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  • Daniel , (Compilador) " id.

    DESARROLLO EN EL PARAGUAY Contribuciones auna visi'n global

    ci6n yRecursos para el Desarrollk):'

    C.RD) D""arr,"p

  • DESARROLLO EN EL PARAGUAY: CONTRIBUCIONES A UNA VISION GLOBAL

    DANIEL CAMPOS (COMPILADOR)

    Centro de Informaci6n y Recursos para el Desarrollo (CIRD) del Comit6 Paraguay-Kansas

  • © Copyright by Centro de Informacl6n y Recursos

    para el Desarrollo (CIRD) 1991 Curupayty 226 casi Eligio Ayala

    Telef: 22-941, Fax: 212-460 Asunci6n, Paraguay

    Tapa: Greta Gustafson M.

  • Publicaci6n del Centro de Informaci6n y Recursos para el Desarrollo

    (CIRD) del ComIt6 Paraguay-Kansas con el auspicio de la Socledad de Estudios Rurales y Cultura Popular (SER),

    Organizaci6n Panamericana de la Salud (OPS/OMS),el Instituto Interamericano de Cooperaci6n para la

    Agricultura (IICA) y la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID).

  • CONTENIDO

    Agradecimlento:

    Alvaro Caballero, Director del Centro de Informaci6n y

    Recursos para el Desarrollo (CIRD)

    Presentacl6n:

    Basillo Nlkiphoroff, Presidente del Instituto de B!enestar Rural 3

    Introduccl6n:

    Daniel Campos 7

    I - DESARROLLO Y ECONOMIA

    Desarrollo dentro de la Economla Social de Mercado Ricardo Rodriguez Silvero Centro Paraguayo para la Promoci6n do la Libertad Econ6mica y de la Justicia Social (CEPPRO) 11

    Economla Social de Mercado y Realidad Nacional Joel Amarilla Instituto de Bienestar Rural (IBR) 18

    Desarrollo y modelo agro-exportador: la relaci6n entre el crecimiento econ6mico, justicia social y medio ambiento Genoveva OcamposBASE ECTA 22

    Un proyecto de desarrollo econ6mico alternativo Llila Molinler Colectivo Interdisciplinario do Desarrollo Educativo (CIDE) 63

  • Crddito rural y producci6n campesina en la perspectiva de desarrollo Federico Barrios Centro Paraguayos de Estudios Sociales (CPES) 80

    Desarrollo econ6mico y reforma del sistema financiero Luls Villalba Instituto de Estudios Econr6micos (lEE) 95

    II - DESARROLLO, POBLACION Y URDANISMO

    Alternativas de desarrollo, din~mica poblacional y pollticas de poblaci6n Juan Maria Carr6n Centro Paraguayo de Estudios de Poblaci6n(CEPEP) 116

    Desarrollo urbano, municipalismo y democracia Jorge Rubblani Centro de Estudios Democriticos (CED) 140

    III - DESARROLLO, EDUCACION Y COMUNICACION

    Desarrollo educativo para un Paraguay democrbtico Juan Manuel Marcos Centro de Estudios de Economfa y Sociedad (CEDES) 153

    Un proyecto de desarrollo educativo alternativo para la transici6n hacia la democracia Ubaldo Chamorro Colectivo Interdisciplinario de Desarrollo Educativo (CIDE) 159

    Polfticas para un desarrollo alternativo de la Universidad en el Paraguay Dl6medes Rivelll Sociedad de Estudios Rurales y Cultura Popular (SER) 172

    Desarrollo, demccracia y comunicaci6n alternativa: Hacla un nuevo lenguaje informativo Benjamin Fernandez Bogado Instituto Prensa Libertad (IPL) 199

    IV - DESARROLLO Y SALUD

    Desarrollo, advenimiento democr~tico y alternativas en salud mental Genaro Rlera y Ram6n Corvaln ATHYA. Centro Alternativo en Salud Mental 212

  • Comentarios Roberto Kriskovich Organizaci6n Panamericana de la Salud (OPS/OMS) 223

    Desarrollo, servicios de salud, descentralizaci6n y contribuci6n do las ONGs Agustin Carrizosa Centro de Investigaci6n de la Conducta Humana (CICOH) 228

    Comentarlos Roberto Krlskovlch Organizaci6n Paramericana de la Salud (OPS/OMS) 252

    V - DESARROLLO Y ACTORES SOCIALES E INSTITUCIONALES

    La juventud y sus perspectivas dentro de un modelo do desarrollo alternativo Jos6 Jim6nez y Susana Sottoll Grupo de Ciencias Sociales (GCS) 258

    Proyectos do desarrollo y su impacto en los procesos regionales de identidad cu!tural Oscar Rivas SOBREVIVENCIA 277

    Fuerzas Armadas, politica de ajusto y modernizaci6n institucional on el contexto do un modelo alternativo do desarrollo Carlos Maria Lezcano Grupo do Ciencias Sociales (GCS) 287

    Desarrollo sostenible, un modelo ecol6gico alternativo: el caso del Proyecto Mbaracay6 do la Fundaci6n Mois6s Bertoni Arturo Herreros, Luclano GonzAlez, Atlilo Cabrera y Carlos Aqulno Fundaci6n Mois6s Bertoni 308

    VI - DESARROLLO, ECOLOGIA Y MEDIO AMBIENTE

    Modetos do desarrollo agroexportador y su impacto en el medio ambiento. Una crItica desde la perspectiva de un modelo do desarrollo sustentable Maria Noce do Meza PRONATURA 329

    La dimensi6n ambiental an los proyectos do desarrollo. El problema del rdo Pilcomayo Elias Diaz Pefla SOBREVIVENCIA 341

  • Consideraciones ecol6gicas para el desarrollo rural Jorge Abbate ALTER VIDA 357

    VII. HACIA UNA ARTICULACION DE UN MODELO PARAGUAYO DE DESARROLLO

    Daniel Campos

    Sociedad de Estudios Rurales y Cultura Popular (SER) 396

  • AGRADECIMIENTO

    Nos hemos acostumbrado a hablar do un mundo on e cual todos los paises sub-desarrollados desean lograr ser desarrollados, y los paises desarrolladosmanifiestan constantem6:dte su acuerdo con el objetivo de ver desarrollarse a los paisesquo no lo son. Sin embargo, al explorar qu6 entiende cada persona, agencia, expertoo pais por ,desarrollo,,, nos encontramosante una gran diversidad de definiciones, tipos,visiones y modelos.

    Sabomos quo al hablar do desarrollo Io hacemos en forma implicitamentepositiva;todos pensamos en un desarrollo que Ileve a una situaci6n mejor que la actual.El desarrollo es pues un proceso de cambio quo conduce a un estado superior debienestar. El desaflo para un pais consiste en definir y actualizar permanentementeuna visi6n propia do Io que considera un ,estado superior do bienestar y lograrprovocar y mantener un proceso de cambio que pormita a toda la poblaci6n acceder a dicho estadio superior.

    Mejorar los sistemas politicos, econ6micos y sociales, sin poner en peligroel media ambiente natural, la riqueza cultural o un sistema do valores dado, no es doninguna manera una tarea ficil. i C6mo ser eficiente sin ser tecn6crata?; C6mo serdemocritico y al mismo tiempo competitivo?; C6mo ser moderno y al mismo tiempoconservar la herencia cultural?; C6mo crecer hoy sin hipotecar el futuro?; 6 C6mo serinterdependiente sin dependiente?;' C6mo compaginar el mercadosocial? etc. etc. Estas y muchas otras preguntass6lo pueden oncontrar respuestas on

    ser y la justicia

    una visi6n sist6mica y global do la realidad de una naci6n.

    Al impulsar la realizaci6n del Primer Congreso do ONGs sobre el Desarrollo on el Paraguay, el Centro do Informaci6ny Recursos para el Desarrollo protendi6 crear un foro del cual surgieran pautas para la creaci6n do una visi6n paraguaya del dosarrollo.Una visi6n que guiara la formulaci6n de politicas claras, que no s6lo tuvieran sentidodesdo e punto de vista t~cnico-te6rico, sino que tambi6n reflejasen la opini6n de unsector amplio do la ciudadania comprometida con la acci6n do desarrollo.

    Creemos quo las ponencias que recopilamos en este libro son una muestraelocuente de la gran riquoza intelectual y la gran experienciapr~ctica que poseen lasONGs del Paraguay. Esperamos quo mediante la difusi6n de este texto, so estimule laproducci6n de conocimientos y se contribuya a mejorar las politicas, los programas ylos proyectos do desarrollo en el Paraguay.

    Agradecemos profunda y sinceramento a todas las ONGs quo han presentadolos trabajos quo recopilamos en esta publicaci6n, y a las instituciones que hicieronposible la realizacidn del Primer Congreso de ONG, sobre el Desarrollo en el Paraguay y la producci6n de este libro.

    Alvaro Caballero Director

    Centro de Informacl6n y Recursos para ol Desarrollo (CIRD)

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  • Presentaci6n

    Basilio NikiphoroffPresidente, Instituto de Blenestar Rural

    DIscurso Inaugural del Primer Congreso de ONGs sobre oI Desarrollo en elParaguay

    Serlores Representantes do Agencias y Fundaciones Internacionales.

    Sehores Representantes de Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo.

    Colegas y amigos de Entidades Gubernamentales.

    Sehores y Sehoras.

    He aceptado complacido el honor de hablar hoy como amigo y colega; comoalguien quo comparte con todos ustedes un firme compromiso con la causa del desarrollo.Aquf; en este foro, cuando digo -Desarrollo,,, pronuncio esta palabra sabiendoque a ninguno de los presentes puede escapar el concepto complejo y vasto que laexpresi6n encierra. Tampoco ninguno de nosotros olida quo al decir desarrollo pensamos on mujeres, nifios y hombres. Pensamos sobre todo on nuestros compatriotas,en el futuro do nuestros hijos y on el pals quo van aheredar. Hoy tenemos la obligaci6nde dar lo mejor de nosotros mismos para mejorar la realidad social y econ6mica del Paraguay.

    El desarrollo es por definici6n un proceso, no es un salto, no es dar vuelta unapdgina y pasar al capitulo del final felfz. Es un proceso, y por lo tanto una constantetransformaci6n. Es un cambio, un cambio positivo quo debe mejorar la vida do lasmujeres, los nilos y los hombres.

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  • Nuestra economla predominantemente agroexportadora y concentrada en la producci6n e intermediaci6n de muy pocos productos, no nos ha permitido, hasta hoy, satisfacer las necesidades materiales b~sicas de nuestra poblaci6n. No estamos creando los puestos de trabajo y las oportunidades a las que cada paraguayo, sin excepci6n alguna, tiene derecho. El hecho de que nuestras exportaciones est6n concentradas en rns del 70% en dos rubros, algod6n y soja, aumenta peligrosamente los riesgos de orden comercial. La diversificaci6n, de los mercados y de la producci6n, es un objetivo impostergable.

    La apertura de nuevos mercados, la incorporaci6n de tecnologla, y un mejor aprovechamiento del ahorro nacional, requieren de nuevas alianzas entre los industriales, los comerciantes, el gobierno, los politicos y las universidades.

    El aumento de la productividad solo so lograr6 mediante un nuevo modelo y estilo de educaci6n que capacite a cada uno do nuestros compatriotas.

    La lucha contra la inflaci6n y la inestabilidad del mercado financiero, pasa por reconocer las limitaciones y los peligros de una politica econ6mica ,monetarista,,.

    La correcci6n de la injusticia distributiva pasa necesariamente por un tratamiento serio del Presupuesto General de Gastos de la Naci6n y por una reforma tributaria.

    El comercio exterior, y la integraci6n del Paraguay con sus vecinos solo aportara beneficios si los empresarios y el Gobierno colaboran para negociar con inteligencia, creatividad y firmeza nuestra relaci6n con las enormes y desordenadas economias de nuestros vecinos.

    La forma en que los paraguayos nos gobernamos y el 6xito do nuestro esfuerzo por democratizar nuestro sistema politico, pueden darnos una base institucional que soporte el desarrollo, o puede, si no tenemos 6xito, borrar en poco tiempo los logros do varias d6cadas do trabajo. Muy cercanos estin los ejemplos de paises que han caido en el caos econ6mico a causa de malos gobiernos. Necesitamos politicos capaces do guiar la construcci6n de una democracia aut6ntica quo potencie la capacidad creadora encerrada en cada uno do nosotros. Apoyo la democratizaci6n y creo en la democracia, pero no olvidemos quo por muchos ahos todavfa estaremos amenazados por el populismo, la tecnocracia y el miedo al cambio.

    La incorporaci6n de la poblaci6n, hoy marginada, al sistema econ6mico y a la participaci6n politica, es un desaffo clave.

    La formaci6n do una clase media, respetuosa del trabajo honesto y sacrificado; gente que premie el trabajo profesional, la excelencia acad6mica y el compromiso como ciudadano; necesitamos ese tipo de gente.

    La promoci6n de la mujer a un nivel de igualdad de oportunidades econ6micas y politicas. Es una necesidad real y urgente.

    El respeto por las minorlas, su cultura, su identidad, es tan importantu como lograr que el gobierno sea realmente el de la mayoria.

    No puedo, por razones obvias, dejar de mencionar el tema clave de la distribuci6n de la tierra. La tierra, nuestra herencia, nuestro m~s valioso activo econ6mico, debe ser fuente de prosperidad, no motivo do conflicto. La cuesti6n de fondo no es meramente t6cnica; pasa por ponernos de acuerdo sobre el concepto de propiedad privada y sobre su funci6n social. La extensi6n geogr~fica que nuestra naci6n, organizada en Estado, administra, es obviamente limitada. No podemos inventar ni importa; hectreas de terreno. Debemos aprovechar Ioquo tenemos en beneficio nuestro y de las generaciones

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  • futuras. Tenemos una situaci6n urgente; el desempleo rural, y un desaffo permanente; el desarrollo sostenido.

    - C6mo y para qu6 distribufrnos las tierras?

    - Dejamos esa tarea a los mercados?

    - Intervenimos como Estado en cada transacci6n inmobiliaria?

    - Distribufmos las tierras para aliviar el desempleo rural?

    - Distribufmos las tierras por una necesidad de Justicia Social?

    - Distribufmos do acuerdo a la rentabilidad potencial?

    Estas y otras preguntas estdn abiertas al debate.

    El desarrollo, el cambio, encierra sin duda el riesgo, el riesgo de equivocarnos.Pienso especialmente en el riesgo de dahar las riquezas que encierra nuestra particularforma de civilizaci6n, nuestras creencias, costumbres y arte; la herencia intangible ymuchas veces desconocida que no inclufmos en nuestra contabilidad y quo algunosinclusive interpretan como indicadores de atraso y sub-desarrollo. Pienso, y me preocupa,el dao que podamos infligir a nuestro medio ambiente fisico, a la naturaleza quepretendemos administrar para vivir de ella. Una naturaleza que funciona de forma muchas veces misteriosa para la mayorfa do las personas. La generosa naturaleza de nuestro pais, ya, ahora, nos envfa seales que hablan de un agotamiento peligroso.

    No es f~cil ni mucho menos sencillo. Adems, ain cuando asumamos el desaflo de cambiar y mejorar, no podemos olvidar quo muchos elementos importantes escapan a nuestro control. Pienso en el mundo m~s alld de nuestras fronteras, m~s allA do nuestra zona de influencia. El Paraguay tiene tambi6n que enfrentar el desaffo de insertarse favorablemente en un mundo dominado por tendencias que para nosotros, para nuestro modelo de desarrollo, son par~metros con valores dados por circunstancias ajenas a nuestra voluntad; los grandes bloques econ6micos, las trabas al comercio internacional, las luchas por el poder mundial, las amenazas al sistema ecol6gico, el surgimiento de ideologfas dominantes, la aparici6n de nuevas tecnolog[as. Oportunidades y amenazas para el Paraguay en un mundo interdependiente donde debemos aprender a competir, y con el cual necesariamente tenemos que cooperar.

    Cambiar para mejorar. Asumir riesgos. Aprovechar las oportunidades y conocer las amenazas. Ese es el desaffo del desarrollo.

    C6mo? C6mo lograr un desarrollo sostenido? Es la pregunta quo en este Cogresoustedes van a contribuir a contestar, y creo que est~n en muy buenas condiciones de aportar un significativo avan-e on el proceso de aprendizaje constante que requiere el esfuerzo de desarrollo.

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  • Las Organizaciones No Gubernamentales cumplen un papel importante, un papel clave por varlas razones:

    - La pluralidad es una caracterfstica muy positiva do las ONGs. En ustedes se encarnan las m~s diversas filosoffas, tendencias polficas, culturas y sectores. Las ONGs son un mozaico representativo de la poblaci6n general.

    - La independencia de pensamiento y el respeto por las ideas de otros as una caracterfstica positiva de las ONGs.

    - El equilibrio entre la reflexi6n y la acci6n, pero con un 6nfasis en la acci6n. La facultad de planificar y actuar al mismo tiempo, tambi6n las caracteriza.

    - la forma de organizaci6n, sencilla y enfocada hacia el logro de resultados, es la m~s eficiente en muchos casos.

    - La creatividad. Las ONGs siempre est~n en lo nuevo, en el ensayo, en la experimentaci6n. Son inconformistas, inquietas.

    Pero por sobre todas estas cualidades, las ONGs tienen valor porque est~n conformadas por personas que no se sientan a esperar que el mundo cambie, ni esperan recibir 6rdenes para cambiar.

    Ustedes ya aceptaron el desaffo del cambio, ustedes ya est~n omprometidos en acciones concretas motivados por grandes causas.

    Ustedes entregar~n al pals, en este Congreso, su visi6n del desarrollo. Una visi6n quo estoy seguro servirA de gula a muchas acciones concretas on el futuro. Los felicito, los aliento, y les deseo la mejor de las suertes.

    Gracias.

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  • INTRODUCCION

    Daniel Campos

    Las ONGs y su contrlbucl6n en construccl6n do modelos do desarrollo para un nuevo Paraguay democrdtico.

    El Paraguay, en el presente, ve surgir varios intentos por disehar un modelo de desarrollo adecuado y ajustado a las necesidades concretas del pafs. Numerosos problemas estructurales y coyunturales interactCan romplicando el panorama social sin quohaya claridad en su an~lisis para de ahr sacar lineamientos s6lidos y correctivos que apunten a un desarrollo sostenible y sostenido con justicia social y uemocracia. Asf, porejemplo, problemas de destrucci6n de los recursos naturales en montes ytierras virgenesinteactan con el problema de tenencia y la lucha campesina por un pedazo de tierra. Do igual manera, la inflaci6n interactia con la recesi6n productiva provocada directa o indirectamente por politicas de ajuste implementadas con la intenci6n de lograr un mayorequilibrio macroecon6mico, aumentando en el corto plazo el desempleo abierto y enc-iberto, y la polarizaci6n entre sectores de la poblaci6n.

    Del mismo modo, en lo politico se ensayan f6rmulas que logren superar los problemas internos de lineas en los diferentes partidos tradicionales y nuevos. Por otro lado, estos debates partidarios no tienen en cuenta la relaci6n de los partidos con los actores sociales quo so van transformando en sujetos sociales a traves de los movimientos sociales do campesinos, mujeres, indfgenas y j6venes en el proceso do articular modelos de desarrollo.

    De esta manera, en el Paraguay se est6 viviendo un momento muy especial con espacios quo pocos pueden ocupar por falta do claridad en [a formulaci6n de los lineamientos de desarrollo. Asf, frente a los problemas de destrucci6n de los recursos naturales y el medio ambiente un tanto en contradicci6n con el movimiento campesino

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  • por la tenencia no se tiene un plan coherente de reforma agraria y desarrollo rural. De igual manera, frente al proceso recAsivo e inflacionario, con el incremento del desempleo y la pauperizaci6n poblacional no se tiene ningOn plan coherente en lo econ6mico tanto a nivel sectorial como a nivel global. Asi mismo, frente a la inevitabilidad del MERCOSUR y los desaffos que plantea para el desarrollo paraguayo, no existen todavfa planes parael proceso de integraci6n regional on lo concerniente a io econ6mico (industrial,agropecuaria, agroindustrial, comercial, financiero/monetario, tributario), a lo social (aqu6 sectores beneficiaria), a lo politico y cultural (mayor o menor alienaci6n con valores extranjeros).

    En el proceso politico y social, se dan situacionos similares en donde los adtores protag6nicos no son siempre invitados a opinar y dar sus aportes org~nicos al nuevo proceso que est6 viviendo el Paraguay. En efecto, en el debate politico superficial sobre modelos de desarrollo que necesitarfa el Paraguay, poco se tiene en cuenta la situaci6n de los sectores populares: del obrero, del campesino, del indfgena, de las mujeres yde los j6venes. As[, en el proceso de transici6n no vemos la capacidad en articular un modelo de desarrollo legitimador para todos los sectores sociales de la naci6n, sin exclusi6n de ninguno de los sectores, clases, segmentos e instituciones.

    De todo esto proceso contradictorio y din~mico se imponen preguntas que necesitan urgentps respuestas. Estas preguntan se articulan en torno a la relaci6n capitaltrabajo, en torno a la relaci6n medio ambiente y recursos naturales con capital y trabajo. Asi, por ejempio, cu~l seria el modelo alternativo que conjugue el manejo racional del medio ambiente y recursos naturales con los -rohlemas campesinos de la tenencia yla distribuci6n de [a tierra? Cu~l seria el modelo alternativo de desarrollo que conjuguelos intereses de los obreros, campesinos, mujeres, j6venes e indigenas.

    En base a estas preguntas se habia invitado a participar a todas las ONGs involucradas en actividades de investigaci6n para disear una ponencia que contribuya al proceso de disehar un modelo paraguayo de desarrollo. Este proceso de elaboraci6n de ponencia insumi6 ur tiempo relativamente largo de cinco meses, desde enero hasta mayo de 1991. En los dias 16 al 18 de mayo se Ilev6 a cabo el Primer Congreso de ONGs sobre el Desarrollo en el Paraguay en donde se debati6 todas las ponencias que se habian elaborado.

    Dicho congreso tuvo dos objetivos fundamentales. El primer objetivo fue el do contribuir al proceso que est6 viviendo el pais con los aportes de las ponencias, sus crfticas y con los resultados de la reflexi6n participativa del Congreso. Estos aportes est.n siendo publicados en este libro de compilaci6n de las ponencias y do sus crfticas en forma de articulos. El segundo objetivo, fue el de provocar una discusi6n sistemtica y ptblica sobre el proceso de desarrollo quo vive el pais en base a las ponencias ycriticas que sirva de retroalimentaci6n en los niveles de decisiones de gobierno, ONGs y organizaciones populares y empresariales. Estas ponencias y criticas de ponenciasrecopiladas sugieren propuestas alternativas para el desarrollo sostenible y sostenido,ofreci6ndose como un instrumento de consulta para las instituciones del estado, partidos politicos, empresas privadas, y organizaciones populares.

    De aquf que esta recopilaci6n de artfculos que ofrecemos en este libro sea el fruto del sacrificio mancomunado de la comunidad de ONGs en su afn de contribuci6n en el proceso de diseo y articulaci6n de un modelo paraguayo de desarrollo. Por lo tanto, el mismo quiere ofrecer una contribuci6n acad~mica y t~cnica que ayude al pals a dar un paso positivo hacia un verdadero progreso econ6mico con justicia social y dentro

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  • de un proceso de democracia participativa y pluralista de los ms amplios sectores sociales do la naci6n. En este sentido, se propone ser una herramienta cientifica para los politicos en las c.maras legislativas y en las instituciones partidarias, para los actores econ6micos, (organizaciones empresariales y gremiales populares) y para las instituciones piblicas, religiosas y no gubernamentales que les orienten en las tomas de decisiones pollticas, econ6micas y sociales.

    En el disefho provisional que le habiamos presentado a las ONGs involucradas en investigaci6n en base al cual desarrollar los diferentes disehios de investigaci6n de las ponencias hablamos sugerido algunas preguntas importantes para guiar la organizaci6n y el anlisis de las ponencias. En primer lugar plantebamos [a pregunta do on qu6 situaci6n so estA ahora on la dimensi6n quo se estA analizando? Es decir, se imponfa un breve diagn6stico del problema a ser tratado. En segundo lugar, se imponfa una segunda pregunta; d6nde queromos Ilegar, cu~l es iuestra propuesta, en qu6 consiste nuestro proyecto de desarrollo? Es decir, se imponla explicitar un marco conceptual de Io quo queria proponer en materia de desarrollo. En tercer lugar, se proponfa una pregunta para operacionalizar el proyecto do desarrollo como sercuales son las diferencias y similitudes entre la situaci6n actual y la propuesta quo sa disefiaba y esbozaba. En cuarto lugar, se indicaba como importante el diagnosticar los cuellos do botella para superar las difpiencias y potenciar las similitudes con respuestas a preguntas como cuiles son los problemas quo obstaculizarlan la implementaci6n de la propuesta alter.iativa. Finalmente, como conclusi6n sehial~bamos como importante el responder a las preguntas de cu~los son las estrategias y politicas a implementarso para operacionalizar la propuesta alternativa teniendo en cuenta todos los problemas y dificultades estructurales, instituciona!s, de recursos humanos, de capital y tecnologfa.

    Como resultado de este trabajo colectivo se desarrollaron 26 disehios de ponencias de los cuales finalmente 21 ponencias se lograron perfeccionar para su presentacl6n en el Primer Congreso de ONGs sobre Desarrollo on el Paraguay y su publicaci6n en este libro. En base a estas 21 ponencias el libro organizamos en 10 capitulos.

    En el primer capitulo rocopilamos los artfculos quo enfocan el Desarrollo desde un enfoque macroecon6mico. En este capftulo ofrocemos los aportes de Molinier y Rodriguez Silvero. Molinier enfoca el problema econ6mico y el desarrollo on el marco de los diferentes modelos de acumulaci6n quo se dieron en la historia del Paraguay. Por su parte, Rodriguez abord6 Al problema desde la perspectiva do la economla social do mercado.

    En el segundo cspftulo copilamos los articulos quo enfocan el desarrollo desde un enfoque micro sobre problemas especfficos. De esta manera, ofrecomos en este capftulo los aportes de Ocampos, Villalba y Barrios. Ocampos analiza en su trabajo el modelo agroexportador y su sesgo anti-camposino, mientras quo Villalba analiza el sistema financiero y Barrios, por su lado, el sistema crediticio del sector rural.

    En el tercer cap[tulo recogemos las contribuciones do Carr6n y Rubiani donde se articula los procesos de desarrollo con poblaci6n y urbanismo. Efectivamente, Carr6n plaotea quo los politicas poblaciones dependen de las polfticas de desarrollo quo se implementen. Por su lado, Rubiani plantea al desarrollo urbano muy relacionado a los procesos de autonomla del gobierno municipal y la democraria participativa con gesti6n local.

    En el capltulo cuarto presentamos las ponencias articuladas en torno al desarrollo y la Educaci6n, con los aportes do Marcos, Chamorro y Rivelli. Marcos contribuye con

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  • su ponencia en la elaboraci6n do una filosoffa de educaci6n. Por su parte, Chamorro aporta con su trabajo a urna historia de la educaci6n en el Paraguay. Finalmente, Rivelliesclarece los problemas administrativos y t~cnicos de las Universidades en su procesode construcci6n de nuevos conocimientos y formaci6n de nuevos profesionales.

    En el capltulo quinto reunimos los articulos que relacionan el desarrollo con lasalud con las contribucionas de Riera y Corval~n por un lado, y de Carrizosa, por otro.Riera y Corval~n presentan el diagn6stico de la salud mental, mientras que Carrizosaanaliza la situaci6n del servicio de salud y la necesidad de su descentralizaci6n pararacionalizar y volver m~s eficiente el servicio y hacer posible el acceso a todos los sectores de la poblaci6n.

    En el cap[tulo sexto agrupamos los trabajos quo relacionan el desarrollo con dos actores institucionales impoilantes, las FFAA y la prensa con las contribuciones de Lezeano y Forn~ndez. En efecto, Lezcano analiza las FFAA an su proceso deprofesionalizaci6n y modernizaci6n rnomo instituci6n de apoyo y consolidaci6n de latransici6n democr~tica. Por su parte, Fern~ndez diagnostica la funci6n do la Prensa en el desarrollo y la democracia.

    En el capftulo s6ptimo juntamos los aportes quo hacen interactuar el desarrollo con los actores sociales como juventud, campesinado y pueblos indigenas. So trata delos trabajos do Jim6nez y Sottoli por un lado, y de Rivas, por otro. Jim6nez y Sottoli analiza el proceso do desarrollo y su impacto en los grupos de j6venes. Por su parte,Rivas analiza un proceso de resistencia y rearticulaci6n de la identidad colectiva do unacomunidad rural del Departamento Central entre Altos y San Bernardino.

    En el capftulo octavo recopilamos las contribuciones do Abbate y do Noce de Meza en torno a la relaci6n de la Ecologfa y el Desarrollo. Abbate en efecto, analiza losproblemas ecol6gicos como resultado del proceso do expansi6n de la frontera agr'colamoderna y la revoluci6n verde. Noce de Meza, por su parte, hace una crftica al modelo agroexportador desde la perspectiva del medio ambiente y el desarrollo sustentable.

    En el capftulo noveno recogemos los aportes de Herreros, GonzAlez, Cabrera yAquino, por un lado y de Diaz Pefia, por otro. En efecto, Herreros, Gonzalez, Cabrera y Aquino hacen una sistematizaci6n do su" eyperiencia do trabajo en el Proyecto deMbaracayO, explicitando los logros y los problemas. Por su parte, Diaz Pefia analizadesde una perspectiva t6cnica y ecol6gica integral el problema del Rfo Pilcomayo.

    Finalmente, en el capitulo d~cimo ofrecemos el trabajo do Campos quo utilizandolas contribuciones do todas las ponencias trata de articular en forma tentativa y provisoriaun modelo paraguayo de desarrollo. Este trabajo es simplemente un primer intento desistematizaci6n en base a las contribuciones de los trabajos presentados an este libro y desde una perspectiva limitada, con la intenci6n de provocar debate y do esta formair perfeccionando el proceso de diseo y articulaci6n del modelo paraguayo do desarrollo.

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  • Desarrollo dentro de la perspectiva de la economia social de mercado

    Ricardo Rodriguez Silvero Centro Paraguayopara la Promocidn de la Libertad Econ6mica y de la Justicia Social (CEPPRO)

    Introduccl6n: Marco Conceptual

    Para abordar el tema del desarrollo dentro de la perspectiva do la economra social de mercado es conveniente antes dar una definici6n de Ioquo so entiende por desarrollo y por economia social de mercado.

    El desarrollo es un fen6meno global que abarca a todas las esferas de una sociedad. Segn afecte s61o al campo econ6mico so podrd hablar do desarrollo econ6mlco; segn afecte el campo social se podri hablar do desarrollo social, y asf mismo de desarrollo politico en cuanto haga referencia a los logros en la consecuci6n do determinadas metas pollticas elementales. De la misma forma so podri hablar de desarrollo cultural cuando so posibilite indiscriminadamente el acceso m~s o menos amplio do la poblaci6n a los bienes do [a cultura. Last-not-least, el desarrollo ecol6gico esta dado cuando la sociedad puede sustentar niveles aceptables do equilibrio natural en el medio ambiente. Con esto so estbn citando solamente algunos campos dentro do la rica realidad societal. Esta enumeraci6n, por Io tanto, de ninguna manera pretende ser taxativa.

    So quiere expresar quo el desarrollo como fen6meno global abarca a la socledad en su totalldad y quoen consecuencia no so puede reducir el termino desarrollo a su acepci6n meramente econ6mica.

    Vale decir, no as licito usar el t6rmino desarrollo econ6mico como sin6nimo do desarrollo, porque con esto so est~n ignorando las demds facetas del desarrollo -no menos importantes, por clerto-, como la social, la ecol6gica, la cultural, etc.. Do igual

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  • modo, as menos Ircito a~n utilizar s6lo un rubro dentro del desarrollo econ6mico, como por ejemplo el ingreso per c~pita, como sin6nimo do toda la actividad econ6mica. Utilizar el desarrollo del ingreso per cApita como sin6nimo de desarrollo econ6mico es confundir un aspecto del desarrollo econ6mico como el desarrollo econ6mico mismo. El error adquiere una doble dimensi6n cuando no solamente se confunde desarrollo del ingreso per c~pita con desarrollo econ6mico, sino que adem~s se pretende utilizar el desarrollo del ingreso per c~pita como desarrollo global.

    El desarrollo en su acepci6n global, y como concepto normativo quo es, tiene como objetivo fundamental el logro de un nivel maximo de bienestar para la sociedad en cuesti6n, asequible a todos los individuos por igual, sin distinci6n de clase ni do raza ni de religi6n.

    Los objetivos fundamentales del desarrollo global pueden ser operacionalizados do forma diversa. La forma m=s f~cil es hacerlo por sectores, complementarios entre sf y reciprocamente condicionados. Veamos brevemente, a tftulo do ejemplo, los objetivos fundamentales del desarrollo econ6mico y social.

    SegOn se trate del campo social, la operacionalizaci6n de los objetivos pasa por las necesidades b~sicas do la poblaci6n.

    Entre las mrs urgentes e irrenunciables figuran la alimentaci6n, la salud, la vivienda y la educaci6n. Cada una de elias a su vez halla cuantificaci6n subsectorialmente. El desarrollo de las ciancias sociales en las iiltimas d~cadas ha posibilitado no s6lo la identificaci6n adecuada de los objetivos sociales en todo desarrollo global, sino tambi6n su cuantificaci6n. La medici6n del alcance da tales objetivos es hoy en dfa relativamente ficil gracias a un conjunto de indicadores confiables.

    Segan se trate de la perspectiva macroecon6mica cl~sica existe desarrollo econ6mico cuando se han logrado:

    a) estabilidad de precios; b) tasas de crecimiento econ6mico, compatibles con el equilibrio ecol6gico; c) niveles aceptables de pleno empleo do la mano de obra y de la capacidad instalada; d) una distribuci6n plausible de ingresos y pitrimonio; y e)un equilibrio s6lido an la balanza de pagos Internaclonales

    A estos cinco objetivos macroecon6micos fundamentales del desarrollo econ6mico, qua en la literatura t6cnica anglosajona Ileva el nombre del pent~gono m~gico, nosotros an las econom[as subdesarrolladas del capitalismo perif6rico deberlamos agregar un objetivo adicional:

    f) un grado relativamente alto de formalizaci6n econ6mica, lo qua en la jerga t6cnica significa qua se ha podido lograr la transici6n de la economfa clandestina a la economla formal, entendiendo por esta Otima aquella en la qua ejerce su esfera do acci6n la politica econ6mica gubernamental. Por economla clandestina, a mi criterio, deben entenderse no solamente las operaciones claramente ilegales, comopel narcotrdfico, la compra-venta de armamentos y el contrahando de mercaderlas,- sipo tambi~n las actividades econ6micas, tanto urbanas (economla informal) como rurales (economfa de subsistencia), qua por razones diversas no hallan expresi6n ni registraci6n en la economia formal.

    La necesidad de considerar adicionalmente este nuevo objetivo de desarrollo

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  • econ6mico, transforma el mencionado pentgono de la literatura t6cnica anglosajona en un exdgono migico, cuya consecuci6n constituye probablemente uno de los mdsmonumentales desaffos de las sociedades perif6ricas contemporbneas.

    Si la sociedad en cuesti6n a trav6s de mecanismos democrdticos de articulaci6nde opiniones, considera mayoritariamente que se han logrado en t~rminos relativamentesatisfactorios estos seis objetivos fundamentales do todo desarrollo econ6mico, dicha formaci6n social puede considerarse econ6micamente desarrollada.

    La cuesti6n clave es c6mo lograr estos objetivos? Toda sociedad necesita a talefecto un modelo de desarrollo global, dentro del cual elaborar una estrategia, constituirlos instrumentos y mdtodos y seleccionar los indicadores que nos sehialen ol rumbo.

    En mi opini6n personal, el modelo mds aproplado a tal efecto as la economlasocial do mercado, tambldn para los palses perlfdricos.

    Veamos brevemento por qu6.Entiendo por economfa social do mercado un modelo do desarrollo global en el

    quo predomina ciortamente la economfa do mercado, pero regida por un Estado do Derecho,articulado y controlado democr~ticamente, con funciones juridicas, sociales, ecol6gicas y culturales modernas.

    La economla do mercado a su vez, as definida como aquella en quo predominala Iniclativa privada, con Igualdad do oportunidades asf como claras reglas do juego.La economfa de mercado esti regida por la libre competencia, libre formaci6n de precios y libre acceso a los mercados.

    Llbre competencla implica el rechazo a toda formaci6n monop6lica u ollgop6lica,tanto estatal como privada. Se impono el quo, on igualdad do condiciones, es capazde ofracer bienes y servicios, competitivos local e internacionalmente, en procio y calidad.

    Libre formacl6n do proclos significa quo ningTn s6lo oferente o demandanto est6 en condiciones de influir unilateralmente en el nivel do precios. Y libre acceso a losmercados posib;lita a todo ciudadano o empresa o instituci6n a decidirse libremente a[a producci6n de los bienes y servicios quo consideren conveniontes.

    Para quo esto funcione, deberA articularse la producci6n on torno a [a propledadprlvada, a la segurldad y a la rentablildad do las inversiones. Estos factores en conjuntodeterminan directamente la eficiencia econ6mica. Aquel pafs en el quo se respotenola propiedad privada ni tengan seguridad jurfdica las inversiones ni pueda articularselibremente la rentabilidad, terminarA siendo abandonado por los capitales nacionales yextranjeros, caerin sus inversiones, aumentari el desempleo y su moneda acabarApordiendo valor, tanto interno (inflaci6n) como externo (devaluaci6n), persistentemente.

    Sin embargo, la economfa social de mercado os ciertamente consciente de quola economfa do mercado fomenta la eficiencia econ6mica, pero asimismo tiene sus reservas ante su funcionamiento irrestricto. Librada a la fuerza do las [eyes de la oferta y do la demanda, la economfa do mercado puede degenerar en la concentraci6n delpatrimonio y del ingreso, en la acentuaci6n del desequilibrio ecol6gico y en el descuido del acervo cultural.

    Largos decenios de experimentaci6n con la economfa libre de mercado, asi como so [a conoce on gran medida en los Estados Unidos de Norteam6rica, han Ilevado alas economfas centralouropeas a la convicci6n do quo e Estado do Doerecho tione otras funciones quo cumplir quo las del mero ordenador juridico de la Naci6n.

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  • Efectivamente, m~s all de la importante funcl6n Jurldica ordenadora do todo Estado ultraliberal, an la economia social do mercado el Estado de Derecho tiene funciones adicionales do trascendental significaci6n: se trata do la funci6n social, do la funci6n ecol6gica y do la funci6n cultural.

    Mediante la funcl6n ecol6glca el Estado de Derecho debe concebir una estrategia o implementar los medios para restaurar el equilibrio ecol6gico. A tal efecto, el Estado do Derecho debe hechar mano a los instrumentos do la misma econom~a do mercado, haciendo rns costosa la producci6n do bienes y servicios dafinos para el medio ambiente.

    En la funcl6n cultural el Estado do Derecho debe establecer una politica do apoyo a las actividades culturales ms diversas con la qua afianzar la identidad cultural do la Naci6n.

    Gracias a la acci6n reguladora del Estado do Derecho, la economfa social de mercado puede lograr simultineamente tanto la eficiencia econ6mica como la social, ecol6gica y cultural. Estos son, a mi criterio, condicionantes do todo desarrollo olobal.

    Andlisls de las condlclones especlflcas

    No obstante, para quo esto sea posible deben darse algunas condiciones provias. No hablaremos esta vez do las precondiciones generales. ya quo este toma fue abordado expresamento on un seminario anterior, publicado en Informes y documentos del Centro Paraguayo para la Promoci6n do la Libertad Econ6mica y de la Justicia Social (CEPPRO 1991).

    Quiero concentrarme en algunas condiciones econ6micas, propiamento dichas, y an algunos aspectos do [a polltica econ6mica nacional, vigente actualmente.

    Es necesario seialar la importancia do la divisi6n econ6mica do poderes, de la politics monetarla y de la polltica fiscal para [a consecuci6n do la mencionada eficiencia m01tiple.

    Empecomos explicando en qu6 consisto la divisi6n econ6mica de poderes. En una economla social de mercado as do fundamental importancia la independencia t~cnica del Banco Central. So entiendo por ella su independencia on polltica monetaria, cambiaria y crediticia. El objetivo fundamental de todo Banco Central as la estabilidad do precios. Todos los dem~s fines est~n subordinados a ella. El directorio de todo Banco Central debe estar an condiciones do concebir una polftica monetaria, cambiaria y crediticia coherente 100% con ese objetivo fundamental. Para esto as necesario liberar al Banco Central de todo tipo do presiones, tanto de parte del Gobiorno como do parte de los empleadores y do los trabajadores, como do parle de todo grupo do presl6n extraecon6mica.

    La independe.cia del Banco Central en cuestiones ticnicas, sin embargo, no debe significar qua el Banco Central est6 por encima del ordenamiento jurldico de la naci6n. En tdrminos jurldicos estrictos, el Banco Central depende naturalmente de la Constituci6n Nacional y del Poder Legislativo. Adem~s, en trminos do control administrativo el Banco Central debe depender igualmente do una instancia externa e independiente de 6l, quo

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  • en el caso de nuestro pals puede ser a la Contralorla Financiera de la Naci6n o la entonces reestructurada e independiente Superintendencia de Bancos a el Tribunal de Cuentas. Ademrs en pafses de experimentaci6n exitosa con un Banco Central independienteexiste la posibilidad adicional de que una empresa auditora externa dictamine peri6dicamentesobre la correcci6n del Balance del Banco Central.

    Para quo esto sea posible, es necesario que en la misma Constituci6n Nacional de establezca claramente la independencia t6cnica asl como los controles administrativos externos del Banco Central. Asimismo, en la misma Carta Orgdnica a Ley del Banco Central debe determinarse taxativamente en qu6 debe consistir la independencia del mismo.

    Esta os condici6n sine qua non para la independencia econ6mica de poderes en t6rminos monetarios, cambiarios y crediticios.

    Una vez aseguradas las condiciones institucionales para todo Banco Central t6cnicamente independiente, la politica monetarla deber6 ejercer un estricto control en la oferta monetaria, ligando rigurosamente el crecimiento de la misma con el crecimiento del producto interno bruto. Esto significa quo, por ejemplo, habi6ndose establecido para1991 un aumento del producto interno bruto del orden dei 4%, en ning~n caso la expansi6n de la masa monetaria podr, ser superior a 61.

    Asinismo, la polltlca credlticla deberd ceuirse a las condiciones del mercado,eliminando progresivamente los perniciosos cr~ditos o redescuentos del Banco Central con tasas negativas do interns, es decir, con tasas do inter6s quo est~n por debajo de la tasa de inflaci6n. No es funci6n del Banco Central convertirse en Banco de Desarrollo. Esta funci6n deber6 ser realizada por el sistema bancario nacional, el cual deberA tener condiciones apropiadas de funcionamiento mediante una reforma financiera que posibiliteel estfmulo al ahorro nacional, la liberaci6n de los dep6sitos compulsivos de las empresasestatales en el Banco Central, la reducci6n progresiva de las tasas de encaje legal, la utilizaci6n creciente de los instrumentos de mercado abierto (tales como las Letras deRegulaci6n Monetaria) y la constituci6n del mercado de capitales. Todo esto hari posiblela transferencia gradual de la funci6n de desarrollo, quo actualmente estA siendo ejercida por el Banco Central en nuestro pafs, al sistema bancario privado, sin apeligrar la astabilidad de precios.

    Por otro lado, la poliltica camblarla deberA estar do acuerdo con la polftica de mercado, subyacento on la politica econ6mica global. Esto significa que, una vez logradala estabilidad de precios, la cotizaci6n de nuestra moneda con relaci6n a las divisas fuertes deberd equilibrarse libremente, sin injerencias masivas del Banco Central. Para la reducci6n del actual atraso cambiario quo perjudica notoriamente a los exportadores y beneficia simult~neamente a los importadores, el Banco Central no tiene otra alternativa quo la disminuci6n de la tasa do inflaci6n a la minima expresi6n posible.

    Sin embargo, la estabilidad de precios es s6Io una condici6n necesaria pero nosuficiente en la economia social do mercado. Adicionalmente debe establecerse asimismo la independencia t~cnica del Ministerio de Hacienda.

    Tarea fundamental del Mlnlsterlo do Hacienda es la concepci6n e implementacifnde una polftica fiscal acorde con los postulados de la economla social de mercado. Dentro de este marco, son objetivos especificos do la misma:

    a) los estrictamente fiscales, con los cuales se financia la existencia de un Estado de Derecho, ordenador jurldico de la naci6n, ceido rigurosamente a su funcl6n meramente subsidiaria;

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  • medidas estabilizadoras del Banco Central;

    d) los de crecimiento econ6mico, entendido como fomento tributario a las Inver siones productivas;

    e) los ecol6gicos, incentivando la restauraci6n del equilibrio natural en el medio ambiente, y

    f) los culturales, con los cuales preservar el acervo cultural de la naci6n.

    Es importante destacar que la politica fiscal hace referencia simult&neamente a la politica de Ingresos ptbliuus, dominada por la polrtica tributaria, y a [a politica de egresos pOblicos, expresada org~nicamente en la Ley de Presupuesto General de Gastos de la Naci6n.

    Para que la polltica fiscal se convierta en punta de lanza de la implantaci6n de la economfa social de mercado, es necesaria una reforma tributarla que haga posibleel aumento de la recaudaci6n sin incrementar las tasas promedio de tributaci6n. Como que la falla fundamental de nuestro r6gimen tributario actual reside en su enorme complejidad y en su alto grado de evasi6n, la reforma tributaria deberd propender a la simplificaci6n del nuevo r6gimen y a la extensi6n horizontal de la soberanfa tributaria del Ministerio de Hacienda. SegOn burdas estimaciones, en nuestro pals apenas una tercera parte de los potenciales contribuyentes pagan impuestos y los que pagan Io hacen s6lo en una tercera parte de Io que deben pagar. Estas deformaciones son altamente comprensibles debido al corrupto e ineficiente manejo de la cosa piblica en el r~gimen politico anterior. Pero no tendrAn jus1nicativos una vez que el Gobierno de a conocer la reforma tributaria, con las caracteristicas mencionadas, y se decida a combatir radicalmente la corrupci6n.

    No obstante, atn suponiendo que se hubiesen dado estos pasos en forma eficiente, serfa necesario todavfa que el Gobierno d6 a conocer en qua va a consistir la reforma del Estado. Efectivamente, es difIcil aumentar la predisposici6n a contribuir al fisco si es que previamente no se sabe para qu6 clase de Estado se est6 contribuyendc.

    En toda economfa social de mercado, el Estado de Derecho debe limitarse a sus funciones fundamentales, mencionadas precedentemente. Dentro de este concepto, el Estado no tiene por qu6 meterse en la producci6n de bienes y servicios que pueden ser producidos m~s eficientemente por los empresarios privados. Como en nuestro pals se han heredado del r~gimen anterior numerosas empresas estatales que no corresponden a las nuevas funciones del Estado de Derecho en economfa social de rnercado, es obvio que el Gobierno debe desprenderse de las mismas, dej~ndolas en manos privadas. Esto es Ioque se conoce con el nombre de reducci6n del tamaho del Estado. Obs6rvese que en economla social de mercado esta reducci6n hace referencia solamente al Estado-Empresa. Para las funclones naturales del Estado de Derecho quo son la jurldica, la social, la ecol6gica y la cultural, el Gobierno debe mejorar los mecanismos de recaudaci6n tributaria.

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  • Adiclonalmento, el Gobierno en economla social do mercado deber6 racionalizarrigurosamente los gastos p~blicos y hacer su funci6n m~s eficiente.

    Hemos manejado en el transcurso de la exposici6n una serie de categorfasqueson fundamentales para la articulaci6n do lo quo debe ser el desarrollo global eneconomfa social do mercado. Entre tales categorlas merecen ser mencionadas la reformadel Estado, la reforma tributaria y la refornia financiera. Se trata precisamente do lasreformas quo el Gobierno actual todavfa tiene quo abordar para consolidar ol desarrollo socio-econ6mico.

    En t6rminos do reforma del 2="taido, so han esbozado ciertamente ya algunosdelineamientos generales tales conio la privatizaci6n de las empresas estatales, laracionalizaci6n de los gastos p. blicos y el mejoramiento eficiente de los servicios. Enla pr~ctica, sin embargo, no so ha privatizado todavfa ninguna empresa estatal, se hanracionalizado pocos gastos p~blicos y [a eficiencia do los servicios aTn deja mucho quo desear.

    En t6rminos do reforma tributarla el Gobierno ha presentado on setiembre delaho pasado un primer proyecto quo, lastimosamente, fue rechazado un~nimemente porlos cfrculos de expertos en cuestiones tributarias. El nuevo Ministro de Hacienda, porsu parte, ha anunciado qua hacia el mes de julio de este aho su Ministerio elevarA alPresidente do la Repblica una segunda propuesta de reforma tributaria. Es do esperar quo la misma halle un minimo consenso entre los profesionales de la tributaci6n de talforma quo abra el camino para [a aplicaci6n de la misma on el futuro. No obstante, a~nsuponiendo que su aceptaci6n so alcance dentro de 1991, los resultados concretos do[a aplicaci6n do toda reforma tributaria se presentan s6lo al cabo do los aios.

    En t~rminos de reforma financlera, el Banco Central ha tomado ya ciertamentealgunas medidas quo apuntan on la direcci6n correcta, pero ellas son s6lo parciales ydo alcance limitado. El grueso de la reforma financiera atn tione quo ser hecho. Es doaguardar qua el nuevo Directorio del Banco Central administre el tiompo eficiontemente de forma quo en las pr6ximas semanas puedan ser implementadas gradualmente lasmedidas quo restan. Enlre ellas hay quo destacar la liberaci6n do los dep6sitos compulsivosde las empresas estatales, la reducci6n do las tasas do encajo legal, la disminuci6n delos redescuentos por vra del mantenimiento de tasas acordes con el mercado, laflexibilizaci6n do la banca privada mediante una Ley do Bancos m smoderna asi comoel establecimiento do condiciones apropiadas para el incremento do [a libre competenciaentre los bancos y las empresas financieras.

    Una breve conclu316n

    Indudablemente os mucho lo quo at~n resta por hacer en el Paraguay de hoy endfa para impulsar el funcionamiento do la economla social de mercado, pero se hanimplementado ya algunas medidas aisladas quo pertenecen a dicho sistema. Restaconcebir y poner on prictica las demos. No obstante, on lo qua va del aio me parecepercibir una voluntad polftica mis firme en direcci6n a la necesidad do mantener laestabilidad do precios y de proseguir con las reformas sectoriales correspondientes. Creo qua estamos en la direcci6n correcta.

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  • ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO Y REALIDAD NACIONAL

    Dr. Joel Amarilla Instituto de Bienestar Rural

    El excelente trabajo del Dr. Rodrrguez Silvero sobre economrfa social de mercado y las posibilidades de su aplicaci6n en nuestro pals induce a reflexiones que merecen ser explicitadas. En primer lugar, el nombre de "economfa social de mercado" ejerce,de por sf, un atractivo innegable en quienes confiamos en la iniciativa privada y, al mismo tiempo, experimentamos una justificada preocupaci6n por los efectos sociales negativos que las fuerzas puras del mercado -abandonadas a sI mismas- pueden generar en aspectos tan cruciales como la distribuci6n del ingreso y la atenci6n de necesidades meritorias.

    Si embargo, la primera dificultad surge al inquirir mis profundamente sobre lanaturaleza misma de esta economla social de mercado. LEs ella una estrategla operativa, una estructura coherente de procedimientos factibles y eficaces, para la asignaci6n de recursos dentro de una economfa? .,0 es, m~s bien, un simple paradigma, un modelo referencial, tal como el de la competencia perfecta, que sirve de par~metro o t6rmino de comparaci6n para evaluar la configuraci6n y el desempeho de una determinada economfa? La competencia perfecta ha sido corrientemente tomada como referencia para calificar la asignaci6n de recursos en la producci6n. No ha logrado mantener la misma autoridad referencial en Ioque respecta a la distribuci6n de ingresos, pues todo el mundo sabe que los 6ptimos paretianos de distribuci6n pueden asignar la totalidad del producto social a uno de los agentes econ6micos. El que no recibe nada, tambi6n se encuentra en un punto "6ptimo". Sin embargo, a un consumidor de came y hueso -ubicado en ese punto y, en consecuencia, condenado a morir de hambre- le servirfa de poco consuelo el hecho de saber que, despues de todo, est6 teniendo una "muerte 6ptima". Este desajuste entre el 6ptimo te6rico y el 6ptimo factible, entre el valor

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  • referencial y la utilidad prictica de una estrategia es, quiz~s, de la misma naturaleza quo el eventual desacuerdo que pudiera surgir entre el valor param6trico de la economfa social de mercado y su eficacia pr~ctica.

    La pregunta dirigida a la eficacia es, en rigor, un cuestionamiento a la realidadmisma de la economfa social de mercado. Por mucho que simpaticemos con la Ideado esta economia, jcudl es su realidad?. Incluso en el pals donde originalmente se aplic6Ia Ilamada economfa social de mercado, .se dan las condiciones estructurales que,te6ricamente, definen la configuraci6n esencial de esa economfa? Evidentemente, no.Y al dar esta respuesta, pienso en el elevado grado de monopolio que hoy siguecaracterizando a la economfa germano-occidental; pienso, adem~s, en las barreras infranqueables que los oligopolios -con su sola presencia- han erigido en Ia textura [ntima de esa economfa; reflexiono, tambidn, sobre el control y la manipulaci6n de los precios del mercado, por parte de estos oligopolios y, concluyo, finalmente, que esta realidad no traduce (ni siquiera precariamente) la idea de economla social de mercado.

    Y si esto ocurre en una economfa altamente desarrollada, con instituciones democr~ticas sedimentadas y una firme opci6n politica por la economfa de mercado, Lcu~l podrfa ser la realidad de una economfa sociai de mercado en nuestras sociedadessubdesarrolladas, dominadas por grupos que ni at'n pueden reclamar para sf el m6ritodudoso de los oligopolios schumpeterianos, grupos surgidos de concesiones prebendarias y galvanizados en una cultura de corrupci6n, rio infrecuentemento identificados con las zonas rec6nditas y ocultas de la economia, donde el contrabando y la evasi6n de impuestos constituyen instrumentos rutinar.os de gesti6n?

    Pero incluso en la mejor de nuestras sociedades subdesarrolladas, con instituciones ideales y funcionarios probos, con un r~gimen tributario moderno y equitativo,sin contrabando ni corrupci6n administrativa y con una voluntad polftica razonablemente abierta a las opciones de mercado, Lson factibles las condiciones esenciales de una economfa social de mercado, tales como el libre ingreso de agentes econ6micos, latransparencia del mercado, la funci6n param6trica de los precios, etc.? Nuevamente la respuesta ha de ser negativa. La ausencia de estas condiciones estructurales es a~n mds notoria en las economlas pequehias, orientadas hacia el mercado externo. Una economfa com, ia nuestra.

    Es incuestionable que las limitaciones del mercado interno y las exigencias decompetitividad que impone el mercado de exportaci6n constituyen formidables inductores de estructuras oligop6licas. El florecimiento de oligopolios en estas economlas no es casual. Es imposible sostener [a competitividad de las plantas exportadoras sin equiparlas con tecnologla moderna y, por lo menos hasta ahora, esta tecnologla permaneceasociada al gran tamafho y constreihida por indivisibilidades de escala. Es igualmentecierto quo la oligopolizaci6n de la economfa conlleva la concentraci6n de ingresos, a menos que el poder pblico arbitre mecanismos tributarios compensadores.

    Queda sin cuestionar el valor paradigmatico de la economla social de mercedo. Es loable el esfuerzo por aproximarse a ella. Peo debe advertirse, igualmente, el pelilrode la fascinaci6n que ejercen los arquetipos y que, eventualmente, pueden entorpecerla visi6n de lo inmediato. Adicionalmente, la adhesi6n al paradigma puede favorecer unadisposic6n a "descubrir" su realizaci6n aun en los hechos que menos se relacionan con ella. Do este modo, una polftica tributaria quo bien pudiera ser tan expresiva de un onfoque neoclsico como de la economla social do mercado, se considera ya -- con beneficio do inventario-- como estrategia "concreta" de tr~nsito hacia una economfa

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    http:rutinar.os

  • social de mercado. Tal ocurre con las propuestas -por Io demis, plausibles- del Dr. Rodrfguez Silvero con relaci6n a las polrticas tributaria y crediticia. En modo alguno estas propuestas expresan, con exclusividad, el marco conceptual do la economla social do mercado. Ellas son compatibles, incluso, con el neoliberalismo do la escuela do Chicago.

    Pero, en definitiva, esta disposici6n a ver por doquiera "realizaciones" de la economra social de mercado no tione efectos pr~cticos relevantes. A lo sumo, dicha tendencia puede conspirar contra la especificidad de los conceptos a trav6s de los cuales so pretende Ilegar a una definici6n unfvoca de la economla social de mercado, y do los procedimientos concretos quo la aplican al entorno real. En todo caso, os 6ste un problema quo atae mbs al Ambito te6rico do esta econom[a. Lo quo si 0s significativo,desde un punto de vista pragmitico, os no perder do vista las realidades inmediatas en el diseho do estrategias econ6micas. En este sentido, me permito enfatizar la necesidad de quo los planificadores y responsables de la formulaci6n y ejecuci6n de polfticas globales y sectoriales asuman, como dato del problema on el Paraguay, la presencia irremediable do los oligopolios. Toda polftica econ6mica quo pretenda desarrollarse en nuestro pals, y por un tiempo bien largo, tendrA quo hacerlo en un contexto oligop6lic. Es 6sta una restrlccl6n referenclal b~slca para cualquier enfoque do politica .,con6mica en el Paraguay.

    Pero, a m~s do la necesidad de convivir con los oligopolios, est. la do atacar los efectos m.s negativos quo esta situaci6n supone on aspectos tales como la igualdadde oportunidades y la distribuci6n equitativa del produ..to social. Esto significa quo una franca politica redistrlbutiva debe ser implantada como instrumento necesariamente compensador do las influencias oligop6licas. En este sentido, la reforma tributaria es, no s6lo indispensable, sino insustituible. Y, por serlo, amerita el esfuerzo do economistas y polfticos en la profundizaci6n de su estudio y en su promoci6n. Hasta hoy, el tema ha permanecido enclaustrado en cfrculos casi exclusivos y no ha generado la movilizaci6n social quo su importancia polftica requiere.

    La omisi6n de una estrategia redistributiva explfcita y aun agresiva, no s6lofavorecer6 una exacerbaci6n de la tendencia a la concentraci6n do ingresos -inherente al entorno oligop6ico- sino quo nos alejarA cada vez m~s do las condiciones esenciales de una economfa social do mercado.

    Y para concluir, quisiera subrayar la importanica de una polltica quo promocionerealmente la pequeia y la mediana agroindustria en nuestro pafs. So ha hablado hastael cansancio de la prioridad quo amerita esta pauta, pero es muy poco Io quo se ha hecho, en materia de estrategia operativa, para convertirla en un proyecto nacional onplena ejecuci6n. Aunque tengamos quo "descubrir la p6lvora" al decirlo, el desarrollo agroindustrial es la Onica opci6n factible para reducir el grado de monopolio en la economla y alcanzar una distribuci6n m~s equitativa de la riqueza social. Es el Onico media. adem~s, de dar una soluci6n de fondo, estructural, al problema del campesinosin tierra. En una 6poca signada por la modernizaci6n agrfcola -n quo las funciones de producci6n do las unidades productoras potencian el rol del capital, la tecnologla ylos insumos modenos, a expensas del asignado a la mano de obra familiar- es absolutamente irracional pretender la retenci6n de poblaci6n rural en los marcos procarios de una economla campesina primitiva. La agroindustrializaci6n de la agricultura es el iinlco camino viable para la soluci6n del problema agrario en el Paraguay. Y es,tambi6n, la opci6n eficaz para avanzar hacia una estructura econ6mica m~s competitiva o igualitaria, Dirn, entonces, quo esto as avanzar hacia una economfa social do

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  • mercado. Poco importan los nombres, en todo caso. El desarrollo no es cuesti6n de nominalismo. Lo importante es priorizar Io que realmente puede conducirnos a mejorar a asignaci6n de recursos y la distribuci6n del producto social.

    De ning~n modo estas reflexiones deben tomarse como critica a la economra social de mercado. En primer lugar, porque a~n falta una precisi6n conceptual acerca del status te6rico de esta econom[a y sus adecuaci6n pragm tica a las condiciones peculiares de nuestro entorno econ6mico. En seguno lugar, porque ni el tiempo ni el espacio de que he podido disponer para desarrollar estos comentarios permiten formular siquiera una aproximaci6n critica al tema. Pero, fundamentalmente, porque no he tenido el prop6sito de atar mis reflexiones a dicho tema. El sentido comuin sigue siendo, en mi opini6n, un instrumento m~s valiosos que la adhesi6n a paradigmas, para la priorizaci6nde problemas y la percepci6n de estrategias eficaces. El olvido do hecho al quo ha sido abandonada [a estrategia agroindustrializadora y la atenci6n preferencial que t6cnicos,periodistas y politicos est~n confiriendo al tema -por dem~s impreciso- de la economla social do mercado advierte sobre el peligro de menospreciar el sentido comon en aras de lo novedoso, o de arrinconar estrategias concretas y viables en funci6n do paradigmas imprecisos.

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  • Desarrollo y modelo agroexportador: la relacion entre el Crecimiento Econ6mico,

    la Justicia Social y el Medio Ambiente

    Genoveva Ocampos BASE/ECTA

    Introduccl6n

    M~s que una visi6n acabada ae la problem~tica del desarrollo, se intenta aquf poner en evidencia ciertas pistas d.e anblisis y reflexi6n, rescatando variables y propuestas que provienen de diferentes perspectives te6ricas y, que permiten una aproximaci6n crftica a la misma. Este eclecticismo se impone cuando se carece, a estas alturas del debate, de un nico modelo explicativo consistente, a partir del cual se logre construir escenarios alternativos de desarrollo.

    El tema obliga a efectuar una sintesis, buscando cierta coherencia entre el diagn6stico y las propuestas y,teniendo presente los grandes retos de la actual coyuntura: reactivar la economfa y superar la crisis; atacar la pobreza rural, fortalecer y revalorizar la economfa campesina; mejorar la productividad y la eficiencia ante un mercado regional e internacional crecientemente competitivos.

    •El tema se desarrolla en cuatro partes. En [a primera, se sintetiza el curso queha tornado el crecimiento agroexportador en las dos Oltimas d6cadas; se incluyen los aspectos ms relevantes del proceso, asf como, la contribuci6n de los distintos actores involucrados. En [a segunda, se hace un breve diagn6stico de !os impases que se perfilan con mayor nitidez en la actual coyuntura; impases que hacen que el estilo de crecimiento vigente so vuelva insostenible en lo econ6mico y ecol6gico, como tambi6n, dificilmente viable en lo social y polftico. En la tercera parte, frente a los retos del presente, so

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  • intentarA justificar la necesidad de cornstruir, en Io que resta del siglo, un modeloalternatvo de crecimiento con desarrollo, destacando los problemas estructurales ycoyunturales que obstaculizan la discusi6n, pcr no decir la adopc6n, de un patr6n deconvivencia social diferente. Se concluye con el esbozo de politicas o estrategias deacci6n prioritarias para reorientar un crecimlento agricola que presenta sfntomas preocupantes de agotamiento.

    I. Mirada retrospectiva del creclmlento agrfcola en las dos Oltlmas

    ddcadas.

    1. El crecimlento agricola: un milagro con pies de barro.

    En [a d6cada de I:s 70s. nuestro pals se despoja de su imagen de sociedad ruralestancada. Hasta entonces, la economia paraguaya figuraba entre las menos din~micas de Am6rica Latina. Est, ,it ci6n se revierte con el inicio de Itaipo y la reactivaci6n de una agricultura orientada el exterior. Entre 1975 y 1980, el Producto Interno Bruto(PIB) crece a un tasa prom..j del 10.6% anual, ritmo muy superior al de otros paisesde la regi6n que comienzan a incursionar en la recesi6n.

    Sin embargo, esto periodo de auge excepcional de la economla se diluye aprincipios del 80, siendo p,C-edido por aios de rec.esi6n y estancamiento (1982/83/86).La d~cada termina con tres ahlos do ligera recup iaci6n (1987/88/89) pero, el PIB porhabitante apenas retorna a los niveles de 1980 (CEPAL,1990).

    Una do las caracteristie-as mrs significativas de esta expansi6n con "altibajos"es que la misma no ocasiona cambios sustanciales en la estructura econ6mica. El sector agrfcola -que incluye las actividades ganaderas y forestales- sigue siendo la principalfuente de riquezas y su cortribuci6n al PIB se mantiene relativamente estable a lo largode 20-arios (ver Cuadro I).

    Pero, la importancia y dinamismo de la agricultura se mide tambi6n a trav6s do su capacidad en geerar empleos y divisas por concepto de exportaciones. A lo largode estos arios, la poblaci6n rural disminuye ligeramente en t6rminos relativos, no asf en t~rminos absolutos. De acuerdo al 61timo censo, de cada 100 habitantes 57 viven en el campo y del total de la poblaci6n econ6mnamente activa, casi la mitad, as decir,el 47% trabaja en la agricultura (DGE y C, 198') 1

    Por otra parte, la agricultura provee de materias primas a la gran mayorfa de las industrias locales y as responsable do ms del 90% del valor total de las exportaciones.Con la emergencia de los cultivos de exportaci6n -que desplazan a los tradicionalesproductos como producen cambiosla carne, madera, tabaco-, se sustanciales en [aestructure de las exportaciones pero, las mismas siguen concentradas en unos pocosproductos. Esta tendencia concentradora se refuerza en los 80s, con la supremacfa del algod6n y la soja (ver Cuadro II).

    La escasa articulaci6n y diversificaci6n productivas colocan a la economfa en una posici6n surnamente dependiente do unos pocos productos do escaso valor agregdo quo se destinan al mercado externo y, por lo tanto, una economfa vulnerable alas fluctuaciones del mercado internacional. La crisis de los 80s, la d6cada "perdida"como algunos la Ilaman, y la que se avisora en los 90s, as( como, la apertura polftica que se inicia en 1989, tornan m~s evidentes y acuciantes estos problemas.

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  • 2. El modelo agroexportador: sujeto a revlsl6n.

    Mirando hacia atrds, parece evidente que la opci6n entre crecer "hacia afuera" o crecer "hacia adentro" vra la Ilamada substituci6n de importaciones no fue posible en un pals pequeho por naturaleza, con una poblaci6n escasa y,predominantemente pobre. Hoy dia, algunas de las limitaciones de antao pueden convertirse en ventajas relativas, toda vez que se sepa reencauzar debidamente el rumbo. La poblaci6n se ha duplicado posibilitando un marg,.;n de rentabilidad y creatividad en los emprendimientos locales y el dilema mercado interno/mercado externo podria superarse con la agroindustrializaci6n y la integraci6n regional.

    Para encarar el futuro de manera diferente, hay que tener presente que los presupuestos "cl~sicos" del modelo de crecimiento exportador no se han verificado en toda su dimensi6n. Valga recordar que, el supuesto esencial de este modelo es el aprovechamiento de las ventajas comparativas del pals para generar, a travds del comercio internacional, los recursos necesarios para sustentar un proceso de acumulaci6n end6geno, crear una infraestructura econ6mica s6lida y diversificada y, mejorar las condiciones de vida de los sectores menos privilegiados.

    Para comprender el impacto del clecimiento econ6mico, hay que tener en cuenta que el impulso de dicho crecimiento proviene del exterior y el pals se adapta como puede a las nuevas oportunidades. En realidad, tenemos dos tipas de procesos: un crecimiento "desde fuera" -quo se nutre del flujo de divisas proveniontes do las transacciones binacionales ltaipt6/Yacyret- y, un crecimiento "hacia afuera" -que se nutre del flujo de divisas generadas con la agroexportaci6n (Ocampos, 1990). El auge inicial de los 70s y la crisis de los 80s se explican fundamentalmente por [a particular combinaci6n de ambos procesos pero, para los fines de este an~lisis nos centraremos en el crecimiento agroexportador.

    A nivel de la estructura primaria y de la composici6n de las exportaciones, los cambios son tambidn, en Io fundamental, producto de impulsos o factores ex6genos. En la ddcada de los 70s, el auge de los cultivos no tradicionales responde a una demanda mundial creciente que se acompaha de precios internacionales muy favorables. Por otra parte, si el algod6n ya forma parte del paisaje rural desde los 50s, ol cultivo de la soja es importado par los colonos japoneses de Itapia y so extiende en los 70s con la inmigraci6n de colonos brasileros.

    En el Ambito lucal, la existencia de amplias zonas boscosas -tierras mal Ilamadas "virgenes", por su elevada aunque no sostenible fertilidad natural- y una fuerza de trabajo campesina barata, constituyen las mayores ventajas comparativas que el pals podra ofrocer.

    Las condiciones para la expansi6n de la frontera agricola se instrumentan a travis de la colonizaci6n privada y pOblica, recrendose dos tipos de agricultura, una empresarial y otra campesina. Sin embargo, las modalidades de [a ocupaci6n territorial, las caracterfsticas de los bienes producidos, la debilidad del empresariado nacional, y el sesgo anticampesino de las politicas piblicas dan lugar a mercados de tierras, de productos y de trabajo marcadamente diferenciados.

    El cultivo mecanizado de [a soja, intensivo en capital, es producto de la iniciativa de colonos extranjeros -japoneses, menonitas, brasileros- quienes establecen un vInculo estrecho con sus mercados de origen y el capital extranjero, en particular, las agroindustrias brasileras; de ahl quo, los efectos multiplicadores hacia adentro, quo

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  • permitirfan una mayor interacci6n sectorial, sean tenues o,en todo caso, menores de Iodeseable. Un ejemplo de ello, la comercializaci6n de la soja sigue sujeta a empresas transportistas brasileras y su procesamiento industrial so efecta del otro lado de [a frontera.

    La consolidaci6n do estas empresas agrfcolas de mediana y gran escala poco contribuyen a la generaci6n de empleos on el campo y agravan los conflictos por la tierra, en particular, en aquellas zonas que por sus caracterfsticas agrol6gicas son mds aptas para la implementaci6n de una agricultura mecanizada -Alto Parani e Itap~a on particular.

    El campesinado obtiene un cierto respiro e impulso con la colonizaci6n agrfcola y el cultivo del algod6n. El 6xito do este cultivo radica en el uso intensivo del trabajo familiar do bajo costo, Ioque posibilita su recolecci6n manual y permite una cotizaci6n preferencial on el mercado externo. Sin embargo, la reproducci6n ampliada del camposinado, as decir, su posibilidad do crecer y acumular se ve limitada por falta de apoyos. Su reproducci6n simple tiendo a efectuarse en tierras cada vez m s marginales, es decir, tierras donde la frontera de los rendimientos decrecientes para el trabajo estA m~s cercana; tierras de suelos fr~giles y condiciones agrol6gicas inestables -por ejemplo, mbs propensas a heladas-; en zonas carentes de infraestructura, servicios y, do dificil acceso a mercados 2. Esta situaci6n crea las condiciones para el despojo de los campesinos y, al mismo tiempo, aumenta sus riesgos.

    La demanda de tierras f6rtiles produce un progresivo desmantelamiento de los latifundios I de la regi6n oriental, al mismo tiempo que so presiona por las tierras del fisco. Los procesos do ocupaci6n efectiva del torritorio, valoraci6n y especulaci6n de tierras colocan a los habitantes originales, las comunidades indigenas, al borde do la extinci6n y, desplazan a los campesinos hacia los m~rgenes, sumi6ndolos en una situaci6n inestable y err tica. La bsqueda de la "tierra sin mal" se repite con cada generaci6n.

    Esta ospeculacit', do tierras, en su mayor parte forestales, tiene sus origenes tanto econ6micos como politicos. En Ioecon6mico, la integraci6n de la frontera agricola reduce la rentabilidad de la explotaci6n de bosques naturales y explica la diferencia do precios relativos entre la tierra forestal, la agricola y la ganadera (ver Cuadro Ill). Por otra parte, las diferencias en los precios de las tierras situadas a ambos mbrgenes del ParanA son producto do rentas diferenciadas, que incitan a los agricultores brasileros a cruzar la frontera.

    Adem~s, el flujo de divisas provenientes del exterior y, consecuentemente, el aumento de la inflaci6n, reforz6 la propensi6n especulativa de las inversiones. Las financieras e inmobiliarias prolieran desde 1975 en adelante, elevando las inversiones en bienes raices y ejerciendo una fuerte presi6n sobre el factor tierra. La compra de tierras era garantla do prestigio y ascenso social y una de las formas de mantenerse inmune a los efectos do la inflaci6n.

    Los incentivos fiscales, el abaratamiento de los insumos agricolas importados debido a un guarani sobrevaluado, cr~ditos subvencionados y [a baja presi6n tributaria sb suman a Ioanterior, conformando el espectro de ventajas comparativas excepcionales, creadas, en buer:a medida, por el r6gimen politico anterior de manera a atraer a inversionistas A inmigrantes agricolas.

    En Iopolitico, la corrupci6n del r~gimen anterior, es decir, el sustento material al sistema clientelista y prebendario se tradujo en dilapidaci6n de tierras de origen fiscal,

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  • cuyos precios por razones de valoracl6n tributaria se mantlenen muy por debajo del valordel mercado. Los prestanombres y otros personajes, permitieron el traspaso de grandesextensiones de tierras pertenecientes a la naci6n, bajo [a supuesta forma de lotesganaderos, a manos de ciudadanos no campesinos, y esto a precios irrisorios. Lasargucias del estatuto agrario, modificado en 1963 -cuando se produce el salto de laspretenciones de reforma agraria a la colonizaci6n y bienestar rural- permiten estedespojo 1. De esta manera, se perdi6 una oporlunidad 6nica para compensar al campesinado de los efectos de la modernizaci6n agricola, de la- colonizaci6n privada y de la especulaci6n 5.

    Puesto que diferentes categorlas de agricultores estuvieron involucrados en el proceso de expansi6n de ana agricultura comercial y el papel del Estado en el apoyo a la colonizaci6n de campesinos fue minima, la concentraci6n do recursos e ingresos se reprodujo en las zonas de frontera agr[cola, contribuyendo a una creciente marginalizaci6nde campesinos do los eventuales frutos del crecimiento agroexportador.

    3. El creclmlento agricola en clfras.'

    El notable crecimiento do los cultivos como la soja y el algod6n para exportaci6n,el malz para consumo y forrajo y el trigo para las industrias locales, fue producto de una expansi6n horizontal mds que vertical. La producci6n creci6 fundamentalmente atrav6s de la incorporaci6n de nuevas tierras, en lugar del aumento de producti,'idad en las tierras previamente ocupadas.

    Sin embargo, en los 80s la introducci6n de paquetes tecnol6gicos de nuevas variedades, semillas mejoradas y el recurso a agroqulmicos permiten compeniar rendimientos decrocientes, pero el 6xito de estas nuevas tecnologlas no estA aseguradoen ecosistemas fr~giles. Tampoco las mismas siempre est~n adaptadas a las condiciones de producci6n do los pequehos productores y elevan sus costos. A las brechas en el acceso a la tierra, crdditos y servicios se suma tambi6n la brecha en el acceso a nuevas tecnologfas.

    El sesgo anticampesino de la politica agraria y agricola, sesgo quo se traduce en falta de apoyos y de incentivos especlficos, explica quo el ritmo do crecimiento delos productos generados por los campesinos sea manor e incluso negativo. En la d6cada pasada, los campesinos pierden terreno en su contribuci6n al mercado en todo Ioquese refiere a alimentos, situacl6n quo so refleja en tasas do crecimiento negativas o pordobajo del crecimiento poblacional (ver cuadeos IVa y lVb)

    La tendencia al desplazamiento de los alimentos por el algod6n, comprometeseriamente la capacidad de autoabastecimiento y, por Iotanto, los niveles do nutrici6n de los pequeiios productores. Sin embargo, la actual crisis do los empresarios del trigo es materia de controversias, presiones y subsidios pero, a nadie parece preocupar quolos campesinos tengan quo depender de galletas y fideos, mientras dejan de senbrar productos con mayor valor nutritivo, como el poroto o la batata.

    Esta creciente inseguridad en el suministro do alimentos puede tornar m~sproblemdtica la depondencia del exterior, ejerciendo presiones innecesarias sobre labalanza comercial. Sin embargo, la "seguridad alimentaria" y la reorientaci6n del consumo en funci6n de Ioquo el pals est6 en condiciones de producir no son prioridadesnacionales.

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  • Ill. Los Impases del presente.

    1. El modelo agroexportador ante Ia crisis y los aJustes

    El crecimiento "desde fuera" y "hacia afuera" do los 70s, no permiti6 una acumulaci6n end6gena y la emergencia de la crisis en los 80s impidi6 recuperar el tiempoperdido. La riqueza fbcil y ripida se despilfarr6 en un consumo ostentoso tanto privado como p~blico y esto, a pesar que desde 1981, el pals se ve afectado por las repercusiones de la crisis mundial y eran previsibles las consecuencias de [a finalizaci6n del grueso de las obras civiles relacionadas con Itaip6.

    En los 80s, los flujos de divisas provenientes de las transacciones binacionales disminuyen drbsticamente y, para colmo, los precios internacionales de los principalesproductos de exportaci6n comienzan a descender e,incluso, se presentan afios de malas cosechas. La combinaci6n do estos factores hacen inevitable la emergencia de una crisis econ6mica que so traduce en un descenso de las tasas de crecimiento del PIB, la inflaci6n de dos digitos, el aumento del desempleo, los d6ficits en la balanza comercial, la disminuci6n de las reservas internacionales acumuladas en el periodo de bonanza y, desde 1985, el atraso en los pagos de la deuda externa.

    La vulnerabilidad del comercio exterior es inevitable en una economfa importadora neta do onerg6ticos, manufacturas y bienes de capital y exportadora neta de materias primas. En la 6ltima d6cada, el encarecimiento del petr6leo, por un lado, y la cafda do los precios internacionales de los principales rubros de exportaci6n han contribuido al deterioro do los t6rminos del intercambio comercial, y en parte, explican la ampliaci6ndel d6ficit comercial (ver Cuadro Va y Vb).

    Esta situaci6n tiende a ser contrarrestada con el aumento on el volumen do la exportaciones, aumento quo encuentra actualmente un Ifmite en el progresivo cierre do la frontera agrfcola, la concentraci6n de la propiedad y el descenso do la productividad.Este descenso de la productividad se debe a diferentes factores: la incorporaci6n de tierras cada vez ms frigiles -producto del desmonte- ysujetas a un r~pido deterioro;el agotamiento de los suelos -por mal uso- y, un creciente desequilibrio ambiental que se traduce en inundaciones, sequlas %,6timamente, la proliferaci6n de pestes y plagas.

    Lo notable es que, a pesar de la crisis, de medidas insuficientes para contrarrestarla y de un contexto macroecon6mico adverso, en la d6cada del 80, el sector agricola es el sector relativamente m~s din~mico, demostrando de este modo cierta elasticidad ante la crisis (ver Cuadro VI). No obstante, como ya seial~ramos, el ritmo do crecimiento de la producci6n agricola decae en comparaci6n a la d~cada anterior, se vuelve inestable y crecientemente dispar.

    Tambi6n, con la persistencia do la crisis, el comportamiento del sector agrfcola so vuelve m~s dependiente de docisiones de polltica econ6mica. Si bien todas las variables macroecon6micas tienen su incidencia en el comportamiento del sector agrcola, el nexo entre pollticas macroecon6micas y agricultura se ve particularmenteafectado por las polfticas cambiaria, crediticia y del gasto piblico.

    En materia do politica cambiaria, las medidas adoptadas han sido poco consistentes con la opci6n por ol modelo agroexportador. La sobrevaluaci6n de Ia moneda nacional ha sido una constante a lo largo de la Oltima d~cada. Esta situaci6n, que adopt6 distintas formas -mercados paralelos, tasas do cambio mOItiples, y, a partir de 1989, cambio

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  • iOco, fluctuante y "excesivamente" libre c- penaliz6 en particular a los productores agrlcolas en beneficio de las transacciones del sector ptblico, del comercio y de las importaciones. Adem~s, ha retrasado toda posibilidad de sustituir importaciones de bienes alimenticios e invertir en agroindustrias.

    Por otra parte, el sistema crediticio se destaca por su inadecuaci6n a la estructura productiva, su baja cobertura e ineficiencia y un marcado sesgo en favor de los empresarios agrfcolas y agroexportadores quienes, a Iolargo de estos ahos, han beneficiado de tasas de inter6s subsidiadas a trav~s de [a polftica de redescuentos implementada por el Banco Central.

    De acuerdo a estimaciones recientes el cr~dito formal satisface la demanda del 100% de las grandes empresas agropecuarias, el 35% de las medianas empresas agrrcolas y s6lo ol 7% de los agricultores campesinos (FIDA, 1991). Las medidas restrictivas en materia monetaria y financiera, contribuyen a una mayor discriminaci6n de los pequehos productores, al reducirse el volumen del cr~dito y elevarso el costo del dinero, Ioque a su vez provocan, una crisis del sistema tradicional do cr6dito informal, usurero, del que dependen los pequehos productores orientados hacia la exportaci6n.

    2. Elefantes blancos vs. Inverslones productivas y soclales

    En el actual contexto de crisis, surgen otras tendencias preocupantes que comprometen el futuro del sector. Una do ellas, es la reducci6n de las inversiones en la agricultura que acompaha la caida de las inversiones en general (ver cuadro VII). La inversi6n privada tiende a reducirse debido a las dificultades en la obtenci6n de financiamiento, el encarecimiento de las tasas de inter6s y la tendencia al alza en los precios de los bienes de capital importados.

    En relaci6n a las inversiones piblicas, la d6cada de los 80s fue la de los "elefantes blancos"; presa de un esquema modernizador mal asumido, el Gobierno sigue impulsando grandes proyectos, sobredimensionados pero, por Iomismo, rentables en t~rminos de "negociados". Por ahora, el peso do las obras fara6nicas so mide en el dr~stico incremento de la deuda pLblica, contralda con la banca comercial internacional, en condiciones poco favorables y a tasas do interns m~s onerosas que en el pasado. Queda por calcular, cuantos puestos de salud pudieron haberse construido en lugar del Hospital Nacional; cuantos kil6metros do caminos rurales equivalen al costo del redimensionado Aeropuerto del Este o,cual es la contribuci6n do ACEPAR al proceso de deforestaci6n del pars.

    En un oeriodo en quo aumenta la competencia por fondos ptblicos escasos, el sector agrfcola tiende a quedar relegado, ms aOn teniendo en cuenta quo el aportedo los organismos multilaterales do desarrollo -Banco Mundial y BID- so resiente desde 1985, debido a desacuerdos sobre la politica econ6mica. Esta situaci6n es particularmente problem~tica en momentos en quo los campesinos sin tierra pretenden ser asentados y la producci6n agrfcola comienza a declinar. En el futuro, s6lo un flujo contfnuo do nuevas inversiones podrian asegurar una mayor elasticidad en la oferta de productos, como tambidn, los necesarios incrementos de la productividad agrfcola.

    Por otra parte, la tendencia, antes sehalada, a la reducci6n de las inversiones y del financiamiento externo para el desarrollo, as[ como, el surgimiento de deficits fiscales compromete las inversiones sociales en el campo, donde los rezagos en la

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  • satisfacci6n de necesidades bsicas -en los 6mbitos de salud, educaci6n, vivienda, caminos, electrificaci6n, agua potable- son m6s acuciantes 1.

    En este contexto de crisis fiscal, se impone actuar en dos Ambitos particularmente decisivos para obtener renovados recursos piblicos y, consecuentemente, mantener y ampliar los fondos de inversi6n en la agricultura. Uno de ellos es el conflictivo tema do la reforma tributaria que, por ahora, estA en suspenso por impases, que no permiten encontrar los mecanismos para elevar el peso de la tributaci6n directa y mejorar la recaudaci6n de los impuestos .

    El otro, es el de una renegociaci6n favorable de la deuda externa, de manera a disminuir su peso y, en particular, renovar y ampliar los flujos de cr~dito blando tasas de inter6s reducidas, a largo plazo y con ahos de gracia- para el desarrollo rural. Para que ambas iniciativas prosperen, el propio aparato estatal debe reformarse de manera a legitimar sus pretenciones y su dciuas.

    El Estado tiene una responsabilidad clave en la gestaci6n y profundizaci6n de la crisis, dado que las medidas adoptadas han sido puntuales, inconexas y de corto plazo, resultando a la larga insuficientes y, por lo tanto, inoperantes para reencausar el rumbo a tior pc y reducir los costos sociales do la crisis y los ajustes.

    3. Los costos del creclmlento agroexportador: pobreza y deterloro amblental.

    Existen dos tipos do costos que pueden ser relacionados con el modelo de crecimiento vigente, uno se relaciona con la pobroza rural y el otro con el deterioro ambiental. Ambos se han hecho evidentes y preocupantes en los iOltimos ahios.

    A finales de la ddcada del 70, do acuerdo a estimaciones de la FAO sobre la base de datos oficiales, el porcentajo do la poblaci6n rural que so encontraba en situaci6n de pobreza absoluta representaba el 50% do la misma, o sea, unas 900 mil personas (STP, 1985; De Janvry, 1989). No hay indicios do que esta situaci6n haya mejorado en el transcurso de la d6cada pasada, por el contrario, es de suponer quo en nOrneros absolutos, los pobres del campo siguen aumentando, puesto que ahi tambi6n so observan las mayores tasas do fecundidad.

    La pobreza, como bien se sabe, est6 determinada por el acceso a recursos y oportunidades do empleo e ingresos. La pobreza no es exclusiva del campo pero, en gran medida, la creciente marginalidad urbana estA relacionada con el deterioro do las condiciones de vida en el campo.

    En el contexto rural, el desempleo abierto puede ser medido en t6rminos do aspirantes a tierras, cifra sobre la quo no se ha Ilegado a un consenso; ademds, estA el subempleo, de difIcil medici6n pero que, por lo general, so asocia al minifundismo. Si proyectamos, los datos del 6timo censo agropecuario, loa minifundistas serlan actualmente unos 120 mil jefes do familia, sin incluir la prole. Tambidn, en un ecosistema subtropical, el subompleo estacional es la regla cuando so carecen de fuentes alternativas do empleo, especialmente en el invierno. Estos y otros factores, como la baja rentabilidad do las actividades y la falta de nuevas oportunidades, condicionan el monto do los ingresos y explican en gran medida la persistencia do la pobreza rural.

    Por otra parte, los costos ecol6gicos se han agravado en los iOltimos dos aFios ante la reactivaci6n de la demanda camposina por tierras, la falta do definiciones jurldicas sobre el caricter "productivo" de los bosques y [a necesidad do los terratenientes de

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  • justificar el carbcter "racional" de su explotaci6n g. A Ioanterior, se agrega la visi6ndomlnante de considerar agricultura y ganaderla como compartimentos estancos, con Ioquo se intenta preservar las zonas ganaderas, que abarcan la mitad del pals, de todo posible reparto.

    En el presente, hemos Ilegado a un punto en que la incorporaci6n de nuevastierras s6Io paroce ser posible sobre la base de la extinci6n de las reservas forestales. Es decir, con la vigencia de un sistema do propiedad altamente concentrado, se reduce la posibilidad de incorporar nuevas tierras potencialmente aptas para la agricultura. Por otra parte, el uso inadecuado de las ya incorporadas al sistema de cultivos se traduce en rendimientos decrecientes, hecho quo fomenta la reconversi6n de tierras previamentecultivadas en pasturas o su abandono.

    En los 70s, otro estudio de la FAO estimaba quo el 22% de la superficie totaldel pals era potencialmente apta para cultivos (Alvarez, 1976). En 1990, el MAG estima quo las tierras en cultivo s6lo abarcan 4.4 millones do h