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Derecho Constitucional "La justicia sin la fuerza es irrisoria; la fuerza sin justicia es tiranía" Blas Pascal

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Derecho Constitucional

"La justicia sin la fuerza es irrisoria; la fuerza sin justicia es tiranía"

Blas Pascal

Page 2: Derecho Constitucional

Oliver Cromwell

De Wikipedia, la enciclopedia libre

«Cromwell» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Cromwell (desambiguación).

Oliver Cromwell

Oliver Cromwell

Nacimiento

27 de abril,

1599

Huntingdon,

Inglaterra

Fallecimiento

3 de

septiembre,

1658

Londres,

Inglaterra

Ocupación

Militar,

estadista y

político

inglés

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CónyugeElizabeth

Bourchier

Oliver Cromwell (Huntingdon, Inglaterra, 25 de abril de 1599 - Londres, 3 de septiembre de 1658) fue un líder político y militar inglés. Convirtió a Inglaterra en una república denominada Mancomunidad de Inglaterra (en inglés, Commonwealth of England).

Durante los cuarenta primeros años de su vida no fue más que un labrador gentilhombre, pero ascendió de forma meteórica hasta comandar el Nuevo Ejército Modelo y a la larga, imponer su liderazgo sobre Inglaterra, Escocia e Irlanda como Lord Protector, del 16 de diciembre de 1653 hasta el día de su muerte.

Cromwell es una figura muy controvertida en la historia inglesa: para algunos historiadores como David Hume y Christopher Hill, no es más que un dictador regicida; para otros, como Thomas Carlyle y Samuel Rawson Gardiner, Cromwell es un héroe de la lucha por la libertad.

La carrera de Cromwell está llena de contradicciones. Fue ciertamente un regicida que se cuestionó si debía o no aceptar la corona para sí mismo y finalmente decidió no hacerlo, pero acumuló más poder que el propio Carlos I de Inglaterra. Fue un parlamentario que ordenó a sus soldados disolver parlamentos. Fanático religioso seguidor del cristianismo protestante, sus campañas de conquista de Escocia e Irlanda fueron brutales incluso para los cánones de la época, ya que consideraba que combatía con herejes. Bajo su mando, el Protectorado defendió la libertad de culto y conciencia, pero permitió que los blasfemos fueran torturados además de perseguir cruelmente a los católicos. Se mostró a favor del criterio de equidad en la justicia, pero encerró a aquellos que criticaron su política de incrementar los impuestos sin el permiso del Parlamento de Inglaterra.

Sus admiradores le saludan como un líder fuerte, estabilizador y con sentido de Estado, que se ganó el respeto internacional, derrocó la tiranía y promovió la república y la libertad. Sus críticos le consideran un hipócrita abiertamente ambicioso que traicionó la causa de la libertad, impuso un sistema de valores puritano y mostró un escaso respeto hacia las tradiciones del país. Cuando los monárquicos volvieron al poder, su cadáver fue desenterrado, colgado de cadenas y decapitado, y su cabeza expuesta durante años para escarnio público. Sin embargo, en una reciente encuesta de la BBC (Los 100 británicos más importantes), ocupa la posición número 10

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Montesquieu

Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu (18 de enero de 1689 - 10 de febrero de 1755), fue un cronista y pensador político francés que vivió en la llamada Ilustración. Es uno de los filósofos y ensayistas ilustrados más relevantes en especial por la articulación de la teoría de la separación de poderes, que se da por descontado en los debates modernos sobre los gobiernos, y ha sido implementado en muchas constituciones a lo largo del mundo.

Su pensamiento debe ser enmarcado dentro del espíritu crítico de la Ilustración francesa, patente en rasgos como la tolerancia religiosa, la aspiración de libertad y su concepto de la felicidad en el sentido cívico, si bien se desmarcará de otros autores de la época por su búsqueda de un conocimiento más concreto y empírico en oposición a la abstracción y método deductivo dominantes. Podemos decir que como difusor de la Constitución inglesa y teórico de la separación de poderes se encuentra muy cercano al pensamiento de Locke, en tanto que como autor de las Cartas Persas podría situarse próximo a Saint-Simon. Sin embargo, el pensamiento del señor de La Brède es complejo y tiene esa personalidad propia que le convierte en uno de los pensadores más influyentes en el seno de la Historia de las ideas políticas.

Contenido[ocultar]

1 Biografía 2 Visión política y legado 3 Obras 4 Enlaces externos 5 Referencias

[editar] Biografía

Nació el 18 de enero de 1689 en el Castillo de la Brède, a pocos kilómetros de Burdeos, Francia. Hijo de Jacques de Secondat y Marie-Francoise de Pesnel, su familia pertenecia a la llamada nobleza de toga. En ese mismo año, el parlamento inglés, a través de Bill of Rights impone definitivamente una monarquía constitucional en Inglaterra, mientras que en Francia el largo reinado de Luis XIV parece asegurar el poder absoluto del rey, pese a la crisis y el descontento que se manifiesta a su muerte en 1715.

Estudió en la Escuela de Oratoria de Juilly y la carrera de Derecho siguiendo la tradición familiar, primero en la Universidad de Burdeos y más tarde en París, entrando en contacto con los intelectuales de la capital francesa. En 1714, tras la muerte del padre, vuelve a La Brède donde ingresará como consejero en el Parlamento de Burdeos. Pasará a vivir bajo la protección de su tío, el barón de Montesquieu, quien a su muerte le dejará como legado tanto su fortuna, como su título de barón y el cargo de Presidente del Parlamento (1716-

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1727). En 1715 contrae matrimonio con Jeanne Lartigue. Durante esa época y como miembro de la Academia de Ciencias de Burdeos, presentará varios estudios sobre las glándulas renales, la gravedad y el eco. Su función de magistrado le aburre, por lo que termina vendiendo el cargo y dedicándose a viajar por Europa observando costumbres e instituciones de los diferentes países. Muere el 10 de febrero de 1755 en París.

[editar] Visión política y legado

Montesquieu desarrolló las ideas de John Locke acerca de la división de poder. En su obra "El espíritu de las leyes" manifiesta admiración por las instituciones políticas inglesas y afirmó que la ley es lo más importante del Estado.

Las “Cartas Persas” se publican en 1721, con 32 años, y su éxito es fulminante en la sociedad francesa de la época de la regencia. Ingresa en la Academia Francesa en 1727 y se traslada a Inglaterra en 1729 siendo elegido miembro de la Royal Society. Sus tres años en Inglaterra resultan cruciales para su desarrollo intelectual.

En 1739 publica un importante ensayo sobre los romanos. El espíritu de las leyes se publica en Ginebra en 1748. En 1750, para responder a las críticas de los jansenistas y los jesuitas, publica la Defensa del Espíritu de las Leyes aunque la Iglesia lo incluye en el índice de libros prohibidos.

Dos son fundamentalmente los puntos en que los diferentes autores insisten al señalar la aportación original de Montesquieu al estudio científico de las sociedades humanas:

Montesquieu acomete la tarea científica de describir la realidad social según un método analítico y "positivo" que no se detiene en la pura descripción empirista de hechos, sino que intenta organizar la multiplicidad de datos de la realidad social en un reducido número de tipos.

Dar una "respuesta sociológica" a la aparente diversidad de los hechos sociales, bajo el supuesto de que existe un orden o causalidad de estos hechos susceptible de una interpretación racional.

Es considerado uno de los precursores del liberalismo y fue quien elaboró la teoría de la separación de poderes.

[editar] Obras

Les causes de l'écho Les glandes rénales La cause de la pesanteur des corps La damnation éternelle des païens (1711) Système des Idées (1716) Lettres persanes (1721) Le Temple de Gnide (novela de 1724)

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Arsace et Isménie (novela de 1730) Considérations sur les causes de la grandeur des Romains et de leur décadence (1734) De l'esprit des lois (1748) La défense de «L'Esprit des lois» (1750) Pensées suivies de Spicilège

Jean-Jacques RousseauDe Wikipedia, la enciclopedia libre

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Para otros usos de este término, véase Rousseau (desambiguación).

Jean-Jacques Rousseau

Filosofía occidental

Filosofía del siglo XVIII

Nacimiento

Ginebra,

Suiza, 28

de junio

de 1712

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Rawls,

Lévi-

Strauss,

Simón

Bolívar

Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, actual Suiza, 28 de junio de 1712 – Ermenonville, Francia, 2 de julio de 1778) fue un escritor, filósofo, músico; usualmente es definido como un ilustrado, pero parte de sus teorías son una reforma a la Ilustración y prefiguran el posterior Romanticismo.

Las ideas políticas de Rousseau influyeron en gran medida en la Revolución Francesa, el desarrollo de las teorías republicanas, y el crecimiento del nacionalismo. Su herencia de pensador radical y revolucionario está probablemente mejor expresada en sus dos más célebres frases, una contenida en El contrato social: «El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado»; la otra, contenida en su Emilio, o De la Educación: «El hombre es bueno por naturaleza», de ahí su idea de la posibilidad de una educación.

Contenido[ocultar]

1 Biografía 2 El legado de Rousseau

o 2.1 Legado literario 2.1.1 La botánica

3 Abreviatura 4 Véase también 5 Enlaces externos 6 Libros

[editar] Biografía

Nació en Ginebra cuando ésta no se había integrado a Suiza y era independiente, el 28 de junio de 1712. Era hijo de Isaac Rousseau (Ginebra, 1672 - Nyon, 1747), relojero como su padre y su abuelo, y de Suzanne Bernard (Ginebra, 1673 - Ginebra, 1712), que muere a sólo nueve días del nacimiento de Jean-Jacques y era hija del ministro calvinista Jacques Bernard. La familia Rousseau, de origen francés, se había exiliado a Ginebra en 1549 a causa de la persecución religiosa. Huérfano de madre, es criado por su familia paterna: a su tía y a su tío paterno Samuel Bernard, ingeniero militar; Jean-Jacques los tomará como si fueran sus segundos padres. Debido a una acusación infundada, en 1722 su padre se ve obligado a exiliarse de Ginebra y deja al joven Rousseau al cuidado de su tío Samuel Bernard, con quien tiene una infancia, una educación y unos comienzos que, aunque

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difíciles, él califica como la etapa más feliz de su vida. Para darle una buena educación, su tío lo mandó, junto con su propio hijo, de pupilo a casa de un pastor calvinista llamado Lambercier, en Bossey (al pie del Salève, al sur de Ginebra) (1722 - 1724), y pasa dos años en casa del pastor. Al abandonar el pupilaje, su tío le consigue trabajo como aprendiz de relojero, y en 1725 con un maestro grabador.

«Renunciar a la libertad es renunciar a la cualidad de hombres, a los derechos de humanidad e incluso a los deberes.»

(Del contrato social)

El carácter de Rousseau era muy inestable y tremendamente difícil. Infeliz, aquejado de manía persecutoria y fuertemente psicótico, a los dieciséis años, Rousseau huyó de su localidad natal: en sus memorias tratará de justificar esta fuga por las supuestas injusticias y dificultades de que era objeto, si bien tendía a exagerar todo perjuicio que se cometía en su contra. Tras peregrinar un tiempo, se estableció en Annecy, tutelado por Madame de Warens, dama ilustrada que le proporcionó una educación esmerada y ayudó en su afición por la música. Madame de Warens sería para él a la vez una madre y una amante. Tras una enfermedad grave, debió residir en Montpellier por un periodo de seis semanas para reponerse. A su regreso fue preceptor en Lyon e hizo contacto con Fontenelle, Diderot y Marivaux. Pasó más tarde a ser periodista, profesión en la que ejercerá diferentes oficios relacionados con las letras y la música. Recorre muchos kilómetros a pie por la zona de los Alpes, con lo que forja su carácter de «paseante solitario».

Su vida se estabiliza un poco en 1745 cuando llega por segunda vez a París. Se hace amante de Thérèse Levasseur y entra en contacto con otros ilustrados como D'Alembert, Voltaire, Rameau, Diderot... Es a partir de este período cuando se inicia la producción escrita de Rousseau que lo ha hecho ocupar un importante lugar en la tradición ilustrada europea. Su fama se establece cuando la Academia Francesa, en 1750, plantea en un concurso la siguiente cuestión abierta: ¿Contribuyen las artes y las ciencias a corromper al individuo?. Intelectuales de toda Francia se dedican a escribir sus respuestas y el ganador es Rousseau, quien, aun sin manejarse bien en los conceptos que luego desarrollaría, responde categóricamente que sí, que las artes y las ciencias son una señal de la decadencia de la cultura que las crea, al surgir de la disolución del estado natural del hombre en la Naturaleza. A partir de este trabajo se haría famoso. Se le abren las puertas de todos los salones de París, abandona a su mujer... En 1752 inicia la Querelle des Buffons, atacando a Rameau y a la música francesa, siendo apoyado por los enciclopedistas y por Fréderic-Melchior Grimm, que por aquel entonces era íntimo amigo suyo. Su carácter y sus opiniones, por otro lado, lo distancian de la mayoría de sus conocidos. A raíz de la aventura amorosa de Grimm con Madame d'Epinay, antigua amante suya que le había construido la casita campestre del Hermitage, Rousseau se siente traicionado y atacado, y rompe con todo el mundo.

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Retrato de Jean-Jacques Rousseau, por Allan Ramsay, en el año 1766, Galería Nacional de Escocia.

La publicación del Emilio y del El Contrato Social lo hacen tremendamente impopular, hasta el punto de que le destierran de Francia; marcha a Suiza, donde es acogido como protegido de Lord Keith, pero su casa en Môtiers es apedreada por una turba furiosa en 1765. Su amigo David Hume se lo lleva a él y a su amante Thérèse a Inglaterra, donde entre 1765 y 1767 viven retirado en el campo, marginados por la sociedad inglesa, que ve en Rousseau a una suerte de paria, loco, malo y peligroso, que además vive en pecado con Levasseur. En 1767, bajo un nombre falso, vuelve a Francia, donde se casa con Thérèse en 1768. En 1770 se le permite regresar oficialmente, a condición de que no vuelva a publicar nada más. Escribe sus memorias, las Confesiones, y se dedica a vivir de sus patrones y de las lecturas públicas que hace de ellas, hasta que en 1772 Mme d'Epinay, escandalizada por lo abiertamente que relata Rousseau su relación con ella, pide a la policía que prohiban tales lecturas. Furibundo, la salud mental de Rousseau se resquebraja definitivamente, y se aleja de todo el mundo, aunque sigue escribiendo: aunque célebre, su salud mental, que le hace ver enemigos e inquina en todas partes, le impide disfrutar de la fama. Se retira de París y se traslada a Ermenonville, donde fallece después de un paro cardiaco en su casa en 1778.

[editar] El legado de Rousseau

[editar] Legado literario

Dado su alejamiento de los enciclopedistas de la época y su enfrentamiento con la Iglesia Católica, por sus polémicas doctrinas, su estilo literario cambió. Sus obras autobiográficas y de su yo, dieron un vuelco fundamental en la literatura europea; a tal punto que es considerado uno de los precursores del Romanticismo.

Entre sus obras más importantes se encuentran Emilio, El Contrato Social, Julia, La teoría de las trompetas de Buron y el Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres

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Bien común integral

es uno de los fines del Derecho y de todo oredenamiento jurídico lo siguiente:

El Bien Común es el conjunto de condiciones sociales que permiten y favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de todos y cada uno de los miembros de la comunidad.

El Bien Común dinamiza el desenvolvimiento de un orden social justo que armoniza los aspectos individuales y sociales de la vida humana. Es responsabilidad de todos definirlo y construirlo.

El Bien Común, es un "bien" genuino y es auténticamente "común". Que sea "bien" quiere decir que da satisfacción a las necesidades del ser humano en su entera naturaleza espiritual, moral y corporal, proporcionándole la paz, la cultura y todo lo necesario para el desenvolvimiento pleno de su existencia; es "común" porque es un bien de la sociedad entera.

El Bien Común es de todos y para todos. No promueve la ventaja de un grupo o clase alguna, sino el beneficio de todos, cualquiera que sea el carácter o la función que las comunidades realicen en la sociedad.

No puede excluirse a nadie de los beneficios del bien común argumentando pertenencia a Nación, religión, sexo, raza, convicción política o posición social. Nadie, ni los aún no nacidos ni las siguientes generaciones deberán ser excluidos de tales bienes. Esta generación debe cuidar responsablemente los bienes y recursos necesarios para las generaciones. por venir.

Tiene preeminencia, porque ocupa una posición superior a los intereses particulares de los individuos, como miembros o parte de la comunidad, y una posición inferior respecto al supremo fin de cada persona. Así, el Bien Común es preeminente a los intereses particulares o de grupo, pero inseparable del bien de las personas. No se deben sacrificar los fines trascendentes del ser humano en función de los intereses de la colectividad: si el bien común atentara contra el fin trascendente de una sola persona, dejaría de ser bien y dejaría de ser común.

La construcción del Bien Común es participable, en cuanto todos los miembros de la comunidad pueden y deben cooperar a integrar el conjunto ordenado de las condiciones sociales, gracias a las cuales las personas pueden cumplir su destino material y espiritual.

En el ejercicio del Bien Común deben repartirse las cargas de acuerdo a las posibilidades y los beneficios en función de las auténticas necesidades de personas y grupos. Esto se logra a través del correcto ejercicio de la autoridad bajo el criterio de subsidiariedad. Este pilar se puede entender también como principio de subsidiariedad total. No podrá construirse el orden social necesario si solamente existe buena fe o buena voluntad, siendo también necesaria la eficacia real en la construcción del bien común. El bien hay que hacerlo bien. No basta la fe sin las buenas obras.

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El respeto al Bien Común es lo que preserva, asegura y propicia el desarrollo de los diversos bienes particulares, los cuales se ordenan con base en él. La realización del Bien Común simultáneamente implica la justicia, la seguridad, la defensa del interés general, el respeto y la protección de la persona y sus derechos.

El Bien Común es concreto, porque siempre es una realidad tangible, un medio organizado conforme a los mejores recursos del momento. El Estado tiene como misión cuidar directamente, mediante una amplia planificación y coordinación de la cooperación social, todas las necesidades existenciales de sus miembros, contando con una amplia gama de políticas públicas además de un amplio sistema de derechos humanos que protejan a las personas en todas las eventualidades de la vida, proporcionándoles la ayuda que necesitan. Los bienes y organizaciones de carácter público, sumados en armonía, son necesarios para que los individuos, como miembros de la colectividad, cumplan su destino temporal y eterno generando el mayor bien posible.

Es perfectible y dinámico, porque siempre es mejorable y parcialmente realizado, pero jamás perfectamente alcanzado. Al lograr metas, surgen de inmediato nuevos retos; trabajar y hacer política de bien común en Acción Nacional es tarea permanente.

El vivir del ser humano, es necesariamente un convivir, no sólo en el orden físico y biológico, sino sobre todo en el cultural y espiritual. Los seres humanos somos una especie frágil, contingente y físicamente perecedera. No todo lo que se puede se debe hacer, existen criterios de factibilidad técnica que deben completarse con criterios de exigibilidad ética. La protección del ser y la vida son condiciones necesarias y mínimas para la realización del Bien Común.

El Bien Común, como elemento fundamental de la estructura de toda comunidad, implica que gracias al don de la sana convivencia social fundamentada en la amistad, se genera cultura. La cultura es fruto de la acción del hombre, donde quiera que éste se encuentre en el mundo. La cultura humaniza, ya que es el conjunto de significados y valores que le dan sentido de pertenencia y destino a una comunidad. Los hombres y mujeres de todo grupo y nación deben tomar conciencia de que ellos son los autores y promotores de los valores culturales de su comunidad para que estos no decaigan.

Los valores culturales, como realidad histórica y social, permiten a la persona desarrollar y perfeccionar sus capacidades en el orden intelectual, moral y estético, por medio de la comunicación de aquellos bienes que promueven armónicamente sus aptitudes naturales, en los cuales trata la comunidad de ampliar sus conocimientos y sus técnicas. La actividad cultural creadora, permite que el ser humano se renueve y se transforme, suscitando formas de integración justa, para permitir la consolidación y el fortalecimiento de los valores de su propia cultura, siendo capaces de asimilar, de modo propio, los hallazgos científicos y tecnológicos.

Sin efectivas garantías de los derechos fundamentales del ser humano, no cabe realización alguna

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del Bien Común, y sin democracia participativa decae el perfeccionamiento continuo de la comunidad en la búsqueda de su bien propio. La justicia social se promueve mediante la participación de todos en la definición, construcción, realización y disfrute del bien común; su definición en común es lo que constituye la democracia participativa.

La justicia es dar a cada quien lo suyo, lo que le pertenece según sus fines existenciales. Por lo tanto, los bienes comunes han de generarse y disfrutarse con equidad. Cuando la política no está orientada al Bien Común pierde su rostro humano. En cambio, cuando se ejerce con miras al orden y la justicia en el Estado, comprende el bienestar de las personas en comunidad que se asocian por causa del beneficio mutuo y para el goce de derechos y la realización de obligaciones. El Bien Común permite desplegar las fuerzas de las personas y comunidades al máximo, con el fin de alcanzar su propia perfección en un marco de justicia social.

No puede haber Bien Común sin valores e instituciones comunes indivisibles, que faciliten al ser humano su vida provechosa, ordenada, justa y libre en sociedad. Tampoco puede haber bien común sin un adecuado ordenamiento escalonado de las diferentes comunidades. El Bien Común específico de cada comunidad se determina de acuerdo a su tarea y finalidad específica, llegándose a un orden armónico en los bienes que va del bien común de la familia, al bien de la comunidad internacional, pasando por el bien común de sindicatos, asociaciones, escuelas, municipios y gobiernos estatales, dándose así la subsidiaridad total que define al Bien Común.

Al interior de una comunidad, el bien estar consiste en tener condiciones de un modo más humano de vivir. El ser humano es un todo, pero es, vive y está, en el seno de una realidad humana más amplia, que es la sociedad, donde se realiza a través de diversas comunidades. El bien humano es algo más que la simple plenitud de la vida biológica y diferente del crecimiento económico y el bienestar material: es la humanización de las condiciones materiales del vivir.

La realización del Bien Común es la razón misma de ser de los poderes públicos, los que están obligados a llevarlo a cabo, de manera subsidiaria, junto con personas y comunidades intermedias, en provecho de todo ser humano, respetando una justa jerarquía de valores, y los postulados de las siempre cambiantes circunstancias históricas.

Toda autoridad, sea pública o privada, y sea cual sea el nivel en que se ejerza, está al servicio de la persona, residiendo su fuente de legitimidad, en su misión de asegurar el desarrollo personal de todos los que le están subordinados. De esta forma, el bien común se constituye por un conjunto de condiciones mínimas necesarias, de bienes públicos y por todos los supuestos y organizaciones de carácter público y general, que sumados y en armonía, son necesarios para que los individuos, como miembros de la colectividad, cumplan su destino temporal y eterno además de poder hacer efectivo, con su actividad propia, el mayor bienestar posible.

El Bien Común incluye, en cierto modo, a los bienes particulares ya que dichos bienes no podrían siquiera disfrutarse sin condiciones comunes para ello. El Bien Común no es la simple suma de los

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bienes particulares, de la misma manera que la sociedad no es la adición o amontonamiento de sus miembros.

El Bien Común facilita el despliegue de la persona y el establecimiento de espacios culturales para el ser humano. La máxima expresión del mismo, es un orden social cooperativo y solidario en el que las personas vivan a plenitud el bien ser, el bien hacer y el bien estar, garantizando que las generaciones por venir también tengan acceso a estas posibilidades plenificadoras.(