diferencias en la percepción de influencias de los acontecimientos vitales hombres y mujeres

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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80535102 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Antonio Clemente Carrión, Ana Isabel Córdoba, Adelina Gimeno Collado Diferencias en la percepcion de influencia de los acontecimientos vitales en hombres y mujeres Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 35, núm. 1, 2003, pp. 19-26, Fundación Universitaria Konrad Lorenz Colombia ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Revista Latinoamericana de Psicología, ISSN (Versión impresa): 0120-0534 [email protected] Fundación Universitaria Konrad Lorenz Colombia www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Percepción de los acontecimientos vitales

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Page 1: Diferencias en la percepción de influencias de los acontecimientos vitales Hombres y Mujeres

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80535102

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Sistema de Información Científica

Antonio Clemente Carrión, Ana Isabel Córdoba, Adelina Gimeno Collado

Diferencias en la percepcion de influencia de los acontecimientos vitales en hombres y mujeres

Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 35, núm. 1, 2003, pp. 19-26,

Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Colombia

¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista

Revista Latinoamericana de Psicología,

ISSN (Versión impresa): 0120-0534

[email protected]

Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Colombia

www.redalyc.orgProyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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REVISTA LATINOAMERICANA DE PSICOLOGÍA2003 VOLUMEN 35 - N° I 19-26

'"DIFERENCIAS EN LA PERCEPCION DE INFLUENCIADE LOS ACONTECIMIENTOS VITALES

EN HOMBRES Y MUJERES

ANTONIO CLEMENTE CARRIÓN, ANA ISABEL CÓRDOBA*,y

AoELINA GIMENO COLLADOUniversidad de Valencia

Continúa ~

* Correspondencia: ANA ISABEL CÓRDOBA,Facultad de Psicología, Departamento de Psicología Evolutiva y de laPersonalidad, Universidad de Valencia, Avda. Blasco Ibáñez, 21, 4601O-Valencia, España. E-mail: [email protected]

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20 CARRIÓN, CÓRDOBA Y GIMENO

Continuación ==>

INTRODUCCIÓN

Desde el campo de los sucesos vitales las dife-rencias de género se han abordado tomando enconsideración aspectos tales como la cantidad desucesos citados por cada sexo, su impactodiferenciador, así como los distintos tipos de suce-sos experimentados por cada uno (véase Córdoba,1999).

Respecto a la cantidad de sucesos, Davis (1999)sugiere que como las representaciones de los suce-sos pasados son más ricas en detalles y con mayoresconexiones en mujeres, esto implicaría que su acce-so a los recuerdos autobiográficos debería ser ma-yor, lo cual propiciaría que citaran mayor cantidadde sucesos. De hecho, la mayoría de investigacio-nes confrrman esto aunque autores como Wagner yCompas (1990) únicamente se refieren a los acon-tecimientos negativos. De Vries y Watt (1996), oSzinovaz y Washo (1992) atribuyen estas diferen-cias a la importancia que cada género le da a lossucesos, más que a las diferencias en el tipo desucesos que les acontecen. Esto podría explicar queHusaini y cols. (1991) no encontraran diferenciasen la cantidad sino en el impacto que produce enhombres y mujeres en aumento en la cantidad desucesos vivenciados. Sowa y Lustman (1984), alcontrario que el resto de autores, encuentran queson los hombres los que citan mayor número decambios vitales pero que las mujeres valoraron elimpacto de los estresores con mayor severidad.

Otros autores como Kastenbaum (1975), Kessler(1979), Radloffy Rae (1981, enWethington y cols.,

1987) o Wethington y cols, (1987) no encontrarondiferencias en la cantidad de sucesos sino en el tipode acontecimientos y vivencias de tales sucesos.Así, los hombres citaron más sucesos referidos apérdidas de ingreso que las mujeres, mientras queéstas más sucesos sobre relaciones afectivas y falle-cimiento de la pareja.

Respecto a las vivencias de los sucesos ciertosautores como Lowenthal y cols. (1975) o Conger ycols. (1993) manifiestan que las mujeres se afectansignificativamente más emocionalmente por lossucesos vitales que los hombres. Sin embargo,Kessler (1982, en Wethington y cols., 1987) oTurner y Avisol (1989) sugieren que a las mujeresles afectan en menor medida o de manera similarsucesos relevantes para el sexo masculino como lasdificultades económicas u otro tipo de sucesoscomo divorcio o separación y otras pérdidas, mien-tras que se veían influidas más negativamente pormuertes, enfermedades y otros sucesos adversosque les ocurrían a individuos dentro de sus redessociales (Kessler y McLeod, 1984 y Conger y cols.,1993). Stroebe y Stroebe (1983, en Wethington ycols., 1987) incluso sugieren que ante ciertos suce-sos como la muerte del esposo se ajustan mejor, porlo que no podemos hablar de mayor vulnerabilidad.

Kastenbaum (1975) se centra en las diferenciasen la percepción de acontecimientos que provocansentimientos de negatividad. Así, la pérdida delempleo traería consecuencias más negativas para elhombre; mientras, en las mujeres sería más negati-vo pensar el impacto que puedan causar en otraspersonas sucesos como su enfermedad o muerte.

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Tirnmers y cols, (1998) observan la existencia demayores diferencias de género en cómo se expresacada uno que en el tipo de experiencias vividas loque implicaría vivencias distintas.

Conger y cols. (1993) explican estas diferen-cias mediante dos acercamientos. Porun lado, Thoits(1991, en Conger y eols., 1993) sugiere que sedeben al rol que cada sexo desempeña (por ejemplo,Eagly, Wood y Diekman, 2000), que propiciaautoconceptos divergentes que determinan los de-rechos que cada uno espera tener responsabilidadesy prioridades, y que influyen en las interaccionesentre los individuos y su mundo social y en lasdiferencias de género en la conducta, desarrollo ypersonalidad (Sherif, 1982).

Una segunda postura relacionada en gran partecon la anterior es la presentada por Al- Issa (1982,en Werthington y cols., 1987), que considera queen general las mujeres se ven más afectadas por lavivencia de cualquier sucesos que los hombres,porque se implican emocionalmente más ante ta-les acontecimientos (de Vries y Watt, 1996) oporque se exponen en mayor medida a crisis espe-cíficas (Conger y cols, 1993), porque no lesimpactan sólo sus propias experiencias sino tam-bién las de las personas de su alrededor (Radloff yRae, 1981, en Wethington y cols., 1987; o Kessler,1979). Ya en la adolescencia Offer y cols. (1981),Gilligan (1982) o Pérez y Flórez (1998) manifies-tan que las chicas son más sensibles y responsa-bles ante las necesidades de los demás. Estatendencia puede verse influida, a su vez, por eldiferente autoconepto característico de cada sexo(Markush y Kitayama, 1991).

Esta diferenciación de autoconceptos puedeestar favorecida por ciertas influencias sociales quepropicien formas de pensar, sentir y comportarsedependientes (Cross y Madson, 1997). Por ejem-plo, Adams y cols. (1995) o Kuebli y cols. (1995)encuentan que los padres discuten más sobre emo-ciones con sus.hijas que con sus hijos en preescolar.A los niños incluso se les enseña cómo y quérecordar, lo cual influye en cómo se formula yrepresentan en la memoria las experiencias pasadas(Vygotsky, 1978).

Los estudios presentados más arriba focalizansu atención principalmente en el impacto global delevento. Sin embargo, no se han encontrado inves-tigaciones en las que se analice tal impacto tomandoen consideración ámbitos tales como el económico,afectivo, personal o laboral, que podrían ser desuma relevancia en el estudio de las diferencias degénero (Córdoba, 1999). De hecho, el análisis delimpacto atribuido a los sucesos en estos ámbitospuede ser clarificador sobre la existencia de dife-rencias de género que no se podrían determinar sineste nivel de minuciosidad (Clemente y Córdoba,1999a y b).

Por otro lado, cuando los autores analizan lasdiferencias de género desde estos parámetros nodistinguen entre sucesos negativos y positivos sinoque se centran sobre todo en los negativos debido aque el estudio de los sucesos hunde sus raíces en laliteratura médica (Atchley, 1988; Pennell, 1996).No obstante, parece relevante analizar el tipo desuceso al que se refiere por separado y determinarsi los resultados son similares o varían considera-blemente (p. ej. Kellam, 1974; Tausig, 1982;Atchley, 1988; Kofkin y Reppucci, 1991; Pennell,1996 o Córdoba, 1999).

Por tanto, el objetivo del presente trabajo secentra en analizar las posibles diferencias en larepresentación del ciclo vital de hombres y mujeresrespecto a la atribución de influencia económica,laboral, personal y afectiva de los sucesos vitales,distinguiendo entre sucesos vivenciados como ne-gativos y positivos, en dos períodos temporales.

MATERIAL YMÉTODOS

La muestra se compuso de 499 participantes deedades comprendidas entre los 14 y los 65 años dela Comunidad Valenciana. Contamos con 317 mu-jeres y 182 hombres.

En la recogida de la muestra de sucesos utiliza-mos el Inventario de Interrelaciones de Personali-dad con Sucesos Vitales y Personas Relevantes(Clemente, 1994). Este inventario distingue entresucesos positivos y negativos según la experiencia

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del propio sujeto y nos hace tomar en consideraciónlas distintas consecuencias que cada evento puedecomportar en el individuo (Block y Satura, 1981).Por otro lado, recoge sucesos en dos períodostemporales: pasado (hasta el año anterior a la en-trevista) y presente (durante el mismo año de laentrevista).

El inventario es de respuesta abierta por loque se garantiza la representatividad de los suce-sos citados, evitando sesgos de edad y otros comola deseabilidad del suceso. Por otro lado, favore-ce la constatación de acontecimientos vivenciadospor los participantes y su atribución de influenciareal, no hipotetizada (por ejemplo, Pennell, 1996;Tomoda, 1997 o Córdoba, 1999). Los indivi-duos valoran la influencia atribuida a los suce-sos en el ámbito económico, laboral, personal y

afectivo a través de una escala tipo Likert desiete puntos.

Los resultados se analizaron a partir de pruebast donde la variable independiente fue el sexo y lasvariables dependientes las valoraciones de los suce-sos en las distintas áreas de influencia (Económica,Laboral, Personal y Afectiva).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En la Tabla 1se presentan los resultados respec-to a la comparación de la atribución de influencia delos sucesos según sexo en cada área. En dicha tablase muestra la t obtenida para cada caso junto con losniveles de significación, las medias para cada sexoy la tendencia de las mismas (Tabla 1).

TABLA 1Resultados de la comparación de la atribución de influenciade los sucesos según género en diferentes ámbitos vitales

-PASADO +PASADO -PRESENTE +PRESENTE

ECONÓMICA t (ns) -2.62** -1.08 -0.91 -0.7X 2.47<2.87 3.23<3.39 2.82<2.97 3.12<3.24

Tend. X M<H M<H M<H M<H

LABORAL t (ns) -2.21 * -1.16 -2.45* -1.01X 2.82<3.19 3.40<3.58 3.12<3.53 3.31<3.48

Tend. X M<H M<H M<H M<H

PERSONAL t (ns) 3.40** 1.16 2.37* 2.36*X 5.77>5.34 6.10>5.99 5.37>5.04 5.99>5.71

Tend. X M>H M>H M>H M>H

AFEcrIVA t (ns) 4.80*** 3.5** 4.76*** 4.2***X 5.29>4.59 5.73>5.26 4.69>3.93 5.51>4.89

Tend. X M>H M>H M>H M>H

Niveles significación (ns): * <0,01** < 0,001*** < 0,0001

X: media para cada sexoTend X: tendencia de las medias para cada sexoM: MujeresH: Hombres

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DIFERENCIAS EN LA PERCEPCIÓN DE INFLUENCIA DE LOS ACONTECIMIENTOS VITALES 23

Observamos diferencias significativas entrehombres (H) y mujeres (M) en los dos momentostemporales analizados (pasado y presente), tantopara sucesos positivos corno negativos (Tabla 1).Por otro lado, se observa una tendencia de lasmedias coincidente en todos los casos, En compa-ración con las mujeres los hombres presentaronmás altas puntuaciones en su atribución de influen-cia económica y laboral de los sucesos. Por su parte,en casi todos los casos excepto en los positivos delpasado se obtienen diferencias significativas segúnsexo en la atribución de influencia Personal yAfectiva de los sucesos, donde las medias fueronmayores en el caso de las mujeres (M).

Estos resultados están en consonancia con otrosestudios de los que se extrae que cierto tipo deacontecimientos suelen afectar en mayor medida alas mujeres (Kastenbaum, 1975; Kessler, 1982, enWethingtonycols., 1987; Wethington y cols, 1987;Córdoba, 1999; Clemente y Córdoba, 1999a;Kendlery cols., 2001). De todos modos, en generalel enfoque del presente trabajo es marcadamentedistinto. Por un lado, el participante ha de explicitarel nivel de impacto atribuido a cada grupo desucesos en distintas áreas de su vida (laboral, eco-nómica, personal y afectiva), lo cual nos permite unanálisis con una mayor minuciosidad. Por otraparte, el individuo hace referencia a acontecimien-tos vivenciados tanto de manera positiva comonegativa, no sólo negativa. Aún así es posibleCOmpararnuestros resultados con anteriores inves-tigaciones.

Por ejemplo, a grandes rasgos, nuestros resulta-dos no confirman la apreciación de AI-Issa (1982,en Wethington y cols., 1987) sobre que las mujeresmanifiestan mayor impacto de los sucesos que loshombres, ya que el impacto manifestado parecedepender de la diferenciación en áreas de influen-cia. De hecho, parecen más en consonancia con lospresentados por Wethington y cols. (1987) y otrosautores ya citados (por ejemplo, Conger y cols.,1993) según los cuales las mujeres no son másvulnerables a los sucesos que los hombres, sino queciertas dimensiones de éstos les pueden afectar enmayor medida.

Así, Kessler y McLeod (1984), Conger y cols.(1993) o Kendler y cols. (2001) sugieren que lossucesos relacionados con las áreas laboral y econó-mica mismas afectan más al sexo masculino (véasetambién Elwell y Maltibie-Crannell, 1981, enWithboume, 1985; Conger y cols., 1993 o Porter yStone, 1995, entre otros), o los hombres citan mássucesos sobre pérdida de trabajo o problemas labo-rales (Kendler ycols., 2001). Esto explicaría que ennuestro análisis obtengamos mayores puntuacionesen las áreas económica y laboral (Córdoba, 1999;Clemente y Córdoba, 1999b).

Respecto al sexo femenino, parece que se veafectado significativamente más por sucesos rela-cionados con aspectos emocionales (AI-Issa, 1982,en Wethington y cols., 1987) o que se refieran aproblemas con otras personas (Porter y Stone, 1995;Sahu y Misra, 1995 o Kendler y cols., 2001). SegúnKessler (1979) y Wetbington y cols. (1987) citanmás sucesos sobre relaciones sociales íntimas y deamistad y sobre muerte de la pareja. Además, citanmás sucesos referidos a problemas con personasdentro de sus vínculos afectivos o enfermedades depersonas dentro de sus redes sociales (Kendler ycols., 2001). Esto explica la mayor valoración delos sucesos en el área afectiva por parte del sexofemenino, pero también personal, puesto que lapersona se implica en estos problemas (Clemente yCórdoba, 1999a).

Conger y cols. (1993) presentan dos acerca-mientos generales que intentan explicar las distin-tas formas de reaccionar ante sucesos específicos,concretamente ante sucesos negativos. Por un lado,las diferencias de género tienen que ver con el rolque cada uno desempeña que deriva en diferentesautoconceptos (Thoits, 1981, en Conger y cols.,1993). A su vez, el autoconcepto puede influir en lasrespuestas emocionales que le demos a los sucesosvitales y motivar o favorecer el tipo de interpreta-ciones que hagamos de los mismos (Cross y Mad-son, 1997).

Cross y Madson (1997) distinguen dos tipos deautoconcepto que en la cultura occidental se corres-ponderían con cada género. El sexo masculino se

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caracterizaría por un autoconcepto independiente,es decir, se basa en las habilidades o atributos deuno mismo y en la importancia de la distinción queuno hace respecto de los demás hasta el punto demantenerse ajenos a los sucesos ocurridos dentro desus vínculos afectivos comparativamente a lasmujeres (Cross y Madson, 1997). Esto implicaríaque se viera más influenciado por experienciasrelacionadas con el mundo laboral y económicomás que personal o afectivo.

Por otra parte, en las mujeres el autoconceptosería interdependiente, que implicaría considerar alos otros como parte del yo, basando el autoconceptoen un alto grado en las relaciones que uno tiene o losgrupos de los que es miembro. Esto facilitaría quelas mujeres se vieran más afectadas por eventosdentro de sus redes afectivas y no sólo por los suyospropios según Cross y Madson (1997). Por otraparte, respecto al proceso de codificación de lainformación serán más propensas a hacerlo en tér-minos de relaciones afectivas (Adamsy cols., 1995;Cross y Madson, 1997). Una implicación más omenos directa de esto la tendríamos en una mayorvaloración del área afectiva y personal para cadasuceso (Córdoba, 1999; Clemente y Córdoba,1999a).

Adams y cols. (1995) sugieren que la sensibili-dad hacia lo afectivo es mayor en mujeres porque yade niñas están socializadas para ser más perceptivasa las emociones que los niños. Además, se ve másfavorablemente la expresión de la emoción por lasmujeres. De hecho, los padres discuten sobre emo-ciones y las etiquetan más a menudo cuando hablancon sus hijas que con sus hijos (Dunn y cols., 1987)y atienden a expresar un mayor rango de emocioneshacia las hijas (Adams y cols., 1995). Por tanto, lasniñas intemalizan la expresión de emociones yaprenden a valorar el rol que tienen en las relacionesafectivas. Autores como Davis (1999) plantean queexisten diferencias de género incluso en el recuerdode las experiencias emocionales (memoriaautobiográfica), lo cual puede influir a su vez en ladiferente percepción sobre el impacto de los suce-sos vividos. Las mujeres tenían más recuerdos de laniñez y generalmente accedían con mayor rapideza sus recuerdos. Además, estas diferencias de géne-

ro eran específicas para recuerdos de sucesos aso-ciados con diferentes emociones.

En segundo lugar, Conger y cols. (1993) citanlas aportaciones de diversos autores que sugierenque las diferencias de género radican en una mayorexposición a crisis específicas por parte de la mujer,ya sea porque se implican emocionalmente másante tales acontecimientos (de Vries yWatt, 1996) oporque se exponen en mayor medida a ciertas crisis(Congerycols., 1993). Según Markushy Kitayama(1991) esta tendencia a experimentar con mayorvividez los sucesos por parte de la mujer puedeverse influida por el diferente autoconcepto carac-terístico de cada sexo. Por tanto, se observa unaclara relación entre las dos explicaciones expuestaspor Conger y cols. (1993).

Estas dos posturas pretenden dilucidar las dife-rencias de sexo en la respuesta a sucesos negativospero ¿qué ocurre con los sucesos positivos? Ennuestros análisis encontramos similares aunque haymenos casos donde las diferencias sean significati-vas. Esto puede deberse al hecho de que los sucesosnegativos son más fáciles de recordar tanto prohombres como por mujeres según Christianson(1992), por lo que las diferencias se verán másmarcadas que en el caso de los acontecimientospositivos. Pero también puede deberse a que lasmujeres suelen citar más sucesos que los hombres(Fujita y cols., 1991), principalmente negativos(Seidlitz y Diener, 1998). Por otro lado, hemos detener presente que las investigaciones mencionadasse han centrado en el impacto global del participan-te mientras que una distinción por áreas puedetraemos resultados sensiblemente distintos.

Por tanto, el enfoque del presente trabajo, al serparcialmente diferente por la matización en el aná-lisis de la influencia del suceso no a nivel generalsino en diferentes ámbitos (Córdoba, 1999). Ade-más, se analizan los sucesos organizados segúncategorías temporales y de nivel y se distingue entresucesos negativos y positivos.

Pero pese a ello se observa que los sucesoscitados en los trabajos mostrados son el tipo deacontecimientos que en la presente muestra ten-

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DIFERENCIAS EN LA PERCEPCIÓN DE INFLUENCIA DE LOS ACONTECIMIENTOS VITALES 25

drían una mayor influencia Personal y Afectiva enlas mujeres o Económica y Laboral en hombres. Porotra parte, los eventos a los que los individuos deesta muestra les atribuyen mayor influencia Econó-mica o Laboral, Personal oAfectiva en nuestro casono han de estar necesariamente relacionados conestos ámbitos de forma directa. De hecho, pueden

estar afectados por cualquier otro tipo de sucesoscomo "Problemas familiares", "Necesitan más tiem-po libre para cuidar de los hijos", etc.

Por lo tanto, concluimos que es preciso tomaren consideración una medida más exhaustiva de lainfluencia del suceso.

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