diario de un pérez-grino

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DIARIO DE UN PÉREZ-GRINO CAMINO DE SANTIAGO (23/29 JULIO 2012) VALENÇA DO MIÑO/SANTIAGO DE COMPOSTELA JUAN CARLOS PÉREZ GARCÍA

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Diario del Camino portugués por Juan Carlos Pérez García

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DIARIO DE UN PÉREZ-GRINO

CAMINO DE SANTIAGO (23/29 JULIO 2012)

VALENÇA DO MIÑO/SANTIAGO DE COMPOSTELA

JUAN CARLOS PÉREZ GARCÍA

A MODO DE PRÓLOGO

Pago aquí la deuda contraída con mis compañeros de peregrinación a

Santiago, publicando estas notas que me visteis tomar durante el camino

a modo de diario o cuaderno de viaje y que he respetado tal cual fueron

escritas de mi puño y letra en aquellos momentos.

He preferido respetarlas y transcribirlas literalmente, sin más

pretensiones literarias, sin retocar nada, en beneficio de la naturalidad y la

sinceridad con que fueron escritas.

La tardanza tengo que justificarla por las consabidas vacaciones y por el

hecho de que sigo siendo capaz de escribir únicamente con dos dedos y

así, el camino sí que se hace largo y tedioso.

De todas formas, aquí las tenéis por fin. Espero que las disfrutéis y que os

recuerden algunos de los muchos y buenos momentos que pasamos

juntos.

23/07/2012

Inicio viaje Cáceres: 10:30 h. / Llegada Tui: 18:15 h.

Buen viaje. Ningún inconveniente. Parada en Zamora para recoger a

Alfonso sobre las 13:00 h. Comemos en ruta en puebla de Sanabria, un

bocata en un bar de carretera.

Llegamos al albergue en Tui, nos instalamos y nos acercamos en coche,

debido a la hora, a Valença do Miño. No hay mucho que ver, típica ciudad

portuguesa fronteriza y amurallada. Damos una vuelta y tomamos una

cerveza. Compramos las credenciales en el albergue de Valença y

volvemos a Tui.

A las 21:00 h. llegan Ángel y Vicente. Vienen reventados del viaje desde

Valencia. Unas duchas y a la calle a cenar que a las doce de la noche

cierran el albergue. Lo pasamos bien. Terminamos tomando las últimas

copas y tapas en el bar que hay justo debajo del albergue.

24/07/2012

1ª Etapa: Tui/O’Porriño (18 kms.)

Hemos dormido poco. Muchos ruidos. Compartir una sola habitación con

seis literas es lo que tiene. Si a eso añadimos la impaciencia por comenzar

la aventura del camino más los ronquidos de Alfonso y “Tonet”, la

explicación está clara. ¡Qué cabrones! Parecía que tuvieran una manada

de rinocerontes dentro de sí.

Nos levantamos a las 7:00 h. y salimos del albergue. Después de

desayunar en los alrededores, nos ponemos en camino. Dejamos los

coches en Tui.

La primera parte de la etapa es preciosa, discurre entre bosques y

helechos. Hacemos fotos, porque merece la pena. Incluso los olores son

especiales. Huele dulzón, como a regaliz.

La segunda parte, como ya presuponíamos por las noticias que teníamos,

es un petardo. Polígono industrial enorme. Recta larguísima que

desemboca en O’Porriño. Muy pesada.

Llegamos al albergue. Moderno, nos gusta; pero, como es público, hay que

estar de recogida a las 22:00 h. Y encima hoy juega España contra EEUU

un partido de baloncesto como preparación para las Olimpiadas. ¡No es

plan!

Descansamos un rato y me voy con Alfonso a tomar unas cervezas.

Paramos en la terraza del café “Lennon”. Acertadísima elección.

Preguntamos al camarero que, amablemente, nos da información de

habitaciones de alquiler en un piso cercano. Nos dirigimos a la cafetería

“Paso a Nivel” para preguntar y nos dan un precio muy asequible, 10€ por

persona. No lo dudamos, informamos y convencemos al resto del grupo y

nos decidimos por el piso, algo mucho más cómodo y personal. Por lo

menos allí podremos dormir y estar a nuestra bola.

Pasamos la tarde entre O’Porriño y Tui. Nos acercamos a buscar los coches

y visitamos la ciudad de Tui, sobre todo nos interesa su catedral. Dejamos

uno de los autos en Redondela, el otro en O’Porriño. Mañana lo

recogeremos.

Buscamos un sitio donde cenar y ver el partido, nos decidimos por el

mismo lugar en el que comimos. Nos vuelven a tratar bien. Las chicas que

sirven en el restaurante son muy simpáticas. Cenamos en la terraza e

incluso tomamos unas copas.

25/07/2012

2ª Etapa: O’Porriño/Redondela (19 kms.)

Hoy he dormido. Estar separado de los roncadores ha sido una buena

decisión. Salimos tranquilamente desde el piso, desayunamos y

comenzamos la caminata a las 8:15 h.

La etapa es bastante desagradable, mucho asfalto y poco camino. Casi

nada de bosque. Muy fea. Me desanimo bastante. Como las demás sean

así, no merecerá la pena el esfuerzo. Espero que esto mejore y ganemos

en vistas y paisajes.

Llegamos a Redondela sobre las 12:00 h. Ya hay cola en el albergue “Casa

da Torres”, es el más emblemático del camino portugués. La verdad es

que es muy bonito, una antigua casa palacio en el centro del pueblo. No

hay problema para coger sitio, pero luego se llena rápido. Parece ser que

hay mucha gente.

El problema más grande será acostarse tan temprano, el albergue es

público y rige lo de estar dentro a las diez de la noche y silencio a partir de

entonces.

Pasamos la tarde entre Redondela y Pontevedra. Hay que recoger mi

coche en O’Porriño y llevar el de Vicente a Pontevedra. Lo del trasiego de

los autos nos está empezando a molestar bastante.

Como valoración hasta ahora, diré que lo mejor, con diferencia, la

compañía. El ambiente en el grupo es fenómeno. Todo el día de risas y

cachondeo, entre “ranas”, ronquidos y chistes de todo tipo.

Esta tarde hemos paseado en Redondela con las camisetas azules. La

gente nos miraba y leía el mensaje de nuestro camino. Hemos “molado un

huevo” con ellas.

La etapa de mañana no parece tener mejor aspecto que la de hoy.

Veremos qué ocurre.

26/07/2012

3ª Etapa: Redondela/Pontevedra (25 kms.)

Salimos casi los últimos del albergue. La noche ha sido toledana. A las

23:00 h. en la cama y sin poder pegar ojo por los malos olores (40

personas en una gran habitación) y, sobre todo, por los ronquidos. “¡Me

cago en la madre que parió al portugués que estaba a mi izquierda!”

Duermo poco y compruebo que hay gente que se levanta a las cinco de la

mañana para iniciar el camino. “Pero, ¿a dónde coño irán estos cabrones

tan temprano? Si la etapa tiene unas cuatro horas y media. ¡Vaya tela!

¡Qué gente más agonía!”

Iniciamos el camino después de un frugal desayuno, café con pastas y

sobaos, no había otra cosa.

Pronto descubro con agrado que esta etapa es mucho más bonita. La

mañana está nublada y fresquita, con una bruma ambiental que, a mi

parecer, mejora el paisaje. El camino entra y sale de la carretera, pero

discurre en gran parte por bosques de pinos, eucaliptos y preciosos

helechos.

La bruma que nos rodea me hace recordar la película “El bosque animado”

y lo comento con mis compañeros. Compañeros que a lo largo de la

travesía han ido adquiriendo ya, sus apodos de peregrinos:

- “Sánchez Pufero” (Luis).

- “Kimi el de los esquises” (Alfonso).

- “Tronquet, el Magdaleno” (Vicente).

- “Angelillo, movimientos” (Ángel).

- “La María las once” (María).

A mí me han denominado “Tor-Pedo Perezgrino”. Nada que aclarar acerca

de mi sobrenombre, los que me conocen saben de mis andanzas entre

“grandes humedales”.

Como decía, bonita etapa, también por el paso cercano a la ría de Vigo y el

del puente de Pontesampaio, donde hicimos unas fotos.

Llegamos al albergue de Pontevedra sobre las 12:00 h., pero decidimos no

pasar otra mala noche y preferimos descansar en una pensión. En una

oficina de información nos recomiendan “Casa Maruja”, en el centro de la

ciudad, lo que alarga la etapa en 2 kms. más.

Por fin llegamos, ducha particular (¡qué relajo!) y salida a comer. Por

cierto, comimos el mejor “pulpo a feira” de todo el camino. Veintiocho

eurazos la ración, pero estaba impresionante. ¡Una gozada!

Después de una corta, pero reparadora siesta, cometemos el error del día

nuevamente con los coches. Tenemos que volver a por el mío a Redondela

y llevar el de Vicente a Padrón. Eso nos lleva más de dos horas. Decidimos

que mañana no los tocamos. Es un atraso, lo comentamos. Deberíamos

haber dejado los autos en Tui y hacer el camino sin ellos. No son

necesarios y nos están dando más trabajo que satisfacciones.

Hasta las 21:15 h. no llegamos, de nuevo, a Pontevedra. Salimos a pasear

la ciudad y a cenar de tapeo por el casco antiguo. Aunque el paseo es

corto, vuelvo a tener la misma sensación que hace doce años, cuando

estuve con Maricruz. Es una ciudad que me gusta, tiene un encanto

especial.

Son las 00:30 h., pero no me importa, sé que hoy descansaré. Comparto la

habitación con Ángel, que no se está quieto, pero que, al menos, no ronca.

Es un buen chaval. Ha congeniado perfectamente con nosotros. Hoy ha

tenido en los últimos kms. un pequeño desperfecto en uno de los

gemelos, sobrecarga supongo, aunque espero que no le impida mañana

andar como hasta ahora. Ya puestos, pediré también que no me falle la

rodilla.

27/07/2012

4ª Etapa: Pontevedra/Caldas de Reis (25 kms.)

Etapa sencilla y llana sobre el papel. Fácil, pero larga. Se ha hecho pesada

al final. Los últimos 5 kms. insoportables. Aburrida y fea porque se ha

desarrollado entre carreteras y parrales. Poco bosque, mucho ir y venir en

un zig-zag que te sacaba a la carretera y te devolvía constantemente a las

fincas de parras, lo que ha alargado la etapa en, al menos, 2 kms.

Llegamos a Caldas, que tiene cierta semejanza con Cangas de Onís, o a mí,

por lo menos, me lo parece. Paro junto a Alfonso en un bar al lado del río.

Ya no podemos más. Los kms. se acumulan en las piernas y la espalda y lo

vamos notando. El resto del grupo va en busca del albergue mientras

nosotros disfrutamos de unas “Estrella de Galicia” muy frías y unas tapitas

de tortilla.

Encontramos habitaciones a 10 euros y no lo dudamos. No queremos más

experiencias con albergues públicos. Las habitaciones están decentes,

tienen baños compartidos, pero descansaremos seguro. Vuelvo a

compartirla con Ángel. Ya casi somos pareja de hecho.

La ducha es rápida, pero reparadora al máximo. Nos juntamos para comer

en el bar del puente por indicación de Vicente que lo conoce y nos lo

recomienda. Se llama “O Mouiño” (El Molino). ¡Impresionante! Mejillones,

pulpo, navajas y dos chuletones enoooormes. No podemos con ellos e

invitamos a las andaluzas de “Cuatro Tetas” (Dos Hermanas), que han

llegado rotas casi dos horas después que nosotros.

Después de semejante ágape, damos un paseíto por los alrededores

descubriendo rincones de agua termal donde el grupo se relaja con las

aguas calientes. Yo paso, hace demasiado calor. Terminamos la primera

parte del día con una siesta de más de dos horas. La tarde/noche se

presenta bien. El lugar me gusta, es agradable.

Tarde muy tranquila: paseo, refresco y cena frugal (sandwiches). Normal

después de semejante comilona, no estamos para más. Nos recogemos

pronto, sobre las 23:00 h., que mañana toca marcha otra vez y hay que

levantarse temprano.

28/07/2012

5ª Etapa: Caldas de Reis/Padrón (23 kms.)

Etapa algo más dura que la anterior, un poco “rompepiernas”, con subidas

y bajadas casi constantes; pero eso sí, mucho más bonita. Gran parte del

trayecto transcurre entre bosques de pinos y helechos con rincones y

curvas que mezclan colores propios del otoño, marrones y rojizos, con

verdes y amarillos. Es curioso comprobar cómo el moho corre por los

pinos ascendiendo por el tronco durante tres o cuatro metros.

Sin embargo, los últimos kms. se hacen pesados, discurriendo como casi

siempre, entre parras y maizales.

Llegamos a Padrón al mediodía y preguntamos en un bar, al frescor de

otra “Estrella de Galicia”, por un alojamiento conveniente. Nos informan

de unas pensiones y no dudamos en dirigirnos hacia allí. Nos hospedamos

en “La Pensión Jardín”. Situada frente al Jardín Botánico, es una antigua

casona en piedra y madera que data del siglo XVIII, nos parece un lugar

con un encanto especial. Una vez dentro comprobamos que, además de

cómoda está muy limpia. Compartimos dos habitaciones, una doble,

lógicamente para los “reyes del ronquido”, y otra mayor para el resto del

grupo. Los 18€ por persona nos parece un precio muy asequible.

Después de comer toca otra vez la pejiguera de volver a buscar los coches.

Lo hacemos los mayores, mientras la juventud descansa en la pensión. De

nuevo a Pontevedra a recoger el mío y nos dirigimos hasta Santiago para

dejar ambos en la puerta del albergue que tenemos reservado desde el

inicio. Volvemos a Padrón en autobús.

Una vez juntos, salimos a pasear el pueblo por estirar las piernas, como si

no tuviéramos bastante con las marchas “legionarias” de las mañanas.

Visitamos la Casa-Museo de Rosalía de Castro, solo por fuera porque es

casi la hora del cierre. Desde allí nos dirigimos hasta Iria Flavia, localidad

natal de Camilo José Cela, que se encuentra a escasos minutos.

Cenamos, por fin, un caldo gallego que nos sienta fenomenal, a pesar de la

incompetencia del servicio del bar. En la hostería trabaja cualquiera y así

nos va.

Terminada la cena, estos “viejunos” me llevan a la pensión a las 23:00 h.

No me aguantan ni una copa. Tienen más miedo que siete viejas a la etapa

de mañana que parece bastante dura y pica hacia arriba casi todo el

camino, alargándose como mínimo hasta los 27 ó 28 kms. hasta llegar a la

Catedral de Santiago.

29/07/2012

6ª Etapa: Padrón/Santiago de Compostela (27,5 kms.)

Última y decepcionante etapa. Inferior en dureza a lo que esperábamos y

“fea de cojones”. Solamente un par de rincones se libran por su belleza

forestal. El resto discurre sobre asfalto y zonas sin ningún interés. La salva

el hecho de ser el último trayecto antes de llegar a la Catedral y dar por

finalizado el camino.

Salimos una hora antes que en las etapas anteriores (no eran ni las siete

de la mañana), sabiendo que ésta será algo más larga. Buscamos dónde

desayunar, pero comprobamos con desagrado que los gallegos no

madrugan los domingos. Obviamos el desayuno y continuamos nuestro

camino. Menos mal que la tarde anterior nos aprovisionamos bien de

fruta.

Se nota entre nosotros que esto se acaba. No estamos cansados. Ha

habido suerte. No hemos tenido ningún contratiempo físico y todos

estamos perfectos para seguir caminando, la mayoría con los pies

virginales e inmaculados. Tan solo María sigue sufriendo en silencio sus

ampollas y granitos en las plantas de los pies.

El ritmo es bueno, como siempre, pero yo sigo dando la tabarra y

quejándome de que, como dijo Ángel, el camino portugués está

SOBREVALORADO y, sinceramente, creo que así es.

Después de cinco horas de largo caminar, pero más fácil de lo que

presuponíamos, entramos en los alrededores de la Catedral cuando están

dando las doce en el reloj de la misma. Eso supone que presenciaremos la

misa del peregrino y que podremos ver el botafumeiro en acción.

Una vez en la plaza del Obradoiro, el grupo se funde entre abrazos y

besos. Luis se emociona bastante. Haber llegado junto a su hija, hermano

y amigos tiene la culpa. Yo soy más frío, pero reconozco que el sentir del

momento es muy emotivo. Acabo de concluir algo que llevaba en mi

ánimo desde hace más de dos años.

Nos hacemos fotos de grupo frente a la Catedral y se las hacemos a otros.

Hemos entrado con “la roja” puesta y el instante hay que inmortalizarlo.

Por fin entramos en la Catedral. La misa se hace larga, siempre se hacen

largas. Pasamos la hora como podemos entre el gentío que allí se agolpa.

Asistimos al momento botafumeiro y nos dirigimos a recibir la

Compostela. Me apetece que me reconozcan de alguna manera el

esfuerzo realizado, aunque para ello haya tenido que exponer “motivos

religiosos y otros”. Como dije, mis motivos religiosos se limitan al hecho

de que, “religiosamente”, todos los días del camino me he tomado mis

raciones de pulpo y mis ribeiros.

Al salir, nos hacemos más fotos en la plaza y María procede a la rotura de

unos apuntes de Historia que la han traído de cabeza durante todo el

curso gracias al “buen hacer” de una profesora “gallega de armas tomar”.

Las promesas están para cumplirlas y ella lo hace ayudada por su padre y

algún interesado peregrino que no comprende muy bien, pero que

demuestra gran satisfacción procediendo al “insólito sacrificio del papel”.

Damos por concluido el camino, aunque no el viaje. Aún nos queda la

visita turística a Santiago de Compostela durante la tarde/noche y apurar

las últimas risas y viandas que nos ofrecen estas buenas tierras.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Creo que los seis componentes del grupo hemos disfrutado mucho del

camino. De hecho ha habido ya comentarios e intenciones de retomar la

aventura partiendo desde otros lugares.

El ambiente entre nosotros ha sido ideal. Hemos podido desconectar de

nuestras vidas cotidianas, unos más que otros, es lo que tiene el móvil; y

valorar las caminatas, los momentos, las risas, la compañía, la comida y la

bebida y, sobre todo, esa sensación de estar haciendo algo agradable

junto a gente agradable.

Un grupo de compañeros peregrinos que ya son para mí mucho más que

eso:

- LUIS, mi amigo, mi hermano. ¡Ya lo hemos conseguido! No fue tan

difícil.

- MARÍA, la fuerza y el tesón a los 18 años. ¡Qué fortaleza! Sobre todo para aguantarme a mí.

- ALFONSO, todo un descubrimiento. ¡Qué buenos momentos durante el camino y en torno a una Estrella. Un tipo genial.

- VICENTE, Tonet para los amigos. El control de las situaciones personificado. Un lujo.

- ÁNGEL, mi compañero de habitación, el que tuvo que comprobar mis más bajos y escatológicos instintos. Un chaval estupendo que con sus pocos años ha sabido soportar estoicamente las bromas de gente mucho mayor y más gamberra.

Espero que lo hayáis disfrutado a tope, porque nos lo merecíamos; y os hayáis quedado con todo lo bueno que el camino nos ha ofrecido, a pesar de todas las chinitas que fui poniendo desde la mañana a la noche. Ya sabéis que si no me quejara no sería yo mismo.

Un fuerte abrazo a todos y hasta el próximo camino.