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  • 7/30/2019 Dialogo Lipovetsky Mario Vargas Llosa

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    LETRAS LIBRESJULIO 2012

    LAVILIZACIN

    DELPECTCULO

    VargasLlosa/

    ipovetsky

    ALTACULTURAO CULTURA

    DE MASAS?

    Mario Vargas Llosa:La civilizacin del espectculoes un ensayoque expresa una preocupacin, cierta angustia al ver quelo que entendamos por cultura cuando yo era joven haido transformndose en algo muy diferente a lo largo demi vida hasta convertirse en la actualidad en algo esencial-mente distinto de lo que entendamos por cultura en losaos cincuenta, sesenta y setenta. El libro trata de describirms o menos en qu ha consistido esta transformacin ytambin de ver qu efectos puede tener esa deriva queha tomado lo que hoy da llamamos cultura en distintosaspectos de la actividad humana lo social, lo poltico, lo

    El pasado mes de abril, Vargas

    Llosa honr su talante liberal

    al dialogar sobre su ms

    reciente libro con el socilogo

    francs Gilles Lipovetsky, con

    quien mantiene una lcidadiscusin sobre la alta cultura

    frente a la cultura de masas.

    Bajo los auspicios del Instituto

    Cervantes y la moderacin de su

    directora de Cultura, Montserrat

    Iglesias, presentamos una

    edicin de este encuentro.

    CONVERSACINENTRE

    MARIO VARGASLLOSA YGILLES

    LIPOVETSKY

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    religioso, lo sexual, etctera, puesto que la cultura es algoque impregna todas las actividades de la vida.

    El libro no quiere ser pesimista, pero s quiere ser pre-ocupante e incitar a reflexionar sobre si esa importanciaesencial y hegemnica que han tomado el entretenimientoy la diversin en nuestro tiempo puede convertirse tam-bin en la columna vertebral de la vida cultural. Creo quees algo que est ocurriendo, y que est ocurriendo con elbeneplcito de amplios sectores de la sociedad, incluidosaquellos que tradicionalmente representaban las institu-ciones y los valores culturales.

    Desde mi punto de vista, Gilles Li-povetsky, uno de los pensadores mo-dernos que han analizado con mayorprofundidad y rigor esta nueva cul-tura. En libros comoLa era del vaco oEl imperio de lo efmero ha descrito congran conocimiento en qu consisteesta nueva cultura. A diferencia demi caso, se ha acercado a ella sin in-quietud, sin alarma, por el contrariocon simpata, advirtiendo en ella ele-mentos que considera enormemente

    positivos: por ejemplo, el efecto demo-cratizador de una cultura que llega atodo el mundo, una cultura que a di-ferencia de la cultura tradicional nohace distingos, no est monopoliza-da por una lite, por cenculos de cl-rigos o de intelectuales, sino que dealguna manera permea al conjuntode la sociedad.

    Dice tambin, cuestin desdeluego interesante y debatible, queesta cultura ha permitido una libe-racin del individuo, porque, a dife-

    rencia de lo que ocurra en el pasadocuando el individuo en cierta formaera prisionero, expresin de una cul-tura, el individuo de nuestro tiem-po puede elegir entre una panopliade posibilidades culturales, ejercitan-do de esta manera no solo una sobe-rana y una voluntad, sino tambinuna aficin, una predisposicin. Diceque esta cultura es una cultura del pla-cer, que permite que uno busque suplacer en actividades que hoy tienenese signo, el ser culturales, aunque en

    el pasado no se les considerase comotales. Son ideas debatibles que me convencen a ratos y aratos me dejan pensativo, y por eso creo que este puede serun dilogo sumamente fructfero entre dos acercamientos aun mismo fenmeno desde posiciones que son diferentespero que podran de cierta manera ser complementarias.

    Gilles Lipovetsky: Muchas gracias a usted, Mario, poresta bella presentacin en la que me reconozco totalmente.

    Subraya usted que esta sociedad del espectculo creauna suerte de base cida para el sentido noble de la cultura.Estoy de acuerdo con usted en este aspecto. He intentado

    Ilustraciones: LETRAS LIBRES / Luis Pombo

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    teorizar sobre esta idea en un libro de prxima publicaciny voy a permitirme desarrollar un poco este punto, porquecreo que va en el sentido que usted enfoca. Qu era la cul-tura noble, la alta cultura, para los modernos (y as no irnosmuy lejos en la historia)? La cultura representaba el nuevoabsoluto. Cuando los modernos comenzaron a desarrollarla sociedad cientfica y democrtica, los romnticos alema-nes crean una especie de religin del arte, que asume lamisin de aportar lo que no daban la religin ni la ciencia,porque la ciencia sim-plemente describa lascosas. Se produce una

    sacralizacin del arte.Los siglos xvii yxviiinos dicen que el poetay los artistas en gene-ral son los que mues-tran el camino, son losque dicen lo que antesdeca la religin.

    Cuando adverti-mos lo que es la culturaen el universo del con-sumo, en el universodel espectculo, lo que

    llama usted la civili-zacin del espectcu-lo estoy totalmentede acuerdo con esa de-nominacin: es un ttu-lo magnfico, lo queobservamos es justa-mente la cada de esemodelo. La cultura seconvierte en una partedel consumo, en unaclula del consumo. Yano estamos esperando

    a que la cultura cambieel mundo, como pensa-ba Rimbaud: cambiar la vida, cambiar el mundo. Esa erala tarea de los poetas, como Baudelaire, que rechazaba elmundo de lo utilitario. Crean que la alta cultura era lo quepoda cambiar al hombre, cambiar la vida. Ahora ya nadiepuede pensar que la alta cultura va a cambiar la vida. Eneste plano es la civilizacin del espectculo la que, de hecho,ha ganado. De la cultura lo que esperamos es divertimento,una diversin un poco ms elevada, pero fundamentalmen-te hoy lo que cambia la vida es el capitalismo, es la tcnica.Y la cultura viene a ser la aureola de todo esto.

    Podemos tener una visin estrictamente negativa, queno es totalmente la suya, de esta civilizacin del espectcu-lo y en general de la sociedad de consumo. Sin embargo,durante los aos en los que he estudiado a la sociedad con-tempornea he intentado demostrar el potencial positivo, apesar de todo, que representa. Si tomamos el modelo tradi-cional de la cultura, la parte negativa es mayor, s, es inne-gable. Pero la vida no solo es cultura. La vida es tambin lapoltica para nosotros, la democracia, son las relaciones

    con los dems, la rela-cin consigo mismo,con el cuerpo, la re-

    lacin con el placer ycon muchos otros ele-mentos. En este planopodemos decir que lasociedad del espectcu-lo, la sociedad de con-sumo, que por un ladoha masificado los com-portamientos, ha dadoun mayor grado de au-tonoma a los indivi-duos. Por qu? Porqueha hecho que caigan

    los megadiscursos, lasgrandes ideologas po-lticas que marcaban alos individuos, que losponan dentro de un r-gimen estanco, y los hasustituido con el tiempolibre, con el hedonismocultural. Las personas,en general, ya no quie-ren seguir a las grandesautoridades: quierenvivir felices, quieren

    buscar la felicidad conlos medios que tengan,aunque, aadira, no siempre lo consiguen. De cualquiermanera, la sociedad de consumo, por medio del hedonis-mo, ha multiplicado los modelos de vida y las referencias.La televisin, por ejemplo, que ha representado una suer-te de tumba de la alta cultura, ha nutrido de referencias ala gente, ha abierto los horizontes: permite a los individuoscomparar. En este plano, la revolucin de los modos de vidade la sociedad del espectculo ha permitido la autonomiza-cin de los individuos, creando una especie de sociedad a lacarta donde estos construyen sus modos de vida.

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    Creo que es un aspecto importante, porque las socie-dades donde domina el espectculo son, en general, so-ciedades consensuadas sobre el pacto democrtico. Ya nohay luchas sociales que acaban en baos sangrientos y seha rechazado en todos estos lugares la figura del dictador.En ese sentido creo que la sociedad del espectculo hapermitido a las democracias vivir de una manera menostrgica, menos esquizofrnica que antes. Eso nos ha libe-rado en cierto modo de las dos vertientes fundamentales,o los dos grandes vicios de la edad moderna: la revoluciny el nacionalismo. Donde triunfa la sociedad del espec-tculo existen los nacionalismos, pero no son sangrien-

    tos, y la revolucin la gran epopeya, la gran esperanzarevolucionaria escatolgica que anunciaba, por ejemplo,el marxismo ya no tiene muchos fieles ni mucha credi-bilidad. Recordar lo que los nacionalismos y las revolu-ciones significaron para el siglo xxnos permite evitar laslecturas apocalpticas de la sociedad del espectculo, aun-que sigamos siendo crticos con ella.

    Mario Vargas Llosa: Esos son los aspectos positivos delo que podramos llamar la civilizacin del espectculo,con los que coincido en general. Ahora, veamos algunosnegativos. La desaparicin o el desplome de la alta culturaha significado tambin el triunfo de una gran confusin.

    Con la alta cultura se han desplomado ciertos valoresestticos sobre los que no existe ya un canon o un ordende prelacin, unas ciertas jerarquas que la vieja culturahaba establecido y que eran ms o menos respetadas.Eso hoy prcticamente no existe. Por una parte se puededecir que es extraordinario porque significa que en laactualidad tenemos en el campo de la cultura una libertadinfinita. Pero dentro de esa libertad tambin podemos servctimas de los peores embaucos. Y concretamente enalgunos de los campos de la cultura es hoy una realidadque verificamos cada da. Quiz el ms dramtico sea elde las artes plsticas. La libertad que las artes plsticashan adquirido consiste en que todo puede ser arte y nada

    lo es. Que todo arte puede ser bello o feo, pero no haymanera de saberlo; no tenemos el canon que antes existay que nos permita diferenciar lo excelente de lo regular yde lo execrable: hoy todo puede ser excelente o execrable.Al gusto del cliente. En el mundo del arte la confusinha alcanzado unos extremos que llegan a ser cmicos yrisibles. El gran talento y el pcaro se confunden porqueambos son vctimas de mecanismos, el de la publicidad,por ejemplo, que en ltima instancia tiene la palabra final.Es verdad que en otros campos la confusin no ha llegadoa estos extremos, pero de alguna manera se ha infiltradoy existe tambin un enorme desconcierto.

    Si la cultura es puramente entretenimiento, no impor-ta nada. Si se trata de divertirse, un embaucador puede di-vertirme ms que una persona profundamente autntica,sin duda. Pero si la cultura significa mucho ms, entoncess es preocupante. Y yo creo que la cultura significa muchoms; y no solamente por el placer que produce leer una granobra literaria o ver una gran pera o escuchar una hermo-sa sinfona, o ver un espectculo exquisito de ballet, sinoporque el tipo de sensibilidad, el tipo de imaginacin, eltipo de apetitos y deseos que la alta cultura, el gran arte,producen en un individuo lo arman y equipan para vivirmejor: para ser mucho ms consciente de la problemti-

    ca en la que est inmerso, para ser mucho ms lcido res-pecto a lo que anda bien y a lo que anda mal en el mundoen el que vive. Y tambin porque esa sensibilidad as for-mada le permite defenderse mejor contra la adversidad ygozar ms, o en todo caso sufrir menos.

    Hablo de una experiencia personal. Yo creo que haberpodido leer y gozar con Gngora, haber podido leer y en-tender el Ulises de Joyce ha enriquecido mi vida enorme-mente. Y no solo por el placer que me dio vivir aquellasexperiencias culturales, sino porque me hicieron entendermejor la poltica, me hicieron entender mejor las relacio-nes humanas, me hicieron entender mejor lo que es justoy lo que es injusto, lo que anda bien y lo que anda mal y

    lo que anda muy, muy mal. Llen una vida de la que lareligin haba desaparecido cuando yo era muy joven deuna espiritualidad que sin esas lecturas no habra tenido.Estoy hablando desde un punto de vista individual, perosi nosotros extendemos esto al conjunto de la sociedad y loque esta cultura significa desaparece y es sustituida por elpuro entretenimiento, qu pasa con lo dems? El puroentretenimiento es capaz de armar a una sociedad suficien-temente como para enfrentar todas esas problemticas?

    No estoy en contra del capitalismo, estoy a favor del ca-pitalismo, creo que ha significado un extraordinario avancepara la humanidad: nos ha trado mejores niveles de vida,un tipo de desarrollo cientfico que nos permite vivir infi-

    nitamente mejor que nuestros antepasados. Sin embargo,los grandes pensadores del mercado siempre lo dijeron: elcapitalismo es un mecanismo fro, es un mecanismo quecrea riqueza y que crea tambin un egosmo que pasa a for-mar parte de la vida cotidiana. Eso debe ser contrarrestadopor una muy rica vida espiritual. Muchos tericos capita-listas pensaban que esa va espiritual era la religin. Perootros, que no eran religiosos, pensaban que era la cultura.Yo creo profundamente que la mejor manera de contra-rrestar ese egosmo, esa soledad, esa competencia terribley que llega a extremos de gran deshumanizacin, exigeuna muy rica vida cultural en el sentido ms elevado de

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    la palabra cultura, si no queremos llegar a algo a lo quedesgraciadamente la sociedad contempornea est llegan-do: a un vaco espiritual tal en el que todos esos aspectosnegativos de la sociedad industrial, toda esa deshumani-zacin que trae consigo, se estn manifestando a diario.

    A diferencia de Gilles, yo no creo que la civilizacindel espectculo haya trado esa paz, ese sosiego, esa con-formidad con lo existente que ha eliminado o disminui-do la violencia. Todo lo contrario. La violencia est ah,es una presencia constante en nuestras ciudades, queestn profundamente impregnadas de criminalidad, hayuna violencia que se manifiesta en los crmenes de g-

    nero y en todo tipo de discriminacin. Hay fantasmasque nacen, por ejemplo, con la crisis econmica que setraducen en xenofobia, en racismo y en discriminacin.Est presente la violencia contra las minoras sexuales,por ejemplo, que es manifiesta, con muy pocas excepcio-nes, en todo el mundo. Y eso, a qu hay que atribuir-lo?, cmo explicarlo? Creo que uno de los factores enlos que esa violencia se manifiesta de esta manera tancruda, sin contrapesos y sin frenos, es precisamente eldesplome de la alta cultura, que es la que enriquece lasensibilidad, la que de alguna manera nos lleva a preo-cuparnos por los grandes temas; una cultura que, ade-ms de ser entretenida, sea preocupante, inquietante, que

    genere en nosotros inconformidad y un espritu crtico,algo que no puede crear jams en s una cultura que espura diversin. Eso que en uno de los ensayos de Gillesse llama cultura-mundo.

    No tengo nada contra el espectculo, el espectculome parece formidable y a m me divierte muchsimo. Perosi la cultura se vuelve solo espectculo, creo que lo queva a prevalecer en ltima instancia ms que el sosiego esel conformismo. Una especie de conformismo, de resig-nacin, de actitud pasiva. Y en la sociedad moderna ca-pitalista, la pura pasividad del individuo significa no elreforzamiento de la cultura democrtica sino el desplo-me de las instituciones democrticas. Porque esa actitud

    va en contra de la participacin activa, la participacincreativa y crtica del individuo en la vida social y en lavida poltica y cvica. Uno de los fenmenos para m msinquietantes de la sociedad contempornea es esa des-movilizacin de los intelectuales, de los artistas frente alos temas cvicos, el desprecio absoluto a la vida poltica,considerada una actividad sucia, innoble, corrompida, ala que hay que darle la espalda, con la que no hay que deninguna manera ensuciarse. Cmo puede a la larga so-brevivir una sociedad democrtica sin una participacinde la gente ms pensante, de la gente ms sensible, de lagente ms creativa, de la gente con mayor imaginacin?

    El desplome de la alta cultura no es solamente unaprdida para una minora, para esa lite que disfrutabade los placeres exquisitos del intelecto y la sensibilidad,sino que el conjunto de la sociedad sufre y puede pade-cer los estragos que de ello puedan resultar.

    Montserrat Iglesias: EnLa civilizacin del

    espectculo hay una continua reflexin a lo largo de

    sus pginas sobre el papel que ha jugado la religin

    o el laicismo a travs de las artes en el sentido de la

    trascendencia. Cmo encuentra esa trascendencia

    en su idea de cultura-mundo?

    Gilles Lipovetsky: La trascendencia la encontramos en laperpetuacin de la exigencia tica, que no ha muerto. Amenudo asociamos la sociedad del espectculo con la des-aparicin de los ideales. Esta, sin duda, es una vertiente,pero no es la nica. En las nuevas generaciones de gentecomprometida hay una base que ya no es la base poltica,que era la que apareca en generaciones anteriores, sinoque est vinculada con la exigencia de la generosidad,de la ayuda mutua. Esto muestra que la sociedad con-tempornea no es sinnimo de cinismo absoluto o denihilismo. Es la vertiente dominante, estoy de acuerdo,pero hay contratendencias. Lo vemos con las ong, con

    los voluntarios, gente que se compromete y da su tiempoy que busca hacer algo no solo por s misma sino por losdems. Reconozco que no es un fenmeno generalizado,pero me sorprende que la sociedad del espectculo, apesar de todo, favorezca esas muestras de generosidad aescala planetaria. La sociedad del espectculo no solo creaegosmo. Tambin crea otros fenmenos que permitenequilibrar la balanza.

    Quiz tengamos una visin distinta de la alta cultura.Usted ve en la alta cultura un contrapeso, una salvacinfrente a la desregulacin mortfera de la sociedad del es-pectculo y del capitalismo. (Usted no est en contra delcapitalismo, sino que busca la manera de cmo humani-

    zarlo. En este punto estamos de acuerdo.) No comparti-mos, sin embargo, el mismo optimismo. Usted piensa quela alta cultura es un medio capital, esencial para rectificaruna vertiente del capitalismo. Yo, en cambio, soy ms es-cptico. Quiz tengo menos fe que usted en la alta cultura.

    Ha dicho cosas muy interesantes sobre la violencia. Hadicho que en la sociedad del espectculo, que tambin seasocia a la diversin, se ha manifestado toda clase de vio-lencia. Sin embargo, Oscar Wilde, durante un momentoimportante de la alta cultura, pas veinte aos, casi todasu vida, en prisin. Tambin recuerdo que la nacin mscultivada antes de la guerra era la alemana. La alta cultu-

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    ra no pudo proteger a los hombres de la barbarie absolutaque signific el nazismo en la nacin de Goethe y Kant.

    Yo soy acadmico, defiendo la alta cultura, pero pien-so que tambin debemos proponer otras vas, distintas a laalta cultura. El conocimiento de las grandes obras es unava, pero no es la nica. Inmersos en la desorientacin delmundo contemporneo, lo que tenemos que hacer es devol-verles la dignidad a los hombres, devolverles la fe en la acti-vidad. No solo fe en el conocimiento y en el disfrute de lasgrandes obras. La altacultura hace al hombre,pero tambin el hecho

    de que los individuossean actores y que cons-truyan su mundo. La es-cuela no debe quedarseah e ir en contra de latelevisin, etctera. Laescuela tiene que darherramientas para quelos individuos se con-viertan en creadores,no solo de arte o de li-teratura, sino creadoresde todo.

    La alta cultura, quees el humanismo, esuna va. Pero no es lanica. Es una va quedebe acompaar a otras,s, pero si la tomamoscomo la central, tendre-mos dificultades. En lasociedad de la imagen,de la diversin, es msdifcil que las masas par-ticipen en este bao cul-tural. Que las personas

    de los lugares ms hu-mildes lean el Ulises deJoyce es muy difcil hoy. Es posible, pero muy difcil. De cual-quier manera, creo que podemos vivir, y vivir bien, de ma-nera digna, sin conocer las grandes obras.

    Estamos de acuerdo en el diagnstico del origen de lasociedad del espectculo con el desplome de las jerarquasestticas. Pero aqu tenemos que tomar un poco de espacioy observar que la sociedad del espectculo no es la nicaresponsable. Comenz con la ms alta cultura: en las van-guardias. Es ah donde se da el ataque real contra el arte aca-dmico, el estilo, lo bello. Duchamp no es la sociedad del

    espectculo y fue l quien abri la va a cualquier cosa, laidea de que en las exposiciones podamos poner cualquiercosa y que solo por eso se llamara arte. La sociedad delespectculo capt esto, pero naci dentro de la alta cultura.La semilla del desplome de la esttica y de la alta cultura estdentro de la propia alta cultura.

    Al final, la sociedad del espectculo no ha cambiadomucho las jerarquas estticas. Qu ha hecho? La socie-dad del espectculo crea algo indito en la historia: el arte de

    las masas. Las artes eranartes tradicionales, artesrituales, artes mgicas,

    artes religiosas y artesde clase, artes aristocr-ticas. La sociedad mo-derna, desde el sigloxx,inventa algo que no exis-ta hasta entonces y quepodemos llamar el artede las masas. El cine,por ejemplo. Una pel-cula es una obra que sedirige a todos, indepen-dientemente del baga-

    je cultural; no hace falta

    haber ledo las grandesobras para apreciarla. Elcine no ha cambiado laesttica, ha creado algodistinto. Al lado de lasgrandes jerarquas est-ticas ha creado un artede la diversin que nospuede dar obras medio-cres pero tambin piezasmagnficas; cada vez msobras medianas, que noson grandes obras de

    arte pero tampoco sonmalas, producen emo-ciones y hacen reflexionar a la gente.

    El capitalismo el cine es un producto del capitalis-mo, no hay cine sin capital no debe rechazarse del todo.Ha creado el arte de masas. Ha creado, tambin, la pu-blicidad, que podemos denunciar no siempre es agrada-ble verla, especialmente cuando interrumpe una pelculao algn programa cultural, pero cmo podemos pensaren una democracia sin ella? La prensa no existe sin pu-blicidad; hoy, con internet, no puede vivir simplementede sus lectores. Sin publicidad no puede existir una pren-

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    sa libre. Hay que denunciar, s, el fenmeno de publiciza-cin de todas las actividades, pero no podemos quedarnosen el aspecto negativo.

    Mario Vargas Llosa: Me alegro que Gilles haya tocadoel tema del nazismo. Lo primero que hizo el nazismoal llegar al poder fue una gran quema de libros frente ala Universidad de Berln [hoy Universidad Humboldt],donde prcticamente toda la gran tradicin culturalalemana ardi en una pira gigantesca. El nazismo, sinembargo, no ha sidoel nico movimiento

    totalitario que ha teni-do una desconfianzacerval hacia la crea-cin artstica, hacia elpensamiento filosfico,hacia los artistas ms omenos crticos de sutiempo, de su sociedad,a los que por supuestoreprimi brutalmente.

    La primera accin detodas las sociedades au-toritarias de la historia

    es establecer sistemas decensura por la gran des-confianza que les mere-ca la cultura. Y tenanrazn. Vean en la cultu-ra un gran peligro. Estoes la Inquisicin, unainstitucin que se creapara no permitir la libreemisin de las ideas, delas creencias, para enca-sillar el pensamiento, lavida intelectual, desde

    luego la vida espiritual,en ciertas normas preci-sas que respondan a lasconvicciones del poder. Eso es lo que hicieron el comunis-mo, el fascismo, el nazismo, todas las dictaduras que en elmundo han existido. Ah tenemos justamente la mejor de-mostracin de la importancia de tener una cultura rica, alta-mente creativa y libre. De hecho, una cultura rica y altamentecreativa solo puede ser libre. Por eso una cultura rica y crea-tiva es uno de los fundamentos de la libertad. Si ella desa-parece es porque ha desaparecido la libertad en el seno deesa sociedad. Esa libertad puede desaparecer, desde luego,

    en razn de un rgimen autoritario y brutal Hitler, Sta-lin, Fidel Castro, Mao Tse Tung, pero puede desaparecertambin de otras maneras: a travs de la frivolidad y el es-nobismo, puede irse degradando cada vez ms si llegamosa creer que para cierta gente Joyce, Eliot o Proust son abso-lutamente intiles e inservibles porque no tienen la cul-tura necesaria, porque tienen una preocupacin inmediatamucho ms apremiante, porque tienen necesidades que sol-ventar.... Ese tipo de pensamiento es muy peligroso. Creoque Proust es importante para todos, aunque algunos no

    sepan leer. Creo quede alguna manera lo

    que hizo Proust los be-neficia tambin a ellos,a pesar de no estar encondiciones de leer-lo. Proust cre un tipode sensibilidad frentea ciertas cosas que, porejemplo, hizo a los in-dividuos que fueron ca-paces de contaminarsede ella ms sensibles ala situacin de esas po-bres personas. Y les

    dio conciencia de quehaba unos derechoshumanos. Ese tipo desensibilidad resulta fun-damentalmente de lacultura. Cuando la cul-tura no est detrs esasensibilidad se embotaextraordinariamente. Yeso explica que habien-do sido el nazismo loque fue haya rebrotes to-dava en la Europa ms

    culta y ms civilizada.Eso explica que habien-do vivido Europa la ex-

    periencia atroz del Holocausto el antisemitismo no solo nohaya desaparecido sino que renazca peridicamente. Y quela xenofobia, que es por desgracia una tara universal, rebrote,y no en sociedades primitivas, incultas, sino en sociedadesmuy cultas, pero justo en aquellos sectores donde no lleganProust, Eliot ni el Ulises de Joyce.

    La alta cultura es inseparable de la libertad. Porque laalta cultura ha sido siempre crtica, ha sido siempre resul-tado del inconformismo y fuente de inconformidad. No

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    el imaginario democrtico y los valores que en su inicionacieron en la alta cultura.

    La sociedad de consumo, del espectculo, da lo mismo,ha aportado muchas cosas: ha creado bienestar, ha abiertolas opiniones, ha disuelto las grandes ideologas, ha dadoms autonoma y al mismo tiempo no es suficiente. La so-ciedad del espectculo, que promete la felicidad, no puedecumplir esta promesa. Sin embargo, no podemos satani-zar a la sociedad de consumo, no se debe tirar al beb conel agua sucia. Hay que quedarse con lo que esta sociedadtiene de positivo libertad, longevidad, modos de vida;pero al mismo tiempo hay que reconocer, y aqu estamos

    de acuerdo, que el universo del consumo es incapaz decumplir con las aspiraciones ms elevadas del hombre. Elhombre no es solo un consumidor y la sociedad de con-sumo se dirige al hombre como si fuera solamente con-sumidor. Cul es la diferencia entre el consumidor y elhombre? Hay muchas. En todo caso, con una perspecti-va humanista, herencia de la alta cultura, esperamos delhombre que sea creativo, que invente, que tenga valores;condiciones que la sociedad de consumo no da. Por estarazn vemos numerosos movimientos que se compro-meten, que proponen, que actan. Las personas necesi-tan comprometerse.

    A travs de internet y de las nuevas herramientas de

    comunicacin vemos un desarrollo formidable de jvenesamateurs que hacen, crean videos, cortometrajes, msica...No todos esos productos son geniales, pero esa actividadnos dice que aquello que Nietzsche llama voluntad depoder hoy es voluntad de creacin. Esta voluntad es algoque la sociedad de consumo no ha destruido, no ha lo-grado que el hombre se convierta en algo que solo quieremarcas. Los hombres siguen queriendo hacer algo con susvidas. Esto es lo que tiene que hacer la escuela: dar herra-mientas para que el hombre, est donde est, pueda haceralgo con su vida y no ser simplemente un consumidor demarcas y modas. Tenemos un trabajo enorme por hacer.

    El mecanismo mundial del capitalismo reduce el mar-

    gen de maniobra, estrecha los mrgenes de accin, peroen la cultura s podemos hacer cosas, la educacin puedeactuar. Este es uno de los grandes retos del siglo xxi. Lasociedad no va a estar conformada solamente por la tc-nica, tambin por hombres armados en sus cabezas, ensus deseos. La escuela debe ayudar a los hombres a con-seguirlo. La alta cultura es uno de los instrumentos, perono es el nico. Tenemos que repensar la escuela en la erade internet. Tenemos que pensar qu es la educacin enuna sociedad desorientada, que ya no tiene las referen-cias de antes. Es un trabajo enorme, pero va a disear elmundo del maana.

    Mario Vargas Llosa: Estoy completamente de acuerdo.La sociedad industrial moderna, la sociedad de mercado,la sociedad de los pases avanzados ha mejorado extraor-dinariamente las condiciones de vida de los individuos.Pero de ninguna manera ha trado esa felicidad que buscael ser humano como un destino final. Lo que falta es jus-tamente eso que se denomina una vida espiritual rica,que a un sector de la sociedad se la da la religin unsector que siente que completa su existencia material atravs de la fe, pero queda un sector muy amplio al quela religin no llega, no le dice nada, y ah es en donde lacultura debe jugar un papel fundamental.

    La educacin, estoy de acuerdo, debe ser uno de losgrandes instrumentos a travs de los cuales la sociedadmoderna pueda ir llenando ese vaco espiritual. Pero pre-cisamente si hay algo que est en crisis en la sociedad mo-derna es la educacin. No existe un solo pas en el mundocuyo sistema de enseanza no refleje una crisis profunda,por la sencilla razn de que no sabemos cul es el sistemams adecuado y ms funcional, que cree por una partea los tcnicos y profesionales que la sociedad necesita y,por otra, llene los vacos que esa sociedad moderna tieneen el campo espiritual. La educacin est en crisis por-que no ha sido capaz de encontrar una frmula que unaesos dos objetivos. Es ah en donde tenemos que trabajar

    si queremos que la sociedad moderna, capaz de satisfacerlas necesidades materiales de los hombres y de las mu-jeres, sea tambin capaz de llenar el vaco espiritual queacompaa a la sociedad del siglo xx. La educacin es ab-solutamente fundamental, pero junto a la educacin tam-bin son fundamentales la familia y el individuo, y todoeso requiere que haya unos ciertos consensos a la horade desarrollar los programas que deben regular la vidade nuestras escuelas, de nuestros institutos y de nuestrasuniversidades. Sobre esto existe una extraordinaria con-fusin, pero, si existiera por lo menos la conciencia deque es ah donde nosotros debemos ser creativos y fun-cionales, creo que habramos dado ya un gran paso. En

    todo caso creo que, aunque las discrepancias puedan sernumerosas en la superficie, en lo profundo, Gilles y yoestamos de acuerdo en que hay que leer a Proust, en quehay que leer a Joyce, en que hay que leer a Rimbaud, enque lo que hizo Kant, lo que hizo Popper o lo que pensNietzsche son cosas valiosas en esta poca, y pueden ayu-darnos a disear esos programas de educacin de los quedepende que la sociedad del futuro sea menos violenta ymenos infeliz que la de hoy. ~

    INSTITUTO CERVANTES, 2012.