorial (ADETER) de la Universidad Nacional del Sur. Actualmente participa en los proyectos de investigación: “Hegemonía: cuestiones teóricas, estrategias metodológicas y estudios empíricos, con énfasis en las disputas por la cuestión agraria en la Argentina contemporánea” (IESAC-UNQ) y “Análisis de la acción y el desarrollo territorial en áreas rurales de Argentina” (UNS).

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implicados en las construcciones, deconstrucciones y reconstrucciones de los territorios, apelando para ello a la noción de circulación del capital de los actores agrarios; y que resulta un punto relevante para comprender los procesos que se despliegan hoy en el desarrollo agrario.

Palabras clave: agro pampeano – actores sociales agrarios- dinámicas socio económicas – espacios locales.

Socio-economic dynamics of the current rural sector in the pampas and local spaces: A proposal for its analysis

AbstractIn the last decades, transformations in the rural sector set out challenges to think the current dynamics that underlies it; among other things, re-lated to the production model that has been defined, to the processes that different stakeholders directly related to the activity have gone through, and to the socio-economic dynamics linked to the rural sector that unfold and their impact on local spaces. This paper reflects on what has happened in rural Argentina, particularly in the Pampas Region, in relation to these problems. The paper starts by considering some transformation processes that have taken place in the rural sector at a global level to analyse, then, the dominant trends of the rural sector in the Pampas region that allow us to affirm that a new model of agricultural development has been introduced. On the basis of various antecedents, the paper will then present a con-ceptual proposal to address the problem of the territorial dynamics of the rural actors, the economic aspects and their incidence on local spaces. This dynamics has not been studied specifically from this perspective, and emphasizes the economic-productive elements implied in the construc-tions, deconstructions and reconstructions of territories, resorting to the notion of capital circulation of the rural actors which constitutes a rel-evant point to understand the processes that emerge today in agricultural development.

Key words: rural Pampas region- rural social actors- socio-economic dy-namics- local spaces.

Dinâmicas socioeconômicas do agro pampeano atual e espaços locais: uma proposta de análise

ResumoNas últimas décadas têm se produzido transformações no agro que apre-sentam desafios para pensar as dinâmicas atuais que o atravessam, entre outras coisas, em relação ao modelo produtivo que se conformou, em re-lação aos processos que têm atravessado os diversos agentes diretamente relacionados com as atividades, às dinâmicas socioeconômicas que estão relacionada ao agro e ao seu impacto nos espaços locais. Neste trabalho, reflexiona-se sobre os acontecimentos no agro argentino, particularmente pampeano, em relação a tais problemáticas. Começaremos por considerar alguns processos de mudança acontecidos no agro a nível global para logo depois analisar as tendências dominantes do agro pampeano que permitem afirmar a conformação de um novo modelo de desenvolvimento agrário. Depois, levando em consideração os antecedentes, realizou-se uma pro-

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posta conceitual para abordar o problema das dinâmicas territoriais dos atores agrários em seus aspectos econômicos e suas repercussões locais. Dinâmica que não tem sido estudada, especificamente, a partir desta pers-pectiva e que põe ênfase nos elementos econômicos produtivos envolvidos nas construções, desconstruções e reconstruções dos territórios apelando, para isso, à noção de circulação do capital dos atores agrários e que re-sulta um ponto relevante para compreender os processos que se desenvol-vem, hoje, no agro.

Palavras chave: agro pampeano – atores sociais agrários- dinâmicas socio-económicas – espaços locais.

Introducción

Los procesos de globalización y reestructuración económica mundial ocurridos en las últimas décadas plantean desafíos para pensar el agro

actual, en el marco del cual se habría generado un nuevo modelo produc-tivo hegemónico. En este contexto resulta interesante preguntarse ¿Cómo afecta el nuevo modelo productivo a los diversos agentes directamente vin-culados a la actividad?¿Tiene consecuencias en las dinámicas territoriales que se despliegan vinculadas al agro? ¿Qué impacto tiene en los espacios locales? Y, más en general, ¿Qué desarrollo agropecuario, pero también en términos de la sociedad toda, hace posible?

Se intentarán abordar estos interrogantes reflexionando sobre lo ocurri-do en la Argentina, más particularmente en la región pampeana. Debido a que el agro ha atravesado transformaciones a nivel global, se considerarán brevemente algunos de tales procesos de cambio ocurridos en la fase actual del capitalismo; y se pasará a analizar las tendencias dominantes del agro pampeano, que permiten afirmar la conformación de un nuevo modelo de desarrollo agrario. Todo ello para luego, tomando en cuenta diversos ante-cedentes teóricos y empíricos (de distinto alcance), plantear una propuesta conceptual que permita profundizar el análisis de una dimensión aún poco estudiada del funcionamiento del agro actual: las vinculaciones que los actores sociales agrarios establecen con los espacios locales, con énfasis en los aspectos material-económicos; instancia que resulta necesaria ana-lizar para considerar el tipo de desarrollo que propone el modelo agrario dominante. De esta forma, este trabajo pretende aportar a la construcción de herramientas analíticas para abordar conceptualmente el problema de las dinámicas territoriales de los actores agrarios.

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Transformaciones globales en el agro

La agricultura ha estado inmersa en el proceso de acumulación de capi-tal desde hace largo tiempo; sin embargo presenta particularidades deriva-das principalmente de las restricciones que suponen los recursos naturales (tiempos de rotación del capital más largos, riesgo adicional vinculado a factores climáticos, entre otras cosas). A lo largo del tiempo, se han venido dando cambios técnicos y organizacionales que en gran medida apuntan a disminuir estas barreras (Etxezarreta 2006; Delgado,2010; Gutman y Go-renstein, 2003). Estos cambios se profundizaron en el último cuarto del si-glo XX; y, en la actualidad, sin haberse eliminado algunas especificidades, la producción agropecuaria forma parte de un (cada vez más) complejo sis-tema agroalimentario2 cuyas dinámicas económicas se acercan, progresi-vamente, a los imperativos seguidos por el sistema en su conjunto, donde el capital ha adquirido mayor grado de flexibilidad para realizar procesos de acumulación a escala global (Mc Michael, 1999; Delgado Cabeza, 2010).

La globalización neoliberal, desplegada en las últimas décadas del siglo XX, aparece como el elemento principal que configuró las condiciones para las transformaciones ocurridas en los últimos tiempos en el mundo rural la-tinoamericano (Kay, 2007; Buttel, 2005; Mc Michael, 1999). Se tendió a una liberalización de los mercados; marco en el que ocurrió un proceso de mayor inserción (y dependencia) de las diversas “agriculturas nacionales” en procesos globales (Buttel, 2005; Mc Michael, 1999). Ello supuso un cambio cualitativo en las formas de acumulación del capital y de organización de la producción en el agro, en donde un grupo cada vez más reducido de gran-des corporaciones transnacionales (en proceso de concentración) han ido ganando poder para gobernar los diferentes eslabones de la cadena agroa-limentaria, encontrándose sus puntos clave de gobernanza en los dos ex-tremos: la producción de insumos agropecuarios y la distribución minorista de alimentos, pero con procesos concentradores que ocurren en todos los eslabones (Delgado Cabeza, 2010;Etxezarreta, 2006;Gutman y Gorenstein, 2003;Kay, 2007). Durante el último cuarto del siglo XX, en la estrategia desplegada por las grandes empresas del sistema para expandirse intentando limitar condicionamientos sociales, espaciales y naturales, el uso de las nue-vas tecnologías ha jugado un rol clave. Una serie de cambios tecnológicos y organizacionales asociados tanto a la producción como a la distribución han

2 La integración entre agro e industria comienza a consolidarse en el llamado “segundo régimen agroalimentario” en términos de Friedmann y Mc Michael (Mc Michael, 1999), perdiéndose ya en esa etapa la relativa autonomía del agro propia de la primera mitad del siglo XX (Etxe-zarreta, 2006).

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hecho posible una mayor flexibilización, coordinación e integración de los eslabones de la cadena agroalimentaria; emergiendo el actual modelo domi-nante de producción agropecuaria, donde también el capital adquiere mayor capacidad para localizar y deslocalizarlos procesos productivos (Etxezarreta, 2006;Kay, 2007), inmerso en una competencia global de fuerte volatilidad (Gutman y Gorenstein, 2003; Delgado Cabeza, 2010).

Si la conformación del actual régimen agroalimentario tuvo como con-dición de posibilidad la reforma neoliberal, la apertura comercial y finan-ciera y el achicamiento del rol regulador del Estado(especialmente en La-tinoamérica), sería interesante analizar qué ha ocurrido en Argentina (que encuentra algunos paralelismos con otros países de la región) a partir del cambio en el clima político y en el quiebre discursivo en torno al “con-senso neoliberal”, cuyos momentos de inflexión ocurrieron a inicios de la década del 2000. En nuestro país, con el impulso de la política devaluacio-nista (2002) y del aumento de los precios internacionales de los productos del agro dirigidos a exportación (particularmente la soja), diversos autores consideran que habría existido una profundización de algunas tendencias que venían desarrollándose en el agro; aunque existan disidencias respecto a cómo interpretarlas en el marco del modelo de desarrollo que plantean para Argentina3. A su vez este sería un buen punto de partida para reflexio-nar sobre las transformaciones y continuidades que pudieran encontrarse en el modelo de desarrollo agrario en el marco del clima político inaugu-rado recientemente en Argentina (así como en varios países de la región), con un nuevo giro neoliberal.

Tendencias dominantes del agro pampeano actual

Desde el último cuarto del siglo XX, en el marco de transformaciones a nivel mundial, diversos autores señalan que se fue conformando un nue-vo paradigma agrario en la Región Pampeana (con diversos impactos en las regiones extrapampeanas); que supuso transformaciones productivas, el desarrollo de nuevas y complejas formas de producción (Balsa, 2012; Bisang et al., 2010), la modificación en los requisitos de capitalización de las explotaciones, la tendencia hacia la agriculturización, y, en particular,

3 Es decir, este análisis podría servir como punto de partida a otras reflexiones en torno a cómo fue posible que, pese al clima político de ruptura que se configuró en la última década en América Latina, en términos del modelo de desarrollo agropecuario hubo una profundización de algunas tendencias existentes (indagación que podría conectarse con el análisis del rol que ha tenido el agro en la configuración de los modelos de acumulación de Latinoamérica).

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a la especialización en un cultivo de fuerte demanda internacional: la soja. Todo ello contribuyó conformar un agro cada vez más concentrado, que fa-voreció el surgimiento de nuevos actores y la reconversión o expulsión de otros (Sili y Soumoulou, 2011; Grosso et al, 2013; Pengue, 2009;Reboratti, 2010). El modelo de producción agropecuario que se fue configurando se expandió rápidamente, subsumiendo a otras lógicas productivas bajo diná-micas hegemónicas4.

Para intentar una caracterización más precisa del actual modelo de de-sarrollo agrario en la región pampeana se partirá de retomar y sistematizar elementos que varios autores coinciden en señalar como definitorios (aun-que interpretándolos desde diversas perspectivas): el cambio tecnológico y organizacional en la producción agropecuaria, y las transformaciones en los actores que participan directamente en los esquemas socio-productivas.

Cambio tecnológico y organizacional

Ocurrió una nueva ola de incorporación tecnológica que supuso mayo-res inversiones de capital y modificó la forma de producir en el agro, sobre todo la de hacer agricultura.

Hacia mediados de los noventa en la producción agrícola el uso de siembra directa, semillas diseñadas en base a técnicas biotecnológicas (ge-néticamente modificadas) y el glifosato, se complementaron conformando un paquete tecnológico que generó ventajas comparativas en términos de productividad y de simplificación de la tarea agrícola (Grosso et al., 2013; Bisanget al 2010, 2013). A este paquete, rápidamente difundido, se fueron agregando innovaciones en maquinarias, pesticidas y fertilizantes, entre otras cosas (Gras y Hernández, 2013). Las incorporaciones tecnológicas y una tendencia al alza de precios en las oleaginosas impulsada por la de-manda externa, incidieron en el crecimiento acelerado de la producción y exportación de granos, fundamentalmente de la soja y sus derivados (Bisang et al, 2010; Balsa et al., 2014). La soja se fue convirtiendo en el producto de mayor preponderancia dentro de la producción agropecuaria, generándose una dominancia inédita por parte de un solo cultivo en la his-toria del agro argentino (con la doble cosecha y la extensión de la frontera agrícola) (Pengue 2009; Reboratti, 2010).

4 En este trabajo se propone pensar estas tendencias como parte de un modelo de desarrollo agrario particular, atado fuertemente a la demanda externa e hiperespecializado en función de ella; y salirse así de la encerrona que plantean algunos intelectuales sobre el debate “pro o anti” soja (como Solbrig y Adamoli, 2008).

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Así como ocurrió con la producción de soja, paradigma del nuevo mo-delo, se tendieron a conformar “paquetes tecnológicos” en las distintas producciones agrícolas (Bisanget al 2010). La aplicación de innovaciones tecnológicas supuso una mayor incorporación de insumos externos para la producción y una redefinición del tipo y lugar del conocimiento. Fue cobrando cada vez más centralidad la incorporación de conocimiento com-plejo muchas veces codificado en reemplazo del saber-hacer de los propios productores;otorgándose mayor relevancia a los saberes profesionales y, sobre todo, a los proveedores industriales de insumos, poseedores del co-nocimiento codificado (bajo la forma de activos patentables) (Bisang et al., 2010;Balsa et al., 2014; Gras y Hernández, 2013).

En la ganadería vacunatambién ocurrieron transformaciones en las últi-mas décadas, diferentes respecto a la agricultura debido a la naturaleza del proceso y a cierto desfasaje temporal. A partir de los años ’70 y ’80 hubo un mejoramiento tecnológico en la implantación de pasturas y verdeos con ventajas en la oferta forrajera, y, más tarde, la difusión del alambrado eléc-trico y de la confección de rollos de heno permitieron una mejor gestión del forraje. Se inició un proceso de intensificación en la ganaderíaque se profundizó recién en los años 2000, al difundirse la artificialización y com-plejización de la gestión de la nutrición animalcon la práctica de suple-mentación dietaria, acompañada en ciertos casos por el confinamiento en corrales de engorde(Albaladejo y Champredonde, 2011). Paulatinamente, también en la ganadería fue teniendo mayor relevancia el asesoramiento técnico en la gestión del proceso productivo, más aún en actividades de engorde, por cambios en las regulaciones y en los manejos productivos (Albaladejo y Champredonde, 2011).

Es posible advertir entonces que en las últimas décadas tanto en la agri-cultura como en la ganadería, dos actividades predominantes en el agro pampeano, ocurrieron procesos de intensificación del proceso productivo, con mayor incorporación de insumos externos y conocimientos técnicos; y, en consecuencia, aumentaron los costos fijos que deben movilizarse para producir.

Por otro lado, ocurrió también un cambio en el manejo de las explota-ciones agropecuarias, una transformación en la lógica organizacional del proceso productivo, expandiéndose la desverticalización de actividades de la mano de un modelo de gestión que requiere especializaciones pro-ductivas. Se involucró a una mayor y más variada gama de agentes en la producción, coordinados mediante vínculos contractuales con diverso grado de formalización. Se generaron así formas más flexibles de asumir la producción con lógicas temporales más acotadas,conformando una or-

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ganización en red (Gras y Hernandez, 2013; Delgado Cabeza, 2010;Bisang et al 2010, 2013; Balsa et al., 2014).Tal idea de “organización en red” no debe ocultarlastendencias a la concentración que existen en algunos nodos, con capacidades diferenciales de apropiación de las mejoras sistémicas de productividad y ganancias generadas por la trama en su conjunto, además de cierta volatilidad en sus estrategias en función de cambios en el entor-no económico y político-regulatorio (Gutman y Gorenstein 2003; Gras y Hernández, 2013).

Con todo, en términos generales el modelo agrario que se fue desarro-llando intensificó dinámicas concentradoras, con la novedad de que se des-plegaron tendencias hacia la concentración de la producción y no sólo de la propiedad de la tierra (Grosso et al., 2013; Balsa et al., 2014; Albaladejo, 2013), e indujo una (mayor) dependencia respecto a actores ubicados por fuera de la producción: proveedores (transnacionales) de insumos, deman-da global (externa), agentes financieros.

Transformaciones en los actores sociales del agro

Los rasgos que fue adquiriendo el agro argentino en las últimas décadas redimensionaron la participación de los diversos actores sociales agrarios, tanto por transformaciones en el peso relativo de cada uno de ellos como por el surgimiento de nuevas figuras. En función de los objetivos de este trabajo, se caracterizarán brevemente a los agentes que tradicionalmente han sido considerados por la bibliografía académica como “productores”5 de la región pampeana, y también se mencionarán otros agentes que están directamente asociados al modelo productivo actual: contratistas, rentistas6 y asalariados7.

Entre las empresas de producción agrícola algunos autores señalan la existencia de una serie de megaempresas, que se distinguen por sus enor-mes volúmenes de actividad (Balsa et al., 2014; Gras y Hernández, 2013). Estas empresas en general (aunque no exclusivamente) siguen el modelo de organización productiva en red, por lo que tienden a desarrollar la pro-ducción en tierras arrendadas y a tercerizar las labores, basando su estruc-tura en la coordinación y gestión de recursos y actores (Bisang et al, 2010;

5 Se hace referencia a las personas físicas o jurídicas que asumen la gestión y los riesgos de la actividad productiva, independientemente de su relación con la tierra (Lódola y Fossati, 2004).

6 Incorporar a estos dos agentes resulta necesario para comprender los rasgos que han adquirido los esquemas socio-productivos que se movilizan en el agro actual.

7 Para los trabajadores asalariados sólo se realizarán algunas consideraciones en el siguiente apartado.

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Gras y Hernández, 2013) y adoptan estrategias de diversificación territo-rial a nivel regional (Balsa et al, 2014; Gras y Hernández, 2013). Por otra parte se destaca la presencia de grandes y medianas empresas que, con una menor diversificación territorial, tienden a organizarse a partir de un nú-cleo inicial de tierras en propiedad a las que suman otras vía arrendamien-to; e implementan cambios para reducir el peso del capital fijo, tercerizan labores, pero en mucha menor medida que las anteriores. Las empresas medianas, además de tener menor capacidad relativa de acumulación y ex-pansión, se distinguen por la importancia que en general sigue teniendo la familia como equipo de trabajo y porque estos responsables realizan tareas de seguimiento y control cotidiano de las labores productivas (Balsa et al., 2014; Gras y Hernández 2013)8.

Teniendo en cuenta lo anterior es posible afirmar que existe una trama empresarial relativamente heterogénea; que está igualmente atravesada por tendencias hacia la concentración productiva y hacia la externalización de tareas (Grosso et al 2013, Gras y Hernández 2013), en busca de mayor capacidad de reacción frente a situaciones cambiantes.

Los contratistas o prestadores de servicios agrícolas, si bien no cons-tituyen una figura nueva en el agro argentino, se han vuelto más signifi-cativos a raíz de los cambios en la organización productiva. Se trata de proveedores especializados de servicios agrícolas con equipos propios, que operan en un mercado fuertemente competitivo (Bisang et al., 2010), con un esquema de costos que no controlan (mano de obra, combustibles, ma-quinaria) y un mecanismo de ingreso (pago fijo o porcentaje) cuyos precios tampoco controlan (Bisang et al., 2010), lo que los coloca en una situación de relativa subordinación (Grosso et al., 2013). Según algunos autores tal situación es justamente la que facilita la incorporación y difusión de inno-vaciones, ya que para asegurar/acrecentar beneficios los contratistas deben rotar el capital semi-fijo a alta velocidad y, para ello, deben utilizar y ac-tualizar sus equipos al máximo (Bisang et al., 2010, 2013). Para otros esa misma situación facilita que algunas empresas agrícolas refuercen su poder negociador frente a los contratistas (Balsa, 2013).

Los rentistas, propietarios de tierras que en vez de producir las colo-can en el mercado de alquileres, fueron cobrando mayor importancia en

8 Dentro de las empresas agrícolas es necesario considerar la existencia de los pools de siembra, que cobraron importancia en las últimas décadas. Si bien varían en tamaño, en general tienden a estructurar las operatorias de grandes empresas (agrícolas), y tienen una fuerte capacidad de captar capitales extra-agrarios con el fin de lograr réditos más o menos rápidos. Como organizan la producción en base a vínculos contractuales, tienen gran flexibilidad, pudiendo cambiar de producción y/o de región e incluso retirarse fácilmente de la actividad (De Martinelli, 2008).

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función del proceso de concentración de la producción desplegado en esta nueva etapa, que supuso una creciente separación entre propietarios de tie-rras y empresas productoras, generándose para estas una menor inmovili-zación de capital fijo (Grosso et al., 2013, Bisanget al 2010). Para algunos autores el rentismo les permitiría a los pequeños terratenientes integrarse al modelo transfiriendo el riesgo a los operadores del sistema (Bisang et al., 2010, Reboratti, 2010). Pero, aun reconociendo que ciertos pequeños y medianos propietarios puedan haber obtenido ingresos considerables en las últimas décadas, resulta indispensable destacar que estos agentes es-tarían en una posición de mayor dependencia respecto a variables que no controlan (precios de la tierra vinculados a precios de los commodities, negociaciones con actores de mediana o gran escala), sin tener la opción de volver ellos mismos a la producción por haberse descapitalizado (Balsa, 2013), quedando así desplazados de la producción.

Por otra parte, los productores familiares9, agrupados ya en una catego-ría de por sí heterogénea, a partir de los noventa atravesaron un fuerte pro-ceso de diferenciación. En el contexto de una significativa tendencia a la concentración de la producción, los imperativos para aumentar en escala y productividad tuvieron distintos efectos sobre estos actores. Algunos aban-donaron la producción, porque sus tierras fueron rematadas judicialmente (por endeudamiento), las vendieron, o bien las cedieron en arrendamiento (Grosso et al 2013, López Castro, 2012). Entre los que continuaron en la producción también es posible identificar diferentes situaciones, pero en general tendieron externalizar algunas etapas de la producción y a otorgar mayor importancia a tareas de gestión (Balsa et al, 2014). Sin embargo, algunos “persistieron” manteniendo lógicas familiares, situación en gran medida posibilitada por la implementación de esquemas productivos y de captación de ingresos diversificados (López Castro, 2012). Otros, en cam-bio, atravesaron procesos de reconversión productiva y organizativa, des-plazándose hacia esquemas empresariales; tendieron a expandir su escala (vía arrendamiento de tierras) y a profesionalizar la gestión de la explo-tación e incrementar el uso de mano de obra externa (Gras y Hernández, 2013; Grosso et al., 2013).

Teniendo en cuenta los procesos por los que atravesó el agro y su impac-to en los diversos actores involucrados en la producción, es posible afirmar que se fue consolidando un sistema con una fuerte lógica concentradora,

9 Definir la producción familiar siempre ha resultado controvertido. Se ha tendido a identificar como rasgo definitorio el carácter familiar de la gestión y del trabajo en la explotación, y, a diferencia del campesinado, por ser unidades susceptibles de llevar adelante un proceso de acumulación (Ratier y Ringuelet, 1999).

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una expulsión de la producción de un número importante de explotaciones de tamaños medios y pequeños, en muchos casos familiares. Este proceso se viene acentuando desde hace varias décadas, más allá de las diferencias entre los diversos períodos político-económicos. A inicios de la década del 2000 cambió la estructura de precios relativos del agro y, con el incremento en los precios de los commodities, se generó un aumento de la rentabilidad global del sector, mejorando significativamente los niveles de ingresos de los productores que se habían mantenido en la actividad. Sin embargo con-tinuaron aumentando los costos productivos, por el gran peso de insumos externos y por el aumento del precio de la tierra, lo que dificultaba para pequeños y medianos productores expandir su escala (Balsa el at., 2014); es decir, si bien algunos sectores accedieron a ganancias extraordinarias, no se revirtieron las condiciones excluyentes en la producción agraria.

A partir de estas caracterizaciones sobre los actores sociales del agro ar-gentino actual, en la siguiente sección se desarrolla una propuesta concep-tual para profundizar el análisis sobre las vinculaciones socio-económicas que estos actores tienden a establecer con los espacios locales.

Aportes para reflexionar sobre la incidencia socio-económica del agro actual en los espacios locales

De acuerdo a lo mencionado, el modelo socio-productivo agrario adop-tado en Argentina (y de manera similar, en diversos países Latinoame-ricanos) ha tendido a potenciar la presencia de los actores agrarios más concentrados y profundizado la penetración del capital transnacional en el agro (mediante diversas vías), así como provee nuevos mercados y oportu-nidades para ciertos segmentos de la sociedad.

Para algunos autores estas tendencias serían inevitables para quedar in-sertos en el mundo globalizado, y necesarias y deseables para el desarrollo continuado del país. En esa línea, Bisang, Anlló y Campi (2010, 2013) y Bisang y Gutman (2005) consideran que, en Argentina,la competitivi-dad internacional que han logrado varias producciones agroalimentarias (principalmente la soja) en el marco del paradigma predominante haría posible encontrar en el futuro próximo un “eje legítimo de acumulación”y desarrollo sustentable (Bisang et al, 2013: 12). Afirman que, más allá de ciertos obstáculos aún por remover (principalmente la transnacionaliza-ción de segmentos clave), se crearon ventajas estables en el tiempo aso-ciadas a la incorporación de recursos naturales, humanos y tecnológicos (Bisang y Gutman, 2005: 16). Los autores dejan en claro que aquella idea

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de competitividad genuina no tiene por fin considerar efectos distributi-vos, pero cabe preguntarse si aún en tales términos las producciones del agro que han crecido en las últimas décadas posibilitan tal competitividad para Argentina cuando estas producciones son fuertemente dependien-tes de la demanda internacional, factor sobre el que el país tiene poco control. Asimismo, resulta necesario preguntarse, entre otras cosas ¿qué paradigma de desarrollo agrario abre en la actualidad este esquema socio-productivo agrario? ¿qué tipo de agentes logran insertarse en el modelo y cuáles de ellos se colocan en posiciones de decisión tales que pueden reafirmar su interés frente a otros actores y a contextos cambiantes?; y, para ir acercándonos al problema que aquí nos interesa, ¿en qué medida y de qué formas las lógicas económicas que despliegan estos actores se vinculan a los espacios locales (llamados por algunos autores “espacios de producción”)?, ¿qué tipo de “desarrollo local” promueve (o posibilita)el actual modelo dominante de producción agropecuaria? Plantear tales interrogantes nos permite acercarnos a la pregunta más general sobre a qué modelo de desarrollo abona el crecimiento de las rentas vinculadas al agro y si él supone mayor bienestar para la mayoría de la sociedad, ahora y en el largo plazo.

No se buscará resolver aquí cada uno de estos interrogantes, que se hallan además interconectados y respondidos parcialmente por los antece-dentes sistematizados a lo largo del trabajo, sino que en este apartado se es-bozará una línea de análisis que puede ser de utilidad para estudiar el actual modelo de agro dominante en términos de las lógicas socio-económicas que él despliega en los espacios locales10.

Hasta el momento se han desarrollado pocos estudios respecto a las vinculaciones que los actores sociales agrarios establecen con los espacios locales. Y la mayoría de las investigaciones referidas a esta cuestión han puesto más énfasis en aspectos de orden simbólico por sobre los mate-rial/económicos; analizan aspectos identitarios y culturales de los actores del agro que contribuyen a establecer diversos vínculos con tales espacios (Cloquell et al., 2013; Bidaseca y Gras, 2010).

Y los estudios que de alguna forma analizan para la región pampeana, junto con la dimensión simbólica, la inserción económica que mantienen aquellos actores respecto a los espacios locales (como los trabajos de Bustos Cara y Sili (1994), Sili (2005), Varesi (2010), Champredonde y Albaladejo (2011), Hernández (2012), Albaladejo (2013), Gras y Hernández (2013),

10 Esto puede abonar la discusión en torno a cómo el agro actual se vincula a las localidades pequeñas y medianas de la región pampeana, frente a la tesis sostenida por algunos autores respecto a la dinamización de estas localidades en las últimas décadas.

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entre otros), al hacerlo no han estudiado en detalle la influencia diferencial que tendrían sobre esos espacios las lógicas productivas y económicas de cada uno de los actores que componen la estructura social agraria actual, sino que se han basado en analizar a un actor agrario en particular o a un tipo de producción específica11; o, en algunos casos, este no ha sido el ob-jeto de estudio principal por lo que sólo se mencionan algunas tendencias percibidas (como en Balsa et al., 2014, Grosso et al., 2013).

Estos trabajos no han abordado la problemática en los términos que aquí se plantearán, pero es posible tomarlos como antecedente para identificar algunos primeros indicios respecto a cómo impactarían en los espacios lo-cales las lógicas socio-económicas que despliegan los agentes vinculados directamente a la producción en el agro12 (o los procesos de reproducción del capital vinculados al agro); dimensión que, al igual que toda práctica, sin dudas se haya vinculada al “horizonte simbólico” de los actores.

Para las grandes empresas de producción agropecuaria su reproducci-ón no dependería de relaciones sociales y económicas localizadas territo-rialmente: pese a que necesariamente localicen los procesos productivos, tal localización no es fija sino que tiende a ser más bien eventual; así, su dinámica económica y el imaginario que movilizan anclan en el horizonte global (Gras y Hernández 2013; Grosso et al 2013). Estos actores no reali-zan necesariamente transacciones comerciales en las localidades cercanas a los (eventuales) espacios de producción, sino que las efectuarían a través de su centro administrativo, lugar hacia donde también transfieren sus ga-nancias (Giberti [2003] citado en Albaladejo y Champredonde, 2011: 126-127). En la vorágine por mantenerse competitivos, para ganar en costos y eficiencia, y acompañados por un discurso empresarial con fuerte difusión y aceptación, este “desprendimiento” de lo local tendería a desarrollarse cada vez más también en productores empresarios medianos: aunque con menor capacidad de movilidad, tenderían a desvincularse de los espacios locales incluso como horizonte de referencia simbólica (Gras y Hernández 2013, Grosso et al 2013). La aceptación más o menos acrítica e irreflexiva de un discurso en torno al agro que vincula la producción agropecuaria a la idea del agronegocio y a los productores a la figura de “empresarios inno-vadores”, también ha tenido su influencia en los productores familiares. La

11 Para la región extrapampeana se desarrollaron algunos estudios referidos a esta temática desde el enfoque de los “circuitos productivos” (Rofman, 1999), que intenta reconstruir las tramas productivas y el comportamiento de todos los agentes intervinientes en alguna producción determinada, considerando secundariamente tanto la incidencia de estos procesos sobre áreas geográficas específicas como el desarrollo de otras producciones (Tadeo, 2010).

12 Se mencionan sólo los indicios que se han podido sistematizar, pero no existen aún estudios específicos que hayan abordado esta problemática para los diversos agentes.

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agricultura familiar, tradicionalmente considerada de fuerte anclaje local (material y simbólico), ha atravesado transformaciones en los vínculos que establece con tales espacios: si bien estos productores tienden a habitar espacios cercanos a la explotación (aún habiendo disminuido fuertemente la residencia rural) y continúan teniendo un horizonte de referencia vin-culado a tal espacio y realizando transacciones comerciales con agentes locales, también estarían empezando a desarrollar cierta movilidad en la remuneración a los factores productivos (de la mano del desplazamiento hacia lógicas más empresariales) (Grosso et al., 2013; Cloquell et al., 2013; Balsa et al., 2014).

Por otra parte, mientras que la figura del rentista se encontraría más vinculada a las dinámicas locales y/o regionales, por lo general su po-sibilidad de “dinamizar” la economía (de localidades pequeñas y media-nas) resulta limitada debido a que no tienden a derivar sus rentas hacia inversiones productivas (agrarias y no agrarias) sino más bien hacia el mercado financiero o inmobiliario (Balsa et al 2014; Gras y Hernández, 2013). Aunque sus rentas se hayan vinculadas a la actividad productiva, se encuentran en verdad en una situación de exclusión de la producción. En contraste, los contratistas sí reinvierten en la producción agropecuaria y se hallarían en cierta conexión respecto a las dinámicas locales. Sin embargo, se encuentran en una situación de relativa vulnerabilidad por su rol de prestadores de servicios altamente capitalizados en un mercado fuertemente competitivo, y esta situación, junto con las características de su actividad, impulsan a una fuerte movilidad que los vincularía y desvin-cularía de diversos espacios locales (Grosso et al., 2013). Por su parte, los trabajadores asalariados permanentes se ha considerado que tradicional-mente tienen dinámicas con fuerte anclaje en los territorios locales13.Estos actores se hallan en un proceso de retracción particular. Las innovaciones (de producto y de proceso) en el agro han reducido los requerimientos de mano de obra directa, al tiempo que ha habido un desplazamiento en las exigencias de capacitación de los trabajadores: desde capacidades gené-ricas hacia calificaciones específicas y complejas (Gutman y Gorenstein, 2003; Villulla 2015; Delgado Cabeza, 2010). La tendencia a la expulsión de mano de obra directamente vinculada a la producción agropecuaria14, habría tenido también repercusiones en las economías locales (Neiman,

13 Se hace referencia a los trabajadores permanentes, los de carácter temporal presentan otras dinámicas particulares de cada actividad/región y que exceden los objetivos del trabajo.

14 Hay que sumar que en el medio rural continúa siendo relevante (y se profundizó en algunos sectores) la contratación de mano de obra temporal, combinada con diferentes modalidades de flexibilización y precariedad laboral (Gutman y Gorenstein 2003; Neiman, 2010).

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2010); y, a su vez, la mayor incidencia del contratismo en la realización de trabajo directo y en la contratación de trabajo asalariado, habría redun-dado en una mayor movilidad de los trabajadores asalariados, aún cuando ellos sean permanentes (Villulla, 2015).

Si algunos autores sostienen que la reducción en el número total de productores y asalariados vinculados directamente al agro fue compensada a través de empleos en otros eslabones de la cadena agroindustrial y en la dinamización de localidades establecidas como centros de servicios agro-pecuarios (Solbrig y Adamoli 2008, Bisang et al 2010,2013); a grandes rasgos, esto resulta discutible si consideramos que los indicios menciona-dos sobre la evolución del agro en las últimas décadas señalan un fuerte proceso de exclusión de la producción así como el gran peso que han co-brado los actores más concentrados de la cadena agroindustrial para guiar el proceso productivo y lograr una apropiación diferencial de la renta; y, en el marco del esquema productivo en red, con gran capacidad para des-localizar recursos (capital fijo y variable, y renta), desvinculándolos de los espacios de producción (entre otros: Grosso et al 2013; Gras y Hernández 2013; Reboratti 2010).

Aquello indicaría que existiría en el agro cierto desacople entre la pro-ducción y los espacios locales (Gras y Hernández, 2013), proceso que algunos autores han considerado como de desterritorialización (Delgado Cabeza, 2010), pero que aquí se prefiere interpretar como el posible desar-rollo de una territorialidad particular, para así resaltar no la desvinculación entre procesos económicos y espacios locales, sino un uso y valoración del espacio específico donde se tendería a conformar un exiguo enraizamiento y articulación del capital con lo local. Y esta tendencia pareciera ser una ca-racterística general del actual modelo agropecuario dominante, más allá de sus diversas traducciones nacionales y locales, ya que diversos autores han señalado el fenómeno de la movilidad de las actividades productivas en el agro, afirmando que cada vez más la agricultura se hallaría desvinculada de su base social y ecológica (Marsden, 1997).

Pero para complejizar esta discusión, en razón de los escasos análisis desarrollados hasta el momento y la perspectiva desde los que se han rea-lizado, es necesario conocer más en profundidad las dinámicas económi-cas de la producción agropecuaria y las vinculaciones (en sentido amplio) que en aquel aspecto se establecen con los espacios locales. Es decir, para poder estudiar el agro actual pensándolo no sólo como modelo productivo sino también en tanto el modelo de desarrollo agrario que efectivamente se ha ido estableciendo como hegemónico, se cree que es necesario profun-dizar una línea de análisis referida a los aspectos materiales-económicos

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o económico-productivos movilizados por los actores agrarios y cómo a partir de ellos se generan diversos vínculos con el espacio local, contri-buyendo al despliegue de determinadas dinámicas territoriales; es decir, lógicas de uso, ocupación y valoración de los espacios geográficos (Man-çano Fernandes, 2010).

En principio cabe remarcar que las investigaciones hasta ahora realiza-das no se han nutrido de las discusiones conceptuales desarrolladas en el ámbito de la geografía económica en torno los espacios locales, las relacio-nes entre lo local y lo global, y los estudios territoriales.

Desde fines del siglo XX y principios del XXI, diversos estudios sobre procesos de desarrollo local realizados desde la sociología y la economía han incorporado de alguna forma la noción de territorio, surgida en la geo-grafía (Abramovay, 2006). Sin embargo, en tales análisis (y también en las formulaciones desde la gestión pública) han tendido a predominar lo que se ha llamado las “posiciones localistas”, que tienden a abandonar cualquier perspectiva que haga referencia a las cuestiones estructurales de la lógica capitalista de acumulación, y defienden, en cambio, la capacidad irrestricta de la escala local para generar procesos de regulación; para, mediante la cooperación entre diversos agentes locales, poniendo énfasis en elementos cognitivos, culturales e identitarios, movilizar las “potencias endógenas” y engendrar procesos virtuosos de desarrollo socio-económico insertos en las dinámicas globales15 (Brandao, 2007). Pero en la etapa actual de mun-dialización, en que el capital (de la mano de transformaciones tecnológicas y organizacionales) ha logrado un mayor aprovechamiento de la diversidad social y material debido a su gran capacidad de movilidad y flexibilidad, se hace aún más preciso estudiar la expresión espacial del proceso de acu-mulación de capital; y, como afirma Brandao (2007), pensar los espacios locales y su relación con los procesos de acumulación de capital.

Frente a aquellas concepciones resulta necesario entonces sostener propuestas de análisis alternativas, que resalten los aspectos estructurales-económicos que conforman el orden social capitalista y la importancia del conflicto (efectivo o potencial) y de las relaciones de fuerzas entre diversos grupos sociales, para poder comprender más cabalmente lo que sucede en los espacios locales.

15 En algún sentido, las nociones de desarrollo y territorio “virtuosos” que sostienen desde estas posiciones son cercanas a las que subyacen en los análisis de Bisang, Anlló y Campi (2010, 2013) y Bisang y Gutman (2005), para quienes, como se mencionó más arriba, el hecho de que los espacios locales se hallen insertos en lógicas globales supondría, por sí mismo, un punto de partida (o de llegada) para el desarrollo socio-económico de tales espacios y de todos los agentes que de diversa manera habitan en él.

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En ese sentido, es relevante recuperar una perspectiva crítica sobre el territorio para analizar los procesos de desarrollo local; y considerar enton-ces que el territorio constituye un ámbito de construcción social, resulta-do del ejercicio de relaciones de poder, donde los diversos actores tienen una capacidad diferencial para ejercer o mantener su control o dominio (Santos 1994, Haesbaert 2011; Mançano Fernandes 2010). Asimismo, la construcción del territorio implica, al mismo tiempo, una dimensión sim-bólica, una forma de control simbólico por parte de algunos grupos socia-les sobre el espacio, y una dimensión más concreta o material, del orden de lo político-económico (Haesbaert, 2011). Es decir, el territorio puede ser considerado como un espacio producido socialmente en el marco de relaciones estructurales a través de prácticas concretas y también mediante ideas o conceptos (Manzanal 2007); producto de la historia colectiva. Si entonces el territorio es visto como un espacio definido y delimitado por y a partir de relaciones de poder; es posible considerar que en un determi-nado espacio existan territorialidades en disputa, algunas dominantes pero “conviviendo” con otras, más o menos subordinadas, en contradicción y lucha (Manzanal, 2014).

Asimismo, acorde a esta perspectiva, sería necesario analizar más en profundidad y en un espacio concreto qué mecanismos materiales operan en la construcción de un territorio, imprimiéndole características particu-lares al espacio local concreto, entendiendo que todo proceso de desarro-llo se localiza espacialmente y para así resaltar las interdependencias que existen entre procesos sociales y económicos en diversas escalas (Brandao, 2007; Manzanal, 2014).

Retomando entonces estas concepciones con el interés de enriquecer y profundizar el análisis sobre las lógicas socio-económicas del actual mo-delo de agro dominante y, particularmente, sobre las vinculaciones que en aquel aspecto se establecen con los espacios locales, se plantea la impor-tancia de volver a formular algunas preguntas básicas en torno al sistema social actual, al modelo de acumulación (pensando en este caso en las di-námicas que atraviesan al agro). Para ello se considera que podría ser útil retomar el esquema marxista clásico sobre el proceso de acumulación, que distingue la esfera de la producción y la de la circulación.

Para analizar los aspectos material-económicos de las dinámicas te-rritoriales que despliegan los actores sociales del agro se propone estu-diar especialmente la última fase del ciclo de reproducción del capital, la esfera de la circulación, que ha sido la menos estudiada para el caso del agro. Esto permitirá dar cuenta de las vinculaciones (en sentido am-plio, es decir, incluyendo desvinculaciones) económicas que la produc-

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ción agropecuaria actual sostiene con los espacios locales. Creyéndose pertinente realizar este análisis para todos los tipos de esquemas socio-productivos a fin identificar si existen diferencias entre ellos, tenden-cias dominantes e incluso tensiones entre las prácticas de los diversos actores.

Se propone entonces que, para conocer las dinámicas material-económi-cas que se ponen en juego de manera directa en la producción agropecuaria actual, resulta necesario analizar, por una parte, el ciclo de la producción, es decir las formas de organizar la producción o los esquemas socio-producti-vos actuales, tanto los que se consideran directamente asociados al modelo hegemónico de agro, como aquellos que pueden considerarse insertos de una forma menos evidente (parcialmente insertos) y los que puedan ser considerados como modelos persistentes (asociados a modelos anteriores) o alternativos. Y, por otra parte, se propone estudiar las dinámicas de cir-culación del capital que tales esquemas ponen en marcha, a partir de las prácticas de adquisición y venta de bienes y servicios y las de canalización de las rentas rurales que movilizan los actores directamente involucrados en la producción agraria; es decir, dentro del ciclo de reproducción del ca-pital, al considerar los circuitos de circulación, se debería hacer referencia a las trasmutaciones formales, los intercambios en el mercado que median al proceso de producción, y también al consumo individual de aquellos agentes (Marx, 1987[1894]).

A partir de ello será posible analizar cuáles serían los vínculos materia-les, especialmente económicos, que se generan con los espacios locales; y en tal tarea no se deberá perder de vista que esto supone determinadas representaciones sobre los espacios, construcciones simbólicas. Por lo que, aunque no sea el objetivo principal del planteo, resultará necesario considerar también cómo perciben los propios actores del agro esta arti-culación, ya que el ámbito de las percepciones subjetivas constituye un elemento significativo en la construcción del mundo y resulta imposible analizar las prácticas de los actores sin considerar este aspecto al menos de manera exploratoria; la esfera económica no funciona de manera to-talmente autónoma respecto de las demás esferas de la vida social, de las determinaciones no económicas de las prácticas de los actores (Grano-vetter, 1985).

Con todo ello se propone entonces un abordaje concreto para analizar las vinculaciones del agro actual con los espacios locales, poniendo énfasis en los aspectos económicos y apelando para ello a la noción de circula-ción del capital de los actores agrarios. De esta forma, se colocará en el centro del análisis a tales actores, sus lógicas productivas y económicas,

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para considerar cómo ellos despliegan posiblemente diferentes lógicas de ocupación y valoración de los espacios locales16.

Consideraciones finales

Las características del modelo agro-productivo dominante parecerían indicar que existiría cierto desacople entre la producción y los espacios locales. Si bien el actual modelo agropecuario dominante, como toda ló-gica global, tiene diversas traducciones nacionales y locales, la señalada relación con los espacios locales pareciera tender a ser una característica general propia del mismo. Desde que se consolidaron los principales ras-gos del modelo actualmente dominante, diversos autores han señalado el fenómeno de la movilidad de las actividades productivas en el agro.

Sin embargo, esto constituye una tendencia que debe ser estudiada más sistemática y profundamente, considerando las posibles tensiones que sur-jan tanto desde los actores que participan plenamente del actual modelo de agro dominante, como de aquellos que se hayan parcialmente incluidos y vinculados a otros modelos productivos; asimismo es necesario indagar en torno a las modalidades y profundidades que adquieren las vinculaciones y desvinculaciones que los actores establecen con los espacios locales.

Este análisis sería relevante debido a que las prácticas productivas y económicas que despliegan los actores sociales del agro implican sostener un particular modo de vida en el plano de la subjetividad y un específico modelo de desarrollo local y global en el plano estructural. Aquí se han señalado algunos elementos para trazar las líneas de conexión en este últi-mo sentido, considerando que tanto los distintos modelos productivos que sostienen los actores como los procesos de circulación de capital que ellos ponen en marcha pueden implicar diferentes usos de la tierra, diferentes ló-

16 Un trabajo de este tipo implica hacer un recorte espacial concreto tal que, sin perder compleji-dad en el planteo, posibilite su indagación empírica; y, para analizar las dinámicas territoriales del agro actual, se considera posible realizar un recorte espacial prefijado de “lo local” tratán-dolo a nivel de distrito. Este recorte puede justificarse por las más obvias razones operativas; pero además podría considerarse que para el caso del agro es particularmente significativa la posibilidad de reflexionar en torno a cómo impacta localmente el modelo de desarrollo que él sostiene, ya que esta producción (de manera potenciada frente a otras) requiere de recursos naturales localizados, y la manera en que ellos se pongan a jugar en las diversas configu-raciones socio-productivas y el tipo de vínculos que a partir de ellas se generen, impactan directamente sobre las dinámicas que configuran lo “local”. Conocer entonces las dinámicas que determinan y configuran “lo local” en un distrito, como menor unidad administrativa del Estado, podría constituir un primer paso en la posibilidad de disputa en torno a los modelos de desarrollo local (en este caso, del agro).

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gicas de ocupación y valoración de los espacios locales, diferentes relacio-nes sociales y distintos paradigmas de desarrollo, que pueden ponerse en juego y disputarse [en] un mismo espacio geográfico, y que pueden ir o no acompañados de una disputa discursiva. Es decir, este trabajo pretende ser un aporte al análisis de una dinámica que, si bien ha sido mencionada en diversos estudios, no ha sido estudiada específicamente, al menos no desde esta perspectiva que pone énfasis en los elementos económico-productivos que están implicados en las construcciones, deconstrucciones y reconstruc-ciones de los territorios17.Y así será posible colaborar en la comprensión de las dinámicas territoriales asociadas al modelo de agro actualmente he-gemónico, las tensiones (o no) entre ellas; punto que está en discusión en el debate sobre el agro actual, ya que parte del discurso que acompaña los cambios en el agro (de grandes empresas, asociaciones de productores, e incluso de algunos investigadores, entre otros agentes) señalan que una potencialidad que tendrían los nuevos esquemas productivos sería generar dinamismo y crecimiento en las economías locales.

Analizar estos aspectos puede contribuir asimismo a comprender las lógicas de funcionamiento de los espacios locales y cómo en ellos se ex-presan distintos modelos de desarrollo y proyectos socio-políticos, paso que resulta necesario para poder plantear transformaciones (desde refor-mas dentro del modelo actual hasta transformaciones más radicales en el modelo societal).

Bibliografía

17 Esta idea de los territorios atravesados por procesos de construcción, deconstrucción y recons-trucción es mencionada por Mançano Fernandes (2008).

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10Artículo

Las diversas concepciones sobre el espacio rural: un estudio de caso sobre las repercusiones de la geografía escolar en educación secundaria

Diego García Monteagudo1

Universidad de Valencia

@ [ [email protected] ] | [ [email protected] ]

Fecha de recepción: 28/06/16Fecha de aceptación: 10/08/16

Cita sugerida: García Monteagudo, D. (2016). Las diversas concepciones sobre el es-pacio rural: un estudio de caso sobre las repercusiones de la geografía escolar en educación secundaria. Revista Huellas Nº 20, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2011

Resumen Las representaciones sociales del medio rural son objeto de debate en un contexto de cambios sociales, económicos y culturales para estos espa-cios en el ámbito occidental. A partir de un método comparativo hemos analizado las representaciones sociales del medio rural de estudiantes de cuarto curso de educación secundaria. Hemos escogido un centro experi-mental rural (IES Nº1 de Requena) y dos centros de contraste: urbano (IES San Vicente Ferrer de Valencia) y periurbano (Colegio Pléyade de Torren-te). Mediante la interpretación de los resultados de las encuestas y de los esquemas mentales, se ha demostrado que la ubicación del centro escolar es un factor que influye en las percepciones sociales del alumnado. Las similitudes y diferencias respecto de la práctica social y el espacio vivido explican las concepciones reales (centro experimental) o idílicas (centros de contraste) sobre el medio rural.

Palabras clave: representaciones sociales, medio rural, método compara-tivo, alumnado.

1 Licenciado en Geografía. Máster en Profesor de Educación Secundaria. Máster en Investiga-ción en Didácticas Específicas por la Universidad de Valencia, España.

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Different conceptions of the rural space: a case study regarding the effects of the geography taught at High School level

AbstractSocial representations of rural areas are discussed within the context of social, economic and cultural changes operated on these areas in the Wes-tern world. Applying a comparative methodology we have analyzed the social representations of the rural sector present in students of fourth year of high school. For this purpose we chose a rural experimental cen-tre- Requena’s IES No. 1- and to introduce a contrast, we chose other two centres: an urban one- IES San Vicente Ferrer in Valencia- and a suburban one –the Pléyade Torrente College. From the interpretation of the results of the surveys and of the students’ mental schemas, it has been shown that the location of the school is a factor which influences the social per-ceptions of students. The similarities and differences regarding the social practices and the lived space account for the real conceptions (experimen-tal centre) or idyllic ones (contrast centres) about the rural areas.

Key words: social representations, rural areas, comparative methodology, students.

As diversas concepções sobre o espaço rural: um estudo de caso sobre as repercussões da geografia escolar na educação secundária.

ResumoAs representações sociais do meio rural são objeto de debate em um con-texto de mudanças sociais, econômicas e culturais para estes espaços no âmbito ocidental. A partir de um método comparativo analisamos as re-presentações sociais do meio rural de estudantes de quarto ano de edu-cação secundária. Escolhemos um centro experimental rural (IES Nº1 de Requena) e dois centros de contraste: urbano (IES San Vicente Ferrer de Valencia) e periurbano (Colégio Pléyade de Torrente). Através da interpre-tação dos resultados das enquetes e dos esquemas mentais, conseguimos demostrar que a localização do centro escolar é um fator que influencia nas percepções sociais do grupo de alunos. As similitudes e diferenças a respeito da prática social e o espaço explicam as concepções reais (centro experimental) ou idílicas (centros de contraste) sobre o meio rural.

Palavras clave: representações sociais, meio rural, método comparativo, grupo de alunos.

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Introducción2

En los países desarrollados se ha incrementado la sensibilidad social en relación con la calidad de vida y con la conservación del medio am-

biente en los espacios rurales. Esto ha derivado en que los geógrafos rura-les y otros especialistas afines, se hayan interesado por las investigaciones acerca de los aprovechamientos agropecuarios y la crisis de la agricultura familiar, la expansión reciente del turismo rural y el ecoturismo. Al mismo tiempo, han dedicado una atención especial a la organización y promoción del medio rural, destacándose el desarrollo y la creciente multifunciona-lidad de las áreas rurales, y las relaciones existentes entre el ruralismo, el medio ambiente y la agricultura.

Desde el punto de vista didáctico, esta investigación sobre representa-ciones sociales del medio rural se basa en la reflexión acerca de teorías y propuestas de innovación que nos han permitido contribuir en la didáctica del espacio rural. Los paradigmas del paisaje y la organización del territo-rio han analizado el espacio y sus implicaciones para interpretar el mundo rural, la existencia de desequilibrios territoriales y las diferencias sociales y económicas, por contraposición al espacio urbano. Hasta el momento actual, las propuestas de investigación se han centrado en torno a dos as-pectos clave: la organización del temario de Geografía respecto a espacios y representaciones sociales, y la consideración del espacio como eje de reflexión y estudio al que el alumnado proporcione importancia como un marco en el que se desarrolla la actividad económica (Puente, 1998).

Con nuestros resultados se ha constatado una representación idílica del medio rural entre el alumnado de los dos centros de contraste. Estos estu-diantes contraponen su espacio vivido con el espacio percibido. Esto signi-fica que la carga emocional que les suscita su espacio urbano de referencia (calle o barrio) no se corresponde con la práctica espacial que asocian a los espacios rurales, a los que han atribuido unos valores de calma y tranquili-dad, que se asocian al núcleo central de representaciones sociales de estos espacios, que se generaliza en una visión de inferioridad social y económi-ca de sus habitantes respecto de los de las ciudades. Por su parte, el espacio vivido y el espacio percibido cuenta con una equivalencia más evidente

2 Esta investigación forma parte del Trabajo Final de Máster titulado “Las representaciones sociales del medio rural en la geografía escolar”, que se inscribe en la línea de investigación “Identidades y representaciones sociales (espacio, memoria, género y nación)” que se está desarrollando en el Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales de la Universidad de Valencia. El director de este trabajo y coordinador de la línea de investiga-ción es el profesor y doctor Xosé M. Souto González. Sobre esto se puede consultar: http://socialsuv.org/lineas-de-investigacion/ (Última consulta: 23 de junio de 2016).

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en el caso de las representaciones del alumnado del centro experimental. Como veremos en el apartado dedicado a la presentación de resultados, las referencias de este alumnado a la actividad económica cuentan con una representación real que se acompaña de habitantes que trabajan tanto en la agricultura como en la ganadería.

Representaciones sociales y geografía de la percepción: una relación teórica y metodológica

Al tratar las representaciones sociales se hace mención a una teoría for-mulada a finales de la década de 1970 por Serge Moscovici. La base teórica se apoyaba en la psicología social y mostraba la influencia de la sociología, debido a la fundamentación teórica que Durkheim había aportado desde este último campo de conocimiento. De una primera definición del concep-to de representaciones sociales podemos extraer que incluyen un conjunto de conocimientos que permiten al ser humano comprender y explicar la realidad física y social que experimenta en su vida cotidiana. Unos años más tarde, la explicación de Moscovici (1979) fue completada con la si-guiente definición de Robert Farr, acerca del origen y las funciones de las representaciones sociales:

Sistemas cognitivos con una lógica y un lenguaje propios. No representan simples opiniones acerca de imágenes o de actitudes hacia, sino teorías o ramas del conocimiento con derechos propios para el descubrimiento y la organización de la realidad. Sistemas de valores, ideas y prácticas con una doble función: primero, establecer un orden que permita a los individuos orientarse en su mundo material y social y dominarlo; segundo, posibilitar la comunicación entre los miembros de una comunidad proporcionándo-les un código para el intercambio social y un código para nombrar y clasi-ficar sin ambigüedades los diversos aspectos de su mundo y de su historia individual y grupal (Farr, 1983: 655-656).

En consecuencia, las representaciones sociales siguen una lógica propia diferente pero no inferior a la lógica científica, encontrando su expresión en el lenguaje cotidiano de cada grupo social (Banchs, 1982). Así pues, las representaciones sociales tienen una doble modalidad. Por un lado, como modo de conocimiento o actividad de reproducción de las características de un objeto (reconstrucción mental); por otro lado, como una forma de pensamiento social que estructura la comunicación y las conductas de los miembros de un grupo. Finalmente, las representaciones sociales permiten

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que los sujetos construyan un pequeño modelo explicativo y evaluativo del entorno, a partir de un discurso, que le permite otorgar un sentido y le guía para funcionar en la vida social, contribuyendo en la resolución de proble-mas, conflictos y nuevas incertidumbres.

Para comprender las representaciones sociales de los sujetos, la teoría de las representaciones sociales ha utilizado las técnicas de la geografía de la percepción y del comportamiento. Esta corriente epistemológica comenzó a desarrollarse en la década de 1960 con un método definido y aplicable que se apoyaba en los mapas mentales, a partir de los apor-tes de la psicología social y el psicoanálisis (Vara, 2008). Durante las siguientes décadas se desarrollaron investigaciones con un enfoque más humanista, que tuvo como marco predilecto el espacio urbano. Todos esos planteamientos metodológicos fueron sintetizados por Pozo (1999) y los estudios sobre percepción y comportamiento se diversificaron con otras orientaciones temáticas, que pueden reducirse a la sociología de la geografía. Como ejemplo, podemos citar el estudio de Jorge Hermo-silla (1999) sobre el perfil de los clientes de los hipermercados de la provincia de Valencia (España), mediante la realización de dos mil cien encuestas.

Las técnicas principales de la geografía de la percepción y del compor-tamiento (encuestas, esquemas mentales y entrevistas) han sido aplicadas al conocimiento de las representaciones sociales. El primer momento en el que dicho enfoque epistemológico tuvo una aplicación académica y profesional en el ámbito educativo fue con el desarrollo del Proyecto Gea Clío3. En la práctica escolar, los docentes disponen de diversas fuentes para trabajar, investigar y hacer aflorar las representaciones del alum-nado. El motivo fundamental es que las concepciones específicas con-dicionan tanto el aprendizaje individual como el de los grupos de clase (Souto, 2013). El trabajo metodológico docente incluye conocer cómo los alumnos aprenden el espacio geográfico. En el actual contexto de sa-turación informativa es interesante conocer cómo los alumnos se forman y expresan las ideas espontáneas. Así, el docente puede estimular a su alumnado para descubrir los intereses subyacentes en la presentación de

3 Es un proyecto de innovación surgido entre 1985 y 1990, que reunió a docentes de educación secundaria y universitaria que no estaban satisfechos con los contenidos de geografía e his-toria elaborados por las editoriales españolas. Sus miembros se han centrado en la creación de materiales curriculares para los niveles de educación secundaria y bachillerato. El enfoque disciplinar parte del estudio del espacio geográfico subjetivo, en plena consonancia con la geografía de la percepción y del comportamiento, con la finalidad de que el alumnado com-prenda las problemáticas sociales y ambientales. En la actualidad es el único proyecto de renovación pedagógica que sigue activo en España.

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los espacios geográficos desde una perspectiva pretendidamente acrítica, como si la representación que aparece en los medios de comunicación o en Internet fuese natural (Souto y García Monteagudo, 2015). De hecho, son frecuentes las referencias literarias y publicitarias que consideran el medio rural como escenario de promoción de determinadas imágenes y productos.

En síntesis, la manera de operar con las representaciones sociales re-quiere de los métodos que han sido utilizadas por la Geografía de la Per-cepción y del Comportamiento. Por un lado, ya que permiten aproximarnos a la concepción del espacio complejo, como un eslabón superior en el que confluyen las percepciones individuales y la información que nos llega a partir de otras fuentes (estadística, medios de comunicación, informes de empresas). Por otra parte, las representaciones sociales nos permiten com-prender la epistemología de los modelos pedagógicos y psicológicos, como ocurre con el constructivismo. Esta corriente es relevante para la enseñanza de la geografía, al ofrecerle un método para graduar la secuencia de activi-dades. Así, la escuela de la percepción y del comportamiento es importante para graduar los aprendizajes estructurales del medio (localización, situa-ción y orientación) y las valoraciones del espacio vivido (Souto y García Monteagudo, 2015).

Los diseños experimentales: contexto geográfico y escolar de los centros educativos

Los resultados de esta investigación han sido proporcionados por es-tudiantes de cuarto curso de educación secundaria de tres centros de la provincia de Valencia (Figura 1). La representatividad de la muestra pro-viene de la variable edad como identificadora de la población. Hemos con-siderado la edad media de 16 años correspondiente al nivel educativo del alumnado encuestado, respecto de la población total de esa cohorte de edad en cada una de las tres ciudades valencianas donde se ubican los centros seleccionados. El número total de 67 alumnos/as es suficiente en función del propósito de nuestra investigación, cuyo factor preponderante ha sido la procedencia espacial tripartita del alumnado de cuarto curso de educa-ción secundaria. Por tanto, el muestreo incidental o no probabilístico no ha considerado la aleatoriedad a la hora de seleccionar a los encuestados sino que ha sido más importante la disponibilidad del personal docente a la hora de dirigirnos a los centros y recoger los datos procedentes de la encuesta y de las representaciones pictóricas.

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Figura Nº 1. Localización a escala municipal de los centros de educación secundaria

Fuente: Elaboración propia. Las abreviaturas corresponden a IES 1 Requena (E), IES San Vicen-te Ferrer de Valencia (C1) y Colegio Pléyade de Torrente (C2).

El centro experimental ha sido el IES Nº 1 de Requena. Se trata de un instituto de Enseñanza Media que comenzó en 1928 como Instituto de Enseñanza Local y sigue en la actualidad para dar servicio al alumnado de la ciudad de Requena. Esta ciudad pertenece al municipio homónimo, que con 814.2 km², es el más extenso de la Meseta de Requena, la comarca si-tuada más occidental de la provincia de Valencia. Desde la segunda mitad del siglo XIX, la mejora de las comunicaciones entre Requena y Valencia mediante el trazado de la carretera Madrid-Valencia (Nacional 3) y la llega-da del ferrocarril (1887), supusieron un relanzamiento en la actividad eco-nómica. El declive que había experimentado el municipio tras la crisis de la industria de la seda, se fue aminorando mediante la plantación de viñedos y el paulatino desarrollo de la industria auxiliar durante la segunda mitad del siglo XX. La ausencia de la diversificación económica hacia otros sectores económicos (industria y turismo) ha provocado la emigración de población joven al área metropolitana de Valencia, Madrid y Barcelona. Pese a ello, desde los últimos cuarenta años Requena se ha convertido en la cabecera municipal y comarcal (Piqueras, 1997), concentrándose en su trama urba-na los principales servicios tributarios, judiciales, médicos y escolares que abastecen a una población de 20.621 habitantes (INE, 2015), de la que el 80 % se concentra en la ciudad de Requena.

En cuanto al centro el número de alumnos ha oscilado entre los 3.000 en 1965, coincidiendo con la inauguración del edificio actual en ese año (García

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Rodríguez, 2012), hasta los 751 del presente curso 2015/2016. El alumnado proviene fundamentalmente de la ciudad de Requena y la docencia se desa-rrolla en educación secundaria (21 grupos) y bachillerato (4 grupos), además de ciclos formativos de grado medio y superior (Administración, Administra-ción y Finanzas, Atención Sociosanitaria y Educación Infantil). Pese a ello, el alumnado está vinculado con alguna de las 26 aldeas del municipio de Re-quena. Tanto la capital municipal (la villa de Requena, el desarrollo urbano, el Archivo Municipal…) como el entorno rural (sierras de El Tejo, parques naturales, museos rurales…) son aprendidos a través de salidas de campo.

Sobre este montante de alumnado, hemos tomado una muestra de 26 estudiantes (11 varones y 15 mujeres) de cuarto curso de educación secun-daria. Si el número total de estudiantes en este último curso de educación secundaria es de 95 alumnos, respecto de las 125 personas empadronadas en el municipio de Requena con una edad media de dieciséis años, po-demos decir que la muestra del centro experimental es moderadamente representativa. La estructura sociodemográfica de las aulas es un indicador del panorama social y económico del municipio. El 11,2 % de la población municipal es extranjera, cuyo origen es fundamentalmente de los países de la Unión Europea y de América del Sur. La inmigración ha reactivado el crecimiento vegetativo, cuyo saldo negativo acusa una estructura demográ-fica marcada por el envejecimiento de la población. La población urbana se ocupa fundamentalmente en los servicios de la ciudad de Requena y los habitantes de las pedanías son mayoritariamente agricultores dedicados a tiempo completo en sus explotaciones.

Para comparar la situación del anterior centro experimental, hemos aña-dido un instituto de educación de secundaria que se ubica en la ciudad de Valencia. Esta ubicación es la antítesis de lo que hemos desarrollado para el caso del IES Nº 1 de Requena, la principal razón por la que hemos elegido este centro urbano. Se trata del IES San Vicente Ferrer, ubicado en el barrio de Gran Vía (distrito de L´Eixample) desde 1933. El alumnado proviene de la ciudad de Valencia, especialmente de los barrios de Ruzafa, “Pla del Re-mei” y de otros pertenecientes a los distritos de “El Pla del Reial” y “Ciutat Vella”. El número total de alumnos es de 390, y la docencia se desarrolla en horario de mañana en educación secundaria (273 alumnos distribuidos en 10 grupos) y bachillerato (117 alumnos distribuidos en 4 grupos corres-pondientes a las modalidades de bachillerato científico, y humanidades y ciencias sociales), en cuyas aulas la presencia de alumnado de procedencia extranjera se sitúa en torno al 5 %.

Las características sociales y económicas del barrio nos permiten co-nocer el perfil de la muestra de estudiantes seleccionados en este centro

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de educación secundaria. El barrio fue construido tras la demolición de las murallas de la ciudad de Valencia en 1868. Se construyeron fincas de pisos de estilo modernista en las que se albergaron clases sociales con un alto nivel de vida, como resultado del deterioro urbano del centro de la ciudad de Valencia. La instalación de este perfil social de sus habitantes influyó en la construcción de centros de enseñanza privados, a excepción del IES San Vicente Ferrer que es el único de carácter público del barrio. La población del barrio era de 11.512 habitantes en 20154, de los que el 64,7 % proceden de la ciudad de Valencia. El 10 % proviene de otras comarcas valencianas, especialmente de la Ribera Alta y Ribera Baja, La Safor y la Meseta de Requena. Este dato es importante ya que da cuenta de los referentes rurales en los que se han basado algunos de los alumnos en sus representaciones pictóricas.

En los casos concretos de los 27 alumnos (11 varones y 16 mujeres) en-cuestados de cuarto curso de educación secundaria, la presencia de alum-nado extranjero es ligeramente superior a la media del barrio (6,2 %). Si la mayoría de los extranjeros provienen de los países de la Unión Europea y de América del Sur, en esta aula la proporción de estudiantes latinoame-ricanos y asiáticos es buen reflejo del incremento de población de estos países en los últimos años. La totalidad de alumnos encuestados supone el 50,9 % del alumnado en ese curso, y el 25-30 % de todos los habitantes de dieciséis años del barrio de Gran Vía al que pertenece el centro.

El segundo centro de contraste es el Colegio Pléyade de Torrente (Va-lencia), cuyos docentes se han mostrado favorables a la realización de en-cuestas y esquemas mentales en el único grupo de cuarto curso de edu-cación secundaria. Es un centro concertado localizado en el Vedado de Torrente, cuya procedencia del alumnado es fundamentalmente de la zona homónima de urbanizaciones y chalets donde se localiza dicho centro, y de otros municipios cercanos y vinculados con la dinámica rural como Picaña, Catarroja, incluso Chiva. Esta ambivalencia de origen es un factor diferen-ciador en las representaciones pictóricas del medio rural que han realizado los estudiantes encuestados.

Las características sociales y económicas del conjunto municipal de Torrente, sin embargo, no pueden ser directamente traspuestas al contexto escolar de este centro educativo. La población de este municipio era de 80.107 habitantes (INE, 2015), y se ocupa fundamentalmente en el sector

4 Los datos de población (estructura demográfica, inmigración interior y exterior…) han sido consultados en la ficha estadística municipal del barrio de Gran Vía que ofrece la web del ayuntamiento de Valencia. Fuente: http://www.valencia.es/ayuntamiento/webs/estadistica/inf_dtba/2015/Districte_02_Barri_3.pdf (Última consulta 9 de junio de 2016).

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servicios (57, 4 %), siendo la agricultura una actividad de menor importan-cia por ocupar al 3 % de la población activa. La población inmigrante supo-ne el 11,5 % y procede del norte de África y de América del Sur. En menor medida son habitantes de los países de la Unión Europea; no obstante, la presencia de población inmigrante en este centro ronda el 1,5 %.

Por lo que respecta a las características escolares, el centro viene im-partiendo docencia desde 1989 bajo la modalidad empresarial de coope-rativa, cuyos miembros asociados son los responsables de desarrollar las líneas generales del proyecto curricular de enseñanza. En el presente curso 2015/2016 cuenta con 13 unidades (una por cada curso académico) que albergan a 355 alumnos: 87 estudiantes de segundo ciclo de Educación In-fantil, 175 de Educación Primaria y 93 de Educación Secundaria. La mues-tra de 14 estudiantes de cuarto curso de educación secundaria representa el 3,7 % de alumnado del centro y el 2,6 % sobre la población de 16 años del municipio de Torrente. Aunque esta representatividad es moderadamente óptima, el criterio más importante es la ubicación del centro, al que por otra parte, hemos concedido menor importancia por ser el segundo centro de contraste.

En síntesis, podemos decir que las características anteriores que hemos señalado para los tres centros de educación secundaria, nos han permitido distinguir entre el alumnado de procedencia rural, urbana y periurbana. Como hemos sintetizado en el cuadro siguiente (Cuadro 1), la totalidad de la muestra comprende 67 estudiantes de cuarto curso de educación secun-daria.

Cuadro 1. Distribución del alumnado según su perfil entre los diferentes centros educativos seleccionados

Fuente: Elaboración propia

A modo de conclusión, la disponibilidad de datos censales nos ha per-mitido exponer las principales variables sociales y económicas de los espa-cios (municipios o barrios) donde se localizan los tres centros de educación secundaria seleccionados para esta investigación. Con estas características hemos justificado que la muestra es representativa de la dinámica geográfi-

IES Nº 1 Requena

IES San Vicente Ferrer (Valencia)

Colegio Pléyade (Torrente) Total

Varones 11 11 6 28Mujeres 15 16 8 39

Total 26 27 14 67

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ca y escolar elegida para la toma de datos referentes a las representaciones sociales del medio rural en el ámbito escolar.

Las técnicas de recogida de datos

La metodología sociocrítica desarrollada en esta investigación nos ha conducido a utilizar dos herramientas complementarias de recogida de da-tos. La primera es una encuesta explicativa y transversal que ya ha sido validada en otras publicaciones científicas (García Monteagudo, 2015) y nos ha permitido el análisis cuantitativo de los principales datos que hemos interpretado de las siete preguntas que la componen. La segunda son los esquemas o mapas mentales, que se complementan con los textos explica-tivos que explican dichas representaciones pictóricas.

La encuesta que hemos pasado es un instrumento de recopilación de información compuesto de siete preguntas que nos ha permitido conocer la imagen que tienen los estudiantes de cuarto curso de educación secundaria acerca del medio rural. Las siete preguntas que componen la encuesta han sido seleccionadas de los tres bloques de una encuesta de treinta y seis pre-guntas, cuyos resultados ya han sido validados en una publicación anterior (García Monteagudo, 2015). Las dos primeras preguntas corresponden al bloque I que hace referencia a la motivación para habitar en el medio rural. En concreto nos interesa conocer las razones por las que el alumnado se iría a vivir al medio rural y las causas por la que conoce alguna zona rural a la que podría irse a residir durante una temporada.

Las tres preguntas siguientes corresponden al segundo bloque (Desa-rrollo de la vida rural) y pretenden averiguar el grado de conocimiento de los estudiantes acerca de los grupos sociales (retornados, emigrantes de retiro, población flotante y neorrurales) que habitan en el medio rural y los elementos urbanos (aglomeración urbana, acceso a los servicios, grupo de amigos, ambiente laboral y calor familiar) que precisarían para residir de manera satisfactoria en esa zona rural. Las últimas dos preguntas tienen la intención de conocer la percepción sobre la gestión de los espacios rurales, ante la pretensión didáctica que considera que el aprendizaje significativo presenta una utilidad social y práctica para el desarrollo de la vida ciudada-na. En concreto, las dos preguntas fueron seleccionadas del tercer bloque (Conocimiento de la política y gestión del medio rural) y se basan en el criterio de multifuncionalidad que define los espacios rurales europeos y la consideración del papel de la mujer en la participación de las políticas rurales. La importancia de estas últimas dos cuestiones radica en conocer

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como conectan la realidad social y económica de las zonas rurales que el alumnado considera como referentes y si la posición de la mujer la perci-ben como relevante a pesar de que es casi inapreciable en los libros de texto de educación secundaria actuales.

La segunda técnica son los esquemas mentales. Se trata de una herra-mienta cualitativa de recogida de datos que se ha venido empleando en la geografía de la percepción y del comportamiento desde la década de 1960. El desarrollo de los esquemas implica la realización de un dibujo sobre un espacio concreto, en nuestro caso sobre el espacio rural. El alumnado fue incluyendo todos aquellos elementos que consideró oportunos, sin consul-tar ninguna fuente oral o documental.

Desde el punto de vista didáctico hemos encontrado tres razones que convierten a los esquemas mentales en una herramienta de trabajo educa-tiva. Primero, los mapas mentales son una fuente de información que nos proporciona claves sobre la percepción social que tienen sobre un deter-minado espacio, en nuestro caso, acerca de su concepción sobre el espacio rural. Segundo, los mapas mentales son una herramienta de diagnóstico es-pacial que nos permite descubrir y valorar los elementos representados por el alumnado acerca de su percepción y los motivos por los que interactúan sobre el mismo de una manera determinada. Tercero, los mapas mentales son una técnica de aprendizaje que permite construir nuevos conocimien-tos espaciales. Sobre este último factor, no podemos omitir que se están desarrollando herramientas para trabajar las percepciones sociales median-te los Sistemas de Información Geográfica (Buzai, 2011) lo que permite trabajar la competencia digital en las aulas de educación secundaria, al mismo tiempo que se refuerzan aspectos como la localización y la orien-tación geográfica.

Por último, el proceso de análisis de los datos combina los enfoques cuantitativos y cualitativos. Los datos cuantitativos resultantes de las en-cuestas han sido tabulados y trabajados mediante un fichero Excel en el que hemos elaborado un conjunto de gráficos de barras y tablas que sintetizan la información más relevante en cada una de las siete preguntas que com-ponen este cuestionario. Por otro lado, los datos cualitativos comprenden el análisis de los esquemas mentales a dos maneras: a nivel macro y a nivel micro. En el primer caso hemos obtenido unas unidades de muestreo co-rrespondientes a los textos que el alumnado ha utilizado para explicar sus representaciones. En el nivel micro, las unidades de registro son las cate-gorías obtenidas del análisis de los esquemas mentales. Estas unidades han sido la base para establecer subcategorías y temas de análisis que vamos a presentar en el siguiente apartado.

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La presentación de resultados: homogeneidades y heterogeneidades en la percepción escolar del medio rural

El análisis de las categorías conceptuales y las respuestas de las en-cuestas nos han revelado una doble visión escolar del espacio rural. Los estudiantes de los centros urbanos y periurbanos tienen una concepción idílica que se explica a partir de la influencia de los libros de texto y la práctica social que realizan de los espacios rurales que frecuentan en su tiempo de ocio. Por otra parte, el alumnado de procedencia rural equipara su espacio a sus percepciones como residentes en el municipio de Requena. Este municipio es su referente espacial rural y lo han representado con una diferenciación clara entre la capital municipal y la periferia, compuesta por pueblos sobre los que ofrecen una caracterización económica y paisajística completa.

La visión urbana del medio rural es explicada por algunos estudiantes que reproducen estereotipos que sintetizan el carácter bucólico sobre el medio rural. Un ejemplo de esta imagen ha sido expresado por un alumno que afirma “he representado una iglesia situada detrás de una fuente, como suelen estar en los pueblos” (CPM-3)5. En este sentido, otro grupo de alum-nos ha identificado el medio rural por su ubicación en la montaña, lo que han explicado con frases como “es un pueblo en la montaña con animales, un huerto y un pozo” (IESVM-1), “mi idea sobre medio rural es un pueblo en las montañas” (IESVM-9) y “en mi dibujo aparece un pueblo de mon-taña”. Un factor que explica estas percepciones sociales se relaciona con la visión de ocio que atribuyen los estudiantes de Valencia y Torrente a las zonas rurales. Además estos espacios rurales están alejados de sus localida-des urbanas, ya que no hemos encontrado referencias espaciales a L´Horta de Valencia a pesar que se sitúa en la periferia inmediata de dicha ciudad. Para estos estudiantes de los centros de contraste, los campos de cultivo y los pueblos son dos realidades distintas, y en cada una de ellas reproducen estereotipos que influyen en su concepción homogénea del medio rural.

El grado de idilio sobre el medio rural nos ha conducido a establecer un conjunto de imágenes en las que el alumnado no cuenta con un referente preciso. Se trata de definiciones que subrayan la abstracción del concepto de medio rural, con una serie de características que se dan preferentemente

5 Las abreviaturas corresponden a la procedencia escolar de los estudiantes: CP: Colegio Pléya-de; IE1R: IES Nº1 de Requena y IESV: IES San Vicente Ferrer. A cada sigla le hemos añadido una letra (V: Varón o M: Mujer) y un número (1,2,3...) en función del orden asignado a cada esquema mental.

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en los dos centros de contraste. Una gran parte de los estudiantes recurren al término “pueblo” en sus explicaciones y lo caracterizan con atributos como cultivos, animales, casas, poca población; en menor medida han do-tado a las representaciones de aspectos simbólicos. Un ejemplo de este simbolismo lo hemos mostrado en la Figura 2 y ha sido expresado por un estudiante del IES San Vicente Ferrer de la siguiente manera: “Representa la serenidad. Un hombre descansa sobre un árbol; hay ausencia de estrés. He querido destacar el paisaje, que sin duda transmite mucha calma”.

Figura Nº 2. Representación idílica que muestra la destrucción de las co-sas materiales del medio rural

Fuente: Alumno del IES San Vicente Ferrer (Valencia)

La interpretación que este estudiante ha realizado sobre el espacio ru-ral es fruto de la concepción política del paisaje como patrimonio natural y cultural. Esta explicación se basa en la necesidad del ser humano por vincularse con su pasado (Puente, 2001). De esta manera, los valores de tranquilidad y sosiego que han expresado los estudiantes de los dos centros

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de contraste, expresan el reclamo de la población urbana por la naturaleza y el medio ambiente, que pueden encontrar en los espacios rurales. Esta percepción social mayoritariamente urbana se ha consolidado en paralelo a la difusión de dicha política que resalta el patrimonio. La sociedad urbana se ha vuelto más exigente con las características de los destinos turísticos, reclama el ocio y valora los espacios naturales, patrimoniales y paisajísti-cos por contraposición a las experiencias vividas en los centros urbanos.

Frente a esta concepción idílica del medio rural, el alumnado del IES Nº 1 de Requena ha recurrido a su espacio vivido como representación pic-tórica del mundo rural. A su vez, se pueden distinguir las representaciones que consideran elementos naturales que se insertan en el paisaje urbano, de otras que únicamente se han centrado en elementos morfológicos de la ca-becera municipal. En un segundo grupo de representaciones, el alumnado ha considerado la periferia comarcal como modelo de espacio rural, ya sea con localidades pertenecientes al municipio de Requena, Utiel o incluso del límite con otras comarcas del interior de la provincia de Valencia.

Aunque en todas las representaciones sobre la ciudad de Requena apa-recen elementos naturales, sobre todo los árboles de la Avenida Arrabal, es posible hacer una distinción entre aquellas en las que predomina el espacio urbano de las que han destacado con mayor profusión la visión natural de esta localidad. En el primer caso, la gran parte de elementos pertenecen al ensanche urbano de la ciudad requenense. Los esquemas mentales mues-tran nítidamente tramos de la Avenida Arrabal, comprendida entre las dos fuentes principales (Fuente de los Patos y Fuente de Colores) que asumen una función de hitos urbanos para los estudiantes que las han representado en sus dibujos (Figura 3). En ese espacio o nodo de representación, según nuestra interpretación de la clasificación de Pocock (Morales, 2012), apa-recen los principales edificios que dan servicio tanto a los habitantes de la ciudad de Requena como a sus pedanías. Se trata de los bares y quioscos, las tiendas y la biblioteca municipal. Estos servicios que hemos clasificado dentro de la categoría de edificios sociales y cívicos, no cuentan con una percepción valorativa por parte de los estudiantes. En cambio, el castillo y el Monumento Universal a la Vendimia6 representan hitos fundamentales para algunos estudiantes, que los han representado con bastante profusión de detalle en sus esquemas mentales. Estos dos elementos urbanos tienen

6 Es obra del arquitecto Ricardo Coso y del escultor Esteve Edo. Fue inaugurado en 1972 y se ubica en la confluencia de la Avenida Arrabal con la plaza Juan Grandía, en la que se localiza el IES Nº1 de Requena. Está construido en piedra noble y bronce, y tiene dieciocho metros de altura. Es el único monumento con carácter universal dedicado a la vendimia, desde que la Oficina Internacional del Vino de París, le reconociera dicho título.

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en común su ubicación céntrica en la trama urbana de la ciudad de Reque-na, por lo que suelen ser un punto de referencia para organizar el tiempo de ocio del alumnado. Muy próximo al castillo y dentro del casco histórico de la ciudad, otros estudiantes han representado dos elementos urbanos como son la misma Plaza del Albornoz7 y la iglesia de El Salvador8. Por otra parte, la visión natural se circunscribe a la representación de los ár-boles plantados en la Avenida Arrabal y, en menor medida, los que se han desarrollado junto a la estación del ferrocarril de la ciudad de Requena. En ambos casos, estas especies arbóreas son aspectos lineales que separan los espacios peatonales de los espacios de tránsito de los vehículos y de los trenes, respectivamente. Otro caso de carácter puntual, ha sido la represen-tación de las montañas pertenecientes a la sierra del Tejo, que se aprecian desde la parte más alta del barrio histórico de la Villa.

Fuente: dibujo elaborado por un alumno y elaboración propia.

7 Es una plaza renacentista que toma su nombre del coronel don José Ruiz de Albornoz, que de-fendió a la ciudad de Requena de las tropas carlistas de Gómez y Cabrera en 1836. Su acceso a través de la cuesta del Castillo y su carácter central en el barrio de la Villa, son dos factores que explican su categoría como hito urbano.

8 Esta iglesia arciprestal y monumento nacional es el único templo católico abierto al público. Su conexión con la plaza anterior y el ensanche de la ciudad, la han convertido en un segundo hito urbano de referencia para el alumnado del centro experimental que suele visitarlo con sus docen-tes cuando realizan trabajos de campo en el Archivo Municipal de Requena, situado en frente.

Figura Nº 3. Representación urbana de la Avenida Arrabal de la ciudad de Requena, entre la Fuente de Colores y la Fuente de los Patos (izquierda). A la derecha, una fotografía en la que aparece una parte representada en el esquema mental

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En segundo lugar, las localidades de la periferia comarcal han sido elegi-das como modelo de representación rural. La mayoría de los dibujos mues-tran la dualidad entre el espacio dedicado a la agricultura y el espacio urbano. Las parcelas han sido dibujadas y diferenciadas entre sí y del espacio urbano mediante líneas nítidas o elementos naturales que separan ambos espacios. El dinamismo de los dibujos incluye la representación de agricultores y ganade-ros, además de tractores y maquinaria agrícola. La infraestructura ganadera más representada han sido los corrales para la cría del ganado. Por su parte, el interior de las localidades rurales incluye la representación de la plaza cen-tral, cuyos habitantes suelen aparecer en un contexto de ocio. En definitiva, esta representación del espacio rural aldeano ha sido sintetizada por uno de los estudiantes diciendo que es “un pueblo rural de nuestros contornos, que representa ese pueblo requenense-manchego” (Figura 4).

Figura Nº 4. Representación del modelo de pueblo o aldea rural de la Meseta de Requena

Fuente: elaborado por un alumno del centro experimental.

A modo de recapitulación, podemos señalar que estas interpretaciones sobre el paisaje rural y los modelos de representaciones sociales obtenidos nos hacen reflexionar sobre el contexto escolar, ya que ha sido el elemento principal sobre el que hemos extraído algunas características que se pueden relacionar con las percepciones del alumnado con las que hemos trabajado

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en esta investigación. Las imágenes generadas en la mente de los estudian-tes es un reflejo de la cultura escolar y social en la que están inmersos por lo que una parte del núcleo central de representaciones emana del contexto familiar y de su percepción sobre el medio rural en la actualidad. De esta manera, la ausencia de problemas sociales y económicos del medio rural que hemos revelado en esta investigación, puede ser tratada en las aulas de educación secundaria si existe un compromiso compartido entre los do-centes y las familias de los estudiantes para reconocer la importancia que tienen los espacios rurales en la época actual.

Consideraciones finales

Con esta investigación hemos contribuido a la investigación en didáctica del medio rural desde la teoría de las representaciones sociales. El estudio de las percepciones sociales del medio rural apenas ha sido aplicado al cono-cimiento de la representación de estos espacios en el ámbito escolar. Desde el punto de vista metodológico, el predominio de investigaciones enfocadas al conocimiento de la imagen del espacio urbano, no ha sido un obstáculo para desarrollar este trabajo en el que hemos analizado las representaciones sociales del medio rural. El interés social, económico, político y cultural que está cobrando el espacio rural en las últimas décadas, ha sido analizado desde el ámbito curricular, en particular, desde la Geografía escolar iberoamerica-na. En nuestro caso, hemos utilizado el municipio de Requena y el IES Nº 1 como centro experimental, cuyos resultados hemos analizado y contrastado con los de estudiantes de cuarto curso de educación secundaria del IES San Vicente Ferrer (Valencia) y del Colegio Pléyade (Torrente).

Para concluir, podemos decir que la imagen del medio rural que hemos obtenido de la interpretación de los diferentes resultados es producto de la combinación de elementos subjetivos y globales que se manifiestan en la mente del alumnado. Todas las representaciones se caracterizan por una serie de elementos que se asocian al espacio rural que los estudiantes han dibujado. A esa representación, se han añadido adjetivos y símbolos que nos han permitido obtener una serie de categorías y subcategorías, de las que hemos extraído los temas más relevantes para su posterior interpre-tación. Por todo ello ha sido importante comenzar por conocer la imagen rural por parte de la población escolar, como un primer diagnóstico de las concepciones espontáneas sobre el espacio rural, cuyas implicaciones de-berán considerarse en la definición de proyectos de innovación que traten sobre estos temas.

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Para una didáctica con perspectiva de género

Ana María Bach (coordinadora)

Editorial: Miño y Dávila, Universidad Nacional de General San Martín; San Martín, Provincia de Buenos Aires (2015), 269 pág. (ISBN 978-84-15295-88-4).

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2012

Esta obra está estructurada en seis capítulos -independientes, pero relaciona-dos entre sí- por un equipo de docentes investigadores especialistas en el tema de género y, a la vez en alguna didáctica especial. El objetivo de esta publicación no sólo es proveer de bases teóricas para implementar una didáctica con perspec-tiva de género, sino también cuestionar los lentes teóricos, siendo capaces de visibilizar discriminaciones para con las mujeres, en particular, y para con otros grupos vulnerables, en general. En todos los capítulos se ofrece una primera parte dedicada a la exposición teórica, seguida de actividades sugeridas y recursos para resolver en el ámbito escolar.

Dirigido principalmente a lectores educadores que desempeñan sus tareas en las aulas o coordinando grupos de docen-tes y estudiantes de carreras afines a estas cuestiones. El desarrollo de los diferen-tes capítulos invita a otros profesionales comprometidos con el tema a seguir su lectura y ser parte del debate.

En el capítulo 1, “Género, estereoti-pos y otras discriminaciones como puntos ciegos” cuya autora es la coordinadora de este libro, Ana María Bach, se realiza una revisión teórica que se remonta a los orí-genes de los conceptos de feminismo, pa-triarcado, género, androcentrismo y sexis-mo. Así mismo, se pone en tensión el rol de la escuela como institución social que puede actuar manteniendo el statu quo o promoviendo cambios en la sociedad.

Mabel Alicia Campagnoli es la autora del capítulo 2, “¡Andá a lavar los platos! Androcentrismo y sexismo en el lengua-je”. Su propuesta consiste en analizar las múltiples concepciones y complejidades del concepto de patriarcado. Se busca vi-sibilizar los procesos y estrategias de do-minación violentas que se establecen de modo jerárquico entre los sexos, y de esa manera diseñar herramientas de cambio en la sociedad. Se debate en torno a la dimen-sión simbólica del patriarcado, enunciada a través de una violencia invisible y tramita-da a partir de una institución particular: el lenguaje. “El concepto de violencia moral permite hacer visible una violencia psicoló-gica, que por su invisibilidad y capilaridad, es la forma corriente y eficaz de subordi-nación y opresión de género, socialmente aceptada y validada” (Bach, 2015: 69). Asimismo, la autora propone una interpre-tación de los efectos simbólicos de andro-centrismo y sexismo, desarrollando cada una de sus manifestaciones.

Graciela Tejero Coni es la autora del capítulo 3, “Aspectos histórico-antropo-lógicos de la sexualidad”. La autora alude

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a la noción de sexualidad, se realiza un abordaje histórico y antropológico, ana-lizando como desde la Antigüedad hasta nuestros días, la ideología del patriarcado fue configurando la opresión de las mu-jeres y las relaciones sociales. La autora considera que conocer la génesis de los modelos funcionales de sexo y género por parte de los docentes, resulta imprescin-dible para deconstruir los mecanismos de desigualdad y discriminación presentes en la sociedad. Por último, se plantean herramientas pedagógicas y recursos di-dácticos, para poder abordar la enseñan-za con perspectiva de género de manera transversal.

En el capítulo 4, “El currículum como Speculum”, Mónica da Cunha aborda en primer lugar, los problemas que se gene-ran cuando los propuestas curriculares in-curren en los silencios y en las ausencias, perpetuando en la enseñanza una violen-cia sexista que legitima la invisibilización de problemas y cuestiones relativas a la cuestión de género. Luego, se expone una lectura filosófica haciendo foco en los silencios epistémicos que generan vio-lencia epistémica y como esos silencios “hablan”. Finalmente, se realiza una pro-puesta de discusión y análisis de los pro-gramas de Psicología y Filosofía vigentes y se proponen actividades y recursos que insten a los profesores a repensar sus pre-juicios y sus actitudes frente al alumnado, intentando darle voz a lo inaudible.

Brisa Varela, en el capítulo 5 “Agenda pendiente. Geografías de género: proble-mas y didáctica” analiza la incorporación de la cuestión de género en los estudios geográficos, pasando por la constitución de la Geografía como una disciplina cien-tífica. En este sentido, considera que hubo un hecho que permitió enriquecer la mira-da desde distintas perspectivas: la salida de la Geografía del campo de las ciencias naturales y su inserción indiscutida en las ciencias sociales. A la luz de lo expresado,

la autora indaga en la recuperación de la experiencia femenina en diversas líneas interpretativas y analíticas geográficas, así como su actual estado en América Latina. Finalmente, se trata la importan-cia de introducir la perspectiva de género en la enseñanza de la Geografía, y como enseñar a partir de los problemas y desde lo experiencial pueden constituirse en un puente didáctico valioso tanto para la for-mación docente como para los estudiantes de los distintos niveles del sistema educa-tivo. Para terminar, se proponen algunas acciones didácticas concretas que aporten un marco de referencia para la transposi-ción didáctica de una geografía de género con apertura epistemológica a contenidos y ejes problematizadores renovados.

Por último, en el capítulo 6, “De la mo-nodia patriarcal a la polifónica de género. Nuevas perspectivas para la planificación didáctica en la enseñanza de la música”, Pablo Martín Vicari escribe acerca de la di-dáctica de las artes con perspectiva de gé-nero, en este caso la música, el arte de los sonidos. Propone replantearse cómo en una asignatura considerada “de menor impor-tancia” en el currículum también se pueden recuperar las voces silenciadas. Asimismo explica cuáles son las investigaciones que en la actualidad llevan a considerar la pers-pectiva de género en las artes.

Por lo expresado en líneas anteriores, el presente texto constituye una invita-ción para adoptar una postura reflexiva y de esta manera, educar con perspectiva de género y con conciencia de género. Esto significa incluir las experiencias de las mujeres, que tienen tanto valor como la de los varones. Un valioso aporte para lectores e investigadores enmarcados en la perspectiva de la geografía del género.

Rocío Amancay RobeinEstudiante

Departamento e Instituto de Geografía,Universidad Nacional de La Pampa.

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Los chacareros de Trenel, La Pampa. Construcción social del territorio, fragmentación y desplazamientos identitarios

Shmite, Stella Maris

EdUNLPam - Colección Libros Académicos de Interés Regional. Abril de 2016, Santa Rosa, La Pampa, 336 páginas (ISBN 978-950-863-247-0).

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2013

El libro presentado por la Dra. Stella MarisShmite es el resultado de su Tesis Doctoral en Estudios Sociales Agrarios de la Universidad Nacional de Córdoba, cuyo Director fue el Dr. Javier Balsa, quien entre otros libros, publicó “El des-vanecimiento del mundo chacarero”y co-dirigida por el Dr. Guillermo Neiman.

El denominado espacio agropecuario de la provincia de La Pampa, inserto en las dinámicas productivas de la región pampeana aunque con sus propias lógi-cas que le otorgan rasgos particulares, se caracteriza por la heterogeneidad de los

sujetos sociales y la construcción de te-rritorialidades atravesadas por tensiones y desiguales relaciones de poder.

El objetivo medular de la investiga-ción plantea reconocer el complejo en-tramado que se manifiesta en el departa-mento Trenel a partir de las relaciones que se establecen entre el triángulo analítico conformado por la categoría de territorio y los conceptos de identidad y el de cha-careros como sujeto social colectivo con prácticas y estrategias particulares que se modificaron a lo largo del tiempo. Los debates teóricos en torno a los estudios rurales y el trabajo de campo fueron los insumos fundamentales para comprender la dinámica territorial rural de Trenel.

Estas transformaciones en el cam-po productivo y tecnológico en el agro pampeano deben entenderse en clave in-terpretativa de procesos estructurales más amplios y complejos que intervienen en dimensiones políticas, económicas y cul-turales de alcance global y con impactos en las escalas nacional y local, en profun-da vinculación y reconstrucción perma-nente.

El libro se organiza en seis capítulos más dos apéndices que indagan, el prime-ro en aspectos teóricos como el abordaje del territorio a partir de los aportes de la Geografía Cultural, el concepto de capital social, entre otros, y el segundo desanda en las estrategias metodológicas emplea-das durante la investigación.

“La construcción social del territorio desde la perspectiva geográfica”se deno-mina el capítulo 1. Con un matiz teórico, en los párrafos se desarrollan y revisitan categorías estructurantes de la disciplina y de las ciencias sociales como territorio, territorialidad, lugar, sujetos e identidad, para finalmente abordar los conceptos de desplazamiento identitario y fragmen-tación territorial a la luz de los cambios en los modos de vida tradicionales de los espacios rurales. Por último, se plantea un

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recorrido conceptual por el término “cha-carero” que indaga en los aspectos identi-tarios de este sujeto agrario fundamental del espacio pampeano.

De los capítulos segundo a sexto, el itinerario propuesto por la autora, recorre a través de anclajes temporales procesos que nos permiten entender la construc-ción material y simbólica del territorio pampeano y las particularidades del caso trenelense. El protagonista de estas etapas que tiene su correlato en las vicisitudes de los cambios políticos y económicos del país es el chacarero con su propio pro-ceso de construcción de identidad, desde sus orígenes en las primeras décadas del siglo XX hasta su desplazamiento iden-titario actual con lógicas productivas y estrategias cotidianas de persistencia que presentan elementos de continuidad y di-ferenciación particulares.

En efecto, el capítulo 2, denomina-do “El proceso de construcción social del territorio”, nos aproxima a la inter-pretación de este proceso a partir de las intencionalidades de los diversos sujetos sociales que intervienen e intervinieron en la construcción del territorio local. Los orígenes de la apropiación territorial, la conformación de las colonias agrícolas, el papel de lasociedad anónima Estancia y Colonias Trenel y la consolidación de los chacareros como sujetos propietarios de tierras.

“De la crisis del ’30 a la configuración de la identidad chacarera” es el capítulo 3, que expone sobre la problemática de la multicrisis que afectó severamente a al-gunos departamentos del espacio agrope-cuario de La Pampa, a partir de procesos pluriescalares que involucraron variables naturales, productivas, económicas y polí-ticas, cuyas consecuencias más significa-tivas en el área de estudio se tradujeron en una disminución del comercio, caída de la rentabilidad por el descenso de los precios y bajos rendimientos, una fuerte migra-

ción y la reestructuración productiva del agropampeano. El periodo comprendido entre las primeras décadas del siglo XX propició la emergencia del“mundo cha-carero” como tal a partir de la retracción progresiva de Estancia y Colonias Trenel, la consolidación de colonias agrícolas y el acceso como propietarios de “chacras” por parte de los anteriores arrendatarios de tierras.

Por su parte, el capítulo 4, “Estrate-gias productivas, vida cotidiana y familia en los años ‘60” aborda el afianzamiento de la identidad chacarera a partir de las estrategias productivistas y reproductivis-tas desarrolladas no solo por el productor sino por la familia chacarera como uni-dad de producción. El rol de la familia es central para la reproducción de un modo de vida rural, que involucraba a todos los miembros en las actividades cotidianas de la chacra. En esta forma de organización de la explotación agropecuaria se enfatiza en la estrecha relación entre producción, reproducción y gestión del emprendi-miento familiar. Por lo tanto, la chacra es también entendida como patrimonio familiar bajo la lógica chacarera. Al res-pecto de esta racionalidad productiva, se pueden observar análisis similares para la provincia de Buenos Aires, en los trabajos de Balsa y López Castro (2011) y López Castro (2012).

El capítulo 5, “Cambios sociales y productivos a partir de la segunda mitad del siglo XX”, nos invita a reflexionar en torno a las transformaciones que comien-zan a producirse en los aspectos socio-culturales, demográficos y productivos que provocaron una reconfiguración del mundo chacarero. En palabras de la auto-ra, tanto la familia, como el trabajo rural y el vínculo con la tierra conforman una tríada que se reestructura: “(…) cambia la organización de la vida cotidiana de los productores familiares locales, desde lo colectivo, se desdibuja el rol de los cha-

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careros (…). La expresión territorial de esta reconfiguración es el despoblamiento rural y con ello el cambio de residencia de los chacareros (del campo al pueblo), el cierre de escuelas rurales, junto con situaciones coyunturales graves como las inundaciones que afectaron la región” (Shmite, 2016: 167). La educación de los hijos, la accesibilidad a los centros urba-nos, la doble residencia y los nuevos hábi-tos vinculados a formas cotidianas de vida urbana constituyen factores decisivos de estas transformaciones.

Por último, el capítulo 6, denominado “Tierra y producción a partir de la última década del siglo XX”, aborda el periodo que inicia en 1990, decenio caracterizado por los lineamientos neoliberales de las políticas económicas en el país. La autora destaca para este periodo los fuertes cam-bios consolidados en esta década como la disminución de EAP, el despoblamiento rural acelerado, la mayor visibilización de sujetos agrarios como contratistas, rentistas y arrendatarios, en un contexto de profundización de la concentración y acumulación del capital. Específicamente, en el caso investigado, Stella Shmite con-cluye en la manifestación de transforma-ciones que incluyen los desplazamientos identitarios de los chacareros, que a pesar del sentimiento de apego a su “lugar” (la chacra), a su tierra, y la conservación de racionalidades y estrategias de persisten-cia, experimenta profundos cambios que producen tensiones con sus trayectorias, pautas culturales y simbolismos, que son el resultado de las relaciones de poder en-tre los sujetos.

La reflexión que comparte la autora alude a la conformación de nuevas terri-torialidades que traccionan entre una te-rritorialidad chacarera tradicional y nue-vas construcciones identitarias. En este sentido, la identidad chacarera expresó una cotidianeidad particular con un fuerte sentido de pertenencia que posibilitó su

legitimación mediante lógicas de apropia-ción territorial.

Territorialidades en procesos de cons-trucción que ponen de manifiesto el des-plazamiento de la identidad chacarera en los albores del siglo XXI por territoriali-dades particulares de otros sujetos agra-rios que se destacan por la tecnologiza-ción, innovación y empresarización de los modelos de producción agropecuarios.

El libro “Los Chacareros de Trenel” contribuye de manera significativa a los debates en torno a los espacios rurales de la región pampeana, a partir de sus intere-santes abordajes teóricos, y la interpreta-ción sobre la construcción de diversas te-rritorialidades en un contexto de cambios socio-culturales, productivos y tecnoló-gicos que influyen en las prácticas de los sujetos del mundo rural en una compleja trama de relaciones de poder.

Prof. Gustavo Gastón Pérez Prof. en Geografía

Departamento e Instituto de GeografíaFacultad de Ciencias Humanas

Universidad Nacional de La Pampa

Referencias bibliográficas

BALSA, J. (2006). El desvanecimiento del mundo chacarero. Transformaciones en la agricultu-ra bonaerense 1937-1988. Bernal: Universi-dad Nacional de Quilmes.

BALSA, J. y LOPEZ CASTRO, N. (2011). La agricultura familiar moderna. Caracteriza-ción y complejidad de sus formas concretas en la región pampeana. En López Castro, N. y Prividera G. (comp.) Repensar la agricultura familiar. Aportes para desentrañar la com-plejidad agraria pampeana. Buenos Aires: Ciccus.

LOPEZ CASTRO, N. (2012). Persistencia en los márgenes. La agricultura familiar en el su-doeste bonaerense. Buenos Aires: Ciccus.

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reseñAssección

de tesis

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Identidad, patrimonio y tradición: tensiones y disputas en la cons-trucción de la “pampeanidad”

Tesis de Doctorado. Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). Mención Antropología

Autora: Daniela Noemí Bassa

Directora: Dra. Mónica Rotman

Título obtenido: Doctora de la Universidad Na-cional de Buenos Aires. Mención Antropología.

Defensa pública: 18/11/2013.

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2014

La construcción de la identidad provin-cial supone un intrincado proceso saturado de contradicciones, discontinuidades y ten-siones. Se observan y distinguen una mul-tiplicidad de relatos y prácticas que remiten a aquello que diversos sujetos sociales in-tentan definir como los rasgos o caracterís-ticas distintivas del “ser pampeano”.

El objetivo general de la tesis consiste en analizar las representaciones, los dis-cursos y las prácticas de distintos colec-tivos sociales, los cuales poseen una sig-nificativa trayectoria en la realidad local,

además de haber construido -y continuar haciéndolo- una particular concepción acerca de lo que significa y representa la “pampeanidad”.

Para dar cuento de ello, trabajamos con las versiones de cuatro colectivos, aunque con la suposición de que las mis-mas coexisten con otras representaciones, discursos y acciones de otros grupos so-ciales que no forman parte de esta inves-tigación. El escenario pampeano supone, de este modo, un complejo entramado de interpretaciones y de prácticas sobre la realidad, que dependiendo de las situacio-nes y de los referentes esgrimidos, se ar-ticulan de diferentes maneras, coinciden, disienten o incluso se ignoran.

En función de lo expuesto, analizamos las concepciones y las prácticas acerca de la identidad pampeana (“pampeanidad”), sustentadas por la Asociación Pampeana de Escritores (APE), la Fundación Chadi-leuvú (FUCHAD), las asociaciones tradi-cionalistas y las comunidades indígenas ranqueles.

Se tuvieron en cuenta dos asocia-ciones que se conformaron para trabajar en pos de salvaguardar intereses provin-ciales, relacionados con el ámbito de las letras y la cultura en el caso de la APE, y de los recursos naturales -hídricos par-ticularmente- en el caso de la FUCHAD. Pero que, en ambos casos, han incluido, en sus discursos y accionar, la problemá-tica identitaria y patrimonial como una preocupación central.

Se escogieron, además, las asociacio-nes tradicionalistas y las comunidades in-dígenas ranqueles, que se han conformado a partir de situaciones y de la selección de referentes en los cuales, si bien la provin-cia surge como una marca de pertenencia, no representa el principal elemento aglu-tinador que permite estructurar su iden-tidad. En tal sentido, nuestro interés se centra en analizar cómo se ha producido tal situación, así como examinar el rol y la

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relevancia que le asignan estos colectivos a la “pampeanidad”.

Se examinan las representaciones, prácticas y discursos identitarios de cada grupo en particular, y se introduce una dimensión comparativa al indagar como estas nociones acerca de la identidad dialogan e interactúan. En este marco, se presta especial atención a los cambios producidos en los discursos y las acciones de los colectivos mencionados, a través del tiempo, en tanto procesos, desde su conformación hasta la actualidad.

Constituye nuestro propósito analizar cómo la “pampeanidad” representa un referente significativo que generará sub-jetividades y prácticas disímiles según los colectivos sociales que se consideren. En este marco, analizamos asimismo los conflictos que se plantean entre los di-versos actores sociales por espacios de poder, prestando especial atención a la capacidad de cada grupo por imponer sus propios sentidos e interpretaciones iden-titarias.

A partir de los discursos enunciados por los integrantes de las asociaciones y comunidades, y dados los referentes con los cuales éstas se expresan y conforman como colectivos, su aprehensión nos condujo a vincular los planteos identita-rios con otras dimensiones y categorías de análisis como las de patrimonio y tradición. Precisamente, el eje identita-rio guarda estrecha relación con algunos elementos que hacen a la construcción y reproducción del patrimonio, entendiendo que éste es una representación simbólica de la identidad y usualmente actúa como elemento cohesionador de los grupos.

Por otra parte, la tradición, opera preservando un pasado que interesa a los colectivos recrear y/o intentar perpetuar. En estos casos, la tradición es considerada como un referente simbólico que permite a los grupos conformarse, distinguirse y diferenciarse de otros.

El abordaje metodológico es de ín-dole cualitativa, se realiza desde la pers-pectiva de la Antropología Social, en la cual adquiere una relevancia significativa el trabajo de campo y otorgamos especial importancia a las prácticas, representacio-nes y sentidos que los sujetos construyen en torno a los procesos sobre los cuales nos interesó indagar y analizar.

El trabajo de campo se desarrolló entre los años 2008 y 2012 en la ciudad de Santa Rosa, capital de la provincia de La Pampa. Las principales técnicas utili-zadas para esta investigación fueron las entrevistas, complementadas con obser-vaciones con y sin participación. Como información complementaria se relevaron fuentes secundarias, material de archivos, textos periodísticos, artículos de diarios y revistas provinciales y nacionales, infor-mación de instituciones y organizaciones que permitieron una mejor comprensión de la problemática.

Como conclusiones generales pode-mos destacar que el análisis de los discur-sos, las representaciones y las acciones de los colectivos con los que trabajamos en esta investigación da cuenta de que la “pampeanidad” no sólo es construida sino que es reconocida de diversas maneras, je-rarquizada, negada o desvalorizada según las condiciones históricas de los grupos en cuestión, la composición y los intereses de los integrantes de esos colectivos, las situaciones y circunstancias diversas en las cuales éstos se expresan y desarrollan. Esto supone entonces, la conformación de un escenario donde coexisten distintas versiones de la identidad provincial, las cuales se ponen en juego diferencialmen-te, según las expectativas de los grupos, los diversos contextos socio-políticos, económicos y culturales, y las relaciones desiguales que los atraviesan.

Así, la “pampeanidad”, lejos de cons-tituirse como un referente significativo para todos los colectivos analizados, y

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generador de subjetividades y prácticas homogéneas o similares, supone una hete-rogeneidad de aprehensiones y atribucio-nes de significados. La marca provincial actúa como agente conformador de iden-tidad, representa un eje central de interés y preocupación en los casos analizados de la Asociación Pampeana de Escritores y la Fundación Chadileuvú; pero no adquiere el mismo carácter entre las Asociaciones Tradicionalistas y las Comunidades Indí-genas Ranqueles, para las cuales el refe-rente identitario principal, remite a otros tópicos, quedando subsumido en ellos la condición de provincianía.

El territorio pampeano es objeto de narrativas identitarias, patrimoniales y políticas, donde los diferentes sectores, en interacción, pugnan por poner en va-lor sus propios elementos, enfatizando o solapando dimensiones que generan per-tenencia, produciéndose contrastes y con-vergencias en función de sus intereses, de las posiciones que ocupan y del poder que ejercen en el espacio social.

Los procesos identitarios son dinámi-cos y se transforman con el tiempo, los contextos y las situaciones que los sujetos sociales atraviesan. Las identidades no son inmóviles sino que se re-significan. La “pampeanidad” no está representada unívocamente por la versión de un colec-tivo en particular sino que los referentes seleccionados y los relatos construidos en torno a ellos, varían según el grupo que pugna por instalarlos legítimamente como el discurso auténtico sobre “la identidad pampeana”.

A partir de lo analizado, entendemos que el territorio pampeano ha sido y es construido históricamente por los di-versos grupos que lo conforman, y que a través de sus representaciones, narrativas y prácticas enfatizan o silencian determi-nados aspectos y realidades. La provincia está constituida por diferentes relatos que remiten a objetivos, intereses e intencio-

nes de los diversos colectivos sociales que en ella se desenvuelven y que la inter-pretan y definen a partir de distintos dis-cursos y la conforman como una realidad particular.

Pretendemos, con esta investigación, aportar al conocimiento del campo vincu-lado con la construcción de las identida-des, focalizando en aquellas provinciales. Procesos que se constituyen en espacios de debates, tensiones y disputas donde confluyen y se actualizan viejos y nuevos referentes en tanto intentos para aprehen-derlas y definirlas.

Además, contribuir a una discusión que en nuestra provincia ha sido y con-tinúa siendo relevante y objeto de impor-tantes disputas entre colectivos sociales que pugnan por definir, construir, dar con-tenido y forma a una identidad provincial con referentes que distingan y caracteri-cen al habitante de estas tierras.

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Variabilidad de las precipitaciones y sus efectos sobre la respuesta espacio-temporal de cuerpos de agua en la Región Pampeana, Argentina

Tesis de Especialización en Teledetección y Sistemas de Información Geográfica aplicados al estudio del medio ambiente.

Autores: Federico Ferrelli y Vanina Solange Aliaga

Directora: Dra. Vanesa Yael Bohn

Defensa Pública: diciembre de 2015.

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2015

Las precipitaciones constituyen uno de los principales ingresos de agua al balance hídrico de una región o sistema natural. La variabilidad de éstas ocasiona en muchos casos inundaciones o sequías severas que pueden afectar a la pobla-ción, sus actividades económicas, el ac-ceso al agua potable y las coberturas del suelo. El surgimiento de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) facilitó el análisis de grandes volúmenes de datos y posibilitósu estudio de forma espacio-temporal. Por otro lado, el desarrollo de satélites con sensores que registran datos a distintas resoluciones espaciales, tem-porales, radiométricas y espectrales per-mitieron observar la superficie terrestre en forma periódica para complementar los estudios sobre el medio ambiente. Sobre la base de estas herramientas, los objetivos del presente estudio fueron analizarla respuesta espacio-temporal de cuerpos de agua de la Región Pampeana y su posible relación con los eventos ex-tremos de pluviometría.

El área de estudio corresponde a la Re-gión Pampeana, Argentina según los lími-tes definidos por Labraga et al. (2010). Está

conformada por las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, noreste de La Pampa, sureste de Córdoba, centro y sudeste de San Luis, sur de Santa Fe y centro-sur de Corrientes (Figura 1). Constituye el paisaje más productivo del país con una superficie aproximada de 613.532 km2 (Labraga et al., 2010). La misma se extiende sobre una zona predominantemente llana con presen-cia de sierras en el sudoeste (Sistema de Ventania, ~ 1240 msnm) y centro (Sistema de Tandilia, ~ 500) de la provincia de Bue-nos Aires y en el oeste de la región en la provincia de Córdoba (Sierras Pampeanas, ~ 1668 msnm).

Dada la vasta extensión espacial del área de estudio, en una primera instancia se la subdividió teniendo en cuenta los distintos regímenes pluviométricos que se detectan en ella. Para ello, se aplicó un análisis de conglomerados sobre datos mensuales de precipitación de 33 esta-ciones meteorológicas pertenecientes al Servicio Meteorológico Nacional (SMN, Argentina) para el período 1960-2010 (Figura 1). Como resultado se obtuvieron 6 subregiones, a saber: Extremadamente Húmeda (EH), Muy Húmeda (MH), Mo-deradamente Húmeda (ModH), Húmeda (H), Seca (S) y Muy Seca (MS) (Figura 1). El curso anual de precipitaciones para cada subregión mostró una estacionalidad con picos máximos durante los meses de otoño (marzo-abril) y primavera (octubre-noviembre) para todas ellas. Además, las sub regiones marcaron una estación seca durante el invierno (Figura 2). Una vez realizada la subregionalización, se estudió la ocurrencia y frecuencia de los eventos extremos de precipitación mediante la aplicación del Índice Estandarizado de Precipitación (IEP) y la Transformación de Wavelets Continua. Ambos métodos permitieron realizar el análisis de los eventos secos, húmedos y normales en cada una de las sub regiones.

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A partir de la determinación de los eventos extremos de precipitación, se procedió a seleccionar como ejemplo un cuerpo de agua perteneciente a cada subre-gión. Cada uno de ellos fue monitoreado durante eventos extremos de pluviometría con el fin de determinar variaciones en sus características físicas (color, reflectividad, material particulado suspensión) y morfo-métricas. Para este estudio se utilizaron 45 imágenes satelitales, de las cuales 18 fueron LANDSAT 5 TM, 12 LANDSAT 8 OLI - TIRS y 15 SPOT 5y se descarga-

ron del United States Geological Survey (USGS, Estados Unidos) y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CO-NAE, Argentina). Las mismas se procesa-ron digitalmente para corregirlas geomé-trica, radiométrica y atmosféricamente. Además, se validó el cálculo del área de los cuerpos de agua con imágenes sateli-tales LANDSAT (resolución espacial de 30 m2)y SPOT (resolución espacial de 10 m2) utilizando el método no supervisado ISODATA. Esta relación arrojó resulta-dos con un alto nivel de correlación. Al

Figura 1. Localización de la Región Pampeana según Labragaet al., 2010. Zonificación de la región pampeana según su régimen pluviométrico (1960-2010).

Fuente. Elaboración propia

Figura 2. Evolución anual de precipitación para el período 1960-2010, en cada sub región.

Fuente. Aliaga et al., 2016.

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separar por sub regiones, se observó que las muy húmedas (EH y MH) fueron las que presentaron menor ajuste dado que en ellas se localizan más cuerpos de agua de menor tamaño, haciendo que la sobre-es-timación propia del tamaño del píxel de la imagen LANDSAT genere mayores erro-res en la comparación. A pesar de ello, los resultados fueron altamente significativos y el test de Fisher y el ANOVA no encon-traron evidencia estadística de que los valores medios sean distintos, por lo que se consideró que las imágenes LANDSAT fueron una buena herramienta para reali-zar este estudio.

Las variaciones de la reflectivi-dad manifestaron una relación con el Material Particulado en Suspen-sión (MPS) y con el color de los cuerpos de agua analizados visual-mente con combinaciones de falso color natural (Figura 3). En donde las situaciones fueron de color ver-de, rojizo o más claro, las firmas espectrales tuvieron mayor por-centaje de reflectividad y el MPS, mayor valor. Se determinó una re-lación entre los eventos extremos pluviométricos y las respuestas espacio-temporales de los cuerpos de agua en todas las sub regiones. Se destaca que las lagunas que mostraron una menor variación espacial fueron aquellas localiza-das en los regímenes más húmedos (EH y MH) en situaciones de even-tos normales y húmedos. Las de la región MS y H fueron las que ma-nifestaron grandes variaciones en relación con la precipitación (Ta-bla 1). Sin embargo, se considera que hay otros factores que influyen sobre la dinámica de los cuerpos de agua como por ejemplo su profun-didad, su función eco-sistémica, el aporte tributario natural o antropo-génico, de aguas subterráneas, el

relieve, su origen, etc. La estructura y el funcionamiento de las lagunas pampeanas pueden explicarse por su geomorfología, régimen climático, drenajes, suelos y por las modificaciones humanas. Es posible entonces caracterizarlas sintéticamente como lagos de llanura, someros, eutrófi-cos o hipertróficos y con tiempo de per-manencia del agua y salinidad altamente variables (Quirós, et al., 2002).

Figura 3. Variación del color en distintos eventos extremos de pluviometría en 1. La Limpia, 2. Blanca, 3. Chascomús, 4. La Picasa, 5. Chasicó y 6. La Petrona.

Fuente: Elaboración propia.

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Tabla 1. Variación de los parámetros morfométricos en las lagunas estudiadas. PM. Parámetros Morfométricos, A. Área, P. Perímetro, LMT. Longitud máxima total, OLMT., orientación de la LMT, Amax. Ancho máximo, Amed. Ancho medio, DLC. Desarrollo de línea de costa.

Laguna PM Año Seco Año Normal Año Húmedo

La Limpia

A (km2) 2,1 3 3,1P (km) 12 14,8 14,9

LMT (km) 2,8 3,7 3,9OLMT NE-SW NE-SW NE-SW

Amax (km) 1,4 1,5 1,6Amed 0,8 0,8 0,8DLC 2,3 2,4 2,4

Blanca

A (km2) 5,5 5,6 5,8P (km) 11,1 11,1 11,3

LMT (km) 3.7 3.6 3.7OLMT NW-SE NE-SE NW-SE

Amax (km) 2,7 2,8 2,7Amed 1,5 1,6 1,6DLC 1,3 1,3 1,3

Chascomús

A (km2) 27 32,6 33,1P (km) 26,7 30,7 38,2

LMT (km) 9,4 9,2 10OLMT N – SE N-SE N-SE

Amax (km) 4,9 4,9 5Amed 2,9 3,5 3,3DLC 1,4 1,5 1,9

La Picasa

A (km2) 109,2 211,1 386,7P (km) 81,9 77,8 139,1

LMT (km) 11,7 25,3 36,3OLMT NW-SE SW-NE SW-NE

Amax (km) 11,1 16 17,4Amed 9,3 8,3 10,7DLC 2,2 1,5 2

Chasicó

A (km2) 61,6 62,8 68,2P (km) 42,7 42 49,5

LMT (km) 13,9 14 15,1OLMT NW-SE NW-SE NW-SE

Amax (km) 7,9 8,3 8,3Amed 4,4 4,5 4,5DLC 1,5 1,5 1,7

La Petrona

A (km2) 3,4 5,2 5,4P (km) 8,7 9,4 10,3

LMT (km) 3,1 3,6 3,8OLMT E-W E-W E-W

Amax (km) 1,9 2,1 2,2Amed 1,1 1,4 1,4DLC 1,3 1,2 1,3

Fuente: Elaboración propia.

Por todo lo mencionado, se considera que el conocimiento de la variabilidad de las precipitaciones en la Región Pampea-na es una herramienta que podría ayudar a estudios ambientales y aportar informa-ción para las políticas de ordenamiento del territorio. Esta variabilidad puede

afectar a la población ya sea produciendo inundaciones como sequías que afectan no sólo a las actividades agropecuarias sino también a la calidad de vida de los ciudadanos. Los efectos de la variación de la precipitación pueden intervenir en la agricultura, dado que en las épocas en

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donde las precipitaciones son mayores, favorecen el crecimiento de los cultivos al aumentar la humedad del suelo, al con-trario del estrés generado por las sequías (Huber y Trecaman, 2002). Es necesario plantear nuevas alternativas de ordena-miento sustentable con un plan de manejo integral de los recursos hídricos en la re-gión pampeana considerando los diferen-tes regímenes pluviométricos.

Bibliografía citada

ALIAGA, V., FERRELLI, F., ALBERDI AL-GARAÑAZ, E.D., BOHN, V. Y. Y PICCO-LO, M. C. (2016). “Distribución y variabili-dad de la precipitación en la región pampeana argentina”. Cuadernos de Investigación Geo-gráfica, Universidad de La Rioja, España, Vol. 42 (1), pp. 261-280.

HUBER, A. Y TRECAMAN, R.(2002). “Efectos de la variabilidad interanual de las precipi-taciones sobre el desarrollo de plantaciones de Pinus radiata (D. Don) en la zona de los arenales VIII Región, Chile”. Bosque, Vol. 23(2), pp.43-49.

LABRAGA, J., BRANDIZI, L. Y LÓPEZ, M.(2010). “Avances en el pronóstico climático de las anomalías de lluvia en la Región Pam-peana”. Meteorológica Vol. 36,pp. 59-71.

QUIROS, R., RENELLA, A., BOVERI, M., ROSSO, J Y SOSNOVSKY, A. (2002). “Factores que afectan la estructura y el fun-cionamiento de las lagunas pampeanas”. Eco-logía Austral Vol. 12, pp. 175-185.

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Diálogos

Ciudad y acceso al hábitat digno: realidades y coyunturas. Reflexiones en torno al Primer Encuentro: “La ciudad que habitamos, la ciudad que queremos”

Esp. Leticia Nora García y Prof. Beatríz Cossio

Departamento e Instituto de Geografía (FCH-UNLPam)

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2016

En Octubre de 2015 se llevó adelante el Primer Encuentro “la ciudad que habitamos, la ciudad que queremos” organizado por el Instituto

y Departamento de Geografía de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam; el INTA y la Asociación de Arquitectos de la Provincia de La Pampa. El sentido que unió voluntades de los diferentes espacios a los que se sumó el Centro de Estudios Ambientales y la Secretaría Nacional de Ac-ceso al Hábitat, fue y sigue siendo el interés, la preocupación y la vocación de pensar en conjunto esta idea de cómo vivir mejor en nuestras ciudades en términos de inclusión.

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Así el tema convocante: el derecho a la ciudad y al acceso a un hábitat digno se puso en dialogo para definir una perspectiva de la ciudad supe-radora de las tradiciones urbanísticas que han operado históricamente en nuestros entornos urbanos. Este abordaje teórico fue clave para pensar la construcción de un espacio que no solo fuera un evento institucional y académico con el fin de actualizar el conocimiento técnico experto, sino un espacio para la práctica ciudadana que permita incorporar un rol activo de la sociedad en el diseño de las políticas urbanas. El ámbito de la uni-versidad pública se convirtió en el espacio de participación de diferentes actores y componentes de un Estado que debe garantizar el interés público y la conservación de los bienes comunes.

Los invitados especiales, los Arquitectos Eduardo Resse y Raúl Fernan-dez Wagner fueron convocados por su extensa trayectoria en el urbanismo y la participación en espacios colectivos1para reflexionar y accionar sobre el derecho a la ciudad y el derecho al hábitat digno. Seleccionamos parte de sus exposiciones que refieren puntualmente a la problemática del suelo urbano, gestión y hábitat digno y aportan líneas de análisis sobre la proble-mática urbana local en contexto.

Políticas públicas, territorio y mercado en ciudades intermedias

Santa Rosa comparte cuestiones comunes con otras ciudades interme-dias en cuanto a procesos de crecimiento y desarrollo advierte Eduardo Resse2. En principio, existen variantes comunes que aparecen en ciudades intermedias de Argentina, muchas de América Latina y en el vasto campo de las ciudades pampeanas y propone a partir de ello, algunos presupuestos desde dónde mirar los procesos urbanos.

Es necesario entender a la ciudad como un sistema complejo, pero ade-más como un territorio que está configurado por un entramado de relaciones sociales que lo hacen aún más complejo. Es central en esta idea considerar que cada decisión que se toma tenga en cuenta esta trama. El entramado

1 Habitar Argentina es un espacio conformado por organizaciones, instituciones académicas, movimientos sociales y legisladores, que están trabajando con el objetivo de generar un marco normativo que garantice el derecho a la vivienda, la tierra y al hábitat para todos .

2 Arquitecto, docente de la carrera de Urbanismo en el Instituto del Conurbano de la Univer-sidad Nacional de General Sarmiento, en maestrías y doctorados del país y universidades extranjeras. Director del Área de Derechos Económicos, Sociales y Culturales del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

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presenta tres lógicas que actúan en el desarrollo de las ciudades: la lógica política (el lugar del Estado y el conjunto de políticas públicas); la lógica de la acumulación del capital y la lógica de las demandas sociales.

Las tres son lógicas contradictorias, compiten entre sí: las demandas sociales por mejorar el hábitat; los privados por mejorar la renta y el Es-tado por optimizar recursos. Se generan conflictos, por lo tanto, cada de-cisión que tomemos en Santa Rosa implica conflicto. Ese conflicto no es una disfunción, la idea no es evitar el conflicto sino construir escenarios democráticos donde expresar esos conflictos de disputa. Estas tres lógicas construyen tres ciudades distintas, aunque conviven a través de vasos co-municantes.

La segunda cuestión que plantea el expositor como desafío en América Latina, es la incorporación de la perspectiva de los Derechos Humanos, no como agregado sino como punto focal. La referencia al Consenso de Mon-tevideo en 2013 pone en escena esta perspectiva en todos los ámbitos de la planificación en territorios de desigualdad. Algunos principios aplicables a políticas de desarrollo territorial con perspectiva de derechos: justicia e igualdad socio espacial, patrones de producción y consumo sostenibles, en-foque de género ,interculturalidad, inclusión / cohesión social, prevención de riesgo, participación democrática y acceso a la información, protección ambiental y recursos naturales y seguridad democrática, colaborarían en el fortalecimiento de las políticas públicas.

La tercera consideración que plantea Resse es revisar el concepto de de-recho a la ciudad y advierte la necesidad de romper con la dicotomía entre hábitat urbano y rural al proponer junto a otros especialistas la idea de de-recho a un hábitat digno. El derecho a un hábitat digno implica un enfoque ampliado e integrado frente al tradicional abordaje segmentado (derecho al agua, a la tierra, a la vivienda, etc.). Por lo tanto, es un derecho colectivo que implica el acceso universal a la tierra, la vivienda, las infraestructuras básicas, los equipamientos sociales, los servicios y los espacios de trabajo y producción, en un marco de respeto de los rasgos culturales y simbólicos de la comunidad y de la preservación del ambiente.

En ese sentido, el autor propone tres postulados para pensar una polí-tica de desarrollo territorial. El primero advierte que los mecanismos de mercado no pueden garantizar el uso sostenible y equitativo del suelo ni la reproducción de la ciudad en los mismos términos. La calificación diferen-cial del suelo en términos del mercado produce un proceso extendido de segregación socioespacial. Entendiendo que el principal producto es la ex-clusión y la segregación, también es el principal problema y necesariamen-te la política pública tiene que intervenir. El centro de preocupación de las

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ciudades en Argentina no es la pobreza sino la desigualdad e informalidad. En la informalidad todo resulta mucho más caro, por lo tanto aumenta la desigualdad. La salida de la informalidad es un punto nodal para eliminar la desigualdad, junto a la redistribución de la renta del suelo que se genera todos los días a través de obras públicas. El segundo postulado expresa que la forma de crecimiento de nuestras ciudades es ambientalmente insusten-table, socialmente excluyente, económicamente ineficiente y fiscalmente insostenible. Dado que las ciudades viven procesos simultáneos de expan-sión – colonización del borde rural-; consolidación y densificación- en al-gunos puntos como avenidas principales, centro, cada uno presenta lógicas diferentes y actores diferentes. Toda la ciudad no es igual, por eso la pla-nificación tiene que atender a cada uno, los instrumentos son distintos, los momentos también.

En general el mayor problema del crecimiento de las ciudades es su fase expansiva con suelo vacante, la especulación inmobiliaria espera valoriza-ciones futuras a costa del esfuerzo de la comunidad y del Estado. Este pro-ceso de sacar del mercado al suelo urbano, produce necesariamente escasez artificial y aumenta el precio, este mecanismo no está penalizado y además contribuye a extender la ciudad haciéndola insostenible. Hay que pensar en que los problemas económicos de los municipios obedecen a estos meca-nismos, es necesario visibilizarlo junto con los procesos de apropiación de excedentes productos del esfuerzo social. En consecuencia señala un tercer postulado vinculado a que las políticas públicas territoriales son fragmen-tarias, fuertemente tecnocráticas y están regidas por las lógicas del merca-do inmobiliario.

En este escenario Eduardo Resse propone instrumentalizar el enfoque de derechos en las políticas de hábitat y abordar, la situación del hábitat rural y del urbano, como problemáticas específicas pero sin perder de vista las interrelaciones y continuidades que las vinculan.

Paradojas del desarrollo urbano en Argentina

En la conferencia que ofreció Raúl Fernández Wagner3planteó la pa-radoja existente entre el contexto de participación del Estado a la fecha y el aumento de los problemas de acceso al suelo urbano. Existe una crítica situación del desarrollo urbano en Argentina, el país ha duplicado su PBI,

3 Profesor Asociado en el Área de Urbanismo de la Universidad Nacional de General Sarmien-to. Consultor en materia de políticas de vivienda y mercados del suelo.

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con un crecimiento sostenido, aun así acrecentó las penurias con el suelo urbano. Estas paradojas ocurren porque necesitamos un Estado y una nor-mativa que opere con el suelo. En Argentina, la tierra fue la base de apro-piación de las élites. Esa estructura se forjó a partir de 1800 familias que se quedaron con 42 millones de has. En la matriz de la sociedad argentina está la apropiación de la tierra agraria originalmente y hoy es sobre la tierra urbana, por eso es difícil ponerle límites. Los loteadores hicieron ciudad en el conurbano de Buenos Aires y los servicios de trenes y colectivos fueron las bases de esa urbanización. El loteo era abierto y se vendían los lotes más cercanos a las estaciones, las terminales y reservaba terrenos de frente para valorización a futuro. Había sobreoferta de lotes y la preocupación no era el suelo sino completar la casa.

En los ochenta surgen factores que cambian este proceso. La Ley 8912/77 de uso del suelo de Buenos Aires, prohíbe el loteo sin servicios, de esta maneralos operadores debían hacer loteos con servicios y así termi-naron con los loteos populares.

La nueva trama se configura durante la dictadura militar, con la construc-ción de las autopistas, adoptando un modelo norteamericano basado en el transporte individual. El contexto social vinculado con el empobrecimiento, el agotamiento de las condiciones generales urbanas que sostenían implíci-tamente las operaciones como el fin de los boletos de trenes subsidiados, el encarecimiento de los boletos de colectivos fueron algunos de los factores concurrentes que se sumaron a la violencia institucional que provocó la erra-dicación de villas, donde de 224.000 habitantes se redujeron a 16.000 entre 1976 y 1981. Se instala el concepto de que “la ciudad es para quien se la merezca” (Cacciatore, Intendente de la ciudad de Buenos Aires)

Asociado a la crisis con las medidas económicas de este período, se produce el fenómeno de la gran toma de tierras, al sur de Buenos Aires y La Matanza. También aparece asociado a la construcción de las autopistas, el proceso de transformación de los clubes de campo en nuevas formas de urbanizaciones cerradas de la periferia, siguiendo el modelo de suburba-nización norteamericana. La situación de ilegalidad no refiere solo a tie-rras tomadas también a los countries, como refiere el investigador Horacio Torres “no se podía lotear ya que no cedían las calles, eran asentamientos informales de ricos”.

Con la sanción del Nuevo Código Civil se le da entidad a los consorcios inmobiliarios. Los impactos van más allá de lo urbano, se dinamizan en cluster de barrios privados que afectan las superficies de frutihorticultura, desplazando familias y con ello la insostenibilidad de la las superficies de agricultura familiar ante el valor que adquiere el suelo.

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En simultáneo aparece otra problemática, la modificación de las super-ficies de los humedales. Las obras de polderización para barrios cerrados hacen que el Río Luján haya reducido a la mitad su cauce producto de estos rellenamientos. Este tema fue analizado en profundidad por la Geógrafa Patricia Pintos, investigadora de la Universidad Nacional de La Plata.

Los conflictos en el territorio y por el suelo se van acrecentando por esta forma de ocupación. El Nuevo Código Civil reguló la “forma de vivir, de vacacionar y de morir de los ricos”: los barrios cerrados, los tiempos com-partidos y los cementerios privados. Este Código también redujo los bordes de agua o camino de sirga o área pública de la línea de agua de los lagos, mares y ríos. Eso va a originar una privatización de los bordes que llegan en el caso de lagos y lagunas hasta el borde y aún en el mar. De esta manera, se advierte un claro avance por la vía jurídica o un conjunto de leyes que priori-zan el bien privado sobre el común. Los barrios privados dan como resultado una urbanización difusa y no sostenible ambientalmente, hay fragmentación territorial, las calles no son públicas y se afectan los derechos colectivos.

La paradoja es que cuanto más crece la economía y los activos finan-cieros se depositan en el suelo, más se manifiesta la desigualdad espacial. Un análisis de los asentamientos informales realizado por Cravino (UNGS) remite a que, históricamente, el 10% de la población en la región metropo-litana, recurrían al mercado informal para acceder a la vivienda, para el año 2006 el porcentaje se elevó al 60%.

Es destacable que en este periodo, la construcción residencial privada haya representado el 25 % de la inversión total y la mitad del sector de la construcción (CEPAL 2010), y que los valores de las propiedades se hayan incrementado entre seis y diez veces (¡en dólares!).

El crecimiento económico de los últimos años, produce una gran de-manda de suelo urbano (en las ciudades y en el periurbano) con valori-zaciones extraordinarias del suelo urbano y rural, pero también potencia los procesos especulativos e impacta seriamente en el periurbano de las ciudades, particularmente en ciudades intermedias o pequeñas.

Fernández Wagner expresa además sobre la situación particular de la vi-vienda en Argentina, a través de distintas operatorias del Estado, de nuevas políticas de acceso a la vivienda única como también de emprendimientos privados, así como también el desarrollo de experiencias de políticas te-rritoriales exitosas aunque no extensivas en el contexto nacional. En ese sentido interesa destacar las iniciativas de Habitar Argentina. Desde este espacio de participación, que comparten ambos especialistas, se ha plan-teado la necesidad de una Ley de Ordenamiento Territorial que constituya el marco normativo para las políticas de ordenamiento territorial del país.

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Se considera que esta ley debe contener cuatro partes fundamentales: Principios, objetivos y directrices de la política territorial nacional; Com-ponentes del Sistema de Ordenamiento Territorial Nacional; Derechos y deberes de los habitantes e Instrumentos de Política Territorial.

Los Principios, basados en la Constitución y pactos internacionales que la integran como: -La función social de la propiedad (inciso 1 del artículo 21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos);-La prevalen-cia del interés general sobre el particular está vinculada con las limitacio-nes que se impone a la propiedad en base al interés general (artículo 17 CN y artículo 2.611 del Código Civil);-La distribución equitativa de las cargas y los beneficios del proceso de urbanización se apoya en el principio cons-titucional a la igualdad (artículo 16 de la CN).

Una Ley Nacional de Ordenamiento Territorial con los principios, objetivos y directrices expuestos no puede ser una ley meramente decla-rativa. Es por ello que se hace necesario definir una serie de instrumen-tos de política territorial, que permita a las provincias y los municipios contar con herramientas para dar mayor sustento al desarrollo de sus políticas.

Los instrumentos propuestos son: Derecho de preferencia del poder pú-blico; Subdivisión parcelaria, edificación o utilización obligatoria; Grava-men especial (al suelo ocioso) progresivo en el tiempo; Contribución por mejoras; Participación de los Municipios en la valorización de inmuebles generados por acciones urbanísticas; Otorgamiento oneroso del derecho de construir; Operación urbana mixta; Reajuste de terrenos; Evaluación de impacto urbano y del entorno; Preservación de ámbitos urbanos, como principios rectores.

Asimismo las políticas de vivienda y hábitat que se implementan se encuentran regidas por los siguientes principios: el derecho a la ciudad y a la vivienda; la función social de la propiedad; la gestión democrática de la ciudad; zonas especiales de interés social y el reparto equitativo de cargas y beneficios de la urbanización. Sobre este último punto recae uno de los problemas que enfrentan los municipios: crecimiento urbano disperso, re-tención de suelo, presión para lotear en la periferia, demanda por servicios imposible de satisfacer.

La ciudad es un escenario de disputas como advertíamos al inicio del artículo, la gestión territorial se realiza siempre en un contexto de poder compartido, esto supone la existencia de conflictos entre intereses contra-dictorios y en algunos casos antagónicos. Por lo tanto entre las principales demandas se plantea la construcción e institucionalización de canales de participación y consenso.

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A modo de conclusión

Las ciudades argentinas han modificado su fisonomía y su configura-ción territorial, en un principio durante los años noventa con el anclaje del capital financiero y la dinámica privatizadora en los espacios urbanos y posteriormente con la reactivación económica de los últimos años, que ha producido la expansión de la demanda de bienes y particularmente de suelo urbano para desarrollar nuevos usos y actividades.

Se ha tratado el derecho a la ciudad en un sentido amplio, el derecho al habitar y al hábitat digno es esencial para el acceso de los sectores popula-res al suelo urbano. En este sentido, es primordial promover no solamente un cambio conceptual, sino también una legislación urbanística que per-mita crear mecanismos para la recuperación y distribución de beneficios extraordinarios como una obligación de las gestiones locales para eliminar las desigualdades urbanas.

En el debate se planteó la necesidad de un conjunto de metodologías al-ternativas que, basadas en un replanteamiento de las relaciones entre gobier-no, territorio y comunidad, permitan diseñar nuevos marcos y escenarios con enfoques de actuación e intervención más democráticas y participativas.

El Estado es el actor fundamental en la definición de políticas públicas y mediante la planificación y organización territorial opera en la esfera política, técnica y de gestión mediante planes, programas y proyectos cuya acción e implementación favorecen la accesibilidad del espacio urbano y al crecimiento controlado de las ciudades.

La disociación entre las esferas técnicas y políticas de nivel nacional, provincial y municipal y la falta de instrumentos normativos de orden jurí-dico-tributario y de gestión, aplicables al mercado del suelo urbano impide situar los derechos de las personas y el derecho a la ciudad en condiciones de equidad e inclusión.

Las dificultades para obtener el acceso individual o colectivo a los re-cursos que las ciudades proporcionan, impide la ligazón de los fragmentos urbanos y la integración del tejido social.

La práctica de la gestión y concertación requiere la capacidad de los gobiernos locales de asumir la organización territorial de las ciudades y la necesidad de diseñar políticas y programas con instrumentos públicos que permitan la ampliación de nuevos derechos ciudadanos.

Estos nuevos derechos, al habitar y al hábitat en la ciudad son princi-pios fundantes de la planificación y la gestión urbana pero requieren de la voluntad política de los que llevan adelante esos procesos y el ejercicio de una acción colectiva sobre el proceso de urbanización.

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Noticias

EGAL | 2017Encuentro de Geógrafos de América Latina

Del 26 al 29 de abril, La Paz, Bolivia

DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2016-2017

Objetivo General

El objetivo del XVI Encuentro de Geó-grafos de América Latina (EGAL-2017), es constituir un espacio y una platafor-ma para los aportes de alto nivel teórico, científico y metodológico de las diversas geografías, necesarios para comprender la dinámica de los procesos políticos en el espacio-tiempo a través de la ciencia geográfica y el uso de la geoestrategia para la proyección espacial geopolítica a la escala de países, bloques económicos y regionales dentro de Latinoamérica.

Objetivos Específicos

Propiciar relaciones interdisciplina-a) rias entre los geógrafos latinoame-

ricanos, con la formación de redes virtuales de conocimiento, saberes y temáticas entre los diversos centros de investigación y enseñanza de La-tinoamérica.Integrar a la Geografía con otras dis-b) ciplinas en el debate epistemológico, a fin de tomar conciencia de su verda-dero papel y buscar un Pensamiento Geográfico de Integración Latinoa-mericana, convirtiendo al sujeto lati-noamericano en objeto de estudio.Desarrollar acciones de solidaridad c) entre los pueblos latinoamericanos, en la búsqueda de su identidad como región y estado nación, en el espacio-tiempo de este sub continente.Generar nuevas políticas, acuerdos, d) manifiestos para mejorar la calidad de la geografía en Latinoamérica.

Contenidos que se desarrollarán

El XVI Encuentro de Geógrafos de América Latina (EGAL 2017), pretende estimular la reflexión académica-geográfi-ca, generando debate y análisis sobre los procesos y temas conceptuales específicos: globalización, geopolítica, seguridad, polí-ticas socio ambientales, territoriales, cam-bio climático, riesgo y desastres, dicoto-mía ciudad-campo e integración regional, que se sintetizan en los ejes temáticos del evento, con los diversos enfoques teóricos-metodológicos para difundir los trabajos al servicio de los pueblos latinoamerica-nos. El idioma del evento será castellano, pudiendo realizar sus presentaciones en castellano y portugués. No se realizará tra-ducción simultánea.

El evento está pensado para desarro-llarse en torno a 12 ejes temáticos que se materializarán a partir de mesas de trabajo, donde se realizarán exposiciones y al fina-lizar el evento se procederá a presentar la síntesis de cada mesa temática, a cargo del presidente o presidenta de cada mesa.

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Noticias | Huellas n° 20, ISSN: 0329-0573 (impresa) / 2362-5643 (en línea)258

Ejes temáticos

Epistemología, Teoría e Historia de la 5) Geografía.Enseñanza y aprendizaje de la Geo-6) grafía.Geografía Política, Globalización, In-7) tegración y Dinámicas Territoriales.Gestión Territorial, Catastro, Políticas 8) Públicas y Desarrollo Sustentable.Desarrollo Local, Geografía Econó-9) mica, Turismo y Actores Locales.Geografía física, Recursos Naturales, 10) Manejo de Cuencas y Áreas Protegidas.Espacios Rurales, Agricultura y Segu-11) ridad Alimentaria.Metropolización, Sistemas Urbanos y 12) su Dinámica.Población, Género e Identidad.13) Tecnologías de Información Geográ-14) fica, Cartografía, SIG, Teledetección e IDEs.Vulnerabilidades, Gestión de Riesgos, 15) Problemática Ambiental y Cambio Climático.Geografía Crítica Latinoamericana.16)

Resúmenes

Los resúmenes deberán tener hasta • 500 palabras. En el mismo se pre-sentará la temática a desarrollar, los objetivos del trabajo, la metodología utilizada (si resulta pertinente) y los principales resultados o conclusiones. No se incluirán referencias bibliográ-ficas ni figuras.En la parte superior deberá incluirse • el título del trabajo MAYÚSCULAS.El RESUMEN y la SESIÓN TEMÁ-• TICA DE EXPOSICIÓN se elegirán en el formulario de registro en la pá-gina web.

REGISTRO • www.egal2017.bo/registroLos resúmenes serán evaluados por la • Comisión Académica, comunicándo-se su aceptación o rechazo. La Comi-sión Académica se reserva el derecho de modificar los ejes temáticos y la distribución de trabajos en estos.Cada participante solo podrá presen-• tar hasta un máximo de 2 trabajos, una como autor y otra como co-autor. Los trabajos podrán tener como máxi-mo hasta 3 autores.Fecha límite para la presentación de • resúmenes: hasta el 30 de noviembre 2016.Los resúmenes recibidos fuera de tér-• mino no serán incluidos en el CD de resúmenes del Encuentro.

Artículos Completos

Hasta 15 carillas o planas (incluyendo el resumen, cuadros, tablas, fotos, biblio-grafía y apéndices) en hoja tamaño carta, letra Calibri 12, alineación justificada, in-terlineado sencillo, márgenes de 2,5 cm. sup., inf. Der. y 3 cm. izq.), en formato Word (no se aceptarán trabajos en PDF).

Los mismos no podrán haber sido presentados con anterioridad en otros eventos científicos, aquellos artículos ya presentados serán anulados.

Contendrán el título (mayúscula y centrado), el resumen y las palabras claves en su primera página con toda la informa-ción requerida en los resúmenes. Fecha de presentación de trabajos completos: 31 de enero de 2017.

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