cultural 24-06-2016

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Pág. 5 Huehuetenango en retrospectiva SUPLEMENTO SEMANAL DE LA HORA, IDEA ORIGINAL DE ROSAURO CARMÍN Q. GUATEMALA, 24 DE JUNIO DE 2016 Fotografía de Josué Velásquez

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Cultural 24-06-2016

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Pág.

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Fotografía de Josué Velásquez

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Página 2 / guatemala, 24 De junio De 2016

Fotografía de Ban Vel.

Fotografía de Liggia García.

Por Paolo Guinea

Por Camilo Villatoro

mi mamá es roCío y las Plantas lo saben todos los días

la VoCaCión esPiritual de don Clodomiro

i abuelo vivió parte de su vida en una condición precaria. Algunas vacas, unas cuan-tas cuerdas de te-rreno, un mache-

te, algo de pisto guardado debajo del colchón y muchas candelas para pasar la noche.Mi madre, Marcony (con i griega,

como tantos nombres a los que la es-casez formativa de los registradores municipales no les permitió al menos preguntar cómo se escribían) creció lentamente como las ramas del güisquil en la Costa Sur de Guatemala.

a vocación espiritual de don Clodomiro es hacer discursos fúne-bres. Cuando murió mi abuela, se paró so-bre una tumba aleda-

ña y dijo sus palabras. Recuerdo a un pariente reclamando inmediatamen-te, pero entre murmullos impunes, que “por qué dejaron que don Clodo hablara”. A mí los discursos fúne-bres me dan más o menos igual, con tal que no salgan con algún insulto, calumnia o zancadilla post mortem. Con la abuela de cualquier hijo de vecino hasta me cagaría un poco de risa, pero con mi Mamaruca no se metan, y eso porque si doña María Angelina (¿Así era que se llamaba?; yo la recuerdo más bien Mamaruca) es-tuviese viva, ella misma se encargaría de humillar públicamente a sus agre-sores, de la forma más elegante posi-ble, y con elegante quiero decir soez, porque hasta para ser soez se debe tener decoro. Obviamente yo estaba sumido en el llanto y no recuerdo una sola palabra; era más probable que es-

M

L

Guillermo Marconi fue un inge-niero eléctrico conocido como el gran impulsor de la radiotrans-

misión a larga distancia. Quizá a mi abuelo nunca le pasó por la ca-beza que, en su afán de nombrar a su segunda hija con el apellido de su admirado inventor, iba a

crear a un ser telepático como el telégrafo sin hilos, conectado a esa relojería de las energías invisibles.

Entre árboles de chicle, anona, ma-mey, guanábana, jocote reina, huixaste, mashán, banano, flor de izote y muchos más; creció como los nidos del río hasta que la falta de recursos la expulsó de su pequeño mundo y vino a parar a la ca-pital y sus prisas.Ella fue poeta desde que aprendió a co-

municarse con las plantas, los vientos, las nubes y los colores del día. Quizás nunca imaginó que compartiría una historia larga e intensa con otro poeta, mi padre. Juntos reunieron vida, tejie-ron sueños, acuñaron olvidos (los pro-pios que le atañen a crecer en las prade-ras de la carencia) y pensaron –muchas veces– que algo no quedaba completo sin seguir creyendo en otro lugar más justo, menos cerca de la hecatombe.Tantos fueron sus sueños que poco

pudieron dormir en la orilla donde todo corta. Era tanta la hostilidad que comenzó a partirlos (otra vez lenta-mente), porque en el (no lugar) era pro-hibido pensar y sentir y decir y hablar y abrazar y creer y soñar.Años después –contactando con mi

niño interno y con los pájaros que ha-blan el mismo idioma de Marcony– re-cuerdo que a mi mamá la conocí va-liente. Siempre como el émbolo de un

huracán.Mi niño nunca la va a olvidar cuando,

con un aguacero adentro, nos sacó del país desde el filo mortal de una fron-tera pedestre e inhumana. No olvido su postura estoica ante el acoso de los guardias de hacienda y el ejército. Era una mujer guapa y deslumbrante con dos niños pequeños (Pamela y yo) en su brazo/vientre largo.Ella pudo contra todos los demonios

del miedo sola, con nosotros, pero sola. No le importó la madrugada y los obstáculos de la niebla. No se doblegó ante el rechazo y esa nueva vida quebrada que nos esperaba. La hizo de puente y pasamos todos con nuestras maletitas, nuestros sueños envueltos en papel periódico y en la cajita de cartón que, atada a la san-gre, se hacía ombligo. A pocos días de nuestro arribo al DF, nos corrieron de un lugar donde supuestamente esta-ban los “compas” para protegernos. Fuimos a parar a un arrabal y a ella se le instaló una nube permanente sobre su gran cielo.No nos entoldó la tristeza; ella supo

hacerlo muy bien. Sabíamos que la adversidad nos seguía el paso, pero su sonrisa y su temple nos cobijaban. A mi

mamá no le debo la vida, sino la gracia. Pero también el puño, la garra, el llanto atrapado y la posibilidad de creer siem-pre en los pájaros y su fresca hierba.Mi mamá es rocío y las plantas lo sa-

ben todos los días y sus ínfimas noches.

tuviera invadido por la culpa, porque no quise ir a la tienda y ella fue y se descalabró decúbitolateralmente, y luego vino la tediosa operación de ca-dera y la anestesia, que parece reducir el tiempo de vida de los viejos, ade-más de avanzarles la demencia senil de forma escandalosa.Pero el punto es que don Clodomiro

es puro folclor y una suerte de persona-je mitológico viviente, igual que doña Maga (ay la Maguita...). Numerosos alcohólicos del pueblo han manifesta-do la idea de derribar el busto de Justo Rufino sito en el parque y sustituirlo por una estatua cuerpo completo de La Maga (no la de Cortázar, sino la Ma-galí) para configurar un parteaguas histórico retrospectivo, y esto porque Maguita parece panda de tanto sueño interrumpido al satisfacer las necesi-dades etílicas de la región; me consta, más en estos momentos en que mi hí-gado lucha por procesar los mortales componentes de la Centroamericana S. A. No quiero morir de cirrosis ni tampoco próximamente, pero quisie-ra morir mucho después que el viejo

Clodomiro.Cierto día un familiar felizmente

resignado felicitó a Clodomiro por el discurso que había preparado para su madre muerta. En sus palabras: “Gracias, don Clodo, estuvo puro

calidá”. Pero a don Clodo lo caracte-riza la falsa modestia y tuvo que gru-ñir insatisfecho: “Sí’hombre, lástima que lo hice a la carrera; si me avisa-ban con unos quince días de antici-pación quedaba más chilero”.

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Guatemala, 24 De junio De 2016 / PáGina 3

l cielo había estado gris todo el día, y empezaba a soltar una que otra gota solitaria, pero pensaba que tenía al menos tiem-po de llegar a la tumba,

plantarme ante ella y salir. Encontrarla empezó a ser un problema, en aquel seve-ro laberinto de cajas de concreto y estatuas coquetas. Encontramos a unos jardineros del cementerio reunidos, y pensamos pre-guntarles. Los hombres descansaban de su ardua labor fumándose un tremendo chu-rro (ah, las cosas que se ven en Europa), y la mayoría se me quedó viendo como marciano cuando en mi francés de mega-paca les pregunté por la tumba de Miguel Ángel. Uno de ellos tuvo de pronto una cara de inspiración. “¡Ah, sí! El escritor, sí…uh…vea, vaya recto hacia allá, luego gire a la derecha y va a encontrar un gran edificio.” “¿Y allá está Asturias?” pregunto yo. “No, esas son las oficinas centrales, ahí le informan dónde está enterrado.” “Ah vaya, muchas gracias por la ayuda” (aun-que de hecho al final sí lo fue).

Luego de despedirnos de los jardineros, que nos ofrecieron amablemente regalar-nos el porro, ofrecimiento que declinamos con igual amabilidad, encontramos las ci-tadas oficinas, y ahí me dieron un plano detallado del cementerio. ¡Bingo!

Al salir del edificio, las gotitas se habían vuelto una lluvia recia. Yo estaba agota-do por el día de caminata (el segundo en línea, el anterior había sido igual de ka-mikaze) y de pronto ya no tuve ganas de ver tumbas ni lenguas ni porros ni nada, sólo de llegar a un sitio seco y caliente dónde descansar y tomarme un café, así que salimos en busca de la boca de metro más próxima y nos marchamos.

El segundo intento, menos pintoresco, fue una semana más tarde, ya en solitario. Decidí ir primero al museo del Louvre, y tras pasarme varias horas viendo cuadros de pintores franceses, españoles, italianos y holandeses, llegué al cementerio veinte minutos después de su hora de cierre. ¡Ra-

Una réplica de la estela 14 de Ceibal se encuentra frente a la tumba de Miguel Ángel Asturias en el cementerio Père Lachaise en París, Francia.

No fue sino hasta el tercer inten-to que logré llegar a donde repo-

san los restos del Gran Lengua. Se hizo de rogar el Nobel, divo hasta

después de muerto. Pero valió la pena. El primer intento fue

truncado por la lluvia. Luego de un largo día recorriendo Mont-

martre, la basílica de Sacre Coeur y Pigally con mi guía, anfitrión y amigo, el maestro de taichí y

lutier radicado en Francia desde hace más de veinticinco años, José Rosales Estrada, llegamos al cementerio Père Lachaise, la legendaria ciudad parisina de

los muertos, a cumplir uno de los últimos puntos importantes que

quedaban en mi agenda de visitas en la Ciudad Luz.

…el poder de esa estela se percibe en cada rincón de los alrededores. Y todos los que pasan aunque vayan buscando a alguien más (a Jim Mo-rrison, la mayoría), se detienen a ver quién es el inquilino de tan notable tumba.

EPor AlejAndro ArriAzA

el cAmino A lA tumbA de AsturiAs

yos de nuevo!Por fin, la tercera fue la vencida. Resul-

tó que la primera vez había estado mucho más cerca de la tumba del escritor de lo que imaginaba. Mapa en mano, en un ins-tante estaba frente a la famosa réplica de la estela 14 de Ceibal (San Google dixit), que rompe audazmente el panorama de lápidas cuadradas que la rodean. Debo confesar que no estaba preparado para la emoción que me llenó. Quería ver la tum-ba de Asturias como una curiosidad, un lugar famoso, pero el poder de esa estela se percibe en cada rincón de los alrededo-res. Y todos los que pasan aunque vayan buscando a alguien más (a Jim Morrison, la mayoría), se detienen a ver quién es el inquilino de tan notable tumba. Asturias, campeón del realismo mágico, llena de una sensación alucinante inclusive el ce-menterio donde reposa. Invita a sentarse frente a la estela, y a dejar que el silencio lo penetre todo y lo haga todo diferen-te. Luego de visitar al más famoso de los huelgueros sancarlistas, una vuelta por el cementerio, aprovechando que el día era espléndido, no cayó mal.

La tumba de Morrison , el vocalista de los Doors, caótica y desordenada, decep-ciona un poco. Rodeada de vallas metá-licas (porque la genta hacía literalmente de todo encima de la losa), la gente le deja de ofrenda pulseras de tela, cigarrillos y hasta chicles masticados. Allá cada quién. Por ahí andan también durmiendo el sue-ño hondo el buen Chopin, el genial pintor francés Theodore Gericault, el mentalista

lA vocAción esPirituAl de don clodomiroAllan Kardec y su tumba llena de dólme-nes, los monumentos a los caídos en las guerras mundiales, y tantos otros, céle-bres y desconocidos, que reposan en Père

Lachaise, el cementerio hasta donde llegó el realismo mágico de Miguel Ángel As-turias a trenzar historias con el silencio, desafiando a la muerte.

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GUATEMALA, 24 DE JUNIO DE 2016 / PÁGINA 5PÁGINA 4 / GUATEMALA, 24 DE JUNIO DE 2016

Bárbara López comparte la tarde con un escarabajo de 1968.

Eunice Casti llo hace una representación Pin-Up de 1940.

Pilar Barrios se hace acompañar de un Ponti ac modelo 1951.

Fausto Cano y Elizabeth Chután en una representación de los años 20 del siglo pasado.

l evento estaba programado para los últimos días de mayo. Los organizadores del encuentro son Erwin Ixmucané y Giovan-ni Coxolcá Tohom, hermanos y héroes de esta nota. Ellos se le-

vantaron antes de las cuatro de la mañana y viajaron aproximadamente 117 kilómetros de madrugada para estar esperándonos en el Peri-Roosevelt a las seis de la mañana el día en que nos reunimos.

Allí estaban, reanimados y entusiastas, Erwin viendo el reloj a cada quince minutos mientras nos juntábamos todos, ya que de-bíamos estar a las nueve en punto en el sa-lón de eventos de Instituto Indígena Nuestra Señora del Socorro. Salimos al � n en tres carros.

Ya había ido antes a allí, invitado a última hora por Giovanni Coxolcá, compañero de la Facultad de Humanidades de la USAC. El lugar era un internado Bethlemita donde le dan clases de magisterio a un grupo grande de jóvenes maestras. En esa ocasión recuer-do que hablamos sobre escritores nacionales y fue una accidentada conferencia en donde lo rescatable fueron las brillantes preguntas de las estudiantes, ya que fueron interrogan-tes apasionadas, en donde no buscaban im-presionar a nadie sino más bien quitarse las dudas de una vez por todas. “Hubiera estado bueno para que uno no supiera”, le digo en broma a un com-pañero que va, esta vez, con nosotros en el carro.

Semetabaj quiere decir “piedra de obsidiana”. Todas sus casitas parecen nuevas y la carretera por donde va-mos se llama Las Trampas. ¿Por qué las trampas? Re-cuerdo que la señora a la par mía, en el bus, me responde que antes asaltaban en esa carretera. El clima es excep-cional luego de llegar de la ciudad de Guatemala donde se han sentido unos calores que para mí no parecen nor-males. Todas las casas pare-cen nuevas porque el pueblo parece un retoño de Sololá, un lugar donde todo va re-naciendo tan naturalmente, que uno siente la falsa sensa-ción de que aún no ha llega-do el mal.

Los expositores somos 9 y tenemos una hora para de-sarrollar nuestra charla. En mi caso trataré sobre arte y desarrollo, pero mi preocu-pación fundamental es la lectura y el enganche a esta por las buenas. También

a fotografía vintage se ca-racteriza por el uso de objetos y accesorios de otra época, ge-

neralmente de las décadas del siglo XX. Fundamentándose en esa línea, un grupo de muchachos originarios de Huehuetenango se congregaron para realizar el proyecto fotográ� co que hoy presentamos en esta galería.La idea es transportar al especta-

dor a una época dorada, la época en que probablemente nuestros abuelos disfrutaron los mejores momentos de su vida.El proyecto cuenta con el apoyo de

numerosas personas que creyeron en la idea y se sumaron para hacer este radiante experimento. Maqui-llistas, modelos y autos clásicos fue-ron imprescindibles para concretar este inusual viaje visual retro. Los dueños de los vehículos prestaron jubilosamente sus máquinas (entre las que destaca una bicicleta) para conseguir que lo vintage cobrara vida.

pareció lucido y buena persona. Otro que me pareció en busca de la novedad ilustra-tiva fue Daniel Alarcón Osorio que además escribe libros de poesía cada año. Él y Car-los Enrique Rivera están al nivel de creativos textuales, junto con Pablo Javier Salvatierra Lemus.

Entre todos, el más abstracto y curiosa-mente seguidor de los algoritmos mentales y al mismo tiempo muy sensitivo en su ex-posición fue Carlos Gonzales Orellana. Yo le digo El Chino, González Orellana habló so-bre la dinámica del luto asociando esto con la fábula del con� icto armado interno. La paz y los procesos de sanación, que es la gran empresa nunca emprendida, de recordar olvidando. Una de las maestras participan-tes hizo una pregunta: “¿Hasta cuándo se va dejar de hablar de los desaparecidos, o no se han dado cuenta que ya es hora de abordar temas sobre el futuro y construir algo dife-rente en base a eso pero sin evocarlo tan dra-máticamente?”. Todo queda en suspenso y la respuesta no llega, no abarca toda la tristeza y pesadumbre que contradictoriamente � ota sobre Guatemala.

El evento duró dos días. El primero cenamos un gran churrasco en casa de los Coxolcá, fa-milia maya kakchiquel. Empática y alegre. Vi-mos la biblioteca que tienen y que abarca dos

paredes con su sala de lec-tura. La casa está muy bien diseñada y a la par hay un huerto de crisantemos que de vez en vez nos avientan un aroma esotérico. Tam-bién hay cultivo de haba.

Lo que hay que resaltar es que Erwin Ixmucané y Giovanni Coxolcá Tohom han organizado todo esto por el discreto amor al arte. Nadie les patrocinó nada, ni el establecimiento educativo que a lo mucho convidó los almuerzos, ni ningún agrupaciónpolí-tica, ni ningún mecenas. Por una parte esto les da libertad de acción, pero por la otra podría ir dis-minuyendo el entusiasmo. Ellos tienen la visión de un municipio que en lugar de ser un margen, sea un cen-tro. Para las estudiantes, maestras futuramente, es un regalo.

Esos dos días fueron fun-damentales también para los organizadores que aprendieron de logística, estructuras educativas y de lo contrario de la soledad: la solidaridad con su pro-pio pueblo.

nos acompañan: Mario Roberto Morales, Carlos Rosales, Carlos René García Escobar, Pablo Javier Salvatierra Lemus, Daniel Alar-cón Osorio, Carlos Gonzales Orellana, Car-los Enrique Rivera y Héctor Herrera.

Al llegar nos recibe la directora del plantel y ya en el salón se respira una bocanada de expectativa. Yo soy el primero y, como cosa rara, no estoy nervioso. Ellos celebran sus 20 años de recorrido desde 1996. El inter-nado es un terreno con coníferas y unas instalaciones amplias y bien construidas. No hay adornos, pero las � ores logran co-larse entre la grama.

El organizador, el entusiasta por la educación y generoso an-� trión, Erwin Coxolcá inaugura el evento y ¡vamos para arriba! La hora se vuelve corta y luego de las preguntas y respuestas conclui-mos que se debe lograr un tiempo de arte, un espacio de expresión, porque si bien es cierto que el municipio está en crecimiento económico también debe desarrollarse cul-turalmente.

La dinámica de la pedagogía la manejan muy bien Héctor Herrera y Carlos Rosales,

ambos muy entusiastas y certeros, saben su rol y proyectan la teoría de una forma senci-lla, que es algo que se logra cuando ya se ha leído y puesto en práctica todo lo aprendido.

Para la creatividad educativa nadie como Mario Roberto Morales que llegó a entrete-nernos con una conferencia amena; dejando varias ideas y tareas para la mente. Su ponen-cia se llamó Intelicidio: la muerte de la inte-

ligencia. Nos contaba sobre todo el proceso histórico ligado a procesos económicos y de consumo suicida en su mayoría, sobre la plataforma pu-blicitaria, la muerte del lenguaje, el naci-miento de la mímica

gestual, el retorno a lo cavernícola. Era para reírse cuando dijo “les cuento que hubo un tiempo en que de verdad, de verdad, la gente leía con gusto… aunque no me lo crean”. Él le llegó a subir tres rayitas al evento. Yo no lo conocía en persona. Me contó que acababa de regresar de México y que se había traído dos libros de Cioran, que era al escritor que leía. Antes me entusiasmaban los exguerri-lleros, luego me dieron mucha descon� an-za, pero este muchacho alto y formado, me

San Andrés Semetabaj, pintura de Hannes Weimann.

FOTOGRAFÍA DE RONALD LÓPEZ

Yoselin Hidalgo conduce un Dodge de 1953. FOTOGRAFÍA DE ABEL PÉREZ

FOTOGRAFÍA LUIS RIVAS

FOTOGRAFÍA DE RONALD LÓPEZ

FOTOGRAFÍA RICHARD HEREDIA

Una visita a San Andrés SemetabajPOR LESTER OLIVEROS

POR REDACCIÓN CULTURA

Semetabaj quiere decir piedra de obsidiana. Todas sus casitas

parecen nuevas y la carretera por donde vamos se llama Las

Trampas. ¿Por qué Las Trampas?

Huehuetenango en retrospectivaHuehuetenango en retrospectivaHuehuetenango en retrospectiva

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GUATEMALA, 24 DE JUNIO DE 2016 / PÁGINA 5PÁGINA 4 / GUATEMALA, 24 DE JUNIO DE 2016

Bárbara López comparte la tarde con un escarabajo de 1968.

Eunice Casti llo hace una representación Pin-Up de 1940.

Pilar Barrios se hace acompañar de un Ponti ac modelo 1951.

Fausto Cano y Elizabeth Chután en una representación de los años 20 del siglo pasado.

l evento estaba programado para los últimos días de mayo. Los organizadores del encuentro son Erwin Ixmucané y Giovan-ni Coxolcá Tohom, hermanos y héroes de esta nota. Ellos se le-

vantaron antes de las cuatro de la mañana y viajaron aproximadamente 117 kilómetros de madrugada para estar esperándonos en el Peri-Roosevelt a las seis de la mañana el día en que nos reunimos.

Allí estaban, reanimados y entusiastas, Erwin viendo el reloj a cada quince minutos mientras nos juntábamos todos, ya que de-bíamos estar a las nueve en punto en el sa-lón de eventos de Instituto Indígena Nuestra Señora del Socorro. Salimos al � n en tres carros.

Ya había ido antes a allí, invitado a última hora por Giovanni Coxolcá, compañero de la Facultad de Humanidades de la USAC. El lugar era un internado Bethlemita donde le dan clases de magisterio a un grupo grande de jóvenes maestras. En esa ocasión recuer-do que hablamos sobre escritores nacionales y fue una accidentada conferencia en donde lo rescatable fueron las brillantes preguntas de las estudiantes, ya que fueron interrogan-tes apasionadas, en donde no buscaban im-presionar a nadie sino más bien quitarse las dudas de una vez por todas. “Hubiera estado bueno para que uno no supiera”, le digo en broma a un com-pañero que va, esta vez, con nosotros en el carro.

Semetabaj quiere decir “piedra de obsidiana”. Todas sus casitas parecen nuevas y la carretera por donde va-mos se llama Las Trampas. ¿Por qué las trampas? Re-cuerdo que la señora a la par mía, en el bus, me responde que antes asaltaban en esa carretera. El clima es excep-cional luego de llegar de la ciudad de Guatemala donde se han sentido unos calores que para mí no parecen nor-males. Todas las casas pare-cen nuevas porque el pueblo parece un retoño de Sololá, un lugar donde todo va re-naciendo tan naturalmente, que uno siente la falsa sensa-ción de que aún no ha llega-do el mal.

Los expositores somos 9 y tenemos una hora para de-sarrollar nuestra charla. En mi caso trataré sobre arte y desarrollo, pero mi preocu-pación fundamental es la lectura y el enganche a esta por las buenas. También

a fotografía vintage se ca-racteriza por el uso de objetos y accesorios de otra época, ge-

neralmente de las décadas del siglo XX. Fundamentándose en esa línea, un grupo de muchachos originarios de Huehuetenango se congregaron para realizar el proyecto fotográ� co que hoy presentamos en esta galería.La idea es transportar al especta-

dor a una época dorada, la época en que probablemente nuestros abuelos disfrutaron los mejores momentos de su vida.El proyecto cuenta con el apoyo de

numerosas personas que creyeron en la idea y se sumaron para hacer este radiante experimento. Maqui-llistas, modelos y autos clásicos fue-ron imprescindibles para concretar este inusual viaje visual retro. Los dueños de los vehículos prestaron jubilosamente sus máquinas (entre las que destaca una bicicleta) para conseguir que lo vintage cobrara vida.

pareció lucido y buena persona. Otro que me pareció en busca de la novedad ilustra-tiva fue Daniel Alarcón Osorio que además escribe libros de poesía cada año. Él y Car-los Enrique Rivera están al nivel de creativos textuales, junto con Pablo Javier Salvatierra Lemus.

Entre todos, el más abstracto y curiosa-mente seguidor de los algoritmos mentales y al mismo tiempo muy sensitivo en su ex-posición fue Carlos Gonzales Orellana. Yo le digo El Chino, González Orellana habló so-bre la dinámica del luto asociando esto con la fábula del con� icto armado interno. La paz y los procesos de sanación, que es la gran empresa nunca emprendida, de recordar olvidando. Una de las maestras participan-tes hizo una pregunta: “¿Hasta cuándo se va dejar de hablar de los desaparecidos, o no se han dado cuenta que ya es hora de abordar temas sobre el futuro y construir algo dife-rente en base a eso pero sin evocarlo tan dra-máticamente?”. Todo queda en suspenso y la respuesta no llega, no abarca toda la tristeza y pesadumbre que contradictoriamente � ota sobre Guatemala.

El evento duró dos días. El primero cenamos un gran churrasco en casa de los Coxolcá, fa-milia maya kakchiquel. Empática y alegre. Vi-mos la biblioteca que tienen y que abarca dos

paredes con su sala de lec-tura. La casa está muy bien diseñada y a la par hay un huerto de crisantemos que de vez en vez nos avientan un aroma esotérico. Tam-bién hay cultivo de haba.

Lo que hay que resaltar es que Erwin Ixmucané y Giovanni Coxolcá Tohom han organizado todo esto por el discreto amor al arte. Nadie les patrocinó nada, ni el establecimiento educativo que a lo mucho convidó los almuerzos, ni ningún agrupaciónpolí-tica, ni ningún mecenas. Por una parte esto les da libertad de acción, pero por la otra podría ir dis-minuyendo el entusiasmo. Ellos tienen la visión de un municipio que en lugar de ser un margen, sea un cen-tro. Para las estudiantes, maestras futuramente, es un regalo.

Esos dos días fueron fun-damentales también para los organizadores que aprendieron de logística, estructuras educativas y de lo contrario de la soledad: la solidaridad con su pro-pio pueblo.

nos acompañan: Mario Roberto Morales, Carlos Rosales, Carlos René García Escobar, Pablo Javier Salvatierra Lemus, Daniel Alar-cón Osorio, Carlos Gonzales Orellana, Car-los Enrique Rivera y Héctor Herrera.

Al llegar nos recibe la directora del plantel y ya en el salón se respira una bocanada de expectativa. Yo soy el primero y, como cosa rara, no estoy nervioso. Ellos celebran sus 20 años de recorrido desde 1996. El inter-nado es un terreno con coníferas y unas instalaciones amplias y bien construidas. No hay adornos, pero las � ores logran co-larse entre la grama.

El organizador, el entusiasta por la educación y generoso an-� trión, Erwin Coxolcá inaugura el evento y ¡vamos para arriba! La hora se vuelve corta y luego de las preguntas y respuestas conclui-mos que se debe lograr un tiempo de arte, un espacio de expresión, porque si bien es cierto que el municipio está en crecimiento económico también debe desarrollarse cul-turalmente.

La dinámica de la pedagogía la manejan muy bien Héctor Herrera y Carlos Rosales,

ambos muy entusiastas y certeros, saben su rol y proyectan la teoría de una forma senci-lla, que es algo que se logra cuando ya se ha leído y puesto en práctica todo lo aprendido.

Para la creatividad educativa nadie como Mario Roberto Morales que llegó a entrete-nernos con una conferencia amena; dejando varias ideas y tareas para la mente. Su ponen-cia se llamó Intelicidio: la muerte de la inte-

ligencia. Nos contaba sobre todo el proceso histórico ligado a procesos económicos y de consumo suicida en su mayoría, sobre la plataforma pu-blicitaria, la muerte del lenguaje, el naci-miento de la mímica

gestual, el retorno a lo cavernícola. Era para reírse cuando dijo “les cuento que hubo un tiempo en que de verdad, de verdad, la gente leía con gusto… aunque no me lo crean”. Él le llegó a subir tres rayitas al evento. Yo no lo conocía en persona. Me contó que acababa de regresar de México y que se había traído dos libros de Cioran, que era al escritor que leía. Antes me entusiasmaban los exguerri-lleros, luego me dieron mucha descon� an-za, pero este muchacho alto y formado, me

San Andrés Semetabaj, pintura de Hannes Weimann.

FOTOGRAFÍA DE RONALD LÓPEZ

Yoselin Hidalgo conduce un Dodge de 1953. FOTOGRAFÍA DE ABEL PÉREZ

FOTOGRAFÍA LUIS RIVAS

FOTOGRAFÍA DE RONALD LÓPEZ

FOTOGRAFÍA RICHARD HEREDIA

Una visita a San Andrés SemetabajPOR LESTER OLIVEROS

POR REDACCIÓN CULTURA

Semetabaj quiere decir piedra de obsidiana. Todas sus casitas

parecen nuevas y la carretera por donde vamos se llama Las

Trampas. ¿Por qué Las Trampas?

Huehuetenango en retrospectivaHuehuetenango en retrospectivaHuehuetenango en retrospectiva

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Página 6 / guatemala, 24 De junio De 2016

Julio Serrano Echeverría, el autor, un hábil conjugador de palabras, irónico y burgués nos cuen-ta desde una nube de primicia intelectual cómo somos, cómo

nos vemos, cómo nos comportamos, Serrano Echeverría es un objeto frente al espejo, pero no se ve, nos ve y nos describe.

Historias muy humanas y entreteni-

Estampitas brillosas y jubilosas, una ciudad,

un país, su gente y su cultura encerrados en una maqueta bonita, bonita; un niño juega

con su colección de Hot Wheels por esas calles de

cartón piedra. Cuadros sin costumbres es un libro para jugar a la comidita

sin mancharte de lodo, sin correr riesgos.

“Cuadros sin Costumbres”: un espejo que no refleja

Por Juan Calles

reseña

juan Calles. Periodista, documentalista, lector de tiempo completo, ha facilitado el taller de narrativa del Centro Histórico. Autor de “Triciclo”, libro de cuentos cortos. Nació en mayo del 73, pero no está seguro de ello.

nocer sus calles, a sus padres, a sus tíos, a sus hermanos, a ellos mismos. Un es-pejo abusivo para reconocernos, amar-nos u odiarnos. Los niños necesitan acercarse a este espejo, recibir un baño de su propia saliva y si salen ilesos que lo vuelvan a leer.

Estamos sólo en la primera parte del libro.

Luego de viajar por la ciudad y de un paseo hasta Xela, el autor considera que estamos listos para adentrarnos en su poesía largos textos que al principio te parece que pertenecen a otro libro, que no tienen nada que hacer allí. Sin em-bargo van tomando forma, te van di-ciendo en voz baja que todo va a estar bien. Que el viaje no ha terminado, que la ciudad espera por vos.

En efecto, la segunda parte del libro finaliza, como inició sin mucho sen-tido, sin muchas razones, además no son necesarias, la propuesta del autor la aceptás o no, adelantás las páginas y buscás lo que te interesa, o seguís pe-gado a esos textos lentos y aletargados, que con muchos adornos no terminan de indicar el camino.

La tercera parte del libro titulada acer-tadamente “CALLE”, te abre la puerta a eso que en la primera parte te emo-cionó y querés más. Y así es, Serrano Echeverría no te falla, no te deja vendi-do. Con unos textos entre el ensayo, el periodismo y la ficción te lleva de paseo a esos lugares emblemáticos de la ciu-

das; una narrativa ágil, sin giros psi-cológicos, sin profundizar en las di-mensiones de los personajes, están allí, hablan, trabajan, beben, cogen, viven,

unidimensionales, descritos en apenas algunas líneas; lle-gamos a conocerlos y que-rerlos, simpatizamos con ellos. La mayoría hombres-engranajes de esta ciudad.

Un viaje en camioneta, en taxi, un experimento antropológico, Cuadros sin costumbres es un compendio de acuare-las para turistas fatuos. Sin embargo el valor de su humanidad debe ser embarrado en los panes con frijol de los niños de primaria. Los niños deben leer este libro, reco-

FotograFía de Fernando Chuy

Cuadros sin costumbre de

Julio Serrano, 189 Pági-nas, Metáfora Editorial 2016. Puede

adquirirse en Librería Casa del Libro (interior Casa Cervantes) 5ta calle 5-18 zona 1 ciudad

de Guatemala.

dad. Lo imagino como un guía turísti-co posmoderno, que te mete zancadilla para que sintás el olor del asfalto gris y sucio de la ciudad. Pero buena onda, te lleva y cuida que te fijés en los detalles.

No se involucra, no es parte del paisa-je, está allí para guiarte, para señalarte los detalles sórdidos y “novedosos” es el tío buena onda que te lleva a ver a las mujeres medio desnudas en la línea del tren.

Cuadros sin Costumbres es un libro muy entretenido, suave, bonito, sin complicaciones; un viaje por las co-misuras de los labios de la ciudad, un viaje seguro, como esos que organizó la municipalidad para que la gente bien visitara el centro histórico desde la se-guridad de un bus para turistas urba-nos. Aún recuerdo su ropa de marca, su trago en la mano y sus caras estupe-factas “no parece Guatemala” decía una señora rubia con chalina de seda al re-dedor del cuello perfumado, mientras miraba a unos patojos patinetos hacer piruetas en la banqueta del parque San Sebastián.

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Guatemala, 24 De junio De 2016 / PáGina 7

Los Días Como hoy de la banda de ska/punk guate-malteca: The Killer To-mato! es un disco que na-rra a la perfección la cróni-

ca de un viaje al inconsciente, navegan-do en la oscuridad y la autodestrucción para finalmente, tomar conciencia de que existe algo mucho más grande que todos nosotros, y que por ende, vale la pena pe-lear con el puño firme y levantado hacia el cielo.

Desde El túnel del tiempo, la prime-ra rola de este material podemos sentir la sutileza de su música. La batería, acompañada de unos vientos que in-yectan solidez y movimiento, la aper-tura perfecta para que la guitarra de el banderazo de salida a una historia desgarradora; la noción de percibir el mundo derrumbado, reducido a escom-bros y cenizas en tan solo un instan-te, ese es el eje que despliega el dolor indómito que se apodera del cuerpo al saber que existe una herida en forma de nudo en la garganta, que nos recuer-da a cada paso que damos, que todo está perdido en el dolor.

Los Tomates son una banda que, en la casi década que llevan de existir, han crecido de manera considerable musical-

Me atrevo a decir que todos hemos

estado a la deriva de la incertidumbre,

introducidos en lo más profundo y desolado de

ese mar de tristezas y desesperanza, esperando

esa ola perfecta que nos succione para siempre o

nos devuelva a una orilla en la cual la luz cálida de

la reflexión y el confort nos haga despertar.

“Los Días Como Hoy”: Una CróniCa DeL viaje a La inConCienCia

Por Jenner SantoS

mente hablando. Pasando por la experi-mentación y la jovialidad, han desperta-do un sentimiento que solo la sonoridad y la armonía envuelta en caos y furia nos pueden dar. Sin embargo el disco guarda mucho más que una composición musi-cal muy buena. Si nos fijamos en Dino Espumoni una rola que a todas luces muestra la fiesta de alguien confundi-do, perdido en la ciudad, arrullado por sus tentaciones y que se deja llevar en la fiesta suave e interminable de una noche de farra… Tal como Dino Espumoni lo haría.

El introducirse a la inconciencia es una tarea peligrosa; sumirse a lo más oscu-ro del pensamiento, sin saber que lo que salga de ese túnel despiadado tal vez y no sea lo mismo que entró es algo que solo el valiente de la lotería estaría dis-puesto a hacer. El viaje es la canción que nos pone en perspectiva lo que significa estar ante las fauces de lo más profun-do del ser. En un surf experimental que calma las ansias de un punk violento y retraído de a ratos, congenian a la perfec-ción con la bestialidad de una lírica que llama a explorar esos rincones olvidados de la mente.

Inmediatamente después de ese viaje arduo suena Naranja Lázaro, una rola impregnada de nostalgia y optimismo que advierte que no todo lo que pasa en el mundo, es guiado por un destino inmutable y desgraciado porque existen momentos que valen la pena conservar, existen pequeños dejos de felicidad que hay que defender con corazón y el puño

FotograFía cortesía de the Killer tomato!

FotograFía cortesía de the Killer tomato!

Pasando por la experimentación y la jovialidad, la banda ha despertado un sentimiento que sólo la sonoridad y la armonía envuelta en caos y furia nos pueden dar.

José Stanlacalle, vocalista/bajista de The Killer Tomato! durante una de sus presentaciones.

Descargá “Los Días Como Hoy” a través de este enlace: http://goo.gl/0bAUAs

levantado. Unos vientos suaves, las gui-tarras que tienen la justa aparición al igual que el bajo, que no está demás de-cir, no se cae en ningún solo momento, y la batería que con unos cambios y rema-tes soberbios, crean la melodía perfecta para una letra que te deja sin aliento. – Es imposible no creer en algo que es tan real. –

Todos nos podemos sentir identifica-dos con la naranja que resucita de entre los muertos; nos hace reflexionar que, a pesar de las ausencias y la amargura de un recuerdo, las historias son intermina-bles y se funden en la identidad de un ser que se llena de ironías y contradicciones, porque la vida que gusta de esas jugarre-tas, te devuelve invariablemente a esos momentos llenos de alegría y felicidad donde probablemente, hubo una dolen-cia inexplicable.

Patiño, Volviendo a suceder y 10-34 son las rolas que marcan la influencia innegable del punk; no solo en el ritmo violento y acelerado, sino también en letras que estallan con una crítica incon-fundible a los detractores del mundo y su armonía. Con vientos que se baten a muerte en una lucha de máscara contra cabellera, la banda no deja nada en la garganta y vomita toda la rabia de un pe-rro que no quiere morir bajo el puente de la indiferencia colectiva.

Justo antes de terminar el disco existe una joya llamada Noche de Ska; una rola que demuestra el talento de esta ban-da. Vientos sublimes con un sax que el mismísimo Charlie Parker quisiera imi-tar, un solo de bajo que lleva el paso de

este baile dejando que las guitarras y la batería hagan lo propio. Una exquisitez que nos hace preguntarnos ¿Por qué no hacen más canciones así?

El disco termina con Toda La vida (Champiñón); un himno tomatero que estaría demás explicarlo. Si bien en su último material, La Gran Mudanza, se nota el salto gigantesco en inteligencia y facetas rítmicas, Los Días Como Hoy es el disco perfecto para conocer a los To-mates. Lo que les falta en producción del material, lo compensan en adrenalina y letras fenomenales.

El reto más grande de esta banda es sin duda el seguir presentando nuevas propuestas, arriesgarse y ser como Cara Cortada, es decir, tomar el mundo por-que les pertenece. Al escucharlos pode-mos decir con certeza que van por muy buen camino.

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Página 8 / guatemala, 24 De junio De 2016

Sobre la obraLa primera estadía en Europa de

Virgilio Rodríguez Macal definiría su interés por los acontecimientos en el continente europeo, en especial la Segunda Guerra Mundial. Rodríguez Macal gana con Negrura, en 1958, el certamen literario “Pedro Antonio de Alarcón”, de Madrid, España y su obra se publica en ese país un año después, tan solo una edición.

La novela trata sobre las consecuencias que la Segunda Guerra Mundial tuvo en los ciudadanos alemanes, después de terminada la guerra, en 1945, y se desarrolla probablemente en Hamburgo. Las acciones se desarrollan bajo un matiz pesimista, como el del título. Fred, el protagonista, es un excombatiente que sale físicamente ileso de la guerra, pero afectado emocionalmente se emplea en una fábrica, en donde la mayoría de sus compañeros de labores son excombatientes lisiados y

Fotografía de Katherine Castillo

“Negrura” de Virgilio rodríguez MacalPor redacción cultura resienten la integridad física de Fred.

Él los comprende pues sabe la negrura que se ciñe en sus corazones, similar a la profunda depresión que él mismo siente por la soledad en la que lo ha dejado la guerra. Negrura es una novela psicológica sobre las secuelas que dejó la Segunda Guerra Mundial en el pueblo alemán, de los traumas de los alemanes que en el encuentro armado sufrieron lesiones físicas y psíquicas.

El autor se vale de elementos de la psicología actualizada de ese entonces e, incluso, se adelanta a ella por varios años. En su soledad ese Fred/Alemania se encuentra emocionalmente partido entre su pasado bélico y un presente prometedor. La Alemania de posguerra que se construye en la novela, a través de las alegorías de sus personajes, no es una nación consolidada pues sufre traumas, mutilación, falta de espiritualidad y fragmentación, lo que se manifiesta finalmente en la partición de Berlín, la capital, símbolo de la subsecuente Guerra Fría.