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DANIEL ZULOAG A EL HIDALGO CERAMISTA Y SU OBRA EN SEGOVI A Notas dedicadas al genial artífice por su hij o JUAN ZULOAGA ESTRINGAN A Discurso leído el 21 de octubre de 1954, en la aper - tura de curso del Instituto «Diego de Colmenares » SEÑORES : Otras voces se han alzado en esta tribuna antes que la mía , para glosar la historia de la familia de artistas a la cual m e honro en pertenecer y de la que soy modesto, pero entusiasta , continuador . En una serie de conferencias pronunciadas en e l año 1949 en este Instituto «Diego de Colmenares», el Marqué s de Lozoya trató de la Familia Zuloaga ; don Enrique Lafuent e Ferrarí, de Ignacio Zuloaga y Segovia ; y don Mariano Quinta- nilla, se refirió a Daniel Zuloaga y el Segovia de su tiempo . Yo quiero ceñirme, én esta ocasión, a hablar de mí padr e como cerámico y de la obra de este carácter realizada por él e n Segovia . Del genial artífice creador de un arte del más puro es- píritu español, aunque jamás mi profunda veneración podrá lle - gar a narrar como quisiera y a describir el alma y la esenci a infinita del ser creado de la nada . Mí gran padre hizo con el barro algo profundamente huma - no, un arte de adoración a la Naturaleza y a todo lo creado po r Dios, transformándola por el fuego en sus esmaltes al vitrifica r y metalizar la tierra, como continuador de una castiza escuel a incrustada en la tradición hispano-morisca, ejemplo del refina - do ideal de un espíritu que perteneció a otro mundo . Tengo, con todos mis respetos, que rectificar a mi bueno y entusiasta protector, que también relata la historia de la famili a de los Zuloagas en su «Historia del Arte Hispánico», al decir 465

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DANIEL ZULOAG AEL HIDALGO CERAMISTA Y SU OBRA EN SEGOVI A

Notas dedicadas al genial artífice por su hij o

JUAN ZULOAGA ESTRINGAN A

Discurso leído el 21 de octubre de 1954, en la aper -tura de curso del Instituto «Diego de Colmenares »

SEÑORES:Otras voces se han alzado en esta tribuna antes que la mía ,

para glosar la historia de la familia de artistas a la cual m ehonro en pertenecer y de la que soy modesto, pero entusiasta ,continuador . En una serie de conferencias pronunciadas en e laño 1949 en este Instituto «Diego de Colmenares», el Marqué sde Lozoya trató de la Familia Zuloaga; don Enrique Lafuent eFerrarí, de Ignacio Zuloaga y Segovia ; y don Mariano Quinta-nilla, se refirió a Daniel Zuloaga y el Segovia de su tiempo.

Yo quiero ceñirme, én esta ocasión, a hablar de mí padr ecomo cerámico y de la obra de este carácter realizada por él e nSegovia. Del genial artífice creador de un arte del más puro es-píritu español, aunque jamás mi profunda veneración podrá lle -gar a narrar como quisiera y a describir el alma y la esenciainfinita del ser creado de la nada .

Mí gran padre hizo con el barro algo profundamente huma -no, un arte de adoración a la Naturaleza y a todo lo creado po rDios, transformándola por el fuego en sus esmaltes al vitrifica ry metalizar la tierra, como continuador de una castiza escuel aincrustada en la tradición hispano-morisca, ejemplo del refina -do ideal de un espíritu que perteneció a otro mundo .

Tengo, con todos mis respetos, que rectificar a mi bueno yentusiasta protector, que también relata la historia de la famili ade los Zuloagas en su «Historia del Arte Hispánico», al decir

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que mi padre fué requerido por la fábrica segoviana de Vargas ,hacía el año 1895 .

A mí padre le encargó el arquitecto don Ricardo Velázque zBosco la decoración de la fachada del Ministerio de Fomento ,en 1893. Como la obra era gigantesca (cuatro grandes paramen-tos correspondientes a las cuatro fachadas del edificio, en es -cultura, en bizcocho de porcelana y cerámica esmaltada y pin-tada), los hornos de su taller de Vallehermoso resultaban ínsu-fícíentes. Don Ricardo Velázquez le díó a escoger hacerlo e nEspaña o en Francia, buscando grandes hornos y primeras ma-terias, pero mí gran padre, español cien por cien, hizo un viaj ede exploración a Segovia—ciudad que ya conocía por haberl avisitado para ver a una hermana de mí abuelo, monja de pis oen San Antonio el Real--y pudo conocer la existencia de la fá-brica de los hermanos Vargas y trabar amistad consus :propie-tarios. En esta época fué cuando pintó el patio del palacio de lMarqués del Arco. .

Ya anteriormente, don Eusebío Zuloaga, mí abuelo, llevó aViena el tríptico flamenco de San Miguel—hoy en la Catedral —a una exposición, siendo alcalde de la ciudad don Mariano Llo-vet, con quien hizo conocimiento, ínícíándose así .la relaciónartística de los Zuloagas -con este gran pueblo .

Se formó, para la realización de la obra del Ministerio d eFomento, una empresa de la cual era socio artístico y director ,don Daniel Zuloaga y de la que también formaban parte los se-ñores Vargas. Así- constituida la empresa, la obra sería ejecuta -da, según contrato con el arquitecto, en dos años, pero mí padrela hizo en menos de un año. Este es el esfuerzo más tenaz yatrevido que se ha hecho y se hará en cerámína en España : de-corar todas las fachadas del Ministerio de Fomento, colosale senjutas de escultura con alegorías de la minería y de la indus-tría, claves, cornisas, etc .; es decir, todos los elementos decora-tivos, hechos en bizcocho de porcelana, que todo el mundo cre ees piedra y que dudará más que la piedra, pues fué cocido aaltísimas temperaturas.

Para _esto fl é preciso montar talleres de escultura, hace rmoldes a la cola con especialistas moldístas portugueses y es-pañoles; cerca de veinte obreros en esta séccíón . Recuerdo que

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sólo las fauces de un león, que decoraba la clave de un arco ,eran tan grandes, que yo de niño metía la cabeza en ella .

Las pastas que se hicieron eran una afinidad debida al cao-lín de las minas de Vargas, en Torrijos (Toledo), las cuales po rcierto, fué mí abuelo, Eusebio Zuloaga, quien las descubrió ydenunció en su tiempo, ya que este gran artista aficionado atodo lo que de arte hubo en nuestro país, hizo estudio de pasta sy esmaltes que conservamos sus descendientes .

Como decíamos anteriormente, mí gran padre montó talle -res de esmaltado, decoración y pintura en la segovíana fábric ade loza, para efectuar los diferentes paneles decorativos y pic-tóricos que habían de colocarse en el Ministerio de Fomento ,los cuales realizó en sus esmaltes y pastas de porcelana .

La pasta en que mí padre ejecutó tan formidable obra, fu écaolín español, cuarzo español y feldespato español, esmaltes ycolores fundidos por la alquimia del artista .

En los talleres creados en la fábrica de Ioza de Segóvia, -Daniel Zuloaga continuó sus ensayos iniciados en la Moncloay realizó obras decorativas de extraordinaria importancia entoda España, para edificios oficiales y palacios .

La empresa más importante, que marca un adelanto de lo srecursos del oficio, es el gran altar que se erigió en 1897, en l aCatedral de Segovia, para el famoso crucifijo de Manuel Pere íra, legado por entonces al templo, por la Marquesa viuda d eLozoya.

Zuloaga concibió el retablo como un arco triunfal que co-bija el crucifijo, el cual resalta sobre un fondo de estuco de oro ,orlado con-una cenefa de azucenas en volutas de sencilla orna-mentación . Arcos, pilastras, friso y enjutas van cubiertos de fi-nas labores, según la técnica de la escultura, y piezas de cuenc ode azulejos en bajorrelieve, azulejo pintado y esmaltado. Losángeles del remate fueron hechos en pastas teñidas con óxido smetálicos, en gamas tenues, y en mosaico para despiece, las en-jutae pintadas bajo baño sobre pastas coloreadas ; el arco enpastas coloreadas; las molduras en verde cromo, empleandoademás grandes piezas grabadas en el molde y esmaltadas vi-gorosamente, utilizando también diferentes pastas coloreadas yvitrificadas por transparencia con un vidrio traslúcido . En el

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medallón central del copete, aparece una Virgen pintada y es-maltada, original de Daniel Zuloaga, y está rematado aquél co nuna jarra de azucenas, en cerámica y hierro repujado .

El Sagrario, cuyos motivos son el Descendimiento y figu-ras de ángeles, va decorado en azul bajo baño, a gran fuego ,con dorado a fuego de mufla y metalizados también a fuego . Lamesa del altar, los cornisamentos o repisas van decorados co nángeles, en blanco marfil vitrificado sobre fondo azul, sobre -puesta la pasta (pastas sobre pastas), con los dos motivos ova-lados centrales o blasones de los donantes a la manera de Lu-cas della Robía .

Por su externa perfección técnica, el altar de la Catedral d eSegovia, constituye una de las obras más importantes que en sutiempo se fabricaran en cerámica y que fué pagado, me parece ,con diez mil pesetas . lAsombroso l

Me da pena pensar en el esfuerzo que mi padre hizo ant etan formidable obra, alarde y contenido técnico de cerámica, a lcompararla en Roma, y sobre todo en Florencia, con el formi-dable Lucas della Robía y toda su familia, incluso con el par amí más cerámico Juan della Robia . Después de muchos años d elos mejores de su vida, en los que yo participé, díó principio m ípadre a una evolución en la técnica, tratando asuntos de paisaj ey.. aldeanos, aquellas caravanas de aldeanos en sus burros qu ea la ciudad subían por la carretera de la fábrica ; inundandoEspaña con obras decorativas y ornamentales en cantidad y ca-lidad de creación excepcional .

Mí padre se siente emprendedor, quiere montar el azulej oindustrial, explotarlo por su técnica científica, pero esto no le sconviene a sus socios, y un hombre tan bueno como él se ví óen la calle . . . ly obligado otra vez a príncipíar l

Fuimos a Pasajes de San Juan (Guipúzcoa) a una fábric ade porcelana; en horno de llama directa, que tardaba dos día sen cocción, hicimos obras decorativas y vajillas ; pero mi pa-dre, cuya vida fué siempre de lucha, quiso que la empres aevolucionara en sentido moderno, no quiso el dueño y díó e lcerrojazo.

Por gestiones en Segovia de don Joaquín Castellarnau cercadel obispo, que lo era en aquel entonces el señor Miranda, le

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fué encargado a mi padre el Monumento de Semana Santa e nnuestra Catedral. Esto le hizo precipitar la salida de San Sebas-tián y partimos hacía Segovia con entusiasmo. El Monumentofué ejecutado en tela cruda, tejido de tapiz de Sígñenza, colo-reando los lienzos de grandes dímensíones, pintando como sifuera a la acuarela, pero tiñendo los tejidos con el pincel y conla esponja, factura dificilísima de ejecución . Mí padre habí aejecutado ya obras análogas para el Casino de Recreo en Bur-gos y otros lugares, pero la más rica obra que ejecutó en est atécnica fué la de la Diputación de San Sebastián, precisament een la época en que yo nacía, el domingo de carnaval, 25 de fe-brero de 1884. Corno decía antes, el Monumento de Seman aSanta lleva en el medio punto que lo corona la figura del Padr eEterno creando el inundo, encuadrado por una greca de fruta sy flores. En el centro queda un espacio libre en que deja ver e lantiguo Sagrario barroco de talla, para la exposícíón del Santí-simo, y lateralmente dos líenzos con escenas de la Santa Cen ay la Ascensión del Señor, unidas y sostenidas por dos zócalosornamentales. Descansa todo este monumental frente sobre un agran plataforma de planta, proyectada con gran sentido decora-tivo, con su galería y escalera y en sus ángulos unos grandesmensulones de madera tallada y otros elementos ornamentale sque sostienen bellísimas tallas de candelabros, proyectado todopor mí padre y ejecutado en Vítoria, debiéndose la policromí aal artista segoviano señor Casanova .

Estas son las dos obras relígíosas hechas en la Catedral deSegovia, a la que mí padre ensalzó toda su vída, considerándola .corno la más española y la más sobria y transparente en el inte-rior; con el claustro y hierros de la antigua y la rejería másmoderna del AItar .Mayor y otras capillas, procedentes de lpaís vasco .

Después de la decoración del Monumento de la Catedral ,en un pequeño muflín de ensayos, hicimos algunos encargo sy decoramos la chimenea del Casino de la Unión, con azulejo sdecorados sobre esmalte, diseñando también mí padre las talla sen madera que fueron ejecutadas en Vitoria y pintando los frí-sos al óleo sobre lienzo, con vistas de Segovia, tratadas con l aenergía peculiar de mi padre . Esto le da margen paramontar el .

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primer horno mufla en la capilla contigúa a la de los noble slinajes, en San Juan de los Caballeros .

Aquí es donde comíenza la última etapa y la de mayor en-tusiasmo, en familia, con sus hijos Juan, Esperanza y Teodor acolaborando, ayudado por su enérgica esposa Emilía Estrínga-na y por Cándida, su hija mayor .

'Qué etapa más fecunda de contenido espírítual, bajo esta sbóvedas y estos ábsides-donde trabajamos los mejores días de lespíritu creador de Daniel Zuloaga l

Amplió procedimientos, usando materias diferentes y so-ñando metalízacíones . Sobre todo para mí, fué una enseñanzaen eI aspecto de la metalízacíón que luego repercutió a lo larg ode nuestra producción artística ; en este arte siempre hay queestar estudiando los procesos del fuego y sus fórmulas de alquí-mía, tan complicadas y tan sorprendentes .

Arte brujo el del barro, del vidrio, del metal, y sobre tod oel de la llama del fuego, de la atmósfera—oxídante, reductora —temple y dureza, sonoridad, afínídad de la contra ccíón de masa sy de sus mermas, grandes piezas dificultosísimas en la extrac-ción de sus gases, en la matería con sus coeficientes de la mas atérrea a la masa vítrea—cuarteamíento o separación por-n oafínídad vitrio-térrea-alcalina ferrugínosa-silicíocalcárea de sus .composiciones de arcillas, caolines de todas las gamas en colo ry de su poder refractario o excesivamente fusible . . . 'Qué disgus-tos proporciona al principiante y al ignorante en la materia l

Pues todo este martirio, unido al vendaval o galerna de l avida cerámica, fué zarandeando a un hombre del temple d eDaniel Zuloaga, amarrado en fatal suerte que acaparará su idea lcreador con la explotacíón hecha por socios sin ideal artístic oy tan sólo con la egoísta ílusíón del lucro . Esta fué la ayudaque encontró mí gran padre, pero todo lo venció su poder crea-dor y al fín con fatiga y con penuria triunfó con sólo su impul-so en urja vida de sacrificios y de ideal . Ideal continuado hastala muerte por su querida mujer y su hija Esperanza, caída en l abrecha durante días tristes, y continuada también por sus hijo saun vivos, hasta la etapa que Díos nos conceda en este mundo .

Mí gran padre y mí buena madre cobijaron en Segovia a s usobrino Ignacio Zuloaga, que nació en Eíbar el 26 de julio d e

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1870, de la misma familia de cínceladores y artistas . Ignacio Zu-loaga vino a Segovia donde su tío hacía su gran obra pictóricay cerámica, y éste, que a costa de grandes sacrificios acabab ade comprar San Juan de los Caballeros, le cedió uno de los áb-sídes románicos en donde el joven pintor realizó lo mejor y másfecundo de su obra : el cuadro «La familia de mí tío Daniel», má sde treinta retratos de su prima Cándida y los de Esperanza yTeodora ; el cuadro « La víctima de la fiesta» y el del Cardenal ,cuyo modelo fué el padre de un obrero que teníamos en casa, d enombre Francisco y de oficio panadero .

El gran deseo de Ignacio de poseer San Juan y el no lograr -lo, gracias a la energía de mí madre, le hizo apartarse duranteuna época de Segovia, pero nosotros le proporcionamos mástarde la compra del castillo de Pedraza, que adquirió en muy fa-vorable precio y en el cual hizo algunas obras pensando inicia runa nueva etapa cuando le sorprendió la muerte .

Mientras tanto, Daniel Zuloaga se entrega por completo a larte del azulejo y plaquerío y a la decoración de tihores, consi-guiendo imponer un arte viril de Castilla, con sus paisajes, tí- ,pos y costumbres . Este esfuerzo fué ejecutado, y en él secunda-mos sus hijos, desde el año 1908 hasta hoy en que lo conti-nuamos, pensando con ilusión lo continuarán también losmíos, en esta nueva etapa iniciada gracias a los esfuerzos de lque fué Director General de Bellas Artes, señor Marqués de lLozoya.

Daniel Zuloaga era ya un pintor, educado en el Museo delPrado de Madrid, cuando en compañía de sus dos hermano sfué a Sévres a aprender cerámica- Como pintor revelóse con l aadmirable-copia de las decoraciones de San Antonio de la Flo-rida -y los magistrales estudios de interiores, en las tabla ssobrias y firmes, que han estado a la intemperie un tercio de si-glo, como. anuncio de una casa de antigüedades, frente al Con-greso de los Diputados de Madrid, y en las acuarelas y pastele sque ningún maestro del género desdeñaría .

En estos años de producción menuda y paralización degrandes obras cerámicas para la construcción y decoración ,mí padre, con sus hijos, fué evolucionando en la ornamentació ndel «cacharro» y otros objetos decorativos y del azulejo de gé-

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nero, lo que nos permitió poder realizar una etapa más artístí-ca y más de detalle y fineza de espíritu .

En los círculos de Segovia mi padre representaba todo l oque podía significar vibración artística en pro de la ciudad . D esu pequeña y reducida peña salieron iniciativas providenciale sy desde que llegó mí padre su crítica mordaz para lo injusto fu éalgo constante, que hizo revivir el espíritu muerto para todo l oartístico y grande de la ciudad plena de recuerdos y bellezas . .Entre los nombres que he anotado figuraban, además de do nCarlos de Lecea, José Rodao, don Benito de Frutos, don Joaquí nMaría Castellarnau, don Luís de Contreras, Marqués de Lozo-ya, don Rafael Breñosa y don Félix Gila y Fidalgo, autor de un aexcelente guía de Segovia, hombre que era también químico ,promotor de la alfarería artística, iniciador de la restauració nde la iglesia de San Millán .

Visitar a Daniel Zuloaga, cuando se hallaba en sus tallere sy en su estudio, constituía siempre un paréntesis en la monoto-nía de la vida provinciana y una verdadera excursión por la sépocas en que el genio árabe se hallaba en España, con toda s ufecunda plenitud de oriental esplendor . La notabílisíma, rara ypersonal pericia en mayólica y principalmente «para obtener es ecaracterístíco y clásico vidriado» peculiar de Daniel Zuloaga ,sus artísticos, variados, múltiples y valiosos objetos decorati-vos, tíbores, ánforas, cornucopias, etc ., hasta su tipo físico co naquellos ojos pequeños, sí, pero llenos de inspiración, fulguran-tes de arte refinado en todo su esplendor, de sutil estilo estéti-co, de arte y vivacidad inteligente, todo esto nos induce a cree rmirando a Daniel Zuloaga que nos hallamos ante alguno de losfamosos hermanos Stavenses, aquéllos que enriquecieron e larte decorativo con sus inimitables azulejos, de vivísimos colo-res, y acabadas obras de los alfares . Esta es la impresión queproducía Zuloaga en los escritores de la época que visitaban sutaller .

Invitado por esta Universidad Popular a dar una conferen -cia, se resistió al principió, pero luego aceptó por tratarse en-tonces de un centro dedicado a la educación del obrero . Quisie-ra—dijo en aquella ocasión—hacerme entender de lo que quie-ro hablar. Por desgracia, en nuestro país desde mediados de l

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siglo xtx, nuestros dirigentes nada han hecho ní hacen para ha-cer prosperar las industrias y a su vez introducir en ellas el bell oarte, como ha sucedido en el centro de Europa . Tras esta con-ferencia escrita, mi padre se lanzó, improvisando en forma co-losal y amena, según me contaron, pues yo por desgracia no lapude oír .

Famosas fueron sus campañas en defensa del tesoro artís-tico segovíano, en especial con motivo de la destrucción_ de l aiglesia de San Agustín, sobre la que es cribió varios artículos, e lúltimo de los cuales creo que no se publicó por presiones .

Don Francisco Alcántara, director de la Escuela de Cerá-mica, describía el taller de mí padre, hacía 1909 : «San Juan delos Caballeros, antiguo panteón de nobles linajes segovíanos :entro en el pórtico, cuyas arquerías cerradas forman con lo smuros de la iglesia largos salones, donde se halla el taller d einvierno; como todo está en silencio, impaciente levanto el pi-caporte, a la derecha de la entrada ; la puerta cede y apareceante mí vista un salón enorme (este es el ábside de la torre quemi padre cedió a Ignacio y en el cual durante mucho tiempo ést epintó su mejor obra); por fondo, un ábside con sus arquíllos ymolduras, de esa piedra ocre claro que da a las iglesias, cate-dral y murallas de Segovia, matices de marfil viejo con irisacio-nes de oro. Una gran bóveda de medio cañón cubre la sala. Unjesús en cerámica, metalizado en esmalte, de Iejano romanismo ,bendice con su mano, toda dedos sutiles y cuidados . La caralarga, la barba partida que termina en rizosas guedejas, lo splieges de la túnica y la figura hierática, majestuosa, llena d efervor místico, y lo refinado de su actitud, dicen que para el ar-tista que lo ejecutó era un príncipe bizantino, fruto del ceremo-nial la Indumentaria y la cosmética cortesanas . Frente a él Sa nPedro y otras esculturas antiguas . Reconocidos estos testigosde lejanas épocas, fíjome en un trabajador, entrevisto al llegar ,que pinta o esmalta azulejos tendidos en fajas sobre grande stableros. Hay varios caballetes en donde operarios ausentes ha nsuspendido sus tareas poco antes . Sobre el enorme tablero, lle-no de planos: acuarelas, dibujos con detalles, conjuntos de or-namentación y en todas partes acotaciones de la letra picuda yvibrante del maestro . A través de los cristales de enorme ven-

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Lana, entra el sol a torrentes y entre el oro de sus rayos obli-cuos paréceme que juguetean miles de creaciones embrionarias ,de las que viven como latentes en los estudios de los grande sartistas . Artista del temple de un español de vibrar cálido y cas-tizo, hombre de temperamento fino, de ingenio constante comoel fuego brujo de su flama, como aroma de las cúspides de Gua-darrama, que tanto contempló desde la altura de su torre dora -da en aquellas caídas del sol que bañaban de oro las crestas d ePeñalara y de la Mujer Muerta . Una panzuda estufa templa e lfrío intenso de esta Segovia con altitud de míl metros sobre e lmar. El operarlo, acostumbrado a estas visitas, continuaba e nsu labor y sólo al ver satisfecha - mi curiosidad, dijo con senci-llez de camarada: «Don Daniel y su hijo volverán enseguida ,puede usted andar por donde guste» . Salgo al espacioso zaguán ,abro la puerta frontera y aparece ante mí vista un verdaderomuseo; en todo taller de artista hay como dos capítulos : el de lpasado, escrito por sus propias obras, estudios nobles o exqui-sitos que ninguno enajena porque son los más excelentes hijo sdel alma y cuadros antiguos, hierros, esculturas, curiosidades ,que a manera de libros de consulta, fueron y son estímulos yrecreos en las solitarias divagaciones de toda gestación artísti-ca, y el del presente, que lo constituyen las obras en ejecución .Daniel Zuloaga, por tantos conceptos príncipe entre artistas, l oes especialmente por la posesión de ese taller espléndidos .

«El taller de verano es la antigua iglesia, de tres naves, l amayor amplísima, con crucero del siglo xr, la más antigua d eSegovia, seguramente reedificada sobre ruinas visigodas . En lacapilla de la izquierda, que fué panteón de nobles linajes, exis-te una cripta sobre la que están ahora las muflas, hornos y su scrisoles para la alquimia de la fundición de sus hermosos ví-dríos, esmaltes y metalízaciones . Viendo ésto me sorprendióDaniel Zuloaga . »

Pocos eran los que de cerámica escribían en España en s uépoca; el señor Gestoso, en Sevilla, tiene una obra bien conoci-da y notable; algún anticuario y otros eruditos han publicad oestudios, pero casi todcs son pequeños fusilamientos de obra snotables extranjeras . Ninguno de estos autores alba al grano »y aún hablando bien generalmente, ninguno dió la nota prácti -

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ca y verdadera, ya que ninguno ha mirado por la mirilla de unhorno sí la combustión marcha bien, sí el color es claro, sí lle-ga al rojo cereza, diáfano, exento de gases—atmósfera oxidan -te o reductora—sí tira bien la mufla para que los esmaltes vítrí-fíque y llegue la temperatura a más de novecientos grados, has -ta los mil ciento, para que el producto resulte aceptable y s econsiga una mediana materia . Hablan de la composición de la spastas, del análisis de tierras y primeras materias, con una pro-lígidad de detalles, con una ciencia portentosa, pero siemprecallándose lo que no les conviene decir, lo que no les convien eexplicar lisa y llanamente al pobre cacharrero, al infeliz qu epretende hacer algo en cualquier estilo o tendencia cerámica.

Yo tengo idea que desde tiempos remotos hasta,nuestro sdías, la cerámica lleva la misma marcha sencilla hecha por fa-milias. Los asirios dieron una nota tan colosal que nada ha yque la supere por su técnica y su contenido .

Los persas y los asirios son los colosos ; luego los árabes ynosotros los hispanos, al producir la cerámica empleada e ngrandes decoraciones arquitectónicas con el ladrillo, lo qu eningún país del mundo tiene, tanto en azulejos y alicatadoscomo en vasijas decoradas de reflejo metálico .

Estas eran las ideas de mí padre sobre la técnica cerámica ,materia que quiso tratar en un estudio que la vida no le di ótiempo a efectuar .

<Llevo más de treinta años—decía en escrito dirigido adon Pedro Serra—trabajando en cerámica y mi temperament oinquieto y díscolo ha sido causa de la variedad de estilos qu ehe ejecutado en cientos de obras que llevo hechas en este po-brecito país que nada hace por lo que sería su ríqueza. . . Verbal -mente contestaría mejor a su interesante carta, pero continuarédiciéndole las condiciones de mí taller, que pongo a su disposi-ción, establecido en la magnífica iglesia románica que tuve l asuerte de comprar en Segovia. En este estudio-taller hago míindustria artística, como hacen los japoneses; mí trabajo espersonal, mis piezas y decoraciones son únicas y ninguna s eparece a otra . Repito poco y así he conseguido que mis objeto ssean buscados y he decorado casi toda España por haber faci-litado a los Arquitectos todos Ios procedimientos y haber ayu -

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dado con proyectos a decoraciones interesantes, no tantas com ose presta esta hermosa cerámica- Para efectuar y realizar suidea en forma industrial, mí taller actual de Segovia no está e ncondiciones, pero visto su entusiasmo estoy siempre a su dispo-sición ; soy como usted entusiasta del arte a que me dedico, per opor desgracia la cultura de este país es tan poca en cerámic aque yo mismo no comprendo cómo he podido vivir de mí traba -jo . .. Pero es mí carácter tan especial o debido a mí fortuna d etener una salud a prueba, me conformo con mí suerte, a pesa rde haber trabajado corno un león . Esto, lejos de avergonzarme ,me sirve de satisfacción y entre mis hijos, el varón, que ser áfiel continuador, ya ha recorrido parte de Europa adquiriend ogran ilustración, pero continuando el arte salvaje de su padre» .

!Con qué ílusíón he leído esta carta tan llena de colorido !Y a los setenta años de edad continúo en la brecha de la batall aemprendida por mí gran padre, con más entusiasmo cada vez ;como el cariño de un niño siento la nostalgia vibrante hacía es eser que hizo de su arte un cielo.

Su última ílusíón fué cooperar a que se implantase en Sego-vía la esmaltacíón sobre vidrio, como en tiempos otras manu-facturas dieron fama a los cristales de La Granja, y a ello hac ealusión en el texto de la conferencia con destino a esta Univer-sidad Popular, pero la prematura muerte segó sus ideas .

Por estas fechas, mi padre pintaba un gran friso, con es-maltes traslúcidos sobre materia de bizcocho de loza, de 65 cen-tímetros de altura por 25 metros de longitud, que encuadrab auna sala . Las escenas que representaba se desarrollaban en un adehesa andaluza, criadero de reses bravas . Toros y ganaderosen campos de palmita, bajo el cíelo azul con ligeras nubes .En el estado de general incultura artística de la época citad ahay que señalar como un gran mérito de todo arquitecto, artist ade cualquier clase, o particular, que contribuyese a difundir l adecoración cerámica . En tal sentido merece citarse el nombr ede don Félix LIrcola, un vizcaino ganadero de reses bravas e nAndalucía ; de su cortijo de Azanaque, en el término de Lora de lRío, provincia de Sevilla, forma parte la preciosa casa modern apara cuyo comedor ha encargado este friso . Irá colocado comolos mudéjares o renacimientos de nuestras grandes casas anti -

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gtias= en la parte alta del salón, recibiendo el artesonado . Lastracerías árabes en que va inscrita en toda longitud la compo-sición forman a la mitad de Ios costados estrellas que sirven d emarco a dos cabezas de toro, negra la una y melada la otra ,soberbiamente pintadas . En los ángulos, las mismas estrella sdivídense, llevando una mitad a cada lado . Entre Ios grupos d etoros y en clásica cabalgadura, figúrase al señor Llrcola y aotros temas de su ganadería .

El potente colorido, la viveza y transparencia de los colore sy el carácter de la pintura, hacen de este friso una de las obra smás interesantes de Daniel Zuloaga .- Era esta una de las tendencias nuevas en este artista, pin-

tando y esmaltando sobre azulejos ; estilo dificilísimo, por se rcocidos estos objetos a altas temperaturas, en los que por lamateria adquirida por la vitrificación se obtienen maravillas d ecolor pictórico, pese a los detractores que suponen que no esése el camino de la cerámica .

También en forma y decoración trató Zuloaga de dar un anota nueva y española, inspirándose en un arte varonil y hu-yendo de ese arte malo, importado por grandes industrias ex-tranjeras, que de lo menos que se preocupan es del arte y sí dela reproducción chabacana de todo lo que ha existido en estil oy procedimientos ; de lo que Zuloaga huía era de la vil imitación ;discípulo de Sévres, con todos los respetos, opinó debía hacers elo contrarío ; una cosa es la vajilla para comer en irreprochabl emateria y otra cosa el objeto decorativo, que no tiene más mí-sión que la de alegrar la vista y el espíritu refinado. Por esoa Zuloaga le interesaban mucho más las tierras que las porce-lanas, desacreditadas por esas grandes industrias que inunda ntodos los escaparates del comercio con biscuíts ridículos, enparodia de Sévres, Sajonia, Viena, etc; que no pueden llegara la habitación de una persona culta en arte . En resumen, elestilo de Daniel Zuloaga es una fuerte afirmación del tempera-mento Nacional; corno triunfa hoy en Io artístico ante el mund oentero debe triunfar en todos los demás órdenes de la vida .

He recogido aquí opiniones de diferentes críticos sobre l aobra de mi padre, y me consuela de mis bregas y luchas par avivir el que, siendo él un gran cerámico en su tiempo y un crea -

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UAN ZULOAGA ESTRINGANA

dor que supo elevar a la cerámica al sumo en España, hub omomentos en su vída también de lucha y dificultades . Esta fuéla suerte de mí padre, y cuando yo me encontraba en círcuns-tandas parecidas, entonces moría él y el mundo para mí se ce -rraba y también para mí madre y mis hermanas, pues la pérdid ade su personalidad fué la conmoción más terríble en San Jua nde los Caballeros ; la desaparícíón de la figura señera del hidal-go ceramista .

Estamos en Segovia, la de las torres románicas doradas, l amás fantástica de las ciudades, digna de haber sido guardad acomo un relícarío ; la de las tierras ocre, almagre, bronce, creta ;piedra berroqueña, granítica de las vertientes del Guadarrama .Rocas calizas, árcíllas de todas las gamas, a las que los óxidosde hierro dan amarillos y rojizos anaranjados ; finísimas arenassilíceas, blancas y matizadas desde el rojo subido al amarill ofíno y ocroso, pasando por los síenas y ocres tostados más de-lícíosos de la paleta luminosa que el Dios de la creación don óa esta tierra sin par .

Este tierra que tanto adoraba mi gran padre y en la cua lquiso reposar ; tierra que él convertía en esmaltes y reflejos ; porello deseó que sus restos reposasen en ese hermoso cementeri osituado en la colina que domina Peñalara, al pié de ese mar d epinos, y mirando al poniente a la ciudad que destaca su Cate-dral y su Acueducto en esas puestas de sol, en el ocaso másbello del mundo, que él tanto gozó desde la azotea de San Jua nde los Caballeros

He dicho.