debajo de la alfombra no: por una buena gestión de residuos sólidos en lima metropolitana

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  • 8/8/2019 Debajo de la alfombra no: por una buena gestin de Residuos Slidos en Lima Metropolitana

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    En Lima, como en la mayora de ciudades de la regin, la gestinde residuos es dual: lo que ya no tiene uso, esto es, la basura,es recogida por el servicio operado por las municipalidades di-

    rectamente o a travs de una empresa concesionaria; y lo que puede

    transormarse en insumo para la industria los desechos es recupera-do y conducido a procesos de reciclaje. Esta recuperacin pocas vecesse hace por la va ofcial y en ninguno de esos pocos casos alcanza atodo un territorio (p.e., un distrito).

    Desde el punto de vista de los vecinos, el manejo de los residuos s-lidos (basuras y desechos) es un tema de limpieza pblica y ornato,antes que un asunto ambiental. Arrojar desperdicios a deshora o a lacalle es percibido como un problema pblico que, incluso, tiene im-pacto al momento de evaluar la gestin edil; no as el que los residuosse arrojen en botaderos a cielo abierto en lugar de rellenos sanitariosdebidamente controlados. Asimismo, aquello que puede ser reutiliza-

    do o reciclado se recoja y se entierre (si se entierra) junto con la basuraes cosa que inquieta bastante menos de lo que debera, teniendo encuenta la cantidad de residuos que genera una ciudad del tamao deLima1 y el horizonte de vida que le quedan a sus rellenos sanitarios. Enapariencia, todo se soluciona una vez que el residuo desaparece de lascalles, cuando es recin all que empieza un servicio que culmina enuna adecuada disposicin fnal.

    Aun cuando Lima cuenta con las mejores condiciones para la disposi-cin fnal es decir, comparadas con el resto del pas2 las defcienciasde la gestin de los residuos que deben ir a rellenos sanitarios, se apre-cian a diario, especialmente en relacin a los distritos pobres, cuyosmunicipios, dbiles, no logran atender todo el territorio ni llegar hasta

    un relleno aprobado ofcialmente. A lo largo de la ruta que los munici-pios no llegan a hacer, se ubican al menos diez botaderos clandestinos(clandestinos en el sentido de no ofciales, porque son conocidos). Y sibien en nuestros das hay menos de estos botaderos, no hay planes decierre o remediacin de los que uncionaron hasta hace poco. El servi-cio defciente y la escasa cultura de pago de arbitrios entrampan a losmunicipios, sin que la Municipalidad Metropolitana intervenga. Si bienno es responsabilidad metropolitana recoger, si lo es velar porque todose recoja, en tanto autoridad del conjunto de la provincia.

    1 Segn ciras de la Deensora del Pueblo, Lima triplica la cantidad diaria de residuos de lassiete ciudades que le siguen en produccin (Chiclayo, Arequipa, Chimbote, Cusco, Puca-

    llpa, Piura y Trujillo).2 Lima cuenta con seis de los nueve rellenos autorizados que existen en el pas. Segn el

    MINAM, para una disposicin adecuada, haran alta cien, entre mecanizados y manuales.

    8. Debajo de la alfombra no:por una buena gestin de los residuos

    slidos en Lima Metropolitana

    Teresa Cabrera Espinoza / Desco

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    De otro lado, la gestin de los residuos quepuede ser recuperada e incorporada a pro-

    cesos industriales plsticos, papel, cartn,vidrio, metal y un largo y sofsticado etcte-ra ocurre bsicamente en medio de un vacode leyes y polticas en el que coinciden casisiempre un trabajo sucio realizado en malascondiciones y sin derechos y las ms de lasveces una economa sino sucia, por lo menosturbia, en tanto tiene problemas para tributar,convive con la vulneracin de normas urbanas(acumulacin de materiales reciclables en de-psitos sin licencia o en zonas no adecuadas)y con las malas artes de la intermediacin y la

    especulacin.

    Las personas y amilias que se dedican a bus-car, recuperar, limpiar, segregar y vender ma-teriales con valor comercial que son descar-tados por hogares, comercios y ofcinas losllamados recicladores son una legin detrabajadores invisibles que requieren de laintermediacin de acopiadores al menudeopara que sus productos alcancen la esera delos depsitos y de los mayoristas que abas- tecen a las industrias. Dado que el rescatede los desechos no orma parte de la polti-

    ca municipal, la actividad de los recicladores,aunque es altamente efciente y contribuye ala prolongacin de la vida til de los rellenos,est marcada por la marginacin y la precarie-dad. Su relacin con los municipios transcurreentre polticas parciales e inestables, cuandono entre incomprensin o incluso represindirecta.

    Como se sabe, en lo que refere a iniciativas paramejorar la gestin pblica, el pas es prdigoen programas piloto. De los llevados a cabo

    en la ciudad (en algunos barrios en algunosdistritos) pueden extraerse importanteslecciones para cuando se decida enrentarlos problemas completos. Por citar slo uncaso, los programas de canje de materialesreciclables por descuentos de arbitrios -comoel Bono Verde practicado en el siemprepionero Villa El Salvador demuestran doscosas: 1) es posible incorporar el trabajo delos recicladores al servicio ofcial; 2) es posiblelograr que una comunidad separe desechosde basuras (lo que se llama segregacin en

    uente), sin necesidad de grandes campaaspublicitarias o tediosos cursos de capacitacin,nicamente con el trabajo sostenido de un

    reciclador conocido en el vecindario, que sepresenta con el aval de la autoridad. Pensado

    para aliviar la carga del recojo, incorporar enmejor condicin a los recicladores del distritoy promover una cultura de pago, el programatambin confrm que la mayora de la genteno est interesada en el descuento en arbitrios(total, si no pagan) y que preferen venderlos materiales directamente a los depsitos.Ergo, tambin demostr que 3) es imposible tener xito en hacer conversar el servicioofcial con el trabajo de los recicladoressino se interviene en la cadena completa,esto es, en la regulacin del mercado de

    los reciclables (intermediarios, depsitos,comercializadores).

    Ahora, si se trata de prescindir de los reci-cladores, como es la tendencia que implcitao explcitamente encabezan las dos o tresempresas importantes que manejan la con-cesin del servicio de recojo en la mayorade distritos capitalinos, la salida es que lasempresas hagan un tratamiento dierenciado(recojo segregado). Esto no progresar si nose revisa el principio del acuerdo econmicoentre las empresas y los municipios (y entre la

    MML y la empresa que maneja por concesindos de los rellenos sanitarios): pago por volu-men recolectado y enterrado. Mientras tanto,la selecta voluntaria es la ruta por la que lasempresas intentan sortear el eventual cues-tionamiento ambiental (por juntar todo). Conla instalacin de contenedores (no en todo eldistrito, p.e. San Isidro) se cumple, pero nose altera en lo sustancial el servicio conven-cional (puesto que el usuario debe llevar losresiduos, como a los depsitos que instalanalgunas tiendas y se destinan a la solidaridad).

    Dejndolo a la buena conciencia (que puedeser mucha pero nunca tanta) se posterga laeducacin de la comunidad, lo cual se harms sensible si se proundiza el patrn deconsumo actual, que en pocos aos nos hallevado a doblar nuestra produccin individualde residuos (sin igual ritmo de mejoras en ser-vicio o inraestructura)

    LA RESPONSABILIDADMETROPOLITANA

    La distincin que hemos hecho al inicio deeste texto, entre lo que se ormula comoproblema pblico y lo que no alcanza este

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    Te

    resaCabreraEspinoza

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    status (basura en la calle es problema, maladisposicin fnal no lo es) explica que la MML,

    primera y ejemplo para el pas, no haya sidocuestionada por estar entre las ciento treinta y siete municipalidades provinciales que nohan cumplido con elaborar y aprobar su PlanIntegral de Gestin Ambiental de ResiduosSlidos (PIGARS), que es el instrumento quedebe planifcar y articular el sistema a nivelmetropolitano. Mientras tanto, la ciudad tienetantos sistemas de gestin de residuos comodistritos, y ninguna coordinacin integral3. Porlo dems, slo un asunto ideolgico empre-sa privada buena, control estatal malo explica

    que ninguna entidad de la MML supervise loactuado por la empresa con la que se contratael servicio de recojo (slo en el Cercado) y ladisposicin fnal en dos de los rellenos que usatoda la ciudad (menos el Callao).

    Para marcar un verdadero cambio, la MMLdebe tomar una gran iniciativa para la gestinde residuos en toda la urbe, pues los proble-mas sanitarios y ambientales, como los de in-seguridad y transporte, no conocen de lmitesdistritales. Debe apoyar con sistemas adecua-dos a las municipalidades distritales que no lo-

    gran cubrir la atencin, especialmente en laszonas ms pobres, ciertamente no por com-pasin, sino porque precisamente all, al noestar completos otros servicios ambientalesagua y saneamiento la acumulacin de re-siduos generar problemas de salud. La MMLdebe tambin orientar las inversiones, pues aligual que con los equipos de video-vigilancia,los vendedores de nuevas tecnologas (todocamin con GPS, todo contenedor anti per-sona, etc.) hacen negocio all donde prima eldesconocimiento o el eectismo en la gestin.

    En toda ciudad que moderniza sus sistemasest demostrado que los reciclables debenrecogerse en la puerta de las casas y no selec-cionados de manera insalubre en los puntosde disposicin fnal. Un sistema integrado demanejo de residuos debe ser puesto en prc-tica en la ciudad. Al pensar en ello es precisoreconocer que ya hay un verdadero servicio

    3 Tienen lugar peridicamente campaas interdistritales, einclusive echas rotativas de recojo y limpieza conjuntaimpulsadas por ejemplo por mancomunidades municipa-les en Lima (como AMASUR), pero estas son accionesms bien de carcter operativo que de planifcacin omanejo integral coordinado.

    inormal que conoce al detalle el valor decada material, pero que no est integrado al

    servicio que debe limpiar la ciudad, razn porla cual se eecta en psimas condiciones y,adems, con poco cuidado con no ensuciar.Muchos uncionarios tienden a ver en los re-cicladores un problema social o un proble-ma para la limpieza antes que la base de unacadena econmica que debe regularse en elmarco de la gestin urbana. En este sentido,la ormalizacin de los recicladores no acabaen registrar, uniormar, dar carnets y hacercapacitaciones. La actividad necesita ser rede-fnida en trminos de gestin, regularizacin

    tributaria, derechos laborales, acondiciona-miento urbano. No debe ser barrida: Losrecicladores brindan un servicio que, de estarbien encaminado, tendra importante impactono slo en el medioambiente sino tambin enla economa local y en la seguridad ciudadana.La nueva legislacin ambiental abre un caminoque debe ser apropiado por los municipios,con liderazgo metropolitano.

    Del mismo modo en que ya es sentido comnque el gobierno de la ciudad es responsablede la cadena de las basuras (de la puerta de la

    casa hasta el relleno sanitario), debe hacersesentido comn que la cadena de los desechosdesde el punto de origen hasta su conver-sin en insumos industriales, pasando por lasegregacin, acopio, etc., es responsabilidadmunicipal. Esto quiere decir que se debe pro-ducir polticas, destinar presupuesto, capa-citar uncionarios, revisar contratos, disearconcesiones, programar tarias y educar a lapoblacin. Es decir, hacer de ese trabajo invi-sible y esa economa escondida un sistemaormal, ormal de verdad y no como propone

    la elstica teora de la ormalidad que reina enel pas, bajo la que mi empresa es ormal sitiene RUC aunque no pague derechos a mistrabajadores y mi casa es ormal si la titulCOFOPRI aunque sea de cartn y se resbalede la alda de un cerro.