del error arrate al fiasco claude_ la crisis terminal de la izquierda caudillista - el mostrador

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DANIEL GIMÉNEZ Sociólogo. Investigador del Centro de Estudios para la Igualdad y la Democracia – CEID. Twitter: http://twitter.com/ego_ipse De forma tácita o explícita, como se había adelantado, esta concepción de la política de izquierda predomina entre los y las principales responsables de proclamar a Arrate y Claude, que fueron, COLUMNAS 24 de julio de 2014 Del error Arrate al fiasco Claude: la crisis terminal de la izquierda caudillista En junio de 2012 tuve la mala ocurrencia de redactar un pequeño texto llamado “El Error Arrate”. En él argumentaba que la izquierda había tocado fondo el 14 de diciembre de 2009 cuando Jorge Arrate, el llamado a iniciar y liderar el proceso de reorganización y reunificación de todos los archipiélagos balcánicos de nuestro sector, se asustó con la titánica tarea histórica y optó, en su lugar, por la más fácil de recurrir al auxilio de la Concertación, campeona mundial del neoliberalismo a ultranza. El texto no era nada sobresaliente ni apostaba por una gran tesis política. Se limitaba simplemente a demostrar que Jorge Arrate, creador del financiamiento compartido como ministro de Educación de Aylwin, irrelevante y hasta regresivo para los derechos laborales como ministro del Trabajo de Frei, obsecuente con la defensa de Pinochet en Londres como ministro vocero también de Frei, fue, es y será un concertacionista irredento, un obrero no de los intereses y los proyectos de los dominados y las dominadas, de los explotados y las explotadas, sino, al contrario, un paladín de los intereses de la Concertación y, por esa vía, de los del gran capital y de los principales grupos económicos que operan en Chile. Por lo mismo, cuando hubo de enfrentar la encrucijada entre conducir a la izquierda en su proceso de volver a convertirse en una alternativa para Chile o ayudar a salvar a la Concertación, el 14 de diciembre de 2009 Arrate no se perdió. A sabiendas de que iba a romper confianzas y tirar al garete el liderazgo que había construido a pulso durante aquella campaña, simplemente decidió ir a darle respiración boca a boca a la candidatura insalvable de Frei. Y, según propia confesión, lo hizo con orgullo, pues ahora puede ufanarse de que nadie fue a gritarle a su casa “por tu culpa ganó Piñera” (sic). El escenario para la izquierda chilena ese 14 de diciembre era devastador. Para empezar, tuvo que bancarse un paupérrimo 6,2% porque cometió el desatino de levantar un candidato muy concertacionista cuando la única forma de crecer en aquella elección era a costa de la Concertación, como lo hicieron Piñera disputándole el centro y Enriquez-Ominami el voto clasemediero “progre”. Luego, la fuerza que durante dos décadas había sido sostén de la izquierda, el Partido Comunista, por fin había hecho realidad su viejo sueño de participar en la repartija de las migajas del poder, estrenándose como nuevo integrante de la Concertación y dejando con ello huérfanos de herramienta electoral a sus leales y añosos vagones de cola. Por último, la incomprensiblemente adolescente preocupación del sexagenario Arrate por “el qué dirán” si no respaldaba a Frei, dejó a la izquierda sin el único liderazgo que en ese momento podía tender puentes sobre las centenarias desconfianzas que dominaban las relaciones entre un centenar de grupúsculos expertos en dividirse, diluirse y hacerse cada vez más irrelevantes. En suma, el 14 de diciembre de 2009 la izquierda chilena quedó en la lona: insignificante en términos electorales, con su principal herramienta político-electoral en tránsito al bloque neoliberal y sin liderazgo que la condujera en el tortuoso camino de la reconstrucción política y social. El propósito de “El Error Arrate”, por supuesto, no era sólo analítico. Era también y fundamentalmente político: pretendía aportar elementos de debate al proceso de definición del candidato o la candidata de la izquierda para las elecciones de 2013. Por ello, fue escrito para publicarse después del 28 de octubre de 2012, precisamente cuando, con resultados electorales en la mano, dicho proceso debía comenzar. Sin embargo, mientras se acercaba la contienda municipal crecía el rumor de que el Partido Humanista y otros pequeños grupúsculos de la balcanizada izquierda chilena iban a aventurarse con la candidatura de Marcel Claude. Y, ante eso, bastaron menos de dos minutos de reflexión y análisis para concluir que lo de Arrate y el PC en 2009 no estaba ni cerca del fondo del pozo. Así que di por falseada mi tesis, decidí tirar el texto al tacho de la basura y me autoimpuse la obligación de sentarme a conversar con quien fuera necesario para disuadirlo o disuadirla del politicidio a que conduciría una candidatura que, Del error Arrate al fiasco Claude: la crisis terminal de la izquierda caudill... http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/07/24/del-error-arrate-al-fiasco-... 1 de 6 24-07-2014 19:56

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Del Error Arrate Al Fiasco Claude_ La Crisis Terminal de La Izquierda Caudillista - El Mostrador

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  • DANIEL GIMNEZSocilogo. Investigador del Centro de Estudios para la Igualdad y la Democracia CEID. Twitter: http://twitter.com/ego_ipse

    De forma tcita oexplcita, como se

    haba adelantado,esta concepcin de lapoltica de izquierda

    predomina entre los ylas principales

    responsables deproclamar a Arrate y

    Claude, que fueron,

    C O L UM NA S

    24 de julio de 2014

    Del error Arrate al fiasco Claude: la crisis terminal de la izquierda caudillista

    En junio de 2012 tuve la mala ocurrencia de redactar un pequeo texto llamado El Error Arrate. En l argumentaba que la izquierda

    haba tocado fondo el 14 de diciembre de 2009 cuando Jorge Arrate, el llamado a iniciar y liderar el proceso de reorganizacin yreunificacin de todos los archipilagos balcnicos de nuestro sector, se asust con la titnica tarea histrica y opt, en su lugar, por lams fcil de recurrir al auxilio de la Concertacin, campeona mundial del neoliberalismo a ultranza.

    El texto no era nada sobresaliente ni apostaba por una gran tesis poltica. Se limitaba simplemente a demostrar que Jorge Arrate,creador del financiamiento compartido como ministro de Educacin de Aylwin, irrelevante y hasta regresivo para los derechos

    laborales como ministro del Trabajo de Frei, obsecuente con la defensa de Pinochet en Londres como ministro vocero tambin de Frei,fue, es y ser un concertacionista irredento, un obrero no de los intereses y los proyectos de los dominados y las dominadas, de losexplotados y las explotadas, sino, al contrario, un paladn de los intereses de la Concertacin y, por esa va, de los del gran capital y de

    los principales grupos econmicos que operan en Chile. Por lo mismo, cuando hubo de enfrentar la encrucijada entre conducir a laizquierda en su proceso de volver a convertirse en una alternativa para Chile o ayudar a salvar a la Concertacin, el 14 de diciembrede 2009 Arrate no se perdi. A sabiendas de que iba a romper confianzas y tirar al garete el liderazgo que haba construido a pulso

    durante aquella campaa, simplemente decidi ir a darle respiracin boca a boca a la candidatura insalvable de Frei. Y, segn propiaconfesin, lo hizo con orgullo, pues ahora puede ufanarse de que nadie fue a gritarle a su casa por tu culpa gan Piera (sic).

    El escenario para la izquierda chilena ese 14 de diciembre era devastador. Para empezar, tuvo que bancarse un pauprrimo 6,2%

    porque cometi el desatino de levantar un candidato muy concertacionista cuando la nica forma de crecer en aquella eleccin era acosta de la Concertacin, como lo hicieron Piera disputndole el centro y Enriquez-Ominami el voto clasemediero progre. Luego, lafuerza que durante dos dcadas haba sido sostn de la izquierda, el Partido Comunista, por fin haba hecho realidad su viejo sueo de

    participar en la repartija de las migajas del poder, estrenndose como nuevo integrante de la Concertacin y dejando con ellohurfanos de herramienta electoral a sus leales y aosos vagones de cola. Por ltimo, la incomprensiblemente adolescente

    preocupacin del sexagenario Arrate por el qu dirn si no respaldaba a Frei, dej a la izquierda sin el nico liderazgo que en esemomento poda tender puentes sobre las centenarias desconfianzas que dominaban las relaciones entre un centenar de grupsculosexpertos en dividirse, diluirse y hacerse cada vez ms irrelevantes. En suma, el 14 de diciembre de 2009 la izquierda chilena qued en

    la lona: insignificante en trminos electorales, con su principal herramienta poltico-electoral en trnsito al bloque neoliberal y sinliderazgo que la condujera en el tortuoso camino de la reconstruccin poltica y social.

    El propsito de El Error Arrate, por supuesto, no era slo analtico. Era tambin y fundamentalmente

    poltico: pretenda aportar elementos de debate al proceso de definicin del candidato o la candidata dela izquierda para las elecciones de 2013. Por ello, fue escrito para publicarse despus del 28 de octubrede 2012, precisamente cuando, con resultados electorales en la mano, dicho proceso deba comenzar.

    Sin embargo, mientras se acercaba la contienda municipal creca el rumor de que el Partido Humanistay otros pequeos grupsculos de la balcanizada izquierda chilena iban a aventurarse con la candidatura

    de Marcel Claude. Y, ante eso, bastaron menos de dos minutos de reflexin y anlisis para concluir quelo de Arrate y el PC en 2009 no estaba ni cerca del fondo del pozo. As que di por falseada mi tesis,decid tirar el texto al tacho de la basura y me autoimpuse la obligacin de sentarme a conversar con

    quien fuera necesario para disuadirlo o disuadirla del politicidio a que conducira una candidatura que,

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  • por cierto, los mismosy las mismas

    responsables deconducir sus

    campaas. No es fcilbautizarla con

    precisin. Por suaversin al trabajopoltico riguroso y

    sistemtico, podrallamarse la

    concepcin de laizquierda ociosa. Por

    lo bsico de susrazonamientos

    respecto a la historia,lo poltico y la luchaelectoral, tambin le

    podra caber elnombre de izquierda

    simplista. Por surespuesta al

    problema del cmoalcanzar los objetivos

    de la izquierda,podra llamarse

    tambin la izquierdacaudillista. Para

    evitar herirsusceptibilidades,

    dejmosle este ltimonombre.

    segn crea entonces, ignorante de las verdaderas dimensiones de lo que se vena, tena tantas yayasque ni por casualidad iba a concitar la unidad de las fuerzas de izquierda, sino todo lo contrario.

    Bast sentarme con un militante humanista, con el lder de uno de los tantos grupsculos de labalcanizada izquierda y, finalmente, con un futuro vocero de Todos a La Moneda para entender quemi gesta no tena propsito. Ninguno de mis argumentos fue suficiente para sobreponerse a la

    mezquindad del clculo cortoplacista. No import que se les demostrara que era una grave incoherenciay un flanco demasiado dbil que un candidato de la izquierda, cuando le toca el rol de empleador, norespete ni siquiera los esculidos e insignificantes derechos que se digna a proteger el ordenamiento

    laboral chileno. Tampoco import que les recordara que, ms all del culebrn del despido, el manejofinanciero de los recursos de Oceana mientras estuvo bajo la direccin de Claude no brill

    precisamente por su honestidad y transparencia. Mucho menos eficaz fue mi presentacin deantecedentes sobre un currculum acadmico sin logros, sobre una carrera de tecnoburcrata de lasociedad civil con ms fracasos que xitos, sobre una historia laboral en el Banco Central en dictadura

    llena de dudas y puntos oscuros, sobre conocidos arranques de violencia contra trabajadores bajo sudependencia laboral e incluso contra integrantes de su propia familia Mi insistencia en estos puntosfue ampliamente sobrepasada por la porfa de mis interlocutores en negar su importancia poltica.

    Pero mi gesta fracas fundamentalmente porque fui incapaz de convencer a mis interlocutores de quela lectura poltica de base que conduca a la proclamacin de Claude no tena asidero alguno. Dichalectura supona un movimiento estudiantil que el 2011 haba cambiado para siempre la historia de

    Chile, que haba puesto en entredicho la legitimidad del modelo y que, en el proceso, haba logradopor fin politizar a los y las estudiantes de todo Chile. En este escenario continuaba la lecturaequivocada, cinco millones de chilenos y chilenas que nunca antes haban votado, la mayor parte de

    ellos y de ellas menores de 35 aos, iban a ser determinantes en el resultado final de las presidenciales.Y el candidato adecuado para este escenario no poda ser sino el que mejor estuviese posicionado en el

    mundo estudiantil, que era la llave de entrada al voto joven Estos cndidos lugares comunes y otrossimilares pueden apreciarse en todo su esplendor en entrevistas al propio Marcel Claude y en escritos yvideos de sus voceras.

    Evidentemente, al poco andar de la campaa qued claro que el grave error de lectura del escenariohistrico iba a ser un dolor de cabeza menor para las pretensiones de quienes lo proclamaron. Al finalde cuentas, el peor problema para la candidatura de Marcel Claude termin siendo el propio Marcel

    Claude. No slo brill por delirios patolgicos de grandeza y una prepotencia desmedida para la escasasolidez de su discurso o para su incapacidad de fundamentarlo con argumentos rigurosos yconvincentes. Lo que es an ms impresionante e imperdonable: salvo por uno, cometi todos y cada

    uno de los errores ms bsicos que se pueden cometer en una campaa. Se solaz exagerando, se trapic de tanto maltratar aperiodistas y de huevonear dichos de contrincantes, se rest apoyos fundamentales por atribuir pblicamente a sus encantadorasdotes personales los escasos resultados positivos generados por el trabajo colectivo de sus adherentes.

    El resultado de tanto burdo error est a la vista: despus de gritar a los cuatro vientos que la de Claude era la nica candidatura quepoda pasar a segunda vuelta porque llenaba aulas universitarias (sic!), que despus de dcadas de un profundo sueo social l habalogrado por fin el tantas veces buscado despertar de las masas (sic!), que su programa era tan slido y convincente que convocaba amayoras (sic!) En fin, despus de una farra de narcisismo y de lecturas polticas equivocadas hasta decir basta, lo de Claudetermin siendo un tremendo fiasco. Con algo ms de humildad, su 2,8% podra haber calificado como un esfuerzo digno. Pero la

    prepotencia de Claude y de sus voceros y voceras fue tan desproporcionada que el 2,8% es algo ms que una bofetada y un estrepitosofracaso. Es un fiasco vergonzoso.

    Lo ms triste del fiasco Claude es que no afecta slo a quienes cometieron la torpeza imprudente de ponerlo en la papeleta. Al

    contrario. Tiene profundas consecuencias para toda la izquierda chilena, pues parte importante de las ideas que sus militantes hemostrabajado colectivamente durante aos qued en manos del peor vocero posible. Nuestras banderas de superar el neoliberalismo, de la

    Asamblea Constituyente, de un nuevo Cdigo Laboral pro trabajador y trabajadora, de un sistema previsional de reparto, de un sistemaelectoral democrtico, de la educacin, la salud y la vivienda como derechos fundamentales, de una superacin del orden patriarcal,del derecho a la autodeterminacin de nuestros pueblos indgenas, de la renacionalizacin de nuestros recursos naturales todas

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  • nuestras principales banderas quedaron indisolublemente ligadas a las groseras e incapacidades de argumentar de Marcel Claude. Ycon eso, los y las responsables de su candidatura nos han duplicado la carga: ya no slo debemos perfeccionar y hacer ms

    convincentes las ideas que constituyen la base del proyecto de la sociedad justa, democrtica y del buen vivir que queremos construir;adems, estamos obligados y obligadas a resignificar y cambiar las implicancias de esas ideas para limpiarlas de cualquier vestigio deClaude y su fiasco. Y todo esto por el autoconvencimiento irreflexivo de que, gracias a los y las estudiantes, el modelo se caa y que,

    por tanto, el salto histrico estaba a la vuelta de la esquina, esquina adems, que se crea electoral.

    No tiene mucho propsito desperdiciar este valioso espacio para extenderse con una demostracin y explicacin de lo que hoy es obvioincluso para quien no quiera mirar: el movimiento estudiantil fue derrotado tan pronto como comenz el ao 2012 y el as llamado

    modelo, lejos de derrumbarse, est siendo parchado con un lifting por aqu, una lipo por all y un par de implantes de siliconaacull; as combate los estragos del tiempo y renueva, tranquilamente y sin complejos, los votos matrimoniales que le unen a su

    amante ms fiel y constante, la Concertacin. Al contrario. Lo fundamental a estas alturas para la izquierda chilena es empezar a hacerel ejercicio reflexivo que nadie quiso hacer respecto al Error Arrate para sacar las lecciones histricas mnimas del caso.

    La ms fundamental de las lecciones histricas que cabe sacar, no slo del Fiasco Claude sino tambin del Error Arrate, es que el

    2013 ech por tierra la concepcin de la poltica de izquierda que aliment la proclamacin de ambos candidatos. Dicha concepcinsostiene, tcita o explcitamente, esa extraa conviccin de que los objetivos histrico-polticos de la izquierda se alcanzan sinnecesidad de hacer la pega dura de la construccin y acumulacin de fuerzas. En lugar de canalizar recursos y energas hacia la

    creacin de organizacin en los territorios o hacia disputarla en los frentes de masas, quienes adhieren a dicha concepcin se dedicandurante tres aos al trabajo liviano de la sociabilidad: un foro con los amigos por aqu, un seminario con los compaeros por all, unacto con una convocatoria de a lo sumo 100 personas acull, un encuentro de todos/as los/as semejantes para levantar, ahora s que

    s, el gran referente poltico de la izquierda, pero, por supuesto, en un auditorio cerrado y bien cmodo; nada de salir a ensuciarselos zapatos con el polvo del territorio.

    La concepcin de marras llama poltica a todas estas actividades de sociabilidad y las considera suficientes para disputar el poderpoltico en las elecciones presidenciales. Pero slo en ellas, pues las municipales y las parlamentarias demandan demasiado trabajo yquienes adhieren a la concepcin quieren evitar la fatiga. Al comenzar el cuarto ao, sin embargo, se les abre el apetito, sacan los

    colmillos y y y No, no se ponen por fin a crear y/o disputar organizacin para acumular fuerzas. Eso supone demasiado trabajo.Se ponen a buscar al candidato clasemediero (exacto: nada de candidatas ni de representantes del mundo popular; para esta izquierda,las contiendas presidenciales son cosa de machotes con privilegios socioeconmicos) que, supliendo toda la pega no hecha durante los

    tres aos anteriores, haga el milagro y d el batatazo en la papeleta.

    La definicin estratgica, la profunda filosofa detrs de esta concepcin poltica de la izquierda es: hay que elegir al mejorcandidato hombre, de clase media y con la suficiente formacin acadmica para expresar de corrido un par de ideas fuerza. Con ese

    mantra se pretende invocar el milagro. Pero, por supuesto, cuando, como es obvio, el milagro no ocurre, esta concepcin tiene siemprelista su excusa: no es culpa del caudillo ni de pretender que la lucha poltica se resuelva definiendo candidatos; es culpa de la sociedad

    y la democracia chilenas, que se han resignado o son incapaces de abrir los ojos y ver la realidad tal cual es (sic).

    De forma tcita o explcita, como se haba adelantado, esta concepcin de la poltica de izquierda predomina entre los y las principalesresponsables de proclamar a Arrate y Claude, que fueron, por cierto, los mismos y las mismas responsables de conducir sus campaas.

    No es fcil bautizarla con precisin. Por su aversin al trabajo poltico riguroso y sistemtico, podra llamarse la concepcin de laizquierda ociosa. Por lo bsico de sus razonamientos respecto a la historia, lo poltico y la lucha electoral, tambin le podra caber elnombre de izquierda simplista. Por su respuesta al problema del cmo alcanzar los objetivos de la izquierda, podra llamarse tambin

    la izquierda caudillista. Para evitar herir susceptibilidades, dejmosle este ltimo nombre.

    Y bien, deca que la principal leccin histrica de los experimentos electorales de 2009 y de 2013 es que el caudillismo y su peculiardefinicin estratgica estn lejos de ser el camino para la izquierda chilena. Si el Error Arrate haba puesto la seal de alarma

    respecto a su viabilidad, el Fiasco Claude sumi al caudillismo de izquierda en una crisis terminal, prcticamente lapidaria. Ambosexperimentos mostraron no slo que es insuficiente. La eleccin de 2013 prob adems que termina siendo contraproducente, pues,

    por un lado, se pretende imponer al caudillo clasemediero a los actores que s hacen la pega de construir organizacin y fuerzas,mientras que, por el otro lado, terminada la eleccin, ni siquiera los grupsculos que proclaman al caudillo son capaces de mantenerseunidos y de continuar un trabajo poltico compartido en las luchas no electorales posteriores. La poltica del caudillismo, adems de

    inconducente e ineficaz, es fuente de tensin y desunin en la izquierda.

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  • La prueba ms contundente de que la ltima eleccin presidencial sumi a la izquierda caudillista en una crisis terminal la han dadoestos ltimos meses algunos de los principales protagonistas de las campaas de Arrate y Claude. Vienen emitiendo seales

    consistentes de estar considerando seriamente la posibilidad de usar la carta del caudillo hombre clasemediero tambin para el 2017.Pero esta vez no tendra domicilio poltico-ideolgico en la izquierda, sino en el as llamado progresismo.

    Este viraje tctico?, ideolgico?, probablemente constituya la aceptacin final de que el caudillismo ha probado ser inconducente

    para la izquierda. No deja de ser curiosa, eso s, la renuncia a la izquierda al mismo tiempo que se porfa en la poltica caudillista. Elcamino de Damasco que lleva al caudillismo progresista podr alterar las que se suponan profundas convicciones polticas, peronunca la fidelidad al principio del mnimo esfuerzo.

    Slo queda esperar que antes de terminar de instalarse en el progresismo hagan un mea culpa pblico por la grave irresponsabilidadde haber puesto a Marcel Claude en la papeleta. se es el nico camino que les evitar abandonar la izquierda por la puerta de la

    cocina

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