devocional 2- marcos 1 2-8 enderezar sus sendas

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1 DEVOCIONAL 2 ENDEREZAR SUS SENDAS TEXTO Mar 1:2-8 Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. (3) Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. (4) Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. (5) Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. (6) Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. (7) Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. (8) Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo. EXPOSICIÓN Juan el Bautista vino enviado por Dios como precursor del Mesías. Su labor sería preparar el camino delante de Jesús, “SU camino” (v.2). Esta preparación consistiría, por un lado, en la predicación del bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados (v.4); y, por otro, en la predicación de la superioridad y poder de Jesús (v.7-8). Juan Bautista anunciaba al Mesías como aquel "que es más poderoso que yo" (1:7). Ministró con el poder de la palabra llamando al arrepentimiento y frenando así los males que trae el pecado. Pero reconoció su impotencia para erradicarlo y vencerlo. El vio que la eficacia de su bautismo era menor en comparación con el bautismo del Espíritu que traería el Mesías. Jesús definitivamente, doblegaría las fuerzas adversas y ocultas que oprimen a las personas e impiden su felicidad y liberación. Cristo vino para “entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes”. Para ello, primero había que atarle, es decir, dejarlo inoperante para después “saquear su casa” (Mat 12:29). Efectivamente, Cristo vino “para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, (15) y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Heb 2:14-15) EXPLICACIÓN Podemos preguntarnos: ¿Y por qué era necesario un precursor? La respuesta es que era necesario un precursor para preparar los corazones ¿Cómo se preparan los corazones? Por un lado, haciéndoles ver la necesidad de la salvación. El problema es que la gente no siente la necesidad de ser salvo. La salvación tiene que ver cosas internas que no se ven con los ojos físicos. Pero puede ayudarnos el saber que sanidad y salvación provienen de la misma raíz etimológica. Salud y salvación es lo mismo. El enfermo necesita ser sanado y el pecador necesita ser salvado. Todos llevamos el pecado dentro. El problema es que no es fácil reconocerlo. Y si uno cree que está sano ¿para qué va a ir al médico? Es necesario hacer ver al enfermo su enfermedad. Por ejemplo, el problema de muchos alcohólicos es que no reconocen su enfermedad. Su curación no viene si antes no se prepara el camino a su salud. Igualmente, muchos dicen que no tienen de qué arrepentirse. Es por ello que no buscan un salvador. Por otro lado, se prepara el camino al Señor despertando el deseo de la salvación. El principal problema que tenemos es la ignorancia. No sabemos ni quién es Jesús ni qué nos ofrece. Entonces ¿cómo vamos a pedirle? Necesitamos descubrir quién es él y qué nos ofrece.

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Evangelio de Marcos

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Page 1: Devocional 2- Marcos 1 2-8 Enderezar Sus Sendas

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DEVOCIONAL 2

ENDEREZAR SUS SENDAS

TEXTO Mar 1:2-8 Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. (3) Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. (4) Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. (5) Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. (6) Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. (7) Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. (8) Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo. EXPOSICIÓN Juan el Bautista vino enviado por Dios como precursor del Mesías. Su labor sería preparar el camino delante de Jesús, “SU camino” (v.2). Esta preparación consistiría, por un lado, en la predicación del bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados (v.4); y, por otro, en la predicación de la superioridad y poder de Jesús (v.7-8). Juan Bautista anunciaba al Mesías como aquel "que es más poderoso que yo" (1:7). Ministró con el poder de la palabra llamando al arrepentimiento y frenando así los males que trae el pecado. Pero reconoció su impotencia para erradicarlo y vencerlo. El vio que la eficacia de su bautismo era menor en comparación con el bautismo del Espíritu que traería el Mesías. Jesús definitivamente, doblegaría las fuerzas adversas y ocultas que oprimen a las personas e impiden su felicidad y liberación. Cristo vino para “entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes”. Para ello, primero había que atarle, es decir, dejarlo inoperante para después “saquear su casa” (Mat 12:29). Efectivamente, Cristo vino “para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, (15) y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Heb 2:14-15)

EXPLICACIÓN

Podemos preguntarnos: ¿Y por qué era necesario un precursor? La respuesta es que era necesario un precursor para preparar los corazones ¿Cómo se preparan los corazones? Por un lado, haciéndoles ver la necesidad de la salvación. El problema es que la gente no siente la necesidad de ser salvo. La salvación tiene que ver cosas internas que no se ven con los ojos físicos. Pero puede ayudarnos el saber que sanidad y salvación provienen de la misma raíz etimológica. Salud y salvación es lo mismo. El enfermo necesita ser sanado y el pecador necesita ser salvado. Todos llevamos el pecado dentro. El problema es que no es fácil reconocerlo. Y si uno cree que está sano ¿para qué va a ir al médico? Es necesario hacer ver al enfermo su enfermedad. Por ejemplo, el problema de muchos alcohólicos es que no reconocen su enfermedad. Su curación no viene si antes no se prepara el camino a su salud. Igualmente, muchos dicen que no tienen de qué arrepentirse. Es por ello que no buscan un salvador.

Por otro lado, se prepara el camino al Señor despertando el deseo de la salvación. El principal problema que tenemos es la ignorancia. No sabemos ni quién es Jesús ni qué nos ofrece. Entonces ¿cómo vamos a pedirle? Necesitamos descubrir quién es él y qué nos ofrece.

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PREGUNTA: ¿Qué le dijo Jesús a la mujer samaritana en Jn 4:101? (dejar que respondan los oyentes)

¿Por qué la gente no pide? Primero, porque desconoce el regalo de Dios; y segundo, porque desconoce al propio Cristo. Nuestro problema es de ignorancia.

APLICACIÓN

Buscar Is. 1:16-17 y responder a esta PREGUNTA: ¿Qué pidió Dios allí a su pueblo? En primer lugar “dejad de hacer lo malo” (v.16) y en segundo lugar, “aprender a hacer el bien” (v.17). El mensaje de Juan fue semejante al del profeta Isaías. “Enderezad sus sendas” es precisamente, dejar de hacer lo malo y hacer lo bueno. Juan es aquel que nos recuerda la gravedad del pecado y nos empuja a la decisión a dejar de pecar. Jesús por su parte, al darnos el Espíritu, no solo nos enseñará sino que nos dará el poder para hacer el bien. Es por el Espíritu que nos da que podemos aprender a discernir siempre la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro. 12:3). Eso es ser guiados por el Espíritu (Ro. 8:14)

Pregúntate a ti mismo: ¿Cuál es el mal que tienes que dejar de hacer? ¿Mientes habitualmente? ¿Eres “amigo de lo ajeno”? ¿Tienes una actitud rebelde con tus padres y les faltas el respeto? ¿Quieres salirte siempre con la tuya? Si es así, ¡deja de hacer lo malo! Todo eso revela una actitud egoísta. El pecado es egoísmo.

¿Quizás sueles hablar de forma áspera, insultando, o provocando a otros? ¿Quizás la inmundicia que permites en tu mente recreándote en lo vergonzoso? Si es así, entonces: ¡Deja de obrar mal! Pide perdón por tus pecados. Pero luego, ¡aprende a hacer lo bueno! Aprende a ser veraz, a ser honesto. Aprende a usar bien tus palabras. Úsalas para bendecir. Que sean palabras de ánimo, de consuelo. Sé obediente a tus padres, bendícelos y da gracias por ellos. Piensa en lo puro, en lo bueno ¡Aprende a hacer el bien!

Que cada cual piense cuál son sus pecados de los que tiene que pedir perdón. Que piense qué males tiene que dejar de hacer y que pida sabiduría para aprender a hacer lo bueno.

PARA LA REFLEXIÓN:

Leer Proverbios 1

1 “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías” (Jua 4:10).