dialnet-ladestruccionpoeticadealfonsocostafreda-136223.pdf

18
La destrucción poética de Alfonso Costafreda ALFREDO SALDAÑA Universidad de Zaragoza Las diversas corrientes del estructuralismo literario que tuvieron su auge en los años sesenta y setenta, herederas en gran medida de las investigaciones aportadas por el formalismo ruso, desarrollaron una actividad teórica y crítica decididamente inmanentista, dotada de numerosos y decisivos elementos lin- giiísticos que condicionaron la investigación y delimitaron los objetivos y logros de la misma. Denominada habitualmente con el nombre de poética lin- gifística (García Berrio, 1973: 112; 1981: 12; 1989: 149; Albaladejo Mayordomo, 1985: 146 y ss.; Pozuelo Yvancos, 1988: 65), esta teoría y crítica literaria de carácter inmanentista, después de algunos años de haber gozado de buena for- tuna y confianza entre los investigadores del hecho literario, ha sufrido un importante revés por la repetición de análisis y modelos propuestos, dado que se ha ocupado con especial insistencia de los aspectos sintácticos del texto lite- rario, a la vez que ha mostrado una grave desatención de los pragmáticos y semánticos, constituyentes igualmente decisivos de ese texto, que se presenta ya como el soporte material de unos contenidos imaginarios (Rubio Martín, 1991: 122). Así pues, esta situación y la necesidad de abrir nuevas vías por las cuales salir del reiterado uatamiento de lo sintáctico y dirigirse a otros espacios teóri- cos del texto también importantes nos lleva a contemplar la obra poética de Alfonso Costafreda (1926-1974) a la luz de los análisis de semántica extensio- nal, parte de la semiótica que estudia las relaciones que se establecen entre los signos (los textos) y sus referentes, que T. Albaladejo (1986: 58 y ss.; 1989a; 1990; 1992) ha propuesto recientemente en un intento de llevar la poética lin- giiística más allá del plano sintáctico. A su vez, ciertos fundamentos teóricos y analíticos ofrecidos por la poética de lo imaginario (García Berrio, 1985; 1989: 327-477; García Berrio, Hernández, 1988: 100-108; Rubio Martín, 1987; 1991)

Upload: mittote

Post on 17-Sep-2015

225 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • La destruccin potica de Alfonso Costafreda

    ALFREDO SALDAAUniversidad de Zaragoza

    Las diversas corrientes del estructuralismo literario que tuvieron su auge enlos aos sesenta y setenta, herederas en gran medida de las investigacionesaportadas por el formalismo ruso, desarrollaron una actividad terica y crticadecididamente inmanentista, dotada de numerosos y decisivos elementos lin-giisticos que condicionaron la investigacin y delimitaron los objetivos ylogros de la misma. Denominada habitualmente con el nombre de potica lin-gifstica (Garca Berrio, 1973: 112; 1981: 12; 1989: 149; Albaladejo Mayordomo,1985: 146 y ss.; Pozuelo Yvancos, 1988: 65), esta teora y crtica literaria decarcter inmanentista, despus de algunos aos de haber gozado de buena for-tuna y confianza entre los investigadores del hecho literario, ha sufrido unimportante revs por la repeticin de anlisis y modelos propuestos, dado quese ha ocupado con especial insistencia de los aspectos sintcticos del texto lite-rario, a la vez que ha mostrado una grave desatencin de los pragmticos ysemnticos, constituyentes igualmente decisivos de ese texto, que se presentaya como el soporte material de unos contenidos imaginarios (Rubio Martn,1991: 122).

    As pues, esta situacin y la necesidad de abrir nuevas vas por las cualessalir del reiterado uatamiento de lo sintctico y dirigirse a otros espacios teri-cos del texto tambin importantes nos lleva a contemplar la obra potica deAlfonso Costafreda (1926-1974) a la luz de los anlisis de semntica extensio-nal, parte de la semitica que estudia las relaciones que se establecen entre lossignos (los textos) y sus referentes, que T. Albaladejo (1986: 58 y ss.; 1989a;1990; 1992) ha propuesto recientemente en un intento de llevar la potica lin-giistica ms all del plano sintctico. A su vez, ciertos fundamentos tericos yanalticos ofrecidos por la potica de lo imaginario (Garca Berrio, 1985; 1989:327-477; Garca Berrio, Hernndez, 1988: 100-108; Rubio Martn, 1987; 1991)

  • 176 ALFREDO SALDAA

    nos proporcionarn las premisas necesarias para desvelar algunos constituyen-tes decisivos de la obra potica de Alfonso Costafreda.

    Las propuestas que T. Albaladejo presenta en los trabajos anteriormentecitados van dirigidas al dominio de los gneros narrativos, lo que impide unaaplicacin mecnica de sus modelos de mundo a textos lricos. Es necesarioadems valorar la excepcional especificidad del

    lenguaje de la lrica, poblado,por lo general, de metforas, smbolos, construcciones ambiguas, imgenesonricas, surrealistas e irracionales que hacen de los textos poticos espaciosde investigacin que presentan algunas dificultades a la hora de ser sometidosa anlisis de este tipo. Esto, sin embargo, no implica la ilegitimidad terica yanaltica de nuestro trabajo y ello por dos motivos. En primer lugar, porque losfundamentos lgico-positivos desarrollados por el Crculo de Viena (Carnap,1978) no se limitan al anlisis de la intensin y de la extensin en los lengua-jes naturales, sino que las relaciones entre los textos y sus referentes y, portanto, entre intensin y extensin son comunes a cualquier tipo de textos y delenguajes y, ms an, no slo a los literarios (Stanosz, 1970); y, en segundolugar, porque en la misma direccin terica ya contamos con algunos trabajosdedicados a la lrica (Garca Berrio, 1985; Rodrguez Pequerio, 1986-1990). Laextensin acomoda en el estudio literario a los referentes en sus relaciones conlos textos. Y, precisamente por ello, la semntica extensional permite a la po-tica lingstica salir de los lmites del formalismo sin caer en el contenidismo,que es evitado en virtud del presupuesto seg n el cual los referentes (que sepresentan como contenidos imaginarios que el poema actualiza) son trataclosen funcin de su representacin artstica en el texto literario. As pues, estarenovada atencin a los aspectos semnticos del texto retrico ha abierto nue-vas vas en las investigaciones literarias, puesto que el texto y el referente,segn Albaladejo (1989b: 52):

    estn de modo directo caracterizadoS como elemento sintctico y como elemen-to semntico, respectivamente; el primero es de carcter cotextual y el segundoes de carcter contextual y son elementos indirectamente pragmticos, por estarincluidos a travs de los espacios sintctico y semntico en el pragmtico, deacuerdo con la concepcin del hecho retrico como sistema explicitado por unmodelo semitico-textual de base pragmtica.

    Por otra parte, texto y referente guardan una estrecha relacin con las tres ope-raciones retricas constituyentes de discurso. El texto est formado por la dis-positio y la elocutio, operaciones que se presentan intimamente ligadas en laconstitucin del texto retrico; mientras que la dispositio se corresponde conel momento de la construccin intensional subyacente, en la elocutio se pro-duce la actualizacin lingstica de esa misma construccin. El referente estrelacionado con la inventio, operacin retrica de carcter semntico-exten-sional por la que obtenemos aqul, y es una operacin imprescindible para laelaboracin del texto, aunque se produce en el exterior del mismo (Albalade-jo, 1989b: 119).

  • LA DESTRUCCIN P-OTICA DE ALFONSO COSTAFREDA 177

    En lneas generales, el mtodo de la semntica extensional es el siguiente:partiendo de la "estructura de conjunto referencial", esto es, un conjunto de ele-mentos y relaciones, una serie de seres, estados, procesos y acciones que com-ponen el referente (Albaladejo, 1983: 13; 1986: 39 y ss.; 1989a: 188), se deter-mina el modelo de mundo que "est formado por las instrucciones que rigen laestructura de conjunto referencial", y de l "dependen la organizacin y los ras-gos caractersticos de sta" (Albaladejo, 1989a: 188), su ficcionalidad o no fic-cionalidad, su verosimilitud o no verosimilitud, segn la proximidad o distan-ciamiento que el autor del texto establece entre la estructura de conjuntoreferencial y la realidad efectiva del mismo.

    Como en todo texto de lengua natural, en el texto lrico encontramos unamacroestructura y una microestructura. La superficie textual, es decir, la micro-estructura, est subordinada a las unidades temticas conectadas entre smacroestructura; las relaciones que se establecen entre uno y otro nivel sonde naturaleza sintctica y tienen por tanto carcter intensional. El enlace entreel espacio extensional, en el que se sita la estructura de conjunto referencial,y el espacio intensional sintctico y textual, que corresponde al poema entanto construccin material-lingstica, est desemperiado por el motivo, ele-mento a travs del cual la estructura de conjunto referencial es introducida enla organizacin sintctica del texto. Este enlace, sin embargo, no debe conce-birse como un proceso mecnico, sino como el resultado de una operacin, laintensionalizacin (Albaladejo, 1986: 50 y SS.; 1989a: 189-190; 1990: 309 y ss.),que convierte la extensin en intensin, y en simbiosis con el sujeto componela macroestructura l . La intensionalizacin potica es una tcnica compleja pro-ducida por la activacin de mecanismos lingsticos para la construccin de lamacroestructura textual que reproduce la estructura de conjunto referencial quesuscita el poema, una estructura que contiene diversos y profundos elementosantropolgicos e imaginarios. Estos mecanismos ling sticos, de carcter macro-textual, estructuran el texto convirtiendo las construcciones extensionales (losreferentes) seres, estados, acciones y procesos en construcciones intensiona-les (las unidades temticas del texto) personajes o personas poticas, atribu-ciones, voces; en definitiva, mmesis. T. Albaladejo (1990: 310) explica as lasintimas conexiones que hay entre la semntica extensional y la potica de loimaginario:

    El paso de la organizacin imaginaria que est situada fuera del texto, en elamplsimo espacio formado por el referente y por los ms profundos y esencia-les constituyentes antropolgicos del autor y del lector, al texto literario, del quese ocupa muy adecuadamente la potica de lo imaginario E...1, se produce comointensionalizacin de aquella organizacin.

    I A. Garca. Berrio habla de "estilizacin" de la realidad: "Lo peculiar del realismo litera-rio es la conciencia semntica y pragmtica de que el doble artstico de la realidad repre-senta una estilizacin de la misma E...1, que es el resultado del trabajo proyectivo y coopera-tivo de la imaginacin del autor y de sus lectores" (Garca Berrio, 1989: 333).

  • 178 ALFREDO SALDAA

    La potica de lo imaginario se ha desvelado como una de las vias ms com-pactas y coherentes para descifrar la poeticidad que subyace en los textos lite-rarios. Desde una perspectiva semntico-extensional, se analiza aqui la obrapotica de A. Costafreda destacando los procesos referenciales y los motivosms relevantes que la conforman, asi como la organizacin de mundos y el uni-verso simblico que presenta; una obra potica que es resultado tajante y defi-nitivo de la vida de su autor, espejo en donde se muestra que el verdaderopoeta es slo la sombra de su poesa, que la muerte es slo el fantasma de lamuerte y que, como queria Quevedo, la nica tragedia que nos produce amar-gura y desolacin es la propia vida. Estas pginas hablan, pues, de la funcinde la semntica extensional en el anlisis de la lirica de un poeta, Alfonso Cos-tafreda, desde su inicial fundamento sintctico hacia su articulacin en el espa-cio de las relaciones entre los textos y sus referentes y, por tanto, entre inten-sin y extensin. Hemos centrado nuestro estudio en los tres nicos libros queCostafreda concibi y ofreci a la imprenta como tales: Nuestra elega (1949),Premio Boscn de ese ario, obra inicitica con la que el poeta se situ en unaposicin de privilegio con respecto a sus compaeros de generacin; Compa-era de boy (1966), un libro rebosante de lirismo y desilusin aprendida querevela la impotencia del lenguaje potico para superar las carencias de la vida;y Suicidios y otras muertes (1974), que apareci cinco meses despus de lamuerte del poeta, desolador y angustioso testamento literario de quien sedecant de una manera radical por una renuncia total a la vida y a su expre-sin2 . Veinticinco arios separan la aparicin del primer libro de la fecha de sumuerte; no parece, pues, mucho lo que public. A lo largo de ese tiempo todoindica que Costafreda vivi un proceso de progresivo abandono de la palabracomo medio oracular y teraputico, a la vez que un lento pero seguro apren-dizaje del silencio como respuesta final ante tanto desastre existencial.

    Marcado por la distancia (desde 1955 reside en el extranjero) y el olvido (en1960 aparece la antologia Veinte aos de poesa espaola, de J. M. Castellet, enla que no figura Costafreda), su evolucin potica se dirige desde la divergentepluralidad de Nuestra elega: "Negamos que la muerte haya triunfado / mientraspueda llegar nuestra palabra / al corazn esperanzado de alg n hombre" (Cos-tafreda, 1990: 87), hacia la convergente y siempre compleja expresin de la uni-dad de Suicidios y otras muertes: "Insistir, insisto, / te interrogo, te pierdo / y tevuelvo a encontrar, / husped de mis palabras, reflejo / de la interrogacin. /Mas nunca cesar mi asedio / hasta descubrir quin eres; / quiz descubrir quinsoy" (Costafreda, 1990: 273), en una lnea de expresin que va desde la ampli-ficacin retrica en la que ningn elemento parece sobrar hasta la obsesivadepuracin del lenguaje, asimilada a la adopcin de una prctica progresiva de

    2 A esta produccin potica habra que sumar 8 poemas, un librito que vio la luz en1951, en una separata de la revista Laye, algunos textos sueltos publicados en otras revistas(Espadaa, Halcn, Mensaje, insula) y unos cuantos poemas inditos incluidos en Costafre-da (1990), edicin de la que estn tomados todos los versos que aparecen en estas pginas.

  • LA DESTRUCCIN POTICA DE ALFONSO COSTAFREDA 179

    concentracin significativa, tal como muestran estos versos de Suicidios...:"Apuntes de una vida, indicios / de otra, si alguien me lee acaso / en este espe-jo torpe / ver su propio rostro" (Costafreda, 1990: 303). Ambos procesos sonparalelos en la escritura de A. Costafreda: a la prdida de confianza en la pala-bra como elemento revelador de la existencia se suma una lenta pero incuestio-nable desintegracin de esa retrica potica. M. Bacard (1989: 113-114) ha escri-to: "La insuficincia que per a Alfonso Costafreda resulta decisiva, insalvable, sla de la paraula; perqu era l'nic que li quedava per tal de vncer les altresinsuficinces y perqu a ella havia destinat tots els seus esforcos". Esto parececlaro si cotejamos la cosmovisin que presenta Nuestra elega con la de Suici-dios...; lo mismo ocurre si comparamos la organizacin estructural y la configu-racin de los poemas que aparecen en ambos libros. Se da de un ttulo a otroun giro radical, definitivo, de lo totalizador a lo fragmentario, de lo universal ele-gaco a lo individual trgico, de la fe inquebrantable en el lenguaje potico a laapostasa de ese mismo lenguaje como elemento teraputico y revelador de losdistintos mundos posibles, del deseo de una vida plena que se aprecia perfec-tamente en estos versos de Nuestra elega: "S, s, deseamos vivir, / deseamoscumplir plenamente nuestra dura y hermosa existencia, / el placer y el dolor dela vida" (Costafreda, 1990: 86) a la renuncia contundente de la existencia, talcomo leemos en estos otros de Suicidios... (Costafreda, 1990: 311):

    Tuve de mi existenciala imagen que me dabael temor de la muerte,

    sah de un laberintodonde todo era enorme.

    Sal, as lo espero,de una vida grotesca.

    Costafreda escribe en la larga, oscura y desoladora noche del franquismo.Y, sin embargo, es una terrible irona del destino que sea precisamente en losarios cuarenta (arios de miedos, de angustias, de carencias y de miserias) cuan-do publique Nuestra elega, un libro en cierto modo optimista, fundado en eldeseo de una vida instaurada sobre las columnas de la razn y la belleza,

    Como la vida, la belleza es fugaz, y es nuestra,y as la queremos.

    As la quiere el poeta,no como dura piedra, con odios y engaosos cimientoshacia lo eterno esculpicta, sino como la vida misma,que ella no es eterna, no, pero en cada cuerpo que vive,existe y permanece. (Costafreda, 1990: 79),

    una irona que parece prolongarse en el tiempo hasta la publicacin en los ariossetenta, cuando ya las circunstancias histrico-sociales evidentemente habanmejorado, de Suicidios..., donde se da la paradoja de expresar una experiencia--el declive de la vida del poeta que no merece la pena contarse; negacin de

  • 180 ALFREDO SALDAA

    una ancdota y de la palabra que la dice. Sin embargo, mucho antes de queCostafreda llegara a esa situacin en que la vida se le present como un mons-truo indeseable, disfrazada con la mscara de la muerte, vivi un proceso com-plejo en el que pas por diferentes estados anmicos que se aprecian perfecta-mente en su poesa 3: desde una muy peculiar comunin solidaria con lacolectividad, que le llev a declarar esa frase lapidaria y a veces mal interpre-tada: "Yo siempre hablo en plural" (Ferrn, 1981: 28), hasta la instalacin en unparaso simblico, hermtico y personal que le inst a negar todo, incluso supropia obra. Leemos en Suicidios... la capitulacin de un hombre vencido porla vida (Costafreda, 1990: 293):

    El Verbo pudo ser y no ser.Sin tiempo los proyectos y la obra mal hecha,

    la Muerte Ilegar.

    Alfonso Costafreda, escritor de obra escasa y concentrada, es un poeta de raray encomiable intensidad. Su poesa presenta con meridiana precisin los temas quetrata, desde el amor en sus diferentes realizaciones (amor como vehculo inspira-dor de la conducta o como fuente de interrogaciones constantes) hasta la muerte,contemplada como eleccin ltima de quien en un poema de Suicidios... reco-mendara: "Para alcanzar la libertad no dudes / en desprenderte de todo, de todos"(Costafreda, 1990: 309). El suicidio, asumido como la opcin ms radical que pro-cura al ser humano la libertad de eleccin, representa la dolorosa solucin final aesa tensin entre, por un lado, una vida ms deseada e imaginaria que posible yreal y, por otro, una arquitectura potica caracterizada por su fragmentarismo, porsu facilidad de quiebra y de ruptura, encauzada hacia el silencio como smboloemblemtico y revelador de una postura vital y literaria plenamente asumida, Ile-gando a escribir en un poema de Suicidios...: "Vida tan malograda no debiera con-tarse, / a quin hablar, con qu lenguaje" (Costafreda, 1990: 203).

    Un conjunto de elementos semnticos de carcter extensional como lamuerte del padre, Jorge, Elena, la ausencia, la Guerra Civil espariola, la tierragenerosa, el mar, el aire, el fuego, la presencia de la muerte, la mujer, las cate-drales de Nnive, Roma y Jerusaln, Alicia, la esperanza, el deseo de una vidaplena, la juventud como potencia vital y creadora 4 , la muerte como elementopremonitorio de lo que habr de ser la futura cosmovisin del poeta,

    3 "Alfonso Kostafredal era seriamente inestable, su situacin emotiva poda cambiar radi-calmente de repente y sin motivo apreciable; poda pasar de la camaradera eufrica y exal-tada a mitad del propsito de correr cualquier desenfadada aventura al repentino silencio, auna incomunicabilidad que le obligaba a marcharse sbitamente, casi de un salto, sin despe-dirse" (Barral, 1990: 282).

    4 El propio Costafreda en unas declaraciones a la revista Estilo en 1949 afirmaba: "He ter-minado recientemente un poema de gran magnitud, de ms de 600 versos, que titulo Nues-tra elegfa y que considero la obra definitiva de mi juventud, pues se ajusta exactamente a miconcepto dualista de poesa paradisaca y poesa pico-social. En Nuestra elega se cantan laalegra de la vida y la angustia. Es una csmica visin con el amor y la muerte por fondo",citado por J. Ferrn (1981: 22).

  • LA DESTRUCCIN POTICA DE ALFONSO COSTAFREDA 181

    Yo te pregunto, padre, ozju es la muerte?J-las hallado la paz que merecas?jncontraste cobijo en nueva casao vas errante, y sufres bajo el frodel invierno ms grande, del total

    desamor?Yo te pregunto, padre, si son algolos muertos, o si la muerte es slo

    una inmensa palabra que comprendetodo lo que no existe. (Costafreda, 1990: 41),

    y los estados, sentimientos y pensamientos de ese mismo poeta forman laestructura de conjunto referencial de Nuestra elega. Todos estos elementosextensionales, que se sitan en un principio en el exterior del texto potico, sontransformados a travs de la intensionalizacin en elementos intensionales. Lavoz del Csar Vallejo de Poemas humanos y de Espaa, aparta de int este calizresuena con fuerza en este libro plagado de combatientes, sangre, amigos yenemig,os, luchas, asesinatos y soldados cados. A pesar de las llamadas y refe-rencias a la experiencia concreta y real que constantemente aparecen en laobra, hay tambin un intimo pero decidido deseo de superacin de esa mismadolorosa realidad, como en el poema titulado "Ser aire", donde leemos: "Quie-ro ser el aire, confundirme con l, / pasar fugaz, permanecer, / acariciar lasestrellas y los soles como luna marianera" (Costafreda, 1990: 51). La esperanzaque deposit en su labor artstica, cimentada sobre la urgente necesidad y laconfianza en sus resultados teraputicos, se capta ya en estos textos iniciales,como cuando escribe: "Desde pequerio sori / ser el poeta / que explicase a losnios la historia de los pjaros" (Costafreda, 1990: 59).

    El lenguaje, los lmites, los poetas esparioles, Espaa, el silencio, la muerteinevitable, los arios vividos, los puentes de Pars, el amor amenazado, la imposi-bilidad de aprehender la vida en su totalidad, la reflexin metapotica, etc., sonelementos que forman la estructura de conjunto referencial de Compaera de hoy,un libro dedicado a Carlos Barral y publicado diecisiete arios despus de Nuestraelega. Compaera de hoy supone la plena aceptacin por parte del poeta de quela escritura, finalmente, es incapaz de completar las insuficiencias de la vida. As,leemos en el poema que titula "Los lmites" (Costafreda, 1990: 103):

    Pienso en mis lmites,lmites que separanel poema que hago

    del que no puedo hacer,el poema que escribo

    del que nunca podr escribir.[...1

    Lmites del amor, palabrasinsuficientemente valiosasen un desierto inacabable.

  • 182 ALFREDO SALDAA

    El proceso que lleva a Alfonso Costafreda a una ruptura con la poesa, cartaen la que tanta haba credo y a la que todo lo haba apostado, se va agudi-zando y la escisin se presenta cada vez de forma ms notoria. El lenguajepotico se muestra incapaz de superar las carencias de la vida. C. Barral (1988:187) ha escrito:

    El mayor padecimiento de Alfonso [Costafreda] era la esterilidad potica, la nece-sidad imperiosa de escribir, de estar escribiendo versos y de no dar con sus cir-cunstancias [...]. Padeca esa esterilidad como tal, pero tambin como imposibili-dad de comunicar esa obra hecha y a medio hacer, de comunicarse l mismo enel fondo con esos pocos amigos puestos en el punto de mira de su observacindel mundo.

    Asistimos ahora a una prdida progresiva del habla, como en el poema que nopor azar titula "El silencio", que comienza: "No puedo hablar; aunque quisiera/ no puedo hablar con alegra", y en el que, despus de unos versos estreme-cedores, como un signo premonitorio, termina anunciando: "He de callar, peroyo diera / mi vida" (Costafreda, 1990: 129). Por lo dems, este libro que con-tina la lnea de indagacin potica abierta en Nuestra elega contiene los mis-mos temas que aparecen a lo largo de toda su obra: el amor, la muerte, la vidacomo imposible, la reflexin en torno a la propia individualidad, la sacraliza-cin de la figura del poeta. El mar manriquerio de la muerte, destino final alque llegan unos ros que son vidas, es aqu el escenario desolador y tempes-tuoso de la existencia, como si vivir fuera no ya encaminarse a morir sino morirtan slo, abandonarse y contemplar cmo fluye el curso de la vida al caprichode los vientos. Leemos en el poema que titula "El mar", de Compaera de hoy(Costafreda, 1990: 137):

    Nacer... morir..., nada preguntes.Son simplemente dos sucesos.En medio un mar tempestuoso.

    Y esto es lo que sabemos.En medio un mar, sobre sus olas

    confiadamente naveguemosdejndonos llevar, dejndonos

    llevar... Nuestras pasiones son sus vientos.

    Suicidios y otras muertes, ltimo libro del poeta, es la expresin desoladade la limitacin, de las promesas incumplidas, de los deseos no logrados, de lasacciones saboteadas. Suicidios... apareci muerto Alfonso Costafreda en abrilde 1974 en septiembre de ese mismo ao. Tal como hemos visto en los librosanteriores, el paso de la edad, la locura, el suicidio, la desaparicin, la enfer-medad, la hija del poeta, las formas de un sistema educativo deleznable, HartCrane, Cesare Pavese, Gabriel Ferrater, la poesia espariola contempornea, Cala-fell, San Cugat, Copenhague, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Jos Mara Val-verde, Paul Celan, Sylvia Plath, Jpiter, Lucifer, la renuncia, Eugenio Montale, la

  • LA DESTRUCCION POTICA DE ALFONSO COSTAFREDA

    183

    realidad ueal? del lenguaje, Julia Wright, la soledad, los pensamientos y deseos,en fin, de los personajes y los procesos y acciones que estos mismos persona-jes ejecutan forman la estructura de conjunto referencial de Suicidios y otrasmuertes. La intensionalizacin hace que todos estos referentes (elementosextensionales), ajenos, en principio, al te)Ito potico, se conviertan en unidadestemticas (elementos intensionales) que constituyen la macroestructura dellibro. En esta macroestructura que presenta el texto potico el motivo aparececomo algo esencial en la medida en que es la marca que permite la introduc-cin de la estructura de conjunto referencial en el texto 5 . A. Costafreda vive ensus ltimos arios una suma interminable de adversidades y desastres: crisis sen-timentales, ignorancia y desprecio del parnaso acadmico con respecto a suobra, enfermedades y problemas psquicos y emocionales, depresiones, adic-cin a los frmacos, el suicidio de su amigo Gabriel Ferrater en 1972, que leafecta gravemente. Todo ello, unido a las profundas transformaciones que habasufrido su concepcin potica, hace que este ltimo libro deba ser contempla-do como la cifra que nos revele las claves de quien un da decidi emprenderel vuelo y ejercer el derecho definitivo de la libertad. Costafreda culmina en estelibro su elaboracin de una poesa antirretrica, antibarroca, concisa y expre-sionista, en la lnea de poetas como Trakl y Heym. El expresionismo que defi-ni el espritu de una cierta poca caracterizada por la barbarie, el fracaso colec-tivo y el horror a la muerte no poda resultar indiferente a un hombreangustiado y fascinado a la vez por estos elementos. La muerte es una peromuchas son las formas en las que puede presentarse. Suicidios... muestra unaamplia y variada gama de tipos posibles, que anuncia ya desde su ttulo: enfer-medad fsica o mental, drogas, sensacin de hastio, asco, abandono, soledad,silencio, sueo... El libro rene en sus poemas todo un homenaje a la muerte,que se presenta como el motivo principal de una reflexin profunda; homena-je a la muerte activa que representan con su actitud los suicidas. J. Ferrn (1981:85) ha escrito sobre Costafreda: "El suicidio le fascinaba. 0, ms exactamente,los suicidas. Vea en ellos la materializacin del mximo signo de libertad.Encarnaban, seguramente para l, la mxima transgresin".

    Tzvetan Todorov (1978/1987) ha estudiado la operacin de intensionaliza-cin que se produce en los textos literarios, y en concreto en los textos poti-cos. Todorov parte, a diferencia de Albaladejo, de un acto o conjunto de actosde habla que son transformados por el poeta en un gnero literario 6 . Entre los

    5 Aunque referidas a los gneros narrativos, es oportuno recordar ahora las siguientespalabras de T. Albaladejo (1989a: 189): "Para el enlace entre el espacio extensional, en el queest situado el referente, y el espacio de carcter sintctico e intensional, que corresponde altexto narrativo en su condicin de construccin material-lingastica, la fbula es imprescindi-ble en tanto en cuanto es la entrada de la estructura de conjunto referencial en el texto".

    6 R. Ohmann opina que los actos de habla en un poema no se corresponden con losque se producen en condiciones normales; la fuerza ilocutiva de un poema es mimtica, esdecir, "intencionadamente irnitativa", ya que el texto literario "imita intencionadamente (orelata) una serie de actos de habla, que carecen realmente de otro tipo de existencia. Al hacer

  • 184 ALFREDO SALDAA

    diferentes tipos de transformaciones que analiza encuentra: identificaciones,especificaciones, inversiones, repeticiones, valoraciones, narrativizaciones, etc.El mismo Todorov advierte sobre la imposibilidad de proponer una lista exhaus-tiva y la dependencia de esas transformaciones de los ejemplos exticos queanaliza unos poemas lubas, etnia africana (Zaire) de cultura primitiva. Pero loimportante de su aportacin es la divisin que presenta entre transformacionesinternas y externas. En las transformaciones internas la derivacin se produceen el interior mismo del acto de lenguaje inicial. En las transformaciones exter-nas el primer acto de habla se combina con un segundo acto, seg n distintasrelaciones jerrquicas. Esto es especialmente frecuente en las narrativizacionesque abundan en los poemas lricos. Esta distincin es interesante si contempla-mos sin perder de vista las advertencias y matizaciones que hace Todorov laobra de A. Costafreda, donde encontramos macroestructuras procedentes deambos tipos de transformaciones. Veamos esto en "El silencio", poema de Com-paera de hoy (Costafreda, 1990: 129):

    No puedo hablar; aunque quisierano puedo hablar con alegra.

    u he de decir? Ni tan siquierapresentar puedo una pgina limpia.

    No puedo hablar, slo tinieblas crecieransobre la hierba maldita.

    He de callar, pero yo dierami vida.

    Podemos constatar que entre el acto verbal del que procede el poema y stehan tenido lugar varias transformaciones: una identificacin, o, ms exacta-mente, una doble identificacin: la del personaje principal ("yo" en el poema)con el narrador (identidad que codifica propiedades semnticas), y la del narra-dor con el autor (identidad que codifica propiedades pragmticas); esta segun-da identidad no siempre puede establecerse en la lrica (gnero ficcional); espropia, sin embargo, de los gneros referenciales o histricos, donde la reali-dad del referente est claramente indicada; una narrativizacin, mediante la queobtenemos, en lugar de una incapacitacin, el relato de una incapacitacin(transformacin externa); una especificacin, ya que no se trata de una incapa-

    _

    esto, induce al lector a imaginarse un hablante, na solucin, un conjunto de acontecimien-tos anexos, etc." (Ohmann, 1987: 28-29). Ohmann aplica el concepto de mtnesis tanto al autorde un poema como al lector del mismo. El autor imita (o relata) los actos de habla de unhablante imaginado; el lector imita (o rememora) un acontecimiento imaginario, el relatadopor el hablante imaginado. S.R. Levin, que sigue a Ohmann en la caracterizacin del rangode acto de habla que cabe atribuir a un poema, explica este hecho "con la incorporacin dealgunos rasgos en una oracin real dominante implcita en la estructura profunda de todos lospoemas, y a partir de la cual se derivan hechos como consecuencias naturales" (Levin, 1987:67); sin embargo, es el mismo Levin el primero en reconocer que no todos los poemas sonfcilmente reducibles a una racionalizacin tal como propone en la bsqueda de la oracinreal dominante, la cual, al parecer, no es posible encontrar en todos los poemas.

  • LA DESTRUCCIN POTICA DE ALFONSO COSTAFREDA 185

    citacin cualquiera, sino de una incapacitacin verbal; al poeta le es negada lapalabra, a cambio de la cual estara dispuesto a entregar su vida (transforma-cin interna). Del mismo modo, en G. F.", poema de Suicidios..., podemos con-siderar algunas uansformaciones (Costafreda, 1990: 217):

    Opongoa toda la retrica y vaca

    y humillantepoesa

    hispnica actual,la obra viva, an ms viva ahora,

    de un gran poeta cataln destruido.

    Una identificacin del narrador (protagonista de la enunciacin) con el autor(identidad que codifica propiedades pragmticas); una narrativizacin, o, msconcretamente, la insercin del acto verbal de oponer en el de declarar; tenemosas, en lugar de una oposicin, la declaracin de una oposicin (transformacinexterna); una especificacin, pues no se trata de una oposicin cualquiera, nisiquiera de una oposicin sin ms contra la "humillante poesa hispnica actual",sino que, frente a sta, el poeta prefiere la "obra viva" de Gabriel Ferrater, "ungran poeta cataln destruido" (transformacin interna); una valoracin, por lti-mo, de los personajes que son incorporados al discurso potico, valoracin quese desprende de la tajante oposicin a la que son enfrentados.

    Adems del tratamiento que experimenta la intensionalizacin en suesfuerzo por alcanzar la trama textual, podemos fijarnos en la organizacinque presentan los elementos semnticos de la estructura de conjunto referen-cial. Estos elementos seres, estados, procesos y acciones estn distribuidosen la estructura de conjunto referencial en mundos y submundos (Albaladejo,1989a: 190 y SS.; 1992: 28 y ss.). El mundo textual que presente el poema serms o menos complejo segn los submundos que entren a formar parte de ly que, segn Albaladejo, pueden ser: submundo real efectivo, submundodeseado, submundo temido, submundo credo, submundo conocido, etc. Estaorganizacin de mundos y submundos es determinante en el texto poticopues rige la articulacin de las unidades temticas, sirve de elemento de enla-ce entre la extensin y la intensin y contiene el conjunto de vas de trasla-cin de una a otra. El anlisis de la organizacin de los mundos posibles enla poesa de Alfonso Costafreda es revelador de su evolucin creadora y desu alcance artstico.

    La organizacin de mundos de Nuestra elega est formada por dos mun-dos opuestos entre s con bastante frecuencia en la lrica de la modernidad yaun de la postmodernidad: el singular (la elega individual) y el plural (la picacolectiva). El mundo singular est constituido por su submundo real efectivo(seres, estados, procesos y acciones con existencia objetiva en el mundo globaldel texto potico, como algunos datos de la biografa del poeta, la muerte desu padre o las referencias a la Guerra Civil espariola); su submundo soado (en

  • 186 ALFREDO SALDAA

    el que contempla la salvacin a travs de la poesa); y su submundo deseado(que se materializa en la visin de la figura ideal de la mujer y en la conside-racin de la razn y la belleza como bastiones sobre los que fundar la vida). Elmundo plural (la pica colectiva) est formado por su submundo real efectivo(la sinceridad y el arrojo como valores de la juventud, junto a la consideracinde la realidad miserable y abyecta de Esparia y la visin de la vida como con-dena); y su submundo temido (que adquiere cuerpo en la presentacin de lalocura y la perversidad como rasgos inherentes de la existencia). Estos mundosy submundos se encuentran, en principio, en la estructura de conjunto referen-cial, y a travs de la intensionalizacin pasan a formar parte de la macroestruc-tura del texto potico.

    Compaera de hoy presenta una organizacin de mundos semejante, for-mada por dos mundos posibles que se complementan: el mundo de la expe-riencia vital y el mundo de la experiencia artstica. El mundo de la experienciavital lo integran su submundo conocido o experimentado (en el que aparecenla soledad, el pesimismo y la adversidad como rasgos de marca de un entornosocial negativo); y su submundo deseado (que se materializa en el amor comotabla de salvacin). El mundo de la experiencia artstica est formado por susubmundo temido (que se muestra en la impotencia del lenguaje potico parasuperar las carencias de la vida); y su submundo soriado (que se traduce en laconsideracin del poeta como un ser casi sagrado, objeto de veneracin). Estosmundos y submundos proceden de la estructura de conjunto referencial. A tra-vs de la intensionalizacin esta organizacin de mundos y submundos pasa delespacio extensional al intensional, con lo que entra a formar parte de la macro-estructura del texto potico.

    La organizacin de mundos de Suicidios y otras muertes culmina la lneainaugurada en Compaera de hoy. Se muestra ahora el fracaso de ambas expe-riencias; un fracaso que condujo a A. Costafreda a la b squeda y posteriorencuentro de la muerte en el mundo de la experiencia vital y al hallazgo delsilencio en el mundo de la experiencia artstica. El mundo de la experiencia vitalest formado por su submundo real efectivo (en el que encontramos persona-jes, circunstancias, procesos y pensamientos con existencia objetiva en elmundo global del texto, como el suicidio del escritor Gabriel Ferrater, referen-cias del poeta a la vida de su propia hija, la aparicin del asco como represen-tacin habitual de la experiencia o del amor como revulsivo de una existenciacaracterizada por el desastre); su submundo deseado, en el que el suicidio apa-rece como la nica va de escape; su submundo, por ltimo, temido, relaciona-do con todo lo desconocido que ha de encontrar el poeta tras la muerte. Elmundo de la experiencia artstica o potica presenta un submundo conocidoque se resuelve en la constatacin de la realidad de un idioma sordo y mudocuyo fin est en el vaco, en el silencio; y un submundo deseado (la aspiracindel ideal potico) que al,canza respuesta en la destruccin, tal como encontra-mos en poemas como "El mensaje", G. F. o "El libro", donde leemos (Costa-freda, 1990: 249):

  • LA DESTRUCCIN POTICA DE ALFONSO COSTAFREDA 187

    Este libro no existe.Pginas que habitaran

    absurdas el vaco. Recuerdola asociacin no es evidente-

    el ave enloquecidavolando, revolando sobre el mar

    sin poder o sin saber posarse,giraba en el vaco,

    volaba dentro de s mismaSon vida las palabras o van contra la vida?

    El mundo del texto (manifestacin lingstica donde se actualiza un vastoy complejo escenario de contenidos imaginarios) no puede ser explicado siprescindimos del mundo total, ya que es una parte de ste la seleccionada comoestructura de conjunto referencial para ser representada en el texto potico. Asentendida, la estructura de conjunto referencial no es slo la suma de unos ele-mentos semnticos de carcter extensional que contribuye a perfilar la configu-racin de la construccin textual, sino que aqulla slo se da en la medida enque se produce dicha construccin. No hay, pues, una relacin de dependen-cia del texto artstico con respecto a la estructura de conjunto referencial. A.Garca Berrio (1989: 337) ha escrito:

    El referente del enunciado ficcional solamente existe porque ha sido creadointencionalmente al ser producida la construccin ficcional y, por lo tanto, eltexto que es representacin de dicho referente. Considerado como mundo fic-cional, el referente es una autntica realidad poitica.

    La incorporacin del mundo al texto artstico se explica como intensionalizacinde submundos en los que se configuran constantes esenciales en la organizacinvital del hombre, es decir, universales antropolgicos de carcter semntico-extensiona17. Ese mismo mundo del texto est formado, como decamos alcomienzo de estas pginas, por una macroestructura y una microestructura quelocalizamos en el espacio intensional sintctico y textual, una macroestructuray una microestructura que se presentan como "representaciones textuales dereferentes complejos formados por configuraciones de mundos imaginarios"(Garca Berrio, 1989: 341). Nuestra elega, que participa de algunos cnones quese pueden inscribir dentro de la potica realista, dominante en los aos en queaparece el libro, presenta dos universales antropolgicos o constantes esenciales

    7 A. Garca Berrio (1989: 357) distingue entre formas conceptuales de la imaginacin(fenmenos fantsticos vinculados al espacio sicolgico de la expresividad y de la ficciona-lidad artstica") y estructuras antropolgicas de la imaginacin (fenmenos que subyacen,regularmente inadvertidos o incluso subconscientes, en el establecimiento del sentimientoesttico del valor y del alcance potico"). Por otra parte, estos universales antropolgicosestn en la base de la denominada potica de lo imaginario, desarrollada a partir de la po-tica de la fantasa propuesta por Gaston Bachelard y de la antropologa de las representacio-nes imaginarias de Gilbert Durand (Rubio Martn, 1987: 70).

  • 188 ALFREDO SALDAA

    que organizan el mundo potico de Alfonso Costafreda: el ser individual y el sersocial, dos universales que aparecen enfrentados en abierta y tenaz oposicin.Es la soledad acompariada del yo frente a la comparia solitaria de los otros. Elser social, sin llegar a desaparecer del todo, ha perdido buena parte de su enti-dad en Compaera de hoy y en Suicidios y otras muertes, dos textos que pre-sentan una sola constante esencial: el ser individual, protagonista de un complejoentramado de experiencias vitales y artsticas.

    La antropologa de lo imaginario ha desarrollado un anlisis del texto arts-tico como representacin de "formas simblicas puras" (Garca Berrio, 1989:370). Los smbolos, en cuanto entidades puras y atemporales, actualizan y dotande validez general a los elementos significativos del texto. Nos referamos lne-as ms arriba a la "realidad poitica" del referente, es decir, una realidad ela-borada artsticamente con elementos ficcionales e imaginarios; del mismomodo, los smbolos "se alojan en el espesor imaginario del texto, en el espacioimpalpable inducido por las formas del esquema material" (Garca Berrio, 1989:370). Hay, pues, una corresponsabilidad en la elaboracin del texto entre laestructura de conjunto referencial y la construccin material-lingtistica, entre elespesor imaginario y el esquema material. A. Costafreda configura su universosimblico alrededor de esas dos constantes esenciales que cruzan toda su obray que hemos serialado anteriormente: el ser individual y el ser social. Nuestraelega, que muestra estos dos universales antropolgicos enfrentados continua-mente, simboliza el mundo incontaminado, puro y perfecto de la poesa, unmundo que es a la vez alimento y revelacin del mundo total, ideal sagrado alque el poeta se entrega con devocin, entusiasmo y fervor casi religiosos (Cos-tafreda, 1990: 43):

    En el mundo oscurece. Todo es noche.Sobre mi mano abierta de poetacaer siento la lgrima del fruto.

    En su primer libro Alfonso Costafreda encuentra en la poesa la va de esca-pe que la vida parece negarle. Sin embargo, esto no durar mucho tiempo puesal vaco de la existencia, el abandono, la orfandad y la soledad como motoresde una vida que comienza a presentarse de manera invivible, hay que sumar,en Compaera de hoy, la consciencia de la incapacidad del lenguaje que con-duce a ese punto final y sin retorno que es el silencio. Este segundo libro sim-boliza ese viaje doloroso (Costafreda, 1990: 169):

    Los pjaros vinieron y desaparecan.Regresan las palabras a su sueo remoto.uin habla de esperanza? Siento fro.

    Suicidios y otras muertes representa el punto y final del mundo total de Alfon-so Costafreda. El mundo de la experiencia vital y el mundo de la experienciaartstica han quedado reducidos en una hoguera en la que arden las brasas de

  • LA DESTRUCCIN POTICA DE ALFONSO COSTAFREDA 189

    una vida invivible y de un ideal potico fracasado. La muerte deseada, como selee en "No hay otra forma de vivir", es simbolo ahora de acogida y renacimiento(Costafreda, 1990: 309):

    Para alcanzar la libertad no dudesen desprenderte de todo, de todos.

    Vida que se supiera al borde del abismo.Todo lo perders,

    y aunque te pierdas a ti mismo,nufrago sers y luz del da.

    Antonin Artaud, Hart Crane, Cesare Pavese, Paul Celan, Sylvia Plath,Gabriel Ferrater (a quien le uni una intensa amistad y con quien comparti unmismo inters por la poesia de corte antirretrico), todo un elenco de poetassuicidas o suicidados por una sociedad que, en cualquiera de los casos, se lespresentaba hostil y agresiva. Alfonso Costafreda vivi en sus ltimos aos unaconstante tensin existencial (que afect gravemente a la construccin de suuniverso potico-imaginario), tuvo sus modelos de comportamiento y de confi-guracin del mundo y se enfrent al suicidio como a un proceso absolutamen-te real e inevitable8. El suicidio fue para l algo que mim y aliment con suslecturas y devociones literarias hasta llegar a convertirse en un "compariero deviaje" a la vez incmodo y fiel; se present como el resultado inevitable de unaconciencia escindida entre el submundo real efectivo y el submundo ansiado,vale decir, entre la vida que tuvo y la que dese haber tenido. Para A. Costa-freda (una persona para quien expresarse era vivir), aceptar la imposibilidad dela palabra "fflay acaso un lenguaje? Ponlo en duda", escribe en Suicidios...(Costafreda, 1990: 247) como medio de conocimiento, exploracin y recrea-cin de los diferentes mundos posibles de las diversas experiencias vividas-fue como aprender a renunciar a la existencia, presentada ya como un escena-rio vacio de significacin.

    Lineas ms arriba he afirmado que el mundo del texto (la construccin tex-tual donde adquiere carta de naturaleza la estructura de conjunto referencial)no puede ser explicado sin tener en cuenta el mundo total, del que procede.Desde una perspectiva semitico-literaria, entendemos por mundo tanto laestructura de conjunto referencial que se traduce a travs de la intensionaliza-cin en el texto potico, como la totalidad de la realidad efectiva y no efectivade la que, por medio de la constitucin de los modelos de mundo correspon-dientes, pueden seleccionarse las estructuras de conjunto referencial para los

    8 La muerte de Alfonso Costafreda (las circunstancias reales en que se produjo) suscituna agria polmica entre quienes defendan el proceso degenerativo de la enfermedad y losque pensaban en el suicidio como causas directas de su fallecimiento. En cualquier caso,como indica M. Bacard (1989: 41): "no importa gaire la manera com va morir o el graud'intencionalitat. Potser val ms considerar la situaci extrema per la que passava el poetaen els ltims temps. Situaci que el duia a pensar continuament en el sucidi, a temptejar-lo".

  • 190 ALFREDO SALDAA

    textos poticos concretos (Albaladejo, 1989a: 195). Hablamos, de este modo, demundo del texto (en el primer caso) y de mundo total (en el segundo). A pesarde la opinin en contrario de algn crtico eminente9, creo que la idea expre-sada al comienzo de este prrafo se presenta prcticamente irrefutable. Sea cualsea el enfoque que adoptemos, la poesa de Alfonso Costafreda (cualquiermanifestacin artstica) no puede ser comprendida de manera global si ignora-mos el comportamiento del mundo del texto con respecto a la realidad total dela que forma parte.

    9 G. Steiner (1987: 88) ha escrito: "Estrictamente considerados, el poema, la pieza teatralo la novela son annimos. Pertenecen al espacio topolgico en que subyacentemente se ins-talan las estructuras y dispositivos gramaticales y de lexico. No es preciso que conozcamos elnombre del poeta para leer el poema".

  • LA DESTRUCCIN POTICA DE ALFONSO COSTAFREDA

    191

    BIBLIOGRAFA

    ALBADALEJO MAYORDOMO, T. (1983): "Componente pragmtico, componente derepresentacin y modelo lingiiistico-textual", Lingua e style, XVIII, 1, 3-46.

    (1985): "El estudio lingtistico-inmanentista de la Literatura. La potica lingtisti-ca", en P. Aulln de Haro, coord., Introduccin a la crtica literaria actual,2a ed., Madrid, Playor, 141-151.

    (1986): Teora de los mundos posibles y macroestructura narrativa. Anlisis delas novelas cortas de Clarn, Alicante, Universidad de Alicante.

    (1989a): "La semntica extensional en el anlisis del texto narrativo", en G.Reyes, ed., Teoras literarias en la actualidad, Madrid, El Arquero, 185-201.

    (1989b): Retrica, Madrid, Sintesis.(1990): "Semntica extensional e intensionalizacin literaria: el texto narrativo",

    Epos, VI, 303-314.

    (1992): Semntica de la narracin: la ficcin realista, Madrid, Taurus.BAC.ARDI, M. (1989): Alfonso Costafreda. La temptaci de la poesia, Lrida, Insti-

    tut d'Estudis Ilerdencs.

    BARRAL, C. (1988): Cuando las boras veloces, Barcelona, Tusquets.(1990): Aos de penitencia, Barcelona, Tusquets.CARNAP, R. (1978): "Significacin y sinonimia en las lenguas naturales", en E.

    Coumet, O. Ducrot y E. Gattegno, eds., Lgica y lingfistica, Buenos Aires,Nueva Visin, 111-125.

  • 192 ALFREDO SALDAA

    COSTAFREDA, A. (1990): Poesa completa, ed. de J. Joy y P. Rovira, Barcelona,Tusquets.

    FERRN, J. (1981): Alfonso Costafreda, Barcelona, Jcar.GARCIA BEIMO, A. (1973): Significado actual del formalismo ruso, Barcelona, Planeta.(1981): "La potica lingstica y el anlisis literario de textos", Trnsito, h-i, 11-

    16.

    (1985): La construccin imaginaria en "Cntico" de Jorge Guilln, Limoges,Universit-TRAMES.

    (1989): Teora de la Literatura (La construccin del significado potico), Madrid,Ctedra.

    - y T. Hernndez (1988): La Potica Tradicin y Modernidad, Madrid, Sintesis.LEVIN, S. R. (1987): "Consideraciones sobre qu tipo de acto de habla es un

    poema", en J. A. Mayoral, ed. (1987), 59-82.MAYORAL, J. A., ed. (1987): Pragmtica de la comunicacin literaria, Madrid,

    Arco Libros.

    OHMANN, R. (1987): "Los actos de habla y la definicin de literatura", en J. A.Mayoral, ed. (1987), 11-34.

    POZUELO YVANCOS, J. M. (1988): Teolfa del lenguaje literario, Madrid, Ctedra.RODRGUEZ PEQUEO, M. (1986-1990): "Poeticidad imaginaria semntica y sin-

    tctica en la poesa de Concha Zardoya", Revista de Investigacin, 141-166.

    Rusio MARTIN, M. (1987): "Fantasa creadora y componente imaginario en la obraliteraria", Estudios de Lingiistica, 4, 63-76.

    (1991): Estructuras imaginarias en la poesa, Madrid, Jcar.STANOSZ, B. (1970): "Formal Theories of Extension and Intension of Expression",

    Semiotica, 2, 102-114.

    STEINER, G. (1987) : "Interpretar es juzgar", El Urogallo, 18, 84-97.TODOROV, T. (1978/1987): "El origen de los gneros", en M. . Garrido Gallar-

    do, ed. (1987), Teora de los gneros literarios, Madrid, Arco Libros, 31-48.