de nuestra propia melaza

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Azúcar de nuestro propio costal El ICAIC exhibe la ópera prima del cubano Carlos Lechuga: Melaza, una metáfora de la Cuba presente. Por Justo Planas Por ahí siempre preguntan cada vez que sale un filme cubano nuevo: “¿Está fuerte?” Nadie aquí necesita que le expliquen qué significa “fuerte”. Y sí, Melasa está fuertísima; no ya porque hace flotar en la esfera masiva los trapos sucios nuestros de cada día que tan bien conocemos, sino porque el director Carlos Lechuga sabe retratar varias de las profundas contradicciones del ser cubano. Y no se trata de contradicciones que nos acompañan de un tiempo a esta parte. Vienen en la genética de nuestra identidad desde hace décadas. Ya en los 50 Fernando Ortiz y Jorge Mañach —y desde mucho antes otros— se quejaban de “nuestra extraordinaria intransigencia mental”, la incapacidad de adoptar “criterios firmes” y nuestra propensión neófita a actuar por embullo. En este sentido, el final de Melaza —que no contaré, claro está— es harto elocuente. Melaza se inserta en la línea de películas cubanas de los últimos años y de las más jóvenes generaciones de cineastas que diseñan un universo opresivo con personajes alienados que buscan (o no) una salida a su profunda crisis de fe en el futuro. Ahí entran Fábula (Lester Hamlet), Larga distancia (Esteban Insausti), La guarida del topo (Alfredo Ureta) e incluso Memorias del desarrollo (Miguel Coyula) y La piscina (Carlos Machado). Otros hombres de cine que debutaron en décadas pasadas han intentado, en oposición, conciliar el presente con la comedia: La película de Ana (Daniel Díaz Torres), Ester en alguna parte (Gerardo Chijona), Se vende (Jorge Perugorría). Puesta así en ese contexto se identifica claramente la crisis económica de los protagonistas de Melaza como la punta del iceberg de una profunda crisis espiritual, donde el individuo intenta negociar un estado de equilibrio con su medio pero termina mordiendo el polvo repetidamente; y 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37

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Azcar de nuestro propio costalEl ICAIC exhibe la pera prima del cubano Carlos Lechuga: Melaza, una metfora de la Cuba presente.Por Justo PlanasPor ah siempre preguntan cada vez que sale un filme cubano nuevo: Est fuerte? Nadie aqu necesita que le expliquen qu significa fuerte. Y s, Melasa est fuertsima; no ya porque hace flotar en la esfera masiva los trapos sucios nuestros de cada da que tan bien conocemos, sino porque el director Carlos Lechuga sabe retratar varias de las profundas contradicciones del ser cubano.Y no se trata de contradicciones que nos acompaan de un tiempo a esta parte. Vienen en la gentica de nuestra identidad desde hace dcadas. Ya en los 50 Fernando Ortiz y Jorge Maach y desde mucho antes otros se quejaban de nuestra extraordinaria intransigencia mental, la incapacidad de adoptar criterios firmes y nuestra propensin nefita a actuar por embullo. En este sentido, el final de Melaza que no contar, claro est es harto elocuente.Melaza se inserta en la lnea de pelculas cubanas de los ltimos aos y de las ms jvenes generaciones de cineastas que disean un universo opresivo con personajes alienados que buscan (o no) una salida a su profunda crisis de fe en el futuro. Ah entran Fbula (Lester Hamlet), Larga distancia (Esteban Insausti), La guarida del topo (Alfredo Ureta) e incluso Memorias del desarrollo (Miguel Coyula) y La piscina (Carlos Machado). Otros hombres de cine que debutaron en dcadas pasadas han intentado, en oposicin, conciliar el presente con la comedia: La pelcula de Ana (Daniel Daz Torres), Ester en alguna parte (Gerardo Chijona), Se vende (Jorge Perugorra).Puesta as en ese contexto se identifica claramente la crisis econmica de los protagonistas de Melaza como la punta del iceberg de una profunda crisis espiritual, donde el individuo intenta negociar un estado de equilibrio con su medio pero termina mordiendo el polvo repetidamente; y el derrumbe, perdiendo un poco de s. Sin embargo, Carlos Lechuga ofrece quizs una tabla de salvacin en eso que pelculas como Fbula nos han dibujado como una cada al abismo. Al individuo en Melaza lo salva la familia.De hecho, si tuviramos que disear la oposicin dramtica fundamental a la que apuntan las pelculas cubanas actuales de ese corte, se quedara en los trminos: espacio privado vs. espacio pblico. Los protagonistas de Larga distancia o Camionero (Sebastin Mil) sienten avasallados los lazos que mantienen con sus ms queridos (la madre en este ltimo caso) al punto de quedarse solos cuando algn factor de lo pblico irrumpe en sus vidas. Para Lechuga no existe barrera que amenace seriamente una pareja, una familia, bien consolidada, en posicin de luchar por el otro y tolerar.Es cierto que la pareja cubana promedio no resistira ciertos embates que a los dos jvenes de Melaza lejos de alejarlos, los acerc an ms. Sin embargo, aqu la pelcula se nos erige como propuesta de un modelo de vida mejor armado sobre el perdn y la comprensin.No hace falta decir mucho ms sobre esta demoledora fbrica cinematogrfica de producir melaza. El filme sabe explicarse l solito.