curso bíblico, lección 23, la cena del señor

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Lección 23: la Cena del Señor ~ 1 ~ Lección 23: la cena del Señor  mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «tomen y coman, esto es mi cuerpo». Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: «beban todos de ella, porque esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los  pecados. Les aseguro que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi padre   (Mt. 26, 26-29) Introducción: El «Misterio de la Pascua» es el corazón y la cumbre de la obra salvífica de Jesús. La entrega de su Cuerpo y de su Sangre en la Cena, como el don de su vida en el Calvario, no son sino el último eslabón de toda una serie de donaciones que arrancan desde la eternidad de Dios: “De  tal manera amó Dios al mundo que dio al Hijo Unigénito, para que todo el que crea en él no  perezca, sino que tenga vi da eter na : Jn. 3, 16. (Cf. CEC., nn. 571-573). El misterio pascual, en toda la extensión y riqueza de su contenido, no se limita sólo a la muerte y resurrección de Jesús, sino que comprende: 1)  La Última Cena, cuyo momento culminante fue la institución de la Eucaristía, en la que  Jesús entregó su Cuerpo y su Sangre como cordero pascual, víctima de expiación y sacrificio de la Alianza nueva y eterna. 2)  La Pasión de Jesús, prolongada y angustiosa, con sus puntos relevantes como fueron: la agonía en Getsemaní, el juicio ante el Sanedrín, el proceso ante Pilato, la coronación de espinas, la flagelación y la crucifixión, las horas pasadas en la cruz, y el momento subli me  y trascende nte de su muerte. 3)  La Glorificación de Cristo  por su retomo al Padre en el instante mismo de su resurrección gloriosa, en virtud de la cual quedó instaurado el «mundo escatológico», mundo nuevo y definitivo, en el que el espíritu y la materia quedaron radicalmente transform ados. Y, como consecuencia de todo lo anterior, la Efusión del Espíritu Santo,  Don prometido por el Padre, y fruto, conquista y premio de la obra redentora y salvífica de Jesús; donación del Espíritu, que Juan sitúa en la tarde misma del día de la resurrección, y que Lucas prefiere colocar en la mañana de Pentecostés, describiéndola con tintes grandiosos de epifanía. La riqueza espléndida de este «misterio de salvación» no sólo es gloria para el Padre y el Hijo (Jn. 17, 1), sino que está destinada a ser herencia valiosa de todos los creyentes. En efecto, el Concilio Vaticano enseña que   por el bautismo los hombres son injertados en el misterio pascual de Cristo: muertos con él, sepultados con él, resucitados con él, reciben el Espíritu de adopción de hijos, por el cual clamamos: ¡Abbá! ¡Padre!, y se convierten así en los verdaderos adoradores que busca el Padre   (Sacrosanctum Concilium , n. 6).

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Lección 23: la Cena del Señor

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Lección 23: la cena del Señor

“ mientras comían, Jesús tomó el pan, pronuncióla bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos,

diciendo: «tomen y coman, esto es mi cuerpo».Después tomó una copa, dio gracias y se laentregó, diciendo: «beban todos de ella, porqueesta es mi sangre, la sangre de la alianza, quese derrama por muchos para la remisión de los

 pecados. Les aseguro que desde ahora nobeberé más de este fruto de la vid, hasta el díaen que beba con ustedes el vino nuevo en elreino de mi padre ”  (Mt. 26, 26-29)

Introducción:

El «Misterio de la Pascua» es el corazón y la cumbre de la obra salvífica de Jesús. La entrega desu Cuerpo y de su Sangre en la Cena, como el don de su vida en el Calvario, no son sino elúltimo eslabón de toda una serie de donaciones que arrancan desde la eternidad de Dios: “De  tal manera amó Dios al mundo que dio al Hijo Unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna ”: Jn. 3, 16. (Cf. CEC., nn. 571-573).

El misterio pascual, en toda la extensión y riqueza de su contenido, no se limita sólo a lamuerte y resurrección de Jesús, sino que comprende:

1)   La Última Cena, cuyo momento culminante fue la institución de la Eucaristía, en la que

 Jesús entregó su Cuerpo y su Sangre como cordero pascual, víctima de expiación y sacrificio

de la Alianza nueva y eterna.

2)   La Pasión de Jesús, prolongada y angustiosa, con sus puntos relevantes como fueron: laagonía en Getsemaní, el juicio ante el Sanedrín, el proceso ante Pilato, la coronación deespinas, la flagelación y la crucifixión, las horas pasadas en la cruz, y el momento sublime

 y trascendente de su muerte.

3)   La Glorificación de Cristo  por su retomo al Padre en el instante mismo de su resurreccióngloriosa, en virtud de la cual quedó instaurado el «mundo escatológico», mundo nuevo ydefinitivo, en el que el espíritu y la materia quedaron radicalmente transformados.

Y, como consecuencia de todo lo anterior, la Efusión del Espíritu Santo, Don prometido por elPadre, y fruto, conquista y premio de la obra redentora y salvífica de Jesús; donación delEspíritu, que Juan sitúa en la tarde misma del día de la resurrección, y que Lucas prefiere

colocar en la mañana de Pentecostés, describiéndola con tintes grandiosos de epifanía.

La riqueza espléndida de este «misterio de salvación» no sólo es gloria para el Padre y el Hijo(Jn. 17, 1), sino que está destinada a ser herencia valiosa de todos los creyentes. En efecto, elConcilio Vaticano enseña que

“  por el bautismo los hombres son injertados en el misterio pascual de Cristo: muertos con él, sepultados con él,resucitados con él, reciben el Espíritu de adopción de hijos, por el cual clamamos: ¡Abbá! ¡Padre!, y se conviertenasí en los verdaderos adoradores que busca el Padre ”  (Sacrosanctum Concilium , n. 6).

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 Teniendo en cuenta esto, nuestro estudio sobre la Pascua del Señor será dividido en trespartes: 1)  La Cena del Señor. 2)  La Pasión de Jesús. 3)  La Glorificación de Cristo.

Cada uno de estos títulos quiere ser reflejo de una idea fundamental.

Al designar la última Cena como «La Cena del Señor», queremos subrayar la función de Señor y Maestro que desempeñó Jesús la noche anterior a su muerte (Cf Jn. 13, 14; 1 Cor. 11, 23).

Al titular la pasión como «La Pasión de Jesús», intentamos poner de relieve la condiciónpasible y mortal de la naturaleza humana asumida por Jesús con todas sus limitaciones ydebilidades, excepto el pecado, como lo enseña la Epístola a los Hebreos (Hb. 4, 15).

Y al presentar los misterios de la resurrección de Jesús, su ascensión al cielo y su exaltación ala derecha del Padre, bajo la rúbrica «La Glorificación de Cristo», deseamos recalcar laenseñanza de Pedro en su discurso de Pentecostés: “Sepa, pues, con certeza toda la Casa deIsrael que Dios ha constituido Señor  y Cristo a este Jesús, a quien vosotros habéis crucificado”  (Hch. 2, 36).

Antes de dar principio a las reflexiones sobre la Pascua del Señor, invitamos al lector a tener asu lado el texto de los evangelios, pues será la base de las explicaciones que vienen acontinuación.

1. La última cena: Mc. 14, 12-17; Mt. 26, 17-20; Lc. 22, 7-14.

a) La Pascua Judía

La fiesta de la Pascua y la de los Ázimos fueron originalmente dos festividades diferentes,anteriores a la constitución del pueblo de Israel.

La «Pascua» era una fiesta de pastores y debía celebrarse en la noche de luna llena máscercana al equinoccio de primavera. Se inmolaba un cordero al dios de los rebaños paraasegurar que éste siguiera concediendo la fecundidad a los animales. El cordero se comíacomo sacrificio de comunión entre el dios y los pastores, y la sangre se untaba sobre las

tiendas o casas para alejar toda clase de males imprevistos.

Los «Ázimos» era una fiesta de agricultores y se celebraba en primavera. El uso de panesázimos reflejaba la creencia de evitar todo riesgo de contaminación con la antigua levadura alcomenzar a comer de la nueva cosecha. Para asegurar esto, había completa abstención delevadura durante siete días.

Los hebreos adoptaron estas dos fiestas de primavera, las combinaron en una sola festividad yles imprimieron fuertemente el recuerdo del Éxodo, cuando Yahveh dio muerte a losprimogénitos de los egipcios y liberó a su Pueblo de la servidumbre, transformándola así en lagran fiesta de la liberación.

Los textos principales que contienen los ritos de la Pascua y de los Ázimos se encuentran enÉxodo 12, 1-20; Levítico 23, 5-8; Números 28, 16-25 y Deuteronomio 16, 1-8.

b) La Pascua de Jesús

Según el evangelio de san Juan, Jesús celebró su última Cena la víspera de la Pascua oficialde las autoridades religiosas de Jerusalén (Jn. 18, 28; 19, 14, 31). Pero, por su parte, losevangelios de Marcos, Mateo y Lucas afirman que la cena de Jesús fue una «cena pascual»; “El primer día de los Ázimos, cuando inmolaban la Pascua, le dicen sus discípulos: ‘¿Dónde quieresque vayamos a preparar para que comas la Pascua?’”  (Me 14,12).

¿Cómo conciliar estos datos evangélicos aparentemente opuestos? Con mucha probabilidad,

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Lección 23: la Cena del Señor

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dada en ese tiempo la existencia de varios calendarios litúrgicos, Jesús celebró su última Cenade acuerdo a un calendario diferente al oficial del sacerdocio de Jerusalén, como «verdaderaCena pascual». Esto último se desprende de numerosos detalles, a saber: Jesús celebra lacena en Jerusalén y no en Betania; al anochecer y no al mediodía; recostados y no sentados;rompe el pan después de un primer servicio y no desde el principio; y concluye con el canto delHallel (Mc. 14, 18-26; Mt. 26, 21-30).

Siendo, pues, la última Cena de Jesús una Cena pascual, el sentido teológico que ofrecen losSinópticos queda manifiesto: el banquete de la antigua Alianza queda sustituido por elbanquete de la nueva Alianza, o lo que es lo mismo, la Cena pascual judía queda sustituidapor la Cena pascual de Jesús; y el cordero que conmemoraba la liberación de la esclavitud esreemplazado por el Cuerpo y la Sangre de Cristo, el verdadero Cordero de Dios que obra unaliberación más profunda y universal: la remisión de los pecados de la humanidad (Mt. 26, 28).

La perspectiva de Juan, aunque diferente, es también profundamente teológica. Al decir que laCena pascual de las autoridades de Jerusalén era nuestro viernes por la noche quedasubrayado como consecuencia un hecho simbólico, a saber: Jesús muere en el Calvario a lamisma hora en que las víctimas pascuales eran inmoladas en el Templo. Con ello quiere decirque el cordero pascual, sacrificado a mediodía, queda reemplazado por Jesús, inmolado en lacruz a la hora sexta: él es verdaderamente el nuevo Cordero pascual, “el Cordero de Dios, quequita el pecado del mundo”  (Jn. 1, 29).

2. El Lavatorio de los pies:  Jn. 13, 1-20.

a) Introducción Jn. 13, 1-3. 

El evangelista Juan, antes de narrar ellavatorio de los pies, ha labrado unasolemne introducción que consta de lossiguientes elementos: 1)  Nos presenta unacena, que será la Cena del Señor. 2)   Eldiablo, Satanás, ha entrado activamenteen juego. 3)   Jesús lo sabe todo: sabe que

su Padre ha puesto todo en sus manos, ysabe que salió de Dios y que ahora,pasando por la muerte, regresa a Dios.

Pues bien, teniendo en cuenta todo esto, Jesús va a realizar un «signo», que seráuna acción profundamente simbólica:lavará los pies de sus discípulos.

b) La acción simbólica Jn. 13, 4-5. 

El ceñirse una toalla y lavar los pies de los amos era deber de los esclavos (1 Sm. 25, 41); pero,según la tradición rabínica, un esclavo judío no estaba obligado a prestar ese servicio a suseñor. Así pues, en el caso de Jesús, su acción denotaba un abajamiento inaudito.

Las expresiones griegas «deja, pone a un lado» los vestidos y «tomó» los vestidos, sonsignificativas, pues los verbos «poner» y “tomar”  habían sido utilizados anteriormente enrelación a la muerte y resurrección de Jesús: "Por eso el Padre me ama, porque pongo mi vida para tomarla de nuevo”  (Jn. 10, 17). Los vestidos son símbolo de la persona misma de Jesús.

c) Primera interpretación del Lavatorio Jn. 13, 6-11.

Se trata de un diálogo estrictamente juánico, que sirve al autor como vehículo literario paradescubrir el sentido profundo de la acción simbólica de Jesús. Pues bien, para captar ese

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simbolismo se requiere tener presente:

1)   La naturaleza de esa acción: «lavar los pies» es un acto de abajamiento a la condición deesclavo; y esclavo es aquel que carece de libertad, que no se pertenece a sí mismo, y que espropiedad de otro, de su amo.

2)   Ese acto de Jesús es indispensable para que Simón Pedro tenga parte con él.

3)   Según la introducción a este relato, Jesús está para pasar de este mundo a su Padre,mediante la entrega de su vida en la cruz.

Como consecuencia de todo esto, el lavatorio de los pies se presenta como una acción quequiere simbolizar el abajamiento de Jesús que se entrega en un servicio de esclavo, en virtuddel cual Pedro y sus compañeros podrán tener parte con el Maestro, es decir, estar donde está

 Jesús: en el Padre (Jn. 12, 26; 14, 3; 17, 24).

En otras palabras, el lavatorio es una acción que simboliza el abajamiento supremo del Hijo deDios que, ofreciendo un servicio, da su vida en favor de sus discípulos. Es la entrega absolutade la propia vida hasta la muerte.

d) Segunda interpretación del Lavatorio Jn. 13, 12-15. 

El lavatorio de los pies es aquí un ejemplo de humildad. Jesús supone que sus discípulos«comprenden» lo que él ha hecho. Él es «el Maestro y el Señor». Si, pues, el Maestro se haabajado con increíble humildad a prestar un servicio a sus discípulos, ellos también deberánprestárselo mutuamente. Este acto de servicio humilde es un preludio en acto al precepto delamor (Jn. 13, 34; 15, 12).

En el primer cuadro, el discípulo tenía que aceptar el servicio del Maestro (Jn. 13, 6-11); en elsegundo, el discípulo debe ofrecer a su compañero el mismo servicio (Jn. 13, 12-15).

e) Conclusión Jn. 13, 16-20

Los discípulos de Jesús deben imitar la conducta de su Señor y Maestro. Lo simbolizado en el

lavatorio de los pies es un ejemplo concreto que se debe seguir. Y no basta saber esto, hay queconvertirlo en realidad. Eso será fuente de bienaventuranza.

La elección de Judas,  — que Jesús ha hecho conscientemente —  y su infidelidad fu turamuestran que el mal es objeto del conocimiento y de la permisión divina, aun cuando de allísurja un hondo problema que la mente humana no alcanza a resolver.

Acoger a un apóstol es acoger a Jesús, y acoger a Jesús es acoger al Padre que lo envió.Aceptar a los heraldos del Evangelio es aceptar al mismo Dios.

3. El anuncio de la traición de Judas: Mc. 14, 18-21; Mt. 26, 21-25; Lc.22, 21-23; Jn. 13, 21-30. 

El anuncio de la traición de Judas es una tradición evangélica arcaica; su importanciahistórica y teológica era evidente y por eso encontró sitio en los cuatro evangelios.

La tradición de Marcos es sobria y solemne; Mateo la sigue de cerca. Lucas nos ofrece unatradición diferente y breve. Juan recuerda el hecho y lo enriquece con detalles que le sonpropios.

a)  La tradición de Marcos y Mateo

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Se encuentran Jesús y los Doce recostados a la mesa para celebrar la cena de Pascua. Jesúsconoce la decisión que Judas ha tomado de entregarlo y la manifiesta públicamente. Sinembargo, Jesús no revela el nombre del traidor. Su lenguaje velado es una invitaciónapremiante y una oportunidad última para que Judas reflexione sobre su determinación.

La palabra de Jesús suscitó profunda tristeza y consternación en los discípulos. Jesús terminasubrayando un contraste entre el Hijo del hombre y el traidor. Un doloroso ¡ay!  sugiere que él

carga una tremenda responsabilidad: por eso hubiera sido mejor para él no haber nacido. Ese¡ay!  no es una maldición para Judas sino un grito de pena y de angustia; y el '•hubiera sidomejor para él"  no es una amenaza, sino el triste reconocimiento de los hechos.

 Judas no es un instrumento ciego y material del destino, sino que ha actuado conconocimiento humano y responsabilidad personal.

b)  La tradición de Lucas

El relato de Lucas es menos expresivo que el deMarcos y Mateo; y termina describiendo la discusiónque se suscitó entre los discípulos con ocasión delanuncio de Jesús.

Esa discusión inspiró a Lucas colocar en este sitiouna palabra del Maestro sobre la actitud de servicioque debe caracterizar a los que ejercen el ministeriode la autoridad entre los discípulos de Jesús. Y esapalabra sobre el servicio de la autoridad dio lugar aotro dicho del Señor sobre la recompensa que esperaa los Apóstoles por haber compartido las pruebas de

 Jesús.

c)  El relato de Juan

El anuncio de la traición de Judas está muy ligado allavatorio de los pies. Al terminar, Jesús se conmueve

profundamente ante la inminente traición de uno de los suyos. Juan es sobrio al describir elefecto que el anuncio produjo en los discípulos, pero fija su atención en dos personajes: enSimón Pedro y en «el discípulo a quien Jesús amaba». Este personaje anónimo debe ser elApóstol Juan, a quien el último redactor del Cuarto Evangelio le dio ese prestigioso título.

A la pregunta del discípulo: “Señor, ¿quién es?”  Jesús, sin decir el nombre propio, con ungesto y una palabra revela al traidor: moja un bocado y lo da a Judas. Ese bocado no fue sóloseñal para el discípulo, sino una última prueba de amistad para Judas. Éste acepta el bocado,pero en lugar de dar un paso atrás en su decisión de entregar a Jesús, queda a merced deSatanás que toma posesión de él (cf Jn. 6, 70; 13, 2).

La frase que dirige Jesús a Judas: “Lo que  haces, hazlo pronto”, no es una invitación al mal,sino la última palabra de un amigo desalentado: si en definitiva tú así lo quieres, hazlo puespronto... Tomado el bocado, sale inmediatamente. En ese instante Judas deja de pertenecer al

grupo de los amigos. Y se fue.

La frase «¡Era de noche!» está cargada de sentido. En cuanto a la hora, la tarde se habíamarchado, y era ya de noche. En cuanto al simbolismo, comenzaba en esos momentos elreinado de la Tiniebla, del que habla Lucas (Lc. 22, 53).

4. La institución dela Eucaristía

a)   Los textos Eucarísticos

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Lección 23: la Cena del Señor

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Pueblo en el Sinaí (Ex. 24, 5-8). Ahora bien, la Cena pascual conmemoraba justamente laliberación de la esclavitud de Egipto y la Alianza del Sinaí. Por tanto, es suficientemente claroque Jesús, al hablar de “ la sangre de la Alianza", tenía en su mente ese recuerdo de tiemposde Moisés.

Pero con la precisión *mi sangre»,  dejaba entender que el sacrificio de antaño iba a serreemplazado por uno nuevo, su propio sacrificio; y que con él se fundaría una «alianza nueva», 

la alianza anunciada por el profeta Jeremías, que haría surgir una relación nueva entre Dios ysu criatura (Jr. 31, 31-34) Pero como una alianza exige sangre, allí está «la sangre de Jesús»que toca a Dios y toca a los hombres; ella será el medio a la vez que el signo de ese pactonuevo. Sangre ofrecida, no para aplacar a un Dios irritado, sino para dar una prueba delinmenso amor que Dios tiene al hombre. Así, Jesús será el rescatador o redentor de lahumanidad entera, mediante el derramamiento de su sangre ofrecida al Padre.

“  Tomad, comed». «Bebed de ella todos » 

En el Antiguo Testamento, como en las religiones del mundo antiguo, los fieles comían partede la víctima inmolada; en esa forma se unían a la divinidad y recibían las bendiciones yfavores asociados a sus ofrendas. Tratándose de la Pascua judía, la manducación del cordero,de los panes ázimos y de las hierbas amargas asociaba a los comensales a los acontecimientossalvíficos del Éxodo y a la liberación maravillosa que el Dios siempre vivo continuabaofreciendo a su Pueblo.

En nuestro caso, Jesús quiso que su sacrificio fuera un sacrificio de comunión, y por eso, paraque sus discípulos pudieran participar en ese banquete sagrado, se escondió, en formamisteriosa pero real, bajo los accidentes del pan y del vino, alimentos que por su naturalezaestán destinados a dar vida a quienes los toman (cf Jn. 6, 54).

«Haced esto en memoria mía»

La orden de repetir los gestos y las palabras de Jesús nos ha sido transmitida por Pablo y porLucas. Si nuestros primeros hermanos en la fe repitieron lo que Jesús hizo, fue porque elmismo Maestro debió insinuárselo. Y ellos comprendieron que esa repetición era no un simplerecuerdo, mediante un banquete, de un amigo desaparecido, sino «la actualización de un gesto

sagrado» por el cual el sacrificio del Maestro siempre vivo se hace presente bajo el pan y elvino. El libro de los Hechos de los Apóstoles testifica que la comunidad cristiana, desde susorígenes, se reunió para celebrar en memoria de

 Jesús «la fracción del pan» (Hch. 2, 42-46).

La predicción de las negaciones de Pedro

Las diferencias entre las tradiciones sonnumerosas. Cada una relata la escena siguiendo supropio camino. Estas divergencias accidentalessirven para marcar las tendencias teológicas decada evangelista.

Lucas nos ha transmitido en este lugar una

palabra importante de Jesús (Lc. 22, 31-32). Esuna promesa trascendental para el futuroministerio de Simón Pedro; está dispuesta en doscuadros:

“ Simón, Simón: he aquí que Satanás os hareclamado para zarandearos como al trigo ”  

La alusión a Satanás es significativa. Dios le ha permitido «probar», no solamente a Pedro sinoa todos los discípulos, en una forma dura: los zarandeará como al trigo. Yendo al fondo del

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misterio, la prueba que los discípulos van a sufrir a propósito de Jesús entra en el plan deDios: será severa, pero no ocasionará detrimento a sus designios salvíficos.

“ Pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez que hayas vuelto, confirmaa tus hermanos ”  

 También Pedro se verá expuesto al peligro; más aún, sucumbirá. Pero Jesús ha orado en favor

de Pedro, porque él jugará un papel de confirmación en favor de sus compañeros. El objeto dela oración de Jesús en favor de Pedro es la fe. La defección de Pedro será en el campo del valorpara el sacrificio, o de la fidelidad, o tal vez del amor hasta la muerte, pero no de la fe.

Gracias a la plegaria de Jesús, la fe de Pedro permanecerá sin desfallecer; y una vezconvertido, tendrá una misión que cumplir en la línea de esa misma fe. Pedro recibe de partede Jesús un primado no de honor sino de acción, un primado funcional en relación a losdemás

Apóstoles, Jesús ha conferido a Simón el encargo de establecer a sus hermanos sólidamenteen la fe.

6. los Discursos de despedida.El testamento de Jesús

La grande sección del Evangelio de san Juan, que corre del capítulo 13, 31 al 17, 26, sepresenta como un prolongado discurso de Jesús. Es una obra maestra de la literaturareligiosa. Su riqueza espiritual va brotando en cada párrafo y en cada línea. Sus temas, másque de estudio y reflexión, deben ser objeto de callada contemplación, esclarecida por la luzdel Espíritu Santo, que paulatinamente va llevando «a la plenitud de la verdad».

“ El Jesús que habla aquí trasciende el tiempo y el espacio; es un Jesús que ya está en camino hacia el Padre, peroque no abandonará a los que creen en él y que deben permanecer en el mundo (Jn. 14, 18; 17, 11). Aun cuando élhabla en la Última Cena, en realidad está hablando desde el cielo; aun cuando los que lo escuchan son susdiscípulos, sus palabras se dirigen a los cristianos de todos los tiempos. Este discurso es el testamento de Jesús.Sin embargo, no es como los demás testamentos que expresan las palabras de hombres muertos que ya no pueden

hablar. Por más que pudieran ser 'las mismísimas palabras’ de Jesús, en este discurso han sido transformadas ala luz de la resurrección y del Paráclito, en un discurso viviente dirigido — no por un hombre muerto sino poralguien que vive (Jn. 6, 57) —  a todos los lectores del Evangelio ”  (R.S. Brown). 

a)   Género literario

El grande Discurso de la Cena presenta los temas característicos de los «Discursos dedespedida»: anuncio de la partida, tristeza consiguiente, recomendaciones últimas, recuerdode los preceptos, palabras de consuelo y de reconforto, y promesas de volver.

b)   Formación del discurso

Numerosas anomalías que aparecen a lo largo del Discurso no permiten considerarlo comouna sola pieza, sino como un conjunto artificial de unidades literarias: pequeños discursos y

palabras del Señor, algunas de las cuales pudieron no pertenecer históricamente al momentode la Cena. Todo ese material ha sido retrabajado, retocado y amalgamado con el fin de formarel gran Discurso de la Cena.

 Todo el Discurso aparece pronunciado por Jesús la víspera de su pasión, antes de ir al huertode Getsemaní; sin embargo, para el evangelista que lo ha redactado, la glorificación de Jesús yla donación del Espíritu Santo son hechos que han acontecido hace ya mucho tiempo. Estadiferente situación cronológica ha influido necesariamente en la forma como están expresadasalgunas palabras de Jesús: ordinariamente es el Jesús terrestre quien habla, pero a veces setiene la impresión de escuchar ya a Cristo glorificado (cf Jn. 17, 1,5,13 y Jn. 17, 11-24).

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Lección 23: la Cena del Señor

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c)   Contenido y plan del discurso

La riqueza teológica de esta sección del evangelio de Juan es excepcional. La variedad de lostemas y la altura de su doctrina constituyen un verdadero tesoro de revelación. Entre otrosmuchos aspectos, destaca su carácter trinitario: a cada momento se habla del Padre, principio

 y fin de todo cuanto existe; se trata del Hijo-Jesús que ha sido enviado al mundo como verdad

 y vida, y es el camino único para ir al Padre; se revela al Espíritu de Dios, como el otroParáclito, el Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre y será enviado por

 Jesús. Una lectura pausada de estos capítulos proporcionará un conocimiento nuevo yprofundo del misterio de Dios y de su designio de salvación universal.

Partiendo del examen detallado de las diferentes unidades, se puede proponer la siguientedivisión:

Primer discurso: Jn. 13, 31-14, 31.

1)   Predicción de las negaciones de Pedro: Jn. 13, 31- 38.2)    Jesús, camino para ir al Padre: Jn. 14, 1-14.3)   Promesa de otro Paráclito: Jn. 14, 15-26.4) 

  La paz de Jesús: Jn. 14, 27-31.

Segundo discurso: Jn. 15, 1-16, 33.

1)   La vid y los sarmientos: Jn. 15, 1-6.2)   Efectos de la permanencia en Jesús: Jn. 15, 7-17.3)   El odio del mundo contra Jesús, contra sus discípulos y contra el Padre: Jn. 15, 18-

16, 4a.4)   La obra del Paráclito: Jn. 16, 4b-15.5)   La alegría por el retomo de Jesús: Jn. 16, 16-33.

La oración de Jesús al Padre: Jn. 17, 1-26.

1)   La glorificación del Padre y del Hijo: Jn. 17, 1-8.

2)  

Plegaria de Jesús por sus discípulos: Jn. 17, 9- 19.3)   Súplica en favor de la unidad: Jn. 17, 20-26.

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8/15/2019 Curso Bíblico, Lección 23, La Cena del Señor

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Catolicosenlinea2000

“ Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los heamado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedesson mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores,

 porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porqueles he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que meeligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para quevayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padreen mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen losunos a los otros ”  (Jn. 15, 12-17)