derroteros y viages a la ciudad encantada o de los césares que se ceria existiese en la cordillera...

8/3/2019 Derroteros y viages a la Ciudad Encantada o de los Csares que se ceria existiese en la cordillera al sud de Valdivi

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Anonyme. Derroteros y viages la ciudad encantada, de los Cesares que se creia existiese en la cordillera al sud de Valdivia. 1836.

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DERROTER08 r VIAGES

~ubab ~ncantaba, o bc toe ~MM~

QUOt

SM CREIAEXISTIESE EN LA CORDILLERA,

DE V ALDIVIA.

primera ~bMM~

BUENOS -AtRES.

1 M r R E N T A D E L E S T A D O,

A LA

I

ALSUD

1836.


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1

MSCUMOPREMMnWARt.

NOTICIAS Y DERROTEROS

Ctf.A

CIUDAD DE LOS CESARES.

PoCM pagina* ofrece la hiatoria, de un carcier tan singolarcomo las que le prparmes en las noticias retativas la Ciudad de

Csarei. Sin mas dates que los que engendraba la ignoranciaen unas pocas cabezas exaltadas, se exploraron con una afanosa dili-

gencia los puntos mas inaccesiblesi de la gran Cordillera, para descn-brir los veatigioa de una poblacion misteriosa, que todoe describian,y nadie habia podido atcanzar.

En aquel siglo de iiuaiones, en que muchas se habian realiza-do, la imaginacion vagaba sin freno en el campo interminable de lasquimeras, y entre las privaciones y los peligros se alimentabanlos hombres de io que mas simpatizaba con sas ideas, 6 halagaba's esperanzas. El espectcub inesperado de tantaa riquezas,amontonadawen los templos y palacios de los Incas, avivo los deseosy pervirtio el juioio de esos felices aventureros, que no contentoscon los fratos opimos de sus victorias, se prometian multiplicarlos,ensanchando la esfera de sus conquistas.

El contrMte entre la abnndanca de los metales preciosos enAmrica, y su escasez, tan comun en aquel

tiempoen

Europa, ymas

especiatmente en Espana~ explica esta sed inextinguible de oro enlos que mat'chaban bajo los pendones de Cortes y Pizarro. Ladisciplina militar no era entonces tan severa que enfrenase la ticen-


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Il

cia del soldado, y escarmentase la prevaricacionde los gefes. Ner.

vio principal dei poder delos reyes, y ciegos instrumentos de

sus venganzas, los egrcitos disfrutaban de la impunidad con que sue.le recompensarse esta clasc de servicios, y uinguna

barrera era a.

paz de contener el brazode esos indmitos aattitea del despotismo.

Si hay quien lo dude, contemplela suerte de Roma, profanada

por los soldados de un generalde Carlos V. casi en la misma poca

en qnc sus demas caudiltos anegab.men sangre 'a regiones enteras

dcl Nuevo Mundo.

Ninguna de las pas~nes nobles, que suelen agitar el corazon

Je un gucrrero, templ esa sordida ambicionde riquezas, que cega.

ba los hombres, y los hacia insensibles los mismos males que

sufrian. Los planes que se frustrabaneran facilmente reempla~-

dos por otros no -menosefmeros y fantsticoa y las

ltimas

empresas sobrepujaban casi siempre entemeridad & las que las ha-

bian precedido. No contentos conlo mucho que habian disipado,

buscaban nuevos recursospara

fomentar su natural propension & los

gustos frivolos, cuando no era a losvicios puinoaoa.

Bajo el imperio de estas ilusiones, acogiantodas las esperan.

zas, prestaban el oido todas las sugestiones, yestaban siemprc dis.

puestus arrostrar los mayores peligros,cuando se les presentaban

en un camino que podia conducirlos a la fbrtuna. Es opinion gene-

ral de los e&crltores que han tratado del descubrimientodel Rio de

la Plata, que lo que mas influyen atraerle un numro considera-

ble y escogido de conquistadores, fu el nombre.Ni el un tragico

de Solis, ni el numro y la ierocidad de los indigenas,ni el ham-

bre que habia diezmado una porcion desus propioa compa-

triotas, fueron bastantes retraerlos de un pais que los brindabacou

faciles adquisiciones. Pero pronto reconocian su error, y elvacto que

dejaba este desengairo hubiera sido abrumante,si no hubiesen tenido

a su disposicion un Dorado y los Csares para llenarlo.

Estas dos voces, que son ahora sin sentido para nosotros,

fueron entonces el alma de muchae y ruinosas ~preaaa. Los go-

biernos de Lima, Buenos Aires y Chile, distrayndose de lasaten-


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m

ciones que los rodeaban, tendian la vista hcia estas poblaciones

misteriosas, reiterando sus conatos para a!canzar!as y las noticias

que c!rcu!aban sobre au existencia, eran tan cireunstanciadas y con-cordes, que arrancaban el convencimiento. Se empezo por repetir

io que otros decian, y se acabo por hablar como testigos ocutares.

De los Csares sobre todo se disourria con la mayor prcision

y evidencia. Eran ciudades oputcntas, fundadas, segon opinabanal-

ganos, por los espanoles que se salvaron de Osorno y de los demaa

pueblos que destruyeron los Araucanos en 1599; 6 segun otros, por

los restos de las tnpu!aciones de Jos buques naufragados en elcstrecho de Magallanes. "La ciudad principat, (puesto que se conta-

ban hasta tres) "estaba en medio de la laguna de Payegu, cerca de

"un estero Uamado L&tH~Meco,muy correntoso y profundo. Tenia

"muraHas con ibsos, rebellines y una sola entrada, protegida por un

"paento levadizo y artilleria. Sus edificios eran suntuosos,casi to-

'


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!V

.n~ nombre que se daba'a este pretendidodescubrimiento) ex.

cittron celo de las MtMid.d.t. yla mas viv* c.rio.id.d del pubhc..

Este fervor, y los proyectos d.di.i. que le fueron consiguientes,

mpezaron con el siglo XVH, ycontinuaron hasta .t. de 1.9~

en que la Corte de E.p.n.al Gobierno de Chile de tomar

en consideracion las propuestas del capitanD. Manuel Josef de

Orejuela, que solicitabaauxilios de trop. y dinero para empren.

la conquista de los C.Con este motivo se pasaron al

Fiscal de aquel reino nueveT. autos, que conser-

vaban en los archivos, para que aconsejase

las medidal que le pa-

reciesen mas conducentes 4 M.n.r objet.ttad.Este

magistrado pr.c.di.uexamen con los principios del

criterio

legal, que no duda de t. que .poy. e.d.ct.r.ci.DM~~f~

derroteros y viages a la ciudad encantada o de los césares que se ceria existiese en la cordillera...

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