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17 David Saurí Pujol Universitat Autònoma de Barcelona Tendencias recientes en el análisis geográfico de los riesgos ambientales Resumen En este texto se revisan las contribuciones recientes de la geografía anglosajona al análisis de los riesgos naturales. Siguiendo una secuen- cia cronológica, primero se presentan breve- mente los enfoques de la ecología humana y de la economía política para entrar a continuación en las líneas de trabajo más novedosas de las décadas de 1980 y 1990, como por ejemplo, los enfoques contextuales, la aproximación a los riesgos desde la ecología política o, en un plano más teórico, la conceptualización de los riesgos como híbridos o constituyentes de fenómenos naturales y sociales al mismo tiempo. En la segunda parte del trabajo, se introduce el análi- sis de vulnerabilidad como posible punto de encuentro entre las distintas escuelas y, como aportación genuinamente geográfica, se presen- ta un concepto de vulnerabilidad más complejo que su identificación con la exposición física a los fenómenos naturales causantes del riesgo, destacando sobre todo las condiciones sociales, económicas, políticas y ambientales de la vida cotidiana de personas y comunidades que tra- tan de amplificar o atenuar la respuesta huma- na a los riesgos. A nivel metodológico, se intro- ducen tres casos que abundan en este tipo de análisis alternativo y que presentan cartografías de la vulnerabilidad combinando la exposición física con variables sociodemográficas y del patrimonio cultural. Palabras Clave Riesgos ambientales, tendencias recientes, aportación geográfica, enfoques conceptuales, ecología política, riesgos híbridos, análisis de vulnerabilidad. RECENT TRENDS ON EVIRONMENTAL RISKS GEOGRAPHIC ANALYSIS Abstract This paper examines some of the more recent contributions of Angloamerican Geography to the study of natural hazards. After rewieving briefly the "human ecology" and "political economy" schools, the text deals with other approaches prevalent in the 1980s and 1990s such as the contextual and meso-scalar views and, more recently, the political ecology and the hybrid views. In the second part, the article focuses on the concept of vulnerability and its multiplicity of meanings in order to show a possible venue for the convergence of pre- viously irreconcilable theoretical approaches. The crux of a renewed interpretation of vulne- rability lies in recognizing that this concept is much more than simple physical exposure to the hazard, and that social, political, economic and demographic conditions influence human vulnerability as much if not more than the natural agent triggering the hazard process. Finally, the paper presents three case studies that use this renewed interpretation of vulnera- bility. Key words Environmental hazards, recent trend, geograp- hic contribution, conceptual approaches, poli- tical ecology, hybrid riks, vulnerability analy- sis. AREAS Revista de Ciencias Sociales Nº 23 / 2003 Los procesos de riesgo con origen natural: una constante en la relación entre hombre y medio (pp. 17-30) Croquis de la inundación de 1879 en el tramo final del Segura

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David Saurí PujolUniversitat Autònoma de Barcelona

Tendencias recientes en el análisis geográfico de los riesgos ambientales

Resumen

En este texto se revisan las contribucionesrecientes de la geografía anglosajona al análisisde los riesgos naturales. Siguiendo una secuen-cia cronológica, primero se presentan breve-mente los enfoques de la ecología humana y dela economía política para entrar a continuaciónen las líneas de trabajo más novedosas de lasdécadas de 1980 y 1990, como por ejemplo, losenfoques contextuales, la aproximación a losriesgos desde la ecología política o, en un planomás teórico, la conceptualización de los riesgoscomo híbridos o constituyentes de fenómenosnaturales y sociales al mismo tiempo. En lasegunda parte del trabajo, se introduce el análi-sis de vulnerabilidad como posible punto deencuentro entre las distintas escuelas y, comoaportación genuinamente geográfica, se presen-ta un concepto de vulnerabilidad más complejoque su identificación con la exposición física alos fenómenos naturales causantes del riesgo,destacando sobre todo las condiciones sociales,económicas, políticas y ambientales de la vidacotidiana de personas y comunidades que tra-tan de amplificar o atenuar la respuesta huma-na a los riesgos. A nivel metodológico, se intro-ducen tres casos que abundan en este tipo deanálisis alternativo y que presentan cartografíasde la vulnerabilidad combinando la exposiciónfísica con variables sociodemográficas y delpatrimonio cultural.

Palabras Clave

Riesgos ambientales, tendencias recientes,aportación geográfica, enfoques conceptuales,ecología política, riesgos híbridos, análisis devulnerabilidad.

RECENT TRENDS ON EVIRONMENTAL RISKSGEOGRAPHIC ANALYSIS

Abstract

This paper examines some of the more recentcontributions of Angloamerican Geography tothe study of natural hazards. After rewievingbriefly the "human ecology" and "politicaleconomy" schools, the text deals with otherapproaches prevalent in the 1980s and 1990ssuch as the contextual and meso-scalar viewsand, more recently, the political ecology andthe hybrid views. In the second part, the articlefocuses on the concept of vulnerability and itsmultiplicity of meanings in order to show apossible venue for the convergence of pre-viously irreconcilable theoretical approaches.The crux of a renewed interpretation of vulne-rability lies in recognizing that this concept ismuch more than simple physical exposure tothe hazard, and that social, political, economicand demographic conditions influence humanvulnerability as much if not more than thenatural agent triggering the hazard process.Finally, the paper presents three case studiesthat use this renewed interpretation of vulnera-bility.

Key words

Environmental hazards, recent trend, geograp-hic contribution, conceptual approaches, poli-tical ecology, hybrid riks, vulnerability analy-sis.AREAS

Revista de Ciencias SocialesNº 23 / 2003Los procesos de riesgo con origen natural:una constante en la relación entre hombrey medio

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Croquis de la inundación de 1879 enel tramo final del Segura

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Introducción:

La constitución de un enfoque geográfico en lainvestigación de los riesgos naturales

En 2002 se cumplen sesenta años de la finaliza-ción de lo que probablemente sea la tesis doc-toral de Geografía de mayor influencia fuera dela disciplina y muy especialmente en el campode las políticas públicas. Nos referimos al tra-bajo pionero de Gilbert White Human Adapta-tion to Floods (publicado finalmente en 1945),que sentó las bases, al menos en el mundoanglosajón, de una aportación genuinamentegeográfica al estudio de los denominados ries-gos naturales. Tras una década de serviciopúblico en la administración del New Dealrooseveltiano y una participación destacada enlos proyectos de planificación de cuencas flu-viales en los EE.UU., White se encaminó haciael mundo académico para explorar con mayordetalle las cuestiones que habían surgido conmás frecuencia en su oficina de Washington yque, a grandes rasgos, podrían resumirse comola variabilidad de la experiencia humana con elmedio natural. El marco teórico vino propor-cionado por la definición de Geografía como“Ecología Humana” debida a su mentor, Har-lan Barrows, y según la cual, la disciplina debíaocuparse de estudiar cómo las sociedadeshumanas se adaptan a unos entornos ambienta-les determinados, cómo estos entornos son, asu vez, modificados por los humanos y cómoestas modificaciones pueden afectar al futurode las relaciones entre naturaleza y sociedad. Afinales de la década de 1950 y en el marco de unestudio retrospectivo sobre el fenómeno de lasinundaciones en los EE.UU., White afrontóuna de las grandes paradojas de la relaciónhumana con los “peligros” de la naturaleza: elcontrol tecnológico de esta última (obrashidráulicas en los cursos fluviales) puedeamplificar los riesgos (incremento de pérdidaspor inundaciones) en lugar de atenuarlos(White, 1975).El enfoque de la ecología humana en el estudio

de los riesgos naturales ha sido examinado condetalle en diversas aportaciones españolassobre la cuestión de los riesgos (ver, entre otros,Calvo García-Tornel, 1984, 2002; Mateu, 1990;Saurí, 1989) y no será objeto de un análisis másprofundo en este texto. Sí cabe recordar, sinembargo, que sus fundamentos conceptuales sehallan en la entonces (década de 1960) muypopular teoría de sistemas y su concatenaciónde elementos y procesos (ver fig. 1). El riesgonatural se interpreta como uno de los procesosque surge de la relación entre un sistema natu-ral y un sistema humano, y la naturaleza espe-cífica de la interacción dependerá de las carac-terísticas del sistema natural (expresadas en losconocidos términos de intensidad, magnitud,duración y extensión espacial) y de las caracte-rísticas del sistema humano o capacidad de res-puesta al fenómeno natural. Esta capacidad derespuesta viene determinada en gran parte porla percepción del problema y especialmente porla (falsa) sensación de seguridad que puedenproporcionar las tecnologías estructurales decontrol del fenómeno físico. Por tanto, el obje-tivo de las políticas públicas debe ser el deampliar el “ámbito de elección” (range of choi-ce) de respuesta frente a los riesgos, sobre todoen lo que se refiere a la modificación no tantode la naturaleza como del comportamientohumano. De ahí, el énfasis en medidas noestructurales, como por ejemplo, la ordenaciónterritorial de las zonas de riesgo; los sistemas dealerta, la educación ciudadana frente a los ries-gos o los seguros.Paradójicamente, este enfoque de la ecologíahumana alcanzó mayor eco fuera que dentro dela Geografía y, como ya se ha apuntado ante-riormente, tuvo mucha influencia en el diseñode políticas públicas como el National FloodInsurance Program norteamericano de 1968.Estimulados por los hallazgos (y el reconoci-miento) que sus investigaciones habían conse-guido en el contexto norteamericano, en 1972White y sus colegas Robert Kates y Ian Burtonencabezaron un grupo internacional que debíaexplorar los conceptos y métodos desarrolla-

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dos durante la década anterior en los EE.UU.,en contextos socioespaciales diferentes yampliar también el ámbito de fenómenos peli-grosos a tratar (incluyendo un estudio pionerosobre la contaminación atmosférica como ries-go tecnológico). Los resultados de esta investi-gación internacional se publicaron en dos volú-menes: el primero (White, 1974) recogía losestudios de casos analizados, mientras que elsegundo (Burton, Kates y White, 1978, 1993)sintetizaba el proyecto teórico del enfoque. Lasconclusiones de este último volumen reflejabanun cierto pesimismo de raíces malthusianas enrelación al impacto de los riesgos naturalessobre las sociedades humanas, especialmente enaquellos países sujetos a rápidos procesos decambio demográfico, económico, social yambiental. En última instancia, la superación deestos impactos vendría dada por el propio cre-cimiento económico (según el esquema por eta-pas de W.W. Rostow, tan popular en la décadade 1960), que acercaría a las sociedades en tran-sición al modelo imperante en la sociedadesdesarrolladas; es decir, disminución drástica delnúmero de muertos ocasionados por los riesgosnaturales, gran aumento de las pérdidas econó-micas en términos absolutos y probable dismi-nución de estas últimas en términos relativos alaumentar más rápidamente los niveles de rique-za económica que las pérdidas por calamidadesnaturales.

I. La crítica: el enfoque de la economía política

La publicación de The Environment as Hazardsupuso el punto de partida para la formaliza-ción de una teoría alternativa al enfoque de laecología humana que se forjó en base a una crí-tica en muchos aspectos devastadora del men-cionado volumen. El principal punto de con-troversia concernía al intento de trasplantar demanera casi mimética unos postulados teóricosy metodológicos que, si bien podían ser de uti-lidad para el contexto –los EE.UU.– en el quese habían desarrollado, adolecían de gravesproblemas cuando se intentaban aplicar a mar-

cos económicos, sociales y culturales muy dis-tintos. A partir de esta constatación, no se tardódemasiado en vincular el creciente impacto delos fenómenos extremos de la naturaleza en lassociedades tercermundistas con un entramadoeconómico y político gobernado por el subde-sarrollo y por la situación de dependencia deestos países con respecto a los del PrimerMundo. En otras palabras, factores como elcrecimiento demográfico, implícitamente elgran responsable del aumento de las pérdidashumanas ocasionadas por los desastres natura-les según el enfoque de la ecología humana, sedebían inscribir en el marco de unas relacionesinternacionales que favorecían la dependencia yla marginalización social y ambiental de unagran parte de la población de los países subde-sarrollados. La coincidencia entre una pobla-ción pobre y un entorno ambiental deterioradoalimentaba el impacto de las calamidades natu-rales (ver fig. 2), mientras que la ayuda interna-cional tendía a reforzar las situaciones dedependencia (Susman, O'Keefe and Wisner,1983). Este enfoque crítico adoptó más adelan-te los postulados del materialismo históricopara afianzar una base teórica muy crítica conla ecología humana (Watts, 1983; ver tambiénSaurí, 1988).

II. Primeros intentos de integración: Contextosy Mesoescalas

La falta de diálogo constructivo entre los pro-ponentes de la Ecología Humana y sus críticosmarxistas no impidió que en la segunda mitadde la década de 1980, algunos investigadoresintentaran tender puentes teóricos y metodoló-gicos entre ambos enfoques (Saurí y Ribas,1994). Muy importante en este sentido fue lapublicación del libro Land Degradation andSociety (Blaikie y Brookfield, 1987), en el quese planteaba abiertamente la posibilidad deaunar ambas posturas partiendo de la toma dedecisiones de agente individual en relación a unriesgo específico (en este caso, la degradaciónde suelos cultivables) pero condicionando esta

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toma de decisiones a los factores estructuralesde la economía política (ver fig. 3). La integra-ción se buscó también mediante el enfoquecontextual del riesgo elaborado por Mitchell yotros (1989). En este caso, la ocurrencia eimpacto de fenómenos extremos debía estu-diarse en relación a las situaciones económicas,políticas y sociales presentes en el momento delsuceso que, en gran parte, determinarían laatención social y el tipo de respuesta a estesuceso. Por ejemplo, la relativamente baja res-puesta social e institucional a la tormenta queen octubre de 1987 se abatió sobre las islas bri-tánicas se explicaría por la coincidencia con el“crash” bursátil acontecido aproximadamentedurante las mismas fechas. De mayor ambiciónteórica resulta la propuesta elaborada por RisaPalm (1990), que adopta el estudio de institu-ciones intermedias o de “mesoescala” entre lapersona individual y las fuerzas macroeconó-micas a fin de resaltar cómo el comportamien-to de estas instituciones puede ser mucho másrelevante para el estudio de los riesgos que elcomportamiento individual o los factoresestructurales. El caso escogido son las institu-ciones crediticias e inmobiliarias de Californiay su papel en la amplificación o atenuación delriesgo sísmico.

III. Las aportaciones de la década de 1990: laecología política v los riesgos como híbridos

Durante la década de 1990 y al amparo de unrecobrado interés por el estudio de las relacio-nes entre naturaleza y sociedad, la Geografíaanglosajona reenfocó la investigación sobre losriesgos naturales para incorporar las propuestasde la denominada ecología política. Si bien deinspiración izquierdista, la ecología políticadifiere de la economía política de las décadas de1970 y 1980 en varios aspectos importantes,empezando por cuestionar al propio materialis-mo histórico como principal referente teóricopor las carencias de éste en cuanto a la conside-ración de los factores ambientales en el devenirde las sociedades humanas. Esta cuestión no

puede tratarse con detalle aquí (ver, entre otros,Peet y Watts, 1996) pero esencialmente, se ins-cribe en la crítica post-estructuralista de la queha sido objeto el marxismo por centrarse exclu-sivamente en cuestiones de clase e ignorar otrasdimensiones de la vida social como la etnicidad,el género, el activismo cívico local y también elmundo no-humano. Dos cuestiones parecenrelevantes para el análisis de los riesgos que seretomarán más adelante cuando se trate de lavulnerabilidad. En primer lugar y como yahabía sido apuntado por Hewitt (1983), situar alos riesgos naturales no como sucesos extraor-dinarios que esporádicamente pueden afectar alas sociedades humanas, sino como sucesosimbricados en la cotidianidad socioambiental.Por tanto, estas condiciones de la vida cotidia-na en relación al medio ambiente deben cobrarun protagonismo esencial en el tratamiento delos riesgos más que las medidas explícitas degestión de estos últimos. En segundo lugar yaquí hay una clara diferencia en relación a lospostulados de la economía política, las pobla-ciones expuestas a los riesgos no deben tratarsecomo necesariamente pasivas sino que tambiénse organizan y responden a los riesgos en elcontexto de los numerosos movimientos socia-les vinculados al medio ambiente que surgen entodos los países.En otro plano más teórico, los riesgos naturalestambién han sido objeto de redefinición en lalínea de las nuevas corrientes en Geografía yotras ciencias sociales que buscan superar dealguna manera los dualismos sujeto-objeto.naturaleza-sociedad, etc., creados por la cienciaclásica y que, sobretodo en el campo ambiental,se encuentran cada vez más cuestionados(Proctor, 1998). Para las nuevas corrientes geo-gráficas fenómenos como los riesgos naturalesno pueden reducirse al dualismo naturaleza-sociedad. Se trata más bien de “híbridos” que,en palabras de Bruno Latour, poseen un carác-ter multidimensional: son “reales” en tanto quefenómenos de la naturaleza pero también se“construyen” en forma de discurso. En estesentido, el análisis de discurso puede definirse

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como un conjunto de ideas que consideran losriesgos naturales como un “texto”, como unaserie de sucesos construidos y narrados en fun-ción de los intereses de los que detentan elpoder social (Downing y Bakker, 2000). Paraestos autores, el análisis discursivo puede tenertanta o más incidencia en la gestión de los ries-gos naturales que el propio fenómeno físicoque los genera. Por tanto, desvelar los diferen-tes “discursos” sobre los riesgos naturalespuede utilizarse para incorporar opinionesalternativas en el diseño y aplicación de las res-puestas sociales a los riesgos. Este tipo de argu-mento entronca con la aportación de UlrichBeck y su concepto de “sociedad del riesgo”(Beck, 1993). Este autor señala la necesidad deforzar cambios radicales en la estructura y fun-cionamiento de las instituciones actuales degestión de los riesgos, puesto que ni material nidiscursivamente son capaces de afrontar losretos actuales que tiene planteados la humani-dad.

IV. El análisis de la vulnerabilidad: ¿un posiblepunto de encuentro?

En la segunda parte del artículo se abordará lacuestión de la vulnerabilidad como ejemplo deuna posible vía de acercamiento entre las distin-tas posiciones teóricas esbozadas en el apartadoanterior. Como mínimo, este tipo de análisis haconseguido lo que no se había conseguido en ladécada de 1980: crear un debate y un ciertoacercamiento entre las distintas escuelas geográ-ficas que tratan la temática de los riesgos. Unprimer punto de acuerdo es el de reconocer lamultiplicidad de dimensiones que alcanza elconcepto de vulnerabilidad. En gran parte de laliteratura y ciertamente en la literatura más téc-nica sobre el análisis de riesgos, la vulnerabili-dad todavía se reduce a la simple exposición físi-ca (“estar en el lugar equivocado en el momen-to equivocado”), con lo que las poblaciones ybienes más vulnerables serían simplementeaquéllos que estarían más expuestas a la accióndel agente natural cuando éste se materializa.

En cambio y con distintos matices, desde laGeografía se defiende un concepto distinto devulnerabilidad. La exposición física es, sinduda, importante, pero también lo son, y posi-blemente en mayor grado, la capacidad indivi-dual y social para prevenir el fenómeno, absor-ber las pérdidas o acceder a mecanismos derecuperación de éstas. Esta capacidad variaráen función de los ingresos, la edad, el género,las estructuras de poder e influencia en la tomacolectiva de decisiones, el marco socioambien-tal, etc. Por ejemplo, los hogares más ricospueden sufrir pérdidas importantes pero supatrimonio, la facilidad en el acceso a créditos,la capacidad de movilización de recursospúblicos, etc., generalmente actúan de formaque su vulnerabilidad se ve reducida. En cam-bio, los hogares más pobres, aun en el caso deuna menor exposición física al riesgo, puedenser más vulnerables a éste en la medida quecarecen de los recursos anteriores. Dicho deotro modo, se puede estar muy expuesto a unriesgo y no ser necesariamente vulnerable aéste y al revés.Dentro de esta línea de investigación, existe unclaro interés por contextualizar la vulnerabili-dad desde un punto de vista espacial y tempo-ral. Así, se argumenta que la geografía y la his-toria de un desastre natural surgen mucho antesque el agente geofísico o climático que desenca-dena este desastre y se insiste en la conceptuali-zación del riesgo como un proceso y no comoun fenómeno aislado en el tiempo y el espacio(Hewitt, 1997, ver fig. 4). En este sentido, pues,resulta necesario cambiar el tradicional ordende preferencia en el estudio de los riesgos yempezar no por los extremos de la naturalezasino por las condiciones económicas, sociales,políticas y ambientales que influyen en deter-minar la seguridad de la vida cotidiana (Blaikiey otros, 1994; Hewitt, 1997). Por ello y en fun-ción de estas condiciones, el análisis de la vul-nerabilidad sitúa en un primer plano la capaci-dad de las personas y las instituciones socialesde evitar, convivir o recuperarse de las pérdidasocasionadas por fenómenos extremos de la

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naturaleza. En este mismo sentido, Bohle(2001) distingue entre una vulnerabilidad exter-na o estructural (en la línea de los factores quese apuntaban en el enfoque de la economíapolítica) y una vulnerabilidad interna, queatañe a la capacidad individual o de núcleofamiliar de afrontar, superar o al menos mitigarlos efectos negativos de los fenómenos extre-mos. Esta capacidad depende a su vez del con-junto de recursos de que disponen estos indivi-duales o unidades familiares. Bohle consideraque los “recursos sociales”, como por ejemploredes cívicas basadas en la confianza mutua y lareciprocidad, juegan un papel muy importanteen aquellas poblaciones que carecen de recur-sos materiales suficientes.Esta interpretación alternativa de la vulnerabi-lidad obliga también a replantear los propiosconceptos de riesgo y de catástrofe. Las figuras5 y 6 esquematizan dos conceptualizacionesdiferentes de estos conceptos en función de ladefinición de vulnerabilidad empleada. Así ysegún la interpretación convencional, los “peli-gros” naturales (entendidos como aquellosfenómenos geofísicos o climáticos que poten-cialmente representan una amenaza para laspersonas) se unen a la vulnerabilidad (entendi-da como exposición física) para producir unriesgo que, en caso de materializarse, conduce aun desastre (fig. 5). Nótese como el peso de lacausalidad se sitúa en el fenómeno natural,mientras que la exposición humana se evalúajusto en el momento de ocurrencia de aquél. En cambio, en la interpretación alternativa de lavulnerabilidad, se añaden dos dimensiones mása la exposición física que son respectivamente,la resistencia o la capacidad del sistema socio-natural de seguir su funcionamiento normal apesar de haber sufrido una perturbación, y la“resiliencia” (sobre este concepto, ver Hollingy otros, 1998) o la capacidad de recobrarse delas alteraciones inducidas por una perturbaciónque han afectado substancialmente el funciona-miento de este sistema (Kasperson y otros,2001). Como puede observarse en la figura 6, lacapacidad de resistencia depende fundamental-

mente de las condiciones cotidianas de vida,mientras que la capacidad de resiliencia depen-de de manera más específica de las acciones degestión del riesgo. Exposición, resistencia yresiliencia se relacionan en último término conpresiones o factores económicos, políticos ysociales de carácter global. Por otra parte, cabedestacar también que el fenómeno natural entratambién en la ecuación del riesgo pero sin elcarácter determinante que tenía en el enfoqueconvencional. Además y de manera creciente,estos fenómenos naturales quedan vinculados aprocesos de cambio ambiental global inducidospor las actividades humanas (Pelling, 2001).En síntesis y siguiendo a Downing y Bakker(2000), la nueva aproximación a los conceptosde vulnerabilidad y riesgo sostiene que esteúltimo depende del estado de la vulnerabilidadhumana más que de la frecuencia y magnitud delos fenómenos naturales extremos. Así mismo,la vulnerabilidad cambia de forma constante enrespuesta a nuevos condicionantes, especial-mente los de origen humano y social cuyodinamismo es más acentuado que el dinamismonatural. Desde esta perspectiva, se señala la acu-ciante falta de indicadores sociales de la vulne-rabilidad, hecho que contrasta con las grandesinversiones efectuadas en adquisición de infor-mación y de seguimiento de los fenómenos físi-cos.

V. Algunas propuestas metodológicas de análi-sis de vulnerabilidad

Según lo esbozado en el apartado anterior, laconceptualización multidimensional de la vul-nerabilidad requiere un tratamiento metodoló-gico mucho más complejo del que sería el casode la vulnerabilidad entendida como simpleexposición física. El principal reto consiste enhallar un índice de vulnerabilidad que conjugueadecuadamente el mayor número posible dedimensiones presentes en el concepto. Esteíndice puede ser cuantitativo, utilizando porejemplo la estadística multivariante, o cualitati-vo, en función de valores subjetivos asignados

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por conocimiento experto. La cartografía de lavulnerabilidad entendida en la versión quehemos presentado como alternativa, se puedever facilitada por el uso de los Sistemas deInformación Geográfica (SIG) y abre un campode aplicaciones potenciales muy importantespara la gestión de los riesgos. A continuación,se presentan brevemente tres casos de análisisde vulnerabilidad desarrollados en el marco deesta segunda interpretación del concepto.En el ejemplo estudiado por Clark y otros(1998), se trataba de cartografiar la vulnerabili-dad residencia) al riesgo de inundación provo-cado por temporales de mar en Revere, en elÁrea Metropolitana de Boston (EE.UU.). Estavulnerabilidad se calculó en base a una matrizde tres filas por tres columnas compuesta pordos dimensiones: la exposición física al riesgo(definida a partir de los espacios potencialmen-te afectados por episodios con periodos deretorno específicos) y la que podríamos definircomo vulnerabilidad estructural o intrínsecareflejado, en un índice estadístico que recoge eintegra hasta una treintena de variables socio-demográficas obtenidas del Censo de Pobla-ción estadounidense. La combinación entreexposición física y vulnerabilidad estructural dacomo resultado un mapa de zonificación delriesgo de esta localidad que permite definirhasta nueve áreas de diferente vulnerabilidad eidentificar las que requerirían en principiomayor atención por parte de los organismospúblicos; esto es, aquéllas donde coincide unaexposición máxima con una vulnerabilidadestructural también máxima.En el estudio de Cutter y otros (2000) se abor-da una cuestión que ya había sido tratada tem-pranamente desde el enfoque de la ecologíahumana y que se refiere a la cartografía de ries-gos múltiples para un lugar o una área geográ-fica determinada. En este caso y tomando comoejemplo el condado de Georgetown en Caroli-na del Sur, se determina lo que los autoresdenominan “vulnerabilidad biofísica” (identifi-cación de fenómenos naturales extraordinariosy frecuencia de éstos) y los que definen como

“vulnerabilidad social” (a partir, como en elcaso anterior, de características sociodemográ-ficas obtenidas del censo). Ambos mapas sesuperponen y el mapa resultante diferenciaentre cinco categorías de vulnerabilidad total.Como en el caso anterior, se observa un eleva-do grado de variabilidad espacial de la vulnera-bilidad y la no necesaria coincidencia entre lasáreas con una mayor vulnerabilidad biofísica yaquéllas con una mayor vulnerabilidad social.Finalmente, presentamos los primeros resulta-dos de dos estudios que tenían como objetivoevaluar la vulnerabilidad del patrimonio cultu-ral a las inundaciones en las cuencas de los ríoscatalanes Llobregat y Fluvià, respectivamente(Saurí y otros, 2002; Ribas y otros, 2002). Eneste caso, se trataba de calcular la vulnerabili-dad de cada elemento del patrimonio cultural apartir no sólo de su posición en relación a laszonas inundables, sino también de lo que seríasu “vulnerabilidad intrínseca”. Esta última sedeterminó cualitativamente a partir de la valo-ración de cuatro factores: el estado de conser-vación del elemento; la protección física de laque dispone; la titularidad de la propiedad y eltipo de protección legal. Los elementos patri-moniales en mal estado de conservación, caren-tes de protección física, de titularidad privada ysin protección legal serían los que tendrían unamayor vulnerabilidad intrínseca, valorada enuna escala de 1 a 5. La vulnerabilidad física(exposición al riesgo) se determinó, en el casodel Llobregat, a partir del mapa de zonas inun-dables para distintos periodos de retorno (50,100 y 500 años) de las cuencas fluviales mencio-nadas elaborado para el Plan Catalán de Protec-ción Civil contra las inundaciones (INUN-CAT), y en el caso del Fluviá mediante la ela-boración de un mapa específico de zonas inun-dables según un criterio básicamente geomor-fológico. En ambas cuencas se pudo constatartambién que elementos muy expuestos noresultan necesariamente vulnerables por estarbien conservados, disfrutar de protección físicay legal, etc. Igualmente, elementos no necesa-riamente tan expuestos como los anteriores

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podían en cambio ser más vulnerables por loprecario de su estado y al falta de atenciones derestauración o mantenimiento.En los tres casos comentados anteriormente,existe una preocupación por desarrollar el con-cepto de vulnerabilidad más allá de la simpleexposición física y, mediante una cartografíaelaborada a partir de SIG, por determinar unavulnerabilidad diferencial del territorio que,repetimos una vez más, puede no coincidirespacialmente con las áreas de máximo riesgodesde un punto de vista físico. Los tres casostambién se interesan por identificar aquellasáreas donde la exposición máxima al riesgocoincide con una vulnerabilidad socioambien-tal también máxima. Este tipo de cartografíapuede resultar de utilidad para los organismosde protección civil y de gestión de emergencias,así como para orientar las inversiones en medi-das de protección frente a los riesgos y aumen-tar así los márgenes de seguridad de las comu-nidades más vulnerables. Sin embargo, cabeseñalar que no ofrecen soluciones a algunosproblemas teóricos y metodológicos importan-tes. Comenzando por los segundos, la principaldificultad estriba en seleccionar un métodopara calcular un índice de vulnerabilidad quesea representativo de todas las variables socio-ambientales de importancia, así como disponerde información completa y de calidad sobreestas variables. En cuanto a los primeros, éstosy otros estudios que pueden inscribirse en lainterpretación alternativa de la vulnerabilidadtodavía pueden parecer demasiado sesgadoshacia los fenómenos naturales, que, implícita-mente siempre se contemplan como negativos.Una propuesta alternativa sería estudiar notanto los riesgos en sí mismos como la “cons-trucción de la seguridad”; en otras palabras,evaluar las condiciones de la vida cotidiana depersonas y comunidades en términos de suresistencia y resiliencia frente a los fenómenosextremos de la naturaleza y de los factores queinfluyen en esta resistencia y resiliencia. Perso-nas y comunidades suficientemente seguraspodrían eventualmente absorber fenómenos

extraordinarios que entonces y en la línea deuna valoración más ambientalista de estos fenó-menos, pasarían a convertirse en “recursos”(caso, por ejemplo de los efectos beneficiososde las avenidas fluviales).

VI. Conclusiones

En este texto hemos intentado ofrecer una revi-sión de algunas de las aportaciones recientes dela geografía anglosajona al análisis de los ries-gos naturales y hemos presentado el análisis dela vulnerabilidad como punto de encuentro deposiciones teóricas antaño muy enfrentadas. Eneste análisis, el concepto de vulnerabilidad selibera de su subordinación a los fenómenosnaturales y se amplía para incluir otras dimen-siones no estrictamente relacionadas con estosfenómenos. Los casos empíricos reseñadosmuestran el potencial del enfoque alternativopara la elaboración de cartografías de riesgomás complejas y exhaustivas que las actuales.Pero, para algunos proponentes de esta línea deinvestigación, todavía reviste mayor interésdocumentar las condiciones de la vida cotidia-na de personas y comunidades, particularmen-te lo que antes se ha definido como la “cons-trucción de la seguridad”, que por los fenóme-nos naturales en sí. Ello lleva a ensanchar con-siderablemente el ámbito de la investigaciónsobre los riesgos naturales desde un punto dis-creto en sentido geográfico e histórico (la ocu-rrencia del fenómeno) hacia un continuo espa-cio temporal, incorporando una multiplicidadde factores (ver, por ejemplo, el esquema quepresenta Calvo García-Tornel, 2002, p. 123).En 2002 se cumplieron cuarenta años de las trá-gicas riadas que afectaron a la comarca catalanadel Vallés y que provocaron la muerte de unasmil personas. En este caso, la vulnerabilidadhumana era máxima por la falta de condicioneseconómicas, políticas y sociales adecuadas en elterritorio castigado por las aguas. Actualmentey aún con precipitaciones tanto o más intensasde las que sucedieron en la noche del 25 de sep-tiembre de 1962, es muy improbable que suce-

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da una catástrofe de aquellas dimensiones. Eneste sentido, la población catalana y españolaha reducido claramente su vulnerabilidad fren-te a los riesgos, al menos en lo que se refiere apérdidas humanas. Cabría afirmar incluso (afalta de estudios específicos sobre esta materia)que, en términos relativos, las pérdidas econó-micas, aún cuantiosas en episodios concretos,pueden estar disminuyendo también en térmi-nos agregados. Sin embargo, existen todavíamuchas personas, colectivos y comunidadeslocales para las que la construcción de la segu-ridad progresa lentamente, mientras que la vul-nerabilidad crece con rapidez.Si aumentamos los márgenes de seguridad enlas condiciones de la vida cotidiana de personasy colectivos vulnerables, probablemente nonecesitemos recurrir con tanta frecuencia aactuaciones tecnológicas de control de los ries-gos que nunca solventan éstos totalmente yque, además, generan sus propios problemassocioambientales. Desde la temprana contribu-ción de Gilbert White, muchos geógrafos haninsistido en ampliar el marco de actuacionesfrente a los riesgos y no limitarse al control tec-nológico de los fenómenos naturales. Actual-mente, ampliar el marco de actuación implicamejorar no tan sólo las medidas de gestión delriesgo sino también mejorar y ampliar el con-texto de la respuesta social, o, como se ha afir-mado repetidamente en este texto, las condicio-nes de la vida cotidiana en las áreas más vulne-rables. En 1962, los ríos y torrentes del Vallésarrastraron cuerpos humanos. Actualmente, lasriadas del Maresme y otras comarcas del litoralcatalán arrastran fundamentalmente vehículos.En el futuro y si nos sentimos suficientementeseguros para dejar que el fenómenos natural sematerialice, podremos ver quizás como los cur-sos fluviales arrastran lo que les correspondearrastrar de manera natural durante los episo-dios de avenida.

Agradecimientos

Una primera versión de este texto se presentóen el curso “Los procesos de riesgo con origennatural: naturaleza, efectos y estrategias deactuación” celebrado entre el 22 y el 25 deoctubre de 2002 en Murcia. Quisiera agradecerla amable invitación efectuada por el profesorCalvo García-Tornel para participar en estecurso. Mucho de lo presentado en este texto hatenido como referente las aportaciones del Dr.Calvo desde la ya lejana pero todavía estimu-lante publicación en Geocrítica, hasta su libromás reciente sobre esta temática.

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Figura 1. El sistema recursos-riesgos según el enfoque de la ecología humana

Figura 2. El proceso de marginalización y la producción de los desastres naturales en los paísessubdesarrollados

Sistema de sucesos naturales

Recursos Riesgos Respuesta

Sistema de usoshumanos

Marginalización enaumento

Población

Medio físico degradado

Suceso catastrófico

Ayudas de emergencia

Reformamientodel status quo

Marginalizaciónen aumento

“Ayuda” al desarrollo y transferencias del capital

Desarrollo del subdesarrollo

Fuente: adaptado de Burton, KtesWhite (1978)

Fuente: adaptado de P. Susman, P. O;Keefe, y B. Wisner (1483): 279

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Fuente: adaptado de Hewitt (1997)

Fuente: adaptado de Blaikie y Bro-okfield, 1987:70

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Figura 3. El proceso de toma de decisiones en la gestión de tierras agrarias

Figura 4: Los riesgos naturales como procesos

DATOS SOCIOAMBIENTALES

- Acceso a recursos naturales

- Acceso a trabajo y capital

- Conocimientos técnicos

- Estructuras institucionales

- Propiedades naturales de los suelos

- Erosividad natural

Uso y gestión actual

de las tierras

Capacidad

de adaptación natural de las

tierras ¿Mantenimiento o mejora de la capacidad

productiva de las tierras?

¿Percibido

por el decisor?

SI

SINO

SI

SI

NO

NO

Diagnosis

Otras

causas

Acción A recuadro

A recuadro No acción

Economía Política

(exógena al modelo)

Modificacion prácti-

cas de uso y gestión

de las tierras

Seguir estrategia

A recuadro

Cambio en

los datos

¿Estrategias posibles dentro de los condi-

cionantes impuestos por los datos?

Consideración del conjunto de

estrategias conocidas por el

El problema es

la degradación

de las tierras

Emigración

Otras estrategias

compensatorias

I. Condiciones previas

Fase 1: Condiciones de la vida cotidiana (años,

décadas)

Riesgos de la vida cotidiana, medidas rutinarias deseguridad, construcción de la vulnerabilidad, posi-ble planificación de emergenciasFase 2: Factores premonitorios (semanas, meses,

años)

“Período de incubación” del riesgo: erosión de lasmedidas de seguridad, aumento de la vulnerabili-dad, signos de peligro potencial no advertidos oignorados

II. El Desastre

Fase 3: Suceso desencadenante (segundos, horas,

días, meses)

Principio de la crisis: materialización de la aveni-da, movimiento sísmico, etc.Fase 4: Impacto y colapso (instantáneo, segundos,

días, meses)

El desastre propiamente dicho. Muertos, devasta-ción, etc. Dispositivos de seguridad dañados odestruidos. Aislamiento de los supervivientes.Fase 5: Daños secundarios (días, meses)

Exposición de los supervivientes a enfermedades,epidemias, falta de recursos, etc. Mortalidad retar-dada. Impactos económicos post-calamidad.Fase 6: Ayuda Exterior de Emergencia

Rescate, evacuación, provisión de refugios, tareasde limpieza inmediata (posible presencia de ayudainternacional)

III. La Recuperación y la Reconstrucción

Fase 7: Medidas posteriores de emergencia para

las comunidades afectadas (semanas, meses,

años)

Campos de refugiados y de viviendas provisiona-les. Elaboración de informes, comisiones deinvestigación, etcFase 8: Reconstrucción (meses, años)

Reintegración de la comunidad afectada en elmarco social. Restablecimiento de las condicionesde vida cotidiana. Desarrollo de medidas de ges-tión del riesgo

NO

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Fuente: elaboración propia.

Fuente: adaptado de M.Pelling (2001:82)

Peligro(Fenómeno geofísico o climático

que representa una amenazapotencial para las personas)

Vulnerabilidad(exposición humana al peligro)

Riesgo(probabilidad de ocurrencia de

peligro)

Desastre(materialización del peligro)

Desastre natural

Vulnerabilidad humana

Presiones económicas, políticas y sociales globales

Cambio amabiental global

de origen humano

Exposición

Localizaciónen relacción al

riesgo

Condicionesambientales

Condiciones dela vida cotidiana

Condiciones de salud

y bienestar

Adaptacionesestructurales y

no estructurales

Preparación (sis-tema de alerta,

ayudas postcala-midades, etc)

Resistencia Resiliencia Magnitud Frecuencia

Riesgo natural

Figura 5. La vulnerabilidad según el enfoque convencional

Figura 6. El enfoque alternativo de la vulnerabilidad: una visión intregada de los desastres natura-les

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