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¸ ¸ ¸ ¸ ¸ ACTUALIDAD Últimas Noticias 2 Actualidad Miércoles 5 de septiembre del 2007 ¹ ESPACIO Ronnie Nader, el primer cosmonauta ecuatoriano, no quiere ser el único en su es- pecie. Ahora intenta que otros también se pongan el traje blanco. El programa espacial está listo. Buscan astronautas en Ecuador Ronnie y Conzuelo, discutiendo ‘cosas de físicos’, en el centro de entrenamiento de cosmonautas Yuri Gagarin. Ella es la candidata fija para seguir los pasos de Nader. Este fue el vuelo de gravedad cero, la última prueba que Ronnie Nader (centro) superó para obtener su título de astronauta. ¹Conzuelo y la misión Conzuelo no subió al vuelo de gra- vedad cero por no tener la edad míni- ma (14 años). Pidió a los militares rusos que hagan por ella los experi- mentos. Al final, le dan la noticia: ninguna de las hipótesis se cumplió. El péndulo, que debía quedarse quie- to, se paró un instante y luego volvió a oscilar. Y en el otro, en el cual el pe- so debía desaparecer, se registró un peso negativo. Conzuelo apunta que de vuelta a Guayaquil, ella y sus com- pañeros tendrán que analizar qué otras fuerzas intervinieron. Comenta los resultados con Ronnie y ambos ríen con sus cosas de físicos. Y él solo dice que quiere que aparezcan más ‘Conzuelos’, niños y niñas que quie- ran alcanzar las estrellas. L os hombres que van al espacio, en el momento del despegue, sienten como si un elefante se les sentara encima, la respiración se dificulta y ac- ciones tan básicas como ver y hablar se vuelven terriblemente dolorosas. A esa pesadez del cuerpo le sigue la sensación de caer de un edificio y luego llega la le- vedad producida por la gravedad cero. Así describe Ronnie Nader, el primer astronauta ecuatoriano, lo que sintió durante la prueba de la centrífuga, que simula las condiciones de ascender al espacio. Ronnie superó el ejercicio con éxito y hasta cantó una melodía rusa. Esa es una de las anécdotas que se cuentan sobre el astronauta en el cen- tro de entrenamiento de cosmonautas Yuri Gagarin, en Rusia. Hasta allí llegó este guayaquileño, de 40 años, ingenie- ro en sistemas y padre de tres hijos, pa- ra obtener el título de astronauta subor- bital avanzado, que lo llevará al espacio en el primer semestre del 2009. Será el principio del programa espa- cial de Ecuador, que prevé un viaje a la Luna en el 2020 (ver página 3). ¹Niños, sí se puede La ambición de Ronnie es motivar a aquellos niños que también sueñan con llegar a las estrellas. Él mismo vuelve a los 7 años cuando dice esto; a esa edad construía una plataforma de lanza- miento con las sillas del comedor y una caja de cartón era su cohete a la Luna. Uno de los futuros astronautas es Con- zuelo Acevedo, de 13 años. Estudia en el Instituto Particular Abdón Calderón (IPAC), de Guayaquil, y fue a Rusia a la última fase de preparación de Nader. Conzuelo empezó a decir que quiere ser astronauta a los 6 años, cuando hizo una visita al planetario. Siempre ha es- cuchado frases como “baja de las nu- bes” cuando habla de eso. Este año, ella siente que está más cerca de su ideal porque lleva Física entre sus asignatu- ras y además lee mucho por su cuenta. La niña llegó a Moscú con los periodis- tas que iban a cubrir la ceremonia de graduación de Ronnie. Sus padres, tíos y demás familiares hicieron una colecta para costear el viaje y su madre le man- dó a confeccionar un overol de entrena- miento, similar al que usa el astronauta ecuatoriano. La pequeña tenía una mi- sión especial: operar los experimentos que un grupo de estudiantes del IPAC había diseñado para ser realizados du- rante el vuelo de gravedad cero, la últi- ma prueba que Nader debía superar. ¹Flotar como en el espacio El vuelo de gravedad cero se hace a bordo de un avión Illushin de la Fuerza Aérea Rusa, donde holgadamente ca- ben, y vuelan, treinta personas. Para producir el efecto de la ingravidez, el avión sube hasta los 9 mil metros y lue- go se deja caer. En ese momento todo flota en la cabina. La ilusión de volar dura entre 20 y 25 segundos y se repite diez veces, en hora y media de vuelo. La prueba de los astronautas es colo- carse el traje espacial llamado Sokol, durante los segundos de ingravidez. Ronnie lo hizo muy bien y el resto de sus acompañantes nos dedicamos a volar. Cuando el avión asciende hasta los 9 mil metros sentimos una presión que nos aplasta contra el suelo del avión, la piel de los cachetes se cuelga, y por se- gundos parece que tuviéramos el doble del peso real. De esa sensación incómo- da se pasa a la fantástica levedad y es cuando flotamos en la cabina. Un militar que nos habla con señas, nos ayuda a controlar nuestros movi- mientos. Él se ata un pie al suelo del avión para evitar elevarse y es quien propone qué hacer en cada momento. El cerebro tarda en entender lo que pasa y te hace sentir temor de caer cuando estás girando. Uno, inconscien- temente, busca agarrarse de algo o del guía para sentirse segura, pero la sensa- ción desaparece y luego jugamos a ser Supermanes, ruletas y pelotas humanas que se pasan de mano en mano. Al final, la foto de familia con la trico- lor. Ronnie ya tiene colocado el traje es- pacial y saca la bandera del Ecuador que lleva escrito en un esquina un men- saje firmado por su esposa y sus tres hijos: “estamos contigo en el aire, en el mar, en la tierra y más allá”. Soraya Constante, desde Rusia Fotos: Cortesía Ronnie Nader

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Últimas Noticias 2 Actualidad Miércoles 5 de s e p t i e m b re del 2007

¹E S PAC I O Ronnie Nader, el primer cosmonauta ecuatoriano, no quiere ser el único en su es-pecie. Ahora intenta que otros también se pongan el traje blanco. El programa espacial está listo.

Buscan astronautas en Ecuador

Ronnie y Conzuelo, discutiendo ‘cosas de físicos’, en el centro de entrenamiento decosmonautas Yuri Gagarin. Ella es la candidata fija para seguir los pasos de N a d e r.

Este fue el vuelo de gravedad cero, la última prueba que Ronnie Nader (centro) superó para obtener su título de astronauta.

¹Conzuelo y la misiónConzuelo no subió al vuelo de gra-

vedad cero por no tener la edad míni-ma (14 años). Pidió a los militaresrusos que hagan por ella los experi-mentos. Al final, le dan la noticia:ninguna de las hipótesis se cumplió.El péndulo, que debía quedarse quie-to, se paró un instante y luego volvióa oscilar. Y en el otro, en el cual el pe-so debía desaparecer, se registró unpeso negativo. Conzuelo apunta quede vuelta a Guayaquil, ella y sus com-pañeros tendrán que analizar quéotras fuerzas intervinieron. Comentalos resultados con Ronnie y ambosríen con sus cosas de físicos. Y él solodice que quiere que aparezcan más‘Conzuelos’, niños y niñas que quie-ran alcanzar las estrellas.

L os hombres que van al espacio, enel momento del despegue, sientencomo si un elefante se les sentara

encima, la respiración se dificulta y ac-ciones tan básicas como ver y hablar sevuelven terriblemente dolorosas. A esapesadez del cuerpo le sigue la sensaciónde caer de un edificio y luego llega la le-vedad producida por la gravedad cero.

Así describe Ronnie Nader, el primerastronauta ecuatoriano, lo que sintiódurante la prueba de la centrífuga, quesimula las condiciones de ascender alespacio. Ronnie superó el ejercicio conéxito y hasta cantó una melodía rusa.

Esa es una de las anécdotas que secuentan sobre el astronauta en el cen-tro de entrenamiento de cosmonautasYuri Gagarin, en Rusia. Hasta allí llegóeste guayaquileño, de 40 años, ingenie-ro en sistemas y padre de tres hijos, pa-ra obtener el título de astronauta subor-bital avanzado, que lo llevará al espacioen el primer semestre del 2009.

Será el principio del programa espa-cial de Ecuador, que prevé un viaje a laLuna en el 2020 (ver página 3).

¹Niños, sí se puedeLa ambición de Ronnie es motivar a

aquellos niños que también sueñan conllegar a las estrellas. Él mismo vuelve alos 7 años cuando dice esto; a esa edadconstruía una plataforma de lanza-miento con las sillas del comedor y unacaja de cartón era su cohete a la Luna.

Uno de los futuros astronautas es Con-zuelo Acevedo, de 13 años. Estudia en elInstituto Particular Abdón Calderón(IPAC), de Guayaquil, y fue a Rusia a laúltima fase de preparación de Nader.

Conzuelo empezó a decir que quiereser astronauta a los 6 años, cuando hizouna visita al planetario. Siempre ha es-cuchado frases como “baja de las nu-

bes” cuando habla de eso. Este año, ellasiente que está más cerca de su idealporque lleva Física entre sus asignatu-ras y además lee mucho por su cuenta.

La niña llegó a Moscú con los periodis-tas que iban a cubrir la ceremonia degraduación de Ronnie. Sus padres, tíos ydemás familiares hicieron una colectapara costear el viaje y su madre le man-dó a confeccionar un overol de entrena-miento, similar al que usa el astronautaecuatoriano. La pequeña tenía una mi-sión especial: operar los experimentos

que un grupo de estudiantes del IPAChabía diseñado para ser realizados du-rante el vuelo de gravedad cero, la últi-ma prueba que Nader debía superar.

¹Flotar como en el espacioEl vuelo de gravedad cero se hace a

bordo de un avión Illushin de la FuerzaAérea Rusa, donde holgadamente ca-ben, y vuelan, treinta personas. Paraproducir el efecto de la ingravidez, elavión sube hasta los 9 mil metros y lue-go se deja caer. En ese momento todo

flota en la cabina. La ilusión de volardura entre 20 y 25 segundos y se repitediez veces, en hora y media de vuelo.

La prueba de los astronautas es colo-carse el traje espacial llamado Sokol,durante los segundos de ingravidez.Ronnie lo hizo muy bien y el resto de susacompañantes nos dedicamos a volar.

Cuando el avión asciende hasta los 9mil metros sentimos una presión quenos aplasta contra el suelo del avión, lapiel de los cachetes se cuelga, y por se-gundos parece que tuviéramos el dobledel peso real. De esa sensación incómo-da se pasa a la fantástica levedad y escuando flotamos en la cabina.

Un militar que nos habla con señas,nos ayuda a controlar nuestros movi-mientos. Él se ata un pie al suelo delavión para evitar elevarse y es quienpropone qué hacer en cada momento.

El cerebro tarda en entender lo quepasa y te hace sentir temor de caercuando estás girando. Uno, inconscien-temente, busca agarrarse de algo o delguía para sentirse segura, pero la sensa-ción desaparece y luego jugamos a serSupermanes, ruletas y pelotas humanasque se pasan de mano en mano.

Al final, la foto de familia con la trico-lor. Ronnie ya tiene colocado el traje es-pacial y saca la bandera del Ecuadorque lleva escrito en un esquina un men-saje firmado por su esposa y sus treshijos: “estamos contigo en el aire, en elmar, en la tierra y más allá”.

Soraya Constante, desde Rusia

Fotos: Cortesía Ronnie Nader