del trabajador al empleable. andrea calamari

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Introducción Las nuevas formas del trabajo, el fin de la “sociedad salarial”, el fin del trabajo, el lugar de los trabajadores en el post-capitalismo, post-fordismo o post-industrialismo, son temas ampliamente abordados desde distintas disciplinas y perspectivas teóricas. El trabajo no sólo no ha desaparecido como sostén del sistema capitalista sino tampoco en las características que lo definen como experiencia eminentemente moderna, como instancia privilegiada de constitución de la subjetividad, que permea los diferentes ámbitos de la vida cotidiana. El trabajo en tanto que terreno de “realización” personal y profesional, espacio privilegiado de configuración de la identidad en una sociedad regulada por la propia actividad laboral, sigue estando vigente bajo otras formas, probablemente con otros límites y con nuevas características. Si “cada cultura vive dentro de su sueño”, según palabras de Lewis Mumford (1982), el sueño de época que inauguró el protestantismo como origen del capitalismo moderno -o como su justificación- sigue aún presente, 1

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ntroduccinLas nuevas formas del trabajo, el fin de la sociedad salarial, el findel trabajo, el lugar delostrabajadoresenel post-capitalismo, post-fordismo o post-industrialismo, son temas ampliamente abordados desdedistintasdisciplinasyperspectivastericas. El trabajonoslonohadesaparecidocomosostndel sistemacapitalistasinotampocoenlascaractersticas que lo definen como experiencia eminentemente moderna,como instancia privilegiada de constitucin de la subjetividad, que permealos diferentes mbitos de la vida cotidiana. El trabajo en tanto que terrenode realizacin personal y profesional, espacio privilegiado deconfiguracindelaidentidadenunasociedadreguladapor lapropiaactividad laboral, sigue estando vigente bajo otras formas, probablementecon otros lmites y con nuevas caractersticas.Si cada cultura vive dentro de su sueo, segn palabras de LewisMumford (1982), el sueo de poca que inaugur el protestantismo comoorigen del capitalismo moderno -o como su justificacin- sigue anpresente, tal veznocomosueosinocomopesadilla, entornoalaorganizacin del tiempo, la rutina minuciosa e ininterrumpida -ya sea en eltrabajo, como en el tiempo libre-, y el sentido de la vida de los hombresen la tierra (Weber, 2003).El clculo y estimacin exactos que hace cualquier empresacapitalista, sostenaWeber apropsitodelosorgenesdel capitalismo,tambinlorealizael trabajador,quienfuncionaens mismocomounaempresa, lo que implica un grado de racionalidad por medio del cual aqulnunca logra prescindir del clculo entre lo invertido y lo ganado.1Probablemente el clculo y la medicin propios del espritu que ha dadoorigen al sistema capitalista no sean ya la base, o no la nica base sobrela que se sustenta el capitalismo contemporneo. Sin embargo el trabajo,como actividad depositaria delmanejo de la propia vida en trminos declculo, inversinyprevisin, noslonohadesaparecido, anenelcontexto del llamado fin del trabajo, sino que permanece y se resignificaa partir de la adopcin de nuevas formas. El siglo XX es caracterizado comnmente como una era de trabajono manual y burocrtico (Sennett, 1974: 712). La transposicin deltrabajomanual eindustrial auntrabajodetipoprofesional burocrticopropio de la desindustrializacin, ha dado origen, para Richard Sennett, auna nueva clase -sin autoconciencia de tal- que se compone de gentequerealizauntrabajocuasi tcnico, cuasi rutinario. Losmiembrosdeesta clase estn sujetos a definiciones institucionales de su trabajo quetambin constituyen, en gran medida, una definicin institucionalde suspersonalidades (Op cit: 714). Esta virtual eliminacin de los lmites entreel yo y el mundo, donde la situacin en el trabajo se asemeja a un espejodel poder personal que el autor vea en el campo reducido de una nuevaclase emergente durante el ltimo tercio del siglo pasado, puedeproyectarsehaciaunacaracterizacingeneral del tipodetrabajadorrequerido y formateado por el sistema de produccin postfordista. Ellugar innegablemente preponderante que tiene eltrabajo en laconformacin de subjetividad y como espacio interrelacional, fue el puntode partida para lo que termin convirtindose, con el tiempo, en un largorecorridodeindagacionesyreflexionessobreel tema. Productodelasprimeras, pudimos observar que las agendas de investigacin en torno altrabajo, a las nuevas formas que ha adquirido a partir de la globalizacin,as como las posiciones subjetivas y sociales que comporta, han estadomarcadas, enel mbitolocal ynacional, por unanotableausenciade2estudios socioculturales que logren dar cuenta de la dimensin ideolgicadel trabajo, sobrepasando los lmites superestructurales de lostradicionalesanlisisideolgicos. Partiendo, conEliseoVern, deunadefinicin de lo ideolgico como la dimensin que remite a las condicionessociales de produccin de sentido (1987) interrogaremos la especificidaddelfuncionamiento socialde lo ideolgico en eltrabajo postfordista. Enesesentido, lasprimerasaproximacionesanuestroobjetoterico, ascomo alemprico, nos acercaron, en un principio, la intuicin de que eltrabajo, abordado en una de sus dimensiones configurantes comoproceso de produccin de sentido, apareca como un terreno noexplorado y sumamente frtil para comprender de una manera msacabada un fenmeno social complejo.Nuestro objeto de estudio, entonces, se inscribe dentro del campode la discursividad social y focaliza el fenmeno de la conformacin de loquedenominamosunaindustriadel trabajooindustrialaboral, entanto que formacin discursiva en el contexto del actual sistemaproductivo. La tesis que sustenta la presente investigacin se refiere, porlo tanto, a la existencia de dicha industria as como tambin a lasparticularidades del producto conformado por ella: elempleable.Consideramos, asimismo, queestaproduccinpuntual serealizaenelmarco de una relacin de tipo discursiva, habida cuenta de la dimensinconfiguranteque, siguiendolaconceptualizacinveroniana, el discursotiene en los procesos sociales. Partiendo de la consideracin de los discursos sociales comoespacios en los que se produce -y no slo reproduce- la realidad,sostenemos que la industria laboral se construye -aunque noexclusivamente, s de manera privilegiada- a partir de los procesossociales deproduccindesentido. Nuestroestudiosedetieneenlaconformacin, en el contexto de la mediatizacin reinante, de un discurso3particular correspondiente a la industria laboral, a las formas que adoptadicho discurso, sus modalidades enunciativas y el destinatario queconstruye.La industria deltrabajo, materializada en instituciones educativas,organizaciones, consultoras, selectoras de personal, oficinas y seccionesde recursos humanos, suplementos de empleos de los medios grficos,pginaswebrelacionadasconel mundodel trabajo, esconsideradacomo una formacin discursiva, en sentido foucaultiano, cuyo destinatarioprivilegiado no es un actor social especfico sino una categora discursivano explicitada en cuanto tal: el empleable.El horizontedecomprensingeneral delaproblemticadelasrelacionesentretrabajoysubjetividad, sobreel ejedel discursodelaindustria laboral, tiene como presupuesto terico estructurante laproductividaddel sentido.Paraabordarnuestroobjetodeestudionossituamos, por un lado, desde el contexto de los estudios sobre el trabajo ypor el otro, o mejor an, paralelamente, desde el sistema sociosemitico.La industria laboral, entonces, es analizada en esta investigacin a la luzde la teora de la discursividad social, cuyo postulado central acerca deldoble anclaje delsentido en lo socialy de lo socialen elsentido nospermiteacceder alaarticulacinentrelaproduccindesentidoylaproduccin social de lo real (Vern, 1987). Desde esta filiacin, por lo tanto, el anlisis semitico, lejos de seruna tcnica en elmarco de un diseo metodolgico, se convierte en elpunto de partida desde el cual abordamos nuestro problema deinvestigacin, ystenoesmsquelapreguntaacercadecul eselsujeto queconstruyeeldiscursode laindustrialaboral.Ladelimitacinterico metodolgica que supone la sociosemitica nos permite, a partirde la teora de los discursos sociales, abordar la productividad del sentido4desde las modalidades de contacto, los contratos de lectura, lasestrategias discursivas y los modos vinculares; los niveles de narratividade intertextualidad, complementariamente, nos ayudan a acceder alcomplejo haz derelaciones quese establecenen el discurso de laindustria del trabajo.Laindustriadel trabajoentantoqueobjetocentral denuestrainvestigacin es una categora emprica a la que hemos llegado a lo largodenuestrorecorrido, yesconsideradacomounaformacindiscursiva,como un conjunto de reglas annimas, histricas, siempre determinadasen el tiempo y en el espacio, que han definido una poca dada, y para unrea social, econmica, geogrfica o lingstica dada, las condiciones deejercicio de la funcin enunciativa (Foucault, 2004: 153). Hemos asistidoenlosltimosaosalaproliferacindediscursosentornoal trabajo,muchos de ellos inditos, en soportes, gneros y formatos dismiles, quenos han llevado a pensar en las caractersticas que tal fenmeno asumecomo proceso de produccin social de sentido. Norbert Elas afirma que un florecimiento ms o menos repentinode palabras dentro de una lengua indica casisiempre transformacionesen la propia vida de los seres humanos (1994: 100), y agrega que esto seacentaenel casodepalabrasquepermanecenenel centrodelaactividad humana. Laproactividad, elknow how, laversatilidad, elcoachingestratgico, eldiseodecarrera, eltrabajopor proyectos, laformacinpermanente, elselfplacementyeloutsourcing, entreotroseinnumerables trminos, han adquirido centralidad en la vida cotidiana dequienes, deunmodouotro, sevinculanconlaindustrialaboral. Laimportancia del discurso de la industria laboral no reside, parafraseando aElas, en que es un fenmeno aislado, sino el sntoma de unatransformacinymaterializacindeunosprocesossociales(1994). Eldiscurso de la industria del trabajo, queremos puntualizar, no lleva en s5las justificaciones de una ideologa particular; estn inscriptas en l, entodocaso, lasmarcas apartir delascualespodemosestablecer lasrelaciones que mantiene con sus condiciones de produccin (Vern,1987).En cuanto a los estudios sobre el trabajo, que abordaremos en elCaptulo I, diferenciamos, en primer trmino, elcontexto socio-histricoen el que est inscripto nuestro objeto de investigacin del marco tericoque lo sustenta. Eneste sentido, cuando decimos que partimos delcontexto de los estudios sobre el trabajo,tenemos, por un lado, la puestaen dilogo de perspectivas tericas -esencialmente las arendtiana,marxista y weberiana- acerca de su estatuto ontolgico, as como de losfenmenos y procesos con aqul relacionados -organizacin del trabajo,relaciones laborales, nuevos escenarios laborales-, y, por el otro, ladescripcin del contexto socio-histrico en el que se desarrolla elfenmeno social que estamos analizando, centrando nuestra mirada,desde la filosofa poltica, en los cambios operados en la sociedad a partirde la globalizacin.Desdeel puntodevistaontolgicodel trabajo, partimos, enelapartado 1.1 El mundo del trabajo, de la filosofa poltica arendtiana y suclasificacin, herederadel pensamientoaristotlico, delasactividadeshumanasenlabor, trabajoyaccin. Laconceptualizacindel trabajocomo la actividad humana que otorga estabilidad y mundanidad a la vidade los hombres sobre la tierra, pero, esencialmente, puesta en constanterelacin con la labor y la accin, as como los modos de suentrecruzamiento e interrelacin, se convierte en elpunto de partida denuestro recorrido. Si el trabajo de nuestro cuerpo es la actividad,impostergable y repetitiva, por la cual los hombres garantizan lasupervivencia y el eterno ciclo de nacimiento, reproduccin y muerte, esel trabajo de nuestras manos lo que posibilita que los hombres6impongan su sello almundo partiendo de una necesidad que excede lapropiavida. Noobstante, noesel trabajosinolaaccinentantoqueactividadqueescapaal puroordendelanecesidad, loquedesdelacaracterizacin arendtiana hace hombres a los hombres. Ponemos estoen dilogo, consecuentemente, con la tradicin marxista por la centralidadque supone para los estudios sobre eltrabajo (tradicin en la que estinscripta gran parte de la produccin terica al respecto, a nivel nacional),as como por su conceptualizacin del mismo como actividad socialconfigurante y constitutivamente asimtrica -y antagnica- entre sustrminos: el capital y el trabajo. Abordamos asimismo la lectura weberianadel trabajoasalariadocomounadelascondicionesnecesariasparalaaparicin y consolidacin del capitalismo concebido, no slo comosistema de produccin sino, principalmente, como portador de una ticaparticular.Para dar cuenta de las caractersticas que asume el trabajo en el actualsistema productivo (cuestiones que abordamos en 1.2 Un mundo globaly1.3 Posfordismo) el punto de partida est puesto en la llamadaglobalizacin, etapa del desarrollo que coincide con la posmodernidad omodernidadradicalizada. Laglobalizacin comoetapasuperior de lainternacionalizacin delcapitaliniciada a principios delsiglo diecinueve,aparece como la mxima expresin del capitalismo tardo, con laconformacindeunmercadomundial nicoquehaarrojadounnuevomododeproduccin. Laideadeunplanetaarticuladoenunareddeflujos incluye tambin la formacin de un mercado global de trabajadores:latransnacionalizacindelafuerzadetrabajoaparececomopuntodepartidadetodaslasreflexiones -apocalpticas ointegradas- sobreeltrabajo en la actualidad. La globalizacin, entonces, definida como un conjunto de procesosinterconectados que se desarrollan en diferentes dimensiones7-econmica, poltica, militar, ambiental, social y cultural-, nos marcadiacrnicamente, un punto de convergencia para el anlisis de lascondiciones de produccin de los discursos de la industria laboral.Los contextos de produccin de la industria laboral en el marco delaglobalizacinyel posfordismo, sontrabajadosapartirdediferentescaracterizaciones de ambas categoras, subsidiarias -en parte ototalmente- delossistemastericosantesdelimitados. Lasformasdeorganizacin del trabajo propias del posfordismo son analizadas,principalmente, a la luz de las conceptualizaciones de la filosofa poltica.Encuantoalademarcacintericadel conceptodeglobalizacin, demanera puntual, retomamos la tradicin eliasiana que nos permite ubicara la llamada globalizacin en trminos de continuidad, como el punto en elque actualmente se encuentra el proceso civilizatorio, con caractersticasque le son propias pero tambin, y alejada de cualquier posicinrupturista,como una etapa en el marco de un proceso hacia adelante.Elempleable, por su parte, aparece tambin como una categoraemprica, un tipo construido producto de la seleccin, abstraccin,combinacinyacentuacindeunconjuntodecriteriosconreferentesempricos, a la vez destinatario y producto del discurso laboral del que hadesaparecido el trmino trabajador1.Del trabajador al empleable,1En el recorrido bibliogrfico realizado pudimos observar que la alusin a lostrabajadoreses de muy distinto orden, cuestin que puede conducir a un equvoco enrelacinalostemastrabajadosylascategorasutilizadas. Enestesentidopodemosencontrar que se utiliza el trmino asocindoloal conjunto de personas que venden sufuerza de trabajo (independientemente de la clase, nivel de ingresos, calificacin, etc.), oal proletariado marxiano, a los sectores asalariados de bajos recursos, o a las fuerzasproductivas en su conjunto (estn o no empleadas) y hasta a lasclasses moyennes, Esteltimo es un trmino, presente en la obra de Sennett, por el cual el autor hace referenciaal producto de la transformacin de las clases burguesas en clases medias, que, a suvez, debenconsiderarsecomoteniendo, ensuinterior,supropiaestructuradeclasedentrodel mundoprofesionalizado. Senett sealaqueestaconcepcinlasostienenautores como Andr Gorz, Daniel Bell, Alain Touraine y Serge Mallet. Sennett Richard. Eldeclive del hombre pblico. Ediciones Pennsula. Barcelona. 2001.8entonces, no es slo una frmula, sino que aparece como undesplazamiento nodal, desde el punto de vista de la discursividad social,en relacin al sujeto que emerge del discurso. El discurso laboral,creemos, va haciendo surgir temas, motivos, destinatarios especficos y, apartir de un particular encadenamiento de stos, l mismo se vaconstituyendo como tal.Laforma enla que seva hilvanandoun discursoha de permitir,siguiendo a Roland Barthes, que surja de l un sujeto particular. As comode las formas del discurso amoroso emerge el sujeto del amor,podramos preguntarnos por nuestra parte, cul es el sujeto del discursolaboral, culessuscondicionesdesurgimiento, susfunciones, temasyfiguras especficos (Barthes, 1993).El discurso laboral est caracterizado esencialmente por susaspectos formales, su posibilidad de emergencia y sus particularidades noestn dadas por una temtica abordada, no se trata en l de un referenteparticular -discursoquehablasobreel trabajo- sinodeciertotipodeencadenamiento, una arquitectura discursiva, una modulacin significanteque hace que surja, en esas instancias particulares, ese sujeto privativodelpropio discurso: el empleable.Lasmaterialidadestrabajadasennuestrotrayectoaparecen, as,bajolaformadeunarecopilacinuordenamientodelasfigurasdelempleable, al mododeesaespeciedediccionariodel enamoradodeBarthes. Estasfiguras, sinembargo, adquierenundiseoreticular,porfuera de todo sintagma, como las deldiscurso amoroso giran como uncalendarioperpetuo. Bajoesasformassenospresenta, por nuestraparte, el discurso del trabajo; parafraseando a Barthes, como unaenciclopedia de la cultura laboral (1973). 9A propsitodel sujetodel psicoanlisis, CarlosKuri sepregunta:Cmo, segn qu condiciones y bajo qu formas, algo como un sujetopuede aparecer en elorden de los discursos. Qu lugar puede ocuparen cada tipo de discurso, qu funciones puede ejercer y obedeciendo aqureglas? (1994: 14). Nospermitimospreguntarnosestomismoapropsitodel sujetodel trabajopresenteenel discursodelaindustrialaboral. El sujeto como efecto de discurso -no la persona, nosapresuraremos en aclarar- aparecer en determinado funcionamiento deldiscurso, como veremos en el segundo captulo de nuestro anlisis, consus reglas y condiciones propias que, precisamente, habilitan laposibilidad de emergencia de ese sujeto. El destinatario privilegiado que construye la industria del trabajo esun empleable. Alguien que, independientemente de su condicincontractual, de su eventual colocacin en el mercado laboral, su inclusino exclusin,su posicindentrodel,sunivel deingresoo calificacinprofesional, estensituacindeempleabilidad, enconstanteprocesopreparatorio.Lospostulantes, candidatos, talentos, personas, recursoshumanos,no se estn refiriendo solamente a lo que podra llamarse untrabajador, ni aunempleado.Tampocoes, onoslo, el trabajadorverstil (Sennett, 2001), el virtuoso (Virno, 2003), el trabajadorflexiblizado (Spinosa, 2005), lamanodeobranuclear ydesechable(Castells, 1997), el trabajador desocupado (Rosanvallon, 1995) oelcolaborador (Scavino, 1999). Este destinatario es todo eso y,conjuntamente, es otra cosa. Desde la teora de los discursos sociales, entonces, analizamos elsentido en el discurso del trabajo sabiendo, por un lado, que analizandoproductos, en palabras de Vern, apuntamos a procesos. Esto permite, en10principio, dejar de lado cualquier tipo de nocin esttica e inmanente delosdiscursosquenoshagaolvidarquetrabajamossobreestadosqueslo son pedazos del tejido de la semiosis social (Vern, 1987). Por lotanto, abordaremos el estudio del discurso del trabajo desde elirrenunciable presupuesto que indica que un discurso no refleja nada (unarealidad, por ejemplo, que estara en el mundo de las cosas, en el mundomaterial), sino que es slo punto de pasaje del sentido.En un trabajo que resulta ineludible toda vez que intentamos darcuentadeunaconstruccindiscursivaentornoal trabajoenlapocaactual, los franceses Luc Boltanskiy Eve Chiapello analizan eldiscursogerencial bajolapresuncindequelacalidaddel compromisoenlaadhesineimplicacindelosasalariadosconrespectoal capitalismo,dependedelosargumentosquepuedanserinvocadosparajustificaresaparticipacin. Partiendodelaideadequelaspersonasnecesitanpoderosas razones para adherir al capitalismo y que las que soportarontal adherencia desde su surgimiento hasta las ltimas dcadas del siglopasado no bastan para lograr el compromiso de cada una de las personasen su trabajo y su vida concreta, se detienen en lo que caracterizan comoel nuevoconjuntodejustificacionesdel capitalismo, esdecir,sunuevoespritu, atravs del anlisis del discursodelagestinempresarial.(2002)Las ideologas, para poder servir a la accin, han de estar incorporadasen formas discursivas que comprendan mediaciones lo suficientementenumerosasylosuficientementediversascomoparaalimentar laimaginacinfrente a las situaciones concretas de la vida (Boltanski y Chiapello, 2002: 19).Se puede entrever, en esta afirmacin, cierta concepcinrepresentativistadel lenguajepor mediodelacual existiraalgo-la11ideologa- enel ordendeloreal, quevendraaser representadoenforma de argumentacin y justificacin, en las formas discursivas. Los autores sostienen, en esta obra, que los principalesdestinatarios de los discursos analizados son los cuadros y ejecutivos delas empresas; por nuestra parte, intentaremos demostrar en nuestrainvestigacin que el destinatario privilegiado construido por el discurso deltrabajo no es un actor social especfico sino una categora discursiva noexplicitada en cuanto tal: el empleable. Partimos, con Paolo Fabbri, de laconviccin inicial por la cual no existen cosas por un lado y palabras por elotro, sino que, siguiendo a Michel Foucault en su caracterizacin de lasformaciones discursivas, existen objetos, no cosas, y que las cosas, entanto que formadas, dichas, expresadas, puestas en escena,representadas, son objetos, conjuntos orgnicos de formas y sustancias(1999: 41).Segn la conceptualizacin que hace Foucault de las formacionesdiscursivas no hay oposiciones as como tampoco separaciones entre lascosas y las palabras. La nica realidad, deca Foucault, no est en laspalabras ni en las cosas, sino en los objetos. Los objetos son el resultadodeeseencuentroentrepalabrasycosasquehacequelamateriadelmundo, gracias a la forma organizativa conceptual en la que es colocada,sea una sustancia que se encuentra con cierta forma (Fabbri, 1999: 40).Desde esta filiacin, entonces, lo que intentamos en nuestroanlisis es abordar un universo de sentido particular para reconstruir ensu interior unas organizaciones especficas de sentido, defuncionamientos de significado, sin pretender con ello reconstruir, almenos de momento, generalizaciones que sean vlidas en ltimainstancia (Fabbri, 1999: 41).12Sielprimer captulo nos sita en elcontexto sociohistrico en elque ha tenido lugar la conformacin del sistema productivo posfordista, enlos captulos siguientes nos detendremos en el anlisis de la materialidadsignificante de la industria laboral. En2.1 Industria del trabajo, en primer lugar realizamos unadelimitacin conceptual de la categora, demarcndola de algunasexpresiones semnticamente cercanas a ella, en segunda instanciaintentamos delimitar las caractersticas especficas que supone laindustrializacin del trabajo y la conformacin del discurso laboral.En 2.2 Contacto analizamos las modalidades enunciativas a partirdeladiversidaddematerialidadessignificantespuestasenjuego, susparticularidades y las diferencias que se desprenden de los dispositivosde enunciacin, as como de las relaciones vinculares que se ponen enjuegoencadaunodelossoportestrabajados. Ensntesis, loquenosinteresa apuntar aqu son las distinciones que estn fundadas,principalmente, en la materialidad del sentido.En2.3u!nessomos"nosdetenemosenloscontratosdelectura propuestos, los lectores modelos construidos y las posiciones delossujetosenunciativos. Lasestrategiasenunciativas delosdistintosagenciamientos de la industria laboral nos permitirn conocer suscaractersticas y modos de funcionamiento a nivel de la discursividad.En2.# $uestros ser%iciosabordamos, desde una filiacinfoucaultiana, el campo de enunciados que comporta el discurso deltrabajo-entantogrupoindividualizadodeenunciados, prcticaregladaque proviene de un mismo sistema de formacin- sus modos deencadenamiento y las relaciones que se establecen entre los objetos deesta formacin discursiva.13En el tercer captulo acercamos nuestra mirada con msdetenimiento a la figura del empleable en tanto que destinatario yproductodirectodelaindustrializacindel trabajo. En3.1Perfil delab&s'uedaabordaremos la articulacin narrativa, las modalidadesenunciativasa partirdelaretrica delaspasiones, centrndonos, msque en lo que el discurso dice, en aquello que hace: hacer creer, hacerdecir, hacer hacer. Veremosel modoenque, creemos, operanestasmodalidades, apartir deunanlisisenel nivel delanarrativizacinymetaforizacin de este discurso. Por ltimo, en 3.2 (iografa laboral analizaremos puntualmente elgnero de la (auto) biografa laboral en el interior de la discursividad deltrabajo. La vida humana, que comparte con las dems especies vivas elciclo lineal puramente biolgico de aparicin y desaparicin, consiste enque est siempre llena de hechos que en esencia se pueden contar comounahistoria, establecerunabiografa. Estavida!bios!, diferenciadadelsimple !"oe!, es, en trminos aristotlicos, una especie de praxis. Para elmundo griego, accin y discurso, que estaban muy prximos a la poltica,son dos actividadescuyo resultadofinal ser siempreuna historiaconbastante coherencia para contarla (Arendt, 2003:111).Por ltimo, y como cierre a esta introduccin, queremos remarcarque el modo de abordar el tema de tesis doctoral ha implicado, desde elinicio, una vocacin transdisciplinar que, confiamos, nos permitaaprehender en su complejidad el objeto de estudio sin por ello caer en loque Bachelard llama la fantasa de la unificacin2. 2 Para el espritu cientfico la unidad es un principio siempre deseado, siempre realizadocon poco esfuerzo. No hace falta ms que una mayscula (.) No se puede concebir quelaexperienciasecontradigaytampocoquesesepareencompartimentos(.) Estaexigencia de unidad plantea una cantidad de falsos problemas Bachelard (1972, p.103).14CAPTULO TRABAJO15El mundo del trabajo#os $ioses, en efecto, ocultaron a los hombres el sustento de la vida% pues, de otro modo, durante un solo d&a trabajar&as lo suficiente para todo el ao, viviendo sin hacer nada' (l punto colgar&as el mango del arado por encima del humo, y parar&as el trabajo de los bueyes y de las mulas pacientes'HesodoLos trabajos y los dasLasituacinactual del hombre, caracterizadaporlainjusticia, eltrabajo y elsufrimiento, no es originaria. Es, ms bien, el resultado de uncastigo aplicado a una falta. Prometeo rob el fuego divino para darlo alos hombres y en represalia Zeus cre a Pandora, la mujer de cuya cajasalieron todos los males que aquejan alhombre. Uno de estos temiblesmales de los cuales los humanos nunca se podran librar es el trabajo. Esjustamente por un castigo divino que los hombres tienen que trabajar paravivir.Cuandoal mismotiemponacieronlosdiosesyloshombres(...) [loshombres] no conocan el trabajo, ni el dolor, ni la cruel vejez, guardaban siempreel vigordesuspiesydesusmanos, yseencantabanconfestines, lejosdetodos los males, y moran como se duerme. Posean todos los bienes, la tierrafrtil produca por s sola en abundancia y en una tranquilidad profunda,compartan estas riquezas con la muchedumbre de los dems hombresirreprochables (Hesodo, 1982: 32).16Hesodo escribe en la antigua Grecia un libro exaltando el trabajodiario y cotidiano, contra la pereza y la ociosidad. De alguna manera, unaexaltacin de aquello que forma su vida campesina -considerada por elmundogriegoal mismonivel quelaesclavitud, el mundodelapuranecesidad-. An as no deja de ver el trabajo como un castigo. Antes de aquel da, las generaciones de hombres vivan sobre la tierraexentas demales, y del rudotrabajo, y delas enfermedades crueles queacarrean la muerte a los hombres. Porque ahora los mortales envejecen entremiserias. (Hesodo, 1982: 32)Paralasociedadgriegael trabajo, comoaquellaactividaddelcuerpo sujeta a la ms pura necesidad, no era digno de hombres libres,quienes, para serlo, deban deshacerse de esa necesidad para dedicarsealacontemplacin, el encuentroconlosdiosesylanaturalezay, porconsiguiente, lavidapblica. Lasprimerasobrasliterariasdel mundogriego dan cuenta de esta realidad.Enloscantoshomricos, queexaltanel ideal heroicodereyes,prncipes y semidioses, sus hroes, sin embargo, no se privan de realizaralgunas tareas (trabajos). Es que la cuestin esencial en la Grecia antiguano se refiere a la actividad en s misma, sino a la actitud soberana que setenga ante ella, de modo que cualquier tarea es signo de esclavitud si esexpresin de sujecin a la necesidad, si no confiere al hombre una mayorindependencia. Hannah Arendt seala las particularidades de estos hroesautosuficientes, quienes no dudan en construir sus propias casas o lavarsuropa. El mismoOdiseo, quienlograel triunfodel pueblogriegotraslargosaosdesitioaTroya, noessloel autor intelectual del armasalvadora, sino tambin su autor material. El rey de taca en persona esquienconstruye el caballoquehabrdeconvertirse enlaclave deldesenlace de una larga guerra; caballo que, siguiendo a Arendt, asume17los rasgos propios de cualquier producto de la fabricacin, como son eltener un comienzo especfico y un fin definido y predictible (Arendt, 2003).Laculturagriega, origendel mundooccidental, considerabaalaabstencin de ciertas actividades (skhole) como condicin necesaria parallevar una vida pblica. La vida privada, reino de la ms pura necesidad,quedaba reducida alas mujeresylos esclavos.Este tiempo ganado almundodelanecesidad, erauntiempoens, untiempodedicadoalarecreacin, a la prctica de la libertad, a la puesta en comn con otroshombres libres. El desprecio hacia la labor en la antigedad surge de laapasionada lucha por la libertad mediante la superacin de lasnecesidades, y del no menos apasionado rechazo de todo esfuerzo queno dejarahuella, monumento, ni granobradigna deser recordada(Arendt, 2003: 99).Debieronpasarmuchossiglosparaquelaideadeocioperdieratodo su poder liberador o enriquecedor, para pasar a tener unaconnotacin negativa, asociada a la pereza y al pecado. El predominio delmonotesmo trajo aires enrarecidos para elcultivo delocio, colocndoloen el terreno de la falta de cumplimiento de las leyes de dios. Ganars elpan con el sudor de tu frente pas a ser el mandato fundante,condenando a la pereza como la madre de todos los vicios e instalandoal trabajo en un lugar central en la vida de los hombres (Lafargue, 2003).Durante el largusimo medioevo, las leyes de la glesiagarantizaban noventa das en el ao en los que estaba terminantementeprohibido trabajar. Los festejos de carnaval, as como otros encuentros yfiestaspopulares(lafiestadelosbobos, lafiestadel asno, larisapascual, lasfiestasagrcolas, comolavendimia) ocupabanunlugarcentral en la vida del hombre comn. Con la Revolucin Francesa, que proclam los derechos delhombre, los das de fiesta fueron abolidos. Elser humano, seala PaulLafargue, fue liberado de la iglesia para ser sometido al trabajo, y agrega: 18.heaqu lacausaprimeradelairreligiosidaddelaburguesa(...)elprotestantismo, es decir, la religin cristiana amoldada a las nuevas necesidadesindustriales y comerciales de la burguesa, fue menos celoso del reposo popular:destron los santos del cielo para abolir sus fiestas en la tierra (Lafargue, 2003:74).El no-tiempodeaquellasfiestascarnavalescasfuereemplazado,poco a poco, por un orden y organizacin del tiempo que pasaron a ser elmodo de ordenar la vida de los hombres. La divisin del da en horas, lashoras en minutos, los minutos en segundos. El mundo libre vino a decirleal hombre que el tiempo es oro, que el oro es dinero y que el dinero no sepuede tirar; ergo, que no se puede perder el tiempo. Los tiemposmodernos-revolucinindustrial mediante- otorganalosnegociosyaltrabajolacondicindemotor social del desarrollo, asentadossobreelideal de progreso. Si el trabajo es el centro de la vida, el tiempo de notrabajo, el reposo, deja de ser tal y se constituye en un tiempo necesariopara recuperar fuerzas y as poder seguir trabajando.Resulta interesante repasar el recorrido realizado en torno alconcepto de trabajo por Annie Jacob (1985). El origen etimolgico de lapalabra trabajo est en trepalium, mquina de tres pies para herrar loscaballos, utilizada despus como instrumento de tortura, de modo tal quesusentidoprimitivoaunqueconestonoserefiera, comoArendt, alorigengriegodel trminosinoal sentidodadoentrelossiglosdoceydiecisis- estasociadoalaideadetormento y, msadelante, deesfuerzo penoso y fatiga. Con el paso del tiempo fue disminuyendo sucargadeafectividadnegativa demaneraprogresiva, llegando, hacerelativamentepocotiempo-afinesdel siglodieciocho-alanocinderesultadotil orientadoesencialmentealaobtencindeunmediodesubsistencia (Jacob, 1985). 19Mientras que en el origen la utilizacin de la palabra trabajo se situabaen la periferia delcampo semntico, comparativamente con los trminos obra,produccin, tarea, el trabajoseconvirtienuntemacentral. Trabajar ocupaahorael centro del campo conceptual enelque antesslo ocupabaunlugarperifrico de la misma manera que el trabajo ocupa el lugar central de nuestravida social- (Jacob, 1985).Quesyqusignificael trabajoenlavidadeloshombres?Partiremos, en principio, de la clasificacin de las actividades propias dela vita activaque realiza Hannah Arendt en #a condicin humana-libroque, deacuerdoalaspalabrasdelaautora, tienepor objetoloquehacemos-, por medio de la cual distingue labor, trabajo y acci)n. Arendtretoma aqu la clasificacin hecha por Aristteles de las actividades segnel esfuerzo requerido para realizarlas, clasificacin por la cual losejecutantesdetalesactividadeslograbanobteneronoel derechoalaparticipacin en la vida de la polis.Siparticipar en la vida pblica es lo mximo a lo que un hombregriegopuedeaspirar, ysi esaparticipacinrequiere, comocondicinnecesaria, la abstencin de cualquier tipo de actividad sujeta a lanecesidad, resulta inevitable que la clasificacin de las actividades estrealizadasobrelabasedeunavaloracin, positivaonegativa, delasmismas. El grado de sujecin que las actividades tienen para loshombres, segn Aristteles, est enmarcado en una gradacin queabarca desde las ocupaciones en las que el cuerpo ms se deteriora, yque, por lotanto, loalejandelavidapblica, hastalaskhole, querepresenta la abstencin de lo que no sea cualquier actividad poltica.3 3A este respecto, es ilustrativa la lectura de la nota 7 del captulo Labor en la que laautoraretomalascategoraspostuladaspor Aristtelesensu)ol&tica, queincluyenactividades que van desde la agricultura hasta la escultura, la msica o la pintura, y en laqueaparecenlasvariadasconnotacionesdelaclasificacindeestasactividadesdeacuerdoal gradodesujecinalanecesidadparalavidadeloshombres. TambinAristteles hace referencia a la aergia, concepto que dio origen al actual relacionado conla pereza, pero, en su clasificacin se ocupa de diferenciarlo puntualmente de la skhole.Op. Cit. p. 143.20Arendt clasifica, por su parte, lo que considera las tres actividadesfundamentales derivadas de las condiciones en que se ha dado alhombre la vida en la tierra.La labor es la actividad por medio de la cualloshombresgarantizansupropiavidaenel sentidomsestrictodesupervivencia y reproduccin de la especie. Eltrabajo, por su parte, esaquellaactividadpor lacual loshombresimprimensuselloal mundofabricando las cosas que le dan durabilidad y estabilidad a su vida en latierra. La acci)n, finalmente, es la nica de las actividades de la que loshombres podran prescindir. La accin no est regida por el orden de lanecesidad, es aquello que le otorga un sentido a la vida de los hombres.Segn esta distincin, por lo tanto, la condicin humana de la labor es lavidamisma, ladel trabajoeslamundanidad, mientrasqueladelaaccin es la pluralidad (Arendt, 2003: 21).Qu es entonces eltrabajo para la autora? Es aquella actividadde los hombres que produce cosas, fabrica las cosas del mundo, o, lo quepodraser lomismo, fabricael mundodeloshombresenunprocesoenteramente determinado por las categoras de medios y fines. En estesentido, seopone aotra actividad humana, la labor,quenada producebajo esta determinacin. El fin del proceso en la labor no est dado porproductofinal algunosinoporel agotamientodel poderlaboral.Arendtaclaraque, ancuandomuchosidiomasacusanensuetimologalapresentedistincin entre trabajo y labor, lamisma no es, ni ha sido, losuficientemente considerada, siendo muy comn su uso de maneraindistinta y hasta equvoca4.El homo faber -aquel que trabaja- se distingue sustancialmente delhomo laborans -el que slo labora-, desde el momento en que el primerose erige como amo de la naturaleza y no como su siervo, a partir de lafabricacin del artificio humano. Contra la subjetividad de los hombres se4As, elidioma griego distingue entre poneiny erga"esthai, ellatino entre laborareyfacereofabricari, quetienenlamismarazetimolgica, el francsentretravallieryouvrer, el alemn entre arbeiteny werken. En todos estos casos, slo los equivalentesde 'labor' tienen un inequvoco sentido de dolor y molestia. Op. Cit. p. 142.21levantalaobjetividaddel mundohechoporel hombre, objetividadquetiene la potestad de hacer durable, estable y previsible la vida humana. Sila labor garantiza la vida, el trabajo le da solidez. La distincinfundamental, no obstante, y sobre la que volveremos, es la que distingueal trabajo y la labor de la accin, que es la nica actividad humana que nonecesita de la naturaleza ni de los objetos, sino slo de los hombres. Laaccin (praxis y discurso) no responde a ningn tipo de necesidad, es lanica actividad de la que los hombres podran prescindir y que sera unlujo innecesario si la humanidad fuera una constante repeticin. Pero es,sin embargo lo que hace hombres a los hombres (2003: 22).La edad moderna, seala Arendt, con su glorificacin deltrabajocomofuentedetodoslosvalores, nodistinguelaborytrabajoyesapartir deestaindiferenciacinquetodoloqueloshombreshacen, lohacen para ganarse la vida. S existen, siguiendo su razonamiento,distinciones propias de la tradicin marxista (labor productiva eimproductiva, trabajoexpertoeinexperto, trabajomanual eintelectual)que son el resultado de la conceptualizacin por la cual es la labor la quecre al hombre y la que lo distingue del resto de las criaturas vivientes. Deall enmssehaproducidoel acuerdogeneral enlapocamodernaacerca de la centralidad del trabajo/labor -ya sin distincin- en la vida delos hombres. La Edad Moderna trajo consigo la glorificacin terica deltrabajo, cuya consecuencia ha sido la transformacin de toda la sociedaden una sociedad de trabajo (Arendt, 2003: 17).Cmoyenqumomentopaslalabordeocuparel msbajorango en la consideracin de las actividades humanas alms elevado?Arendt tiene muy claro el origen: esto comenz cuando John Locke afirmque la labor era la fuente de toda propiedad, Adam Smith que lo era detoda riqueza y Karl Marx que lo era de toda productividad; y no slo eso,para este ltimo, adems la labor se constituye en expresin de la mismahumanidad del hombre (Arendt, 2003: 113).22Desdelafiliacinarendtiana, entonces, labor ytrabajo, aunquediferenciados entre s, estn inscriptos en el terreno de la necesidad. Lalibertad es posible gracias a la accin, es decir, la poltica. Esa actividadhumana fundamental, aunque prescindible, por la que los hombres estncon y entre otros hombres. Tambin la tradicin de la teora social crticainiciada con Marx est animada por el salto del reino de la necesidad alde la libertad, toda vez que la revolucin es concebida no como el meroprocesodeliberacindelaclaseobrerasojuzgadaporel capitalismo,sino como el camino para lograr que los seres humanos realicenplenamente su genericidad (nfranca y Vedda, 2004). En este camino, lacentralidadest ocupada, segnlaontologadeGyrgyLukcs, poreltrabajo, consideradocomofenmenooriginario, comomodelodel sersocial; ya que es a partir del trabajo como aparecen tambin lasocializacin y el lenguaje, es decir, el hombre (Lukcs, 2004: 59).Nos interesa aqu detenernos por un momento en el carcterontolgicamente fundante del trabajo en Lukcs ya que consideramos quela visin marxista sobre la centralidad del trabajo ha sido decisiva en suelevacin a lo ms alto de las actividades humanas y, por lo tanto, a laconsiguiente conformacin de una sociedad de trabajadores. Delmarxismosehadesprendido, asimismo, unaretricaargumentativadefuerte pregnancia en las representaciones acerca del trabajo y lostrabajadores. Retrica que, por un lado, dio origen a las diversas formasde crtica5hacia el capitalismo y, por otro, abona una hiptesis5 Acerca de las formas histricas que han asumido las crticas al capitalismo, Boltanski yChiapellocategorizan, porunladolacr&ticaartistayporel otrolacr&ticasocial, queresponden a lo que ellos denominan cuatro fuentes fundamentales de indignacin: a)el capitalismo como fuente de desencanto y de inautenticidad de los objetos, de laspersonas, delossentimientosy,engeneral, del tipodevidaqueseencuentraalasociado; b) el capitalismo como fuente de opresin, en la medida en que se opone a lalibertad, alaautonomayalacreatividaddelossereshumanossometidosbajosuimperio, por un lado, a la dominacin del mercado como fuerza impersonal que fija losprecios, designa los hombres y los productos-servicios deseables y rechaza al resto, y,por otro, a las formas de subordinacin de la condicin salarial (disciplina de empresa,estrechavigilanciapor partedelosjefesyencuadramientomediantereglamentosyprocedimientos); c) el capitalismocomofuentedemiseriadelostrabajadoresydedesigualdadesde alcance desconocido en el pasado; d) el capitalismo como fuente deoportunismoydeego&smoque, favoreciendosolamenteinteresesparticulares, acta23dignificadoradel trabajocomoactividadsocial portadorademltiplessentidos y de identidad social para los hombres. Amediadosdeladcadadel cincuenta, Arendt adviertequeeltrabajo en su totalidad ha adquirido las formas de la labor, no slo en elsentidodeunaproduccindestinadaparael consumoy noparaladurabilidad, sinotambinenel deunaactividadquenotieneunfinobjetivable, una actividad que no consiste en reificacin sino en unagotamiento del poder laboral (2003:163). No obstante, tambin observaque la accin carece de un fin objetivable. Y agrega que la accin poltica,para ser tal, no debe tener objetivos u objetos que se desprendan de ella,sinoqueesunaactividadquetienefinens misma. Lafaltadefinobjetivable por parte de la labor es de otro orden, ya que se desprende desueternarepeticin, desuinevitabilidady desuagotamientoensmisma.VolviendoaLukcs, el trabajo, ensu sentido ms genrico yabstracto, es la forma fundante de la praxis socialy de la consecuentepraxissocial interactiva.As comopara Arendt lainteraccinconotroshombres slo es posible en el terreno de la accin y del discurso, dondeesposiblelapluralidadyel encuentro-sinobjetosni objetivos-, paraLukcsestoseenmarcaenlaesferadel trabajo. Seproduceas unarelacin de interdependencia, siguiendo al autor, entre trabajo y lenguaje ypensamiento conceptual, de manera ininterrumpida e indisoluble.6Enel mismosentidoapareceloqueestaontologaconsideraconexionesdecisivas entre trabajo y libertad.como destructor de los lazos sociales y de las solidaridades comunitarias, en particulardeunasolidaridadmnimaentrericosypobres. Deacuerdoaestaclasificacin, lacrticadecuomarxistaeslallamadacrticasocial, basada, esencialmente, enlospuntos c)y d). Boltanski,Luc y Chiapello, ve. ntroduccin general. Delespritu delcapitalismo y del papel de la crtica en El nuevo esp&ritu del capitalismo. Editorial Akal.2002.6Retomaremos ms adelante la relacin entre pensamiento, capacidad de lenguaje ytrabajo, a propsito de los modos y condiciones de trabajo propios del posfordismo.24Elcarcter fundamentaldeltrabajoen la hominizacin delhombre,serevela tambin en que la constitucin ontolgica del trabajo constituye el puntodepartidagenticoparaunacuestinvital quemueveprofundamentealoshombres a travs de toda su historia: la libertad (Lukcs, 2004: 165).La idea de libertad, en Arendt, est indisolublemente asociada a laliberacindelaservidumbreysujecinqueproducelanecesidaddelaborar y, habida cuenta de las caractersticas que el trabajo ha asumidoenlaactualidad, esta sujecinseextiendehastael trabajo. Seala,asimismo, lo que considera la contradiccin central en la teora marxista,ya que, por un lado postula que la labor es la ms humana y productivadelasactividadesdel hombrey,sinembargo, suobjetivoesquelasclaseslaborantesseemancipenprecisamentedelalabor,pasandodelreino de la necesidad al de la libertad (Arendt, 2003: 116). Marx, Locke ySmith, insiste, igualaron trabajo y labor, dotando a sta ltima decaractersticas que slo posee el trabajo. Marx slo expres radicalmente(la labor cre al hombre y es lo que lodistinguedel resto delosanimales) algo sobre lo que estaba de acuerdo toda la poca Moderna(Arendt, 2003: 102).Cuando Marx insiste en que 'el proceso de la labor acaba en elproducto', forja su propia definicin de este proceso como el 'metabolismo entreel hombreylanaturaleza' enel quequedainmediatamente'incorporado' elproducto, consumido y aniquilado por el proceso vital del cuerpo (Arendt, 2003:115).Repasaremos aqu una distincin que nos resulta de utilidad a losfines de nuestro anlisis y es la que se realiza sobre el trabajo en sentidoantropolgico y filosfico, por un lado, y como actividad social por el otro.Andr Gorz7diferencia el trabajo como poiesis, como realizacin de s,7 Gorz en su *etamorfosis del trabajo (1997) ya haba adelantado esta distincin en unaclasificacin de las actividades apoyada en la triparticin realizada por Arendt: el trabajopara s (labor), el trabajo mercantil (trabajo) y la actividad poitica (accin). No obstante,25de creacin de una obra o de una produccin, del trabajo como actividadsocial, no como aquello que se hace sino como aquello que se tiene, ono se tiene (2003: 12). Lapoiesissupone, en este sentido, latransformacin del medio ambiente a travs de lo que elhombre puedehacer con sus manos y con su cabeza, pero tambin la transformacin yrealizacin de s mismo. El trabajo como actividad social, por su parte, eseltrabajo-empleo, eltrabajo asalariado como fuente de identidad social,como base para la construccin de la propia vida. Esta ltima concepcindel trabajo en tanto que construccin social, propia de la ltima fase delcapitalismo, no lo es tanto, seala Gorz, porque presupone unaremuneracin, sino porque ordena la vida en torno a la funcin social quel mismo genera..llena unafuncin socialmente identificada y normali"ada en laproduccin y la reproduccin del todo social. Y para llenar una funcinsocialmente identificable, lmismo debe ser identificable por las competenciassocialmente definidasque pone en funcionamiento segnprocedimientossocialmente determinados (la cursiva es del autor, Gorz, 2003: 13).Este trabajo, como algo que se tiene o no se tiene, se debe a sudefinicin como actividad eminentemente social. En ese marco, el trabajoha adquirido una centralidad inusitada en trminos de relaciones eintercambios sociales, de manera tal que supone posibilidades deinsercinoexclusin, yanms, hacegirar laidentidadpersonal ocolectivaentornoaesasposibilidades. Si lascompetenciasnoestnsocialmente definidas y no se inscriben en una funcin -oficio, profesin,empleo- tambin definida socialmente, la persona que hace algo con susmanos y su cabeza, sin estar inscripto en una funcin social, -es decir, sicreemos que la distincin de Gorz no es triple sino doble, tal como lo plantea en*iseriasdel presente' +i,ue"a de lo posible (2003), diferenciando las actividades instrumentalesdeaquellasqueconstituyenunfinens mismo, convirtindoseenunaaccinconsentido. 26notieneunempleo-notrabaja, porquenorespondeaunademandapblica y socialmente determinada (Gorz, 2013). Lafuncin socialque viene allenar eltrabajo en lassociedadescapitalistas, es posible rastrearla, siguiendo el recorrido de Annie Jacob,msalldeloslmiteshistricosdelaaparicinyconsolidacindelcapitalismo en tanto que sistema universal. Desde una perspectiva socio-histrico-antropolgica la autora se remonta a las imposiciones delGnesis de la cultura judeocristiana, la aparicin del ascetismo laico quesupuso la Reforma, as como las nuevas interpretaciones del mundo y lasvisionesacercadelosotros quesefueronconfigurandoapartir deldescubrimiento del Nuevo Mundo y la imagen del buen salvaje. En esesentido,ysobre esteltimoaspectoenparticular,lasrepresentacioneseuropeasacercadelosindioscomportanunavisindespectivapor elpocoapegodelosamericanos, notantoalasactividades, ques lasrealizan, sino a lo que de funcin socialmente identificada y normalizada,parafraseando a Gorz, puedan tener. Segn esta representacin lossalvajes no trabajan, juegan (Jacob, 1985).Gorz seala adems que esta construccin social que es el trabajotal comolohadelineadoel capitalismo, el mismocapitalismosehaencargado de abolirla -precisamente por ser una construccin suya-. En elmismomomentoquelo elevaba al rango denico sentido devida,poderoso medio de socializacin, de normalizacin y estandarizacin, loeliminabaoloconverta enunbienescaso. Nohansidopocaslascontroversias acerca de lo que se ha dado en llamar el fin del trabajo,unodecuyosvocerosesel propioautor. l, noobstante, nodejadepuntualizarqueloqueestenvasdedesaparicinnoeslaactividadcreadora y productora del hombre, sino el trabajo socialmente definido. Lapoiesis, como autorrealizacin, es un acto soberano, una creacin que esimposible de socializar o codificar. Este tipo de trabajo sobre s y sobre elmundo, no puede tener fin, pero s eltrabajo asalariado como principioregulador y organizador de la vida humana (Gorz, 2003). Este diagnstico27supone la caracterizacin del fin de una poca marcada por la centralidaddel trabajoasalariadopropiodelasociedadcapitalistamoderna. Eselcapitalismo que Max Weber ha definido por su estructuracin yconformacinentornoalaorganizacinracional-capitalistadel trabajobsicamente libre (2003:12). Si el trabajo como meta, en sentido 'profesional', requerida as porel capitalismo (Weber, 2003: 48) sedesdibujaodesaparece, podrapensarse, en trminos weberianos, que lo que tiende a desaparecer es labase misma sobre la que se asienta el capitalismo. La desaparicin de laorganizacin racional del trabajo producira la situacin paradojal de vivirenunasociedaddetrabajadores, perosintrabajo. Antesdeavanzarsobre posibles o improbables desapariciones, centraremos la atencin enotras conceptualizaciones acerca del trabajo asalariado.CuandoWeberrastrealosfundamentosreligiososdel ascetismolaico, a fin de dar cuenta de las particularidades del trabajo en elcapitalismo, sealadosaspectoscentralesparalaconformacindeuntipo particular de trabajador, tendientes a acentuar el proceso deracionalizacin. Por un lado, el cotidiano proceder de las personas se fueadecuando a un creciente y constante autocontrol, conjuntamente, se fuedelineando la educacin de los monjes en calidad de trabajadores. Claroestquesetratadeuntipodetrabajador particular, yaqueestalserviciodel reinodeloscielos. El modelodel ascetismopuritano, noobstantedichaespecificidad, logrextenderseysentar lasbasesdelespritu que dio origen al capitalismo (2003: 109).Tal vezsepodraobjetar lapertinenciadeWeber paranuestroanlisis, ya que no estamos hablando, en nuestro caso, de un capitalismode ahorro y produccin, caracterstico de la poca en la que apareci#atica protestante, sino de uno caracterizado por la superproduccin -conun fuerte componente en el rea de servicios y en los bienes inmateriales-y, esencialmente, por el consumo. Lo que nos resulta central y clarificadoren la obra de Weber es lo que l seala como la instauracin de un tipo28de relacin tica y moral, de caractersticas inditas para la humanidad,de los seres humanos con su trabajo, relacin que se puede resumir bajolas formas de la vocacin.Veremos, a lo largo de nuestro recorrido, las nuevasconfiguraciones que se nos ocurren centrales, no solamente en cuanto alosactualessentidosyderivacionesdel ascetismolaico, sinoenlasformas que ha adquirido en el tardocapitalismo, centrndonosprincipalmente en la idea weberiana de profesin. Respecto a lasposibilidades de conformacin de lo que podra denominarse un nuevoespritu del capitalismo, seguiremos lo apuntado por Boltanski y Chiapello(2002) ensuanlisisacercadeloquepuedeconstituir el sistemadejustificacionesy autojustificaciones quenecesariamentedebetener elcapitalismoparaseguirfuncionando.Para losautoresel capitalismoesun sistema absurdo ya que los dos polos que lo componen no puedenestar insertos en l a menos que encuentren fuertes justificaciones parahacerlo. Por un lado, los capitalistas se encuentran encadenados a unproceso sin fin e insaciable, totalmente abstracto y disociado de lasatisfaccindenecesidadesdeconsumo, por el otro, losasalariadospierden en el marco de este sistema la propiedad sobre el resultado desu trabajo y la posibilidad de llevar a cabo una vida activa ms all de lasubordinacin (Boltanskiy Chiapello, 2002: 8). Qu hace posible que,enestemarco, losdistintoscomponentesdel sistemasiganformandoparte y, probablemente, adhiriendo al mismo?El interrogante acerca de la naturaleza de la implicacin y adhesinde los actores que componen y dan vida -cada vez renovada- al sistema,parte de la premisa de los autores segn la cual cada etapa delcapitalismo, lleva en s tanto la ideologa como el sistema deautojustificaciones que se convierten en su sustento. Ambos componentesson los que permiten que todos colaboren y estn de acuerdo. La nocindeespritu, enestesentido, serefierealaideolog&a,uejustificaelcompromiso delcapitalismo (las cursivas son de los autores, 2002: 9),29habidacuentadequelainteriorizacindelospreceptosprotestantesmediante la conformacin de un ascetismo laico, propia de la etapa deformacindel capitalismo, nologradar cuentadelasconfiguracionesactuales. En esta lnea, remarcan la insuficiencia de una hiptesis por lacual esta adhesin se lograra por la coaccin ejercida frente a laamenaza del hambre o el desempleo. Yendo ms lejos an ydetenindose ya no en los excluidos o en lo que comporta la amenaza deexclusin, sinoenlosqueformanpartedel sistema, observanqueelsalariopuedeser laraznparapermaneceroquerertenerun empleo,pero no para implicarse en l.Lapuestaenmarchadeunsistemaideolgicomovilizador seconvierteenindispensableparamotivar al personal calificado, cuyacolaboracinesfundamental, yconellos, extender laactitudpositivahacia el trabajo al resto de los trabajadores (Boltanski y Chiapello, 2002).La complejidad de las relaciones que se establecen entre quienestrabajan y su sistema de autojustificaciones, adhesin y fuerte implicacinensustrabajos, suponerespuestasque, enprincipio, nosimplifiquendicha complejidad. El concepto de profesin es central en la obra de Weber, desde elmomento en que plantea que la relacin particular que el individuoestablece con su profesin es condicin necesaria para la existencia delcapitalismo. El autor remarca que, tanto en el alemn beruf, como en elinglscalling, existeunaremembranzareligiosa: lacreenciadeunamisinimpuesta porDios(2003:69)ynos seala,asimismo,el factorirracional que se oculta en toda idea de profesin.-eruftiene elsignificado de posicin en la vida, de una clase concreta de trabajo (69).Apartir deunseguimientoalolargodelos aos sobreel trminoprofesin, Weberpuntualizaquetantolaideaalaquestaserefierecomo su sentido literal, son completamente nuevos: hijos de la reforma. Nienlaantigedadni enel medioevoexistasemejanteestimacindeltrabajo diario que lleva en s la idea de profesin y que se deriva de la30observacinenel mundodelosdeberesqueacadaquienobligalaposicin que tiene en la vida. Esto es, una valoracin tica de la actividadprofesional, mediante el acrecentamiento del inters religioso otorgado altrabajo. Desde la caracterizacin weberiana, el hombre no puedesustraerse a una profesin, ya que sta es una donacin, un mandatode Dios que adquiere las formas de un destino y de una misin. Destino ymisin en la vida en el sentido de un poder o facultad que es otorgado aalguienparadesempear algncometido. YagregaWeberlapalabra'profesin' que nosotros traducimos del latn (en el sentido deespecializacin en una actividad constante del individuo) se manifiesta nonicamenteenlaplidavozopus, sino, demaneraespecial, coneltrmino oficium (2003: 79). El oficio y la profesin, por tanto, guardan ensu origen ciertas remembranzas que lo emparentan ms con eldestinoque con algn tipo de eleccin, de ah su relacin directa con el conceptodevocacin. Nosonpocas, comoveremosenel prximocaptulo, lasvariantes contemporneas acerca de la profesin en tanto que misin, yano en la vida, sino en el trabajo.Nosdetendremosenestepuntoenalgunasconceptualizacionesacercadel trabajocuyoejeestructurantegiraentornoalanocindeltrabajo como un derecho, en trminos de Gorz, como algo que se tiene ono se tiene, como una actividad social y socializante. Volviendo sobre elrecorrido realizado por Jacob sobre la palabra trabajo:En la Europa del siglo de las luces, en una sociedad que se constituyefueradel camporeligioso, laideadetrabajoqueenlapocadelaReformahaba pasado de castigo a deber, se justificar en adelante por su utilidad social.Los fisicratas, los enciclopedistas y despus los primeros economistas,contribuirn a fijar en torno al trabajo valores que, con la corriente socialista delsiglo XX, sern en cierta medida reforzadas (Jacob, 1985).31Abordaremos esta tradicin terica, principalmente, por lacentralidad que tiene en el mbito nacional. En principio, podemos sealarla relevancia que ha tenido, tanto para los pases centrales como para losperifricos, la obra del socilogo francs Pierre Rosanvallon en el marcodeestatradicin. El autor partedelapuestaencuestindel actualestado de providencia como reemplazo al antiguo estado de bienestar,ya que, sostiene, en el escenario de la creciente situacin dedesocupacin laboral, el Estado ha devenido una mquina deindemnizar. Postular el trabajo como derecho implica no slo garantizarla subsistencia y que las personas obtengan lo necesario para vivir, sinoenmarcarlo en el mbito de la socializacin. Como vemos, aquello que enGorzconservalacarganegativa deconvertiral trabajoautopoiticoenunaactividadreguladaycodificada, aqu aparecenosolamentecomoalgo positivo, sino como el reclamo de un derecho. Derecho a la utilidadasentadoenloqueel autor considerael inalienablederechodelaspersonas a vivir de su trabajo, asociando su ingreso al reconocimientode una funcin social (Rosanvallon, 1995: 123).El autor realizaunexhaustivodetalledel trabajocomoderecho-social, no civil- desde la Revolucin Francesa hasta nuestros das.Partiendo de un pacto de insercin social que pone el eje en el trabajo,1789 marca un hito en torno al derecho de los ciudadanos a la insercinenla sociedad por medio del trabajo y asuparticipacinenla utilidadgeneral. Jacob tambin dedica a este perodo importantes lneas en surecorrido.El trabajo, de medio de acceso a la propiedad, pasa a ser unamercanca. Lacorrientesocialistasearraigaenestegiro. Hegel (deculturaprotestante) ser el primer filsofo en ver en el trabajo un aspecto esencial deldestino humano. Y con Marx y Proudhon la soberana legtima del trabajo lleva ala soberana legtima de los trabajadores. Es a travs del trabajo que el hombre32sealienaenel presente,peroestambinatravs deltrabajoque el hombreconstituir una nueva sociedad (Jacob, 1985: 11).Rosanvallon sostiene que el siglo veinte, profundizando unatendencia que vena registrndose en siglos anteriores, archivacompletamente la nocin de derecho al trabajo, habida cuenta delsurgimiento de nuevas variables econmicas y polticas que pusieron enduda este derecho. La moderna nocin de desocupacin en tanto queinactividad forzosa, pone de manifiesto que la inactividad laboral puede noser producto de una decisin personal sino que se puede atribuir a unacausa macroeconmica. Los problemas econmicos y las crisisproductivas aescalainternacional y nacional dejanal descubierto lavulnerabilidad de aquellos que slo poseen su fuerza laboral. La falta deempleo marca, correlativamente, el surgimiento de otra nocin moderna:el mercado de trabajo como ese espacio en el que se tramitan y negocianlasposibilidadesdeaccesoaunbien,muchas vecesycadavezms,escaso (Rosanvallon, 1995).En esta perspectiva se encuentra inscripta gran parte de laproduccin terica sobre eltrabajo en nuestro pas8, desde los estudios8Los estudios sobre el trabajo en la Argentina cuentan con una fuerte tradicin terica,una de cuyas manifestaciones ms importantes lo constituye el conjunto deinvestigaciones desarrollado enel interior del ConsejoNacional denvestigacionesCientficas y Tcnicas CONCET a travs de su Programa de nvestigacionesEconmicas sobre Tecnologa, Trabajo y Empleo PETTE. Segn la informacinsuministrada en el sitio oficial El programa PETTE, con sede en el Centro de Estudios envestigacionesLaborales(CEL) fuecreadooficialmenteel 19demayode1992,asimismo, se especifica la particularidad de los estudios all desarrollados El Programaconcentra su actividad en el estudio sistmico de las interrelaciones generadas entre lasinnovaciones tecnolgicas derivadas de la investigacin cientfica bsica y susaplicaciones- y las innovaciones organizacionales dentro de las empresas productorasde bienes y servicios. El programa est, actualmente, dirigido por Guillermo Neiman ycuenta con un importante nmero de investigadores y becarios.www.ceil-piette.gov.ar,fecha de ingreso 12/08/09.En el mismo sentido, podemos hacer referencia al Programa de nvestigacin Cambioestructural y desigualdadsocial queproducelarevistaLavboratorioal interior delnstitutodenvestigacionesGinoGremani delaFacultaddeCienciasSocialesdelaUniversidad Nacional de Buenos Aires. La revista electrnica Lavboratorio, editada desdela dcada del noventa, est actualmente bajo la direccin de Agustn Salvia, enhttp://lavboratorio.fsoc.uba.ar.Las investigaciones, artculos y publicaciones surgidos deestos espacios fueron fuente de consulta permanente para nuestra investigacin, en loque se refiere al trabajo en la Argentina.33de la teora poltica en los que se pone el acento sobre el Estado comoactor fundamental enel contratoylasrelacioneslaborales, hastalosabordajes de la sociologa del trabajo, en los que la dignidad del trabajoaparece comounejeestructurante dedichaproducciny el trabajo esdefinido como instrumento de sobrevivencia, como dispositivoorganizativo y como constructor de sociedad (Bialakowsky, 2004: 15). En este sentido, gran parte de la produccin acadmica en nuestropas en relacin al trabajo hace hincapi en las transformacionesoperadasenel interior del mercadolaboral, ylaaparicindenuevasfiguras en torno al trabajo: trabajadores excluidos, informales,precarizados, autogestivos, desempleados. Martn Spinosa (2007), en untrabajo acerca de las formas actuales del empleo en relacin a laempleabilidad, seala los lmites que comporta la consideracin delmercado de trabajo equiparado al empleo- como un dato dado yhomogneo en el que los sujetos participan o del cual se ven excluidos.La perspectiva econmica neoclsica, por un lado, lo equipara concualquier otro tipo de mercado de los que conforman la sociedadcapitalista y est basada en la hiptesis de la libre competencia y libertadde eleccin de los individuos. Otras perspectivas, agrega, consideran almercadolaboral unespacioenel quesesuscitanproblemas enlosflujos de la fuerza de trabajo. Siguiendo al autor, ambasconceptualizaciones desconocen el problema del empleo como unaconstruccin social particularmente situada, habida cuenta de laDestacamos tambin algunas obras que utilizaremos a lo largo de nuestra investigacinyfueronampliamenteconsultadas, comoson: BATTSTN, Osvaldo(comp.)2004 Eltrabajofrenteal espejo' .ontinuidadesyrupturasenlosprocesosdeconstruccinidentitariadelostrabajadores. Buenos Aires: Prometeo. FERNNDEZ,Arturo(comp.)2005.Estadoyrelacioneslaborales/ transformacionesyperspectivas. BuenosAires:Prometeo libros. Resaltamos el carcter colectivo de estas dos produccionesacadmicasquerecogenel aporte de numerososdocentese investigadoressobreeltrabajo y las relaciones laborales de las ciencias sociales en nuestro pas. SCAVNO,Dardo. 1999#aeradeladesolacin' 0ticaymoral enla(rgentinadefindesiglo.Buenos Aires: Manantial. A esto sumamos una importante obra, de filiacin marxista, anivel regional: ANTUNES, Ricardo. 2005.#ossentidosdel trabajo' Ensayosobrelaafirmacin y negacin del trabajo. Buenos Aires: Herramienta. Taller de estudioslaborales.34caracterizacin del empleo como una forma particular de trabajo asentadaen la disputa de carcter estructural entre el capital y el trabajo, por lotanto, una forma siempre cambiante, siempre conflictiva y en permanentereconfiguracin (Spinosa, 2007: 250).Lacategoradedesocupado, sealaRosanvallon, sediferenciacompletamente de aquellas otras que, en siglos anteriores, hacanreferencia a los individuos sin empleo, sin profesin, en fin, a losindividuos no clasificados, aquellos que se movan al margen de lasociedad. En esta lnea, y en el contexto de crisis laboral de los primerosaos del siglo veinte, la indemnizacin aparece como una figura paliativapara cubrir el accidente que constituye la desocupacin. El autorconsideraqueel derechoalainsercin -enArgentinacaracterizadocomo dignidad del trabajo- enriquece al derecho social como unimperativo moral ya que, ms all del derecho a la subsistencia procuradar formaal derechoalautilidadsocial9, apartir delaimplicacinrecproca del individuo y la sociedad (Rosanvallon, 1995). Podemosobservar aqu una visin acerca del trabajo en la que aparece el Estadocomo un actor fundamental; un tercer actor en las relaciones antagnicasentre capital ytrabajo, que tiene por funcin la legislacin, la regulacin,la asignacin, en fin, la mediacin, Recapitulando, lo que en Arendt se nos presenta como una de lastresactividadesqueconformanlavidaactivadeloshombressobrela9EnunfragmentodesulibroRosanvallonsededicaaargumentar encontradelaasignacinciudadanauniversal (temadecadavezmscrecienteactualidad, habidacuenta de la desocupacin estructural en el mundo capitalista), principalmente desde laconcepcin del trabajo como derecho, en relacin a la utilidad social. A modo de ejemplocitaremos, para presentar los argumentos a favor de tal iniciativa, a la posicin tomadapor los autores italianos contemporneos de tradicin operatista (Virno, Berardi, Marazzi)con los que trabajaremos en los captulos subsiguientes. Ha sido el cognitariado globalquienhaempezadoaponerestacuestinenel ordendel dayesesemismocog-nitariadoel quedebe hacercrecerlareivindicacindelsalario mnimo interplanetario.Aunque esa propuesta pueda parecer utpica en la actualidad, con la actual relacin defuerzas polticas y sociales, es previsible que a medio plazo crezca la presin a favor deunsalariomnimoplanetario. BERARD, Franco. 2003.#af1bricadelainfelicidad'2uevasformas de trabajo y movimiento global'Madrid:Traficantede sueos, p. 168.(Disponible en www.sindominio.net )35tierra-actividadpor mediodela cual loshombresimprimensusello almundo-, loqueel marxismopostulacomoactividadsocial fundamentalcontrapuesta al capital a travs de una relacin asimtrica y deexplotacin, adquiere en la tradicin terica a la que estamos haciendoreferencia un nuevo estatuto: un contrato entre los Estados y los sujetosdelaaccinsocial cuyo resultadoes lacategoradetrabajosocial,fuertemente asociada a la idea de dignidad (Rosanvallon, 1995: 173). Enestesentido, estatradicinpolemizaabiertamenteconquienes, comoArendt, piensan que el trabajo responde a esencialidades inmanentes einmutables a lo largo de la historia (Battistini, 2004: 24).Preferimos considerar, talvez con cierto esencialismo arendtiano,que la transformacin de la sociedad en una sociedad de trabajadores olaborantes -a partir de la glorificacin deltrabajo, bajo las formas de lalabor-, hallegado, comolarealizacindel deseoenloscuentosdehadas, demasiado tarde y de manera contraproducente puesto que setrata de una sociedad de trabajadores que est a punto de ser liberada delas trabas del trabajo y, lo que es an ms desalentador, dicha sociedaddesconoce esas otras actividades ms elevadas y significativas por cuyascausas merecera ganarse esa libertad (Arendt, 2003: 17). Aquellasactividades que, recordemos sus palabras, no se dan sino en el marco dela accin.Arendt realiza una defensa encendida de la accin (es necesarioreiterar que son esto se refiere a la poltica) como aquella actividad propiadel hombre,uahombre, decadaunodeloshombresenloquedenico, diferenciadoydistintivotieneyquelepermitelaaparicinanteotros, unestar entreotrosquesloesposibleenel marcodeunaactividad que escapa al orden de la necesidad.La conviccin de que lo ms grande que puede lograr el hombre es supropiaaparicinyrealizacinnoescosanatural. Contraestaconviccinse36levanta la del homo faber al considerar que los productos del hombre pueden serms -y no slo ms duraderos- que el propio hombre, y tambin la firme creenciadelanimal laboransdequelavidaesel mselevadodetodoslosbienes(Arendt, 2003: 230).La aparicin y realizacin de los hombres mediante la accin y eldiscurso, no es, de ningn modo, una actividad socializante, no es unaactividadquetengaunfinpor fuerades misma, noesregulablenicodificable, no viene a llenar ninguna funcin socialmente determinada, nipuede repetirse. Es una aparicin nueva e imprevisible -por lo tanto, noregulable- cada vez. En su lectura sobre la obra de Arendt, Daniel Mundonos recuerda que un mundo sin poltica, un mundo igualitario delaborantesesunpeligrodelapocamodernacontrael quelaautoraescribi #a condicin humana. Un lugar comn como ese ya no sera un espacio donde las personastendranquepresentarseyrevelarsemsalldeloqueson, entantoactorpolticooentantoespectadorcrtico; eselugarcomnrecibirael nombredemercado, endondelos individuos noserenencomopersonassinocomoproductores, sujetos de la produccin que ya no se muestran a s mismos, en elactovalientedeaparecer yrevelarse, sinoquemuestransusproductos. Noexhiben lo que son, muestran lo que hacen (Mundo, 2003: 26).Si laspersonasfueranjuzgadas, evaluadas, enfin, tomadasenconsideracinporloquehacenynoporloqueson, prosigueMundo,terminaran convirtindose en esclavos de sus propias facultades, de suspropiospoderesohabilidades (2003: 43). Estar atadosalospropiossaberes y facultades ser uno de los motivos sobre los que indagaremosen las pginas siguientes al pensar en los modos de ser del trabajo y dequienes trabajan en la actualidad. Resulta sugerente, asimismo,detenerseenlascaractersticasdeesenuevolugar comn(yver si37tambin llevara el nombre de mercado10), en el cual los hombres no sereuniran ya como productores que muestran sus obras, entre otrascausas, porqueel trabajo actual no se objetiva enproductoalguno.Tampocoseraunlugar, comoqueraArendt, enel queloshombresapareceran como personas en su pluralidad y singularidad. Tal vez seaun lugar en el que los hombres se muestran a s mismos, pero bajo unaforma reificada, como personas producidas.Este lugar, ya lo adelantamos, es la industria laboral, un inditolugar comn que se ha conformado, que se ha institucionalizado y quegira en torno al trabajo. No un mercado, pues no se trata solamente defuerzadetrabajopuestaalaventa. Setratadel trabajocomounbien-escaso- al que muchos aspiran alcanzar, pero tambin del trabajo comotema, como anhelo, como posibilidad.Tambin se trata de un espacio enel queloshombresnomuestransutrabajosinoquesemuestranaltrabajo, comopotencia, comoposibilidad, ellosmismoscomoproductodirecto de la industrializacin. Se muestran -y aqu tambin nosadelantamos- como empleables. 10El trminomercadodetrabajo yel msnovel mercadodepases -dehecho,importadodel mundodel ftbol- hapregnadoel discursodelaindustriadel trabajo,convirtindose en un componente ms de sus modalidades enunciativas. 38Un mundo globalEl sabio es el heredero del trabajo humano, de la inteligenciaacumulada en la infinita sucesin de gestos de trabajo y de actos derecha"o del trabajo' El recha"o del trabajo 3el ahorro de fatiga3es el motor evolutivo de la inteligencia' #a inteligencia es el recha"o del trabajo ,ue se materiali"a en forma socialmente til' #a ciencia moderna es consciente de esta funcin suya' 4alileo dice ,ue lafuncin de su saber es reducir el trabajo de los artesanos multiplicando su potencia, y 5rancis -acon dice con ambig6edad/knowledge is power' El conocimiento es potencia y!o poder'El sabio sabe ,ue conocer es potencia' El mercader y el guerrero ,uieren obtener poder del conocimiento' )ara ello deben someteral sabio' )ero si el sabio no se somete, el conocimiento no acepta eldominio' )or eso el guerrero y el mercader recurren a astucias ytri,uiuelas, para someter la potencia del pensamiento al poder deldinero y de la violencia'*e+ombinant, ---.re+ombinant.orgEl trabajo ha cambiado y todos parecen estar de acuerdo, si no enlos juicios valorativos acerca de los cambios, s en que las causas de sutransformacinhande rastrearse conjuntamente conlas consecuenciasde la globalizacin. Siguiendo este razonamiento, el trabajo, lasrelacioneslaboralesysugestin, hancambiadoporqueel mundohacambiado, y el mundo es otro porque es un mundo globalizado.De un modo o de otro, todos los estados, pueblos e individuos delplaneta contribuyen y se ven afectados por las transformaciones globales39en curso11. A travs de esta breve sntesis de los brasileos Hctor Leis yEduardo Viola podemos empezar a pensar en las mltiples implicacionesque suponen, en relacin al trabajo, sus nuevas formas y configuraciones,las mencionadas contribuciones y afectaciones. Todos contribuimos, todosestamos afectados. Por un lado esta idea nos permite pensar a laglobalizacincomounfenmenocomplejoy,dealgnmodo, deidayvuelta o en mltiples direcciones, y no como una fuerza ajena que pesasobre la humanidad y a la que se soporta o se intenta hacer frente como aun impacto. La globalizacin es abordada, desde distintas perspectivas tericasy disciplinares, como un fenmeno de ruptura y de ms o menos recienteaparicin, ubicable alrededor de fines de los aos sesenta y comienzos delossetentadel sigloveinte(LeisyViola, 2003; Dupuy,2006, Castells,1997, Castel, 1997). En este sentido, aparece definido no slo entrminos de ruptura, sino como un proceso que ha cambiado radicalmenteel funcionamiento del mundo, de modo tal que ya nada es lo mismo. ParaRobert Castel vivimosenunflujoincesantedecambiosylasociedadindustrializada ha sido reemplazada por la idea de mercado. Eldiagnstico del autor se completa, entre otros mltiples aspectos, con ladescripcin de un escenario global con creciente inequidad, marcado porla distribucin regresiva del ingreso, la desocupacin constante y laexclusin (reemplazando las viejas categoras como la explotacin) y laaparicin de nuevas formas de pobreza (Castel, 1997)12.11 LES, Hctor y VOLA, Eduardo. Gobernabilidad global posutpica, medio ambiente ycambioclimticoen2ueva7ociedadN185.Buenos Aires. Mayo/Juniode2003enhttp://www.nuso.org/upload/articulos/3121_1.pdf. Enesteartculolosautoressitanlaglobalizacin en el marco conceptual que la caracteriza como un fenmenomultidimensional, en el que una de sus dimensiones es la econmica y, dentro de ella,ubicancuatrosubdimensiones: unacomercial, unafinanciera, unatecnolgicayunaproductiva. Esta ltima adquiere las formas de la transnacionalizacin creciente de lascadenas productivas.12 Es necesario aclarar que este libro de Castel se centra en un aspecto muy puntual delproceso globalizador;esencialmente,en loque l denomina(yenla mismalnea deltexto citado de Rosanvallon) el advenimiento de una nueva cuestin social ya que, con elnuevo escenario global se pone de manifiesto la inadaptacin de los viejos mtodos degestindelosocial ylosprincipiosorganizadoresdelasolidaridadsocial.CASTEL,Robert. 1997. #a metamorfosis de la cuestin social' Buenos Aires: Paids.40Por otra parte, la globalizacin es definida en trminos decontinuidad histrica como un antiguo proceso que podra remontarse ala ruta de la seda que cre los primeros lazos culturales y econmicosentre la antigua Europa y Asia (Messner, 2001: 48); aunque remoto, sinembargo, el proceso globalizador comporta en la actualidad lascaractersticasdeciertaradicalizacin: laglobalizacincontemporneaes ms rpida, ms barata y ms profunda.13Asimismo, la globalizacin -que se presenta precisamente como unconcepto globalizador- puede ser considerada ambas cosas: laglobalizacin es una realidad que se instala como continuidad y rupturadel modelosocietal queseinauguraconlaRevolucinFrancesaylaRevolucin ndustrial(AlayonMonserat,1999). Desde estaperspectivaaparece, entonces, como continuidad en trminos de radicalizacin de lamodernidad -en tanto sta supone la industrializacin, la consolidacindel capitalismo,as comoelcrecientegradodeinstitucionalizacinylapresencia de los estados modernos-; es decir que la globalizacinaparece como un rasgo an ms general de la modernidad,caracterizado, entreotrosaspectos, porloquesellamael augede laorganizacin (Giddens, 1994).Las reflexiones sobre el trabajo actual, en ese sentido, estn en sutotalidad atravesadas por las caracterizaciones sobre la globalizacin y laidea de cambio: cambio de un modelo productivo por otro, de los modosdegestindel trabajo, delosmodosderepresentacin, del lugar deltrabajo en la vida social e individual, de las ticas que supone. La visinconstructivista de Norbert Elas rastrea el proceso de la civilizacin -dondelos cambios son de larga duracin y, a la vez, no son puramente13KEOHANE y NYE. 2000.ntroduction: Governance in a globalizing World in4overnance in a globali"ing 8orld, Cambridge, citado en MESSNER, Dirk.Globalizacin y gobernabilidad global en Nueva Sociedad. N 176. Caracas,Noviembre/Diciembrede2001enhttp://www.nuso.org/upload/articulos/3005_1.pdf.Laideadeglobalizacincomoprocesomultidimensional estomadaporLeisyVioladeKeohane y Nye, aunque, como vimos, ellos la enmarcan como un fenmeno de rupturaproducido en los ltimos aos del siglo veinte.41racionalesni irracionales- tantoanivel delosindividuoscomodelasociedad, sin caer nien elsujeto nien la estructura y complejizando laarticulacin de ambos niveles. En trminos del autor holands podramospensar en una psicognesis del mundo laboral -que implicaratransformaciones en la estructura psquica y delcomportamiento de losindividuos, cuya principal consecuencia es la autocoaccin- que sedesarrolla a la par de los cambios/procesos sociales y econmicos a nivelestructural, es decir, una sociognesis (Elas, 1994).El tema de las continuidades y discontinuidades entre modernidady posmodernidad, entre capitalismo y tardocapitalismo, aparece con unafuertecentralidadtodavezqueseintentareflexionar sobreel trabajocontemporneo. Es sugestivo observar que los trminos que se utilizanpara referirse alethosinstaurado por el capitalismo tardo posmoderno(flexibilidad, versatilidad, fluidez, liquidez, cambio continuo, fragilidad,fragmentacin, rapidez) tienen su supuesta contraparte en cierta solidezdel capitalismo moderno. Aquelcapitalismo moderno en el quetodo loslido se desvaneca en elaire (Marx, 1985) y que se desarrollaba enuna sociedad signada por una levemodernit/ le transitoire, le fugitif, lecontingent9:. Si losmodosdeexperimentar lomodernosedefinanentrminos de transitoriedad, contingencia y fugacidad, lo posmoderno-globalizado- entonces, pierde particularidad o es la siguiente etapa de unproceso de larga duracin.Preferimosconsiderar,siguiendolaconceptualizacindeNorbertElas, alallamadaglobalizacinymsespecficamenteal capitalismotardo, como la ltima (en el sentido de actual) fase del procesocivilizatorio, y a la actual organizacin -reorganizacin- de las relacioneshumanas quese producen ensu interior,como teniendounainfluenciadirecta en el comportamiento humano cuyo resultado provisional esnuestraforma'civilizada' decomportamientoydesensibilidad (1994:14 La expresin se refiere a la ya clsica caracterizacin de la modernidad que el escritorCharles Baudelaire realiz enEl pintor delavidamoderna, escritoen1859-60ypublicado en 1863.42451). Elas anticipa15 que nunca se dio una interdependencia mayor en unterritorio tan vasto, con tanta complejidad e interrelacin en la divisin defuncionesytal monopoliodelaviolencia. EsthablandoElasdelaglobalizacin? Est refirindose al proceso civilizatorio de Occidente que,como seala, no hace sino avanzar hacia adelante, en un sentido similaral que nos podemos referir acerca de la modernidad. Las nuevas formasde estar de la posmodernidad, caracterizadas comnmente por lotransitorio, lo fragmentario, lo fugaz, no son tales. En un sentidosimmeliano, no son sino las formas, eternas, de la modernidad.SiguiendolaconceptualizacindeElas, el actual momentodelproceso civilizatorio nos mostrara un grado cada vez mayor dediferenciacin e interrelacin de las funciones sociales comoconsecuenciadel aumentodelacompetenciasocial. Estorepresentaindividuoscadavezmsdependientesentres medianteel ajustedesuscomportamientos-cadavezmayor ennmerodeindividuos, perotambindeactosquedebenser previsibles- demaneratal queseandiferenciados, regularesyestables. Estosuponeademsuncrecientedominio, o autodominio, en el manejo de las relaciones interpersonales yentre cada uno de los componentes o dimensiones del fenmeno, lo querepercute en un aumento en los grados de interdependencia. La modelacin del aparato psquico que se produce ensociedades altamente diferenciadas, nos dice Elas, hace que cadapersona adecue su comportamiento de manera tal de corresponderse conlas necesidades de unas redes de interdependencia cada vez mscomplejas, mejor tejidas, a la par de un proceso de paulatina y creciente15 Tengamos en cuenta que El proceso de la civili"acin, aunque presentado en sociedadcasi mediosiglodespus, fueescritoen1930. Estelibro, capital parapensar lasinterrelaciones individuo-sociedad, realiza un recorrido genealgico y un profundoestudiodelaestructuradelasemocioneshumanasysucontrol, as comodeloscambios operados en la sociedad, complejizando la articulacin de ambos niveles. Elasno slo describe en esta obra la direccin que van tomando los cambios, sino que apuntaque los mismos son de larga duracin y, paralelamente, no son racionales ni irracionales.(1994)43diferenciacin de funciones adistintos niveles delasociedad (Elas,1994).Nosdetendremosenestepuntoenel repasodeunaseriedeanlisis, que resultan de inters para nuestra investigacin, acerca de losnuevos contornos que ha adquirido el capitalismo y sus formas deproduccin y gestin del trabajo en el marco de la llamada globalizacin.Aunquelaslecturasylosdiagnsticosacercadelaglobalizacinseanextremadamente heterogneos y dismiles, existen grandes coincidenciasenloqueparecenser sus caractersticas centrales. Por unlado, laarticulacin reticular del planeta con la aparicin de las tecnologasdigitales; por el otro-ocomoconsecuenciadedichaarticulacin-, laconformacin de un modelo productivo diferente al anterior.16 Al respecto,Manuel Castellscaracterizala(nueva)estructurasocial porel pasodeuna economa de bienes a una de servicios, por la desaparicin de lostrabajosagrcolasyfabriles, por el augedeocupacionesejecutivasyprofesionales, as como por el contenido cada vez mayor de informacinen el trabajo (1997: 230). Aunque considera que estas caractersticas seacentan en las economas ms avanzadas delplaneta, tambin insisteen remarcar el carcter global de este proceso por el cual la economa seha vuelto reticular e informacional. En este sentido los cambios operadosa nivel de la produccin, el trabajo y las relaciones laborales se vuelvenpuntos ineludibles para aquellos que intentan acercarse a unacomprensin general de la actual estructura social. Aparecen en Castells algunos aspectos que sern fundamentalespara darcuentadelactual procesoproductivo: los queserefieren alapreponderancia que adquieren la informacin y el conocimiento. Para esteautor informacin y conocimiento son las variables decisivas en la16Sabemoslaambigedadquerepresentadefinir slocomodiferente al sistemaproductivo del tardocapitalismo respecto de su antecesor. Sin embargo, y ya quebuscamosenestecasosloaquellospuntosenlosqueexistecoincidencia, nonosdetendremos aconsiderar si loscambios producidosrepresentanunaruptura, unarevolucin, una continuidad, una radicalizacin de procesos propios de la modernidad.44productividad, ya que se convierten en ventajas competitivas para todoaquel que haga buen uso de ellas en la sociedad de la informacin o delconocimiento (Castells, 1997).En cambio, desde la perspectiva conceptual de autores comoVirno, Berardi, Marazzi, Hardt yNegri, entreotros, sonlasfacultadescognitivas del gnero humano en cuanto tal las que constituyen la basedel sistema productivo contemporneo. La diferencia no resulta menor, toda vez que en el primer caso seconcibe a la informacin y al conocimiento como bienes creados, como uncapital que puede o no poseerse y del que pueden hacer uso laspersonas, las empresas, los estados, y cuyo resultado los pone ensituacin de mayor o menor competitividad. Repasaremos en lasprximaslneas, y conmayordetenimientoenelsiguienteapartado, lasegunda perspectiva a la que hacamos referencia. En sta, laconceptualizacin del conocimiento -o mejor, de las facultadescognitivas- se desmarca de cualquier connotacin en trminos de capitaly adquiere una relevancia que nos resulta esclarecedora para pensar elnuevoethosdel trabajo. Lascapacidadeslgico-lingsticaspropiasdetoda la especie humana son consideradas como la base sobre la que seasienta el actual sistema productivo.17En su obra ;mperio, Michael Hardt y Antonio Negri analizan, puntopor punto, la forma que ha adquirido el nuevo orden mundial,caracterizado como el mperio. El estado de excepcin y las tecnologaspoliciales constituyen el ncleo slido del nuevo derecho imperial. Luegoderastrearloscomponentesjurdicosdel mismo,seapuranenaclararque tanto los conceptos como los sistemas jurdicos estn siemprereferidos a algo distinto a ellos mismos y que para avanzar en lainvestigacin acerca de las transformaciones surgidas en elparadigma17Veremos en el prximo apartado que, una de las tesis desarrolladas por Virno en su4ram1ticadelamultitud, serefiereexactamenteaestepunto. El general intellect,seala, no escapitalfijo, sino que se manifiesta comointeraccin lingstica en eltrabajo vivo. (2003: 121)45de mando, deben descender al nivel de la materialidad18. Necesitamosdescubrir los medios y fuerzas de produccin de realidad social junto conlas subjetividades que la animan (2000: 24).Las concepciones foucaultianas acerca de la sociedad de control yel funcionamiento del biopoder les permiten describir los aspectos ycaractersticascentralesdel conceptodemperio, caracterizadoporunespaciosinlmitesyunatemporalidadimprevisible, ascomoporlaomniversalidad de los sujetos en el marco de una sociedad que se abreen redes. Para analizar los modos de funcionamiento de las formas delmperio, nosdicen,resultacentralhacerlo enelmarco deun contextobiopoltico. Es en este contexto, segn Hardt y Negri, que se ha producido unataylorizacin global de los procesos laborales y una proletarizacin delmundo, ya que elproletariado se est volviendo la figura universaldeltrabajo (Hardt yNegri, 2000). Cabeaclarar quenoserefierenaqusolamente al proletariado industrial sino a aquella fuerza de trabajosubordinada que produce bajo el mando del capital19. La multitudproductiva de la que hablaremos en el prximo captulo.La taylorizacin supone el proceso de estandarizacin del trabajo,una profundizacin de los niveles de alienacin a partir del momento enque cada trabajador realiza su trabajo. Un trabajo montono, repetitivo yrutinario que ubica a cada trabajador en un lugar especfico de la cadenade montaje. Sin embargo la tendencia creciente en el mundo del trabajoparece ser exactamente la contraria: hombres y mujeres que en su trabajo18Llama la atencin la insistencia en la metfora espacial acerca del arriba y debajo delos procesos analizados. No son pocas las ocasiones en las que los autores nos alertanacercadeuninevitabledescenso aunajungladedeterminacionesproductivasyconflictivas (op' .it.: 30).19En un sentido similar Ricardo Antunes utiliza la categora clase-que-vive-del-trabajoconel objetivo deotorgarvalide" contempor1neaal conceptomarxianodeclasetrabajadora. Segn este sentido actual de clase, quedan incluidos all todos aquellosque venden su fuerza de trabajo. No se restringe, por lo tanto, al trabajo manual directo,sino queincorpora latotalidaddel trabajo social, la totalidaddeltrabajo colectivoasalariado. ANTUNES, Ricardo. 2005.#os sentidos del trabajo' Ensayo sobre laafirmacin y negacin del trabajo'Buenos Aires: Herramienta: Taller de EstudiosLaborales.46ponen todo de s, incluida su creatividad o hasta su propia personalidaden el trabajo, conformando lo que, desde una filiacin terica compartidaporel propioNegri yconstituidaporungrupodepensadoresitalianoscontemporneos miembros de la tradicin operatista de los aossetenta20, llaman el cognitariado. Elneologismo se refiere a esa clase,sinconcienciadetal, quevendeunafuerzadetrabajoparticular queconsiste, primordialmente, en conocimiento y saber. Las facultadescognitivas, desde esta perspectiva, se han constituido en la base de unsistemaproductivocuyopuntomssalientesehadesarrolladoenlaltima dcada del siglo pasado, asentado en dicha fuerza y denominadopor otro neologismo: la semioproduccin. Enmarcado en esta corrienteterica, FrancoBerardicomparteeldiagnstico por el cual se caracteriza a las capacidades cognitivas comoel elemento central de un sistema productivo de reciente aparicin.Seala, no obstante, que en los ltimos aos se ha producido elhundimiento de la ideologafelicista fuertemente asociada a estesistema y ligada a la economa de red, producto de la cada de la burbujaespeculativa. Este hundimiento comenz cuando los ttulos tecnolgicoscomenzaron a perder valor en la bolsa; de all a la crisis financiera slohabaunpasoyesoderivenunaautnticacrisiseconmica, conrasgosdecrisisdesobreproduccinsemiticaytecnolgica (Berardi,2003: 10). Enel diagnsticodel autor,porotraparte, sepuntualizaqueelhundimiento de la new economy(es decir, del tejado ideolgico bajo elque se arm y desarroll la semioproduccin de los aos noventa) nosupone el correspondiente hundimiento del proceso de produccinconectado en red, la net economy. Muy por el contrario, sostiene Berardi,la red no ha hecho sino expandirse. En estos trminos describe elescenario de la era global:20Nos referimos aqu al grupoaunquenombradocomotal, nodesconocemos laheterogeneidadqueleespropia- constituidopor autorescomoPaoloVirno, FrancoBerardi, Cristian Marazzi y el propio Antonio Negri, entre otros.47.lastecnologasdigitaleshanhechoposibleunaorganizacindelaproduccin cada vez ms independiente del territorio y de la fbrica. Laproduccinsehaconvertidoenunciclocontinuoyglobalizadoenel queseponenenconexinfragmentosdetrabajolejanosydiversos, bajoel mandounificado del capital (2003: 160).En ese sentido y en relacin a las formas actuales que adopta eltrabajo, siHardt y Negrianunciaban su taylorizacin, elya mencionadoBerardi, PaoloVirnoy ChristianMarazzi vanadetenerseenloqueconsideran el aspecto central e indito de estas formas: el surgimiento deun capitalismo centrado en las capacidades cogniti%asde los sujetos.Volveremos recurrentemente sobre este punto a lo largo de nuestroanlisis, porlopronto, serdejado en suspensoa fin de conti