DESPUES DEL SILENCIO

POEMAS DIALOGADOS

1930 - 1935

LA CRUCIFIXION DEL POETA

EL HOMBREEL PUEBLOEL POETALA MUJEREL NIÑO

LA TIERRA

EL HOMBRE

-Hemos llegado a la tostada cumbredel monte. Sólo el truenodomina estas alturas silenciosas.Aquí la misma luz es un castigo,y esta roca es estéril como el llanto.

EL PUEBLO

-Desatadlo. Ya es justo que respireel hálito del mar que en la distanciateje coronas para el amplio cielocon la flor movediza de la espuma.j Cuán miserable está! La tierra misma,que acepta las escorias de la noche,hubiérase negado a slepultarloen su seno.

111 RA.F Am. MAYA

EL POETA

-i La luz, la luz divina!iEl espacio! iLa altura! iEl horizonte!Ya estoy cerca de tu faz radiosa,¡oh sol!

EL PUEBLO

-Tapad su boca aborrecida,y apresurad la hora del torm<mto,antes de que esta nube nos castigue.

LA MUJER

-Por verlo, no más, he subidohasta aquí, yo, que no conocía más alturaque la azotea de casadonde les echaba trigo a las palomas.Perdonad mi lenguaje rudoa cambio de estos clavos que he arrancadoa las vigas festonadas del atrio.He traído también una taza llenadel zumo de las hierbas amargasnacidas en el sitio donde se arroj a la ceniza.Tomadlo todo. Y levantad pronto a ese hombresobre el madero.

EL HOMBRE

-Vamoslt sujetar sus brazos nuevamentey a enclavarlo en el leño (Estas correas

OBRA POETICA

~e las robé a mi padre, del establodonde duermen IOlil bueyes inocentes).Ya está.

EL PUEBLO

-Toda la sangre de sus venascaiga sobre nosotros, y aún empapela cabeza feliz de nuestros hijos,manchando luégo los sagrados murosdel hogar, y las piedras donde ardela llama familiar en el invierno.

LA MUJER

-Si mi vientre no hubiera sido estérilcomo la arena donde pisan las cabras,cada uno de mis hijoshabría ofrecido su cabellera aceitadapara alumbrar la agonía de este hombre.

EL POETA

-j La luz, la luz divina!Padre del sol, a quien siempre he saludadocon himnos tan ligeros como el vuelocon que cercan las raudas golondrinasel mástil de las barcas encalladas.Voy hacia tí. Recóge entre tus manosmi espíritu.

18i

190 RAFAlIlL MATA

LA MUJER

-¿N() oís cómo maldice?Pequeño rey coronado de bellotas.yo te llamé en la nocheen que embriagó mi seno como una islatoda sembrada de arbustos aromáticos,y en que mis brazos se tendían a la lunapesados y frescos como guirnaldas de jazmines.y tú pasaste, sin más compañera que tu s.ombra,diciendo palabras dulces, pero extrañas.Despréciame ahora, desde ese trono,emperador salpicado de sangre.

EL NIÑO

-Aquí estoy. Yo también he subidopersiguiendo tu sombra, esta cuesta,¡oh! mi rey vapulado y herido,y elevado en un leño torcidobajo el cálido sol de l~ siesta.He traído de frutas la cestabien colmada. Tu labio partido,y tu enjuta garganta que tuestaeste cielo de acero bruñido,beberán el frescor derretido,cual camello que pára y se acuestaa la orilla de un pozo dormido.

LA MUJER

-Retirad a ese pequeñocuya alma fatua se paseaa la sombra de las pestañas demasiado l&rg&15,

OBRA POETICA 191

y que ha llegado envuelto en sus haraposcomo una larva que recogeel color de las tierras por donde se mueve.¿No habéis escuchado sus palabras?Es necesario que este hombre muera

. bajo la llama solar, sediento y enardecido,a tiempo que bajan los ríos al valle,y las ramas se doblan bajo la algazarade los pájaros que pican las hojas verdes.Húye, pequeño, busca 'a tu madreque, a la puerta, sombrea los ojos con la manopara distinguir tu sombra menuda.

EL NIÑO

-¿ Cómo quieres que deja al amigode los niños, en este quebranto,j oh mujer! implacable testigode la sangre y el polvo y el llanto,si con sólo mi sombra mitigoAU dolor, y lo pongo al abrigode este pueblo enemigo del canto?¿No te basta, oh mujer, el castigode la fiebre, la espina de acanto,el escarnio del cetro y del manto,y aún impides que moje conmigoen las frutas su boca de santo?

EL PUEBLO

-Húye, pequeño de la sien dorada,que es justo que se cumpla este castigocontra el mortal impío que fue osado

192 RAFAEL MAYA

a revelarnos la inmortal belleza,a nosotros, los hombres pasajeros,hijos del limo oscuro de la tierra.

EL POETA

-Perdonadlos, j oh Sol! por que no sabenlo que dicen.

LA MUJER

-Calla, maldito,que huíste de mi boca como una alimañaamenazada por el talón de un rústico.Tú, que contabas con destruír mi dominiosobre los pueblos, y sobre el alma de los hombres,y aún sobre el instinto de la bestia,bája de ese madero a beber tu vinoy a lanzar tus imprecaciones oscurasregidas por el ritmo bárbaro de tus venas.

,EL POETA

-Salud, j oh Tierra! inagotable y ancha,madre inmortal de las perennes fuentes,progenitora de luz, y origendel mar -el de sonrisa innumerableYo, que nací de tu sagrado flanco,robusto como el árbol de tus vegasy más lleno de luz que tu horizonte,sufro sobre esta roca inaccesibleporque, cumpliendo mi fatal destino,robé la flor de Ritmo que floreceen la mansión eterna de 108 di08e~1.

OBRA POlllTICA 193

j Piedad! j piedad! y vuélve a mi torturatus ojos que reflejan noche y diala pureza magnífica del cielo.

LA TIERRA

-Oigo tu voz, escucho tu lamento imprecatorio,hij o de mis entrañas,concebido en la noche hondade la ¡:nisma sustancia que las semillas,con naturaleza igual a la de mis aguas,dotado de la misma virtud que los metales,y lleno del espíritu que sopló sobre el vacíosu lluvia de gérmenes.

He recogido en mis manostodas las gotas de tu sudor y de tu sangre,para incorporarlas a mis ríosy hacer que suban hasta el seno de la nubey descompongan la luz en el arco aéreoque testimonia una vez más la alianza primitiva.Pero, ¿ qué podremosante la fuerza incontrastable del hombre?El ha erizado mi cuerpo de hierros,y quebrantado los huesos de mi espalda,y disecado mis tendones como las alas del pájaroque un campesino clava en cruz sobre el troncodonde descarga sus azotes una nube colérica.Así domina tu espíritu exactocomo somete mi genio oscuro y mi conciencia,poblada de formas que buscan la luz creadora.Muére y bája a mi seno que te el'lperacomo espera los frutos en la estación que anunciapor las lenguas del árbol, el Advenimiento del oso,

194 RAFAEL MAYA

EL NIÑO

-Ya el espacio cerúleo se visteel color que ha robado al paisaje.Es la hora del agrio brevaje,mas tu espíritu indócil resisteal sopor, y contempla el oleajede la turba demente que asistea tu drama de gloria y coraje.Aunque el himno del fuego persiste,ya la sombra pulsó su cordaje.Se oyen voces que anuncian un viaje.Alza el pecho y respira, rey triste,el olor de la tarde salvaje.

LA MUJER

-Hilvanador de palabí'as,bufón vestido de cascabeles,entréga pronto tu pequeño espíritu a la sombracomo la mujer rendidaque coloca sobre la hierba, húmeda por la tarde,su cántaro de loza colmado de agua.Mucho tiempo nos has tenido pendientesde tu agonía difícil, tú, el constructor de escalasy el fabricante de redespara robar y captar las cosas divinasque están más allá de mis ojos,y vuelan sobre mi espíritucomo la tempestad sobre la menuda hierba del

(campo.Pero mírame a través de tu muerte,aunque sólo te lleves un resplandor de mi carneA tu noche.toda sembrada de coronas de estrellas.

OBRA POETIGA 195

EL PUEBLO

-Tú, que en necias parábolas forjaste.tu doctrina, y a un tiempo te decíasseñor del·Ritmo y Príncipe del Verbo,y fuiste alimentado con la lechedel alba, como cuenta la rapsodiaque divulgan tus pálidos amigos;¿por qué no descendiste hasta nosotros,y comiste tu pan en nuestra mesa,de modo que tu canto y tus imágenesse aclararan llenando nuestros vasosy aun pudiesen fluír de entre la cañacon que lloran los músicos sencillosnuestro manso dolor de cada día?Pero todo era signo en tus poemas,y era fórmula todo en tu lenguaje,y en un mundo de vagas sugestionesenviabas tus mensaj es radialesde una torre a otra torre del espíritu.Súfre, pues, muerte vil, muerte de esclavoque ya la noche cae de las cumbres,y empiezan a encenderse en los hogareslas lámparas de barro que alimentala sangre vegetal de las olivas.

LA MUJER

-¿ No me miras 'aún? Muére pronto,hombre sin patria. ¿ Dónde están los parientesque reclamen tu cuerpo flaco?¿ Dónde están tus hermanos,que labren la sepultura en la rocay te envuelvan en la sábana blanca?

!tAFA]!:!. :MAYA.

¿ Quién ha traído el ungüentoy las hojas de casia y de cinamomopara defender tu corazón de las larvas dañinas?¿ Dónde están las legiones de espírituscon que contabas en los ámbitos de la tierra,y los guerreros de luz que defendíanla entrada de tu paraíso cerrado?Nadie compadece tu agonía miserablefuéra de ese pequeño haraposoque llegó con sus frutas robadas.Viene la noche. Voy a los brazos de un hombreque carga piedra a semejanza de los esclavos,pero suele darme perfumes para macerar mi

(vientre,sembrado de oro como el cáliz de los narcisos.

tL HOMBRE

~Bien puedes ser un rey desconocido,señor de alguna isla misteriosa,habitante del cielo sin fronteraso monarca tranquilo del infierno; ,¿qué más da ? Yo he ganado mi salariotrayéndote a esa cumbre atormentadapor mandato del pueblo. Ese es mi oficio.Sin duda eres un dios, pues tompadecesla estulticia del vulgo y de la hembra,y porque el cielo te prefiere en 'todas•sus Venganzas.

La noche nos invade,y el espeso rocío que se anuncia

OBRA POETICA 197

refres~ará tus sienes destrozadas,¡oh redentor anónimo del mundo!-.EL NINO

-Ya estás soÍo. En la negra llanuraaún el pueblo los sueños concitacontra tí. Pero un astro gravitasobre el último ritmo que agitatu cabeza. ¿ Qué labio murmurauna frase sarcástica y dura?No eres tú, que en tu boca bendidael sabor de los cantos perdura.iAh! ya inclinas la frente marchita,como cuelga una fruta madura.Ya estás solo, estás so:o en la altura,y en poder de la noche infinita.

LA TIERRA

-¡ Has muerto! Los ángeles potentes,armados de cuatro pares de alas armónicas,descargan tu cadáver sobre mi senodonde empieza a cuajarse el rocío de la madrugada.Has muerto. Te disolverás en mis entrañas,y fluirás en el ímpetu de mis arterias,y harás mover mi corazón incansableque regula la palpitación del mar con el ritmo

(salvajecon que ayuntabas las palabraspara imponer sobre los vientos la música de

(tu espíritu.Fecundarás toda la tierra

198 BAFAJIL MAYA

como mis grandes ríos que aprisionan en sus(redes líquidas

la vida de las selvas y de las ciudades,y la magnífica renovación del cieloen la primavera de las nubes que van cargadas

(de luz yagua.Bajarás hasta las raíces de mis montañasy entrarás en la composición del orointegrando cada una de mis vértebras,para salir luégo a la superficie de mis tendonestransformado en el temblor de la hierba seca

(que ondulacomo la piel del felino rubio apercibido para el

(salto.y te confundirás con mis noches,como las rocas invadidas por la marea de la

(sombra,y surgirás fundido en los metales del día,pregonando en la juventud del fuegola radiante inmortalidad de la palabra siempre

(nueva ..

LA PIEDRA DE DAVID

DAVIDBASENATEL ANCIANOEL GIGANTE

PUEBLO

David, fino adol~8centede la. rubia cabellerasujeta bajo el sombrero

O!lBA POIlT1CA 199

que adornan hojas de hiedra,bebe el agua de una fuenteque entre los hechos tiembla,y copia en su fondo el verdepensamiento de la selva.

Tiene David veinte añosricos de luz e inocencia,como los frutos mad\l.rosbajo la pelusa tierna.El a2'ua cubre de rizossus b~anca8 manos expertasen describir con la hondael círculo de la piedra.y a sus ojos, que investiganel aúreo fondo de arena,dos lentejuelas azulescon falso brillo contestan.

Viene bajando una moza,--el cántaro a la cabezay un pliegue del manto rojosobre la cara morena-David endereza el cuerpoy en ella sola <:oncentrala mirada que extendíapor la llanura desierta.Baja el cántaro la mozay a la sombra de la peña-diálogo de plata y oro-tranquilamente conversan:

20~ RA.FAm. MA~A,

BASENAT

-David, hermoso mancebode la rubia cabellera,esbelto como la torreque defiende nuestra aldea,tu pecho finge un escudodonde la luz reverbera,y cual los remos del galgotienes veloces las piernas.Húnde entre el agua tus manospues quiero beber en ellas.

DAVID

-Basenat, hija de Baacha,flexible cual la palmeraque ofrece sus rubios dátilesal labio de la cisterna,como la corza eres librepero te guardas doncellapara el varón que te llevehasta su tienda de seda.Yo no me doy a tus brazosporque me debo a la guerra.

BASENAT

-Tú, ¿a pelear? Eres un niño,y en vez de la rama bélicatan sólo un cerco de rosasdebe ceñir tu cabeza.Aún conservas, niño hermoso,sabor de leche en tu lengua,

OBRA POJl1I'IOA 201

y llevas a la cinturabien anudad la vendacon que te puso tu madrea caminar· por la tierra.·Quiero beber en tu bocasorbo a· sorbo, el agua fresca.

DAVID

-Es verdad que aún no he salidode la vaga adolescencia,y que mi pecho desnudoel vello viril no ostenta,pero Dios ya tiene armadacon un guijarro mi diestra,y de tu boca enemigami boca imberbe preserva.

BASENAT

-Todo un ejército vienetras de mi carne morena,y por dormir en mis senosun rey quemó sus banderas,·pero nadie ha desunidomis dos rodillas perfectas,ni ha visto la breve sombraque mi regazo proyecta.Sólo tú, niño orgulloso,mi hermoso cuerpo desprecias.

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DAVID

-Vir~en nací de mi madre,y entre las blancas ovejashe vivido, prefiriendo108 sitios donde la hierbacrece más verde y robustaporque hay agua que la riega.Mas de las hijas del pueblono conocí la belleza.

BASENAT

-Tómame. Para tus ojosmi carne se halla despiertacomo una noche en que rondanlas fieras de crin espesa.Tu juventud por mi cuerpocorrerá como agua lentaque va filtránsose y bajaal corazón de la piedra.y serás eomo el desiertoque, rojo, de fiebre, sueñacon bosques dentro del agua,pero jamás se despierta.

Túrbase David. De prontohasta la fuente se acercaun camello cuyo cuerpoparece que se desflecacomo un manto. De su bocaquedan colgando unas hebrasque, como agujas de hielo,

OBRA POETICA

contra la brisa se quiebran.De la ciudad llegan, rojas,las voces de las trompetas.

BASENAT

-Aquí vendré con mi cántaroesta noche, cuando duermala ciudad, y en la llanurasólo vigile la estrellaque recoge, como un broche,los pliegues de la tiniebla.Mi cuerpo, bajo tus manos,vibrará cual las correasdel arco con que disparasa los pájaros tu flecha.Mi amor su hechizo profundorepartirá por tus venas,cambiando en sabiduríatu irresponsable inocencia.y así por tu pueblo fuertepodrás ir a la pelea,

no ya niño, sino hombrevestido de fortaleza.

David, fino adolescente,a la ciudad va de vuelta,cuando halla a un hombre que apoyalas nobles manos senectassobre el báculo labradode tosca.,rama de higuera.El viento, músico agreste,su ronco carrizo suena,r en las ra;mas de lo$· •• uces. .

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204 RAFAEL MATA

como una mujer se peina.La ciudad alza a lo lejossus murallas de cantera,bajo las palmas que el cielosumerge en pintura fresca.El anciano habla al manceboy toda su barba tiemblacomo el aire de los camposcuando silba la tormenta.

ANCIANO

-David, mancebo elegidopara una celeste empresa,déja que moje en aceitetu ensortijada melena,y como a rey te proclamede toda la gente hebrea.Pelearás con el giganteque tiene roja la greña,y sobre todos los hombrescomo una torre descuella.Por eso Dios ha guardadolos rizos de tu cabeza,como el cabello de un ángel,extraños a la tijera.

DAVID

-Pelearé con el gigantecomo mi Dios me lo ordena,no obstante ser tan delgadocomo vara de azucena,·pues él rodeará mi .cuerpo,

OBRA P5ETICA 205

igual que altisima almena,de cinturones de broncey montañas de rodelas.Cuando era pastor yo pudesacar al león de su cueva,y hacer de sus huesos rotospera mi perro una fiesta.También al oso dí muerte,y he matado en su carreraal flaco lobo que tienedos puntiagudas orejas.Pues eso, con aquel hombre,he de hacer si Dios me prestasu ayuda en el fiero lanceque BU poder me reserva.

Váse alejando el ancianoen tanto que David llegaa la ciudad. Ya se marchanlos hombres para la siega,y comienzan los telaressu monótona faena.En las torres vibran, rojas,las voces de las trompetas.

Silencio, Luces. Silencio.La vasta noche serenase ha tendido sobre el mundocomo una larga pantera.Basenat y David juntoshasta la fuente se llegan,y en el anillo del besosus bocas opresas quedan.Ella se pone desnuda

206 RAFAEL MAYA

como las estatuas ciegas,y al resplandor de su carnela atmósfera se platea.Lumbre y frío la recorrendesde la nuca a las piernas,como el coral y la nieveen la piel de las culebras.David, en ímpetu bravo,la tiende sobre la tierra,y unidos bajan al fondode la sorda noche ciega.

La luz, de su bl'éizOherido,mana una sangre bermeja,cuando ya el hombre gigantea la batalla se apresta,ciñendo al lomo una planchasy a las rodillas las grebas.Lo cercan todos los hombresde la ciudad filistea.David, por su parte, al cintocuelga una espada guerrera,pero después se la quitaporque no puede moverla,y deja libre su cuerpoque parece de doncella.David deposita luegoen el zurrón cinco piedrasde buen tamaño, cogidasen la arenosa ribera,y hacia la mitad del vallese adelanta. Con voz gruesaclama : -Tú vienes armadode planchas, pero. mi. diest!a

OBRA I'OJrnCA

la mueve el Dios que bendijoa toda mi parentela-y al punto contra el gigantelanza la. primera piedra.Goliath recibe en su manolas cinco guij as certeras,y del mancebo se ríebajo su barba de cerda.David, se postra en el suelorojo de ira y vergüenza,en tanto que sus soldadoscon grandes voces desertan,dejando la ancha llanuratoda de escudos cubierta.

David, fino adolescente,cefíido de una piel seca,lleva atadas las dos manosatrás, con áspera cuerda,siguiendo a unos mercaderesque venden asnos y cebras.Al pasar junto a la fuenteque entre los helechos tiembla,Basenat sale y se burlade verlo asi, pues recuerdaque ella le cortó una nochecon la virtud, las guedejas.David, fino adolescente,marcha a una tierra extranjera,mientras el agua del bañovuelve la mujer morena.

307'

202 RAFAEL MAYA

LAS ALEGRES COMPAÑERAS

EL HOMBREPRIMERA COMPA~ERASEGUNDA COMPA~ERATERCERA COMPA~ERACUARTA COMPA~ERA

CORO

PRIMERA COMPA~ERA-Hombre ciego que eres

sobre la tierra hostil como la sombrade un sol que iluminara otras esferas:Yo vengo a revelarte tu destino,a decubrir la llama que palpitaentre tus venas, y que mueve el mundode tu pequeño corazón hambriento.Yo vengo a colocar sobre tus sienesla corona de estrellas, que otro tiempo,selló tu señorío sobre la tierray tu imperio absoluto bajo el agua.Vengo a poner la Fuerza entre tus puñoscomo pone la noche su relámpagoen las ciegas pupilas del abismo.Soy el poder que se te ofrece a modode un río para que vaya tu esperanzaa conquistar las tierras prometidas.Soy la dominadora, la que vencetoda opresión, y de los torpes sueños,y de la inercia de la carne sorda,surge transfigurada en el arcángelque inflama el éter con sus raudas alas.Si tú me tomas sentirás que el héroerevive en tí, con su vigor nativo,

OBRA POETICA 20~

y con sus ojos cósmicos que amplíanla divina expresión del universo.Volverás a la fuente originariadel valor, donde pulen sus escudoslos imberbes guerreros· del espíritu,y que en lugas de las estrellas castassólo copia la luz de los aceros.Brotarán de tu ser, con vivo impulso,nuevos deseos que coronen tu almade un círculo de nubes pemmtivas.y tu sueño interior tendrá rumoresde selva que germina por la nochebajo el influjo de las fuentes mudas.Tu canto volará desde la tierracon ímpetu viril en que se mezclenuna dura mecánica de ritmosy un alboroto eglógico de voces.y acaso en una noche perfumadade cedro y de nostálgicas memorias,como la alcoba de los reyes muertos,mi vientre puro como el lirio y fuertecomo la roca donde nace el hierro,se romperá para ofrecerte un hijoque restaure con púrpura divinala flor de tu linaje decadente.

EL HOMBRE

-Oh compañera, oh compañerafuerte, oh mujer en cuyos senosno se acendró la leche maternasino el áspero vino que embriaga a los dioses.Tú me convidas a la faena heroica,al terrible ejercicio del triunfo,

210 RAFAEL MAYA

a la conquista de la tierraque muda de estaciones como de trajesen su fecunda y húmeda condición de hembra.Ofreces revelarme la imagende mi sueño, copiada en el agua terrena,o en la potente mitología de las nubes.Quieres que aprisione la esferadel canto, cuya órbita escapa a mis ojoscomo la trayectoria de un cometa.Pero ignoras que en mis entrañas se ha secadola raíz de la fuerza,y que mi puño, como las urnas de pino,sólo guarda ceniza muerta.Véte a tentar, con el imperio de tus sienes,y de tus senos que guardan su flor perfecta,al conquistador que afilasobre la tierra el acero de su violencia.A mí, la criatura humanahecha de carne dócil y de terrestre miseria,y semejante a un arroyo que conduceel polvo y las hojas de una floresta.

SEGUNDA COMPAÑERA

-Aquí estoy con mis pálidas mejillasy mis ojos cargados de nostalgiacomo el campo en las tardes amarillas.Mi carne sabe bien de tus secretasansias, y se halla toda maceradaen un vino de mirra y de violetas.Mil noches han vertido sobre ella,junto con el veneno de la sombra,el aceite dorado de la estrella.y no hay río de vida que no encuentre

OBRA POIIrl'ICA

su cauce al mismo tiempo que su origenen el moreno valle de mi vientre.Debajo de mis brazos se perfumala noche, y sube hasta mis labios áridosmi pobre corazón hecho de espuma.Muchos murieron por mis senos presosen red de oro, y envolví mi carneen impalpable túnica de besos.y ese que abandonó la fértil vega,buscando el arenal, fue porque un díapuso en mis manos su esperanza ciega.Dogales que se cruzan por mi blancoseno, las venas son. j Cuántos murieronahorcados de placer sobre mi flanco!Como el ave en la tierra de las eras,las garras del insomnio se han hundidoen la cóncava azul de mis ojeras.y al pie de Ia pantalla agonizantecon la daga del sol he cercenadocada día la testa de un amante.Tómame. Soy la juvenil criaturaque bien pudiera destruír un mundocon cada gota de su sangre impura.Sobre la carne de mis senos plasmola eternidad, y hago girar la vidabajo el látigo frío del espasmo.Sobre mi frente luce la demencia,y acaso pueda circundar de imágenesel final de tu regia decadencia.

EL HOMBRE

-Oh compafíera, oh compafiera,muerta. mil veces y otras tantas resucitada

211

212 RAFAEL MAYA

en el violento sacrificio que empobrece la sangre(eterna.

El sudor que baña tus flancos,mientras la fiebre te va encerrando en su florestaroja, te ha envilecido como a la esclavacuya cintura, antes ágil, soporta ahora una

(cadena.No es a tí a quien yo busco recorriendolos círculos, ora verdes o secos, de la tierra~ino a la dulce criatura, de blanco vestida,que trae el mensaje de la estrellay la enorme pureza del mar en el cerco brevede su frente, semejante a la luna nueva.Bajo el antiguo sol de sus ojosduerme entre lirios mi valle de inocencia,con arroyos paradisíacos que copiandel orbe puro flotando en el alba primera.No más la succión ominosaen que se ejercita tu boca siniestra,casi negra y maldita como la sangreque se compacta en el fi;o de una espada vieja.A mí, la 'suave cariciade una mujer en cuyo rostro de almendraanuncia su gloria el cielo de la mañana,como el mundo su júbilo en los estandartes de sfda.

TERCERA COMPAÑERA

-Mi veste diáfana he lavadoen un golfo de agua lustralpara acudir a tu llamada,hombre mudo en la oscuridad,sobre cuya frente gravitala piedra de la eternidad.

OBRA POETICA 213

Tus manos cargan las cadenasque sólo pudo remachar,sobre la piedra del infierno,el negro arcángel Satanás.Yo vengo, armada de mi lirio,tus fuertes hierros a limary a despejarte el alma comouna ventana frente al mar.No escucharás cantos de muerteni honda campana sepulcral,l1i el coro de voces esclavasdetrás del arado tenaz,sino, en doradas lejanías,el himno de oro y de cristalque anuncia la clara presenciade Dios en el vino y el pan.Yo forjaré para tu espírituel sonoro escudo radialque refleja la faz de un mártirentre los lirios del altar.y para que entres en mi reino-que preside el arpa real -levantaré sobre el abismoun puente de luz teologa1.Despejaré para tus ojosla oculta y cándida bondadql~e alimenta la llama trémulade cada existencia mortal,y la armonía que hay ocultaen tanta palabra fugazque sólo aclara su sentidobajo el signo crepuscular.En la corriente de tu sangre,que nutrió el campo y la ciudad,

214 RAPAIIL MAYA

separaré el fermento oscurodel rico glóbulo ancestralque, del fondo de los sepulcros,te da sus flores de piedad,y empuja tu vida hacia el tiempocomo una hélice vital.Renovaré todas las célulasde tu vieja piel incapazde registrar el leve rocedel espíritu matinal,y te daré la carne puradel pequeño fruto en agrazque muestra la flor de su pulpaentre el estuche vegetal.Y, ya tocado de mi gracia,sobre la tierra tú serásel hombre que vuelve a la vidacomo a la fuente original.

EL HOMBRE

-Oh compañera, oh compañeraque vienes con la luz como la alegría del campocuando empiezan a despertar las hojas nuevas,llenas de agua como las barcas rotas.Compañera divina sobre cuya cabezapone la luz un casco de plataque deja, no obstante, rodar el oro de las trenzascomo el ámbar que fluye de la corteza odorifera.Beso tus pies que la rosada primaverasuele trabar con lazos de florespara dejarte aprisionada en la baja tierracomo alondra que cae entre una zarza florida.Beso tus manos que sólo se doblegan

OBRA POEI'ICA

al peso de la vara de liriosque anuncia el dorado tiempo de la promesa.Beso tu frente, circuída de luceros,de donde manan arroyos de luz sempiternapara lavar los oscuros cauces de la noche.j Ah! pero ofusca el resplandor de tus huellasa mis ojos vacíos, de cielo,y hay demasiado polvo en mis p:antaspara hollar la blancura de tu escala aérea,j oh virgen melódica! en lo alto nacida,del vientre impoluto de una estrella.A mí, la mujer apacible,que en el numeroso ritmo de sus venas,mueve su corazón carnal alimentadode jugos terrestres lo mismo que una selva.

CUARTA COMPAÑERA

-Como dorado fruto que apareceen medio del ramaje, en la cercanahuerta, de esa manera resplandecemi sonrosado rostro de manzana.No soy la hija de la alcoba impura,nacida de los gritos conyugales,sino raza del sol, una criaturahermana de los verdes vegetales.Para crearme concurrieron todaslas causas amorosas. Soy el frutouniversal de universales bodas:en mí convive el ángel con el bruto.De abiertos campos donde crece e1 henola honda humedad mi corazón encierra,y hay que buscaren mi profundo senoel origen divino, de la tierra.

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216 RAFA:&:L MAYA

Yo guardo el equilibrio misteriosode la luz y converge a mi pupila,en la forma de un rayo silencioso,el eje de la bóveda tranquila.No conservo señal de pensamiento,ni ha nevado otra carga mi cabeza'Sino el rocío que condujo el vientodesde el valle cubierto de maleza.Mi cuerpo mismo, por el sol vestido,es un otoño mórbido de aromas,y en mi' vientre sedoso hacen el nidocada noche, parejas de palomas.Si al campo de oro en la mañana acudo,al hundirme en las aguas diamantinassiente mi pecho, entre el cristal desnudo,el lejano temblor de las colinas.y veces hay, cuando el calor enerva,que hundo la concha de mi oreja rubiaentre el áspero nido de la hierba,y oigo el trote distante de la lluvia.Aquí estoy. Si tu pulso se amortigua,si cruje el arco que tendió su anhelo,mi gr&cia te dará la fuerza antiguaen el duro iontacto con el suelo.Yo alumbraré tu noche memoriosa,no con lumbre de pálidos fanales,sino con la linterna milagrosabien repleta de aceites vegetales.De este modo la llama transparente,que es voluble y sutil como la hembra,pondrá sobre los sueños de tu frenteel cálido recuerdo de la siembra..Cuando la bruma de los rfoslejanosdesde la fértil hondonada sube,

OBRA POlInOA 21'1

yo te daré en la copa de mis manosel agua azul de la primera nube.y en la tarde nostálgica que dejasu temblor de tranquilas pastorales,su sorda angustia de campana viejay su orfandad de vagos manantiales,yo estrecharé contra tu fino oído,como un gran caracol, que el mar encierra,el corazón eternamente heridoy eternamente joven de la tierra.

EL HOMBRE

-Oh compañera, oh compañera,hija del aire y de los puros elementosy engendrada en el propio flanco de la materia.Tampoco eres tú, aunque te hallastan cerca de la gleba maternal, tan cercade la cuna de arcilla que meció a mi gente,y del árbol leal cuya maderasirvió para construír numerosos le<:hosinconmovibles y severos como las tribunas de

(piedra.Tampoco eres tú que, al mismo tiempo,te encuentras grávida y alegremente donélella,con la gracia de la rama que sostiene un capulloy a la vez un racimo donde' la luz se transparenta.Véte a buscar, por los senderos agrestes,al hombre puro, de manos morenas,y de alma agrícola, como el pastor laboriosoque labra vasos en las noches de la sierra.Tampoco eres tú, ángel fecundo,que nos haz cruzado nunca la región aéreaporque eres el guardián de los grnner05, y nodrl~A~10

218 RAFAEL MAYA

del espíritu subterráneo que hace abundante(la cosecha.

(Viene la noche, cargada de cerrojos,y en torno del Hombre la soledad es tremendacomo el desierto. ¿ Dónde están las fuentes?¿ Dónde la múska? ¿ Dónde se oye la voz de ellas?¿ Están danzando en ~os prados nocturnos,o entremezclan sus bocas las alegres compañeras?j Oh blanda legión! j Oh voluptuoso ejército!que sólo entre flores se entregaglorificando con sangre y lágrimas de fausta

(hecatombe.Venid a mí. La noche está abierta).

CORO

Somos, sí, las alegres compañerasy juntas como anillos de una solacadena te ofrecemos, hombre efímero,la fecunda unidad de nuestras vidas.Breve es tu reino: alcanza solamenteal círcu~o movible de tu sombra,y el viento que hace estremecer la hierbate despoja también del manto rojo.Tu voz, caldeada por el santo espíritu,y medida con el ritmo de tu sangre,sube a golpear contra el eterno muroy el tiempo la devuelve sin respuesta.Sólo eres grande en la inquietud, y sólotu deseo de amar es infinito.j Naufrága en ese océano de tormento!j Húndete en ese golfo de be:leza!Fuera respira la insondable llocht\como un pueblo agitado por la fiebra,

y el cielo en vibración ¡wmeja el "iientrede una mujer frenética que danza.Envueltas en un circulo de fuegoy llevadas del mismo torbellino,'Somoscada una la expresión distintadel mismo eterno y breve s:mtin,iento.y hénoa aquí para ofrecerte todala plenitud de amor. De nuestras manosfluye la vida indómita, y desbordanríos de un1versal conocimiento.Tú puedes modelar en nuestro flanco,como en un orbe plástico, la imagenentrevista, no más, pero ya fuerteque anima todo el limbo de tus sueños.Tú puedes recoger en nuestras bocas,como del agua de distinto¡>,ríos,todo el sabor de la anchurosa tierra,coronada de pueblos y de cumbres.Tú puedes perseguir en nuestro pulsoy en la azulada red de nuestros cuenos,un calor de distantes corazonesy un palpitar unánime de razas.Tómanos en la noche milenariaque pesa sobre tí como el desierto,y gústa en el 'Sabor de nuestra sangrela calidad eterna de la v;jda.

219

220 ·RAFAmL MAYA

LA MUJER SOBRE EL EBANO

LA PIEDRAEL

LA SOMBRALA HIERBA

In memoriam S. T. R.

LA PIEDRA

-Yo fui engendrada en la noche,lejos de las riberas de la luz.Soy ciega porque la sombra horadó mis pupilaspara coservar en sus cuencasel agua que lloran las flores de la nube.Mi sueño pesa sobre el mundo.De mis entrañas han nacido las ciudades.Me curvo cOmoel dorso de una bestiapara estrechar, sobre el agua y sobre el vért1go,la amistad salvaje de dos rocas.También guardo la estrellaque brota de mi flanco heridocomo se escapa el relámpago de su caja de ébano.Canto la destrucción,y rompo la frente constelada de piedras lumínicas,pero hago imperecedera la lágrimaque cayó sobre la tierracomo la semilla de un astro inmemorial.

Hoy me traes a la muerta,a la inolvidable criaturaen cuya faz de hielo aparecen ya las primeras

(vio~etas.Tiene los párpados cosidos

OBRA POETICA 221

con el hilo que labran los ángeles subterráneos,y en su boca que se colmó de palabrasdulces, como una flor se colma de rocío,hay una gema invulnerable que la consagra al

(silenciocomo si fuera la novia de la sombra.

EL

-Buena piedra, yo te saludo en la mañana .que tiembla sobre el mundo como un gran puente

(de zafiro.Conozco tu dura estirpeporque contra tí se rompió mi esperanza muchas

(veoes,y tú te me ofreciste en lugar del pan,mezclando en mi boca tu áspera levaduraal sabor de lasl hierbas amargas.Pero hoy vas a ser blanda como una gavillade heno, porque te traigo a la muerta,a la mujer que fue más frágil que sus propias

(pestañas,y más suave que su túnica de hilo.Vas a guardarla, buena piedra,inmune a la avidez del gusano,perfecta en su co:or, como las nubes altas,y rodeada de sus perfumes como de una atmósfera

(sensibleque renueve constantemente la húmedad de sus

(ojos.

-Yo rodearé la piedracon mis legiones unánimes de ángeles ciegos,PU'C' vigilar su sueño del que fluye la paz a modode un gran riade aceite lleno>de esquifes

(musicales.Tejeré con mis dedos,acostumbrados a pulir el diamante,una ve&te más rica. que la túnicas donde se

(extingue la 1l,lZ,y desfallecen las primaveras terrestresen la sonrisa de la seda, que nace y muere al

(mismo tiemPQ;y la teñiré con los jugos activosque se decantan en las entrañas de la tierray, ID vestida por las flores,bajo el cielo del alba que desata su guirnalda

(de alondras,la verás tú más bella que en la cámara subterráneadonde la muerte ha congelado el agua de todos

(IO'sespejos.

LA HIERBA

-Yo, la humilde, huésped liviana del camino,la virgen hollada no obstante mi corona de perlas,le hablaré de la luz y del campo,y de los pájaros que llevan una canción, como

(las barcas.Transmitiré hasta sus huesos todas las vibraciones

(cósmicas.Será el conductor de los flúidos vj,talesque mantengan latente el ritmo de sits arterias,

y a su corazón vigilantele diré la verdad del díay el secreto que guarda la boca dura. de la noche.

EL

-Buena hierba, yo te saludo en la maftanaque cierne a través de sus dedos. de cristalla arena de oro depositada en 1~ cau~ ce~Saludo tu estirpe numerosaque predica por toda la tierra la virtud de las

(semillas,y ha tomado poses'ión del valle y del monUa nombre de la luz eternamente creadora.Salud, buena hierba. En su barca de ébano,entre la marea de la luz que yergue sus espigas

(vibrantes,llega a tí ~a mujer cuyo sueño flota sobre sus

(párpadoscomo una nube de veranosobre un pueblo inocente por cuyas: calles corre

(el agua descalza.

LA PIEDRA

Yo la espero desde la nocheen que la palidez se introdujo en sus venascomo una onda láctea que la hermanó con la lunade invierno. Desde la noche en que su piel,bañada de una. sangre más rica en calor que él vinotomó la blancura del nardoque disuelve la aristoeraeia de su anemia entre

(el agua.

224 RAFAlllL MAYA

LA SOMBRA

-Yo la espero desde la tardeen que sus ojos, siempre fieles al suelocomo los ojos de las bestias familiares,comenzaron a captar sólo imágenes sobrehumanas.j Sus ojos! Molicie de terciopelocon relámpagos perezosos de humedad y de llama.Mórbido infierno donde ardía tu espíritu,en combustión de aromas,como el cuerpo de un mártir en una hoguera de

(resinas.Honda noche de rasoluctuoso, batida por un cierzo de lágrimas,entre la parpadeante agonía de las estrellas

(desnudas.

LA HIERBA

-Yo la espero desde que sus manos,llenas de signos oscuros como el dorso de las

(esfinges,se abrieron hacia la tierracon fatiga infinita después de haber sostenidolas copas donde la vida vierte su vino y sus

(canciones.

EL

-Oh piedra, oh sombra, oh hierba,ya es vuestra. Ya va a integrarse a los elementosprimordiales, a las materias purasdonde irradia la luz de la conciencia universal.Es vuestra. Arrebatada a las horas

OBRA POln'ICA 225

terrestres, que hacen mover el índice de la sombra,ya pertenece al tiempo inmóvHcuyos cristales congelados sólo copian cosas

. (eternas.y sin embargo, fue bella cuando ordenaba sus

(actosa la música perecedera del día.Cuando entre todo lo frágil, en su reino de

(mariposas,era vulnerable a los filos del airey a las antenas de la luz que podían herirla

(mortalmentecomo a una flor acribillada por las aguj as del

(crepúsculo.

LA HIERBA

-Coronada de sol, como un árbol ,vestida de azul y de viento bajo el engaño de

(las nubes,yo la vi pasar rigiendo todo el paisaj eque era una melodía desmayada sobre las cuerdas

(de los s~uces.Se encendía la atmósferaen torno de su cabeza coronada de cabellos

.(violentos.Parecía una Victoria destinada nó a la galera

(herbicasino a la columna del lecho donde la sombra

(acalla el gemidodel amor, más profundo que el arrullo de las

(¡>alomas.Yo la vi pasar, armada del arco guerrero,

despojando los árboles donde la vida cuaja(sus frutos,

para embriagarse de miel como las abejasqU1ll transportan jardines a través de las noches

(doradas.La tierra le era tan querida como sus 'Sueños,y al erguirse, a modo de las criaturas vegetales,proyedabasobre el césped la m.isma sombra de

(un arbusto.En las horas atónitas, durante la agonía del cielo,había en sus labios cerrados una mudez semejantea la mudez de la selva donde ha muerto un pueblo

(de pájarossin haber aprendido las canciones nuevas del alba.

LA SOMBRA

-Yo la vi bajo el esplendor rosadode la pantalla que vertía sobre sus mejillasel fulgor de UD¡ otoño casi excesivo en la riquezade sus hojas. Su rostro estaba gravecomo el de un ángel inclinado sobre el espíritu

(de un hombre.Más allá, la noche era cruel y pesadacomo un ídolo. Sin embargo, habia una piedad

(inmensaen la voz de la tierra cuando anunciaba el

(nacimientode una flor, que era adorada por los pastores .

.Ella, las manos sobre el libro,sentía fluír las horas con el propio ritmo de su

(sangre,y ausilencio y los espacios de la páginaeran la misma C()M, bajo el arco sereno de su frente.

OBRA POl!n'ICA 227

LA PIEDRA

-Yo vi su desnudez ligeradorar la alcoba,como la luna un puerto nocturno.Parecía que de sus hombrosarrancaran dos llamas para iluminar su cuerpo,y que toda ella, desde la raíz hasta las vértebras,hasta el nácar mínimo de las uñas,participas.e alegremente de la energía elástica

(del fuego.

EL

como una sombra detenida al margen de un gran(espejo.

En vano las rútilas mañanasquebrarán BU diamante sobre la piedra de la nu1x'.porque ella no saldrá, bajo el cielo,a recibir la unción dorada en sus brazos.En vano la tarde, poblada de voces hondas,morirá de una pena de flores y una ausencia de

(lágrimas,porque ella no vendrá a perfumar sus manosen medio de la hierba, para reoibir el primer

(lucero.En vano la noche -oasis cálido-enviará su concierto de ácidas flauta3 perezosas,porque ya la sombra invadió su lechocomo el agua que cubre un arrecife de jazmines.¡Ea vano he de gritar contra el muro de bronce!iEn vano he de pedirla a los demonios a los

(ángeles!iEn vano! La muj el' reposa sobre el ébano.

EL ESPIRITU DEL FUEGO

EL ESPIRITU DEL FUEGOEL MAGO

CORO DE MUJERESEL ANGEL

.EL ESPIRlTU DEL FUEGO

.....•.Del fondo la tierra m:u1típara,de '1& tierra virgen y mártiren la heroica eonfesión de SU fe creadora,yen laienwra d&Ju,eredoawmina:lhe v~

OBRA POETtCA 229

a tu gótica estancia, creador de fórmulasy de melódicos esquemas donde vibra tu sueño.Yo te saludo, profesor milenario,que en ampollas de vidrio has caldeados las

(lágrimaspara buscar el iris frágil de la piedad. Yo te saludooh Mago, que en el aire ligerosueltas tu enjambre de a~as doradas que repartenpor todos los ámbitos la música de tu espíritu.Conozco el ritmo del trabajoque hace fecundas tus horas, como la orilla del

(agua,y que en el vértice de tu alma, donde reposa la

(amplia noche,te forma una corona con todas las luces del

(abismo.Eres el dominador del verso puro,de la máquina de universal resonancia,del carro de fuego que, de cumbre en cumbre,transporta el coro de tus imágenestodas ceñidas de aire y luz, como las nubes.Manejas el ritmo cuya flor decorala vara de marfil que reparte justicia,y el tallo vegetal que engendra la música.Eres el constructor de escalas numéricasque buscan en la piedra su apoyo,para subir a las esferas doradasdonde habitan los viejos padres de tu canto.Amontonas palabrasen el desierto de tu vida, como grandes canteras,para erigir la torre en cuya cúpula te empina.$a escuchar el primer eco humano en el vacío del

(tiempo,Todo lo dominas, loh Mago 1

230 RAFAEL MAYA

desde tu estancia revestida de opaco cedrodonde citas, en torno a la página sin tacha,legiones de espíritus que vuelan de tu bocacomo llamas de oro en la combustión de ~a tarde.

EL MAGO

-Dí, ¿ quién eres, oh sér misterioso,que a través de los muros cubiertospor espeso damasco oloroso,te presentas aquí caminandocon la tácita pata del osoque destruye paisajes de nieve?Dí, ¿ quién eres? ¿ Acaso el ce]1Qsopersonaje, de negro vestido,que custodia un amor silenciosoen la cámara oscura del alma?¿ O el fantasma de aquel día ociosocuyas luces y sombras cupieronen la curva de un labio goloso?¿ Eres, sino, la rútila sombrade una noche con traje medrosoque iba, llena de blancas heridas,a los brazos de un Cristo haraposo?¿ Eres hálito fino, escapadode un sepulcro que el mirto preciosocircunvala, y en donde se pudrenlos jazmines de un cuerpo amoroso?¿ Eres viejo recuerdo que acude,con la urna de pino luctuoso,por pedir una ofrenda de lágrimasa ojos nuevos que irradian de gozo?¿Te has fugado del libro doliente,como el a8'ua de un arco ruinoso,

fatigado de estar en la páginacon rigores de niño juioioso?Y, ¿ si fueras la frase inconclusaque descifra un destino suntuoso,y ahora cae en ceniza impalpablede las manos del 'Sueño engañoso?¿ O talvez (j oh visión), la doradajuventud que al ocaso tediosose encamina, llevando en las sienesaún las h<>jasdel ramo jogoso?¿ Vienes, pues, de la noche sin términoque depone el puñal herrumbrosoa los pies de la luna inocentesobornada en un barrio miedoso?¿ O, al contrario, te manda el buen díaque en sus hornos de barro porosocuece el pan de la muerte, mezclandovino y hiel con el trigo sabroso?¿ Te han enviado los hombres que luchanbajo el sol, en el prado anchuroso,conduciendo la nave del árbola través del otoño abundoso?¿ O los ángeles rubios que bajan,por la noche, a las aguas del pozoa mojar ramilletes de estrellaspara el pecho del Dios milagroso?Hábla pronto, descúbre tu nombre,desenvuélve tu sér ominoso,ya provengas del vórtice neiPoo bien bajes del cielo glorioso.

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232 RAFAJilL lIlAYA

EL ESPIRITU DEL FUEGO

-¿ Tiemblas? ¿Se turba tu ánima?El antiguo terror, el pánico cósmico,la ceguedad bestial ante el terror inminente,¿ cuajan en tu sangre? ¿ aceleran tu corazón

(efímero?Animal arrodillado bajo la nube retumbante,te agobia el breve signo de una constelación

(profunda,y el viento de lo alto te arroja sobre la tierra.Un soplo de luz, el juego de un átomo sin

(concierto,sobrecogen tu instinto, paralizan los cauces vitalesde tu sér, oh Mago, que creaste el Verbopara alumbrar la noche del conocimiento desde

(la cima de tu alma!Mucho has hablado, poblando de interrogantesla bóveda sorda donde, inscrito en un signo fúnebreluce el ojo del miope con que miras el universo.La estéril elocuencia de tu discurso, la fatigade tu voz, más hueca que el plañido del cántaroarrinconado después de la vendimia,la palidez mortal de la máscara humanaque opones al franco espejo de las cosas, me dicenque eres cautivo de mi hechizo, que estás presoen el círculo mágico donde baila mi llama.Soy el Espíritu del Fuego. He venidoa ofrecerte mi reino: La celeridad de la centellaque rompe de súbito la tregua de dos nubes

(hostiles;la llama solar, la ubicua voluntad del incendio,y el parpadeo de la leña que engendra romances,todo eso te entrego. Conocerás el mundo

OBRA POETICA 233

que e8tá detrás de tus sentidos, y de la apariencia(que engaña

constantemente tu hambre de verdad, tu sed deinfinito.

EL MAGO

-Tentador de melódica palabra,experto en el engaño como unamujer, de quien posees la livianacondición y el flexible movimiento.¿ Quién engendró tu vida? ¿ De qu,~ extrañaregión, de qué ribera sitibundavienes a mí, con boca de fantasma,a ofrecerme un extraño poderíoque supera las fuerzas de mi alma?Sutiliza primero mis potencias,redúce a la luz mi condición humana,quéma mis huesos en tu azul candela,traspása mis entrañas con tu llama,rómpe el aro del tiempo que me oprimee indúceme tu esencia soberana.Pero no pongas inquietud divinaen la corriente de mi sangre tarda,ni en espiral flamígera conviertasel instrumento de mis torpes alas.No quiero tu POder. Déjame el sabioinstinto de mi órbita velada,que entreviendo las cosas solamente,más claridad a su belleza arranca.De la esfera terrestre que volteapartida en sombra y luz, como una máscara,amo tan sólo el lado de la sombraque produce el lucero y la plegaria.

Déjame vacilar a cada pasocomo el que va surcando orilla falsa,atento a los vacíos de frescuraque forma el sueño pálido del agua.Quiero temblar ante la faz solemnede las cosas, buscando en su mirada,más allá del magnético reflejo,la luz de una c0nciencia solitaria.Quiero lanzarme sobre cada frutaque el árbol de mi fácil ignoranciadeje rodar, para morder la vidade nuevo en cada pulpa sazonada.y que toda verdad, con lente, puro,me alumbre revelándome la graciade un rostro original cuya inocenciaconserva aún el estupor del alba.Busco el amor que marcha con la muerte,el pie descalzo y entumida el ala,y que en el trono de la fe dibujatan sólo una corona destrozada.Cuántos hubo -¿ la flauta no comentacon distinto temblor la misma fábula?-que intentaron clavar sobre su lechola dulce luna de mudable plata 1j Cuántos hubo, pendientes de¡la alondrasobre el vaivén de la sedeña escala,que detener quisieron para siemprela noche en el cristal de la ventana!y cuántos amorosos que pulieronun cuerpo de mujer, con boca sabia,buscando el ritmQ cósmico que agitael vientre infiel de la crispada estatua.j Ah! para todos disipóse el sueñoen idéntico instante, y de aquella ansia

sólo queda en l~ copa. la. eennadel fuego, al polvo de 108 días mezclada.No superes· mi efímero destino,ni me quieras quitar la gloria aciagade ,ir alumbrando el pozo de la nochecon el carbón de mi verdad escasa.Déjame y véte ya, forma flamígera,tentador que llegaste hasta mi estanciadonde busco la música terrenamezclando signos en la estrecha página.¿No oyes el coro que celebra, lejos,la vida? ¿No oyes la gentil tonadaque modula el amor? Esa es la vida,que es cruel y bella, multiforme y vana.

CORO DE MUJERES

<Cantando afuera)

-AgUes flautas, cálidas voces,rojas tormpetas, honda guitarra,digan la dicha de las veloces

danzas.

La vida es breve, fatal y bella,y auque se pierde como un anillo,bueno es amarla cuando la estrella

cae en el vino.

Vanos temores, boca medrosaque nos recuerda la última piedra,¿qué sois, j fantasmas! cuando la rosa

se abre en la mesa?

236 RAFAEL MAYA

Hierba de antiguas generaciones,ceniza amada, gélido polvo,de vuestro olvido nacen canciones

en labios rojos.

Ciprés nocturno, copa de llanto,metal ruinoso de áridas flores.iViene la luna bañada en canto

de ruiseñores!

Nace la tierra cada mañana,y desde la alta rama del díavierte la boca de la manzana

sabiduría.

Sobre el abismo del rojo infierno,plasmada en fuerte barro de vida,la fina máscara del hombre eterno

muestra su risa.

Agiles flautas, cálidas voces,rojas trompetas, honda guitarra,digan la dicha de las veloces

danzas.

Púberes vientres, lindos tobillos,canten, al ritmo de nuestras piernas,y al son de aj orcas y de zarcillos,

gloria en la tierra.

La tierra joven, diosa risueña,que madurando la uva del sexo,colma de néctar la flor pequeña

de nuestros senos.

OBRA POlilTICA

Duerme la vida, llena de escombros,pero a lo largo del valle oscurose mueve, fácil, en nuestros hombros

la urna del mundo.

j Que se desborde la antigua fuentede la alegría! Que el sol gloriosointegre en torno de nuestra frente

su anillo roto.

Hombre que inclinas la sien, heridapor finos clavos, ante la página:j Sobre la letra vence la vida!

j Máta tu lámpara!

Ven. Abandona la tabla lisadonde conciertas música inane,y por los signos de nuestra risa

cámbia tu da ve.

La vida hambrienta reclama excesosde amor, y nutre su luz de lágrimas,hasta que a un largo soplo de besos

muere la llama.

Agiles flautas, cálidas voces,rojas trompetas, honda guitarra,digan la dicha de las veloces

danzas.

EL ESPIRITU DEL FUEGO

-Tú ¿arquitecto de silabas,mecánico de los claros sonidos

237

que reajustan la música del hirviente universo,tú, seguirás tras de esa liviana melodia?Tú, que en noches doradaslograste que tus tímpanos de magocaptasen el silencio de las altas esferas,tú, ¿ seguirás tras esa liviana melodía tCultivas la palabra,origen de la luz, madre del tiempo,para dar a tus cantosla virtud germinante de tu espírituy el vértigo vital que hay en tu sangre,y ahora, esclavo de la danza,¿ vas a seguir tras esa liviana melodía?Te he ofrecido mi reino:la ingravidez del ángel:relámpago de éter que rasga las es~eras;la sutileza que penetra en todoslos resquicios del mundo y de las almas;la fuerza genesíaca que destruyeun orbe y que lo forma nuevamenteal mandato del verboque reside en la llama,y ahora, enamorado de la flauta,¿ vas a seguir tras esa liviana melodía?Te cercaste de inmóviles desiertos,donde radia la pura inteligencia,para escuchar el canto de tus á.ridos números,y ahora, seducido por el baile,¿ vas a seguir tras esa liviana melodía?

EL ANGEL

-Tocando en la torrela negra campana

OBRA POli:TICA 239

se me ha destrozadoun borde del ala,y he venido a piepor sierras y landas.j Nadie en los caminos!j Nadie en las posadas!j Pero a la distanciaveía tu lámpara!De bellas muj eresno escuches palabrasque tiñen de rojola cara del alba,no sigas los pasosdel ígneo fanta~maque pule aquí adentrosu cuerno escarlata.Soy el mismo espírituque puso en tu almohada,para que durmieses,hojas de albahaca.Tu cielo de niñoreía cuando dabala noche del hornosu torta dorada.El sol extendíasus hiJos de babamordiendo la hierbacon diente de cabra.Y, esquivando el arcode piedra pintada,rompía sus collaresel galgo del agua.¿ Recuerdas? ¿ Recuerdas?Ven. Déja esta cámara

y vamos al campocon la alondra blancaque hilvana de trinosel cielo de gasa.

j Qué bella es la sombraque forma la ramapara que meditesal borde del agua!Más que los dictámenesde tu ciencia vanaalecciona un brotede fresca esmeralda,tornillo en que girala divina máquina.Recogida en plieguesmi túnica grana,y los pies con floresde tierra mojada,ángel labrador,hundiré la palacomo en la campiñade una vieja estampa.(Arboles enanos,caminos de plata,y un niño que abrela iglesia dorada).Tú echarás al surcola semilla parva:libertad y vidade la tribu esclavaque, más tarde, en tornode la mesa francalaudará tu nombre

OBRA rom'rCA

en rudas plegarias,cantando el origende la gleba santasobre los sepulcrosque afirman tu casa.Ya el tallo de piedrade la torre enarcahacia el sol la oscuraflor de la campana.Ven, y que la nocheconsuma tu lámpara.

EL MAGO

-¿Dónde estáis, visiones engendradaspor mi delirio, cual la fiebre lentaque sube de IOSi légamos nocturnos?Habéis llegado el corazón dormido,traidoramente, como llega la horade despertar, al amoroso sueño.y el eco, nada más, de vuestras vocesqueda en el aire que vibró tan sóloal ritmo de mi sangre poderosa.Por qué en mitad de mi tranquila vida,cuando un sereno estío refrescabami soledad, vecina de los cielos,¿por qué llegásteis a turbar mi espírituya quieto como el vaso: en que se aclarael agua de una tarde de tormenta?Yo que logré encerrar entre estos murosla gozosa ambición, que no ha traspuestoni el círculo de plata que proyectami luz sobre los libros misterlO6Os,¿por qué suf1"olas~ordas t~ntaciones450-11

242, RAFAEL MAYA

de locuaces espíritus que violanesta cámara adusta? Aquí no llegasino la luz, con su nevado lirio,para anunciar la concepción divinade la palabra. bajo el ala santaque desciende a la página sin nombre.¿ Qué duro cielo, qué deidad furiosame entrega a la diabólica miliciaque trajo aquí las voces de la tierrapatriarcal, esponjada por la lluviacomo un ave; las voces de la cienciaque encaneció mi juvenil cabellocuando eran más hermos8s las canciones,y la voz del amor, siempre esperadacon sobresalto, bajo media noche,o a la orilla del alba perezosa?¿ Cómo podrá ya el sueño, nuevamente,cerrar mis ojos áridos de lucescon su flor de nocturno terciopelo?¿ Cómo buscar la paz de la almohadabajo el ídolo sordo cuyas manosfiltran la arena de la muerte? ¿ Cómoesperar la vejez, cuando la vidarenace con más ímpetu en la carnedel amor, y en el puño de la fuerza?Pero, ¿ qué escucho? Es el liviano coroque vuelve. j Son los ágiles tobillos!

CORO DE MUJERES

(cantando nuevamente)

Agiles flautas, cálidas voces,rojas trompeta SI honda guitarra

*

digan la dicha de las velocesdanzas.

La vida es breve, fatal y bella,y aunque se pierde como un anillo,bueno es amarla cuando la estrella

cae en el vino.

EL MAGO

(saliendo)-j Salud, frescura de la clara noche!

Rocío de las estrellas, j bienvenido!j Salud, hermosas jóvenes danzantes!j Salud, aguas remotas, claras selvas!Quiero bailar en mórbidas praderascon vosotras, mujeres. Vuestros senoscasi desnudos, marcarán el ritmo,j ritmo de aguas remotas y de selvas!Adiós, oscura cámara en que dejomi antiguo sér. La atmósfera está viva,y germina la 'Sangre como un prado.j Bailad, bailad, alígeras doncellas!j SAlte mi nuevo corazón al ritmode vuestros pies! j Frescura de la noche!j Mirad, mirad! Son ágiles mis piernastambién, duro mi pecho; mis rodillasobedecen al canto. Estoy desnudocomo un dios. En la atmósfera circuladulce ebriedad de viñas florecientes.j Rocío de las estrellas! Rojo mostode granadas! j Frescura de la noche!j Bailad, bailad, alígeras doncellas!Suave es el aire de diamante, suaves

••

244 RAFAEL MAYA

son vuestros pies, que la salvaje tierragolpean! iY es el ritmo de la sangre!iRitmo de aguas remotas y de selvas!

ROSA MECANICA

ROSA MECANICALOS SILENCIOS

ESCARABAJO AZULVARA DE ACERO

TALLO DE HIERBALOS RUIDOS

LOS SILENCIOS

-Aire, no más, espacio, vibraciones,somos los que hay de hermoso en las cancionesy en el amor: las pausas. Somos esoque queda tras el llanto o tras el beso.Todo viene a morir en la corrientede nuestro sér. El universo es fuenteque desemboca en nuestro vasto océano.Somos los hijos leves del arcano,y nuestra madre, la de entraña activa,fue anterior a la noche primitiva.Cuando tuvimos voz, divino coro,la negra esfera se vistió de oro,nacieron, en lo azul, constelaciones,y en el mar, golondrinas y canciones.Pero la altura se nos muestra bellapor el sHencio más que por la estrella,y el agua, entre sus cercos de verdura,donde es más silenciosa, allí es más pura.

OBRA POETICA

Somos, en la expresión, aquel momentocándido que precede al pensamiento,cuando se enciende, entre la sombra muda,el temblor de la cláusula desnuda.Y, cerrado aquel círculo en que labrasímbolos inmortales la palabra,baja Dios, y en su diáfana presenciaengendra pensamientos la conciencia.Sobre el fútil vocablo, o sobre el nombre,pesa, no más, la pequeñez del hombre;pero en toda mudez se halla cifradala eIave de la bóveda estrellada.

- NoSütros, los Silencios, somos unacopa en que cae el agua de la luna,con que ha saciado, en cuanta raza existe,su sed de siglos la criatura triste.Nosotros, bajo el fuego del verano,le damos vida germinal al grano,y luégo somos miel, o perla breve,cuando se hace la flor cárcel de nieve.En nuestro cáliz invisible viertesu espeso vino la callada muerte,y mullimos de sombra la almohadadonde duerme, de hielos coronada,la gloria de los hombres. j Pobre gloria!j Sol del abismo! j Espuma de la historia!

ROSA MECANICA

-¿ Qué metafísicasestoy oyendo?¿Coro de dómineshoy se reunió?Rosa Mecánica,

245

soy el productode una gran máquina..iViva el motor!

De acero limpiome hicieron pétalos,cáliz metálicotengo también.Son mis pistiloscuerdas elásticas,y de la químicabrotó mi miel.

No me marchitocon la canícula,ni el viento músicoroba mi olor.Nací en las faucesde horno metálico,soy la geométricafutura flor.

Yo no le debonada a la atmósfera,ni con oxígenonutro mi sér.Vivo una vidaya matemática,cerca del númeroque siempre fue.

Para agitarmetengo diez vértebrasque en el pedúnculopuso mi autor,

y así mis hojasse mueven ágilesbajo el armónicoventilador.

Ni agua ni tierrame prestan púrpura,ni mi cloró:filabusca la luz.No me desmayannoches románticas,ni en el crepúsculome pongo azul.

Nunca iré comofrágil apéndiceal hombro mórbidode una beldad,ni un caballerode edad equívocaentre una epístolame guardará.

No vivo en copade vidrio pálido,ni bajo el húmedonegro ciprés.y como tengoforma esquemáticanunca una lágrimaveré caer.

En cambio cifroyo lo axiomático

248 RAFAEL MAYA

bajo la cósmicainmensidad.Del hondo espaciosalto los límites,venzo los términosde hora y edad.

Soy lo absolutofrente a lo efímero,lo eterno extáticoentre el vaivén.Id a la muerteseres orgánicos:iEl negro vórticetiene hambre y sed!

ESCARABAJO AZUL

-Yo el escarabajo,metido en un huecodonde me aHmentanresiduos de insectos,he escuchado, j oh Rosa!todo ese argumentocon que justificastu hechura. Soy secocomo una semillapuesta a sol y viento;pero tan oscuro,tan mínimo y feo,supero tu formabajo el universo,porque a mí me rigenvida y movimiento.

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OBRAromeA 248

Tus finos esmaltes,tu brillo perpetuoque es la mejor obradel maestro fuego;toda esa armoníaque hay en tu diseñotrazado por unamente de arquitecto,no valen un átomode mi oscuro cuerpo,porque a mí me rigenvida y movimiento.

Tú vives mil añospero yo perezco;tus hojas son hechasdel más fino acero,y en cambio una brisame rompe los cuernos.No sufro el verano,le temo al invierno,pero soy más ricoentre mi agujero,porque a mí me rigenvida y movimiento.

Ni el vulgo ni el sabiome asignan un precio,y hasta el campesinoque labra su huertocon el pie me arrojao me hinca el hierro.Caí como inútilescoria del cielo.

Pero soy más libreque tú, flor de tedio,porque a mí me rigenvida y movimiento.

Yo vivo la vidacósmica, en pequeño:giro como un astro,como el hombre empeñomi honor. Una torreperforo de huecos,desmenuzo un árboly desbasto un cerro.Yo corono empresasde santo y guerrero,porque a mí me rigenvida y movimiento.

El sol, cuando quiere,me ayuda a ser bello.Soy rútila brasa,o redondo espejodonde se reflejanciudades de viento.Parezco, unas veces,la rosa del cielo,y, otras, esmeraldamontada en acero;porque a mí me rigenvida y movimiento.

Llevo la sustanciadel bruto y del genio;me nutren la tierra

OBRA POETICA 251

y el éter ligero;soy vida en el lodo,en el mar soy vértigo;alumbro en la estrellay en el pensamiento;muero en el espacio,retorno en el tiempo,porque a mí me rigenvida y movimiento.

LOS SILENCIOS

-Vanas, vanas palabras sin sentido,que caen, como gotas, con rüidoen el profundo seno de la nada.¿ Qué sois, ante la bóveda callada,más que humo leve de pavesa inerteo signos que, al pasar, traza la muerte?Ser o no ser. " ¿ acaso no es lo mismoante el claro silencio del abismo?Mecánica, expresión,todo se agitadebajo de la órbita infinitabuscando el sér. Y en tanto el firmamentovoltea con sereno movimientocreando, en la mudez de las alturas,otras vidas más altas y más puras.Callad, ásperas voces, falsa lumbreque guía la terrena incertidumbrea buscar, 000 inútil insistencia,caminos en el mundo y la conciencia.iEl caos triunfa! iTodo es polV'oy ruido !iCatarata que salta· hacia el olvido ..' .,.. ....tendiendo, entre un rumor de aguas:.y vida;s~···::;el iris de las lágrima-s, percUdas \<":.

RAPAI:L MAYA

En nosotros, no más, se halla ;a clavede la verdad universal; la llave,que violando falace!, cerraduras,conduce al mundo de las formas puras.

VARA DE ACERO

-Hueso de tus huesos, madre arquitectura,eje que sostiene tu bóveda sorda,ioh cielo del cálculo! yo, Vara de Acero,rútila y sonora como una agua limpiaque corta la roca con brillos azules,a este fiero diálogo mezclo mi dialéticayo, Vara de Acero.Noche de granito, noche de diamante,noche de carbón y noche de cuarzoconocí, habitando la entraña geológica,cuando yo era polvo de estrellas deshechas.Fantástica noche! ¿ Qué se hizomi duro paisaje de rocas profundas,con huellas de zarpas, de estrellas marinas,finos arabescos de ramas arbóreas,y, a veces,· poblando las cóncavas grutas,callados relámpagos de marfil y plata?iRecóndita noche!La gota de agua, caminando siglos,llegaba a mi lecho vnleánieocomo un sol diminuto.· a llevarmenoticia de espacios terrestrescruzados de vientos, de nubes,de ángeles,y de azules CA1lCionesque tiendencon remos de voces, banderas 'de música.1Sonámbula noche!cerrudo a travésdémit:aiíoe ..

OBRA POETICA

me llegaba el rumor de los ríosque cOIlBtruyen países de espejosy cantan, alzando montañas de arpas,antiguos idiomas de dioses y bestias.iDadme aquella noche! j Dadme aquella noche!Un día los hierrosdescuajando bloques, violaron mi entraña.Cuajóse mi oscura nubulosa en faucesde fuego. Fui arroyo de brasas, hirvientecascada, rojo torbellino, flámula de llamas,Yo, Vara de Acero,soy ahora mástil de tu nave, ioh máquina!estambre sonoro de tu flor, ioh hélice!fuste de tu templo, pétrea arquitectura,rosa de tus vientos, ioh velocidad!eje que gobierna sonantes motores,anillo que ajusta haces de relámpagos,cadena viril que levanta,como grandes flores, montañas de rocas,y decora las nubes con pórticosy encierar los vientos debajo de cúpulas.Soy la nueva conciencia del hombre.De su Olimpo de acero brillantedescienden los dioses del Cálculomás bellos que el rústico Apolopadre de la lira, juguete pretérito,y de las canciones, bárbara dialéticaque ablandó el espíritu de la antigua raza.iHonor a los dioses del Cálculoque bajan, sentados en orbes de bronce.a tomar! posesión de la tierradonde gime la necia esperanzadel hombre romántico!Viento de motoreS

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254 RAFAEL MAYA

se acerca, esparciendo ceniza de estrellas,y polvo de razas que murieron bajo:la sombra callada de selvas y nubes.

TALLO DE HIERBA

-Yo, Tallo de Hierba,nacido en esta soledad estéril

y en medio de estas piedrasdonde tuesta la luz líquenes grises,

levanto mi querella,entre este coro de discordia, a nombre

de la naturaleza.Indice de la luz soy, igualmente,

esa trémula hebracon que Dios ha tejido el ondulante

tapiz de las praderas.yo, de la alta colina, con mis flores

corono la cabeza,y bajo luego a decorar el río

bordando su ribera.Cuando nace la luz abro mis hojas

y recibo la perlaque desciende a engastar se en el oscuro

anillo de la tierra.Indico hacia qué lado se dirigen

los vientos de la vega,y cómo raya el diáfano paisaje

la llovizna abrileña.Aún prisionero en haces, y dormidos

los hombres de la siega,yo sigo perfumando tenazmente

la tarde de violeta.El ancho pie del labrador oscuro

me chafa, pero apenasse ha retirado, cuando al cielo abierto

mi tallo se endereza.Girando con las horas aprisiona

mi vibrátil antenala música solar y el canto llano

que la noche concierta.Ya en el fondo del valle, ya en la altura,

convertido en hoguera,oriento al cazador, o guío la nave

lo mismo que una estrella.Todo se mueve en torno de mi frágil

verdura. Soy la selva,y la brizna que crece sobre el roto

brocal de la cisterna.Sobre el estrago universal y sobre

la mecánica yerta,nutrida de inmortales energías,

mi vida se renueva.Más puro que el lucero de diamante,

más fuerte que la piedra,he de vivir, marcando con el tiempO

mi evolución perpetua.¿ Qué resta de las fábricas gloriosas

de palacios y termas,vencedor de la historia y de los arcos,

sino el tallo de hierba?Esa la única voz que sobrevive

a las pasadas lenguas,repitiendo la fábula del hombre

desde muros y grietas.Soy anillo engastado por la vida

en la móvil cadenaque arranca del insecto laborioso

256 RAFAEL MATA

y acaba en la conciencia.Bien puedes tú morir, Vara de Acero,

pero mi muerte fuerael regreso, hacia el caos primitivo,

de la razón eterna.Yo vivo en la unidad. Aspiro a una

forma de inteligenciaporque yo soy la Acción que vivifica.

iTú eres sólo la Fuerza!

LOS RUIDOS

-Con fatal armadura luciente,con un casco de plumas silbantes,y colgando de la áspera frentecascabeles de hierros sonantes,aquí estamos, con caja batiente,y al compás de los palos cantantesque uniforman la marcha potentede los ásperos ruidos andantes.

Hijos de este tiempo-rayo, sangre y fuego--somos el cerebrodel hombre moderno,ese animal nuevoque, en saltos de vértigo,rompe todo el cielo,y le aplica al vientoespuelas de hierro.

A través de las plazas pobladasde columnas y estatuas bruñidas,por las calles, de espejos muradas,

OBRA POETICA

lentos ríos de muertes y vidas,avanzamos con choque de espadas,con clamor de campanas heridas,con angustia de voces ahogadasy crujido de torres vencidas.

Somos la concienciade una edad postreraque carga la herenciade razas enfermas,y ahoga su penaen ruido de ruedas,luces de taberna,canciones venéreasy música negra ..

Armonías de músicas lentas,añorante s acordes del piano,larga flauta de avena que cuentaslos amores del rubio verano,itodo ha muerto! Palabras sangrientasva trazando una pálida mano,y se escuchan las voces violentasque sofocan el canto lejano.

Ruidosos metalesatruenan las calles,timbres pertinacescruzan las ciudades,fantásticos cablesatan cielo y mares,y negros alambresla risa nos traende cielos distantes.

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2~6 RAFAEL MAYA

Somos verbo de nueva culturaque el Espíritu Santo derroca,y que trueca canción y escriturapor lenguaje de hierro y de roca.Nuestra voz, que exterminios augura,la marea tumultuaria provoca,y matamos la cláusula puray al cantor de melódica boca.

Fuegos explosivosllegan a los libros,y domina el Ruidolos santos retirosdonde el sabio esquivoy el monje raído,traen el infinitoal cóncavo vidrioo alojo del niño.

No hay espacio en el éter profundo,no hay altura de encinas cubierta,ni camino olvidado en el mundo,ni rincón en la tierra desierta,que no sufran el eco iracundode esta lucha que al hombre despiertay lo clava al girar infecundoy fatal de la máquina muerta.

Pero reflejamosla vida, los vastosproyectos humanosy los fieros actos.Nosotros llenamosde dioses armados

y olimpos volcánicos,el terrestre e6pacioy los cielos vanos.

ROSA MECANICA

-Flor de mi tiempo, esquema del futuro,imagen concebida en el cerebrode la eterna deidad de labio ilustre,yo dejé atrás los moldes fugitivosen que funde la vida sus creacionespara existir sin la naturaleza,madre mortal de tornadiza. frentey de senos caducos que emponzoñantoda vida naciente. Con los Ruidos,dispersos hoy por el antiguo espacioconsagrado a la luz y a. la plegaria,y portadores del audaz mensajeque transmite las fraguas y los yunques,he de reinar aquí, Rosa Mecánica,mientras caen las selvas agotadassobre el lecho arenoso de los ríosy huye a morir en ignorados maresla última voz del último torrente.Todo fluye, y la imagen refl€jadasobre el fino cristal de la conciencianunca es la misma, como no es el mismoun río cada vez o los minutosde sombra y claridad que se deslizanBin cesar, a través de nuestros dedos.como arena de márgenes distintas.¿ Qué cosa es la mendaz naturalezasino la muerte? Su revuelto senotiene la actividad de los sepulcros

260 RAFAEL MAYA

y el inestable curso de los dos.Yo soy la que no cambia, la serenacriatura que, en el mundo de las formas,es joven como el número, y constantecomo el ritmo del tiempo y de los cielos.

(Escúchase, a lo lejos, formidable estruendo. In-acabable vocerío rebota contra el horizonte cerrado.Súbitamente, han caído mil torres, mil fábricas hanvenído al suelo. La tierra parece un volcán empe-nachado de centellas. Sin embargo, entre el polvode las ruinas y el humano duelo, el firmamentosonríe tranquilamente).

TALLO DE HIERBA

-Aquí estoy. El estragotambién me sepultó bajo su ruina,

pero un soplo de aireme ha devuelto la vida.

Cayeron, para nuncavolver a alzarse, las altivas torres,

y mi vida prosiguecon más vigor que entonces.

y nueva, porque ahorame abonan los escombros y los huesos,

la soledad me axalta,me defiende el desierto.

Venid, Silencios puros,a secundar el fúlgido milagro

de un mundo que renace

,OBRA POETICA

en el verdor de un tallo.

Todo comienza ahora,y entran de nuevo en fácil movimiento

los ejes de la tierra,los telares del cielo.

Ya la vital cadenaflores y astros enlaza en sus anillos,

y se escuchan de nuevolas arpas del abismo.

En prístina purezarenace y se transforma el universo,

como ante un bello rostrolas aguas de un espejo.

Rotas las negras máquinas,vuelve a girar la rueda de los dioses,

la que premia trabajos,la que reparte amores.

y el hombre no descansaen el motor que rompe las alturas,

sino en la golondrinaque le anuncia la lluvia.

Yo soy, Tallo florido;columna de esmeralda en que sustentan

palacios, el invierno,casa, la primavera.

iPero viene el Silencio!Mirad cómo la luna se levanta

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y en húmedos vaporeslas colinas empapa.

Voy a dormir. Mañanabrotará el universo de la perla

blanca y azul, que ocultanmis dos hojas primeras.

EL ESCARABAJO AZUL

-Aquí mi existencia afirmo,ieterna luz!

yo, el pesado EscarabajoAzul.

Artefactos y mecánicasitodo se acabó!

pero se sigue escuchandomi rumor.

A la luz que me embellecehe de cantar,

mientras el cielo se abrazacon el mar.

y al aire que me alimentabendeciré,

en tanto que tierra y fuegodicen: Amén.

y celebraré a las aguasque me dan,

bajo los árboles verdes,tierras en paz.

OBRA POETlC'A 263

Sólo es grande tu calladacreación,

naturaleza que tienesa Dios.

Y, para acabar mi canto,te guarden El,

y las ramas, siempre verdes,del laurel.