¿derrumbe del poder institucionalizado? · en el ensayo mencionado, a propósito, se expone lo...
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¿Derrumbe del poder
institucionalizado?
Raúl Prada Alcoreza
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No solamente a lo acontecido en las elecciones en México, sino en la
historia reciente de la república mexicana, habría que hacerse algunas
preguntas histórico-políticas; una de ellas es: ¿Se trata de la clausura
del ciclo de la “revolución institucional”, que encarnó el PRI? Si
tomamos en cuenta que el partido-Estado, que se convirtió en el
Estado-partido durante más de medio siglo, casi llegando a los tres
cuartos de siglo de “hegemonía política”, se derrumba como efecto de
la asonada y el levantamiento indígena maya zapatista de la Selva
Lacandona, podremos preguntar, de manera más precisa: ¿Si el
derrumbe ya aconteció como efecto de la rebelión zapatista,
corroborándose en su derrota ante el PAN, partido conservador, que
terminó en una alianza cómplice con el PRI, se trata, ahora, con los
resultados de los comicios, de la clausura del poder institucionalizado
en México, poder del príncipe mestizo, a decir de Rina Roux, poder
materializado en el Estado corporativo, después del derrumbe de la
“revolución institucional”, cuya agonía se dilato en alianza con el PAN?
Estas preguntas vamos a tratar de responderlas, sobre todo a la
segunda, en este ensayo.
Con el propósito anunciado, comenzaremos recordando lo que
escribimos en México: Intensidades sociales y territoriales. En ese
texto apuntamos nuestra perspectiva crítica en relación a la historia;
siguiendo el enfoque de Emmanuel Wallerstein, quien dice que no hay
una historia nacional del capitalismo sino una historia mundial,
ampliamos el enunciado sacando otras consecuencias teóricas, esta
vez respecto a la historia del Estado-nación. Hablando de la historia de
México, dijimos:
La historia de México no puede ser sino historia mundial. La pregunta
es ¿qué es lo que acontece en el mundo para que emerja un
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acontecimiento México, para que este acontecimiento despliegue
recorridos, incursiones, expansiones, mermas, para que este
acontecimiento contenga multiplicidades de singularidades y de
singulares procesos entrelazados, que contenga dramas, tragedias,
realizaciones, frustraciones, consagraciones, de multitudes? Para
decirlo de una forma, los y las mexicanas nunca estuvieron solos en el
mundo, estuvieron en el mundo; al estarlo co-accionaron con otros y
otras identidades colectivas – usando este término discutible de
identidades -, fueron afectados por otras fuerzas, afectaron a otras
fuerzas. Para responder a la pregunta ¿cómo hemos llegado a ser lo
que somos en el momento presente?, es indispensable una mirada
retrospectiva que tenga en cuenta esta configuración de dinámicas
sociales singulares, de recorridos singulares, en constante asociación,
composición, en constante artesanía de tejidos, tejiendo redes. Esto es
precisamente lo que intentaremos hacer1.
No hay una historia del Estado-nación, sino una historia mundial del
sistema-mundo político. De lo que se puede hablar es de las formas
singulares de la historia del orden mundial, formas singulares
regionales, formas singulares nacionales, formas singulares locales.
Para comprender lo que se viene en llamar historia nacional, es
menester contextuarla en el ciclo largo correspondiente del sistema-
mundo capitalista; para comprender lo que acontece con un Estado-
nación particular es necesario contextuarlo en la historia del sistema-
mundo político. Con esto no se dice que las historias singulares no son
incidentes en el acontecer histórico-político; lo son, pues, en realidad,
para decirlo de ese modo, no hay exactamente historia, que es una
narrativa, sino trayectorias, recocidos, ciclos, singulares. Las
1 Ver de Raúl Prada Alcoreza México: Intensidades sociales y territoriales. Leer también Paradigma mexicano y acontecimiento Brasil. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/estadonacion_3. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/paradigma_mexicano_y_acontecimiento.
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singularidades se dan como asociaciones de mónadas y en
constelaciones de contextos singulares de asociaciones. Las
singularidades se dan en una sincronización integral.
En el ensayo mencionado, a propósito, se expone lo siguiente:
Son pues singularidades las que se ponen en marcha, las que entran
en dinámicas sociales, culturales, de caza y recolección, agrícolas, las
que conforman composiciones sociales más complejas, las que
construyen instituciones, que no solo suponen la estructura y la
organización, sino también los imaginarios. La historia efectiva, a
diferencia de la historia oficial, que es una narrativa teleológica, es más
bien una tejedora de varios hilos, de varios diseños, que se conectan,
que se entrelazan, que se desanudan, componiendo coloridos textiles,
donde se inscriben narrativas colectivas simbólicas. La historia efectiva
no es teleológica, es aleatoria.
Lo emocionante es atender a la creatividad, a las capacidades
inventivas, de las múltiples singularidades, que componen tejidos
sociales complejos, que no son interpretados por los historiadores,
salvo haciendo recortes, para poder armar secuencias. Lo
impresionante es la potencia social creadora de mundos, aunque estos
contengan dramas y tragedias humanas como la conquista y la
colonización. Se puede decir, siguiendo a Serge Gruzinki, que los
mexicanos inventaron el mundo moderno. No lo dice Gruzinski, sino
que es una conclusión nuestra. La primera conquista colonial moderna
de gran escala fue la conquista de México, es cuando conquistadores y
conquistados se transforman, se convierten en humanos modernos. El
hombre moderno, usando el nombre de género dominante de la
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humanidad, por lo menos durante gran parte de la modernidad, son el
conquistador y el conquistado transformados, no solo por el acto de la
conquista y la acción de la colonización, sino por el mismo mundo que
se está constituyendo, como mundo moderno.
Que primero los conquistadores se apropiaron del mérito de este
acontecimiento que cambiaba el mundo, acontecimiento no
comprendido en absoluto por quienes creían que se trataba de una
extensión de Europa, después por quienes que consideraban que era
un logro de la revolución industrial y el libre mercado, posteriormente
por quienes consideraron que se trataba de evolución civilizatoria,
concebida como desarrollo. Todas estas narrativas lo que hicieron es
relatar desde la perspectiva de los vencedores; se construyeron una
historia universal a imagen y semejanza. Narrativa, por cierto, pobre,
en comparación con los tejidos sociales y culturales que compusieron
las poblaciones, pueblos, sociedades, comunidades del mundo. Estos
tejidos espacio-temporales no han sido leídos.
Ciertamente hay que re-escribir, no la historia, porque no la hay, salvo
en el imaginario institucional, sino las expresiones de las memorias
sociales, que contienen las huellas de las experiencias sociales. No se
trata, de ninguna manera, de escribir la historia desde el Sud, como
dicen los de-coloniales, pues esto es escribir lo mismo o de la misma
manera, solo que desde otro ángulo de la misma geopolítica del
sistema-mundo capitalista, con otros nombres, otros escenarios, otros
discursos y otros colores. Se trata de escribir, re-escribir, des-cribir,
leyendo estas composiciones de los textiles sociales2.
2 Ibidem.
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Cuando hablamos de México hablamos de intensidades sociales y
territoriales. Hablamos de las Confederaciones de naciones y pueblos
de Mesoamérica, de culturas y civilizaciones agrícolas de extensión
geográfica considerable, además de impacto continental y conectadas
con el resto de naciones y pueblos del continente. La huella humana
se remonta a 14 000 años. Después de miles de años de hominización
y humanización, surgieron en el territorio mexicano las culturas
mesoamericanas, aridoamericanas y oasis-americanas. En la geografía
política del actual México emergieron civilizaciones y culturas agrícolas,
que domesticaron el genoma de las plantas e inventaron técnicas y
tecnologías agrarias que incrementaron notablemente la
productividad.
México, denominado también los Estados Unidos Mexicanos, es un país
ubicado en la parte meridional de América del Norte. Se define como
república democrática, representativa y federal; compuesta por 32
entidades federativas, 31 estados y la capital federal. El territorio
mexicano tiene una superficie de 1 964 375 km², por lo que es el
decimocuarto país más extenso del mundo y el tercero más grande de
América Latina. Limita al norte con la república de los Estados Unidos
de Norte América; la frontera se extiende a lo largo de 3155 km. Al sur
tiene una frontera de 958 km con Guatemala y 276 km con Belice. Las
costas tienen al oeste al océano Pacífico y al este al golfo de México y
el mar Caribe; agregándose 9330 km; es, entonces, el tercer país
americano con mayor longitud en sus costas. México es el undécimo
país más poblado del mundo, con una población estimada en más de
124 millones de habitantes, de acuerdo a cálculos demográficos dados
hasta el 2017. La mayoría de la población habla la lengua castellana,
llamada también español, junto a 67 lenguas indígenas. En el país se
hablan alrededor de 287 idiomas. Tomando en cuenta ciertas
características de la población, es el país hispanohablante más
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poblado, así como el séptimo país con mayor diversidad lingüística en
el mundo.
Después de tres siglos de dominación española, se dieron lugar las
luchas por la independencia, en 1810. Durante cerca de un siglo el país
se vio envuelto en una serie de guerras internas e invasiones
extranjeras, que tuvieron repercusiones en la formación histórica-
social.
Esta descripción es la de costumbre, la conocida; pero de lo que se
trata no es de repetir generalidades, sino encontrar las singularidades,
los nudos singulares que hacen al acontecimiento México. Volviendo al
escrito citado, se configura este enunciado de esta manera:
Acontecimiento México por atender al acontecer y no a la narrativa
retrospectiva, al acontecer de un presente extendido, que actualiza sus
planos y espesores de intensidad sedimentados en la geología de la
formación social-territorial, inscritos en los cuerpos como huella de la
experiencia, guardados en la memoria social. Acontecimiento por abrir
un horizonte histórico y cultural en un momento y lugar donde se
perdió el viejo mundo, naufragó, y se abrió paso el nuevo mundo,
transformando subjetividades, relaciones, estructuras, instituciones,
imaginarios. Acontecimiento por acontecer en el ahora, con nuevas
composiciones de tejidos sociales complejos, que tampoco son
interpretados por las academias, por las vanguardias intelectuales,
mucho menos por las interpretaciones oficiales, institucionales y
burocráticas. Acontecimiento que bulle en las múltiples resistencias, en
distintos planos de intensidad, que aparece actualizando
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dinámicamente sus sedimentaciones, sus memorias, sus experiencias,
en un presente, que nunca es el mismo, sino la singularidad de la
coyuntura que combina la complejidad de una determinada manera,
propia para el momento. Acontecimiento porque es vida, ciclos vitales,
memoria sensible, creatividad permanente. Acontecimiento también
porque convoca, solicita a los cuerpos liberarse de las inscripciones del
poder, de los fetichismos institucionales, liberar la potencia, actuar,
volver a inventar otro mundo, pues el que vivimos ya se ha
clausurado3.
Por eso queremos leer el presente, mejor dicho, la coyuntura, a partir
de una mirada retrospectiva; es decir, de una manera genealógica.
Interpretar la definición electoral, su composición estadística,
incluyendo las consecuencias políticas e institucionales, como las
relativas al control del Congreso y control de los gobiernos de los
estados, es decir, la victoria contundente y arrasadora, como se ha
dicho, en los comicios de Manuel López Obrador, se hace posible, desde
la perspectiva de una comprensión histórica-política de lo acontecido,
a partir de la mirada retrospectiva, que entiende al presente a partir
de los espesores y densidades de la coyuntura.
Iniciando el análisis del presente a partir de una mirada retrospectiva,
comenzaremos con las descripciones efectuadas, a partir del asombro
mediático. Después intentaremos más que remontar, que es un
término que supone el paradigma del tiempo, incursionar
prospectivamente en los espesores del presente, donde, para decirlo
acudiendo al lenguaje acostumbrado, el pasado se actualiza y se
proyecta el porvenir.
3 Ibidem.
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Descripciones mediáticas
Las descripciones mediáticas nos muestran el impacto de los eventos,
sucesos, hechos, filtrados como noticias, en el registro de los medios
de comunicación; registro esquematizado de acuerdo a la clasificación
asumida por la comunicación mediática. Si se trata de una valoración
sensacional, asombrosa, o, en contraste, intrascendente, ordinaria; si
se trata de un hecho abominable, detestable, o, en contraste,
apreciable, ejemplar. Por ejemplo, los resultados electorales en México
resultan asombrosos, sobre todo porque sobresalen notoriamente,
comparándolos con la historia electoral del país. Pero los
acontecimientos no son ni asombrosos, ni apreciables, tampoco
abominables o cualquier otro adjetivo; los acontecimientos
corresponden a las dinámicas complejas e integrales del acontecer,
corresponden a multiplicidades de singularidades asociadas en
composición descomposición y re-composición, en permanente
combinación. El acontecimiento es el devenir.
Las conductas y comportamiento de los pueblos, que están compuestos
de multitudes abigarradas; para decirlo esquemáticamente, responden
o habitus o a innovaciones. No solamente a mutaciones de conductas,
sino también a transformaciones de conductas y comportamientos, que
supone rupturas con los habitus. ¿Cuándo acontece esto? Para seguir
con la misma exposición ilustrativa, usando figurativamente el
esquematismo, cuando la estructura de esquema de comportamientos
habituales entra en crisis. Si comparamos los comportamientos de la
población votante en las anteriores elecciones, se va a notar que en
los recientes comicios el parámetro o el patrón de conducta ha
cambiado, incluso se puede decir que ha roto con lo habitual. A pesar
de que Manuel López Obrador ya tuvo impactos cuantitativos en las
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estadísticas electorales, incluso se dice que ganó las anteriores
elecciones, empero, esta victoria fue conculcado por un fraude
sistemático, además acostumbrado en México, por parte de la clase
política. En cualquiera de las alternativas, de todas maneras, en
términos de la correlación de fuerzas, la victoria reciente de Juntos
Haremos Historia y de Morena es incontestable, contundente, a tal
punto que los perdedores se adelantaron a reconocer el triunfo de
Manuel López Obrador.
Este cambio de actitud masiva puede explicarse en contextos
desafiantes que afronta el pueblo; el genocidio por parte del Estado y
de los Cárteles, que han optado por el recurso del terror para
imponerse, para implantar, consolidar y extender sus dominaciones
perversas. La implosión diferida del Estado-nación, carcomido por
extendidas corrosiones institucionales, también inscritas en los hábitos
políticos; acompañada por galopantes corrupciones, que forman parte
de la economía política del chantaje, extendida e intensificada de
manera demoledora en la historia política reciente. La aplicación
depravada de políticas neoliberales, que desmontaron las conquistas
de la revolución mexicana; primero, de una manera lenta, para ir
apresurando sus pasos, luego avanzar de manera descarnada y
grotesca. La sumisión desvergonzada de la clase política al imperio del
norte, en un país donde su Estado corporativo mantuvo una orgullosa
política diplomática internacional. La pauperización de la población a
ritmos devastadores, a pesar de lo que muestra la metafísica de las
estadísticas sociodemográficas generales, que manejan los organismos
internacionales. Hablamos de contextos no solo amenazantes, sino
destructivos de la vida humana, incluso en las condiciones circunscritas
y estrechas a la que la mantiene el capitalismo dependiente y
periférico; hablamos donde la violencia se ensaña con los cuerpos,
erigiendo en vez de ciudades vivas, urbes mortuorias, cementerios
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clandestinos cavados en la premura de la violencia descarnada y el
amparo cómplice del Estado, del ejercito y la policía. El descaro de la
clase política, su descrédito mayúsculo, el desparpajo grosero del lado
oscuro del poder, apañado por el lado luminoso del poder, que se
ensaña espantosamente en los feminicidios incrementados, que
responden al goce macabro del machismo desmesurado, que tiene no
solo miedo a la mujer, sino hasta siente terror ante su presencia vital,
fértil y fecunda, que recuerdan a la potencia creativa de la vida. Toda
esta decadencia llevada al extremo ha puesto en crisis la estructura de
hábitos de la población. Se trata de una rebelión popular.
Los medios de comunicación, como dijimos, asumen lo que acontece
como noticia, información filtrada por la inclinación al sensacionalismo;
aunque haya excepciones que confirman la regla, la inclinación
generalizada es esta, la de participar en lo que acontece reduciéndolo
a interpretaciones mediáticas. Ocurre como si los medios de
comunicación actuaran amortiguando los impactos de los sucesos o
exaltando sus aspectos más sobresalientes, desde la perspectiva de la
noticia. Hay medios de comunicación que ocultan los hechos o los
deforman a tal punto de convertirse en contra-información; hay medios
que comunican información, pero, la misma, se pierde en un plano sin
perspectivas, donde los hechos de toda clase participan en la pantalla
y en el audio de la misma manera, como si correspondieran al mismo
peso de incidencia. Hay escasos medios de comunicación que se
esperan por ser objetivos, dar información imparcial y descriptiva,
cuando opinan hacerlo con propiedad; sin embargo, todo queda como
un buen registro útil. Si bien no se puede decir que los medios de
comunicación están fuera de la realidad, que nada tienen que ver con
ella, pues forman parte de la misma, a su manera, lo que se puede
decir es que los medios de comunicación ocultan la complejidad,
sinónimo de realidad.
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Haremos un repaso de algunos manejos mediáticos de los resultados
de los comicios en México, no tanto para remarcar puntualmente lo
que dijimos, sino para usar las descripciones mediáticas como parte
del acontecimiento, la parte reductiva y filtrada del acontecimiento. Los
ejemplos que tomamos son de los que podríamos calificar con
pretensiones de objetividad y de información, los que ayudan a dibujar
descripciones mediáticas de la coyuntura.
La BBC Mundo se pregunta: ¿Por qué es histórico el triunfo de López
Obrador en México? La respuesta es:
Termina con un modelo de gobierno de varias décadas. Proviene de la
lucha social; ante todo, es la primera vez que gana las elecciones
mexicanas un candidato que se reconoce de izquierda.
Después dice:
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Andrés Manuel López Obrador es el presidente electo de México.
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Las largas filas, a veces con cientos de personas en los centros de
votación, fueron una primera señal de lo que venía. Pocas veces en
México hay comicios tan concurridos. Durante uno de esos momentos,
en 2000, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió el poder
tras 70 años de gobierno. Fue un momento inédito. Ahora ocurre otro.
El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel
López Obrador (AMLO), ganó la elección de 2018.
Anota respecto al comportamiento de los contrincantes lo siguiente:
Con el conteo rápido dándole como ganador y con sus rivales Ricardo
Anaya y José Antonio Meade reconociendo su victoria, AMLO llamó a la
reconciliación y al combate de la corrupción. "El nuevo proyecto de
nación buscará una auténtica democracia y no una dictadura abierta ni
encubierta. Los cambios serán profundos, pero con apego al orden
legal". Es la primera vez que en México gana las elecciones un
candidato de izquierda. Pero el momento histórico que vive el país no
es sólo por eso.
El triunfo de AMLO se considera histórico.
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Cinco minutos después que cerraron los centros de votación, el
oficialista Meade reconoció que no había ganado y le deseó éxitos a
López Obrador. Casi enseguida hizo lo mismo el otro
contendiente, Anaya. Ambos tuvieron un gesto que nunca se había
visto en México: no sólo reconocieron su derrota en poco tiempo, sino
que además mencionaron el nombre del ganador y le desearon suerte.
La única vez que algo parecido ocurrió fue en 2000, cuando el PRI
perdió el gobierno por primera vez. En ese momento, casi a la
medianoche, el entonces presidente Ernesto Zedillo reconoció la
victoria de Vicente Fox. Eso obligó al candidato de su partido, Francisco
Labastida, a hacer lo mismo, pero en su discurso dijo que esperaría
los resultados finales… Que se conocieron días después.
AMLO podría ser el presidente con más votos en la historia del país.
Hoy el escenario es distinto. El reconocimiento claro de la derrota "no
lo había hecho nadie, y nadie es nadie", dijo el escritor Héctor Aguilar
Camín en una mesa de análisis de Televisa. Las formas políticas
marcan una historia distinta en el país. Pero no es todo.
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Como una de las conclusiones se anota:
Otro elemento son los números. AMLO sería el presidente que
cosecha más votos en la historia del país. En la década de los 60 y 70,
cuando el PRI ganaba todas las elecciones, sus candidatos
presidenciales tenían altos porcentajes de votación. Pero la cantidad
de sufragios no era tan grande, en parte porque no existía una cultura
de voto. La asistencia a las urnas era escasa. Y también porque ahora
la población del país es mayor. Se nota en el número de votantes
registrados, más de 89 millones según el Instituto Nacional Electoral
(INE).
La victoria de AMLO pone fin a un modelo de gobierno que prevalecía por lo menos desde 1988.
El conteo rápido hecho público por el Instituto Nacional Electoral le
daba más de 53% de los votos. Al inicio de la jornada de este domingo
se esperaban 53 millones de votos. Fueron varios millones más. Con
una participación de alrededor de 63%, votaron unos 56 millones,
aunque los datos finales se conocerán a lo largo de la semana.
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Otra conclusión es:
La victoria del candidato pone fin a un modelo de gobierno que
prevalecía por lo menos desde 1988. A partir de ese año se forjó una
especie de alianza de facto entre el PRI y el conservador Partido Acción
Nacional (PAN). Muchas de las reformas económicas que se aplican
desde entonces surgieron de ese acuerdo. Incluso el PAN gobernó el
país entre 2000 y 2012. El cambio de partido no alteró el rumbo de
México. Hasta ahora, dice Roy Campos, director de la empresa de
opinión pública Consulta Mitofsky. "López Obrador es un personaje
que no se explica en el siglo XXI". "Su campaña fue anti-sistémica,
representa el cambio radical, no el cambio de siglas, es algo radical".
Para los analistas AMLO representa una nueva forma de hacer política en el país.
Representa una nueva forma de hacer política en el país. AMLO es ante
todo un luchador social que empezó su carrera en comunidades
indígenas en el sureste. Ningún presidente mexicano ha tenido ese
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perfil. El más cercano fue Lázaro Cárdenas (1934-1940), quien decretó
una reforma agraria para repartir tierras a los campesinos. Pero su
formación era militar, pues fue general durante la Revolución
mexicana. Por eso la victoria de López Obrador es histórica, subraya
Roy Campos. "Sí es un gran cambio en México, tal vez el más
importante en cien años".
Sobre el perfil del candidato ganador se expone lo siguiente:
Además de luchador social, López Obrador será el primer presidente
elegido habiendo sido postulado por un movimiento de izquierda y que
gobernará con esa plataforma4.
AMLO será el primer presidente postulado por un movimiento de izquierda.
4 Leer ¿Por qué es histórico el triunfo de López Obrador en México? http://www.el-
nacional.com/noticias/bbc-mundo/por-que-historico-triunfo-lopez-obrador-mexico_242295.
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Como descripción de lo acontecido en los recientes comicios de México,
Martí Quintana, de eldiario.es, escribe:
Andrés Manuel López Obrador logró este domingo una holgada victoria
en las elecciones a la Presidencia de México. Dio un histórico giro a la
izquierda con más del 50% de los votos -según los primeros datos del
órgano electoral -, lo que llevó a sus oponentes a admitir su derrota
incluso antes de los resultados oficiales.
"Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima
de los intereses personales, por legítimos que sean, el interés
superior", apuntó López Obrador en un mensaje tras declararse
ganador de la contienda.
De acuerdo con una muestra de unas 7.700 actas de votación del
Instituto Nacional Electoral (INE), López Obrador obtuvo entre el 53%
y el 53,8% de los votos. Según esos datos, el aspirante del conservador
Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, obtuvo entre el 22,1%
y el 22,8% de los sufragios; el candidato del oficialista Partido
Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade, cosechó entre
el 15,7% y el 16,3% de los votos; y el independiente Jaime Rodríguez
Calderón, "El Bronco", entre el 5,3% y el 5,5% de los sufragios5.
Alonso Urrutia y Ana Langner escriben:
La irrupción de Andrés Manuel López Obrador en las preferencias
electorales en el norte y del Bajío, las zonas más conservadoras del
5 Leer La victoria de López Obrador lleva a la izquierda a la presidencia de México.
https://www.eldiario.es/internacional/Lopez-Obrador-izquierda-presidencia-Mexico_0_788471191.html.
19
país, que en 2006 le cerraron las puertas a la Presidencia, fue un factor
clave en la conformación de la arrolladora victoria del domingo. Baja
California con 63 por ciento y Sinaloa con 64, son las entidades donde
el movimiento lopezobradorista generó mayor atracción.
Un movimiento que no solamente propició victorias holgadas en el
Senado y la Cámara de Diputados, sino que arrastró a la coalición
Juntos Haremos Historia y a Morena a romper el bipartidismo de estas
regiones. La oleada electoral no sólo produjo el triunfo de Morena –
con tan sólo cuatro años de creación – en cinco gubernaturas, sino que
también le permitirá controlar la mitad de los congresos locales,
modificando radicalmente la correlación en este plano estratégico para
posibilitar reformas constitucionales6.
La descripción continua con la aseveración sobre el derrumbe de la
decadente revolución institucional:
El desastre electoral del Partido Revolucionario Institucional (PRI)
podría alcanzar dimensiones bíblicas por la cantidad de derrotas
acumuladas – mucho mayores a las de 2000 – del otrora instituto
hegemónico: a la pérdida de la Presidencia se suma que su bancada
en San Lázaro pasará de 203 a 45 escaños, es decir, 158 menos, y en
el Senado se reducirán de 52 a 13, o sea, 39 curules menos. Eso sólo
en el plano federal.
En términos porcentuales, su candidato presidencial, José Antonio
Meade, alcanzó, según el Programa de Resultados Electorales
Preliminares, 7.4 millones de votos. Esto significa que perdió 11.8
6 Leer Irrupción de AMLO en el norte y el Bajío, clave en la victoria del domingo. http://www.jornada.com.mx/2018/07/04/politica/014n3pol.
20
millones de sufragios en sólo seis años, equivalente a 63 por ciento de
lo alcanzado en 2012 (19.2 millones), cuando el partido regresó al
poder.
La derrota alcanza dimensiones de catástrofe en el ámbito estatal: al
perder Yucatán, el tricolor ya sólo gobernará 13 entidades. Cuando el
PRI cedió por primera vez la Presidencia, en 2000, preservaba 20
gubernaturas, que le permitió contrapesos necesarios con Vicente Fox
mediante la creación de la Conferencia Nacional de Gobernadores.
Sin embargo, incluso en las entidades donde mantiene el Poder
Ejecutivo, el PRI resentirá la derrota, porque en una importante
cantidad perderá el control del Congreso, comenzando por la joya de
la corona que aún mantiene: el estado de México. De 25 distritos
obtenidos en 2015 (en la entidad natal de Enrique peña Nieto) ahora
sólo ganó uno: Valle de Bravo. Es el escenario que enfrentará el
gobernador Alfredo del Mazo.
No sólo en el otrora bastión tricolor el gobernador tendrá que lidiar con
la mayoría opositora, pues además perdió el control del Congreso en
Oaxaca, donde sólo ganó un distrito –frente a 16 que tenía –, para
complicación de Alejandro Murat. En Hidalgo, Omar Fayad pasó de
tener un legislativo con 10 curules priístas, a un escenario de un solo
distrito, y Colima se quedó con sólo dos distritos y conferirá el control
a Morena.
En Guerrero el legislativo también estará dominado sustancialmente
por la oposición; en Sinaloa sólo ganó tres distritos, escaso respaldo
para el gobernador Quirino Ordaz. En Sonora Claudia Pavlovich
gobernará con un solo distrito en el Congreso. Menos adverso, pero sin
evitar la minoría, en Zacatecas el PRI cederá el control a la oposición.
Del saldo rojo del PRI apenas lograron salvarse algunas entidades,
como Campeche, donde el tricolor tendrá presencia importante, pero
21
lidiará con una oposición en conjunto mayoritaria. En suma: de 13
gubernaturas, en ninguna el PRI mantendrá el control absoluto.
La correlación de fuerzas en el ámbito municipal completa el escenario
dantesco del PRI: de 24 capitales que estuvieron en juego, el PRI sólo
ganó cuatro: Campeche, Oaxaca, Chetumal y Saltillo. Este retroceso
en el poder municipal del PRI tiene otra vez en el estado de México una
de sus expresiones más agudas, pues Valle de Bravo será ahora uno
de los municipios más importantes bajo su gobierno, tras la derrota en
Toluca y casi en toda la zona conurbada de la entidad.
La derrota en el plano federal, estatal y municipal constituyen la más
grande en la historia del PRI, cuya recuperación será aún más
complicada que en 2000 por la pérdida de espacios en los poderes
ejecutivos. Un saldo que sólo confirma el consistente
declive tricolor desde 2016, poco después de que se conocieron los
escándalos de corrupción de la Casablanca y en los gobiernos de
Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, principalmente7.
Sobre lo que podríamos llamar la transición política de gobierno a
gobierno, del anterior al nuevo, Alma E. Muñoz y Enrique Méndez
escriben:
Andrés Manuel López Obrador dividió anoche su eventual gabinete en
cuatro equipos de trabajo para cumplir sus compromisos de campaña,
con temas prioritarios como la pacificación del país y el combate a la
corrupción.
7 Leer Sin precedente, debacle electoral en el PRI. http://www.jornada.com.mx/2018/07/04/politica/014n1pol.
22
En una reunión de cuatro horas con casi 50 de sus principales
colaboradores, el ganador de la elección presidencial presentó una lista
de 35 prioridades, a partir de su proyecto de nación 2018-2024.
López Obrador explicó cuáles son los cuatro grupos, que funcionarán
en un esquema similar al que aplicó en Ciudad de México: gobierno,
relaciones exteriores y seguridad; hacienda y desarrollo económico;
desarrollo social, y comunicaciones, obras públicas y energía.
Quedan conformados por quienes ya ha propuesto para su eventual
gabinete – que ratificó íntegro –, así como especialistas y técnicos. Por
ejemplo, pidió a Alejandro Solalinde que proponga a quien puede
hacerse cargo de la secretaría de derechos humanos, ante la
imposibilidad constitucional del sacerdote de asumir esa
responsabilidad.
López Obrador informó que este grupo de trabajo, del que no sólo
surgirá el gabinete legal, sino también el ampliado, volverá a reunirse
este viernes y sábado, y posteriormente sólo cada 15 días.
El equipo diseñará los programas, iniciativas y propuestas de reforma
para cumplir lo que se ofreció durante la campaña: acabar con la
corrupción, hacer un gobierno austero, sobrio, sin lujos, sin privilegios,
liberar los fondos para el desarrollo, rescatar al campo, impulsar
actividades productivas, generar empleo, bienestar de la gente, apoyar
a las comunidades indígenas, apoyar a los pobres y garantizar la paz y
la tranquilidad.
También, explicó uno de los asistentes, reactivar las industrias
petrolera y eléctrica, así como echar abajo la reforma educativa8.
8 Leer AMLO forma cuatro equipos para diseñar programas de trabajo. http://www.jornada.com.mx/2018/07/04/politica/007n1pol.
23
La editorial de La Jornada, del miércoles 4 de julio del año en curso,
hace un balance localizado de las elecciones; el titular es En Puebla,
una mancha a los comicios; se dice que:
El ambiente general de civilidad y paz que se vivió en las elecciones
del domingo anterior en la mayor parte del territorio nacional, y la
fluidez con la que las autoridades en funciones y las fórmulas
perdedoras aceptaron los resultados tiene en Puebla una preocupante
excepción.
La jornada comicial se caracterizó en esa entidad por los robos y la
quema de urnas, balaceras en varios centros de votación, compra de
votos descubierta y evidenciadas y una violencia que dejó cinco
muertos el día de la elección.
A diferencia de lo ocurrido en otras entidades, el Instituto Estatal
Electoral ha asumido desde entonces una actitud omisa, por decir lo
menos, y con un telón de fondo de irregularidades de toda clase
documentadas, presentó un Programa de Resultados Electorales
Preliminares que contradice frontalmente las encuestas previas a la
votación: paradójicamente los resultados oficiales otorgan cuatro
puntos de ventaja a la candidata oficialista a la gubernatura, Érika
Alonso Hidalgo, esposa del ex gobernador Rafael Moreno Valle, sobre
su más cercano competidor, Miguel Barbosa Huerta, postulado por la
coalición Juntos Haremos Historia, que reclama el triunfo con la
totalidad de las actas.
Llama la atención, por otra parte, la cifra anormalmente alta de
sufragios anulados (más de cien mil), que supera el margen de ventaja
reclamado por la aspirante de la coalición Por Puebla al Frente sobre
su rival más cercano (unos 80 mil sufragios).
24
Por añadidura, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) reveló
ayer que el programa informático utilizado para computar el resultado
oficial pudo haber sido cambiado antes de la elección a fin de evadir la
validación por instituciones nacionales como la propia UAM.
En estas circunstancias, y con el telón de fondo de movilizaciones de
protesta de la oposición, ayer fueron descubiertos en un hotel de la
capital poblana cajas y sobres de papelería electoral utilizada durante
los comicios – particularmente, actas de casilla – que habrían debido
estar bajo resguardo del IEE, lo que generó confrontación, arrestos y,
a la postre, la intervención de la Fiscalía Especializada para la Atención
de Delitos Electorales, instancia que asumió el esclarecimiento de los
hechos9.
La redacción de la BBC News Mundo hace un balance de lo acontecido
en un artículo que titula
AMLO gana las elecciones: cuánto cambió el mapa electoral de México
entre 2012 y 2018; escribe:
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionLópez Obrador logró una victoria
contundente, siendo el candidato más votado en 31 de los 32 estados del país.
9 Leer En Puebla, una mancha a los comicios. http://www.jornada.com.mx/2018/07/04/edito.
25
Ha sido una transformación drástica. Entre las elecciones
presidenciales de 2012 y las de 2018, el mapa político de México
cambió en más de un 60%.
El balance es el siguiente:
En 22 de los 32 estados del país, la mayoría de los electores
favorecieron a una fuerza política diferente a la que habían apoyado en
los comicios anteriores. El cambio más radical tiene que ver con los
resultados obtenidos por el hasta ahora oficialista Partido
Revolucionario Institucional (PRI) que pasó de haberse impuesto en
2012 en 20 estados a no ganar en ninguno en 2018. El revés ha sido
tan grande, que algunos expertos avizoran que este partido, que entre
1929 y el año 2000 fue la fuerza hegemónica en la política mexicana,
podría encontrarse en el futuro cercano en vías de extinción. Su
candidato presidencial, José Antonio Meade, fue el menos votado en
toda la historia del partido. Cosechó un apoyo que apenas llegó al 16%.
26
27
El PRI no pudo ganar una sola de las nueve gubernaturas que se
disputaron el domingo pasado y solo obtuvo el voto de uno de cada
cinco electores. Se prevé que en la Cámara de Diputados pasará de ser
la primera fuerza a convertirse en la quinta.
Último bastión
Una suerte parecida a la de PRI le tocó al Partido Acción Nacional
(PAN), de cuyas filas han salido los dos únicos presidentes no priistas
de México (Vicente Fox y Felipe Calderón). Su candidato presidencial,
Ricardo Anaya, llegó en segundo lugar en las elecciones del domingo
pasado, pero solo consiguió un apoyo de 22,44%, según los resultados
preliminares. Menos de la mitad del respaldo logrado por AMLO.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEl candidato del PAN,
Ricardo Anaya, quedó en segundo lugar pero obtuvo menos de la mitad de los votos
de López Obrador.
En 2012, el PAN fue el partido más votado en cuatro de los 32 estados
del país. En 2018, sin embargo, solo obtuvo mayoría en Guanajuato,
un estado conservador en el que fue gobernador Vicente Fox y que ha
sido considerado como el semillero de votos del PAN desde más de dos
décadas. Ahora también es su último bastión.
28
Ascenso
Pero si unos bajan, otros suben. El Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena), encabezado por el futuro presidente del país,
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien como candidato del
Partido de la Revolución Democrática (PRD) pasó de haber triunfado
en ocho estados en los comicios de hace seis años a imponerse en 31
de las 32 entidades federales del país.
Derechos de autor de la imagenREUTERSImage captionJosé
Antonio Meade fue el candidato menos votado en la historia
del PRI.
AMLO ganó las presidenciales con más de 52% de los votos, de acuerdo
con los resultados preliminares del Instituto Nacional Electoral. Superó
a sus competidores con una muy amplia ventaja en, al menos, 13
estados en los que recabó más de 60% de los apoyos totales. De
acuerdo con estimaciones de la encuestadora Consulta Mitofsky
Morena y sus aliados también podrán disponer de una mayoría tanto
en la Cámara de Diputados como en el Senado. Por lo que no solamente
tendrían en sus filas al nuevo Jefe de Estado sino también una fuerza
parlamentaria con fuerza para apoyar su agenda política10.
10 Leer AMLO gana las elecciones: cuánto cambió el mapa electoral de México entre 2012 y 2018. http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-44706035#.
29
Lo que destaca en la información transmitida es la arrasadora victoria
de Manuel López Obrador, que es definida como victoria de la
izquierda, hasta de una izquierda inédita. En términos de descripción
de lo acontecido, teniendo en cuenta los alcances de la victoria
electoral, sobresale la aplastante victoria en los estados, controlando
los gobiernos de los estados, además del control del Congreso. Lo que
coloca a Juntos Haremos Historia en una posición de definir políticas
en tanto mayoría. Una particularidad que llama la atención es la alianza
entre Morena y un sector conservador, que buscan hacer juntos
historia. Todo esto convierte a lo ocurrido en un evento sobresaliente,
que irrumpe en los escenarios políticos, que eran monopolizados por la
rutina del bipartidismo del PRI y del PAN.
Sin embargo, el mundo efectivo no se reduce al mundo mediático; el
acontecer del mundo efectivo no se circunscribe al acontecer
mediático, noticiero, al mundo de la información, incluso por más
objetiva que pueda ser, considerando las excepciones en la regla. El
mundo efectivo se mueve por dinamicas de fuerzas, por corporeidades
y territorialidades atravesadas por fuerzas concurrentes; los
entramados de fuerzas, que se mueven en distintos espesores y planos
de intensidad, conforman recortes de realidad locales, nacionales,
regionales y mundiales. Usando la metáfora de las narrativas, los
desenlaces se definen por correlaciones de fuerzas. La victoria de
Juntos Haremos Historia es una victoria electoral; la formación
histórica-cultural-social mexicana no ha cambiado por esta victoria,
menos las estructuras y los diagramas de poder. La victoria electoral
de Manuel López Obrador manifiesta un cambio en el comportamiento
y conductas populares. ¿Es este el comienzo de un cambio mayor o de
secuencias de cambios mayares? Esta es la pregunta. A la luz de las
historias políticas modernas, sobre todo de las llamadas revoluciones,
vemos que todavía no se puede hablar de revolución; pero, incluso, los
30
desenlaces de las revoluciones nos dejan la enseñanza paradójica que
las revoluciones cambian el mundo y después se hunden en sus
contradicciones, restauran el poder en otras versiones. Es más, la
historia reciente política de los llamados “gobiernos progresistas” en
Sud América nos muestra la repentina regresión, incluso la abrupta
decadencia. Con esto no se dice que va a ocurrir lo mismo con Juntos
Haremos Historia; no se puede generalizar y hacer compartir a la
novedad política de izquierda mexicana el mismo patrón de proceso
político y sus desenlaces. Empero, otra pregunta, a propósito, es
pertinente: ¿de qué depende que no ocurra lo mismo? Ciertamente,
estas preguntas, no pueden desechar lo ocurrido, ni desvalorizarlo. El
cambio de actitud masivo en los comicios es ya una ruptura con el
habitus. Pero no es revolución, en el sentido de transformación; mucho
menos equivale a salir del círculo vicioso del poder. Se está todavía
dentro de este círculo; Para salir del mismo hace falta deconstruir la
ideología, desmantelar las máquinas de poder, diseminar las mallas
institucionales.
31
Mirada retrospectiva
En México: intensidades sociales y territoriales, escribimos:
Desde el arribo de las carabelas a la isla La Española hasta la toma de
Tenochtitlán pasa un poco más de cuarto de siglo. El aparato militar,
jurídico, administrativo y religioso de la Corona tiene tiempo para
preparar el largo proceso de conquista del continente de Abya Yala. De
entrar en contacto con los señoríos, de conformar alianzas con algunos,
enfrentándose con otros. La entrada a Tenochtitlán no la efectúan
solos los españoles, lo hacen acompañados con sus aliados nativos.
Los españoles hacen política, en sentido reducido, formal, institucional,
conspirativo, a la manera como describe la actividad política de su
tiempo Nicolás Maquiavelo; empleando astucias y destrezas
negociadoras, formando alianzas, para contrarrestar las alianzas de la
Triple Alianza. ¿Cómo explicar que después de la derrota española en
la Noche Triste, vuelvan con más bríos y terminen venciendo? ¿La
explicación se encuentra en la diferencia técnica militar? ¿La
explicación se encuentra en el derrumbe de la Triple Alianza, por lo
tanto, en que los españoles cuentan con aliados nativos?
Nuestra hipótesis interpretativa se inclina por la segunda alternativa.
Una conquista, una victoria, la dominación consecuente, no se da sólo
con las fortalezas de un lado, el lado que va resultar vencedor, sino
con las debilidades, las fisuras, los quiebres, al final, el derrumbe del
otro lado, los derrotados. ¿A los señoríos de la Triple Alianza les ha
faltado lo que les sobraba a los españoles, el uso de la política, al estilo
que describe Maquiavelo? No estamos de acuerdo con la tesis de
32
Tzvetan Todorov11, por cierto, metafórica e ilustrativa, de que mientras
los nativos veían, en los españoles, a dioses, los españoles veían a los
nativos como subhumanos. La interpretación que se acerca de Tzvetan
Todorov a la hipótesis que manejamos es cuando dice que los
españoles, después de Cristóbal Colón, usaban el lenguaje para mentir,
es decir, para desplegar astucias y conspiraciones, en tanto que los
nativos usaban el lenguaje mágicamente. Sin embargo, no es del todo
convincente esta figura, esta interpretación, que no deja de ser
metafórica, pues no se enfrentan inocentes a villanos, aunque los
españoles más se acerquen a este perfil; no se enfrentan el buen
salvaje, tal como lo concibe Rousseau, y hombres perversos de la
civilización “occidental”, aunque estos contrastes arrojen ciertas
analogías con la historia efectiva. La hipótesis interpretativa, que
parece más plausible, sin descartar la combinación con otras hipótesis,
parece ser que la diferencia se marca por este uso de la política, en el
sentido que describe Maquiavelo, que es lo mismo que decir, que no
se hace política, sino una anti-política, ahora entendiendo la política
en el sentido de Rancière; es decir como democracia, como suspensión
de los mecanismos de dominación12.
La victoria la logran los españoles por el uso de la política, al estilo
descrito por Maquiavelo, combinando fuerza y fortuna, violencia y
consenso, si es que se puede hablar de consenso, en este caso, y no,
más bien de alianzas, que parece más conveniente. El no haber
mantenido la unidad de los señoríos nativos, es más, la unidad de los
pueblos nativos, es lo que da la victoria a los españoles y lleva a la
derrota a los nativos. La responsabilidad de la conquista recae en los
aliados nativos de los españoles, en los que llamaremos los
colaboracionistas. No hay victoria de un lado sin cómplices del otro
lado.
11 Ver de Tzvetan Todorov La conquista de América. Siglo XXI; México 2007. 12 Ver de Jacques Rancière El desacuerdo. Política y filosofía. Nueva Visión 1996. Buenos Aires.
33
Esta parece ser una de las explicaciones no sólo de la conquista de
México sino también de la conquista del Perú; quizás también de la
conquista de todo el continente de Abya Yala por parte de los europeos.
Por otra parte, este parece ser el drama de los países de América Latina
y el Caribe, que después de la conquista y la colonización, se rinden a
los imperialismos capitalistas sucesivos, contando, claro está, también
en estos casos, con colaboradores13.
Así como se habla de momentos constitutivos se puede hablar, en
contraste, de momentos des-constitutivos. En este sentido podemos
decir que la historia de la llamada América Latina y el Caribe esta
iniciada y rene-iniciada por momentos des-constitutivos. Los
momentos des-constitutivos se dan precisamente en las complicidades
y concomitancias con los conquistadores. Cuando se rompe la unidad
y la cohesión de las confederaciones de naciones y pueblos de Abya
Yala, cuando se conforman alianzas con los invasores, cuando se
invade y se conquista las metrópolis nativas con huestes de
poblaciones indígenas. Cuando se da lugar, usando la metáfora de El
laberinto de la soledad de Octavio Paz, el mal de la Malinche. Primero
ocurrió con las oleadas de conquistadores, después aconteció con las
oleadas de colonización; para continuar con las irradiaciones de la
revolución industrial; se desamarró el tejido social, usando los hilos
para formar otras texturas con otros diseños, que no son propios ni se
los controla. El control de estas otras texturas cae en manos foráneas;
las mismas que son incomprensibles para propios y extraños; sin
embargo, son útiles para la externalización de las riquezas.
13 Ver México: Intensidades sociales y territoriales. Ob. Cit.
34
¿Cómo acontece esta larga historia de des-constituciones? ¿Es la
derrota la que las provoca? Siguiendo la dirección de la pregunta: ¿Es
la frustración? Adquiriendo un tono filosófico: ¿Es la consciencia
desdichada? ¿Ocurre cuando se deja de tener confianza en las propias
fuerzas? Tomando un tono cultural: ¿Acontece cuando se interpreta lo
que ocurre como una condena, como una fatalidad, como un destino
asignado, incluso como castigo, por haber olvidado a los dioses? ¿O,
mas bien, la des-constitución acontece cuando la constitución social y
subjetiva se encuentra en crisis, cuando se ha deshilvanado el tejido
social, cuando las mallas institucionales no logran sostenerse ante el
embate demoledor? Las oleadas de conquistas y las oleadas de
colonización aparecen demoledoramente, destruyendo civilizaciones,
culturas, mallas institucionales, armaduras simbólicas, estructuras
sociales y subjetivas. ¿Estos acontecimientos, la conquista y la
colonización, han sido tan demoledores que ante su desplazamiento
destructivo no se pudo oponer bloques histórico-políticos-culturales?
¿Después de esta desconstitución inicial, la actitud des-constitutiva se
convirtió en práctica, en costumbre, en hábito, de tal manera que se
desenvolvieron las siguientes des-constituciones como recomienzos de
la misma trama, la de la subalternización, y sus desenlaces, que
prepara los desenlaces dramáticos de la sumisión? Estas son
preguntas que requieren ser respondidas, por lo menos inquiridas;
buscar sus respuestas; no ocultar las cuestionantes. Al evadirlas,
encubrimos los decursos del nihilismo en el continente.
Haremos una incursión retrospectiva, situándonos en uno de los
nacimientos de la política en el continente. Esta incursión prospectiva
en los espesores del presente acude al libro de Rina Roux, El príncipe
mestizo, donde se expone la interpretación donde se interpreta el
nacimiento barroco de la república en el continente. En México,
intensidades sociales y territoriales, escribimos:
35
Comencemos con un primer planteamiento, un primer desplazamiento
en relación a las teorías generales del Estado. Lo que mueve a hombres
y mujeres involucrados en las acciones sociales y políticas no son
grandes ideales, ni tampoco teorías. Estas sirven a veces a los
historiadores y narradores para explicar los hechos, como si los
eventos hubieran sido el resultado de gigantescas deliberaciones.
Quizás se pueda decir que mueven a los ideólogos, pero no se pude
decir lo mismo o que concurra de la misma manera con las masas y
las multitudes, aunque estas terminen apoderándose de las ideas y de
las teorías. Lo que mueve a las masas, a las multitudes, a los múltiples
sujetos involucrados en las acciones sociales y políticas son sus propias
subjetividades, las percepciones del momento, el manejo del
imaginario en la coyuntura de la crisis, los símbolos a su alcance, las
demandas, las reivindicaciones, las esperanzas y las expectativas
guardadas con cierta añoranza en algún lugar afectivo del cuerpo, en
algún lugar del cuerpo donde guarece y funciona la intuición colectiva,
también en otro lugar donde se genera la síntesis intelectiva de la
emociones, sensaciones e intuiciones colectivas. Estas subjetividades,
estos habitus o, en su caso, estos desplazamientos de los habitus, que
pueden dar lugar a la invención de nuevos habitus, tienen que ver con
ámbitos de relaciones, estructuras constituidas y, en el caso que nos
ocupa, tiene que ver con estructuras en crisis. También tiene que ver
con el referente de instituciones de los entornos familiares, del trabajo
y de la vida cotidiana. Ahora bien, estos ámbitos de relaciones y
prácticas tienen su propio devenir, corresponden a sus propias historias
y memorias, lo que tiene que ver con estructuras de larga duración.
Hay que buscar en la historia heterogénea la manifestación de estas
estructuras de larga duración.
Revisando la historia de México, Rhina Roux encuentra que estas
estructuras de larga duración se constituyen durante la colonia, en lo
36
que podríamos llamar la modernidad barroca que se conforma con la
colonización y la colonialidad española. Los pueblos indígenas no
desaparecieron, al contrario, se replantearon, usando las leyes y las
instituciones coloniales, conformando espacios desde donde se gestó
la resistencia. Los pueblos indígenas se re-territorializaron en el marco
de la Ley de Indias y del contractualismo español, que data del
contractualismo medioeval, basado en teorías aristotélicas y tomistas.
La particularidad de este contractualismo es que su legitimidad se basa
en el reconocimiento de la comunidad de bienes y en el pacto del
monarca con las comunidades, un pacto mando-obediencia basado en
la garantía de justicia. No un pacto de individuos abstractos que
delegan el poder y la representación, como el caso del contractualismo
liberal, sino un pacto corporativo. En este contexto las comunidades
indígenas han podido exigir el cumplimiento del pacto y enfrentarse
con las autoridades locales que no cumplían con el mandato.
Después de la independencia se vivió un periodo turbulento y
convulsionado, los liberales querían construir un Estado moderno al
estilo de las repúblicas liberales, para lograr esto tenían que hacer
desaparecer a los pueblos, afincados en tradiciones agrarias
comunitarias. Ante estos intentos liberales de constituir una comunidad
de dinero, descartando la comunidad de bienes, ante el proyecto de
construir un Estado sobre la base de relaciones de individuos
abstractos, desechando las relaciones complementarias de
comunidades concretas, relaciones corporativas, estalló el conflicto en
un espacio fragmentado por poderes locales; los caudillos configuraron
un periodo de rebeliones múltiples, que atravesaron el país
amenazadoramente. Los caudillos mediaban las demandas agrarias de
los pueblos con el gobierno central.
37
Los liberales trataron de imponer una marcha ilusoria hacia la
comunidad de dinero, que es la comunidad imaginada que sostiene la
república liberal, basada en las relaciones contractuales de individuos
abstractos, basadas en relaciones de cambio que suponen el
reconocimiento jurídico de la condición de hombres libres y el respeto
inalienable de la propiedad privada. Esta ilusión no era otra cosa que
la imagen legitimadora de un país dominado por empresarios; para la
consecución de este objetivo se debía privatizar la tierra. No pudieron
los liberales, en sus distintas versiones, lograr este objetivo. El país
agrario resistió y se lanzó a la revolución, recuperó la comunidad de
bienes, de los valores colectivos, la concepción de inalienabilidad de la
tierra como bien colectivo y de la nación, no sujeta a la
mercantilización, por lo menos en lo que respecta al ejido y a la
propiedad del subsuelo, propiedad primordial que fue recuperada por
Lázaro Cárdenas de la vorágine de las empresas petroleras
trasnacionales14.
Uno de los nacimientos de la política tiene que ver con su forma barroca
de nacer; de los derechos que se supone no son exactamente los
derechos civiles y políticos, los derechos individuales, sino los derechos
colectivos, aunque estén en su concepción corporativa. Ocurre como si
el discurso jurídico-político no pudiera hacer desaparecer una tradición
lograda por la correlación de fuerzas, que, en vez de resultar en una
victoria definitiva de la modernidad liberal, se logre más bien una
coexistencia con lo institucionalizado en la modernidad barroca,
anterior a la revolución industrial. Esto también implica que los
“vencedores” no habrían vencido completamente, sino que, mas bien,
se han visto obligados a pactar. Por eso, se puede decir que los Estado-
14 Ver México: intensidades sociales y territoriales. Ob. Cit.
38
nación responden efectivamente a los pactos entre fuerzas
concurrentes, aunque se muestren puros y abstractos en el discurso
jurídico-político. Tampoco los “vencidos” habrían sido “vencidos”
claramente, sino que preservan derechos en los pactos alcanzados y
en la conformación corporativa del Estado liberal.
La exposición en el libro citado continúa:
Los liberales querían una república de empresarios, los conservadores
conservar las tradiciones, que para ellos quería decir conservar sus
privilegios, sus latifundios y el monopolio del poder. Ambos se
enfrentaron a la revolución agraria campesina del sur y de pequeños
rancheros del norte, no pudieron imponer sus sueños de poder, la
revolución agraria develó una verdad profunda, México no se podía
construir sin los pueblos agrarios, tampoco sin los trabajadores. Lo que
aconteció después es precisamente esto, la restitución del pacto
corporativo actualizado y adecuado a las nuevas condiciones de la
correlación de fuerzas que impuso la revolución. Ya el periodo del
porfiriato tuvo que realizarse a través de acuerdos y concesiones con
las comunidades agrarias, lo que Rhina Roux llama “la existencia de un
entramado de fidelidades y derechos corporativos”15.
Durante el proceso de la revolución mexicana se recurre a este
contractualismo corporativo, actualizándolo para resolver las
diferencias y contradicciones inherentes al proceso revolucionario. Se
pacta entre los distintos actores de la revolución, se pacta entre el
programa agrarista y comunitario de Emiliano Zapata, el Plan de Ayala,
y la perspectiva de los pequeños rancheros del norte, que proponían
15 Ibídem: pág. 206.
39
una reforma agraria de reparto de tierras de forma individual, también
se termina pactando con la concepción de Carranza que defendía a las
grandes propiedades. El pacto se resuelve en la constitucionalización
del ejido. Siendo la tierra patrimonio de la comunidad nacional, se
concede la tierra por parte del Estado, empero esta no es susceptible
de mercantilización, como hubieran querido los liberales
consumados16.
La revolución agraria también culmina con pactos. El Estado-nación,
que se había circunscrito en los límites del discurso jurídico-político,
que se convierte efectivamente en Estado-nación institucionalizado,
que adquiere las dimensiones histórico-políticas, se realiza como
príncipe mestizo, como Estado-nación mestizo, se puede decir como
Estado corporativo popular. La revolución agraria se institucionaliza,
así también lo nacional-popular, al mismo tiempo se institucionalizan
los privilegios preservados de terratenientes, aunque acotados, y de
los empresarios. La naciones y pueblos indígenas son invisibilizados,
aunque retomados y mediatizados por las políticas indigenistas el
Estado. Este es el substrato histórico-político del Estado-nación
mexicano del largo siglo XX.
En el devenir de la historia larga es el ciclo revolucionario y post-
revolucionario, que comprende al gobierno de Lázaro Cárdenas, el que
adquiere un carácter constitutivo el Estado mexicano. Es en este ciclo
donde la potencia social de clases subalternas tiene efecto estatal,
arrinconando a las clases económicamente dominantes. En los ciclos
16 Ibídem. Págs. 103-105.
40
políticos posteriores se va a notar un cambio, las clases subalternas
pierden peso en tanto efecto estatal. El nuevo campo económico, la
recomposición de las clases económicamente dominantes, contando
con los nuevos ricos y las nuevas élites, van adecuarse al Estado
corporativo y a sus instituciones, aprendiendo a usarlas en beneficio
de sus propios intereses. El Estado corporativo se institucionaliza,
cristalizando sus estructuras y formas de organización, también se
avanza en el monopolio de la representación; de la pugna de los
caudillos en el ejército se pasa a la solución de las tensiones de las
tendencias en el seno del partido. El partido sufre cambio de nombres,
que expresan modificaciones en sus composiciones; del Partido de la
Revolución Nacional (PRN) se pasa al Partido de la Revolución Mexicana
(PRM), que es el partido que funda Lázaro Cárdenas, y así se llega al
Partido Revolucionario Institucional (PRI), que va perdurar por décadas
en el gobierno, dando lugar a la figura Estado-partido, donde la
organización del partido coincide con el Estado mismo.
El pacto corporativo sostiene una especie de paz prolongada mientras
no se cuestionen los fundamentos del mismo pacto. Esto, el
cuestionamiento de los fundamentos del Estado, el cuestionamiento
del pacto corporativo, vuelve a ocurrir cuando el propio PRI se vuelve
un instrumento de la aplicación del proyecto neoliberal, en el contexto
mundial de la llamada globalización privatizadora. Un nuevo intento de
modernización a escala de las grandes empresas trasnacionales, un
nuevo intento privatizador en el contexto de la crisis estructural del
capitalismo, manifestada como crisis financiera. El PRI particularmente
materializa este proyecto en sus últimos gobiernos, antes de que el
PAN gane las elecciones el 2 de julio del 2000, con Vicente Fox a la
presidencia; sobre todo efectúa el proyecto privatizador después de la
crisis estatal y política provocada por la guerrilla zapatista el 1 de enero
de 1994, cuando un contingente de indígenas mayas armados
ocuparon varias cabeceras municipales el mismo día en que entraba
41
en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte; esto
acontecía durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari,
desestabilizando el sistema político mexicano17.
La forma de gubernamentalidad corporativa institucionaliza la
revolución agraria, otorgando forma, contenido y expresión al Estado-
nación. La forma del Estado mestizo adquiere una forma republicana
en una configuración jurídico-política federal; el contenido, como
dijimos es corporativo, cuyo sustento son los pactos logrados; la
expresión es nacional-popular, teniendo como telon de fondo al
indigenismo institucionalizado como política de Estado. Se puede decir
que la revolución institucionalizada, la revolución cristalizada en las
mallas institucionales, es el ejercicio mismo del poder pactado,
logrando la hegemonía política corporativa por más de medio siglo. El
Partido Revolucionario Institucional encarna esta hegemonía
convirtiendo al partido en el Estado; la identificación del partido con el
Estado es tan fuerte que es impensable el ejercicio de la política
institucional al margen del PRI. Esta expansión del partido alcanza
también a la sociedad, por lo menos a la sociedad organizada en
sindicatos. La central sindical y nacional de los trabajadores forma
parte de la composición misma del partido y del Estado. Como órgano
de poder estatal se encuentra la organización sindical; obviamente no
como poder dual sino como parte misma indisoluble del poder.
La forma de gubernamentalidad corporativa entra en crisis. Se puede
decir que la crisis tiene varios desencadenantes; uno de ellos, no el
principal, sino, si se quiere, esperado, tiene que ver con el desgaste
del ciclo del Estado corporativo. Pero esto ocurre con toda forma de
17 Ibidem: págs. 109-112.
42
gubernamentalidad, la misma que es sometida a la curvatura de su
ciclo. Otro factor desencadenante tiene que ver con los límites mismos
del Estado corporativo; el Estado de los pactos, la gobernabilidad
lograda por los pactos alcanzados, metafóricamente, el príncipe
mestizo, no abarca la complejidad de la sociedad alterativa, sustrato
de la sociedad institucionalizada. Puede lograr el control de espacios
estratégicos, convertido en centro gravitatorio de la sociedad misma;
empero este control no es completo, tampoco duradero; en
consecuencia, las dinámicas sociales tienden a desbordarlo. Por más
corporativos que hayan sido los pactos, por más extensión que hayan
alcanzado, logrando comprometer a las “clases sociales” en la
reproducción corporativa del Estado, no son dispositivos para
garantizar el cumplimiento de la promesa, sino, mas bien, son
dispositivos para garantizar la reproducción del poder, en las
condiciones pactadas. Tarde o temprano se hace patente la diferencia
entre la ideología estatal y la desigualdad social, se hace evidente el
monopolio de la política, que acompaña a la restauración de los
monopolios de la tierra y la concentración de la riqueza. Lo que es más
abrumador, a partir de un determinado momento, el lado oscuro del
poder invade el lado luminoso del poder, lo atraviesa y lo termina
controlando. El funcionamiento estatal sobresale por la desbordante
corrosión institucional y la galopante corrupción.
Ocurre como si el Estado corporativo, atrapado en sus propios límites,
imposibilitado de mutar y transformarse debido a su propia estructura,
arquitectura, composición jurídica, política e institucional, se inflamara,
adquiriendo dimensiones hipertróficas y dolorosas. La inflamación es
dolorosa y pestilente; no solo la corrosión institucional y la corrupción
alteran el funcionamiento estatal, sino que la economía política del
chantaje se convierte en la lógica del funcionamiento del poder. No solo
el lado oscuro del poder invade al lado luminoso del poder, sino que
43
también el lado oscuro de la economía invade, atraviesa y termina
controlando al lado luminoso de la economía. A partir de un momento
las economías políticas del narcotráfico se convierten en los ejes
dominantes del funcionamiento económico, de la economía nacional.
Es cuando el Estado corporativo se ha convertido en máscara del
funcionamiento de las formas paralelas del poder y de las formas
sumergidas de la economía. La sociedad, entonces, termina siendo
rehén del terrorismo de Estado, pero de un Estado que efectivamente
ya no es corporativo sino es el Estado usado como instrumento de los
carteles.
El tercer factor desencadenante es el desborde social. Cuando la crisis
estalla, es decir, cuando la sociedad desborda al Estado, que supone el
desborde de la sociedad alterativa, substrato de la sociedad
institucionalizada, cuando las mallas institucionales se encuentran
rebasadas, se desatan las movilizaciones sociales, que pueden
comenzar con demandas, para convertirlas en reivindicaciones, en
pliegos petitorios y agendas sociales y políticas, que pueden
evolucionar hasta levantamientos, rebeliones, incluso revoluciones
sociales, el desborde social pone en cuestión no solo la legitimidad del
Estado sino incluso su existencia. En la historia reciente, se puede
comenzar a datar la nueva generación de movimientos sociales con el
levantamiento zapatista de 1994. Vamos a hacer un seguimiento a la
movilización social que concurre desde 1994; lo haremos en forma de
cronograma y de una manera sucinta. Se trata de mostrar los síntomas
de la crisis múltiple del Estado-nación que se expresan en los términos
de la movilización social. Recurriremos para esto a parte del
cronograma que presenta Raquel Gutiérrez Aguilar en su análisis de la
historia reciente y las coyunturas álgidas que se suceden.
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Cronograma de la movilización social en la historia reciente
1994
Alzamiento zapatista, movilización urbana en torno a las demandas
planteadas por las comunidades indígenas de Chiapas en estado de
rebelión. Lucha generalizada contra la represión y por los derechos de
los pueblos indígenas. Lucha local que, sin embargo, logró una amplia
resonancia a nivel nacional e internacional. Con ella se fisuró más
explícitamente la antigua tradición de lucha guiada por establecer
demandas al Estado o por disputar su ocupación. A partir de sus
esfuerzos se han ido abriendo nuevas perspectivas políticas.
1999
Huelga de la UNAM-CGH. No a las cuotas y reapropiación temporal del
espacio público por la comunidad estudiantil. Se exhibió que no había
confianza alguna en la negociación. Ejercicio masivo de impugnación a
la prerrogativa de decidir e imponer por parte del Estado. Articulación
amplia en torno al rechazo a los planes de la Rectoría y desconcierto
sobre las vías para continuar.
2001-2003
Levantamiento del pueblo de Atenco contra el despojo de sus
territorios. En estos años se generalizaron diversas luchas locales
contra variadas acciones de despojo. Unas exitosas, otras no tanto. Sin
duda, la más conocida e importante es la de Atenco. Fundación de los
Caracoles Zapatistas. Lucha eminentemente local que, sin embargo,
bloqueó la alianza Fox-Montiel, que daba sustento económico a la
transición electoral. Esta lucha se inscribe en la nueva tradición que
45
desconoce la prerrogativa de mando político a los gobernantes. Notable
ejercicio de construcción de autonomía y autogobierno, completamente
por fuera de la anterior tradición de lucha anclada en el
demandacionismo y la exigencia al Estado.
2006
VI Declaración de la Selva Lacandona y comienzo de La otra campaña.
Tendencial apertura de espacios de conocimiento mutuo y deliberación
entre diversos movimientos y colectivos locales. Represión brutal a
militantes de La otra campaña en Atenco en mayo de 2006, después
de que ésta llegó al D.F. Trastrocamiento del anterior límite moral para
el ejercicio de la represión: ocupación militar del pueblo de Atenco.
Esta ha sido la mayor iniciativa de visibilizar y expandir la nueva
tradición de lucha, autónoma y no demandante al Estado, que ha ido
naciendo en la multiplicidad de luchas particulares contra los variados
agravios de corporaciones y gobernantes en el marco de la ofensiva
privatizadora y excluyente emprendida por los gobiernos federal y
estatales.
2006
Levantamiento de los pueblos de Oaxaca para frenar los abusos y
prepotencia del gobierno de Ulises Ruíz. Búsqueda de democratización
popular desde abajo de la vida pública bajo la perspectiva del
desconocimiento del mandato de un mal gobernante. También puede
leerse la más amplia consigna articuladora del movimiento, como la
aspiración a democratizar la vida política mediante la participación
directa de la sociedad en la toma de las decisiones más importantes
46
sobre los asuntos públicos, afianzando el derecho a revocar del mando
político a los malos funcionarios. Lucha popular contra el fraude
electoral, que fue conducida a la derrota por los dirigentes políticos del
movimiento. Se inscribió en las viejas tradiciones de lucha,
negociadoras y demandantes de solución a las instituciones formales
de la república. Lucha regional con importante resonancia en otros
lugares de la República. Quizá el miedo a la lucha de Oaxaca fue uno
de los más potentes elementos para que las élites económicas y
políticas se articularan en la alianza que organizó el golpe de estado de
2006. Movilización localizada en la ciudad de México, aunque con
capacidad de conmover al conjunto de la nación.
2007-2008-2009
Fundación del municipio autónomo de San Juan Copala, como esfuerzo
común de autodefensa y autogobierno local. Este esfuerzo autónomo
– al menos la primera fase - parece haber concluido en 2010 tras una
violentísima represión y ocupación militar del municipio. Tímidas luchas
contra la privatización del petróleo y contra el desmantelamiento de la
empresa LyFC. Lucha local con amplia resonancia nacional, que se
enlaza en la perspectiva de la nueva tradición de lucha. Los ciudadanos
se asumen como mandantes, aún si en ocasiones dialogan con
funcionarios públicos. Luchas nacionales y/o regionales amplias,
aunque circunscritas al regateo sobre los peores efectos de las
decisiones gubernamentales sobre asuntos públicos de gran relevancia
económica y política. Demandacionismo, antidemocracia y negociación
secreta como rasgos principales, y, lo peor de la herencia de la antigua
tradición de lucha18.
18 Raquel Gutiérrez Agular: Épocas históricas y tradiciones de lucha en México. Consideraciones generales para dotarnos de un esquema que nos alumbre y vuelva inteligibles los flujos del antagonismo social. CEAM-Casa de Ondas; México. Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial CompartirIgual 2.5 México. Para ver una copia de esta licencia, visita
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Se puede decir que el horizonte histórico-político-cultural abierto por
el levantamiento indígena maya y zapatista, que es descolonizador,
autonomista, auto-determinante, auto-convocativo y autogestionario,
no es recogido o retomado completamente por las otras movilizaciones
sociales, que todavía se debaten entre los límites de la demanda o, en
su caso, sin lograr salir de los dilemas y contradicciones de las
tradiciones corporativas, representativas y delegativas de la vieja
izquierda. Por eso, en México, intensidades sociales y territoriales,
planteamos en una de las conclusiones que:
En conclusión, el perfil de la tradición autónoma, auto-determinante,
auto-convocativa de la interpelación social y de las luchas colectivas y
comunitarias, no logra plasmarse en un estilo de vida que contenga un
estilo político emancipatorio y libertario de incidencia transformativa
en la sociedad19.
La interpretación de lo acontecido, de los dilemas y contradicciones
manifiestas en la acción social, la expusimos en forma de hipótesis
ácratas:
1. Creer que una expresión vale por su forma discursiva, mejor si es
avalada por la institución académica, o el prejuicio de la formalidad,
no es más que manifestar el apego conservador a los buenos
modales.
creativecommons.org/licenses o envía una carta a Creative Commons, 444 Castro Street, Suite 900, Mountain View, California, 94041, USA. 19 Ver México, intensidades sociales y territoriales. Ob. Cit.
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2. Una expresión cualquiera vale por lo que contiene, lo que contiene
de experiencia condensada, lo que contiene como memoria
condensada, vale por su capacidad de alterar el orden, que no es
otra cosa que el orden del poder.
3. Las manifestaciones y recorridos ácratas han abierto y abren
horizontes más allá del bien y el mal, más allá de la moralidad, que
no es más que un prejuicio conservador, incluso persistente en los
“revolucionarios”, más allá del fetiche institucional, del fetiche del
poder. Estos horizontes no necesariamente tienen que ser dichos,
señalados, como las orientaciones en una carretera o autopista.
Pueden serlo o no serlo, lo importante es que son abiertos,
desplazados, vislumbrados, por las vivencias colectivas y sociales
de las rebeliones.
4. Si hay algo que nos ha seducido y seduce a los hombres y mujeres,
a todas las subjetividades diversas, de Abya y Yala, quizás del
mundo, es el perfil transgresor del estilo cultural mexicano. Del
comportamiento cultural, emitido en los efluvios de la piel. Es la
intensidad como se vive. Lo que nos atrae es esa apuesta ultimatista
– usemos esta palabra para ilustrar lo que queremos decir - de o
todo o nada, expresada en los actos, mejor si los vislumbramos en
su detalle, es su ubicación local, fugaz, en temas que son propios
de la cotidianidad y de la subjetividad; entonces lo que seduce es
esa entrega intensa al instante.
5. La mexicana, el mexicano, en su comunión cotidiana, nunca ha
dejado de rebelarse. Sólo que ha dejado que esas esferas distantes
del escenario y el teatro político queden a cargo de sujetos
paranoicos, enamorados de sí mismos, atrapados en el placer
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barato del dinero y de los reconocimientos forzados, plasmados en
tarjetas y publicidades. No olvidemos que Emiliano Zapata y Pancho
Villa, después de tomar el DF se retiraron. No había ahí algo por lo
que valga la pena quedarse. Esta es la misma actitud de las
comunidades zapatistas. Como dice John Hollowey, no se trata de
tomar el poder, sino de cambiar el mundo. Ya debemos aprender
que tomando el poder no se cambia el mundo sino se lo reproduce
en sus peores pesadillas.
6. Lo mejor de esta generación de luchas, que arrancan en 1994 con
la insurrección armada indígena de la selva lacandona, llegando a
la movilización prolongada de Bolivia, 2000-2005, es
indudablemente el gesto, la elocuencia, la autonomía y auto-
determinación de las comunidades zapatistas. Estas comunidades
escaparon de la seducción del poder. Incursionan el camino de la
autodeterminación, autogobierno y autonomía comunitaria,
patentizando, que lo efectivo es la creatividad de las dinámicas
sociales, lo político, es decir, lo democrático; que lo efectivo es el
consenso colectivo, dejando a un lado las delegaciones y
representaciones, aunque se las tenga que usar provisionalmente.
Lastimosamente otras experiencias de luchas, que se dieron en este
contexto temporal, terminaron seducidas y atrapadas en el drama
corrosivo del poder.
7. Que los zapatistas no hayan tomado el poder no es un criterio para
devaluar, de una u otra manera, su propuesta política. Al contrario,
es un claro ejemplo de que por ahí no hay que ir. Lo único que
tenemos, entre otras experiencias, los y las que participamos en
esta generación de luchas, es esta persistencia comunitaria y
autonómica de la Selva Lacandona. La siguiente generación de
luchas, que ya se ha manifestado, en la explosión joven por la
50
educación pública, por el pasaje libre, contra la expropiación de la
alegría del deporte, por la recuperación de lo común contra lo
público y lo privado, tiene en el ejemplo zapatista el referente de lo
posible. Se disponen con las poses transgresoras e irreverente como
atentados a lo prohibido, impuesto por el realismo político.
8. No hay pues asidero para un balance pesimista. Las estructuras
dominantes en el país y en el mundo no han vencido, como dice
Silvia Rivera Cusicanqui en su libro Dominados, pero no vencidos,
sino que se esfuerzan continuamente por convencer que están ahí
dominando porque les corresponde. Este esfuerzo es la muestra de
su debilidad, de su insostenibilidad. Requieren de la violencia
sistemática, abierta o encubierta, para mantenerse. El pueblo, para
hablar en la tradición rousseauniana, no necesita hacer esfuerzos,
es espontaneo y sencillo; aunque ha terminado de creer en la
narrativa del poder. Lo que no se dan cuenta los dominantes y
dominados es que los dominantes siempre fueron vencidos por los
avatares de la historia, en los ciclos de sus estructuras de larga
duración, pues no pueden persistir naturalmente, sino mediante el
uso descomunal de la violencia.
9. De qué se trata. Es cuestión de que los pueblos del mundo decidan
no jugar el juego dominante, no seguir sus reglas; retirarse de un
juego aburrido, dejando caer el castillo de naipes, optando por el
juego lúdico de la creatividad, de alegría, de la espontaneidad de
las asociaciones dúctiles, plásticas, dinámicas, que ayudan a
complementarse.
10. Otro problema radica entonces en cómo se lee la historia. Siendo
la historia un relato del poder, hay vencedores y vencidos. La
narrativa se concentra en las tragedias y dramas del poder,
51
olvidando, dejando en la sombra, a las innumerables multitudes que
realizan su potencia social cotidianamente. Olvidemos lo que hacen
los hombres, pues eso lo son, estas fraternidades masculinas,
abocadas a reconocerse entre ellas; concentrémonos en las
alteridades, por más singulares y fugaces que sean, de las
multitudes, de las comunidades, de las colectividades, de las
individualidades asociadas y relacionadas, efectuadas por ellas. Esta
es la enseñanza de las comunidades zapatistas.
11. Que sea una mayoría de gente que todavía cree en la narrativa
del poder no debe desalentarnos. Si en algo ha vencido el poder,
sus instituciones, su campo burocrático, su campo institucional, su
campo político, su campo escolar, es en lograr convencer a la
mayoría que la narrativa del poder es la “realidad”. Su dominio,
entonces es imaginario; lo que no quiere decir que no es efectivo.
12. La tarea es liberar a la mayoría de esta ilusión; hablando en la
tradición marxista, liberar de la “ideología”, liberar de los múltiples
fetichismos; de la mercancía, del poder, de las instituciones, de los
patriarcados.
13. La tarea es difundir las experiencias y las memorias sociales, sus
narrativas inhibidas por la dominación del monopolio escolar.
Recuperar el espesor de sus percepciones y de sus racionalidades
integradas a las sensaciones.
14. En conclusión, para decirlo de una manera exagerada, sin
embargo, ilustrativa, ignoremos a esta narrativa aburrida del poder,
ignoremos a estos paranoicos, enamorados del poder, dejemos que
se hunda su ficción institucionalizada, hagamos lo que han hecho
52
las comunidades zapatistas. Asumamos nuestras autonomías
múltiples efectivamente20.
El poder parece persistir en su elocuencia descomunal de violencia; las
muertes acumuladas en más de una década ya sobrepasan las 170 mil.
La huella del poder convierte al país en un gran cementerio clandestino
de fosas comunes; ocurre como si el poder solo pudiera gobernar sobre
una población de muertos. Los vivos se han vuelto enemigos
declarados por el poder. Ante esta evidencia la población, el pueblo, se
ha movilizado contra la muerte, contra el poder asesino. La gota que
hizo rebalsar el vaso fueron los estudiantes asesinados de Ayotzinapa.
En el libro citado nos preguntamos ¿Por qué se puede hablar de un
Estado asesino? La respuesta que encontramos, siguiendo la
hermenéutica crítica desplegada, es:
Se trata que la crisis múltiple del Estado ha llegado lejos; esta vez
permeada extensamente, atravesando todas sus instituciones, por las
redes paralelas de poder del narcotráfico, organizado en Carteles;
Carteles que han tomado literalmente todos los estados y todas las
ciudades de México, a excepción del Distrito Federal (DF), que
paradójicamente se ha vuelto la ciudad más segura de México, cuando
antes era lo contrario, debido a la militarización de la metrópoli. Es
sintomático tener descrita la figura donde los policías entregan a los
grupos paramilitares del narco a los jóvenes raptados de la normal.
¿Qué significa esto? La autoridad en ejercicio no son las autoridades
institucionales, sino las autoridades que ejercen el poder, estos son los
Carteles. Esa figura muestra claramente lo que sucede en México, los
20 Ibidem.
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Carteles son el poder real; el gobierno y las instituciones del Estado se
han convertido en los instrumentos del diagrama de poder de la
economía política del narcotráfico. Todo esto se hace en connivencia
con las agencias de inteligencia de los Estados Unidos de Norte
América.
Si la violencia inicial, la conquista, es la que instituye al Estado, es la
continuidad de la conquista por otros medios lo que consolida y
preserva al Estado. Es, como dice Michel Foucault, la guerra en la
filigrana de la paz, la política restringida a la formalidad institucional,
la que reproduce legalmente al Estado. Cuando el Estado se corroe,
deja que la economía política de chantaje invada el mayor espacio de
su campo político, de su campo burocrático, cuando la crisis de
legitimidad hace del Estado una impostura grotesca, la sociedad se le
presenta como peligrosa, a pesar que es ella la que da vida al Estado.
Entonces el Estado recurre a la violencia abierta, aunque investida por
una forzada legalidad, ocultando las prácticas despóticas, autoritarias,
criminales. La relación del Estado con la sociedad se ha convertido en
una relación homicida; el Estado no encuentra otro recurso que
asesinar a sus ciudadanos, sobre todo los más sospechosos, jóvenes,
indígenas y mujeres. La escritora Elena Poniatowska se ha preguntado
dramáticamente en el Zócalo del DF ¿qué clase de Estado es el que
asesina a los jóvenes? Es un Estado asesino.
El caso mexicano no es un caso aislado, es un caso entre muchos,
incluso es la tendencia contemporánea de los Estado-nación, con todas
sus variantes, diferencias, contextos, particularidades. No es
desconocida la práctica de lavado de los gobiernos, tanto en los
llamados estados desarrollados, como de los estados subalternos.
Todos apoyados subrepticiamente por el sistema financiero
internacional, colaborado por los sistemas financieros nacionales. Todo
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esto acaece con la concomitancia de las llamadas burguesías,
compuestas, ahora también, con los nuevos ricos, quienes han
acumulado dinero ilícito. Burguesías donde las composiciones de las
oligarquías se refuerzan y se complementan; la burguesía tradicional
es reforzada por la reciente burguesía narco.
La prepotencia y los niveles desmesurados de violencia han llegado
muy lejos en México. La intensidad y expansión de la violencia hablan
de por sí no solo de la abismal decadencia del Estado-nación,
decadencia que se quiere compensar precisamente con la espiral de
violencia, sino también del alcance de la crisis estatal. El Estado, la
institución imaginaria de la sociedad de clases, subyugada por clases
dominantes angurrientas, corrompidas, que incluso son capaces de
acabar con la columna vertebral del Estado mexicano. Columna
vertebral que son sus recursos hidrocarburíferos y la empresa pública
del petróleo, recursos entregados al dominio de las empresas
trasnacionales extractivistas; acabando de este modo con la misma
institucionalidad de la revolución, que ha perdurado, por lo menos, en
las representaciones y en lo que quedaba de la nacionalización
realizada por Lázaro Cárdenas. Esta privatización de la empresa pública
del petróleo no solamente significa la muerte de la revolución
institucionalizada, sino también la muerte del Estado mexicano. Lo que
se mantiene es el cadáver de la revolución, que algún día fue, y el
cadáver de un Estado-nación, ahora carcomida por los gusanos, las
clases dominantes, la burocracia, los Carteles, las agencias de
inteligencia del Imperio.
La sociedad mexicana, vital y apasionada, romántica y práctica, a la
vez, pretende ser sacrificada para que los gusanos tengan que comer.
Esta sociedad, su acontecimiento revolucionario, que ha inspirado a las
siguientes revoluciones sociales y políticas en América Latina y el
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Caribe, así como en el mundo, tiene la potencia social para levantarse
como lo ha hecho en los momentos de crisis, de emergencia y
convocatoria. Todas las sociedades de América Latina y el Caribe, así
como del mundo, debemos levantarnos para defender a la sociedad
mexicana de la constante, perseverante, descarnada violencia que se
ha desencadenado contra ella. Violencia desencadenada por los
dispositivos del poder más atroces y despiadados. Tenemos que
defender a la sociedad mexicana, a sus pueblos, a sus jóvenes, a sus
mujeres, a sus indígenas, defendiendo, a la vez, a nuestras sociedades,
que no son distintas a la mexicana. También enfrentamos problemas
parecidos, con todas las diferencias, contextos, coyuntura, perfiles
políticos, que puedan darse. Lo que ocurre en México es la tendencia
inherente a los Estado-nación en la contemporaneidad, sólo que, en
México, ahora, se expresa de la manera desmesurada como acaece.
El capitalismo contemporáneo, el ciclo del capitalismo vigente, el
momento o el periodo de este ciclo, que puede ser denominado como
tardío, se caracteriza por la dominación del capitalismo financiero
respecto a las otras formas del capitalismo, la comercial y la industrial.
La articulación del capitalismo financiero con el capitalismo
extractivista muestra la complementación entre especulación y
destrucción, entre acumulación especulativa y acumulación por
desposesión y despojamiento. Que estas formas perversas del
capitalismo vengan acompañadas y apoyadas por las formas de la
economía política del chantaje más rentables, como el tráfico de armas,
el narcotráfico, el tráfico de cuerpos, no es más que una consecuencia
de las formas corrosivas del capitalismo tardío. Este capitalismo
especulativo, extractivista, traficante, no puede funcionar
legítimamente, como funcionaba el capitalismo clásico, imbuido por la
“ideología” liberal, pues la crisis de legitimidad ha escarbado todas las
estructuras “ideológicas”, políticas y jurídicas. La ausencia de
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legitimidad requiere de violencia desmesurada, de terror demoledor
desplegado contra la sociedad constantemente; la que tiene que
sentirse aterrada y amenazada, por lo tanto, inhibida en sus
capacidades, y disminuida en dignidad.
Entonces estamos ante una problemática de poder a escala mundial.
El poder mundial, conformado por los poderes regionales y locales, está
en crisis; por eso, descarga guerras policiales, inventa guerras
interminables contra el “terrorismo”, descarga recortes neoliberales en
los presupuestos estatales, sacrifica a los pueblos, inventa “terroristas”
que hacen guerras en las geografías políticas de Estado-nación
molestosos. Se ha llegado a un punto donde el dilema es: el poder o
la potencia social, el Estado o la sociedad. Las sociedades no pueden
esperar a la convocatoria de las víctimas. En memoria de las víctimas
las humanidades tienen que levantarse y clausurar la historia del
poder, que vive a costa de captura de fuerzas de la potencia social21.
Las movilizaciones por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa fueron
abrumadoras y desbordantes en casi todas las ciudades de México,
también tuvieron su correlato e irradiación en el mundo. Su extensión
e intensidad hacían pensar que anunciaban una revolución; así como
la revolución mexicana antecedió a la revolución rusa de 1917, los
acontecimientos de las movilizaciones en defensa de la vida y por el
esclarecimiento de las desapariciones, que se denominó Los queremos
vivos, parecían anunciar una revolución de magnitud en el siglo XXI.
Sin embargo, semejantes movilizaciones sociales y ciudadana se
fueron apagando, aparentemente sin consecuencias en la reproducción
cínica del poder. Es en este contexto histórico-político-cultural que
21 Ibidem.
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debemos evaluar el cambio de comportamiento masivo de la población
electoral de México, dando lugar a una victoria aplastante de Manuel
López Obrador. Hay una rebelión en el comportamiento social, un
cambio masivo de actitud, una ruptura con los hábitos y el habitus
sociales. El poder esta cuestionado, no tan solo en lo que respecta a
los resultados de la votación, sino, sobre todo, en lo que respecta a la
conducta social; ha dejado de repetir la actitud acostumbrada de
aceptación de lo que ocurre, como si fuese “natural” o la única realidad,
cuando es consecuencia de la reproducción del poder, del deseo y la
aceptación del amo, de las dominaciones inscritas en los cuerpos. La
potencia social se ha manifestado, la responsabilidad es asumir las
consecuencias de semejante cambio de actitud. No se trata, de ninguna
manera, de dejar la iniciativa a la clase política, esta vez a la parte de
la clase política progresista, por más buenas intensiones y honestidad
que pueda transmitir; se trata de saber si el pueblo se hace cargo de
sí mismo, asume la madurez, deja de ser dependiente, de delegar a
los representantes la constelación de voluntades singulares que dijeron
basta. Si el pueblo hace uso crítico de la razón, hace uso creativo de la
constelación integrada de voluntades singulares, decide
autogestionarse y autogobernarse.
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