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DEPORTES 1 V IV. RAÚL OCHOA ••fc JMM ient:ras el gobierno ca- A flj pitalino tiene una pie- •^L jai dra atorada en el zapato ^^w con la costosa descom- postura de la Línea 12 mi del Metro -el discuti- do tramo que desde hace meses sólo ope- ra parcialmente-, el dirigente del Sindica- to Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, Fernando Espino Arévalo, utilizó su poder e influencias para apuntalar una promotora de boxeo. Durante la gestión de Marcelo Ebrard en el gobierno del Distrito Federal, Espino colocó a peleadores profesionales en la nó- mina del Metro. Los usó en sus campañas políticas y luego se deshizo de ellos. Fue- ron los casos de Mariana La Barbie Juárez, el exmonarca minimosca Edgar Sosa y Juan Carlos Salgado, quien fuera doble campeón mundial de la división superpluma de la Federación Internacional de Boxeo. Cuando Mancera llegó a la jefatura del Gobierno capitalino, los tres peleadores so- licitaron regresar a la plantilla laboral del de boxeadores por / cacique del Metro El inamovible líder sindical del Sistema de Transporte Colectivo Metro, el priista Femando Espino Arévalo, es un fanático del box, así que contrató a pugilistas como empleados capitalinos a condición de que combatieran en beneficio de la promoto- ra de un amigo, fueran entrenados por quien él decidió y lo apoyaran en sus campañas políticas. Con la aquiescencia de funcionarios como Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera, el también asambleísta ha usado a los atle- tas, y cuando han dejado de servirle los ha despedido sin ninguna explicación. Metro, ya que Mancera fue uno de los bene- ficiados por los pugilistas: durante su cam- paña a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, ellos asistieron regularmente a sus actos políticos. Así, a principios de 2013 el mandatario capitalino aceptó reintegrarlos y giró ins- trucciones al respecto al director general del Metro, Joel Ortega. Sin embargo, el lí- der sindical -que lleva 33 años en el car- go- nada más aceptó reincorporar a Juá- rez y Sosa. A Salgado -quien ahora reclama por la vía legal su reinstalación- Espino le condi- cionó su regreso a cambio de que el exmo- narca mundial le firmara un contrato de exclusividad para manejar su carrera, en sociedad con Fausto Daniel García Nava- rro, amigo del dirigente gremial y propie- tario de la empresa Boxeo de Gala. »• 1981 / 19 DE OCTUBRE DE 2014 77

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Page 1: de boxeadores por cacique del Metro - …...En enero pasado, Proceso (1940) pu-blicó que, desde hace cuatro años al me-nos, Fernando Espino formó su propio grupo de 30 boxeadores

DEPORTES

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V

IV.

RAÚL OCHOA

••fc JMM ient:ras el gobierno ca-A flj pitalino tiene una pie-

•^L jai dra atorada en el zapato^^w con la costosa descom-

postura de la Línea 12mi del Metro -el discuti-

do tramo que desde hace meses sólo ope-ra parcialmente-, el dirigente del Sindica-to Nacional de Trabajadores del Sistemade Transporte Colectivo, Fernando EspinoArévalo, utilizó su poder e influencias paraapuntalar una promotora de boxeo.

Durante la gestión de Marcelo Ebrarden el gobierno del Distrito Federal, Espinocolocó a peleadores profesionales en la nó-mina del Metro. Los usó en sus campañaspolíticas y luego se deshizo de ellos. Fue-ron los casos de Mariana La Barbie Juárez, elexmonarca minimosca Edgar Sosa y JuanCarlos Salgado, quien fuera doble campeónmundial de la división superpluma de laFederación Internacional de Boxeo.

Cuando Mancera llegó a la jefatura delGobierno capitalino, los tres peleadores so-licitaron regresar a la plantilla laboral del

de boxeadores por/ cacique del Metro

El inamovible líder sindical del Sistema de Transporte ColectivoMetro, el priista Femando Espino Arévalo, es un fanático del

box, así que contrató a pugilistas como empleados capitalinosa condición de que combatieran en beneficio de la promoto-

ra de un amigo, fueran entrenados por quien él decidió y loapoyaran en sus campañas políticas. Con la aquiescencia

de funcionarios como Marcelo Ebrard y Miguel ÁngelMancera, el también asambleísta ha usado a los atle-

tas, y cuando han dejado de servirle los ha despedidosin ninguna explicación.

Metro, ya que Mancera fue uno de los bene-ficiados por los pugilistas: durante su cam-paña a la jefatura de Gobierno del DistritoFederal, ellos asistieron regularmente a susactos políticos.

Así, a principios de 2013 el mandatariocapitalino aceptó reintegrarlos y giró ins-trucciones al respecto al director generaldel Metro, Joel Ortega. Sin embargo, el lí-der sindical -que lleva 33 años en el car-

go- nada más aceptó reincorporar a Juá-rez y Sosa.

A Salgado -quien ahora reclama por lavía legal su reinstalación- Espino le condi-cionó su regreso a cambio de que el exmo-narca mundial le firmara un contrato deexclusividad para manejar su carrera, ensociedad con Fausto Daniel García Nava-rro, amigo del dirigente gremial y propie-tario de la empresa Boxeo de Gala. »•

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Page 2: de boxeadores por cacique del Metro - …...En enero pasado, Proceso (1940) pu-blicó que, desde hace cuatro años al me-nos, Fernando Espino formó su propio grupo de 30 boxeadores

En enero pasado, Proceso (1940) pu-blicó que, desde hace cuatro años al me-nos, Fernando Espino formó su propiogrupo de 30 boxeadores y entrenadores,a quienes "compró" con plazas sindica-les a pesar de que éstas sólo son otor-gadas a familiares directos de los traba-jadores sindicalizados. No obstante, lamayoría de pugilistas e instructores son"aviadores", pues no desempeñan nin-guna labor en específico, según revela untrabajador agremiado.

El quiebre

Juan Carlos Salgado, quien el 27 de eneroúltimo presentó una demanda contra elsindicato del Metro y su secretario generalen la Junta Local de Conciliación y Arbitra-je capitalina, visitaba con frecuencia a Fer-nando Espino para agradecerle después deprotagonizar una pelea o para recibir ins-trucciones. Así lo hizo en marzo de 2013,después de perder la corona mundial en elcuarto episodio frente al dominicano Arge-nis Méndez, en Costa Mesa, California. Pe-ro afirma que el líder sindical no estaba dehumor y se negó a recibirlo.

Al atender la petición de Mancera res-pecto de los pugilistas cesados, el directorgeneral del Metro, Joel Ortega, instruyó a•su secretario particular para que Salgadofuera recibido por la gerente de recursoshumanos, Alejandra Torres Ruiz, quien,dice, después de hacerlo esperar duran-te cuatro horas le sugirió acudir otro día.

"Fue una burla, una discriminación.No me dieron una explicación del despidoni tampoco me pagaron por los serviciosprestados", cuenta el boxeador, sin abun-dar en las razones que lo llevaron a acep-tar la plaza.

"Muchas veces intenté hablar con el in-geniero Espino y nunca se me permitió elacceso a su oficina, hasta que un elementode su seguridad me preguntó: '¿Qué habráshecho, compadre?' Sentí un mal presenti-miento, pues entrenaba en el deportivo delSindicato del Metro y, de repente, se giró laindicación para que ya no me presentarani se me permitiera el acceso al gimnasio."

En entrevista, insiste en que fue despe-dido de manera arbitraria por Espino, tam-bién diputado del PRI en la Asamblea Legis-lativa del Distrito Federal, quien en agostode 2013 enfrentó un reclamo público de losconsejeros políticos de su partido: exigie-ron que se le expulsara del tricolor por suspresuntas conductas ilícitas en su encargocomo dirigente del sindicato Metro.

Edgar Mereles Ortiz, integrante de laComisión Política Permanente del Con-sejo Político del PRI, expuso entonces queEspino ha sido un político con una éticamuy débil, "pues ha pasado del PRI al Ver-

de, del Verde al Panal, (y) de éste otra vezal PRI, lo que demuestra que no coincidecon un ideario, con un proyecto político".

Espino, quien ha sido diputado federalpor el Partido Verde Ecologista de Méxicoy asambleísta por Nueva Alianza y el PRI,concentra sus proyectos personales bási-camente en el boxeo profesional.

El manager de boxeo Carlos Rosales noha negociado directamente con Fernan-do Espino, pero lo acusa de utilizar su po-der político y económico -en detrimentodel propio sindicato- "para obtener lo quetodo mundo sabemos: darle chamba a losboxeadores en calidad de aviadores, y con-tra eso no podemos los managers y la gen-te del boxeo. Estamos en desventaja total".

Aclara: "Al margen de mi condición demanager me siento un ciudadano ofendidopor estas prácticas ventajosas de Espino. Escomo si tuviera un restaurante y enfrenteme ponen otro con la única diferencia deque éste ofrece los alimentos de forma gra-tuita, (pagados) con recursos del erario".

En el equipo de Espino, revela el mane-jador, hay boxeadores profesionales que,además, tienen hasta dos empleos al mis-mo tiempo, "uno en el Metro y otro más enla policía capitalina, con una particulari-dad: en ambos lugares están de aviadores".

Para los pugilistas que aceptan los"regalos" del líder sindical "debe ser unabendición, pues no trabajan y encima lespaga. Además les da seguro de gastos mé-dicos. Por lo tanto, toda la gente del bo-xeo estamos en desventaja ante este líderdel Metro, en su carácter de apoderado deboxeadores. Si todo saliera de su lana, se-ría un mecenas del pugilismo, pero todossabemos que ese dinero no sale de su bol-sa, sino del sindicato".

Rosales puntualiza: "Es una realidad:muchos dependemos de los boxeadores.

Sin embargo, no puedo llegar y prometer-le: además de entrenarte gratis te daré unalana con tal de que continúes en mi equipoy te compensaré con una plaza de aviador.Así, todos se van con este líder sindical. Setrata de un acto ilegal e inmoral".

-¿Fernando Espino cuenta con su pro-pia promotora? -se le pregunta.

-Todo lo hace a través del doctor Faus-to García. Vamos a suponer que apareceun boxeador que empieza a destacar en elmedio... ¿Cómo vas a competir contra unapersona que le pone un sueldo sin trabajary tampoco le quita porcentaje por comi-sión? Las únicas condiciones son que en-trenen con Tony Flores o con su ayudan-te Ericel Cachorro Nucamendi. Sería buenoque los trabajadores afiliados al sindica-to del Metro le exijan cuentas; en qué gas-ta el dinero del gremio y realmente inves-tiguen si les está quitando sus plazas paradárselas a los boxeadores.

Rosales cuenta por qué Espino se invo-lucró en este negocio: "Fue boxeador y esun verdadero apasionado de este depor-te. Además tiene dinero, poder y habilidadpara hacer lo que pretenda, a costa de uti-lizar a los boxeadores".

Una muestra de la red de complicida-des tejida por el asambleísta, sostiene Ro-sales, fue una controvertida pelea que sedisputó la noche del 20 de abril de 2013 enel Deportivo del Sindicato de Trabajadoresdel Metro. Peleaba Gilberto Flaco González,quien percibe un sueldo de 9 mil 945 pesoscomo jefe de estación en transportaciónen el Metro. El fajador se preparaba parasubir al cuadrilátero en la categoría super-ligero, pero su rival nunca llegó. Sin em-bargo, los organizadores eligieron entre elpúblico a un contrincante emergente.

El adversario, de nombre IgnacioChávez, hizo su sorpresivo debut en un de-

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safio pactado a ocho asaltos, pero fue apa-bullado por el pugilista profesional. Sóloaguantó en pie un minuto y 53 segundosantes de ser derrotado por nocaut técnicoen el primer round.

Según Rosales, este episodio eviden-cia el poder y la impunidad que ejerce Es-pino en la Comisión de Box del DistritoFederal (CBDF): logró que se autorizara aladvenedizo contrincante sin que supera-ra las pruebas médicas de rigor ni pasarapor los controles del inspector de guan-tes y del director de encuentros. Esa de-cisión, explica, implicó un alto riesgo pa-ra el oponente.

"Resulta que la CBDF está sin presi-dente desde hace meses. El boxeo capi-talino está muerto desde que el PRD llegóal gobierno del Distrito Federal. Si esto nofuera suficiente, la corrupción en el países grande. Por eso personajes como En-rique Horcasitas, exdirector del ProyectoMetro, prefirió robarse millones de pesosaunque después lo hayan inhabilitado 20años por las fallas en la Línea 12. Ante estetipo de situaciones, el asunto del boxeo sevuelve un punto minúsculo. Sencillamen-te estamos fritos", resume Rosales.

El colmo, asevera el manager, es que unode los boxeadores de Espino incluso le con-siguió trabajo a su hermana, quien actual-mente "conduce uno de los trenes del Metroy ni siquiera sabe manejar un automóvil".

Fuerza a fuerzas

Carlos Rosales conoce a Juan Carlos Salga-do desde su etapa de amateur. Trabajó du-rante un tiempo con el boxeador en calidadde entrenador; es decir, ni siquiera comomanager. "Nada más acordamos el pago pormis servicios. No te queda de otra. Hay cua-tes que pagan por tener peleadores, comoFausto Daniel García. A mí los peleadoresme pagan por entrenarlos: ¿Qué sucede?Los entrenadores estamos ahorcados antetal necesidad de los peleadores que acep-tan el trato que otros les proponen. Si tiposcomo Espino son líderes sindicales, imagí-nate, ¿cómo estarán los políticos, los que ledan esa fuerza? Por lo tanto, somos comouna mosca peleando contra un huracán".

Sin embargo, ahora Salgado tiene otrapercepción de las cosas. Esta vez se sien-te discriminado. Sabe que es un deportis-ta consumado pero se siente utilizado porel líder sindical del Metro.

Espino pretendía que Salgado le firma-ra un contrato de exclusividad. El pelea-dor recuerda: "Le respondí que por el mo-mento no podía, pues estoy comprometidocon otra empresa de representaciones. Enel sindicato del Metro estuve un año y sie-te meses, cuando, de repente y sin ningu-na explicación, me sacaron de la nómina y

me dijeron que ya no me podía presentaral Deportivo del Metro. Me causó extrañezay dudas: ¿Cuál fue el problema?, ¿qué hicemal? Hay muchos compañeros boxeadoresque siguen ahí: Mariana Juárez y Edgar So-sa volvieron y yo soy el único que está fue-ra. Pensé en regresar tras la decisión de Mi-guel Ángel Mancera, pero nunca más se metomó en cuenta".

Salgado dice estar convencido de queel líder gremial también despidió a Juá-rez y Sosa porque se negaron a firmar un

contrato en beneficio de su amigo y socioFausto Daniel García: "El arquitecto Espi-no se siente promotor y pretendía manejarnuestras carreras, pero uno no puede fir-mar aquí y allá simplemente por voluntadde otros, pues es involucrarte en un pro-blema cuando hay promotores que tienencontratos firmados con las televisoras. Esdecir, no te pueden obligar a pelear para TVAzteca cuando la exclusividad pertenece aTelevisa, o viceversa. Con ese desconoci-miento nos quería controlar". O

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