de benedicto a francisco. los 30 dias que cambiaron la iglesia.doc

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C. VELÁZQUEZ – A. BELTRAMO: De Benedicto a Francisco. Los 30 días que cambiaron la Iglesia. Bogotá 2013. Editorial Planeta. 188 pp. De Benedicto a Francisco. Los 30 días que cambiaron la Iglesia es un libro redactado por dos autores: César Mauricio Velásquez y Andrés Beltramo Álvarez. El primero de ellos es comunicador social y periodista y ha sido embajador de Colombia ante la Santa Sede entre 2010 y 2012. El segundo, es licenciado en Ciencias de la Comunicación y especializado en Periodismo Religioso. Actualmente escribe en La Stampa de Turín y su sitio especializado en la web Vatican insider. El texto está redactado en cuatro capítulos. Es más bien una crónica periodística. En el primer capítulo que lleva como título Una decisión libre y responsable, César Velázquez hace una buena síntesis del pontificado de Benedicto XVI. Señala: “Imposible no seguirlo. Un hombre inteligente, coherente y valiente. Al escucharlo crece el deseo de conocerlo. Al conocerlo, lo quise” (p. 19). A lo largo de este capítulo conocemos diversos aspectos sobre la fecunda labor Benedicto XVI en favor de la Iglesia. Se resalta el hecho de que el Papa alemán realizó una limpieza silenciosa ad intra de la Iglesia teniendo como referente a Cristo. “Durante su pontificado se concentró en la misión pastoral, es decir, en dar a conocer la vida de Cristo al mundo. Todas sus capacidades espirituales e intelectuales las puso en marcha para anunciar el Evangelio, sin miedo a los ambientes secularizados con formas y palabras diversas, sin imposiciones, con argumentación fuerte y voz serena, siempre invitando a la reflexión y al encuentro con el Evangelio” (p. 34). El segundo capítulo se denomina: Diario de una sucesión papal . Andrés Beltramo nos narra la renuncia del Papa Benedicto XVI y hace un análisis de la misma. “Inexplicable sí, imprevisible no. Porque Benedicto XVI lo había dicho claramente: un Papa puede renunciar. Punto. Era un alternativa que él había considerado mucho tiempo antes de convertirla en realidad. Casi desde el inicio de su pontificado. De eso dejó constancia en su momento para que nadie pudiese decirse totalmente sorprendido” (p. 78). Además, Beltramo relata los aspectos más saltantes de la reacción ante esta sorpresiva decisión. Afirma que fue un acto hecho con plena libertad y realizado por el bien de la Iglesia. El capítulo tercero está titulado Un cónclave inédito. Aquí Andrés Beltramo relata una serie de hechos que fueron dándose en la etapa preparatoria del cónclave. Además, narra los últimos momentos de Benedicto XVI como Papa. A manera de ilustrar al lector sobre el contexto en que se desarrolló el cónclave, explica la geografía cardenalicia en la era post Ratzinger. Hace notar que “al momento de la renuncia de Benedicto XVI, el Colegio Cardenalicio lo conformaban unos 209 integrantes, de los cuales 118 contaban con menos de 80 años, y por lo tanto eran ‘electores’, mientras los restantes 91 superaban esa edad…. La ‘delegación europea’ superaba el 50 % de los votos del cónclave, aunque esa cifra no le alcanzaba para los dos tercios requeridos en la elección de un nuevo pontífice…. Nada hacía presagiar la elección de un extra-europeo si uno se guiaba sólo por los datos estadísticos (p.127). El capítulo cuarto se llama: Un Papa venido del fin del mundo. César Mauricio Velázquez resalta que las encuestas y pronósticos quedaron mal parados ante la elección del Papa argentino, primer pontífice latinoamericano. El miércoles 13 de marzo, a las 19:06 la fumata blanca y las campanas anunciaron la elección del nuevo Papa. Una hora y seis minutos transcurrieron entre la señal de humo y la aparición de Francisco en el balcón principal de la Basílica” (p. 153). Desde el inicio, Francisco destacó por su sencillez, dejó aparte el roquete, la muceta

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C. VELÁZQUEZ – A. BELTRAMO: De Benedicto a Francisco. Los 30 días que cambiaron la Iglesia. Bogotá 2013. Editorial Planeta. 188 pp.De Benedicto a Francisco. Los 30 días que cambiaron la Iglesia es un libro redactado por dos autores: César Mauricio Velásquez y Andrés Beltramo Álvarez. El primero de ellos es comunicador social y periodista y ha sido embajador de Colombia ante la Santa Sede entre 2010 y 2012. El segundo, es licenciado en Ciencias de la Comunicación y especializado en Periodismo Religioso. Actualmente escribe en La Stampa de Turín y su sitio especializado en la web Vatican insider. El texto está redactado en cuatro capítulos. Es más bien una crónica periodística. En el primer capítulo que lleva como título Una decisión libre y responsable, César Velázquez hace una buena síntesis del pontificado de Benedicto XVI. Señala: “Imposible no seguirlo. Un hombre inteligente, coherente y valiente. Al escucharlo crece el deseo de conocerlo. Al conocerlo, lo quise” (p. 19). A lo largo de este capítulo conocemos diversos aspectos sobre la fecunda labor Benedicto XVI en favor de la Iglesia. Se resalta el hecho de que el Papa alemán realizó una limpieza silenciosa ad intra de la Iglesia teniendo como referente a Cristo. “Durante su pontificado se concentró en la misión pastoral, es decir, en dar a conocer la vida de Cristo al mundo. Todas sus capacidades espirituales e intelectuales las puso en marcha para anunciar el Evangelio, sin miedo a los ambientes secularizados con formas y palabras diversas, sin imposiciones, con argumentación fuerte y voz serena, siempre invitando a la reflexión y al encuentro con el Evangelio” (p. 34). El segundo capítulo se denomina: Diario de una sucesión papal. Andrés Beltramo nos narra la renuncia del Papa Benedicto XVI y hace un análisis de la misma. “Inexplicable sí, imprevisible no. Porque Benedicto XVI lo había dicho claramente: un Papa puede renunciar. Punto. Era un alternativa que él había considerado mucho tiempo antes de convertirla en realidad. Casi desde el inicio de su pontificado. De eso dejó constancia en su momento para que nadie pudiese decirse totalmente sorprendido” (p. 78). Además, Beltramo relata los aspectos más saltantes de la reacción ante esta sorpresiva decisión. Afirma que fue un acto hecho con plena libertad y realizado por el bien de la Iglesia. El capítulo tercero está titulado Un cónclave inédito. Aquí Andrés Beltramo relata una serie de hechos que fueron dándose en la etapa preparatoria del cónclave. Además, narra los últimos momentos de Benedicto XVI como Papa. A manera de ilustrar al lector sobre el contexto en que se desarrolló el cónclave, explica la geografía cardenalicia en la era post Ratzinger. Hace notar que “al momento de la renuncia de Benedicto XVI, el Colegio Cardenalicio lo conformaban unos 209 integrantes, de los cuales 118 contaban con menos de 80 años, y por lo tanto eran ‘electores’, mientras los restantes 91 superaban esa edad…. La ‘delegación europea’ superaba el 50 % de los votos del cónclave, aunque esa cifra no le alcanzaba para los dos tercios requeridos en la elección de un nuevo pontífice…. Nada hacía presagiar la elección de un extra-europeo si uno se guiaba sólo por los datos estadísticos” (p.127).El capítulo cuarto se llama: Un Papa venido del fin del mundo. César Mauricio Velázquez resalta que las encuestas y pronósticos quedaron mal parados ante la elección del Papa argentino, primer pontífice latinoamericano. “El miércoles 13 de marzo, a las 19:06 la fumata blanca y las campanas anunciaron la elección del nuevo Papa. Una hora y seis minutos transcurrieron entre la señal de humo y la aparición de Francisco en el balcón principal de la Basílica” (p. 153). Desde el inicio, Francisco destacó por su sencillez, dejó aparte el roquete, la muceta y la estola, que son indumentarias propias de esta ocasión. Se dirigió a la gente que colmaba la plaza de San Pedro y les pidió orar por su antecesor Benedicto XVI, mostrando así la comunión que se vive en la Iglesia. Además, se inclinó ante la gente, en señal de humildad, para pedir la oración del pueblo por él, flamante obispo de Roma. Velázquez se pregunta ¿Qué pudo contar en su elección? La respuesta es: “La urgencia al Espíritu Santo era pedir un Papa que completará la trilogía iniciada por el beato Juan Pablo II y seguida por Benedicto XVI. Un Papa que refrescara el Vaticano, fiel a la doctrina de la Iglesia, de oración permanente, con visión del mundo y pastor ejemplar. Era mucho pedir, pero el Espíritu Santo actuó” (p. 158).En síntesis, nos encontramos con un texto que nos da un panorama completo sobre 30 días que nadie, ni el más experto vaticanista, se hubiese imaginado. Los autores hablan de los 30 días que cambiaron la Iglesia, pero fueron sobre todo días que mostraron al mundo entero, y no sólo a los católicos, que la Iglesia está sostenida siempre por Cristo y vivificada por el Espíritu Santo. P. Carlos Rosell De AlmeidaRector (e) de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima