deporte y represión: una invitación a 40 años del mundial...

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Cuadernos de Aletheia Nro. 3 Aletheia, marzo 2019. ISSN 1853-3701 Deporte y represión: una invitación a 40 años del Mundial 78´ Coordinadores de este número Julia Hang Jimena Alonso Lucas Saporosi Índice Introducción Pág. 3 Paradojas del Mundial Argentina ‘78: estilos, inversiones y rituales Diego Roldán Pág. 7 Hirschl. Reflexiones acerca de las publicaciones sobre deporte, memoria y derechos humanos Germán Roitbarg Pág. 19 Solidaridad internacional y protestas transnacionales contra la Copa Mundial de Fútbol 1978 Raanan Rein Pág. 29 Acomodadores que eran gendarmes. Análisis de un testimonio de un ex-integrante de las fuerzas de seguridad sobre los días del Mundial 78 Luciana Bertoia Pág. 43 ¿Héroes o cómplices? Reflexiones sobre futboleros bajo dictadura (Brasil y Argentina) Lívia Gonçalves Magalhães Pág. 51 México 68: las olimpíadas de la protesta y la violencia Sara Musotti y Sergio Blaz Pág. 61 O segundo sequestro do verde e amarelo: futebol, política e simbolos nacionais Simoni Lahud Guedes y Edilson Márcio Almeida Pág. 73 Testimonio “La historia de Raúl Cubas. El detenido que tuvo que entrevistar a Menotti” Raúl Cubas Pág. 90

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Cuadernos de Aletheia Nro. 3Aletheia, marzo 2019. ISSN 1853-3701

Deporte y represión: una invitación a 40 años del Mundial 78´

Coordinadores de este número

Julia Hang

Jimena Alonso

Lucas Saporosi

Índice

IntroducciónPág. 3

Paradojas del Mundial Argentina ‘78: estilos, inversiones y ritualesDiego RoldánPág. 7

Hirschl. Reflexiones acerca de las publicaciones sobre deporte, memoria y derechos humanosGermán RoitbargPág. 19

Solidaridad internacional y protestas transnacionales contra la Copa Mundial de Fútbol 1978Raanan ReinPág. 29

Acomodadores que eran gendarmes. Análisis de un testimonio de un ex-integrante de las fuerzas deseguridad sobre los días del Mundial 78Luciana BertoiaPág. 43

¿Héroes o cómplices? Reflexiones sobre futboleros bajo dictadura (Brasil y Argentina)Lívia Gonçalves MagalhãesPág. 51

México 68: las olimpíadas de la protesta y la violenciaSara Musotti y Sergio BlazPág. 61

O segundo sequestro do verde e amarelo: futebol, política e simbolos nacionaisSimoni Lahud Guedes y Edilson Márcio AlmeidaPág. 73

Testimonio “La historia de Raúl Cubas. El detenido que tuvo que entrevistar a Menotti”Raúl CubasPág. 90

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Crónica: Estadio Nacional de Chile, símbolo de la represión políticaMateo Magnone HugoPág. 92

Reseña de la muestra “No fue un juego”Germán Roitbarg; Leonardo Albajari; Gustavo Asmús; Guillermo IbarraPág. 95

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Cuadernos de Aletheia Nro. 3Aletheia, marzo 2019. ISSN 1853-3701

Introducción

Julia Hang*UNLP-IdIHCS-CONICET

[email protected]

Jimena Alonso**Universidad de la República, Uruguay

[email protected]

Lucas Saporosi***UBA-UNLP-CONICET

[email protected]

En 2018 tuvo lugar el 40 aniversario del Mundial defútbol masculino realizado en Argentina en 1978, enplena dictadura militar. Este hecho nos invita areflexionar sobre los vínculos entre represión,deporte y derechos humanos en América Latina,desde un abordaje que rompe con las fronteras delo nacional. Nos proponemos, en este cuaderno,analizar este vínculo desde diversas perspectivas,cronologías y geografías. Hemos decidido también,darle lugar a distintos formatos de escritura,sumando a los clásicos artículos académicos,testimonios, reseñas y crónicas.

El primer grupo de trabajos, está centrado en mirarel mundial desarrollado en Argentina, desdediversos prismas. En el primer caso, el trabajo deDiego Roldán, se centra en analizar las paradojasocasionadas por las continuidades ydiscontinuidades de los entramados históricos,sociales, culturales y políticos del suceso, tal comoel mismo autor señala. Al comienzo se centra en lafigura del entonces Director Técnico de la Selecciónargentina, César Luis Menotti; para luego dar cuentade las tensiones internas de los sectoresgobernantes en cuanto a los gastos que demandabala realización del mismo; y finalmente problematizaren dos manifestaciones claves del evento deportivo:la ceremonia inaugural -y su vínculo con el mundomilitar-, y las movilizaciones callejeras de festejoluego del triunfo final.

El texto de Germán Roitbarg nos introduce, luegode una completa revisión de las produccionesregionales en torno a deporte, memoria y derechoshumanos, el caso de Emérico Hirschl, un entrenadorde fútbol húngaro-judío que, huyendo de laAlemania nazi llegó a nuestro país, y pasó porclubes como Gimnasia y Esgrima de La Plata, RiverPlate y la Selección Nacional. El artículo reponeesta peculiar historia, como un un ejemplo que nosayuda a comprender los vínculos entre deporte,memoria histórica y derechos humanos ya que apartir de su reconocido trabajo en un ámbito deexposición como el fútbol, Hirschl se valió pararealizar una acción humanitaria y cambiar el destinode cientos de personas que estaban condenadas amorir o a vivir bajo condiciones infrahumanas.

Los pormenores de la historia de Hirschl y muchasotras que tuvieron lugar en años del nazismo, sepuede encontrar en la muestra No Fue Un Juego,que es presentada en este cuaderno en la reseña,realizada por Roitbarg, Albajari, Asmus e Ibarra,organizadores de la muestra que tiene comoobjetivo mostrar, educar y concientizar sobre lospeligros a los que pueden conducir lostotalitarismos, la violencia, la xenofobia, elantisemitismo y la persecución racial en el deporte.

En “Solidaridad internacional y protestastransnacionales contra la Copa Mundial de Fútbol1978” Raanan Rein analiza detenidamente el rol dela opinión pública internacional frente a la

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organización y el desarrollo del torneo mundial defútbol en la Argentina durante 1978. El autor reponeel recorrido histórico de cómo el país gestionó yobtuvo la sede para organizar el evento deportivo,evidenciando las estrategias institucionales deciertos agentes gubernamentales y los usos (yabusos) políticos del deporte y, específicamente, delfútbol. Luego, y a través de una serie de entrevistasy de un análisis de fuentes periodísticas, Reinexplora la circulación pública de denunciasinternacionales a la realización del Mundial en laArgentina por parte de periódicos y semanarioseuropeos que, a su vez, contribuyeron a dar aconocer las violaciones a los derechos humanosperpetradas por la dictadura cívico-militar argentina.Para hacerlo, el autor indaga en los diferentesintentos de boicot y rechazo a la organización delevento deportivo desde el extranjero a través de lacreación de comités y de la consolidación de lasredes transnacionales de solidaridad. En estesentido, el artículo también contribuye a poner enevidencia los debates que esta serie de denuncias yconvocatorias produjeron sobre la opinión públicanacional y sobre sus modos de contrarrestar elcreciente desprestigio internacional, a través decampañas, publicaciones, propagandas y discursospolíticos.

El artículo de Luciana Bertoia, rastrea la mirada delo acontecido durante el Mundial 78´ desde eltestimonio de un ex integrante de las fuerzas deseguridad -Omar Eduardo Torres-, con laparticularidad además de ser uno de los pocosagentes que ha declarado sobre los crímenes quecometió. Su relato deja entrever los niveles decontrol y de seguridad que existieron durante larealización de “la fiesta”, de la mano de lasestrategias realizadas por las autoridadesdictatoriales para demostrar -fundamentalmente alos extranjeros- que las denuncias de violaciones alos derechos humanos eran absolutamenteinfundadas. Al mismo tiempo, la autora muestra quela referencia al Mundial actúa como un ordenadortemporal para situar acciones concretas de quienesrecuerdan esos años. El relato de Torres muestratambién, la represión desatada luego de terminadoel evento deportivo, así como el funcionamiento denuevos centros clandestinos de exterminio. Laautora, se propone el análisis en lo que elladenomina “tres tiempos”: el testimonio ante la

Conadep en 1984; ante el Juicio a las Juntas al añosiguiente; y finalmente en una entrevista periodísticarealizada justamente durante el 2018 con la excusadel 40 aniversario del Mundial de Fútbol.

Como hemos señalado, desde un formato amplio deescritura, decidimos sumar el testimonioreconstruido por el periodista Mariano Verrina parael sitio web papelitos.com.ar en el que presentan 78historias del mundial en dictadura, del ex detenido-desaparecido Raúl Cubas. Desde una voz que salede lo visceral, quién escribe da cuenta de laaparente contradicción de lo que él denomina“hincha” y “militante”. Cuándo dejaba aflorar elsentimiento del primero, Cubas quería que laSelección argentina se coronara campeona; cuandosalía el militante asume que el triunfo iba a sercapitalizado por las autoridades dictatoriales. Sutestimonio, nos permite analizar la situación dequién se encontraba por esos días, detenido-desaparecido en uno de los principales centrosclandestinos del país -la Escuela de Mecánica de laArmada (ESMA)- y las estrategias de utilización delMundial, por parte de la dictadura: llegando a“preparar” (esto es alimentar, vestir, permitirbañarse) a un detenido para que entreviste alentonces Director Técnico de la SelecciónArgentina, César Luis Menotti. La impunidad con laque transitaban las autoridades de la dictadura yque Cubas relata especialmente -transmitiendonoscon especial claridad todos sus miedos-, no permiteque sean necesarias más palabras.

Este conjunto de artículos que abordan el Mundial78 desde múltiples aristas permiten inteligir estehecho en toda su complejidad,evidenciando lastensiones que la realización del mega-eventosupuso para el bloque gobernante: entre unaeconomía liberal y unas fuerzas armadasintervencionistas por un lado, y unas estrategiaspolíticas elitistas y antipopulares que se abrendurante estos días a manifestaciones masivas. Sipor momentos, como muestran los trabajos, el fútbolcumplió la función de ser una pantalla que permitióa los militares mostrar los “éxitos” de su gestión, almismo tiempo actuó como punto de fuga por el quese colaban voces que aprovechaban para denunciarlas desapariciones, pero también como instanciaque habilitaba encuentros y nuevas formas de

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relaciones en una época en la cual la sociabilidadaparecía como replegada.

El texto “¿Héroes o cómplices? Reflexiones sobrefutboleros bajo dictadura (Brasil y Argentina)” deLívia Gonçalves Magalhães propone una miradaenriquecedora para pensar la relación entre larepresión de los regímenes dictatoriales y el mundodel fútbol. Para ello, se vale de un análisissistemático y comparativo entre las dictadurasbrasileña y argentina, atendiendo a visibilizar lastensiones surgidas a partir del rol asumido por losjugadores de los seleccionados durante losmundiales de 1970 en Brasil y de 1978 enArgentina. El artículo analiza y articula laconstrucción de memoria que se desarrolló en cadacaso a través de una serie de entrevistas, notasperiodísticas y testimonios de deportistas yautoridades del mundo del deporte y la política. Enel contexto de la consolidación y profesionalizacióndel fútbol como fenómeno global, la contribución deGonçalves Magalhães permite actualizar de unamanera relevante aquella premisa fundamental denuestro campo de estudios a partir de la cual lossentidos de las memorias sobre este período ponende relieve el carácter conflictivo, inacabado ydinámico de nuestra relación con el pasadoreciente.

El artículo “México 68: las olimpíadas de la protestay la violencia” de Sara Musotti y Sergio EpifanioBlaz Rodríguez pone el foco en la complejarelación entre los XIX Juegos Olímpicosdesarrollados en México en 1968 y un movimientoestudiantil fuertemente activo en el país. Lxs autorxsanalizan los modos en que el evento deportivo lepermitió al movimiento desplegar sus demandasinternacionalmente y consolidar las redestransnacionales de solidaridad, a través del contactocon periodistas de diferentes países que seacercaron a cubrir los juegos olímpicos. El textoexplora con rigurosidad la articulación entre lascondiciones sociales y políticas de la coyunturanacional, regional e internacional de fines de losaños sesenta y el accionar del movimientoestudiantil frente a este contexto, con el fin de situarhistóricamente el evento olímpico y el rol de losmedios internacionales. Por otro lado, aporta unaserie de elementos relevantes para comprender larepresión del gobierno mexicano frente a las

protestas, deteniéndose específicamente en lamatanza del 2 de octubre en Tlatelolco y en laviolencia ejercida contra los periodistas extranjeros.Por último, indaga en los efectos que estosacontecimientos tuvieron en el plano internacional yen los modos en que las redes de solidaridaddenunciaron el accionar represivo del gobiernomexicano.

Si los usos políticos del deporte en Argentinatuvieron su punto máximo en la copa del Mundo del78, el artículo de Guedes y Silva evidencia queeste fenómeno, lejos de pensarse como específicodel caso argentino, adquiere característicasespecíficas en el caso brasileño. El artículo, queparte de considerar que en el país vecino elseleccionado de fútbol masculino encarnó la nacióntransformando las copas del mundo en ritualescívicos, se detiene en mostrar que hoy, el segundosecuestro de los colores verde y amarillo tiene lugarhoy como estrategia de legitimación deposicionamientos políticos e ideológicos de unsector del electorado vinculado a la derecha. Ladisputa por los colores de la selección se vuelve lapregunta central del artículo, y su reflexiónfundamental a la hora de pensar la estrategiapolítica del arco progresista en el Brasilcontemporáneo.

También saliendo de las fronteras argentinas, MateoMagnone, realiza una crónica de lo sucedido en elEstadio Nacional de Chile, uno de los símbolos de larepresión política acaecida luego del golpe deEstado de septiembre de 1973. Desde campo deprisioneros, hasta el gesto de los jugadores Pizarroy Díaz, Magnone relata las transformaciones,recuerdos y emociones de todo lo que puede ocurriren una cancha de fútbol.

A 43 años del golpe que instauró la dictadura cívicomilitar más sangrienta en Argentina, la publicaciónde este cuaderno se presenta como una instancia yuna invitación a reflexionar sobre el modo en que eldeporte nos permite abordar nuestra historia en todasu complejidad, al presentarnos datos, historias yrelatos cuyo análisis se vuelve fundamental paraenriquecer nuestra memoria.

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Cuadernos de Aletheia Nro. 3Aletheia, marzo 2019. ISSN 1853-3701

Notas*Licenciada en Sociología por la Facultad deHumanidades y Ciencias de la Educación de laUniversidad Nacional de La Plata. Doctora enCiencias Sociales de la misma universidad. Co-coordinadora del Seminario Permanente deEstudios Sociales del Deporte. Actualmente sedesempeña como ayudante diplomada en la cátedraTeoría Social Clásica II de la carrera de Sociologíade la UNLP.

** Licenciada en Historia por la Facultad deHumanidades y Ciencias de la Educación de laUniversidad de la República en Uruguay. Magísteren Historia y Memoria, por la Universidad Nacional

de la Plata y doctoranda en Historia por la mismauniversidad. Actualmente es docente efectiva delDepartamento de Historia Americana de la FHCE-Udelar (Uruguay).

*** Licenciado y profesor en Sociología por laFacultad de Ciencias Sociales de la Universidad deBuenos Aires. Candidato a doctor en CienciasSociales por la misma universidad. Magíster enHistoria y Memoria por la Facultad de Humanidadesy Ciencias de la Educación de la UniversidadNacional de La Plata. Actualmente, se desempeñacomo Ayudante de Primera en las materias de lacátedra de Alejandra Oberti en la carrera deSociología (UBA).

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Paradojas del Mundial Argentina ’78: estilos, inversiones y rituales

Diego Roldán*Centro de Estudios Culturales Urbanos-UNR-CONICET

Rosario, [email protected]

Introducción

Cuatro líneas interpretativas atraviesan el Mundial‘78. La más antigua es la periodística, representadapor Gilbert y Vitagliano (1998) y Llonto (2006). Estosestudios reúnen datos muy valiosos para pensar elacontecimiento, en ocasiones su vocación analítico-crítica se combina con una visión normativa. Lasegunda línea está relacionada con la ficciónliteraria. Allí destacan dos novelas. Tanto DalMasetto (1998) como Kohan (2002) muestran elmundial a partir de una perspectiva fundada en elextrañamiento. Los testigos de la gesta del equipoestán fuera de la acción. Ambos autores seabstienen de las críticas evidentes y los juiciosapresurados, prefieren sumergir al lector en unaexperiencia literaria. La tercera línea es ladesplegada por las ciencias sociales. Allí resultanrelevantes los artículos de Turner (1998), Alabarces(2014), Archetti (2004); Sazbón y Ferrero (2007),Sazbón y Uliana (2010) el estudio sobre lasinfraestructuras de Santangelo (2014), la excelentetesis doctoral de Sobozinsky Marczal (2016) y lareciente Historia oral del Mundial ’78 (Bauso, 2018).Estos estudios abordan y discuten desde lasociología, los estudios culturales, la antropología yla historia del deporte, la historia oral y el análisismediático distintas aristas del torneo, buscandoproponer una imagen amplia de sus complejidades. Finalmente, los documentales sobre el Mundialtambién son una fuente de reflexión y hermenéutica.En este campo, podemos observar una progresiónque va desde la película propagandística de SergioRenán (1979), pasando por el documentaldenuncialista de Cuatro Cabezas (Bonadeo,Guebels y Pergolini, 2003) hasta llegar al montajede Christian Rémoli (2006). La serie evidencia unacomplejización de la comprensión del evento porparte de los realizadores que de las posiciones deapoyo y celebración, pasa por un examen de

conciencia y condena a la utilización de elementosformales del documental contemporáneo quemuestran, a partir de un trabajo paciente deentrevistas y montaje, actores y visionesdivergentes de un mismo acontecimiento (Ridge,2016).

Ensayando capitalizar las enseñanzas de estaliteratura, este artículo esboza una aproximación alo que considera los efectos paradojales del Mundial‘78. Las páginas siguientes abordan las antinomiasde la figura y el planteo técnico de Menotti, lasrelaciones tensas entre los grupos de la armada quepromovían el Mundial y los economistas liberalesque intentaban frenar el gasto público y, finalmente,entre el ritual militar de la inauguración y los festejospopulares de la final.

Las artes de la profesionalización y las fuerzasdel estilo

En 1974, la Argentina fue confirmada como sede delXI Campeonato Mundial de Fútbol. Ocho añosantes, el congreso de la FIFA reunido en Londresestableció las sedes de las tres próximascompetencias mundiales: Alemania, Argentina yEspaña. La infraestructura, materializada porestadios, carreteras, terminales de transporte ycentros de información, planteaba desafíos. Sinembargo, las construcciones fueron aplazadas.Otros problemas ocupaban la agenda política: lacrisis inflacionaria, la violencia política y lamarginalidad social.

Al frente del seleccionado, se designó a Cesar LuisMenotti. Huracán había ganado el campeonato de1973 bajo su mando. Simpatizante del PartidoComunista, el técnico había firmado la solicitada demarzo de 1973 en apoyo a la candidaturapresidencial de Héctor Cámpora. Sin embargo, su

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nombramiento, en octubre de 1974, fue auspiciadopor grupos cercanos a la Unión Obrero Metalúrgica,cuya injerencia crecía dentro de la AFA.

A Menotti se le había encomendado iniciar unareestructuración del equipo nacional. A partir de unentrenamiento riguroso, sistemático y prolongado, elseleccionado debía modernizarse conservando supatrimonio estilístico. La incidencia del técnico en elcertamen resultó clave y su continuidad,extraordinaria. Tan solo el logo del evento,presentado en la clausura de Alemania ‘74,consiguió disputarle esa persistencia. Las derrotasde España ‘82 clausuraron la Era Menotti. EseMundial comenzó con la derrota de Argentina por 1-0 frente a Bélgica. Casi al mismo tiempo, las tropasargentinas acordaban el cese de hostilidades enMalvinas. En sus balances, como cada vez queevocó el Mundial ‘78, Menotti enfatizó la autonomía,la profesionalización y la externalidad del fútbolrespecto a lo político.

“Si miro hacia atrás, a todo lo hechodesde 1974 hasta hoy me sientoreconfortado por que el balance estotalmente positivo. Si los demás notienen memoria, yo la tengo. Y creohaber cambiado muchas cosas en elfútbol argentino, simplemente creyendoen lo nuestro, en lo que somos capacesde hacer si nos organizamos ytrabajamos para eso (…) si alguientiene la responsabilidad total de estefracaso, ese soy yo.”(Juvenal, 1982)

Con la instalación de la dictadura, Menotti disfrutóde una protección mediática inédita. Pocasintervenciones críticas se formularon a su figura yplanteos. Se destacan las de Dante Panzeri enChaupinela y las de Rolando Hanglin en Goles.Panzeri se opuso a la realización del torneo,priorizando problemas económicos y sociales. Eneso coincidió con la campaña de los exiliadosargentinos en Europa y las organizaciones dederechos humanos. Desde Europa, el “boicotinternacional al Mundial 78” estableció un enlacesignificante entre las Olimpíadas de Berlín 1936 y elMundial 1978, entre Hitler y Videla, entre loscampos de concentración del nazismo y los centrosde detención clandestina de la dictadura (Franco,

2008a y 2008b). Además, Panzeri indicó que alfrente de Huracán, Menotti se preocupaba por elbuen juego y la habilidad de los futbolistas.Mientras, como técnico del equipo nacional suretórica alcanzó otro vuelo, tornándose menospopular y apegándose a las cifras de fuerza,resistencia, velocidad, etc., recolectadas por losprofesores de educación física.

Allende estas controversias, el discurso de Menottiexpresó una fascinación por el entrenamientosistemático. La preocupación era competir con losseleccionados europeos. Las estrategias del cuerpotécnico fueron el trabajo físico riguroso, la seclusiónde los jugadores y el reforzamiento de las aptitudesde velocidad, fuerza, despliegue y sincronización.Las oposiciones del fútbol latinoamericano con eleuropeo estuvieron a la orden del día. El técnicorecuperaba varios de esos binarismos:potrero/gimnasio, habilidad/fuerza, juegoindividual/juego colectivo, improvisación/sistema,estética/productividad, arte/eficacia, lírica/disciplina,gambeta/toque, juego lateral/juego vertical,juego/trabajo, lentitud/velocidad, buenmanejo/traslado veloz, etc.

Modernizar al equipo equivalía a sistematizar elesquema de juego. Como la modernizacióneconómica, la futbolística no buscaba cortar con latradición. En el plano de la política económica, elelenco burocrático de la dictadura se debatía entrela austeridad monetarista de los economistasortodoxos civiles y el gasto en la producción de unsimbolismo nacional de los militares de la armada.Si bien en el campo futbolístico, el proceso demodernización-profesionalización estuvoacompañado por apelaciones a la esencia nacional,el potrero y el estilo criollo, todas ellas eransintetizadas por Menotti. Los colaboradores másdestacados del técnico eran el profesor deeducación física Ricardo Pizzarotti, conocido por surigurosidad y disciplina, y el médico Rubén Oliva,apodado “jeringa mecánica” por sus terapéuticas. Lamedicina y la educación física buscaban elevar losestándares de eficacia de los jugadores. Menotti ysu equipo se movían entre la lírica que habíadefinido su designación y los componentes quedebieron sumar al entrenamiento para estar a laaltura de una competencia internacional. El directortécnico tuvo la oportunidad de emprender una

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renovación del fútbol, establecer un debate profundoy marcar una discontinuidad cultural. La tareaconsistía en hacer evidente la artificialidad, el origenmitológico y ficcional de algunos de sus binarismosmás irreductibles. Sin embargo, prefirió quedaratrapado en esas dualidades y no consiguióexpresar una síntesis disyuntiva. Tanto susapologetas como sus críticos quedaron varados enla playa de esas antinomias que dividían el juegodel trabajo, la improvisación del sistema, el arte dela eficacia.

“Nunca compartimos la filosofíafutbolística sustentada en el llamadotrabajo y este tiempo no es fruto delsacrificio. Porque el día en que el juegosea un sacrificio, no habrá quien sededique a jugar.” (Sanz, 1978)

La vida histórica de infraestructuras

¿Gasto o inversión? Esa era la pregunta que oponíaa las dos facciones del elenco gubernamental. Unade ellas, la castrense, afirmaba haber “heredado” elcompromiso de realizar el Mundial. Renunciarequivalía a asumir la veracidad de las críticas quecirculaban sobre los crímenes cometidos por elgobierno militar. Por otro lado, el ala civil y liberal delgobierno, integrada por empresarios y economistas,mostraba poco entusiasmo con el Mundial. Elministro de economía, Alfredo Martínez de Hoz, seabstuvo de hacer declaraciones. Sin embargo, enuna entrevista a Gente, el Secretario de Hacienda,Juan Alemann, reveló el malestar de los hombresdel Ministerio de Economía. El mundial implicabagastos excesivos (700 millones de dólares) eirrecuperables.

Álvaro Alsogaray, ingeniero militar y economistaliberal ortodoxo, sentenció que el torneo de fútbolconstituía un dispendio desaconsejable, dada lacrisis inflacionaria.

“La primera de las “prioridades” erafrenar la inflación. Este fenómeno,verdadero cáncer social de nuestrotiempo, había alcanzado en laArgentina características explosivas.Constituía sin dudas, con la guerrilla,el más agudo de los problemas

existentes. Para frenar la inflaciónhabía que “ahorrar sobre el hambre yla sed” (…) Dejar de invertir 700millones de dólares no era pocacontribución…” (Alsogaray, 1978, p.50)

Los gastos de infraestructura fueron los másimportantes. Los estadios de River Plate y VélezSarsfield afrontaron ampliaciones y rediseños. EnRiver se construyeron más plazas, se ampliaron lasestructuras y se prestó mayor imponencia alepicentro de la componenda. El estadio de Vélezestuvo lejos de esa centralidad, sus refaccionesfueron menores. Otras medidas se arbitraron en elinterior del país donde no había preexistencias. Aexcepción de Rosario, donde se remodeló el estadiode Central y sus adyacencias, en el resto de lassubsedes se construyeron estadios nuevos. Lainfraestructura rosarina era consecuencia de latemprana (1939) inclusión de los equipos locales enla AFA. Mendoza, Mar del Plata y Córdoba fueronelegidas antes por sus atractivos turísticos,paisajísticos y cierta densidad de funciones urbanasque por la tradición futbolística. De ese conjunto,solo Córdoba reunía ambas condiciones (Reyna,2014). Con todo, era mejor conocida por susatractivos turísticos. Entre fines del siglo XIX ycomienzos del XX, cobraron fama sus airesserranos, pequeños arroyos de montaña, paisajesde descanso y recuperación de la salud (Armus,2012).

En Mendoza y Mar del Plata, ingenieros yarquitectos enfrentaron distintas problemáticas. Losvientos de la costa atlántica determinaron elrefuerzo de los soportes de viseras y columnas deiluminación, indispensables para transmitir a coloreslos partidos nocturnos. La televisación a color era unbien de exportación. Los argentinos solo laapreciaron en diferido, aun cuando la dictadura laanunciara como síntesis de la modernización. Si enMar del Plata hubo que reforzar la estructura delestadio, en Mendoza se buscó enterrarla. Debido alos movimientos sísmicos, los ingenieros debierontrabajar en los cimientos y evaluar la resistencia delos materiales. También, se debatió la ubicación delestadio. La población local no aprobaba suproximidad al Cerro de la Gloria. El monumento alEjercito de los Andes, comandado por San Martín,quedaría enmarcado por un complejo deportivo

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desconectado de esa conmemoración. Además, elestadio afectaría al “Parque Aborigen”, cuyopropósito era dar a conocer las especies vegetalesautóctonas preexistentes a la conquista española.La solución a estas dificultades fue colocar elestadio bajo nivel, a partir del socavadocomplementario de una olla natural.

Alemann afirmó que estos gastos eran innecesarios.Esos estadios dispersos no tardarían en convertirseen “elefantes blancos”. Para minimizar los gastos, elSecretario de Hacienda sugería:

“…el Mundial podría verse realizadocon una inversión de 100 millones dedólares si se hubiera concentrandotodo en Buenos Aires (…) Los estadiosde Rosario y Mendoza no tienensentido, porque no existe allí lacapacidad hotelera mínima requerida.El de Mar del Plata será un graveproblema futuro, porque ningún clubpuede hacerse cargo de los gastos demantenimiento. Hay excesos en lasconstrucciones que revelan que no seha actuado con la austeridadrequerida.” (Alemann, 1978, p.11).

Los economistas aparecían como los heraldos de laausteridad. Resultaba evidente que sabían poco defútbol y menos de eventos deportivos. Luego delprimer mundial disputado en Uruguay (1930), nohubo otro campeonato que ofreciera una únicaciudad como sede. Era materialmente imposible ysimbólicamente humillante concentrar todo enBuenos Aires. Durante la dictadura se formó lo quese conoció como la patria contratista, un grupo deempresarios que se beneficiaron con las licitacionesde obra pública. No todos los que trabajaron para elgobierno recibieron su paga. La empresa encargadade la remodelación de River sufrió los manejosarbitrarios del presidente del Ente AutárquicoMundial 78 (EAM 78), el capitán Alberto Lacoste. Elatraso en los pagos y la deuda jamás cobradaparecen demostrar desvíos significativos de fondos.

El EAM ‘78 enlazó la organización del evento con lagestión de la dictadura. El objetivo principal erapromover la imagen de una Argentina prospera yarmónica, para disputar sentido a los medios

extranjeros y los exiliados europeos queconstruyeron un relato centrado en las violaciones alos derechos humanos, los centros de detención,tortura y exterminio. Uno de los núcleos productoresde esas imágenes positivas y emblema del progresotécnico for export fue la planta transmisora deA78TV (luego, ATC). Su emplazamiento, FigueroaAlcorta y Tagle, contaba con varios ensayos demonumentalización.

Perón (1946) elevó a las Cámaras Legislativas unproyecto de ley para construir en la Plaza de Mayoun “Monumento al Descamisado” que luego fuerelocalizado. Tras la muerte de Eva Perón, eldiputado Héctor Cámpora (1952) envió un nuevoproyecto para derivar el dinero reunido en pro de laconstrucción del “Monumento al Descamisado”hacia otro “Monumento en Homenaje a Eva Perón”.El golpe de 1955 dejó sin efecto el proyecto, tansolo se instalaron los cimientos. Perón y LópezRega (1973), reflotaron la iniciativa y planearon laconstrucción de un Panteón Nacional al quedenominaron el “Altar de la Patria”. Ese nuevoemprendimiento contó con el apoyo casi unánimede las cámaras legislativas, a no ser por laoposición del abogado e historiador revisionistaRodolfo Ortega Peña, tres meses después de esosdebates asesinado por la Triple A. El monumentosería materializado a través del Ministerio deDesarrollo Social y la Secretaría de Estado deVivienda y Urbanismo, ambos bajo la égida deLópez Rega. El Altar de la Patria se emplazaría enterrenos fiscales “(…) ubicados en una situación deprivilegio en la ciudad de Buenos Aires (…) y quecuente con el suficiente espacio para la realizaciónde actos patrios y (…) servicios religiosos.” Unacomisión presidida por el propio Perón dirimiría laadmisión en el Altar. Éste sería el lugar propicio paralos restos mortales de “(…) todo exiliado porrazones políticas y que falleciera fuera del territorionacional”. Si bien no hay ninguna explicitación,puede intuirse que se estaría pensando en losrestos de Juan Manuel de Rosas. Menos elíptica fuela relación con el Monumento a Eva Perón, ya quesus restos serían repatriados y depositados en elAltar de la Patria, ubicado en el sitio exacto delmonumento a Evita promovido tras su muerte porHéctor Cámpora (1952). El Altar de la Patria fueproyectado como un monumento de unión (casipara la reconciliación) de los argentinos. Su

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ejecución, desarrollada durante la presidencia deEstela Martínez, enfrentó dificultades técnicasmayores al toparse con los cables de alta tensión deSEGBA y los cimientos del monumento dedicado aEva Perón. Ingenieros militares tuvieron quevolarlos con cargas explosivas.

Dos años después, el gobierno golpista decidióimplantar allí una forma arquitectónica moderna yfuncional capaz de borrar la huella peronista. Elproyecto de A78TV, la planta transmisora detelevisión a color del Mundial 78, ha sido analizadominuciosamente por Santangelo (2014). Por variosmotivos, el edificio reunía las condiciones parasepultar ese pasado monumental y político. Acriterio del intendente de facto, Bg. OsvaldoCacciatore, se trataba de una época de “(…)vergüenza y demagogia desenfrenada (…) con unafán desmedido de levantar monumentos que solorespondían a fantasías carentes de racionalidad”(citado en: Santangelo, 2014: 142).

Esta apretada síntesis esboza hasta qué punto, dequé manera, asumiendo qué costos y lidiando conqué dificultades la dictadura reinscribió la herenciade un evento masivo programado por el gobiernoperonista en el marco del “Proceso deReorganización Nacional”. Sin embargo, las líneasde continuidad del evento hicieron posible, aún conobjetivos distintos, que la oposición a laorganización del Mundial ‘78 proviniese de unensamble imposible en otras circunstancias: loseconomistas liberales ortodoxos, los exiliadospolíticos argentinos residentes en Europa y losorganismos de derechos humanos. Por otro lado,esa continuidad en la discontinuidad generó otrascoincidencias improbables, ya que tanto la JuntaMilitar como la cúpula exiliada de Montoneros, conintenciones muy divergentes, coincidieron en laconveniencia de desarrollar el XI Mundial de Fútbol.Diferendos profundos se expresaban en la divisa deMontoneros: “Argentina campeón, Videla alparedón”. Una buena síntesis de esas disidencias,apareció en Estrella Federal.

“Nosotros ganamos el mundial de fútbolganando masivamente las calles,gritando toda la alegría y toda la broncaacumulada, en la cara de los policíasdisfrazados de civiles, (…) Ellos

tuvieron que colarse disfrazados en lagran fiesta del pueblo, ocultando lasbayonetas detrás de las corbatas,haciendo coincidir la entrada a lacancha de los miembros de la Juntacon la de los equipos como única formade escuchar aplausos. Ganamos elmundial deportivamente y tambiénpolíticamente, aunque los escribas asueldo hayan llenado páginas diciendoque nuestra alegría era la supuestaunidad nacional constituida por ladictadura.” (Firmenich, 1978, 3)

Rituales castrenses y populares: sentidopráctico y sentido escrito

Los jugadores fueron amputados de sus medioscotidianos. Esa purificación los hacía aptos para elcombate deportivo. El rigor en este aspecto estabadeterminado por el objetivo de garantizar laregularidad y el equilibrio del plantel. El discurso deMenotti evidenció el estado de dominaciónimperante en las relaciones de género. La mujer delos jugadores aparece como una figura queperturba. No por las relaciones sexuales, entoncescasi inadmisibles en el tiempo preparatorio a lascompetencias, sino por su carácter de “ama decasa”, incapaz de resolver los problemasdomésticos y por su falta de autonomía económica.

“Resolvimos que a partir del 9 de mayode 1978 la única familia que teníamosera el plantel (…) El problema esdesenchufarse (…) la mujer no siempreestá preparada para entender que unoestá trabajando; le dice que hay quepagar el gas o la cuota del auto ydesconcentra al jugador.” (Menotti,1978, 9)

Para conseguir estar a la altura de una competenciamasculina, los jugadores debían quedar aislados delpeligro y la contaminación implícita en lo femenino(Douglas, 1973). En esa suerte de vestíbuloesterilizado, llamado polisémicamenteconcentración, la masculinidad era reforzada a partirde la ausencia física, aunque no simbólica, de lofemenino. Esa segregación, acompañada por el

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trabajo físico y futbolístico en doble turno y semanacompleta, establecía componentes sacrificiales ymoralizadores (Mauss y Hubert, 2010 y Wacquant,2005). Los relatos del tiempo compartido en laconcentración de José C. Paz y en el vestuario,muestran una communitas (Turner, 1988) devarones, heteronormada, aunque no exenta decierto homoerotismo, y dispuesta a enfrentar lostrances del drama deportivo. A eso, los técnicos defútbol solían denominarlo “el grupo humano” (LaCapital, 1/1/1978).

Turner (1988) llama la atención sobre la correlaciónde proporcionalidad directa entre la cantidad eintensidad de los conflictos y el número y lagrandilocuencia de los rituales en una sociedad. Eldiscurso de la Junta Militar hacía referencia a esaconflictividad a partir de su supresión y la invocaciónsustitutiva de la armonía, el trabajo, el orden y lapaz. El EAM ‘78 anhelaba escenificar un ritual deequilibrio, capaz de purificar la sociedad de suselementos “disolventes” y reunificarla en unespectáculo nacionalista. El proyecto de ingenieríasociocultural que la dictadura jugó durante elMundial ‘78 fue desmedido: desestructurar yreconstruir el sentido de lo nacional y popular enmenos de un mes y a través de seis partidos. Elfútbol como catalizador y llave del proceso era unelemento facilitador por su tradición y arraigo, peroparadojalmente esa trayectoria hacía difícilreconstruir con velocidad, aún a través de unaconquista extraordinaria, el sentido cultural ypráctico de su dinámica festiva.

La organización y el despliegue de la ceremoniainaugural delimitaron el terreno de juego y el tipo departicipación que la dictadura esperaba de lacompetencia y la sociedad argentina. Siguiendo aRoberto DaMata (2002) y Pablo Alabarces (2014),puede afirmarse que este tipo de rituales yescenificaciones son la puerta de acceso a laanalítica de los proyectos culturales de unasociedad y un grupo político que, a su vez, se ponenen acto a través de una performance que configuraun plano metafórico y expresa ciertos deseos. Eneste marco, la ceremonia inaugural es el momentoen que se torna transparente la captura que el EAM‘78 había imaginado del Mundial.

Llama la atención el entorno de silencio. Laceremonia se lleva a cabo en un mutismo máspropicio para un templo religioso que para unestadio de fútbol. Esa mudez es quebrada por elreplique de una diana que parece convocar a unatropa. Seguidamente suenan unas campanadas queanuncian el vuelo de unos globos multicoloreshenchidos de helio. Nuevos toques de dianaconcentran la atención sobre el campo de juego.Unos escuadrones desplegados a los lateralescomienzan a movilizarse guardando simetría yorden perfectos. La banda de los granaderos abre elrepertorio de canciones épicas. Los y las gimnastasestán enfundados en unos uniformespredominantemente blancos. Cerca del cuelloemergen leves tonos celestes. La vestimenta esbastante abstracta y futurista. Al son de la música,los cuerpos unidos forman una primera leyenda:Argentina ‘78. El relato enfatiza el orden y ladisciplina del conjunto. Ante un cambio de la músicase sueltan miles de palomas blancas como símbolode paz. Los gimnastas deshacen la palabra tras unnuevo cambio del ritmo. La cámara toma al públicodel estadio para mostrar su abigarramiento, da laimpresión que no entrara nadie más. Los gimnastassiguen formando palabras con sus cuerpos yatuendos blanquísimos: “Mundial y FIFA”. Lasfiguras y palabras adquieren relieve y formas casitridimensionales gracias al esfuerzo de los y lasgimnastas que se trenzan bajo formas específicaspara dar realce a las letras. Entonces, irrumpen lasdelegaciones de los países que participan de lacompetencia. Para presentarlas, los gruposgimnásticos forman un sol en el círculo central condieciseis rayos. La narración intenta derivar yestabilizar la decodificación: “Todo el campo se llenade color. Las banderas al viento. Un esquemagimnástico preciso que visualiza cuánto se puedeimaginar. Armonía, movimiento feliz, oportunidadpara que el mundo vea un país que no se detiene.”Las cámaras vuelven a las tribunas, pero no paramostrar espectadores anónimos, sino a JorgeRafael Videla. Si antes el relato trataba de anclar ladecodificación, ahora la imagen busca mostrar larelación que hay entre lo que ocurre en el campo dejuego y la Junta. Agosti apenas aparece, frente alomnipresente entusiasmo de Massera.

La música cambia de tono y se oye un carnavalitoclásico. El Humahuaqueño da marco y folkcloriza al

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movimiento de las delegaciones extranjeras. Losgimnastas se reagrupan, bajo la forma de unrectángulo. Cuando irrumpen los aplausos, lacámara concede un primer plano a Galtieri. Todoslos militares están de civil. Visten riguroso saco ycorbata de tonos muy sobrios. Su corporalidadrígida, sin embargo, da la impresión que vistieranuniforme. La música abandona el folkclore y sedesliza hacia tonos marciales. Los gimnastas semueven de un lado a otro dándoles dinamismo a lasdistintas figuras. La performance en ensamble conla música semeja un ballet militar.

Nuevos aplausos preludian uno de los momentosmás extraños de la ceremonia. Comienzan losejercicios de piso, los y las jóvenes se entregan adiversas formas de gimnasia metodizada ycalistenia con extensiones de brazos y piernas.También hay algunos movimientos de flexibilidad.No hay música. De fondo, se oye una voz quepronuncia números, unos tambores y un silbatoestablecen el ritmo y la naturaleza de losmovimientos. Los gimnastas forman figurasacompañadas por los aplausos que descienden delas tribunas cada vez que los equipos pasan aposición neutra o de descanso. Los movimientos detraslación están rigurosamente sincronizados. Setrata de un espectáculo que produce un mapahumano para ser visualizado a partir de unaperspectiva elevada. Al nivel del campo de juego,las figuras engendradas por el movimiento son casiinvisibles. Con todo, los ejercicios más específicos eindividuales no lucen del todo bien a la distancia. Lacámara necesita del close-up para reconstruir lacomplejidad del ensamblaje y sus intenciones. Enesos planos cortos, es posible descubrir a lasjóvenes del conjunto, son sus rostros los queacaparan la atención de la cámara. Allí tambiénpuede observarse la distancia que guardanrecíprocamente mujeres y varones, como si unaproximidad mayor pudiera malograr el trabajo.

Observar la ceremonia cuarenta años despuésresulta un poco aburrido. Es un espectáculodemasiado largo y monótono para el tipo deatención y visionado multimedia contemporáneo.Con sus estridencias marciales, la música completael cuadro y establece un pliegue dentro de esacoreografía completamente blanca y homogénea.Uno de los momentos más ovacionados de la

ceremonia llega cuando los gimnastas forman en elcentro del campo el logo del Mundial, aprobadodurante la presidencia de Perón y que evoca susmanos saludando y sosteniendo la pelota.Inmediatamente comienza a sonar la marcha delmundial: “25 millones de argentinos, jugaremos elmundial”.

Para minimizar las posibles líneas de fuga en ladecodificación, cuando los gimnastas forman elicono del mundial, con tantas connotaciones ajenasal gobierno militar, se escuchan las palabras debienvenida del Tte. General Jorge Rafael Videla. Elpresidente de facto pronuncia un discursoinusualmente largo para este tipo de eventos. Enmás de una ocasión resuena la palabra “paz”, peroqueda la impresión que es una paz que solo puedeexistir como resultado de algún combate. Losaplausos suenan en el palco. Las cámaras semantienen concentradas en un plano que no sedespega de las autoridades. Luego los aplausos segeneralizan y entonces las cámaras recogen unplano más amplio. Algunos espectadores aplauden,pero otros no, se mantienen indiferentes al discursoo saludan a la cámara que los enfoca. Videlaaparece como un sujeto en trance, su oratoriaresulta física, reiteradas veces eleva su estaturaparándose en puntas de pie. Por momentos, pareceestar dando una arenga a un grupo de soldados quese inician bajo su mando.

La ceremonia de clausura marca el final de la deapertura en el momento exacto en que Videlaentrega a Daniel Alberto Passarella la Copa delMundo. Entonces, los jugadores se arremolinanalrededor de la copa y comienzan a besarla. Laselección se prepara a dar la vuelta olímpica. Losaltavoces piden al público que “…por favor semantenga en sus puestos”. La vuelta esdesordenada. Para evitar posibles eventualidades,que empañarían la imagen de la Argentina en elmundo, la transmisión se interrumpe, sin que elequipo haya completado ni los primeros cien metroscon la copa entre las manos. Cuando los registrostelevisivos abandonan el estadio, también quedancancelados los colores. Comienza la transmisión enblanco y negro, la única imagen a la que teníanacceso los argentinos.

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Lo que ocurre después es muy diferente. Fuera delmonumental la calle rebalsa de peatones que secruzan sin cesar. La salida del estadio es unaprocesión interminable. Pronto llega la noche y elfrío se hace más intenso. Nada de eso importa. Lagente salta, grita, canta, hace sonar cacerolas.Todos están embanderados o con algún símbolodistintivo de la Argentina. El grito imperante es“¡Argentina! ¡Argentina!.” Los autos pasan en unlento desfile y se atascan. Nadie parecepreocuparse, no hay adónde ir, solo algo parafestejar. Los coches están embanderados o bienpintados con consignas sobre la selección. Muchosde los festejantes llevan vinchas con los coloresargentinos. La música de esa caravana es caótica,sus instrumentos son las matracas, los silbatos, lascornetas y los bombos. Los árboles de algunascalles aprovechando la pintura a la cal para repelerlas plagas son intervenidos con dos franjas celestes.Desde el conurbano bonaerense, los camionesllegan cargados en busca de las calles del centro yel obelisco. Sobre los acoplados veintenas depersonas levantan sus brazos y desplieganbanderas argentinas. La presencia de varones esexcluyente, las mujeres aparecen enmarcadas, aligual que los niños, en grupos familiares. Esaparece ser la única jerarquía que se mantiene en losfestejos. Los acoplados de las camionetas y a veceslos techos de los autos son el lugar propicio paraexhibir mayor entusiasmo. Grupos corren conbanderas en las manos. Por momentos todo pareceun desfile de carnaval. Los colectivos pasanabigarrados. Empiezan a circular banderas largas,como cintas que adornan las calles repletas deautos. Los bares y las pizzerías son un hervidero degente que grita y salta. Casi todos cantan: “¡Dalecampeón! ¡Dale campeón!”. Las caravanas sedesplazan por las calles y desde los edificios lesarrojan papeles. Un colectivo lleva en el radiador unposter del equipo campeón. Algunos de losfestejantes están disfrazados, incluso con atuendostípicos de los carnavales, que estuvieron prohibidosen la dictadura. Muchos aparecen con gorras largas,otros se visten con la camiseta del equipoproponiendo un continuum entre la cancha y lacalle, entre los jugadores y los hinchas. Aparecenmuchas banderitas de plástico. Bombos y cornetasatruenan por doquier. La fiesta se prolonga sobre lamadrugada.

La fiesta inaugural del mundial no solo mantuvointacta las jerarquías sociales, políticas y culturales,sino que incluso buscó subrayarlas. El palco, elprolongado uso de la palabra de Videla, lainsistencia de la cámara en remarcar el rol y lugarde las autoridades militares hacen de la ceremoniainaugural un rito de reforzamiento de un ordencomunitario organicista, formal y jerarquizado. Deigual modo, la ceremonia conduce hasta el extremolas formas sociales hegemónicas a través de laexhibición de la vestimenta de los gimnastas, unlenguaje corporal marcado por el método y ritmadopor los silbatos, las órdenes y las marchasmarciales. La inauguración se llevó a cabo a plenaluz del día, cuando las posiciones y rostros de todoseran plenamente reconocibles. Aunque se utilizaronciertos disfraces, por ejemplo, los militares con sacoy corbata y los gimnastas con sus uniformesblanquicelestes, estos atuendos no sólo mantenían,sino que consagraban en un nuevo espacio laverticalidad de la diferencia.

Los festejos de la final disuelven algunas jerarquías,se implanta una suerte de transversalidad. Estofuncionó de ese modo hasta tal punto que losmismos detenidos señalan que el mundial fue unlenitivo y una vía de escape de la realidad queestaban atravesando en los centros de detenciónclandestinos. Asimismo, la convivencia con losmilitares en esos espacios resultó menos rígida.Algunos recuerdan sus excursiones entre las masasfestejantes de la ciudad como un momento deexpansión, esos simulacros de libertad y alegríarevelaban sus límites en las figuras de “los verdes”que vestidos de civil los acompañaban. Algunosargumentaron que era, también, una forma demostrarle cómo estaba el mundo fuera de loscentros de detención, cuánta alegría podía haber enuna Argentina gobernada por los militares.

Frente a las marchas marciales, las ordenes, laplanificación y la música militar, los festejoscallejeros eran caóticos, espontáneos y susorquestas utilizaron sin rigor rítmico los cánticospopulares, los silbatos, los bombos, las cornetas, lascampanas y las cacerolas. En la ceremoniainaugural, los protagonistas fueron las autoridades ylos grupos gimnásticos, la concurrencia del estadioera un espectador silencioso y aplaudidor pasivo dela actividad desplegada por otros. Ese rol solo fue

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interrumpido por la lluvia de los papelitos, que tantopreocupó al relator oficialista, José María Muñoz, enlas salidas a la cancha del equipo nacional. Lospapelitos eran un objeto de carácter liminar,subrayado al máximo por el humorista Caloi a travésde Clemente. Al igual que la actividad de los hinchasen las tribunas, los papelitos configuraban unespacio de frontera donde la calle y el estadio sesolapaban. En ocasiones, el estadio podía funcionarcomo un templo, cerrado sobre sí mismo yconcentrado en el campo de juego, entonces,componía un universo seguro y controlable. Lacalle, en cambio, era lo abierto, lo informe y loimpredecible. La calle era el espacio de produccióndel acontecimiento, de la irrupción de lamultiplicidad y la proliferación de los sentidos. Si elautoritarismo que exuda la ceremonia inauguralbuscaba aplanar cualquier tipo de visiones múltiplesde lo real, los festejos callejeros restituían laspotencias de lo diferente, revelaban las fuerzas deuna cultura polisémica apoyada en la tradiciónfutbolera y capaz de disputar la unisemia autoritaria.

Los días posteriores a los festejos, aparecieron losmedios gráficos. Allí el sentido escrito retomó labatalla que había iniciado en la performance de laceremonia inaugural por (re)codificar los puntos defuga de los flujos de prácticas y sentidos que habíanaparecido en las calles la noche del 25 de junio de1978. Entonces, Videla estableció un enlacesemántico, forzado pero no del todo ineficaz, entrela ceremonia inaugural de veinticinco días atrás y lafiesta en las calles de la noche anterior.

“Naturalmente, tanto en la ceremoniade inauguración, como en la de cierre,con el triunfo de nuestro seleccionado,marcaron dos fechas especiales en lasque se sumaron diversos factores queles dieron más relieve: el entusiasmode todos, la cordialidad que nuncadecayó, el espíritu caballeresco y,sobre todo, el ejemplar comportamientodel público.” (Videla, 1978)

Encapsular y cancelar las potencias de la calle y elsentido práctico de los hinchas de fútbol que lasdesbordaron fue el objetivo principal de laproducción de sentido escrito sobre elacontecimiento. En las notas sobre el Mundial ‘78 seminimizaron las discontinuidades, se borraron los

conflictos y se hizo flamear, como en unmonumental simulacro que prolongaba la ceremoniainaugural indefinidamente, la bandera de launanimidad.

Conclusiones

El Mundial ‘78 fue un acontecimiento importantepara el fútbol argentino. Se trató de un momentomuy relevante para la internacionalización y, junto almundial de México ‘86, fue un punto alto de suglobalización y espectacularización. Sin embargo,se desarrolló en el marco de la más violentadictadura cívico-militar que conociera el país. Lasautoridades de facto buscaron instrumentalizar elritual deportivo para producir mayores niveles deequilibrio social y consenso político. Como lohicieron notar los movimientos de derechoshumanos y los exiliados en Europa, el Mundialpodía asociarse con otros eventos desarrollados encontextos similares: el Mundial de Fútbol Italia 1934y las Olimpíadas de Berlín 1936. Este tipo deanalogías se completaría dos años más tarde,aunque englobando regímenes autoritarios de signopolítico diferente, con las Olimpíadas de Moscú1980.

Este artículo aborda algunas de las paradojas delMundial Argentina ‘78. La primera se refiere alequipo técnico. Menotti reunió y estabilizó en sufigura una serie de antinomias. Simpatizante de lasizquierdas fue técnico de la selección durante ladictadura; amante del buen juego y el estilosudamericano sometió a su plantel a un proceso demodernización física, médica y disciplinaria;impulsor de una renovación del fútbol argentino semantuvo apegado a binarismos tradicionalesestablecidos por Lorenzo Borocotó en los años1920s.; defensor de las artes del potrero -sintetizadas en el único jugador con absolutacontinuidad en el plantel, René Houseman-estableció el imperio del esquema de juego porencima de los talentos individuales.

La segunda se refiere a los grupos encargados de lapromoción del evento y la construcción deinfraestructuras. Las fuerzas armadas,especialmente la armada, se mostraron vehementesdefensoras del campeonato. A criterio de sushombres más influyentes, Lacoste y Massera, no

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había gasto que fuera innecesario en laorganización del Mundial ‘78. Por el contrario, losequipos técnicos del Ministerio de Economía y loseconomistas liberales ortodoxos cercanos a lacoalición cívico-militar eran reacios a promovergastos, cuya única secuela sería elevar la inflación.En este campo, la cúpula en el exilio de Montonerosapoyó la realización del mundial en coincidencia conlos grupos de la armada. Sin embargo, ambossectores buscaron intervenir en la atribución desentidos sobre la competencia de forma enfrentaday beligerante, aunque con medios y capacidadesasimétricas. Finalmente, los ritos establecidos comodemarcaciones de la competencia estuvieronsignados por la intervención del gobierno y laorganización en la inauguración y de los hinchas ysimpatizantes en el cierre. Analizar ambosmomentos de la competencia permite reflexionarsobre las diferencias que existen entre el universodel estadio cerrado, homogéneo, controlable,automatizado y jerárquico durante la ceremoniainaugural y las contaminaciones de los repertoriosde prácticas entre el estadio y las calles abiertas,múltiples, incontrolables, espontáneas yhorizontales. Esperamos que estas descripciones yanálisis constituyan indicios para pensar nuevasnarrativas alrededor de este acontecimiento y(re)problematizar su significado histórico, político,social y deportivo.

Notas*Doctor en Humanidades y Artes por la UniversidadNacional de Rosario. Dirige el Centro de EstudiosCulturales Urbanos, lugar de trabajo donde sedesempeña como Investigador del CONICET. Esprofesor de Espacio y Sociedad en las carreras deAntropología e Historia de la Facultad deHumanidades y Artes de la UNR. Susinvestigaciones versan sobre problemas queenlazan corporalidades y ciudades, especialmenteha estudiado los deportes, el tiempo libre de lossectores populares, la planificación urbana y losprocesos de segregación, gentrificación yconstrucción del espacio público urbano en Rosario.

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Hirschl. Reflexiones acerca de las publicaciones sobre deporte, memoria y derechoshumanos

Germán Roitbarg *FSOC-UBA

2018, Buenos Aires [email protected]

Las publicaciones sobre las relaciones entredeporte, memoria y derechos humanos han tenidoun renovado interés en los últimos años en nuestropaís. Al pionero El director técnico del proceso(1983) de José Luis Ponsico y Roberto Gasparini,se suman los ya clásicos La vergüenza de todos –El Dedo en la llaga del Mundial ’78 (2005) de PabloLlonto, Deporte, Desaparecidos y Dictadura (2006)de Gustavo Veiga, Fuimos campeones. Ladictadura, el Mundial 78 y el misterio del 6 a 0 aPerú (2008) de Ricardo Gotta y Hechos Pelota. Elperiodismo deportivo durante la dictadura militar(2008) de Fernando Ferreira. A su vez, es necesarioresaltar libros en los que en algunos de suscapítulos refieren a la última dictadura cívico-militarcomo La era del fútbol (1998) de Juan José Sebreli,Historia política del deporte argentino (2004) deVíctor Lupo, La Patria Transpirada. Argentina en losMundiales 1930-2010 (2010) de Juan Sasturain,Deporte nacional – Dos siglos de historia (2010) deAriel Scher, Guillermo Blanco y Jorge Búsico yBreve historia del deporte argentino (2010) deEzequiel Fernández Moores.

En los últimos años, la temática se ha vistoactualizada por: Luna Park. El estadio del pueblo, elring del poder (2017) de Guido Carelli Lynch y JuanManuel Bordon, El partido Rojo (2017) de ClaudioGómez quien ya había escrito Maten al Rugbier. Lahistoria detrás de los 20 desaparecidos de La PlataRugby Club (2015), Los desaparecidos de Racing(2017) de Julián Scher, 78. Historia Oral del Mundial(2018) de Matías Bauso y Clubes de fútbol entiempos de dictadura (2018) Raanan Rein, MarianoGruschetsky y Rodrigo Daskal (compiladores).Estos libros, casi en su totalidad y con diferentesfocos, desarrollan sus investigaciones en torno la

dictadura en general y al gran evento deportivo deaquellos años, la Copa Mundial de fútbol Argentina1978, en particular. Tan sólo uno de los libros deGómez y la publicación de Carelli Lynch y Bordonhan roto la hegemonía del deporte rey. Y sólo ellibro sobre el Luna Park atraviesa distintas épocasde la historia de nuestro país sin centrarseexclusivamente en los años ‘70.

De esta manera, si bien la investigación deportivaen relación a los derechos humanos ha crecidoexponencialmente en los últimos años, el momentohistórico analizado se ha mantenido imperturbable.Este fenómeno puede responder a distintas causas:en el año en que se escribe este texto, 2018, secumple el 40° aniversario de la obtención de laprimera Copa del Mundo por parte de la selecciónmasculina de fútbol argentino, la falta deinformación hasta el momento sobre cómo sedesarrollaba la vida deportiva al interior de losdiferentes clubes en aquella época o, por ejemplo,la aparición hacia finales de 2017 en el depósitopatrimonial de Casa Rosada de una valiosacantidad de documentos pertenecientes al EnteAutárquico Mundial ’78 (EAM ‘78), ente organizadordel Mundial 1978 conducido en aquella época por elcontralmirante Carlos Alberto Lacoste.

El actual estado de situación plantea el inmensodesafío de abordar el ejercicio de la memoria y losderechos humanos a través del fútbol en otroscontextos históricos de Argentina. En ese sentido,resultan inspiradores los distintos trabajos en laregión como por ejemplo Citizens and Sportsmen:Fútbol and Politics in Twentieth Century Chile (2011)de Brenda Elsey en el que la investigadora abordala gran influencia que tuvo la política en el fútbol en

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Chile para la exclusión e invisibilización de lasmujeres en la práctica del fútbol. Otro ejemplo, es elclásico O negro no futebol brasileiro (1947) de MárioFilho en el que el autor expone una de las mayoresinvenciones discursivas del fútbol brasilero: laimaginaria integración de un subalterno de lasociedad como el negro a través del deporte.Obviamente, luego de la derrota en la final delMundial 1950 organizada por su país a manos deUruguay y de que la responsabilidad recayera sobrelos negros del plantel (el arquero Moacir Barbosa yel defensa Bigode) y sobre el mulato Juvenal, latesis de Filho tuvo que ser reactualizada en 1964con una nueva edición de su libro. Allí, luego de lasobtenciones de 2 títulos mundiales consecutivos(Copas Mundiales de Suecia 1958 y Chile 1962)liderados por negros y mulatos como Vavá, Didí,Pelé y Garrincha, Filho sí se atrevió a asegurar quela “democracia racial” había llegado al Brasil.

Fútbol bajo la esvástica (Fussball UntermHakenkreuz su título original, 2005) de NilsHavemann es el resultado de una investigaciónencargada por la Federación Alemana de Fútbol(DFB) sobre los años del nacionalsocialismo enaquel país. La investigación explora la forma en quese encontraba estructurado el poder al interior de lafederación y en los diferentes clubes. De estamanera, equipos como Bayern Munich o BorussiaDortmund relacionados con la comunidad judía ocon una tradición comunista y socialistarespectivamente, sufrieron el hostigamiento de lasautoridades del régimen a través de la persecuciónde sus dirigentes, técnicos y jugadores. A su vez, ellibro permite vislumbrar algunas conclusiones. Asaber, las autoridades nazis no estaban de acuerdocon la profesionalización del deporte, convencidosde que de esta manera se degeneraba el espíritudel deporte coincidiendo con una larga discusiónque se dio en el ambiente futbolístico de muchospaíses al momento de pasar de un amateurismomarrón (pagos encubiertos a los distintos jugadores)hacia un profesionalismo totalmente reconocido. EnAlemania recién se crea un torneo nacional, laBundesliga, a partir del año 1963 luego delestrepitoso fracaso de la selección en la Copa delMundo de Chile 1962. Hasta el momento sólo sejugaban torneos regionales. Por otro lado, la disputade los torneos regionales de fútbol nunca se detuvo,ni siquiera en momentos de plena disputa bélica.

Solamente se suspendieron partidos si algúnestadio sufría un bombardeo. Al contrario, al iranexando territorio, algunos equipos austríacos (porlos años ‘30 aquel país era una potencia futbolística)jugaron los torneos regionales alemanes llegando ainstancias finales. Por último, los testimoniosencontrados de partidos disputados en campos deconcentración y exterminio, dan la pauta de que elfútbol no sólo no se detuvo bajo ningunacircunstancia, sino que también fue utilizado, comoen tantos regímenes totalitarios, con fines políticospara encubrir el horror que en esos sitios ocurría.Por último, Havemann destaca el carácter universale integrador que posee el fútbolindependientemente del uso que se le quieraimponer: en aquellas situaciones, en esosmomentos, el deporte representaba la únicainstancia de liberación momentánea para losprisioneros.

En ese sentido y bajo otras circunstancias,Argentina no estuvo exenta de este procesointegrador. Pablo Alabarces en su Historia mínimadel fútbol en América Latina (2018) asegura que enel fútbol se produce una secuencia que se mantieney se repite en las diferentes sociedadeslatinoamericanas que analiza: primero aparececomo un deporte introducido y practicado por lasélites y en algún momento se transforma en popularya que las clases populares se apropian delfenómeno. Esta popularización trae aparejada laaparición de una figura clave en el nuevoespectáculo de masas: el hincha.

La gran demanda del público en este nuevo espaciode sociabilización trae aparejada algunasmodificaciones al interior del deporte: hacia fines delos años veinte tanto en Argentina como en Uruguay(los países más fuertes de la región, finalistas de losJuegos Olímpicos de Amsterdam 1928 y de laprimera Copa Mundial de Fútbol Uruguay 1930) hancompletado el proceso de popularizacióncomentado por Alabarces. Una muestra de laimportancia social del deporte es la cantidad deestadios construidos por aquellos años en susciudades capitales: Buenos Aires y Montevideo,junto con Londres, cuentan con el mayor número deestadios por metros cuadrados en el mundo. JulioFrydenberg en su brillante Historia Social del Fútbol.Del amateurismo a la profesionalización (2011)

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señala que hacia los años veinte, algunas de lasentidades nacidas como equipos de fútbol ya sehabían convertido en instituciones con miles deasociados e intereses diversos. No en vano,muchos clubes se llaman “Social y Deportivo” sindestacarse precisamente en su deporte inicial, elfútbol. Por otra parte, ambos países del Río de LaPlata ya cuentan con excelentes futbolistas quecomienzan a cobrar un “salario” por su trabajo. Seráépoca del “marronismo”, un profesionalismosolapado.

En aquel contexto, este nuevo espectáculo demasas, comienza a tener sus lógicas comerciales.Carlos Aira en Héroes de Tiento (2015) analiza elfútbol argentino durante la década del veinte. Luegodel éxito del primer torneo Sudamericano (torneoantecesor de la actual Copa América) realizado enBuenos Aires y ganado en 1921 por Argentina, losdirigentes elevaron sus ambiciones. ¿De quémanera llenar los estadios manteniendo el mismonivel de fanatismo? La respuesta estaría en tenderun puente entre Argentina y el mundo. De estamanera, comenzaron las giras internacionales.Equipos de otras latitudes, contratados pordirigentes argentinos, llegan a Sudamérica adisputar amistosos internacionales y algunosequipos argentinos también cruzan fronteras. Así,por ejemplo, comenta Aira, llegaron en 1922Euskadi y Bohemia, los ingleses Third Larnak en1923 y Plymouth Argyle en 1924, Boca Juniors viajó3 meses y medio por Europa en 1925, Huracánrecorrió Paraguay en 1926, Real Madrid visitanuestro país en 1927 y hasta Sportivo Barracasviajó por más de tres meses por Brasil y Europa en1929.

Hacia 1930, el fútbol era un espectáculo totalmenteconsolidado. En el mes de junio de ese año,coincidiendo con el inicio de la primera CopaMundial de Fútbol en Uruguay, llegó a Sudaméricael equipo All Star Hakoah, un conjunto conformadopor mayoría de futbolistas judíos de la ciudad deNueva York que, luego de la crisis económicafinanciera del año 1929, buscaba acomodar susfinanzas y, a su vez, promover el sionismointernacional. En su libro The Greatest Comeback.From genocide to football glory (2017), DavidBolchover afirma que aquel equipo liderado por elhúngaro Béla Guttmann inicialmente sólo visitaría

Brasil para disputar partidos amistosos. Sinembargo, ante la promesa de un dirigente argentinoy la posibilidad de recaudar más dinero, la gira seextendió por Uruguay y Argentina. El viaje fue untotal fracaso ya que el arreglo económico estabaatado a la recaudación de los partidos y seis de lossiete encuentros coincidieron con las fechas en quese estaba disputando el campeonato mundial. Sinembargo, el mayor aporte de aquel equipo quearribó en el barco Almanzora desde Montevideo alPuerto de Buenos Aires el día 10 de julio de 1930,llegaría desde el lugar menos esperado.

Emérico Hirschl: memoria, deporte y derechoshumanos. Un judío en Argentina durante laAlemania Nazi

Imre Hirschl nació el 11 de julio de 1900 en Apostag,una ciudad rural a 95 kilómetros al sur de Budapest,actual Hungría. Hijo de una numerosa familia judíacampesina, desde pequeño Imre destacó por sugran estatura. Hacia fines de junio de 1914, elasesinato del archiduque de Austria FranciscoFernando y su esposa Sofía Chotek en Sarajevodesatan el inicio de la Gran Guerra, conocida comoluego como la Primera Guerra Mundial. Hirschl,siguiendo a sus hermanos, se alistó en el ImperioAustrohúngaro fraguando su documento (en aquelmomento sólo tenía 14 años pero medía cerca de 2metros de estatura) y combatió en Palestina bajo elmando de una unidad británica. Terminada laguerra, permaneció un período en aquel territoriocombatiendo con los judíos nacionalistas contra elImperio Otomano hasta que las esquirlas de unabomba lo obligaron a darse de baja del ejército.

El regreso a Apostag lo encontrómomentáneamente incapacitado y sin un trabajoestable por lo que decidió ayudar al negocio familiarde chacinados hasta recuperarse. Junto a suspadres, faenaba animales para preparar diversosembutidos. Más adelante, una vez recuperado Imrejugó al fútbol Húsos FC, un equipo local de lasafueras de Budapest. En su Hungría natal, Hirschlse casó y tuvo un hijo llamado Peter. Sin embargo,por aquellos años, Hungría vivió uno de los mayoresperíodos de violencia de su historia. En los añosinmediatos al fin de la guerra entre 1919 y 1921, elTerror Blanco, una organización terrorista surgidacomo oposición al gobierno de coalición entre los

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socialdemócratas y los comunistas y liderada por elGeneral Miklós Horthy y su sádica mano derechaPál Prónay, que hostigó y asesinó judíos alrededorde todo el país. De acuerdo con Bolchover, seregistraron alrededor de tres mil muertes en eseperíodo principalmente en Budapest y en lasciudades occidentales del país, de los cuales entremil y mil trescientos eran judíos que no teníanrelación con el gobierno soviético que se encontrabaen el país. De esta manera, en los años siguientesHirschl, como otros tantos miles de judíos, se vioobligado a abandonar Hungría por el crecienteantisemitismo de aquellos años. En un primermomento, como no tenía mucho dinero viajó solohacia Brasil esperando reunir dinero y traerse a sufamilia consigo.

Así arribó al Puerto de Santos, a las afueras de SanPablo, el 20 de septiembre de 1929. Aprovechandosus conocimientos futbolísticos, muy rápidamente,hizo contacto con un director técnico húngarollamado Jéno Megdyessy que ya se encontrabadirigiendo al club Palestra Italia, actual Palmeiras yse ofreció como ayudante técnico. Así, llegó a dirigirdos partidos del club paulista a fines de 1929 ymediados de 1930. Entonces, los caminos de BélaGuttmann e Imre Hirschl, se cruzaron. Hakoah llegóal Puerto de Santos a mediados de junio y en suquinto compromiso el 03 de julio de 1930 le tocóenfrentarse a un combinado del Palestra Italia deMegdyessy y del San Pablo. Allí, el equipoestadounidense sufrió a la primera estrella del fútbolbrasileño, Arthur Friedenreich, un mulato de ojosverdes nieto de alemanes que hacia 1935, cuandoel fútbol profesional ya era casi una realidad enBrasil (finalmente llegó en 1937), se negó aprofesionalizarse y se retiró. El “Tigre” como se loconocía, ya había jugado unos días antes el primerpartido amistoso de la gira y había convertido en lavictoria de su equipo por 3 a 1. Aquella tarde,nuevamente marcó el primer gol del triunfo por 3 a2. Sin embargo, la nota más saliente fue elencuentro entre Guttmann y Hirschl que resultófundamental para que este último llegara a nuestropaís. Hirschl, persiguiendo una posible mejoraeconómica, se sumó a la delegación de All StarHakoah como masajista. De esta manera, llegaron anuestro país para realizar una serie de amistosos.Primero jugaron contra la selección argentina encancha de Boca Juniors y luego siguieron su gira

por Rosario, Santa Fe y La Plata, con suerte dispar.Finalmente, el equipo viajó hacia Montevideo, luegoa San Pablo y de regreso a Nueva York. Sinembargo, Hirschl decidió bajarse antes del barco yquedarse en Argentina. Menos de un mes despuésdel último partido disputado en terreno argentino, el06 de septiembre de 1930, un grupo de militaresconspiradores admiradores de Mussolini y lideradospor José Félix Uriburu y Agustín Pedro Justo, dieronun golpe de estado contra el gobierno radical deHipólito Yrigoyen dando comienzo a una etapaoscura en la Argentina conocida como la “décadainfame”: primer golpe de estado y eleccionesfraudulentas hasta el golpe de estado militar de1943.

Desde fines de 1930 hasta mediados de 1932 lavida de Hirschl es un misterio, aunque la hipótesismás firme indica que Emérico (nombre yacastellanizado de Imre) se haya empleado en unade las industrias que ya conocía desde su Hungríanatal: los frigoríficos. Alejandro Fabbri en Elnacimiento de una pasión (2016) cuenta que elorigen del apodo “Los Triperos” a Gimnasia yEsgrima La Plata está relacionado con el origen desus primeros simpatizantes. Sobre el Río de laPlata, cerca de La Plata, se encuentran las ciudadesde Ensenada y Berisso, donde a fines del siglo XIX,se instalaron varios frigoríficos. Allí, llegaronalbaneses, rusos, polacos, yugoslavos y clarohúngaros, que destripaban diariamente animalespara la venta de carne. El fútbol prendió muyrápidamente entre los empleados que simpatizaronpor Gimnasia antes que por Estudiantes,modificando radicalmente el origen social del club,ligado desde siempre a las clases más acomodadasde la ciudad, en una nueva apropiación cultural.Desde ese momento, se invirtieron los roles y elclub Gimnasia y Esgrima La Plata pasó a ser elequipo más popular y de las barriadas máshumildes y Estudiantes de La Plata, que surgiócomo una escisión del primero al negarse apracticar fútbol en un momento de la historia, pasó aestar relacionado con las clases más pudientes.

De esta manera, Hirschl que comenzaba su estadíaen Argentina y hablaba muy pocas palabras enespañol, comenzó a relacionarse con los demás através de una lengua en común: el fútbol. Eseelemento integrador, lo llevó a ir a ver a Gimnasia y

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Esgrima a su estadio en La Plata en sus jornadaslibres de domingos y estar muy cerca del club. Deesa manera, hacia mediados del año 1932 yaprovechando sus conocimientos futbolísticos,comenzó a dar consejos en un momento en que elequipo no venía en buena forma. Así, el equipo fueganando confianza y los resultados comenzaron allegar. Finalmente, los dirigentes deciden el 24 deagosto de ese año dejar asentado en actas decomisión directiva la contratación por un año delnuevo entrenador para el año 1933. En los mesesrestantes de 1932, Hirschl trabajó en el club deforma informal, sin un contrato laboral, como unaforma de prueba para lo que vendría.

Mientras tanto, en Europa y más específicamenteen Alemania, el rumbo político internacionalcomenzaba a tomar un giro muy peligroso. En enerode 1933, el presidente reelecto Paul VonHindenburg presidente nombró a Adolf Hitler comoCanciller de la República de Weimar. Hindenburghabía asumido su primera presidencia en abril de1925 y fue reelecto en 1932 derrotando fácilmente aHitler que representaba su principal oponentepolítico. Sin embargo, el partido nacionalsocialista(nazi en su abreviatura) resultó el más votado en elReichstag (Parlamento alemán) y concentraba unalto porcentaje de bancas por lo que, a fin de tenerun gobierno sano, lograron convencer a Hindenburgde formar junto con Hitler una gran coalición. Tansólo 4 semanas más tarde, el 27 de febrero elParlamento sufrió un incendio en un confusoincidente. A partir de ello, Hindenburg firmó undecreto en el que se suspendían los derechosfundamentales como la libre expresión, la libertadde prensa y la libertad individual y de asociación.Este decreto, daba vía libre en el gobierno a losnacionalsocialistas y supuso un golpe muy duropara la población alemana. A partir de allí, seprodujeron distintos arrestos de personas opuestasal régimen. Finalmente, el 24 de marzo de 1933, sepromulgó una ley que concentró todos los poderesdel Estado en el Canciller, dando paso a la AlemaniaNazi, el período más oscuro de la humanidad. Enjulio de 1933, Hitler decide suprimir todos lospartidos políticos. En agosto de 1934, Heidenburgfallece a causa de una larga enfermedad mental,recayendo el cargo de presidente y canciller enHitler, quien ahora concentra el poder absoluto.Desde ese lugar, Hitler intentará convencerá a los

alemanes de que él representa el salvador de lasituación económica penosa que vive Alemaniaacusando a la Gran Depresión estadounidense, lassanciones impuestas por el Tratado de Versallesluego de la Primera Guerra Mundial, el comunismo,los judíos y demás minorías “indeseables” queimpedían el crecimiento de la pura raza ariaalemana.

El 15 de septiembre de 1935 durante el séptimocongreso del partido nazi, fueron adoptadas enNúremberg las leyes raciales que impedían que losjudíos se relacionaran con el pueblo alemán. Lasleyes fueron redactadas por Wilhelm Frick, ministrodel Interior del Reich durante el período nazi. Dichasnormas, difundidas a través de diarios adeptos alrégimen, tenían como objetivo central evitar las“mezclas raciales” entre judíos y alemanes. Estosperiódicos buscaban convencer al pueblo alemánque los judíos eran “una lacra social insertada en elpueblo alemán y que debía ser extirpada como uncáncer” tal como afirma Adolf Hitler en su libro MeinKampf (1925).

En Argentina, el húngaro judío Emérico Hirschl,luego de haber trabajado varios meses con losmismos jugadores y recibiendo una gran base delequipo de Gimnasia campeón de 1929, comenzabael año 1933 con la misión de armar un equipocompetitivo. Jonathan Wilson en Ángeles con carassucias (2017) afirma que Hirschl es el responsablede introducir un gran cambio táctico en nuestro paísal traer un avance en el sistema M-W. Aquel año lacampaña fue excepcional sólo detenida por dospartidos en los que fue claramente perjudicado antelos equipos más poderosos. El Expreso, apodo querecibió aquel equipo, terminó la primera ruedaliderando el campeonato sin perder un solo punto delocal. En la primera fecha de la segunda rueda,Gimnasia debía presentarse a jugar contra suclásico rival, Estudiantes. Sin embargo, el planteladujo que la dirigencia no le pagó el premiocorrespondiente por ganar la primera vuelta ydecidió entrar en huelga. Los jugadores y hasta eltécnico fueron multados y la dirigencia decidió poneren cancha a los juveniles que increíblementederrotaron 1 a 0 a Estudiantes. Faltando 9 fechasGimnasia viajó a cancha de Boca para enfrentarsecon su inmediato perseguidor. Allí fue claramenteperjudicado por el árbitro De Dominicis al inventar

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un penal para el local y sancionar un gol en posiciónilegítima. Fue tal el revuelo que De Dominicis fueexpulsado de la Liga Argentina y nunca más volvió adirigir. Dos semanas más tarde, Gimnasia quecontinuaba en la posición de liderazgo, ahoracompartida con Boca, visitaba a San Lorenzo. Allísucedió una situación inédita faltando 12 minutoscuando el encuentro lo ganaba San Lorenzo por 2 a1. El árbitro Rojo Miró cobró una infracción a favorde Gimnasia con tiro libre cuando se habíaproducido claramente dentro del área. En la jugadasiguiente, el árbitro decidió sancionar un gol para loslocales que claramente no había traspasado la líneade meta. Esto produjo la ira de los jugadores deGimnasia que protestaron ante el árbitro quienexpulsó a uno de sus hombres. A partir de allí, losjugadores visitantes decidieron sentarse sobre elcampo de juego dejando que el rival marcara losgoles a placer. El árbitro detuvo el encuentro cuandose encontraba 7 a 1. Finalmente, ese campeonatoGimnasia terminó en cuarta posición a cuatropuntos de San Lorenzo y a tres de Boca, justamentelos equipos favorecidos. El equipo no terminóconsagrando su campaña pero siempre seríarecordado y el nombre de Hirschl llamó la atenciónde otro club grande.

Luego de intensas negociaciones, en el inicio de1934 el Club River Plate compró el pase de EméricoHirschl a Gimnasia y Esgrima La Plataconvirtiéndolo en el primer caso del fútbol argentinopor el que un club le abona a otro los servicios porsu director técnico. Al momento del arribo delhúngaro al club de la zona norte, River sólo habíaganado 2 títulos en su historia: uno en elamateurismo en el año 1920 y otro en elprofesionalismo en el año 1932. Si bien ya eraconsiderado un equipo grande, sus vitrinas todavíano lo demostraban. Luego de un año deaclimatamiento en el que terminó en cuarta posicióna 5 puntos del campeón Boca Juniors, el año 1935Hirschl demostraría toda su capacidad al invertir elmodelo de club que se venía llevando hasta esemomento, apostando por las inferiores del club. Así,hizo debutar a dos jóvenes promesas de la canteraque prometían como José Manuel Moreno y AdolfoPedernera, estos dos jugadores conformaron junto aMuñoz, Labruna y Loustau la delantera más famosade la historia del club denominada “La Máquina”. Sibien ese año no terminó en las posiciones de

liderazgo, sirvió para que el plantel se adecuara alas nuevas ideas. Finalmente, el año 1936 llegaríacon tres títulos: la Copa Campeonato, como seconocía a la segunda parte del torneo y la CopaOro, la definición entre los ganadores de la primeray la segunda parte del torneo. Eso lo habilitó adisputar la Copa Internacional Aldao jugada contrael campeón uruguayo, Peñarol al que goleó por 5 a1. El año siguiente, en 1937 también llegaron 3títulos para las vitrinas: Campeonato, CopaIbarguren (disputada entre los equipos de BuenosAires y los de la liga rosarina) y la Copa Aldao conuna nueva goleada por 5 a 2 sobre el mismoPeñarol. En su último año en la institución 1938,Hirschl terminó con su River en segunda colocación,a dos puntos del campeón Independiente, perdiendoel campeonato en las últimas fechas.

En La Auténtica Odessa. Fuga Nazi a la Argentina(2017) el periodista e investigador Uki Goñi revelaen detalle las colaboraciones que hicieron losdistintos gobiernos para que jerarcas nazis pudieranlograr su fuga desde Alemania hacia nuestro país.En su libro, Goñi cuenta que a través de su abueloque había sido funcionario en la embajada deBolivia, él tenía conocimiento de la existencia deuna Circular Secreta firmada por el GobiernoArgentino. Dicha Circular que llevaba el número 11fue firmada el 12 de julio de 1938 por el Ministro deRelaciones Exteriores argentino José María Cantilo.Allí se daba instrucciones a los cónsules argentinosen todo el mundo para “negar la visación – aun atítulo de turista o pasajero en tránsito- a todapersona que fundamentalmente se considere queabandona o ha abandonado su país de origen comoindeseable o expulsado, cualquiera sea el motivode su expulsión”. Tal como afirmaba Hitler en sulibro, aquellos indeseables que debían serexpulsados de la sociedad no eran otros que losjudíos. De esta manera, el gobierno argentino, quese mantuvo neutral hasta el final de la SegundaGuerra Mundial, ponía una traba insalvable paramiles de judíos que intentaban ingresar a nuestropaís. Sin embargo, la Circular 11 no llegaba sola. Sepromulgó en secreto junto con otras resolucionespara reforzar las restricciones de la hasta esemomento benevolente Ley de Inmigración argentina.El Decreto 8972, promulgado tan sólo dos semanasmás tarde, quitaba la exención de visados quevenían disfrutando aquellos pasajeros que viajaban

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en primera clase, basada en la creencia de que losinmigrantes sólo podían viajar en segunda clase. Elgobierno argentino cayó en la cuenta de quemuchos judíos, alertados del pasadizo de la primeraclase, ingresaban de esa manera al país. Desdeaquel momento, el ingreso de judíos a nuestroterritorio se hizo casi imposible.

El 8 de febrero de 1938, mediante el boletín número336, la Asociación del Fútbol Argentino designa alSeñor Emérico Hirschl como entrenador del equipoque intervendrá en la Copa del Mundo del presenteaño. Así, los dirigentes argentinos eligieron porprimera vez a un técnico de fútbol que se encargaríade seleccionar a los jugadores que participarían enel próximo Mundial. Hasta el momento, tanto en elMundial de Uruguay 1930 como en Italia 1934,quienes eligieron a los jugadores fueron los propiosdirigentes de la Asociación. Hirschl estuvo a cargodel plantel argentino, entrenándolo por algunosmeses mientras también dirigía a River Plate.Finalmente, Argentina no terminó participando de lacita mundialista ya que, luego de haberse enteradoen el Congreso de la Federación Internacional deFútbol Asociado (FIFA) de Berlín de agosto de 1936que no organizaría el próximo Mundial y sí lo haríaFrancia, los dirigentes argentinos primerorenunciaron a participar en el Mundial y contaroncon el apoyo de México, Colombia, El Salvador,Costa Rica y la Guyana Francesa. Los enviadosargentinos consideraban que el Mundial debíaorganizarse nuevamente en Sudamérica ya quehabía ocurrido una alternancia entre esta parte delcontinente americano y Europa en los últimos dosmundiales y era momento que regrese a nuestrastierras. Sin embargo, para agosto de 1936, ningunode los tres países que se habían propuesto comocandidatos para organizar el mundial habíadeclinado su lugar. De esta manera, el presidentede la FIFA Jules Rimet, francés de nacimiento,decidió que se realice una elección para determinarel ganador. De esta manera, Francia obtuvo 18votos, Argentina 4 y Alemania no obtuvo votos.Posteriormente, hubo tiempos para arrepentimientosy los dirigentes le pidieron al órgano rector que losexima de jugar eliminatorias y ser invitados de honoral campeonato en base a sus buenos logros. Sinembargo, la FIFA se mostró inflexible y desestimó elpedido. De esta manera, Argentina que venía deobtener el título en el Campeonato Sudamericano

1937 se quedó por primera vez sin lugar en lamáxima cita mundialista.

El 10 de marzo de 1938 en la totalidad de losterrenos alemanes y austríacos se realizó lavotación de un plebiscito impulsado por Hitler a finde determinar si los votantes deseaban laAnschluss (anexión) de los dos países para formarla Gran Alemania. A su vez, en todos los paísesdonde existía una gran colectividad alemana yaustríaca, el gobierno nazi determinó que losvotantes se embarcaran y emitieran su voto fuera delos límites donde los países de residencia, es deciren aguas internacionales. Así, más de 2.600alemanes residentes en Italia votaron a bordo delacorazado Admiral Scherr y de igual manera ocurrióen Dinamarca, Gran Bretaña, Turquía, Egipto,Rumania, Palestina, Costa Rica, Uruguay, Brasil,Perú y Chile. En Argentina, se realizaron lasgestiones para contratar a la principal red deferrocarriles para transportar durante varios días a ciudadanos alemanes y austríacos desde distintasprovincias hacia La Plata desde donde embarcaríanpara emitir su voto. Sin embargo, el flamantepresidente Roberto M. Ortiz, que había asumido enfebrero de ese año, presionado por distintossectores de la opinión pública, impidió que serealice semejante movilización hacia la capital de laprovincia. En cambio, permitió que se realicencomicios en distintas instituciones alemanas paraque 25.000 ciudadanos alemanes y austríacosemitan su voto el cual debían aclarar que era encarácter simbólico, no vinculante. Los organizadoressolicitaron festejar el día de la Unidad Nacional elmismo 10 de marzo en el Estadio de Deportes másemblemático del país. Guido Carelli Lynch y JuanManuel Bordón en Luna Park. El estadio del pueblo.El ring del poder (2017) cuentan que desde muytemprano comenzaron a llegar ciudadanosalemanes vestidos con camisas pardas al estadioque por primera vez estaba completamente valladoy aislado por las fuerzas de seguridad. No estabanallí para proteger a los ciudadanos argentinos, sinoque protegían a los asistentes de cualquier agresiónque pudieran sufrir. El acto, que contó con lapresencia de más de 20.000 personas, se inició alas 10 hs de la mañana y duró un poco más de doshoras. En ese tiempo, se continuaron fervientesdiscursos de apoyo a Hitler, desfiles militares conbanderas y estandartes portando esvásticas y sonó

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en más de una ocasión el himno alemán. Por suparte, la Federación Universitaria Argentina (FUA)envió una nota de rechazo a este acto al Ministeriodel Interior solicitando enfáticamente que sesuspenda este evento. El pedido fue rechazado yaque se consideraba que el acto, al igual que elreferéndum no tenía un carácter político. A su vez,también recibieron una negativa a la solicitud derealizar una movilización a la Plaza San Martínfrente al monumento del Libertador General José deSan Martín. El argumento era sencillo: no habíasuficientes oficiales de seguridad para custodiar losdos actos. A último momento les ofrecieron realizarla manifestación en Plaza Once, pero losuniversitarios lo rechazaron ya que querían llegar alcentro de la ciudad. Presionaron públicamenteargumentando que nadie podía quitarles estederecho de colocar, por lo menos, una ofrenda floralen el Monumento del Libertador. De esta forma,cinco mil estudiantes se reunieron en Plaza SanMartín el mismo 10 de marzo por la mañana paracantar el himno argentino custodiados pordoscientos policías que cuidaban que nadie seacercara al pie del monumento. Finalmente, lospolicías disolvieron en pequeños grupos laconcentración pero olvidaron de cortar el tránsito.Esto provocó un caos vehicular en la zona y losmanifestantes retrasados que recién llegaban a lazona, tuvieron libertad para llegar al monumento ycolocar la ofrenda. Los policías comenzaron areprimir dejando los primeros heridos del día. Enotras zona de la ciudad, corrió el rumor que losmanifestantes nazis habían quemado una banderaargentina y varios cientos de manifestantes sedividieron en cuatro columnas y marcharon rumbo alLuna Park. A su paso, arrasaron con negocios ytiendas alemanas provocando graves destrozos. Lajornada terminó con dos muertos y cientos deheridos como consecuencia de la represión policial.

En este contexto, a pocas cuadras del Luna Park,Emérico Hirschl junto con otros integrantes deorganizaciones judías de ayuda a refugiados,enterados de la prohibición del ingreso de aArgentina, comenzaron a visitar la zona del puertode Buenos Aires. Por las tardes, en operativostotalmente secretos, se acercaban a los portuariospara revisar las listas de pasajeros y entregaralgunos incentivos como agradecimiento porhacerlos bajar como parte de la tripulación. El 10 de

marzo de 1939, exactamente un año después de lapromulgación de la anexión de Austria a Alemania,Heddy Steinberg arribó en el Barco Cap Arconajunto a su madre. En la bitácora de llegada, ambasfiguran como católicas en una estrategia muycomún en esa época de los judíos por intentaringresar a los países que no recibían judíos.Emérico, que no pudo salvar a su esposa y a su hijode las garras del nazismo, acababa de conocer a susegunda esposa. Emérico, quien tuvo que escaparde su país por el creciente antisemitismo, ayudó asalvar a cientos de vidas, dándoles un primerdestino en nuestro país, en su país.

El caso de Emérico Hirschl es sólo un ejemplo quenos ayuda a comprender los vínculos entre deporte,memoria histórica y derechos humanos ya que apartir de su reconocido trabajo en un ámbito deexposición como el fútbol, se valió para realizar unaacción humanitaria y cambiar el destino de cientosde personas que estaban condenadas a morir o avivir bajo condiciones infrahumanas. En Alemania apartir de la presión de los hinchas por conocer elpasado de sus amados clubes, la Federación deFútbol encargó la realización de una investigaciónque explorara sobre las conexiones del gobiernonazi con los diferentes clubes deportivos en lasdécadas del ‘30 y del ‘40 que dio vidaposteriormente al mencionado libro Fútbol bajo laesvástica (2005) de Nils Havemann. En Argentina,la situación se ha desarrollado de una maneradiferente. Si bien no hubo una investigaciónfinanciada desde la asociación del fútbol argentino(AFA) para indagar sobre su propio pasado y el delos clubes que la componen durante los años dedictadura, los libros publicados sobre la temáticadan cuenta de una importante diversidad deaspectos trabajados: injerencia del gobierno defacto sobre la AFA y los diferentes clubes, relaciónde los dirigentes deportivos con los altos mandosmilitares, creación por parte de la Junta Militar delEAM ‘78 (Ente Autárquico Mundial ‘78) para larealización de la Copa del Mundo, el roldesempeñado por las grandes empresas decomunicación en la difusión de las ideas a favor dela Dictadura, etc.

A su vez, desde el año 2018 socios, hinchas ysimpatizantes de diferentes clubes crearon laCoordinadora de Derechos Humanos en 2018, una

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organización que tiene como objetivos contribuir a lapelea por la memoria, verdad y justicia con eldeporte como herramienta y, a su vez, promocionar,defender y difundir los derechos humanosentendidos como un conjunto de condicionesnecesarias para que los ciudadanos puedan vivircon dignidad.

Estas acciones, diversas entre sí, dan cuenta decómo el deporte puede ayudar a preservar lamemoria histórica sobre lo ocurrido para que nuncamás vuelva a repetirse.

Desafío a la vista

Las próximas publicaciones sobre las relacionesentre deporte, memoria y derechos humanostratarán, necesariamente, nuevas temáticas.Deberán incorporar diversos debates que se dan alinterior de cada una de nuestras sociedades comola invisibilización de las mujeres en el deporte, laigualdad de género, la profesionalización del fútbolfemenino, el resurgimiento de gobiernos autoritariosen la región y el mundo y los derechos de loshinchas que asisten a espectáculos deportivos. Seráobligación seguir abriendo debates que iluminen elcamino para que nada ni nadie quede fuera de estemaravilloso proceso integrador que constituye eldeporte.

Notas* Licenciado en Ciencias de la Comunicación de laFacultad de Ciencias Sociales de la Universidad deBuenos Aires. Además, es periodista deportivo porel Círculo de Periodistas Deportivos. Ha trabajadoen diversos medios radiales y gráficos. Actualmente,forma parte del equipo de No Fue Un Juego,muestra museológica realizada en conjunto con elMuseo del Holocausto de Buenos Aires que intenta,a través de la exposición de distintas historias defútbol ocurridas durante el Holocausto Nazi,concientizar acerca de los peligros del racismo,antisemitismo, xenofobia, homofobia y violencia enel deporte.

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Solidaridad internacional y protestas transnacionales contra la Copa Mundial de Fútbol1978 (1)

Raanan Rein* Universidad de Tel Aviv

2019, Tel [email protected]

Con el triunfo de Argentina frente a Holanda en lafinal del Mundial de fútbol de 1978, los generalespudieron festejar una victoria tanto deportiva comopolítica. El torneo cumplió su propósito de ser unacortina de humo para el terrorismo de Estado. Sinembargo, pese al triunfalismo de los generales, losmeses que precedieron al campeonato fuerontestigos de una reacción mundial contra el hecho deque la Copa del Mundo se disputara en un paísgobernado por un régimen represivo y criminal.

Muchos observadores consideraron que estasprotestas fueron un completo fracaso: pese a losllamados a un boicot, ninguno de los quince equiposextranjeros se retiró de la competencia y no hubodemasiados trastornos durante el mundial. Pero almismo tiempo, es posible ver las protestas ydenuncias destacadas en aquellos meses como elmovimiento transnacional de solidaridad que logrópromover un debate público, en diversos países,sobre los vínculos con la dictadura argentina, sobrecuestiones de derechos humanos y relacionesinternacionales y sobre el uso y abuso del deportecon fines políticos.

En este artículo analizamos brevemente de quémanera utilizaron los mandos militares la CopaMundial para tratar de legitimar la dictadura, tantode cara a la sociedad argentina como hacia elexterior. Después enfocamos en las reacciones dela opinión pública mundial frente a la realización deltorneo en un país dirigido por un régimen represor,desde el momento en que el periódico francés LeMonde publicó en octubre de 1977 las primerasdenuncias contra el campeonato de fútbol.Centramos nuestra atención en los casos deFrancia, España y Alemania, donde las protestas seextendieron a distintos sectores de la población, con

unas referencias también a los casos de Holanda,Suecia e Israel. En muchas de las protestas lo quese notaba más eran los recuerdos del pasadoreciente europeo, relacionados de algún modo alpresente argentino.

El partido con Polonia como primera señal

El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 fue elsexto golpe ejecutado por las Fuerzas Armadas enla historia de la República Argentina, y el mássanguinario. En nombre de la «doctrina deseguridad nacional» y del combate contra la«subversión», decenas de miles de ciudadanosfueron secuestrados, encarcelados, torturados yasesinados. En 1978, en vísperas de la CopaMundial de Fútbol que se disputó en Argentina, yahabía conocimiento sobre la magnitud de loscrímenes perpetrados por el terrorismo estatal de ladictadura militar. Incluso el gobierno de los EE.UU.,encabezado por el líder del Partido DemócrataJimmy Carter, se sumó a aquellos que criticaronabiertamente la constante violación de los derechoshumanos por parte de la Junta Militar argentina.Esto, contradiciendo la actitud adoptada por laanterior administración republicana que apoyó a losmilitares golpistas e incluso les recomendóprofundizar la represión antes de que la opiniónpública estadounidense exigiera una rendición decuentas (Shenin, 2006; Rapoport y Spiguel, 2009;Morgenfeld, 2012).

Fue en estas circunstancias que Argentina debía serla sede para la realización del Mundial, oportunidadque fue aprovechada por los militares en el poderpara exhibir, tanto hacia el exterior como a lapoblación local, una imagen de un país desarrolladoy en orden, que se encontraba bajo la guía de un

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gobierno castrense eficiente. En ese marco sepreparó una recepción perfectamente orquestadapara asegurar que los jugadores, los periodistas y elflujo de turistas pudieran ver con sus propios ojosque llegaban a un país pacífico, amistoso ymoderno.

Mucho se ha escrito sobre la utilización con finespolíticos de eventos deportivos internacionales porparte de regímenes autoritarios. Asimismo, existeuna profusa bibliografía sobre la manipulación deestos eventos a fin de desviar la atención de lasmiserias cotidianas personales o colectivas eincluso como instrumento para reforzar la disciplinasocial capitalista (Archetti, 2003; Guttman, 1978;Walvin, 1975; Hoch, 1975). Esta constatación esválida también en el caso argentino (Scher, 1996;Rein, 2015). Esto fue evidente durante el Mundialdisputado en ese país en 1978, que permitió amuchos «mirar hacia otro lado», tratando de evitartodo debate o siquiera reflexión sobre el verdaderocarácter del régimen militar (Trifonas, 2001).

Argentina fue proclamada como candidata para larealización del Mundial en julio de 1966. Estoocurrió pocas semanas después de que un golpemilitar, autodenominado «Revolución Argentina»,lograra desplazar al presidente Arturo Illia. Duranteel gobierno peronista de María Estela Martínez dePerón, la Federación Internacional del FútbolAsociado, FIFA, ratificó a la Argentina para larealización de la onceava edición del Mundialdurante el año 1978 (New York Times, 16.2.1975).

La Junta Militar que llegó al poder en marzo de 1976comprendió desde el primer momento que el fútbolera una veta que debía ser aprovechada. Incluso enel mismo día del golpe, el 24 de marzo de 1976,todas las estaciones de radio y los canales detelevisión fueron puestos bajo control militar; laprogramación habitual fue suprimida y en su lugarse emitieron los comunicados de la Junta y marchasmilitares. La única emisión programada antes delgolpe y transmitida en directo fue el partido jugadoen Polonia por la selección de ese país y laargentina, como parte de una gira de preparación dela selección rumbo al Mundial. Todos los programasfueron prohibidos, con una notable excepción: elmatch futbolístico (Santos et al., 2006: 18-23).

No obstante, no sería descabellado considerar queno se trataba únicamente de un abuso político deldeporte, sino también de la comprensión por partede las nuevas autoridades del limitado margen demaniobra que este campo les permitía. Lacancelación de la transmisión del partido hubierapodido mermar la legitimación que pretendíaconseguir en amplios sectores de la sociedad.

Pocos meses tras el golpe militar, en julio de 1976,el presidente Jorge Rafael Videla declaró que larealización del Mundial era una tarea nacional deorden prioritario y que por lo tanto recibiría tratopreferencial del gobierno. Es así que fue creado elEnte Autárquico Mundial 1978 (EAM 78). El entecomenzó a funcionar y a su frente fue designado elgeneral de brigada Omar Actis, ingeniero y hombrede River Plate. Este alto oficial, que inclinaba poruna organización más austera del evento, fueasesinado en su automóvil camino a la primeraconferencia de prensa otorgada por el Ente. Esteepisodio, todavía sin esclarecer, ha dado lugar atodo tipo de especulaciones. En todo caso, Actisrespondía a su superior en la jerarquía del Ejército,el teniente general Videla. Su sucesor fue elalmirante Carlos Alberto Lacoste, un hombre leal alcomandante de la Armada (y miembro de la JuntaMilitar), el almirante Emilio Eduardo Massera(Méndez, 1984; Uriarte, 1992).

La muerte de Actis no cambió en nada la voluntadcastrense de continuar con el proyecto,particularmente cuando la imagen internacional dela Junta se fue degradando con la publicación enmedios de prensa extranjeros de los crímenescometidos por los militares. La inversiónprogramada por la Junta para la realización deobras y servicios relacionados con el torneointernacional fue evaluada en el 10% delpresupuesto nacional, 700 millones de dólares, quese agregaron a la ya abultada deuda externa(Associated Press, 30/5/1978). Cuatro años mástarde, España invertiría un tercio de dicha suma enla organización del Mundial de 1982; comoparámetro de comparación, la inversión para elMundial 78 representaba el 40% del gasto públicoanual en educación en esos tiempos. Entre lasobras programadas y realizadas: la construcción detres estadios de fútbol de acuerdo a las normasinternacionales en Mendoza, Córdoba y Mar del

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Plata, la remodelación de otros tres estadios (deRiver, Vélez y Rosario Central), obras deinfraestructura que iban desde caminos,aeropuertos y hoteles hasta alcantarillado,renovación de redes de telecomunicaciones y laintroducción de la televisión en colores. Esta últimafue una demanda de la FIFA para garantizar latransmisión de los partidos a casi mil millones deespectadores en todo el mundo (aunque losargentinos debieron seguir las peripecias delcertamen en blanco y negro).

El objetivo de la Junta estaba claro: una perfectaorganización del Mundial y la victoria delseleccionado argentino costara lo que costara(Archetti, 2004; Franco, 2005; Bauso, 2018). En suafán de presentar un equipo con las mejores figuras,se confeccionó una lista de jugadores que nopodían ser vendidos o que debían ser liberados delos clubes europeos. La única excepción fue la deMario Kempes, que era denominado «El Matador»,en el equipo español de Valencia. Vemos aquí ladisonancia entre la política ultraliberal adoptada porlos militares en el terreno económico y un enfoqueestatista en lo deportivo: el establecimiento de unente centralista y vinculado al gobierno, unainversión masiva por parte del estado y laintervención para limitar la transferencia dejugadores destacados a clubes extranjeros.

Las denuncias internacionales

En los meses anteriores al Mundial comenzaron arealizarse una serie de protestas a nivelinternacional, donde se llamaba a boicotear eltorneo a realizarse en Argentina alegando dosmotivos principales: la violación reiterada y masivade los derechos humanos por parte de la JuntaMilitar que gobernaba el país, incluyendo los milesde casos de «desaparecidos», y el temor de queorganizaciones armadas que se oponían a losmilitares efectuaran actos de violencia durante sutranscurso.

Para tratar de acallar protestas y temores, losvoceros militares indicaron que en Argentina se vivíaun período de paz social y que no estallaríanhechos violentos.

La Junta inició una campaña internacional paratratar de mejorar su imagen y denigrar a aquellosque sostenían que en Argentina se violaban losderechos humanos en forma sistemática. Para ello,contrató por la suma de medio millón de dólares losservicios de una empresa neoyorkina especializadaen relaciones públicas, Burston-Marsteller. Tratandode reforzar esta imagen de una Argentina en paz, enlos meses que antecedieron al Mundial se reforzó larepresión y habitantes de villas miserias en lasciudades designadas como sedes se vieronforzados a abandonar sus hogares para demostrarque la miseria «ya no existe».

La dictadura montó en París una oficina de contra-información cuyo rol era el de difundir su versión delos hechos frente a la reacción internacional ante loshitos informativos, como el secuestro de las monjasfrancesas, la aparición de las Madres de Plaza deMayo, el Mundial y luego la visita de la ComisiónInteramericana de Derechos Humanos en 1979(Gutman, 2015). La elección de la capital francesano fue casual. Allí funcionaba un centro desolidaridad con los argentinos víctimas de ladictadura que inició una campaña de boicot alMundial. Este centro producía carteles,publicaciones, llamamientos, filmes y hasta discosque se difundían en decenas de miles deejemplares. En todo aquel material figuraba elsímbolo del boicot: el logotipo oficial del Mundialpero rodeado de un alambre de púas. Hasta elsobre del disco de música argentina de protesta,auspiciado por COBARGENTINE SOLIDARITE ytitulado “Argentina 78, Boycott de la dictadure”.

El inicio de la campaña de repudio contra el mundialargentino y la primera aparición de la palabra“boicot” en este contexto figuraban en los textospublicados por Le Monde en octubre de 1977 yfirmados por el intelectual de origen polaco MarekHalter y el periodista Alain Fontaine.

Posteriormente se organizó un comité de boicot enel cual se dieron cita militantes por los derechos delhombre (muchos de ellos miembros de AmnistíaInternacional) y activistas de la izquierda radical.Halter conocía bien Argentina e incluso habíavisitado el país a fines de los 60, donde seentrevistó con militantes locales de izquierda.

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La organización que se creó para boicotear eltorneo se denominó COBA (siglas en francés de«Comité por el Boicot del Mundial en Argentina»)que en poco tiempo logró canalizar la denunciainternacional contra el gobierno argentino ydesarrollar una gran tarea de solidaridad y protestaa lo largo y ancho de Francia. Más de 200 comitéslocales de COBA fueron creados en las grandesciudades y en localidades del interior (Auge et al.,2006: 34). Se organizaron conferencias de prensa,encuentros y actos públicos, se distribuyeronafiches, folletos y panfletos en barrios y en fábricasy se produjeron documentales en cortometraje.

Según El País, la campaña pro-boicot lanzada por elCOBA "ha tenido un impacto cierto en este país…Hoy es imposible hablar del Mundial con alguienque, paralelamente, se evoque la situación políticaargentina. El 22% de los franceses, según unsondeo, son hostiles a que el equipo galo participeen el torneo" (El País, 1/6/1978).

Efectivamente, los manifiestos de COBA fueronfirmados por unas 150.000 personas; no se tratabade un grupúsculo de izquierdas con un puñado deactivistas, sino de un movimiento de protestaconsiderable, con una dimensión transnacional. Lademanda del comité era que los partidos por laCopa fueran trasladados a otro país, o bien que laparticipación en territorio argentino se condicionaracon la liberación de todos los presos políticos y larestauración de todas las libertades (Le Monde, 19-20/2/1978: 4).

En el COBA se dieron cita exiliados argentinospertenecientes a los diferentes comités desolidaridad que se crearon en Francia,particularmente el CAIS (Comité Argentino deInformación y Solidaridad), junto con militantes deizquierda, intelectuales que protagonizaron ellevantamiento estudiantil y obrero de mayo del 68, eincluso la organización de profesores de educaciónfísica.

El filósofo, entonces de izquierda, Bernard-HenryLevy se sumó a la campaña de boicot. El jovenintelectual de 29 años viajó a Buenos Aires comoenviado especial de los semanarios Le NouvelObservateur de Francia, el italiano L'Espresso,Cambio 16 español y New Republic de los Estados

Unidos. BHL (como se lo conoce popularmente enFrancia) fue arrestado por la Policía Federalargentina por espacio de varias horas a fines demayo de 1978 y durante toda su estadía enArgentina seguido de cerca por policías de civil(Associated Press, 30/5/1978; Cambio 16.16/11/1978).

Curiosamente, como señaló Marina Franco, losexiliados argentinos eran una pequeña minoríaentre los activistas del COBA (Franco, 2005: 27-46).Esto se debe a la fragmentación de lasorganizaciones del exilio y a su ambigüedad en loque se refería a los partidos del Mundial. Tambiéntiene que ver con el hecho de que los encuentros sedesarrollaban en francés y muchos de los exiliadosno se sentían cómodos a la hora de participar endebates en lo que no fuera su lengua materna. EnFrancia y en Alemania, como también en otrospaíses, siempre existió cierta tensión entre losexiliados y los activistas locales de izquierda, conestos últimos supuestamente más caracterizadospor su perspectiva eurocéntrica y más interesadosen promover sus campañas políticas locales que losasuntos argentinos.

Entre las numerosas publicaciones del COBA, cabemencionar L´Epique, que logró vender nada menosque 120.000 copias durante el primer semestre de1978. El título pretendía ridiculizar a la revistadeportiva más popular de Francia, L´Equipe, queapoyaba la participación en los partidos que se ibana jugar en la Argentina, «por razones deportivas»(L’Equipe, 13/8/1977).

A juzgar por la reacción de la Junta, la campaña delboicot tuvo grandes efectos. El embajador argentinoen París, Tomás de Anchorena, se quejaba de la"existencia en Francia de una verdadera centralpara desprestigiar a Argentina, uno de cuyos puntoses el boicot del Campeonato mundial de Fútbol…En el fondo se trata de una campaña contra el país,no contra el gobierno ni contra personasdeterminadas'" (ABC, 7/4/1978). Los mandoscastrenses se vieron obligados a desplegar unacontraofensiva local frente a «la campañaantiargentina» y que fue difundida por los mediossometidos a control o censura militar (Franco yBernaldo, 2005:31; Smith, 2002). Para la juntamilitar, los activistas de la campaña eran los

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exiliados subversivos que habían perdido la guerraen el país pero estaban tratando de continuar consu lucha desde el extranjero por otros medios (LaNación, 1/6/1978).

El boicot propuesto al Mundial también fueimpulsado por organizaciones de solidaridad enHolanda, Dinamarca, Italia, la República Federal deAlemania, Suiza, los Estados Unidos, Suecia,Finlandia y en menor medida en México, España eIsrael.

La sombra de Franco en España y el miedo alterrorismo en Alemania

A fines de febrero de 1978 hubo un encuentro enParís de numerosas asociaciones favorables alboicot, la Réunion de Coordination Internationale dela Campagne de Boycott du Mondial en Argentine.Uno de sus resultados fue la formación de un comitéen Barcelona (CO.BO.M.A), mientras en Madridfuncionaba el Comité de Boicot al Mundial de Fútbolbajo el liderazgo del exiliado Eduardo Duhalde (ElCorreo Catalán, 1.3.1978; La Vanguardia,17.3.1978). La mayor parte de los partidos políticoscatalanes de centro-izquierda y los principalessindicatos participaron en esta campaña. El uso yabuso de los deportes durante la dictadurafranquista, que había finalizado apenas un par deaños antes, fue mencionada en muchas de lasactividades de estas asociaciones en España.

Una vez clasificada la escuadra española para elcampeonato, los activistas ibéricos hicieron todoslos esfuerzos posibles para obtener un compromisode la dirigencia de su selección que los jugadoresno participarían en ninguna actividad fuera de lospartidos propiamente dichos durante su estadía enla Argentina, para no contribuir a la legitimidadinternacional de la dictadura. Algunos exiliados seencontraron con jugadores para exponerles suvisión de la situación en el país latinoamericano yles entregaron una lista con nombres dedesaparecidos, entre los que estaban incluidos 23españoles. La Federació Catalana de Futbol, por suparte, se comprometió a no organizar vuelos chárterpara viajar a ver los partidos y de esa manera no sealentaría una participación masiva catalana en loseventos.

La prensa española estaba dividida. Mientras elperiódico monárquico y conservador ABC elogiabala perfecta organización del torneo por los militaresy el despertar del sentimiento de orgullo nacional enla población argentina, el recién establecido diario ElPaís criticaba a la Junta y cedía mucho espacio alas denuncias y llamadas a boicotear al campeonatoen la República del Plata.

El debate público en la República Federal Alemanafue fascinante, dado que la federación nacional delfútbol Deutscher Fussball-Bund o DFB manifestóuna actitud más humanitaria que la del gobierno(Havemann, 2014: 1509–1518; Jiménez Botta,2017: 1440-1456). En una entrevista publicada en elsemanario Der Spiegel, el presidente de la DFBHermann Neuberger expresó su simpatía con lasolicitud hecha por Amnesty International a losjugadores germanos de exigir a su gobierno queotorgase refugio a exiliados de la Argentina (DerSpiegel, 17, 24/4/1978, pp. 228-233). También lafederación de Suecia consideró la idea de pasar eltorneo a otro país.

En respuesta a la pregunta qué haría si un jugadoralemán, al salir de la cancha en Argentina recibía unpapel con el nombre de un local presosupuestamente por razones políticas, la respuestade Neuberger fue:

Revisaríamos cuidadosamente paracomprobar si es verdad. Si resultaraque alguien necesita ayuda solo porrazones políticas, nos pondríamos encontacto con la embajada alemana eintentaríamos ayudar. En BuenosAires mantuve una charla privada conel embajador y estoy en contacto conel ministerio de asuntos exteriores.Eso se entiende. [...] De haber un solocaso con probabilidad realista deayudar, seré el primero en intentartener una conversación con la gentedel otro lado.

Tres días después, el 27 de abril de 1978, undiputado del Bundestag, el parlamento federalalemán, interpeló por dicha entrevista a HildegardHamm-Brücher, ministra de estado en la cancillería.En respuesta, criticó las declaraciones de

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Neuberger y su enfoque humanitario y se disoció ennombre del gobierno de la RFA de las actividadesde Amnesty International. Hamm-Brücher enfatizóque el gobierno alemán no tenía intención alguna«de alentar a nuestros jugadores o a los hinchas enArgentina a tomar iniciativas o realizardeclaraciones sobre la situación interna argentina».Algo así constituiría una interferencia en los asuntosinternos de otro estado y sería injustificable asumirun riesgo tan alto en un país extranjero (Havemann,2013: 253-254).

Además, bajo el liderazgo del socialdemócrataHelmut Schmidt, el gobierno germano-occidentalmostraba comprensión hacia el régimen militarargentino y su campaña para combatir el terrorismode izquierda. La memoria de los recientes ataquesterroristas durante la llamada «primavera alemana»en 1977, que incluyó el secuestro de Hanns-MartinSchleyer, presidente de la federación de industrialesde Alemania, y el secuestro de un vuelo deLufthansa estaba aún fresca en Bonn. Habíatambién razones económicas por las que elgobierno federal se abstenía de criticar en formaactiva a la Argentina por sus violaciones de losderechos humanos.

Aquellos que propugnaban el boicot señalaban queno se podía separar el deporte de la política y que laJunta Militar hacía uso y abuso del evento para daruna imagen de una sociedad argentina en paz,cuando en realidad el terrorismo estatal cometía lospeores crímenes. Amnistía Internacional les envióuna carta a cada uno de los jugadores de laselección nacional alemana, informándoles de lagrave situación de los derechos humanos en laArgentina. Las reacciones de los jugadores a estacarta revelaron una gama de reacciones por partede los jugadores. Klaus Fischer de Schalke se negóa apoyar las iniciativas de Amnistía, afirmando queno le interesaban los asuntos políticos de laArgentina (Stern, 6/4/1978). Berti Vogts de BorussiaMönchengladbach sí se interesó en la suerte de losdesaparecidos, mientras Paul Breitner, conocido porinvolucramiento político y social, acusó losdirigentes de la DFB y el director técnico HelmutSchon de ser "políticamente ignorantes" (FrankfurterAllgemaine Zeitung, 30/3/78; FrankfurterRundschau, 6/4/78; Stern, 6/4/78; Bild am Sonntag,14/5/78).

Una muestra itinerante que revelaba lo que pasabaen la Argentina, un esfuerzo por distribuir volantesen las canchas de fútbol y la entrada con carteles enel consulado argentino de Dusseldorf (Die Welt,22/6/78) eran algunas de las actividadespromovidas por los que abogaban por un boicot.

En Alemania la denuncia política apeló a su propiopasado y las alusiones al Holocausto tenían un pesoespecial. La asociación de Videla a Hitler, losmilitares como la Gestapo y los centros clandestinosde detención como campos de exterminio, fueroncomparaciones que sirvieron para catalizar lasprotestas. Fussball macht frei (El fútbol libera) yArgentina 78. Fussball ja – folter nein (Argentina 78.Fútbol sí – tortura no) eran las consignas que máscirculaban (Almeida, 2018: 11-35).

Esta visión no era compartida por todos. Lospartidos de izquierda no siempre se sumaron alboicot, por oponerse a la visión del entoncespresidente Carter sobre los derechos humanos, odebido a que la Unión Soviética mantenía relacioneseconómicas privilegiadas con la Argentina. Uno delos semanarios del Partido Comunista Argentino(PCA) incluso hizo votos para que el Mundialpudiera ofrecer la visión de una sociedad próspera yen paz e incluso demostrar a los partidarios delboicot que no existía razón para ello (Coincidencias,5/5/1978). La posición del PCA influenció también aotros partidos comunistas. El dirigente comunistafrancés Georges Marchaisse opuso activamente alboicot y llamó a los jugadores franceses a participaren el torneo. También la Socialdemocracia se opusoal boicot y su dirigente François Mitterandpúblicamente adoptó una posición similar a la deMarchais. También en Israel, los dos partidosmiembros de la Internacional Socialista, el Laboristay MAPAM, junto al Partido Comunista, no sesumaron al boicot.

A pesar de la campaña internacionalmentedesplegada contra el Mundial, ninguno de los 15seleccionados extranjeros decidió desistir de suparticipación. Solamente dos jugadores holandeses,de los mejores futbolistas en aquellos años, elcapitán Wim van Hanegem y Johan Cruyff, senegaron a participar en el Mundial alegando razonespolíticas. Según una entrevista concedida por Cruyff

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en 2008, de hecho la decisión de no participar en elmundial tenía que ver con razones personales (TheGuardian, 17/4/2008). El entrenador francés MichelHidalgo se comprometió personalmente a averiguarla suerte corrida por 11 desaparecidos yparticularmente dos monjas de ciudadanía francesaque fueron secuestradas en diciembre de 1977(Associated Press, 30/5/1978).

Frente a la posibilidad de que periodistasextranjeros se interesaran durante su estadía enArgentina sobre los derechos humanos y lacreciente represión, la Junta creó una oficinaespecial bajo la dirección del periodista DanielGalotto, que rehusó conceder la acreditaciónnecesaria a periodistas argentinos exiliados oextranjeros «sospechosos». De todos modos,numerosos cronistas llegaron a Buenos Aires paracubrir el Mundial. En su gran mayoría, se limitaron aescribir sobre los partidos de fútbol; una minoríaincluso se dejó convencer por la propaganda de ladictadura. Un enviado del Times de Londres inclusoescribió que los argentinos ya no estaban «nideprimidos ni reprimidos» (Kuper, 2012: 214). Otrosenviados aprovecharon el viaje ofrecido por laredacción con motivo de la Copa Mundial paraescribir y describir la situación de los«desaparecidos» o sobre la lucha de las Madres dePlaza de Mayo.

Así lo hicieron, por ejemplo, dos periodistas de latelevisión alemana durante la transmisión del actode inauguración. Lo mismo pasó con la televisiónHolanda que el primero de junio dividió la pantallacon la inauguración del Mundial y el recorrido de laMadres clamando por sus hijos en medio de unaciudad desierta. Una semana después, variosperiodistas extranjeros fueron a la Plaza y vieron aun grupo de argentinos insultando a las Madres pormostrar una mala imagen del país.

Otros periodistas europeos compararon la utilizaciónpolítica del evento por parte de la Junta con el papelde Benito Mussolini en el Mundial de 1934 y el deAdolf Hitler en los Juegos Olímpicos de 1936. Eljugador alemán Sepp Maier quiso participar en unade las manifestaciones de las Madres de Plaza deMayo, pero las autoridades de FIFA intervinieron yamenazaron con expulsarlo del campeonato. En

una entrevista con el semanario de noticias Sternafirmaba Maier:

Es necesario hacer algo con respecto alencarcelamiento de inocentes enArgentina. No sé si puedo ayudar, si unapalabra contundente del seleccionado deAlemania Occidental ayudaría. No creoque sea posible. Si fuéramos a discutircontra la situación en Argentina, nosarrestaría. Yo no voy a estrechar la manodel general. Voy a ocultar mis manosdetrás de mi espalda (Pramann et al.,1978: 9-12).

Curiosamente, El Gráfico publicó una supuestacarta del capitán holandés Ruud Krol, dirigida a suhija Mablelle, de tres años, en la que describía a laArgentina como un país idílico. Por otra parte, el exjugador del Malmö FF Roland Andersson fue uno delos que exigió saber qué ocurría en la Argentina, adiferencia del entrenador de su selección Georg‘Åby’ Ericson, quien afirmó que todo parecíafuncionar bien en el país anfitrión.

Cabe preguntar si los grupos de guerrilla urbanaque operaban clandestinamente en Argentina, luegode haber sido duramente golpeados por las FuerzasArmadas antes y después del 24 de marzo de 1976,quisieron realizar acciones armadas durante elMundial o si pactaron una tregua (Mason, 1995:163; Gillespie, 2011; Giussani, 2011). Los dirigentesde Montoneros se sumaron a una tregua durante eldesarrollo de los partidos, que fue establecida enuna reunión efectuada en París a fines de 1977 conla participación del almirante Massera y el lídermontonero Mario Firmenich. En una entrevistaotorgada al semanario francés L'Express ypublicada en la edición del 10 de abril de 1978,manifestó el dirigente montonero Rodolfo Galimbertique el boicot «no es una política realista» e inclusoafirmó: «nosotros les decimos a todos: puedenviajar. Los Montoneros no realizarán durante elMundial ningún tipo de acción que pueda poner enpeligro a los deportistas o a los periodistas». En laentrevista propuso «una tregua» al presidente defacto Videla (Sebreli, 1998: 194; Larraquy yCaballero, 2002). El grupo guerrillero de izquierdaEjército Revolucionario del Pueblo (ERP) tampocoactuó durante el Mundial, probablemente por su

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endeble situación organizativa, con una gran partede su militancia y dirigencia muerta, presa,«desaparecida» o en el exilio (Gutman, 2012).

Ante esta peculiar situación, no debe sorprenderque el director técnico del seleccionado argentino,César Luis Menotti, conocido por sus posicionesprogresistas, se convirtiera en un instrumento dócilen manos de la dictadura. Menotti estuvo a fines delos 50 cercano al Partido Comunista, apoyó alperonismo en las elecciones realizadas en 1973 y alPartido Intransigente en las de 1983 (Gasparini yPonsico, 1983; Menotti y Cappa, 1986).

En los hechos, no se registraron incidentes violentosdurante el transcurso del Mundial. La mayor partede los partidos transcurrió sin mayoresinconvenientes. Solamente el resultado de uno deellos despertó una fuerte polémica. Se trata delpartido que jugó la selección argentina contra laperuana. Argentina necesitaba cuatro goles deventaja para poder clasificarse para la final en lugarde Brasil y el 21 de junio de 1978 su seleccionadovenció al peruano por seis a cero. Este fantásticoresultado pareció sospechoso a muchos y deacuerdo a los rumores «Perú vendió el partido». Seadujo que el régimen argentino entregógratuitamente a Perú cantidades descomunales detrigo y que el Banco Central en Buenos Aires otorgócréditos a bajas tasas al gobierno peruano y queprobablemente también se enviaron armas ypertrechos; que el arquero del seleccionadoperuano, Ramón Quiroga (de origen argentino) jugódeliberadamente en contra de su equipo entre otrosargumentos. Tal vez la mejor explicación de lacontundente derrota peruana fue ofrecida por eljugador del seleccionado holandés, Rene van derKerkhof, quien dijo que «en un Mundial jugado enArgentina no puede haber otro vencedor que elequipo argentino».

Durante el Mundial y a través de una campañaminuciosamente preparada, la Junta trató decontrarrestar el pesimismo imperante en ampliossectores de la población. La radio, la televisión, laprensa diaria, los semanarios y carteles depropaganda sirvieron para estos fines (Borrelli yOszust, 2018: 11-35; Llonto, 2005; Blaustein yZubieta, 1998). Los semanarios de mayor difusión,publicados por la editorial Atlántida, Gente y El

Gráfico, tuvieron un rol primordial en la campaña, aligual que las revistas políticas Somos(especialmente en su sección "Así nos ve Europa"),Extra y Redacción. En un editorial de El Gráfico seexplicaba que

para los de afuera, para todo eseperiodismo insidioso ymalintencionado que durante mesesmontó una campaña de mentirasacerca de la Argentina, este certamenle está revelando al mundo la realidadde nuestro país y su capacidad dehacer, con responsabilidad y bien,cosas importantes. Para los deadentro, para los descreídos queteníamos en nuestra propia casa,estamos seguros que el Mundial haservido para sacudirlos, emocionarlosy enorgullecerlos (El Gráfico,6/6/1978).

Los locutores de radio y televisión repitieron una yotra vez las consignas dictadas por los censores ypropagandistas militares, entre ellas, la del himnodel Mundial que decía que el certamen lo juegan 25millones de argentinos, en otras palabras: aquelciudadano que se opone o boicotea el Mundial nopertenece más a la nación. El régimen utilizó todo elarsenal disponible en materia de marketing ypublicidad, incluyendo la repetición hasta elcansancio de las mismas frases. Entes públicos yempresas particulares se sumaron a la campaña yamplificaron su poder de penetración.

En la final jugó el seleccionado argentino contra elholandés. Finalizados los 90 minutos en empate,durante el tiempo suplementario el seleccionadoargentino marcó dos tantos y se adjudicó el Mundial.El general Videla entregó la copa al capitán delseleccionado argentino Pasarella ante lasaclamaciones del público; puede considerarse esaadhesión popular como el cénit de la resignación dela mayor parte de los argentinos, fuera por miedo opor indiferencia, ante el régimen militar. Este partidose desarrolló en el estadio de River Plate, ubicado atan solo unos cientos de metros de la Escuela deMecánica de la Armada (ESMA), que durante ladictadura fuera utilizado como centro de torturas yque se llegó a denominar «el Auschwitz argentino».

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En su libro “Fútbol contra el enemigo”, Kuper cita aun alto oficial militar que dijo que la victoriaargentina en el Mundial fue «una explosión deéxtasis y alegría. Todo el país se volcó a las calles.Los peronistas se abrazaban con los radicales, loscatólicos con los protestantes y los judíos, todosenarbolaron una sola bandera: la argentina» (Kuper,2012: 185). Y cuando Kuper preguntó al general sise podía comparar esa explosión de alegría con laregistrada durante la guerra de Malvinas, élrespondió: «¡Exactamente! ¡Fue exactamente elmismo tipo de alegría!». Hebe de Bonafini, una delas fundadoras de «Madres de Plaza de Mayo»,expresó: «Para las masas fue una fiesta y unatragedia para las familias de los desaparecidos».

El presidente de la FIFA declaró que «al finpodemos mostrar la verdadera imagen de laArgentina». Los jóvenes salieron a festejar lavictoria en el Mundial y se reunieron en la Plaza deMayo, donde vitorearon a Videla e incluso exigieronque los saludara desde uno de los balcones de laCasa Rosada (Clarín, La Nación y Maariv, 26-27/6/1978, New York Times, 30/6/1978). Elgobernador de la provincia de Buenos Aires y unode los represores más feroces, el general IbéricoSaint Jean, declaró que todos aquellos queestuvimos ese día en el estadio percibimos a losespectadores rezando el Padrenuestro y gritandovivas a los comandantes de las distintas fuerzas.Vimos participar a las masas en este sorpresivoevento y al final entonaron la Marcha de SanLorenzo. En estas palabras del sangriento oficial sesintetizan todos los elementos ideológicos delmensaje castrense: nacionalismo, militarismo,apego a la religión y fanatismo deportivo.

La euforia estalló nuevamente en septiembre delaño siguiente, cuando el seleccionado juvenilargentino ganó el Mundial frente al seleccionadosoviético. Radio Rivadavia, Radio Mitre y el Canal 7(ATC) llamaron a los jóvenes a festejar en las calles.Ese mismo día se reunía el Comité Interamericanode Derechos Humanos en las oficinas de laOrganización de Estados Americanos en la Avenidade Mayo, en el centro de Buenos Aires, para recibirlas denuncias de los familiares de losdesaparecidos. En las emisiones radiales sellamaba a los jóvenes a concurrir a Plaza de Mayo

para explicarle «a esos señores que la Argentina notiene nada que ocultar». Diego Maradona, que nojugó en el Mundial, pero fue estrella delseleccionado juvenil que se adjudicó el primerpuesto en Japón, escribió años después que aúncuando pudieron haber sido utilizados por lamaquinaria propagandística militar, ello no eramotivo para menospreciar el logro deportivo de «ungrupo de pibes» (Maradona, 2000: 28; Sazbón yUliana, 2010) .

La campaña por el boicot en Israel

El gobierno israelí mantuvo excelentes relacionescon el régimen militar argentino. A pesar del carácterantisemita de la Junta, se estrecharon los vínculosentre los dos países. De acuerdo a un informeespecial publicado por el Centro de InvestigacionesSociales de la DAIA (Delegación de AsociacionesIsraelitas de Argentina, la entidad que representa ala comunidad judía local), cerca de 1300 judíosdesaparecieron durante el régimen militar. Estenúmero es considerable, teniendo en cuenta laproporción de los judíos en la población argentina(Centro de Investigaciones Sociales de la DAIA,1999; Dobry, 2013; Kahan, 2019).

Junto al apoyo militar que recibió la Junta por partede Israel, y que no carecía de interpretacionespolíticas, la Agencia Judía (en coordinación conentes estatales israelíes) hizo esfuerzos parafacilitar la salida de perseguidos políticos. Estoseran todos de origen judío y no llegaron a Israel ensituación de asilados políticos, sino en virtud de la«Ley del Retorno». Es difícil de estimar el númeroexacto de estos exiliados, pues de acuerdo a losdatos oficiales fueron rotulados como «inmigrantesprocedentes de Argentina». De acuerdo a lasestimaciones, cientos llegaron desde fines de 1975(antes del golpe militar, pero en una situación en lacual los escuadrones de la muerte de la extremaderecha y las fuerzas de seguridad funcionaban sinningún tipo de traba) y hasta el Mundial.Probablemente el número de los exiliados fue demás de 400. Muchos de ellos no estabanencuadrados en los marcos comunitarios judíos, nose reivindicaban como sionistas y mayoritariamenteabandonaron Israel a fines de los 70 y comienzosde los 80 con destino a Europa Occidental,particularmente España y Francia, y otros

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regresaron a la Argentina con la caída de ladictadura en 1983. Los exiliados, junto a jóvenesque emigraron a Israel en el marco de losmovimientos juveniles sionistas a partir de los 70 yun reducido grupo de jóvenes israelíes de izquierda,fueron la principal fuerza que impulsó la protesta enIsrael contra el régimen militar argentino y que sesolidarizó con los presos políticos y losdesaparecidos (Sznajder y Roniger, 2004).

La iniciativa para boicotear el Mundial en Argentinafue del COSPA a comienzos de 1978. En vísperasdel segundo aniversario del golpe militar, se realizóuna manifestación en la cual participaron cientos depersonas frente a la embajada argentina en Tel Aviv:

Teníamos un problema y este consistía encómo realizar una manifestación frente laembajada cuando algunos de losmanifestantes potenciales llegaron a Israelantes del golpe como inmigrantes y queríanvolver a la Argentina para visitar familiaresy amigos. También los exilados poseíanfamiliares en Argentina… Sabíamos quenos fotografiaban dentro y fuera de laembajada… La solución fue simple: lamayoría de los manifestantes cubriría sucara con máscaras y sólo los israelíes queno tenían parientes en Argentinamanifestaron a cara descubierta… Algunasnotas fueron publicadas y allí declaramosel comienzo de la campaña contra elMundial. En ese mes se publicaron en laprensa israelí otros artículos y comentariosllamando a boicotear el torneo (Carta de B.S, uno de los activistas de COSPA, alautor, enero de 2007).

Durante toda la semana que comenzó el día 24 demarzo, se realizaron diversos eventos contra lajunta militar argentina, incluyendo encuentros en lasuniversidades. El 27 de marzo, en una reunión en laque participaron 50 personas en la ciudad de Haifa,se creó el «Comité Israelí para el Boicot del Mundialen Argentina». En este acto fundacional se resolviócrear cinco centros de actividad en las ciudades deTel Aviv, Jerusalén, Beer Sheva y Haifa y loskibutzim, particularmente aquellos donde una parteimportante de sus residentes eran de origenlatinoamericano. Otra resolución fue sumarse a la

Semana Internacional del Boicot al Mundial que ibaa desarrollarse entre el 22 y el 28 de abril,organizada por el COBA francés.

Uno de los activistas, B.S., recuerda:

El comité israelí estaba relacionado con elCOBA que proporcionó materiales encastellano y en francés, que fuerontraducidos en Israel al hebreo yocasionalmente al árabe... Queríamosutilizar el Mundial como pretexto paraexplicar la brutal represión en Argentina.Veíamos cómo la dictadura hacia uso delMundial y creíamos que debíamos actuarcontra la dictadura usando el Mundialpero en sentido opuesto. Sabíamos queexistía un gran debate entre los exiladosargentinos de otros países sobre lacuestión si se debía o no boicotear elMundial e incluso teníamos conocimientoque fuerzas políticas argentinas muyimportantes se pronunciaron contra elboicot. Pero todo esto no nos importaba.Probablemente porque entre losmiembros del Comité Israelí no habíarepresentantes de esas fuerzas o tal vezpues acordamos que era 'ahora o nunca',es decir que si no nos movilizamosdurante el Mundial, durante mesesestaríamos paralizados en la solidaridadcon el pueblo argentino, los presospolíticos y los desaparecidos. (Entrevistacon el autor, Tel Aviv, febrero de 2007)

Shlomo Slutzky, periodista y realizador de cinedocumental, no quiso ver los partidos de fútbol:

Durante el Mundial serví como soldadoen el ejército israelí, en el marco delservicio obligatorio. En mi unidad decretéuna ‘huelga de protesta’ con motivo delMundial. En esa base militar alejada, enel valle del Jordán, los soldados noentendían cuál es la causa por la cual eljoven inmigrante argentino se negaba aver los partidos del Mundial. Expliquépacientemente a todos mis compañerosde armas que el Mundial era sólo unaescenografía montada por la junta militar

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para seguir asesinando a los ciudadanosargentinos. De esta manera, cada vezque se transmitía un partido, pedía quese me asigne alguna tarea y explicaba atoda voz y a todos aquellos que podíanoírme cuáles eran las razones de talactitud (Entrevista con el autor, Tel Aviv,febrero de 2007).

Entre los millones que vieron el Mundial a través delmundo se encontraba un residente en Jerusalén,Ismael Viñas, un conocido intelectual argentino deizquierda que escapó de su país. Por escasosmomentos, Viñas se conmovió con la victoriaargentina en el Mundial, pero su ira despertócuando vio al general Videla en su televisor. En unaentrevista al diario Maariv, explicaba Viñas:

La otra Argentina no se vio en laspantallas. Cuando se acaben losfestivales y las masas se despierten deesta borrachera deportiva, volverán a laterrible situación de todos los días... Elacto de inauguración del Mundial meencolerizó. Vi a los criminalesgobernantes junto a su corte deaduladores y no pude seguir viendo latransmisión. Me fui a otro cuarto. Losmiraba y veía una cárcel.

El intelectual exiliado trató de explicar la causa desu ira:

Emocionalmente quería que la selecciónargentina gane el Mundial. ¿Qué culpatienen los jugadores de que en Argentinagobierna una dictadura militar? Perocuando ganaron no me puse contento.No brindé por el triunfo. No pude. Porquedetrás de esa Argentina triunfante, hayotra Argentina, triste y reprimida (Maariv,30/6/1978).

Otro exiliado, más conocido que el anterior, elperiodista Jacobo Timerman, fundador y editor delmatutino La Opinión, quien fuera detenido yposteriormente confinado a su domicilio y que llegóa Israel un año después de finalizado el Mundial,escribió en su exilio de Tel Aviv que durante eltorneo de fútbol esperaba el éxito del seleccionado

holandés y no del argentino que fue fríamenteutilizado por los generales en el poder (New YorkTimes, 20/2/1980).

Conclusiones

En un artículo publicado en el conservador diarioespañol ABC, el día de la inauguración del Mundial,el periodista J.A. Vara sentenció que "la campañade boicot en varias democracias occidentales… notuvo gran trascendencia a pesar de la especialrelevancia de las personas que la respaldaron"(ABC, 1/6/1978, p. 19). ¿Deben efectivamenteconsiderarse como un fracaso total las protestasinternacionales y los llamados a boicotear la Copadel Mundo de 1978? Yo sostengo que no. Es ciertoque ni una sola de las 15 escuadras visitantes seretiró de la competencia y no se registraronincidentes violentos durante ese mes. Losanfitriones ganaron el torno y los militares podíansumar a los festejos una victoria política (Ridge,2016: 109-127). El evento sirvió sin duda a suobjetivo de crear una cortina de humo alrededor delterrorismo de Estado. El presidente Videla podíajactarse que la organización impecable de unacontecimiento de esa importancia había mostradoal mundo lo que la fuerza y la fe del públicoargentino podían lograr, cuando se unen paraalcanzar una meta compartida (Clarín, 2/6/1978).

En este sentido, como afirmaba el diario El País,"los mundiales han sido un soporte publicitario parala dictadura argentina, no nos engañamos, y todaslas democracias de la Tierra han contribuido aformar ese soporte, como todas contribuyerondurante mucho tiempo a mantener a Franco bajopalio… los Mundiales han supuesto un consenso delque, sin duda, todos somos culpables a los ojos dela víctimas de la dictadura". (El País, 22/6/1978).

No obstante, las protestas contra la celebración dela justa deportiva en la Argentina también deben servistas como una expresión importante de solidaridadtransnacional. Las manifestaciones en numerosospaíses, particularmente en Europa, forzaron alrégimen militar a invertir mucho tiempo y sumasconsiderables de dinero en una campaña decontrapropaganda. Simultáneamente, estasprotestas lograron promover un debate públicoacerca de las relaciones con la dictadura del país

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del Plata, sobre aspectos de derechos humanos yrelaciones internacionales, así como sobre el uso yabuso de los deportes para fines políticos. Quienesapoyaban el boicot argumentaban que los deportesno pueden ser separados de la política, y que losmilitares aprovechaban la oportunidad para dar unafalsa imagen de una sociedad pacífica, cuando dehecho se producían a diario violaciones de losderechos humanos.

El comité pro-boicot en Francia tuvo más de 200seccionales y decenas de miles de personasparticiparon en esta campaña en contra de lacelebración de la Copa en Argentina. París fue elcentro de un movimiento solidario internacional. EnAlemania Occidental se produjo un acaloradodebate político que creó una tensión sinprecedentes entre la federación del fútbol y elgobierno. Nunca antes un mundial de fútbol habíadividido las actitudes de los jugadores de esta formarespecto del país anfitrión. En los seleccionados deAlemania Occidental y de Suecia las opinionesestaban divididas en cuanto a la justificación moralde jugar en un país gobernado por un régimenautoritario y represor. En España la campaña utilizólas memorias aún frescas de la dictadura franquistay su larga y cruenta opresión.

La protesta y el boicot decretados en Israel conmotivo del Campeonato Mundial de Fútbol realizadoen Argentina durante el año 1978 fueron un capítulomás de la solidaridad protagonizada en muchospaíses, particularmente europeos. A diferencia deestos, la no clasificación eliminaba del orden del díael debate acerca de un boicot más activo, queincluyera la no participación de su seleccionado enel torneo. Las protestas en el mundo entero contralos partidos de la Copa del Mundo tuvieron tambiénefectos psicológicos. Muchos exiliados argentinossintieron que no estaban solos ni olvidados.

Por último, mientras los movimientos de protesta yde solidaridad transnacional se han convertido enun hecho común, la convocatoria al boicot delMundial 78 en la Argentina constituyó un importanteprecedente en el terreno deportivo, difundiendotácticas que más tarde serían utilizadas enmovilizaciones similares. No sorprende que variosde los militantes franceses que participaron en lacampaña pro-boicot en 1978 volvieran a instar por

un boicot a los Juegos Olímpicos de 1980 enMoscú, en una campaña que fue iniciada por losEstados Unidos como resultado de la invasiónsoviética a Afganistán. Esta campaña fue másexitosa y nada menos que 65 países se negaron aparticipar a pesar de haber sido invitados(Sarantakes, 2011).

Sin embargo, las reacciones a los llamados aboicotear la Copa del Mundo 2018 en Rusia, fuerondébiles. Luego del "evenenamiento" del ex agentede inteligencia Sergei Skirpal y su hija Yulia en el surde Inglaterra, los dignatarios británicos no asistieronal torneo para ponerlo en una situación incómoda aVladimir Putin. En los EE.UU. hubo exhortaciones aboicotear los juegos en señal de protesta por lapresunta ciber-interferencia de Rusia en laselecciones presidenciales estadounidenses,mientras los exiliados sirios y la diáspora ucranianainstaron a una retirada del torneo debido a laintervención rusa en el Oriente Medio y Ucrania.Con todo, a diferencia del movimiento transnacionalde solidaridad de 1978, estos llamamientos en sumayor parte constituyeron iniciativas verticales y porlo tanto provocaron un menor compromiso popularcon la campaña de boicot.

Notas* Raanan Rein es profesor y doctor en Historia yVicepresidente de la Universidad de Tel Aviv. Esacadémico correspondiente en Israel de laAcademia Nacional de la Historia de la RepúblicaArgentina. Fue condecorado por el gobiernoargentino con el grado de comendador de la Ordendel Libertador San Martín por su aporte a la culturanacional. Entre sus libros se destacan: Losmuchachos peronistas árabes: los argentinosárabes y el apoyo al Justicialismo; Juan AtilioBramuglia: la sombra del líder y la segunda línea deliderazgo peronista; Los bohemios de Villa Crespo:judíos y fútbol en la Argentina; La cancha peronista;Clubes de fútbol en tiempos de dictadura.(1) Este artículo está basado en mi capítulo, “Lapelota y la política internacional: protestas contra laCopa Mundial de Fútbol 1978”, en Raanan Rein,Mariano Gruschetsky y Rodrigo Daskal (comps.).Clubes de fútbol en tiempos de dictadura. BuenosAires: UNSAM Edita, 2018, pp. 37-56.

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Acomodadores que eran gendarmes. Análisis de un testimonio de un exintegrantede las fuerzas de seguridad sobre los días del Mundial 78.

Luciana Carolina Bertoia*UBA/ UNSaM

2019, Buenos [email protected]

Pasaron 40 años y quedó claro que la noche no sehizo día con el Mundial, como proponía unapublicidad de la compañía Siemens encargada deiluminar los estadios argentinos que, entre el 1 y el25 de junio de 1978, fueron sede del campeonatode fútbol que se jugó en el país en medio de la mássangrienta dictadura. Más allá del paso de los años,siguen habiendo zonas que aún no han sidosuficientemente investigadas (Alabarces, 2014),más allá de existir exhaustivas investigaciones entorno al rol de los medios en Argentina (Schindel,2011) o el rol jugado desde el exterior por exiliados yasociaciones de solidaridad que denunciaban cuálera el interés más notorio de la dictaduracomandada por Jorge Rafael Videla para celebrar elcampeonato de fútbol: legitimar a la Argentina anteun mundo cada vez más enterado que aquí sesecuestraba, se torturaba, se asesinaba y sedesaparecía (Franco, 2008; Rein, 2018)

Terminada la dictadura y a medida que seempezaron a recolectar testimonios de lo sucedidoen los centros clandestinos de detención, tortura yexterminio (CCDTyE), la referencia al Mundial deFútbol sirvió como un ordenador temporal parasituar acciones concretas. Los sobrevivienteshacían mención de tal o cual partido para sabercuándo habían visto por última vez a un compañeroo para relatar cuándo habían sido sacados de sulugar de cautiverio para llevarlos a las calles con laintención de provocar nuevas caídas, o, incluso enel paroxismo de lo siniestro, para festejar con sustorturadores que Argentina se había coronado porprimera vez en su historia campeón del mundo.

Pero no sólo han sido los sobrevivientes quieneshicieron referencia en sus declaraciones judiciales alMundial de 1978. En una menor medida, también, lohicieron los perpetradores o los integrantes defuerzas represivas. Uno de los pocos testimonios

que figura en el Nunca Más referidos al Mundialcorresponde a un exintegrante de la Gendarmeríaque testimonió ante la Comisión Nacional sobre laDesaparición de Personas (Conadep).

En este trabajo analizaremos el testimonio delexgendarme Omar Eduardo Torres, que integró esafuerza de seguridad entre 1975 y diciembre de1982, y que ya en 1984 hizo referencia alcampeonato de fútbol como un eslabón entre lastareas represivas. Su testimonio nos permitirápensar cuán extendido estuvo el control durante losdías en que los 25 millones de argentinos jugaron elMundial -- como decía uno de los eslóganes de ladictadura.

Un testimonio en tres tiempos

La Conadep fue oficialmente creada el 15 dediciembre de 1983 mediante el decreto 187. Uno delos temas que debió resolver fue el de lacolaboración de aquellos que habían participado dedelitos (Varsky, 2011). Durante los nueve meses defuncionamiento, la Conadep recibió testimoniosprincipalmente de sobrevivientes y familiares, perotambién hubo integrantes del aparato represivo quese acercaron para declarar, corroborando laexistencia de los centros clandestinos y de lasprácticas denunciadas por los exdetenidos-desaparecidos, como explica Emilio Crenzel (2008).

Torres fue uno de ellos. Su declaración fueclasificada como testimonio especial y se agregóuna leyenda que decía “repre” en los legajos. Sinembargo, veremos que a lo largo del tiempo Torressupo y pudo convertirse en un testigo, quedando porfuera de la categoría de represor que inicialmente lehabían asignado en la Conadep. Como explicaValentina Salvi (2016), el significado de la categoríarepresor en Argentina remite a todas aquellas

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personas, civiles o uniformadas, que estuvieroninvolucradas o denunciadas, acusadas, procesadasy condenadas por violaciones a los derechoshumanos durante la última dictadura militar.

Ingresado a la Gendarmería en 1975, Torres integróel Destacamento Móvil N°1 con asiento en Campode Mayo. Su pertenencia a ese cuerpo lo llevó aestar en al menos tres escenarios “privilegiados” delos crímenes más atroces de la última dictadura: laguarnición de Campo de Mayo, con los distintoscentros clandestinos que albergó dentro de supredio; Tucumán durante el OperativoIndependencia y el CCDTyE “El Olimpo” del barrioporteño de Floresta.

Como sostiene Santiago Garaño (2018), el deTorres es un caso anómalo por ser uno de los pocosintegrantes de las fuerzas de seguridad que handeclarado lo vivido en plena dictadura desde el findel gobierno de facto hasta la actualidad --especialmente a partir de la reapertura de los juiciospor delitos de lesa humanidad. También el autor localifica como una audiencia privilegiada delterrorismo de Estado, ya que, a diferencia de losdetenidos-desaparecidos, su acceso al mundorepresivo fue “sin vendas”.

¿Cómo logró entonces Torres ser excluido de lacategoría de represor e integrarse a la de lostestigos? Porque su trayectoria como testigo no sólofue reconocida por operadores judiciales (fiscales,jueces), pero también por referentes claves de losorganismos de derechos humanos -- especialmenteen lo que hace a las causas en Tucumán, y porqueconstruyó y sostuvo un relato coherente desde elretorno de la democracia (Garaño, 2018).

También es cierto que la posibilidad de ser untestigo, un observador de lo que sucedía al interiorde los CCDTyE, vino de la mano del rol subalternoque tuvo la Gendarmería dentro del organigramarepresivo. Como explica Diego Escolar (2005), laGendarmería estaba bajo dependencia directa delEjército, actuando en CCDTyE y en menor medidaen grupos de tareas, pero su tarea estuvoesencialmente ligada al traslado y custodia de lossecuestrados y a la seguridad de los campos deconcentración.

Como fue un testigo privilegiado de lo que pasabaen Tucumán en el Operativo Independencia, en elOlimpo y, en menor medida, en Campo de Mayo,Torres fue también un testigo de los días delMundial desde un escenario privilegiado: el estadioAntonio Vespucio Liberti, es decir, la cancha deRiver Plate. Fue desde allí que el 1 de junio de 1978el dictador Jorge Rafael Videla dio la bienvenida a laXI Copa del Mundo y donde el 25 de junio de esemismo año Argentina se hizo con el trofeo. ElMonumental, además, está ubicado a unas pocascuadras del CCDTyE más emblemático de la últimadictadura, cuyo nombre ya aparecía en los cartelesque repartían en Europa quienes participaban delboicot al Mundial: la Escuela de Mecánica de laArmada (ESMA).

Analizaremos su testimonio en torno a los días delMundial en tres momentos históricos diferentesentre sí y ante tres instancias distintas:

Ante la Conadep (1984);

Ante la Cámara Federal en el Juicio a lasJuntas (1985);

En una entrevista periodística por los 40años del Mundial de Fútbol (2018).

Cada declaración está marcada por el tiempohistórico en la que se enuncia y ante quién se hace.La presentación ante la comisión de verdad, asícomo la declaración en el proceso contra loscomandantes deben ser pensadas comotestimonios en situación oficial y como una primerainstancia de ruptura del silencio una vez terminadala dictadura. Como declaración oficial, lleva susmarcas. El testimonio se restringe a determinadoshechos, se suprimen las impresiones personales yse convierte en un protocolo formalizado (Pollak,2006). Por el contrario, en una entrevistaperiodística, se incentiva al entrevistado a hurgar ensus memorias, sus sentimientos y representaciones,y la indagación no está marcada por la búsqueda dematerial probatorio.

El Mundial en el Nunca Más

Torres declaró en dos oportunidades ante laConadep. De su paso por las oficinas del TeatroGeneral San Martín surgieron dos legajos: el 6667

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(que hace referencia a su paso por Tucumán) y el7077 (que refiere a sus días en el Olimpo).En el segundo legajo, consta su relato sobre losinicios del Olimpo, un centro clandestino quefuncionó bajo la órbita del Primer Cuerpo de Ejércitoentre agosto de 1978 y fines de enero de 1979(Mendizábal, 2012). Allí dice Torres:

“Yo revistaba en el destacamento de Campo deMayo —Móvil 1—, que era un escuadróndependiente del I Cuerpo de Ejército cuyo jefe en elaño 1978 era el general Suárez Mason. (…) Cuandoterminó el mundial de fútbol, unos treinta hombresde los que habíamos custodiado el estadio fuimosconvocados a Campo de Mayo, donde recibimosinstrucciones del segundo comandante, cuyonombre de guerra era Cortez, sobre una misiónespecial por la cual íbamos a cobrar unsobresueldo. Debíamos dejarnos el pelo largo ybarba y utilizar apodos. Posteriormente, nos ordenópresentarnos en Lacarra y Falcón, en los primerosdías de julio de 1978. Cuando entramos, vimos quepersonal del Servicio Penitenciario Federal estabaterminando la construcción, destinada a alojar a losprisioneros. Muchas veces pude ver a losencargados de los secuestros, o sea ‘la patota’,llevarse en sus automóviles enseres robados de lascasas allanadas. También había un depósitodestinado a guardar el botín de guerra. Nosotrosestábamos encargados de la seguridad interna delcampo y no podíamos tener trato con los detenidos,aunque a veces los sacábamos para ir al baño. Elinterior del campo el Olimpo era como una prisión.Tenía una entrada que daba a la guardia, dondehabía un libro en el cual se anotaba la entrada ysalida de los detenidos, el calabozo que leasignaban y el número y la letra que le adjudicabanreemplazando su nombre y apellido. Asimismo,ponían la causa de su detención”.

En este testimonio, cuyo eje claramente no era losucedido durante el campeonato de fútbol,percibimos que este evento sirve como ordenadortemporal. Hace referencia a una convocatoria aCampo de Mayo para cuando había terminado elMundial, o sea, después del 25 de junio de 1978.También sostiene que fueron al menos 30 hombresdel Destacamento Móvil los que habían sidoasignados a la custodia de un estadio. Es claro queallí no especificaba en cuál: podría ser tanto el

Monumental como la cancha de Vélez Sársfield,también ubicada en la Capital Federal y quetambién sirvió como una de las subsedes porteñasde la Copa del Mundo.

En tanto un testimonio prestado ante la Conadep, suobjetivo principal reside en echar luz sobre laexistencia de los centros clandestinos, elfuncionamiento de los mismos y el personal que allírevistaba. También permite preguntarnos siefectivamente se demoró la puesta en marcha deeste campo de concentración en pleno barrio deFloresta mientras se celebraba la Copa del Mundo yel personal militar y de las fuerzas de seguridad seencontraba abocado a las tareas de seguridad quesu realización implicaba.

Una mención al Mundial en el Juicio a las Juntas

El Juicio a las Juntas, llevado a cabo entre abril ydiciembre de 1985, fue durante la transición uno delos espacios más importantes para la evocación dela represión en la Argentina (Feld, 2002:59). Marcóuna ruptura con los hechos del pasado y establecióuna verdad jurídica, compuesta al decir de Feld(2002) por tres elementos: la revelación de unsecreto, el establecimiento de una verdad indudablee indeleble y la interpretación de estos hechos entérminos jurídicos.

Después de su testimonio ante la Conadep, Torresfue seleccionado como testigo por la fiscalíaencabezada por Julio Strassera y Luis MorenoOcampo para que los jueces de la Cámara Federalescucharan su testimonio. Lo hizo en la audienciadel 7 de junio de 1985.

En la sala de audiencias, se presentó como OmarEduardo Torres, 31 años, casado, empleado. Fechósu ingreso a la Gendarmería Nacional en mayo de1975 y su egreso el 31 de diciembre de 1982. “Dadola cantidad de días de arresto que acumulaba en elaño, paso a disponibilidad y, como terminaba elcontrato y no estaba de acuerdo con muchasactividades que desarrollaban, no deseé continuarmás”, dijo. También explicó que estuvoaproximadamente hasta marzo de 1979 en elDestacamento Móvil I de Campo de Mayo, queluego fue trasladado a la ciudad de Jesús María,

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Córdoba, para después ser enviado a La Quiaca,donde se desempeñó entre 1980 y 1982.

Al igual que en la Conadep, Torres se refirió alMundial como una referencia temporal para situarcuándo le ordenaron que empezara a prestarfunciones en el CCDTyE Olimpo. En estaoportunidad expresó:“-- ¿Cumplió similares tareas en algún otro centrode detención?-- Sí, fue en el año 78, junio o julio, después de quehaya finalizado el Mundial en la cancha de RiverPlate, en las calles Lacarra y Falcón, donde es elcentro clandestino El Olimpo”.

El peso de su testimonio está evidentemente dadopor lo que relata del funcionamiento del Olimpo, lassospechas de los traslados de prisioneros para serarrojados al mar. “Ahora van a tener alimento lospescados”, relató a los jueces lo que le habíatransmitido otro gendarme que maneja un camiónque llevaba a detenidos hasta la Base Aérea delPalomar. También hubo referencias a lo que sucedíaen Tucumán: a dos gendarmes desaparecidos porintentar ayudar a los prisioneros y la presencia delGeneral Antonio Domingo Bussi durante las nochespara fusilar prisioneros. Su testimonio fueespecialmente desacreditado por el defensor deVidela, Carlos Tavares, quien trajo al debatedistintas medidas disciplinarias que la fuerza lehabía impuesto y le preguntó por qué no habíahecho la denuncia con posterioridad a su baja.Recordemos que su baja se produjo en diciembrede 1982 en plena dictadura; su testimonio ante laConadep fue en 1984 y su declaración ante laCámara Federal en 1985.

En lo que hace a su trayectoria personal, Torresbrinda una información adicional en su declaraciónjudicial: sitúa su presencia en la cancha de River, laprincipal subsede del campeonato de fútbol. Unaplatea de lujo.

Acomodadores que eran gendarmes

El tercer testimonio es una entrevista periodística,realizada por la autora de este artículo, para elportal www.papelitos.com.ar, que recoge 78 relatossobre el Mundial. Uno de ellos era el de Torres,

quien accedió a ser entrevistado telefónicamentepor encontrarse viviendo en el interior del país.

A continuación, sus principales comentarios:

“Antes de que empiece el mundial nosmandaron a River, más o menos dos mesesantes. Otros fueron al estadio de Vélez”;

“Los acomodadores andaban con un buzoamarillo. Esos eran todos de Gendarmería.Después les daban traje negro a los jefes desector, que eran mayoritariamentesuboficiales. Estaban para cuidar lossectores esos. Hacían de acomodadores.Eran de seguridad”;

“Yo era guardia en la puerta de entrada. Nosseleccionaban por la personalidad de cadauno. Yo me hacía el gil y obedecía. Fuiguardia en la entrada o en el anillo que hayen la cancha de River”;

“Pude ver el partido contra Italia y la final.Tenía que estar en el anillo, pero habíaPolicía Federal (PFA), nos conocían y nosdejaron pasar. Así como yo había unmontón (...) La final la vi a los tres cuartosde la cancha, de la salida del túnel para ellado derecho. Había una bandera chiquita.Cada cual tenía que cuidar su lugar, revisarbultos, controlar”;

“Ya en ese tiempo, cuando estuvimos en lacancha de River, podíamos tener el pelolargo, bigote. Yo me dejé el pelo más largocuando estaba en el Olimpo”;

“No bien terminó eso del estadio, nos dieronla instrucción en Campo de Mayo. No nosdijeron qué lugar era. Yo me imaginaba.Anteriormente había estado en Tucumán.Ahí incineraban los cuerpos dentro de lacompañía de arsenales (...) Cuando fuimos,estaba vacío (se refiere al Olimpo). Traíangente de Banfield, Banco, La Tablada.Habían hecho todas las remodelaciones.Era un predio de la PFA. Hicieron un tapial.Toda esa parte la hicieron en el 78: loslugares para los detenidos, las salas detortura. Ya estaba hecho desde antes (deque él llegara)”.

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En este testimonio, Torres se refiere a lo sucedidoen el estadio en primera persona sin hacer mencióna ningún “incidente” que podría haber ocurrido --como, por ejemplo, los secuestros que ocurrieron enlas inmediaciones de la cancha el día de lainauguración. Su relato aparece inscripto como unabisagra entre lo que había sido sus tareas enTucumán y lo que sería el paso por el Olimpo.

Lo que deja ver su testimonio es que la seguridadsobre el estadio había comenzado con bastanteanterioridad a la realización. Según Torres relata, loshabían enviado a custodiar el estadio dos mesesantes de que comenzaran los partidos. También queeran varias las fuerzas de seguridad abocadas a latarea. Él nombra a la Gendarmería y la PFA. Y, porúltimo, su relato de hombres vestidos con buzosamarillos o trajes negros pero que, en realidad, erangendarmes pone en evidencia cuán capilar fue elcontrol de la dictadura durante los días en los quese jugó el Mundial. También es cierto que, en esecontrol extendido, de personal de seguridaddisperso por la cancha y sin uniforme, en su relatoaparece el Mundial como un momento dedistensión: había también un espacio para nocumplir con las órdenes y buscar un espacio mejordesde donde ver el partido de Argentina.

Lo que no es una transgresión es el pelo más largoo la barba que ya podían dejarse mientrasestuvieron asignados a la seguridad del estadio.Esas eran órdenes de sus superiores para pasardesapercibidos o para infiltrarse entre esa masa degente a la que había que controlar.

A diferencia de las declaraciones oficiales, en laentrevista periodística hay espacio para queexplique por qué él fue uno de los pocos que sedecidió a romper el llamado pacto de silencio (Salvi,2016). “Lo he conversado con mis amigos. Medijeron que haga lo que corresponde”, relata sobresu decisión de concurrir a la Conadep. “Voy, medicen: ‘Fijate si lo querés denunciar o lo querésdenunciar como anónimo’. Lo pensé un día. Lohablé con un amigo. Vivía con él en Capital. Lo hice.Dije: ‘Que sea lo que sea’. No estaba casado, notenía hijos”.

A modo de cierre

Torres es un caso anómalo: un antiguo integrante delas fuerzas de seguridad que testimonia, danombres, habla de prácticas aberrantes y lo hacedesde los años de la transición hasta ahora. Sutestimonio tiene marcas: marcas temporales. Unade esas referencias es la del Mundial de fútbol quese jugó en la Argentina de los campos deconcentración.

De hecho, él habla de una tarea de semi-superficie,como es la de oficiar de vigilador en el estadioMonumental mientras se juega el campeonato defútbol, para situar cuándo es nuevamente tragadopor las tinieblas de los CCDTyE. En sus testimoniosoficiales, el Mundial de fútbol es un preludio de suida al CCDTyE El Olimpo.

En una entrevista periodística brindada a 40 añosde los hechos y con un proceso de justiciaafianzado, se centra en su experiencia en la cancha:en la ropa, el pelo, el lugar que ocupaba, lastransgresiones a las órdenes.

Daniel Feierstein (2012) apunta que una de lasformas que adquiere la realización simbólica delgenocidio es la de otorgarle mayor validez a lapalabra del perpetrador que a la de las víctimas.Como vimos, Torres es un testigo difícil de clasificar,pero que supo ganarse el lugar de testigo pese a supertenencia a las fuerzas de seguridad y su pasopor lugares neurálgicos de la represión dictatorial.Atendiendo a la advertencia de Feierstein, podemoshacer el camino inverso y pensar cómo el testimoniode Torres se condice con lo que han dicho lasvíctimas. Por ejemplo, Graciela Daleo, sobrevivientede la ESMA, relató que durante el Mundial sereforzó la presión sobre quienes estabansecuestrados y eran sacados de su lugar decautiverio con la intención de provocar nuevascaídas, o con los relatos de integrantes deorganismos de derechos humanos, como Angela“Lita” Paolín de Boitano y Graciela Palacio de Lois,que fueron a la cancha de River para dejar panfletosdenunciando las desapariciones y percibieron lapresencia de “servicios” dispersos por el estadio.

El testimonio de Torres confirma que estaban allí,que la dictadura montó un monumental operativo de

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seguridad, sobre el cual podríamos obtener másinformación a medida que el archivo del EnteAutárquico Mundial (EAM) 78 vaya siendo puesto aconsulta por el Archivo Nacional de la Memoria(ANM). Sin embargo, una mirada sobre lainformación que ya puede ser consultada nospermite sospechar que ese monumental operativono sólo contó con todas las fuerzas armadas y deseguridad del país, sino que también se recurrió aagencias de seguridad privada.

Son muchas las preguntas abiertas sobre los díasen los que Argentina fue sede del Mundial. El relatode Torres es uno más y uno de los pocos queproviene desde las filas de las fuerzas de seguridad.Su referencia a junio de 1978 estuvo ahí desde1984, cuando se publicó el Nunca Más, el relatocanónico de la democracia, pero, también, un “éxitoeditorial”, al decir de Crenzel (2008:131).

¿Por qué recién ahora reparamos en ello?Probablemente porque con un proceso de justiciaque logró superar la etapa de impunidad yconsolidarse, nuestras condiciones de escucha sefueron volviendo más agudas y porque eltestimoniante en cuestión logró superar lassospechas iniciales en base a un relato coherente ysostenido en el tiempo. También porque seguimosinterrogándonos en qué medida el Mundial de 1978significó un quiebre en la política de la dictadura quela hizo apartarse de su estrategia elitista yantipopular, como sostiene Paula Canelo (2008),para abrirse durante días a las manifestacionesmasivas. El testimonio de Torres nos permite echarluz sobre ese cambio también, esa espontaneidadtan controlada.

Notas*Periodista (TEA). Licenciada en Ciencia Política(UBA). Magíster en Derechos Humanos yDemocratización para América Latina y el Caribe(UNSaM). Como periodista ha escrito para elBuenos Aires Herald, Página/12, The InternationalJustice Tribune, Revista Anfibia, Chequeado, ÁmbitoFinanciero, el Buenos Aires Times (Perfil), entreotros. Entre 2016 y 2018, fue responsable decomunicación de Memoria Abierta y como talcoordinó el proyecto Papelitos, 78 historias sobre unMundial en dictadura – trabajo conjunto entre

Memoria Abierta y el colectivo de Periodistas NANcon el apoyo de la Embajada de los Países Bajos.

Fuentes

Fondo Conadep – Archivo Nacional de la MemoriaArchivo Audiovisual del Juicio a las Juntas – ArchivoNacional de la Memoriawww.papelitos.com.ar

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¿Héroes o cómplices?Reflexiones sobre futboleros bajo dictadura (Brasil y Argentina)

Lívia Gonçalves Magalhães*Universidad Federal Fluminense

2018, [email protected]

Introducción

…los golpes de Estado vienen de la sociedad y vanhacia ella; la sociedad no es el genio

maligno que los gesta ni tampoco su víctimaindefensa.

Pilar Calveiro (2006: 10).

Hace algunos años, la historiografía acerca dedictaduras y autoritarismos –tanto en Latinoaméricacomo en Europa- empezó a mirar de una maneradistinta las relaciones entre Estado y sociedad: deuna lectura más centrada en la llamada teoría de losdos demonios, se ha ampliado el análisisconsiderando el rol que la sociedad ha jugado endichos autoritarismos. Si en un primer momento seconstruyó una memoria victimizada de toda lasociedad, hoy se considera la construcción socialdel autoritarismo como clave para comprender estosfenómenos, considerando que “uma vez gestadasno interior das sociedades, as ditaduras não lhessão estranhas” (Rollemberg y Quadrat, 2010: 26).Luego, se han ampliado también las posibilidades ylos objetos de investigación; nuevos actorespolíticos, nuevas fuentes, nuevas propuestas.

Considerando las particularidades del campo deinvestigación del deporte, se puede decir que conlos análisis sobre el fútbol y su relación con elautoritarismo también percibimos importantescambios en las últimas décadas. El espaciodeportivo suele, en general, recibir un distintoabordaje del sentido común. Para muchos, eldeporte está “afuera” de la política, en un sentidolúdico y romántico, en discursos fuertementereproducidos por los medios de comunicación.Dicha visión también es apoyada pororganizaciones como la Federación Internacional deFútbol Asociado (FIFA) y las federaciones

nacionales y continentales en general, pero tambiénpor muchos de sus actores. El brasileño ex dirigentedeportivo y presidente de la FIFA João Havelange,por ejemplo, cuando cuestionado por su relacióncon dictaduras señaló que:

Primeiro eu nunca fiz política, nãoentra. Segundo, eu respeitei osentimento de cada um, sobre aspectode cultura e política eu não tenho nadaa ver com isso, eu administro. (...) Euacho que a gente quando é um atletanão tem que ver se a política é isso ouaquilo, ou então a senhora não vai aopaís. Eu vou no país, eu vou respeitar.Eu fui muitas vezes ao SadamHousseim, não era fácil. Mas nuncadeixei de ir, sempre me recebeu. Nosprimeiros momentos era mais violento,desagradável, depois se acalmava. Eunão tenho nada a ver com Israel, nemcom “A”, nem com “B”; não façopolítica. (1)

Así, se ha creado una especie de resguardo condicho espacio, lo que ha significado, entre otros, un“olvido” del cotidiano deportivo bajo dictaduras, osea, de sus personajes. Los grandes eventos comolos Mundiales son objeto, ¿pero y el cotidiano de losactores diversos? ¿Cómo han vivido la represiónjugadores, directores técnicos y el plantel engeneral?

Entramos, así, en un campo fundamental parapensar tales cuestiones: las disputas yconstrucciones de discursos de memorias. Caberesaltar que los discursos de los éxitos deportivosestán relacionados directamente con sus historiasnacionales. Después de todo, el lugar político del

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discurso de memorias aún es la nación, aunque elmismo sea un fenómeno global (Huyssen, 2004).Desde esta mirada se abre espacio para repensarno sólo las narrativas brasileñas y argentinas sobresus pasados recientes, pero cómo comprendemoslos fenómenos deportivos, especialmente susactores, y sus relaciones con la sociedad y losautoritarismos.

Por supuesto, es importante considerar el planteode Pierre Bourdieu de que: “(...) a história dodesporto é uma história relativamente autônomaque, ainda quando é escandida pelos grandesacontecimentos da história econômica e política,tem seu próprio ritmo, suas próprias leis deevolução, suas próprias crises, em suma, suacronologia específica” (Bourdieu, 1983: 119). Pero loque nos interesa es pensar algo que quizás suenemuy obvio, pero no está reflejado en gran parte delos trabajos sobre el tema: los hechos deportivos,las conquistas, los eventos, son realizados porindividuos, que deben ser pensados también a partirdel contexto histórico y social en que viven.

La propuesta de esta comunicación es incluirnuevos actores y cuestiones para pensar desde unamirada distinta las relaciones entre la represión delos regímenes dictatoriales y el mundo del fútbol.Para esta oportunidad, se propone pensar larelación directa entre fútbol y dictadura a partir dedos perspectivas: la primera, el rol de los jugadoresde los seleccionados brasileño y argentino durantelos Mundiales; y la segunda, la acción dedeportistas como agentes de la represión estatal.

Por lo tanto, además de los héroes que garantizaronla conquista del más grande triunfo del fútbolmundial, presentaremos otros atletas involucradosen las últimas dictaduras cívico-militares de Brasil yArgentina. A partir de la relación con el deporte seperciben manifestaciones de apoyo y de oposición alos regímenes, pero también ambivalentes,matizadas y que no pueden ser simplificadas en ladicotomía oposición/complicidad (Laborie, 2010). Y,en el caso del fútbol, también es fundamentalconsiderar que, como afirma Nils Havemann:“Poucas são as áreas que se prestam tanto àformação de lendas quanto o futebol. O fanatismoàs vezes transbordante, a idolatria irrestrita emrelação a alguns jogadores e o sofrimento muitas

vezes comovente dos fãs constituem o solo fértilpara o surgimento de muitos mitos” (Haveman,2010: 245).

¿Los héroes nacionales?

Hay importantes diferencias al comparar los casosde los campeones mundiales de Brasil 1970 yArgentina 1978. La selección canarinho campeonaen 1970 en México, por ejemplo, era consideradamadura, con sus principales nombresexperimentados de otros Mundiales, como Gérson yPelé. Mientras el grupo albiceleste era consideradola renovación del fútbol nacional y marcaba otrageneración, resultado de un trabajo de cuatro añosdel plan técnico del director César Luis Menotti.

Otro punto importante que diferencia los dos casosy que nos interesa en esta instancia es la memoriaconstruida acerca de las relaciones entre losjugadores de cada seleccionado y sus respectivosgobiernos. A continuación, vamos a presentaralgunas tensiones que marcaron cada uno de losgrupos, para, a partir de la comparación, percibir lasdistintas construcciones de memoria en cada caso.

En 1970, la principal figura del fútbol mundial era elbrasileño Edson Arantes do Nascimento, el Pelé,que ganó fama internacional en el Mundial de 1958en Suecia, cuando tenía sólo 17 años. En los años1960, él se convirtió en un fenómeno del deportemundial, como un marco de la nueva lógica delespectáculo que se desarrollaba en el ambientedeportivo y símbolo de la nueva generación de losdeportistas post profesionalización, que emergíanen un ambiente deportivo ya en una lógicacomercial (2).

Pelé es un caso interesante para pensar lo queplanteamos aquí. Su carrera profesional y suimagen fueron construidas tanto en democraciacomo en dictadura, mostrando una continuidad en elmito popular que él representaba para la sociedadbrasileña. El caso de su milésimo gol, en noviembrede 1969, por ejemplo, muestra el interés de ladictadura en su imagen. En aquel momento elseleccionado nacional ya estaba clasificado alMundial de México, y vivía un momento de graneuforia después de la campaña en las eliminatoriascon las “fieras de Saldanha” (3). Encima, Pelé fue el

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primer jugador brasileño a llegar al milésimo gol, loque fue celebrado como un éxito nacional. Élentonces presidente General Emílio GarrastazuMédici, que había asumido su cargo el 30 deoctubre del mismo año, invitó el jugador a unhomenaje en el Palacio del Planalto, la casa degobierno brasileña, encuentro que fue bastanteutilizado por la propaganda oficial.

Es interesante pensar el caso de Pelé y suasociación con las élites políticas. Aunque existenmuchas críticas hacia el jugador e incluso a susrelaciones con nombres ligados al autoritarismo, suparticipación como jugador nunca fue cuestionada oasociada a la idea de colaboración con la dictadura.En el caso del Mundial de 1970 en México, que esde nuestro interés en este análisis, las polémicasque cuestionaban la interferencia política delgobierno en la selección no pasaban por el apoyode los jugadores hacia el régimen, sino que a lasrelaciones de los dirigentes con el poder dictatorial.

En este sentido, fue la salida de Saldanha delpuesto de director técnico y la entrada de MarioJorge Lobo Zagalo (quien de hecho dirigió el grupoen México 1970), que se ha convertido en uno delos más grande mitos del fútbol brasileño: si hubo ono intervención de la dictadura en el cambio dedirección del seleccionado nacional. Lascircunstancias del despido de Saldanha hasta hoyno están muy claras, permaneciendo como un temade conflicto en la memoria acerca del período(Magalhães, 2014). Por un lado, hay quienesdefienden que el despido ha sido consecuencia delcarácter conflictivo de Saldanha, sumado a losresultados no satisfactorios en los partidos amistosode principios de 1970. Ya otros defienden que susalida está relacionada con un conflicto directo conel presidente Médici frente a la no convocatoria deljugador Darío José dos Santos, el Dadá Maravilha.Finalmente, también hay especulaciones por serSaldanha un militante de izquierda, másespecíficamente del Partido Comunista. Algunos de los tricampeones, como Gérson Nunes,Félix Venerando y Tostão, al tratar del período enentrevistas recientes, señalan los conflictos entreSaldanha, el régimen y la Confederación Brasileñade Deportes (CBD). Pero fue apenas Tostão quiénabiertamente afirmó que existía una cuestiónpolítica en medio al despido del director técnico. Los

demás jugadores demuestran una preocupación endesvincular cualquier cuestión política del grupo (4).Cabe considerar el sentido de dichas memorias enel momento de las entrevistas aquí mencionadas,décadas después y ya en democracia. Después detodo, prácticamente desde la salida de Saldanha,mismo con sus conflictos con la prensa mientras erael director técnico, los medios de comunicación engeneral priorizaron la versión de persecuciónpolítica como causa para el despido. Estaconstrucción de opinión y su popularización tambiéndeben ser pensadas a partir de la idea de que:

(...) a memória intervém na fabricaçãoda opinião pela influência dasrepresentações dominantes dopassado. Por sua vez, a opinião tempapel decisivo na validação social e nalegitimação da memória ao darcredibilidade a seu discurso por meiode sua divulgação, processo que podeser amplificado pela mídia (Laborie,2009: 81).

Así como ocurrió con los jugadores brasileños, endiversos momentos el seleccionado argentinotambién se relacionó directamente con los líderes yrepresentantes del régimen en función del evento en1978. En realidad, el hecho de Argentina ser paíssede debe ser considerado como un factor extra deencuentros entre jugadores y miembros de ladictadura. Antes del comienzo del Mundial, losjugadores y la comisión técnica fueron recibidos porel presidente Jorge Rafael Videla en la CasaRosada, cuándo el delantero Daniel Bertoni declaró:“Para nosotros es muy importante que el señorVidela, la Junta Militar, digamos, esté con nosotros ynos apoyen en todo sentido y haya dado toda lafuerza y todo el aliento que dieron ellos” (5).Posteriormente, en una entrevista concedida en elaniversario de 30 años de la conquista y de laorganización del Mundial, Bertoni fue cuestionadopor el supuesto apoyo del equipo a la dictadura: “¡Yoen ese momento pensaba en jugar al fútbol! Nisabía… ni me enteraba quién era presidente…Después supe lo que supimos todos: cerca dedónde nosotros estábamos festejando y saliendocampeón del mundo había gente sufriendo, y agente que desaparecía” (6).

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Es interesante pensar cómo son presentadasambas afirmaciones del jugador en la películaMundial 78. La historia paralela, lanzada en 2008 ymarcada por la memoria construida a lo largo de losaños de acusación de los campeones de cómplicesde la dictadura. Es en el intento de justificarse frentea esta memoria que Bertoni alega eldesconocimiento de la situación represiva en elperíodo dictatorial, o sea, desconocer significaría,en esta lógica, la no participación o apoyo alrégimen, al mismo tiempo que explicaría ylegitimaría la participación en el seleccionado y laconquista de la copa.

A su vez, el arquero Ubaldo Fillol alegó haber sidoamenazado junto a su familia por orden delpresidente del Ente Autárquico Mundial 78, elAlmirante Carlos Alberto Lacoste, por no haberrenovado de inmediato su contrato con River Plate(Veiga, 2006). Es interesante pensar los distintosrelatos y sus contradicciones: por un lado, Bertoni,alegando desconocer el contexto represivo delperíodo; del otro, Fillol, denunciando que sufrióamenazas directamente de miembros del régimen.La contradicción nos aparece como un elementoimportante para pensar las tensiones y lasconstrucciones de memoria, así como nos permiteplantear la idea de ambigüedad de la sociedadfrente a la dictadura.

Otro caso interesante para pensar desde lacomparación con el caso brasileño es el rol y lasmemorias sobre los directores técnicos de losseleccionados nacionales. Si, como vimos, sobreSaldanha prevalece una memoria de confrontacióny enfrentamiento a la dictadura, Cesar Luis Menotti,su par argentino, fue muchas veces acusado deapoyar la dictadura argentina. A pesar de sustendencias políticas de izquierda, Menotti fuedirectamente asociado al gobierno por la victoria, Eldirector técnico del Proceso (7). Loscuestionamientos ya venían desde antes mismo deléxito en 1978: “[El] fútbol es un deporte, está paradefender el prestigio del fútbol argentino. Jugandono protegemos nuestra frontera, ni la Patria, ni labandera. Con la selección nada se muere ni nadase salva”. (El Gráfico, 1977, s/f, tomado de Archetti,1999).

A lo largo de los años, los jugadores y el técnicofueron construyendo una memoria alternativa adominante en los primeros años deredemocratización (de que el éxito en el Mundial de1978 significaba el apoyo al régimen), una memoriaque reivindica el éxito del grupo, el esfuerzo y lasdificultades para conseguir el título inédito como unaexpresión de una conquista nacionalista más alládel discurso oficialista de la dictadura y suasociación con el régimen. Como señaló el arqueroFillol en entrevista en ocasión de los 30 años de laconquista: “A medida que pasa el tiempo sentimosmás orgullo de lo que hicimos. Porque hicimosArgentina campeona del mundo por primera vez enla historia y defendimos la bandera” (8).

Las memorias de los jugadores de ambosseleccionados aquí presentadas muestran losconflictos que hasta hoy ellos viven en relación conese pasado, que también sigue un tema de disputasen ambas sociedades. Sin embargo, se nota que enlos dos casos la preocupación de los jugadores debuscar comprender y justificar, como el hecho dejugar por la selección, no significabanecesariamente apoyar a las dictaduras. De ciertamanera, podemos cuestionar si esa lecturaposterior, esa memoria no puede ser comprendida apartir de la idea del individuo del pensar doble, que:“aparece como uma maneira de contornar umarealidade que se tornou insuportável, como umaresposta de circunstância a uma situação deexceção, como elemento de um amplo processo deadaptação” (Laborie, 2010: 40).

Entre la pelota y la represión

Aunque la atención suele estar direccionada a loscampeones mundiales, es importante tambiénpensar el mundo del fútbol bajo dictaduras a partirde una perspectiva más amplia. Después de todo,Brasil y Argentina son países en que ese deporte esun importante elemento de identidad, más allá delámbito nacional, pero también en el cotidiano de losclubes. Por lo tanto, ultrapasando a losprotagonistas de las conquistas de las copas, seincluye en este trabajo ejemplos de actoresdeportivos involucrados directa o indirectamente enla represión y que se han convertido en parte delaparato estatal.

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Por ejemplo, el jugador argentino Edgard Norbertode Andrada, que se hizo muy conocido comoarquero del equipo de Río de Janeiro Vasco daGama, cuándo sufrió el milésimo gol de Pelé,momento ya mencionado. Hasta hoy, el equipocarioca lo celebra entre sus grandes cuadros:

O goleiro argentino Andrada fez históriano Vasco por suas defesas milagrosas,que evidenciavam o reflexo e acolocação do arqueiro. De 1969 até1975, Edgard Norberto Andradadefendeu a baliza vascaína, e sedestacou nas conquistas docampeonato carioca de 1970 e noBrasileirão de 74. Era sempreaclamado pelos torcedorescruzmaltinos nas partidas. Vale lembrarque, em função de suas defesasinacreditáveis, e com perfeitasreposições de bola, o goleiroconquistou um prêmio individual. A Bolade Prata, concedida pela revista Placar,no ano de 1971 (9)

Andrada también ha sido dos veces convocado pararepresentar la selección argentina, en la CopaAmérica de 1963 y en las eliminatorias para elMundial de 1970, y en 1977 regresó en definitivo aArgentina (Magalhães, 2014). En 2009 Andrada fueformalmente acusado de participar del secuestro delos militantes Osvaldo Agustín Cambiasso yEduardo Pereyra Rossi, en 14 de mayo de 1983, enRosario. El nombre del ex arquero estaba en la listade Personal Civil de Inteligencia (PCI) presentadapúblicamente en 2009. Aunque en 2012 fue liberadopor la justicia por falta de pruebas, en 2011 él fuealejado de su puesto como entrenador juvenil dearqueros en Rosario Central (10). En la página deVasco da Gama no hay cualquier referencia sobre elepisodio.

También en Argentina tenemos el caso de Juan dela Cruz Kairuz, ex jugador que paralelo a su roldeportista, mientras fue director técnico del ClubAtlético Ledesma de Jujuy, era también policía en laprovincia de mismo nombre. Según testigos, Kairuzera jefe de un grupo de tareas y reconocido por surol en los deportes: “Me quedó su imagen porque acada momento salía en reportajes en los diarios. Y

cuando entró a punta de pistola y se llevó unmontón de cosas, estaba de civil. El daba lasórdenes y sabía perfectamente lo que hacía.” (11) Eljuicio que se lleva a cabo contra Kairuz estárelacionado a una causa mayor, la de la empresaLedesma.

Es muy interesante para lo propuesto en estetrabajo las declaraciones de Kairuz en 2006:

¿En esos tiempos de la dictadura,sabía algo de los operativos,secuestros y matanzas en Ledesma?No sabía nada. Yo estaba dedicado alfútbol, eso todo el mundo lo sabía.¿No le interesaba nada lo que estabapasando?De política no sabía nada. (12)

Aunque la frase “no sabía nada” ha sido utilizadapor diversos actores al referirse a la violenciaestatal en la dictadura – y no menos utilizada por“la gente común” cuando cuestionadas sobre lossilencios frente a la represión -, es interesantepensarla desde una personalidad pública, peroasociada a un espacio en general consideradoapolítico, el espacio deportivo. Según Kairuz, sudedicación al fútbol justificaba su desconocimientodel mundo no deportivo.

Finalmente, dos casos brasileños nos permitenpensar la cuestión desde un punto de vista regionaly de relaciones también estrechas con el aparatorepresivo brasileño. Augusto da Costa, fallecido en2004, es parte de la memoria nacional como elcapitán del seleccionado que perdió el Mundial de1950 para Uruguay en Maracaná. Pero después dedejar el mundo deportivo, se ha convertido encensor del Estado, o sea un empleado público(Kushnir, 2004). De hecho, Costa era soldado de laPolicía Especial del Ejército, y al momento de laconstrucción de la nueva capital, Brasilia, fuedesignado comandante de la Guardia Especial deBrasilia (GEB), con la patente de tenente.

Pero el caso que se hizo más conocido fue el deOrandir Ortassi Lucas, o Didi Pedalada en el mundodeportivo, quién representó entre otros equipos aInternacional de Porto Alegre y Atlético Paranaense,en Brasil, y clubes de Estados Unidos y México.

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Lucas ha ingresado en la policía también despuésde dejar su carrera deportiva, y ha sido uno de loscondenados en 1980 por el secuestro de losuruguayos Lilián Celiberti y Universindo RodríguezDíaz y sus dos hijos, en el marco de la OperaciónCóndor. De hecho, fue al ser reconocido porperiodistas que se inició una investigación que hizopública la Operación Cóndor. El 17 de noviembre de1978, la sucursal de la Revista Veja en Porto Alegrerecibió un llamado denunciando que había unapareja uruguaya desaparecida en una dirección enla ciudad. El periodista Luiz Claudio Cunha y elfotógrafo João Baptista Scalco fueron hacia ladirección denunciada y allá se encontraron con unarara situación: agentes del Ejército uruguayo junto aagentes del Departamento de Orden Política ySocial (DOPS) de Río Grande del Sur quemantenían en cautiverio bajo torturas a una parejade uruguayos. Según Cunha, lo que le llamó laatención fue uno de los agentes brasileños: era elex jugador de la selección nacional, Didi Pedalada(Cunha, 2008).

Fue desde el reconocimiento del jugador que Cunhay Scalco empezaron una investigación sobre sutrayectoria posterior a su salida del mundodeportivo, y de ahí llegaron a la represiónclandestina de Río Grande del Sur y sus relacionescon el ejército uruguayo (Cunha, 2008). En 1980,Orandir Portassi Lucas (Didi) y João Augusto daRosa fueron condenados por la justicia brasileña(13).

“El torturador es un monstruo” (14)

El 29 de abril de 2010, Carlos Ayres Britto, Ministrodel Supremo Tribunal Federal brasileño, en ocasiónde las discusiones sobre la revisión de la Ley deAmnistía de 1979, declaró que a su modo de ver, lostorturadores eran monstruos. Según Britto, "não sepode ter condescendência com torturador" y "Otorturador é um monstro, é um desnaturado,experimenta o mais intenso dos prazeres diante dosmais intensos sofrimentos. É uma espécie decascavel que morde o som dos próprios chocalhos"(15).

La caracterización del torturador y del represorcomo monstruo no es algo exclusivo del Tribunalbrasileño. De hecho, una de las respuestas sociales

a los crímenes de violación de derechos humanossuele ser la visión del represor como una excepción,una deformidad, como el no humano. En su trabajoEichmann em Jerusalém: um relato sobre abanalidade do mal, Hannah Arendt señala en esamisma línea que “El problema con Eichmann fueprecisamente que muchos fueron como él, y que lamayoría no eran ni pervertidos ni sádicos, sino queeran y siguen siendo terrible y terroríficamentenormales" (Arendt, 1999: s/n). Las sociedades serecusan a aceptar que el represor no es unaaberración, sino, como el mismo autoritarismo, partede la sociedad.

Es interesante pensar esta representación de losrepresores como parte de la interpretación de unasociedad victimizada, inocente, sin participación enel autoritarismo. Así, desde esa mirada, no esposible comprender a la violencia represiva delEstado como parte de una práctica social, por elcontrario, es interpretada como una aberración,como excepción. Cómo señalan Denise Rollembergy Samantha Quadrat: “Não sendo suportávelacreditar que a barbárie foi aceitável, criou-se afigura do torturador não à imagem e semelhança dehomens e mulheres, mas de seres loucos,monstros, anormais, como se o Mal não fizesseparte da humanidade”. (Rollemberg y Quadrat,2010: 11).

Si partimos de esa idea para pensar críticamente larepresión vinculada a los actores políticos delespacio deportivo tenemos una mirada que permitecomprender de manera más amplia dichasrelaciones. En un espacio que suele serconsiderado apolítico, como vimos, cuyos actoressupuestamente también se encuentran afuera de larealidad político social, la clasificación de losrepresores como monstruos gana mayor dimensión.

Los ejemplos presentados nos ayudan a percibir lacuestión. El arquero Andrada no aparece en lamemoria oficial del equipo de Vasco da Gama comoacusado por su participación en la represiónargentina, sino por su rol deportivo, exclusivamente;a su vez, Kairuz usa en su defensa la justificaciónde que era nada más que un deportista, como si esacategoría automáticamente lo excluyera decualquier otro tipo de acción social. En los casos

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brasileños es llamativo cómo, aunque se reconozcala participación de Augusto da Costa en la dictaduray de Didi Pedalada cómo represor, la sociedad sigueconsiderándolos ídolos y separando, como si esofuera posible, el deportista del agente represivo.

Consideraciones Finales: entre mitos, memoriasy olvidos

Las últimas dictaduras cívico-militares en Brasil(1964-1985) y en Argentina (1976-1983) todavíasiguen siendo espacios de amplias disputas enambas sociedades. La marca principal de ambosregímenes fue el autoritarismo, que se hizo presenteen la sociedad civil especialmente por la víarepresiva. Tanto en Brasil como en Argentina, lapersecución a la oposición, considerada por losmilitares de los dos países como “subversión deizquierda” o “subversión comunista” (término máscomún en el caso brasileño), significó la violaciónsistemática de los derechos humanos, a través de latortura, el asesinato, el exilio y la desapariciónforzada.

La memoria de dichos períodos viene siendorecuperada desde las dictaduras, pero hace algunosaños, especialmente a partir de la década de 1990,que los historiadores de dichos países pasaron amirar a este período como objeto de estudio. Hoy lahistoriografía debate el tema de la participación dela sociedad civil y su responsabilidad en dichosgolpes y posteriores regímenes militares. Cómoseñala Pilar Calveiro en referencia al caso argentinopero que nos ayuda a pensar un panorama másgeneral, “Civiles y militares tejen la trama del poder.Civiles y militares han sostenido en Argentina unpoder autoritario, golpista y desaparecedor de todadisfuncionalidad” (Calveiro, 2006: 10).

Pero cuando pensamos en los campeones, losjugadores que ganaron las copas en dictadura y queson frecuentemente cuestionados sobre su rol enlos regímenes, debemos tener algunos cuidados.Aquí, no nos referimos a deportistas queparticiparon directamente de la represión, pero quesuelen ser demandados por dos puntos principales:el supuesto apoyo que el éxito deportivo representópara las dictaduras y el silencio desde su posiciónde personas públicas y, más allá de eso, desde susposiciones de héroes nacionales. ¿Era

responsabilidad de los campeones aprovechar suposición para denunciar y enfrentar la dictadura?¿Se puede exigir esa postura por sus roles en lasociedad?

El testimonio del brasileño Gérson, por ejemplo,permite al jugador una reflexión más actual marcadapor dichos cuestionamientos de la memoria negativade la asociación entre Mundiales y dictaduras:

Em 1970 tinha o problema da ditadura,e teve, nós sabíamos o que estavaacontecendo aqui, mas ninguémapertou, ninguém foi pé firme lá com agente, trombada, nós éramos... Nóstínhamos uma Seleção, nós tínhamosque treinar, jogar, com todas asgarantias, com tudo, sem problemanenhum, não tivemos problemanenhum em termos de esporte,naturalmente, sabíamos o que estavaacontecendo, aí você pergunta, maspor que vocês não largam tudo? Nósnão largamos tudo porque nósestávamos representando o país numacompetição que exigia isso. Se nãofosse para uma Copa do Mundo talvezlargássemos, talvez não estivéssemosali, mas fomos cumprir a nossaobrigação, fomos lá, ganhamos eacabou o problema. Nós não tivemosproblema nenhum em matéria dessaspressões, essas coisas todas, nãotivemos problema nenhum, tivemostodas as garantias, sabíamos o queestava acontecendo, éramos contra auma série de coisas, né? Mas nósestávamos dentro do contexto, nóstínhamos que fazer a nossa parte, aparte de esporte, era isso (16).

Construida a partir de una distancia de 41 años deltricampeonato, el testimonio de Gérson refleja lasexigencias y demandas que persisten hacía losdeportistas involucrados en aquellas polémicas –pero muy celebradas – conquistas. Si en Brasil engeneral se busca no vincular a los jugadores con eluso hecho por la dictadura del éxito, en el caso de ladictadura argentina ese tipo de relación entredeporte y régimen ha sido aún más confundida, por

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el hecho de ser país sede del evento. Como fuepresentado en este trabajo, después del fin de ladictadura la principal memoria que ha prevalecidoen los años de redemocratización fue la del Mundialcomo parte de los éxitos del régimen, y la conquistaen el campo muchas veces comprendida comoparte del proyecto oficial. Jugadores y comisióntécnica se han convertido, de alguna manera, enuna especie de extensión del gobierno, cómplicesde la represión. Además, es importante señalar quelos jugadores argentinos enfrentan tales disputas ydebates de memorias especialmente en las fechasconmemorativas del campeonato. En este sentido,como apunta Elizabeth Jelin: “se trata de fechas enque el pasado se hace presente en rituales públicos,en que se activan sentimientos y se interrogansentidos, en que se construyen y reconstruyen lasmemorias del pasado” (Jelin, 2002: 1).

Lo que los testimonios hoy expresan y justifican esque, como parte de la sociedad, los campeonestambién buscaron la manera de seguir el cotidianobajo el autoritarismo, sin necesariamente significarel apoyo efectivo al régimen (Cordeiro y Magalhães,2017).

Pero el mundo del fútbol y sus actores en lasdictaduras de Brasil y Argentina no estaba limitado alos campeones mundiales. Y eso nos lleva a otrascuestiones más: ¿cómo lidiar con aquellosdeportistas que sí se identificaban con el discursooficial? Los ejemplos presentados nos sirven paraproponer debates más amplios sobre esta relaciónentre Estado, sociedad y autoritarismo: ¿cuál fue elrol de las personas públicas en la represión?¿Cómo reacciona la sociedad a dichas denuncias?¿Cómo interpretar - desde una visión más amplia dedichas sociedades y sus relaciones con la violenciapolítica - la opción de estos jugadores en participarde la represión? Pero también cuestiones másespecíficas relacionadas al mundo deportivo,especialmente las relacionadas a una visión mástradicional del deporte como un espacio “puro”, sinintervenciones políticas, prácticamente un espacio aparte de la sociedad.

Luego, podemos comprender que estas disputas dememorias y olvidos son marcadas por diferentesmemorias y proyectos, que articulados buscanconstruir identidades: “...existe uma tendência de

constituição de identidades a partir de um jogointenso e dinâmico de papéis sociais, que associam-se a experiências e a níveis de realidadediversificados, quando não conflituosos econtraditórios” (Velho, 1994: 8).

Por otro lado, como sabemos, las memorias sonespacios de disputas y conflictos, pero también unejercicio de ciudadanía y de poder (Le Goff, 1984).

Por lo tanto, trabajar y problematizar estas distintasexperiencias nos permite ampliar la perspectivasobre la relación entre dictaduras y sociedades deuna manera general, así como traer para elcuestionamiento actores que suelen estar ausentesdel conflictivo espacio de disputas de memorias.Finalmente, es importante cuestionarse en quésentido y hasta qué punto dicha exclusión no estambién provocada por sus propios actores, quienesmuchas veces eligen no exponerse en relación a unpasado reciente que es (o por mucho tiempo hasido), en general, rechazado socialmente.

Notas* Profesora Adjunta de Historia del Brasil Repúblicaen el Departamento de Historia y del Posgrado enHistoria de la Universidad Federal Fluminense,Brasil.

(1) João Havelange. Entrevista concedida a laautora en Río de Janeiro, Brasil, día 28/01/2010. Laafirmación, compartida por otros dirigentesdeportivos, merece ser cuestionada. La FIFA, porejemplo, a lo largo de sus más de cien años hatenido diversas posiciones políticas claras, inclusodurante la presidencia de Havelange, como en elcaso del régimen de apartheid en Sudáfrica, o lavisita al dictador iraquí Saddam Hussein. Lacuestión es que tales entidades se posicionansolamente en determinadas situaciones y aceptanotras, justificándose bajo un discurso de “apolíticos”.(2) En el campo de juego, Pelé se ha convertido enun mito, pocas veces criticado públicamente.Entretanto, algunos adversarios, como el portuguésEusébio da Silva Ferreira, que lo ha enfrentado enel Mundial de 1966 en Inglaterra (ocasión en que losportugueses ganaron a los brasileños por 3X1), loacusaban de violento y de practicar un “juegosucio”. En 1965, por ejemplo, jugando por elseleccionado nacional en Maracanã, Pelé rompió la

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pierna del jugador de Alemania Occidental Kiesman,y en 1968 rompió el tendón de la rodilla de ProcópioCardoso Neto, jugador del equipo brasileñoCruzeiro, en un partido en que el “rey” representabasu equipo, Santos. “Ex-craque português, Eusébioreclama de Pelé e diz que Garrincha foi melhor”,disponible en:http://esportes.terra.com.br/futebol/noticias/0,,OI5495480-EI1832,00-Excraque+portugues+Eusebio+reclama+de+Pele+e+diz+que+Garrincha+foi+melhor.html. Consulta en10/10/2018.(3) “Fieras de Saldanha” fue como quedó conocidoel grupo de jugadores clasificados para el Mundialde 1970 bajo el liderazgo de Saldanha. El directortécnico fue reemplazado en marzo de 1970.(4) Nunes, Gérson (2011). Gérson Nunes(testimonio). Rio de Janeiro, CPDOC/FGV, 2011;Tostao, 1997; Venerando Félix Miélli (2011). FélixVenerando (testimonio). Rio de Janeiro,CPDOC/FGV, 2011.(5) Daniel Bertoni em Mundial 78. La HistoriaParalela [DVD], Argentina, 2008.(6) Idem.(7) En 1983 fue publicado: Gasparini y Ponsico. Eldirector técnico del Proceso. Buenos Aires: El CidEditor, 1983.(8) Ubaldo Matildo Fillol em Mundial 78. La HistoriaParalela [DVD], Argentina, 2008.(9)http://www.vasco.com.br/site/conteudo/detalhe/86/andrada-edgard-norberto-andrada, páginaconsultada en 05/04/2017.(10)http://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/subnotas/114735-36485-2008-11-09.html. Páginaconsultada en 05/04/2017.(11)http://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/8-49818-2005-04-17.html. Página consultada en05/04/2017.(12) http://www.saltalibre.net/Mi-desgracia-es-haber-sido.html, consultada en 15/11/2012.(13) “O sequestro de Lilian e Universindo - 15 anosdepois”. A farsa desvendada. Zero Hora, CuadernoEspecial, 22/11/1993.(14) Ministro Carlos Ayres Britto, disponible en:https://noticias.terra.com.br/brasil/o-torturador-e-um-monstro-diz-ministro-do-stf-sobre-anistia,b34b63fc8940b310VgnCLD200000bbcceb0aRCRD.html, página consultada en 10/03/2017.(15) Idem

(16) Nunes, Gérson (2011). Gérson Nunes(testimonio). Rio de Janeiro, CPDOC/FGV, 2011.

Fuentes

“O sequestro de Lilian e Universindo - 15 anosdepois”. A farsa desvendada. Zero Hora, CadernoEspecial, 22/11/1993.

Orales:João Havelange. Entrevista concedida a la autoraen Río de Janeiro, Brasil, día 28/01/2010NUNES, Gérson. Gérson Nunes (testimonio, 2011).Rio de Janeiro, CPDOC/FGV, 2011VENERANDO, Félix Miélli. Félix Venerando(testimonio, 2011). Rio de Janeiro, CPDOC/FGV,2011.

Páginas de Internet:‘“O torturador é um monstro” diz ministro do STFsobre Anistia” https://noticias.terra.com.br/brasil/o-torturador-e-um-monstro-diz-ministro-do-stf-sobre-anistia,b34b63fc8940b310VgnCLD200000bbcceb0aRCRD.html “Otros antecedentes con la pelota”:http://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/subnotas/114735-36485-2008-11-09.html “Entrenador de día y represor de noche”:http://www.pagina12.com.ar/diario/deportes/8-49818-2005-04-17.html.“Mi desgracia es haber sido conocido”:http://www.saltalibre.net/Mi-desgracia-es-haber-sido.html“Ídolos. Andrada. Edgard Norberto Andrada”:http://www.vasco.com.br/site/conteudo/detalhe/86/andrada-edgard-norberto-andrada

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México 68: las olimpiadas de la protesta y la violencia

Sara Musotti*IIH-UABC México

2018, Mé[email protected]

Sergio Epifanio Blaz Rodríguez**UNAM

Introducción

Los XIX Juegos Olímpicos (JO) fueron el eventodeportivo más importante de 1968, dondeparticiparon centenares de atletas, periodistas,políticos y en general aficionados al deporte. PeroMéxico 1968 no fue solamente un evento deportivo,fue también el escenario de las protestas políticasdel movimiento estudiantil mexicano de 1968 y delmovimiento de los Black Panters.

El objetivo de este artículo es demostrar que elevento deportivo de alcance internacional permitióal movimiento estudiantil del 68, un movimiento decarácter nacional, obtener un alcance internacionalpor medio de las redes transnacionales desolidaridad que se generaron en todo el mundo. Losperiodistas y reporteros internacionales, llegados ala capital mexicana para documentar los JO, alentrar en contacto con la protesta que estabarecorriendo las calles de la ciudad empezaron ainformar sobre el movimiento del 68 y varios deellos el 2 de octubre fueron testigos de la atrozmatanza de Tlatelolco. Esta labor periodísticaaunque en el corto plazo no impidió el comienzo dela Olimpiada en el largo plazo generó undesprestigio del gobierno mexicano y del mismoevento olímpico, reforzado por la protesta de losatletas estadounidenses que en el podio recordaronla lucha para los derechos civiles en su país deorigen. La represión y la violencia empleada encontra de los jóvenes quedaron plasmadas en lamemoria colectivadel movimiento del 68 mexicano y de México68también.

Las fuentes historiográficas disponibles sobre eltema son numerosas, sin embargo hasta elmomento no se ha tratado en relación a su contextointernacional y no se han rescatado los periódicos ylos testimonios de los periodistas internacionalessobre el tema, por lo tanto las fuentes que seemplean serán: periódicos internacionales; fuentespropias del movimiento y los informes de laSecretaría de Relaciones Exteriores de México.Estos recursos nos permitirán reconstruir elescenario de este verano-otoño de 1968 desde elexterior permitiéndonos aclarar de qué forma lasnoticias de la represión fueron difundidas en todo elmundo generando campañas mundiales de protestaen contra del gobierno mexicano. Pero también nospermitirán profundizar la sistematización de laviolencia por parte del gobierno mexicano en los 60.

El texto está estructurado en cuatro partes: en laprimera abordaremos las características delcontexto internacional del 68 y las especificidadesdel movimiento estudiantil mexicano; en la segundaanalizaremos las relaciones entre la organización delos Juegos Olímpicos y el movimiento estudiantil pormedio de la prensa internacional; en la tercera, en lamatanza del 2 de octubre en Tlatelolcoenfocándonos en la represión en contra de losperiodistas extranjeros; en la cuarta en las protestasque se generaron en todo el mundo en contra delgobierno mexicano tanto a nivel de movimientossociales como gubernamental y, en fin, en lacelebración de los JO donde volvió a aparecer laprotesta del 68 pero esta vez relacionada con elmovimiento estadounidense de los Black Panters.

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México 68: entre Guerra Fría y desarrolloestabilizador

“Todo es posible en la paz”, era el lema con que sedifundieron los XIX JO. Eran los primeros en un paísen desarrollo, en una nación de habla hispana y enAmérica Latina. En un mundo dividido en bloques,en el auge de la Guerra Fría, México, a pesar de sualineamiento con Estados Unidos y elanticomunismo, garantizaba la presencia de las dosAlemanias, y muchas naciones reciénindependizadas hicieron su debut olímpico. Laexcepción fue Sudáfrica, sometida a boicotinternacional por su política de segregación racial, elapartheid. Además, por primera vez lascompetencias deportivas fueron precedidas poractividades culturales. Todo parecía rodear debuenos auspicios a las Olimpiadas de México 68.Para el régimen de la Revolución Mexicana, quecumplía medio siglo y que se preciaba de ser laprimera revolución social, pero no socialista, delsiglo XX, era la ocasión de presentar ante el mundoel éxito de su peculiar modelo político, social yeconómico.

Los JO se realizaron del 12 al 27 de octubre de1968. La sede fue otorgada a México en 1963,cuando era presidente Adolfo López Mateos, trasvencer a Detroit, Estados Unidos; Lyon, Francia, yBuenos Aires, Argentina, pero se realizaron en elcuarto año de gobierno de su sucesor, GustavoDíaz Ordaz. Participaron cinco mil 516 atletas, deellos cuatro mil 735 hombres y 781 mujeres,provenientes de 112 países, que compitieron en 172eventos de 20 deportes: 18 olímpicos y dos dedemostración. Por primera vez hubo controlesantidopaje y de sexo. México presumía del bajocosto relativo de la organización, basadafundamentalmente en las instalaciones existentes yla experiencia en eventos anteriores. A 27instalaciones existentes, se sumaron sieteconstruidas ex profeso: el Palacio de los Deportes,Pista de Remo y Canotaje, Velódromo, Sala deArmas, Alberca, Polígono de Tiro y Gimnasio,además de la Villa Olímpica. La inauguración serealizó en el Estadio Olímpico Universitario,construido entre 1950 y 1952 y con una capacidadde 83 mil 700 espectadores.

El mundo vivía tiempos agitados que trastocaron talambiente festivo. El año de 1968 fue epicentro derebeliones estudiantiles que conmovieron a todo elmundo, en particular a una América Latina en dondela revolución parecía al alcance de la mano, y lalucha guerrillera se presentaba como la ruta másviable, a pesar de la reciente muerte delcomandante Ernesto Che Guevara al frente de unacolumna rebelde en Bolivia. En Chile en 1967, enBrasil y Uruguay en 1968, se registraron grandesmovilizaciones estudiantiles que se prolongaronvarios meses. Hubo protestas también en Bolivia, enVenezuela y en Colombia, lo mismo que enGuatemala, en Ecuador y en Perú. Habíamovilizaciones en Estados Unidos contra la Guerrade Vietnam, por los derechos civiles y en apoyo almovimiento negro; protestas estudiantiles en paísesde Europa Occidental como Francia, Alemania, Italiay España; y aun en el bloque socialista, en Polonia yChecoslovaquia con la primavera de Praga, por lademocratización del socialismo.

En julio, los estudiantes mexicanos también salierona las calles para protestar contra la brutalidadpolicíaca, una demanda respondida con tantaviolencia que pronto dio pie a una de las mayoresprotestas sociales en muchas décadas en el país.Aunque las demandas del movimiento seconcentraron en el rechazo a la represión y laexigencia de castigo a los responsables eindemnización a las víctimas, la movilización pusoen cuestión a todo el sistema político mexicano. Enagosto, los estudiantes conformaron el ConsejoNacional de Huelga (CNH), que agrupaba aalrededor de un centenar de planteles; ocuparon susescuelas y se apropiaron de imprentas, vehículos,redes telefónicas y todo tipo de equipo y materialespara el movimiento, y al mismo tiempo sedesplegaron por calles, centros de trabajo y plazaspúblicas, donde realizaban mítines relámpago paradifundir sus demandas, y realizaron las mayoresmanifestaciones independientes en muchasdécadas.

El 1° de septiembre de 1968, a poco más de un mesde iniciado el conflicto y apenas cinco días despuésde una de las mayores marchas de protesta en lahistoria de México, el presidente Díaz Ordaz dedicóuna extensa parte de su informe de gobierno almovimiento estudiantil, con dos ejes que justificarían

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las acciones gubernamentales venideras: que elconflicto estudiantil pretendía interferir con lasOlimpiadas, y que los disturbios correspondían a unplan subversivo internacional:

“Los desórdenes estudiantiles queha habido en el mundo hancoincidido con frecuencia con lacelebración de un acto deimportancia en la ciudad dondeocurren: en Punta del Este,Uruguay, ante el anuncio de lareunión de los presidentes deAmérica, se aprovechó a la juventudestudiantil para provocar gravesconflictos; la Bienal de Pintura deVenecia, muy reciente, de la queestaba pendiente el mundo de lacultura, fue interrumpida con actosviolentos; las pláticas de París, paratratar de lograr la paz en Vietnam,que habían concentrado las miradasdel mundo entero, fueronoscurecidas por la llamadarevolución de mayo.”(1)

En ese conjunto de acontecimientos “empañados”por la rebelión estudiantil, Díaz Ordaz incluyó lasXIX Olimpiadas: “Cuando hace unos años se solicitóy obtuvo la sede no hubo manifestaciones derepudio ni tampoco durante los años siguientes, yno fue sino hasta hace unos meses, cuandoobtuvimos informaciones de que se pretendíaestorbar los Juegos” (Ramírez, 2008: 195).

La opinión pública, dentro y fuera de México,tomaba partido, a favor del gobierno y elmantenimiento de orden, o de los estudiantes y susdemandas. Pero sin duda, el conflicto comenzó adisipar la imagen de ese México que parecía unpaís con paz social, democrático y aunrevolucionario en una América Latina marcada porgolpes de Estado, actividad guerrillera ycontrainsurgencia. El propio Díaz Ordaz loreconocería, pero sin asumir la responsabilidad delgobierno, sino culpando a los propios estudiantes ya los presuntos agitadores que los manipulaban:

“Hemos dado ocasión para que enel extranjero, se presente a México

como un país en el que seperpetran los peores hechos; a queresucite la injusta y casi olvidadaimagen del mexicano violento,irascible y empistolado; a que, alpar que se informa de dolorosasverdades, también se nos calumnie.Una parte del daño está causada yno puede repararse, sino a largoplazo; se empañó ese buen nombreque tantos esfuerzos y tantossacrificios habían costado a tantosmexicanos” (Ramírez, 2008: 205).

En cuanto a las Olimpiadas, es cierto que en lasmanifestaciones aparecían algunas mantas yvolantes cuestionando su realización, o surgíanconsignas como: “No queremos Olimpiadas,queremos revolución”, y que la abundantepropaganda gráfica del movimiento se apropiaba,transformaba y satirizaba los diseños vanguardistasde los Juegos para denunciar la represión. Sinembargo, ninguna demanda explícita se orientócontra las Olimpiadas, ninguna acción delmovimiento se dirigió hacia las instalacionesdeportivas, ni afectó a los atletas o visitantes. ElCNH creó comisiones que tradujeron loscomunicados del movimiento a otros idiomas, ybuscaron contacto con la multitud de periodistasextranjeros que llegaba al país para cubrir losJuegos. El embajador mexicano en Francia, SilvioZavala, confirmaría el éxito de esta labor, al apuntarque la delegación francesa y algunos periódicosparisinos recibieron propaganda en la que seexpresaba:

“Los Juegos se desarrollarán gracias alapoyo policíaco y militar, lo que pruebaque las Olimpíadas se han convertidoen un Juego de intereses y de prestigioque consolida el sistema represivo delos Estados. En un momento, como elactual, en el que faltan los créditos paralas instalaciones deportivas, no puededejar de lamentarse que todos losesfuerzos se concentren en laformación de una elite.”(2)

En septiembre, la represión se hizo sistemática.Grupos de choque trataron de romper la huelga en

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planteles de educación media, grupos paramilitaresdispararon contra el Colegio de México, laVocacional 7 y otras escuelas, huboamedrentamiento para evitar manifestaciones,agresiones a las brigadas de propaganda, y en lasegunda mitad del mes, el ejército ocupó CU, asícomo el Casco de Santo Tomás y la UnidadZacatenco, del Politécnico. La escalada culminó el 2de octubre con la matanza de la Plaza de las TresCulturas, en Tlatelolco, durante un mitin del CNH,donde grupos paramilitares desataron un tiroteo conel ejército, con la multitud rodeada en medio delfuego cruzado, sin que se conozca el númeropreciso de víctimas, que se examinará con detallemás adelante.

La matanza de Tlatelolco y la detención de grancantidad de representantes estudiantilesdesarticularon al movimiento. Integrantes del CNHque seguían en libertad indicaron en un boletín deprensa pocos días después de la masacre: “Comomedida táctica en este momento, el CNH halanzado a todos los estudiantes movilizados laexhortación de suprimir cualquier acto de masas enla calle, como mítines y manifestaciones, en vista dela falta de escrúpulos y respeto mínimo mostradospor los provocadores hacia el pueblo en general”.(3)De modo que las posibles preocupaciones por actosestudiantiles que interrumpieran los Juegos eraninfundadas. Pasadas las Olimpiadas, a pesar de losintentos por reorganizarse, el movimiento quedóreplegado al interior de las escuelas, amenazadaspor el gobierno con ser clausuradas. En un llamadoa un mitin en la explanada principal de CU el 31 deoctubre, estudiantes de la UNAM aseguraban quecontinuaba la labor de las brigadas, pero admitían:“es cierto que nuestra actividad se vio menguadadurante la celebración de los “Juegos Olímpicos delGarrote”, y denunciaban “la gigantesca vigilanciallevada a cabo por miles de agentes del serviciosecreto -todo es posible en la paz”. (4)

Los periodistas internacionales, entre elmovimiento estudiantil y los Juegos Olímpicos Como sede olímpica, México era centro de cámarasy plumas de periodistas de diferentesnacionalidades. La Secretaría de Gobernación, através de la empresa contratista European

Broadcasting Union (EBU), nombrada por el ComitéOlímpico Internacional (COI), otorgaba desde 1967a los periodistas extranjeros la autorización deentrada y estancia en el país por seis meses. Eldeseo del gobierno mexicano era que se difundieraa nivel mundial material audiovisual sobre la bellezadel país. (5)

Con el conflicto estudiantil, la atención de losperiodistas internacionales cambió. La violencia y elcaos en la capital se convirtieron en temas deinterés para los corresponsales, que dedicaronamplio espacio a la ocupación militar de CU, ladetención de centenares de estudiantes y larenuncia del rector de la UNAM, Javier BarrosSierra, el 24 de septiembre. Esta conexión se debea la cercanía geográfica entre instalacionesuniversitarias y olímpicas, muchas instalacionesolímpicas estaban dentro o cerca de CU, y laocupación dificultaba a los atletas acceder a la VillaOlímpica o a las arenas deportivas, y desatótemores sobre la seguridad de atletas y huéspedesinternacionales. Hasta la Ruta de la Amistad, unrecorrido que debía ser símbolo de la paz, estababajo el control de los militares.

Los activistas del movimiento criticaron el eventoolímpico en los siguientes términos:

“Los Juegos se desarrollarán gracias alapoyo policíaco y militar, lo que pruebaque las Olimpíadas se han convertidoen un Juego de intereses y de prestigioque consolida el sistema represivo delos Estados. En un momento, como elactual, en el que faltan los créditos paralas instalaciones deportivas, no puededejar de lamentarse que todos losesfuerzos se concentren en laformación de una élite” sin embargo enningún momento quisieron afectar elevento olímpico (6).

En cambio la prensa de países con regímenes másautoritarios y limitada libertad de expresión, losperiódicos siguieron enfocándose sobre laimportancia de los JO para México y difundiendo laversión oficial limitando el espacio dedicado almovimiento y a la protesta en general. El Portugal

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de Antonio de Oliveira Salazar, es uno de losejemplos, ya que todos los periódicos justificaron larepresión por el gasto generado para los Juegos, laeconomía y el turismo: “el Presidente mexicanotiene que hacer frente a una huelga académicaruidosa y tumultuosa. Los estudiantes pretenden,para ejercer presión sobre el gobierno, impedir lacelebración de los JO que tienen que empezar eldía 12 de este mes. Por esta razón ocuparon losedificios de la Universidad, en cuyas dependenciasdeben realizarse parte de los JO” (7).

Aunque el gobierno mexicano apuntaba a la UniónSoviética y Cuba como presuntos instigadores delconflicto estudiantil, es interesante apuntar cómo laprensa de esos países informó al respecto, sin dudapor la importancia que ambos concedían a lasrelaciones bilaterales con el Estado mexicano másque con el movimiento. Al respecto, el embajadormexicano en Moscú, Carlos Zapata Vela, reportóque los periódicos soviéticos no transmitieronninguna información sobre la ocupación de CU, yque Pravda reportaba sobre la llegada de los atletasa la Villa Olímpica y la organización de los Juegos(8). Sobre la matanza de Tlatelolco, afirmó que elacontecimiento no fue reportado por la prensasoviética, y que Pravda e Izvestia dedicaronabundante espacio a las Olimpiadas (9). El gobiernosoviético felicitó a México por la realización de losJuegos y por la acogida otorgada a atletas y turistassoviéticos, evidentemente la represión empleada enMéxico “justificaba” la precedente represión de laprimavera de Praga. Zapata Vela presentaba lacarta circular de la SRE, en la que se hacíareferencia a una “campaña internacional difamatoriaen contra de México como consecuencia de losúltimos acontecimientos”, y reconoció la “actitudimparcial respetuosa de los órganos de publicidadde este país”. (10)

En cuanto a Cuba, si bien la publicación JuventudRebelde retomaría relatos sobre la represión enTlatelolco, el historiador y sociólogo Samuel Farberapunta:

“Granma, órgano oficial del PartidoComunista de Cuba, adoptó unapostura periodística puramente‘objetiva’ en la cobertura de Tlatelolco,que le permitió evitar cualquier análisis

crítico de los actores políticos detrás dela matanza. Mientras la izquierdamexicana denunciaba el asesinato decientos de manifestantes, Granmainformó de manera acrítica de las cifras‘provisionales’ proporcionadas por las‘fuentes oficiales’: sólo treinta muertos,cincuenta y tres heridos graves, y milquinientos detenidos.”(Farber, 2018, p.24)

La matanza del 2 de octubre y la represióncontra los periodistas internacionales

Aunque hubo opiniones que justificaron la accióngubernamental, a la mayoría de los periodistasinternacionales los impactó el desproporcionadoempleo de la fuerza en contra de los jóvenes, y loscasos de 19 periodistas que habían llegado a lacapital mexicana para documentar los Juegos, y queel 2 de octubre fueron a cubrir el mitin estudiantilpero fueron también víctimas de la represión aunquecon menor violencia. Seguramente el caso mássonado fue el de la italiana Oriana Fallaci, herida porla balacera en el edificio Chihuahua desde dondeestaba asistiendo al mitin con los oradores del CNHy que expondremos adelante.

En Tlatelolco fue detenido el periodista Terry Cory,de la cadena estadounidense ABC Sports, “queportaba un aparato de radio de los que usa elEjército” (Comité 68, 2008: 495). Su caso fuedifundido por la prensa internacional. El periódicocubano Juventud Rebelde publicó que la AmericanBroadcasting Company había protestadooficialmente por la detención y malos tratos infligidosa Cory y su otro enviado especial, Ralph Mayher,cuando estaban filmando el tiroteo desde el edificioChihuahua. Ambos fueron llevados a una central depolicía donde fueron golpeados y les fue confiscadoel material grabado (11). En Francia, GastonePapeloux, secretario general de la revista ParisMatch, muy renombrada en la época por la calidadde sus imágenes, denunció a la Embajada mexicanael secuestro durante diez horas en el edificioChihuahua del fotógrafo Charles Courriére, enviadoespecial de su revista, y el despojo de su materialfotográfico. En Francia, L’information Latine del 18de noviembre de 1968 informó que dos fotógrafosde la prensa canadiense, Richard Quinn y Peter

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Churchill, fueron detenidos, incomunicados durantehoras y expulsados por acusaciones de haberproducido material falso sobre el país, “atentadocontra el prestigio de México en el extranjero” (12).

Otros directores de periódicos extranjerosprotestaron ante las representaciones mexicanas ensus respectivos países por la violencia contra susperiodistas y el secuestro de material fotográfico.John Rodda, del diario inglés The Guardian,testimonió que un grupo de militares que llevabanun guante blanco lo encerró en un cuarto con unperiodista alemán durante más de tres horas y lesconfiscó el material fotográfico (13). Rodda aludía aRonald Ranetzberger, fotógrafo y reportero de larevista de la ciudad de Múnich, Quick, que en unanota verbal confirmó su detención y secuestro delmaterial. Con el apoyo del director de la revista,Ranetzberger logró que el general Alonso AguirreRamos, de la Secretaria de Defensa Nacional,autorizara su puesta en libertad y le devolvieran lasdos cámaras confiscadas, pero no el materialfilmado (14). El fotógrafo declaró a la prensa de laRepública Federal de Alemania que la policíamexicana lo había interrogado brevemente, y quepersonalmente no había sufrido tortura, pero fuetestigo de la violencia empleada por el ejército encontra de los estudiantes mexicanos (15).

Corroborando la correspondencia entre lasrepresentaciones diplomáticas mexicanas, la SRE yla Secretaría de Gobernación, podemos afirmar queeste tipo de iniciativas, detención de periodistasinternacionales, secuestro del material producido ydeportación de algunos de ellos a sus países deorigen, fueron planificadas por la Secretaría deGobernación.

Es más, las expulsiones y confiscas de materialesde los periodistas extranjeros no se limitó al 2 deoctubre. L’information Latine del 18 de noviembre de1968 informó que dos fotógrafos de la prensacanadiense, Richard Quinn y Peter Churchill, fuerondetenidos, dejados incomunicados por horas ysucesivamente expulsados, sin avisar a surepresentación diplomática, con las acusaciones dehaber producido material falso sobre el país,“atentado contra el prestigio del México en elextranjero”. Según Gobernación, los periodistastenían la autorización para asistir a los JO, y asistir

al mitin del 2 de octubre fue una iniciativa propia queexcedió su campo de acción por lo tanto tambiénsus consecuencias y aclaró que: “Durante suestancia en el País sólo se dedicaron a establecercontactos, con el fin de tratar de reproducir lasescenas de la Plaza de Tlatelolco, alquilando para elefecto a varias personas que simularían serestudiantes heridos en los desórdenes” (16).

Durante el curso del interrogatorio en esteDepartamento, pudo ponerse en claro que losmencionados extranjeros, sin ser verdaderosprofesionales del periodismo, sorprendieron a lasautoridades migratorias mexicanas internándose a laRepública con el pretexto de filmar los JO, como yase dijo, y, en cambio se dedicaron a filmardocumentales que posteriormente venderían enCanadá y los cuales, por distorsión de losverdaderos hechos, desprestigiarían,indudablemente, a nuestro país en el extranjero. Envirtud de lo anterior, fueron expulsados del país porinfracción a la Ley General de Población, siéndolesrecogido el material filmado en 16 mm, deconformidad con lo dispuesto por la Ley General deCinematografía.

Por lo que se refiere a la representación canadienseen México no tuvo oportuna intervención en elasunto, “manifiesto a usted que desgraciadamenteasí fue, ya que cuando los señores E.C. La Tour tGeoffrey P. Charlebois, segundo y tercer Secretariode la Embajada de Canadá se presentaron en elDepartamento de Inspección, los sujetos aludidos yaiban camino a la frontera” (17).

También la enviada especial del periódico LeMonde, Claude Kiejmann, fue objeto de interés ypreocupación de la representación diplomáticamexicana en París ya en el mes de noviembre yaque desde las páginas de este periódico escribía,según el embajador mexicano, “de forma parcial ytendenciosa” (18). Anteriormente, el 2 de octubre,Kiejmann fue detenida por varias horas con otrastres mil personas aproximadamente en el Conventode la plaza de las Tres Culturas bajo custodia militar,y pudo salir viva con otra chica francesa declarandoser una turista que estaba allí por error (Proceso,2013). Sucesivamente, desde París, junto con elcolaborador de Liberation y Le Nouvel Observateur,Jean Francis Held, también detenido en el edificio

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Chihuahua, publicó en 1969 el libro sobre losacontecimientos del 2 de octubre titulado “México lepain y le jeux”, en la colección “L’HistoireImmediate” de la editorial Le Seuil, dirigida por JeanLacouture, también enviado de Le Monde para losJO.

El gobierno mexicano, con estas acciones,intentaba ocultar lo ocurrido el 2 de octubre eimponer la versión oficial de que un grupo deextranjeros se infiltró en el movimiento y organizóuna acción armada en contra del ejército, acciónque produjo 20 muertos. A nivel nacional lo logróimponer a través de la censura y autocensura de losperiódicos nacionales (Volpi, 1998; Serna, 2014;Castillo del, 2004), que el reportero del periódicomilanés Il Giorno, Carlo Coccioli, radicado enMéxico, calificaba como “escandalosos”, y al díasiguiente se intentó hacer lo mismo con losperiodistas internacionales, como confirmó el mismoCoccoli: “el Jefe del Departamento de la prensa dela presidencia de la República se reunió con los 70corresponsales extranjeros en la casa delpresidente, en Los Pinos, declarando, en pocaspalabras, que los problemas estaban resueltos; noquiero cometer la descortesía de decir que se rieronde él en su cara.” (19)

Oriana Fallaci y la protesta internacional

A nivel internacional no obtuvo el mismo resultado,el principal detonante fue el testimonio y lasimágenes de lo vivido en Tlatelolco por la periodistaitaliana Oriana Fallaci, herida por arma de fuego. Laversión inicial fue difundida por Carlo Coccioli,radicado en México, a la prensa estadounidense, yde allí fue vendida a más de 120 periódicosinternacionales. Fallaci dio su testimonio directo unavez salida del hospital y repatriada, declarando quelo sufrido en México en el edificio Chihuahua fuepeor que lo que había vivido en Vietnam, ya que nohabía lugares donde protegerse; “el enemigo”, loshombres con guante blanco, se habían infiltrado enel movimiento, y empezaron a disparar desde eledificio Chihuahua en contra de los estudiantes,mientras el ejército empezó a disparar desde laplancha de Tlatelolco.

El Parlamento italiano fue uno de los más rápidosen reaccionar, presentando cuatro interrogaciones

al Presidente del Consejo sobre los acontecimientosde Tlatelolco. El Embajador de México en Roma,Gómez Robledo, envió un telegrama cifrado a laSRE, explicando que todos los periódicos del paísreportaban el debate parlamentario durante el cualel Ministro italiano de Turismo, Espectáculo yDeporte, Domenico Magrí –exponente de laDemocracia Cristiana- respondió a lasinterrogaciones de los grupos parlamentarios arribamencionados. El Ministro declaró que el gobiernoitaliano compartía la emoción del pueblo italiano ypresentó una reclamación a las embajadas deMéxico en Roma y en Washington por las lesionessufridas por Fallaci. (20)

Con fecha 11 de octubre de 1968 la Dirección deRelaciones Exteriores respondió que se habíaabierto una investigación para aclarar la identidad delos francotiradores escondidos en el edificioChihuahua, los mismos que abrieron fuego encontra de la periodista. Sin embargo, subrayaba,tanto al principio como al final del informe, laresponsabilidad de la periodista por haberparticipado en la concentración estudiantil. Elgobierno mexicano, por su parte, señalaba lalibertad de movimiento de la que gozaban losperiodistas extranjeros y nacionales; sin embargo,por otro lado subrayaba que la periodista fueinvitada en ocasión de los Juegos Olímpicos y queel mitin de la Plaza de las Tres Culturas no teníanada que ver con su trabajo en México (21). Laprotesta italiana no fue a más y al final del evento elgobierno italiano felicitó al gobierno mexicano por larealización del evento.

Los estudiantes de otras latitudes también estabaninteresados en denunciar a nivel internacional lossucesos de Tlatelolco. El académico RamónRamírez reseñaba que después de Tlatelolco huboprotestas en Caracas, donde se pidió cancelar laparticipación venezolana en las Olimpiadas; hubomanifestaciones durante varios días en Santiago deChile, e incidentes en Guayaquil, Ecuador, dondefue apedreado el Consulado mexicano (Ramírez,2008: 401-412). Desde Estados Unidos, elmovimiento negro expresó su respaldo a losestudiantes mexicanos, como atestigua una cartaabierta de octubre de 1968, firmada por JamesForeman, director del Comité de AsuntosInternacionales del SNCC (Student Non-Violent

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Coordinating Committee), después de la matanzade Tlatelolco (22). En Sacramento, California, elsociólogo Harry Edwards, que encabezó elmovimiento de los atletas negros para boicotear losJO, expresó su apoyo en “un mil por ciento” a losestudiantes mexicanos (23); sin embargo, la noticiano se publicó en la prensa norteamericana ni en lamexicana, sino en la nicaragüense.

The New York Times informaba, el 8 de octubre, deuna protesta organizada por dieciseis gruposestudiantiles y encabezada por la “InternationalAssembly of Revolutionary Student Movements”,que portaron carteles con los lemas: “Boicotee losJuegos Olímpicos”, “La juventud en contra de laguerra y el fascismo” y “Vivan los estudiantesmexicanos”, que terminaron frente a la BibliotecaPública donde estaba ubicado el Consuladomexicano. Poco después, el 12 de octubre, unComité Latinoamericano organizó en Suecia unaconcentración de solidaridad con los estudiantesmexicanos, que fue evitada por un despliegue de lapolicía. El mismo comité intentó impedir elembarque del equipo olímpico sueco en el aviónque lo llevaría a México, sin éxito por la intervenciónde la policía (25). En Dinamarca se difundió unaprotesta en contra de los JO frente a la Embajadamexicana en Copenhague; según el representantediplomático mexicano, el número de participantesera limitado y solo un diario local informó de laprotesta, que enarboló las consignas: “Váyanse conCoca Cola a México para beber sangre” y “Bronce,oro, plata y sangre” (24).

La celebración de los Juegos Olímpicos y laprotesta de los Black Panters

Para Díaz Ordaz y el gobierno mexicano, “alojar losJO era el acontecimiento más importante no solodel año si no de décadas, de manera que nada

pudiera interferir con su realización” (Mabry, 1982:246-247). Posición reforzada por el ComitéEjecutivo del COI que, en una reunión deemergencia después de la masacre, decidió que losJuegos debían seguir según el programa previsto

(Preston; Dillon, 2004:77) donde su presidenteexpresó: “Tenemos plena confianza en que elpueblo mexicano, conocido mundialmente por suespíritu deportivo y su hospitalidad, se unirá a los

participantes y espectadores en la celebración delos Juegos, un verdadero oasis en un mundo

atribulado” (Tariq y Watkins, 1998: 176).

La prensa internacional también cuestionaba al COIy, especialmente a Brundage, su presidente por ladecisión. Un artículo de la prensa francesaapuntaba: “Los Juegos se iniciaron en un ambiente‘pesado y deprimente’ que los atletas resintieron,pues la mayoría de ellos eran estudiantes, y citó lasdeclaraciones a propósito del malestar existente enla juventud mundial del señor Avery Brundage, quiendio su caución a la acción del GobiernoMexicano”(25). Para el presidente del COI, añadía elartículo, “la lucha contra la represión, la miseria, lacorrupción y por la libertad, no se justifica desde elmomento en que existen terrenos deportivos” (26).

Los JO se inauguraron sin la protesta estudiantil,aun así fueron escenario de otro tipo de expresionesde la época de conflicto en que se desarrollaban. Talvez el ejemplo más recordado sea la protesta queprotagonizaron el 16 de octubre Tommie Smith yJohn Carlos, dos corredores negrosestadounidenses que mientras sonaba el himno deEstados Unidos, descalzos, alzaron el puño,enfundado con guante negro, durante la ceremoniade premiación de la competencia de 200 metrosplanos, con la solidaridad del australiano PeterNorman, ganador de la plata. Los tres recibieron susrespectivas medallas portando distintivos del“Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos”.Smith explicaría a la prensa: "Es muy desalentadorestar en un equipo con atletas blancos… En la pistaeres Tommie Smith, el hombre más rápido delmundo, pero una vez que estás en los vestuarios noeres más que un negro sucio"(BBC, 16 octubre2018).

A pesar de la ausencia de Sudáfrica justo por suspolíticas racistas, el gesto hizo presente la protestacontra la segregación racial. La revista uruguayaMarcha resaltó que el gesto mostraba que “losnegros de Estados Unidos y los pueblos del TercerMundo luchan por lo mismo y combaten contra elmismo adversario” (Marcha 1422, 1968). Smithmarcó un récord que permanecería vigente hasta1984, sin embargo los dos corredoresestadounidenses fueron expulsados de la Villa

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Olímpica. Ninguno de los dos volvió a competir más.Por su parte, Norman también fue sancionado yobjeto de represalias. Aunque clasificó en quintolugar del mundo, se le excluyó de las Olimpiadas deMunich de 1972 y de cualquier otra competenciainternacional (BBC Mundo, 2018).

Brundage, señalado por su racismo y antisemitismo,exigió que se les obligara a salir de México en 48horas, los acusó de tener una “mentalidad retorcida”y de haber realizado una “manifestacióndesagradable en contra de la banderaestadounidense por parte de los negros” (The NewYork Times, 2018). La prensa contrastó la actitud deBrundage al condenar a Carlos y Smith, con laausencia de condenas de su parte durante losJuegos de 1936 en Alemania, cuando el atletaalemán Long hizo el saludo nazi.

La Primavera de Praga y la ocupación soviética deChecoslovaquia también encontraron un eco en losJO, menos conocido, cuando la gimnasta checaVěra Čáslavská “miró en otra dirección cuando seescuchó el himno soviético”. El periodista TedWidmer recuerda que ese gesto fue aplaudido porlos televidentes estadounidenses, los cuales “seemocionaron menos, sin embargo, cuando TommieSmith y John Carlos hicieron su propio ritual deprotesta” (The New York Times, 2018).

Como apuntaría el comentarista internacional J.Fortunato Morais Cabral, los JO son un eventointernacional donde los participantes representan asus países de origen, por lo que son también unevento político. En este sentido, tanto losestudiantes mexicanos, como los atletas TomySmith y John Carlos, manifestaron una posturapolítica de inconformidad con sus gobiernos endicho evento (27).

Conclusiones

El gobierno mexicano había logrado el objetivoestablecido: celebrar normalmente los JO. El BancoInteramericano de Desarrollo y el Fondo MonetarioInternacional, en abril de 1969, emitieron un informefavorable sobre el desarrollo de los JO en México ydefinieron el evento cultural como el más importante

a nivel económico para México durante el año 1968y México se ubicaba entre los diez mejores paísespor la circulación de moneda en el mundo (28). Larepresión pasó así totalmente desapercibida.

Si bien el contexto internacional de la Guerra Fría,los JO y el anticomunismo permitieron al gobiernomexicano justificarse frente a las grandes potenciasmundiales (Spenser, 2004) y a los organismosinternacionales, la acción de los periodistas permitióla difusión de la información sobre el movimientoestudiantil mexicano y la violencia desmesurada conla que el gobierno mexicano lo reprimióviolentamente. Contrarrestando la versión oficial deque se trataba de una conjura internacional con susreportes y con la violencia sufrida personalmenteaunque en menor intensidad. Esta difusión deinformación fue calificada por el representantediplomático mexicano en Londres como “el ataquemás virulento sufrido por el gobierno mexicano”(29),al señalar que John Radda, periodista de TheGuardian, volvió a recordar la matanza del 2 deoctubre de 1968 en vísperas de las Olimpiadas deMunich en 1972 (30).

Notas* Actualmente es investigadora de tiempo completoen el Instituto de Investigaciones Históricas de laUniversidad de Baja California. Ha sido profesora einvestigadora en Historia Contemporánea en laFacultad de Humanidades de la Universidad Pablode Olavide Sevilla (España). Donde también sedoctoró en al año 2015 en el programa en “CienciasPolíticas y Jurídicas”. Las principales líneas deinvestigaciones son: historia de las relacionesinternacionales, historia de los movimientossociales, historia política y social contemporánea. Sumás reciente publicación ha sido: “Los estudianteschilenos como promotores de la defensa de losderechos humanos durante el ’68 mexicano”, enJosé René Rivas Ontiveros (Coord.), Los años 60en México la década que quisimos, UNAM,GERNIKA, 2018.** Actualmente es investigador independiente yperiodista para NOTIMEX. Llcenciado en Historiapor la UNAM (2008), licenciado en periodismo poracuerdo 286 de la SEP (2013) y Maestro enEstudios Latinoamericanos por la UNAM en elprograma de Estudios Latinoamericanos (2017). Sus

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principales líneas de investigación son movimientossociales en América Latina y Guerra Fría.

(1) Gustavo Díaz Ordaz. “Cuarto informe degobierno. Mensaje político. Capítulo V del Informe”en Ramírez, 2008: 196.(2) AHGE-SRE, F.F, leg 725, exp 3, oficio 2399 de27 de septiembre de 1968 enviado por el Embajadorde México en Francia a la SRE.(3) AHUNAM, F. MEM, Ramo CE1968, SubramoVolantes, Caja 58, Exp 316, Docs 95, Boletín dePrensa CNH.(4) AHUNAM, 58/316/100, “Al pueblo de México.Seguimos en pie de lucha”.(5) AHGE-SRE, F.F, leg 733, exp 4, circular IV 30 de24 de abril de 1967 enviada por la Secretaria deGobernación a la SRE. (6) AHGE-SRE, F.F, leg 725, exp 3, oficio 2399 de27 de septiembre de 1968 enviado por el Embajadorde México en Francia a la SRE.(7) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5894-I, 7 y 8 Pte.Pasa, oficio 1436 de 9 de octubre de 1968 enviadopor la Embajada de México en Portugal a la SRE.(8) AHGE-SRE, AEMURSS, leg 53, exp 6,telegrama 01018 enviado por el Embajadormexicano en Moscú, licenciado Carlos Zapata Velaa la SER el 23 de septiembre de 1968.(9) AHGE-SRE, AERMUSS, leg 39, exp 10,telegrama 1124 con fecha 15 de octubre de 1968,enviado por el Embajador mexicano en Moscú a laSRE (10) AHGE-SRE, AERMUSS, leg 39, exp 10,telegrama 1352 con fecha 11 de diciembre de 1968,enviado por el Embajador mexicano en Moscú a laSER. (11) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5898-I, 13 PtePasa, recorte del diario Juventud Rebelde de 4 deoctubre de 1968 anexo al oficio 881 enviado de laEmbajada de México en Cuba a la SER el 23 deoctubre de 1968.(12) AHGE-SRE, F.F, leg 725, exp 3, Oficio 2903 de18 de noviembre de 1968 enviado por la Embajadade México en Francia a la SRE.(13) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5894-I, 8 Pte.Pasa, El diario del 4de octubre, anexo oficio 821enviado por el Embajador de México en Uruguay alOficial Mayor de la Secretaria de RelacionesExteriores el 10 de octubre de 1968.(14) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5895-I, 9 Pte.Pasa, nota verbal de la Embajada de Alemania del

13 de diciembre de 1968 anexo al oficio, 500882enviado por la SRE a la Secretaria de DefensaNacional el día 29 de enero de 1969.(15) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5895-I, 9 Pte.Pasa, recorte de General Anzeiger Bonn de 4 deoctubre de 1968 anexo al oficio 1600 del día 23 deoctubre de 1968 enviado por el Consulado deMéxico en Hamburgo a la SRE.(16) La detención se reflejó en la prensa francesaasí como informó el representante diplomáticomexicano en el Oficio 2903 de 18 de noviembre de1968 enviado por la Embajada de México en Franciaa la SRE. (ASRE, F.F, leg 725 exp 3) y también fuedocumentado fotográficamente por el fotógrafopersonal del Secretario de Gobernación, LuisEcheverría Alvarez (AHUNAM, Colección Mariachito:sobre 69, Gobernación, Deportados Charles Quin yRandolph Churchill - nov 1968)(17) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5895-I, 9 Pte.Pasa, oficio 281 de 20 de diciembre de 1968enviado por la Secretaría de Gobernación a la SRE.(18) AHGE-SRE, F.F, leg 741 exp 3 (incidentesuniversitarios en el DF), Carta del Embajador Zavalaal periódico L’Information Latine octubre de 1969.(19) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5894-I, 7 y 8 PtePasa, oficio 510113 de 7 de octubre de 1968enviado por el Cónsul General de México en Milán ala SRE. Texto original, subrayado por el Embajadoren lápiz de color rojo.(20) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5894-I, 7 y 8 PtePasa, telegrama 280, muy urgente, de 8 de octubrede 1968 enviado por el Embajador de México enItalia a la SRE.(21) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5894-I, 8 Pte Pasa,carta memorándum de 11 de octubre de 1968enviada a la Embajada de Italia en México.(22) AHUNAM, F. MEM, Ramo CE1968, SubramoVolantes, Caja 58, Exp 316, Doc 93, Carta deAPOYO NEGRO AL MOVIMIENTO ESTUDIANTILMEXICANO, Washington, Octubre de 1968, firmadapor James Forman, director del Comité de AsuntosInternacionales del SNCC, Student Non-ViolentCoordinating Committee, reproducido por el CNH. (23) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5894-I, 7 y 8 PtePasa, oficio reservado 989 de 8 de octubre enviadopor la Embajada de México en Nicaragua a la SRE.(24) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5894-I, 8 Pte Pasa,telegrama 48577 enviado por el embajador deMéxico en Suecia Gutiérrez Macías a la SRE el 14de octubre de 1968.

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(25) AHGE-SRE, F.F, leg 741 exp 3, oficio1129 de23 de abril de 1969.(26) AHGE-SRE, F.F, leg 741 exp 3, oficio1129 de23 de abril de 1969.(27) AHGE-SRE,FF, leg 741 exp 3, oficio1129 de 23de abril de 1969.(28) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5894-I, 7 y 8 Pte.Pasa, recorte del periódico Diario de noticias, anexoal oficio 1436 de 9 de octubre de 1968 enviado porla Embajada de México en Portugal a la SRE.(29) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5898-I, 13 parte,oficio 139 de 23 de agosto de 1972 enviado por elEmbajador de México en Gran Bretaña a la SRE.(30) AHGE-SRE, AT.ME 1968, III-5898-I, 13 parte,oficio 139 de 23 de agosto de 1972 enviado por elEmbajador de México en Gran Bretaña a la SRE.

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AT.ME 1968, III-5898-I, 13 parte

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O segundo sequestro do verde e amarelo: futebol, política e símbolos nacionais

Simoni Lahud Guedes*UFF/INCT/InEAC – NEPESS

[email protected], Brasil

Edilson Márcio Almeida da Silva** UFF/INCT/InEAC - NUFEP

Essa é a nossa bandeira, que jamais será vermelha! Sóserá vermelha se for preciso nosso sangue para mantê-laverde e amarela!(Jair Messias Bolsonaro, Presidente da RepúblicaFederativa do Brasil)

Introdução

Carregada de forte simbolismo, a sentença acima,escolhida como epígrafe para este artigo, foiextraída do discurso proferido pelo presidente JairBolsonaro no parlatório do Palácio do Planalto, emBrasília, logo após a cerimônia de posse noCongresso Nacional, no dia 1º de janeiro de 2019.Empunhando uma bandeira do Brasil e agitando-a,junto com o seu vice-presidente, diante dos milharesde pessoas presentes à solenidade, o recém-empossado chefe do executivo realizara o gestoapós passar em revista um conjunto de promessasrepetidas ad nauseam ao longo da campanhaeleitoral, tais como: enfrentar a crise econômica e odesemprego; promover a segurança das “pessoasde bem”, garantindo-lhes o direito de propriedade elegítima defesa; tirar o “viés ideológico” da políticaexterna brasileira; e, não menos importante, libertaro povo do “socialismo”, da “inversão de valores”, do“gigantismo estatal” e do “politicamente correto”.

Apontada por muitos como a mais polarizada dahistória do País, a disputa eleitoral à Presidência daRepública de 2018 foi marcada por uma série deepisódios inusitados como, por exemplo, a prisão eposterior rejeição do Tribunal Superior Eleitoral (TSE) ao

pedido de registro de candidatura do, até então, maispopular dentre os postulantes ao pleito (1); aspasseatas organizadas por mulheres, em váriaspartes do Brasil, com o objetivo de alertar apopulação acerca da postura e do alinhamentopolítico-ideológico de um dos candidatos, visto porparte do eleitorado como racista, machista ehomofóbico; o atentado sofrido por estecandidato (2) durante uma de suaspasseatas de campanha; as inflamadasmobilizações de apoiadores e opositores doscandidatos em redes sociais, sobretudo, no Twitter,Facebook e WhatsApp; a ampla circulação de fakenews; a ausência de debate na TV entre oscandidatos habilitados ao segundo turno daseleições; a profusão de práticas e discursosviolentos verificados em diferentes regiões do País,que culminaram em casos de lesão corporal e, atémesmo, de homicídios, entre outros.

Compondo o cenário, uma controvertida situaçãoimpunha-se à observação. Referimo-nos, no caso, àdisputa envolvendo o uso de símbolos pátrios(sobretudo, da bandeira e hino nacionais) e dascores verde-amarelo como estratégia de legitimaçãodos posicionamentos políticos, ideológicos e moraisadotados por uma parcela do eleitorado.

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Neste artigo, pretendemos enfocar alguns aspectosde tal disputa. Para isso, inicialmente,discorreremos sobre questões relativas à criação eaos usos conferidos à bandeira e ao hino nacionaldurante os períodos que envolveram a Proclamaçãoda República (1889) e parte da ditatura militar(1964-1985), de modo a problematizarmos o modocomo se estabeleceu, nesses contextos, a relaçãoentre tais símbolos e a nação. Num segundomomento, trataremos da importância do futebol nosentido de promover a reconciliação entre o povo eos símbolos nacionais, argumentando que, noBrasil, o selecionado masculino de futebol encarnoua nação, transformando os períodos de Copa doMundo em rituais cívicos. Por fim, tendo como pontode partida as Jornadas de Junho, de 2013,discutiremos certos aspectos da polarizaçãopolítico-ideológica hoje em vigor na sociedadebrasileira, enfocando, mais particularmente, a suarelação com determinados modos de apropriaçãoque, desde então, vêm sendo conferidos aossímbolos e cores nacionais.

Bandeira e hino nacionais: representaçõesoficiais da República

Desde a clássica conferência proferida pelo filósofoe historiador Ernest Renan, na Sorbonne, em 1882,as discussões em torno do que define a nação jáfizeram correr muita tinta. Embora inconcluso, oatual estado do debate não nos impede de tomar aideia de nação como referente a uma comunidadede pessoas que se sentem ligadas por partilharemelementos altamente significantes, como umaorigem, cultura, valores, padrões, organizaçãopolítica e, muitas vezes, um território. Nessesentido, ainda que não exista a esse respeito“qualquer consenso acadêmico ou definiçãoparadigmática” (Nascimento: 2003, p.33), pode-seassumir que o nacionalismo corresponde aosentimento de pertencimento ou vínculo de taispessoas a uma nação, o que lhes permiteenxergarem umas às outras como dotadas domesmo espírito coletivo, como parte do mesmo todoou, para tomar emprestada a célebre formulação deAnderson (2008), como membros de uma mesma“comunidade imaginada”.

Tal qual se passa com as nações, diversos são osnacionalismos e suas formas expressão. Entre tais

formas, destacam-se os símbolos nacionais que, emdiferentes contextos, mantêm relações de maior oumenor proximidade com o Estado, os regimespolíticos e as populações. Semióforos (3)produzidos a partir do semióforo-matriz que é aprópria nação (Chauí: 2000), tais símbolos tambémoperam como produtores, mas são, antes de tudo,produtos da comunidade que lhes deu origem.Consistem, nesse sentido, em tradições inventadas.A esse respeito, como notam Hobsbawm e Ranger(1984),

“O termo “tradição inventada” éutilizado num sentido amplo, masnunca indefinido. Inclui tanto as“tradições” realmente inventadas,construídas e formalmenteinstitucionalizadas, quanto as quesurgiram de maneira mais difícil delocalizar num período limitado edeterminado de tempo - às vezes coisade poucos anos apenas - e seestabeleceram com enorme rapidez”(p.9).

Em se tratando de símbolos como bandeiras ehinos nacionais, não há dúvidas de que astradições são “realmente inventadas”, posto que,enquanto emblemas oficiais, estes tendem a serde adoção e uso obrigatórios, não raro,estabelecidos por legislação, com data marcada.No caso do Brasil, a instituição da representaçãosimbólica oficial da República se processou emperfeita consonância com tais trâmites,observando-se, ainda, uma importante convenção:a da busca pela produção de uma relação dosnovos símbolos com pretéritas simbologias, jáconsolidadas, de modo a, assim, estabelecer acontinuidade destes com “um passado históricoapropriado” (Hobsbawm e Ranger: 1984, p.9). Oesforço para projetar essa imagem de continuidadecom um passado imemorial (4) estevedeliberadamente presente no período de transiçãoda Era Imperial para a Republicana, evidenciando-se, por exemplo, na manutenção do verde eamarelo nos emblemas oficiais, o que nos ajuda amelhor entender o lugar que tais cores vieram aocupar, não só no plano das representaçõesformais, como no imaginário popular, firmando-se,então, como as cores nacionais (5).

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Tal vez em nenhum outro símbolo oficial o desejo demanter uma relação de continuidade entre opresente e o passado se apresente de forma tãoexplícita quanto no caso da bandeira nacional.Instituída quatro dias após a Proclamação daRepública, em 15 de novembro de 1889, a novabandeira não deixou de trazer mudanças (6), masherdou a configuração gráfica e as cores doestandarte imperial (um losango amarelo inscritonum retângulo verde) (7). Este, por sua vez, tevecomo base a bandeira do Reino do Brasil, criada em19 de setembro de 1822 por decreto de D. Pedro I,referendado por José Bonifácio. No caso, a principalmudança no estandarte residiu na substituição dacoroa real pela imperial. Já no caso da atualbandeira, a alteração ficou por conta da troca dasarmas do Império pelo emblema republicano.Naquilo que nos interessa aqui, cabe ressaltar quetamanha era a popularidade e a força simbólica doverde-amarelo àquela altura que, conforme registraLuz (2005), tais cores chegaram a receber mençãode destaque no Decreto nº 4, de 19 de novembro de1889, que formalizava as alterações da bandeiranacional.

Assinado pelo gabinete do Marechal ManuelDeodoro da Fonseca, Chefe do Governo Provisório(8), o texto trazia o seguinte introito:

“O Governo Provisório da Repúblicados Estados Unidos do Brasil:

Considerando que as cores da nossaantiga bandeira recordam as lutas evitórias gloriosas do Exército e daArmada na defesa da Pátria;

Considerando, pois, que essas cores,independentemente de forma degoverno, simbolizam a perpetuidade eintegridade da Pátria entre as outrasNações:

Decreta:

Art. 1º – A bandeira adotada pelaRepública mantém a tradição dasantigas cores nacionais – verde eamarela” (pp.73-74).

A exemplo da bandeira, também no que tange aohino houve um esforço no sentido de preservar osimbolismo que ligava os tempos idos ao porvir. Issopode ser depreendido não só da referência direta àbandeira e suas cores na letra do hino (E diga overde-louro desta flâmula/Paz no futuro e glória nopassado), como do próprio processo de confecção aque o mesmo foi submetido ao longo da história. Deforma similar ao estandarte nacional, o hino acabouassumindo as marcas de um composto híbrido, umavez que a música de Francisco Manuel da Silva,cuja composição data de 1831 (isto é, da fase inicialda Era Imperial), só receberia uma letra definitivacerca de oitenta anos depois, em 1909, pelas mãosde Osório Duque Estrada, sendo oficializada porEpitácio Pessoa, em 1922, às vésperas do 1ºCentenário da Independência do Brasil (LUZ: 2005).De acordo com Carvalho (1990), o lapso temporalseparando as composições da música e da letradefinitiva do hino teria a ver com a resistênciaenfrentada pelos republicanos quanto à adoção deum novo cântico oficial para substituir o do Império.Como observa o historiador, “jornalistas ligados aogoverno já tinham insistido na necessidade de nãotrocar o hino, lembrando que a música de FranciscoManuel [da Silva] já se enraizara na tradiçãopopular, já se tornara símbolo da nação antes quede um regime político” (p.125). Considerando,então, os prós e contras de eventuais mudanças, onovo governo optou por evitar o confronto com opovo e, com isso, “a república ganhou cedendolugar à tradição” (p.127).

O apelo à tradição e a manipulação de símbolosnacionais como instrumentos de legitimaçãopolítico-ideológica, evidentemente, não dizemrespeito a uma época ou regime em particular. Nãoobstante, costumam assumir maior visibilidade nosgovernos ditatoriais. No caso brasileiro, o regimemilitar, estabelecido entre os anos de 1964 e 1985,ilustra bem o que afirmamos. Durante boa parte dosassim chamados Anos de Chumbo, símbolos ecores nacionais foram largamente utilizados tendoem vista a imposição de uma gramática orientada

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pelo apelo aos sentimentos patrióticos e ao civismo,o que, sobretudo nas fases iniciais do regime,encontrava na alardeada ameaça de desordemsocial e do avanço do comunismo o seu maisimportante ponto de apoio. Como esclarece Reis(1988), os discursos de propaganda do governoapregoavam que, em tal contexto, de supostainstabilidade e perigo, os interesses individuaistinham de ser subsumidos pelos interesses donosso ente superior, esse “ser moral” (Mauss, 2017)chamado nação. Por corolário, “todos deveríamosaceitar os sacrifícios necessários à construção do“Brasil Grande”, argumentava-se” (Reis: 1988,p.197).

Apoiados num poderoso serviço de propaganda (9),os militares procuravam explorar ao máximo osaspectos do governo tidos como positivos naquelemomento, tal qual ocorria, por exemplo, com osíndices de crescimento econômico (Santos et al.:2002). O apelo patriótico associado à difusão dootimismo quanto à estabilidade e aodesenvolvimento do país figuravam em inúmerasfrases de efeito, tais como: "Ninguém segura estepaís", "Brasil, conte comigo", “Você constrói o Brasil"e "Brasil, Ame-o ou Deixe-o". O movimento deexortação popular ao civismo contava, ainda, com aadoção de um determinado conjunto de práticasque, tendo como suportes preferenciais os símbolose cores nacionais, buscavam “inculcar certosvalores e normas de comportamento através darepetição” (Hobsbawm e Ranger: 1984, p.9). Provadisso encontra-se na imposição da Lei 5.700, desetembro de 1971, que trata sobre a forma e aapresentação dos símbolos nacionais brasileiros.Dentre as inúmeras determinações, a lei prevê, emseu artigo 39, “a obrigatoriedade do ensino dodesenho e do significado da Bandeira Nacional,bem como do canto e da interpretação da letra doHino Nacional em todos os estabelecimentos deensino, públicos ou particulares, do primeiro esegundo graus”.A rigidez na regulação dos usos dos símbolosnacionais pode ser observada, também, nasexigências impostas à reprodução da bandeira e,não menos importante, à execução do hino. Comosalienta Luz (2005), entre as determinações da Lei5.700, ainda em vigor, consta, nos incisos I e II doartigo 24, que o hino nacional deve ser “executadoem andamento metronômico de uma semínima igual

a 120” e que “é obrigatória a tonalidade si bemolpara a execução instrumental simples” (p.17) (10).Para além do evidente autoritarismo, as medidasempregadas para controlar as formas de uso ereprodução dos símbolos pátrios trazem à tona umoutro aspecto digno de nota acerca da relaçãovigente entre os militares e a simbologia nacional noperíodo, qual seja: a sua ambiguidade. Se, por umlado, os militares apresentavam um discursosegundo o qual o hino, a bandeira e as cores verde-amarelo pertenciam ao povo brasileiro (que, porconseguinte, deveria fazer todos os sacrifícioseventualmente necessários em nome da Nação),por outro, na prática, eram eles que definiam,conforme o seu entendimento, quando, onde, comoe por quê os símbolos oficiais deveriam seracionados, estipulando, inclusive, a aplicação depenalidades nos casos de infração à lei. Essaindefinição acerca do pertencimento dos símbolospátrios (afinal, seriam eles do Estado ou da Nação?)ensejou o que identificamos aqui como o primeirosequestro do verde e amarelo.

Como assinala Carvalho (1990), não há outracoisa que se peça de um símbolo nacional senão “acapacidade de traduzir o sentimento coletivo, deexpressar a emoção cívica dos membros de umacomunidade nacional” (p.127). Todavia, para queisso aconteça, impõe-se que os mesmos oreconheçam como seu, mantendo para com eleuma relação de afetividade positiva, o que, decerto,não pode ser obtido pela simples rotinização daspráticas de culto à pátria, muito menos pela ameaçaou efetivo emprego do poder coercitivo. Não raro,faz-se necessário buscar fontes de emanaçãosimbólica que tornem possível tocar o coração danação, suscitando nela as mais genuínas emoções.Teria sido com base nesse tipo de perspectiva que,durante a gestão do presidente Médici, foramenvidados esforços no sentido de associar, viapropaganda governamental, o momento políticovivido pelo país e a conquista do tricampeonato defutebol na Copa do Mundo disputada no México, em1970 (feito esse que, como bem sabemos, deixou opaís em delírio). Tal associação, sem sombra dedúvidas, acabou por render dividendos aopresidente, ajudando-o a reacender a chama do“orgulho nacional” junto ao povo brasileiro. Mas, acomoção popular, as manifestações de amor àPátria e o sentimento de unidade então

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experimentados iam muito além do méritopropagandista do governo ou do regime. Segundo onosso entendimento, sinalizavam o desejo deretomada pela nação dos símbolos e cores que, pornatureza, eram seus, mas, por razões alheias à suavontade, lhes haviam sido usurpados.

O “povo” se apropria dos símbolos nacionaisatravés do futebol

Como afirma o já citado José Murilo de Carvalho(1975, p.7) até a transformação iniciada em 1930com o Estado Novo (11), “pelo menos três imagensde nação foram construídas pelas elites políticas eintelectuais. A primeira poderia ser caracterizadapela ausência do povo, a segunda pela visãonegativa do povo, a terceira pela visão paternalistado povo.” Ou seja, até este momento não haviaqualquer protagonismo do “povo” na construção danação imaginada Brasil.

Durante o Estado Novo (1930-1945), “o regimeautoritário desenvolveu uma ideologia segundo aqual Estado e Nação constituíam uma unidadeindissolúvel (...) a base política dessa unidade era afigura do chefe de governo e sua políticanacionalista, antiestadual (sic). Pelo lado simbólico,essa nacionalização foi sinalizada pela queima dasbandeiras estaduais e pela introdução daobrigatoriedade do culto à bandeira e ao hinonacional nas escolas de todos os graus.” (12)(Carvalho, 1975, p. 29).

Carvalho vai demonstrar também que, embora o“povo” estivesse alijado das decisões políticas,houve um enorme investimento na “outorga” decultura. Isso foi feito, principalmente, através doDepartamento de Imprensa e Propaganda (DIP),criado em 1937, que cuidava da propagandagovernamental, radiodifusão, cinema e teatro,turismo, imprensa. Para este fim, entre outrasprovidências, foi comprada pelo governo a RádioNacional em 1940 (Carvalho, 1975, p. 29, passim).Essa rádio foi a primeira a alcançar quase todos osrincões do país, a partir de sua sede, no Rio deJaneiro, então capital federal. Tornou nacionalmenteconhecidos políticos, artistas e personalidades,interpretou e construiu um país através dosnoticiários, produtos comerciais, peças artísticas

como radionovelas e programas de auditório. Maisdo que isso, embora seja aspecto não referido porJosé Murilo de Carvalho, contribuiu enormementepara a ainda maior difusão do futebol no Brasiltransmitindo partidas de futebol (cf. Crepaldi, 2009)(13).

Na verdade, nesse contexto, o futebol (14) que tinhase difundido no Rio de Janeiro e em São Paulo (15)nas primeiras décadas do século XX, a partir de1930 era levado também pelas ondas do rádio paratodos os rincões de um país composto, então, demais de 65% de analfabetos (cf. INEP, Mapa doAnalfabetismo no Brasil, 2000). Para a populaçãoletrada, situada principalmente nos grandes centros,surgia também uma imprensa esportiva cada vezmais sedutora (cf. Leite Lopes, 1994).

Neste contexto, paulatinamente, a seleção brasileirade futebol começava a despertar o interesse dapopulação brasileira nos meios urbanos. Osconfrontos esportivos internacionais são dos meiosmais eficazes para dar “substância” às nações (cf.Hobsbawn, 1990). No caso brasileiro, podemossupor devido à rápida e crescente popularização dofutebol nos grandes centros urbanos, a seleçãobrasileira de futebol foi, pouco a pouco,transformando-se na encarnação preferencial danação brasileira (16). No mesmo processo,realizava-se a metonímia seleção brasileira = “povo”(cf. Gastaldo & Guedes, 2006). Isto porque, depoisde um início restrito a rapazes bem-nascidos,pertencentes às elites das grandes cidades, ofutebol masculino espalhara-se por todas ascamadas sociais, não sem conflitos. Sem exageros,podemos dizer que, neste processo, o “povo” foiprotagonista pela primeira vez. Com a conquista doprofissionalismo em 1933 (cf. Caldas, 1990), muitosjogadores profissionais (de tempo integral ouparcial) eram provenientes das camadas maispobres da população, um dos fatores que propiciouesta equação.

Um ponto de inflexão fundamental no processosimbólico através do qual a seleção brasileira defutebol passou a encarnar a nação brasileiraocorreria na Copa do Mundo de 1938, na França.Nesta III Copa do Mundo FIFA, a seleção brasileirase apresentaria com um esquadrão de jogadores

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profissionais, todos provenientes de grandes clubesdo Rio de Janeiro e São Paulo. Obteria um inéditoterceiro lugar, perdendo apenas para o selecionadoitaliano na semifinal, um jogo considerado “roubado”(cf. Machado, 2014). Mais importantes que a inéditacolocação foi, em primeiro lugar, o “estilo” específicodo jogo brasileiro e, em segundo lugar, a formacomo os jogadores foram recebidos em seu retornoao Rio de Janeiro.

A seleção brasileira de 1938 teria se destacado noscampos franceses por um estilo de jogodescontraído, de dribles, floreios e artimanhascorporais. Este estilo, criticado por muitoscomentaristas estrangeiros como “irresponsável”, foitambém exaltado por outros. Destacava-se, nestadireção, o já ídolo Leônidas da Silva, conhecidocomo Diamante Negro, além de Domingos da Guia,também já ídolo. Na falta de imagens, isto é,valendo-se apenas de relatos radiofônicos e daimprensa, Gilberto Freyre (1938) produziu umacrônica seminal que, sem dúvida, veio a se tornar acertidão de batismo do chamado “futebol-arte”brasileiro. Denominando este estilo de “footballmulato”, Freyre incluiu esta prática esportiva em suatese mais ampla sobre a importância do negro naprodução da brasilidade (cf. Guedes, 2014a). Estenão seria um fator menor na metonímia referidaacima, pois negros e mulatos compunham grandeparte da população mais pobre do país.

Os jogadores foram recebidos em seu retorno aoRio de Janeiro de forma espetacular. O navio quetrazia os jogadores foi acompanhado até o cais pordezenas de barcos e os jogadores foram recebidosem terra por milhares de pessoas, talvez a primeiramanifestação dessa ordem no Brasil. Felipe MorelliMachado (2014, 187 passim) faz uma descriçãodetalhada dessa inédita manifestação.

Entretanto, não há registro, nesse momento, do usodos símbolos nacionais ou das cores nacionais nosuniformes da seleção brasileira de futebol. A camisada seleção brasileira de futebol era branca combermudas azuis (17). Este uniforme seria usado atéa IV Copa do Mundo, realizada no Brasil em 1950.Após a derrota na final para o Uruguai, no episódiodenominado Maracanazo, ela seria abandonadacomo “azarada”.

Podemos então afirmar que a metonímia seleção defutebol = “povo” = nação antecedeu à utilização dascores e dos símbolos nacionais, que continuavamcercados de interdições a seus usos fora dasestritas regras e dos rituais cívicos. A FIFA investiano princípio das nacionalidades (Damo, 2006) ecercava seus rituais de símbolos nacionais, emespecial a bandeira introduzindo o time e o hinonacional. A estes aspectos formais se restringia autilização dos símbolos nacionais nasapresentações do selecionado brasileiro. O “povo”,até aqui, mesmo impondo seu protagonismo nascomemorações esportivas, continuava alijado dossímbolos nacionais.

Mas seria o próprio futebol, em competiçõesinternacionais, que propiciaria a apropriação dascores e dos símbolos nacionais pelo “povo”. Jáobservara Roberto DaMatta, em 1994, que “no casobrasileiro, foi indiscutivelmente através do futebolque o povo pôde finalmente juntar os símbolos doEstado nacional (a bandeira, o hino, as coresnacionais), esses elementos que sempre forampropriedade de uma elite restrita e dos militares, aosseus valores mais profundos” (1994: 17). Dessemodo, até então, as narrativas sobre o nacionalficavam restritas aos palacetes e quartéis, semqualquer agência do povo, como demonstraCarvalho (1995) no texto com o qual iniciamos estasegunda parte. Este protagonismo começaria aaparecer, como argumentado acima, na Copa doMundo de 1938, sem, entretanto, incorporar aapropriação dos símbolos nacionais.

Nesse sentido, 1970 foi um marco, pois, a partir otransbordamento do orgulho nacional com otricampeonato mundial de futebol, em plena ditaduramilitar, desafiava as rígidas regras de exposição euso dos símbolos nacionais. Começavam a surgiras bandeiras improvisadas, ao passo que a indústriapouco a pouco providenciava camisas e todo tipo deartefatos (sandálias, cangas, bandanas, guarda-sóisetc), que seriam usados durante as Copas doMundo FIFA de futebol masculino e, até, em outrosmomentos. Muitas vezes, ruas foram pintadas nascores da bandeira. Ou seja, uma parte significativada população compartilhou da narrativa sobre o

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nacional vivenciada através do futebol, apropriando-se das cores nacionais das mais diversas formas.

A novidade é facilmente observável, por contraste,examinando fotos e raros filmes das copasanteriores, principalmente a de 1950. Embora a“amarelinha” com detalhes verdes só tenhaaparecido em 1954, não se vê, anteriormente,qualquer símbolo nacional nas comemorações ounos estádios. Por exemplo, as fotos feitas noMaracanã no dia da final (16/7/1950) mostram umaplateia vestida com roupas de uso cotidiano (18) A apropriação dos símbolos nacionais, logo, dasnarrativas sobre a nação passou sem dúvida pelofutebol, como afirma DaMatta. As regras rigorosasde uso dos símbolos oficiais da nação brasileiracontinuavam existindo, mas quem ligava? E por quea ditadura militar, na ocasião sob a presidência dogeneral Emílio Garrastazu Médici permitiu tamanhadeturpação dos decretos que limitavam os usosdestes símbolos?

Na verdade, houve um enorme investimento dosentão mandatários na preparação da seleçãobrasileira de 1970, apostando na vitória para tornarmais “palatável” o regime militar (cf. Magalhães,2014; Couto, 2014). Após um fracasso retumbanteem 1966, o selecionado bicampeão (1958 e 1962)foi encampado pelos militares que fizeram umapreparação técnica minuciosa denominada“planejamento México” (Soares, Santoro & Bartholo,2006). Com a vitória, não seria mais possível evitara ampla utilização dos símbolos até entãosequestrados pelas elites.

Arlei Damo (2016, p. 329) vai comentar que a viradada década de 1970/1980 “... a ditadura militar haviaperdido o controle da nação.” E mais adiante:

“A mobilização associacionista dostorcedores em seus clubes ousegmentos menores (...) massobretudo a ocupação do espaçopúblico, a ponto de os estádios seremconsiderados como tal, mostravamuma nação vibrante e esperançosa,em que pese o autoritarismo que haviatomado de assalto as instituições

políticas convencionais.” (Damo, 2016,p. 329)

A bandeira nacional, que só podia ser tocada,manuseada ou exposta dentro das rígidas regrasestabelecidas em decretos, podia agora serenrolada nos corpos dos torcedores, ornamentarcamisas, calças, roupas de banho. Podia serestilizada, modificada. Podia ser confeccionada emtamanhos muito diversos, muito pequenas ou muitograndes. Além disso, a reprodução das camisas doselecionado ocupava as ruas tanto nos períodos decompetição quanto no tempo do cotidiano (19). Nosperíodos de Copa do Mundo, as casas, ruas eautomóveis eram enfeitados de verde e amarelo.Como símbolo da nação, estas coresrepresentavam fisicamente a “comunidadeimaginada” Brasil.

Por um curto período, repetido quadrienalmente, osbrasileiros suspendiam sua diversidade e suasdiferenças, para vivenciar a “communitas” (Turner,1974). A vitória na competição trazia a realizaçãodesta “communitas” (Guedes, 1977), mas nãoimpedia o retorno à normalidade depois de algunsdias. A derrota trazia rapidamente de volta asclivagens da sociedade brasileira, com oconsequente abandono do verde e amarelo. Detodo modo, a participação brasileira nas Copas doMundo FIFA havia se transformado numas coresnacionais (20). É possível falar em população – aoinvés de torcedores – porque como muitos autoresdemonstraram, nas Copas do Mundo, no Brasil,muitas pessoas que não se importavam com ofutebol em outros períodos, transformavam-se emtorcedores fanáticos do selecionado.Evidentemente, sempre existiram aqueles queignoravam, solenemente, o que acontecia. Masmesmo estes últimos, em quase todo o Brasil, foramobrigados a adaptar suas rotinas para o períodoverde-amarelo: escolas, bancos, estabelecimentoscomerciais, suspendiam e suspendem suasatividades nos horários dos jogos. Desse modo,tornara-se impossível ignorar a existência dacompetição, pois com ela se estabelece um tempo“vazio” no qual todas as atenções são dirigidas aodesempenho do selecionado (Guedes, 2006).

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Mas, como afirma Sahlins (1990, p. 182), há sempreo “risco das categorias na ação”. Ou seja, há umarelação permanente entre estrutura simbólica eexperiência humana: “o uso de conceitosconvencionais em situações empíricas sujeita ossignificados culturais a reavaliações práticas”(SAHLINS, 1990, p. 181).

Assim, uma mudança muito significativa começariaa ocorrer na última década do século XX naequação selecionado = “povo” = nação brasileira.Por um lado, como demonstramos, foramconquistados os símbolos nacionais e, com eles,reafirmada com força a nação representada noselecionado de futebol. Por outro lado, separandoselecionado e jogadores (21), começava a ocorrer aseparação entre a representação do “povo” e o timeselecionado.

Por que esse processo teria sido disparado nadécada final do século XX e se intensificado nasdécadas seguintes? Justamente porque, a partir deentão, o mercado esportivo ligado ao futebol, queexistiu desde sempre, teve uma explosãoabsolutamente extraordinária. As principaismercadorias neste mercado eram, evidentemente,os jogadores, em torno das quais as outrasmercadorias viriam a ser produzidas e a circular.Aqueles jogadores dotados de talento e habilidadepassariam a ser enormemente valorizados,transformando-se em bilionários (22) e vivendovidas de celebridades, em geral na Europa. O Brasil(e outros países periféricos da América, da Ásia eda África) transformou-se em país exportador dejogadores numa escala nunca antes vista. Não maisera possível concorrer com os maiores clubeseuropeus.Embora muitos dos jogadores brasileiros exportadossejam originários de camadas pobres da população,muitos sejam negros ou mulatos, seuenriquecimento fora do comum os afastou do“povo”. Foram chamados de “europeus” ou“estrangeiros” pela imprensa. E tanto na derrota de1998 quanto nas de 2006 e 2010, com o breveinterregno da vitória de 2002, foram acusados deestar vendidos ao mercado, de ter esquecido queforam pobres, de ter perdido o patriotismo, de nãomais compreender o significado do futebol para osbrasileiros (cf. Guedes, 2003; 2014b).

Continuavam, entretanto, “servindo” ao escretenacional, “convocados” para o serviço pátrio, pois aFIFA continuava a impor o princípio danacionalidade às confederações afiliadas.

Esta operação implicou numa separação entre“povo” e selecionado. Neste sentido, os jogadores,individualmente e tomados como personas, nãomais representavam o “povo”. Entretanto, a seleção,como semióforo que é, continuou representando anação, totalizada através dos símbolos nacionaisdurante as Copas do Mundo (23). As coresconquistadas a partir de 1970 permaneciamrecriando a totalidade nacional, mesmo que porbreves períodos quadrienais.

O processo de recriação nacional continuaria aocorrer em diversas outras oportunidades, inclusive,na Copa das Confederações, realizada no Brasil,em 2013. Mas, agora, teria novos contornos, dado otipo especial de relação que se estabelecia entrefutebol e política. É o que veremos a seguir.

O povo nas ruas e as cores nacionais: novosusos e formas de apropriação política Conforme assinala Guedes (2013), ao contrário doque acontece com os argentinos, que “naturalizarony normalizaron las protestas en la calle, en Brasilestas solían ser muy raras y se constituyen enmomentos especiales, recordados por muchos añosy registrados por los historiadores como eventosextraordinários (p.90). As Jornadas de Junho, quetomaram as ruas do País no ano de 2013, são umexemplo inequívoco disso. Iniciadas no dia 6 dejunho, as passeatas que, então, reuniram cerca decinco mil manifestantes nas cidades de São Paulo,Rio de Janeiro, Goiânia e Natal, atingiriam o ápiceduas semanas depois, no dia 20 de junho, quandoos protestos reuniram cerca de 1,4 milhão depessoas nas principais capitais e cerca de 120outras cidades brasileiras. Em poucos dias, asmobilizações, que tinham como uma dasmotivações iniciais o aumento de vinte centavos nopreço das passagens de ônibus na capital paulista(24), haviam se transformado num amplo egeneralizado conjunto de manifestações, querapidamente se espalhou, tomando praticamentetodo o território nacional.

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À medida que avançavam, as passeatas levavammais e mais pessoas para as ruas, o que conferianovos e variados contornos ao movimento. À lutapela redução das tarifas somavam-se,progressivamente, uma grande variedade de temas,que iam da má qualidade dos serviços públicos(sobretudo os de saúde e educação), passavampela corrupção política e desembocavam nos gastospúblicos com a preparação de megaeventosesportivos, como a Copa do Mundo FIFA de Futebole as Olimpíadas. Significativamente, um dosaspectos marcantes das Jornadas de Junho foi aintensa utilização dos símbolos e cores nacionaisdurante as manifestações (25), o que acabou porerigi-los à condição de únicos ícones legítimos,logo, passíveis de se fazerem presentes naquelescontextos. A execução do hino, a ostentação públicada bandeira nacional e de camisas com as coresverde-amarelo expressavam, ali, “una especie deintención abarcadora y totalizadora del movimento”(Guedes: 2013, p.99), que se caracterizava por umanotável diversidade interna, posto que contara coma adesão de múltiplos segmentos sociais e demanifestantes das mais distintas procedências,incluindo, assim, “desde personas muy jóveneshasta muy ancianas, trabajadores de sectores yposiciones diversas, residentes de barriossofisticados de las ciudades y de las favelas”(Guedes:2013, p.90), numa raríssima combinaçãoem que “todos y cada uno buscaban expresar suprotesta al mismo tiempo, juntos en el espaciopúblico” (Op. Cit.).

Numa sociedade hierárquica em que mobilizaçõespopulares tendem a ser, consciente ouinconscientemente, associadas à desordem, aprincípio, as Jornadas de Junho foram alvo dedesconfiança e, até mesmo, de críticas da grandeimprensa e parte da opinião pública (26). Nãotardou, porém, para que os detratores "mudassem otom" de suas resenhas, passando a tratar osprotestos como um "momento histórico", uma"grande festa cívica" etc. Diante de formadores deopinião de diversos países (27) que, familiarizadoscom esse tipo de fenômeno, parecem ter ficadomais impressionados com a reação dos órgãos deimprensa brasileiros do que com as manifestaçõesem si, jornalistas brasileiros viram-se obrigados a,pelo menos formalmente, rever o seuposicionamento sobre o que se passava. Evidente

que, sob risco de se contradizer, eles não podiampura e simplesmente abandonar o discurso anterior.Era, então, preciso redimensioná-lo. Pois bem, empoucos dias, a visão crítica que recaía sobre omovimento, como um todo, passou a ser dirigida aalguns segmentos específicos que, por seucomportamento combativo, passaram a seracusados de vandalismo e, significativamente,chamados de "pequenos grupos". Os manifestantesforam, então, divididos. Agora, havia os “pacíficos” eos “violentos”, os “ativistas do bem” e os “ativistasdo mal”. Segundo o nosso entendimento, aestratégia de dissociar os "pequenos grupos" dosdemais participantes das Jornadas de Junho trazconsigo elementos que podem contribuir para ainterpretação de alguns efeitos produzidos aposteriori por tais manifestações, sobretudo, no quetange ao maniqueísmo que então se desenhava(28) e redundaria, mais adiante, na radicalizaçãopolítico-ideológica verificada nas eleiçõespresidenciais de 2018.

Conforme já mencionado, as campanhas dospresidenciáveis foram marcadas por intensasdisputas nas redes sociais, o que envolveu amobilização tanto de seus apoiadores quanto deopositores. Disputas similares ocorreram tambémnas ruas, o que, muitas vezes, descambou emcasos de violência, tendo sido registrados, inclusive,casos de homicídios em diferentes localidades doPaís. Mas, como chegamos a esse ponto? O que,afinal, teria gerado esse quadro? Sempretendermos oferecer uma resposta definitiva paratais questões, acreditamos que uma das viaspossíveis para isso pode ser vislumbrada a partir deuma análise dos discursos e práticas adotados poruma parcela dos participantes e/ou simpatizantesdas Jornadas de Junho que, com base numa leituraenviesada do movimento, se investiram da condiçãode seus legítimos herdeiros, tomando-o para sicomo uma espécie de legado.

Embora tenham se caracterizado por ser um“espacio de expresión de diversos tipos dedemandas, desde las más específicas hasta lasmás generales” (Guedes: 2013, p.90), as Jornadasde Junho fizeram-se notar, também, por seu caráteruno e indiviso. Causas genéricas como o combate àcorrupção e a luta por melhorias nos sistemas

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públicos de saúde e ensino apresentavam-se,então, como capazes de unir os múltiplossegmentos do Brasil como um só povo, uma sónação. E assim o foi (ou parece ter sido), ao menosenquanto duraram as manifestações, que tiveramentre os seus méritos contribuir para que a ida dasmassas para as ruas se tornasse algo menosepisódico ou extraordinário. Mas, dali em diante, acausas como o combate à corrupção, a defesa dasaúde e educação públicas viriam se justapor umasérie de outras, de mais difícil consensualização(tais como, por exemplo, as que envolvem questõesde gênero, concepções de cidadania e segurançapública). Sendo assim, apesar da evidente relaçãode continuidade entre as novas mobilizações e asJornadas de Junho, o cariz espontâneo, unitário etotalizador dos protestos de 2013 já não se faziamais presente. O País estava se cindindo, tantopolítica quanto ideologicamente.

Se, nas manifestações de 2013, a exemplo do queocorre durante as Copas do Mundo do Futebol, acomunidade nacional brasileira assumia oscontornos de um todo integrado, atualmente, isso setornou impraticável. O sem-número de mobilizaçõespopulares organizadas tanto como forma de apoioquanto de repúdio a eventos como o impeachmentda presidente Dilma Rousseff (PT), o julgamento e aprisão do ex-presidente Luís Inácio Lula da Silva(PT), as campanhas dos candidatos à presidênciaFernando Haddad (PT) e Jair Bolsonaro (PSL) etc.,são prova cabal e inconteste disso. Em taismanifestações, ao invés da defesa de uma causacomum, passaram a se colocar frente a frente duasdiferentes concepções de mundo, duas agendaspolíticas, dois projetos de Brasil. Em suma, direita eesquerda disputavam, mais uma vez, o monopóliode definição legítima do real (Bourdieu: 2002). Entreos recursos empregados na disputa estavam aampla circulação de informações (inclusive, falsas)e a mútua atribuição de estereótipos, dirigidos, nocaso, não só aos políticos, como aos próprioseleitores, o que servia como importante dispositivode construção contrastiva das identidades em jogo.Contando com episódios que beiravam o esdrúxulo(29), as eleições presidenciais de 2018 significaram,sob vários aspectos, a radicalização política domovimento espontâneo e neutro ocorrido em junhode 2013. Em meio aos trunfos diferenciaismobilizados nas disputas, um dos mais eficazes

viria a ser o emprego e manipulação das coresenquanto estratégia de auto e hetero-identificação.

Conforme observa Turner (2005), “a experiência dasrelações sociais em circunstâncias emocionalmentecarregadas pode ser classificada sob um rótulocromático” (p.130). No caso brasileiro, o apelo àscores enquanto artifício de categorização de si e dooutro esteve presente em alguns dos maismarcantes momentos da História Nacional. Assim,foi sob o pretexto de conter o avanço comunista,isto é, o "perigo vermelho" que, em 1937, opresidente Getúlio Vargas outorgou umaConstituição de inspiração fascista, que suspendiaos direitos políticos dos cidadãos, abolindo ospartidos e as organizações civis. Foi, também, sob aalegação de que era necessário “caçaros vermelhos” que, durante a ditadura militar (1964-1985), sucessivos governos adotaram práticasautoritárias, tais como a censura, arepressão política e a tortura. Foi, ainda, com aameaça de banir os “marginais vermelhos” que oatual presidente se comprometeu a libertar o Brasildo “socialismo”, o que denota a relativa frequênciado emprego desta cor como categoria de acusaçãono País. Via de regra, o vermelho funciona como acontraparte de um sistema de oposições que tem dooutro lado as cores verde e amarelo, cujareconhecida força simbólica viabiliza oenglobamento do seu contrário (Dumont: 1997).Não por acaso, após as Jornadas de Junho, muitosforam os brasileiros que passaram a evitar o usodos símbolos e cores nacionais em manifestaçõesde rua, sob risco de se verem confundidos comchauvinistas ou nacionalistas de direita. Esse é oponto que nos interessa aqui. Como tais símbolos ecores são da nação (isto é, de toda a nação) e nãode apenas uma parte dela, a sua apropriação, sejapor um partido, um regime político ou mesmo poruma parcela da população (ainda que majoritária),implica, por consequência, na expropriação detodas as demais. É, justamente, isso o que temocorrido, nos últimos tempos, no Brasil e é a issoque denominamos de segundo sequestro do verdee amarelo.

Considerações finais

Em 2013, nas famosas e ainda não completamentecompreendidas Jornadas de Junho, a utilização das

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cores nacionais chegou ao seu paroxismo. Há umrelativo consenso de que o movimento começara,localmente, em São Paulo, com um coletivoprotestando contra o aumento de 20 centavos naspassagens de ônibus. Porém, não é casual que eletenha se realizado e visibilizado às vésperas doinício da Copa das Confederações de futebolmasculino, promovida pela FIFA no país sede dapróxima Copa do Mundo, no ano anterior.Rapidamente, a revolta com os enormes gastosimpostos pela FIFA ao governo brasileirotransformava-se no objeto privilegiado dos protestosque correram todo o Brasil. Como salientado emoutro lugar, contra ou a favor, foi o futebol quepropiciou o idioma que uniu grande parte dosbrasileiros (cf. Guedes, 2013). Muitos relatos davamconta de que apenas os símbolos nacionais eram“autorizados” pela maioria dos manifestantes noseventos: usava-se a camisa amarela da CBF,cantava-se o hino nacional continuamente eagredia-se aqueles que se atreviam a trazerbandeiras ou camisas de partidos políticos. Asreivindicações eram bastante variadas, cada umtrazendo o seu cartaz improvisado.

Inicialmente, as manifestações reuniam pessoasque ocupavam todo o espectro político, indo daextrema esquerda à extrema direita. Contudo,passada a Copa das Confederações que, afinal, serealizou com alguns sobressaltos no entorno dosestádios, o movimento (e, com ele, os símbolosnacionais) começou a ser paulatinamenteapropriado pela direita. Na Copa do Mundo de 2014,isso já começa a ficar claro. As manifestaçõesesporádicas, muitas vezes financiadas porconfederações de indústria, davam suporte ao golpeem gestação contra a presidente Dilma Roussef,que se reelegera em outubro de 2014. Desde então,os partidos e eleitores de esquerda abandonaramtais manifestações. Como sabemos, o golpe seconsolidou em 2016, apesar da fragilidade dasacusações contra a presidenta. Nesse processo,entre 2015 e a consolidação do golpe, em 2016,instaurava-se a divisão que, até os dias de hoje,preside a política nacional, revitalizando e dandoforma à oposição entre direita e esquerda(popularmente encarnadas nos estereótipos de“coxinhas” e “mortadelas”).

Pois bem, nessa divisão, a direita acabou pormonopolizar o uso do verde-amarelo e, por esta via,procurou se constituir na única portadora de umanarrativa legítima sobre o Brasil. Quanto a isso,pode-se afirmar que não houve qualquer reação dossegmentos mais alinhados com a esquerda. Pelocontrário. Muitos brasileiros aposentaram suascamisas da seleção nacional com o escudo da CBF.Há, inclusive, relatos de pessoas que teriam jogadofora suas camisas. Vestir as cores nacionais ou usara bandeira transformou-se, de uma hora para outra,para aqueles situados em posição oposta, em signode adesão ao golpismo.

Nesse sentido, operou-se o segundo sequestro dossímbolos nacionais por grupos específicos dasociedade brasileira, o que, conforme mencionado,não ocorreu à revelia do campo progressista dapolítica nacional. Mas abandonar os símbolosnacionais terá sido uma boa estratégia dos setoresprogressistas? Há controvérsias.

Não há dúvida de que vivemos num paísextremamente diversificado do ponto de vistasociocultural e, como demonstram os últimosacontecimentos, no qual valores muito distintosorientam diferentes grupos e camadas sociais. Ossímbolos nacionais, entretanto, representam queexiste algo maior que nos une, mesmo que por umprocesso de “esquecimento” como diz Renan (2010[1898]). Se não são compartilhados, apesar dasdiferenças e das divergências, estaremos nosnegando como nação. Desse modo, se quisermoscontinuar a nos compreender como tal deveremos,mais uma vez, resgatá-los como garantidores doacordo tácito que nos possibilita conviver em umasociedade democrática.

Notas*Professora do Programa de Pós-Graduação emAntropologia da Universidade Federal Fluminense.Pesquisadora do Instituto de Estudos Comparadosem Administração de Conflitos (INCT/InEAC) e doNúcleo de Estudos e Pesquisas sobre Esporte eSociedade (NEPESS)** Professor do Departamento de Antropologia e doPrograma de Pós-Graduação em Antropologia daUniversidade Federal Fluminense. Pesquisador doInstituto de Estudos Comparados em Administração

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de Conflitos (INCT/InEAC) e do Núcleo Fluminensede Estudos e Pesquisas (NUFEP)

(1) Acusado de corrupção e lavagem de dinheiro, noâmbito da Operação Lava Jato, o ex-presidente LuísInácio Lula da Silva foi condenado, no dia 24 dejaneiro de 2018, a doze anos e um mês de prisãopelo Tribunal Regional Federal da 4ª Região (TRF-4). Mesmo preso, Lula foi lançado candidato àPresidência da República e liderou as pesquisas deintenção de voto até o início de setembro. Namadrugada do dia 1º, os ministros do Tribunal SuperiorEleitoral (TSE) decidiram, com base na Lei da FichaLimpa, pela rejeição ao pedido de registro dacandidatura. Com o veto, o Partido dosTrabalhadores (PT) lançou, no lugar de Lula, o ex-Ministro da Educação e ex-prefeito da cidadede São Paulo Fernando Haddad, restando, então,menos de um mês para o fim do primeiro turno. Aotérmino das eleições, Haddad ficou em segundolugar, tendo obtido 44,87% dos votos válidos, o quecorresponde a 47.040.906 eleitores.(2) No dia 6 de setembro de 2018, o então candidato JairBolsonaro, do Partido Social Liberal (PSL), levouuma facada na região do abdômen quando eracarregado nos ombros durante um ato de campanha nacidade de Juiz de Fora, Minas Gerais. Preso emflagrante, o agressor, Adélio Bispo de Oliveira, disse queagiu por "motivações religiosas, de cunho político".(3) De acordo com Chauí (2000), “um semióforo é umsigno trazido à frente ou empunhado para indicar algoque significa alguma outra coisa e cujo valor não émedido por sua materialidade e sim por sua forçasimbólica” (p.11). Trata-se, pois, de “um acontecimento,um objeto, um animal, uma pessoa ou uma instituiçãoretirados do circuito do uso ou sem utilidade direta eimediata na vida cotidiana porque são coisas providas designificação ou de valor simbólico, capazes de relacionaro visível e o invisível” (p. 12).(4) O princípio da continuidade temporal, a um só temporetrospectivo e prospectivo, figura, segundo Renan(2010), como uma das condições essenciais deconstituição da nação, o que é claramente sintetizado namáxima: “en el pasado, una herencia de gloria y depesares que compartir; en el porvenir, un mismoprograma que realizar” (p. 36).(5) O caso da bandeira é bastante ilustrativo do lugar decentralidade ocupado pelo verde e amarelo nasimbologia oficial do Brasil. A esse respeito, semdesconsiderar o fato de que o estandarte nacional possui

quatro cores (a saber: verde, amarelo, azul e branco),Luz (2005) destaca que, para muitos autores o verde eamarelo “constituem os elementos essenciais de nossabandeira, sendo o emblema central apenas umaindicação superposta, referente a um regime ou a umaépoca” (p.73).(6) A esse respeito, Carvalho (1990) assinala que, para aconfecção da nova bandeira, os republicanos tomaramcomo base a “bandeira imperial, conservaram o fundoverde, o losango amarelo e a esfera azul. Retiraram dacalota os emblemas imperiais: a esfera armilar, a coroa,os ramos de café e tabaco. As estrelas que circulavam aesfera foram transferidas para dentro da calota. Aprincipal inovação, a que gerou maior polêmica, a queainda causa resistência, foi a introdução da divisa“Ordem e Progresso” em uma faixa que, representando ozodíaco, cruzava a esfera em sentido descendente daesquerda para a direita” (p.112 e 113).(7) Tal herança, contudo, não implica que os significadosatribuídos às cores tenham permanecido os mesmos.Com a Proclamação da República, as cores verde eamarelo passaram a ser tomadas, respectivamente,como representações da natureza e das riquezasbrasileiras. Já na época do Império, o retângulo verderemetia à Casa de Bragança (a família de D. Pedro I) e oamarelo era a cor da Casa de Lorena (da arquiduquesaD. Leopoldina, esposa de D. Pedro).(8) De acordo com a reprodução documentalapresentada por Luz (2005), além de Deodoro daFonseca, as seguintes autoridades teriam assinado odecreto: Quintino Bocaiúva, Aristides da Silva Lobo, RuiBarbosa, Manuel Ferraz de Campos Sales, BenjaminConstant Botelho de Magalhães e Eduardo Wandenkolk.(9) Durante o governo do presidente Emilio GarrastazuMédici (1969-1974), provavelmente o maisparadigmático de todo o período militar, a propagandaoficial do governo ficara a cargo da recém-criadaAssessoria Especial de Relações Públicas (AERP),então chefiada pelo coronel Octavio Costa. Comoassinalam Santos et al. (2002), a AERP contava com“uma grande equipe, que reunia jornalistas, psicólogos esociólogos” e utilizava-se “dos jornais, do cinema e,sobretudo, da televisão, que se afirmava como o principalveículo de comunicação social” (2002, p.385).(10) Mesmo com a transição democrática, a rigidez daLei 5.700 continuou a surtir efeitos e gerar polêmicas.Uma das mais conhecidas envolveu a cantora Fafá deBelém que, no ano de 1985, lançou um disco intituladoAprendizes da Esperança, no qual constava, comoúltima faixa, uma versão, digamos, mais popular do Hino

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Nacional Brasileiro. Originalmente gravada para acerimônia de posse de Tancredo Neves, o primeiropresidente eleito após o fim da ditadura militar, o registrofonográfico foi objeto de uma ação judicial na qual seafirmava que, contrariando a legislação em vigor, a novaexecução do hino o teria descaracterizado. Em entrevistaconcedida no Programa do Porchat, da Rede Record deTelevisão, no dia 15 de novembro de 2016, a cantorasintetizou da seguinte maneira o episódio: “Esse hino foiproibido! Saiu num disco meu, Aprendizes daEsperança. Aí um advogado, daqueles com melancia nopescoço, entrou com uma ação contra o hino... emboraDeus e o mundo já tivessem gravado o hino (...) Eraproibido [gravar o hino de outra forma] por causa daConstituição dos Militares! Eles resolveram que o hinopertencia a eles! Então, só podia ser gravado naqueleandamento, métrica e tom, que é um tom incantável, éum tom pra instrumentino ou para coral”. Tempos depois,a polêmica foi relembrada quando, em 1998, durante oprimeiro mandato do presidente Fernando HenriqueCardoso, o ministro da Cultura, Francisco Weffort,declarou publicamente a intenção de dar mais liberdadeà execução do Hino Nacional e ao uso da bandeira. Deacordo com reportagem publicada na edição de 21 deagosto de 1998 do jornal Folha de S. Paulo, sob o títuloMinistro propõe a FHC mudanças na lei: Hino e bandeiraserão 'liberados', Weffort nutria a esperança de que talliberdade viesse a aproximar a população dos símbolosnacionais "sem a burocracia ou os riscos de desvirtuá-los". Ainda segundo a reportagem, o ministro entendiaque a lei tinha que “ser adequada ao sentimento dapopulação”, sem o que não haveria como ser posta emprática.(11) Regime autoritário implantado no Brasil através deum golpe comandado por Getúlio Vargas em 1937 e quedurou até 1945, cf., por exemplo, PANDOLFI, Dulce(org.), 1999.(12) Esse culto à bandeira e ao hino permaneceudurante décadas como obrigatoriedade nas escolas.Há relatos desta prática nas décadas de 1950 e1960: os alunos eram formados antes do início dasaulas, cantava-se o hino nacional e hasteava-se abandeira. Em um dia da semana, além do hinonacional, cantava-se o hino à bandeira.(13) Como poucos eram os receptores, por issousavam-se a alto-falantes para reproduzir atransmissão, provocando ajuntamentos para ouviros jogos (c. Machado, 2014)(14) Masculino, evidentemente. O futebol femininofoi proibido às mulheres, em 1941, justamente

durante o Estado Novo, juntamente com outrosesportes considerados prejudiciais à saúdefeminina, em especial à saúde reprodutiva. Estaproibição só foi levantada em 1983. Cf.https://jornal.usp.br/ciencias/ciencias-humanas/mulheres-passaram-40-anos-sem-poder-jogar-futebol-no-brasil/, visitado em 21 de janeiro de 2019.(15) A entrada e popularização do futebol nasdiversas regiões brasileiras são muito diferenciadase ocorrem em períodos distintos, como sabemoshoje. Não é possível citar todos os trabalhos quetratam desse tema em diferentes regiões e cidadesdo país, alguns, inclusive, provando antecedênciaem relação a Rio de Janeiro e São Paulo. Sobre oRio de Janeiro cf. PEREIRA, 2000.(16) A escolha do futebol como representaçãoesportiva máxima da nação brasileira, como ocorreutambém em alguns outros países, não é tãofacilmente explicável. De um lado, corresponde simà popularização espontânea dessa prática corporalem muitos espaços (cf. PEREIRA, 2000), esporteacessível a muitos num momento em que osesportes eram apanágio dos bem nascidos (cf.MELO & MARZANO, 2010). De outro lado,percebida essa enorme aceitação popular dofutebol, começaram a ocorrer intervenções eapropriações políticas. Esta popularização tambémfoi captada e potencializada pela imprensa nascentee pela radiodifusão.(17) Para ver o desenho dos uniformes da seleçãobrasileira de futebol, cf. https://pt.wikipedia.org/wiki/Uniformes_da_Sele%C3%A7%C3%A3o_Brasileira_de_Futebol#Camisa_Branca acesso em 20/01/19.(18) Entre outras fontes, consulte-sehttps://www.google.com/search?q=fotos+da+final+da+copa+do+mundo+1950,acesso 20/1/19(19) A indústria e, por consequência, o marketing,apropriaram-se de maneira espantosa das cores edos símbolos nacionais. Para uma pesquisaminuciosa sobre o tema ver o trabalho de ÉdisonGastaldo (2002), sobre o brasileiro na publicidadena Copa do Mundo de 1998.(20) Muitos autores demonstraram que, nas Copas do Mundo, no Brasil, o público envolvido ultrapassava de muito os aficionados pelo futebol. Muita gente que, nos intervalos, pouco se importavacom o futebol, transformava-se em torcedores

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fanáticos. Evidentemente, sempre existiram os que ignoravam solenemente os jogos.(21) O selecionado, independentemente dos jogadores, transformara-se num semióforo.(22) Nesse sentido, há enorme diferença em relaçãoaos “craques” das décadas anteriores.(23) É preciso atentar, como já demonstrado emGUEDES (1977), que há uma diferença significativaentre o período propriamente das Copas do Mundoe o período entre copas.(24) Nascido na cidade de São Paulo, o MovimentoPasse Livre é apontado por diversos analistas comoum dos responsáveis pela mobilização inicial dasJornadas de Junho de 2013. Embora cada capitalapresentasse demandas relativas a um variadoconjunto de problemas, fato é que, àquela altura,manifestações contrárias ao aumento nas tarifasdos transportes públicos pululavam em diversaspartes do País.(25) No Brasil, não há como se discutir o uso dascores e símbolos nacionais em mobilizações de ruasem, pelo menos, fazer menção às passeatas doscaras-pintadas, movimento que nasceu a partir aodesgaste político enfrentado, no ano de 1992, peloentão Presidente da República Fernando Collor deMello, do Partido da Reconstrução Nacional (PRN),por conta dos escândalos de corrupção envolvendoo seu governo. A celeuma teve início a partir dasdeclarações do então presidente da Petrobrás, LuísOtávio Motta Veiga, que, em outubro de 1991,tornara público haver sofrido pressão de PauloCésar Farias, tesoureiro da campanha presidencialde Collor, para realizar negócios avaliados comoprejudiciais à estatal. Após o episódio, não tardoupara que novas denúncias envolvendo pessoasligadas ao governo viessem à tona, sendo as maisimportantes deflagradas pelo próprio irmão dopresidente, Pedro Collor de Mello. Em 13 de maiode 1992, a revista Veja publicou parte de um dossiêorganizado por ele, no qual acusava Paulo CésarFarias pelo uso de informações privilegiadas, tráficode influência, cobrança de comissões para arealização de obras públicas, corrupção,enriquecimento ilícito, remessa ilegal de divisaspara o exterior, sonegação de impostos, etc. Cincodias depois, o Jornal do Brasil publicaria umaentrevista com Pedro Collor na qual ele incriminavao irmão por cumplicidade com Paulo César Farias.As denúncias levaram à criação de uma ComissãoParlamentar de Inquérito (CPI), pela Câmara dos

Deputados, em 26 de maio de 1992.Concomitantemente à instauração da CPI, no dia 1ºde junho, iniciava-se uma campanha peloimpeachment do presidente. De um lado, estava oMovimento pela Ética na Política, capitaneado porrenomadas entidades da sociedade civil, como aOrdem dos Advogados do Brasil (OAB), a CentralÚnica dos Trabalhadores (CUT) e a AssociaçãoBrasileira de Imprensa (ABI). De outro, verdadeiraslegiões de estudantes liderados pela União Nacionaldos Estudantes (UNE) e a União Brasileira dosEstudantes Secundaristas (UBES), que tomavam asruas das diversas capitais do País com os rostosemblematicamente pintados de verde e amarelo.Em meio a irreverentes demandas por ética nopoder público, os caras-pintadas protagonizaramepisódios memoráveis. Assim, por exemplo, no dia14 de agosto, diante do aumento da pressãopopular, o presidente Collor discursou em redenacional de rádio e TV, convocando a população ase manifestar no domingo seguinte, 16 de agosto,em seu apoio. Para tanto, os brasileiros deveriamsair às ruas trajando as cores verde e amarelo, quehaviam sido estrategicamente usadas como marcadurante sua campanha eleitoral. Como resposta,muitas pessoas até se dispuseram a ir para as ruas,mas não o fizeram nos termos colocados pelopresidente. Pelo contrário, elas vestiam roupaspretas e traziam os rostos marcados com tinta damesma cor, procurando, assim, externar, sob aforma de luto, a indignação que sentiam em relaçãoà corrupção no governo. Devido a esse episódio, odia 16 de agosto de 1992 ficou conhecido como“Domingo Negro”.(26) Embora tal postura não tenha sido adotadaexclusivamente por um ou outro jornalista (muitopelo contrário!), os seus efeitos ganharam notávelvisibilidade quando o comentarista da Rede Globode Televisão, Arnaldo Jabor, fez uma autocríticadepois de ter chamado os integrantes envolvidosnas manifestações de "revoltosos de classe média"que, segundo ele, não possuíam sequer uma causapela qual lutar. Dias depois, o jornalista viria a seretratar publicamente, afirmando que aquelemovimento que "tinha toda a cara de anarquismoinútil" expandiu-se como "uma força política original,até mais rica do que os caras pintadas".(27) No caso, vale lembrar que a presença dosjornalistas internacionais se devia à realização daCopa das Confederações no Brasil, o que reitera o

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argumento já apresentado em outra oportunidade,segundo o qual, em grande medida, o alcanceexpressivo das Jornadas de Junho foi obtido porcausa do futebol e não a despeito dele. A esserespeito, Cf. Guedes, Simoni Lahud. El Brasilreinventado: notas sobre las manifestacionesdurante la Copa de las Confederaciones. In: NuevaSociedad, nº 248, p. 89-100, 2013.(28) Embora fosse necessário elaborar um poucomais a respeito, somos da hipótese de que aassociação estabelecida pela grande imprensaentre o “pequeno grupo” (apontado como oresponsável pelas depredações do patrimôniopúblico nas manifestações) e a extrema-esquerdaproduziu efeitos sobre a esquerda como um todo,redundando, inclusive, na hiperbolização doantipetismo, tão explorado nas eleições de 2018. Detodo modo, o maniqueísmo a que nos referimos jáestaria presente, com contornos nítidos, nasprimeiras eleições que se seguiram às Jornadas deJunho. As eleições presidenciais de 2014, queconduziram a presidenta Dilma Rousseff (PT) aosegundo mandato, notabilizaram-se por apresentara menor diferença de votos num segundo turnodesde a redemocratização. Foram 51,64%, ou seja,54.501.118 dos votos válidos para a candidatapetista e 48,36% (51.041.155) para Aécio Neves, doPartido da Social Democracia Brasileira (PSDB).Mais interessante, porém, que os resultados dasurnas, foram as análises exaustivamente veiculadasnos principais órgãos de comunicação brasileiros,nas quais a reeleição de Dilma Rousseff eraatribuída à expressiva votação obtidaespecificamente na Região Nordeste (ela teve20.176.579 votos, contra 7.967.846 do seuopositor). Enfatizava-se, então, que o candidato doPSDB teria vencido em três das cinco regiões doPaís, inclusive, no Sudeste, onde teve 5,6 milhõesde votos a mais do que Dilma. A alegação de que aRegião Nordeste, com os menores Índices deDesenvolvimento Humano (IDH) do País, votava noPT devido à dependência dos programas sociaisdesenvolvidos pelo governo, complementava-secom a ilação de que os eleitores da região mais ricae instruída faziam exatamente o contrário. O papelde fiel da balança conferido à Região Nordestevoltaria a ter destaque durante as campanhaseleitorais de 2018 (com todos os preconceitospossíveis e imagináveis), trazendo à tona, mais uma

vez, a tese de que estaríamos diante da existênciade dois “Brasis”.(29) Exemplo da referida neurose encontra-se, entreoutros, no episódio em que uma manifestante, ao sedefrontar com o logo escolhido para celebrar oprimeiro centenário da imigração japonesa no Brasil,então estampado num painel no CongressoNacional, gravou e divulgou um vídeo no qualaparece questionando supostas mudanças impostasàs cores da bandeira nacional brasileira. Diante dodesenho de um estandarte híbrido, misturando ossímbolos nacionais do Brasil e do Japão, as suaspalavras foram as seguintes: “Estamos noCongresso Nacional e nos deparamos com umacena nojenta. Reparem aqui: a nossa bandeira temum símbolo vermelho comunista. Veja aqui o queestá acontecendo. Será essa a nova bandeira doBrasil?”.

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Testimonio: “La historia de Raúl Cubas. El detenido que tuvo que entrevistar a Menotti” (1)

Cuando pienso en el Mundial 78 pasa por mi cabezaun torbellino confuso de sentimientos y recuerdoscomo militante y como hincha del fútbol. Por unaparte, por haber sido testigo y protagonista comodetenido-desaparecido de las estrategias represivasde la Marina para incidir en el desarrollo del Mundialy, por otra parte, por el sufrimiento de seguir comohincha la actuación de la Selección.

Viví con culpa la contradicción de querer comomilitante que Argentina no ganara el Mundial porquepensaba que sería una “victoria” que serviría a losfines políticos de la dictadura de perpetuarse en elpoder. Pero como hincha no podía contener laalegría cuando me enteraba que ganaba laSelección o incluso al escuchar los gritos de lahinchada que desde el estadio Monumentalllegaban hasta la ESMA.

Me detuvieron el 20 de octubre de 1976, como a las8 de la mañana, en La Matanza. Varias personas decivil, armadas, que luego identifiqué comopertenecientes a la ESMA, me obligaron a tirarme alpiso para esposarme. Eso me dio tiempo paraingerir una pastilla de cianuro para intentar quitarmela vida. No lo logré. Recuerdo que me metieron enel baúl de un auto, donde fui progresivamenteperdiendo el conocimiento.

Ahí comprobé que efectivamente al momento de lamuerte todos los momentos importantes de lo vividopasan como si fueran una película: el recuerdo quetengo es de una sensación de tranquilidad. Cuandodesperté estaba encapuchado y esposado, tiradoarriba de otros cuerpos. Traté de hacerme el muertopero luego de un rato se dieron cuenta.

Yo fui uno de los detenidos en La Pecera, el sitioconstruido en la segunda mitad de 1977 en el alaopuesta del altillo del Casino de Oficiales de laESMA. Eran cubículos de oficinas, entre ellos labiblioteca, el comedor de diario, el despacho delteniente Juan Carlos Rolón, y también la oficina deprensa y teletipos.

Mi función era seguir y analizar las noticias dealgunas agencias internacionales, específicamentelas que tenían que ver con la imagen de Argentinaen el exterior, o sea, las referidas a las denunciaspor violaciones de los derechos humanos, protestaspopulares, críticas externas a la dictadura, etcétera.

Más adelante comenzamos a redactar noticias parael noticiero diario de la Radiodifusión Argentina alExterior (RAE), también dependiente de la Marina.Además, hicimos reportajes para la Revista de laCancillería, que se repartía en todas las embajadas.

Hasta que un día vinieron con la idea de entrevistaral director técnico de la Selección, César LuisMenotti. Se le ocurrió a Cancillería. Le propusieron aRolón, que era el oficial a cargo de La Pecera, hacerel reportaje para contrarrestar la presunta “campañaantiargentina” en el exterior. Había que transmitirque en la Argentina reinaban la paz y la seguridad,que la organización del Mundial no presentabainconvenientes de ningún tipo.

¿Por qué me eligen a mí para ir a la entrevista? Portres cosas: era el que más tiempo tenía en la oficinade prensa, sabía bastante de fútbol y además teníanel dato de que yo había trabajado en la Revista 7Días, aunque nunca como periodista. Así surgiótodo.

Recuerdo que me hicieron unas credenciales deprensa falsas y me compraron ropa: un pantalón degabardina, camisa, corbata y un saco azul, queestrené el día de la entrevista.

Llegó el día. Fue a última hora de la tarde enEzeiza. Por la mañana ultimé los detalles delreportaje. Tenía una premisa: mi límite era no hacerpreguntas que facilitaran respuestas favorables a ladictadura militar; o sea, las iba a limitar al ámbitomeramente deportivo.Al llegar a Ezeiza, siempre escoltado por miscaptores, me preocupé porque en la vigilancia de laentrada reconocí a personal de la ESMA que hacíade custodia.

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Pero la conferencia se realizó sin problemas. NiRolón ni yo hicimos preguntas. Luego hubo unacena y, al finalizar, llegó mi turno: le dije a Rolón quequería hacer la entrevista solo porque me poníanervioso y por suerte accedió. Entonces fui y encaréa Menotti.

El momento de mayor nerviosismo fue cuando mepresenté como medio de prensa de la Cancillería. Eltécnico no entendía que fuera de un medio nodeportivo, pero le expliqué que era una revista muyleída por los compatriotas que estaban en el exteriory demandaban información sobre el Mundial.

Se me cruzaron mil cosas por la cabeza. Pensé enpoder generarle confianza a Menotti parasincerarme y contarle mi situación en la ESMA.También pensé en decirles los nombres de loscompañeros y compañeras que en ese momento

estaban detenidos-desaparecidos. Para esemomento no tenía confianza política en Menotti, porser un hombre vinculado a la izquierda y haberaceptado esa responsabilidad bajo una dictaduramilitar. Tampoco tuve el valor de hacerlo, teníamiedo de su reacción ante una situación tansurrealista, miedo por las consecuencias para mifamilia.

Al finalizar la entrevista me comprometí a enviarleun ejemplar. Nunca supe si el Ministerio se la hizollegar.

Hace algunos años intenté conseguir un ejemplar enla Cancillería, pero me dijeron que no tenían.

Notas(1) Tomado de: http://papelitos.com.ar/nota/la-historia-de-raul-cubas

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Estadio Nacional de Chile, símbolo de la represión política

Mateo Magnone Hugo*2018, Montevideo

[email protected]

La Unión Soviética rompió relaciones diplomáticascon Chile el 22 de setiembre de 1973, once díasdespués del derrocamiento de Salvador Allende ycuatro días antes del primer partido entre lasselecciones de ambos países, en el marco delrepechaje por un lugar en el Mundial de Alemania, adisputarse al año siguiente. Ese primer partido, el deida, se jugó en el Estadio Lenin de Moscú: 0 a 0.Pensando en la vuelta, el resultado era positivo paralos intereses chilenos. El único periodista trasandinoque acompañó a la delegación fue Hugo Gasc,trabajador del periódico El Mercurio. No hubotrasmisión televisiva, tampoco radial, ni siquiera parala URSS.

La reconstrucción periodística estuvo basada en eltestimonio de Gasc, quien tiempo después admitiríahaber conversado amigablemente -junto alpresidente de la delegación Francisco Fluxá- con elárbitro brasileño Armando Marques, para que estefavoreciera a Chile. Claro, Marques era unanticomunista visceral, por lo tanto no le costómucho ser convencido y pitar a favor de lossudamericanos. También brasileño fue AbilioD’Almeida, inspector designado por la FIFA paravisitar Santiago a fines de octubre, a un mes de larevancha. La visita tenía un objetivo, dar garantíasde que el partido podía jugarse el 24 de noviembreen el Estadio Nacional. ¿La anormalidad? El estadio,el más importante de Chile, se utilizaba como centrode detención política, desde el día posterior al golpede Estado. Durante la inspección, aún permanecíanallí siete mil detenidos. Al igual que sucedería en1978 para el Mundial de Argentina y en 1980 para elMundialito de Uruguay, la FIFA no insinuó un ápicede cuestionamiento a la situación socio-política, muypor el contrario, en conferencia de prensa D’Almeidamanifestó: “El informe que elevaremos a nuestrasautoridades será el reflejo de lo que vimos:tranquilidad total”. Y agregó un mensaje para elnuevo gobierno: “No se inquieten por la campaña

periodística internacional contra Chile. ABrasil le sucedió lo mismo, pronto va a pasar”(1). En la conferencia también se encontrabael almirante Patricio Carvajal, ministro deDefensa, y Juan Goñi, presidente de laFederación de Fútbol de Chile, quienesgrimió un insólito argumento a favor de lacalma: “Si hay ahora detenidos es porrespeto a ellos mismos, porque se consideraque no deben ser mezclados condelincuentes en las cárceles. De esto seinformó oportunamente a la FIFA”. (Urrutia,2013, s/d)

Habiendo roto relaciones tras el golpe, con elaliciente de la situación del Estadio Nacional,la federación soviética había solicitado jugarla revancha en campo neutral. Tras larespuesta de FIFA, decidió no presentar a suselección para jugar el partido, por más queello significara su eliminación automática delMundial de Alemania. En un comunicado,afirmó:

“por consideraciones morales los deportistassoviéticos no pueden en este momento jugaren el estadio de Santiago, salpicado con lasangre de los patriotas chilenos (…) La UniónSoviética hace una resuelta protesta ydeclara que en las actuales condiciones,cuando la FIFA, obrando contra los dictadosdel sentido común, permite que losreaccionarios chilenos le lleven de la mano,tiene que negarse a participar en el partidode eliminación en suelo chileno yresponsabiliza por el hecho a laadministración de la FIFA” (2).

Ante esta determinación indeclinable, la FIFApudo haber tomado el camino más simple,decretar la clasificación de Chile en los

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escritorios. Pero no, fiel a su historia, decidióprofundizar la herida: fijó la revancha en el EstadioNacional, el día estipulado, con jugadores chilenos,árbitros y público. Sin la presencia de los jugadoressoviéticos, Chile debía sacar del medio campo yhacer un gol para tomar ventaja real en la serie. Asífue, pitó el árbitro, lo jugadores locales fueronpasándose la pelota y adelantándose hasta llegar alarco vacío. El capitán, Francisco Valdés, terminóhaciendo el gol. Cerca de 15 mil personas fueron aver esa performance de 30 segundos. Ese noencuentro entre Chile y la URSS es reconocidomundialmente como “El partido fantasma”.

El morbo estuvo circundando el asunto. Ya el hechode desnudar la presencia de miles de detenidos enel estadio mostraba la hilacha. A fines de setiembre,el gobierno permitió que la prensa internacionalentrara al Estadio para mostrarle al mundo su granlogro: “salvar a Chile del comunismo”. Ello puedeobservarse en el reportaje televisivo francés “Chile, ala sombra de las espadas”, donde los periodistas notienen permitido acercarse a las gradas parahacerles preguntas a los detenidos, por lo tanto, lashacen gritando, a la distancia: “-¿Los tratan bien?-Sí.-¿Son comunistas?-No, somos trabajadores, estudiantes” (3)

La secuencia finaliza con los periodistas lanzándolescigarrillos a los detenidos al otro lado del alambrado,desesperados por fumar. Como los maníes a losmonos. En esas imágenes son unos cientos, pero,entre el 12 de setiembre y el 9 de noviembrepasaron cerca de 40 mil personas, chilenas yextranjeras -124 bolivianos, 75 uruguayos, 72brasileños, 50 argentinos, 31 colombianos, 25mexicanos, 25 peruanos, 24 venezolanos, 13ecuatorianos, 11 estadounidenses, 10 franceses, 10españoles, 10 dominicanos y 72 personas de otros25 países, según datos de la CIA-, que eraningresadas por la escotilla nº8 del codo norte.Durante las noches, torturas, violaciones, falta dealimentación, falta de atención sanitaria, simulacrosde fusilamiento en vestuarios y baños, fusilamientosde hecho en vestuarios y baños y doble oscuridad.Las mujeres eran trasladadas a un sector y loshombres, mayoría, a otros. El altavoz del Estadio,habitualmente utilizado para trasmitir información

durante los partidos, le indicaba a losdetenidos donde debían ir. Muchas veces,una persona era nombrada, se le ordenabatrasladarse a determinado rincón interno, yesa era la última vez que se le veía con vida.En marzo de 1955, minutos antes quecomenzara un partido entre Chile y Argentina,en el Estadio Nacional, seis personasfallecieron asfixiadas en una de las tribunaspor una avalancha consecuencia de la sobreventa de entradas. Inimaginable era que,poco menos de veinte años después, lamuerte volviera a presentarse en el estadioen forma de represión política.

Hoy, el Estadio Nacional de Santiago deChile es muy distinto al de aquellos años,salvo por un sector. En su primer períodocomo presidenta, Michelle Bachelet impulsóla remodelación. Parte del proyecto fue lacreación del memorial, desde la escotilla nº 8hasta las gradas que, a diferencia del resto,mantuvieron sus estructuras de madera talcual recibieron a los detenidos. De cara a lacancha, una leyenda: “Un pueblo sinmemoria es un pueblo sin futuro”. Ensetiembre de 2017, durante la previa a unpartido entre la Universidad de Chile y elDeportes O’Higgins en el Estadio Nacional,David Pizarro e Isaac Díaz, futbolistas de la“U”, se acercaron con dos ramos de flores almemorial, para homenajear a las víctimas.Un año después, repitieron el gesto. Cadatanto, el fútbol le hace un gol a ladesmemoria y la impunidad.

Notas* Dedicado a la producción e investigación encultura, y al trabajo en medios decomunicación. Coordinó la exposición“Sosteniendo la pared”, sobre afiches de lamúsica popular uruguaya. Ha participado denumerosas columnas radiales y comocolumnista de diarios y semanarios enUruguay. Dirige “El Germinador”, en Emisoradel Sur, programa dedicado a los jóvenes y lacultura. En 2016 publicó “Uruguayoscantores. El fútbol en la música popular

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uruguaya: historias sobre un vínculo profundo”,Ediciones B, Montevideo. (1)https://notasperiodismopopular.com.ar/2016/09/26/urss-chile-partido-verguenza/(2) Idem(3) Visto en: https://www.youtube.com/watch?v=4n79WiwFb5s

Fuentes

Chile, a la sombra de las espaldas (1973).Visto en: https://www.youtube.com/watch?v=4n79WiwFb5s

Bibliografía

Urrutia, Luis (2013) Colo Colo 1973. Elequipo que retrasó el golpe, Ediciones B,Santiago de Chile

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No Fue Un Juego

Germán Roitbarg FSOC/UBA

2018, Buenos [email protected]

Leonardo AlbajariGustavo AsmúsGuillermo Ibarra

No Fue Un Juego, un proyecto museológicorealizado con el apoyo del Museo del Holocausto deBuenos Aires, cuenta 11 historias de vida querelacionan el fútbol y el nazismo. Leonardo Albajari,Guillermo Ibarra, Gustavo Asmús y GermánRoitbarg son periodistas, investigadores ycomunicadores sociales, y realizaron una muestraque tiene como objetivo mostrar, educar yconcientizar sobre los peligros a los que puedenconducir los totalitarismos, la violencia, la xenofobia,el antisemitismo y la persecución racial en eldeporte.

Las historias, seleccionadas de un corpus de másde 30, desarrollan diferentes aspectos del horror delnazismo: jugadores perseguidos y asesinados, unaliga de fútbol disputada por prisioneros en camposde concentración, equipos favorecidos por elrégimen, dirigentes que dictaban el reglamento deldeporte, directores técnicos héroes y hasta equiposde mujeres de hace más de 85 años. Además,cuenta con el aporte de diferentes artistas plásticosque intervinieron pelotas de fútbol para crear mayorconciencia en los asistentes de la muestra. Elproyecto cuenta con el apoyo de diferentesembajadas europeas en nuestro país como lasembajadas de Israel, Polonia, Alemania y Austria.

Desde su inauguración en marzo de 2018 en elMuseo del Club Atlético River Plate, No Fue UnJuego ha recorrido diferentes instituciones

educativas, clubes deportivos y sitios de memoriahistórica. En septiembre, la muestra estuvo en elEdificio Karakachoff del Centro Universitario de Artede La Plata que se inauguró junto a la instituciónMax Nordau y en conjunto con los clubes Gimnasiay Esgrima y Estudiantes de La Plata. Allí, dirigentesdel Club Gimnasia y Esgrima hicieron unreconocimiento a la familia de Emérico Hirschl,histórico entrenador del club, que forma parte de lamuestra.

En el mes de noviembre, la Federación Alemana deFútbol (DFB por sus siglas en alemán) distinguió aNo Fue Un Juego con la Mención de Honor delPremio Julius Hirsch, reconocimiento que entregaanualmente esta institución a los mejores proyectosdeportivos que luchan en contra del racismo y laviolencia en el fútbol. En su 11° edición, es laprimera vez que un proyecto extranjero resultapremiado.

Durante 2019, No Fue Un Juego aspira a llegar adiferentes ciudades del país intentando deconstruirlugares instalados en el deporte, en contra de laviolencia y en favor de la paz y la aceptación detodos en el deporte.

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