del barroco a la actualidad: nuevas escritorio sonoridades

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lo que la aristocracia criolla reflejaría en las representaciones musicales, como las de este escritorio oaxaqueño, escenas donde se aprecian los instrumentos propios de la época barroca. Del Barroco a la actualidad: nuevas sonoridades en la música para orquesta A pesar del auge alcanzado por las orquestas en el Barroco, no será hasta el Clasicismo cuando la plantilla de instrumentos de la orquesta se estandarice, y las flautas, trompetas o timbales, hasta entonces opcionales, se conviertan en indispensables y asuman mayor importancia. Las primeras sinfonías de Haydn o Mozart se compusieron para orquestas bastante reducidas, pero poco a poco los compositores fueron incluyendo más intérpretes, como es el MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE caso Beethoven en su célebre Novena Sinfonía. Ya en el siglo XIX, se añadirán instrumentos como el clarinete bajo, el corno inglés o el arpa, que permitirán dar mayor esplendor a las composiciones orquestales de Wagner, Mahler o Richard Strauss. Durante el XX, el timbre cobrará protagonismo y se explorarán distintos recursos de interpretación de los instrumentos en una búsqueda incansable de nuevas sonoridades. En la actualidad, las orquestas sinfónicas siguen teniendo éxito y se continúan componiendo grandes obras musicales para este colosal grupo instrumental, que con su diversidad en matices dinámicos y tímbricos nos sigue y nos seguirá conmoviendo a los seres humanos, como la música de Orfeo a las fieras del bosque. Texto : Ana María Barrilero Gil (Instagram: 25/01/2021) Adaptación del texto: Dori Fernández (Departamento de Difusión) Museo Arqueológico Nacional Departamento de Difusión Serrano, 13 28001 MADRID Tel. (+34) 915 777 912 Fax (+34) 914 316 840 www.man.es/man/actividades/pieza-del-mes.html AGUILÓ ALONSO, M. P. (1993): El mueble en España. Siglos XVI-XVII. Madrid: CSIC. AGUILÓ ALONSO, M. P. (2018): Escritorios y bargueños españoles. Madrid: Aguiló Alonso, Ministerio de Economía y Empresa. DE PERSIA, J. (2018): La orquesta. Madrid: Alianza Editorial. GRAVES, R. (2007): Los mitos griegos. Barcelona: Ariel. PAJARES, R. L. (2012): Historia de la música en seis bloques. Bloque 4: Dinámica y timbre. Madrid: Visión Libros. Bibliografía Escritorio mexicano Música para orquesta LA MÚSICA EN EL MUSEO Instagram: 25/01/2021

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Page 1: Del Barroco a la actualidad: nuevas Escritorio sonoridades

lo que la aristocracia criolla reflejaría en las representaciones musicales, como las de este escritorio oaxaqueño, escenas donde se aprecian los instrumentos propios de la época barroca.

Del Barroco a la actualidad: nuevas sonoridades en la música para orquesta

A pesar del auge alcanzado por las orquestas en el Barroco, no será hasta el Clasicismo cuando la plantilla de instrumentos de la orquesta se estandarice, y las flautas, trompetas o timbales, hasta entonces opcionales, se conviertan en indispensables y asuman mayor importancia. Las primeras sinfonías de Haydn o Mozart se compusieron para orquestas bastante reducidas, pero poco a poco los compositores fueron incluyendo más intérpretes, como es el

MINISTERIODE EDUCACIÓN, CULTURAY DEPORTE

caso Beethoven en su célebre Novena Sinfonía. Ya en el siglo xix, se añadirán instrumentos como el clarinete bajo, el corno inglés o el arpa, que permitirán dar mayor esplendor a las composiciones orquestales de Wagner, Mahler o Richard Strauss. Durante el xx, el timbre cobrará protagonismo y se explorarán distintos recursos de interpretación de los instrumentos en una búsqueda incansable de nuevas sonoridades.

En la actualidad, las orquestas sinfónicas siguen teniendo éxito y se continúan componiendo grandes obras musicales para este colosal grupo instrumental, que con su diversidad en matices dinámicos y tímbricos nos sigue y nos seguirá conmoviendo a los seres humanos, como la música de Orfeo a las fieras del bosque.

Texto: Ana María Barrilero Gil (Instagram: 25/01/2021)Adaptación del texto: Dori Fernández (Departamento de Difusión)

Museo Arqueológico NacionalDepartamento de DifusiónSerrano, 1328001 MADRIDTel. (+34) 915 777 912 Fax (+34) 914 316 840www.man.es/man/actividades/pieza-del-mes.html

AGUILÓ ALONSO, M. P. (1993): El mueble en España. Siglos XVI-XVII. Madrid: CSIC.

AGUILÓ ALONSO, M. P. (2018): Escritorios y bargueños españoles. Madrid: Aguiló Alonso, Ministerio de Economía y Empresa.

DE PERSIA, J. (2018): La orquesta. Madrid: Alianza Editorial.

GRAVES, R. (2007): Los mitos griegos. Barcelona: Ariel.

PAJARES, R. L. (2012): Historia de la música en seis bloques. Bloque 4: Dinámica y timbre. Madrid: Visión Libros.

Bibliografía

Escritorio mexicano

Música para orquesta

LA MÚSICA EN EL MUSEO

Instagram: 25/01/2021

Page 2: Del Barroco a la actualidad: nuevas Escritorio sonoridades

El escritorio, también conocido como «bargueño», es una de las piezas más emblemáticas y representativas del mobiliario español del siglo de Oro. Este bello ejemplar es un reflejo de cómo un mueble de carácter más funcional que decorativo terminaría convirtiéndose en un elemento de prestigio y posicionamiento social. Sus decorados de escenas alegóricas y mitológicas muestran la influencia de las estampas y libros impresos procedentes de Europa, y sus escenas con instrumentos musicales nos transportan al ambiente musical de la época, adentrándonos en el mundo de la música instrumental, que evolucionaría de forma inimaginable a partir del Barroco.

Un mueble con secreto

El escritorio en su forma más conocida remonta su origen al siglo xvi. Aunque existen distintas modalidades, la mayoría contienen cajones o gavetas y es común que lleven una tapa frontal abatible. A pesar de su nombre, éste no fue concebido para la escritura sino para guardar documentos, dinero y objetos de valor. Esta finalidad de mantener cosas ocultas, llevaría a los ebanistas a derrochar toda su imaginación, especialmente en Alemania y Flandes, desarrollando meca-nismos con compartimentos secretos, dobles fondos y cajones semiocultos que causaban admiración entre los señores de la época.

Tanto los cajones como las superficies interiores y exteriores solían decorarse con diversos motivos geométricos o escenas figurativas mediante técnicas que variaban según el lugar de producción. Algunos escritorios eran muy lujosos, con acabados en pan de oro y adornos de marfil, y aunque solían situarse en espacios privados de la vivienda, pronto se convertirían en muebles de prestigio social que todos deseaban tener y exhibir.

El éxito de este tipo de mueble llegaría hasta los virreinatos americanos junto con abundantes estampas y libros impresos que servirían para inspirar su decoración. Entre las producciones más destacadas figuran las creadas en Oaxaca (Nueva España, con

capital en Ciudad de México) de donde procede este bello escritorio de madera de cedro, boj y pino realizado hacia 1700. Es característica su decoración de taracea y zulaque, pasta negra de cal calcinada y tinte vegetal negro con la que se forman hilos que se insertan a presión en las incisiones de la madera con objeto de formar las distintas imágenes decorativas de las escenas de caza, alegóricas y de temáticas naval y musical del escritorio. En una de las escenas musicales, Orfeo tañe una viola da gamba, instrumento predecesor del violoncello, y en otra aparece el dios Apolo rodeado de una orquesta de musas tocando laúdes, chirimías y traversos.

Los mitos musicales de Orfeo y Apolo en el escritorio de Oaxaca

En la tapa de cierre del escritorio podemos ver a Orfeo amansando con su música a los animales y plantas situados a su alrededor. Según los relatos, cuando Orfeo cantaba y tocaba su lira era capaz de conmover a todos los seres de la creación, incluidas las sirenas, criaturas que utilizaban también sus cánticos para quebrar la voluntad de los hombres, llevándolos en ocasiones hasta la muerte. Estas historias mitológicas nos muestran cómo ya desde la Antigüedad, la Música se consideraba un arte capaz de atrapar al ser humano, ya fuera para apaciguarle o para llevarle a su perdición. El mito de Orfeo ha sido, además, objeto de numerosas versiones musicales de grandes compositores, como L'Orfeo de Claudio Monteverdi (considerada una de las primeras óperas), el poema sinfónico Orpheus de Franz Liszt o incluso un ballet del mismo nombre compuesto por Ígor Stravinski.

También el propio dios de la música y las artes, Apolo, aparece representado en una de las esquinas del lateral derecho del escritorio. Se halla en el Parnaso, tocando un instrumento de cuerda y rodeado por su séquito de musas, también tañendo instrumentos musicales. Apolo participó en un duelo musical con el sátiro Marsias, donde Apolo competía con su inseparable lira y Marsias, con el aulós, un aerófono de dos tubos con dobles lengüetas y sonido similar al oboe actual, del que es

predecesor. El concurso terminó con Apolo vencedor, al desafiar este a Marsias a tocar y cantar a la vez, algo imposible de conseguir con un instrumento de viento. Al ganar Apolo el concurso con su voz (canto y poesía) acompañada de un instrumento, este mito parece subrayar la importancia que se daba en la Antigüedad a la música vocal frente a la meramente instrumental, ya que existía una unión muy estrecha entre música y poesía.

Música vocal versus música instrumental

Esta primacía de la música vocal se mantuvo durante muchos siglos a lo largo de la historia de la música occidental, quizá también reforzada por lo que el mito refleja: el eterno conflicto entre lo espiritual y lo terrenal –lo «apolíneo» y lo «dionisiaco»– y, por ende, entre lo vocal para el canto y la poesía y lo instrumental. Aquí también juegan un papel importante los instrumentos: la lira (de cuerda) y el aulós (de viento). El primero, interpretado por Apolo, dios de las artes y símbolo de la pureza, permite acompañar al canto y la poesía, mientras que el aulós, interpretado por Dioniso, dios del vino y representante del éxtasis y el caos, impide el canto y, por tanto, sólo puede usarse para la danza.

Así, durante la Edad Media, y hasta bien entrado el Renacimiento, la música vocal dominó casi todas las formas musicales existentes, relegando lo instrumental gene-ralmente a la danza y a la música popular y profana. Ya a comienzos del siglo xvi, los instrumentos solían duplicar o sustituir voces de las composiciones vocales, tanto sacras como profanas, y las composiciones instrumentales eran, en gran medida, trans-cripciones de obras vocales; ejemplo de ello sería la canzona da sonare (canción para tocar).

Pero poco a poco, la música instrumental iría tomando más importancia, gracias en parte al perfeccionamiento de los instrumentos y a la publicación de tratados de técnica e interpretación. De esta manera, el repertorio iría creciendo cada vez más, y aunque las

primeras obras pensadas para agrupaciones instrumentales no especificaban los instrumentos que debían utilizarse (recu-rriendo por lo general a lo que hubiera disponible en cada momento), esto sólo reflejaba la situación inicial, ya que pronto acabaría por crearse la agrupación de música instrumental por excelencia: la orquesta.

La palabra «orquesta» no siempre ha tenido el mismo significado. El origen del término procede de la Antigua Grecia (orchêstra) y hacía referencia a la zona circular al pie de la ladera del teatro utilizada por el coro para cantar y bailar. En el Renacimiento era el espacio inmediatamente en frente del escenario donde se solían situar los músicos, y ya en el siglo xviii el término pasaría a designar directamente al propio conjunto de instrumentos, del que puede ser un ejemplo esta pequeña orquesta de cámara que vemos acompañando a Apolo.

La evolución de la música orquestal hasta el Barroco

El primer precedente de orquesta como grupo permanente se estableció a principios del siglo xvii en la corte francesa de Luis XIII, con la agrupación denominada los 24 violines del rey, que más tarde fusionaría G. B. Lully en un conjunto de más de 40 instrumentos de cuerda al que se unían con frecuencia otros instrumentos de viento y timbales, en una evolución constante que culminará en la creación de la orquesta sinfónica de nuestros días; evolución acompañada en paralelo por un amplio repertorio de composiciones musicales que, en ocasiones, animaban y exigían su ampliación instrumental.

Pero no solo en Europa tendría importancia el desarrollo de la orquesta, pues gracias a los españoles la música occidental tam-bién se conoció en el Nuevo Mundo. Los misioneros utilizaron la música como medio de evangelización de los nativos y crearon grandes centros de educación musical en las catedrales. Algunos compo-sitores europeos fueron a América como maestros de capilla, llevando todo tipo de repertorio e instrumentos musicales, por