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González Álvarez, David (2013): Del precariado a la nada. La situación laboral de la Arqueología Comercial en el Estado Español a comienzos del s. XXI. En: Jaime Almansa Sánchez (ed.), Arqueología Pública en España. Madrid: JAS Arqueología, 151-168.

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  • JAIME ALMANSA SNCHEZ (ED.)

    #pubarch

    ARQUEOLOGAPBLICA

    EN ESPAA

  • Todos los derechos reservados. El contenido de esta obra est protegido por Ley. Queda totalmente prohibida cualquier forma de reproduccin de la ^necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra dirjase al Editor www.jasarqueologia.es

    Primera Edicin, diciembre de 2013

    De la edicin: :^^>h Plaza de Mondariz, 6 28029 - Madrid www.jasarqueologia.es :^

    Los Autores

    De la imgen de portada: Juany Medina Rodrguez

    /^E

    Depsito Legal: M-36562-2013

    /^W www.servicepoint.es

    Impreso y hecho en Espaa - Printed and made in Spain

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    Del precariado a la nadaLa situacin laboral de la Arqueologa Comercial en el

    Estado Espaol a comienzos del s. XXI

    David Gonzlez lvarezDepartamento de Prehistoria

    Universidad Complutense de Madrid

    1. IntroduccinEn las ltimas dos dcadas, las actuaciones arqueolgicas

    desarrolladas desde el mbito empresarial desconectadas en su mayor parte de las universidades y los Organismos Pblicos de Investigacin (OPIs) han supuesto el mayor porcentaje de las intervenciones arqueolgicas efectuadas en el estado espaol. Estas actividades han involucrando a una cantidad masiva de profesionales y tcnicos especialistas, y han obteniendo ingentes volmenes de datos arqueolgicos que han permitido relaborar las narrativas histricas de mltiples perodos y territorios. Por ello, analizar la economa poltica y el proceso de conformacin del mbito productivo y profesional GHOD$UTXHRORJtDFRPHUFLDOUHH[LRQDUFUtWLFDPHQWHDFHUFDGHlos problemas del sector y aportar ideas de mejora son lneas de accin necesarias en nuestra disciplina que intentaremos abordar en el presente trabajo.

    En relacin a la caracterizacin del sector de la Arqueologa comercial en el estado espaol, existen abundantes trabajos centrados en cuestiones tcnicas y procedimentales, en el modelo de gestin o el marco legislativo de este sector de actividad econmica (Arnaiz et al. 2009; Castillo 2004; Cerdeo

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    et al. 2005; Criado 1996; Criado et al. 2004; Domnguez Alonso et al. 1994; Parga-Dans 2010c; Querol 2000, 2010; Querol \0DUWtQH]'tD] 5RGUtJXH]7HPLxR 9LGDO Dichos estudios ofrecen valoraciones semejantes a trabajos VREUHODVUHDOLGDGHVHQRWURVHVWDGRVHXURSHRV%R]yNL(UQ\H\&LXFKLQL&XPEHUSDWFK\%OLQNKRUP'HPRXOH.ULVWLDQVHQ:HEOH\ et al./DVHVSHFLFLGDGHVde la prctica arqueolgica en las distintas Comunidades Autnomas (CCAA) del estado espaol hacen comprensible que buena parte de las aproximaciones al campo profesional y sectorial de la Arqueologa comercial se hayan realizado a escala autonmica/regional (Bentez de Lugo 2011; Cacheda 2007; Martnez Daz 2007; Montero Gutirrez 2006-2007; Morn de Pablos et al. 2008; Peral Bejarano 1994; Salvatierra 1994). $GHPiVHQORV~OWLPRVDxRVVHKDQSURGXFLGRUHH[LRQHVTXHrelacionan al auge y cada de la Arqueologa comercial en el estado espaol con el crecimiento y estallido de la burbuja inmobiliaria espaola. Estos trabajos sealan las debilidades estructurales, las carencias tcnicas, legislativas y de aplicabilidad en la Gestin efectiva del Patrimonio arqueolgico &17%DUFHORQD&17&yUGRED'tD]GHO5tR*RQ]iOH]OYDUH]3DUJD'DQVD5XQRVigil-Escalera 2011); valoraciones convergentes con trabajos UHDOL]DGRVHQRWURVSDtVHVRFFLGHQWDOHV$LWFKLVRQ.DGRU2011; La Salle y Hutchings 2012; Schlanger y Aitchison 2010; Zorzin 2011).

    Sin embargo, buena parte de estas aproximaciones ofrecen visiones igualadoras de la Arqueologa comercial, en el sentido de que tratan dicho sector con una perspectiva analtica centrada en preocupaciones disciplinares, como los fallos o aciertos de los modelos de gestin patrimonial, las complejas relaciones entre la vertiente comercial y el mbito acadmico-universitario de la Arqueologa o la relevancia social de la SUiFWLFD DUTXHROyJLFD7DOHV DFHUFDPLHQWRV HYLWDQ GHVFHQGHUa las particularidades e intereses individuales de las personas involucradas en el desarrollo de esta actividad profesional. Por HOORREYLDQORVSUREOHPDV\FRQLFWRVLQWHUQRVGHORVGLVWLQWRV

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    agentes implicados, en ocasiones enfrentados: funcionarios, tcnicos contratados e interinos de las administraciones pblicas, grandes, medianos y pequeos empresarios, socios de cooperativas de trabajadores, trabajadores por cuenta ajena contratados bajo marcos normativos muy diversos, profesionales autnomos, falsos autnomos, becarios, HVWXGLDQWHVXQLYHUVLWDULRVHQSUiFWLFDVWUDEDMDGRUHVGH(77Vparticipantes en escuelas-taller, etc.

    Ante esta enorme diversidad de situaciones e intereses, conviene resaltar que no todos los problemas del sector afectan a todo el colectivo por igual. Ms an, las posiciones HQIUHQWDGDVHQWUHORVGLYHUVRVSURWDJRQLVWDVGHOVHFWRUUHHMDQdinmicas sociales y polticas que conviene examinar con detalle por su relevancia en la prctica arqueolgica. Slo a travs de estos anlisis crticos podremos comprender en toda su complejidad los contextos de produccin de conocimiento DUTXHROyJLFR PiV LPSRUWDQWHV GHO FDPSR FLHQWtFR GH ODArqueologa espaola (sensu Bourdieu 1999), al menos hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria. En este punto, es justo dar crdito a aquellas aproximaciones que s han contemplado algunas de estas problemticas, en especial las relacionadas con la precariedad sociolaboral de los trabajadores del sector $077$ *DUFLD &DVDV *RQ]iOH] OYDUH] Moya Maleno 2010)1.

    Con estos referentes previos, tres objetivos centrales focalizarn nuestra atencin en este trabajo. En primer lugar, sealaremos algunos de los problemas sociolaborales que

    $XQTXHHOSUHVHQWHWUDEDMRHVWpUPDGRSRUXQDVRODSHUVRQDODVLGHDVDTXtUHFRJLGDVson deudoras de conversaciones mantenidas con multitud de compaeros de profesin. Por ello, y como muestra de agradecimiento hacia mis colegas, la redaccin de este texto adopta la primera persona del plural. Ciertos contextos horizontales de debate y WUDEDMRFRRSHUDWLYRKDQFRQWULEXLGRVREUHPDQHUDDIRUPXODUDOJXQDVGHODVUHH[LRQHVy propuestas aqu expuestas. En concreto, quiero destacar por su papel trascendental como catalizadores para la crtica las asambleas abiertas de la Asociacin Madrilea de Trabajadores y Trabajadoras en Arqueologa$077$\HOWUDEDMRGHVDUUROODGRHQHOseno de la Organizacin de Jvenes en Investigacin Arqueolgica (OrJIA) de la UCM, as como la participacin en las estimulantes cinco primeras ediciones de las Jornadas de Jvenes en Investigacin Arqueolgica (JIA), celebradas en Madrid (2008 y 2009), Barcelona (2010), Faro (2011) y Santiago de Compostela (2012).

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    sufren los trabajadores del sector de la Arqueologa comercial. $GHPiV GLVFXWLUHPRV ODV LPSOLFDFLRQHV GH GLFKRV FRQLFWRVen las prcticas de Gestin del Patrimonio arqueolgico y en los procesos de construccin de conocimiento. Por ltimo, apuntaremos posibles vas de resolucin sin perder de vista la compleja situacin de crisis econmica en la que se haya inmerso el sistema productivo estatal.

    2. Los inicios de la Arqueologa comercial en el estado espaol

    7UDV OD PXHUWH GH )UDQFR HQ VH LQLFLy XQ SURFHVRde transicin hacia la democracia que dio lugar a la tentativa de crear un estado moderno en Espaa. Este proceso dot al estado de nuevas bases legislativas e institucionales, a la vez que consolidaba su aparato tcnico y administrativo. Las reformas trataban de superar el largo perodo dictatorial iniciado con el golpe de estado de 1936 para acercar el pas al orden poltico de Europa Occidental. La incorporacin del estado espaol a la Unin Europea y llevar a su ciudadana hacia un estado del bienestar constituan los objetivos fundamentales de los primeros gobiernos democrticos.

    Entre las nuevas normas y leyes, el Patrimonio arqueolgico encontrara un nuevo marco regulador en la /H\GH25 de junio, del Patrimonio Histrico Espaol promulgada por el primer gobierno socialista y que desarrollaba el artculo 46 de la Constitucin espaola de 1978. Su aprobacin y la aplicacin de sus preceptos en posteriores regulaciones, como el Real 'HFUHWR/HJLVODWLYRGHGHMXQLRGH(YDOXDFLyQde Impacto Ambiental y su reglamento ejecutor, aprobado mediante el Real Decreto 1131/1988, de 30 de septiembre, JHQHUDURQ XQ QXHYR HVFHQDULR QRUPDWLYR TXH PRGLFy SRUcompleto la prctica arqueolgica en el estado espaol. La Ley 16/1985 establece que las administraciones pblicas han de asegurar la proteccin y conservacin de los bienes de valor histrico entre ellos los elementos arqueolgicos y apunta la necesidad de adoptar una serie de medidas de proteccin que

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    UHTXLHUHQODDSOLFDFLyQGHPpWRGRVFLHQWtFRVSDUDSUHYHQLURcorregir posibles afecciones negativas.

    Hasta entonces, la arqueologa haba sido una actividad prcticamente restringida a los departamentos universitarios, museos y OPIs. La promulgacin de la Ley 16/1985 abrira la puerta a que tcnicos y especialistas ajenos a estos organismos comenzasen a prestar servicios relacionados con la Gestin del Patrimonio arqueolgico (Querol y Martnez Daz 1996). As, surgi un extenso tejido de empresas, cooperativas y profesionales autnomos que generaron un nuevo nicho de empleo para licenciados y doctores en Historia u otras WLWXODFLRQHVDQHVWpFQLFRVGHGLVFLSOLQDVDX[LOLDUHV\SHUVRQDOQRFXDOLFDGR

    Esta nueva realidad profesional fue rpidamente segregada respecto a la actividad arqueolgica desarrollada a la sombra de las instituciones acadmicas, recibiendo mltiples denominaciones, ms o menos acertadas, como Arqueologa de gestin, de urgencia, profesional, preventiva, de HPSUHVD FRQWUDFWXDO OLEHUDO SULYDGD 'H HQWUH HOODVquiz la denominacin ms adecuada sera la de Arqueologa FRPHUFLDOGHQLGDFRPRODactividad que se genera en torno al Patrimonio Arqueolgico cuando una gestin adecuada del PLVPRGHPDQGDODUHDOL]DFLyQGHDFWXDFLRQHVHVSHFtFDVTXHgeneralmente se desarrollan bajo contrato y, en todo caso, cumpliendo un determinado servicio y cobrando por l (Criado 1996).

    3. La consolidacin de la Arqueologa comercial en la Espaa de las Autonomas

    7UDVVXV LQLFLRVD QDOHVGH ODGpFDGDGHHO VHFWRUde la Arqueologa comercial se consolid en el siguiente decenio, en paralelo al proceso de descentralizacin del estado espaol. El desarrollo de los trminos dispuestos por la Constitucin de 1978 y la progresiva promulgacin de los Estatutos de Autonoma deriv en la transferencia de

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    competencias desde las administraciones centrales a las CCAA. En este marco, la Gestin del Patrimonio arqueolgico, entre otros temas culturales, fue rpidamente asumida por las CCAA, cuyos gobiernos y jvenes administraciones iniciaban entonces voraces procesos de construccin identitaria que refrendasen las posiciones de poder recientemente adquiridas. 6HJXLUtDQFRQWDOQSUiFWLFDVUHODFLRQDEOHVFRQ ORVSURFHVRVGH LQYHQFLyQGH OD WUDGLFLyQ +REVEDZQ\5DQJHUHQORV TXH OD PLWLFDFLyQ \ OD H[DOWDFLyQ GHO SDVDGR MXHJDQ XQpapel central en el sostenimiento de las nuevas construcciones poltico-administrativas, lo cual afectara tambin a la prctica arqueolgica (Daz-Andreu 1995; Gonzlez Morales 1994; Marn Surez et al. 2012; Ruiz Zapatero 2006). Este modelo atomizado de Gestin del Patrimonio provocara que los distintos gobiernos autonmicos se apresurasen a desarrollar su propia normativa rectora del Patrimonio arqueolgico, constituyendo en paralelo sus servicios territoriales de Arqueologa.

    (O UHVXOWDGR QDO VH SXHGH UHVXPLU HQ XQ PRVDLFRcompuesto por 17 parcelas de distinto tamao en las que las administraciones autonmicas pautan la prctica cotidiana de la Arqueologa comercial con mayor o menor dependencia de las agendas polticas de los partidos gobernantes. En este escenario, las normas y los agentes involucrados en la Gestin del Patrimonio de cada territorio generan situaciones sorprendentemente divergentes en cuanto a criterios tcnicos, como las solicitudes de permisos o el seguimiento administrativo de las actuaciones arqueolgicas. La variabilidad de cada una de esas clulas estancas se conjuga adems con otros asuntos ms complejos como las relaciones de poder establecidas en HOUHGXFLGR\HQGRJiPLFRFDPSRFLHQWtFRGHOD$UTXHRORJtD$ORVSURFHVRVGHHVSHFXODFLyQDFXPXODFLyQGHFDSLWDOFLHQWtFRsimblico (sensu Bourdieu 2008) se les suma en el mbito particular de la Arqueologa comercial la libre competencia GHPHUFDGRHQXQ FRQWH[WR EDVWDQWH GHVUHJXODUL]DGR7RGRVestos factores condicionan las particularidades de cada caso regional.

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    4. Arqueologa comercial y burbuja inmobiliaria: auge y cada

    6LQiQLPRGHUHGXQGDUHQODVUHH[LRQHV\DSODQWHDGDVHQaproximaciones precedentes sobre el funcionamiento de la Arqueologa comercial espaola (Barreiro 2006; Criado 1996; Daz del Ro 2000; Parga-Dans 2010c; Querol 2000), rescatar algunas de estas consideraciones nos ayudar a contextualizar los problemas centrales que abordamos en este trabajo.

    En concordancia con las directrices del Convenio Europeo sobre la Proteccin del Patrimonio Arqueolgico de La Valetta (1992), el marco legislativo y administrativo en torno al Patrimonio cultural parte en Espaa de la mxima quien destruye paga, lo que condiciona el contexto de actuacin para la Arqueologa comercial2. As, ante el riesgo real o potencial de que una obra o actuacin urbanstica afecte de alguna manera a restos arqueolgicos conocidos o por conocer, las empresas constructoras, las promotoras inmobiliarias o los propietarios de los terrenos, segn los casos, han de costear la realizacin de determinadas actuaciones arqueolgicas por parte de empresas, cooperativas o profesionales autnomos. Estos servicios arqueolgicos han de evaluar las afecciones patrimoniales y desarrollar las medidas correctoras necesarias que garanticen la proteccin y/o documentacin del registro arqueolgico existente.

    7DOHV WUDEDMRV VRQ VXSHUYLVDGRV SRU ODV DGPLQLVWUDFLRQHVcompetentes en la proteccin y conservacin del Patrimonio arqueolgico, aunque paradjicamente las sociedades o los profesionales autnomos cobran directamente de los promotores GH GLFKDV REUDV (O SXQWR QDO GH HVWDV DFWXDFLRQHV HV ODobtencin de un informe favorable emitido por la administracin pblica que reconozca que las obras pueden continuar su curso, una vez corregidas o aminoradas las afecciones sobre los restos arqueolgicos. Por lo tanto, el ejercicio profesional

    3HVHDTXHHOJRELHUQRHVSDxROUPyGLFKRWUDWDGRHQODUDWLFDFLyQGHQLWLYDse hizo esperar casi 20 aos, hasta su publicacin en el B.O.E. n173, de 20 de julio de 2011.

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    del arquelogo se convierte en una mera actividad tcnica con un objetivo burocrtico-administrativo que prevalece sobre la generacin de conocimiento histrico o la socializacin del Patrimonio. En palabras de Pedro Daz del Ro, el papel del arquelogo comercial dentro de las relaciones de produccin es bsicamente el de ofrecer un servicio especializado que permite liberar suelo urbanizable, implicndose en la produccin general de plusvala (2000: 14). As, las actuaciones arqueolgicas son un coste aadido ms del proceso administrativo para liberar terreno y transformarlo en suelo y sobre ellas rigen las leyes de oferta y demanda propias del libre mercado.

    Esta deriva de la actividad arqueolgica desde unos presupuestos generadores de conocimiento histrico a unos objetivos meramente administrativos se vio particularmente espoleada por la vorgine constructiva y urbanizadora de las dcadas de 1990 y 2000 en el estado espaol. Entonces se produjo el momento lgido de la burbuja inmobiliaria (Brandis Garca 2010; Calvo Lpez et al. 2007; Campos Echeverra 2008; Observatorio Metropolitano 2009: 53-65, 2013), con el desarrollo de grandes LQIUDHVWUXFWXUDV \ H[WHQVDV UHFDOLFDFLRQHV XUEDQtVWLFDV TXHdispararon la cantidad de actuaciones arqueolgicas ejecutadas en todo el pas con especial incidencia en el litoral mediterrneo y en grandes conurbaciones como Madrid (Castillo 2007; Martnez Daz 2007; Parga-Dans 2010c: 179-182). A ello, se sumaba la implantacin y progresiva depuracin de las leyes y normativas en materia de proteccin del Patrimonio arqueolgico (Querol 4XHURO \ 0DUWtQH] 'tD] 5RGUtJXH] 7HPLxR El tremendo crecimiento de las actividades que demandaban sus servicios hizo que las dimensiones del sector en cuanto a carga de trabajo, volumen de empleo y facturacin y las tasas de ganancia de estas mismas empresas alcanzasen cifras inslitas.

    El sector empresarial de la Arqueologa comercial vio desbordadas sus posibilidades de negocio, pues el viciado funcionamiento del sector como mero instrumento tcnico-burocrtico en la liberalizacin de suelo (sensu Daz del Ro 2000) exiga la contratacin de un volumen de fuerza de trabajo VXSHULRUDODGLVSRQLELOLGDGGHSHUVRQDOFXDOLFDGR\UHGXQGDED

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    HQSLQJHVEHQHFLRVSDUDODVVRFLHGDGHV\SURIHVLRQDOHVPiVDYH]DGRV3HURHVWHJDVHRVRDVFHQVR WRFDUtDD VX Q FRQHOcolapso del frgil modelo expansivo de la economa espaola, basado por completo en el ladrillo y la especulacin urbanstica (Navarro et al./DUHFHVLyQHFRQyPLFDTXHVHLQLFLyDQDOHVde la dcada de 2000 hizo que el sector despertase incrdulo GH VX VXHxR GH FRORU GH URVD 7UDV HO FHVH GHO FUHFLPLHQWRdesmedido en el sector de la construccin y con el estallido GH OD FULVLV QDQFLHUD 5RGUtJXH] /ySH] \ /ySH] +HUQiQGH]2011), el endeble sector de la Arqueologa se derrumb cual castillo de naipes y las posibilidades de empleo se han reducido drsticamente (Parga-Dans 2010a; Vigil-Escalera 2011: 17-18), incluso para los trabajadores ms experimentados.

    5. Los problemas sociolaborales de una prctica comercial liberalizada

    Los trabajadores de la Arqueologa comercial desarrollan su trabajo en una situacin marcada, por lo general, por la precariedad y la desregulacin en materia sociolaboral. El rango de situaciones individuales es bastante amplio, debido a la diversidad existente en los modelos organizativos de la actividad econmica, por lo que es conveniente examinar las distintas opciones existentes en el panorama espaol.

    Por un lado, existen empresas y cooperativas con volmenes de facturacin y escalas de actuacin diversas que cuentan con un nmero variable de trabajadores por cuenta ajena en plantilla. Este escenario ha sido examinado en detalle por Eva Parga-Dans (2010b, 2010c), cuya investigacin nos ha proporcionado por vez primera un encuadre general que nos permite calibrar con cifras concretas la importancia y las caractersticas del escenario empresarial de la Arqueologa comercial en el estado espaol. No obstante, la desregulacin y laxitud organizativa del sector provocan que no todas las variables hayan sido consideradas en su estudio, por lo que la imagen derivada de ste ha de tomarse como una aproximacin incompleta la ms seria hasta la fecha a la organizacin laboral del sector.

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    As, junto a las sociedades con trabajadores por cuenta ajena, conviven otras frmulas empresariales y de contratacin que escapan al citado estudio. Por un lado, muchos profesionales del sector son verdaderos trabajadores por cuenta propia LQVFULWRV HQHO5pJLPHQ(VSHFLDO GH7UDEDMDGRUHV$XWyQRPRVde la Seguridad Social. Estos profesionales acometen trabajos de pequea escala o prestan sus servicios a empresas de Arqueologa comercial. Al mismo tiempo, ciertas empresas o sociedades promueven prcticas de contratacin dudosas, o directamente irregulares, empleando en sus actividades empresariales a falsos autnomos y/o eternos becarios en formacin. Adems, nos encontramos con casos aislados de empresas constructoras, administraciones pblicas u OPIs que cuentan con divisiones de personal que realizan trabajos de Arqueologa comercial. Por lo tanto, el rango de opciones de empleabilidad a considerar es muy diverso en el sector de la Arqueologa comercial del estado espaol, y dicho abanico se ampla an ms si introducimos las divergencias que podemos encontrar entre diferentes CCAA en relacin a las distintas dinmicas productivas o a diferencias legislativas.

    En general, la inexistencia de un convenio colectivo propio para la Arqueologa en la mayor parte de las CCAA slo existe en Catalua, Galicia, Castilla y Len y Comunidad Valenciana DPSOLFD OD SUHFDULHGDG \ OD LQGHQLFLyQ ODERUDO SDUD ORVtrabajadores por cuenta ajena y propicia que algunas empresas abusen de frmulas dudosas como los falsos autnomos. Al no H[LVWLUFRQYHQLRVQRH[LVWHQFDWHJRUtDVODERUDOHVELHQGHQLGDVcon tablas salariales asociadas que recojan los cometidos y requisitos precisos para cada puesto de trabajo necesidades formativas, destrezas determinadas o experiencia laboral previa o las condiciones de promocin, impidiendo as la existencia de una carrera profesional clara para los profesionales del sector3.

    3 La existencia de Convenios sectoriales ni siquiera soluciona algunos de estos problemas. Debido a ciertas imprecisiones y vacos en su articulado, an en las CCAA TXHFXHQWDQFRQFRQYHQLRVYLJHQWHVQRVHKDQUHVXHOWRSUREOHPDVFRPRODLQGHQLFLyQde la carrera profesional del sector. Por ejemplo, la existencia de categoras laborales poco claras, como sucede con el arquelogo de empresa del convenio vigente en Galicia (Moya Maleno 2010: 21), pervierte la utilidad y la aplicabilidad de estas regulaciones laborales.

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    La movilidad, el derecho a dietas por desplazamiento o la disponibilidad del trabajador fuera de la jornada habitual tampoco quedan regulados, facilitando los abusos por parte de la parte empleadora. A la vez, la inexistencia de convenios provoca que se carezca de normas de seguridad e higiene adaptadas a la propia realidad laboral de la Arqueologa.

    Los salarios en la Arqueologa comercial son muy bajos, generalmente alejados de las tablas salariales de otras profesiones cercanas. Los sueldos suelen maquillarse a travs del prorrateo de las pagas extras o mediante la retribucin monetaria de vacaciones no disfrutadas. En paralelo, las horas extraordinarias dedicadas a elaborar informes y memorias no suelen remunerarse. Por ello, a medio/largo plazo muchos profesionales abandonan su trayectoria laboral en favor de otras opciones laborales mejor pagadas.

    Pero si la situacin era mala, el futuro es an peor tras las reformas laborales introducidas por el gobierno conservador de Mariano Rajoy. Ms all de abaratar el despido, la contrarreforma laboral contenida en el RD-Ley 3/2012 ha convertido los convenios laborales en papel mojado (Aragons 2012; Lpez Gmez y Lpez Lara 2012). La aplicacin de estos acuerdos de mnimos podr ser suspendida por las empresas con extrema facilidad, dejando a los trabajadores del sector en las CCAA con convenios de Arqueologa vigentes igual de desprotegidos que sus compaeros de otras autonomas que carecen de estas regulaciones.

    La eventualidad y temporalidad en la contratacin es uno de los principales problemas del empleo por cuenta ajena en Arqueologa comercial, ya que su actividad depende totalmente de los ciclos de la construccin. Adems, debido a la necesidad de realizar ciertos trabajos en los meses ms favorables para trabajar al aire libre, la ocupacin sufre una marcada estacionalidad con picos veraniegos en la oferta de empleo e inactividad generalizada en invierno. Esta situacin puede UHODFLRQDUVHFRQ ODEDMD WDVDGHFRQWUDWRVMRVR LQGHQLGRV\con el predominio de contratos por obra y servicio (vid. Parga-Dans 2010b). Al mismo tiempo, los profesionales autnomos se

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    ven obligados a afrontar con incertidumbre sus compromisos laborales a corto plazo, vindose obligados a darse de alta en la Seguridad Social de manera intermitente, aadiendo as DQJXVWLD\GHVFRQWURODVXSODQLFDFLyQSURIHVLRQDO

    En el caso de algunas CCAA, como la Comunidad de Madrid o el Principado de Asturias, a todo lo anterior se suma la inexistencia de normativas o reglamentos que desgranen OD DSOLFDFLyQ GH ODV OH\HV DXWRQyPLFDV GH 3DWULPRQLR 7DOsituacin favorece la arbitrariedad en la Gestin del Patrimonio DUTXHROyJLFRHQDVSHFWRVFRPRODGHQLFLyQGHORVFULWHULRVGHcalidad exigidos en los trabajos o los requisitos necesarios para dirigir intervenciones arqueolgicas. Esta falta de regulacin aumenta ms si cabe la inseguridad en el ambiente laboral FRWLGLDQRDPSOLFDQGRHOGHVDVRVLHJRGHORVSURIHVLRQDOHV

    7UDEDMDU HQ $UTXHRORJtD FRPHUFLDO VH KD FRQYHUWLGR HQuna ocupacin con la que no es posible trazar planes de vida a largo plazo. La dura competencia que vive el sector en estos ltimos aos, con un alocado desplome de los precios, repercute directamente en los trabajadores en forma de peores condiciones laborales y salarios cada vez ms bajos. El trabajador se encuentra generalmente indefenso, ya que no muy frecuentemente conoce y exige sus derechos laborales ms bsicos. Debido a la temporalidad y a la desunin del colectivo no abundan asociaciones profesionales ni representacin sindical dentro de las empresas, por lo que el trabajador est completamente a merced del libre mercado de empleo.

    7RGRHOORWHUPLQDSRUFUHDUXQDGHVPRWLYDFLyQJHQHUDOL]DGDde los trabajadores. La ilusin inicial y la pasin vocacional son doblegadas por la resignacin frente a la precariedad (Gonzlez lvarez 2013). Entre los trabajadores ms veteranos, muchos abandonan el sector en busca de otras alternativas laborales que les ofrezcan el sustento y la seguridad necesaria para emprender proyectos vitales bsicos, como formar una familia o pensar en la jubilacin. As, el mercado de empleo arqueolgico sufre una continua prdida de tcnicos veteranos que sern remplazados por recin egresados de las universidades, quienes obtendrn peores contratos que los existentes una dcada atrs. Del

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    mismo modo, la desmotivacin de los arquelogos ms hartos UHSHUFXWHHQODPLQXFLRVLGDG\HFLHQFLDGHVXWUDEDMR&RQWDQnegro horizonte, sirve de algo trabajar bien? Esta situacin LQX\H QHJDWLYDPHQWH HQ ORV UHVXOWDGRV LQYHVWLJDGRUHV GH ODArqueologa comercial, con una predecible prdida de calidad.

    6. Tocando fondoAnte la insostenible situacin sociolaboral de la Arqueologa

    comercial en el estado espaol, ya en plena vorgine constructiva y urbanizadora se alzaron algunas voces premonitorias de quienes clamaban por un cambio en el modelo de la Arqueologa comercial. Estaba en juego garantizar la HFDFLD GH OD *HVWLyQ GHO 3DWULPRQLR DUTXHROyJLFR \ OR TXHes ms importante, la dignidad, la integridad y el bienestar del colectivo de trabajadores ms importante de la Arqueologa del HVWDGRHVSDxRODOTXHVHKDEtDOOHJDGRDFDOLFDUGHinvisible (Ruiz Zapatero 2005: 256).

    $Vt VH LGHQWLFDURQDOJXQRVSUREOHPDVHVWUXFWXUDOHV \ VHpropusieron cambios, a veces acompaados de protestas y movilizaciones. Este camino propici algunos logros parciales, como la implantacin del primer convenio sectorial de Arqueologa en Catalua, suscrito por CCOO4 en 2007, frente DOUHFKD]RGH&17\EXHQDSDUWHGHORVWUDEDMDGRUHV*DUFtD&DVDV*UXSGH7UHEDOO&&22$OFRQYHQLRFDWDOiQle seguiran el gallego en 2009, el castellano-leons en 2010 y el valenciano en 2013. Otros movimientos similares condujeron a la convocatoria de reuniones y asambleas en distintos puntos del estado, que llevaran a la creacin de plataformas y asociaciones profesionales o de trabajadores, como la 4 La legislacin espaola dicta que en aquellos mbitos laborales donde la representatividad de los trabajadores no est clara esto es, que no se hayan celebrado elecciones sindicales, los sindicatos mayoritarios a nivel estatal o autonmico pueden DFWXDUXQLODWHUDOPHQWHFRPRUHSUHVHQWDQWHVGHORVWUDEDMDGRUHV(VELHQVLJQLFDWLYRque en las cuatro CCAA que hasta ahora cuentan con convenio vigente Catalua (CCOO); Galicia (CIG); Castilla y Len (CCOO); Comunidad Valenciana (CCOO), la forma de representacin (sic) de los trabajadores haya seguido este camino. De manera general, la participacin real de estos en los procesos de negociacin fue PtQLPD\VXVRSLQLRQHVQRWXYLHURQSHVRHQODUHGDFFLyQQDOGHODUWLFXODGR

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    Asociacin Madrilea de Trabajadores y Trabajadoras en Arqueologa$077$ODAsociacin de arquelogos de Castilla y Len (ArqueoCyL) o las secciones sindicales de Arqueologa GH &17 HQ &yUGRED \ %DUFHORQD (QWUH ODV PRWLYDFLRQHVcompartidas por estos colectivos encontramos una percepcin generalizada del continuo deterioro de la posicin sociolaboral de los arquelogos, debido a la precariedad laboral, a la inexistencia de convenios sectoriales o regulaciones detalladas de la actividad arqueolgica y al escaso reconocimiento social e institucional de la actividad arqueolgica profesional.

    A comienzos de la presente dcada la situacin para la Arqueologa comercial en el estado espaol parece haber tocado fondo. El estallido de la burbuja inmobiliaria ha generado un parn en seco de la construccin y las inversiones pblicas en infraestructuras, mbitos que promovan buena parte de la actividad productiva del sector. A esta situacin de crisis se suman las medidas de austeridad y recortes en las inversiones pblicas, tanto en infraestructuras como en I+D+i, lo cual no puede sino conducirnos al abismo (Moro-Martn 2012; Navarro et al. 2011; Santamara et al. 2013). Si el SURFHVRQRHUDVXFLHQWHPHQWHJUDYHSDUDODVSRFRKDODJHxDVposibilidades productivas y de empleabilidad en el sector de la Arqueologa comercial, los cambios legislativos en regulacin laboral y coberturas sociales de los trabajadores espaoles siguen empeorando debido a las medidas adoptadas por las administraciones pblicas (Aragons 2012).

    Las amenazas para el futuro de la Arqueologa comercial se multiplican, proviniendo de los mbitos ms insospechados. As, recientemente el Gobierno regional de la Comunidad de Madrid ha llevado a cabo la reforma urgente de la Ley 10/1998 de Patrimonio Histrico. El anlisis de la nueva Ley 3/13, de 18 de junio, de Patrimonio Histrico de la Comunidad de Madrid ha generado gran preocupacin en el sector (Almansa 2013; $077$)HUQiQGH]GH&yUGRED

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    donde no se conozcan previamente yacimientos arqueolgicos. Lo cual nos hace contemplar nuevos factores negativos que reduciran an ms el volumen de empleo en la Arqueologa comercial en esta regin. Ms an, se corre el riesgo de que la Comunidad de Madrid funcione una vez ms un campo de pruebas en el que las polticas neoliberales del Partido Popular sean puestas en prctica, extendindose con posterioridad al resto del estado espaol (Carmona et al. 2012).

    Esta dura panormica hace que los trabajadores del sector de la Arqueologa comercial en el estado espaol tengan un difcil porvenir. La mayora de nuestros compaeros han perdido su empleo y engrosan las listas del paro; otros han emigrado; y los pocos que an conservan sus puestos de trabajo lo hacen en medio de la incertidumbre, viendo cmo sus condiciones laborales y perspectivas de futuro empeoran da a da.

    7. Hay un futuro mejor o distinto?A la vista de este desolador panorama, no parece probable

    que el sector productivo de la Arqueologa comercial vaya a recuperarse pronto, ni en unas condiciones cercanas a las del perodo previo a la crisis. Ante la dramtica situacin que sufren la mayora de nuestros compaeros, una lnea fundamental de anlisis ha de considerar que en estos momentos la principal problemtica a la que se enfrentan los trabajadores de la Arqueologa comercial no es particular sino colectiva: de clase. Por lo tanto, no parece pertinente desligar por completo el anlisis de nuestros propios problemas del auge del precariado a nivel general (Standing 2013). No es comprensible que los desajustes GH ODFULVLVQDQFLHUDDFWXDOSURYRFDGRVSRU ODHVSHFXODFLyQQDQFLHUDORVDEXVRV\ODDYDULFLDGHVPHGLGDGHEDQTXHURV\polticos corruptos, deba solucionarse con recortes en el gasto pblico y el retroceso del estado del bienestar, en paralelo a la criminalizacin de las protestas legtimas de los trabajadores. Las coberturas sociales y las garantas de proteccin frente al desempleo han de mantenerse garantizadas por el estado. Por lo tanto, el lugar de los trabajadores de la Arqueologa comercial,

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    FRPRXQRGHWDQWRVFROHFWLYRVJUDYHPHQWHGDPQLFDGRVSRUODcrisis, ha de estar en estos momentos en la calle, para reclamar una salida justa y equitativa a la situacin econmica actual, que no deja de agravarse por las insolidarias y equivocadas polticas econmicas del gobierno actual.

    Entrando en el plano laboral ms concreto de nuestro sector, los acontecimientos que han derivado en la actual crisis demuestran cmo la consideracin de muchas de las apuestas y reclamaciones que se venan realizando desde agentes de nuestro entorno como las asociaciones de trabajadores $077$ %HQtWH] GH /XJR et al. &17%DUFHORQD &17&yUGRED R DOJXQDV YRFHV DLVODGDV(Daz del Ro 2000; Moya Maleno 2010) habran supuesto cambios en nuestro modelo sectorial que garantizaran una mayor fortaleza del sector para mantener la carga de trabajo y el volumen de empleo en la Arqueologa comercial espaola. El modelo extremadamente liberalizado del sector no funciona. A lo largo de los aos de vorgine constructiva e inmobiliaria, nuestra actividad no ha servido ms que de comparsa en el proceso especulador generado en su entorno. As, se han generado ingentes cantidades de expedientes administrativos y colecciones de materiales que nadie estudiar jams. Por lo tanto, es necesario que desde nuestra disciplina realicemos una labor profunda pero urgente de crtica acerca del modelo de Gestin del Patrimonio que ha llevado al actual sistema productivo de la Arqueologa comercial al colapso.

    En primer lugar es indispensable que nos replanteemos la funcin pblica de los arquelogos en los contextos de obras o SODQLFDFLyQXUEDQtVWLFD\TXHH[SORUHPRVQXHYDVIDFHWDVGHnuestro trabajo que no sean esclavas del ladrillo. El recientemente UDWLFDGR&RQYHQLRGH/D9DOHWWDVXJLHUHDOJXQDVGHODVYtDVDseguir en este sentido, como la socializacin de la Arqueologa, la educacin o la investigacin de los bienes arqueolgicos afectados por el desarrollo urbanstico y las obras pblicas. En esta lnea, uno de los objetivos prioritarios para garantizar un futuro para la Arqueologa comercial es potenciar la visibilizacin de la disciplina ante la sociedad del estado espaol. Debemos

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    hacer partcipes a nuestros conciudadanos de los resultados y la cotidianeidad de nuestra labor profesional, para combatir la invisibilidad de nuestro trabajo, incluso ante los propios vecinos de las calles aledaas a nuestras intervenciones. Por ello, es fundamental potenciar los programas de Arqueologa Pblica que socialicen los resultados de las investigaciones arqueolgicas desarrolladas en los mbitos pblico y privado (Almansa 2011; Ayn Vila et al. 2012).

    Del mismo modo, es necesario recomponer nuestro marco habitual de actividad sobre unos pilares ms slidos. Hoy ms que nunca, resulta imprescindible sentar las bases de una verdadera carrera profesional en Arqueologa comercial, con empleos dignos y estables. Lo cual pasa por la aprobacin de convenios sectoriales razonables, que garanticen la dignidad GH ORV WUDEDMDGRUHV \ SRQJDQ Q D OD FRPSHWHQFLD GHVOHDOHQ HO VHFWRU 7DOHVPHGLGDV KDQ GH YHUVH SUHFHGLGDV SRU ODderogacin de la contrarreforma laboral aprobada mediante el RD-Ley 3/2012 por el gobierno del Partido Popular. Slo sobre la base de un empleo de calidad se podr clamar por la HFLHQFLDRODSURGXFWLYLGDGGHOVHFWRU

    Es muy importante poner en claro cul es la situacin de la Arqueologa comercial en estos momentos, cules son los problemas, cules las vas de solucin. Debemos llamar la atencin sobre tales problemas, ante el pblico general y sobre todo, frente a las futuras promociones de arquelogos que en estos momentos inician sus estudios superiores. De cara a los futuros egresados de las nuevas titulaciones de Arqueologa, es necesario examinar la idoneidad de los programas formativos actuales y reformarlos a la luz de las exigencias en capacitacin y experiencia laboral que se reclaman desde la Arqueologa FRPHUFLDO*RQ]iOH]OYDUH]+HUQDQGROYDUH]\7HMHUL]R7HMHUL]R\+HUQDQGROYDUH]VLQSHUGHUGHYLVWDque la formacin universitaria debe ser completa e integral, combinando conocimientos tericos y destrezas prcticas (Ruiz Zapatero 2009: 228). As, aunque se evidencie la necesidad de actualizar algunos puntos de sus planes de estudio para adecuar la capacitacin de los jvenes titulados a las labores

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    habituales en Arqueologa comercial, la formacin superior no debe plegarse a las exigencias formativas utilitaristas del sector privado. La Universidad debe potenciar el espritu crtico de las nuevas generaciones de arquelogos (Estrat Jove 2012: 122) \GHEHGHVDUUROODULQWHOHFWXDOHVFRQXQSHQVDPLHQWRFLHQWtFR\UHH[LYR)HUUHLUR%DDPRQGH

    Igualmente, percibimos que la investigacin acadmica sigue considerando a la Arqueologa comercial como esa actividad menor de la disciplina arqueolgica. Sin razones MXVWLFDGDVVHFXHVWLRQDQVXVPpWRGRVGHWUDEDMRRODFDUHQFLDde intereses investigadores de sus intervenciones, ms all de la elaboracin de literatura gris que difcilmente redundar HQSXEOLFDFLRQHVFLHQWtFDVRGLYXOJDWLYDV1RVHYDORUDHQVXjusta medida el esfuerzo invertido en dichos trabajos, pese a las limitaciones estructurales de las que adolece la Arqueologa comercial. Sus posibilidades investigadoras se ven cercenadas SRUODFRPSHWHQFLDIXULEXQGDHQWUHHPSUHVDVSRUODLQHFDFLDde la Administracin, por la inexistencia de regulaciones mnimas y por la aparente indiferencia de la Academia frente a sus problemas.

    Por encima de todo eso, hay que subrayar que la Arqueologa comercial ha propiciado un cambio revolucionario en nuestro conocimiento sobre el pasado. En regiones como la Comunidad de Madrid, sus actividades han propiciado un vuelco total en nuestro conocimiento sobre el la Edad del Hierro HJ7RUUHV5RGUtJXH]ROD$OWD(GDG0HGLDHJ9LJLOEscalera 2009), por citar algunos casos paradigmticos. Las excavaciones en extensin realizadas en el marco de grandes infraestructuras o Planes de Actuacin Urbanstica comienzan a ser las principales protagonistas de las ltimas sntesis histricas de esta regin, ejemplo anlogo a otros perodos y territorios del estado espaol. Pero nadie ha de olvidar que, dada la situacin estructural expuesta en este trabajo, buena parte de ese conocimiento ha sido generado en un contexto de explotacin de los profesionales de la Arqueologa comercial.