desempleo
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Editorial, Radio Progreso y Eric-SJTRANSCRIPT
Desempleo
Ya sea instalados a las orillas de aceras o semáforos o simplemente
pegaditos a líneas férreas, cualquier lugar que les dé la oportunidad de
instalar su pequeño changarro es bueno, total se conforman con un par de
pesos que puedan medio calmar el hambre. Así se rifan la vida miles de
familias hondureñas.
Las esperanzas de conseguir un empleo formal se les acabaron luego de
varias entrevistas donde la respuesta siempre fue un rotundo NO. O como
lo vivido por Doña Martha, quien se cansó de escuchar “usted tiene 50
años, la persona que necesitamos debe tener menos 35 años”. Ella ahora
es una de las tantas mujeres que diariamente se instala en un punto de la
ciudad de El Progreso para vender tortillas. Allí no le piden cédula para
saber su edad, aunque su caminar pausado y sus arugas la delatan.
Doña Martha es abuela de 5 niños, sabe que los 100 lempiras que con
suerte hará a diario no ajustan para mantener una familia grande. Los
padres de los pequeños son otros desempleados que en algunas
oportunidades consiguen emplearse en la maquila o en franquicias de
comidas rápida pero no pasan de ser dos meses o con suerte seis. ¡Ah!
siempre y cuando no exijan ser contratados permanentemente ni quejen
de las horas extensas de trabajo, la mala paga o denuncien los acosos y
atropellos a lo interno de estos centros laborales.
La gente quiere y necesita trabajar. Pero precisamente es el derecho a una
chamba digna y bien remunerada el que más se pisotea en Honduras. Esa
necesidad empuja a la población a tocar y abrir las puertas que los
distintos gobiernos han cerrado. Cada uno de esos dos millones de
personas que en la actualidad no encuentra trabajo son dos millones de
historias de sufrimiento, de luchas dignas, pero también gente que ingresa
a caminos oscuros de la criminalidad obligada por el hambre.
Es bajo esta realidad y en tiempos electoreros que no debemos dejarnos
dormir por cantos bien entonados de sirenas, donde los mismos siguen
pidiendo oportunidades para generar empleos, sacar al país de la crisis
profunda que vive, salvarnos de la inseguridad y criminalidad. Son
precisamente esos quienes nos tienen metiditos en el hoyo de la
corrupción, pobreza, inseguridad, violencia e impunidad. Buscar salir de
ese agujero es cuestión de gente verdaderamente comprometida con esta
nación llamada Honduras.
Nuestra Palabra | 12 Agosto 2013