diccionario etimologico actualidad

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    Hemos escogido estas positivas valoraciones fuera del mbito acadmico para sealar que todas lasreseas que han aparecido sobre el diccionario y sta no ser excepcin- empiezan de modo pareci-do: un elogio incondicional al autor, a sus desbordantes conocimientos y a su capacidad de trabajo (1)

    (algo as como una captatio benevolentiaal lingista) para acto seguido apuntar algn pero.

    Partiendo de la base de que se tratara de un buen diccionario etimolgico rico y riguroso, cuya supe-racin, a pesar de sus casi veinte aos (2) de vida, parecera an lejana; ser necesario sin embargo dete-nernos y analizarlo detenidamente para poder conocer sus virtudes y sus lmites y saber mejor qupodemos hallar en l y aquello que no debemos esperar encontrar.

    En definitiva se tratara de evitar que nos suceda lo que a un estudioso que al no encontrar ni el top-nimo Espaa ni el adjetivo espaol en el diccionario se quejaba en un prestigioso foro de hispanismoen internet sobre la malquerencia del fillogo contra el estado y su lengua oficial (3): con slo leer elprlogo de la obra habra sabido que no debemos buscar en el diccionario ni nombres propios ni adje-tivos tnicos, salvo en los contados casos en que tienen valor apelativo.

    La etimologa

    La etimologa es deseo antiguo en la cultura humana, pues el hombre ha pretendido desde siempreconocer el origen primigenio de la palabra, interpretar su significado ltimo, queriendo con ello bus-car en el propio lenguaje un smbolo, una verdad oculta que ilumina el conocimiento del mundo y delas cosas. Pero ms all de esta legtima bsqueda filosfica la etimologa es ciencia relativamentereciente.

    Las lenguas no son puras, gracias a Dios, y su vocabulario tiene distintos orgenes; a ello se dedica laciencia etimolgica que tiene por objetivo explicar el origen de las palabras de una lengua o familia delenguas a travs de sus evoluciones fonticas, morfolgicas y semnticas. El origen de cada voz no estregistrado en ninguna parte: no hay casi nunca una partida de nacimiento que atestige su creacin oinvencin, por lo que los lingistas deben reconstruir su vida desde el momento mismo de su creacincon el control de unas herramientas cientficas que permitan acceder con rigor a la posible historia delos trminos de una lengua a partir del propio origen en otra lengua, por ejemplo el latn, y acompa-ando la evolucin en todas sus vicisitudes, atestigundola a ser posible con documentos en las prin-cipales etapas de su historia.

    Las herramientas

    Las herramientas que permiten a la etimologa reconstruir el camino de cada palabra son bsicamen-te cuatro: las leyes fonticas de evolucin, las leyes de derivacin o morfolgicas, la coherencia semn-tica la herramienta de uso ms difcil, y finalmente la cronologa. Veamos muy sucintamente cadauna de ellas.

    Las leyes fonticas de evolucin nos demuestran una cierta regularidad en la evolucin del material

    fnico desde la raz o vocablo de donde procede el timo hasta nuestra palabra actual. Esta regulari-dad se da en el tiempo y comparativamente entre las lenguas de un mismo grupo o familia. Por ejem-plo sabemos que si en latn tenemos un grupo consonntico pl- inicial (l. c. pluvis, l. vg. ploia), en fran-cs y cataln se conservar este grupo inicial (pluie, pluja), mientras que en castellano se convertiren algunos casos en ll- (lluvia), cambio que los lingistas expresan as pl->ll-. Sabemos, gracias a lacomparacin entre lenguas y al conocimiento y datacin de los documentos, el momento en que estos

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    cambios se suceden y el momento en que dejan de actuar. La lista de estas leyes es extensa y se afinacada vez ms.

    Las leyes fonticas auxilian con eficacia desde hace siglo y medio a lingistas y fillogos en su bs-

    queda. Cabe confesar aqu sin embargo que en la familia de las lenguas romnicas estas leyes son msseguras que en las de otras familias como por ejemplo las germnicas o eslavas, donde no se conocecon tanto detalle la lengua de partida o patrimonial como en nuestro caso el latn, ni tampoco se con-serva un nmero tan amplio de documentos que puedan ayudar a la confirmacin de dichas leyes ni asu cronologa.

    La alteracin de una ley fontica en una palabra puede estar indicndonos un prstamo entre lenguas:as, si una palabra comocantio, -onisocardinal, -alis da cancin y cardenal, caminus, -i, caminatano puede dar ms que camino y caminada y no chimenea. De ah que esta palabra haya de expli-carse a partir del francs chemine, lengua en la que ha evolucionado de distinto modo el latn c+a,dando ch.

    La regularidad se da tambin en las reglas de formacin de las palabras, ya que las lenguas utilizansus recursos derivativos de forma diferente segn la poca y el lugar. As, en la Edad Media se emple-aba -miento, ms de lo que se usa ahora, del mismo modo que en la actualidad -ista tiene ms ren-dimiento que ero para formar nombres de profesiones: de forma que, si antes se creaban palabrascomorelojeroozapatero, ahora se construyen voces comoanalistao internista; tambin en el siglo XVse poda formar en castellano un diminutivo comopequeico, tal y como ahora sigue ocurriendo en ara-gons, y sin embargo en la actualidad un castellano creara pequeitoy nopequeico. La morfologagenera tambin formas nuevas con la constriccin de unas normas determinadas y determinantes en untiempo y en un espacio. Una posible anomala, un cambio en la regla nos dara nuevas pistas sobre los

    momentos crticos en la historia de una palabra o grupo de palabras.

    Si hasta aqu tanto las leyes fonticas como las de derivacin proporcionan al lingista una piedra detoque para decidir con respecto a las etimologas, con la evolucin del significado de las palabras lascosas son ms complicadas, pues resulta difcil en este mbito establecer leyes a las que recurrir paratomar decisiones etimolgicas. De ah que, de momento, ha de conformarse el fillogo con aplicar susconocimientos sobre la historia de la cultura, de la ciencia, de la tcnica, de la literatura para ayudar-se de esos conocimientos a fin de comprender el por qu de determinadas evoluciones.

    La cronologa es el cuarto pilar y, en cierto modo, la regla de tres de la etimologa. Fue al parecer

    Menndez Pidal el primero que sugiri a Coromines que fechara todo aquello que encontrase en susestudios. La cronologa es til para aproximarse a la fecha de inicio de una evolucin fontica, sirvede encaizado donde se sujetar la explicacin de la historia de una palabra, o finalmente confirma odesmiente una hiptesis cuando por ejemplo se ha intentado reconstruir un timo o se busca dar unpaso intermedio al que se accede por va de la reconstruccin y que, a menudo, termina apareciendoen un documento para alegra del investigador. Por este motivo, mientras una reconstruccin no estconfirmada documentalmente, existe la convencin de poner un asterisco, por ejemplo arenga pro-vendra de un timo *harihringsconjetural.

    El diccionario, historia de la obraEl Diccionario crti co etimolgico castellano e hispnico[DECH] tiene como objetivo primero el lxicode la lengua castellana; el trmino hi spni coen su ttulo es sin embargo significativo ya que en elDECH se encuentran tambin referidos multitud de timos de las dems lenguas del oeste peninsular(leons, gallego y portugus), del vasco y del rea lingstica del cataln. El DECHaparece publicado

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    al inicio de los aos ochenta como heredero y sucesor enriquecido del Diccionario crti co etimolgicode la lengua castell ana[DELC o DEC], publicado por el mismo autor en cuatro volmenes veinticin-co aos antes, a mediados del decenio de los cincuenta.

    El DELCy su sucesor, el DECH, tienen un origen comn: Coromines toma como partida la edicin de1936 del Diccionario de la Real Academia Espaola, un corpus de ms de 60.000 fichas, a lo queaade toda la documentacin acumulada en sus innumerables lecturas en todas las lenguas peninsu-lares. Todo ello lo agrupa por familias, o mejor, grupos de palabras, que dieron lugar a un corpus deaproximadamente 12.000 lemas, o si se prefiere problemas (4). Este es el punto de partida, su servi-dumbre y su grandeza. Coromines, al agrupar las palabras por familias, se despreocupa frecuentemen-te de los elementos especficos de la familia y de su historia concreta (5) ; desde el punto de vista lin-gstico domear tamaa cantidad de informacin y rendirla comprensible en un todo relacionadoresulta ms que admirable y til, aunque autores tan eminentes como Baldinger no lo entiendan as:En la perspectiva de un romanista, no tiene sentido el saber que noblezayconocer, queprioryprotnestn emparentados. Podramos aadir que desde el punto de vista mucho menos especializado de un

    bibliotecario referencista pero que frecuentemente debe relacionar conocimientos distantes son por elcontrario de gran ayuda. Frente a esta asociacin de entradas se recomienda que el acceso al trminopretendido se realice a travs de los ndices eficientsimos del volumen 6 del diccionario.

    Podramos aadir que cualquier persona no especializada que se acerque al diccionario por el meroplacer de buscar una etimologa y acompaar la historia de una palabra agradecer casi siempre lasrelaciones, la redaccin y el estilo de los artculos (6).

    El autorJoan Coromines -o Corominas, como aparece en el diccionario- nace en 1905, y desde muy joven seinteresara por las cuestiones lingsticas. Cursa las carreras de Derecho y de Filosofa y Letras, de laque se doctorar con una tesis sobre el vocabulario arans. Profundizar en sus estudios romnicos enMontpellier, en Madrid -con Menndez Pidal y Amrico Castro-, en Zurich con Jakob Jud, a quienconsiderar junto con Pompeu Fabra, como sus maestros. Despus de estudiar tambin en Pars, regre-sar a Barcelona para compaginar all la docencia en la Universitat de Barcelona con su labor en lasoficinas lexicogrficas del Institut dEstudis Catalans junto a Fabra. Durante la Guerra Civil estuvodestinado en la seccin de Informacin del Estado Mayor, en Barcelona, donde trabaj como traduc-

    tor; su capacidad de aprendizaje de lenguas lo lleva a aprender en 17 das la lengua rusa.En enero de 1939 inicia un largo exilio que lo llevar a seguir sus investigaciones y a continuar con ladocencia primero en Pars, despus en Cuyo en Argentina, en cuya universidad permanecer hasta1948, ao en el que se trasladar a Chicago ciudad en la que permanecer impartiendo clases hastasu jubilacin.

    Lingista de muy amplia y slida formacin tena profundos conocimientos histricos, dialectolgicosy literarios de todas las lenguas romnicas: castellano, cataln, occitano, gallego-portugus, francs...tambin fuera de esta rea domina la lingstica indoeuropea: griego, lenguas clticas, snscrito, len-guas germnicas, rabe, vasco. Escribe artculos en ingls francs y alemn.

    Coromines ha publicado una obra magna tanto en cantidad como en calidad de la que apenas citare-mos las obras principales: el DELC, el DECHel diccionario que ahora nos ocupa, el igualmente impor-tante etimolgico para el rea lingstica del cataln, el Diccionari etimolgic i complementar i de lall engua catalanay el diccionario dedicado a la toponimia catalana, el Onomasti con cataloniae, en elque incluye ms de 400.000 nombres de lugar recogidos. Es autor de ediciones de obras de autores

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    clsicos catalanes y castellanos, por ejemplo lasHomil ies dOrgany, La vida dels Sants rossellonesos,Cerver de Girona, Francesc Eiximenis, el Arcipreste de Hita. (7)

    Esta sabidura, su pasin por las lenguas, por su lengua y por su pas, un carcter infatigable, cons-

    ciente de la importancia de su trabajo y de la limitacin de la vida, lo mantendr siempre alejado decualquier acto social. Parece que no exista, rehuye a lo largo de su vida a cuantos honores se lepropusieron (8) y podramos decir que slo sabemos de l por sus obras, por sus libros.

    Contenido, presentacin y estructura de los artculos

    Tal como se ha dicho, la obra contiene cerca de 12.000 entradas principales organizadas alfabtica-mente en 6 volmenes, con ms de 47.000 entradas secundarias en los ndices del ltimo tomo queremiten a las primeras. En ella se incluyen casi todas las palabras del Diccionario de la Real Acade-miams algunas de carcter malsonante, jergal y neologismos que no aparecen en ste. Se omiten todoslos nombres propios, adjetivos tnicos, un pequeo nmero de regionalismos, los adverbios en -mente,los diminutivos, y los derivados con ciertos prefijos (-anti y anlogas) de las palabras estudiadas.

    El primer volumen cuenta con un prefacio de 1954 de Coromines a la primera edicin del DELCy dosde 1979, uno del mismo autor y otro de Jos A. Pascual, colaborador nico del DECH(9). Los prlogosnos dan una idea exacta de su uso y alcance. Se incluyen a continuacin la notacin fontica y labibliografa de obras lingsticas y lexicogrficas utilizadas para la redaccin de las entradas; las abre-viaturas utilizadas cierran los preliminares. Tal como se ha dicho, los ndices de las palabras citadas -en cualquier idioma- se encuentran y son colofn del sexto y ltimo de los volmenes.

    Las entradas estn ordenadas alfabticamente por las voces espaolas, considerando el dgrafo ll comouna letra a parte, no sindolo as sin embargo el grupo rr que ser tratado como dos letras. Los hom-nimos tienen dos artculos distintos con numeracin en nmeros romanos. En el caso de las palabrasque sean estudiadas a partir de otras se remiten en el corpus y en los ndices, los timos slo aparecenreferenciados en los ndices y no en el corpus.

    Los artculos presentan normalmente tres partes bien diferenciadas:

    Resumen esquemtico del significado, timo, lengua del mismo y primera aparicin documentada

    Cuerpo discursivo del artculo Derivados

    La primera parte del artculo se presenta a modo de resumen y en l se indica esquemticamente todocuanto se sabe sobre la palabra: palabra de origen y su lengua, seguida de una breve definicin entre-comillada cuando el significado difiere del actual. Finaliza este primer resumen la indicacin de la pri-mera documentacin localizada por los autores (10).

    La segunda parte es el cuerpo del artculo propiamente, donde se desarrolla por extenso la etimologaapuntada en el resumen. Se explica el proceso de la misma, se rebaten otras teoras, se aportan msdocumentos encontrados y sus fechas. A diferencia de otras obras etimolgicas precedentes por ej. elREWy elFEW, en las cuales los datos son presentados esquemticamente, Coromines y Pascual redac-tan en un lenguaje natural en el que abundan todo tipo de datos para intentar arrojar luz a un proble-ma, a veces para demostrarlo, a veces para dejarlo en suspenso a falta de documentaciones que lo con-firmen o desmientan o de nuevas teoras que propongan alguna solucin mejor. Es sabido que en elinterior de los artculos tampoco faltan datos autobiogrficos o polmicos, recordemos apenas algunosacerados comentarios sobre Colon, Griera o Straka.

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    Finalmente cierran el artculo los derivados y su estudio y documentacin. Los derivados de la familiade la palabra considerada como principal tienen en el DECHuna consideracin secundaria, Corominesse ocupar muy brevemente de la vida particular de cada uno de ellos, ya que considera que su come-tido principal es el de descubrir el timo y no el de crear un diccionario histrico. No obstante, sigue

    siendo este diccionario el nico sustitutivo de un diccionario histrico con que contamos en espaol.A continuacin mostramos un ejemplo de entrada:

    CAUTIVO, tomado del lat.captivuscautivo, preso, derivado decaperecoger. 1 doc.: cativo, 1131 (Oelschl.);cautivo, 1250-71, Fn. Gonz., 74 d.

    La variantecativovivi hasta muy tarde (todava en Sta. Teresa, Rivad. LIII, 51; en Lope, Pedro Carbonero, v.1200, como forma de moriscos). Adems de preso, prisionero, el vocablo signific infeliz, desdichado (Fn.Gonz., 1. C.; Sta. M. Egipc., v. 470; Alex. O, 990; J . Ruiz, ed. Janer, 1172; ms ejs. en M. R. Lida, RFHIV,152-71), y ah miserable, malvado, malo (Dhist., s. v. cativo, 5, 6; cautivo malvado en el estilo caballerescodel

    Quijote). Gall.-port.

    cativoprisionero, cautivo; la ac. malo, despreciable, anticuada en portugus, se con-

    serva muy vivaz en Galicia.

    DERIV.Cautivar[Berceo; otros ejs. Cuervo, Dicc. II, 89-90], del lat. tardo captivared.; cautivador; antigua-mente se dijoencativar. Cautividad[cativedat, fin de S. XIV: Antipapa Luna; en el sentido de cuita, desgra-cia, otros ejs. tempranos citados por M. P., Infantes de Lara, Glos., s.v.;captividat, Valera,Notas al T. en def.,p. 69b (Nougu , Bhisp. LXVI)]; cautiverio[1250-71: Fn. Gonz.; antes cativero, princ. S. XIII,Cronicn Vil la-rense, dos ejs., BRAEVI, 200; del cual ser alteracin cautiveriopor influjo del sufijo culto de cauterio]: elmodelo de esta voz y del cat. captiveri [S. XV] parece ser oc. ant. cativierd., idioma donde es normal el usodel sufijo ierpara formar abstractos; anteriormente se dira cativocomo substantivo abstracto, como es gene-ral en las obras de Alfonso el Sabio, en laGr. Conq. De Ul tr. (308), en J. Ruiz (ed. Janer, 1027), todava enFrancisco de Osuna, 1 mitad del s. XVI. Gall. cativeiromiserable, ruin, despreciable (Vall.), ya recogido por

    Sarm., l.c., aunque el copista lo alter en cativeiro; gall. cativezmiseria, cosa escasa: cativeces, en compa-ranza co que che dara, Castelao 283.23....

    Novedad y aportaciones de la obra

    En la etimologa hispnica hay un antes y un despus de la obra de Coromines, ya que dot a los roma-nistas y sobre todo a los hispanistas de una completa herramienta de trabajo que antes no exista (11).

    sta fue fundamental no slo por el salto cientfico cualitativo y cuantitativo en los estudios etimolgi-cos sobre el castellano, sino que adems lo fue para otras lenguas como el aragons, el cataln, el leo-ns, el gallego-portugus y el occitano, demostrando adems la influencia de stas sobre el castellanoy entre si, influencia que hasta la aparicin delDECHhaba sido poco estudiada. Aunque autores comoMalkiel o Frago critiquen el exceso a veces cierto- de occitanismos y catalanismos, no hay duda deque Coromines demuestra la influencia mayor de lo que se pensaba hasta el momento de stas y otraslenguas en el castellano.

    La influencia del rabe y del vasco es tambin materia de estudio privilegiado en el DECH. En rela-cin con el primero Corriente, el reconocido arabista, pone de manifiesto que Coromines hizo enor-

    mes progresos sobre la situacin en que la cuestin haba sido dejada por el arabismo espaol y hastainternacional y que, gracias a su preparacin lingstica y su metodologa depurada, nos leg el primerelenco total de arabismos del castellano que merece confianza en un altsimo porcentaje de casos.El caso del vasco como lengua de partida tambin merece la atencin de Coromines.

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    Los substratos y otras precauciones

    Cuando inicibamos esta pequea resea comentbamos que el diccionario tambin contaba con algu-

    nas limitaciones e imperfecciones. En efecto, desde el inicio de la redaccin de este diccionario quepodramos fechar a principios de los aos cuarenta, la ciencia ha avanzando mucho, la historia porejemplo ha aportado nuevos elementos culturales tiles a los estudios etimolgicos que diferirn de losque Coromines dispona en su poca. Algunas teoras histricas se han ido desvaneciendo y otrasdemostrando. A la luz de estas nuevas teoras muchos han sido los estudiosos que despus de la edi-cin del DECHhan trabajado sobre l y han podido corregir algunas ideas caras a Coromines.

    La lingstica actual pone en duda en la obra de Coromines dos aspectos concretos: el primero es laexistencia y con ello la explicacin de muchos timos a travs de un substrato mozrabe, la creenciaen la realidad de una lengua o lenguas mozrabes que se habran conservado vivas hasta la reconquistacristiana. Coromines usar de algunas fuentes, por ejemplo las de Simonet, hoy desestimadas por

    la ciencia (12).

    El segundo caso es la definicin y bsqueda de timos en una lengua prerromana cuyo nombre lmismo creo, el sorotapto(13). Coromines, como buen lingista indoeuropesta, intentaba dar idea y formaa las posibles lenguas de los pueblos que habitaron la Pennsula Ibrica durante el milenio anteriora J.C., pueblos en los que cabra contar elementos ibero-vascos, indoeuropeos pre-clticosel sorotapto-, clticos,... Segn los especialistas actuales en substratos hispnicos el trabajo deCoromines sera colosal por esforzado pero no del todo cierto a la luz del estado de los estudiosarquelogicos presentes. En esta lucha por la bsqueda del trmino ms remoto, Coromines, en unaherclea lectio diffi cil ior, no se cio a la recomendacin de Leo Spitzer de intentar siempre buscar el

    trmino ms cercano.

    Siempre sin quitar la importancia que como ya hemos dicho tuvo Coromines en el estudio de occita-nismos y catalanismos en el espaol, es conveniente tener cierta prudencia ante este tipo de prstamoscuando sean atestiguados con posterioridad al gran siglo valenciano.

    Hay especialistas que ven adems una cierta prodigalidad por parte de Coromines en atribuir orgenesonomatopyicos a algunas palabras de origen incierto.

    ResumenPara concluir podramos utilizar una frase de Fuster que resume de modo coloquial nuestra opinin:Como es lgico, habr soluciones propuestas por Coromines que sern discutibles, y quizs seanmuchas. No importa. Si hubiese acertado siempre, Coromines no sera un fillogo sino Dios NuestroSeor. Pero ah queda eso. Durante los prximos siglos, cualquier trato filolgico con el castellano ten-dr que contar con : una antonomasia ---- perfecta.

    Este es el ltimo diccionario etimolgico unipersonal. Es una obra de titanes. Que una sola personahaya podido tener tal cantidad de informacin de la ciencia histrica lingstica a mitad de este siglo

    XX que termina, con conocimientos profundos de todas las lenguas romnicas, del rabe, del vasco, demuchas otras lenguas instrumentales, un perfecto conocimiento de la gramtica histrica de las len-guas peninsulares, y sobre todo con la capacidad de sntesis de todo ello tiene como resultado esta obramonumental.

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    Podemos decir, tal como se hace actualmente, que la obra ha envejecido muy bieny, al no existir otraobra de referencia etimolgica espaola de su pretensin y calidad, resulta imprescindible su posesinen toda biblioteca espaol. No es slo de utilidad a lingistas y personas con intereses por la culturay la lengua sino que sirve tambin a cualquiera que busque para su uso correcto de la lengua, las eta-

    pas de las palabras y el conocimiento de su origen.Aunque ante ello no se puede dejar de afirmar que pasados casi sesenta aos desde su inicio GermnColn afirma con razn: No es temerario aseverar que, con los medios bibliogrficos que la filologahispnica tiene hoy a su alcance, la mayora de los artculos debera retocarse en medida variable.

    Son muchos los trabajos que intentan aportar nueva luz a alguna etimologa estudiada por Corominesy muchos ms que intentan completar el aspecto histrico del diccionario, que repetimos no es su obje-tivo. El mismo autor se excusaba al criticar la obra de otro importante fillogo: En tota obra filolgi-ca sesmunyen forosament un cert nombre dapreciacions discutibles o errades i shi poden notar algu-nes omissions. Quan es tracta dun llibre mediocre ning no es pren la molstia dinsistir-hi, per si s

    un llibre destinat a servir de base per a les investigacions futures durant molt danys, s costum quecada erudit hi aporti els seus addenda-corrigenda, que sn alhora un homenatge al valor excepcionaldel treball. Qui no ha publicat una llista de rectificacions al diccionari de Meyer-Lbke? Per cap delsqui ho han fet no han prets negar que aquest diccionari s una obra mestra.

    El camino a seguir parece claro, ya no se puede pretender una obra de una sola persona, y desde prin-cipios de los aos noventa un equipo de especialistas est trabajando en la Universitat Autnoma deBarcelona(14) en el proyecto de informatizacin del DECH. Esperemos que con la utilizacin de las tc-nicas ms modernas en informtica, de bases de datos con todo tipo de vnculos, a travs y gracias alestudio detallado de toda la dispersa e inmensa documentacin que se ha publicado despus de la apa-

    ricin del DECH, sobre palabras, grupos de palabras, vocabularios, glosarios, ediciones crticas...podremos tener un nuevo diccionario etimolgico espaol con la misma altsima calidad alcanzadahace cincuenta aos atrs por Coromines. Esperemos poder ver sobre un formato informtico aquelemocionante laus Deoen que han querido concluir Coromines y su colaborador, para cerrar el prodi-gioso esfuerzo que dio lugar a esta obra.

    Bibliografa

    BALDINGER, Kurt. Los dos nuevos diccionarios de Corominas para el espaol y el cataln (DECHyDCAT): refle-xiones crticas. En: Homenaje a Germn Coln.BARCEL, Carmen. El mozrabe en la obra de Joan Coromines. En.: Lobra de Joan Coromines: cicle destudi ihomenatge. Sabadell: Fundaci Caixa De Sabadell, 1999. ppBARRENCHEA, Ana Mara, lida LOIS. El exilio y la investigacin lingstica en la Argentina. Cuadernos his-panoamericanos. N 473-474. 1989. Pp. 81-91BLECUA, J os Manuel, Gloria CLAVERA. La lexicografa castellana, antes y despus de Coromines. En.:Lobrade Joan Coromines: cicle destudi i homenatge. Sabadell: Fundaci Caixa De Sabadell, 1999. pp.29-43BRUGUERA I TALLEDA, J ordi; amb la collaboraci dAssumpta FLUVI I FIGUERAS.Diccionari etimolgic.Barcelona: Enciclopdia Catalana, 1996COLON, Germ. Elogio y glosa del Diccionario etimolgico hispnico Revue de linguistique romane. N 45. 1981.Pp. 131-145COLON, Germ. Sobre los estudios de etimologa espaola. En.:Actas del Congreso de la lengua espaola. Madrid:Instituto Cervantes, 1992. pp. 597-610COROMINES, Joan.Diccionari etimolgic i complementari de la l lengua catalana. Barcelona: Curial: La Caixa,1980-1991. 9 vols.COROMINES, Joan. Diccionario crti co etimolgico de la l engua castellana. (DELC) Madrid: Gredos y Bern,Francke, 1954-1957.

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    Notas

    (1) Joan Sol comentar: Coromines, comptant-hi els diccionaris i la resta de treballs, ha publicat una quantitatde lletra equivalent a tres vegades lobra completa de Josep Pla. Els adjectius que tothomha fet servir per referir-shi ha sigut de lestil de: sobrehumana, gegantina, herclia, grandiosa, increble. [...] J oan Veny deia que s una

    obra que calen tres vides per fer-la. I no hi ha pas dexageraci en aquests qualificatius: hi ha, simplement, unaincapacitat de valorar aquesta obra amb els instruments amb qu les persones normals prenemla mida de lesobres dels nostres consemblants. Per la quantitat no s pas la nota ms colpidora de lobra de Coromines. Jo diriaque s molt ms important la intelligncia priveligiada que la sustenta...(2) Casi cincuenta aos si tomamos este diccionario como una revisin de la anterior edicin de 4 volmenes.(3) Coromines ha hecho ms por la lengua castellana y ha demostrado mayor amor por las cosas que muchospatriotas salvadores de la lengua.

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    Mtodos de InformacinFirmasEnero-Marzo 2000

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    (4) La lengua castellana tiene en este momento un nivel muy alto de palabras cuyo timo conocemos, tenemos unaseguridad en un 90 % de las palabras que poseemos y un 10% de inseguridad relativa gracias al anlisis que elautor realiza de estos problemas de las familias de palabras.(5) Kurt Baldinger afirma que no se limita [la etimologa] slo a constatar su acto de nacimiento, sino que hurgapor toda la vida de ella y todas sus significaciones, que nacen, que mueren o desaparecen durante esta existencia

    tan complicada.(6) Una vegada Joan Ferrer i Narcs Garolera li van preguntar per qu posava als seus diccionaris tants detallsdaquests que acabemde retreure [...]. Era una pregunta retrica que tots li havemfet alguna vegada quan nosabemqu dir-li. I ell, redreant pausadament aquella testa venerable, me ls va dir noms, amable i tranquil:grumeig..., grumeig... s a dir peixet perqu els lectors no es cansin, no savorreixin, no vegin en la llengua unacosa pesada, que seria el pecat summe per a un home comell. Es tractava, simplement, dajustar-se al triple idealdels clssics: convncer, commoure i seduir; de no fer una obra adusta per a s exclusiu dun redut cercle dini-ciats. Perqu si la filologia no ens ha de servir per fruir de la llengua (i de la vida en general), per a qu lavolem? (Sol 1999: 206)(7) Vid. La bibli ografia de Joan Corominesde Josep Ferrer i Costa(8) Entre ellos el Doctor honori s causapor la Universitat de Valncia.

    (9) En las reseas al DECHen bastantes ocasiones se pasa por alto el papel que Jos Antonio Pascual, colabora-dor nico de Coromines, tuvo en su redaccin. Ausente en el DELC, su aportacin resulta ms importante de loque l mismo confiesa en el prlogo: Mi labor ha consistido fundamentalmente en dar cuerpo a los materialesescritos por D. Joan Corominas, para hacer posible que luego l, despus de revisar escrupulosamente mi traba-

    jo, tomara las decisiones que slo a l, como autor de la obra, le correspondan, y por las que por otra parte, siem-pre he estado de acuerdo. Nobleza, modestia y respeto al maestro, obligan y quizs por qu no tambin algo dereserva en algunos puntos y en las crticas personales por las que Coromines era conocido y temido? En cualquiercaso los largos aos de trabajo en conjunto de 1971 a 1979, no son apenas las de un simple redactor. El eminen-te fillogo valenciano Germ Colon asevera: los esmerados conocimientos filolgicos que en estos campos poseeel Prof. Pascual no deben ser ajenos a tales mejoras, esto es las mejoras del DECHcon relacin al DELC.(10) No es funcin de un diccionario etimolgico y s del histrico el rastrear y recuperar los monumentos que danfecha a la historia de la palabra. La ausencia de un diccionario histrico del espaol y el recurso al DECH como

    substitutivo hace perenne el problema de las dataciones. Coromines sabe que las fechas tienen siempre un carcterprovisional y que a l le interesan tambin como demostracin del uso de una forma en una poca determi nada.(11) Si prescindimos de antiguallas como la obra de Cabrera y de otros aficionados decimonnicos, slo dispo-nemos al comenzar este siglo XX de algunas notas etimolgicas de R.J . Cuervo y del joven R. Menndez Pidal yalgo ms delante de los atisbos de V. Garca de Diego, interesantes en s, a menudo sagaces, pero no demasiadotiles para un estudio como el que pretendemos conseguir. Todo lo dems est en las monografas de los ltimoscincuenta aos de Y. Malkiel y en el citado diccionario de Corominas (Coln 1992 : 600)(12) Porque en el tema mozrabe no hemos de caer en la confianza de Coromines por exceso y sin fundamen-to- sobre la veracidad del Glosario de Simonet ni aceptar sin reservas el Glosario del Annimo sevillano de h. 1100editado por Asn, a quien en sus escritos [...] acusa de falta de conocimientos filolgicos. [...] Dotado de unos msque amplios conocimientos [Coromines], tal vez, en su incansable bsqueda de nuevos materiales, no tuviera tiem-

    po suficiente para contrarrestrar la informacin; o tal vez, por su profunda creencia en los sustratos y su desme-surado deseo de explicarlo todo, ni siquiera se planteara que la lengua mozrabe fue un invento de Simonet apartir de las fuentes rabes de que dispuso (Barcel 1999 : 130).(13) Neologismo creado por Coromines para llamar a la cultura y sobre todo a la lengua de las poblaciones indo-europeas no clticas, que hasta el momento haban sido conocidas por el nombre alemn Urnenfelder, Corominescrea sorotapto a partir del griego soros urna para la ceniza de los muertos' y thapto enterrar.(14) Extraamos constatar la ausencia del profesor Pascual en este proyecto.