dick, philip k. - equipo de ajuste

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EQUIPO DE AJUSTE

EQUIPO DE AJUSTEPhilip K. Dick

Era una maana luminosa. El sol brillaba sobre los jardines y aceras mojados, y se reflejaba en los centelleantes coches estacionados. El funcionario caminaba a toda prisa, mientras pasaba las pginas del manual de instrucciones con el ceo fruncido. Se detuvo un momento frente a la casa de estuco verde. Subi por el camino privado y entr en el patio trasero.El perro dormitaba dentro de su cabaa, dando la espalda al mundo. Slo se vea su gruesa cola.Por el amor de Dios exclam el funcionario, con los brazos en jarras. Golpe ruidosamente el sujetapapeles con su lpiz mecnico. Despierta, t.El perro se removi. Asom la cabeza por la puerta de la cabaa, bostezando y parpadeando.Ah, eres t. Ya?Volvi a bostezar.Importantes acontecimientos. El dedo del funcionario recorri con habilidad la hoja de control del trfico. Esta maana ajustarn el sector T137. Empezarn exactamente a las nueve en punto. Consult su reloj de bolsillo. Una alteracin de tres horas. Acabarn a medioda.T137? No est lejos de aqu.Los finos labios del funcionario se torcieron en una mueca de desdn.En efecto. Demuestras una sorprendente perspicacia, mi peludo amigo. Quizs puedas adivinar qu hago aqu.Nos superponemos a T137.Exacto. Hay elementos de este sector implicados. Cuidaremos que se acomoden adecuadamente cuando empiece el ajuste. El funcionario mir la casa de estuco verde. Tu tarea concreta concierne al hombre que vive ah. Trabaja como empleado en una empresa situada en el sector T137. Es esencial que llegue a su centro de trabajo antes de las nueve.El perro examin la casa. Las persianas estaban levantadas, y la luz de la cocina encendida. Tras las cortinas de encaje se vislumbraban formas borrosas que se movan alrededor de una mesa. Un hombre y una mujer. Estaban tomando caf.Esos son murmur el perro. Has dicho el hombre? No va a sufrir ningn dao, verdad?Por supuesto que no, pero tiene que llegar pronto a su oficina. Por lo general, no sale de casa hasta pasadas las nueve. Hoy debe marcharse a las ocho y media. Tiene que encontrarse en el sector T137 antes que empiece el proceso; de lo contrario, no quedar alterado a fin de coincidir con el nuevo ajuste.Eso significa que debo llamar suspir el perro.Exacto. El funcionario consult su hoja de instrucciones. Has de llamar a las ocho y media en punto. Entiendes? A las ocho y media. Ni un segundo ms tarde.Y qu se lograr con eso?El funcionario hoje el manual de instrucciones y examin las columnas en clave.Dar como resultado un Amigo Motorizado, para que le lleve en coche al trabajo. Cerr el libro y se cruz de brazos, dispuesto a esperar. As llegar a la oficina con casi una hora de adelanto. Es una cuestin de vital importancia.Vital murmur el perro. Se tendi en el suelo, con medio cuerpo dentro de la cabaa. Cerr los ojos. Vital.Despierta! Hay que ser puntual. Si llamas demasiado pronto o demasiado tarde...El perro cabece, adormilado.Lo s. Lo har bien. Siempre lo hago bien.

Ed Fletcher aadi ms leche a su caf. Suspir y se reclin en la silla. El horno emita un leve silbido a sus espaldas y llenaba la cocina de clidos vapores. La luz amarilla que haba encima se apag.Otro panecillo? pregunt Ruth.Ya no puedo ms. Ed tom su caf. Cmetelo t.Debo irme. Ruth se levant y se desanud la bata. Es hora de ir a trabajar.Ya?Claro. Cerradura! Ojal pudiera seguir sentada un rato. Ruth se dirigi al cuarto de bao y se pas los dedos por su largo cabello negro. Trabajar para el gobierno equivale a empezar temprano.Pero t te levantas temprano observ Ed. Desdobl el Chronicle y examin la pgina de deportes. Bueno, que lo pases bien. No cometas errores de mquina, y ten cuidado con las palabras de doble sentido.La puerta del bao se cerr. Ruth se quit la bata y empez a vestirse.Ed bostez y ech un vistazo al reloj colgado sobre el fregadero. Le quedaba mucho tiempo. Ni siquiera eran las ocho. Tom ms caf y se frot la barbilla hirsuta. Tendra que afeitarse. Se encogi de hombros perezosamente. Tal vez en unos diez minutos.Ruth sali corriendo del cuarto de bao en ropa interior y entr en el dormitorio.Voy con retraso.Se puso a toda prisa la blusa, la falda, las medias y los zapatos blancos. Por fin, se inclin y dio un beso a su marido.Adis, cario. Ir a comprar por la noche.Adis. Ed baj el peridico y rode con el brazo el esbelto talle de su mujer, a quien abraz con cario. Hueles muy bien. No coquetees con el jefe.Ruth sali como un rayo. Ed oy el repiqueteo de sus tacones sobre los peldaos, que disminua a medida que se alejaba.Ella se haba marchado. La casa qued en silencio. Estaba solo.Ed se levant y empuj la silla hacia atrs. Arrastr los pies hacia el cuarto de bao y tom su navaja de afeitar. Se moj la cara, la cubri de espuma y empez a afeitarse, sin prisas. Tena mucho tiempo.

El funcionario se inclin sobre su reloj de bolsillo y se humedeci los labios, nervioso. El sudor le resbalaba por la frente. El minutero seal las ocho y catorce minutos. Casi era la hora.Preprate! grit el funcionario. Su cuerpo se puso en tensin. Faltan diez segundos! Tiempo!No ocurri nada.El funcionario se volvi, con los ojos dilatados de horror. Una gruesa cola blanca sobresala de la perrera. El perro se haba dormido otra vez.TIEMPO! bram el funcionario. Pate con furia la peluda cola. En el nombre de Dios...!El perro se movi y sali a toda prisa de la perrera.Santo cielo. Se dirigi corriendo hacia la verja. Se irgui sobre las patas traseras y abri la boca cuanto pudo. Guau! llam. Dedic una mirada de disculpa al funcionario. Perdname. No comprendo cmo...El funcionario tena la mirada clavada en el reloj. Un terror fro se enrosc en su estmago. Las manecillas sealaban las ocho y diecisis.Has fallado! rezong. Has fallado! Miserable perro sarnoso devorado por las pulgas! Has fallado! El perro baj y volvi corriendo.Dices que he fallado? Te refieres a que ha pasado la hora de...?Has llamado demasiado tarde. El funcionario guard su reloj poco a poco, con una expresin vidriosa en el rostro. Has llamado demasiado tarde. No conseguiremos ningn Amigo Motorizado. No hace falta decirte lo que vendr en su lugar. Temo ver lo que nos traer las ocho y diecisis.Confo en que llegue al sector T137 a tiempo.No lo har aull el funcionario. No llegar a tiempo. Hemos cometido un error. Hemos logrado que todo salga mal!

Ed se estaba quitando la espuma de afeitar de la cara cuando el ladrido ahogado del perro reson en la silenciosa casa.Maldita sea mascull Ed. Despertar a toda la manzana. Se sec la cara y escuch. Se acercaba alguien?Una vibracin. Y despus...Son el timbre de la puerta.Ed sali del cuarto de bao. Quin poda ser? Habra olvidado algo Ruth? Se puso una camisa blanca y abri la puerta.Un joven de rostro fofo y ansioso le sonri alegremente.Buenos das, seor. Inclin su sombrero. Lamento molestarle tan temprano...Qu desea?Soy de la Compaa Federal de Seguros de Vida. Vengo a verle para...Ed empez a cerrar la puerta.No me interesa. Tengo prisa. Debo ir a trabajar.Su esposa me dijo que slo podra localizarle a esta hora. El joven recogi su maletn y abri la puerta unos centmetros ms. Ella fue quien insisti en que viniera tan temprano. No tenemos por costumbre empezar a esta hora, pero ella me lo rog. Tom nota para recordarlo.De acuerdo. Ed dej entrar al joven mientras suspiraba cansadamente. Explqueme las condiciones de la pliza mientras me visto.El joven abri el maletn sobre el sof y sac montones de folletos ilustrados.Me gustara ensearle algunas cifras, si no le importa. Es de gran importancia para usted y su familia que...Ed no tuvo otro remedio que sentarse y mirar los folletos. Contrat una pliza de vida de diez mil dlares y ech al joven. Consult su reloj. Casi las nueva y media!Maldita sea.Llegara tarde al trabajo. Termin de anudarse la corbata, tom el abrigo, cerr el horno y las luces, tir los platos en el fregadero y sali corriendo.Mientras galopaba hacia la parada del autobs se maldeca a s mismo. Agentes de seguros. Por qu haba aparecido aquel pelmazo cuando estaba a punto de marcharse?Ed rezong. Las consecuencias de llegar tarde a la oficina eran incalculables. No lo lograra antes de las diez. Slo de pensarlo se puso frentico. Un sexto sentido le dijo que era inevitable. Algo funesto. Era el da menos oportuno para llegar tarde.Si el vendedor no se hubiera presentado...Ed salt del autobs a una manzana de su oficina. Camin con rapidez. El enorme reloj situado frente a la joyera Stein le inform que eran casi las diez.El corazn le dio un vuelco. El viejo Douglas le pondra a parir. Lo vea venir: Douglas, resoplando y rabiando, con el rostro purpreo, acusndole con su grueso dedo; la seorita Evans, sonriendo tras su mquina de escribir; Jackie, el botones, sonriendo por lo bajo; Earl Hendricks, Joe y Tom; Mary, con sus ojos oscuros, grandes pechos y largas pestaas. Todos le tomaran el pelo durante el resto del da.El semforo le detuvo en la esquina. Al otro lado de la calle se alzaba un gran edificio blanco de hormign, una altsima columna de acero y cemento, vigas maestras y ventanas vidrieras: la oficina. Ed se acobard. Tal vez poda alegar que el ascensor se haba quedado parado, entre el segundo y el tercer piso.El semforo cambi. Nadie ms cruzaba. Ed s lo hizo, solo. Lleg a la esquina y...Y se detuvo, petrificado.El sol se haba apagado. Un segundo antes brillaba en lo alto, pero en aquel momento se haba desvanecido. Ed forz la vista. Nubes grises se arremolinaban sobre su cabeza, nubes gigantescas, informes. Nada ms. Una niebla espesa y siniestra que lo ocultaba todo. Todo su cuerpo fue recorrido por escalofros de inquietud. Qu era eso?Avanz con cautela entre la niebla. Todo estaba en silencio. Ni el menor ruido... Ni siquiera el del trfico. Ed mir frenticamente a su alrededor, esforzndose por vislumbrar algo en la movediza neblina. Ni gente, ni coches, ni sol. Nada de nada.El edificio de oficinas se cerna sobre l como una sombra fantasmal. Era de un color gris borroso. Extendi la mano, vacilante...Parte del edificio se derrumb; desprendi un torrente de partculas. Como arena. Ed trag saliva. Una cascada de escombros grises cay alrededor de sus pies. Y una cavidad dentada bostezaba en el punto donde haba tocado el edificio, un feo orificio que taladraba el cemento.Avanz hacia la escalera, aturdido. La subi. La escalera cedi bajo sus pies, que se hundieron como si caminara sobre arena o un material frgil y podrido que se rompiera bajo su peso.Entr en el vestbulo. Estaba oscuro. Las luces del techo brillaban tenuemente en la penumbra. Un manto sobrenatural lo cubra todo.Escudri el puesto de cigarrillos. El vendedor se hallaba apoyado en el mostrador, silencioso, con un palillo entre los dientes y una expresin ausente en el rostro. Y estaba gris. Gris de pies a cabeza.Hola gru Ed. Qu pasa?El vendedor no contest. Ed alarg la mano y toc el brazo gris del vendedor..., y lo atraves.Dios de los cielos gimi Ed.El brazo del vendedor se solt. Cay al suelo del vestbulo y se desintegr en fragmentos grises, de textura similar al polvo. Los sentidos de Ed flaquearon.Socorro! grit al recobrar la voz.No hubo respuesta. Mir en torno suyo. Distingui algunas formas: un hombre que lea el peridico, dos mujeres que esperaban el ascensor.Ed se dirigi hacia el hombre. Alarg la mano y le toc.El hombre se desplom lentamente, convertido en un montn de ceniza gris. Polvo. Partculas. Las dos mujeres se desintegraron cuando las toc. En silencio. No hicieron el menor ruido al desmenuzarse.Ed encontr la escalera. Se agarr al pasamanos y subi. La escalera se hundi bajo l. Apresur el paso. Iba dejando un sendero irregular; las huellas de sus pisadas se vean con toda nitidez en el hormign. Cuando lleg al segundo piso volaban nubes de cenizas a su alrededor.Contempl el silencioso pasillo. Vio ms nubes de ceniza. No oy el menor ruido. Slo haba tinieblas... Tinieblas que avanzaban.Subi como pudo al tercer piso. Su zapato atraves de parte a parte un peldao. Durante un horroroso segundo colg sobre un hueco bostezante que se abra a un abismo sin fondo.Prosigui su ascensin y lleg ante su propia oficina: douglas y blake, bienes inmuebles.Ms nubes de cenizas oscurecan el pasillo. Las luces del techo centelleaban a intervalos. Tante el pomo de la puerta, y se le qued en la mano. Lo dej caer y hundi las uas en la puerta; el cristal se rompi en pedazos. Abri la puerta y entr en la oficina.La seorita Evans estaba sentada frente a su mquina de escribir. Sus dedos descansaban inmviles sobre las teclas. No se mova. Su cabello, su piel, su ropa, todo era gris. Careca de color. Ed le toc el hombro, pero sus dedos pasaron a travs y se hundieron en algo seco y escamoso.Retrocedi, mareado. La seorita Evans no se movi.Ed sigui andando. Tropez con un escritorio. El escritorio se transform en polvo. Earl Hendricks se encontraba de pie junto a la fuente de agua, con un vaso en la mano. Era una estatua gris, inmvil. Nada se mova. Ningn ruido. Ni seal de vida. Toda la oficina era polvo gris..., sin vida ni emocin.Ed sali de nuevo al pasillo. Sacudi la cabeza, desconcertado. Qu estaba pasando? Se haba vuelto loco? Estaba...?Un ruido.Ed se volvi y ote la neblina gris. Alguien se acercaba corriendo. Un hombre... Un hombre con una bata blanca. Otros le seguan. Hombres vestidos de blanco, que arrastraban una compleja mquina.Oigan... jade dbilmente Ed.Los hombres se detuvieron, boquiabiertos. Pareca que los ojos se les iban a salir de las rbitas.Miren!Algo ha salido mal!Todava hay uno cargado.Traigan el desenergizador.No podemos proceder hasta que...Los hombres rodearon a Ed. Uno arrastraba una manguera larga terminada en una especie de boquilla. Un pequeo carro porttil vena rodando. Se gritaron rpidas instrucciones.Ed sali de su parlisis. El miedo le invadi. Pnico. Algo espantoso estaba sucediendo. Tena que largarse, poner sobre aviso a la gente. Huir. Dio media vuelta y baj corriendo la escalera, que cedi bajo su peso. Cay envuelto en nubes de ceniza seca. Se incorpor y sigui corriendo hacia la planta baja.El vestbulo estaba oculto por nubes de cenizas gris. Ed se abri paso hasta la puerta, sin ver nada. Los hombres vestidos de blanco le perseguan, tirando de sus aparatos y gritndose entre s.Ed sali a la acera. El edificio oscil y se hundi a su espalda entre torrentes de ceniza. Corri hacia la esquina, perseguido por los desconocidos. Una nube gris flotaba a su alrededor. Ed atraves la calle con las manos extendidas. Lleg a la acera opuesta...El sol apareci. Una clida luz amarilla se derram sobre l. Las bocinas de los coches aullaban. Las luces del semforo cambiaron. Hombres y mujeres ataviados con ropas primaverales se apresuraban y empujaban por todos lados: amas de casa, un polica uniformado de azul, vendedores con maletines. Tiendas, escaparates, letreros... Coches ruidosos que circulaban por la calle en ambos sentidos...Y en lo alto, el brillante sol y el familiar cielo azul.Ed se par, falto de aliento. Mir hacia atrs. Al otro lado de la calle se alzaba el edificio de oficinas..., como siempre. Firme y slido. Hormign, acero y vidrio. Retrocedi un paso y tropez con un ciudadano apresurado.Mire por donde va gru el hombre.Perdn.Ed sacudi la cabeza intentando aclararse. Desde donde estaba, el edificio pareca el mismo de siempre, grande, solemne y firme, elevndose hasta una altura considerable al otro lado de la calle.Pero un minuto antes...Tal vez haba enloquecido. Ed haba visto el edificio convertirse en polvo. El edificio..., y la gente. Reducidos a nubes grises de polvo. Y los hombres de blanco..., le haban perseguido. Hombres con batas blancas, vociferantes, que transportaban un equipo muy complicado.Haba perdido el juicio. No exista otra explicacin. Ed, sin fuerzas, dio media vuelta y camin por la acera, tambaleante. Su mente no carburaba. Se mova sin ver, sin propsito, perdido en una bruma de confusin y terror.

El funcionario fue conducido a las dependencias administrativas de mximo nivel. Le indicaron que esperara.Pase arriba y abajo, presa de nerviosismo, enlazando y retorcindose las manos, previendo lo peor. Se quit las gafas y las limpi con manos temblorosas.Santo Dios. Tantos problemas y desastres. Y no era culpa suya, pero tendra que sufrir las consecuencias. Era el responsable de encaminar a los Convocadores y que sus instrucciones se siguieran. Aquel miserable Convocador devorado por las pulgas se haba vuelto a dormir..., y l tendra que responder por ello. Se abrieron las puertas.Muy bien murmur una voz, en tono preocupado.Era una voz cansada, cargada de inquietud. El funcionario tembl y entr lentamente. El sudor que resbalaba por su garganta se introdujo por el cuello de celuloide.El viejo levant la vista y apart el libro a un lado. Examin al funcionario con calma; sus apagados ojos azules reflejaban bondad, una profunda y antigua bondad que intensific los temblores del funcionario. Sac su pauelo y se sec la frente.Tengo entendido que se produjo un error murmur el viejo. En relacin con el sector T137. Tiene que ver con un elemento de una zona colindante.Exacto dijo el funcionario, con voz hueca y dbil. Una gran desgracia.Qu ocurri exactamente?Sal esta maana con mis instrucciones. El material relacionado con T137 tena mxima prioridad, por supuesto. Comuniqu al Convocador de mi zona que era precisa una convocatoria a las ocho y quince minutos.Comprendi el Convocador la urgencia?S, seor, pero... El funcionario vacil.Pero, qu?El funcionario se retorci, presa de angustia.Mientras le daba la espalda al Convocador, ste se meti en su perrera y se durmi. Yo estaba ocupado, comprobando la hora exacta en mi reloj. Indiqu el momento..., pero no obtuve respuesta.Lo hizo a las ocho y quince en punto?S, seor! Exactamente a las ocho y quince, pero el Convocador se haba dormido. Cuando consegu despertarle, ya eran las ocho y diecisis. Convoc, pero en lugar de un Amigo Motorizado apareci... un Vendedor de Seguros de Vida. El funcionario hizo una mueca de disgusto. El vendedor retuvo al elemento en su casa hasta las nueve treinta. Por consiguiente, lleg tarde a trabajar, en lugar de temprano.El viejo guard silencio durante un momento.Por tanto, el elemento no se hallaba en el sector T137 cuando empez el ajuste.No. Lleg a eso de las diez.En pleno ajuste. El viejo se levant y pase de un lado a otro, tena el rostro serio y las manos enlazadas detrs de la espalda. Su larga tnica flotaba tras l. Un incidente muy grave. Durante el ajuste de un sector, todos los elementos relacionados de otros sectores tienen que estar incluidos. De lo contrario, sus orientaciones se pierden su fase. Cuando este elemento entr en T137, haca cincuenta minutos que se estaba llevando a cabo el ajuste. El elemento encontr el sector en su perodo ms desenergizado. Deambul hasta que se tropez con un equipo de ajuste.Le apresaron?Por desgracia, no. Huy y sali del sector; entonces, se refugi en una zona cercana, plenamente energizada.Y qu..., qu ocurri despus?El viejo dej de pasear. Su rostro arrugado segua demostrando enfado. Acarici su largo cabello blanco con una gruesa mano.No lo sabemos. Perdimos contacto con l. No tardaremos en restablecerlo, desde luego, pero por el momento se halla fuera de control.Qu van a hacer?Es preciso contactar con l y retenerle. Hay que traerle aqu. No hay otra solucin.Aqu!Es demasiado tarde para desenergizarlo. Ya se lo habr dicho a otra gente cuando le recuperemos. Borrar los recuerdos de su mente slo complicara ms las cosas. Los mtodos habituales no servirn. Debo encargarme del asunto en persona.Confo en que le localicen con rapidez dijo el funcionario.As ser. Todos los vigilantes estn alertados. Todos los vigilantes y todos los convocadores. Los ojos del viejo centellearon. Hasta los funcionarios, aunque vacilamos en contar con ellos.El funcionario enrojeci.Me alegrar cuando todo haya terminado musit.

Ruth baj la escalera y sali a la calle, baada por el clido sol de medioda. Encendi un cigarrillo y apresur el paso. Su pequeo pecho se mova cadenciosamente mientras respiraba el aire primaveral.Ruth la llam Ed desde atrs.Ed! Ruth gir sobre sus talones, asombrada. Qu haces fuera de...?Vamos. Ed la tom por el brazo y la oblig a continuar. Sigamos andando.Pero, qu...?Te lo contar ms tarde. El rostro de Ed estaba plido y sombro. Vamos a algn sitio donde podamos hablar. En privado.Iba a comer a Louies. Hablaremos all. Caminaban a tal velocidad que Ruth estaba casi sin aliento. Qu pasa? Qu ha ocurrido? Ests muy raro. Por qu no ests trabajando? Te han..., te han despedido?Cruzaron la calle y entraron en un pequeo restaurante, atestado de hombres y mujeres que coman. Ed encontr una mesa algo apartada, aislada en un rincn.sta es perfecta.Ed se dej caer en la silla. Su mujer ocup la otra.Ed pidi una taza de caf. Ruth eligi ensalada, tostada de atn cubierta de crema, caf y tarta de melocotn. Ed la vio comer en silencio, sombro y preocupado.Cuntame, por favor rog Ruth.De veras quieres saberlo?Pues claro que quiero saberlo! Ruth apoy su mano en la de Ed. Soy tu mujer.Hoy ha ocurrido algo. Esta maana. Llegue tarde a trabajar. Un maldito agente de seguros se present en casa y me retuvo. Llegu media hora tarde.Ruth contuvo el aliento.Douglas te despidi.No. Ed destroz metdicamente una servilleta de papel. Embuti los trozos en un vaso de agua medio lleno. Yo estaba muy preocupado. Baj del autobs y me puse a correr. Me di cuenta al pararme frente a la oficina.Te diste cuenta de qu?Ed se lo cont. Todo. De principio a fin.Cuando termin, Ruth se reclin en su silla, plida. Sus manos temblaban.Entiendo murmur. No me extraa que ests tan trastornado. Bebi un poco de caf fro. La taza tintine contra el platillo. Qu horror.Ed se inclin hacia su esposa.Ruth, crees que me estoy volviendo loco? Los labios rojos de Ruth se fruncieron.No s qu decir. Es tan extrao...S, y extrao es poco. Mis manos les atravesaron, como si fueran de arcilla. Arcilla vieja y seca. Polvo. Figuras de polvo. Ed tom un cigarrillo del paquete de Ruth y lo encendi. Cuando sal mir atrs. El edificio segua en pie, igual que siempre.Tenas miedo que el seor Douglas te echara a patadas, verdad?Por supuesto. Tena miedo..., y me senta culpable. Los ojos de Ed centellearon. S lo que ests pensando. Llegu tarde y no fui capaz de dar la cara, as que sufr un brote psictico protector. Hu de la realidad. Aplast el cigarrillo con violencia. Ruth, me he dedicado a pasear por la ciudad desde entonces. Dos horas y media. Claro que tengo miedo. Tengo un miedo espantoso a volver.De Douglas?No. De los hombres de blanco. Ed se estremeci. Dios mo.Me persiguieron con sus malditas mangueras y... otros aparatos.Ruth call. Por fin, mir a su marido. Sus ojos oscuros brillaban.Ed, tienes que volver.Volver? Por qu?Para demostrar algo.Demostrar qu?Que todo est normal. Ruth le apret la mano. Tienes que hacerlo, Ed. Tienes que volver y enfrentarte a ello, para demostrarte que no debes temer nada.Dnde la viste! Despus de lo que vi? Oye, Ruth, vi el tejido de la realidad desgarrarse. Vi... el otro lado. Lo que tapa. Vi lo que encubra. Y no quiero volver. No quiero volver a ver gente de polvo. Nunca ms.Ruth clav la vista en su marido.Ir contigo dijo.Por el amor de Dios...Por tu amor. Por tu cordura. As sabrs la verdad. Ruth se levant bruscamente y se puso el abrigo. Vamos, Ed. Te acompaar. Subiremos juntos a la oficina de Douglas y Blake, Bienes Inmuebles. Incluso entrar contigo cuando vayas a hablar con el seor Douglas.Ed se levant poco a poco y dirigi una dura mirada a su mujer.Piensas que me ofusqu, que me acobard, que no fui capaz de dar la cara ante el jefe. Hablaba en voz baja y tensa. Verdad? Ruth ya se estaba abriendo paso hacia la caja.Vamos. Lo vers por ti mismo. Todo seguir en su lugar, como siempre.De acuerdo se rindi Ed. La sigui sin apresurarse. Volveremos all..., y veremos quin de los dos tiene razn.Cruzaron la calle juntos. Ruth tom del brazo a Ed. Vieron el edificio frente a ellos, la imponente estructura de hormign, acero y cristal.Ah lo tienes dijo Ruth. Te das cuenta?All estaba, en efecto. El gran edificio se ergua firme y slido, brillando a la luz de la tarde. Las ventanas centelleaban.Ed y Ruth pisaron el bordillo de la acera. Ed se puso en tensin. Se encogi cuando sus pies tocaron el pavimento...Pero no sucedi nada. Los ruidos de la calle no cesaron: coches, gente que pasaba a toda prisa, un chico que venda peridicos. Sonidos, olores, el estrpito de una ciudad en pleno da. En lo alto brillaba el sol, en medio del cielo azul.Lo ves? dijo Ruth. Yo tena razn.Subieron la escalera y entraron en el vestbulo. El vendedor estaba de pie detrs del puesto de cigarrillos, con los brazos cruzados, escuchando el partido de bisbol.Hola, seor Fletcher salud, con una expresin amable en el rostro. Quin es la dama? Ya lo sabe su mujer?Ed ri, inseguro. Siguieron hacia el ascensor. Cuatro o cinco ejecutivos estaban esperando. Eran hombres de edad madura, bien vestidos, que formaban un grupo impaciente.Hola, Fletcher dijo uno. Dnde has estado todo el da? Douglas se ha puesto a gritar como un energmeno.Hola, Earl murmur Ed. Aferr el brazo de Ruth. No me encontraba muy bien.Lleg el ascensor y entraron. El ascensor se puso en marcha.Hola, Ed dijo el ascensorista. Quin es ese bombn? Por qu no nos la presentas?Mi mujer.Ed sonri mecnicamente.El ascensor les dej en la tercera planta. Ed y Ruth salieron y se dirigieron hacia la puerta de cristal de Douglas y Blake, Bienes Inmuebles.Ed se detuvo y respir con dificultad.Espera. Se humedeci los labios. Yo...Ruth esper con calma a que Ed se secara la frente y el cuello con su pauelo.Ests preparado?S.Ed avanz. Empuj la puerta de cristal.La seorita Evans levant la vista y dej de teclear.Ed Fletcher! Dnde diablos te has metido?Me encontraba mal. Hola, Tora.Hola, Ed. Oye, Douglas est pidiendo a gritos tu cabeza. Dnde has estado?Lo s. Ed mir con preocupacin a Ruth. Lo mejor ser que entre y me enfrente al chaparrn. Ruth le apret el brazo.Todo ir bien, lo s. Sonri y exhibi un alentador panorama de dientes blancos y labios rojos. De acuerdo? Llmame si me necesitas.Claro. Ed le dio un breve beso en la boca. Gracias, cario. Muchas gracias. No s qu diablos me ha pasado. Espero que no se repita.Olvdalo. Hasta luego.Ruth sali de la oficina y la puerta se cerr detrs de ella. Ed escuch sus pasos apresurados en direccin al ascensor.Una chica preciosa coment Jackie en tono de admiracin.S asinti Ed, arreglndose la corbata.Avanz con aspecto desolado hacia la oficina interior, procurando hacer acopio de fuerzas. Bien, tena que dar la cara. Ruth tena razn, pero le iba a costar mucho explicrselo al jefe. Ya vea a Douglas, su enorme y rojiza papada, sus rugidos de toro enfurecido, su rostro contorsionado de rabia...Ed se par en seco al entrar en la oficina interior, petrificado. La oficina interior..., estaba cambiada.Sinti un escalofro en la nuca. Un fro terror le invadi y le atenaz la garganta. La oficina interior era diferente. Lade la cabeza poco a poco para abarcar el conjunto: escritorios, sillas, lmparas, ficheros, fotos.Cambios. Pequeos cambios. Sutiles cambios. Ed cerr los ojos y los volvi a abrir, poco a poco. Su respiracin era agitada y el pulso haba enloquecido. Se puso sobre aviso. Estaba cambiada, de acuerdo. No exista duda.Qu pasa, Ed? pregunt Tom.Los empleados dejaron de trabajar y le miraron con curiosidad.Ed no dijo nada. Avanz con lentitud. La oficina estaba alterada.Lo saba. Alterada, dispuesta de otra forma. Nada concreto, nada que pudiera sealar con el dedo. Pero lo saba.Joe Kent le salud, inquieto._Qu pasa, Ed? Pareces un perro enloquecido. Hay algo...?Ed examin a Joe. Era diferente. No era el mismo. En qu radicaba la diferencia?La cara de Joe. Un poco ms llena. Llevaba una camisa a rayas azules. A Joe no le gustaban las rayas azules. Ed examin el escritorio de Joe. Vio papeles y cuentas. El escritorio..., estaba demasiado apartado a la derecha. Y era ms grande. No era el mismo escritorio.La foto colgada en la pared. No era la misma. Era diferente por completo. Y los objetos que haba sobre el archivador... Algunos eran nuevos, otros haban desaparecido.Mir por la puerta que haba dejado atrs. Ahora que lo pensaba, el cabello de la seorita Evans era diferente, peinado de otra forma. Y ms claro.Mary, por su parte, se limaba las uas cerca de la ventana. Era ms alta, de curvas ms generosas. Tena el bolso sobre el escritorio, frente a ella... Un bolso rojo, de malla roja.Es el bolso..., de siempre? pregunt Ed. Mary levant la vista.Qu? Ese bolso. Es el de siempre?Mary ri. Se alis la falda sobre sus rotundos muslos, y sus largas pestaas parpadearon con modestia.Caray, seor Fletcher. Qu quiere decir?Ed se alej. Lo saba, aunque ella no fuera consciente. La haban transformado, cambiado: el bolso, sus ropas, su figura, todo. Nadie lo saba..., excepto l. La cabeza le daba vueltas. Todos estaban cambiados. Todos eran diferentes. Todos haban sido modificados, reconstruidos. Sutilmente..., pero de una firma efectiva. La papelera. Era ms pequea. No era la misma. Las persianas de la ventana... No eran de color marfil, sino blanco. El dibujo del papel pintado no era el mismo. Las lmparas... Interminables, sutiles cambios.Ed volvi a la oficina interior. Levant la mano y llam a la puerta de Douglas. Adelante. Ed empuj la puerta. Nathan Douglas le mir con impaciencia.Seor Douglas... empez Ed.Entr en el despacho, inseguro..., y se detuvo.Douglas no era el mismo. En absoluto. Todo el despacho estaba cambiado: las alfombras, las cortinas. El despacho no era de caoba, sino de roble. Y el propio Douglas...Douglas era ms joven, ms delgado. Cabello castao. Piel menos rojiza. Rostro ms suave, sin arrugas. Barbilla bien afeitada. Sus ojos no eran negros, sino verdes. Era un hombre diferente, pero segua siendo Douglas... Un Douglas diferente. Una versin diferente!Qu pasa? pregunt Douglas, impaciente. Ah, eres t, Fletcher. Dnde estabas esta maana?Ed retrocedi. A toda prisa.Cerr la puerta de un golpe y atraves corriendo la oficina interior. Tom y la seorita Evans le miraron sorprendidos. Ed pas a su lado y abri la puerta que daba al pasillo.Oye! grit Tom Qu...?Ed corri por el pasillo. El terror le invada. Tena que darse prisa. Haba visto. No le quedaba mucho tiempo. Lleg al ascensor y apret el botn.No haba tiempo.Baj por la escalera. Lleg a la segunda planta. Su terror aument. Era cuestin de segundos.Segundos!El telfono pblico. Ed se meti en la cabina. Cerr la puerta a su espalda. Introdujo una moneda y marc el nmero. Tena que llamar a la polica. Apret el auricular contra la oreja. Su corazn lata con rapidez.Avisarles. Cambios. Alguien manipulaba la realidad. La alteraba. Estaba en lo cierto. Los hombres vestidos de blanco... Los aparatos... Recorran el edificio...Hola! chill Ed, como un poseso.No obtuvo repuesta. Ni un zumbido. Nada.Ed mir por la puerta.Y se hundi, derrotado. Colg poco a poco el auricular.Ya no estaba en la segunda planta. La cabina telefnica ascenda, dejaba atrs el segundo piso y se elevaba cada vez ms. Subi de piso en piso, rpida y silenciosamente.La cabina atraves el techo del edificio y sali a la brillante luz del sol. Aument la velocidad. El suelo se alejaba por momentos. Edificios y calles disminuan de tamao. Manchas diminutas se movan a lo lejos, coches y gente, que empequeecan rpidamente.Las nubes flotaban entre l y la tierra. Ed cerr los ojos, mareado de miedo. Se aferr con desesperacin a los tiradores de la puerta.La cabina ascenda a una velocidad de vrtigo. La tierra no tard en perderse de vista.Ed mir hacia lo alto. Adnde? Adnde iba? Adnde le llevaban?Se qued agarrado a los tiradores de la puerta, esperando.

El funcionario movi la cabeza levemente.Es l, en efecto. El elemento en cuestin.Ed Fletcher mir a su alrededor. Se hallaba en un enorme aposento. Los extremos se perdan entre sombras borrosas. Frente a l se ergua un hombre que portaba notas y libros mayores bajo el brazo. Le miraba a travs de sus gafas con montura metlica. Era un hombrecillo nervioso, de ojos penetrantes, cuello de celuloide, traje de sarga azul, reloj de cadena. Calzaba zapatos negros muy bien lustrados.Y detrs de l...Un anciano estaba sentado en una inmensa silla moderna. Contempl a Fletcher en silencio, con calma. Sus ojos eran bondadosos y reflejaban fatiga. Un extrao escalofro recorri a Fletcher. No era de miedo, sino una especie de vibracin que le araaba los huesos... Una profunda sensacin de temor reverente, mezclada con fascinacin.Dnde...? Qu es este lugar? pregunt con voz dbil. Segua mareado a causa de la rpida ascensin.No haga preguntas! le espet el hombrecillo nervioso, irritado, golpeando los libros con su lpiz. No est aqu para preguntar, sino para responder.El viejo se movi un poco. Levant una mano.Hablar a solas con el elemento murmur. Su voz era tenue. Vibr y atron en toda la estancia. Una oleada de fascinacin inund a Ed.A solas? El hombrecillo se retir, cargado con sus libros y papeles. Por supuesto. Mir con hostilidad a Ed Fletcher. Me alegro que por fin se halle bajo custodia. Tantos esfuerzos y quebraderos de cabeza, slo por...Desapareci por una puerta, que se cerr tras l sin hacer ruido. Ed y el viejo se quedaron solos.Sintese, por favor dijo el viejo.Ed encontr una silla. Se sent con torpeza, nervioso. Sac sus cigarrillos y los volvi a guardar.Qu sucede? pregunt el viejo.Creo que empiezo a comprender.Comprender qu?Que estoy muerto. El viejo sonri.Muerto? No, no est muerto. Est..., de visita. Un acontecimiento inusual, pero necesario, dadas las circunstancias. Se inclin hacia Ed. Seor Fletcher, se ha metido en un lo.S asinti Ed. Me gustara saber por qu o cmo ocurri.No fue culpa suya. Fue vctima de un error burocrtico. Un error que fue cometido por... No fue usted, pero le implic.Qu error? Ed se frot la frente, preocupado. Yo... irrump en algo. Vi el otro lado. Vi algo que no deba ver.Exacto asinti el viejo. Vio algo que no deba ver... Algo que pocos elementos han sospechado, y mucho menos presenciado.Elementos?Un trmino formal. Dejmoslo correr. Se cometi un error, pero confiamos en rectificarlo. Confo en que...Aquellas personas le interrumpi Ed. Montoncitos de ceniza seca. Gris. Como si estuvieran muertos. Todo tena el mismo color: las escaleras, las paredes y el suelo. Ni color, ni vida.Ese sector haba sido desenergizado temporalmente, para que el equipo de ajuste entrara y procediera a los cambios.Cambios repiti Ed. Exacto. Cuando volv despus, todo haba recobrado la vida, pero no era igual. Todo era diferente.El ajuste se complet a medioda. El equipo finaliz su trabajo y energiz nuevamente el sector.Entiendo musit Ed.En teora, usted deba encontrarse en el sector cuando empezara el ajuste. No fue as por culpa de un error. Entr tarde en el sector, durante el ajuste. Usted huy, y cuando volvi ya haba terminado. Usted vio, y no tena que haber visto. En lugar de testigo, deba haber formado parte del ajuste. Como los dems, habra experimentado algunos cambios.El sudor inund la frente de Ed Fletcher. Lo sec con el pauelo. Se le revolvi el estmago. Carraspe, falto de fuerzas.Me hago la idea.Su voz era casi inaudible. Le asalt una escalofriante premonicin.Tena que haber cambiado como los dems, pero imagino que algo sali mal.Algo fue mal. Se produjo una equivocacin. Y ahora existen serios problemas. Usted ha visto cosas. Sabe mucho. Y no est coordinado con la nueva configuracin.Dios mo murmur Ed. Bueno, no se lo dir a nadie. Un fro sudor le cubra de la cabeza a los pies. Le doy mi palabra.Como si hubiera cambiado, para el caso.Ya se lo ha dicho a alguien dijo el viejo con frialdad.Yo? Ed parpade. A quin?A su mujer.Ed tembl. El color abandon su cara, que se ti de un blanco enfermizo.Tiene razn. Se lo cont.Su mujer sabe. El viejo hizo una mueca de irritacin. Una mujer. De entre todos los seres...No lo saba. Ed retrocedi, loco de pnico. Pero ahora s. Puede contar conmigo. Considreme cambiado. Los penetrantes ojos azules del anciano escrutaron sus pensamientos.Iba a llamar a la polica. Quera informar a las autoridades.Pero yo no saba quin estaba haciendo los cambios.Y ahora lo sabe. Hay que complementar el proceso natural... Hacer algunos ajustes, correcciones necesarias. Tenemos todo el derecho a realizar tales correcciones. Nuestros equipos de ajuste se encargan de ese trabajo vital.Ed reuni una pizca de valor.Este ajuste en concreto: Douglas, la oficina. Para qu? Estoy seguro que ha servido para algo que vala la pena.El viejo movi la mano. Un inmenso plano brill en las sombras, detrs del Viejo. Ed contuvo el aliento. Los bordes del plano desaparecan en la oscuridad. Vio una infinita red de secciones detalladas, una malla de cuadrados y lneas rectas. Cada cuadrado estaba marcado. En algunos brillaba una luz azul. Las luces cambiaban constantemente.El plano del Sector dijo el viejo. Un trabajo descomunal. A veces nos preguntamos cmo sobreviviremos a otro perodo, pero debe hacerse. Por el bien de todos. Por su bien.El cambio. En nuestro..., nuestro sector.Su oficina se dedica al negocio de bienes inmuebles. El viejo Douglas era un hombre astuto, pero su carcter se iba debilitando, al tiempo que su salud. Dentro de pocos das, Douglas tendr la oportunidad de adquirir una enorme zona forestal no explotada en el oeste de Canad. Le costar casi todo su capital. El Douglas ms viejo y menos enrgico habra titubeado. Es fundamental que no vacile en ningn momento. Debe comprar el terreno y despejarlo cuanto antes. Slo un hombre ms joven, un Douglas ms joven, ser capaz de aceptar el reto.Cuando el terreno se haya despejado, se descubrirn ciertos restos antropolgicos. Ya han sido colocados convenientemente. Douglas arrendar la zona al gobierno canadiense para estudios cientficos. Los restos descubiertos provocarn una gran conmocin en los crculos culturales de todo el mundo.Se desencadenar una serie de acontecimientos. Hombres de numerosos pases irn a Canad para estudiar los restos. Cientficos soviticos, polacos y checoslovacos harn el viaje.La cadena de acontecimientos reunir a estos cientficos por primera vez en aos. La investigacin nacional ser relegada durante un tiempo, gracias al revuelo despertado por este descubrimiento supranacional. Un cientfico ruso de gran importancia entablar amistad con un cientfico belga. Antes de separarse, acordarn escribirse..., sin el conocimiento de sus gobiernos, por supuesto.El crculo se ampliar. Otros cientficos de ambos bandos cooperarn. Se fundar una sociedad. Muchos hombres cultos dedicarn cada vez mayor tiempo a esta sociedad internacional. La investigacin estrictamente nacional sufrir un leve eclipse, aunque muy crtico. La tensin blica disminuir.Esta alteracin es vital. Y depende de la compra y desmonte de esa zona salvaje de Canad. El viejo Douglas no se atrevera a correr el riesgo, pero el Douglas alterado y su personal ms joven y alterado emprendern este trabajo con total entusiasmo, lo cual desencadenar esta cadena vital de acontecimientos. Los beneficiarios sern ustedes. Es posible que nuestros mtodos le parezcan extraos e indirectos, incluso incomprensibles, pero le aseguro que sabemos muy bien lo que estamos haciendo.Ahora lo s dijo Ed.S, sabe muchas cosas. Demasiadas. Ningn elemento posee tanto conocimiento. Tal vez debera llamar ahora mismo a un equipo de ajuste...Una imagen se form en la mente de Ed: nubes grises flotando, hombres y mujeres grises. Se estremeci.Escuche dijo con voz destemplada, har lo que sea, cualquier cosa, pero no me desenergice. Tena el rostro cubierto de sudor. De acuerdo?El viejo reflexion.Quiz deberamos encontrar alguna alternativa. Existe otra posibilidad...Cul? pregunt ansiosamente Ed. Cul es?Si le permito regresar dijo el viejo, lenta y pensativamente, jura que nunca volver a hablar del tema? Jura que nunca revelar a nadie lo que vio, lo que sabe?Claro! jade Ed, invadido por una oleada de alivio. Lo juro!Su esposa no debe or una palabra ms del asunto. Debe pensar que slo fue un trastorno psicolgico pasajero... Un rechazo a la realidad.Ya lo piensa.As debe continuar. Ed apret la mandbula.Me ocupar que ella siga considerndolo una aberracin mental. Nunca sabr lo que sucedi en realidad.Est seguro que podr ocultarle la verdad?Claro dijo Ed, con voz firme. S que podr hacerlo.Muy bien. El viejo movi la cabeza lentamente. Le enviar de vuelta, pero no debe decrselo a nadie. Adopt un aire amenazador. Recuerde que algn da comparecer ante m. Al final, todo el mundo lo hace. Y su suerte no ser envidiable.No se lo dir asegur Ed, sudoroso. Se lo prometo. Le doy mi palabra. S manejar a Ruth, pierda cuidado.

Ed lleg a casa al anochecer.Parpade, aturdido por el veloz descenso. Durante un momento se qued inmvil en la acera para recobrar el equilibrio y el aliento. Despus, subi a toda prisa por el camino particular.Abri la puerta y entr en la casa de estuco verde.Ed! Ruth acudi como un rayo, llorosa. Le ech los brazos al cuello y le abraz con fuerza. Dnde diablos te has metido?Pues... murmur Ed. En la oficina, por supuesto.Ruth le solt al instante.No, no es verdad.Una vaga sensacin de alarma se apoder de Ed.Claro que s. Dnde, si no...?Llam a Douglas a eso de las tres. Dijo que te habas marchado. Te largaste en cuanto te di la espalda. Eddie... Ed le palme la espalda, nervioso.Tranquilzate, cario. Empez a desabrocharse el abrigo. Todo va bien, entendido? Todo va bien.Ruth se sent en el brazo del sof. Se son y se restreg los ojos.Si supieras lo preocupada que estaba. Guard el pauelo y se cruz de brazos. Quiero saber dnde has estado.Ed, preocupado, colg el abrigo en el armario. Se acerc y la bes. Los labios de su mujer estaban fros como el hielo.Ya te lo contar, pero antes me gustara comer algo. Me muero de hambre.Ruth le examin con gran concentracin. Despus, se levant.Me cambiar y preparar la cena.Corri al dormitorio y se quit las medias y los zapatos. Ed la sigui.No tena intencin de preocuparte dijo con cautela. En cuanto te fuiste, comprend que tenas razn.Ah, s? Ruth se quit la blusa y la falda. Las colg de una percha. Sobre qu?Sobre m. Compuso una sonrisa forzada. Sobre... lo que ocurri. Ruth examin a su marido y luch por embutirse en los ajustados vaqueros.Sigue.Haba llegado el momento. Era ahora o nunca. Ed Fletcher se arm de valor y eligi sus palabras con sumo cuidado.Comprend que ese desagradable incidente era producto de mi imaginacin declar. T tenas razn, Ruth. Toda la razn. Y hasta s el motivo.Ruth se puso la camiseta de algodn y logr ceirse los tejanos.Cul fue el motivo?Exceso de trabajo.Exceso de trabajo?Necesito unas vacaciones. Hace aos que no hago vacaciones. No me concentro en el trabajo. Me paso los das distrado. Lo dijo con firmeza, pero estaba con el alma en un hilo. Necesito airearme. Ir a la montaa, a pescar, o... Se estruj los sesos frenticamente. O...Ruth avanz hacia l con aire amenazador.Ed! grit. Mrame!Qu pasa? El pnico domin a Ed. Por qu me miras as?Dnde has estado esta tarde?La sonrisa de Ed se desvaneci.Ya te lo he dicho. Estuve paseando. No te lo he dicho? Di un paseo para reflexionar.No me mientas, Eddie Fletcher! S que ests mintiendo! Ruth rompi a llorar de nuevo. El pecho se le mova agitado bajo la camisa de algodn. Admtelo! No fuiste a pasear!Ed tartamude, cubierto de sudor. Se apoy contra la puerta, falto de fuerzas.Qu quieres decir?Relmpagos de clera brillaron en los ojos negros de Ruth.Vamos! Quiero saber dnde has estado! Dmelo! Tengo derecho a saberlo. Qu ha pasado en realidad?Ed retrocedi, aterrorizado. Su determinacin se derreta como cera. Todo estaba saliendo mal.Te juro que fui a...Dmelo! Ruth le hundi sus afiladas uas en el brazo. Quiero saber dnde has estado..., y con quin!Ed abri la boca. Intent dibujar una sonrisa, pero su rostro se neg a reaccionar.No s qu intentas insinuar.Sabes muy bien lo que intento insinuar. Con quin estuviste? Adnde fuiste? Dmelo! Lo averiguar tarde o temprano.No haba escapatoria. Estaba atrapado..., y lo saba. No podra ocultrselo. Retrocedi desesperado, rezando para ganar tiempo. Si pudiera distraerla, centrar su mente en otra cosa. Si bajara la guardia, siquiera un segundo. Si pudiera inventar algo, una historia mejor. Tiempo... Necesitaba ms tiempo.Ruth, debes...De repente, se oy el ladrido de un perro, que reson en la casa a oscuras.Ruth lade la cabeza un momento.Ha sido Dobbie. Creo que alguien viene. Son el timbre de la puerta.Qudate aqu. Vuelvo en seguida. Ruth sali corriendo de la habitacin, en direccin a la puerta. Maldita sea. Abri la puerta.Buenas noches! El joven se col en el interior como una exhalacin, cargado de objetos, y dedic una amplia sonrisa a Ruth. Soy de la Compaa de Aspiradoras Barretodo.Ruth le mir con el ceo fruncido, impaciente.La verdad, bamos a sentarnos a la mesa para cenar.Oh, slo tardar un momento.El joven ajust los accesorios a la aspiradora con un chasquido metlico. Desenroll con toda rapidez un largo folleto ilustrado, que mostraba a la aspiradora en accin.Ahora, si sostiene esto mientras enchufo la aspiradora... Correte por el saln como un nio con zapatos nuevos, desenchuf el televisor, enchuf la aspiradora y apart las sillas.Primero, le har una demostracin del limpiacortinas. Adapt al reluciente cuerpo central del aspirador un tubo terminado en una boquilla. Ahora, sintese y le ensear cmo funciona cada uno de estos accesorios, tan fciles de utilizar. Su voz jovial se impuso al rugido de la aspiradora. Observar que...

Ed Fletcher se sent en la cama. Rebusc en el bolsillo hasta encontrar sus cigarrillos. Encendi uno con dedos temblorosos y se apoy contra la pared. El alivio le haba dejado sin fuerzas.Levant la vista. Una mirada de gratitud alumbr en sus ojos.Gracias musit. Creo que, despus de todo, lo conseguir. Muchas gracias.

FIN

Ttulo Original: Adjustment Team 1954.Escaneado, Revisado y Editado por Arcnido.