de krugman, stiglitz, el padre de los chicago boys de...

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@pulso_tw facebook.com/pulsochile @pulso_tw facebook.com/pulsochile 5 www.pulso.cl Lunes 19 de octubre de 2015 EN PORTADA 4 Lunes 19 de octubre de 2015 www.pulso.cl EN PORTADA Los conceptos y la mirada del padre de los Chicago Boys chilenos ¿Qué opina de Joseph Stiglitz y Paul Krugman que han tenido un vuelco en su defensa del mo- delo? —Hay dos elementos. Krugman ha hecho cosas en economía que son de buena calidad, pero en sus co- lumnas del New York Times está to- mando realmente un papel políti- co y por el lado de la izquierda del Partido Demócrata. Él tiene dere- cho de decir cosas así, no hay nada en contra, pero no creo que sus pronunciamientos nazcan de la ciencia económica, sino que de la política de Estados Unidos. En cuanto a Stiglitz, diría que es me- nos político que Krugman, y uno puede ver en lo que dice una raíz en la ciencia económica, pero su ten- dencia es pensar que cada interven- ción del Gobierno va a ser hecha por personas tan inteligentes como él, y parece no reconocer que cuando uno necesita mil evaluadores de proyectos, probablemente varios de ellos no van a ser capaces, aun- que tengan un curso. En Chile siempre se menciona, y él mismo se ríe, de que Ricar- do French-Davis sería la oveja negra de los Chicago, porque él no sugiere las mismas recetas. ¿Qué opina? —Bueno, él fue un buen alumno y no he leído lo suficiente para opi- nar de aquello; pero he trabajado mucho en el campo del tipo de cam- bio real y creo que, por lo menos en ese campo, lo que he escrito ha re- cibido buena nota de Ricardo. ¿Qué piensa de la situación de Argentina, considerando que Chicago también recibió alum- nos de ese país, Brasil y México? —Tuvimos un buen número de gente de Chicago en el gabinete durante el período de Carlos Me- nem. Uno de ellos me decía que Argentina había hecho todas las reformas de Chile, pero lo hizo en Una entrevista de MIRIAM LEIVA S I hubiese sido por el ejército, Arnold Harberger habría sido lingüista de español o ale- mán. Pero terminó la Segunda Gue- rra Mundial y cada cual debió vol- ver a sus actividades anteriores. Es así como retornó a sus estudios de Economía en la Universidad Johns Hopkins y terminó doctorado en la Universidad de Chicago. Desde 1955 que el profesor está li- gado a Chile, cuando vino por pri- mera vez para explorar la firma de un convenio con alguna universi- dad en el marco de un programa del Departamento de Estado de EEUU para becar a estudiantes latino- americanos. El convenio se con- cretó con la Universidad Católica y la historia es conocida porque sus alumnos diseñaron el modelo de li- bre mercado que impera en el país. Su influencia es de tal alcance, que a esta camada se les conoce como Chicago boys, título que también lleva un documental, el que Har- berger lamenta no haber visto ni haber recibido una copia. A él se le denomina el “padre” de dicho gru- po de economistas, porque los guió y acompañó dentro y fuera de las aulas en su paso por Chicago. Hoy, a sus 91 años, Harberger si- gue siendo un aventurero como le gusta decir. Y a fines de la semana antepasada estuvo en Lima para asistir a la inauguración de la Socie- dad de Economistas de Chicago en Latinoamérica. También aprove- chó su estadía para asistir a unas conferencias sobre política mone- taria en el encuentro anual del Fon- do Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial, donde su pre- sencia no pasó desapercibida, ya que varios de los asistentes se acer- caron a saludarlo. En este periplo recibió a PULSO para conversar sobre las directrices de lo que llama “la buena economía”, aclarando que no le convence el tér- mino “el modelo”. ¿Qué quiere decir con “buena economía”?: aranceles bajos, libre competencia, inflación controlada, y que en el fondo los pro- blemas sean resueltos por la ley de la oferta y la demanda a través de la se- ñal de precios. Sobre la coyuntura se excusa, porque no le place comentar, dice, algo que no ha estudiado. ¿Cómo evalúa la implementa- ción de las ideas de Chicago en Chile? —Estamos orgullosos de lo que han hecho nuestros alumnos y otros co- laboradores de otras universidades que trabajaron en el plan. Creo que el sello de aprobación más intere- sante es lo que pasó con la vuelta de Chile a la democracia, donde la gen- te de la Concertación, los ministros de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet, por lo menos en su primer Gobier- no, todos aceptaron las reformas y las fortalecieron. La Concertación bajó el arancel de 15% a 6%, firmó los acuerdos de libre comercio redu- ciendo el arancel promedio de Chi- le a menos de 2%. Debido a eso y al gran crecimiento, Chile sigue sien- do el país más alabado y más copia- do en términos de política económi- ca en Latinoamérica, con gran éxi- to en otros países. Eso fue desde los años 90 en adelante. ¿Este modelo es bueno para to- das las situaciones o requiere de perfeccionamientos? —No lo veo como un modelo. Acá hay una ciencia económica que uno trata de aplicar a cada situa- ción real y a las decisiones que se deben adoptar. A veces, uno no sabe exactamente cómo resulta- ran las soluciones. Por ejemplo, en el caso chileno de frenar la infla- ción que venía de los 70, se deter- minó aplicar un freno fiscal fuer- te y un freno monetario muy gra- dual, así la tasa de inflación fue desde los 400% a 300%, a 200% , a 100%, a 60%, hasta llegar al 10% como en 1981, una reducción muy gradual. Esas son decisiones. Hay muchos que dicen que sería mejor tratar de terminar con la inflación altiro, y otros dicen que sería me- jor graduarlo en lugar de tener una restricción fiscal tan fuerte. Pues, la ciencia económica no va a ese nivel de detalles. Hay ciertos grandes principios y hay que im- plementarlos: la ciencia dice esto es malo y esto es bueno, pero el sendero entre esto y aquello la ciencia no lo dice, no indica si debe dar este paso o el otro, de esta manera o de la otra, eso es cuestión de palpar como le está yendo a la economía. También puede ocurrir que ante un proble- ma pueda no haber un instrumen- to para resolverlo en el momento, porque en las decisiones sobre po- lítica económica hay más proble- mas que instrumentos. En estos últimos años se ha cul- pado mucho a este modelo de la desigualdad, ¿es inherente a él? —El modelo no trata de crear desi- gualdad, estoy seguro de ello. Hay políticas que pueden conducir a eso, puede ser que algunas de las políticas seguidas hayan ayudado a eso, pero si hay una cosa que se quiere rectificar, se deben buscar los instrumentos para ello. Lo que yo no entiendo es que cada vez que alguien encuentra un problema, no habla de soluciones al problema, sino que siempre culpa al modelo, y que yo me niego a que existe un modelo ( se ríe). Este es un conjun- to de políticas, algunas de las cua- les puede ser deficientes de alguna manera u otra y deben ser rectifi- cadas, díganme cómo. De las políticas que se aplican en el mundo, ¿hay algunas que uno podría decir que conducen a mayor inequidad y otras que sean más equitativas? —Uno puede tener políticas muy equitativas, puede ser que Cuba las tenga, pero obviamente en mu- chos de aquellos casos es a costa del progreso de la economía; y no cabe duda que los pobres en Chile viven mucho mejor hoy día que en los 60, 70, 80, 90, y que ese crecimiento ha beneficiado a todos los chilenos. De Krugman, Stiglitz, French-Davis, Argentina y el Nobel 5 años y no sé si era realmente cier- to, lo dudo; pero si fuera así, es se- guro que las raíces no llegaron a pe- netrar muy hondo, y fue fácil para el populismo mover y realmente dominar la situación. (Néstor) Kir- chner y (Cristina) Fernández tu- vieron la suerte de tener un enor- me auge de los precios de las expor- taciones principales y también tuvieron la suerte de heredar el me- jor paquete de políticas económicas existentes. Es decir, ellos eran be- neficiarios de reformas de los 90, pero las fueron deteriorando a lo largo del tiempo y nosotros siempre apostamos hasta cuándo va a durar esto, hasta que paguen las cuentas ¿no?, y ahora están pagando las cuentas. Usted, que encarna el modelo Chicago en cuanto a que el mercado mueve la economía, ¿no le habría gustado ganar el Nobel? —No he pensado mucho en eso. Tengo dos cosas que para mí bas- tan y sobran, he sido presidente de la American Economic Association y soy miembro de la Academia Na- cional de Estados Unidos, que tie- ne menos economistas que pre- mios Nobel. ¿Quién le gustaría que obtuvie- ra el Nobel? —Hay una persona que creo que lo merece y no lo ha recibido: es Dale Jorgenson de Harvard, que siempre ha trabajado mucho en productividad, tiene toda la ca- racterización.P En la reunión del FMI, sus directores Alejandro Werner y Carlos Hurtado aprovecharon de fotografiarse con el profesor. Arnold Harberger: “Si uno tiene que elegir entre crecer y reducir la desigualdad, uno elige crecer” —El economista, hoy profesor de la UCLA en EEUU, afirma que la evidencia nunca ha encontrado un caso donde, con crecimiento, los ricos sean más ricos y los pobres más pobres. —Enfatiza además que “el modelo” de libre mercado en sí no genera desigualdad, sino que ciertas políticas que se aplican. ENTREVISTA CON EL PADRE DE LOS CHICAGO BOYS DE CHILE Pero el índice de Gini no cambia y se mantiene la mala distribu- ción de la riqueza. —Yo creo y siempre he sido un gran defensor y abogado de la movilidad económico social. Estoy súper orgu- lloso de que en EEUU la mitad de nuestros presidentes provengan de los dos tercios más bajos del rango socioeconómico. Eso no es común en otros países y no sólo en Chile, sino que alrededor del mundo. Siempre he aplaudido los esfuerzos que ayudan a generar mayor movi- lidad social hacia arriba y en Chile creo que ha habido bastante pro- greso en ese sentido. Se habla más de aumentar la torta en vez de divi- dir la misma torta, y hasta cierto punto esas ideas tienen validez; pero al mismo tiempo uno puede encon- trar situaciones en que se podría in- fluir en una reducción de la desigual- dad a un costo relativamente pe- queño en otras dimensiones. Uno tiene que estudiar el caso para ver. ¿De qué debería preocuparse más un país: elevar el crecimien- to o reducir la desigualdad? —Creo que no cabe duda, si uno tie- ne que elegir, uno elige crecer por lo que tenemos, porque realmente no ha habido ningún caso de creci- miento en que los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres. Hay gran literatura sobre el creci- miento la cual indica, a través de la evidencia, que cuando un país cre- ce el decil más bajo de la población crece y todos los demás. Y en gene- ral, la idea de que los deciles más bajos no crecerían, es un caso muy difícil de encontrar. Chile está enfrentado ahora a la caída de los precios de los commodities, entre ellos el co- bre, ¿qué se debe hacer? —Lo que más se discute es la situa- ción de países cuya exportación principal son productos primarios. Hay mucha literatura sobre esto y creo que Chile ha seguido una po- lítica sensata, porque ha creado el fondo del cobre y eso ayuda para mermar el grado de influencia de la fluctuación. El extremo de esto es Noruega, que consideró que el pe- tróleo es propiedad del pueblo, y lo tratan como un activo. Entonces di- jeron lo invertimos en Nueva York, en Londres, en Alemania, y vivimos sobre la renta de esa inversión. Esa es la solución y es perfecta en el sen- tido de eliminar esa volatilidad. Pero donde puede no ser perfecto, es que aún estando bien invertido en acciones, bienes raíces, etc., a un 7% real -que no es malo-, puede ser que en el país ese capital vaya a rendir 15% real. Entonces, se tiene la opción de tener menor seguridad ante la volatilidad, pero tener un mayor rendimiento sobre el capital. Eso puede ser el caso para países como Chile, no es simple y sin ex- cepción seguir mejor la pista de Noruega, pero esa pista es la que realmente soluciona el problema de volatilidad. ¿Qué dice la literatura sobre lo que sucede cuando en los países su población pasa de ser pobre a ser de ingreso medio? ¿Son distintas las exigencias para las autoridades? —Obviamente la vida de una per- sona va mejorando. Me acuerdo que antes se trabajaba para que una familia pobre tuviera un sue- lo que no fuera de tierra, y eso era una cosa buena; ahora seguro que en Chile tienen televisores, refrige- radores. Obviamente, con el creci- miento, con el aumento de la ren- ta, hay más capacidad de comprar y se entra en una mejor calidad y nuevos productos entran en el es- cenario de servicios como la educa- ción, ir al salón de belleza. ¿Cómo se soluciona esta mayor demanda por servicios: subsi- dios o transferencias directas? —¿Subsidio en dinero versus subsi- dios restringidos al uso? Nosotros desarrollamos, a propósito de una de las reuniones de proyectos con Ernesto Fontaine (profesor de la UC), un artículo de 85 páginas sobre necesidades básicas, y la pregunta es si el Gobierno es paternalista o al- truista. El Gobierno altruista dice “tome este dinero y si usted quiere mandar a su hijo a la escuela, mán- delo, pero si usted quiere tomar una excursión a Punta del Este, gáste- la no más”. Paternalista es que si únicamente el hijo va a la escuela re- cibe el dinero, y yo creo que la gran mayoría de los países del mundo funcionan de esa forma. ¿Son paternalistas? —Paternalistas sí, por lo menos mientras más pobres son es útil tratar de encauzar el gasto hacia el bienestar de la persona, para los cuidados médicos de las familias más pobres, para vivienda. Esas fi- nalidades para mí caben dentro del concepto de paternalismo. No hay que olvidar que esos dineros son de los contribuyentes y en general hay una amplia aceptación del uso de éstos para necesidades básicas, a di- ferencia de simplemente pasar el dinero y que pueda ser utilizado para un propósito de menor interés para los que están pagando esos impuestos.P APOYO A MEDIDAS DE CHICAGO “Creo que el sello de aprobación más interesante es lo que pasó con la vuelta de Chile a la democracia, donde la gente de la Concertación, todos, aceptaron las reformas y las fortalecieron”. MODELO EN EL BANQUILLO “Lo que yo no entiendo es que cada vez que alguien encuentra un problema, no habla de soluciones al problema, sino que siempre culpa al modelo”. LA MEJOR RECETA “No cabe duda que los pobres en Chile viven mucho mejor hoy día que en los 60, 70, 80, 90, y que ese crecimiento ha beneficiado a todos”. DESIGUALDAD “El modelo no trata de crear desigualdad, estoy seguro de ello. Hay políticas que pueden conducir a eso”. —Harberger está lleno de historias que complementa con una memo- ria envidiable. En medio de la entrevista se de- tuvo para preparar café y al abrir un sobre comentó que era Nescafé y procedió a contar la historia de esta empresa. “Cuando Chile tenía una infla- ción alta, tenían tipo de cambio fijo y control de precios, empezó a declinar la calidad del café de Co- lombia y Brasil que podía ingresar por el tope de los precios”. “Pero en Chile existía una marca nacional, que era Nescafé, una in- dustria que nació bajo el alero de Corfo, y que parte de su contrato de- cía que podía importar sus insumos libres de derechos aduaneros”. La historia de Nescafé, una empresa Corfo “Entonces, todo el mundo en Chi- le sabía que Nescafé podía entrar café de alta calidad, y llegó a suce- der que si un chileno tenía un hués- ped era mucho mejor servir el Nes- café que tenía una calidad bien co- nocida y OK”. “Y de ahí surgió toda una oferta de utensilios de plata y de cobre como regalo de matrimonio para poner el tarro de Nescafé”. “Yo llegué a Chile el 55 y tenían lugares para servir café de buena calidad como el café Haití y el café Porto, de Brasil, pero en el Hotel Carrera te servían siempre Nesca- fé, y cuando me invitaban a las ca- sas también me servían Nescafé. Yo lo sigo tomando hasta acá en Lima (se ríe)”.P BAJA DE COMMODITIES “Chile ha seguido una política sensata porque ha creado el fondo del cobre y eso ayuda para mermar el grado de influencia de la fluctuación”. KIRCHNER Y FERNÁNDEZ “Ellos eran beneficiarios de reformas de los 90, pero las fueron deteriorando a lo largo del tiempo”. FOTO: RODRIGO GARCIA-VERDU

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@pulso_tw facebook.com/pulsochile@pulso_tw facebook.com/pulsochile 5www.pulso.cl • Lunes 19 de octubre de 2015 EN PORTADA4 Lunes 19 de octubre de 2015 • www.pulso.clEN PORTADA

Los conceptos y la mirada del padre de los Chicago Boys chilenos

¿Qué opina de Joseph Stiglitz y Paul Krugman que han tenido un vuelco en su defensa del mo-delo? —Hay dos elementos. Krugman ha hecho cosas en economía que son de buena calidad, pero en sus co-lumnas del New York Times está to-mando realmente un papel políti-co y por el lado de la izquierda del Partido Demócrata. Él tiene dere-cho de decir cosas así, no hay nada en contra, pero no creo que sus pronunciamientos nazcan de la ciencia económica, sino que de la política de Estados Unidos. En cuanto a Stiglitz, diría que es me-nos político que Krugman, y uno puede ver en lo que dice una raíz en la ciencia económica, pero su ten-dencia es pensar que cada interven-ción del Gobierno va a ser hecha por personas tan inteligentes como él, y parece no reconocer que cuando uno necesita mil evaluadores de proyectos, probablemente varios de ellos no van a ser capaces, aun-que tengan un curso. En Chile siempre se menciona, y él mismo se ríe, de que Ricar-do French-Davis sería la oveja negra de los Chicago, porque él no sugiere las mismas recetas. ¿Qué opina? —Bueno, él fue un buen alumno y no he leído lo suficiente para opi-nar de aquello; pero he trabajado mucho en el campo del tipo de cam-bio real y creo que, por lo menos en ese campo, lo que he escrito ha re-cibido buena nota de Ricardo. ¿Qué piensa de la situación de Argentina, considerando que Chicago también recibió alum-nos de ese país, Brasil y México? —Tuvimos un buen número de gente de Chicago en el gabinete durante el período de Carlos Me-nem. Uno de ellos me decía que Argentina había hecho todas las reformas de Chile, pero lo hizo en

Una entrevista de MIRIAM LEIVA

SI hubiese sido por el ejército, Arnold Harberger habría sido lingüista de español o ale-

mán. Pero terminó la Segunda Gue-rra Mundial y cada cual debió vol-ver a sus actividades anteriores. Es así como retornó a sus estudios de Economía en la Universidad Johns Hopkins y terminó doctorado en la Universidad de Chicago.

Desde 1955 que el profesor está li-gado a Chile, cuando vino por pri-mera vez para explorar la firma de un convenio con alguna universi-dad en el marco de un programa del Departamento de Estado de EEUU para becar a estudiantes latino-americanos. El convenio se con-cretó con la Universidad Católica y la historia es conocida porque sus alumnos diseñaron el modelo de li-bre mercado que impera en el país. Su influencia es de tal alcance, que a esta camada se les conoce como Chicago boys, título que también lleva un documental, el que Har-berger lamenta no haber visto ni haber recibido una copia. A él se le denomina el “padre” de dicho gru-po de economistas, porque los guió

y acompañó dentro y fuera de las aulas en su paso por Chicago.

Hoy, a sus 91 años, Harberger si-gue siendo un aventurero como le gusta decir. Y a fines de la semana antepasada estuvo en Lima para asistir a la inauguración de la Socie-dad de Economistas de Chicago en Latinoamérica. También aprove-chó su estadía para asistir a unas conferencias sobre política mone-taria en el encuentro anual del Fon-do Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial, donde su pre-sencia no pasó desapercibida, ya que varios de los asistentes se acer-caron a saludarlo.

En este periplo recibió a PULSO para conversar sobre las directrices de lo que llama “la buena economía”, aclarando que no le convence el tér-mino “el modelo”. ¿Qué quiere decir con “buena economía”?: aranceles bajos, libre competencia, inflación controlada, y que en el fondo los pro-blemas sean resueltos por la ley de la oferta y la demanda a través de la se-ñal de precios. Sobre la coyuntura se excusa, porque no le place comentar, dice, algo que no ha estudiado.

¿Cómo evalúa la implementa-ción de las ideas de Chicago en

Chile? —Estamos orgullosos de lo que han hecho nuestros alumnos y otros co-laboradores de otras universidades que trabajaron en el plan. Creo que el sello de aprobación más intere-sante es lo que pasó con la vuelta de Chile a la democracia, donde la gen-te de la Concertación, los ministros de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet, por lo menos en su primer Gobier-no, todos aceptaron las reformas y las fortalecieron. La Concertación bajó el arancel de 15% a 6%, firmó los acuerdos de libre comercio redu-ciendo el arancel promedio de Chi-le a menos de 2%. Debido a eso y al gran crecimiento, Chile sigue sien-do el país más alabado y más copia-do en términos de política económi-ca en Latinoamérica, con gran éxi-to en otros países. Eso fue desde los años 90 en adelante. ¿Este modelo es bueno para to-das las situaciones o requiere de perfeccionamientos? —No lo veo como un modelo. Acá hay una ciencia económica que uno trata de aplicar a cada situa-ción real y a las decisiones que se deben adoptar. A veces, uno no sabe exactamente cómo resulta-ran las soluciones. Por ejemplo, en

el caso chileno de frenar la infla-ción que venía de los 70, se deter-minó aplicar un freno fiscal fuer-te y un freno monetario muy gra-dual, así la tasa de inflación fue desde los 400% a 300%, a 200% , a 100%, a 60%, hasta llegar al 10% como en 1981, una reducción muy gradual. Esas son decisiones. Hay muchos que dicen que sería mejor tratar de terminar con la inflación altiro, y otros dicen que sería me-jor graduarlo en lugar de tener una restricción fiscal tan fuerte. Pues, la ciencia económica no va a ese nivel de detalles. Hay ciertos grandes principios y hay que im-plementarlos: la ciencia dice esto es malo y esto es bueno, pero el sendero entre esto y aquello la ciencia no lo dice, no indica si debe dar este paso o el otro, de esta manera o de la otra, eso es cuestión de palpar como le está yendo a la economía. También puede ocurrir que ante un proble-ma pueda no haber un instrumen-to para resolverlo en el momento, porque en las decisiones sobre po-lítica económica hay más proble-mas que instrumentos. En estos últimos años se ha cul-pado mucho a este modelo de la

desigualdad, ¿es inherente a él? —El modelo no trata de crear desi-gualdad, estoy seguro de ello. Hay políticas que pueden conducir a eso, puede ser que algunas de las políticas seguidas hayan ayudado a eso, pero si hay una cosa que se quiere rectificar, se deben buscar los instrumentos para ello. Lo que yo no entiendo es que cada vez que alguien encuentra un problema, no habla de soluciones al problema, sino que siempre culpa al modelo, y que yo me niego a que existe un modelo ( se ríe). Este es un conjun-to de políticas, algunas de las cua-les puede ser deficientes de alguna manera u otra y deben ser rectifi-cadas, díganme cómo. De las políticas que se aplican en el mundo, ¿hay algunas que uno podría decir que conducen a mayor inequidad y otras que sean más equitativas? —Uno puede tener políticas muy equitativas, puede ser que Cuba las tenga, pero obviamente en mu-chos de aquellos casos es a costa del progreso de la economía; y no cabe duda que los pobres en Chile viven mucho mejor hoy día que en los 60, 70, 80, 90, y que ese crecimiento ha beneficiado a todos los chilenos.

De Krugman, Stiglitz, French-Davis, Argentina y el Nobel

5 años y no sé si era realmente cier-to, lo dudo; pero si fuera así, es se-guro que las raíces no llegaron a pe-netrar muy hondo, y fue fácil para el populismo mover y realmente dominar la situación. (Néstor) Kir-chner y (Cristina) Fernández tu-vieron la suerte de tener un enor-me auge de los precios de las expor-taciones principales y también tuvieron la suerte de heredar el me-jor paquete de políticas económicas existentes. Es decir, ellos eran be-neficiarios de reformas de los 90, pero las fueron deteriorando a lo largo del tiempo y nosotros siempre apostamos hasta cuándo va a durar esto, hasta que paguen las cuentas ¿no?, y ahora están pagando las cuentas. Usted, que encarna el modelo Chicago en cuanto a que el mercado mueve la economía, ¿no le habría gustado ganar el Nobel? —No he pensado mucho en eso. Tengo dos cosas que para mí bas-tan y sobran, he sido presidente de la American Economic Association y soy miembro de la Academia Na-cional de Estados Unidos, que tie-ne menos economistas que pre-mios Nobel. ¿Quién le gustaría que obtuvie-ra el Nobel? —Hay una persona que creo que lo merece y no lo ha recibido: es Dale Jorgenson de Harvard, que siempre ha trabajado mucho en productividad, tiene toda la ca-racterización.P

En la reunión del FMI, sus directores Alejandro Werner y Carlos Hurtado aprovecharon de fotografiarse con el profesor.

Arnold Harberger: “Si uno tiene que elegir entre crecer y reducir la desigualdad, uno elige crecer”

—El economista, hoy profesor de la UCLA en EEUU, afirma que la evidencia nunca ha encontrado un caso donde, con crecimiento, los ricos sean más ricos y los pobres más pobres. —Enfatiza además que “el modelo” de libre mercado en sí no genera desigualdad, sino que ciertas políticas que se aplican.

ENTREVISTA CON EL PADRE DE LOS CHICAGO BOYS DE CHILE

Pero el índice de Gini no cambia y se mantiene la mala distribu-ción de la riqueza. —Yo creo y siempre he sido un gran defensor y abogado de la movilidad económico social. Estoy súper orgu-lloso de que en EEUU la mitad de nuestros presidentes provengan de los dos tercios más bajos del rango socioeconómico. Eso no es común en otros países y no sólo en Chile, sino que alrededor del mundo. Siempre he aplaudido los esfuerzos que ayudan a generar mayor movi-lidad social hacia arriba y en Chile creo que ha habido bastante pro-greso en ese sentido. Se habla más de aumentar la torta en vez de divi-dir la misma torta, y hasta cierto punto esas ideas tienen validez; pero al mismo tiempo uno puede encon-trar situaciones en que se podría in-fluir en una reducción de la desigual-dad a un costo relativamente pe-queño en otras dimensiones. Uno tiene que estudiar el caso para ver. ¿De qué debería preocuparse más un país: elevar el crecimien-to o reducir la desigualdad? —Creo que no cabe duda, si uno tie-ne que elegir, uno elige crecer por lo que tenemos, porque realmente no ha habido ningún caso de creci-miento en que los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres. Hay gran literatura sobre el creci-miento la cual indica, a través de la evidencia, que cuando un país cre-ce el decil más bajo de la población crece y todos los demás. Y en gene-ral, la idea de que los deciles más bajos no crecerían, es un caso muy difícil de encontrar. Chile está enfrentado ahora a la caída de los precios de los commodities, entre ellos el co-bre, ¿qué se debe hacer? —Lo que más se discute es la situa-ción de países cuya exportación principal son productos primarios. Hay mucha literatura sobre esto y creo que Chile ha seguido una po-lítica sensata, porque ha creado el fondo del cobre y eso ayuda para mermar el grado de influencia de la fluctuación. El extremo de esto es Noruega, que consideró que el pe-tróleo es propiedad del pueblo, y lo tratan como un activo. Entonces di-jeron lo invertimos en Nueva York, en Londres, en Alemania, y vivimos sobre la renta de esa inversión. Esa es la solución y es perfecta en el sen-tido de eliminar esa volatilidad. Pero donde puede no ser perfecto, es que aún estando bien invertido en acciones, bienes raíces, etc., a un 7% real -que no es malo-, puede ser que en el país ese capital vaya a

rendir 15% real. Entonces, se tiene la opción de tener menor seguridad ante la volatilidad, pero tener un mayor rendimiento sobre el capital. Eso puede ser el caso para países como Chile, no es simple y sin ex-cepción seguir mejor la pista de Noruega, pero esa pista es la que realmente soluciona el problema de volatilidad. ¿Qué dice la literatura sobre lo que sucede cuando en los países su población pasa de ser pobre a ser de ingreso medio? ¿Son distintas las exigencias para las autoridades? —Obviamente la vida de una per-sona va mejorando. Me acuerdo que antes se trabajaba para que una familia pobre tuviera un sue-lo que no fuera de tierra, y eso era una cosa buena; ahora seguro que en Chile tienen televisores, refrige-radores. Obviamente, con el creci-miento, con el aumento de la ren-ta, hay más capacidad de comprar y se entra en una mejor calidad y nuevos productos entran en el es-cenario de servicios como la educa-ción, ir al salón de belleza. ¿Cómo se soluciona esta mayor demanda por servicios: subsi-dios o transferencias directas? —¿Subsidio en dinero versus subsi-dios restringidos al uso? Nosotros desarrollamos, a propósito de una de las reuniones de proyectos con Ernesto Fontaine (profesor de la UC), un artículo de 85 páginas sobre necesidades básicas, y la pregunta es si el Gobierno es paternalista o al-truista. El Gobierno altruista dice “tome este dinero y si usted quiere mandar a su hijo a la escuela, mán-delo, pero si usted quiere tomar una excursión a Punta del Este, gáste-la no más”. Paternalista es que si únicamente el hijo va a la escuela re-cibe el dinero, y yo creo que la gran mayoría de los países del mundo funcionan de esa forma. ¿Son paternalistas? —Paternalistas sí, por lo menos mientras más pobres son es útil tratar de encauzar el gasto hacia el bienestar de la persona, para los cuidados médicos de las familias más pobres, para vivienda. Esas fi-nalidades para mí caben dentro del concepto de paternalismo. No hay que olvidar que esos dineros son de los contribuyentes y en general hay una amplia aceptación del uso de éstos para necesidades básicas, a di-ferencia de simplemente pasar el dinero y que pueda ser utilizado para un propósito de menor interés para los que están pagando esos impuestos.P

APOYO A MEDIDAS DE CHICAGO

“Creo que el sello de aprobación más interesante es lo que pasó con la vuelta de Chile a la democracia, donde la gente de la Concertación, todos, aceptaron las reformas y las fortalecieron”.

MODELO EN EL BANQUILLO

“Lo que yo no entiendo es que cada vez que alguien encuentra un problema, no habla de soluciones al problema, sino que siempre culpa al modelo”.

LA MEJOR RECETA

“No cabe duda que los pobres en Chile viven mucho mejor hoy día que en los 60, 70, 80, 90, y que ese crecimiento ha beneficiado a todos”.

DESIGUALDAD

“El modelo no trata de crear desigualdad, estoy seguro de ello. Hay políticas que pueden conducir a eso”.

—Harberger está lleno de historias que complementa con una memo-ria envidiable.

En medio de la entrevista se de-tuvo para preparar café y al abrir un sobre comentó que era Nescafé y procedió a contar la historia de esta empresa.

“Cuando Chile tenía una infla-ción alta, tenían tipo de cambio fijo y control de precios, empezó a declinar la calidad del café de Co-lombia y Brasil que podía ingresar por el tope de los precios”.

“Pero en Chile existía una marca nacional, que era Nescafé, una in-dustria que nació bajo el alero de Corfo, y que parte de su contrato de-cía que podía importar sus insumos libres de derechos aduaneros”.

La historia de Nescafé, una empresa Corfo

“Entonces, todo el mundo en Chi-le sabía que Nescafé podía entrar café de alta calidad, y llegó a suce-der que si un chileno tenía un hués-ped era mucho mejor servir el Nes-café que tenía una calidad bien co-nocida y OK”.

“Y de ahí surgió toda una oferta de utensilios de plata y de cobre como regalo de matrimonio para poner el tarro de Nescafé”.

“Yo llegué a Chile el 55 y tenían lugares para servir café de buena calidad como el café Haití y el café Porto, de Brasil, pero en el Hotel Carrera te servían siempre Nesca-fé, y cuando me invitaban a las ca-sas también me servían Nescafé. Yo lo sigo tomando hasta acá en Lima (se ríe)”.P

BAJA DE COMMODITIES

“Chile ha seguido una política sensata porque ha creado el fondo del cobre y eso ayuda para mermar el grado de influencia de la fluctuación”.

KIRCHNER Y FERNÁNDEZ

“Ellos eran beneficiarios de reformas de los 90, pero las fueron deteriorando a lo largo del tiempo”.

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