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De la brisa al huracán: una trayectoria de Rubén Darío Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa: dejad al huracán mover mi corazón R. O. Si pidiésemos una somera caracterización de la poesía de Darío, o simplemente citar algunas palabras asociadas indefectiblemente a ella, tendríamos más o menos el consabido «azul”, “los cisnes. «la ra- zón rosa’, marquesas, góndolas y liras... Inventario peyorativo des- de una mirada actual pero sin duda exacto. Esto nos llevaría a juzgar pasada de moda una poesía a la que reconocemos méritos pero con inevitables salvedades. Para evitar opiniones apresuradas quizás valga la pena intentar un análisis de la trayectoria temática del poeta en relación con su evolución estética. Para ello nos centraremos en algunos poemas de Cantos cte vida y esperanza aunque hagamos necesarias referencias a otros libros. El prólogo a Prosas profanas recoge una confesión bastante osada sobre el motivo de la elección de sus temas: “...mas he aquí que veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de países le- janos o imposibles: qué queréis!, yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer”; I• En este directo inventario de sus preferencias que, examinado desde una óptica actual nos resulta hasta frívolo y antipá- tico (más aún si conocemos la biografia de su autor), Darío define abiertamente y con un sorprendente poder de auto análisis un aspec- to importantisimo de su poesía: la expresión exacta de lo que sería es- tudiado como el rutilante y decadente mundo de la belle époque. Fin de siglo y final de época en los que la conciencia o la premonición de la bancarrota, entre otras cosas, exacerbaron el cultivo del lujo, el 1 RUBÉN DARÍO. Obras Completas. Poesias. Torno y. Madrid. Ed. Castilla. 1953. págs. 762-3.

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De la brisa al huracán: unatrayectoria de Rubén Darío

Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:dejad al huracán movermi corazón

R. O.

Si pidiésemosunasomeracaracterizaciónde la poesíade Darío, osimplemente citar algunaspalabras asociadasindefectiblementeaella, tendríamosmás o menosel consabido«azul”, “los cisnes. «la ra-zón rosa’, marquesas, góndolasy liras... Inventario peyorativodes-de unamirada actual pero sin dudaexacto.Esto nosllevaríaajuzgarpasadade moda una poesíaa la que reconocemosméritos pero coninevitablessalvedades.

Paraevitar opinionesapresuradasquizás valga la pena intentarun análisis de la trayectoria temática del poeta en relación con suevolución estética.Paraello nos centraremosen algunos poemasdeCantoscte vida y esperanzaaunquehagamosnecesariasreferenciasaotros libros.

El prólogo a Prosasprofanasrecogeunaconfesiónbastanteosadasobreel motivo de la elecciónde sustemas:“...mas he aquí queveréisen mis versosprincesas,reyes, cosasimperiales, visiones de paísesle-janoso imposibles: qué queréis!, yo detesto la vida y el tiempo en queme tocó nacer”; I• En este directo inventario de sus preferenciasque,examinado desdeuna óptica actual nos resulta hastafrívolo y antipá-tico (más aún si conocemos la biografia de su autor), Darío defineabiertamente y con un sorprendentepoder de auto análisis un aspec-to importantisimo de su poesía: la expresiónexactade lo que seríaes-tudiado como el rutilante y decadente mundo de la belle époque.Fin de siglo y final de épocaen los que la conciencia o la premoniciónde la bancarrota, entre otras cosas,exacerbaronel cultivo del lujo, el

1 RUBÉN DARÍO. Obras Completas. Poesias.Tornoy. Madrid. Ed. Castilla. 1953.págs. 762-3.

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buen gusto, la belleza,las exquisitecesy los placerescortesanosentrelas élites de las principalescapitalesdel mundo, reservándosea Pa-ris el papel protagónicode modelo ideal creadory rector de las másrebuscadasmodasy refinamientosque luego repercutiríanen los de-máscentrosde la época.Dañoes sin dudael divino cronista” de estadecadencia.Su obraesuna claraexaltación de esemundo y, paradó-jicarnente.es tambiénla queabrenuevoscaminosparasuperarloconlos anticiposhistóricospropios de todoartegenial.

«Era un aire suave...,primer poema de Prosasprofanas,puedeser tomado como representantede la crónica de la frivolidad, de locortesanoy decadente,del mundoetéreoy a la vez cruel de los salo-nesy los cisnesdonde las marquesasjuegan al amor. Juegoirrespon-sablede Mía divina Eulalia (que) ríe, ríe, ríe2: juego refinado y placen-tero pero con una evidentecuotade crueldad,explícita en los versosfinales:

.pero sé queEulalia ríe todavía,y escruel y eternasu risa de oro!3.

Estaes la cara frívola, elitista, afrancesada,parnasiana,cosmopo-lita, decadentistaque Pablo A. Cuadra,junto a otrosjóvenes poetasnicaragúensesantimodernistas,confiesahaber reprochadoal amadoenemigo.porque no encontrabaal hombre, al hispanoamericano,al nicaragñense.en su <espesacolecciónde disfraces4.Estaes la ca-ra más difundida y vapuleadade Darío, la que eligen en las escuelaspara caracterizarlocon irresponsableligerezay parcialidadal conse-guir equivocarel primer contactode los jóvenescon la poesíarube-niana. En los politizados tiemposactuales, en los que gustos y modasliterarios buscanpreferentementelas literaturasde compromisoide-ológico, para la juventud no tiene atractivos un Darío mutilado delque sólo llegan a conocersu preocupaciónobsesivapor cisnes,rosas,condesas,símbolos de un mundo querepudiano queles es totalmen-te ajeno y falto de interés. Es también la cara tendenciosaque hacenresaltaralgunos criticos al aplicar análisis sociológicoso políticos aun objeto artístico que. por sobretodos los niveles de análisis y paraqueel juicio seajusto. exigeun análisisestético.

Peroevidentemente,nos guste o no, estatendenciaes fundamen-tal en la obra de Darío. En el magníficopoemaqueencabezaLos cis-nes, inmediatamentea continuación de plantearsela inminencia deuna guerra, sombra premonitoria que pesa insistentementeen la

2 ibid.. pág. 765.

3 Ibid.. pág. 768.Ibid.. pág. 7.

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obra, el poetaexplica el porquédel refugiarseen una temáticaesca-pista:

<‘Faltos de los alimentosquedan las grandescosas,¿quéharemoslos poetassino buscartus lagos?A falta de laurelessonmuy dulceslas rosas.y a falta de victorias busquemoslos halagos.5

Esta especiede justificación, aunqueexplícita, no es totalmenteválida sí consideramosla importancia y magnitud dadasa los ele-mentostipificadores del mundo decadenteen el conjunto de la poesíarubeniana. Además es innecesariaporque en poesía es absurdohablar de temas más o menos nobles, más o menos importantes. Elrango del poema por el contrario lo da su factura, el usojusto del len-guaje. la intensidad,en suma,el nivel estéticoquealcanza.

Como dijimos. Darío es el cronista de una épocaa la que expresadesdesu circunstancia particular y con su talento. Pero las coordena-das históricas en las que estáinmerso, o simplementelas exigenciasde la épocay la madurez de los años, lo llevan a mudar o matizar suspreocupacionesvitales, con lo que hay una paralela mutación dc sutemática poética. Como ejemplo podemos señalar la evolución que

con respecto a Prosasprofanas supone la temática de algunos po-emas de Cantosde vida y esperanza.Estosresultanmás concretos.politizados y más comprometidos con la realidad al ser comparadoscon los primeros, etéreos, ideales, desasidos de las circunstanciasconcretas.Da la impresión de como si la mirada del autor, antes pen-diente de un reducido ámbito de campanade cristal, hubiese bajadoal mundo real, a su condición de nicaragúense,de latinoamericanoconsciente de las exigencias y los conflictos de su tierra y de sushombres.

Efectivamente,y esto es lo que los exégetasde Darío tardaronencomprender,se puedeprotestarcon “cisnes». En artese protestaha-ciendo verdaderoarte, o sea,creando.Aquí caberecordarel papelpri-mordial que Darío confiere a la creación y que SánchezCastañeracertadamenteseñala en su estudio <Los “Prólogos” de RubénDarío... como «la primera ley6 de la obra rubeniana. En poesíala cre-ación compromete al lenguaje. Si no hay superación de lo anterior,ruptura con el pasado,aunque luego se reconstruyaa partir de él, nohay arte. El arte implica libertad y es indiscutible queDarío barre corila vieja retórica: su mayor mérito poético consiste en haber liberadoel ritmo anquilosado de la poesíaen lengua castellana. A estemérito

-~ ibid. - pág 890.

O FRANCISCO SANCHEZ-CASTAÑER. EsI,,diossobrc RubénDarío, Cátedra Rubén Dario.Universidad complulense. Madrid. 1976. pág ¡5

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innegable se le suma otro: el de ser conscientedel lugar de honorque le deparala historia de la literatura y que lo expresacon unase-guridad y clarividencia sorprendentescuandoen el prólogo a Cantosde vida y esperanzadice: «El movimiento de libertad queme tocó ini-ciar en América se propagó hastaEspaña,y tanto aquí como allá eltriunfo estálogrado7.

Cantando a las «rosas” y los <‘cisnes o recriminando duramentealos EstadosUnidos, Darío haceverdaderapoesíapero,como decíamosanteriormente,esevidenteque la temáticacomprometidaseacentúaen Cantosde vida y esperanza,en pocospoemas.perode un vigor talquemerecensercitadosen esteestudio.Es el casodel magistral can-to «A Roosevelt’ en el queel poetano sólo constatala magnitud de lainfluencia estadounidenseen el resto de América, como lo hubiesehechocualquier lúcido contemporáneosuyo,sino que,como visiona-rio. vaticina el irreversible futuro de vasallajecultural y la pérdidadelos valorespropios de la América indígenaespañolacomo consecuen-cia de la irrespetuosainmiscusión de aquel imperio. La fuerza, otrade las virtudes dominantesen Darío, está presentecon todo su ím-petu en estosversosqueenrostrana los EE.UU. su prepotencia:

«Ereslos EstadosUnidos,eresel futuro invasorde la América ingenuaque tienesangreindígena.queaún rezaa Jesucristoy aúnhablaen español.”8

Con unaeconomíaadmirabley la precisiónabsolutaen la eleccióndelas palabras.bastandosversosparacaracterizaral serhispano-ameri-cano. El calificativo «ingenua” referido a la América hispana resumetodo un mundo de espiritualidad, de candor casi infantil, de despro-tección frente el utilitarismo y la durezaadjudicadosimplícitamentea los EE.UU. Bastantres conceptos,resumidosen una o dospalabrasaltamentesignificativas,parasintetizar íntimamenteel mundohispa-noamericano:la raza (“sangreindígena’ quelleva implícita la presen-cia de la españolay el fundamentalmestizaje),la fé («Jesucristo’),lacultura («hablaen español”).La riqueza significativa de los adverbiostemporales ‘aún, intensificada por la repetición de los mismos enconstruccionesparalelas,sedesprendede la prospectivafatalista queinsinúan inequívocamente:la América que hoy rezaa Jesucristoenel futuro ya no lo hará. En sentidorestricto, el Darío creyentese re-fiere indudablementea la religión católica, peroen sentidoamplio lamención a Jesucristoestáaglutinandoalgo mucho más extensoqueun credo confesional,estásimbolizandola fé de un pueblo,un deter-

RUBÉN DARÍO, Op. dr, pág 859.8 ibid. pág 878.

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minadohaz de valoresculturales,sociales,vitales, unamanerade sery de entenderel mundo, amenazadospor la infiltración de valoresfo-ráneos. Es triste comprobar hoy el cumplimiento de ese vaticiniorepresentadopor el actual imperio simbólico del ‘<Jean’. la «Coca-colao el chiclet desdeMéjico a Argentina, modasbanalesa no sertoma-dasen cuentasi no fuesensíntomasexternosdedañosprofundos.

La referenciaa la lenguatambién estáhechaen dossentidos.Ensentidoestricto, es dolorosoverificar lo acertadodel pronósticorube-niano sobreel futuro del castellanoen América cuandovemos queengrandes sectores del hispano Caribe de antaño hoy se habla elspanglish’. mezcla desnaturalizadade dos lenguas espléndidas.O

cuandoanalizamoslos complejosde la gran colectividadde chicanos(hijos de mejicanos nacidos en territorio que hoy pertenecea. losEE.UU.), quienesa pesar de su evidente aspectomestizo tratan deocultar su origenparamimetizarseen un medio social quelos margí-na y comienzanpor olvidar voluntariamenteel castellano,su lenguade origen. En sentido amplio, es preocupantela menos detectableaunqueno menos grave infiltración de estructurassajonasen el cas-tellano de toda Hispanoamérica,inclusive hasta en los usos de laaustral Argentina,aparentementemuy alejadade la cabezadel impe-rio, pero donde es posible encontrar abundanciade construccionessobreel modelo estructural sajón (y. g. expoferia de exposicióny fe-ria; <guaguas’< de guagua, vocablo indigena que significa niño y las apostrofadainglesaquesignifica pertenencia).

Si son alarmantesestosavancesidiomáticosforáneosen perjuiciodel castellanode América, esmáspreocupanteprofundizaren las con-secuenciasde ese vasallajelingíiistico. ya que es sabido que la susti-tución de una lenguapor otra no terminaen el cambio fonéticoy enla adopciónde las riquezaso virtudes de la nuevalenguaen si. sinoen la imposición de la cultura queconlíeva. Toda lenguaimplica-unacosmovisión,una manerade pensar,sentir y vivir, una forma deter-minadade concebir el mundo;por lo tanto la intromisión de una len-gua extranjeraimplica paralelamentela de su cultura (Esto lo sabíanlos romanos,maestrosdel imperio, cuandocomo primera medidapa-ra doblegaral conquistadole imponían el latín; también lo supieronlos castellanosen sumomento, aunqueaqul no discutimos aquellasconquistas).Por estasrazoneses dramáticoel interrogantede Daríoque trasciendelo estrictamenteidiomático para referirse a la pérdidade identidad deun pueblocuandose pregunta:

«¿Tantosmillones de hombres hablaremosinglés?9

Ibid - pág. 890.

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Preguntaretórica formulada inmediatamenteantes de consignarelirreversible destino de los valores españolese hispanoamericanoscondenadosasersuplantadospor los yanquis:

«La Américaespañolacomo la Españaenterafija estáen el Orientede sufatal destino:

He lanzadomi grito, Cisnes,entrevosotros,quehabéissido los fieles en la desilusión,mientrassientouna fuga de americanospotrosy el estertorpostrerode un caducoleón

En relación con estaproblemática,en las «Letaníasde NuestroSeñorDon Quijote» Darío defineciertas característicasdel mundo latino ne-cesitadode poesía,misterio, bellezay otrasgratuidades.por unaopo-sición implícita al utilitario y pragmáticoespíritu norteamericano,alque peyorativamente califica de «advenedizasalmas de mangaancha>’lO, o más directamentecomo “bárbarosfieros>’1’, cuandoescri-be:

«Ruegapor nosotros,que necesitamoslasmágicasrosas,los sublimesramosde laurel! Pronobisora, granseñor.»12

Darío eleva su ruegoque es a la vez voz propia del poetay ‘clamorcontinental»,como lo explica en el prólogo, porquesabeque el espí-ritu hispanoamericanoestáal bordedel agotamientoy la esterilidad:

<por nosintercede,suplicapor nos,puescasiya estamossin savia,sin brote.sin alma, sin vida. sin luz, sin Quijote,sin piesy sin alas, sin Sanchoy sin Dios.’> 13

A pesarde todasestasnefastasevidencias,Darlo no quiereenfras-carseen un pesimismosin salidacon respectoal futuro de esosvalo-res que él defiendedenunciandoa vocesel peligro de su ya iniciadasofocación.Deja abierta una salida, seguramentemás subjetiva queviable, perocon el valor innegablequesignifica el no claudicar, el de-secharla resignación.En el poema«A Roosevelt esasalidaesun con-tar con la posibilidad de un milagro, inventariandoa favor, y comoúnico contrapesoposible del poderío yanqui, la magnitud de tener

~ Ibid., pág 938.

Ibid.. pág. 890.12 ¡bid., pág. 938.IB Ibid.. pág. 938.

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por aliada a la divinidad, única y fundamentalausenciade aquel Un-penoquelo tieneaparentementetodo:

«Y, puescontáis con todo, falta una cosa:Dios!» 14

En <‘Los cisnes’>la salida es la Esperanza,versión paganade la ya cita-dafe y confianzaen la Providencia:

>‘...Y un Cisne negrodijo: “La noche anuncia el día:Y uno blanco: La auroraes inmortal, la auroraes inmortal!” Oh tierrasde sol y de armonía,aúnguardala Esperanzala caja de Pandora’»

Confianzaen la “aurora inmortal’>, en ese«adelante»,presentesiempreen la filosofia rubeniana. En las “Letanías de Nuestro Señor DonQuijote” la salida, el equivalentede la fe cristianao la Esperanzapa-ganaestácifrada en valores del mismo signo pero humanizados:sonlas cualidadesarquetípicasdel Quijote y. por extensión,del serhispa-no que él representa:”ilusión’.«fantasía»,<corazón>,la entrañablelo-cura,el idealismo del Señorde la Mancha:

‘Ora por nosotros,señorde los tristes,quede fuerzaalientasy de sueñosvistes,coronadode áureoyelmo de ilusión;quenadieha podidovencertodavía,por la adargaal brazo, toda fantasía.y la lanzaen ristre, toda corazón!»16

El cambio temático, o mejor dicho la inclusión de poemasmáscomprometidosidiológicamente en Cantosde vida y esperanzaco-mo son «A Roosevelt».«Los Cisnes»,«Letanías...»,tiene una explica-ción simple y atendibledadapor Darío en el prólogo cuandodice . ‘Sien estoscantos hay política, es porque apareceuniversal. Y si en-contráis versos a un presidente, es porque son un clamorcontinental”17 Perola razónprofundade esamutación,como toda ra-zón poética,es preferible buscarlano en su prosasino en su poesía.“De otoño” esel poemaque.a nuestroparecer,da la clave del asunto:a la madurezvital correspondetambién la madurez poética;los añosy la vida seencargande cambiar«la brisa»en <‘huracán>’.

“De otoñoYo séquehay quienesdicen: ¿Porquéno cantaahoraconaquella locuraarmoniosade antaño?

14 Ibid.. pág 880.

‘~ Ibid.. pág SOl.16 Ibid.. pág. 939.

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Esosno ven la obra profundade la hora,la labor del minuto y del prodigio del año.

Yo, pobreárbol, produje, el amor de la brisa.cuandoempecéa crecer,un vagoy dulcesón.Pasóya el tiempo de la juvenil sonrisa:dejad al huracánmovermi corazón!”’7

Darío. siemprelúcido al autoanalizarse,sabeque la poesíaes la res-puestamás auténtica del poetaa su momento histórico y a su cir-cunstanciavital. Por ello se defiendede aquellosque le piden fideli-dad a esa«locura armoniosade antaño”, una líneapoética que.aun-que ejercida con genialidad, fue producto de una primera etapa,di-ciéndolesque “Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa>’, pasó la horade la poesíacultora de la frivolidad en si misma,de la liviandad temá-tica (que fue representadaen este trabajo por “la divina Eulalia. ríe,ríe, riel, y que,a pesarde las apreciacionesdel poeta,semantieneeneste libro en poemascomo “Aleluya» cuyo estribillo “alegría!”18 tieneun evidenteparentescode tono con aquellosversos,o en el “Madrigalexaltado” a Mlle. Villagrán 19, evidentecomposiciónde circunstancia.Sonestasexcepcionesno relevantessi tenemosen cuentaque setra-ta de composicionesmenoresen las queel autor no ponesujugada,

En «De otoño” Darío no reniega de “aquella locura armoniosadeantaño”, por el contrario, sin quitarle méritos ni negarle paternidad.lo que hace es serfiel a lá línea de su evolución estéticay superalaslógicas etapasal pesarde una poesíasuave«brisa” al “huracán” poéti-co que ‘<mueveal corazón’,en la metáforadariana.

Podemoshablar de un estilo huracanadoen Cantosde vida y es-peranza.y lo es en dossentidos.Por un lado hay en algunospoemasuna toma de conciencia de los problemashispanoamericanos,unexpresar,desdesusraíces,lo que la realidad sociopolitica e históricale impone. Son los poemasfrutos del “clamor continental’ a quealudeel prólogo; respondenquizás, más que a una exigenciapersonal, alcompromisovital quetiene el poetacon su América. Al asumir el pa-pel social de ser la voz de su pueblo. Darío se expresacon fuerzay ra-bia huracanada<‘en representaciónde todo el mundo>’hispanoameri-cano(agregamosnosotros),como diría CésarVallejo. El segundosen-tido, tan válido como el primero, es lo huracanado,fuerte y segurodel ritmo y la armoníaquebuscó obsesivamenteel poeta.No esya el‘<huracán” temático sino el «huracán”poético, aquél que ordenao de-sordenasignificativamentelos ritmos, el que doblegaa la lenguaha-

‘~ Ibid.. pág. 926<~ Ibid. - pág. 925-6lO Ibid.. pág.918.

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ciéndola ser ante todo perfecta. Es el caso, en este libro y entremuchosotros valiososejemplos,de la conocida‘<Marcha triunfal”. Se-guramentea nosotros,lectoresde estanecesariamentepolitizada mi-tad de siglo, el temaépicogloriosoen sí nossuenaa viejo, aobjeto dedesvánque ni nos interesani nos dice nada;pero al leer estepoemael ritmo ascendente,la marcialidad sonora, la factura perfecta nosconmueveny nos hacen ser contemporáneosde un Darío atemporalen su genialidad,obsesivocultor de la belleza,quellega a decir:

...hagamos.porqueesbello, el bien»2<>

Paraterminar, convienevolver a insistir en el sustanciosopárrafoque cierra el prólogo a Cantosde vida y esperanzay que condensalos aspectosfundamentalesde la estética darianaque tratamos deanalizar en este trabajo. El “clamor continental’>,al que el poetahaceresponsablede su excelentepoema«A Roosevelt”,es el profundo im-perativo de su pueblo que lo obliga a dejar momentáneamentede la-do “las rosasy los cisnes”, en cuantosímbolos de un mundo ideal, pa-ra ponersede partede sushombres,de sushermanoslatinoamerica-nos. Su condición de visionario y predicador del inminente peligroque se cierne sobresu América y la dolorosaconscienciade la impo-sibilidad de revertirlo estáncondensadosen la terrible predicción delas siguienteslineas, acentuadapor el fatalismo contenidoen ef pa-réntesis:“,,Mañanapodremosseryanquis(y es lo másprobable)’21.

Resaltanen estefinal unaslineasenvidiablespor la lucidez estéti-caquesuponenen Darío y que no son, como parecieraa simplevista,el brochede oro quecierra el prólogo, sino que estáncargadasde in-tencionalidad:“...mi protestaquedaescritasobrelas alasde los inma-culados cisnes,tan ilustres como Júpiter”22. El poeta es conscientedel rol revolucionario y liberador del verdaderoarte. Su poesía,repre-sentadapor el <‘inmaculadocisne”, símbolode bellezay perfección.esen sí unaprotestacontrael desordenquesignifica la injusticia, encar-nada,en estecasoparticular, en la irrespetuosapresenciayanqui enhispanoamérica.

El supremo lugar queel Arte ocupaen la cosmovisiónde Darío. loseñalaal equipararen rangoa la poesíacon la divinidad, a la que, si-guiendo su recurrenteestilo cultista de citas a la antigúedadclásica.personificaen Júpiter, padrede los dioseslatinos: “...los inmaculadoscisnes,tan ilustres comoJúpiter’>22

En otra ocasión reafirma eserango divino del Arte asociándoloaCristo. divinidad máscercanay vital a las creenciasy sensibilidaddel

20 Ibid., pág. 933.

21 Ibid., pág. 860.22 Ibid., pág. 860.

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poeta, cuando en el primer poema de Cantosde vida y esperanzaescribe:

“...el Arte puro como Cristo exclama:Ego sum lux et ventaset vita!”23

Esta poesíaafrancesaday cosmopolitao profundamentemestizaehispanoamericanaes ante todo eseArte con mayúsculaal que Daríoconsagrósu vida. y que tuvo la virtud de marcar, desdeAmérica. unnuevocamino a la poesiaen lenguacastellana.

Leonor FLEMINOUniversidadComplutensede Madrid

(España)

23 Ibid.. pág 864.