DIOS Y SUS HIJOSUn atardecer, en el Paraíso, Dios, luego de examinar lo que ocurría en la tierra, que había creado hacía más de dos mil años, lo que hacían los hombres, hizo que Dios muy desalentado, y sin el afán de lanzar más castigos por lo mal que se comportaban allá abajo, llamó a sus ángeles para encomendarles:

-Vayan a la tierra y recojan las historias de vida más significativas que retraten lo maravilloso de la existencia y lo peor que en ella haya ocurrido, que expliquen en algo la razón del comportamiento de los hombres.

Sus ángeles descendieron y, efectivamente, recogieron las páginas sobre sabiduría que hallaron –escritas por poetas, narradores, trovadores- en vivencias, fábulas, cuentos, leyendas y relatos que transmitían el porqué de las

conductas o inconductas humanas a través del tiempo y del espacio.Dios recibió aquellos pergaminos y los leyó ávidamente durante toda la noche. Y los ángeles –tras el portal de su lecho- lo oyeron reír, llorar, gemir, asombrarse, lanzar gritos de entusiasmo y también susurros de resignación.

Al alba el Todopoderoso salió y les dijo a sus leales amigos: Hoy entendí más a mis hijos, sus éxitos y sus fracasos, sus alegrías y sus penas, sus placeres y sus dolores, y creo que merecen seguir con

vida, pues ella –la existencia- es producto del amor.Y pidió más historias para acercarse aún más a los seres que creó y entender mejor el papel que le tocaba a él de allí en adelante.

Dios nos ama desde toda la eternidad con un amor infinito, lleno de bondad y misericordia.La esencia de Dios es el amor y es por eso que no puede dejar de amarnos.