desempeÑo laboral colombiano: primer semestre 2016 · en 2015 desplazó hacia abajo la curva de...

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1 DESEMPEÑO LABORAL COLOMBIANO: PRIMER SEMESTRE 2016 Hugo López Castaño, Universidad EAFIT 1 , agosto 25, 2016 El año pasado el crecimiento real del PIB se redujo sustancialmente: 3.1% vs. 4.4% en 2014. Durante el año en curso, su crecimiento anual ha seguido aminorándose (2.5% en el primer trimestre vs. 3.4% en el cuarto 2015) y también, aunque menos, el del valor agregado urbano real (3.3% vs. 3.7%). En promedio y según las últimas estimaciones del Banco de la República, durante 2016, la expansión del PIB podría situarse, alrededor del 2.3%. La desaceleración económica de 2015 se sintió con toda su fuerza en las zonas rurales: caída considerable del empleo asalariado; alza del no asalariado, de peor calidad. En cambio, en las trece ciudades, el impacto sobre el empleo formal, fue más moderado: cayó en el primer semestre y se recuperó con creces en el segundo, para terminar creciendo 2.4% vs. 5.0% en 2014. Gracias a ello, la tasa media de desempleo se mantuvo por debajo del 10% y la informalidad, que había subido hasta el segundo trimestre, se redujo desde entonces alcanzando para el cuarto un mínimo histórico desde 2007. Durante el año en curso la coyuntura laboral campo-ciudad se revirtió. El empleo asalariado rural recuperó, para abril-junio, el 82.3% de la pérdida experimentada en 2015 gracias a la expansión del cultivo del café. En contraste, frente a las cifras de octubre-diciembre 2015, el empleo formal en las trece ciudades, cayó 0.6% en el primer semestre 2016. Paralelamente la tasa desestacionalizada de desempleo, que se había elevado por encima del 10% en el primer trimestre de este año, volvió a reducirse en el segundo (9.3% en abril-junio), a cambio de un alza de la informalidad y, sobre todo, a cambio de la reducción en la tasa laboral de participación. 1. Zonas rurales: después la pausa de marzo-mayo, se prosiguió en junio la recuperación del empleo asalariado (gráfico 1). Durante 2015 se perdieron en las zonas rurales 90.200 empleos asalariados, de los cuales se había recuperado para el primer semestre de este año, el 82.3%, (74.300) como resultado de la expansión del cultivo y de la cosecha cafetera. En 2015 el empleo no asalariado rural, presentó grandes fluctuaciones inducidas por su componente no remunerado (los ayudantes familiares) pero, en promedio aumentó 6.0%. Para el primer semestre del año en curso se había reducido parcialmente, a pesar de lo cual seguía siendo 5.7% más alto frente al nivel alcanzado a fines del año pasado. 1 Profesor departamento de economía, Universidad EAFIT. Direcciones electrónicas: [email protected] y [email protected]

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Page 1: DESEMPEÑO LABORAL COLOMBIANO: PRIMER SEMESTRE 2016 · en 2015 desplazó hacia abajo la curva de demanda laboral. Dada una curva de oferta estable, el impacto inicial fue una caída

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DESEMPEÑO LABORAL COLOMBIANO: PRIMER SEMESTRE 2016

Hugo López Castaño, Universidad EAFIT1, agosto 25, 2016

El año pasado el crecimiento real del PIB se redujo sustancialmente: 3.1% vs. 4.4%

en 2014. Durante el año en curso, su crecimiento anual ha seguido aminorándose

(2.5% en el primer trimestre vs. 3.4% en el cuarto 2015) y también, aunque menos, el

del valor agregado urbano real (3.3% vs. 3.7%). En promedio y según las últimas

estimaciones del Banco de la República, durante 2016, la expansión del PIB podría

situarse, alrededor del 2.3%.

La desaceleración económica de 2015 se sintió con toda su fuerza en las zonas rurales:

caída considerable del empleo asalariado; alza del no asalariado, de peor calidad. En

cambio, en las trece ciudades, el impacto sobre el empleo formal, fue más moderado:

cayó en el primer semestre y se recuperó con creces en el segundo, para terminar

creciendo 2.4% vs. 5.0% en 2014. Gracias a ello, la tasa media de desempleo se

mantuvo por debajo del 10% y la informalidad, que había subido hasta el segundo

trimestre, se redujo desde entonces alcanzando para el cuarto un mínimo histórico

desde 2007.

Durante el año en curso la coyuntura laboral campo-ciudad se revirtió. El empleo

asalariado rural recuperó, para abril-junio, el 82.3% de la pérdida experimentada en

2015 gracias a la expansión del cultivo del café. En contraste, frente a las cifras de

octubre-diciembre 2015, el empleo formal en las trece ciudades, cayó 0.6% en el

primer semestre 2016. Paralelamente la tasa desestacionalizada de desempleo, que se

había elevado por encima del 10% en el primer trimestre de este año, volvió a

reducirse en el segundo (9.3% en abril-junio), a cambio de un alza de la informalidad

y, sobre todo, a cambio de la reducción en la tasa laboral de participación.

1. Zonas rurales: después la pausa de marzo-mayo, se prosiguió en junio la

recuperación del empleo asalariado (gráfico 1).

Durante 2015 se perdieron en las zonas rurales 90.200 empleos asalariados, de los

cuales se había recuperado para el primer semestre de este año, el 82.3%, (74.300)

como resultado de la expansión del cultivo y de la cosecha cafetera.

En 2015 el empleo no asalariado rural, presentó grandes fluctuaciones inducidas por

su componente no remunerado (los ayudantes familiares) pero, en promedio aumentó

6.0%. Para el primer semestre del año en curso se había reducido parcialmente, a

pesar de lo cual seguía siendo 5.7% más alto frente al nivel alcanzado a fines del año

pasado.

1 Profesor departamento de economía, Universidad EAFIT. Direcciones electrónicas: [email protected] y

[email protected]

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Corregida por variaciones estacionales la tasa rural total de desempleo se elevó en el

tercer trimestre 2015 y volvió a caer en el cuarto; pero este año volvió a elevarse,

mostrando una ligera reducción en abril-junio. La tasa salariada de desempleo

(desempleados vs ocupados asalariados más desocupados) ha sido mucho más alta

que la tasa total pero tuvo un comportamiento parecido: se elevó en tercer trimestre

2015 y volvió a caer en el cuarto; este año se ha elevado, aunque comenzó a bajar en

abril-junio

Gráfico 1. Principales indicadores laborales rurales

DANE, gran encuesta integrada de hogares; datos publicados. Notas: 1. Empleo asalariado (obreros y

empleados particulares y del gobierno); empleo no asalariado (resto del empleo). 2. Tasa de desempleo total

(desempleados vs. ocupados más desocupados). Tasa asalariada de desempleo (desempleados vs. ocupados

asalariados más desempleados); esta medida alternativa se justifica pues casi todos los desempleados buscan

un trabajo asalariado. 4. Las series se desestacionalizaron usando el método Census X-1.

2. El empleo formal total y por niveles educativos en el conjunto de las trece

principales (ver gráfico 2).

En el agregado de las 13 principales áreas metropolitanas, el empleo formal disminuyó

ligeramente durante el primer semestre del año pasado pero se recuperó, con creces,

durante el segundo. Durante el año en curso, se estancó hasta abril, se redujo en mayo

y repuntó parcialmente en junio. Frente a octubre-diciembre del año pasado cayó 0.6%

en abril-junio últimos.

Su componente más educado, dotado de alguna formación superior, experimentó el

año pasado una caída media del 1.6%, que fue muy acentuada hasta mediados del año;

desde entonces y hasta fines del año se recuperó parcialmente; pero durante el año en

curso, ante la desaceleración del valor agregado urbano real, ha vuelto a bajar (-0.3%

en abril-junio frente a octubre-diciembre). En 2015 su componente menos educado,

con bachillerato o menos, se elevó considerablemente (7.3%), aunque a un ritmo

anual que, a partir del tercer trimestre fue decreciente y terminó por ser negativo en el

cuarto. Este año ha permanecido estable (variación del 0.1% en abril-junio frente a

octubre-diciembre).

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Gráfico 2. Trece ciudades principales: comportamiento del empleo formal total y por

nivel educativo.

Cálculos de EAFIT basados en el DANE, gran encuesta integrada de hogares. Empleo formal: ocupados

privados en empresas de más de cinco ocupados (salvo trabajadores sin remuneración en empresas o negocios

de otros hogares), más técnicos y profesionales independientes, más ocupados del gobierno. Sin educación

superior (sin ningún año aprobado en este nivel); con alguna educación superior (con al menos un año aprobado

en el nivel superior)

3. La inflación se ha acelerado; los salarios reales formales han caído (gráfico 3).

La inflación, se aceleró desde 2014; en 2015 osciló alrededor de una media del 4.5%

entre febrero y agosto, antes de elevarse al 6.77% en diciembre; los datos del año en

curso arrojan valores todavía más altos (8.96% en julio). Este bote inflacionario afectó

negativamente el salario mínimo legal y, dependiendo de las particularidades del

mercado laboral en c/ ciudad, también, en principio, los salarios formales reales.

El salario mínimo real (índice=100.0 en enero 2013 y 103.1 en enero 2015) apenas

cayó ligeramente hasta julio del año pasado (102.8); pero para diciembre había bajado

ya a 100.9. Aunque durante el año en curso la revisión del mínimo nominal lo había

vuelto a colocar en 102.6 en enero, la aceleración de la inflación lo volvió a reducir a

100.9 en julio.

En las 13 ciudades, el salario mediano real de los trabajadores formales con alguna

educación superior había caído con la reducción de su ocupación hasta julio-

septiembre del año pasado. Desde entonces, empujado por la recuperación parcial de

este tipo de empleo, repuntó con fuerza. Durante el año en curso la nueva

desaceleración en el crecimiento del valor agregado urbano ha vuelto a reducir el

empleo formal más educado; este frenazo estabilizó su salario nominal y, dada la

aceleración inflacionaria, lo redujo en términos reales un 8.3%.

Por su parte, el salario mediano real de los trabajadores formales sin educación.

Superior, que había caído 2.0% entre comienzos y finales de 2014, en 2015

permaneció relativamente estable durante el primer semestre, antes de que, por la

presión de la mayor demanda y la escases de oferta diestra, empezara elevarse,

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volviendo para fines del año 2015 y comienzos de 2016 a un nivel similar al de

comienzos 2014. La respuesta del empleo formal fue una desaceleración en su

crecimiento, desaceleración que, junto con la mayor inflación, permitió bajar otra vez

para marzo-mayo del año en curso sus salarios reales un 3.0%.

Pero el grupo de las 13 ciudades está muy marcado por el de las 4 principales. De

hecho el comportamiento salarial no ha sido el mismo en las 9 ciudades intermedias.

En ellas los salarios reales formales con alguna educación superior o sin ella (aunque

oscilantes) han venido cayendo desde mediados del año pasado, gracias a una intensa

rotación de personal: reemplazo del empleo formal menos educado por más educado

cuando los salarios reales del primero suben y viceversa (ver sección 11 más

adelante).

Gráfico 3. Salario mínimo real y salarios formales reales en trece y nueve ciudades.

Fuente: DANE; gran encuesta integrada de hogares. Los salarios de los trabajadores formales (en realidad sus

ingresos laborales, porque incluyen tanto los de los asalariados como los de los no asalariados) han sido

obtenidos por EAFIT procesando las cintas de las encuestas del DANE (las que disponemos llegan a la fecha

hasta marzo-mayo 2016). Se trata de las medianas por trimestres móviles estimadas a partir de los datos

salariales que ofrecen los informantes (no se hicieron imputaciones para los no informantes) y que incluyen

remuneraciones en dinero y en especie y diversas prestaciones por las que indaga la encuesta de hogares. Esos

salarios se deflactaron por el IPC nacional.

4. Empleo formal por nivel educativo: los ciclos de largo plazo (gráfico 4).

Desde que, para las 13 ciudades, se tienen estadísticas trimestrales sobre el empleo

formal por niveles educativos, es decir desde 2007 para el volumen y desde 2008 para

sus variaciones anuales, se han experimentado una serie de ciclos que han sido

inversos para el componente dotado de alguna educación superior y para el carente de

ella (panel A). Las cifras sugieren que este año 2016 el ciclo podría comenzar a

cambiar de polaridad.

Las variaciones anuales en el empleo formal más educado obedecen principalmente y

de manera directa a las del valor agregado urbano real (panel B). Las del empleo

formal menos educado, responden de manera inversa y con algún rezago a las de sus

salarios reales (panel C).

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Por el lado del trabajo formal calificado, la desaceleración del valor agregado urbano

en 2015 desplazó hacia abajo la curva de demanda laboral. Dada una curva de oferta

estable, el impacto inicial fue una caída en el empleo y en los salarios reales. Sólo más

tarde, en el segundo semestre, la recuperación parcial que se produjo en valor

agregado urbano, indujo la recuperación también parcial de este empleo y de sus

salarios. Durante el año en curso la nueva desaceleración del valor agregado urbano

ha vuelto a afectar negativamente este componente del empleo formal, lo que, junto

con la elevada inflación, ha generado una caída considerable en sus salarios reales.

Por su lado, para el trabajo formal no calificado, el impacto del shock inflacionario

fue considerable: redujo el salario real desde 2014 y durante la primera mitad de 2015,

es decir desplazó hacia abajo su curva de oferta.

Gráfico 4. Trece ciudades principales: ciclo de largo plazo del empleo formal y

respuesta del empleo por nivel educativo al valor agregado urbano y a los salarios

Cálculos de EAFIT basados en el DANE, gran encuesta integrada de hogares, y en las Cuentas Nacionales

trimestrales recientes. El valor agregado urbano es el total menos el agropecuario y minero. Los salarios

formales han sido estimados por EAFIT con base en las cintas de las encuestas de hogares; se trata de de las

medianas, por trimestres móviles, calculadas a partir de los datos salariales que ofrecen los informantes y que

incluyen remuneraciones en dinero y en especie y diversas prestaciones por las que indaga la encuesta de

hogares; se estimaron en términos reales usando el IPC nacional como deflactor. Las series se

desestacionalizaron usando el método Census X-12.

Dada la curva de demanda y que el impacto salarial opera con algún rezago, el empleo

se elevó durante todo el 2015 y eso a pesar de que su gran dinamismo y la escases de

mano de obra diestra volvieron a elevar los salarios reales en el segundo semestre.

Durante el año en curso el alza salarial anterior frenó la expansión del empleo formal

induciendo una estabilización de los salarios nominales y, dada la aceleración

inflacionaria terminó por generar una reducción en su valor real.

5. Trece ciudades: comportamiento mensual de la participación y el desempleo

en las 13 ciudades (gráfico 5).

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Este año la tasa mensual observada de participación alcanzó un máximo en febrero,

se redujo hasta mayo y volvió a elevarse en junio. Algo similar pasó con el desempleo

mensual observado (que volvió a situarse por encima del 10% en junio). Todo el

mundo comenzó a hablar del alza considerable en el desempleo. Pero

desestacionalizado el desempleo mensual de junio apenas subió ligeramente y se

mantuvo por debajo del 10%.

Si la caída en la participación no se hubiera producido, si hubiera conservado el nivel

de febrero, el desempleo durante este año se habría mantenido por encima del 10%:

11.2% en junio vs. 10.2% observado, es decir un punto porcentual por encima.

Gráfico 5. Trece ciudades principales: comportamiento mensual de la participación

laboral y el desempleo

Estimaciones de EAFIT con base en DANE, gran encuesta integrada de hogares. Para estimar la tasa de

desempleo con participación constante (la de febrero 1016). Se aplica esta definición: TD*t=1-(Tot / TP*),

donde TD*t (tasa de desempleo con participación constante en el mes t); TOt (tasa de ocupación observada en

el mes t); TP* (tasa de participación en febrero 2016)

6. Trece ciudades principales: desempleo, informalidad y participación laboral

(cifras trimestrales desestacionalizadas; gráfico 6).

En las 13 ciudades principales la tasa trimestral desestacionalizada de desempleo ha

oscilado este año (panel A): se elevó sustancialmente en el primer trimestre (10.6%

en diciembre-febrero; 10.3% en enero-marzo). Después volvió a bajar (9.3% en abril-

junio). Cayó tanto para el personal más educado como para el menos educado (panel

B).

Por su parte, el porcentaje de informalidad del empleo (valor desestacionalizado) se

elevó (panel A). Para el personal más educado (panel B) primero subió hasta febrero-

abril y luego cayó en marzo-mayo; para los menos educados ha subido ligeramente

durante todo el año.

La participación laboral que venía elevándose se redujo bruscamente en mayo y junio

(panel C). La caída en la participación afectó tanto a los más y a los menos educados.

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Los trabajadores se han retirado provisionalmente del mercado laboral por el mal

comportamiento del empleo formal y de la caída en los salarios reales.

Es claro que la reducción del desempleo se originó primero en un alza en la

informalidad y luego y sobretodo en una caída en la participación laboral. De hecho

(paneles D y E) se ha producido un traslado reciente de los desempleados a la

informalidad y sobre todo a la inactividad

• El volumen de desempleados se elevó sustancialmente hasta febrero y desde

entonces ha vuelto a caer sustancialmente: 150.000 desempleados menos entre febrero

y junio (datos desestacionalizados).

• Inicialmente esta reducción obedeció al alza en la informalidad; luego a la caída en

la participación laboral. La reducción acaecida entre febrero y junio se explica en parte

por el traslado de los desempleados a la informalidad (42.000) y, sobre todo por el

traslado a la inactividad (la PEA cayó en 145.000). El volumen de inactivos aumentó

mucho más (207.000) porque muchos se abstuvieron de ingresar al mercado laboral

Gráfico 6. Trece ciudades principales: desempleo, informalidad y participación

laboral (datos trimestrales desestacionalizados).

Fuente: DANE, gran encuesta integrada de hogares (datos publicados) y estimaciones de EAFIT a partir de las

cintas de las encuesta de hogares. A la fecha de la redación de este informe, estas últimas sólo llegan hasta

marzo-mayo 2016.

7. Impactos sobre los ingresos de los hogares.

La evolución reciente del empleo y los salarios reales está afectando los ingresos

laborales reales de los hogares (gráfico 7).

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Los ingresos laborales reales provenientes de trabajadores formales sin educación

superior, que habían subido el año pasado están cayendo (panel A); los prevenientes

de trabajadores formales con alguna educación superior, que se venían recuperando a

finales del año pasado han vuelto a bajar (panel B). Por el lado de los ingresos

informales por hogar, los provenientes de trabajadores sin educación superior (panel

C) han caído fuertemente desde fines del año pasado y los provenientes de

trabajadores con alguna educación superior (panel D) aunque oscilantes son menores

frente a los de finales del año 2015.

En síntesis, los ingresos laborales totales reales por hogar (panel E) han caído. Los

totales provenientes de trabajadores poco educados (panel F) han caído más que los

provenientes de trabajadores con alguna educación superior (panel G). Si las cosas

siguen como van, dado que los hogares más pobres dependen más de los ingresos

aportados por sus miembros menos educados, la pobreza de los hogares podría volver

a elevarse este año y la reducción del GINI que se presentó el año pasado podría

revertirse.

Gráfico 7. Trece ciudades principales: evolución de los ingresos laborales reales de

los hogares.

Fuente: cálculos de EAFIT, los ingresos laborales reales por hogar son el producto del empleo x los salarios

reales medios (no los medianos) deflactados por el IPC nacional.

8. Empleo formal por ramas en las trece ciudades (gráfico 8).

Durante el 2do semestre 2015, la recuperación del empleo formal en las 13 ciudades

había sido muy marcada. Sumando los datos desestacionalizados por ramas se

generaron 168,724 plazas más. Esa dinámica se perdió en el primer semestre del año

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en curso, pues se destruyeron 28,018 plazas.

Durante el primer semestre de este año, el empleo formal se elevó en cuatro ramas

que, en conjunto, generaron 82.064 nuevas plazas. Las finanzas aportaron 30.124 (el

36.7%), la construcción 32.242 (el 32.0%), el transporte-almacenamiento y

comunicaciones 14.822 (el 18.1%) y eso a pesar de que viene bajando de nivel este

año, y el comercio 10.875 (el 13.3%).

Gráfico 8. Empleo formal por ramas en las trece ciudades principales.

Fuente: cálculos de EAFIT, con base en los datos publicados por el DANE (gran encuesta integrada de hogares).

En cambio las demás ramas se destruyeron este semestre 110.081 plazas formales. De

ellas, los servicios perdieron 66.082 (el 60.8% de la pérdidas totales); los inmuebles

y servicios a las empresas perdieron 24.115 (que representan el 21.9% de las pérdidas

totales); la industria perdió 2993 plazas (el 2.7%%) y las otras ramas (agricultura y

minería suburbanas; electricidad-gas-agua) perdieron 16.082 plazas (el 14.6% de la

pérdida total.

9. Desempeño laboral de las cuatro ciudades principales (gráfico 9).

En el agregado de las cuatro ciudades principales, el empleo formal cayó 0,7% en el

primer semestre. El desempleo subió en enero y febrero (10.4%) por encima del 10%

y después se redujo (9.2% en marzo-mayo; 9.1% en abril-junio), debido a que la

informalidad subió y la participación bajó. El empleo formal se redujo en Bogotá, Cali

y Medellín, pero, aunque ha perdido dinamismo este semestre, creció en Barranquilla.

Por ciudades y comparando las cifras desestacionalizadas de abril-junio con las de

octubre-noviembre, la situación resulta ser la siguiente:

• En Bogotá la caída del empleo formal fue del 1.1% y ha afectado sus dos

componentes, el menos y el más educado, cuyos salarios reales han bajado. La

informalidad subió hasta abril y después se redujo parcialmente; el desempleo se elevó

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primero hasta enero (10.1%) y luego volvió a caer estabilizándose alrededor del 8.4%

(dato de abril-junio), como fruto de la considerable disminución de la participación

laboral.

• En Cali el empleo formal bajó 1.2% en ese mismo período (la mayor caída se

produjo en marzo-mayo); el componente dotado de educación superior viene

reduciéndose considerablemente desde el tercer trimestre del año pasado y sus salarios

reales han comenzado a afectarse. El componente menos educado, en cambio, ha

subido aunque está dando signos recientes de desfallecimiento. El desempleo ha

seguido bajando pero la informalidad se ha disparado.

Gráfico 9. Principales variable laborales en las cuatro ciudades principales.

Fuente: Cálculos de EAFIT con base en DANE, gran encuesta integrada de hogares

•En Medellín el empleo formal cayó 1.0% en ese mismo período (pero, en realidad

esa reducción viene acaeciendo desde marzo) arrastrado hacia abajo por su

componente carente de educación superior cuyos salarios reales han caído todo el año

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y cuya tasa de participación ha comenzado a desplomarse (el más educado en cambio

viene recuperándose a costa de salarios reales que siguen bajando). el desempleo subió

hasta marzo y luego se redujo (9.9% en junio), pero la informalidad viene subiendo

desde abril.

•En Barranquilla el empleo formal continuó creciendo (1.0% en ese mismo período)

aunque, visto el semestre en su conjunto, en realidad ha perdido dinamismo frente al

año pasado; su componente menos educado ha bajado de nivel este semestre pero

viene recuperándose (el más educado ha repuntado presionando hacia arriba sus

salarios reales y su participación). El desempleo (8.6% en junio) y la informalidad

han sido oscilantes.

10. Desempeño laboral en las nueve ciudades intermedias (gráfico 10).

Gráfico 10. Principales variables laborales en el agregado de nueve ciudades

intermedias.

Fuente: cálculos de EAFT con base en DANE, gran encuesta integrada de hogares

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En el agregado de las nueve ciudades intermedias (gráfico 10) el empleo formal

aumentó ligeramente (0.4%) entre octubre-diciembre 2015 y abril-junio 2016; el

desempleo que había subido hasta marzo (del 10.1% al 11.0%) se redujo otra vez

(10.3% en junio). La informalidad que inicialmente había subido bajó otra vez gracias

a la reducción en la participación laboral.

Por ciudades (no se anexan gráficos para no apesantar el texto), el empleo formal ha

bajado en Villavicencio, Ibagué, Bucaramanga y Manizales; se elevó ligeramente en

Pereira, a un ritmo mayor en Cúcuta y de manera muy acentuada en Montería, Pasto

y Cartagena.

• Villavicencio: el empleo formal ha venido cayendo este año (-4.7% entre 2015-T4

y 2016-T2); el desempleo se ha elevado (12.4% en junio), lo mismo que la

informalidad. La participación que había caído está volviendo a subir.

• Ibagué: la reducción del empleo formal entre octubre-diciembre y abril-junio fue

3.9%; la participación ha venido bajando desde marzo; el desempleo creció hasta

marzo y se redujo después (12.1% en junio); la informalidad también ha bajado

• Bucaramanga: la caída del empleo formal fue 3.3%; la tasa de participación viene

cayendo desde marzo; el desempleo pasó del 7.2% al 8.4% (en junio) y la

informalidad ha oscilado.

• Manizales: el empleo formal ha oscilado pero en ese período cayó 1.3%; la

participación se redujo considerablemente; el desempleo se disparó hasta abril, pero

después se redujo (9.3% en junio) y la informalidad se primero subió y luego ha

bajado.

• Pereira: el empleo formal (oscilante) se mantuvo bastante estable hasta mayo y se

recuperó en junio. En el período aumentó 0.8%. La participación subió hasta marzo

y desde entonces ha caído. El desempleo subió hasta marzo y se redujo después

(10.1% en junio); la informalidad subió hasta abril y luego cayó a medida que la

participación laboral bajó

• Cúcuta: en ese mismo período empleo formal aumentó 2.5% (abril-junio fue un

trimestre excelente); el desempleo se redujo hasta mayo pero subió en junio (15.2%)

pero la informalidad que venía subiendo se redujo en junio. Sin embargo la ciudad

sigue siendo, entre las 13 principales, la de mayor desempleo e informalidad

• Montería: el empleo formal, que viene recuperándose desde marzo impulsado por

el sector de los servicios (muy intensivo en trabajo educado, aumentó 4.3% en abril-

junio frente a octubre-diciembre; la participación ha subido y el desempleo y la

informalidad que habían subido han vuelo a bajar desde abril.

• Pasto: el empleo formal sigue creciendo (aumentó 5.0% en ese período) lo mismo

que la participación laboral; el desempleo que había subido hasta febrero se redujo

(8.7% en junio) y la informalidad que había subido a comienzos del año ha vuelto a

caer.

• Cartagena: el empleo formal (6.2% entre 2015-T4 y 2016-T2) se ha recuperado de

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su caída del segundo semestre del año pasado, lo que, junto con la reducción en la

participación, le permitió volver a bajar el desempleo (7.8% en junio) y, sobre todo,

la informalidad que se había disparado. La población menos educada, ha soportado

la gran reducción de los salarios reales formales que se ha producido desde mediados

del año pasado porque su valor en mayo (1.18 SML) sigue siendo superior al que

brinda el empleo informal (0.73 SML) cuyos ingresos reales han caído más.

11. Termostato salarial en las ciudades intermedias (gráfico 11).

Casi todas las ciudades intermedias (pero también Medellín) se han dotado de una

especie de termostato salarial (gráfico 11) que controla la evolución de los salarios

formales menos calificados (carentes de educación superior) y que opera de la

siguiente manera:

Gráfico 11 Termostato salarial en las ciudades intermedias.

Fuente: cálculos de EAFT con base en DANE, gran encuesta integrada de hogares

Cuando el empleo formal menos educado sube (o baja) sus salarios reales tienden

a subir (o a bajar) con un rezago de unos 3 trimestres (panel A).

Cuando esos salarios reales suben, los empresarios proceden a contratar en un plazo

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breve personal más educado (panel B). El efecto es reducir rápidamente el empleo

formal sin educación superior (panel C).

Con ello logran bajar otra vez los salarios reales de los menos educados (panel D)

Esto explica que, a diferencia de lo ocurrido en las cuatro ciudades principales (salvo

quizá en Medellín) los salarios formales de este personal hayan bajado durante todo

el año pasado en vez de elevarse en el segundo semestre, pero tiene un costo: implica

una elevada rotación de personal

12. Conclusiones.

1. El año pasado el crecimiento del PIB real se redujo sustancialmente: 3.1% vs. 4.4%

en 2014. Durante el año en curso ha seguido aminorándose (2.5% en el 1er trimestre

vs. 3.4% en el 4to 2015) y también; aunque menos, el crecimiento del valor agregado

urbano real (3.3% vs. 3.7%). En promedio y según las últimas estimaciones del Banco

de la República, durante 2016, el crecimiento del PIB podría situarse, alrededor del

2.3%

2. La desaceleración económica de 2015 se sintió con toda fuerza en las zonas rurales:

haciendo caer considerablemente el empleo asalariado. En las 13 ciudades, su impacto

sobre el E. formal, fue más moderado: cayó en el primer semestre y se recuperó con

creces en el segundo. Gracias a ello, la tasa media de desempleo se mantuvo por

debajo del 10% y la informalidad, que había subido hasta el 2do trimestre, se redujo

desde entonces alcanzando para el 4to un mínimo histórico desde 2007.

3. Durante el primer semestre del año en curso, la coyuntura laboral campo-ciudad se

ha revertido. En los seis primeros meses el empleo asalariado rural recuperó el 82.3%

de las pérdidas del 2015 gracias a la expansión del cultivo del café. En contraste, el

empleo formal en las trece ciudades, se redujo 0.6% en el primer semestre. Ha caído

en Bogotá, Cali y Medellín, pero, aunque ha perdido dinamismo, siguió creciendo en

Barranquilla. En el agregado de las 9 ciudades intermedias el E. formal apenas

aumentó ligeramente (0,4%). Cayó en Villavicencio, Ibagué, Bucaramanga y

Manizales; se elevó ligeramente en Pereira, a un ritmo mayor en Cúcuta y de manera

muy acentuada en Montería, Pasto y Cartagena.

Paralelamente la tasa desestacionalizada de desempleo que, se había elevado por

encima del 10% en el primer trimestre de este año; volvió a reducirse para el segundo

trimestre (9.3%) a cambio de un alza de la informalidad y, sobre todo, a cambio de la

reducción en la tasa de participación.

4. El empleo formal con alguna educación superior, es muy sensible al valor agregado

real urbano: había caído durante el 1er semestre 2015. Durante el 2do semestre se

recuperó parcialmente, entre otros factores por el repunte del valor agregado real

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urbano (3.4% anual vs 2.9% en el primer semestre). Durante el año en curso la nueva

desaceleración en el crecimiento del valor agregado urbano ha vuelto a reducir ese

empleo en las trece ciudades (-0.3% entre octubre-diciembre 2015 y abril-junio 2016).

Ese frenazo estabilizó sus salarios nominales y, dada la aceleración inflacionaria de

este año redujo sus salarios reales un 8.3% (marzo-mayo vs octubre-diciembre).

5. Por su parte, el empleo formal carente de educación superior es menos sensible al

PIB y más a sus salarios reales: la aceleración inflacionaria había hecho caer estos

últimos en 2014 y, en 2015, permitió estabilizarlos hasta mediados del año. Como su

demanda laboral responde, con algún rezago, a sus salarios, este empleo creció

rápidamente el año pasado. Con todo, terminó por tropezar con la escasez de mano de

obra diestra (muchos informales y desempleados poco educados; muy poco

adiestrados en los oficios requeridos); por eso sus salarios reales volvieron a elevarse

en las 13 ciudades, alcanzando en el cuarto trimestre 2015 los niveles de 2013. La

respuesta del empleo formal fue una brusca reducción a finales del año pasado,

reducción que, junto con la mayor inflación, permitió bajar otra vez sus salarios reales

que, entre el 4to trimestre 2015 y marzo-mayo 2016, perdieron 3.0%.

6. Este año, los ingresos laborales reales totales por hogar han caído. Los

provenientes de trabajadores poco educados se han reducido más que los provenientes

de trabajadores con alguna educación superior. Si las cosas siguen como van, dado

que los hogares más pobres dependen más de los ingresos aportados por sus miembros

poco educados, la pobreza podría volver a elevarse y la reducción del GINI que se

presentó el año pasado podría revertirse.