l conflicto estudiantil ha entrado de golpe enla política nacional, siendo un factor determi-

nante y extendiendo la barrera de lo políticamenteposible.

El Estado subsidiario y el gasto focalizado comomecanismos para asegurar derechos sociales haquedado en entredicho.

Fue el movimiento estudiantil el que en las elec-ciones municipales 2012 se expresó mediante unaespecie de “huelga” contra la política por ser in-capaz de dar respuestas a las movilizaciones del2011. Y en los casos en que se tradujo en un votoimplicó la caída de grandes figuras opositoras almovimiento, como lo fue Labbé en Providencia,Zalaquett en Santiago, y otros.

Este año nuevamente el conflicto ha demostradoser determinante en la política, y lo seguirá sien-do, pero se expresa de otra forma. Para las elec-ciones presidenciales 2014, varios candidatosdefinen en el centro de sus propuestas todas aque-llas inquietudes levantadas por la ciudadanía el2011, tratando de ponerse la ropa del malestar yde representar políticamente a los sectores movi-lizados. Un ejemplo de esto es la Nueva Mayoría,que en su propuesta a través de Bachelet, pone en

educación las 4 demandas principales que el mo-vimiento estudiantil levantó.

En estos procesos eleccionarios será donde elduopolio buscará recuperar el terreno perdido enlas calles con la finalidad de relegitimar los esta-dos actuales de dominación. Ante la inexistenciade una expresión política propia del movimientosocial, la Nueva Mayoría resuelve su crisis deproyecto usurpando las demandas que hemos ins-talado los estudiantes, conscientes de la legitimi-dad social que estas revisten.

El escenario que “los de arriba” nos pretendenconstruir es aquel en que “la calle” no puede go-bernar, y ante ello, no queda otra salida que dele-gar esa fuerza transformadora en las mismasfuerzas de siempre, en aquellas que -“realista-mente”, nos dicen- pueden gobernar y que, portanto, pueden ganar el 17 de noviembre.

Desde el CONFECh, como espacio de represen-tación social de los estudiantes universitarios, noexiste respuesta única para el periodo, y distintosgrupos políticos a la interna de éste han tomadotácticas diferentes, ya sea levantando algún can-didato, apoyando a alguna coalición, o simple-

A recuperar la iniciativa: IzquierdaAutónoma de cara al segundo semestre

mente restándose del proceso. Lo que es claro, esque nadie, ninguna Federación, ha dadorespuesta al cierre de la política y có-mo proyectar las movilizaciones enel 2014. La dispersión de las mo-vilizaciones del primer semestrepostergaron este debate, apare-ciendo ahora como una necesi-dad urgente a resolver.

Como Izquierda Autónomacreemos que es el movimientoestudiantil y sus organizaciones anivel nacional los únicos legitimadossocialmente para representar política-mente el malestar en materia educacional y quese movilizó en el 2011. Asimismo, sólo las orga-nizaciones representativas de él, CONFECh,ACES, CONES, etc. son las únicas legitimadaspara representar los intereses de los estudiantes enesta pasada. Esto, que puede suscribir cualquieractor al interior del movimiento estudiantil, tieneconsecuencias concretas respecto al quehacer anteeste período.

La primera de ellas es que el movimiento estu-diantil hoy debe decidir entre delegar su fuerza ypotencial de transformación, o bien apostará porun camino que refuerce su autonomía política.Nosotros apostamos por esto último, que significaque, a pesar de los ofertones electorales o de quehaya candidaturas que recojan las demandas delmundo movilizado, los estudiantes debemos tenerun pronunciamiento único y unitario respecto a lacoyuntura electoral, y que además SÓLO el mo-vimiento estudiantil habla y se representa a símismo a través de sus organizaciones, en nuestrocaso, las Federaciones de Estudiantes, sin quesean otros, por muy “buena onda” que parezca,que lo hagan.

Lo anterior no debe traducirse de una manera sec-taria. Al contrario, el vínculo multisectorial conlos demás sectores movilizados debe hacerse bajo

la misma lógica, de manera de reivindicar elcarácter autónomo del movimiento social.

Y, también sabemos que entre todas lasalternativas electorales hay unasque recogen de manera más ge-nuina nuestras demandas y nosólo como herramientas parallegar al Gobierno.

A fines de los 80, el mundopopular, el movimiento sindi-cal, los movimientos democráti-

cos contra la Dictadura confiaronen que la lógica delegativa podría

hacer parir al nuevo Chile que esa ge-neración imagino, y 23 años después están

conscientes que no fue este Chile dominado por elmercado el que se produjo por votar cada 4 o 6años por los mismos. Hoy, los estudiantes debe-mos aprender de ese pasado.

Queremos ser claros: no pedimos un programaque resuelva lo estudiantil, no pedimos un candi-dato que nos represente, queremos que la políticano se cierre, se abra, y permita que los sectoressociales que hemos impulsado estas demandastengamos participación política directa en su re-solución, sin mediadores de ningún tipo.

Pero, nada de esto tendrá sentido si no somos ca-paces de que la mayoría de los estudiantes este-mos conscientes de lo que está en juego. Endefinitiva, nada de esto será posible si los estu-diantes no recuperamos la iniciativa resituandoeste debate en nuestras asambleas, Federaciones yCentros de Estudiantes. Ese, y no otro, es el áni-mo de este texto. Que se abra la discusión!

Agosto de 2013 Izquierda Autónoma UACh

El viejo mundo se muere. El nuevo tarda enaparecer. Y en ese claroscuro surgen losmonstruos (Antonio Gramsci)

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