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"De La Vivencia De SatisfacciÓn A La Cosa Freudiana" (*) Intervención En El Seminario Sobre Problemas Funda¬mentales Del Psicoanálisis Organizado Por La Escuela Freudiana De Buenos Aires, Dictado En El Aula Magna De La Facultad De Filosofía Y Letras De La Universidad Nacional De Buenos Aires, El Jueves 15 De Agosto De 1985. Ricardo Rodríguez Ponte Hoy Ricardo Rodríguez Ponte nos va a hablar del siguien¬te tema: De la vivencia de satisfacción al problema de la cosa. Este tema, el tema de la cosa —das Ding, dice Freud, en el Proyecto…—, tema retomado por Lacan en el Seminario de La ética…, es un término de Freud que Lacan retoma para postular aquello perdido desde el comienzo, co¬mienzo que en realidad nunca existió y que actúa co¬mo un Otro abso¬luto del sujeto, que aparece siempre privado aspi¬rando a ese comien¬zo, sujeto que aspira siempre a reencontrar, a buscar, los signos de la cosa. Esa cosa como hueco, hueco constitu¬yente del ser —dice La¬can—, que según se puede leer en Tótem y tabú, de Freud, pretende llenarse con la religión, bordearse con el arte o negarse con la ciencia. Sobre este tema, entonces, De la vi¬vencia de satisfacción al problema de la cosa, nos va a hablar hoy Rodríguez Ponte. (1) Bueno, en verdad Rolando ha dicho prácticamente lo esencial, así que no sé si limitarme a hacer unas notas al pie o abrir el espacio a las pre¬guntas. No obstante, su oportuna referencia al arte me permite recordar cómo fue que yo me llegué a interesar nuevamente en la lectura de un texto que —por lo que he podido comprobar en un relevamiento que hice en los últimos días entre mis alumnos de aquí y de allá— son muy pocos los que lo han leído. Es el Proyecto…, de Freud. Justamen¬te, fue a partir de un trabajo de investigación que empecé hace un tiempo, sobre el tema de la sublima¬ción (2) —de ahí lo pertinente de la referencia al arte— ¬que fuí a parar al Seminario de La ética…, donde Lacan, precisamente para hablar de la sublimación, da de ella una de¬finición que en principio parece enigmática. Dice: “es elevar el objeto a la dignidad de la cosa”. Había ahí, a primera vista, un problema: ¿cuál es entonces la diferencia entre el objeto y la cosa? ¿de qué obje¬to se trata en esa diferencia? Porque en psicoanálisis hay muchos tipos de objeto, pero, si me permiten, creo que a dos, fundamentales, se puede reducir el campo de los objetos.(3) Dos objetos que, - Página 1 de 22 - Copyright 2012 - EFBA - Todos los derechos reservados

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"De La Vivencia De SatisfacciÓn A La Cosa Freudiana"

(*) Intervención En El Seminario Sobre Problemas Funda¬mentales Del Psicoanálisis Organizado Por La Escuela Freudiana

De Buenos Aires, Dictado En El Aula Magna De La Facultad De Filosofía Y Letras De La Universidad Nacional De Buenos

Aires, El Jueves 15 De Agosto De 1985.

Ricardo Rodríguez Ponte

Hoy Ricardo Rodríguez Ponte nos va a hablar del siguien¬te tema: De la vivencia desatisfacción al problema de la cosa. Este tema, el tema de la cosa —das Ding, dice Freud, enel Proyecto…—, tema retomado por Lacan en el Seminario de La ética…, es un término de Freudque Lacan retoma para postular aquello perdido desde el comienzo, co¬mienzo que enrealidad nunca existió y que actúa co¬mo un Otro abso¬luto del sujeto, que aparece siempreprivado aspi¬rando a ese comien¬zo, sujeto que aspira siempre a reencontrar, a buscar, lossignos de la cosa. Esa cosa como hueco, hueco constitu¬yente del ser —dice La¬can—, quesegún se puede leer en Tótem y tabú, de Freud, pretende llenarse con la religión, bordearsecon el arte o negarse con la ciencia. Sobre este tema, entonces, De la vi¬vencia desatisfacción al problema de la cosa, nos va a hablar hoy Rodríguez Ponte. (1)

Bueno, en verdad Rolando ha dicho prácticamente lo esencial, así que no sé si limitarme ahacer unas notas al pie o abrir el espacio a las pre¬guntas.

No obstante, su oportuna referencia al arte me permite recordar cómo fue que yo me llegué ainteresar nuevamente en la lectura de un texto que —por lo que he podido comprobar en unrelevamiento que hice en los últimos días entre mis alumnos de aquí y de allá— son muy pocoslos que lo han leído. Es el Proyecto…, de Freud. Justamen¬te, fue a partir de un trabajo deinvestigación que empecé hace un tiempo, sobre el tema de la sublima¬ción (2) —de ahí lopertinente de la referencia al arte— ¬que fuí a parar al Seminario de La ética…, donde Lacan,precisamente para hablar de la sublimación, da de ella una de¬finición que en principio pareceenigmática. Dice: “es elevar el objeto a la dignidad de la cosa”. Había ahí, a primera vista, unproblema: ¿cuál es entonces la diferencia entre el objeto y la cosa? ¿de qué obje¬to se trataen esa diferencia? Porque en psicoanálisis hay muchos tipos de objeto, pero, si me permiten,creo que a dos, fundamentales, se puede reducir el campo de los objetos.(3) Dos objetos que,

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en Lacan, re¬ciben los nombres de objeto a, por un lado, y de i’(a), por otro.

Creo que estos dos objetos, por otra parte, están indicados en Freud, por ejemplo enPulsiones y destinos de pulsión, cuando afirma que no podemos decir que la pulsión ame a suobjeto, puesto que amor y odio son relaciones del yo con sus objetos. Con lo cual me pareceque ahí Freud traza una división de aguas entre lo que podríamos lla¬mar los objetos del yo(de los que, a par¬tir de la teoría del estadio del espejo de Lacan, podemos decir: los objetosdel yo son los otros-yo) y un ob¬jeto que es irreductible al yo, el objeto de la pulsión, que enLa¬can recibe el nombre de objeto a.

Decía entonces que, a partir de esta inquietud, volví nuevamen¬te a la lectura del Proyecto…,y creo que pude hacer una lectura un poco diferente a las primeras que había hecho.

El Proyecto… plantea una serie de dificultades a la lectura, y creo que es por eso que, engeneral, no se lo lee. Creo que hay dos riesgos que acechan a su lectura… Como ven, luegode mi releva¬mien¬to estadístico, mi primera intención va a ser incitarlos a la lectura ore¬lectura de este texto. Quiero decir que, retomando lo que en su mo¬mento Isidoro Vegh,en este mismo lugar, planteó en cuanto a que en toda charla de este tipo hay riesgo de aburrira algunos o de apurar de¬masiado a otros, yo hoy elegí aburrir a algunos.

Respecto del Proyecto…, a veces la primera idea que surge es desestimarlo —el primero enquien se ve esta postura es Ernest Jo¬nes—, puesto que se lo reduce a un escrito neurológico.Es que, efecti¬vamente, la metafórica que reina en este texto es la neurológica: neu¬ronas,cantidades, energías que circulan, barreras de contacto, facilita¬ciones —estos son algunos delos términos que allí encontramos—. Para colmo, como para aumentar el malentendido, Freud,en su genio, tuvo la dudosa fortuna de adelantarse a la histología neurológica de la época,anticipando el concepto de sinapsis, que todavía no había sido descubierto. Strachey, por otraparte, y con él la versión castellana de Amorrortu, confirma a su turno este malentendidoincluyendo el Pro¬yecto de psicología entre los escritos “prepsicoanalíticos” de Freud. Con loque parecen olvidarse que este texto fue escrito en 1895 luego de que Freud escribiera eltrabajo sobre Las neuropsicosis de defensa, por ejemplo, y todos los Estudios sobre lahisteria. O sea, cuando la experiencia clínica de Freud hacía rato que estaba puesta en juego,re¬glándose ya su práctica por la regla fundamental.

Claro que, cuando se comienza a revalorizar el Pro¬yecto…, uno corre otro riesgo, queconsiste en creer que en el Proyecto… está toda la teoría psicoanalítica. Uno siente latentación de articular ahí todo, o casi todo. Es posible que yo también me tiente con eso, y poreso me advierto a mí mismo de antemano, y de paso se los advierto a ustedes, de maneraque cuando lleguemos al tiempo de las preguntas no quera¬mos encontrar todo ahí. Evitemoslo que Oscar Masotta llamaba a ve¬ces…

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Bueno, permítanme un paréntesis. Esta tarde me dijeron que hoy, en este mismo momento,en algún lugar que no recuerdo, se está haciendo un homenaje a Oscar Masotta. Si es así,aprovecho este mo¬mento para adherirme desde aquí a ese homenaje, pues es mucha ladeuda que tengo contraída con él. Ahora bien, si es cierto lo que me contaron —estoyhablando por versiones de segunda o tercera ma¬no— este homenaje se llamaría “Los queconocimos a Masotta”, lo que en¬tonces constituiría un buen ejemplo de cómo el sujetorecibe su propio mensaje en forma invertida, pues un homenaje cuyo título es “Los queconocimos a Masotta” es indudablemente un homenaje a los que co¬nocimos a Masotta.

Decía entonces, antes de este paréntesis, que el riesgo era caer en lo que Masotta llamaba aveces “las preguntas de psicóloga”. Pero en esto, debo decir que no hay chauvinismomasculino, pues cualquie¬ra puede hacer preguntas de psicóloga. Masotta decía que losconcep¬tos de la teoría son muy complicados, y que entonces hay que cons¬truirlos de apoco y por partes. De ahí que los comparara —por ejem¬plo en el caso del complejo de Edipo—al monstruo de Frankenstein, en que uno sale de noche a un cementerio a buscar una pierna,otra no¬che uno va a una morgue a buscar el cerebro, y así, con mucho trabajo y con muchoesfuerzo, uno va poco a poco armando los con¬ceptos. Entonces decía: “Uno se estárompiendo todo para explicar cómo fun¬ciona el superyó en el homosexual masculino, porejemplo, ¿y en qué piensa la psicóloga todo el tiempo? — en cómo funciona el superyó en laho¬mosexual femenina”. Bueno, yo me voy a romper todo para dar¬les una versión delProyecto…, mi versión, pero espero que no preten¬dan que estén ahí todas las versiones ylecturas posibles. Será tarea pa¬ra uste¬des, en todo caso. Al fin y al cabo, este Seminario esun estímu¬lo para el trabajo en los carteles.

Si uno recuerda lo primero que dice Freud en el Proyecto…, creo que la lectura del textocambia. El dice así:

La concepción cuantitativa se deriva directamente de ob¬servaciones clínico-patológicas, enparticular de las re¬lativas a las representaciones hiperintensas, tal como ocurren en lahisteria y en la neurosis obsesiva, donde, como veremos más adelante, el carácter cuantitativose desta¬ca con mayor claridad que en condiciones norma¬les. Procesos tales como los deestimulación, sustitución, conversión y descarga, que son observados y descritos en relacióncon dichos trastornos, inducen directamente a concebir la excitación neuronal comocantidades fluen¬tes. (4)

Subrayar este punto, entonces, nos permite recordar algo esen¬cial, a saber: que cuandoFreud acá habla de neuronas no habla de neuronas, sino que, hablando de neuronas, estátratando de dar cuenta de cosas que ocurren a nivel de su práctica, que es una práctica de

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pa¬labras. Freud, en este texto, yo diría, hace neurologería, así como La¬can dice que élhace lingüistería. Creo que ésta es la única manera de sacar fru¬tos de una lectura delProyecto…, pues si se lo entiende como una suerte de delirio neurobiológico de Freud,tratando de dar cuenta, a partir de un a priori, de qué es el aparato psíquico, perder el tiempoen su lectura sería meramente una manera tediosa de hacer turismo.

Como no quiero extenderme demasiado, voy a tratar de reducir los conceptos a su mínimo,para ir a lo esencial del desarrollo que hoy me propongo.

Como les decía, si uno empieza tomando como hipótesis de lec¬tura que lo que está en juegoen el Proyecto… es el intento de Freud de dar cuenta de lo real de su clínica, hay preguntasque cambian de sen¬tido. De lo contrario uno, ante determinados callejones sin salida con losque se encuentra, inmediatamente siente la tentación de impu¬tarle: “Pero bueno, Freud,¿para qué par¬tiste del principio de inercia neuro¬nal?”. Es que de lo que está dando cuentaFreud, como dice esta frase que les leí, es de algunos hechos clínicos, por ejemplo de larepe¬tición, que él lee en el ataque histérico —como lo describe en la Carta 52—, del carácteralucinatorio del sueño, es decir del hecho de que so¬ñamos con imágenes, o del costadonostálgico con el que se manifiesta el de¬seo, como ansia de recuperación de algún paraísoperdido y como an¬helo de reencuentro. Es de este tipo de problemas que parte lacon¬cep¬tualización freudiana.

En muchos de sus escritos que podemos llamar “metapsicológi¬cos”… y metapsicología, sibien quiere decir “alejado de la experien¬cia”, en cambio no quiere decir que no tenga nadaque ver con la expe¬riencia, sino todo lo contrario, pues todos tenemos, lo sepamos o no, unsupuesto metapsicológico en todas y cada una de las intervenciones que realizamos ennuestra práctica, por lo que, a este supuesto, convie¬ne que lo conozcamos… Les decíaentonces que, en la mayoría de sus escritos llamados “metapsicológicos” —como el Proyecto…este que hoy nos ocupa, como el capítulo 7 de La interpretación de los sueños, como Los dosprincipios del suceder psíquico, como todos los artícu¬los que componen la llamadaMetapsicología, de 1915-17, como La negación, como tantos otros—, Freud parte de la idea deun “aparato”. Este aparato, que llamamos, con Freud, aparato psíquico, es un apara¬to en elque ocurren procesos de los cuales podemos decir: tanto que son “gobernados” pordeterminados principios —principios que van cambiando, sustituyéndose, a lo largo de laelaboración freudiana—, como que reciben inteligibilidad a partir, precisamente, de esosprinci¬pios.

Justamente, estos son los dos sentidos que, en Aristóteles, toma la palabra principio. (5) Unsentido que se identificaría a las “causas” aristotélicas —lo que rige un proceso—, y otrosentido que lo asimila a la racionalidad que permite inteligir lo que está sucediendo.

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Bien, un principio del que parte Freud para concebir este apara¬to es el principio de la inercianeuronal. Para ello, Freud parte de un supuesto que se demostrará decisivo a lo largo de todasu conceptuali¬zación: el supuesto es que este aparato parte de un estado de reposo. Digoque es un supuesto, porque está claro que el reposo como tal no es observable. Comoapuntaba Safouan por ahí, (6) basta ver un recién nacido para darse cuenta de que no es elreposo lo que ahí encontra¬mos. No obstante, Freud parte de la idea de un reposo, el estadode re¬poso psíquico, reposo al comienzo, pero también reposo al cual todo el funcionamientodel aparato tenderá a retornar: llámese a esto “prin¬cipio de la inercia neuronal”, como en1895, llámese a esto “pulsión de muerte”, como a partir de 1920. Claro que, éste, es un reposo… perdido, e incluso imposible. Y creo que ésta sería —aunque noes éste mi tema, hoy— una de las ma¬neras para pensar el goce del O¬tro. Pero voy a ir pasoa paso. Si grafi¬cáramos sobre un vector el funcionamiento del aparato a lo largo del tiempo—y esto no tiene otro valor que el de un soporte intuitivo—, podríamos plantear un “momentocero”, 0, que correspondería al esta¬do de reposo:

[GRAFICOS y SIMBOLOS: Consultar versión impresa en Biblioteca]figura 1

A este momento 0 podríamos identificarlo con otro modo de concep¬tualización, que estátambién en Freud, que es el del momento del yo-real inicial. El yo-real inicial se rige por elprincipio de la fuga, de la fuga de los estímulos, de tal modo que, cuando llegan los estímulos,el aparato tiende a evitarlos o a descargarse de ellos. (7), (8) Este es el funcio¬namiento tipodel aparato: si le llegan cantidades (Q), el aparato se li¬bera de las cantidades:

[GRAFICOS y SIMBOLOS: Consultar versión impresa en Biblioteca]

figura 2

Mientras este circuito esté en funcionamiento, no se altera duradera¬mente el estado dereposo. Claro, esta ma¬nera mía de hablar —“mien¬tras esté en funcionamiento”— ¬es, por loque acabo de decir, un con¬tra-sentido. Este es un momento teórico en la construcción delaparato, no un momento “evolutivo” en la génesis del aparato.

Esta es otra hipótesis de lectura que me —y les— ¬planteo. Uste¬des saben que Freud escribeel Proyecto…, al menos la Primera Parte, en el tren, a la vuelta de uno de sus encuentros con

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Wilhelm Fliess. Este dato, por otra parte banal, a mí sin embargo me resulta interesan¬te,porque me permite pensar las cosas así: no se trata de que Freud es¬té contando,discursivamente, argumentativamente, cómo es el aparato psíquico, sino que lo va pensandoa medida que lo describe, y enton¬ces el orden de la exposición de los conceptos es el ordendel pensa¬miento del propio Freud. Así lo leo yo. Me apoyo también en el hecho de que Freudolvidó este trabajo, que se sorprendió mucho cuando —varios años más tarde— la princesaBonaparte le informó que lo había recuperado, comprándoselo a la viuda de Fliess. Es decir,no era un texto destinado a la publicación, era como un soporte escriturario del pensamiento.Entonces, Freud parte de ideas que pueden dar cuen¬ta de lo real de su experiencia, (9) yluego aparecen nuevos conceptos para ir tratando de resolver los diferentes impases a losque lo llevaron los primeros conceptos. ¿Se entiende cuál es mi idea? Bien, ésta es mihi¬pótesis de lectura.

Entonces, si es así, cuando yo hable en términos temporales, me estaré refiriendo siempre atiempos lógicos, a tiempos de un orden del pensamiento del aparato psíquico, y no a tiempos“reales” de este apa¬rato psíquico. Es que este propio aparato psíquico no es como tal“real”, sino un modelo, un modo de conceptualizar algo.

Decía entonces que mientras lleguen cantidades y dichas canti¬dades sean evacuadas oevitadas, no hay ningún problema: se retorna al estado de reposo, y estamos en lo que, en lostérminos del yo-real inicial, se llama “estímulos evitables”. Recordemos que el principio de lafuga permitía escindir los espacios en dos: lo que se correspondía con los estímulos evitablesera lo exterior, lo externo, mientras que los estímulos inevitables, es decir aquellos de los quees imposible fugar¬se porque es imposible fugarse de sí mismo —las pulsiones—, consti¬tuyenlo interno. Claro que, como se trata de ten¬siones, un estímulo evitable es, como tal,inexistente. (10) Sin embargo, hay estímulos que son, justamente, inevitables. Estos estímulosinevitables, de los que no se puede fugar, son los que, en el Proyecto…, Freud llama lasdeman¬das perentorias de las necesidades internas, las urgencias o apremios de la vida, enalemán: Not des Lebens.

Entonces, cuando aparece el apremio de la vida, ya no se puede volver al reposo, porqueestos apremios constituyen una fuerza cons¬tante, una konstante Kraft. Con lo que aquíFreud nos da, ya en el Pro¬yecto… mis¬mo, tres términos que luego aparecerán en la teoríade las pulsiones, a saber: la fuerza constante —que es la caracterización de esencia de laspulsiones en el texto Pulsiones y destinos de pulsión—, el esfuerzo o presión (Drang) —que esuno de los cuatro componentes de la pulsión—, y por fin los “retoños pulsionales”, con lo quees la propia palabra Trieb la que aparece en el texto.

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figura 3

Pongamos entonces como momento 1 del aparato —en el es¬quema que comenzamos ahacer— el tiempo del “golpe” sobre el apa¬rato de las demandas perentorias de la necesidad,o sea, de aquellos estímulos inevitables. Surge entonces un problema, que es el siguien¬te: apartir de que hay estímulos inevitables, de los que uno no puede fugarse, el aparato nosólamente no podrá ya retornar al estado de re¬poso del mo¬mento 0, sino que, además, severá obligado a conservar algo de esa excitación para poder responder a estos estímulosinevita¬bles. De tal manera que lo que al principio era el principio de la iner¬cia neuronal, sincambiar el principio, pero modificándose por la “nue¬va” situación, va a aparecer como elprincipio de constancia. En ver¬dad, en este tra¬bajo, en el Proyecto…, no aparece comoprincipio de constancia toda¬vía, aunque sí habla Freud de un “mantenimiento de laconstancia”, de una “tendencia a la constancia”; por otro lado, el prin¬cipio de constan¬ciaes como tal anterior a este texto, creo que su pri¬mera aparición, si mal no recuerdo, seregistra en una de las cartas que le envió Freud a Breuer antes de la Comunicación preliminar.Tampo¬co aparece en es¬te texto el término que va a sustituir a este principio de constancia,que es el de prin¬cipio de placer.

La idea es la siguiente… ¿Por qué digo que no se trata aquí, con el principio de constancia, deuna radical modificación del principio de la inercia neuronal? Porque, como dice Freud, ante elaumento de cantidad el aparato se complejiza. ¿Qué quiere decir? Que si para estefuncionamiento inicial (cf. figura 2) nos bastaría con pensar todo el aparato psíquico como unaúnica neurona… Y digo una única neurona para no hablar de estímulo y respuesta, porque enver¬dad la respuesta implica ya una modificación respecto de lo que llega como estímulo,mientras que acá la idea es que estas neuronas, como una facilitación, como un circuito deflujo, hacen del aparato algo así como un cambio de conducción: la idea es que los estímulosque lle¬gan son derivados directamente a la motilidad. Pero cuando hay estí¬mulos de losque no se puede escapar ni se los puede derivar, entonces aparece que es ne¬cesario darintervención a mayor cantidad de neuro¬nas (algo así como, ante la insuficiencia del orificio deescape del flu¬jo, construir un lago artificial). Insisto: cuando digo “neuronas”, tene¬mos quepensar en lu¬gares, lugares que se articulan entre sí a partir de las barreras de con¬tacto, loque le permite decir a Lacan, en el Semina¬rio de La ética…, que esto no es otra cosa que lared del significante. Lugares articula¬dos, en una estructura de red.

Entonces, compliquemos el aparato.

Este esquema que les voy a proponer —que me atrevo a propo¬nerles porque, cuando lo hicepor primera vez, alguien me dijo que le sirvió— es un invento mío:

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[GRAFICOS y SIMBOLOS: Consultar versión impresa en Biblioteca]figura 4

Este aparato es el mismo que éste (cf. figura 2), salvo que complicado, complejizado a partirde que le damos entrada a los estímulos inevita¬bles, a las Not des Lebens. Lo queencontramos en él es que hay un polo del aparato que recibe los estímulos que vienen del“mundo ex¬terno”. Por supuesto que decir “mundo externo” es una manera de ha¬blar,porque este aparato no conoce el mundo externo, no conoce nin¬gún exterior —tampoconingún “interior”—, en este momento, y por lo que les dije anteriormente. Incluso, Freud da elejemplo que volverá a dar en Pulsiones y destinos de pulsión y en Más allá del principio deplacer, el de la vesícula viviente que se recubre de una superficie muerta. Es que la primeramanera de reducir los estímulos —antes de la fuga— es hacer que no lleguen, y entonces esteaparato se recubre como de un caparazón. Esto, en el Proyecto… —al menos en la tra¬ducciónde Rosenthal—, recibe el nom¬bre de “aparatos teleneurona¬les” —en otras traducciones:“barreras de protección antiestímu¬los”— los que tienen una doble función: por una parte,eliminar la mayor cantidad de estímulos, impidiendo que penetren en el aparato, y por otraparte, para los que no pueden ser eliminados, para aquellos a los que se les da acogida,funcionan como filtros.

Esto último es perfectamente compatible con lo que la fisiología dice de los órganos de lossentidos, los que son, en verdad, analizado¬res sensoriales. Ustedes saben que se puedeestablecer —esto lo des¬cubrió Hertz— ¬una continuidad entre las ondas hertzianas y laslumi¬nosas, pero, por ejemplo, con el ojo sólo percibimos las ondas lumino¬sas y con el oídosólo percibimos las ondas acústicas. ¿Por qué? Por¬que los sentidos son analizado¬res.

Bien, pongamos acá —por medio de esta gruesa flecha—, lle¬gando a este polo del aparato,una gran canti¬dad de “cantidad”, como dice Freud. Al aparato logra entrar un poquitomenos, por obra, justa¬mente, de estos aparatos teleneuronales. De lo que entra, la mayorpar¬te es derivada a la motilidad, pero hay algo que no es derivado —esto es necesario poralgo que veremos inmediatamente—, y entonces apa¬rece un segundo sistema. Es el segundosistema, precisamente, el que tiene que “recordar” cómo uno puede fugarse de determinadosestímu¬los. Y entonces tenemos, si a este sistema primero, en relación con el “mundoexterno”, lo llamamos ? (fi), un segundo sistema que se lla¬mará ? (psi), al que ya llegamucha menos cantidad —a partir de ?—. Ahora bien, todavía una más pequeñísima cantidad de“cantidad”, o, según otro punto del Proyecto… —porque al respecto Freud se mues¬travacilante—, simplemente el “período”, se transmite a otro sistema, el tercero, llamado ?(omega), cuya única función es decir que lo que aparece como representación corresponde, ono, a una percepción, es decir, da el “signo de realidad”. Sobre este último punto, Freud va a

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ser muy cambiante —hay textos, por ejemplo, donde esto va a ser fun¬ción del superyó, etc.—.De todos modos, no es el tema de hoy.

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figura 5

Vean ustedes que si achatan estos dos campos de los ex¬tremos del aparato (cf. figura 4), esdecir, el extremo de ?, ligado a la percepción, y el extremo de ?, ligado a la conciencia,obtienen el esquema de la “peineta”, del capítulo 7 de La interpretación de los sueños.

Ahora bien, hay estímulos —decíamos— que llegan directa¬mente a ?, que es lo que Freud vaa llamar “yo”, en este momento, sin la interposición de ninguna barrera antiestímulos como lade los apara¬tos teleneuronales, y contra los cuales no hay defensa. Por otra parte, estosestímulos, que vienen de la interioridad del “cuerpo”, endóge¬nos, constituyen una exigenciaconstante. Y entonces Freud se ve obli¬gado a distinguir, dentro del siste¬ma ?, dosporciones: una porción li¬gada a lo que llega del mundo exterior a partir de ?, y una porciónque recibe los estímulos constantes a partir del cuerpo. A esta porción de ? en relación a ? lallama “manto” o “pallium”, según la traducción —Mantel-Neurone, escribe Freud—. Y a estaotra porción la llama Kern, o sea “núcleo”; este es el núcleo del yo.

Esta palabra, Kern, tiene muchas resonancias para los lacania¬nos, porque Lacan la retomamuchas veces, por ejemplo cuando re¬cuerda el der Kern unseres Wesens, “el núcleo denuestro ser”, con el que Freud, al final de La interpretación de los sueños, caracteriza aldeseo inconsciente. Por otra parte, es interesante porque esto del “nú¬cleo del yo” va areaparecer en otros textos freudianos; por ejemplo, en Psicología de las masas…, el núcleo delyo va a ser el superyó, en El yo y el ello hace referencia a este último texto y dice que no, queen verdad el núcleo del yo es el sistema percepción-conciencia, pero más tarde, en 1927, enel artículo sobre El humor, vuelve a decir que el núcleo del yo es el su¬peryó. Hay paraentretenerse, entonces.

De todas maneras, mantengámonos con lo que plantea en El yo y el ello. ¿Se puede pensar,a partir del Proyecto…, que hay alguna re¬lación entre el núcleo del yo ligado al sistemapercepción-conciencia, y este núcleo del yo que justamente es lo que no está ligado a laper¬cepción? Bueno, yo creo que sí. Que sí, si pensamos en qué consiste la vivencia desatisfacción.

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figura 6

Una cosa interesante es la siguiente. Que si acá escribimos M, como momento final delaparato, aparece la paradoja esta: que todo el trabajo del aparato es el trabajo al servicio dedejar de trabajar, en tanto que M es la vuelta lograda al estado de reposo que al comienzoescribíamos como 0. Correcto, tiene que ver con el hombre, evidente¬mente.

Lo que quiero subrayar, entonces, es que estas dos porciones del yo, el manto y el núcleo,uno ligado a la percepción, y siendo el otro el que inscribe la huella del golpe de lasnecesidades internas… Cuando aparece esta cuestión del Not des Lebens, el apremio de lavida, el apa¬rato va a tratar de reaccionar a estos estímulos de la misma manera quereaccionaba a los estímulos evitables llegados desde ?, es decir, tratando de derivar laexcitación hacia la motilidad. Lo que, desde el observador —no desde el punto de vista delaparato, si me permiten decirlo así—, se verá como llanto y pataleo. Esto es lo que Freuddes¬cribe como alteración interna. Esta alteración interna implica cierta descarga, pero éstano es suficiente, porque por más llanto y pataleo que haya, la urgencia vital lo que necesita esel aporte de algo que no está a la disposición del sujeto. El modelo en el que Freud se detienees el de la mamada. Digamos que, si es cierto lo que dice el tango en cuanto a que “el que nollora no mama”, de todos modos el llanto no alcanza para sustituir la mamada.

Ahora bien, si el modelo en el que Freud se detiene es el de la mamada, es interesante que,en el mismo párrafo, ponga, como ejem¬plos de “alteración en el mundo externo” requeridapara la acción es¬pecífica, estas dos cosas: “aporte de alimento, aproximación del objetosexual”. (11) Digo que es interesante porque esto indica que aunque lo que está en juego enla lactancia, en la satisfacción de la necesidad, se presente como más fácilmente modelizable,en lo que está pensando Freud constantemente es en la cuestión del deseo en tanto éste,para el psicoanálisis, es sexual.

Decía entonces que —y ahora sí retomamos el ejemplo del pe¬cho—, si en las necesidadesinternas hay lo que desde el observador… Bueno, esto que digo así, “desde el observador”, esimportante, aun¬que comporte ahora un cierto desvío. Porque el problema que debe¬mostener en el horizonte de todo lo que digamos es que las palabras, para decirlo de algún modo,“ontologizan”; es lo que los nominalistas de la Edad Media llamaban la suppositio: basta conque hablemos, pa¬ra que inmediatamente supongamos que hay algo a lo cual nos referi¬moscon lo que de¬cimos. (12) Basta con que hablemos para que esto pro¬duzca el supuesto deun más allá, la suposición de un referente más allá del discurso, de ese “muro del lenguaje”,como decía Lacan. Bue¬no, en verdad, no sólo los nominalistas se han preocupado por esta

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cuestión, sino que mi hijo de cinco años, que al parecer quedó muy in¬quieto a partir de quevió una película sobre las aventuras de Superni¬ña, una vez me preguntó: “Papá, si existe lapalabra y no existe la cosa que nombra la palabra, ¿entonces qué pasa?”. Bueno, entoncesyo le expliqué ahí nomás qué es un universo discursivo y lo remití a la Teo¬ría de lasFicciones de Bentham.

Entonces, aunque yo acá digo “necesidades”, “llanto”, “pata¬leo”, y todo lo demás, esto esdesde el punto de vista nuestro, que in¬troducimos nombres a medida que vamosdescribiendo esta… No digo “esta experiencia”, porque en verdad esta experiencia como tales mí¬tica, es un tiempo necesario para pensar la constitución del aparato. Pero desde“dentro del aparato”, por así decir, lo que hay es aumento de tensión y descarga de tensión,sin embargo insuficiente para retor¬nar al estado de reposo. Esto es la alteración interna. No obstante, la alteración interna va a tener una importantísima función, dice Freud, porque, aposteriori, claro, va a constituir la ma¬triz de la comunicación y la fuente de los principiosmorales. Por otra parte, es interesante —yo no me he detenido a pensar demasiado en ello,hasta ahora; en todo caso lo dejo como tarea para el que quiera retomarlo— preguntarse si hayalguna posibilidad de articular esta al¬teración interna, que va a estar relacionada con el gritoy la entrada en el circuito de la demanda, con el concepto de la voz como superyó, en Lacan.Freud, por supuesto, en este momento de su teoría no tenía en su haber el concepto desuperyó, que aparece recién en El yo y el ello, al menos como concepto articulado.

Bueno, ven ustedes a cuántos rodeos me veo obligado. No les extrañe entonces que terminehablándoles de la pulsión.

Este aparato, entonces, en medio de la alteración interna, en me¬dio de lo que Freud llamabaHilflosigkeit, o sea, el estado de desampa¬ro, de indefensión, de desvalimiento, no podríasobrevivir. Pero si las cosas andan bien, entonces habrá por ahí un Otro que harádetermina¬das cosas con esta alteración interna. Digamos que el Otro, este Otro en cuestión—digamos simplemente la madre, en este caso—, se pone a delirar, es decir, atribuyesignificación a lo que, como tal, no tiene significación alguna — porque este llanto y pataleo eramera descarga de la tensión, alteración interna no sólo insuficiente sino también des¬provistade significación. En términos de Peirce, esta alteración inter¬na sería algo así como un índice,que implica una continuidad entre re¬ferentes, por ejemplo el humo y el fuego. El Otro, lo quehace es transformar un índice en un signo (en todo caso, en un signo-índice), es decir, algoque significa algo para él, y entonces “leerá” esta altera¬ción interna, las manifestacionessensibles de esta alteración interna, como un llamado dirigido a él, es decir, llamado al Otro.

Supongamos que el Otro lee algo así como “quiere la teta”, por ejemplo. Por supuesto, elOtro lee esto así a partir de su propio deseo. Esto es un caso típico de economía, donde la

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oferta crea la demanda: para que haya pulsión oral tiene que haber una teta ofrecida, valede¬cir, un Otro que quiera hacerse chupar. Entonces, el movimiento ini¬cial es que el Otrodemanda la demanda del sujeto. El Otro, para la teoría, está castrado, está en falta (?), y poreso es que lee, en nuestro caso, esta alteración interna como llamado, como demanda.Cuando lee esto, entonces, como demanda, aporta el objeto de la necesidad. Cuando aportael objeto de la necesidad, aquí baja la tensión dentro del aparato, y se produce lo que Freudllama vivencia de satisfacción, dejando esto como resto lo que luego —adelantándonos en elProyec¬to…— ¬llamará catexia desiderativa, es decir, la huella mnémica de es¬ta vivencia desatisfacción.

Detengámonos un poco, antes de avanzar más, en qué cosas hi¬zo este Otro. Pero antes,terminemos con la vivencia de satisfacción. A partir de que se ha producido, se va aestablecer una facilitación en¬tre tres grupos de neuronas: dos correspondientes al manto opallium, es decir a la porción variable del yo: una es la imagen mnémica del objeto —del objetocuya aparición fue acompañada de satisfacción—. No digo del objeto de la satisfacción. Nodigo del objeto de la satisfac¬ción, porque ¿cuál es el objeto de la satisfacción? ¿el pecho?¿la le¬che? ¿todo el Otro? Freud no lo dice. Pero esto es importante por lo que va a aparecerluego, en el capítulo siguiente del Proyecto… En¬tonces, acá tenemos la ima¬gen mnémicadel objeto, correspondiente a la parte variable del yo. Luego tenemos otro grupo de neuronasque ins¬cribe —también en la porción variable— los movimientos reflejos asociados a lasatisfacción. Y entre estos dos grupos de neuronas y las neuronas nucleares —de la porciónconstante del yo, que son las que inscribieron el golpe de las demandas de la necesidad— seestablece una facilitación, de tal modo que, cuando una de ellas vuelva a cargar¬se, serecargarán las otras. Freud…

[ … ] Si retomamos entonces en qué consiste la intervención del Otro, digamos que lo queocurrió es algo que rompe con el prejuicio feno¬menológico de la relación su¬jeto-objeto comorelación directa. ¿Por qué? Hagamos un pequeño esquema:

[GRAFICOS y SIMBOLOS: Consultar versión impresa en Biblioteca]

figura 7

Si pensamos a este sujeto (S), que —por lo que ustedes ya han visto en este Seminario—, si loescribo sin la tachadura es porque es un su¬jeto mítico, porque el único sujeto que conoce elpsicoanálisis es el su¬jeto dividido (ahora vamos a ver por qué), y si éste (ob.) es el objeto, elobjeto que calmaría la necesidad, ocurre que para que este sujeto lo¬gre este objeto tuvo queprodu¬cirse la alteración interna que, aunque no fuera ésa su intención, porque no hay

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intencionalidad en la altera¬ción interna —por lo que hemos dicho—, llamó la atención del Otrocapaz de aportar este objeto. Pero entonces, si tuvo que pasar por la al¬teración interna,donde dicha alteración interna es “leída” por el Otro como demanda, este sujeto, entonces,con ello ha ingresado al campo de la demanda. Quiere decir que, en una nueva tensión denecesidad, cuando aparezca una falta, deberá volver a pasar por el desfiladero de lademanda, por los significantes del Otro, para poder colmar esa falta, significantes del Otro quele han significado esa falta misma. Enton¬ces, es como si la vía de la demanda hiciera comoun ganchito (cf. fi¬gura 8), como un anzuelo que levanta esta flecha con la que indicába¬mosla relación sujeto-objeto como relación directa, la levanta y la in¬terrumpe, interrumpe elacceso directo al objeto, y produce como sig¬nificación retroactiva la constitución de un sujetocomo dividido, ?, escindido por la demanda.

[GRAFICOS y SIMBOLOS: Consultar versión impresa en Biblioteca]

figura 8

Si reducimos la demanda a un mínimo de un par de significantes, S1 y S2, tenemos al sujeto,?, dividido entre un significante y otro. S1 ? S2 es la línea de la demanda, a partir de lossignificantes del Otro. Escri¬bimos por lo menos dos, dos significantes, para indicar que elsignifi¬cante no existe solo. Si en vez de la S con la que escribimos el sujeto mítico de lanecesidad, ponemos la ? (delta), tie¬nen ahí ustedes el gra¬fo 1 del escrito Subversión delsujeto...

Con esto tenemos los elementos, el mínimo número de elemen¬tos para pensar laconstitución del sujeto, que podemos definir así: un sujeto que parte originariamente(míticamente) de la necesidad, por el hecho de tener que atravesar los significantes de lademanda del Otro, se constituye como sujeto escindido por los significantes de dichade¬manda, con la consecuente pérdida, en ese ca¬mino, del objeto. Porque el objeto, ahora,ya no va a ser más el objeto real, sino el objeto que aporta, o no, el buen querer de unOtro-fantaseado-omnipotente. Ha¬ga¬mos una breve cita. En uno de sus Tres ensayos…,Freud escribe:

Cuando la primerísima satisfacción sexual estaba toda¬vía co¬nectada con la nutrición, lapulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Lo perdió sólo mástarde, quizá justo en la época en que el niño pudo formarse la representación global de laperso¬na a quien pertenecía el órgano que le dispensaba satis¬facción. Después la pulsiónsexual pasa a ser, regular¬mente, autoerótica. (13)

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Ahora bien, aunque hable en él de “la representación global de la persona”, si hay algo queno se debe entender en este párrafo —que pertenece al capítulo 5 del tercer ensayo: Elhallazgo de objeto— es que en él Freud aluda a la percepción, pues está claro que lapercep¬ción global de la madre, como él dice, no puede implicar la alucina¬ción negativa delseno. Entonces, ¿qué puede querer decir que el pe¬cho se pierde cuando se adquiere larepresentación global de la madre? Quiere de¬cir que ahora el pecho ha pasado a ser una“pertenencia” del Otro (“a quien pertenecía el órgano que le dispensa¬ba satisfacción”,decía Freud). Dicho de otro modo, lo que sucede es que el seno, de objeto “real” de lanece¬sidad que era (momento mítico: ahí no hay su¬jeto ni objeto), pasa a ser una“pertenencia”, vale decir, un don (objeto simbólico, pérdida del objeto en tanto “real”,après-coup), que la om¬nipotencia del Otro materno otorga o niega, símbolo de su amor,obje¬to de la demanda. Es decir, el objeto como “real” se pierde para cons¬tituirse comosimbólico: símbolo del amor del Otro.

Es que, si somos literales en la lectura de la descripción que ha¬ce Freud de esto en elProyecto…, acá no sólamente se inscriben las imágenes del objeto cuya presencia fueacompañada de la satisfacción y las de los movimientos reflejos asociados —en la partevariable del yo—, sino que también se inscribe —en la parte constante, el núcleo del yo— lacondición necesitante del suje¬to, su condición carente.

Todo esto aparecerá en Lacan con dos fórmulas. Una es la que se escribe: ???, y se lee:sujeto dividido por la demanda del Otro, que es la fórmula de la pulsión y del tesoro de lossig¬nificantes; la otra es la que se escribe: ???, sujeto dividido —es una de las formas de leerel rombo— por la pérdida del objeto al que por otra parte se identifica, que es la fórmula delfantasma. Y luego, en el Seminario 17, sobre El revés del psicoanálisis, Lacan logrará articularen una sóla fórmula los cuatro elementos mínimos de la constitución del sujeto: S1, S2, ? y ?:

S1 ? S2? ?? ?

fórmula del discurso del amo.

Si todo esto quedó claro, digamos que ahora Freud se empieza a preguntar qué pasa,habiendo una catexia desiderativa, cuando surge una catexia perceptiva. Pueden pasar trescosas, dice Freud: 1) que coincidan to¬talmente, y a esto Freud no le da mucha pelota porquees irrelevante, 2) que no coincidan para nada, lo que se reduce a lo que voy a decir ahora, y 3)que coincidan parcialmente.

Veamos entonces la posibilidad de la coincidencia parcial. Es precisamente para analizar esta

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posibilidad —pues la hipótesis de la coincidencia completa lo haría innecesario— que Freudplantea que, en verdad, la catexia desiderativa y la catexia perceptiva son comple¬jos de porlo menos dos neuronas. Para el caso de la coincidencia to¬tal, por supuesto, hubieraalcanzado con una sola. Freud, a estas cate¬xias, necesita plantearlas como complejosprecisamente para poder dar cuenta —como veremos— de similitudes y diferencias, al serambos complejos compara¬dos; pero entonces, descartada la posibilidad de la coincidenciacompleta, para luego restablecer la identidad de los com¬plejos —lo que será tarea delpensamiento— ¬Freud introduce la dife¬rencia desde el vamos, en el in¬terior mismo delcomplejo. El punto de apoyo de esta concepción es el distinto estatuto que tenían, en lahue¬lla mnémica de la vivencia de satisfacción, las neuronas del núcleo y las neuronas delmanto. Vayamos paso a paso.

El hecho de la inscripción en los dos lugares diferenciados del yo —la porción variable y laporción cons¬tante— va a ser decisivo, entonces, a efectos de teorizar la identidad delpensamiento. La tesis es ésta: que la imposibilidad de la identidad de percepción… Comodi¬ce Safouan, (14) la identidad de percepción es imposi¬ble, porque no se trata de repetir lapercepción de la primera vez, sino con el cuño de aquella vez. Basta que haya una segundapara que ahí surja la diferen¬cia. Esta es una de las razones. La otra, creo, es el doble lugaren que se inscribe la vivencia de satisfacción, y las consecuencias que esto comporta.

Adelanto entonces la tesis, que se esclarecerá, espero, por lo que sigue: la imposibilidad de laidentidad de percepción es la razón de la identidad del pensamiento, el cual, por ser tributariode la repeti¬ción, se de¬fine en principio como inconsciente.

Entonces, decíamos, para establecer la comparación entre los dos complejos, desiderativo yperceptual, Freud necesita postular dos neuronas, cada complejo como compuesto por lomenos por dos neu¬ronas, con lo cual, es curioso, porque el objetivo es lograr dar cuenta dela identidad, pero para ello necesita postular la diferencia en el seno mismo del complejo.

Sea por ejemplo —dice Freud— un complejo desiderativo com¬puesto por las neuronas a y b, yun complejo perceptivo compuesto por las neuronas a y c. Este es un caso de la coincidenciaparcial: co¬inciden en la a, y difieren en b y c. Este, dice Freud, es el “caso más común”, y daorigen a la búsqueda de la identidad. Pero —lo subrayo una vez más—, para que puedaestablecerse la identidad, primero debe establecerse la diferencia en el seno mismo delcomplejo (es por este caso, decíamos, que Freud tuvo que postular un complejo de por lomenos dos neuronas). Entonces Freud comenta:

Comparando este complejo W (perceptivo) con otros complejos W, se puede descomponerloen dos porciones: el primero, que por lo general permanece constante, es precisamente esaneurona a, y el segundo es la neurona b, habitualmente variable. El lenguaje establecerá más

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tarde, para denomi¬nar este proceso de análisis, el térmi¬no “juicio” (Urteil)… (15)

Vale la pena subrayar aquí que Freud está llamando juicio a la esci¬sión, a la descomposicióndel complejo en dos partes: una que caracte¬riza como constante y otra que caracteriza comovariable. Si ustedes siguen el recorrido del texto, verán cómo a lo largo del mismo seman¬tiene esta distinción en dos partes, aunque sus denominaciones varíen. El párrafo queleíamos continúa así:

El lenguaje establecerá más tarde, para denominar este proceso de análisis, el término“juicio”, descubriendo al mismo tiempo la semejanza que realmente existe, por un lado, entreel núcleo del yo y la porción constante del complejo perceptual, y por el otro, entre las catexiascambiantes del pallium y la porción inconstante del com¬plejo perceptual; además, el lenguajecalificará la neuro¬na a como “la cosa” (Ding), y la neurona b, como su ac¬tividad o atributo:en suma, como su predicado. (16) El famoso das Ding de Lacan, por supuesto, está extraído de este pá¬rrafo. Pero lo que meparece más importante de retener y que quería subrayarles son las dos afirmaciones quecontiene este fragmento. La primera, que el juicio implica establecer una descomposición delcom¬plejo perceptual en dos partes: una que caracteriza como const¬ante, y que llama lacosa, y otra caracterizada como una porción variable, a la que el lenguaje se refiere como losatributos o predicados de la cosa. La segunda afirmación es que la parte constante delcomplejo percep¬tual —es decir, la cosa— coincide con el núcleo del yo, mientras que el mantoo pallium, la región exterior del yo, la que conecta con la percepción, con ?, va a tener unarelación de semejanza con la parte variable del complejo perceptual.

Bueno, aquí —no lo voy a desarrollar ahora porque, si no, no termino más— me parece que hayun lugar muy interesante para arti¬cular con textos freudianos posteriores. En primer lugar, escierto que todavía estamos muy lejos del yo de la segunda tópica, pero recorde¬mos que esjustamente en El yo y el ello donde Freud vuelve a hablar del núcleo del yo, ligándolo alsistema P-Cc. Lo que vuelve aún más interesante la confrontación, porque si bien aquí setrata de lo que ocu¬rre con el complejo perceptual, la Cosa —como veremos más adelan¬te—es justamente aquello que escapa a la representación. En segundo lugar —y salteo algunospasos—, vale la pena confrontar este párrafo con La negación, en la medida en que el símbolono, condición del pensamiento, de “lo in¬telectual”, es consecuencia —en este artículo— de laexpulsión, Ausstossung; y justamente, lo que vamos a encontrar ahora en las sucesivasdefiniciones que Freud irá dando de la Cosa, es que la Cosa es residuo de la judicación, elresiduo del juicio, es lo ina¬similable, lo incomparable. Bueno, esta articulación hoy no la voy ahacer (mañana tampoco, tengo que terminar en cinco mi¬nutos).

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Para terminar, entonces, decía que la diferencia en el seno mis¬mo del complejo desiderativoes lo que posibilita la diferenciación en¬tre el complejo desiderativo y el complejo perceptivo.E, incluso, es condición de que se logre, por medio de la “actividad del pensamien¬to”,establecer la identidad. Pero una identidad que no anula la dife¬rencia, sino que se funda enla diferencia —lo que es una manera de decir que en el psicoanálisis se trata de laidentificación, y no de la identidad—. Freud da el ejemplo de un lactante (como no tenemosmás tiempo, los remito a ese fragmento del Proyecto…): el pecho de frente, el pecho de perfil,el pecho con el pezón, el pecho sin el pe¬zón... ¿Qué es —para decirlo cortazarianamente— loque hace de to¬dos los pechos el pecho? Lo que hace de todos los pechos el pecho es queningún pecho es la Cosa. Porque estos pechos de perfil, de frente, con y sin el pezón, etc.,corresponden a la parte variable del complejo.

Voy a recordar un cuento de Borges, conocido seguramente por todos, que es Funes elmemorioso. Este señor tenía una memoria tal que, para recordar un día, tardaba un día, dadoque recordaba ese día con absolutamente todos sus detalles. Y entonces, cuando Borgesdefi¬ne lo que ahí llama “el vertiginoso mundo de Funes”, dice:

Este, no lo olvidemos, era casi incapaz de ideas genera¬les, platónicas. No sólo le costabacomprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispa¬res de diversostamaños y diversas formas; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil)tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente). Su propia cara en elespejo, sus propias ma¬nos, lo sorprendían cada vez. (17) Ahora retomemos lo que decíamos del pecho. Lo que hace de todos los pechos el pecho, esdecir, lo que funda el pecho en su identi¬dad, es que ninguno de los pechos —susidentificaciones— es la Cosa; los pechos se identifican en su diferencia con la Cosa. Pensar,identifi¬car, implica, como condición, la pérdida de lo real (también podría¬mos decir: lapérdida de la identidad). “Dormir es distraerse del mun¬do”, comenta Borges, pero tambiénpensar: “Pensar es olvidar diferen¬cias, es generalizar, abstraer”. El lenguaje que se proponeFunes —re¬lean ese texto— es lo contrario de un lenguaje, puesto que se pro¬pone como unlenguaje sin pérdida, sin resto. Es aún más absurdo que el lenguaje sin equívocos que sepropone la ciencia. El único lenguaje que merece el nombre de tal es el que hace de lapalabra el lecho de Procusto de lo real. Este Procusto, ustedes saben, era un famoso la¬drónde la mitología griega, que tenía una curiosa manía: cuando cap¬turaba a un viajero —en esaépoca se viajaba mucho, a pie—, aparte de robarle, lo acostaba en un lecho especial. Enverdad, tenía dos le¬chos, uno largo y otro corto, pero para mi apólogo me conviene másconsiderar el corto. Lo acostaba en su le¬cho, y a la parte del cuerpo del viajero que quedabaafuera, se la cortaba.

Decía entonces que el único lenguaje que merece el nombre de tal es el que hace de la

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palabra el lecho de Procusto de lo real: lo que no entra, cae afuera, pero, inversamente, quealgo caiga afuera es con¬dición para que algo pueda ser atrapado en sus mallas. No es sóloque el significante haga caer lo real, es también que sólo si cae lo real pue¬de habersignificante. La realidad de Funes es una realidad loca, pues¬to que no puede simbolizarla, esdecir, no se puede despegar de ella. No es que perdió lo real, es que él está perdido en loreal, no puede perder lo real.

Ahora bien, la referencia al espejo de Funes, en ese párrafo que les cité de Borges, nospermitiría pasar al próximo capítulo, que es uno de los más lacanianos del Proyecto…, y delque me vaya limitar a leerles un párrafo, nada más:

Supongamos que el objeto presentado por la percepción sea similar al propio sujeto: que sea,en efecto un seme¬jante.

—lo que Lacan escribe i’(a)—.

En tal caso, el interés teórico que se le dedica queda ex¬plicado también por el hecho de queun objeto semejante fué, al mismo tiempo, su primer objeto satisfaciente, su primer objetohostil y también su única fuerza auxiliar. De ahí que sea en sus semejantes donde el serhumano aprende por primera vez a (re)conocer. Los complejos perceptivos emanados porestos sus semejantes serán, entonces, en parte nuevos e incomparables, como por ejemplosus rasgos, en la esfera visual; pero otras per¬cepciones visuales (los movimientos de susmanos, por ejemplo) coincidirán en el sujeto con su propio recuerdo de impresiones visualesmuy similares emanadas del pro¬pio cuerpo, recuerdos con los cuales se hallarán asocia¬dosotros recuerdos de movimientos experimentados por él mismo.

—hay que subrayar esta palabra: propio, todo el tiempo—.

Igualmente ocurrirá con otras percepciones del objeto; así, por ejemplo, cuando éste emita ungrito, evocará el recuerdo del propio grito del sujeto y, con ello, el de sus propias vivenciasdolorosas. De tal manera, el complejo del semejante se dividirá en dos porciones, una de lascuales da la impresión de ser una estructura constante que persiste coherente como una cosa(Ding), mientras que la otra puede ser comprendida

—acá no dice “variable”— por medio de la actividad de la memoria, es decir, redu¬cida a una información sobre el propiocuerpo del suje¬to. (18)

Entonces, si subrayamos todo el tiempo la palabra propio, en este párrafo que les he leído,

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creo que se puede establecer aquí la dife¬rencia entre i’(a), la ima¬gen del semejante con lacual me identifico como yo (moi) en el estadio del espejo, y aquello que en el semejante esirreductible al yo, pero que esta imagen no obstante recubre, viste: el objeto a. No digo ahoraque el objeto a —aunque hay muchos auto¬res que lo afirman, y entre ellos algunos muyrespetables, como Sa¬fouan— es la Cosa; digo que: como Lacan trata la Cosa en elSemina¬rio de La ética del psicoanálisis, en ese lugar sí es pensable la asimila¬ción entre laCosa y el objeto a. Nada más.

PARTICIPANTE: [no se escucha en la grabación]

[ … ] digo que, si hacemos con todas las referencias que hace Freud a la Cosa en elProyecto…, que es lo que hice yo, una suerte de grilla, donde de un lado pondría¬mos lo queva a definir como la Cosa, y del otro lado pondríamos lo que va a definir como los predicadosde la Cosa, nos encontraríamos entonces, de un mismo lado, con palabras como “constante”,“inasimilable”, “incomprensible”, “incomparable”, y del otro lado con palabras como“variable”, “comprensible”, “asimi¬lable”, etc. Es a partir de estas distintas predicacionesque se puede es¬tablecer la diferencia entre estos dos objetos que mencionaba: el a co¬moreal, y el i’(a) como imaginario. Y, por otro lado, su articulación, porque el objeto a, en estaúltima cita que les ofrecí, insisto, si subra¬yamos todo el tiempo la palabra “propio”, tenemosahí una indicación a retomar con el estadio del espejo, con lo que la Cosa aparece enton¬cescomo no especular en el corazón, en el núcleo mismo de lo espe¬cular, lo cual permitearticular con el objeto a como no especulariza¬ble, y, al mismo tiempo, como condición de laespecularidad misma, porque, como dice Freud, es el soporte de los predicados. Al mismotiempo, esto habría que relacionarlo con lo que Freud plantea en La negación, el concepto deAusstossung, donde la Ausstossung implica abrir el campo a la objetalidad. (19) Lo mismo, elpunto en el que Freud indica que función del examen de realidad es distinguir larepresenta¬ción, lo que es mera representación, die blosse Vorstellung, y lo que está más alláde la representación, que es la Cosa, das Ding. Pero con¬dición para hacer esta diferencia,dice Freud, es que se hayan perdido los objetos que antaño causaron satisfacción; es decir, lacondición es la castración.

[el resto de las preguntas falta en la grabación]

NOTAS:

Presentación de Rolando H. Karothy.

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Uno de cuyos hitos fue un trabajo escrito en colaboración. Cf. Judith JAMSCHON, LilianaNEGRO, Ricardo E. RODRÍGUEZ PONTE, La sublimación: de y hacia “El yo y el ello”,publicado en Cuántas aperturas permite un retorno (a Freud): Inhi¬bición, síntoma y angustia– El yo y el ello, Escuela Freudiana de Buenos Aires, Ficha Nº 18, serie II.

Ricardo E. RODRÍGUEZ PONTE, Cierre con el objeto, en Rolando H. KAROTHY - RicardoE. RODRÍGUEZ PONTE, Lacan y la Clínica Freudiana. De la falta de ob¬jeto al objeto falta,ficha nº 15.

Sigmund FREUD, Proyecto de una psicología para neurólogos. En Obras Com¬pletas, tomo22, Santiago Rueda Editor, Buenos Aires, 1956, p. 379. Siempre que no se indique locontrario, se citará según esta versión del Proyecto…, cuyo tra¬ductor es Ludovico Rosenthal.— Añado aquí, y lo haré en las siguientes notas, por ser hoy una fuente más accesible, lareferencia a la edición de Amorrortu de las Obras Completas: “[1.] (a.) Primera proposiciónprincipal: la concepción cuantitativa. Está extraída directamente de observacionespatológico-clínicas, en particular aquellas en que se trata de unas representacioneshiperintensas, como en la histeria y en la neurosis obsesiva, donde, como se demostrará, elcarácter cuan¬titativo resalta con más pureza que en el caso normal. Procesos comoestímulo, sustitución, conversión, descarga, que allí se podrían describir, sugirieron de unamanera directa la concepción de la excitación neuronal como cantidades fluyen¬tes.” (cf.O.C., AE, I, pp. 339-340)

ARISTÓTELES, Metafísica, libro quinto. Editorial Iberia, Barcelona, 1971.

Moustafá SAFOUAN, El ser y el placer, Ediciones Petrel, Barcelona, 1982.

Cf. Los dos principios del suceder psíquico, Pulsiones y destinos de pulsión, La negación,etc...

Cf. el Seminario citado en 1, particularmente las clases 1, 2, 3, 4 y 15.

Para dar sólo un ejemplo de esto, el principio de la inercia neuronal, como mode¬lo de unaevacuación completa de la energía psíquica, sólo es concebible en el campo de lasrepresentaciones, como anticipo de lo que luego la teoría llamará desplazamiento,transferencia, incluso conversión. Sólo se sostiene en una teoría que intente dar cuenta de loque sucede en los sueños o en los síntomas.

Jacques LACAN, Le Séminaire, livre XI, Les quatre concepts fondamentaux de lapsychanalyse, Seuil, 1973, p. 217.

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op. cit. en 4, p. 400.

Rolando KAROTHY, Ricardo E. RODRÍGUEZ PONTE, David SUSEL, De la “sup¬positio” alsujeto supuesto saber, en Suplemento de las Notas, 3, Escuela Freudia¬na de Buenos Aires,Bs. As., 1984.

Sigmund FREUD, Tres ensayos de teoría sexual, en Obras Completas, Volumen 7,Amorrortu editores, Buenos Aires, 1978.

Moustafá SAFOUAN, De la estructura en psicoanálisis. Contribución a una teo¬ría de lacarencia. En ¿Qué es el estructuralismo?, Editorial Losada, Buenos Ai¬res, 1971.

op. cit. en 4, p. 410. — “El complejo-percepción se descompondrá, por compa¬ración conotros complejos-percepción, en un ingrediente neurona a, justamente, que las más de lasveces permanece idéntico, y en un segundo, neurona b, que casi siempre varía. Después ellenguaje creará para esta descomposición el término jui¬cio {Urteil; «parte primordial»}…” (cf.O.C., AE, I, p. 373).

op. cit. en 4, p. 410. — “Después el lenguaje creará para esta descomposición el términojuicio {Urteil; «parte primordial»}, y desentrañará la semejanza que de hecho existe entre elnúcleo del yo y el ingrediente constante de percepción [por un lado], las investidurascambiantes dentro del manto [págs. 360 y 368] y el in¬grediente inconstante [por el otro]; laneurona a será nombrada la cosa del mundo {Ding}, y la neurona b, su actividad o propiedad—en suma su predicado—.” (cf. O.C., AE, I, p. 373).

Jorge Luis BORGES, Funes el memorioso, en Ficciones, Emecé Editores, Bue¬nos Aires,1966.

op. cit. en 4, p. 413. — “Supongamos ahora que el objeto que brinda la percep¬ción seaparecido al sujeto, a saber un prójimo. En este caso, el interés teórico se explica sin duda porel hecho de que un objeto como este es simultáneamente el primer objeto-satisfacción y elprimer objeto hostil, así como el único poder auxi¬liador. Sobre el prójimo, entonces, aprendeel ser humano a discernir. Es que los complejos de percepción que parten de este prójimoserán en parte nuevos e in¬comparables —p. ej., sus rasgos en el ámbito visual—; en cambio,otras percep¬ciones visuales —p. ej., los movimientos de sus manos— coincidirán dentro delsujeto con el recuerdo de impresiones visuales propias, en un todo semejantes, de su cuerpopropio, con las que se encuentran en asociación los recuerdos de movi¬mientos por él mismovivenciados. Otras percepciones del objeto, además —p. ej., si grita— despertarán el recuerdodel gritar propio y, con ello, de vivencias pro¬pias de dolor. Y así el complejo del prójimo se

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separa en dos componentes, uno de los cuales impone una ensambladura constante, semantiene reunido como una co¬sa del mundo, mientras que el otro es comprendido por untrabajo mnémico, es decir, puede ser reconducido a una noticia del cuerpo propio.” (cf. O.C.,AE, I, pp. 376-377).

cf. op. cit. en 3.

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