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1 Diócesis de Texcoco Semana Bíblica DEL 23 AL 27 DE SEPTIEMBRE 2013 Pastoral Bíblica

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Diócesis de Texcoco

Semana Bíblica

DEL 23 AL 27 DE SEPTIEMBRE 2013 Pastoral Bíblica

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¿QUIÉN ES JESUCRISTO? PRESENTACIÓN En el año 2007, el papa Benedicto decía al inaugurar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano: Hay que educar al pueblo en la lectura y meditación de la Palabra, que ella se convierta en su alimento para que, por propia experiencia, vea que las palabras de Jesús son espíritu y vida. Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios (DA 247). Aunque el año 2007 puede parecer lejano, estas palabras son de perenne actualidad. Muchas personas en parroquias, comunidades, movimientos y grupos cristianos están deseosas de encontrarse con la persona de Jesucristo a través de la Sagrada Escritura. Dejamos este material en sus manos, puede servir para encuentros catequéticos, momentos de oración personal, encuentros comunitarios con la Palabra. El objetivo es que la Biblia, leída como Palabra de Dios, se convierta en el centro de la vida y misión de nuestra Iglesia Diocesana de Texcoco. ¿Qué es una Semana Bíblica Parroquial? Son cinco días en los que la parroquia ofrece una única actividad: la lectura de la Biblia como Palabra de Dios. No a partir de conferencias sino desde el contacto directo con los textos bíblicos. Se busca que cada persona y cada grupo se confronten con la Palabra y descubran que Dios, a través de ella, tiene algo que decirnos aquí y ahora. Itinerario que se propone Para esta semana de encuentro con la Palabra, se propone el itinerario que sugiere la Verbum Domini: la Lectio Divina es un método para leer la Sagrada Escritura de forma comunitaria o personal, y que tiene como objetivo el encuentro con el Señor a través de su Palabra. Este itinerario, según el material consta de los siguientes pasos. 1.- Lectura: Leemos con atención el pasaje para captar bien lo que dice y asimilar el mensaje del

que quiere comunicar.

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2.- Reflexión: Buscamos actualizar el texto. Queremos descubrir qué dice de nosotros, cómo nos

invita a transformar nuestras actitudes, nuestra realidad. 3.- Oración: Expresamos, en forma de diálogo con Dios, lo que el pasaje nos haya sugerido.

Pedimos fuerza, y damos gracias. 4.- Compromiso: formulamos aquello que el pasaje nos invita a cambiar; precisamos cómo el

texto bíblico quiere transformar nuestra mirada frente a la realidad. Cada uno de estos pasos va detallando, en el material que presenta, con algunas preguntas y orientaciones y otras sugerencias para llevarlo a cabo en los grupos. Los recursos que se ofrecen: 1.- Recursos para la inauguración y clausura de la Semana Bíblica. 2.- Recursos para la semana bíblica: Lunes: Jesús, el gran orante. Martes: Jesús, amigo de pecadores. Miércoles: Jesús apasionado por el reino. Jueves: Jesús es el Señor resucitado. Viernes: Celebración.

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INAUGURACIÓN DE LA SEMANA BÍBLICA Esta propuesta ofrece pistas para la Entronización, que puede quedar integrada en una celebración de la Palabra o mejor la comunidad parroquial acoge y proclama la significación que tiene la Palabra para los creyentes y la relevancia que tendrá en la Semana Bíblica Parroquial. Ambientación externa La Palabra tiene esa semana una decoración significativa:

El ambón adornado con un paño Un par de candelabros Un centro de flores

Saliendo del ambón se pueden poner cuatro cintas. En cada una de ellas estarán escritos los pasos de la Lectio Divina 1.-Lectura: ¿Qué dice el texto? 2.-Reflexión ¿Qué nos dice el texto? 3.- Oración: ¿Qué nos hace decirle a Dios? 4.- Compromiso: ¿A qué me compromete el texto? Entronización de la Palabra TU PALABRA ME DA VIDA TU PALABRA ME DA VIDA, CONFÍO EN TI, SEÑOR. TU PALABRA ES ETERNA, EN ELLA ESPERARÉ. Dichoso el que con vida intachable, camina en la ley del Señor. Dichoso el que guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. Postrada en el polvo está mi alma, devuélvame la vida tu Palabra; mi alma está llena de tristezas, consuélame, Señor, con tus promesa Escogí el camino verdadero, y he tenido presente tus decretos; correré por el camino del Señor, cuando me hayas ensanchado el corazón.

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Este es mi consuelo en la tristeza, sentir que tu Palabra me da vida; por las noches me acuerdo de tu Nombre, recorriendo tu camino, dame vida. Repleta está la tierra de tu gracia, enséñame, Señor, tus decretos; mi herencia son tus mandatos, alegría de nuestro corazón. La celebración comienza con una música suave. Los participantes se ponen de pie y acogen en silencio la procesión de la Palabra, que lleva el sacerdote o diácono, se ponen las dos velas en cada lado ya encendidas, otro trae el incensario y después la biblia en alto. Llegando con la Palabra al altar se presenta en alto a la asamblea. Saludo del celebrante: Que el Señor Jesús, Palabra de Vida que ilumina nuestro entendimiento, inflama nuestro entendimiento y entusiasma con su amor nuestro corazón, presida esta Semana Bíblica Parroquial. Todos: Amén Monición: Desde el Antiguo testamento, la Palabra de Dios era colocada en un lugar destacado, y desde ese lugar se proclamaba para todo el pueblo, iluminando sus proyectos. Es el recuerdo y el gesto que queremos realizar nosotros en esta semana, con la certeza de que en ella nos encontramos con Jesucristo, Palabra Encarnada, Camino, Verdad y Vida de la humanidad. Proclamación de Nehemías 8, 1-3.5-6 “Todo el pueblo se congregó como un solo hombre en la plaza de la Puerta de las Aguas y pidió Esdras el escriba, que trajera el libro de la ley de Moisés que el Señor había entregado a Israel. Así lo hizo el sacerdote Esdras. El día primero del séptimo mes trajo el libro de la Ley y ante la asamblea compuesta por hombres, mujeres y cantos tenían uso de razón, lo estuvo leyendo en la plaza de Puerta de las Aguas, desde la mañana hasta el mediodía. Todo el pueblo, hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón, escuchaban con atención la lectura del libro de la ley. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo, pues estaba más alto que todos, y, al abrirlo todo el pueblo se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, levantando las manos respondió: Amén, Amén. Después se postraron y, rostro en tierra, adoraron al Señor”. Palabra del Señor. Responden cantando: Aleluya, Amén Alaben al Señor todas las naciones, celebren todos los pueblos. R Porque su amor hacia a nosotros es fuerte, porque el Señor es fiel para siempre. R Gloria al Padre y al Hijo, gloria al Espíritu Santo, por los siglos de siglos amén. R Oración del celebrante Señor y Dios Nuestro, que nos llamas al seguimiento de tu Hijo Jesucristo, Palabra encarnada. Ayúdanos en esta Semana Bíblica y a lo largo de nuestra vida a reconocerte en las escrituras, para que podamos responder con amor al amor que nos manifiestas. Te lo pedimos a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Todos. Amén.

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TEMA 1

JESÚS, EL GRAN ORANTE Nos disponemos. No podremos abrir el corazón a la Palabra sin el don del Espíritu Santo. Como hijos e hijas, pedimos al Padre que nos envíe el don de Sabiduría para comprender su Palabra y el don de Fortaleza para llevarla a la práctica. 1.-Lectura ¿Qué dice el texto? Jesús no redujo su oración a determinados lugares y tiempos. Su peculiar relación con el Padre y su conciencia de Hijo le llevó a vivir toda su actividad desde el diálogo con Dios. Proclamación del santo Evangelio según san Lucas (Lc 10,21-22) “Jesús, lleno del Espíritu Santo, dijo: Yo te alabo, padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y entendidos, y se las has revelado a los sencillos. Sí Padre. Así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre y quién es el Padre sino el hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. Palabra del Señor. Durante unos momentos de silencio, volvamos a leer personalmente el texto. Cada persona puede señalar: Con un signo de interrogación, la palabra o frase, o acontecimiento del texto que no ha comprendido. Con un subrayado, la palabra, o frase o acontecimiento que considere el mensaje central del texto.

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Para comprender mejor el texto

A) Los discípulos han regresado de la misión y comparten con el Maestro su victoria sobre el mal. Jesús entona una oración de alabanza: dense cuenta del lugar que ocupa el Espíritu Santo. Cuenten las veces que aparece la palabra Padre. Es un término propio de Jesús que muestra una relación de filiación con el Padre, una relación de cercanía.

B) La Oración de Jesús es breve, pero de hondo contenido: Muestra la aceptación de la

voluntad de Dios sobre su persona, y da gracias porque los sencillos han comprendido los designios de Dios. Veamos en algunos detalles de la oración: el conocimiento de Dios es un don gratuito más que un esfuerzo humano; la preferencia del Padre a la gente sencilla; la estrecha relación Padre-Hijo.

C) Jesús es aquí modelo de oración desde lo cotidiano. Dedicó momentos y lugares para hablar con el Padre, pero también hizo toda su vida una continua oración.

Jesús, modelo de oración en Lucas: Jesús nos enseñó con su ejemplo a hacer oración:

En lugares solitarios 5,16 18.28; 11,1 Antes de tomar decisiones importantes 6,12-13 Para que la fe de Pedro se fortalezca 22,32 En momentos de gran dolor 22,41-44; 23,34; 23,46 Jesús enseña a sus discípulos a orar:

o Orar por quienes nos maldicen 6,28 o Orar pidiendo lo mejor: El Espíritu Santo 11,9-13 o Orar con insistencia 18,1; 21,36 o Orar para no caer en tentación 22,40-46

2.- Reflexión ¿Qué nos dice el texto? Jesús nos ha hecho partícipes de una conversación con su Padre del cielo y nos invita a revisar en profundidad nuestra vida de oración, porque sin oración no es posible el discipulado. Ayuda para reflexionar Si aquellos discípulos nos tomaran la mano….

A) Nos conducirían al lugar donde Jesús tuvo aquel momento de alegría. Nos contarían cómo, en pocas palabras, dijo tanto de sí mismo y de la alegría que lo envolvía y nos pondrían en alerta contra el exceso de palabras que sofocan la escucha de la Palabra y su fecundidad en nosotros.

B) Hablarían de la oración de Jesús, de su permanente relación con el Padre, de cómo su testimonio los impulsó a hacer oración. Nos preguntarían por nuestra vida de oración, por nuestros momentos de encuentro con Dios. Querrían saber si nuestra excusa es la falta de tiempo, y nos dirían que contar nuestros problemas a Dios es una forma de ir ordenando nuestras ideas hacía él.

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C) Cuestionarían nuestras sabidurías, esas que son capaces de llenar bibliotecas y salas de conferencias, pero dejan vacío el corazón.

D) A partir del momento de alegría que inundó a Jesús, quizá nos invitarían a quitar algunas

espinas al Dios de los cristianos, porque, después de todo, es también el Dios de la alegría y por eso nos invita a llenar nuestro mundo de fiesta y alegría hasta la eternidad.

¿Cuál es tu experiencia de oración? ¿Qué lugar ocupa en ella la búsqueda de la voluntad del Padre? ¿En qué aspectos interpela este pasaje tu vida de oración? 3.- Oración ¿Qué nos hace decirle a Dios? La oración de Jesús provoca en nosotros el deseo de dirigirnos al padre para llamarle Abba y suplicarle el don del Espíritu Santo. Ayuda para hacer oración

A) Como Jesús dirígete al Padre para alabarle y bendecirle por el don de la fe. Agradece que quiera hacer de ti, por medio del Espíritu Santo, alguien cada vez más parecido a su Hijo Jesucristo. Pregúntale cómo puedes dejarte alcanzar, y contagiarte de los valores y criterios evangélicos.

B) Presenta al Señor tu corazón, y suplica que te contagie su predilección por lo pequeño, por lo aparentemente inútil, por lo perdido.

C) Mantente en presencia del Señor. Confía, permanece, clama, espera. La fuerza y la alegría del Espíritu Santo te llevarán a una mayor transparencia de ti mismo y a un compromiso con los hermanos más acorde con el proyecto, los deseos y la mirada de Dios.

4.- Compromiso ¿A qué me compromete? El encuentro con el Señor a través de su Palabra suscita en nosotros una confianza absoluta. Sabemos que, con su Espíritu, podemos mantenernos como discípulos y ser testigos del Reinado de Dios. Terminamos nuestro encuentro compartiendo con el grupo el compromiso adquirido personalmente. Canto final ESPÍRITU SANTO VEN Espíritu Santo, ven, ven, Espíritu Santo, ven, ven, Espíritu Santo, ven, ven en el nombre del Señor. Acompáñame, ilumíname, toma mi vida. Acompáñame, ilumíname, ¡Espíritu Santo ven! Santifícame, transfórmame, Tú cada día. Santifícame, transfórmame, ¡Espíritu Santo, ven!

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Resucítame, conviérteme, todos los días. Glorifícame, renuévame, ¡Espíritu Santo, ven! Acompáñame, transfórmame, toma mi vida. Ilumíname, condúceme, ¡Espíritu Santo ven!

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TEMA 2

JESÚS, AMIGO DE PECADORES Nos disponemos El itinerario de la Lectio Divina nos lleva al encuentro con Jesucristo a través de las Escrituras. Aceptamos este camino de búsqueda y pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a preparar nuestro corazón para este tiempo de silencio interior. Espíritu Santo, Eres viento: llévame donde quieras; Eres brisa: déjame respirar lo nuevo; Eres fuerza: levántame del suelo; Eres vida: dame pasión por la vida; Eres alimento: nútreme para darme fuerzas; Eres luz: ilumíname con tus rayos, Eres calor: calienta mi existencia, Eres libertad: hazme libre, Eres fecundidad: cúbreme con tu sombra; Eres agua viva: dame de beber; Eres respuesta: dame fuerza para decir sí Al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. 1.- Lectura ¿Qué dice el texto? El pasaje que leemos hoy muestra un rostro de Jesús inusual para la época en que vivía. Y es que aceptar la compañía de gente tachada de mal vivir ponía en entredicho la reputación social del mismo Jesús. Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 2, 13-17) “Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Él se levantó y lo siguió. Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los

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fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: « ¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?» Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»” Palabra del Señor. Para comprender mejor el texto

A) Date cuenta de que el texto tiene dos partes, dos escenas. Reconoce cada una de ellas. Fíjate en lo que los unifica: Jesús es amigo de los marginados y quiere sentar a toda la humanidad en el banquete del Reino.

B) No es la primera vez que, en el Evangelio de Marcos, Jesús llama a alguien. Pero sí la primera vez en que el llamado es una persona sobre la que se pueden poner objeciones. Su oficio como recaudador de impuestos le hacía despreciable, y era considerado como pecador público. Sin embargo, Jesús lo llama. El seguimiento no es cuestión de méritos, sino don gratuito de Dios. Observa a Leví, el publicano. Antes de que Jesús lo mirase no hacía nada, estaba instalado, como que si la mesa de impuestos lo tuviera atado. Tras la llamada de Jesús, es el sujeto de los verbos: se levanta, deja todo y lo sigue. Ahora es un hombre de pie, erguido y en camino.

C) En la escena siguiente encontramos a Jesús sentado en la mesa con gente considerada

como apartada de Dios, indigna de acercase a él, y rechazada por la sociedad. Su gesto de acogida cuestiona las barreras sociales y religiosas levantadas por los buenos, los piadosos y los justos y por eso los fariseos piden una explicación.

D) Jesús, que antes llamó al publicano Leví, explica ahora su comportamiento. Llama a

pecadores y come con ellos porque Dios quiere invitar a todo el mundo al gran banquete del Reino. El Dios de Jesús es el Dios-médico, el Dios-inclusión, el Dios-misericordia que anhela sanar cualquier herida que el pecado haya podido causar, raíz de las exclusiones y marginaciones que nos separan. Observa de nuevo a Leví. Antes, en la mesa de los impuestos, era una persona excluida. Ahora con Jesús, en la mesa de la gratuidad, es una persona integrada, realizada, en fiesta.

2.- Reflexión ¿Qué nos dice el texto? Jesús, sentándose a la mesa de un marginado al que invita a ser discípulo, nos da una gran lección. Dejemos que este pasaje hable a nuestra situación actual. Ayuda para reflexionar Si Leví nos tomara hoy de la mano…

A) Nos hablaría de la mirada de Jesús. Le descubrió posibilidades inéditas que hasta el mismo desconocía por que, por primera vez en su vida, alguien le miraba sin reproches, sin desprecio, con infinita ternura. Nos invitaría a mirarnos así, desde el corazón de Dios, y a mirar desde él a los demás.

B) Nos preguntaría cuáles son nuestras mesas de impuestos, los lugares y actitudes desde donde ejercemos el “doy para que me des”, desde donde robamos con los juicios o las críticas el buen nombre de otros. En medio de la conversación, nos pediría que miremos a Jesús y nos dejáramos mirar por él.

C) Nos llevaría a la mesa del banquete. Reviviría el gozo de comer con Jesús, rodeado por

igual de fariseos y publicanos, de justos y de pecadores. Nos diría que aceptáramos la llamada de seguirle, su invitación al banquete de la misericordia y de la inclusión de nuestra mesa y de nuestra vida, a quién recibe nuestra sociedad y a nuestra Iglesia, quienes quedan al margen.

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D) Leví se interesaría por nuestra Eucaristía, el Banquete de la fraternidad por excelencia. Preguntaría si la vivimos como mesa de transacciones o como mesa de gratuidad, si nos empujan a crear dinamismos de inclusión, si nos alientan a vivir como auténticos discípulos.

E) Él, que fue creado por Jesús, que bebió del vino nuevo, que fue revestido de fiesta por

el Señor nos pediría que viviéramos nuestro seguimiento con alegría. Después de todo, hemos hallado el tesoro escondido, la perla de gran valor que a todo ser humano le gustaría encontrar.

¿Con quiénes se sentaría Jesús hoy a la mesa? Y tú, ¿con quién te sientas? ¿Qué deberíamos revisar en nuestras comunidades cristianas para facilitar a los alejados y excluidos el acceso a Jesús? 3.- Oración ¿Qué nos hace decirle a Jesús? Volvamos a contemplar la escena de Jesús y Leví, esta vez en clima de oración. Hablemos con Dios como un amigo habla con su mejor amigo, con total confianza. Ayuda para orar

A) Déjate mirar por Jesús. Él mira mucho más adentro de lo que pueden hacerlo los demás, sin creerte justo, sin condenar a nadie. Pídele que te llene de esa fraternidad y comunión que él mismo se esforzó en crear entre los suyos.

B) Presenta al Señor los dinamismos de inclusión-exclusión que va originando nuestra sociedad. Pregúntale cómo puedes ensanchar la mesa de tu vida, de modo que puedan sentarse aquellos que no caben en ningún sitio.

C) Permanece en presencia del Señor, sin necesidad de palabras. Escucharás una vez más

su llamada: Sígueme. Esta experiencia te dará la fortaleza necesaria para manifestar en tu vida el amor salvífico de Dios.

4.- Compromiso ¿A qué me compromete este texto? El encuentro con Jesús resucitado a través de su Palabra ha puesto en nosotros una mirada nueva. Desde esta experiencia, nos comprometemos a crear lazos de inclusión a nuestro alrededor. Terminamos nuestro encuentro compartiendo con el grupo el compromiso adquirido personalmente. Canto Final SOIS LA SEMILLA Sois la semilla que ha de crecer, sois estrella que ha de brillar, sois levadura, sois grano de sal, antorcha que debe alumbrar. Sois la mañana que vuelve a nacer, sois espiga que empieza a granar, sois aguijón y caricia a la vez, testigos que voy a enviar. Id, amigos, por el mundo, anunciando el amor, mensajeros de la vida, de la paz y el perdón. Sed, amigos, los testigos de mi resurrección

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id llevando mi presencia: ¡con vosotros estoy!. Sois una llama que ha de encender resplandores de fe y caridad; sois los pastores que han de guiar al mundo por senda de paz. Sois los amigos que quise escoger, sois palabra que intento gritar; sois reino nuevo que empieza a engendrar justicia, amor y verdad. Sois savia y fuego que vine a traer, sois la ola que agita la mar, la levadura pequeña de ayer fermenta la masa del pan. Una ciudad no se puede esconder, ni los montes se han de ocultar: en vuestras obras que buscan el bien, los hombres al Padre verán.

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TEMA 3

JESÚS APASIONADO DEL REINO Nos disponemos Iniciamos nuestro encuentro pidiendo al Espíritu Santo que nos ayude a tener una experiencia viva y profunda con Jesucristo, de modo que nos apasionemos por la causa del Reino. Espíritu Santo, ven sobre nosotros. Danos un corazón oyente, para que podamos escucharte y encontrarte en las Escrituras. Espíritu Santo, ven sobre nosotros. Condúcenos a la verdad completa, danos inteligencia y perseverancia para que busquemos ante todo los valores del Reinado de Dios. 1.- Lectura ¿Qué dice el Texto? Del Santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13,44-45) “«El Reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo. El que lo encuentra, lo esconde, y lleno de alegría, va, vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. El Reino de los cielos es semejante a un comerciante que busca perlas y que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra»”. Palabra del Señor. Para comprender mejor el texto

A) Las parábolas son relatos breves y creíbles que hablan de la gran pasión de Jesús por el reino de Dios, fíjense en algunos elementos: el hallazgo no se produce en las mismas condiciones; un hombre lo busca con esfuerzo, el otro lo encuentra de una forma inesperada. En todo caso, ambos toman medidas para quedárselos, observen como las medidas son radicales y urgentes.

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B) Dense cuenta del gozo que recorre ambas parábolas. El hallazgo es de tal magnitud que,

podríamos decir, que aquellos hombres se llenan de alegría.

C) Estas parábolas no hablan desde el sacrificio que pide una venta de todo. Lo decisivo es que ambos personajes se encuentran arrasados por el hallazgo, apasionados por conseguirlo. Cualquier otro valor ahora queda subordinado.

D) ¡Así ocurre con el Reinado de Dios! Descubrirlo orienta toda la vida, invierte los valores mantenidos hasta entonces, llena de inmensa alegría porque sobrepasa todo valor imaginable.

E) Las parábolas son relatos abiertos. Esperan que el lector-oyente se identifique con los personajes, y termine la historia en su vida propia.

2.- Reflexión ¿Qué nos dice el texto? Jesús habla en las parábolas que hemos leído de dos personas felices, porque han hecho la mejor inversión de sus vidas. A la luz de este pasaje, no nos será difícil reflexionar sobre nuestras inversiones y nuestras prioridades en la vida. Ayuda para reflexionar Si aquellos hombres nos tomaran de la mano…

A) El hombre que encontró el tesoro nos conduciría hasta el lugar del hallazgo. Se interesaría por nuestros tesoros, por las cosas que nos cautivan, porque donde está tu tesoro ahí está tu corazón. Nos preguntaría si el encuentro con el Reino de Dios nos ha llevado a revisar y relativizar todo lo demás, sí estamos inmersos en una nueva escalada de valores.

B) El comerciante relataría para nosotros su búsqueda esforzada. Luego preguntaría qué buscamos nosotros en la vida, cuáles son los negocios que nos ocupan y preocupan. Y qué lugar ocupa el reino de Dios en ellos.

C) Nos hablaría de su hallazgo, nos mostraría con alegría aquella perla preciosa por la que mereció la pena de venderlo todo. Nos diría que es necesario tener sensibilidad para poder apreciar el valor de aquello que todos ven, pero no todos saben valorar. Nos preguntaría su cultivamos nuestra sensibilidad por las cosas del reino de Dios.

D) Curiosamente no aparecerían en el vocabulario de estos personajes palabras como renuncia, pérdida, sacrificio. Dirían que el gozo del hallazgo es más importante que lo antiguo, y nos preguntarían si eso también sería nuestra experiencia.

¿Cuáles son las actitudes que manifiestan en tu vida el hallazgo del tesoro y de la perla? ¿Qué sentimientos y compromisos ha suscitado en ti la lectura y reflexión de este pasaje? 3.- Oración ¿Qué nos hace decirle a Dios? Ayuda para orar

A) Toma conciencia de que Dios está contigo, abrazándote por fuera y por dentro. Dale gracias porque te ha hecho partícipe de su vida y misión. Considera está experiencia de Dios y en Dios un magnifico tesoro.

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B) Habla con Él de los dones que has recibido. De las piedras preciosas que has encontrado a lo largo de tu vida: personas, situaciones, ideales… Regocíjate, como María, porque el Poderoso ha hecho en ti cosas grandes. Suplica que tanta riqueza no te haga olvidar que lo más importante es la búsqueda del reino de Dios y de su justicia.

C) Suplica que nuestra sociedad y nuestro mundo abandone lo que lo aliena y destruye, y

pueda visibilizar los valores del reinado de Dios: la fraternidad, la justicia social, la libertad, etc.

D) Déjate mirar por Dios. Descubre, con sorpresa, que te ama como su tesoro más valioso,

como la perla más querida. Deja que prenda el fuego de tu corazón. Luego ve y comparte tu experiencia con alegría y hondo compromiso.

4.- Compromiso ¿A qué me compromete este texto? Al jornalero que encuentra el tesoro y al comerciante que descubre la perla les caracteriza la decisión inmediata a favor de lo que han hallado. Terminamos nuestro encuentro compartiendo con el grupo el compromiso adquirido personalmente. Canto Final ERAN CIEN OVEJAS Eran cien ovejas que había en el rebaño eran cien ovejas que un pastor cuidó pero en una tarde al contarlas todas le faltaba una le faltaba una y triste lloro Las noventa y nueve dejo en el aprisco y por la montaña a buscarla fue la encontró gimiendo temblando de frío curo sus heridas la tomo en sus brazos y al redil volvió Esta misma historia vuelve a repetirse hay muchas ovejas que sin rumbo van con el alma rota van por los collados temblando de frío vagando en el mundo sin Dios y sin fe. Las noventa y nueve dejo en el aprisco y por la montaña

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a buscarla fue la encontró gimiendo temblando de frío curo sus heridas la tomo en sus brazos y al redil volvió. Curo sus heridas la tomo en sus brazos y al redil volvió

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TEMA 4

JESÚS ES EL SEÑOR RESUCITADO Nos disponemos Nos preparamos para acoger la palabra de Dios en nuestra vida con un momento de silencio y una invocación al Espíritu Santo. Espíritu Santo Hazme oír, en el silencio, la Palabra. Enséñame, con paciencia la Palabra. Hazme beber, serenamente, la Palabra. Permanece en nuestro corazón y espera que germine en nosotros la semilla de la Palabra. 1.-Lectura ¿Qué dice el texto? Leemos con atención y detenimiento este hermoso relato del Evangelio de San Juan. Evangelio según San Juan (Jn 20,11-18) “Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.» Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el jardinero, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.» Jesús le dice: «María.» Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» - que quiere decir: «Maestro» -. Le dijo Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios». Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras”. Palabra del Señor. Para comprender mejor el texto

A) Este relato revela un hecho incuestionable para la fe: Cristo ha resucitado. Pero a los primeros discípulos no les fue fácil, pasar del escándalo de la cruz a la fe en la resurrección. Su fe tuvo que recorrer una nueva etapa. También entonces estuvo presente el resucitado.

B) El pasaje manifiesta una dinámica de búsqueda-encuentro. Observen el lugar donde se desarrolla la escena: entre el sepulcro y el jardín. Entre la tentación de permanecer en la muerte y el empuje a la vida. Lean con atención el diálogo entre el Resucitado y María. Ella

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se deja re-crear por Jesús, que la va conduciendo, progresivamente, a una fe más madura. El evangelista presenta el proceso de reconocimiento de María salpicando el relato de rasgos que, en nuestra cultura, se aplican a la mujer: llora, reconoce afectivamente a Jesús por el oído, lo ha percibido por el corazón, necesita tocarlo y comunica aquello que ha experimentado.

C) El resucitado da a María Magdalena una misión: La envía a sus hermanos, y ella realiza el

mandato desde la experiencia personal de encuentro, “He visto al Señor”. 2.-Reflexión ¿Qué nos dice el texto? El encuentro de Jesús con María Magdalena ha provocado en nosotros resonancias. Reflexionamos con detenimiento en las consecuencias que tiene para nuestras vidas. Ayuda para reflexionar Si María Magdalena nos tomara hoy de la mano…

A) Nos pediría que la acompañáramos ante la tumba vacía. Nos hablaría de cómo su vida se movió entre el sepulcro y el jardín, entre el vacío y la plenitud, entre la muerte y la vida, entre la desesperación y la esperanza. Luego nos preguntaría si la comodidad, el bienestar y la indiferencia se han convertido en sepulcros que no nos dejan ver al resucitado. Quizá incluso, nos invitaría a pensar cuáles son nuestras ansias de vida, y de qué vida…

B) Nos recordará que no estamos solos. Jesús Resucitado vive en nosotros, pero es necesario saber mirar para poder ver. Nos preguntaría si nuestras miradas van dirigidas hacia nosotros mismos, en abandono narcisista, o se orientan hacía al mundo y hacia las personas con las que vivimos y trabajamos.

C) Nos contaría lo que experimentó cuando Jesús la llamó por su nombre. Y nos invitaría a

escuchar nuestro nombre de labios del buen Pastor.

D) Ella, que se convirtió en apóstol de los apóstoles, trataría de convencernos de la importancia de acompañarnos y de sostenernos de la vida y en la fe. Nos invitaría a hacer surgir nuevos espacios donde compartamos experiencias, donde oremos los unos por los otros, donde hagamos el compromiso activo de sacar de la tumba a los muertos vivientes.

E) Insistiría en que viviéramos desde la gozosa certeza de que Cristo es el Señor resucitado,

quien nos prepara un mundo sin llanto ni dolor. Un mundo que podemos anticipar ya desde ahora.

3.- Oración ¿Qué nos hace decirle a Dios? En clima de oración, volvemos a leer este pasaje. Dejemos que, como María Magdalena, el corazón, lleno de Espíritu Santo, nos diga las palabras con las que llamamos a Jesús Maestro y a Dios Padre. Ayudas para orar

A) Presenta al Señor los sepulcros que mantienen muertos a muchos hombres, mujeres y niños en nuestro mundo. Háblale de tus sepulcros, de las causas por las que, a veces, vives con pocas esperanzas.

B) Da gracias al Señor, por las veces que se te ha manifestado. Pídele que continúe

llamándote por tu nombre, como llama un Buen Pastor a sus ovejas, y que tú sepas reconocer su voz y seguirle.

C) Recuerda a las mujeres que, en tu vida, te han trasmitido la Buena Noticia de Jesús, tu

mamá, tu abuela, la catequista, etc.

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D) Mantente en presencia del resucitado. Que esta experiencia te dé fuerza para volver a tus

quehaceres desde la misma vivencia gozosa y apasionada de María Magdalena: “He visto al Señor”.

4.-Compromiso ¿A qué me compromete el texto? Jesús resucitado nos pide, que vayamos hacía nuestros hermanos y construyamos juntos un mundo más fraterno, más evangélico. Terminamos nuestro encuentro compartiendo en el grupo el compromiso adquirido personalmente. Canto final. RESUCITÓ. RESUCITÓ, RESUCITÓ, RESUCITÓ, ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA, RESUCITÓ. La muerte, ¿Dónde está la muerte? ¿Dónde está mi muerte? ¿Dónde su victoria? RESUCITÓ... Gracias sean dadas al Padre que nos pasó a su Reino donde se vive de amor. RESUCITÓ... Alegría, alegría hermanos, que si hoy nos queremos es porque resucitó. RESUCITÓ... Si con Él morimos, con Él vivimos, con Él cantamos: aleluya.

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TEMA 5

CELEBRACIÓN En ésta celebración queremos agradecer al Señor su especial presencia entre nosotros a lo largo de esta semana. Agradecerle también todo lo que a través de su Palabra hemos acogido, gustado y experimentado en nuestro corazón. Canto Juntos, cantando la alegría de vernos unidos en la fe y el amor; Juntos, sintiendo en nuestras vidas la alegre presencia del Señor. Jesús el gran Orante El primer día miramos a Jesús, el gran Orante, percibimos su constante comunión con el Padre y lo contemplamos en sus largos ratos de oración. Hoy nos acercamos a Él, como sus primeros amigos, pidiéndole que nos enseñe a orar.

1. Jesús, tu vida entera fue oración: Orabas desde la vida y con la vida. Enséñanos a hacer de nuestra vida oración. Señor, enséñanos a orar.

2. Jesús, Tú viviste confiado plenamente en tu padre tanto en los momentos de alegría, como

en las situaciones difíciles: Que descubramos la seguridad que da el sentirnos en las manos de Dios. Señor, enséñanos a orar.

Mientras una persona coloca la mano sobre la Sagrada Escritura, se canta: Señor, tú eres nuestra luz; Señor, tú eres la verdad; Señor, tú eres nuestra paz. Jesús, amigo de los pecadores El segundo día vimos a Jesús amigo y defensor de los últimos, de los marginados. Él nos dijo que no necesitan médico, los sanos, sino los enfermos. Nos hizo ver aquello que no interesa a Dios, nos dirigimos a él suplicándole que nos contagie sus sentimientos de compasión.

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1. Jesús, arranca de nosotros el corazón de piedra que no nos permite solidarizarnos con el dolor de los marginados y la soledad de los que no cuentan con nadie. Danos, señor, un corazón nuevo.

2. Jesús, hoy te pedimos que nos des un corazón compasivo como el tuyo, y que sepamos

acoger y hacerles sitio en nuestra mesa a todos nuestros hermanos, especialmente a los más pobres.

Canto HOMBRES NUEVOS Danos un corazón grande para amar. Danos un corazón fuerte para luchar. Hombres nuevos, creadores de la historia, constructores de nueva humanidad. Hombres nuevos que viven la existencia como riesgo de un largo caminar. Danos un corazón... Hombres nuevos, luchadores de esperanza, caminantes, sedientos de verdad. Hombres nuevos sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad. Danos un corazón... Hombres nuevos, amando sin fronteras, por encima de razas y lugar. Hombres nuevos, al lado de los pobres, compartiendo con ellos techo y pan. Danos un corazón... Jesús, apasionado por el Reino Las parábolas con las que Jesús expresa la realidad del reinado de Dios tienen un encanto especial. Con ellas Jesús quiere hacernos percibir la novedad del Reino, pero además suscita en nosotros una autenticidad de vida, un cambio de actitudes y de comportamientos. El mensaje de las parábolas es una llamada al barro que somos, a que nos dejemos modelar por la Palabra del Alfarero, una llamada a entrar en el reino de libertad, de paz y de amor que Jesús ha inaugurado y a nosotros nos toca seguir construyendo. ¿Seremos capaces de vivir convencidos de la presencia del Reino entre nosotros y de anunciarlo a nuestro alrededor? ¡Dejémonos hacer por las buenas manos del Alfarero! Canto Gracias quiero darte con amor, gracias quiero darte yo a ti Señor, hoy soy feliz porque te conocí, gracias por amarme a mí también. Yo quiero ser, Señor amado, como el barro en manos del alfarero.

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Toma mi vida y hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo. Toma mi vida y hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo. Te conocí y te amé, te pedí perdón y me escuchaste, si te ofendí, perdóname señor, pues te amo y nunca te olvidaré. Yo quiero ser, Señor amado, como el barro en manos del alfarero. Toma mi vida y hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo. Toma mi vida y hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo. Jesús, el Señor Resucitado Jesús, el Señor resucitado, sigue llamándonos por nuestro nombre como a María; el encuentro con Él nos transforma como a los dos de Emaús; nos pide que seamos sus testigos por todo el mundo, y todo esto en y desde la vida sencilla de cada día. Ahí se hace presente el Resucitado.

1. Ante el anuncio gozoso de nuestras primeras hermanas y hermanos: Jesús está vivo. Dios lo ha resucitado, cantemos llenos de Alegría. ¡Aleluya, amén!

2. En boca del Resucitado pone el Apocalipsis estas expresiones: Soy yo, el primero y el

último, el que viene. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo en mi poder las llaves de la muerte y del abismo. Haciendo un acto de fe en el resucitado, cantemos. ¡Aleluya, amén!

3. Gracias a la resurrección tenemos acceso al encuentro personal con Jesús, que se hace

presente en nuestra vida de cada día, y sentimos su llamada a contagiar nuestra experiencia a otros, a ser testigos del resucitado. ¡Aleluya, amén!

Terminamos nuestra Semana Bíblica Parroquial, cantando con María la alegría del encuentro con Jesús resucitado, y la esperanza de la nueva vida que en Él se nos regala. Mientras una persona lleva el cirio pascual, se canta: Porque Cristo, nuestro hermano, ha resucitado, María, alégrate (2) ¡Aleluya! (6).

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CLAUSURA DE LA SEMANA BÍBLICA Qué el Señor Jesús, Palabra de Vida que ha presidido esta Semana Bíblica Parroquial esté con ustedes. R. Y con tu espíritu. Monición: Durante una semana hemos profundizado como comunidad cristiana sobre la persona de Jesús. La palabra de Dios nos ha mostrado cuatro rostros del Señor: Jesús el gran orante; Jesús el amigo de los pecadores; Jesús apasionado por el reino; Jesús el Señor resucitado. Cuatro rostros y una mirada de salvación que nos lleva a comprometernos por un mundo más humano, más fraterno, más justo. La pregunta que unificaba nuestros encuentros sigue en pie, aguardando que cada uno de nosotros y toda la comunidad parroquial responda desde la vida: Y Ustedes ¿Quién dicen que soy yo? Se responde cantando: Señor, tú eres nuestra Luz, Señor, tú eres la Verdad, Señor, tú eres nuestra Paz. Proclamación del Evangelio de Marcos 8, 27-30 “Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesárea de Filipo, y en el camino les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos le respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas». «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?». Pedro respondió: «Tú eres el Mesías». Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Se responde cantando: Señor, tú eres nuestra Luz, Señor, tú eres la Verdad, Señor, tú eres nuestra Paz.

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Diálogo con el celebrante Antes de terminar con nuestra semana bíblica, renovemos en comunidad nuestra fe: ¿Estamos dispuestos a ser memoria viva de Jesús reflejando, como Él, los valores del reinado de Dios? Todos: Sí, estamos dispuestos con la ayuda de Dios ¿Estamos dispuestos a escuchar la voz del Señor cada día, a dejarnos guiar por el Espíritu Santo, y a ser hijos dignos del Padre Celestial? Todos: Sí, estamos dispuestos con la ayuda de Dios. Oración del celebrante Que la Palabra de Dios que hemos reflexionado, orado y compartido en estos días continúe brillando en nuestra mente y arda en nuestro corazón para que lo pongamos en práctica. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Todos: Amén. Oración de la palabra Gracias Señor Te damos gracias, Señor, porque tu Palabra, pronunciada hace dos mil años está viva y eficaz en medio de nosotros. Reconocemos nuestra impotencia e incapacidad para comprenderla y dejarla vivir entre nosotros, ella es más poderosa y más fuerte que nuestras debilidades, más eficaz que nuestra fragilidad, más penetrante que nuestras resistencias. Por eso te pedimos que nos ilumines con tu Palabra, para que la tomemos en serio y nos abramos a aquello que nos manifiesta, para que confiemos en ella y le permitamos actuar en nosotros de acuerdo con la riqueza de su poder. Madre de Jesús que confiaste sin reservas, pidiendo que se cumpliera en ti la palabra que te fue dirigida, danos el espíritu de disponibilidad para que volvamos a encontrar la verdad sobre nosotros mismos. Haz que ayudemos a hombres y mujeres a encontrar la verdad de Dios sobre cada uno. Haz que la encuentre plenamente el mundo y la sociedad en que vivimos, las personas a las que queremos humildemente servir. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo, tu Palabra encarnada, por su muerte y Resurrección, y por el Espíritu Santo que renueva constantemente en nosotros la fuerza de esta Palabra. Amén. (Carlo María Martini)