de · el que concibe un sistema puede pasar por un ... la. mejor prueba.de ... la del espíritu...
TRANSCRIPT
UNIVERSIDAD '7
Del JllÍmero a la JIlís/ira
Teoría de la l~e\?olución
Las cárreles doglJllÍ/icas
El que concibe un sistema puede pasar por ungenio, un utopista o un fanático. Péro los que seencierran después dentro del sistema no son casisier)-lpre más 'qtie sectarios o símples repetidores.
Los Deberes OlvidadosPor' el Dr. GREGaRIO MARAÑON
t
El bellCl sistema construído por un pensador sedeforma en la realidad de la políti'ca o se petrifica para convertIrse en dogma. Buscar el método que sirvió para levantar una obra es comohacer lo que el genio creador haría en nuevos tiempos y nuevas circunstancias. Los. fariseo' queríanhacer lo que sus Profetas habían predicadu paraSiglo.' ante1'1ores, como los cuúqueros pretendenapegarse a la letra rígida de la Biblia. El venladero, cristiano dehería preguntarse lo que Jesús podna ordenar si volviera a vivir entre nosotro., yel marxIsta consCiente tendrá que proceder en forma semejante, investigando por la doctrina hechapara cl siglu pasado, lo que debe ser la ductrinapara el aíio prescn(c.
J'icdm tle tUljnc
J,il luejur delllUstraciún de probidad y de confianza' en las prupias ideas; la. mejor prueba. deqtle se pretende ser () me'recer llamarse un marxis(a consciente es aplicar a Marx y al marxismo lasideas fundamentales de· la doctrina marxista. Yla vrinlera de ellas es no tomar a Marx como unsan (<'In ni como un oráculo, sino como un removedllr de ideas geniales, intérprete de la época tllOdema y represent~tivo del movímiento social dereivindicaci~n proletaria. Rosa Luxemburgo, descuhre a las generacIOnes actuales al verdadero aspecto del viejo derrumbador, que nos han presentado' SllS enemigos y sus malos amigos como untorvo profeta de abominaciones y catástrofes.
La letra mata
Es una aCtitud de fariseo tomar con riO'or la.bletra de los textos de Marx o Engels, que hablande una base económica sobre la cual se construyenla .estructura y las. superestructuras sociales. 'SeeXlge que la realidad demuestre la· existencia físicade una base, cuadrada, sólida y material, con lasestructuras superpuestas geométricamente. Es decir, se toma una explicación figurada por unafórmula de construcción material. Será necesarioexplicar que las l'elaciones entre base y estructura no son como' en un edificio de piedra, sinocomo en un con juntoc!e. elementos movibles ven constante transformacian. ' ,-
])c '11110 illlpoi'tallte collferencia del DR. CRECORfO MAR UI:ON, que es 1I1Ja de las figuras intclectuales más fuertes de Espaiía, ofrecemoslos puntos que siguen. El 1101Itbre de Maraiíónno sólo representa la actitud del científico, sinola del espíritu inquieto entregado a todas lasnoúles actividades soriales del momento de lasr¡~/(! el autor eSjJaiíol,sie7lljJre tiene algo'que de01'110.1'.
No h~y ol'~l(lor () conferenciante, en los momentos de ahora, que al hablar en público 110 se sientaimpulsado por el afán. casi por el eleber, de cliscurrir sobre las causas de ese trastorno profundo yacerbo ciue sacude' los Estaelos, los pueblos y, las
.\
ZA131~ETEJAPor
¿ y los presos..? Otra gran mujer, paisana suya,la que 'más admiro de todas las mujeres, Concepción Arenal, me enseñó a quererlos y a compadecerlos. i Tanta labor se debe re·alizar en las cárceles y presidios! i Tanta desgracia pudiera serevitada! ...
Cournot' (Antaine Augustin) quiso aplicar elmétodo matemático a la economia politica (I~e
cherches sur les príncipes mathematiques de latheorie des richesses) y no tuvo éxito. De suscálculos sólo pudo obtener combinaciones de símbolos y datos de poca importancia.
Descartes creía poder resolver los problemas deluniv~rso con las matemáticas, a fuerza de pura razón. Avanz~ndo ~n las combinaciones de los puros guarismos, habría que subir a la línea v la superficie con los signos algebraicos, despu¿s a losvolúmenes irregulares. Después a las fórmulasmecánicas, de física.y de química inorgánica. Yala química orgánica se resiste más a condensarseen fórmulas, y la biol9gía se desborda no sólo.del lenguaje cifrado de las matemáticas, sino de losesquemas y las clasificaciones. La lógica deberíaser el método de las cieucias abstractas. La lógica debería ser el método de las ciencias abstractas. Y con la lógica, la razón pnra, la experienciaY·.la observación. El pensamiento j\.rarx-EugelsqUIso le\!.alltar construcciones íntegras de historia.de .economía y de sociología. La tarea fué colosal ~ fec~nda. Pero los sectarios ideológicos pretendIeron dar por terminado lo que no era sinoproyecto gigantesco. La razón sola, la dialécticausada como recurso único y omnipotente no podía aclarar más que una zona lim.itada. Era pl'eciso volver en parte hacia atrás y admitir comoinstrumentos de investigac.ión los antíguos recursos humanos y divinos de la intuición, los atisbosde la inspiración poética mística, y hasta las formas imprevistas -que se revisten como revelaciones o mensajes mágicos y sobrehumanos.
Coh el tUIdo de "Teoría de la Hevo/.lfci1í1l" lIrolmde publicar ALFONSO TEJA ZARNe Ul/. lIueva lib¡'o. La ubra dci distil/.{/uido h07nlmj de lftms,'cateflnít'ico ·de la- Escuela de Juris¡Jrl((ienrin 'IJ dela Facultad de Filosofía de' nuestra {j¡).iversidatl.eu;,stitliye 1!'/.¡ 11ovedoso -esfuer.~o de síntesis de lasteorías sociales;'IJ filosóficas más destacadas deItltl!~tru tiell/po,' dentru de un criteriu dc posi/iz1a~1I¡¡.plitlfd¡ romu {o eOll/jJrlfeban lus eJlsayus qlfe ¡'C
.prjJdlfámos a cOJltiJllfacioJl.
8
civilizaci~nes y el ideario y la e,conomía de lasfamilias y de los individuos. Y esto voy a haceresta noche ante vosotros, militares, que es comohablar a una representación oficial y genuina dela patria. Y os voy a hablar, pues, como hablaríacon mi patria misma, que es 'para mí, como' paratodo hombre, parte de mi conciencia. ,El carearsecon ella, como el carearse con Dios, equivale, por'lo tanto, a realizar ese acto trascen.dente para elque las gentes de ahora empiezan a perd~r la aptitud, acto 'inexcusable para marchar con dignidadhumana por la vida, que se llama el examen eleconciencia. . '
y es ahora tal actitud más necesaria que nunca,porque caracteriza a' las fases en que la Httlllanidad cambia de rumbo, la pérdida de aquellos- puntos de referencia éticos que en las épocas ordinarias nos sirven para orientar nuestra conducta. Enlos ti@mpos de paz, ahora tan lejanos, hay unasnormas sociales que nos marcan aproximadamen-'te cuál es el camino recto v cuál el sendero vedadoy retorcido. Pero al llega;' las horas de crisis, esasanción que nos viene de fuera' se mixtifica y debi-,lita y aca-ha p'or desasparecer. Cuando hoy contem- ,pIamos el panorama del mundo no nos ,afligen lQSatropellos y las injusticias que el Poder 'en ciertospaises perpetra sobre los hombres it}defensos, oaquellos otros atropellos e injusticias que los homhres cometen contra sus semejantes y contra elEstado n,ismo. A la' postre sabemos que 'el fantopor ciento de sentido arbitrario y de crueldad deCJue se compone la naturaleza del hombre es todavía lo suficientemente grande para que sea un sueño irrealizable el esperar la rectitud estricta en lasacciones humanas, Mas hay algo que nos acongojay desconsuela, y es ver que esos atropellos y esasinjusticias del fuerte contra el débil se ejecutanen un vacío de ,sanción por parte del resto de lasociedad. Hoy un Estado puede despojar de susbienes y de su libertad a un hombre o a un grupode hombres que le estorben o suprimir sencillamente su vida. Y un hombre de la calle o ungremio de individuos puede revolverse contra lapaz y la conveniencia material de los otros y delEstado ·mismo. Y la egoísta violencia no encontrará otro castigo que una de esas protestas firmadas por los hombres de siempre que aparecenrada día en las columnas de los periódicos quelas quieren publicar y que se olvidan al siguiente,t'ntre la indiferencia de los más; quién sabe, sineml~argo, si para dejar acta consignada ante elfuturo de que no todos los habitantes de la tierracran, en un momento dado de su evolución. com-pletamente viles. '
La vuelta del hO.J'I'Lbre a su conciencia decrueldad y de injusticia
Yo no digo esto con pesimismo y amargura,porque todos los casos, por 0010rosos que sean, nodeben abatirnos, sino servir de estímulo a nuestra voluntad para modificarlos y de lección suprema para nuestra conducta. Si traigo todo esto- acuenta es porque' precisamente es en tales momentos cuando el hombre preocupado debe intensificarla vuelta a su conciencia y buscar én ella, con ahinco escrupuloso, la directriz que el an'lbieÍ1te n.o le_
da. Y nuestra con,ciencIa, p'ará qLte po ,Sea unafarsa, ha de ser, antes que nada despreocrtpaciónele uno, mismo: Por paradójico que parezca, cuando buscamos a nuestro propio yo, a nuestro" íntimo y profundo yo;· tenemos que prescindir' de ély no ver 111ás que esos planos Íl)1personales delambiente, en los que nos movemos como los astrosen el éter. En el hon,do cristal de nuestTi concicncia, como en el agua lejana de un pozo, no' hemosde buscar, para encontrarnos, el reflfjo pe 'nuéstrapropia persona, inclinada an'sios'a~lente 'sobre elborde, sino el cielo a,zul o aliubarrado, detrás delcual están los valores eternos, los deberes con lasoci-edad-es, decir, la patria-y los debel'es conl1,uestro destino suprahumano, es de'cÍl:; Dios.
El germen de 'a angustia actual del mundo
y aquí' está implícito lb que cOI1?tituye, a mijuicio, el germen de la angustia actual' del nwndD,El hombre ha 'vivido durante vari,os decenios casiexclusivamente hacia afuera, a fuerza, de, no pensar más que en sí mismo, y a la'vez sin ,enfrentarse con,sigp 111iSmO, que es, repifámoslo; dejar deverse para ver los altos y eternos valores désper?onalizados y humanos., O dicho de 'Otro modo: laHumanidad se ha derramado fuera,de sí para buscar )T conquistar, con un sentido egoísta, lo quellama sus derechos, y ha olvidado el mirarse a símisma para pensar también ,en sus debe-res. Si intentamos, eli consetueilcia, exponer en una fórmu-
, la concreta el nervio de 'la inqüietud actual, podríainterpretarse así; el bom!Jre, como individúo ycomo pueblo, padece una crisis del deber y unahipertrofia del derecho. Y luego veremos qúe e!remedio que automáticanle!1te Se impondrá la Humanidad a sí misma consistirá en la fórmula inversa; en recortar' con enérgico valor nuestros derechos y fomentar la' robustez y' la dureza, la res-ponsabilidad de nUéstros deberes.' ,
Los "derechos de! hombre", 'han sido duranteaños y' años el ideal colectivo que ha exaltado yservido de bandera a las masas y a los individuos.El hombre tenía derechos de los que estaba' des,po-,seido y era preciso conquistarlos. Y muchos, "enefecto, han sido conquistados. Mas he aquí que hemos llegado a un pUnto de nuestra evolución, enel que a fuerza de cjerechos nos encontramos en lamisma situaciÓI1 que el hombre de la Edad Media,es decir, sin otro camino para arreglár nuestrosproblemas que la fuerza sin derechos, 'la violencia,la sangre, que, como una deidad terrible, es la solución suprema de. los conflictos humanos. Y poreso volvemos la vista con aflicción y angustia entorno nuestro, y el camino d~ la conquista de losderechos,' recorrido de tan buena fe"':"'la buena feliberal-, ríos empieza 'a parecer un error, por lomenos un crror de perspectiva qti~ ya no se puede rectificar, y el porvenir, demasiado .incierto pa-,ra el, al,ma desmoralizada de las generaciones contemporáneas.
y sin embargo, el problema es sencillo. El afánde aeumular derechos \la socavado y sofocado elsentimiento del 'deber, c¡ue es un eje esencial denuestra vida. 'Esto es todo. Como a fuerza de vivir para los deberes y' sólo para ellos el hombrepuede convertirse en up. esclavo, así el ansia sin
U N 1 V E R S'1 DAD
medida de los derechos arranca de raíz el senti-'miento del deber y convierte al hombre en undemonio insensible y cruel, que sólo acierta a dirimir sus dificultades por la fuerza. Es, pues, preciso que Qomience una nueva y áspera era, cuyosigno serán "los del)eres del hombre", que servirán<le contravene¡10 a la intoxicación que este siglo ymedio "de los derechos del hombre" ha producidoen el alma de nuestro tiempo.
Pero ¿cuáles son los deberes del hombre actual?,¿ C;uáles los que nosotros, ya cercanos al términode nuestra eficacia social, hemos de inculcar a los .<¡ue nos sucedan en la vida?
Perdonad que antes' de hablar de estos debereshable unos momentos de mi mismo: ¿ Quién soyjo, me pregun~o antes de que vosotros me lo preguntéis, para subir al púlpito y hablar de deberes·a los demás? Pero a esta pregunta se la ataja,sin dejar venir la respuesta, con esta otra: ¿Quéhombre puede hablar, no siendo más que un hombre, a los demás de sus deberes humanos? Y entonces os responderé enseguida: Quien no estélimpio de culpa, pero sí lleno de buena intención,es el que puede señalarnos el verdadero camino,Pensad que en esta frase está explicada toda lamodestia de la intención y también toda su responsabilidad: "señalar el camino". Cuando estamosperdidos, es uno cualquiera el que nos devuelvea la buena ruta: un vagabundo, un pastor, un pobre hombre que tal vez no sabe nada más que lasveredas del muúdo y que no tiene, esto es esencial, intención de engañarnos. No hace falta más.Pero sólo conoce los caminás rectos quien erróalguna vez por los torcidos, y la mejor intenciónno es tal vez la del hombre impoluto, sino la del<¡ue tiene en la piel las cicatrices de muchas heridas.
Los deberes del hombre actual
y así os digo que el hombre actual tiene queprepararse, en' una ruda disciplina, a resucitar y'a vivir sujeto a todos sus deberes: a sus deberesde hombre o de mujer, a sus deberes de 1110Z0, demaduro o de anciano; a sus deberes profesionales,y finalmente, a sus deberes de ciudadano de lapatria y del mundo. Fácil sería comprobar, si noconstase en la conciencia de todos, que estas cuatro categorías de deberes se han ido olvidando. Y
. urge careamos en el silencio de nuestra concien-cia con cada una de ellas para encontrar sus brechas y quebraduras y ensayar su reconstitución.
Meditemos ante todo en que son muchos deberes y no uno solo, y en que son diferentes para cada momento de la vida y para cada uno de los rasgos individuales de nuestra estructura física y espiritual. Esta diversidad inmodificable de nuestros·deberes es la razón suprema de la desigualdad,igualmente inmodificable, entre los hombres. No"poden~os dejar pasar este punto sin· un comentario, porque es esencial para la interpretación denuestro tiempo. El sueño de la igualdad humanase basa precisamente en la fascinación de la igualdad de. los derechos del hombre, que, en efecto,aspiramos a que sean los mismos para todos, gran<:les y pequeños, hombres y mujeres, ricos y menesterosos, débiles y'fuertes, inteligentes y pobres
9
de espíritu. "Cualqi.tiera que sea nuestra condición-hemos oído decir durante los siglos pasados-,todos somos hermanos y tenemos, en consecuencia,idénticos derechos a la libertad, a la instrucción, albienestar fisico, a la intervención en la vida püblica, etc." Pero ¿y los deberes? ¿·Cómo. podrán se·riguales en el atleta y en el raquítico, en el genio yen el idiota, en la.hembra y en el varón, en e1niñoy en el patriarca de la cabeza cana? El derech<inos viene de fuera como un regalo, y puede, en teoría, sernas repartido por igual. Pero el debermana de nosotros, de nuestra personalidad y decada momento de nuestra personalidad, como elchorro de un manantial, y es inútil pertender que·su calidad y su calibre sean iguales cuando lafuente brota en un vergel o en un i:lesierto, cuando brota en los meses de humedad o en los deestiaje, cuando el agua se: conduce por cauces limpios y bien captados o cuando corre entre contaminaciones y quiebras que la ensucian y dispersan.
Nada, pues, de lo que ocurra en el n1undo realizará el ensueño de la igualdad, porque nada podrá igualar los deberes de cada ser humano. Y esel deber, y no el derecho, el que marca las diferencias esenciales y las categorías entre unos hombres y los otros. Un régimen social, teórico, podrádar los mismos derechos a un hombre genial y aun mentecato; pero aquél se sentirá obligad'J, porencima de toda ley, a cumplir deberes que el ciudadano de la mente limitada no es capaz de sentir.y ese hombre genial será tanto más superior porel hecho de sus deberes geniales, intangibles. cuanto más se le quiera allanar a los derechos de Josdemás hombres.
La igualdad, equilibrio inestable
Partamos, pues, de la desigualdad de nuestrosdeberes para recobrar el equilibrio. El equilib¡:il3de! mundo estará siempre fundado en la no igualdad, porque es un equilibrio inestable. Como lasalud física se funda en un balanceo perpetuo denuestra vitalidad sobre el abismo de la muerte. Vivimos porque no podemos ser perfectos, porqueestamos en cada instante en inminencia de morir.El estimulo de nuestra vitalidad y de nuestro progreso-luego volveremos sobre ello-es el dolory la inquietud. Por ello, a medida que se anulany desaparecen unos conflictos interhumanos, aparecen otros. Cuando la guerra se acaba surge larevolución. Y mientras los médicos bOITamos delos libros de Patología esta o la otra enfermedad.
• nacen enfermedades nuevas que mantienen, porun mecanismo o por otro, intacto el volumen delsacrificio que la JV(uel·te exig-e de la Humanidadcada día. Ya no moriremos del cólera o de pestebubónica; pero nuestras arterias y nuestros nervios se rompen más pronto que hace varios siglos, y lo cierto es que las camas de nuestros hospitales varían de clientes, pero no están nuncavacías.
Corre nuestra vida, la de cada uno y la ele lospueblos, como el agua fecunda ele los ríos, graciasal desnivel y a los accidentes del cauce. A lo único que podemos aspirar es a que no se desmandey se desborde. Sería necio, en camhi0, pretender
10 UN IVRRSIDAD
Los Problemas de-
Del libro del profesor DESIRE ROUSTAN, cuyo título bautiza estos renglones, seleccionamosalgo apropiado a los fines que nos mueven a laspublicaciones de esta Sección. Roustan analizaen su interesante estudio los problemas todos dela cultura, entendiendo por tal el proceso de laformación espiritual del hombre.
que se estancase, y. eso' sería la felicidad ilusoriafundada en la igualdad.
y ya es tiempo, señores; de examinar esas nobles e inmodificables diferencias fundadas en eldeber de cada cual, que de tiempo en tiempo tenemos que' recordarnos los hombres, los unos a losotros, como se recuerdan los cartujos que han demorir, porque el rasgo más fuerte del espíritu humano es su increíble, su milagrosa capacidad deolvidar.
Deberes del hombre y de la mujer; por lo tanto, deberes ligados con el sexo. Muchas veces hehablado de estos deberes, 'y me hago la ilusión deque mis puntos de vista no os son enteramente desconocidos. Lo que me importa volver a afirmares que estos deberes sexuales no tiet1en ,apenas nada que ver con el sexo mismo. El deber del varóncomo tal varón es trabajar y producir. El deber dela mujer, como ente sexual, es ser madre, buenamadre y madre para siempre; 10 demás de nuestravida estará bien o mal, según concurra o no, directa o indirectamente, a estos fines supremos.
e OMO definir la cultura? ¿ Por qué signos reconocer a un espíritu culto? ¿ pe qué medios dísponemos para completar nuestra cultura, despuésde ese momento en que se cree erróneam:ente terminada nuestra educación, o bien, para adquirirla casi totalmente cuando sentimos su radical insuficiencia; cuando los azares desfavorables hancolocado nuestro punto de partida muy lejos y muybajo? .
Si l~ escuela y la familia no han transmitido alniño toda la parte de herencia espiritual que susaptitudes le permitían recoger y hacer fructificar, .¿ es aún tiempo para el adulto de reivindicar esosbienes espirituales, que no consisten solamente enconocimientos, nociones científicas, literarias, morales, históricas, sino también, y sobre todo enhábitos del pensamiento y del carácter, los que,más que el saber, fijan nuestro rango en la ciudadde los espíritus?
Este libro trata de contestar esas difíciles preguntas. Una observación sugerida comúnmentepor la última de ellas, le ha dado vida: la experiencia parece probar que, en raras ocasiones,. un
N o sirve a la cultura sino lo que'cuesta esfuerzo
Existe, para cada género de ejercicios, del cuerpo, de la inteligencia o de la voluntar, una manera de engañarse con el.1os, de practicarlos conrendimiento va,rlO. Conservarles su eficiencia, es
adulto a quien ha faltado cierta formac"ión espiritual, se eleva a un grado superior de cultura porsus propios esfuerzos. Parece que nuestros veinteprimeros años nos clasifican a este respecto en lavida. Sin embargo, en otros aspectos, ellos 'nonos clasifican en forma tan, durable ya que es corriente ver al pobre enriquecerse, .'1) niño enfermizo recobrar la salud, al indolente descubrir lapasión que lo precipitará en la agitación y la lucha. Mas ¿ son reparables los defectos de nuestraprimera educación? En el hecho, salvo raras excepciones, el hombre de mediocre cultura, al .salir de la adolescencia, conserva su cultura mediocre hasta el fin de su vid~, aun cuando ·posea losocios, la lectura, los viajes y el contacto con espíritus selectos.
Lo que prueba las dificultades en cultivarse, noprueba que ello s'ea imposible: Por eso quefríamosmostrar aquí su posibilidad y los m:edIos de obtenerla, aun cuando no sea posible a quienes hanresuelto no explorar sino los 'caminos cortos y fácil~s. El educador no es más que un charlatán sinos disimula esa dura, pero sólisla verdad, de queen materia de educación, sólo lo que cuesta esfuerzo es realmente de provecho. La educación sepropone ayudar al cuerpo y al espíritu ,a superarse,a obtener de ellos un rendimiento superior al' rendimiento natural y primitivo. Este acrecentamiento de poder físico o intelectual, no se. ha conquistado nunca sino a costa .de cierta tensión de losmúsculos' o de la volu~tad.
Asistíamos recienteinente a una clase de ed~cación física en una gran estuela de piñas de París.
. La maestra explicaba y demostraba primeramente;con perfecta precisión, las actitudes que componían el ejercicio ordenado. Esos movimientos parecían muy inteligentemente concebidos; las alumnas lo repetían, sin errores, sin títulos, armoniosay graciosamente.' Teníamos la iíllpresión de asistir a la mejor de las clases, no concebíamos ejercicios más apropiados y mejor ejecutados, cuandoel muy competente especialista en educ'ación físicaque nos 'acompañaba, con sólo una .palabra, hizoGlesaparecer nuestro entusiasmo: "El provecho deesta clase es casi nulo, porque los movimientosno han sido ejecutado a fondo". En verdad, ese'defecto saltaba a la vista en cuanto era seúalado:los miembros no describían ángulos más grandesque en los movimientos de la vida corriente, lostroncos no se doblaban hacia adelante más de loque se. encorvan cuando se recoge un objeto, nose echaban hacia atrás con más flexi~ilidad quela que se necesita para alcanzar los frutos de unarama algo elevada. Los movimientos e~:taban bien'elegidos, pero hubiese sido preciso realizarlos dan-,do más contracción o extensión a los músculosmás flexibilidad a las articulaciones. La'negligencia 'los detenía en el punto en que comenzaba suvalor educativo.
ROUSTANDESIREPor
la Cultura