demagogia y razón en la atenas de pericles

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Demagogia y razón en la Atenas de Percicles. Sócrates versus sofistas Javier Guajardo-Fajardo Colunga. 1. El cambio de rumbo de la filosofía. Hacia el siglo V a. C. se produjo un importante giro en la reflexión filosófica: se pasó de la investigación sobre la naturaleza del arché y la estructura del cosmos, a la reflexión en torno a ser humano. Es cierto que la filosofía presocrática ya contenía tesis en las que se hallaban ideas sobre la naturaleza humana, y también lo es que los nuevos filósofos no abandonaron la búsqueda de principios cósmicos, pero el peso del interés recae ahora sobre temas más directamente relacionados con la organización de la vida. Son varios los factores que explican este tránsito. En primer lugar, el propio agotamiento de las teorías cosmológicas. Algunas de ellas estaban demasiado vinculadas al mundo mítico, al menos en sus formulaciones, con lo que resultaban casi inadmisibles para los ciudadanos cultos de la época. Además, algunas de estas teorías chocaban directamente con el sentido común, lo que alimentó un cierto escepticismo sobre ellas. Junto a estas razones, se dieron otras de naturaleza política y social. En el siglo V, tras las Guerras Médicas, en la Hélade se intensificó enormemente la participación de los individuos en la vida pública, y muy particularmente en la polismás rica: Atenas. Esta ciudad se vio muy beneficiada

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Una reflexión sobre dos modelos educativos

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Demagogia y razn en la Atenas de Percicles. Scrates versus sofistas Javier Guajardo-Fajardo Colunga.

1. El cambio de rumbo de la filosofa. Hacia el siglo V a. C. se produjo un importante giro en la reflexin filosfica: se pas de la investigacin sobre la naturaleza del arch y la estructura del cosmos, a la reflexin en torno a ser humano. Es cierto que la filosofa presocrtica ya contena tesis en las que se hallaban ideas sobre la naturaleza humana, y tambin lo es que los nuevos filsofos no abandonaron la bsqueda de principios csmicos, pero el peso del inters recae ahora sobre temas ms directamente relacionados con la organizacin de la vida. Son varios los factores que explican este trnsito. En primer lugar, el propio agotamiento de las teoras cosmolgicas. Algunas de ellas estaban demasiado vinculadas al mundo mtico, al menos en sus formulaciones, con lo que resultaban casi inadmisibles para los ciudadanos cultos de la poca. Adems, algunas de estas teoras chocaban directamente con el sentido comn, lo que aliment un cierto escepticismo sobre ellas. Junto a estas razones, se dieron otras de naturaleza poltica y social. En el siglo V, tras las Guerras Mdicas, en la Hlade se intensific enormemente la participacin de los individuos en la vida pblica, y muy particularmente en la polisms rica: Atenas. Esta ciudad se vio muy beneficiada con la organizacin resultante de la victoria griega, pues se convirti, junto con Esparta, en el punto de referencia de todas las dems. Aument el comercio, y con ello la riqueza. Esto hizo que cada vez ms ciudadanos tuvieran acceso a puestos antes reservados a la nobleza. Pero para ello necesitaban ejercitarse en unas habilidades que la educacin tradicional no poda suministrar. En efecto, en Grecia estaba muy arraigado un sistema pedaggico consistente en la imitacin de los grandes hroes. A los jvenes se les proponan vidas ejemplares que, por su belleza, suscitaban en ellos un deseo de perfeccionamiento. Con este mtodo se modelaban ciudadanos virtuosos, pero en las nuevas circunstancias no bastaba con ello: para poder triunfar en la sociedad se requera adquirir una serie de destrezas en el arte de la comunicacin. Haba que saber argumentar ante una asamblea, se necesitaba dominar el lenguaje para hacer exposiciones persuasivas, y tener reflejos para

desmontar las razones de los adversarios. Y todo esto no poda adquirirse con los viejos mtodos educativos. Los sofistas son un grupo de pensadores que, con una mentalidad nueva, introdujeron mtodos de enseanza que s lograban que el alumno adquiriera aquello que poda capacitarlo para el triunfo. No obstante, no constituan una escuela, ni siquiera un movimiento ideolgico, sino que lo nico que tenan en comn era que todos organizaban de un modo sistemtico sus cursos, e incluan en ellos determinados temas que venan requeridos por las nuevas coyunturas sociales. En principio, de lo que se trataba era de trasmitir a los alumnos la (aret); es decir, la excelencia, entendiendo por tal el pleno desarrollo de todas las capacidades del alumno. Para ello, organizaban cursos por los que cobraban importantes sumas. Aunque cada sofista los elaboraba segn su carcter, en lneas generales todos incluan estudios de retrica, y una parte prctica en la que se enseaban mtodos para la recta administracin de los asuntos privados y pblicos. La retrica les serva para adquirir habilidades en el arte de la argumentacin, pero como para argumentar con eficacia no basta con el dominio del lenguaje, sino que es necesario poseer ciertos conocimientos de la realidad, tambin incluan en sus programas temas de fsica, cosmologa, antropologa, moral, etc. Veremos las teoras ms importantes de algunos de los sofistas. 2. Los sofistas. Una de los sofistas ms relevantes fue Protgoras. Casi todos los historiadores coinciden en afirmar que se trata del ms importante de los sofistas. Naci en bdera en el 490 a. C., y muri en el 421 a. C. durante una travesa por el mar. A lo largo de su vida visit Atenas en numerosas ocasiones. All recibi por parte de Pericles el encargo de redactar la constitucin de Turios (colonia panhelnica). Su tesis ms conocida es la afirmacin de que el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son, y de las que no son, en cuanto no son. Con estas palabras indica Protgoras que slo se puede tomar como existente aquello de lo que se tiene experiencia; no se debe ir ms all de este mbito, como hacan los filsofos anteriores. Adems, puesto que cada uno tiene su propia experiencia de las cosas, todas las opiniones son igualmente vlidas. Lgicamente, esto implica un relativismo radical.

Pero si todas las opiniones son verdaderas, qu criterio se sigue para elegir una en vez de otra? Pensemos, por ejemplo, en los asuntos que se discutan en la Asamblea. Si cada uno de los partidos tiene su propia verdad, por qu apoyar a uno y no al contrario? La respuesta de Protgoras es clara: todas las opiniones tiene el mismo valor, pero no todas son igualmente tiles. El sabio es aquel que sabe exponer lo ms conveniente en cada caso, de un modo tal que logre persuadir a sus oyentes de ello. En este sentido, compara Protgoras la funcin del sabio a la del mdico, que sabe aconsejar al enfermo sobre lo ms beneficioso para su estado. Otra de las cuestiones que abord Protgoras en sus estudios es la relacin entre la naturaleza (, phsis) y la ley (, nomos). En sntesis, se planteaban los sofistas si el hombre es un ser social por naturaleza y, en caso de serlo, si las leyes que regulan la convivencia en las distintas sociedades son naturales, o, por el contrario, son fruto del acuerdo. Hay que tener en cuenta, que la mayora de los sofistas eran profesores itinerantes que haban conocido muchas ciudades con costumbres y leyes muy diferentes. Esto haca que la mayora pensara que las normas eran relativas (lo que en un sitio se considera malo, en otro quizs no). La opinin de Protgoras era que el ser humano es un ser social por naturaleza; es decir, que no puede vivir al margen de la sociedad. Pero, junto a tal tendencia, en el hombre existen tambin impulsos agresivos que necesitan un freno. Y para ello, precisamente, se crean las leyes. Ahora bien, cada sociedad establece aqullas que les parecen mejores, pero no hay una moral, una religin, o un derecho absoluto vlido para todas. Si hay alguna tesis peculiar entre las de los sofistas es la de Gorgias. Naci en Leontinos entre el 485 y el 480 a. C., y segn la tradicin vivi 109 aos. En su formacin intelectual tuvo una fuerte influencia Empdocles, quizs por ello dedic gran parte de su vida a la investigacin de la naturaleza. Pero no se limit a ello; tambin abord otros temas, como la posibilidad de alcanzar la verdad, o la naturaleza del lenguaje. Una de sus obras ms relevantes es el tratado Sobre lo que no es o sobre la naturaleza. En l hace una crtica radical a la filosofa de Parmnides, con su concepcin del Ser como uno e inmutable. Jugando con argumentos aparentemente retricos, elabora un discurso paralelo al de Parmnides, pero en sentido inverso. Est articulado en torno a tres proposiciones bsicas. A saber: -Nada existe.

-Aun en el caso de que algo exista, no puede ser ni pensado ni conocido. -Aunque algo existiera y fuera pensado y conocido, no podra ser comunicado. Como se observa, Gorgias niega la premisa en torno a la cual Parmnides construye todo su pensamiento (el Ser es y puede ser pensado), y para demostrarlo elabora el siguiente argumento. Si algo existe, o bien es el Ser, o bien el No-ser. El segundo es claro que no puede existir, pues sera una contradiccin. Pero el Ser tampoco existe. Si existiera, sera eterno o engendrado. Imaginemos lo primero. Si es eterno, no tiene principio; si no tiene principio, es infinito; si es infinito, no est en ningn lugar, pues qu lugar puede contener algo infinito? Por lo tanto, si es eterno no existe. Ahora imaginemos la otra posibilidad: que sea engendrado. Si es engendrado, ha de proceder de lo que no es, pero de lo que no es nada puede proceder, por lo tanto, no es engendrado. As pues, si no es eterno ni engendrado, sencillamente no existe. La segunda tesis la demuestra del siguiente modo. Si el ser pudiera ser pensado, significara que los contenidos de los pensamientos existen, lo cual es absurdo, pues podemos pensar en hombres volando o en carros corriendo por el mar, y no existen. Tambin argumenta que si lo que existe puede ser pensado, lo que no existe, que es lo contrario, no podra pensarse, pero es evidente que pensamos cosas que no existen. En consecuencia, lo que existe no es pensado. En la tercera tesis se plantea, por primera vez en la historia, la relacin entre el significado y la referencia de un trmino. Segn Gorgias, cuando experimentamos algo, le atribuimos un significado, y ese significado es lo que expresamos con las palabras, pero las cosas en s mismas se escapan a su poder; es decir, las palabras no logran apresar el fundamento de las cosas, que est fuera de nosotros, sino nicamente nuestra experiencia de ellas. Por lo tanto, lo que las cosas realmente sones incomunicable. Una vez establecida la incapacidad del lenguaje para transmitir la realidad de las cosas, podramos preguntarnos: si esto es as, para qu sirve entonces el lenguaje? Es decir, qu fin ha de perseguir la educacin? Segn Gorgias, la finalidad del lenguaje es la persuasin. La palabra es, fundamentalmente, un instrumento de dominio, una herramienta para provocar sentimientos, modificar las opiniones, etc. Esto explica el enorme inters que para l tena la retrica. Dado que, en el fondo, es imposible captar y trasmitir la verdad, la educacin debe centrarse, sobre todo, en la capacidad para manipular con la palabra.

A continuacin veremos algunas opiniones de otros sofistas que, aunque no poseen la importancia de Protgoras y Gorgias, s apuntan ideas muy sugerentes. Atenderemos especialmente a la relacin entre psis y nomos. Hipias sostiene que existe una ley natural, no escrita, que tiene validez para toda la humanidad. Esta ley no ha sido promulgada por un legislador humano, sino que han sido los mismos dioses quienes lo han hecho y, por consiguiente, son ellos quienes castigan su incumplimiento. Pone como ejemplo de este tipo de normas, la prohibicin del incesto, que es castigado con una descendencia tarada. Junto a estas leyes, existen las de cada ciudad, que s se establecen por un acuerdo entre los ciudadanos. Y esta ley muy a menudo contradice y violenta la ley natural. Por eso, hay que estar atentos, y corregirla permanentemente para que ambas coincidan en la medida de lo posible. l sostiene, por ejemplo, que mientras la ley natural hace a todos los hombres iguales, las leyes de las ciudades establecen diferencias entre ellos, lo cual debe ser rectificado hasta restaurar la igualdad natural. Otros sofistas tambin abordaron el problema la naturaleza y legitimidad de las leyes. As, Trasmaco entiende que el origen de las leyes es la voluntad del ms fuerte. Es ste el que impone en cada ciudad su inters, y establece que eso es lo justo. El resto se somete simplemente por miedo al castigo. Slo los fuertes son los que, cuando les conviene, transgreden las leyes imponiendo un nuevo orden. Critias, por su parte, completa esta interpretacin aadiendo que el dominio sobre los temerosos se completa con la religin. El origen de sta es asegurar que las leyes se cumplen, haciendo creer a los dems que, incluso cuando se hallan en la soledad, estn vigilados por los dioses, que los castigarn en el caso de que se rebelen contra el orden existente. Calicles sostiene justamente lo contrario. Cree que el origen de las leyes es la astucia de los dbiles, que han inventado mecanismos de control para protegerse del empuje de los fuertes. Segn l, la naturaleza conduce a todos los hombres a buscar el placer de un modo desmesurado, sin control. Pero si se dejara va libre a ello, los que se impondran seran siempre los ms poderosos, a costa de los dems. Por eso, los perjudicados elaboraron una ladina estrategia: proclamaron que lo justo era el control de las fuerzas, el seguir normas que limitaran las tendencias naturales.

2. Scrates. Scrates no era, como los sofistas que acabamos de estudiar, un extranjero afincado en Atenas, sino ateniense de nacimiento, y amaba profundamente su ciudad. Esto explica en gran parte su filosofa. Los sofistas, con sus teoras sobre el origen de las leyes y de las normas morales, haban introducido en la juventud una especie de relativismo que pona en crisis los valores tradicionales de la cultura ateniense. Y no slo los sofistas, los gobernantes de la ciudad haban entrado en una poltica en la que primaban los intereses individuales, que se defendan con argumentos demaggicos. Todo esto hizo que se planteara la necesidad de una renovacin de las virtudes de moderacin y respeto a las leyes, si bien era consciente de que no se poda llevar a cabo con los viejos mtodos educativos. Por ello, decidi bajar al terreno de los sofistas el de la disputa dialctica- y defender desde ah lo que consideraba ms justo. El camino para la reforma le fue sugerido por un incidente en el orculo de Delfos. Querefonte, un admirador de Scrates, pregunt al orculo si exista alguien ms sabio que su amigo y maestro, y el orculo contest que no. Cuando Scrates se enter de lo ocurrido, lleg a la conclusin de que el orculo lo consideraba el ms sabio porque era quizs el nico que reconoca su ignorancia (slo s que no s nada). Esto le sugiri que el transformacin que l deseaba para su ciudad deba pasar por una cambio en los individuos ms que en las estructuras (de ah el famoso concete a ti mismo). 2.1. El mtodo socrtico. Aunque en su juventud Scrates se sinti atrado por las teoras fsicas que vimos en el tema anterior (especialmente por la doctrina del Nous de Anaxgoras), se convenci, por las razones que acabamos de exponer, de que las circunstancias imponan una reflexin ms centrada en cuestiones morales. La enseanza del orculo le hizo ver que el camino hacia la sabidura era el reconocimiento de la ignorancia, y por ello tom como punto de partida en su confrontacin con los sofistas lairona. Consista sta en un sistema de preguntas y respuestas a travs del cual Scrates lograba desmontar las certezas de sus interlocutores. Una vez que estos cedan hasta reconocer que, efectivamente, sus opiniones no tenan por qu ser verdades absolutas, se hallaban en condiciones de iniciar juntos una sincera bsqueda de la verdad.

A este segundo momento se le denomina mayutica. Este trmino se empleaba para designar el arte de ayudar a las parturientas a traer a luz a los nios, y se dice que la madre de Scrates se dedicaba a ello. Siguiendo con el mismo sistema de preguntas utilizado en la irona, Scrates lograba ahora todo lo contrario: extraer del interior del individuo verdades que ni siquiera l mismo saba que estaban ah. La intuicin de fondo es que la verdad, en la medida en que es racional, es accesible a cualquier ser humano; es ms, cree Scrates que hay determinadas nociones que de un modo natural poseemos, aunque permanecen ocultas por el olvido, los prejuicios, etc. Cuentan que para demostrar que esto es as prob utilizar su mtodo con un albail que no posea ningn estudio, y logr que al final de la sesin formulara de un modo casi espontneo el teorema de Pitgoras. 2.2. El conocimiento. Es evidente que este mtodo parte de la confianza en que el ser humano es capaz de alcanzar la verdad, al contrario de lo que sostenan algunos sofistas. Hemos visto que para Protgoras, al ser el individuo la medida de todas las cosas, todo es relativo a l; para Gorgias, la palabra (el logos, la razn) no alcanza la verdadera naturaleza de las cosas, sino que se limita al sentido con el que se manifiesta a cada uno. Por lo tanto, ni para uno ni para otro existen significaciones objetivas. Frente a ambos, Scrates defendi la posibilidad de conocer la realidad de las cosas, y de comunicar tales conocimientos a travs del lenguaje. Y convirti esta certeza en el leitmotive de su programa educativo. Admite que sobre determinados conceptos es difcil llegar un acuerdo completo, sobre todo si nos referimos a nociones morales, como bien, justicia, bondad, etc. Pero esto no significa que sea imposible. Lo es a travs del dilogo. En efecto, partiendo de casos particulares, se pueden establecer algunos mnimos sobre los que haya un entendimiento completo, y avanzando en este camino se puede llegar a definir lo esencial de tales nociones. Se trata, pues, de un mtodo inductivo (parte de casos particulares para alcanzar definiciones universales). De este modo, Scrates abre la posibilidad de que el ser humano logre un conocimiento real de ideas y conceptos que son objetivos; es decir, que no dependen de nuestra interpretacin. Y lo que tales ideas nos suministran es la esencia de algo,

aquello que ha de darse para que una realidad pueda incluirse en lo designado por tal idea. Esta esencia se expresa, se manifiesta, en las definiciones. Una vez establecida la definicin, se podrn identificar los casos particulares que vayan apareciendo como pertenecientes, o no, al contenido de la idea. Este es un segundo momento: el de la deduccin (partir de principios universales para alcanzar casos particulares). 2. 3. Intelectualismo moral. No podemos olvidar que la intencin ltima de Scrates era la reforma moral de los ciudadanos. Por consiguiente, el mtodo que acabamos de describir tena como finalidad determinar la objetividad de determinados valores ticos. Scrates consideraba que era fundamental el conocimiento de los mismos para adecuar el comportamiento a ellos. Es ms, crea que bastaba el conocimiento de los valores para que el hombre los realizara en su vida. La consecuencia inmediata de ello es que para Scrates el mal es siempre fruto de la ignorancia. Una vez que el ser humano est convencido de lo que es bueno, lo hace de forma espontnea. Por ltimo, Scrates comparte con los sofistas la idea de que las normas sociales son convencionales, pero aade que, una vez que el hombre acepta vivir en una sociedad, se compromete a obedecerlas. Su muerte es un testimonio de la firmeza con la que crea estas cosas, pues cuando la Asamblea ateniense lo conden, tuvo la oportunidad de escapar, pero no lo hizo por coherencia con lo que haba sostenido durante toda su vida. 3. Conclusiones. En sntesis, podemos afirmar que el debate entre Scrates y los sofistas nos sita ante un problema primordial: cul es el fin de la educacin? Hemos tratado de mostrar que puede interpretarse como la simple adquisicin de competencias para la adaptacin a las necesidades sociales. Se tratara, en este caso, de disear profesionales con ciertas habilidades en su mbito, pero con escasa capacidad crtica. Scrates, por el contrario, trataba de educar en un uso profundo de la razn; intentaba iniciar a sus pupilos en una bsqueda radical de verdad poniendo en tensin todas sus capacidades. Esto ltimo es peligroso, porque para el poder es ms til tener una ciudadana domesticada. Pero ha

sido l el que ha pasado a la historia, porque hay algo en el hombre que se resiste a la manipulacin. Como deca Eramus Sancti Scrates ora pro nobis.