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DIDÍ ESCOBART

CURSO DE GLAMOUR FINAL.qxp 06/11/2006 10:17 Página 5

Colección: Mondo Diossawww.mondodiossa.com

Título: Curso de glamour para principiantesAutor: © Didí Escobart

Copyright de la presente edición © 2006 Ediciones Nowtilus S. L.Doña Juana I de Castilla 44, 3o C, 28027 - Madridwww.nowtilus.com

Editor: Santos RodríguezCoordinador editorial: José Luis Torres Vitolas

Fotografía Cubierta: Gregorio Triviño (fotografía), Ángel Moya (ayudante de fotografía),Mario Ville (estilismo y decorado).Fotografías Interior: Gregorio Triviño, Kattaca Group, Federico Costa, Eduardo P.V.Rubaudonadeu, Rafael Montesinos, Pablo Pérez-Minguez, Laurent&Laurent, Isabel Muñoz,César Saldivar, Carlos Gómez, Félix Bernet, Ramiro Montoya.Diseño y realización de cubiertas: Rodil&HerraizDiseño y realización de interiores: JLTV

Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establecepena de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños yperjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación,interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.

ISBN: 84-9763-331-8ISBN 13: 978-849763331-4Fecha de publicación: Noviembre 2006

Printed in SpainImprime: Gráficas Marte, S.A.Depósito Legal: M-45081-2006


"En estas páginas el lector encontrará una prosa aguda,brillante, moderna, que atraviesa todas las fronteras

conocidas del Glamour, para permitirse hablar y analizar cosas infinitamente más complicadas."

BORIS IZAGUIRRE


«¡Una cámara! Mordeos las mejillas por dentro, rápido.¡Que vean lo salientes que tenemos los pómulos!»

DOUGLAS COUPLAND


En este año 2006 en el cual festejo el 15º aniversario de la creación de Diossa, tengo el gusto de dedicar

mi libro a Olvido Gara (Alaska) y a Nacho Canut,componentes del grupo Fangoria. “Por culpa de ellos” un díame atreví a poner el tacón en la escena nocturna madrileña

y sacar fuera de mí este histriónico personaje.Nunca olvidaré su apoyo y nunca les podré estar

lo suficientemente agradecida.

«Simplemente os adoro.¡Aquí tenéis una vez más a vuestro monstruo!»

DIDÍ ESCOBART


ÍNDICE

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .017

Preámbulo...o segundas partes nunca fueron primeras . . . . . . . . . . . .019

LECCIÓN 0: Tiffany´s, tenemos un problema1. Intro-inducción a la cosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .045

LECCIÓN 1: ¿Qué he hecho yo para No merecer esto?1. ¿Qué es el glamour? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .0572.Cuándo, cómo, dónde y por qué

surge el glamour . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .0653.Tipos de glamour (y tipas con glamour) . . . . . . .070

LECCIÓN 2: Hagamos un poco de “histeria”1. ¡Menuda historia! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .0792. Orígenes en la Tierra (mejor dicho, en el mar) . .0823. La Prehistoria del glamour

(o el glamour en la Prehistoria, o... en fin, eso) . .0874. Los atlantes, garantes del glamour . . . . . . . . . . . .1005. Glamour piramidal (el Antiguo Egipto) . . . . . . . .1016. ¡Están locas estas romanas! (la Antigua Roma) . . .1087. Glamour y ratas (la Antigua Edad Media) . . . . . . .113

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LECCIÓN 3: Entrando en materia, prima1. Un leopardo es para siempre . . . . . . . . . . . . . . . .1212. El color negro; ¿paradigma de la elegancia

o simple leyenda urbana? . . . . . . . . . . . . . . . . .1273. Incompatibilidades cromáticas . . . . . . . . . . . . . . .1304. Imcompatibilidades con glamour . . . . . . . . . . . .1345. Glamour y... ¡chándal! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1426. Glamour y ¿deporte? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1457. Ejercicios “teóricamente” prácticos . . . . . . . . . . .1538. Si yo fuera pobre... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .156

LECCIÓN 4: ¡Más madera! (y plástico, dacha, lycra,lentejuelas, estrass...)

1. ¡Complementalízate de una vez, tía! . . . . . . . . . . .1672. Joyerío: oro, plata, perlas, diamantes...

y demás quincalla brillante . . . . . . . . . . . . . . . . .1763. ¡Con todos ustedes... la lentejuela! . . . . . . . . . . . .1804. Lo postizo es más auténtico . . . . . . . . . . . . . . . . .1825. Sombra aquí, sombra allá... . . . . . . . . . . . . . . . . .188

LECCIÓN 5: Glamour, hiperglamour, ultraglamour y antiglamour

1. Decálogo de “Glamourteradas” . . . . . . . . . . . . . .1952. “Glamourteradas” históricas

(decálogo, este sí, de diez puntos) . . . . . . . . . . . .2043. Diez básicos de la mujer glamourosa . . . . . . . . . .2144. La mujer marcada (y el hombre también) . . . . . .227

LECCIÓN 6: Cómo ser glamourosa y no morir en el intento1. Modelos y modales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2352. Glamour y papeo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2513. ¡Dientes, qué es lo que les j...! . . . . . . . . . . . . . . .2574. Anestesia querida

(glamour y cirugía estética) . . . . . . . . . . . . . . . . .259

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LECCIÓN7: Lista negra y de otros tonos1. Sí son todas las que están... . . . . . . . . . . . . . . . . .2672. Divinas latinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2753. La galería de los errores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2834. Personajes históricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .290

LECCIÓN 8: Una forma de entender el glamour1. El mundo gay, glamourófilos perdidos . . . . . . . . .3052. ¿Hombres con glamour? ¡Claro que yes! . . . . . . .3073. Goddes saved the drag-queens . . . . . . . . . . . . . . . . . .3114. Andróginia estética: glamour

afeminado masculinizado . . . . . . . . . . . . . . . . . .3215. Glamsexualismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .326

LECCIÓN 9: ¡Alto, prohibido “posar”!1. La “clase” y la clase política . . . . . . . . . . . . . . . . .3372. El hábito sí hace a la monja . . . . . . . . . . . . . . . . .3383. Los extraterrestres y el glamour . . . . . . . . . . . . . .3444. Glamour se escribe con “P” . . . . . . . . . . . . . . . . .3455. Por el último grito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .347

LECCIÓN 10: ¿Qué hace un lector como tú leyendo un libro como este?

1. La hora del test . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .355

DES-CALIFICACIONES... ¡Quieeerrrooo estaaarrr sooola!1. ¿Diploma final? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .365

CONCLUSIÓN

o “Liquidación por cambio de temporada” . . . . . . . . . .371

Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .379

Lecturas y webs recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .383

Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .387

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Curso de glamour para principiantes


Prólogo

EL GLAMOUR APRIETA, PERO NO AHOGA

(Gracias a Dior)

Como dice Guillermo Cabrera Infante, son los homo sapienshombres que no solo saben sino que saben que saben.Ycomo saben que van a morir,mientras viven, algunos juegan.

El glamour es una forma superior de juego, es decir, devida.Y nuestro mundo es poco más que juego y vacío.

En el siglo XVIII, los hombres jugaban con pelucas que coro-naban las cabezas más poderosas (reyes, emperadores, líderes reli-giosos y políticos, populares artistas), pero también las cabezasjacobinas que decapitaron a los poderosos de Francia para entraren el siglo XIX gracias a una máquina de la muerte: la guillotina.

Petronio, un amigo de Nerón a quien le fascinaba la moda,se hizo a sí mismo inmortal en vida solo por su apariencia.Petronio, que perdió el favor del emperador por algún comenta-rio desafortunado, se suicidó en el año sesenta y cinco de la eracristiana. Unos años después, otra persona preocupada por suaspecto y su guardarropa, el dandy Beau Brummell, amigo delrey británico Jorge IV, halló su fin por otro comentario inopor-tuno. Un conocido le preguntó al Rey: “¿Quién es tu amigo elgordo?”. Brummell cayó en picado; Jorge IV le retiró el saludo y

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él murió en la miseria en Francia, en 1840. Eso si, el estiloBrummell ocupa un importante lugar en la historia de la moda.

La moda es otro juego con el que Courréges deslumbró a Dior.YDior a Givenchy, que vistió a un glamouroso ángel, AudreyHepburn, mujer elegante cerca de la caquexia. La cautivadoraHolly Golightly de Truman Capote no era para ella, era para otroángel, Marilyn Monroe, que debió protagonizar Desayuno condiamantes, aunque ya no imaginamos a otra que no sea la morenaflaca de ojos inmensos desayunando ante los fabulosos escapara-tes de Tiffany´s. Pero hay más ángeles en este cielo del glamour; nopodemos olvidarnos de Pandora —esa fascinante LouiseBrooks—, ni de la Gilda de Rita Hayworth o la Kim Bassinger de lapelícula L.A.Confidential.También ocupan un lugar privilegiado eneste Olimpo Linda Evangelista, David Bowie,Ava Gardner, GraceJones, George Clooney, Dita Von Teese, Bettie Page, la Valentina deCrepax, Marlene Dietrich, Hedy Lamarr, Coco Chanel, Clara Bow,Veronica Lake, Greta Garbo, Isadora Duncan, Lillian Gish,Nijinski, Prince, cada pin-up de Vargas, todas las mujeres que pintaRay Caesar, Penélope Glamour y, por supuesto, DIOSSA.

Según el diccionario, glamour significa “hechizo y fascina-ción”. Es, además, ilusión y representación. Es un riesgo quepuede correr el cuerpo expuesto, con sus adornos y sus másca-ras, riesgo cada día más necesario en este mundo tan vulgarizadoque ya criticó Huxley en su obra La vulgaridad de la vida moderna.Es la seductora luz que muchas veces ha iluminado París, losjardines de Versalles, La Croisette de Cannes, Niza, la 5ta.Avenidade Nueva York, Beverly Hills, la bahía de San Francisco, el cora-zón de Berlín, los balnearios de Baden Baden, la estación deesquí de Gstaad, los palacios venecianos, los palcos de La Scala deMilán, la isla de Bora Bora, la Costa Brava y, en versión cutre, laGran Vía madrileña. Es el corsé de Galliano para Dior en el que mevoy a meter esta noche, cuando ponga el punto final en elepílogo de un magnífico libro. Y, por encima de todo, es unjuego que nos aleja de la tristeza, la ordinariez y esa peligrosaenfermedad que llamamos ABURRIMIENTO, la única enfermedadque nos permite seguir viviendo después de muertos.

Vampirella.

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Siempre juré que jamás de los jamases escribiría un libro queversara sobre el glamour, ni mucho menos aún que utilizaraese término en su título, tal era el hastío que me ha produ-cido siempre el tema, junto a la propia expresión. Cometíperjurio1.

Glamour, glamour. ¡Glamour! De verdad que cada vezque escucho esta palabra siento mareos, vómitos y... (¡uy!,¿no será que estoy embarazada? ¡Ah, no, si soy estéril, no meacordaba! Debe ser que tengo un poquito de mono. Es quellevo dos días sin meterme... en problemas ¡Soy tan conflic-tiva! Echo de menos un follón: una redada, un ajuste de cuen-tas, ¡algo!).Vamos, que siempre me ha puesto enferma que seme relacione con semejante memez propia de la decadentesociedad capitalista burguesa y bla, bla, bla (aunque tambiénse me relaciona con delitos múltiples y tráficos varios, paracompensar), especialmente que se haga por el simple hechode ser... de ser tan... en fin, de ser cómo soy, ya me entienden.Así que pueden imaginarse la papeleta, yo, que soy tan revo-lucionaria y tan así. ¡Ayyysss, por favor! ¡Siempre estereoti-pándome, oye!

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1 Bueno, ya había cometido perjurio otras veces.Y no es lo peor que he cometido,si tenemos en cuenta otras figuras jurídicas, como “homicidio temerario” y “asesi-nato en 1er. grado”. ¡Ah, no, fue en 2º de B.U.P! Bueno, el caso es que “despaché” auna que me hacía sombra, mobbing total. ¡Yo siempre adelantada a mi tiempo!


Bien, así que paso a contarles la génesis del librito demarras, o cómo fue que decidí traicionarme a mí misma yponerme a escribir. Al fin y al cabo ya lo dice el refraneropopular... «¡Más triste es “de robar”!»2

. . .

Cuando los mandamases o jerifaltes de la editorialNowtilus me invocaron a su imponente presencia en susinmensas dependencias en la zona más lujosa de la capital, yme hicieron partícipe de su deseo —interés o capricho— deencargarme un texto con el GLAMOUR como hilo conductor,me sentí insultada, vejada (“vejada”, no aviejada ni avejen-tada, ¿eh?), e hice amago de explotar en una furia destructorainimaginable y omnipotente, rollo diosa, pero diosa Kali, quees más borde —y más azul—, y tiene una cantidad inusitadade brazos, para poder abofetearte mejor, y arañarte también.

Mi prudencia me aconsejó contar mentalmente hastadiez, y mi impaciencia —que es de letras— me exigía nocontar nada. Al final entre ellas llegaron a un acuerdo a espal-das mías (¡gitanas!) y conté solo hasta cinco. Suerte.

En el momento en que mis brazos, en cámara lenta,comenzaban a colocarse en jarras —conformando esa típicapostura ambisexual y pelín barriobajera—, y mi boca hacíaconato de comenzar a proferir improperios, todo ello con elpropósito de vocear mi desacuerdo e indignación, un cheque—no digo en blanco porque estaba burdamente garabateado,pero sí con una significativa cantidad de ceros— fue colocadoante mis narices. Bueno, ante mi nariz, que solo tengo una, ydiminuta, de ummita3 casi.

Mi famosa capacidad de improvisación fue decisiva. Lasonrisa apareció en mis labios como una enigmática imagende Bélmez y mis brazos abortaron el ordinario gesto, paraadoptar una pose... ¡absolutamente glamourosa!, tipo aquel

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2 Aunque, bien pensado, robar resulta divertidísimo, no sé qué tiene de triste.Tristeserá que te pillen, vamos, digo yo. ¡Winona, “torpona”!3 Enanos cabezones del planeta Ummo, muy dados a abducir.


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«Rollo diosa...¡pero Diossa Kali!»


Vogue de Madonna que recuerdo de mi más tierna infancia(¡ejem!). Bueno, adolescencia. (...) ¡En fin, vale, de mitemprana madurez! El caso es que de pronto ahí estaba yo,con una postura más artificial que un maniquí de GaleríasPreciados4, de esos que siempre llevaban los dedos corazón yanular unidos, y los demás arqueados, y la cabeza o muyaltiva o como ladeada. Zombis total... ¡pero diviiinos!5

Escribir sobre “el glamour”. ¿Realmente estaba dispuestaa caer tan bajo? ¡Of course que no! Luego recordé que ya habíacaído muy bajo en muchas ocasiones, y que no habíaninguna razón para no repetir la experiencia, pues caer bajosuele ser sinónimo de ganar dinero y tirar para adelante, quede eso se trata.

Además, caer bajo siempre puede interpretarse como unejercicio de humildad, es decir, que si sabes darle la vuelta a lacosa, incluso puedes quedar superdivina, lo cual no deja deser una forma de mostrar tu glamour y, por supuesto, tusoberbia, aunque partiéramos de la idea primaria de aparentarhumildad. Toda una amalgama de ideas contradictoriassusceptibles de compatibilizar (al menos por mí). Aunque yono necesito mucho un baño de humildad, porque aunque lagente ve en mí solo a la estrella triunfadora, la diva glamou-rosa, les confieso que yo en el fondo sigo siendo la jovencitainocente y bella, inteligente y perfecta6.

Mentí, mentí como una posesa y como un personajillodel corazón, de esos que frecuentan las tertulias televisivasmatutinas y/o vespertinas.También nocturnas. Mentí asegu-rando que, justamente/casualmente, era el tema del que meapetecía muchísimo escribir desde hacía tiempo, y que dehecho tenía miles de ideas al respecto, ¡que en realidad yatenía buena parte del libro escrito, ya que me decía el corazón

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4 Extinta cadena de grandes almacenes.5 Por si tienen curiosidad les diré que el cheque fue a parar a mi canalillo de uncertero zarpazo... ¡y nunca más se supo!6 De ahí que no entienda aquel grotesco titular de LIFE: “Diossa, ¿una diva patéticao una estrella en declive?” ¡Todo ello escrito con versalitas y en negrita, para másinri! Si encima lo llegan a poner en cursiva es que me da algo.


que tarde o temprano tendría la oportunidad de hacer reali-dad mi sueño: escribir sobre el glamour! (¡ay, creí que iba avomitar!, pero como hacía varios meses que no había inge-rido nada, lo único que podría regurgitar sería algún órgano,el páncreas o algo así.Total, para lo que me sirve)7.

Sí, trunqué un apriorístico gesto de disconformidad, porotro más tipo Señor Burns8, en plan frotarme las manos mien-tras entrecerraba los ojos, dibujaba una media sonrisa y expe-lía por lo bajini un «¡Excelente!».

. . .

Fue entonces cuando me puse manos a la obra ycomencé a escribir en mis ratos “libres” —que son todos,porque yo en la cárcel ya no estoy— Curso de glamour para princi-piantes, a sabiendas de que si quería escribir un libro, no mequedaría más remedio que hacerlo yo misma.

Ya tenía práctica, la “mala” experiencia de mi libro ante-rior. Recuerden aquel Manual de la perfecta petarda. No hubo“negro” —por petarda que fuera— que se atreviera con él ytuve que redactarlo yo, chica. Menudo curro. Aunque al finalme quedó “muy arregladito y muy aparente”, como diría unaabuela hablando de un tapete de hilo hecho a mano. Laverdad, con los negros es mejor acostarse y punto, y que des-carguen la tinta de su estilográfica utilizando mi cuerpo comoun folio cualquiera, que para eso soy una maldita blancacaucásica total (aunque no tan rectangular ni tan plana,gracias a la cirugía y a la influencia de Danuta Lato, todo hayque decirlo).

Lo cierto es que en un principio el título que elegí fueAPRENDA GLAMOUR EN SIETE DÍAS. ¿Por qué quise titularasí este estudio? Bueno, está claro, si Dios fue capaz de hacerel mundo en seis míseros días (porque el séptimo parece serque cayó extenuado, ya que hacer dinosaurios cansa mucho),

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7 Soy diabética, como Halle Berry y como la seductora protagonista de “Instintobásico”. ¡Vale, de acuerdo, también como Belén Esteban!8 Dueño de la Central Nuclear de Springfield, en la serie Los Simpsons, arquetipo devillano.


¿por qué yo, Diossa, no iba a ser capaz de hacer de usted unapersona con glamour, en el mismo lapso de tiempo? Bueno,me daba un día más extra, para no pillarme las uñas de porce-lana, por si usted es un caso extremo de ordinariez. Siete díasmás o menos viene siendo lo que se tarda en leer todo ellibro, si se hace a ratos perdidos (yo, por ejemplo, solo leo enel váter, cuando... bueno, en el váter, punto.Y no precisamentedebajo de la ducha)9.

Y en cuanto al título, que era de lo que estábamoshablando, ya puestos a hacer guiños (¡y vaya si estaba“puesta”!), esto me permitía hacerle uno bien sexy a Poch,aquel cantante del mítico grupo pop español de los `80,

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9 Aunque les diré que existen libros plastificados, para que los niños lean mientrasse bañan... ¡qué idea tan monstruosa! ¡Por favor, dejen que los niños jueguen y sehagan aguadillas y cuernos de espuma!

«Estoy en libertad condicional,sí, pero fuera del trullo.O sea que depresidiaria nada,¿vale?»


Derribos Arias, a aquella canción Aprenda alemán en siete días.Yo esque soy muy cumplida y muy fan. Es mi faceta más pueble-rina, quizá la única, pues yo de rural poco. ¡Yo cosmopolita,cosmopolita, que es más glamouroso!

Pero los de la editorial, gratuitamente, tan solo parademostrarme que ellos no serán guapos, carismáticos nifamosos, pero están por encima de mí —una forma de humi-llación más, como otra cualquiera—, vetaron este título, sinrazón aparente ni justificación alguna, y me sugirieron pensarotros títulos, para que pudieran elegir, como quien elige unacorbata para acudir a una cena. ¡Les presenté treinta títulos!(Todos ellos muy parecidos entre sí, eso sí, formados con nomás de una docena de palabras). CURSO DE GLAMOUR PARAPRINCIPIANTES se llevó la palma, como me temía. Llegamosa un consenso. La vida: una continua sucesión de pulsos.

Además, está claro que algún título tenía que tener, y LaCelestina, El Decamerón, Asterix y Obelix en Egipto y StarshipTroopers 2, que me gustaban mucho, ya estaban cogidos, asíque no me ha quedado más remedio que conformarme coneste. Qué se le va a hacer.

Claro, había otras opciones, tales como CURSO ACELE-RADO DE GLAMOUR, o GLAMOUR PARA TODOS o ELGLAMOUR A SU ALCANCE, fórmulas, ambas tres, tambiénmuy utilizadas por los típicos listillos que redactan manuales,estudios y demás, pero... yo soy muy clásica y muy mía paramis cosas, ya ven. Lo de “curso acelerado” me gustaba,porque yo no tengo mucho tiempo para perder con tantatontería, la verdad. Lo de “para todos” me parecía una exage-ración (y yo, per se, no soy muy exagerada, como comproba-rán enseguida los que aún no me conocen). Lo de “a sualcance” yo misma lo tacharía de publicidad engañosa. Alfinal, ya digo, la editorial tuvo la última palabra, como decostumbre, ¡grrr! (...pero me las pagarán, ¡claro que yes!).

. . .

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Llegados a este punto será mejor sincerarnos. En realidad,la verdadera razón de haber escrito este libro es que unanoche, un robot con forma humana —más concretamentecon forma de culturista de la FIBO— llamado Glamourator,proveniente de un futuro próximo donde la gente ordinariase había apropiado de la tierra, apareció en mi casa, ¡desnudo!(aunque en una postura muy estudiada en la que no se le veíanada, un poco el culo), diciéndome que, según una antigualeyenda, yo estaba llamada a escribir un libro que impidieradicho suceso, que yo era una elegida y demás rollos por elestilo, tipo secta. Estuve a punto de desmontar su historia,pero no lo hice, no se fuera a ofender, y un robot-del-futuroasí es imprevisible y quita, quita. Además, ¡qué caray!, meencantó ser la protagonista de una profecía. Yo sonreí, leguiñé un ojo y le contesté «¡No problemo!», mientras le daba uncodazo en plan comadre. Él puso cara rara y contestó «Andaque como escribas igual que hablas, la humanidad estáapañada, rica.»

Lo cierto es que a mí me aterrorizó —y me hizo vo-mitar10— cuando me narró en tono monocorde lo que nosdeparaba ese siniestro mañana (aunque le pedí que resumieray no se enrollara porque había quedado para ir al cine y luegomenuda cola), un porvenir tan poco chic, donde el estampadode leopardo estaba prohibido y a todos los cha-cha hills11 leshabían serrado los tacones... ¡pero me encantó verlo desnudo!No obstante le dije que por qué no entraba en cualquier sitio,por ejemplo una cantina yanqui, y le quitaba la ropa —y unasgafas negras— a cualquiera (mi talla no le hubiera servido niaunque se hubiera quedado en el endoesqueleto), pero medijo que él tenía mucho glamour y no sé vestía con cualquiercosa, que nada de chupas de cuero (aparte de que no se iba air a Lavapies12 a buscar una cantina yanqui13), que mejor se iría

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10 Bueno, en realidad lo de vomitar no tuvo nada que ver con esto, fue por otrascosas mías.11 Típico zapato de zorrón.12 Barrio lujoso de Madrid.13 Seguro que las hay ahí de todo tipo, menos de ese.


a dar una vuelta por el centro, a alguna calle comercial, quequería un traje a medida, un Armani, especificó.

Glamour tenía, desde luego, como te digo una cosa te digootra.Yo le dije que no me dejara sola y desprotegida, que si notemía que en cualquier momento apareciese otro robot, pero eneste caso uno malo, muy ordinario, compuesto como por unaespecie de estaño, con orejas de soplillo y posiblemente vestidocon un chándal —nada de un fantástico uniforme de policía—, yviniese con la intención de liquidarme para impedir que escribieraeste libro salvador. Él me contestó que si estaba loca, que quétonterías decía, que cómo iba a existir un robot con esas caracterís-ticas, que eso era ciencia-ficción y que no viera tanto cine, quemejor fuera al teatro, donde todo es real.Y que me pusiera con ellibro ¡ya!, o sería el mismo quien me daría “lo mío”.

Y ahí me quedé yo sentada, esperando que volviera y mediera “lo mío”... pero no volvió a aparecer nunca más (y porsupuesto nunca me dio “lo mío”). Así que no sé por qué dijoaquello de «¡Volveré!», el muy falso. Los hombres, que sonasí, no importa que vengan del futuro... no importa que seanmáquinas... no importa que tengan la voz parecidísima aConstantino Romero. ¡Falsos!

Más tarde llegué a pensar si no lo habría imaginado todo.Al fin y al cabo esa misma tarde había mezclado LSD con cracky con tallarines tres delicias comprados en la Gran Vía deestraperlo.Y los tallarines, que tenían un color amarillo fluo-rescente, me sentaron fatal, como una patada en el estómago.De cualquier forma decidí escribir el libro, pues sabía que laeditorial Nowtilus me lo quitaría de las manos (literalmente),pues querían blanquear mucho dinero y sabían de mi prohi-bitivo caché.

. . .

Por cierto, como usted ya ha comprado el libro (¡hapicado! ¡Ja, ja!), puedo decirle la auténtica verdad... ¡Ningúnlibro hará que jamás llegue a tener un ápice de glamour, si noestá de dios que sea así! Claro que, si está de Diossa, entoncesya tiene más posibilidades. En fin, que el glamour es como lasabdominales o los ojos claros: cosa de genética. Algo prohi-

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bido e inalcanzable para una mayoría, casi una totalidad. Sihas nacido sin ello te mueres sin ello.

Claro que ahí están las lipoesculturas y las lentillascosméticas, que dentro de lo que cabe ayudan algo, remedianen lo posible los errores u horrores de la naturaleza. Porqueeso de que la naturaleza es sabia... ¡la naturaleza es unamamarracha y punto! No hay más que ver a los invitados deJesús Quintero. ¿Consideran ustedes que se tratan de unacierto de la naturaleza? La madre naturaleza, la madre natu-raleza... ¡La “madrastra” naturaleza, querrán decir! (¡Bruja!¡Por qué no me hiciste más alta y más millonaria!)

Bien, pues eso es este libro, un remedio absolutamentefalso, como esos productos que llevan décadas anunciándoseen esas abigarradas páginas publicitarias de las revistas, esta-fando descaradamente a la gente de provincias... ¡y ahí siguenese “crecepelos” (¡incluso para el pecho!) y gafas para verdesnuda a la gente y tantas otras cosas esperpénticas que, nosolo no sirven de nada, sino que generalmente son contrapro-ducentes y superpeligrosas! Al menos este libro es inofensivo,inocuo, placebo total. Bueno, al menos en principio, pues lapsiquis es la psiquis, y yo soy mucho de trastornar la psiquisde la gente, sobre todo de la gente más impresionable, esdecir, de las petardas, mi lector potencial (poseo mi propiotarget, ¡claro que yes!).

A propósito de petardas, antes de nada he de dejar muyclaro que este libro NO es la segunda parte de Manual de laperfecta pertarda ni muchísimo menos (aunque muy bien podríaserlo...)14, ni podría serlo en ningún caso, habida cuenta lasobvias diferencias, por ejemplo el peinado que luzco en laportada (y el tinte también es más claro), que es algo decisivoy que cambia todo el contexto por completo, y el conceptotambién. Sin embargo las diferencias no son “de peso”,puesto que no he variado un gramo de entonces a ahora.Hablo de un gramo de mi peso, no hago referencia a ningunaotra sustancia, ojo, que a la gente le gusta mucho darle a lahúmeda, y yo los únicos polvos que me acerco al rostro son los

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14 ¡De ahí el subtitulo de este innecesario y excesivamente extenso preámbulo!


compactos de maquillaje.Y me los aplico con una borla, nocon un improvisado tubo (en el argot “turulo”... vamos, tengoentendido, no sé), ¡lenguaslargas!

Comprendo que las comparaciones resulten inevitables,ya que de nuevo me vuelco en un estudio absolutamente“antropoilógico”, en un ensayo pseudocientífico y paraacadémico,que como siga así me voy a encasillar (¡qué bien!), pero paranada, para nada, ¡dónde va a parar! Son dos tesis “suciológi-cas” que no tienen nada que ver. Aquello fue un estudio decorte más bien psicológico, y este de ahora es marcadamenteestético. Hombre, mujer, sí es verdad que yo siempre escojotemas universales —como el petardeo, verbigracia— y así esmás fácil acertar.

Ahora le toca el turno al glamour, que en definitiva eshablar de la estética.Y quién más adecuada que yo para hablarde estética, que me he hecho varias veces “la estética”, y las quete rondaré, morena, porque a mí me tira mucho un quirófanoy un lingotazo de silicona. ¡Moriré con el Botox puesto! (quepor cierto, no sé ni cómo he podido escribir nada, la última vezme inyecté tantas cepas de la bacteria del botulismo que nosolo me resulta imposible gesticular ni expresar nada con lacara, ¡es que casi estoy tan inmovilizada como StephenHawking15! Todo por evitar la arruga. Es que no tengo ningunanecesidad de que me confundan con un sarpey. Como algunasdicen que soy una auténtica perra... ).

Sí, habrá quien se apresure y diga alegremente que estelibro no es más que una burda copia del otro, pero ya me hecuidado yo de cambiar las suficientes cosas como para que lacopia no sea burda, y para que no puedan acusarme de plagio.Por cierto, ¿plagiarme a mí misma?, ¡qué graciosa! ¿Se imagi-nan, denunciarme a mí misma por plagio? ¡Seria una publici-dad estupenda! Esos golpes de efecto son los que hacen falta.Mañana mismo me interpongo una querella. ¡Tengo pruebascontra mí!, ¡y si no, me las invento! ¡Conozco mejor que nadiemis puntos débiles y todos mis trapos, en especial los sucios osin planchar!

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15 ¡Aunque él también escribe libros, no te creas...


Y además, y si se trata de una copia y de una segundaparte, ¿qué! ¿Pasa algo? ¡Pues eso! ¿Acaso no está también demoda la ropa de segunda mano? ¿Qué me dicen de la madu-rez, llamada ahora Segunda Juventud? Hasta ciertas iglesiasalucinan con el Segundo Advenimiento. ¡Qué pasa! ¿Diospuede protagonizar una segunda parte y Diossa no? ¿Eso esjusticia divina? ¿Sabían que hasta El Quijote (un libro absoluta-mente sobrevalorado, of course) tuvo segunda parte?

La propia Biblia sacó primero El Viejo Testamento, y comofuncionó muy bien y tal –cosa que no esperaban ya que lagente leía menos aún que ahora— pues entonces encargaronapresuradamente a unos apóstoles de segunda fila El Nuevo. Sehabla de que en el Vaticano ya están preparando El ÚltimoTestamento, que es como lo más de lo más, con todos los milagrosactualizados, nuevos personajes, escenas eliminadas16, extras ydemás17. Puro marketing, pero mira, hacen bien.Ya lo dice elrefrán: renovarse o arruinarse.

Sí, puede que sea un calco y una segunda parte, y puedeque no. ¡Hago lo que quiero!, ¿vale? ¿O prefieres que coja unvaso, lo rompa, y te raje la cara, cerda! Ah, creía. Pues cuida-dito conmigo, que estoy muy loca, ¿eh? (¡me encanta atemo-rizar, es superdivertido! Háganlo, relaja que no veas. Es muybueno para el cutis. Se trata de un secretillo mío).

A decir verdad he de confesar que ambos títulos podríanintercambiarse y los libros no sufrirían ningún cambio, nadienotaría la diferencia, hasta ahí llega mi coherencia y migenialidad. No aplaudan, no puedo oírles. Da igual. No tienemérito, es innato en mí.

Además, Manual de la perfecta petarda —a partir de ahoraMDLPP (¡como en los contratos, qué guay!)— resultó unespantoso éxito, convirtiéndose en el libro más vendido,robado, leído y regalado del año18, después de La Biblia,

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16 Como aquella, muy buena, en que Poncio Pilatos se traviste y hace un play-back deBarbra Streisand.17 Como ese final alternativo en el que Jesucristo no es crucificado, sino que recibesuperpoderes de Dios —como volar y echar rayos por los ojos— y se convierte enun personaje tipo Marvel y crucifica él a los romanos y a los mercaderes del temploy a unos marcianos que aparecen y no me acuerdo si a Godzilla también.


mencionada anteriormente, y superando con creces a El Quijote(la gente lo tiene en casa, sí, ¡pero no lo lee!). En las escuelascreo que ya es (es decir: ya soy) una asignatura obligatoria, ouna obra de consulta, no me acuerdo bien, y no es de extra-ñar, todo ello gracias a que ahora en España gobierna por finun partido de extrema izquierda próximo a postulados anar-quistas (!).

Muchos lectores no han vuelto a lavarse las manos ni losojos, en señal de adoración y respeto hacia aquel libro.También en señal de que son unos puercos, vamos, porquedime tú a mí.

Lo dicho, he sido un éxito de ventas, ya me puedo morircontenta. O mejor que se mueran “otras”, que eso sí mecontentaría, tanto o más que el éxito literario (no voy a decirquienes, pero... ¡sí, “esas”, esas que están pensando! (que

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18 Año 2004 d.C.

«Mi libro se convirtió en el regalo perfectoaquella Navidad.Los Reyes Magos y PapáNoel se enzarzaron en una pelea de gatas porhacerse con la exclusiva de llevarlo a todos loshogares.»


están pensado aquellos que me conocen y saben de mis odiosy envidias).

Sí, aquel primer manual se convirtió en un “Beastseller”, olo que es lo mismo: un libro con un éxito de ventas “bestial”.Poco menos que un incunable de esos, vaya. Puede que setratara de la suerte del principiante, pero eso nunca lo sabre-mos. El caso es que la gente lo compraba para leerlo, paraverlo, para escucharlo, para tocarlo, para ponérselo o simple-mente para abanicarse con él o decorar una pared, y no mesorprende porque es monísimo. Algunos, los más burros, lometían en el aparato de vídeo, a ver si salía algo en la tele. Haygente para todo, ya saben.Y ¿qué hacemos? ¿Los matamos?

Un éxito mediático sin precedentes, con unas críticas queno eran críticas, eran todo alabanzas, y unas ventas tales quehan hecho que el Amazonas se reduzca a la mitad, lo que meha convertido en una dama de las letras y demás... y en elpersonaje más odiado por ciertos aborígenes sudamericanosque no importan a nadie y se visten fatal. Bueno, es queapenas llevan un taparrabos de nada, como una cuerda a lacintura que les sujeta el pene a la altura del surco del glande,por el frenillo (ellas no llevan ni eso... claro que ellas nosuelen tener pene).Y el pelo es cortado como a tazón, vamos,un horror, que lo mejor es que se extingan de una vez, poranacrónicos y horteras.Y concupiscentes.

Ya sé que yo, con mi aspecto de pin-up y tal, poco parezcouna escritora consagrada y eso, pero es que ya lo dice eldicho: la profesión va por dentro. A mí se me admira mucho enLa Real Academia, lo noto, porque esas cosas se notan. Ycuando me acerco a alguna gran editorial, los editores se tirana mis pies como indígenas cualesquiera (solo que muy trajea-dos) y me ofrecen un cuenco con frutas y también piedraspreciosas y pieles (las frutas las tiro, pero me quedo con laspieles y las gemas).

Miren, yo no lo quería, porque ya saben que yo soy todomodestia, discreción y sobriedad, pero mucho me temo queme he convertido en un fenómeno sociológico “de tomo ylomo”, como dirían Zipi y Zape.Yo es que además de escribirtambién he leído mucho, y se me nota (Colección Olé, Pulgarcito,

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«Con mi natural aspecto de pin-up poco parezco una escritora consagrada...

¡pero es que la “profesión” va por dentro!»


Pumby, tebeos y cosas de esas). Tengo mis referentes, qué secreen.

Y es que si la fórmula funcionó con MDLPP por qué ibaahora a arriesgarme a experimentar, eso supondría un suici-dio literario. De tal forma que sí, este es un libro en la mismalínea, una línea siempre ascendente, por supuesto que of course.Y es que pasan los años pero yo “mantengo la línea”, y no yapor fidelidad o coherencia, sino por delgada y estilizada quesoy, aunque me gusta escribir siempre libros gordos, para queal sujetarlo las manos en proporción se me vean más peque-ñas (un truco que aprendí de amigas de dudosa genitalidad).

No obstante habrá quien no verá en este libro más queuna nueva oportunidad para hacerme fotos.Y así es, pero haymás, no soy tan frívola ni tan simple. También tendré quehacerme un modelo para la presentación y varios para lapromoción. Y luego está todo lo demás. Si voy a volver atriunfar, no puedo repetir modelo, eso por descontado,vamos.

. . .

Bueno, miren, ¿a quién quiero engañar? ¡Ni vendí tantoslibros, ni tuve tan buenas críticas, ni se han sucedido las edi-ciones, ni nada! ¡Pero es que los lectores y los críticos metienen manía! (¡Los de aquella editorial también! Han puestoprecio a mi cabeza19, todo por que se arruinaron, ya ves).¡Pero si ni tan siquiera me han nominado para el PremioCervantes! ¿Pueden creerlo? ¡Hasta dónde llega la envidia eneste país de paletos y pelotas, oye! Ni un mínimo Príncipe deAsturias de las Letras me han dado, ¿les parece bonito? A verqué pongo yo ahora encima de la tele (tendré que volver acolocar el peluche de Kenny20 o el San Pancracio). Estoy negra.

No obstante yo tengo una teoría (bueno, tengo teoríascomo para montar una tienda y hacer franquicias) sobre la

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19 ¡Como si todo mi cuerpo no estuviera ya en venta hace lustros!20 «Oh, my god! They killed Kenny! You bastards!»


conveniencia para un artista del éxito de su primer trabajo: enmi opinión un primer trabajo j-a-m-á-s debe ser un granéxito, porque esto impedirá que vuelvas a tener un éxitoigual, de hecho caerás en picado. Recuerden a Carmen Laforet¿Qué volvió a publicar con éxito tras el bombazo de Nada21?¡Pues eso mismo, “nada”!

Y esto vale para cualquier disciplina artística, como porejemplo la música, ¿o acaso volvió a triunfar el grupo22 quehizo Funkytown? ¿Volvió a editar algo La Veneno tras el mega-hit Veneno pa tu piel? A las pruebas me remito.

¿Acaso volvió a triunfar Alejandro Amenábar después dehacer Tesis? Bueno, toda regla tiene su excepción. Además, esteno vale porque todo el mundo sabe que hizo un pacto con eldiablo, ¡así se pueden ganar Oscars! Y yo ahí, hundida, y miraque invoco e invoco e invoco, y ni caso, que tengo todo elsuelo de casa perdido de cera de velas y estrellas de cincopuntas garabateadas con tiza. ¡Qué poca seriedad por parte deSatán! ¡Y cuanto amiguismo! Ya lo dice el dicho: hay quetener amigos hasta en el infierno, y que buena verdad es.

En fin, supongo que en realidad no soy más que una doñanadie, pero ¿quién sabe lo que puede llegar a ser un don nadieque se cree alguien? No hay más que poner la tele o abrir unperiódico o estudiar Historia. O pensar en José María Aznar.

Y todo me pasa por decir verdades dolorosas y mentirasarriesgadas, por incomodar con mis sentencias, por hacer li-teratura de investigación, por maquillarme tan bien, por ex-perimentar con las letras, por presentar estas formas pocoortodoxas de manuales, por tener estilo (me refiero vistiendo,no literario), por dar por sentado y sentar cátedra, por hacerapología de la soberbia y proselitismo de uno mismo. En de-finitiva, por ser polémica, o mejor dicho, por escribir libros“Pop-lémicos” (sí, soy un icono pop, ¡qué pasa!) pero absoluta-mente “trash-cendentales”, como buena mitómana de la Cul-tura Basura23 que soy.

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21 Nada, su primera novela, fue el primer Premio Nadal.22 Lipps Inc.23 Adoro la Cultura Basura —y la “Pandilla Basura”—, pero no los “contratos basura”.


Y es que cuando no estoy triunfando en los escenarios—o en la recogida de la uva—, me gusta escribir, qué le voy ahacer, soy así de polifacética, multidisciplinar e hiperactiva.También me gusta mucho pintarme las uñas, pero quizá esono posea la misma trascendencia, aunque no entiendo porqué. La gente sobrevalora ciertas cosas, en detrimento de otras,y pintarse las uñas sin mancharse las cutículas tiene su mérito,oye (sobre todo pintárselas estando borracha perdida y con uninoportuno ataque de risa, pruébenlo, sé lo que digo).

Me encanta escribir, sí, porque robar en las gasolineras estábien, pero no te da el mismo prestigio. Además, yo tengomucho que decir, porque yo he visto más que un Replicante deBlade Runner. Puede que no haya visto atacar naves en llamas másallá de Orión, ni mucho menos he visto rayos C brillar en laoscuridad, cerca de la Puerta de Tannhausen esa, vale, pero yo hevisto cosas que vosotros no creeríais. Yo he visto a Alaskapintándose las cejas. He estado en Crónicas Marcianas24, ¡dos veces!He presenciado un concierto de Nina Hagen y Lene Lovichjuntas. Una noche me crucé por la calle con Pedro Almodóvar ycreo que me miró25.Yo he viajado más allá de las fronteras deChueca26, de hecho he actuado varias veces fuera de España, yestoy viva para contarlo y tergiversarlo todo (mientras digoesto me está cayendo encima una fina lluvia... ¡y eso que estoyen casa! —debe tratarse de una gotera, ¡otra vez los del piso dearriba!— ¡Adiós dos horas en la peluquería!).

Soy una visionaria. Lo sé y lo asumo con total humildad.Bueno, con humildad no, pero lo asumo, que no es poco,porque ser una visionaria es complicarse la vida gratuitamente,y yo hago gala de ser siempre muy profesional y cobrar portodo, no hacer nada gratis, aunque haga descuentos, eso sí, eincluso tenga mi “hora feliz”, además de “servicio completo”(es que hay mucha competencia...). Pero el caso es que soy unavisionaria, lo llevo en la cara, chica.

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24 Extinto late-night televisivo.25 ¡Todo ello es cierto!26 Barrio gay de Madrid.


Cualquier cosa que yo digo es dogma de fe (o sea, ¡lo queyo diga y punto!). Si a otros les funciona, por qué no a mí.¿Soy yo menos que la Iglesia Católica u otras sectas? Al menosyo no me opongo a la investigación con células madre, ni alcondón, ni al aborto, ni al sacerdocio femenino, ni a las rela-ciones sexuales prematrimoniales, ni al cambio de sexo, ni a laclonación, ni a la masturbación, ni a la eutanasia, ni al matri-monio homosexual, ni...

Además, me queda el consuelo de que al menos tuvemejores críticas que la biografía de Norma Duval. Claro queese es un libro de ciencia-ficción, y lo mío es otro géneromuy diferente, no se puede comparar, hay que ser justos.Tanto mi primer libro como este son ensayos, claro, es otrorollo.Yo es que estoy muy acostumbrada a los ensayos, a ensa-yar, por aquello de que soy artista y eso. Aparte de que, detodos modos, tener malas críticas paradójicamente no es tanmalo. Les advierto que no hay nada mejor que la mala prensa,y a la actualidad me remito.

En cualquier caso, espero que todos aquellos críticos se corta-ran los dedos con las hojas del libro, que se les infectara la herida,se les gangrenaran y se los amputaran. Así no podrán volver aescribir cosas malas (injustas o no) sobre mí y sobre mis libros.Como mucho podrán redactárselas a un becario, pero no es lomismo. En cuanto a la gente que simplemente leyó el libro y no legustó, solo puedo decir que los odio y que espero que mueran deuna forma horrible y lenta. Eso sí, les deseo lo peor, desde luego,pero se lo deseo con mucho cariño y mucho respeto, sin rencor.Las maneras que no falten. ¡Pero que se mueran!

Y lo mismo les digo sobre este que leen ahora y sobre elpróximo manual que ya estoy preparando, pues esto puedeterminar convertido en una trilogía27 y para ello hace falta untercero, que no soy tan tonta, que hasta tres sé contar, oiga, yuna trilogía es como de mucho caché. Así cuando vaya por lacalle la gente me señalará y gritará «¡Mira, esa es la de latrilogía!», y alguno habrá que piense que soy la caricata de

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27 Mondo Diossa (www.mondodiossa.com).


Padmé Amidala, de incógnito por España. Ya estuvo por elMuseo Chicote tomando copas, rapada perdida, o sea.

. . .

Aquí estoy, demostrando que soy una glamouróloga deprimera, una elegancióloga cum lauden (además de una petar-dóloga reconocida).Y aquí lo tienen, un libro absolutamenteprevisible pero imprescindible en su biblioteca (o el revisterodel váter o repisas varias), donde además podrán encontrar(si tienen la habilidad de descubrirlos) un buen número deconsignas y mensajes ocultos, e incluso satánicos, escondidosy diseminados entre los diferentes textos (de hecho este libroes una de las siete puertas del infierno, ¡todo por el mismo precio!¿No es una auténtica bicoca?). Mensajes invertidos, perodivertidos, y paganos a más no poder (proclamas políticas,seudoreligiosas, parafilosóficas, recetas de cocina y publicidadcomercial en general, subliminal, eso sí).

Parafraseando a Expediente X, he de decir que “la verdadestá aquí adentro”, toda la verdad sobre el glamour, todos mispuntos de vista sobre ello y sobre mil cosas más que no

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«A quien critique mis libros le deseo que se corte los dedos con el filo de una hoja,que se le infecte laherida, se le gangrene, y selo tengan que amputar.Así de claro.»


tienen nada que ver pero que están íntimamente relacionadas.Se trata de mi mundo, y mi mundo lo decido yo, ¿ok?

Parafraseando también la serie Fama —que me encantaba,por lo marginal y tardosetentera—, he de decirles que ¡elglamour cuesta, y aquí es donde van a empezar a pagar,leyendo el libro! (¡con lo poquito que nos gusta leer!, ¿eh?).Aunque está claro que ya empezaron a pagar en la librería...¡Salvo que el libro sea regalado o, más divertido aún, robado.Prestar los libros me parece lo peor. No conduce a nada.

Un trabajo de creación y documentación que me harobado meses de mi vida, ¡y eso a ver quién me lo devuelve!Reflexiones, anécdotas, ideas, mentiras, medias verdades...Habrá otros que dirán que soy una cursi y una antigua, ¡escri-bir sobre glamour, a quién se le ocurre! ¡Un tema tanmanido! ¿No entienden que yo tenía que decir la última pala-bra? Si no, ¡reviento!

Bien, para terminar quiero darles las gracias por habercomprado el libro, en especial si es usted mi marido, mimadre, un amigo... o un amante ocasional. Al fin y al cabopodrían haber comprado el libro de Jiménez Los Santos. ¡Nocompren el libro de Jiménez Los Santos! Compren varias vecesmi libro, no hay cosa más simpática que un déjà-vu. Además,en cinco de los ejemplares he escondido un billete dorado, y alos afortunados les invitaré a visitar mi casa... ¡y de paso queme la frieguen un poco, que está hecha una pocilga!

Bueno, pues ahí vamos, y “que sea lo que Diossaquiera”... «¡Jerónimo!» (o «¡Banzai!», casi mejor, que para esosoy un poquito oriental yo, de siempre).

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curso de glamour final.qxp 06/11/2006 10:17 página 5 · en este año 2006 en el cual festejo el...

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