difícil olvidar un gran amor

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La ciencia revela por qué es tan difícil olvidar un gran amor Produce un “conflicto cerebral” que lo hace imborrable. Estudios de neurobiología demuestran que una relación amorosa intensa crea en el cerebro impresiones residuales que se reactivan fácilmente. Cuanta más información se grabó, más vívidos son los recuerdos. por Gisele Sousa Dias | Clarín SOCIEDAD [email protected] 289 25 0 MÁS NOTAS Siete de cada diez divorcios ya son de común acuerdo Divorcio: cómo manejarlo con los hijos Si no hay divorcio, la pareja debe seguir siendo fiel Las mujeres pierden más que los hombres a la hora del divorcio Suspira ella, llamémosla Paula, y dice que ya pasó un año de la noche en la que se abrazaron y decidieron terminar con esa relación. Y que a pesar de haber bajado miles de veces a cavar en su tristeza, hay recuerdos que todavía se activan con el olor del aceite de oliva o con esa canción. Dice que en el cuerpo esos recuerdos se sienten como el amor –aunque nunca más distinto–: un nudo en el estómago, palpitaciones, dolor de pecho. Lo que no sabe es que si esas imágenes insisten en volver es porque no todo depende de la voluntad de olvidar: existe un circuito neurológico que fija con más intensidad los recuerdos que fueron incorporados de la mano de un fuerte contexto emocional. Este ovillo es el que está empezando a desenredar la

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COMO OLVIDAR UN AMOR

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Page 1: Difícil Olvidar Un Gran Amor

La ciencia revela por qué es tan difícil olvidar un gran amorProduce un “conflicto cerebral” que lo hace imborrable. Estudios de neurobiología demuestran que una relación amorosa intensa crea en el cerebro impresiones residuales que se reactivan fácilmente. Cuanta más información se grabó, más vívidos son los recuerdos.

por  Gisele Sousa Dias | Clarín SOCIEDAD [email protected]

289 25 0

MÁS NOTAS

Siete de cada diez divorcios ya son de común acuerdo

Divorcio: cómo manejarlo con los hijos Si no hay divorcio, la pareja debe seguir siendo fiel Las mujeres pierden más que los hombres a la hora del divorcio

Suspira ella, llamémosla Paula, y dice que ya pasó un año de la noche en la que se

abrazaron y decidieron terminar con esa relación. Y que a pesar de haber bajado

miles de veces a cavar en su tristeza, hay recuerdos que todavía se activan con el

olor del aceite de oliva o con esa canción. Dice que en el cuerpo esos recuerdos se

sienten como el amor –aunque nunca más distinto–: un nudo en el estómago,

palpitaciones, dolor de pecho. Lo que no sabe es que si esas imágenes insisten en

volver es porque no todo depende de la voluntad de olvidar: existe un circuito

neurológico que fija con más intensidad los recuerdos que fueron

incorporados de la mano de un fuerte contexto emocional. Este ovillo es el

que está empezando a desenredar la neurobiología para explicar por qué resulta

tan difícil olvidar a un gran amor.

“Desde el punto de vista neurológico, quedarse solo durante un tiempo no ayuda a

superar el fin de una relación”, dice Antoine Bechara, un neurobiólogo reconocido

Page 2: Difícil Olvidar Un Gran Amor

mundialmente por sus investigaciones sobre las funciones cerebrales que

intervienen en la toma de decisiones. Se refiere a que estar solo después de una

separación o tapar todo con una nueva pareja no evita que el cerebro siga enviando

recuerdos. Lo que Bechara investigó es lo que llama “conflicto cerebral”: por un

lado la relación se termina; por otro, el cerebro sigue disparando imágenes y

reacciones corporales. Para estudiarlo, los neurobiólogos utilizan la Resonancia

Magnética Funcional, una técnica que les permite determinar qué áreas cerebrales

desempeñan ciertas funciones, como el habla, el movimiento y la sensibilidad.

¿Qué hace que un recuerdo quede sellado a fuego? “En el lóbulo temporal hay dos

estructuras. Una se llama hipocampo y por allí pasa la memoria declarativa, es

decir, desde acordarse qué día es hoy hasta la cara de una pareja. Al lado hay otra

llamada amígdala, que contiene a la memoria emocional. Para que la información

declarativa pase por el hipocampo y se distribuya en el cerebro, debe haber un

contexto emocional: por ejemplo, una situación atípica y desconocida vivida con ese

gran afecto. Cuando la amígdala detecta ese contexto emocional envía

neurotransmisores al hipocampo. Así se incorpora en la memoria como fenómeno

de fijación”, detalla Ignacio Brusco, director del Centro de Neurología de la

Conducta y Neuropsiquiatría de la UBA.

¿Por qué entonces, aun después de un largo tiempo, vuelven esas imágenes y esas

sensaciones que secuestran al cuerpo? “Es la amígdala que sigue respondiendo con

descargas emocionales involuntarias, como el dolor en el estómago o las

palpitaciones”, dice Brusco.

Y no pasa lo mismo cuando se trata de un romance pasajero que con un verdadero

amor: “Cuanto mayor sea la información que se grabó hacia ese afecto, en cantidad

o calidad, más grabado va a estar en la amígdala y más reacciones va a seguir

enviando. Estos recuerdos pueden aparecer como imágenes pero también como

olores, sensaciones auditivas y como procesos de pensamiento”, agrega. Quienes

aún están transitando el año que suele demorar un duelo amoroso saben lo que

duelen esos olores.

Cruzarse con una ex pareja y sentir cómo se despliega una catarata de recuerdos

vívidos (aunque él o ella ni nos haya visto), también es frecuente. Para explicarlo,

Ezequiel Gleichgerrcht, neurobiólogo del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO),

cita la hipótesis de Antonio Damasio, otro prestigioso investigador en neurociencias:

“Según su hipótesis del ‘marcador somático’ hay experiencias que gatillan señales

químicas en nuestro organismo. Por ejemplo: si caminamos por el campo y por

primera vez en la vida nos cruzamos con una víbora que abre la boca y se abalanza

hacia nosotros, se disparará un conjunto de moléculas que quedarán asociadas a la

sensación del miedo. Si nos volvemos a cruzar con una víbora volverá a gatillarse

este patrón y nos producirá la misma sensación de miedo aunque ni siquiera abra la

boca”. ¿Le dijo víbora a la ex? No. “Aunque este modelo aún está siendo debatido,

podemos comprender por qué ciertas emociones, positivas o negativas, pueden

perdurar cuando nos exponemos a la persona que generó esos sentimientos”.

Page 3: Difícil Olvidar Un Gran Amor

Así, la frase hecha “el tiempo ayuda a olvidar” también tiene su explicación

científica: “Con el tiempo, cuando las conexiones cerebrales que facilitan la revisión

de situaciones críticas y emociones negativas se saturan, pueden sufrir lo que se

llama ‘down regulation’: una disminución de los neurotransmisores en la zona de

intercambio neuronal. Esto explicaría por qué los recuerdos vinculados a alguien

importante van perdiendo peso”, dice Claudio Waisburg, neurólogo del la Fundación

Favaloro. Tiempo al tiempo.