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De la iglesia a la universidad Pr. Oscar S. Mendoza DM “Tingo María B” www.prmendoza.com

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De la iglesia a la universidad

Pr. Oscar S. Mendoza

DM “Tingo María B”

www.prmendoza.com

Introducción

Hoy, trataremos los siguientes puntos:

1) Crisis en el adventismo.

2) Quehacer teológico.

3) Propuestas para posibles soluciones.

Crisis

El adventismo, en relación a la comprensión de la Biblia y al quehacer teológico, está pasando por una crisis nunca antes vista.

1) Primer desafío: La mayoría de su feligresía ya no lee la Biblia.

2) Segundo desafío: La mayoría de la misma, no entiende la Palabra.

3) Tercer desafío: Los profetas bíblicos (incluyendo Elena de White) están siendo reemplazados por teólogos evangélicos y/o disidentes.

4) Cuarto desafío: El quehacer teológico lo está realizando los eruditos, no los hermanos (escasamente pastores distritales o administradores).

(1) Crisis: la mayoría no lee

1) Muchos de nuestros hermanos no realizan su culto personal ni familiar.

2) Ellos ya no leen la Biblia; y si lo hacen, leen poco.

3) La lectura de la Biblia en los cultos y Grupos Pequeños, ha sido reemplazada por la música y las dinámicas de relajación (experiencia).

4) El “conocimiento bíblico” de muchos de ellos, es gracias a la interpretación de los teólogos (tradición) y sus pastores, y no por una lectura personal de la Biblia. Conocen a Cristo con fuentes de “segunda mano”, no de primera mano.

5) Se interpreta la Escritura con fuentes extra-bíblicas y se descarta el uso de la Sola y Tota Scriptura.

(1) Crisis: la mayoría no lee

Resultado

1) Falta de consagración.

2) Falta de interés por predicar.

3) El estilo de vida del cristiano se ha secularizado.

4) El estilo de vida de la iglesia ha sido culturizado.

5) Interpretaciones anti-bíblicas (nos ha llevado al pluralismo).

6) Pérdida de identidad adventista.

(2) Crisis: La mayoría no entiende

1) Hay quienes leen la Biblia; pero, que no la entienden.

2) Muchos predicadores enseñan la Palabra; sin embargo, hay una falta de interés por repasar la información bíblica recibida.

3) Al no entender la Escritura, no hay un espíritu de discernimiento; y esto nos lleva a aceptar ―acríticamente― lo que los evangélicos y disidentes creen y hacen.

4) La prioridad en muchos sectores del adventismo, es solo aplicar a la vida lo que supuestamente dice el texto (o el predicador). Pero, no hay un interés por descubrir lo que quiso decir el profeta bíblico.

5) La interpretación del texto que recibimos, es gracias a los eruditos; pero no por una comprensión personal de la Santa Biblia.

(3) Crisis: el peor reemplazo

1) Los profetas bíblicos y Elena de White están siendo reemplazados por teólogos evangélicos y disidentes.

2) Hay eruditos y miembros de iglesia que más leen libros evangélicos que la Palabra de Dios.

3) Muchos, al no entender un texto bíblico, recurren a los evangélicos para encontrar su “correcta interpretación”. Esto sucede, muchas veces, en los temas de la justificación por la fe y la adoración/liturgia.

4) Por ejemplo, en vez de leer a Moisés, Daniel, Pablo, Juan, etc.; ellos acuden a R. Warren, W. Grudem, M. Erickson, etc. Hay adventistas que más le creen a Hugo Gambeta y David Gates, que a Elena de White.

Resultados

1) Elevada probabilidad de no salvación.

2) Estilos de vida evangélico y secular.

3) Interpretaciones erradas de la Biblia.

4) Copia de la liturgia evangélica (que es secular).

5) Sermones sin contenido bíblico; pero, cargados de experiencias.

6) Incumplimiento de la misión.

7) Una relación subjetiva con un “Cristo de segunda mano”.

(4) Crisis: el peor reemplazo

(4) Crisis: de la iglesia a la universidad

1) El movimiento adventista inició con jóvenes hermanos que, sin recurrir a teólogos egresados de un seminario teológico, “hacían teología”. Ellos no necesitaron de eruditos para entender la Palabra.

2) Nuestros pioneros, que provenían de diferentes religiones cristianas, decidieron escudriñar la Escritura y someterse a ella, dejando de lado aún sus creencias y religiones (preconceptos).

3) Escudriñando la Palabra, pusieron las bases y columnas teológicas en nuestra iglesia.

(4) Crisis: de la iglesia a la universidad

Nuestros pioneros no fueron a un seminario. Ellos organizaban

campestres y se reunían para comprender mejor la Biblia.

(4) Crisis: de la iglesia a la universidad

Elena de White desarrolló asuntos sobre profecía, el

conflicto cósmico, etc.

Jaime White, también desarrolló asuntos sobre

profecía, la Trinidad, la Escuela sabática, etc.

Josep Bates estableció las bases sobre la salud, el

sábado, el papel de la ley en el tiempo del fin, etc.

Urías Smith escribió sobre Daniel y Apocalipsis, el

santuario, la ley, etc.

(4) Crisis: de la iglesia a la universidad

Pilares de nuestra fe

1) El ministerio celestial de Cristo.

2) La inmortalidad condicional del alma.

3) La segunda venida de Cristo.

4) La perpetuidad de la ley y del sábado.

5) El don de profecía manifestado en Elena de White.

Los “lentes” para entender la Escritura

1) El santuario

2) La apocalíptica de Daniel y Apocalipsis

3) El gran conflicto

Ver George Knight, Anticipating the Advent: A Brief History of Seventh- Day Adventists (Boise, ID: Pacific Press, 1993), 33-34; Oscar S.

Mendoza, “El adventismo como remanente, sus fundamentos teológicos y su papel en un mundo cristiano pluralista”, Evangelio 9

(2016): 65-96.

Unida a estas tendencias religiosas e intelectuales que se

manifestaban en el trasfondo adventista de los primeros

años, estaba la tendencia a confiar en la capacidad de la

“gente común y corriente” para acometer cualquier cosa,

incluyendo el quehacer teológico. Aunque se consideraba

por lo general que la teología era del dominio de doctos

eruditos, el impacto de las ideas democráticas mas radicales

de principios del siglo XIX, abrió las puertas para que los

laicos asumieran iniciativas de liderazgo. Esto fue muy

importante para el adventismo, ya que ni William Miller ni

los primeros dirigentes observadores del sábado habían

estudiado teología. Según afirmaba Miller, Dios podía

conducir a los fieles hacia la verdad aunque “no supieran ni

hebreo ni griego” (MCr, 17 de noviembre de 1842, 4).

George Knight, Nuestra identidad: origen y desarrollo, trad. José l. Pacheco (Doral, FL: Asociación Publicadora

Interamerlcana, 2007), 43.

(4) Crisis: de la iglesia a la universidad

4) Con la creación de seminarios teológicos, universidades y sociedades teológicas (a partir de 1959), el quehacer teológico se trasladó de la iglesia a la universidad. Ahora, los intérpretes que “hacen Teología” ya no son los miembros de iglesia (como en la época de los pioneros), sino solo los eruditos y profesores de Teología.

5) A partir de la publicación del Comentario bíblico adventista (1957), la interpretación bíblica fue más académica y de un círculo más cerrado. Esto se acentuó más desde 1981, con el DARCOM (Comité de Daniel y Apocalipsis; respuesta exegética a Desmond Ford).

Hoy (siglo XXI), profesores entrenados

académicamente (doctores en teología) desarrollan el

pensamiento teológico de la iglesia. Un efecto colateral

negativo de este progreso necesario en el desarrollo de

la teología de la iglesia es que pastores, administradores

y laicos piensan que no pueden hacer teología por falta

de preparación académica.

Fernando Canale, “Completando la teología adventista: el proyecto teológico adventista y su impacto en la iglesia - Parte

II”, DavarLogos 6/2 (2007): 132.

(4) Crisis: de la iglesia a la universidad

Resultados

1) La gran mayoría de hermanos (as) ya no lee la Biblia todos los días.

2) Ya no se recurre a la Escritura para encontrar respuestas y tomar decisiones, sino que se acude a los que estudiaron Teología.

3) Se acepta toda clase de interpretación y propuestas de estilo de vida y liturgia.

4) No se piensa a partir de la Biblia, sino a partir de la experiencia.

5) Conocimiento parcial (de segunda mano) de Cristo y sus acciones.

Sugerencias

1) Estudie la Biblia diariamente.

2) Corrobore con la Biblia, toda clase de interpretación que lee (aun la lección de Escuela sabática). Imite a los bereanos (Hechos 17:11).

3) En la búsqueda de la verdad (cuando tenga dudas), vaya primero al texto bíblico, no al intérprete (por más erudito o pastor que sea).

4) Lea un texto bíblico, y con la ayuda de otros, escriba en un papel su interpretación. Luego, cerciórese de que tal sea bíblica.

5) Después de interpretar el texto bíblico, es recomendable leer a Elena de White y ver qué escribió ella sobre dicho texto.

6) No se olvide: comente su interpretación a los líderes de su iglesia local (por ejemplo, al pastor y los ancianos), y que ellos le den su opinión.

Conclusión

1) El adventismo está en crisis. Gran parte de miembros de nuestra iglesia no lee la Escritura, y no vive de acuerdo a la Palabra, sino de las interpretaciones.

2) La práctica del quehacer teológico continúa en las cuatro paredes de nuestros seminarios teológicos.

3) La interpretación bíblica debiera comenzar desde el miembro de iglesia, no desde el erudito o docente universitario.

4) Como adventistas, debemos reconocer que la lectura diaria de la Escritura, es un elemento clave para la salvación.

5) Escudriñar la Escritura, diariamente, permite conocer mejor a Jesucristo.

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.

Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré

del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios,

también yo me olvidaré de tus hijos” (Ose 4:6).

Conclusión

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de

Cristo” (Rom 10:17).