desafÍos de la democracia representativa: la búsqueda de
TRANSCRIPT
1
DESAFÍOS DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA:
La búsqueda de nuevos espacios de representación ciudadana.
El caso de España: el 15M
Lic. Daniela Agustina Yozzi
Fundación UADE
Área Temática Sugerida
Democracia, Democratización y Calidad de la Democracia
Trabajo preparado para su presentación en el 9º Congreso Latinoamericano de Ciencia
Política, organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP).
Montevideo, 26 al 28 de julio de 2017
2
Resumen
En el siglo XXI, las democracias representativas se han encontrado ante el
desafío de generar y consolidar nuevos espacios políticos que garanticen mayores y
mejores niveles de representación ciudadana. Este desafío se ha materializado en
manifestaciones político-sociales cada vez más frecuentes, como consecuencia del
desgaste de la democracia representativa y la ausencia de mecanismos de participación
política accesible y recurrente. En este sentido, el movimiento conocido como 15M en
España brinda una oportunidad única para analizar cuáles son las demandas político-
sociales, a fin de incrementar los niveles y calidad de representatividad, profundizando
aún más la confianza en el sistema democrático.
Palabras clave
Democracia; Representatividad; Participación política
3
Antecedentes: el movimiento Indignados en EUA y Europa
La crisis económica y financiera internacional iniciada a mediados de 2007 llevó
a los países afectados por la misma a la implementación de políticas basadas en recortes
a la asistencia social, la austeridad económica y el achicamiento del Estado, políticas
que tuvieron un efecto devastador de manera casi inmediata en la ciudadanía. En este
contexto, comenzaron a emerger movimientos sociales de protesta que rechazaban las
políticas económicas y sus consecuencias sociales; estas movilizaciones comenzaron a
manifestarse en las plazas y calles del mundo entero bajo diferentes nombres:
Indignados, Primavera Árabe, Occupy Wall Street, etc.
Si bien todas estas manifestaciones no se presentaron en simultáneo alrededor
del mundo, ni han tenido el mismo detonante, presentaron tres elementos esenciales en
común, aunque de diferente ponderación según el caso a analizar: rechazo a las políticas
de ajuste, exigencia de una democracia participativa y denuncia de la corrupción
sistémica arraigada en los gobiernos. A estas situaciones de insatisfacción se suman dos
momentos inspiracionales para estas movilizaciones:
Por un lado, las protestas iniciadas en 2008 en Grecia, que si bien fueron desatadas
por el asesinato de un joven de 15 años a manos de la policía, estuvieron
fuertemente marcadas por la preexistente situación de descontento social y de
reclamos de orden económico. Los protagonistas de las movilizaciones fueron en su
mayoría jóvenes que veían su futuro amenazado por las decisiones en materia de
política económica tomadas por el gobierno del entonces Primer Ministro Costas
Caramanlis.
Por otro, las manifestaciones iniciadas en Túnez entre 2010 y 2011, también
conocidas bajo el nombre de Revolución Tunecina y que terminaron con el
derrocamiento del Presidente Zine El Abidine Ben Ali; ésta tuvo un efecto contagio
por toda la región que recibió el nombre de “Primavera Árabe” y se extendió
rápidamente al resto del continente generando movilizaciones en Egipto, Marruecos,
Argelia, Libia, Yemen, Bahréin, Siria, Jordania, entre otros; y aunque no en todos
los casos con las mismas consecuencias, al menos lograron que los gobiernos
tomasen en cuenta los reclamos políticos y sociales.
4
Muchos han sido los estudios que se han dedicado a analizar las causas, alcances
y consecuencias de las movilizaciones sociales en búsqueda de apertura democrática en
el mundo árabe, y sus implicancias para los modelos políticos existentes en dicha
región. Sin embargo, el escenario de protesta que abre el llamado 15M mostrará un
fenómeno nuevo en espacio geográfico inesperado: Europa occidental. Este nuevo
escenario de protesta surge en España: como veremos más adelante, éste va a estar
esencialmente liderado por los jóvenes y va a ser aquí en donde la movilización se reúna
bajo el nombre de Indignados y desde donde va a expandirse hacia el mundo occidental,
con una bandera: alcanzar la verdadera democracia. Analizar las causas y los alcances
de este movimiento es fundamental para entender realmente si la democracia está
sufriendo una erosión y consecuente debilitamiento o si podrá sobrevivir a los embates
del siglo XXI.
La movilización del 15M
Contexto político y económico de España
Para poder comprender el fenómeno del 15M es necesario precisar que la crisis
financiera iniciada en 2007, y profundizada a partir de 2008, tuvo un impacto
particularmente fuerte en España, país miembro de la Unión Europea desde 1986 y uno
de los primeros en adoptar el Euro como moneda nacional desde su creación en 2001. El
impacto de la crisis va a tener su apogeo en 2010 cuando los indicadores de desempleo
muestren que el 22% de la población activa se encuentra situación de desempleo– del
cual el 46% son jóvenes de entre 16 y 25 años de edad - mientras que el 30% de los
trabajadores se encontraban bajo contratos de trabajo precarizado.
Con este panorama, el 10 de mayo de 2010, el entonces gobierno del Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) encabezado por el Presidente Zapatero iniciaría una
serie de reformas económicas y sociales a fin de hacer frente a la parálisis económica,
reformas que contaron con el pleno apoyo de la Unión Europea; entre ellas, cabe
destacar:
5
1. Reducción de las retribuciones del personal del sector público en un 5% en 2010 y
congelamiento salarial para el año siguiente, lo que afectaba a más de tres millones
de españoles.
2. Reducción en un 15% del sueldo de los miembros del Gobierno.
3. Suspensión de la revalorización de las pensiones, afectando a más de cinco
millones de ciudadanos.
4. Eliminación del régimen transitorio para la jubilación parcial previsto en la ley
40/2007.
5. Eliminación de la pensión no contributiva de 2.500 euros otorgado por cada hijo
nacido o adoptado en territorio español.
6. Reducción de la ayuda oficial al desarrollo en 600 millones de euros.
7. Reducción de 6.045 millones de euros en la inversión pública estatal.
8. Recortes en los presupuestos de las Comunidades Autónomas y entidades locales
de 1.200 millones de euros.
Como se puede observar, estas reformas supusieron profundos recortes y ajustes,
principalmente en sistema de ayuda social y de pensiones, junto a un recorte en los
salarios de los funcionarios públicos. La consecuencia inmediata de este programa
económico, aprobado por el Parlamento español, implicó un aumento exponencial en la
desigualdad social de España, llegando a niveles similares a los de los países
recientemente incorporados a la Unión Europea como Letonia, Lituania y Rumania.
La consecuencia inmediatamente posterior a estas medidas fue la convocatoria
de los sindicatos españoles a una huelga general el 29 de septiembre de 2010; sin
embargo, más allá del descontento, la adhesión a la misma será irregular y las
negociaciones entre sindicatos y gobierno terminan fracasando. Esta situación
contribuirá a una seria y gradual erosión de los distintos indicadores de apoyo político
en España, especialmente aquellos referidos a la aprobación de cargos públicos, la
confianza en las instituciones democráticas y el funcionamiento de la democracia
(Lobera, 2015).En los meses sucesivos a las reformas implementadas por el gobierno
del PSOE, las noticias sobre drásticos recortes en otros países miembros de la Unión
Europea y las recomendaciones del Banco Central Europeo y el Fondo Monetario
Internacional de continuar con el ajuste en los sistemas de pensiones, asistencia social,
etc. “contribuyeron a elevar un estado de inquietud e incluso indignación en amplios
6
sectores de la ciudadanía, sin que encontraran oportunidad o cauces adecuados de
expresión desde la huelga general aludida” (Coca y Del Río, 2014).
En medio de esta tensión social es sencillo entonces explicar el éxito (claramente
sorpresivo) de la convocatoria de manifestaciones el 15 de Mayo (15M) de 2010,
realizada a través de la Plataforma DRY1; la convocatoria inicial y consecuentes
acampadas en las plazas de más de 60 ciudades españolas presentaron muchos
elementos novedosos que analizaremos más adelante, constituyendo un acontecimiento
singular en España desde la transición política a la monarquía parlamentaria de la
década de los ´70.
Radiografía del 15M
De acuerdo a Pastor Verdú (2011), el grupo motor del llamado Movimiento de
Indignados fue la “juventud de entre 23 y 30 años, mayoritariamente licenciada con un
capital cultural alto y que afronta la amenaza de un futuro de precarización prolongada”.
En términos demográficos, el Movimiento se compuso de jóvenes de entre 19 y 30 años,
que manifestaban tener una conciencia política bien definida, pero que no participaban
de los procesos electorales (Calvo, Gómez-Pastrana y Mena, 2011). Es en esencia una
juventud marginada económica y políticamente por el sistema, con muy poca militancia
en organizaciones clásicas del movimiento obrero, que logró atraer a adultos que,
desencantados con las viejas estructuras políticas y económicas por considerarlas
obsoletas se habían marginado de ellas y, ahora, encontraban nuevos motivos para
recuperar su participación activa en luchas sociales.
Según un relevamiento realizado por la Universidad de Salamanca, el 15M se
compuso de individuos que no veían en el futuro de mediano plazo una mejoría en su
situación socio-económica, siendo la primera generación que percibe para sí un futuro
peor en relación a la percepción de generaciones anteriores.
1¡Democracia Real Ya! (DRY) es un movimiento social nacido en España que inspirará el llamado
Movimiento 15M, apartidista y asindical, que considera que los ciudadanos nos están adecuadamente
representados a través de los políticos.
7
Es importante destacar que el 15M nace como algo dinámico y espontáneo,
convocado esencialmente a través de redes sociales y prescindiendo de los medios
tradicionales de comunicación. Tal como sostiene Romero Sire (2011) “era la primera
vez en España que la gente se organiza[ba] sin depender de instituciones, ni de partidos,
ni de sindicatos (…). En su lugar, se ha multiplicado el uso político de la tecnología
para extender la comunicación no como transmisión de información, sino como
organización interactiva e inteligencia colectiva”. De esta manera, la convocatoria
nunca estuvo asociada a ningún partido político pre-existente; recordemos que tal como
se mencionó anteriormente, desde el comienzo del movimiento se marcó distancia no
sólo con los sindicatos sino también con los partidos, lo que se evidencia en lo que se
constituyó en una suerte de slogan del movimiento: somos apartidistas.
En este sentido, y para poder comprender el impulso del 15M, es fundamental
entender cómo los propios protagonistas perciben la movilización. Encuestas realizadas
durante los acampes mostraron que los participantes del movimiento se veían a sí
mismos como una “fuerza reformista pero no rupturista (…); buscan cambios generales
en la forma en que se organiza y conduce la política” (Calvo, Gómez-Pastrana y Mena,
2011). Esto confirma que quienes participan del movimiento no están en contra del
sistema democrático per se, sino que en todo caso están presentando la necesidad de
analizar la actual democracia representativa y proponer modificaciones que mejoren,
principalmente, la relación entre representantes y representados, entre gobernantes y
gobernados.
Tal como lo señala Donatella de la Porta “el 15M no supone una ruptura con el
pasado (…). Estas protestas son en el fondo la reacción ante una creciente y alarmante
desigualdad, la precariedad, el desempleo y las dificultades para acceder a una vivienda
digna. También surgen por la necesidad de caminar hacia una democracia real”
(Masullo y Portos, 2015).
8
62%
38%
El 15M supone una EVOLUCIÓN del
sistema actual
El 15M supone una RUPTURA con el
sistema actual
Ruptura / Reforma del Sistema
29.20%
23.80%
56.30%
45.60%
37.90%
Gobierno Disconformidad
con PP y PSOE
Corrupción Injusticias del
Sistema
Electoral
Recortes
políticas
sociales
Motivos para Participar del 15M
Cuadros de elaboración propia a partir de Calvo, Gómez-Pastrana y Mena (2011)
En conclusión, el 15M se presenta como un movimiento social innovador, en
donde esa juventud mayoritaria que los conforma vive su primera experiencia
democrática participativa y deliberativa. No es sólo un espacio de protesta, es un
espacio de participación democrática que la juventud española no había experimentado
hasta el momento.
9
El 15M como cuestionamiento a la democracia del siglo XXI
¿Qué entendemos por democracia en el siglo XXI?
Para poder analizar el fenómeno del 15M a la luz de las democracias liberales
del siglo XXI es necesario retomar dos conceptos: primero, el de poliarquía; segundo, el
de democracia representativa.
Por las transformaciones que a lo largo de la historia ha transitado la
democracia, hoy es un fenómeno complejo de definir, multifacético y ambiguo; esto ha
generado tensiones al momento de acordar una definición unívoca sobre qué es
democracia. Sin embargo, podemos retomar la definición de Robert Dahl (1989) según
la cual los regímenes políticos democráticos posibles son denominados como
poliarquías (reservándose el concepto democracia para hacer referencia a un valor
universal perfecto que sirve como modelo, pero al que nunca llegaremos).
Este concepto propuesto por Dahl se convirtió en una definición clásica en la
disciplina, asociada a 8 requisitos mínimos que deben estar presentes para que un
sistema político pueda ser clasificado como poliárquico:
1. Derecho al voto
2. Derecho a ser electo
3. Derecho de los líderes a competir por el voto popular
4. Elecciones libres y justas
5. Libertad de asociación
6. Libertad de expresión
7. Libertad de prensa
8. Que las instituciones públicas dependan del voto popular.
Se ha planteado entonces que, de la mano del concepto de poliarquía, tenemos
que considerar una segunda caracterización de la democracia, que tiene que ver con su
cualidad representativa. En este sentido, Manin (1995) plantea que son cuatro las
características que nos permiten categorizar a un sistema político como una democracia
(o poliarquía) representativa:
10
1. Los gobernantes son elegidos por los gobernados a intervalos regulares: la
condición de gobernante es conferida únicamente por el consentimiento de los
gobernados, siendo la elección un procedimiento de designación y legitimación de
éstos últimos. Es importante destacar que en el gobierno representativo los
gobernantes ocupan una posición distinta a la de los gobernados y, en ese sentido, el
pueblo no se gobierna por sí mismo; sin embargo, como las elecciones se repiten en
intervalos preestablecidos, la ciudadanía tiene un medio eficaz para ejercer cierta
influencia sobre los gobernantes.
2. Los gobernantes conservan cierto margen de independencia en relación con los
gobernados: si bien los gobernantes no están rigurosamente obligados a poner en
ejecución los deseos de los gobernados, los electores tienen la facultad de despedir a
los gobernantes al término de su mandato si éste no les satisfizo.
3. Es necesaria la existencia de una opinión pública: ésta debe tener la libertad de
expresarse sobre cuestiones políticas por fuera del control de los gobernantes; para
ello requiere a dos condiciones: los gobernados deben tener acceso a la información
política (publicidad de los actos públicos y decisiones de gobierno) y debe haber
libertad para expresar las opiniones políticas.
4. La decisión colectiva es tomada al término de la discusión: el gobierno
representativo siempre ha sido pensado y justificado como un sistema político en el
que una asamblea compuesta de una pluralidad de individuos desempeña un papel
decisivo, siendo a partir del debate que se produce en dicha asamblea que se toman
decisiones de alcance colectivo.
Hasta ahora se ha delineado qué se entiende por democracia en el siglo XXI y
cómo se distingue de otros tipos de regímenes políticos. Sin embargo, es necesario
profundizar en la cuestión de la representación, si se pretende comprender por qué
parecería no ser un régimen político satisfactorio para quienes participaron del 15M.
Sartori (2005) explica que en su significado originario representación se define como la
actuación en nombre de otro en defensa de sus intereses. Las dos características
11
definitorias de este concepto son: a) una sustitución en la que una persona habla y actúa
en nombre de otra; b) bajo la condición de hacerlo en interés del representado.
Como se mencionó anteriormente, uno de los momentos fundamentales en el
proceso de consolidación de las democracias liberales modernas es la adopción del
principio de la autonomía del representante con el que se intenta superar el mandato
imperativo de los sistemas representativos premodernos. Este principio de autonomía
será promovido y defendido tanto en la práctica como en la teoría política, pero implica
el riesgo de producir la independencia absoluta de los representantes respecto de los
representados, produciendo la ausencia de control de los últimos sobre los primeros. El
riesgo de la disolución del vínculo que fundamenta el mandato de los representantes ha
constituido uno de los principales focos de preocupación en las democracias modernas
(Avedaño, 2008). Ahora bien, esta definición se encuentra con algunos problemas
cuando la trasladamos al ámbito político. Por un lado, el principio que se mencionó
anteriormente a partir de Manin por el que los representantes no están sujetos a un
mandato imperativo está firmemente arraigado en la teoría de la representación política
y el constitucionalismo; en el caso a analizar, se encuentra el artículo 62, inciso 2 de la
Constitución de España (1978) en el que se indica que “los miembros de las Cortes
Generales no estarán ligados por mandato imperativo”. Por otro lado, se encuentra una
diferencia de tipo fáctica entre la simple representación y la representación política, y es
que la segunda implica inevitablemente una relación de muchos con uno, en la cual los
muchos suelen ser decenas de miles de personas, de modo que la propia noción de
dominus queda diluida por la magnitud de las cifras.
Bajo estas consideraciones es posible plantear entonces si existe una verdadera
representación. Aunque en el ámbito de la política el representante no tiene un principal
concreto y perfectamente identificable, la “representación electiva” trae, de acuerdo con
Sartori (2005), consigo tres ventajas:
a) Receptividad (responsiveness): los parlamentarios escuchan a su electorado y ceden
a sus demandas;
b) Rendición de cuentas (accountability): los parlamentarios han de responder, aunque
difusamente, por sus actos;
12
c) Posibilidad de destitución (removability): si bien únicamente en momentos
determinados (castigo electoral) o condiciones particulares (juicio político).
Uno de los elementos que distingue a las democracias representativas liberales
de otro tipo de regímenes políticos es la combinación de un marco institucional de
legalidad del poder político con otro orientado a asegurar la correspondencia de las
preferencias del electorado con las decisiones políticas (responsiveness) es preciso
resolver la ineludible existencia de la brecha entre los representantes políticos y los
ciudadanos. Para resolver esta tensión existen mecanismos institucionales que aseguran
que dicha separación no resulte en gobiernos cuyas políticas no responden a las
preferencias del electorado o en acciones de gobierno ilegales.
En este sentido y dado el caso de estudio es preciso hacer una serie de
aclaraciones respecto a ese mecanismo de rendición de cuentas o accountability que
Sartori menciona. La accountabiliy es definida como "la capacidad para asegurar que
los funcionarios públicos rindan cuentas por sus conductas, es decir, que están obligados
a justificar y a informar sobre sus decisiones y a que eventualmente puedan ser
castigados por ellas” (Peruzzotti & Smulovitz; 2002). Según O´Donell (2004): existen
dos formas típicas para volver efectivo este proceso de rendición de cuentas: la
accountablity horizontal (conjunto de organizaciones estatales que tienen autoridad
legal y están capacitadas para emprender acciones de control rutinario y/o sanciones en
relación con actos u omisiones de otros agentes u organizaciones del Estado calificados
como ilícitos) o la accountability vertical (mecanismo de control de las autoridades
políticas que hace referencia a las acciones de un múltiple conjunto de asociaciones de
ciudadanos y de movimientos sociales, con el objetivo exponer errores gubernamentales
o incorporar nuevos temas a la agenda política).
Es esta última versión de la accountability que encontramos un subtipo
importante para el caso de estudio, la accountability vertical social. Peruzzotti y
Smulovitz (2002) la definen como aquella rendición de cuentas “llevada a cabo por un
grupo diverso de actores y mediante múltiples estrategias (que) constituye un
mecanismo alternativo para el ejercicio de la accountability de las acciones
gubernamentales”.
13
Hemos realizado hasta aquí una breve caracterización del régimen democrático
liberal de tipo representativo, y las herramientas que posee en términos institucionales
para garantizar su correcto funcionamiento. Sin embargo, tal como señala Bobbio “uno
de los principales desafíos de la democracia real es el de las promesas no mantenidas,
que no se han podido cumplir porque los obstáculos materiales existentes no sólo son
técnicos sino específicamente políticos” (Rodríguez-Aguilera de Prat; 1997). Es posible
entonces preguntarse qué es lo que falla o ha fallado en el sistema representativo
español, cuáles son las falencias que inspiran movimientos como el de los Indignados.
Por un lado, existe un desafío que surge de la constatación de dos factores: en
primer lugar, las cifras demográficas (población creciente) y en segundo lugar, la
sobrecarga de temáticas (demasiados asuntos de interés público). Cuanto mayor es el
número de personas que se tratan de representar en el proceso legislativo y más
numerosos son los asuntos en los que se ejerce la representación, más pierde la
representación su sentido con respecto a la voluntad de cada representado. Por otra
parte, existe otro desafío relativo a la calidad de las personas dedicadas a la política: una
preocupación para los representados es la capacidad, la cualificación y la
responsabilidad de aquel que los representa.
Una cuestión relacionada con estos desafíos de la representación es que se ha
roto el equilibrio entre los dos componentes de la trasmisión representativa del poder: la
receptividad y la responsabilidad independiente. Un gobierno que cede totalmente a las
demandas se convierte en un gobierno altamente irresponsable, que no está a altura de
sus responsabilidades; no obstante, en la mayor parte de la literatura reciente se pone
exclusivamente el énfasis en maximizar la receptividad, buscando más directismo
(Sartori, 2005) bajo dos formas que se refuerzan mutuamente:
Introducir “más democracia”, dar más peso al demos en la propia representación
mediante la introducción de subordinación al mandato en el nexo representativo.
Conseguir una “democracia semi-directa”, de carácter electrónico, ciberdemocrático
y otorgando poder creciente a las asambleas locales de base, a los referendos y a la
orientación hacia las encuestas.
14
La diferencia entre una democracia directa y una representativa es que en esta
última el ciudadano sólo decide quién decidirá por él, mientras que en la primera es el
propio ciudadano quién decide sobre las cuestiones públicas: es el decisor (Sartori,
2005). La democracia representativa espera del ciudadano mucho menos que la directa
y puede operar aunque su electorado sea mayoritariamente analfabeto, incompetente o
esté desinformado. Por el contrario, una democracia directa en tales circunstancias está
condenada a la autodestrucción: un sistema en el que los decisores no saben nada de las
cuestiones sobre las que van a decidir está condenado al fracaso.
Retomando entonces lo aclarado hasta el momento: en el siglo XXI la alternativa
más cercana (y factible) de democracia que podemos encontrar son las poliarquías, con
todas las limitaciones que éstas suponen. Por un lado, la cuestión del dilema de la
representación ante la incapacidad de garantizar que los representantes cumplan con las
promesas de campaña (ya sea por limitaciones contextuales o ideológicas); por otro, el
desafío del control de representantes sobre representados y de qué manera garantizar
una eficiente rendición de cuentas. Finalmente, el problema de la expectativas latentes
de la sociedad en relación a la democracia: cuando el reclamo es por más democracia
directa aparecen nuevas limitaciones; la complejización y consecuente heterogeneidad
social vuelven extremadamente difícil que los ciudadanos puedan tomar decisiones
informadas sobre todos los distintos temas en los que la política interviene.
Los desafíos de la democracia del siglo XXI: la materialización del 15M
Al analizar las características de la democracia representativa (y su importancia
para articular la participación política) es importante reconocer que las democracias
liberales contemporáneas enfrentan una serie de desafíos que, dependiendo de cómo
sean enfrentados, pueden convertirse en oportunidades. Elizalde menciona 4 desafíos
específicos (2001):
1. El tamaño de la polis: la dimensión de las sociedades modernas organizadas
políticamente dista profundamente de los modelos aristotélicos clásicos de polis que
inspiraron los diseños democráticos representativos. El tamaño cada vez más grande
de las sociedades políticamente organizadas no permiten que lo público sea
realmente conocido por todos los miembros de esa sociedad, requisito indispensable
15
para clasificar como ciudadano de acuerdo a la visión aristotélica; no es solamente
una cuestión de desinterés o la falta de tiempo por parte de los ciudadanos, sino que
se suma la creciente complejidad de estos temas para el ciudadano común.
2. La multiculturalidad: el paso de sociedades homogéneas y cuasi-monoculturales a
sociedades profundamente heterogéneas implica un desafío para encontrar puntos en
común desde dónde organizar y dirigir a la sociedad política, siendo el consenso una
situación cada vez más difícil de alcanzar.
3. Incremento del capital social: ese incremento, producto de los niveles educativos
cada vez mayores, no sólo ha aumentado la población que puede y debe participar
de los procesos políticos, sino que también ha hecho posible el acceso generalizado
a la información disponible, aumentando los niveles de conciencia en temáticas
referidas a los DDHH y a las expectativas en relación al mejoramiento de la calidad
de vida de la población.
4. El desafío de la inclusión: hasta hace dos décadas, la pobreza implicaba déficit de
integración, incluyendo a aquella población que no había logrado integrarse a la
vida moderna. Si bien esta pobreza aún persiste, hoy la situación es mucho más
compleja porque ha aparecido una masa de personas que, habiendo alcanzado algún
grado de participación en el mundo laboral, han experimentado luego procesos de
exclusión: cesantía, pérdida de beneficios sociales, subempleo, etc. El proceso
industrial y estatal moderno no sólo no pudo absorber la masa de fuerza de trabajo
sino que incluso comenzó a expulsar a aquellas personas que en algún momento
habían logrado incorporarse al mundo del siglo XX/XXI.
Ahora bien, más allá de estos desafíos estructurales de la democracia del siglo
XXI, estudios realizados sobre la percepción de la población sobre la política y los
políticos han demostrado que, en general, las percepciones negativas se centran en las
figuras políticas y en los partidos políticos, y no tanto en las instituciones en las que
interactúan dichos partidos y figuras. Esto es una buena noticia para la democracia
como sistema político, porque entonces lo que se está cuestionando no es el sistema
político sino, en todo caso, los actores que en él intervienen. El desprestigio que sufre la
política en el siglo XXI está vinculado a tres cuestiones:
16
1. El incremento de la información disponible ha hecho que los ciudadanos estén cada
vez más capacitados no sólo para evaluar con mayor precisión el desempeño de
políticos y de partidos sino también para intervenir en la arena política; lo que se
evidencia es un aumento en las expectativas y exigencias de los ciudadanos en
relación a la política.
2. La consolidación del Estado de bienestar en los países desarrollados ha generado
ciudadanos que adjudican la responsabilidad de la solución de la totalidad de los
problemas al Estado, más que a los individuos.
3. La consolidación de los procesos electorales, específicamente al interior de los
partidos, ha hecho a los partidos políticos dependientes del voto ciudadano,
convirtiéndose estos últimos (y aceptando ese rol) en clientes cuyas necesidades y
exigencias deben ser satisfechas, sin espacio para el error, por los partidos políticos.
En estas líneas generales se resume el panorama con el que se encuentra la
política en los países desarrollados, más específicamente los partidos políticos y los
políticos. Ahora bien, analizando el caso de España, según García-Albacete (2008) esta
disconformidad con la política se le suma una comprobada reducción en la participación
electoral, especialmente en los jóvenes. Si bien los índices de legitimidad de la
democracia se han mantenido estables, es la relación con las instituciones de dicho
sistema político lo que muestra cambios: desde la década de 1980 ha aumentado
progresivamente la desconfianza de la población en los partidos políticos; si bien los
españoles comprenden la importancia de los partidos para el funcionamiento de la
democracia, es en relación a su rol como facilitadores de la participación ciudadana lo
que no está tan claro. Frases como “los partidos sólo sirven para dividir a la gente” y
“los partidos se critican mucho entre sí, pero en realidad todos son iguales”
demuestran que la desconfianza hacia los partidos políticos es en relación a su rol como
facilitadores de la participación ciudadana. En este sentido es importante destacar que el
15M aparece luego de una convocatoria al paro por parte de los sindicatos españoles;
dicha convocatoria tendrá escasa participación y esto también se puede entender dentro
de esta percepción negativa de los partidos políticos. Parecería que las organizaciones
sociales y políticas tradicionales no están en condiciones de representar las necesidades,
intereses y reclamos de la ciudadanía, ni tampoco saben cómo sortear este problema.
17
Respecto de la participación política española, la participación electoral sigue
siendo la de mayor impacto en el sistema democrático. Esto tiene sentido porque, tal
como sostiene Dalton, “el voto es la actividad que une al individuo al sistema político y
legitima el resto del proceso democrático” (García-Albacete, 2008). Ahora bien, en los
últimos años y especialmente entre los jóvenes, se ha visto un incremento en otros tipos
de participación política, como son las movilizaciones o manifestaciones políticas; sin
embargo, es importante destacar que en los últimos años este tipo de participación ha
dejado de ser un reducto exclusivo de la juventud, sino que también han comenzado a
participar activamente de ella los adultos.
Los datos aquí mencionados dan muestra de que si bien es cierto que los jóvenes
españoles manifiestan menor interés por la política y una desafección en relación a
ciertas instituciones políticas – tales como los partidos – esto no es signo de apatía
política por parte de la juventud. Lo que sí se hace evidente es el creciente
cuestionamiento sobre el funcionamiento de ciertas instituciones democráticas como los
partidos políticos y la consolidación de formas de participación política pre-existentes
pero poco promovidas con anterioridad, tales como las movilizaciones o
manifestaciones políticas.
¿Qué reclamó el 15M al sistema democrático?
Teniendo en cuenta el análisis anterior, tanto de la situación de las democracias
liberales como la percepción de la política en España, sería extremadamente simplista
señalar como base del reclamo del 15M sólo las medidas en materia de política
económica tomadas por el gobierno del PSOE, en tanto este movimiento tiene un
impulso superador como fenómeno político-social ya que da cuenta de dos situaciones.
De acuerdo a Resina de la Fuente (2008), por un lado constituye una expresión de
insatisfacción para con la democracia representativa como sistema político – idea a la
que volveremos más adelante -, y por otro se constituye a sí mismo como un ejercicio
práctico de deliberación ciudadana y experimentación democrática directa.
A partir de las movilizaciones se creó y publicó un compilado de las propuestas
que se buscaban impulsar a partir del Movimiento de Indignados; aunque numerosas,
las propuestas que es necesario destacar por su claro componente político son:
18
Modificación de la Ley Electoral española para garantizar que el otorgamiento de
escaños parlamentarios sea proporcional al número de votos.
Una reforma fiscal para en busca de gravar a las financieras internacionales y
flexibilizar las rentas para la ciudadanía.
Reforma política que vuelva vinculante los programas y propuestas políticas que se
presentan en las campañas electorales.
Incorporar a la Ley Electoral el requisito obligatorio de que las listas de candidatos
se presenten libres de imputados o condenados por corrupción, tanto en el ámbito
público como el privado. Asimismo, se propone la total transparencia de las cuentas
y de la financiación de los partidos políticos como medida de contención de la
corrupción política.
Promoción de una democracia participativa real, en la que la ciudadanía pueda
desempeñar un rol activo más allá del momento electoral.
Asimismo, esa insatisfacción con la democracia representativa se hace evidente
al recoger algunos de los lemas manifestados durante los acampes: no nos representan,
democracia real YA, democracia no es votar cada cuatro años, no somos anti-sistema,
el sistema es anti-nosotros, nuestros sueños no caben en vuestras urnas, etc. Éstos
sintetizan de manera concisa las inconformidades que impulsan la protesta social: es un
reclamo en torno a la condición de ciudadanos, que termina opacando reclamos obreros
clásicos generalmente orientados a repudiar los recortes en la asistencia social o el
sistema de pensiones; esta diferencia de reclamos queda evidenciada en la ausencia casi
total de representantes sindicales y de partidos políticos. En el 15M hay una clara
postergación de lo laboral y de lo obrero por sobre lo ciudadano.
19
9
8.7
8.32
9.16
8.83
7.78
Reforma
Electoral
Reforma
Educativa
Defensa Estado
Bienestar
Lucha contra
corrupción
Transformación
de la democracia
Castigo partidos
políticos
Valoración de los objetivos del movimiento 15M
(escala 1 a 10)
Cuadro de elaboración propia a partir de Calvo, Gómez-Pastrana y Mena (2011)
A su vez, otro elemento característico del 15M es el hecho de ser percibido
como una experimentación de democracia directa y de deliberación ciudadana,
entendiendo al movimiento como una “forma de auto-organización de lo social que, a
través de la subpolítica (una movilización política “desde abajo”, ajena pues a las
formas rutinarias de practicar la política en las democracias liberales avanzadas que
tienen a los partidos políticos como protagonistas estelares) se promueve un cambio
social a partir de la crítica al funcionamiento defectuoso del sistema social del
momento, específicamente la política y la economía” (Casquette, 2011).
Ejemplo de esta forma de auto-organización innovadora es la manera de
participación promovida por los propios participantes del movimiento. De acuerdo con
el historiador Carlos Taibo la organización a través de asambleas fue la característica
del 15M, en donde los indignados participaban directamente en la decisión sobre los
reclamos de la protesta, los pasos a seguir, la designación de representantes (temporales)
para comunicarse con los medios, etc. (Klein Bosquet, 2012). Esta preferencia por el
asambleísmo y la autogestión – que se fortaleció de manera tal que a la fecha en la que
se escribe esta investigación existen en España más de 500 asambleas activas- dan
claras muestras de que uno de los reclamos que ha persistido en el 15M es la posibilidad
de hacer política de forma directa, de poder experimentar en primera persona la
deliberación ciudadana.
20
El fenómeno de la revalorización de la democracia directa está relacionado con
el aumento de las demandas de más democracia, no tanto para sustituir la representativa,
sino para complementarla. Ejemplo de esto es que esta búsqueda de mayor participación
en la toma de decisiones, una suerte de movimiento que hace de la democracia directa
una práctica, llevó a la elaboración de un texto programático consensuado entre los
participantes de la Acampada de Puerta del Sol en Madrid, en donde se sintetizaban las
propuestas del Movimiento. Entre ellas cabe mencionar:
Democracia participativa y directa en la que la ciudadanía tome parte activa. Acceso
popular a los medios de comunicación, que deberán ser éticos y veraces.
Recuperación de la Memoria Histórica y de los principios fundadores de la lucha
por la Democracia en el Estado.
Total transparencia de las cuentas y de la financiación de los partidos políticos como
medida de contención de la corrupción política.
Cambio de la Ley Electoral para que las listas sean abiertas y con circunscripción
única. La obtención de escaños debe ser proporcional al número de votos.
Estas propuestas son un claro ejemplo de que el motor del 15M es una idea
reformista y no rupturista del sistema democrático. Las manifestaciones de los llamados
Indignados del mundo occidental no tienen como sustento un desprecio por la
democracia como régimen político, sino la necesidad de mejorar los mecanismos de
representación y de participación directa que prevé la democracia del siglo XXI.
El futuro del 15M
Si bien, como se mencionó anteriormente, aún existen activas algunas asambleas
que nacieron con la movilización de los Indignados, la realidad es que éstas han perdido
el impulso y visibilidad originarios. Esto no es algo que tenga su explicación como en la
falta de compromiso político, sino que es un proceso natural que experimentan todas las
movilizaciones sociales, más cuando su organización es de tipo espontánea y carece de
los mecanismos tradicionales de movilización (partidos políticos, organizaciones de la
sociedad civil, sindicatos, etc.).
Sin embargo, es importante destacar que producto del 15M se originaron varios
partidos políticos como el Partido X: partido del futuro, el Partido Democracia
21
Participativa y otros colectivos sociales y políticos como Ahora Tú Decides. Uno de los
partidos más importantes dada su rápida consolidación y crecimiento es caso de
PODEMOS, un partido político creado en enero de 2014 por Pablo Iglesias Turrión, un
académico de la Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid.
Encontramos las bases ideológicas de PODEMOS en el manifiesto “Mover ficha:
convertir la indignación en cambio político” y su impacto político fue tal que en los
primeros 20 días en que el partido permitió la inscripción de afiliados obtuvo más de
100.000 miembros, alcanzando unos meses más tarde el tercer lugar en cuanto a
partidos políticos con mayor cantidad de adherentes. Esta enorme convocatoria se
tradujo cuatro meses después de su creación, en 5 escaños parlamentarios para
PODEMOS, convirtiéndose en el cuarto partido político más votado de España.
Es importante destacar la aparición de estas nuevas organizaciones políticas
porque ese desinterés manifestado por los Indignados del 15M por los partidos políticos
tradicionales no parece haber minado la importancia de los partidos como institución. El
problema parecería ser con las opciones partidarias existentes en ese momento: ante el
surgimiento de nuevos colectivos partidarios, los ciudadanos están dispuestos a sostener
estas instituciones fundamentales de la democracia representativa.
Y no sólo han surgido estos nuevos espacios de representación ideológica
partidaria, sino que han logrado convertirse en lo que Sartori (1980) llama “partidos que
cuentan” y deben ser considerados como parte del sistema político español. Estos
partidos poseen fuerza electoral (capacidad de traducir los votos obtenidos en escaños
parlamentarios), potencial de gobierno (capacidad del partido de formar coaliciones de
gobierno) y posibilidades de chantaje (capacidad de alterar la competencia entre los
partidos políticos). Todo esto se evidencia en la joven vida de los partidos políticos
surgidos como consecuencia de los reclamos del 15M, especialmente en el caso de
PODEMOS que ha sido fundamental en el proceso de confirmación de coalición de
gobierno en España, empleando su capacidad de chantaje para ser tenido en cuenta en la
conformación del gobierno español en los últimos 3 años.
22
A modo de conclusión
El 15M fue para España y para las democracias liberales de Europa un ejemplo
de lo que sucede ante la imperfección del sistema representativo. Sin lugar a dudas la
democracia representativa tiene mucho por mejorar y dista de ser un sistema político
perfecto. Sin embargo, manifestaciones como las del 15M y sus indignados no son
rupturistas sino reformistas. Y esto es una buena noticia no sólo para la democracia sino
para la política.
La ventaja de la democracia es que es un sistema perfectible, permeable a las
críticas y moldeable ante cambios en el contexto político, social, económico y educativo
de las sociedades en las que subsiste. El incremento de las protestas en el seno de
sociedades democráticas no es señal de debilidad del sistema sino del incremento en el
nivel de exigencia que los ciudadanos plantean al sistema y a sus representantes.
Fenómenos como los del 15M no deben ser correspondidos con la intervención de las
autoridades gubernamentales, en búsqueda de la restauración del orden público, sino
que deben ser correspondidos con una reflexión que permita una adecuada
interpretación de lo que las expresiones populares ponen de manifiesto.
Es por todo esto que es sumamente importante analizar el fenómeno del 15M no
como un movimiento disruptivo del orden democrático, sino como una expresión
ciudadana que pone el acento en mejorar el sistema democrático representativo. Una
sociedad democráticamente madura es aquella que comprende que la política no es
perfecta y que nadie consigue exactamente lo que desea; la única opción viable es el
consenso, susceptible de ser alterado y mejorado de acuerdo a las demandas de los
gobernados. El compromiso cívico es fundamental para el fortalecimiento y
mejoramiento de la democracia, por lo que no estamos en la antesala de una crisis de la
democracia sino ante una etapa nueva, completamente compatible con el orden
democrático, que busca mejorar el sistema, obligándolo a que atienda las nuevas
exigencias de ciudadanos del siglo XXI. Estas cualidades de adaptabilidad y
permeabilidad de las instituciones democráticas le da a este sistema político la
posibilidad de perdurar en el tiempo, porque en política quien no se adapta perece.
23
Referencias Bibliográficas
Avedaño, Octavio. (2008). De la autonomía del mandato a la rendición de cuentas. Un
alcance conceptual a los mecanismos de representación democrática. Revista de
Sociología, (22), pp. 93-116. Recuperado de
<http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/sociologia/articulos/22/2205-Avendano.pdf>
¿Qué propone el Movimiento 15M? El programa político de los indignados. (2013,
julio) Recuperado en <http://www.movimiento15m.org/2013/07/que-propone-el-
movimiento-15m-el.html>
Calvo, Kerman. Gómez-Pastrana Teresa. Mena, Luis. (2011, Abril) Movimiento 15-M :
quiénes son y qué reivindican?.Zoom Político, pp. 4-17. Recuperado en
<http://www.gutierrez-rubi.es/wp-
content/uploads/2011/06/ZoomPol%C3%ADtico_04_2011.pdf>
Camps, Andreu. (2011, Noviembre). España: origen y trayectoria del movimiento
llamado de los “indignados”. Quatrieme-Internationale. Recuperado de
http://www.quatrieme-internationale.org/spip.php?article258
Casquette Badallo, Jesús. (2011). El movimiento de los indignados. Recuperado en
http://diariolinea.blogspot.com.ar/2011/07/la-ola-de-movilizaciones-que-arranco-el.html
Coca, Agustín. Del Río, Ángel. (2014, Marzo) Los indignados del 15-m en el contexto
del movimiento alterglobalista. Entre el obrerismo y el republicanismo. Revista
Andaluza de Antropología, (6), pp. 120-142. Recuperado de
http://www.revistaandaluzadeantropologia.org/uploads/raa/n6/agustin-angel-felix.pdf
Constitución España (1978). Recuperado de
<www.lamoncloa.gob.es/documents/constitucion_es1.pdf>
Elizalde, Antonio. (2001, Marzo) Democracia Representativa y Democracia
Participativa. Revista Internacional de Desenvolvimiento Local, Vol. 1, (2), pp. 27-36.
Recuperado en <www.interacoes.ucdb.br/article/download/594/629>
24
García-Albacete, Gema. (2008, Junio). ¿Apatía política? Evolución de la implicación de
la juventud española desde los años 80. Revista de Estudios de Juventud, (81), pp. 133-
158 Recuperado en <http://www.injuve.es/sites/default/files/documentos-7.pdf>
Klein Bosquet, Oliver. (2012, Mayo-Junio). El movimiento de los Indignados: desde
España a Estados Unidos. El Cotidiano, pp. 89-98. Recuperado de
<http://www.elcotidianoenlinea.com.mx/pdf/17310.pdf>
Lobera, Joseph. (2015, Junio) De movimientos a partidos. La cristalización electoral de
la protesta. Revista Española de Sociología, (24), pp. 97-105. Recuperado de
<http://www.fes-sociologia.com/uploads/public/PDF%20RES.pdf>
Manin, Bernard, (1995). La democracia de los modernos. Estados Unidos: Universidad
de Chicago.
Mars, Amanda. (31 de octubre de 2011). La crisis dispara la desigualdad de ingresos
entre los españoles. El País. Recuperado
en<http://elpais.com/diario/2011/10/31/economia/1320015602_850215.html>
Masullo, Juan y Portos, Martín. (2015). Del 15M a Podemos: resistencia en tiempos de
recesión. Revista Critica de Ciencias Sociales, (9), pp. 1-11. Recuperado en
<http://www.encrucijadas.org/index.php/ojs/article/view/162>
Méndez Parnes, María Soledad y Negri, Juan Javier. (2006). Democracia. En Aznar,
Luis y De Luca, Miguel (Coord.). Política. Cuestiones y Problemas, (pp. 113-152).
Buenos Aires, Argentina: Ariel
O`Donell, Guillermo. (Octubre 2004). Accountability horizontal: la institucionalización
legal de la desconfianza política. Revista española de Ciencia Política. (11), pp. 11-131
Pastor Verdú, Jaime. (2011). La emergencia del movimiento 15-m en Madrid: un nuevo
actor sociopolítico en escena. Anuari Del Conflicte Social, (pp. 175-191). Recuperado
25
en <http://www.sociedadyutopia.es/index.php/temas/article/102-el-movimiento-15-m-
un-nuevo-actor-sociopolitico-frente-a-la-ldictadura-de-los-mercadosr>
Peruzzotti, Enrique; Catalina Smulovitz (2002). Accountability social: la otra cara del
control. En: Peruzzotti, Enrique; Smulovitz, Catalina (Eds.) Controlando la Política.
Ciudadanos y Medios en las Democracias Latinoamericanas. Buenos Aires: Grupo
Editorial Temas.
Resina de la Fuente, Jorge. (2012) Deliberando en la Plaza: Una Reflexión Sobre los
Límites de la Democracia a la Luz del Movimiento de los Indignados en España.
Comunicación y Ciudadanía (5), pp. 26-35. Recuperado de
<http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2149127>
Rodríguez-Aguilera de Prat, Cesáreo. (1997). Norberto Bobbio y el futuro de la
democracia. Barcelona, España: Universitat de Barcelona. Recuperado de
<http://www.icps.cat/archivos/WorkingPapers/WP_I_125.pdf?noga=1>
Romero Sire, Ana. (Diciembre 2011). Las redes sociales y el 15M en España. Revista
TELOS, pp. 1/16. Recuperado de <https://telos.fundaciontelefonica.com/url-direct/pdf-
generator?tipoContenido=articuloTelos&idContenido=2011102417270001&idioma=e>
Sartori, Giovanni. (1980). Partidos y sistemas de partidos. Madrid: Alianza Editorial
Sartori, Giovanni. (2005) En defensa de la representación política. En Carbonell,
Miguel (comp.), Democracia y representación: un debate contemporáneo, (pp. 21-34).
México DF, México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
Tamayo-Acosta, Juan José. (2014, Marzo). Utopía e indignación. Un fantasma recorre
el mundo: los indignados. Revista Andaluza de Antropología, (6), pp. 61-77.
Recuperado de
<http://www.revistaandaluzadeantropologia.org/uploads/raa/n6/tamayo.pdf>