cultura muisca

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CULTURA MUISCA Ocupaban las tierras altas de la parte más ancha de la Cordillera Oriental, en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Santander. Su economía, se desarrolló óptimamente graciasal aprovechamiento de las laderas y sistemas de cultivo, canales de desague y riego. Tenían una agricultura bien desarrollada, cultivaban maíz, papa, coca y algodón. La caza era abundante: faizanes, codornices, conejos, pavas, tórtolas, paloma torcaz, muchas otras aves, venados, puercos monteces y armadillos. Con el algodón, se identifican como grandes tejedores de textiles o mantas. Nuestros pueblos Muiscas en esta región de la sabana se caracterizaron como alfareros y es la alfarería una de las manifestaciones culturales que nos permite situarlos en el tiempo, basados en los análisis practicados a las vasijas de cerámica y se puede apreciar que la época de la alfarería esta ubicada entre el año 310 hasta el 1.305 lo cual permite establecer que los Muiscas ocuparon estos territorios alrededor de doce siglos antes de la llegada de los españoles. Los alfareros elaboraban la cerámica para uso ritual y ofrendatario, además de enormes vasijas para procesar la sal, ollas jarras y cuencos de uso doméstico. Sobresalen la cerámica de tipo ceremonial, adornada con figuras zoomorfas como la rana, la serpiente, y figuras antropomorfas que quizás representaban a los caciques. La pictografía simbólica hallada en los jeroglíficos de las rocas del Abra, fue ejecutada por una raza diferente a las primeras civilizaciones anteriormente anotadas y diferente a la de la raza de indios conquistada por los españoles. Pero es de una raza que se extendió por todo el continente y tiene el mismo carácter que la de los valles y cordilleras de Venezuela y de las márgenes el Orinoco y del Amazonas. Y las características de estos jeroglíficos son iguales para toda América ya grabados sobre rocas, ya pintadas con tinta roja indeleble, bien sea colocados sobre alturas inaccesibles o en las orillas de los ríos o demarcando sitios fronterizos. Aspecto importante fue su estructura socio-política. Su estado fue gobernado por poderosos caciques llamados el Zipa y el Zaque, secundados por otros de menor jerarquía, los Usaques, especie de consejeros; los sacerdotes, los guerreros y el pueblo compuesto por agricultores, alfareros, orfebres, tejedores y comerciantes. Los muiscas eran politeístas. Sus divinidades representaban diversas fuerzas de la naturaleza. Sus principales dioses

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CULTURA MUISCA

Ocupaban las tierras altas de la parte más ancha de la Cordillera Oriental, en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Santander.

Su economía, se desarrolló óptimamente graciasal aprovechamiento de las laderas y sistemas de cultivo, canales de desague y riego. Tenían una agricultura bien desarrollada, cultivaban maíz, papa, coca y algodón. La caza era abundante: faizanes, codornices, conejos, pavas, tórtolas, paloma torcaz, muchas otras aves, venados, puercos monteces y armadillos. Con el algodón, se identifican como grandes tejedores de textiles o mantas.

Nuestros pueblos Muiscas en esta región de la sabana se caracterizaron como alfareros y es la alfarería una de las manifestaciones culturales que nos permite situarlos en el tiempo, basados en los análisis practicados a las vasijas de cerámica y se puede apreciar que la época de la alfarería esta ubicada entre el año 310 hasta el 1.305 lo cual permite establecer que los Muiscas ocuparon estos

territorios alrededor de doce siglos antes de la llegada de los españoles.

Los alfareros elaboraban la cerámica para uso ritual y ofrendatario, además de enormes vasijas para procesar la sal, ollas jarras y cuencos de uso doméstico. Sobresalen la cerámica de tipo ceremonial, adornada con figuras zoomorfas como la rana, la serpiente, y figuras antropomorfas que quizás representaban a los caciques.

La pictografía simbólica hallada en los jeroglíficos de las rocas del Abra, fue ejecutada por una raza diferente a las primeras civilizaciones anteriormente anotadas y diferente a la de la raza de indios conquistada por los españoles. Pero es de una raza que se extendió por todo el continente y tiene el mismo carácter que la de los valles y cordilleras de Venezuela y de las márgenes el Orinoco y del Amazonas. Y las características de estos jeroglíficos son iguales para toda América ya grabados sobre rocas, ya pintadas con tinta roja indeleble, bien sea colocados sobre alturas inaccesibles o en las orillas de los ríos o demarcando sitios fronterizos.

 

Aspecto importante fue su estructura socio-política. Su estado fue gobernado por

poderosos caciques llamados el Zipa y el Zaque, secundados por otros de menor jerarquía, los Usaques, especie de consejeros; los sacerdotes, los guerreros y el pueblo compuesto por agricultores, alfareros, orfebres, tejedores y comerciantes.

Los muiscas eran politeístas. Sus divinidades representaban diversas fuerzas de la naturaleza. Sus principales dioses fueron Chiminichagua, principio creador o fuerza suprema, Xué, el sol, Chía, la luna, Bachue, la madre de la humanidad y diosa de las legumbres, Cuchaviva el arco iris, Chibchacun, dios general, Chaquen, dios de los corredores y Bochica, héroe civilizador. Las lagunas eran consideradas

lugares sagrados; allí celebraban ceremonias religiosas de gran esplendor, durante las cuales arrojaban al agua, tunjos elaborados en tumbaga,

Los sacrificios humanos eran ceremonias populares de gran importancia en los pueblos chibchas. Fuera

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de esta ceremonia en que el homenaje al dios entrañaba el sacrificio de un ser humano, existían otras de gran renombre como la famosa de El Dorado, de carácter mágico-religioso. Esta ceremonia tenía ocurrencia con motivo de la posesión en el mando del cacique de Guatavita y era por lo tanto de celebración poco frecuente. En cambio las grandes procesiones rituales se sucedían a menudo. Tenían lugar en ciertas épocas del año y adquirían una grandiosa fastuosidad.

Pese a que para el imaginario de la mayoría de los colombianos el pueblo indígena MUISCA sucumbió totalmente a la dominación colonial, lo cierto es que actualmente en el altiplano cundiboyacense subsisten diversas comunidades MUISCA, a saber:

Mapa del territorio Muisca

En el municipio de Cota, departamento de Cundinamarca, 10 kilómetros al norte de Bogotá por la vía que conduce de la capital a la ciudad de Tunja, con un resguardo habitado por cuatro mil quinientas personas.

En la comunidad de Fonquetá y Cerca de Piedra (Chía), departamento de Cundinamarca, delante 5 kilómetros de Cota por la misma vía, con Territorio Tradicional y un censo de mil personas.

En el municipio de Sesquilé, departamento de Cundinamarca, 25 kilómetros delante de Cota por la misma carretera que conduce a Tunja, con Territorio Tradicional y con un censo que sus Autoridades están levantando actualmente.

En Bogotá, Distrito Capital, la comunidad de Bosa, ubicada en la localidad séptima, al sur occidente de la ciudad con Territorio Tradicional y con un censo de dos mil personas.

También en Bogotá, Distrito Capital, la comunidad de Suba, ubicada en la localidad once, al noroccidente de la ciudad y con un censo de cuatro mil quinientas personas . Sin embargo, a pesar de trabajar orgánicamente con el Cabildo Mayor, cada comunidad con su Cabildo local es independiente y tiene sus propias

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Autoridades Tradicionales.

Nuestro territorio tradicional ha estado ubicado sobre las áreas ocupadas por antiguos resguardos indígenas, de los cuales poseemos algunos títulos de parcelas o predios expedidos por las alcaldías municipales y por el Estado de Cundinamarca cuando este país estaba organizado como Estados Unidos de Colombia y otros por el actual Instituto Colombiano de la Reforma Agraria, Incora.

Mapa del territorio Muisca

La mayoría de la tierra de estos resguardos fue apropiada por distintos medios de los cuales se valieron terceros que la comercializaron aprovechándose de la ingenuidad de nuestros antepasados.

Sin embargo parte de las posesiones de parcelas de cultivo y vivienda que poseemos están respaldadas con los mencionados títulos originarios y otros convertidos en escritura pública por procesos de sucesión o ventas irregulare

Bebidas y alucinógenos de los Muiscas

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La chicha no siempre fue dañina y vitanda como en tiempos modernos. En

efecto, en la época prehispánica, este brebaje, hoy proscrito, era una noble

bebida ceremonial con cuyas abundantes libaciones los muiscas sí se

embriagaban, pero sólo en ocasiones tan especiales como bodas, sepelios,

carreras y celebraciones de victorias, y jamás de manera rutinaria y habitual

como luego lo harían sus descendientes hasta su virtual desaparicion a

mediados del siglo XX.

En cuanto a los narcóticos, eran permanentes consumidores de coca y el

llamado “borrachero”. A la primera le atribuían incomparables propiedades

medicinales. Parece incuestionable, aun a la luz de las más recientes

investigaciones, que la coca confiere al organismo excepcionales condiciones

cardiotónicas y, por ende, una poderosa resistencia, no sólo a las fatigas, sino

al asedio del hambre.

Valga la pena recordar que los muiscas carecían de animales domésticos y

bestias de carga, por lo cual los bultos del comercio y otros menesteres se

transportaban a lomo de indio. Es indudable que, para el buen suceso de

estas faenas esenciales en la vida del pueblo muisca, la masticación de la

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coca fue un factor decisivo. Igualmente, los cronistas dan fe de que nuestros

chibchas morían ancianos y con la dentadura generalmente intacta. Este

prodigio, anterior en tantos siglos a nuestras milagrosas prótesis, fue

atribuido al hábito de mascar continuamente la hoja de coca. Costumbre

altamente arraigada también, dentro de las demás sociedades aborígenes del

país.

VISITE:

Museo del Oro Museo deAntropologia

Marques deSan JMorge

 

CULTURA MUISCA

Los Muiscas habitaron el altiplano cundiboyacense, sobre las fértiles sabanas de Zipaquirá, Nemocón, Ubaté, Chiquinquirá y Sogamoso .

Su economía, basada en la agricultura, se desarrolló óptimamente gracias al aprovechamiento de las laderas y sistemas de cultivo, canales de sague y riego. Su producción de mantas, cerámicas y artesanías fue abundante, lo que les permitió destinar el excedente al comercio de la sal, las esmeraldas y la tributación.

Su estado fue gobernado por poderosos caciques llamados el Zipa y el Zaque, secundados por otros de menor jerarquía, los Usaques, especie de consejeros; los sacerdotes, los guerreros y el pueblo compuesto por agricultores, alfareros, orfebres, tejedores y comerciantes.

Los alfareros elaboraban la cerámica para uso ritual y ofrendatario, además de enormes vasijas para procesar la sal,

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ollas jarras y cuencos de uso doméstico.

Sobresalen la cerámica de tipo ceremonial, adornada con figuras zoomorfas como la rana, la serpiente, y figuras antropomorfas que quizás representaban a los caciques.

Tomado del Folleto: Cerámica Precolombina

Colección Fondo Cultural Cafetero - 1979

   Tocancipa

Tocancipá se reconoce como una de las primeras civilizaciones prehistóricas de Colombia y entre los más antiguos poblamientos de América. Vestigios que nos determinan la época en que los territorios de Tocancipá fueron poblados se encuentran:

De 14.500 años en las rocas del Abra o rocas de Sevilla, las cuales determinan los límites entre Tocancipá y Zipaquirá a la altura de la vereda de la fuente. Rocas en las que además se encuentran inscripciones jeroglíficas de épocas más recientes.

De 11.700 años en la vereda de Tibitoc.

Estos vestigios nos ubican entre los más antiguos poblamientos de América.

Estos poblamientos del continente Americano son provenientes del Asia desde tiempos muy remotos.

Estas primeras civilizaciones prehistóricas fueron el resultado de emigraciones que se convirtieron en ordas herrantes entregadas a la vida nómada y salvaje.

La pictografía simbólica hallada en los jeroglíficos de las rocas del Abra, fue ejecutada por una raza diferente a las primeras civilizaciones anteriormente anotadas y diferente a la de la raza de indios conquistada por los españoles. Pero es de una raza que se extendió por todo el continente y tiene el mismo carácter que la de los valles y cordilleras de Venezuela y de las márgenes del Orinoco y del Amazonas. Y las características de estos

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jeroglíficos son iguales para toda América ya grabados sobre rocas, ya pintadas con tinta roja indeleble, bien sea colocados sobre alturas inaccesibles o en las orillas de los ríos o demarcando sitios fronterizos.

Una tercera civilización nos permite definir la cerámica: Nuestros pueblos Muiscas en esta región de la sabana se caracterizaron como alfareros y es la alfarería una de las manifestaciones culturales que nos permite situarlos en el tiempo, basados en los análisis practicados a las vasijas de cerámica y se puede apreciar que la época de la alfarería esta ubicada entre el año 310 hasta el 1.305 lo cual permite establecer que los Muiscas llevaron ocupando estos territorios alrededor de doce siglos antes de la llegada de los españoles. 

Agricultura, caza y pesca

La alfarería fue una actividad importante pero también lo fueron la agricultura la caza y la pesca esto lo deducimos por la base de la alimentación.

En Tocancipá los Muiscas fueron excelentes agricultores y administradores de la tierra.

Si bien es cierto el maíz es un cultivo importante. No era el único fundamento de la alimentación, pues este se mezclaba con la yuca y los fríjoles, se incorporaba además a su dieta verduras y frutas.

Hibias, cubios, papas, ahuyamas, melones todo ello contenido en la ofrenda de la princesa y proteína animal: venados, curies, perros mudos, zaínos y pecarí; peces y aves como perdices, patos, pavos y pajaritos, por tal motivo la niñez se criaba lúcida y hermosa, los adultos de gran fortaleza y las mujeres muy fértiles tenían un parto cada año.

Dentro de sus actividades combinaban muy bien la caza, con la pesca, frutas, verduras y raíces. La caza era abundante: faizanes, codornices, conejos, pavas, tórtolas, paloma torcaz, muchas otras aves, venados, puercos monteces y armadillos.

Tomado de la RevistaToquencipe, No. 9, 1995

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   MUISCAS Y GUANES 

Los Muiscas ocupaban las tierras altas de la parte más ancha de la Cordillera Oriental, en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Santander. Se sabe por los relatos de los cronistas españoles de los siglos XVI y XVII, que los Muiscas tenían una economía agrícola bien desarrollada, cultivaban maíz y papa, coca y algodón. Con este último elemento se identifican como grandes tejedores de textiles o mantas. Aspecto importante fue su estructura socio-política. (Broadbent: 1989-10-16). 

Al norte del altiplano cundiboyasence, en el actual departamento de Santander, la cordillera cambia radicalmente en su topografía. La ocupación de las tierras altas de Santander por parte de la etnia Guane se inicia probablemente alrededor de los siglos VIII o IX de nuestra era. El conocimiento que se tiene sobre la organización socio-política, lengua y costumbres de los Guanes se deriva de las crónicas y documentos dejados por los conquistadores y colonizadores. (Lleras:1989-17-21). 

Muiscas y Guanes elaboraron cerámica: múcuras, ollas, cántaros, copas, además de representaciones humanas y de animales. 

The Muiscas lived on the high plateaus of the Eastern Andes, in what today corresponds to the Departamentos of Cundinamarca, Boyacá and Santander. It is well known, based on the documents left by the Spaniards during the 16th and 17th centuries, that the Muiscas had a well developed agrarian economy, and that they cultivated corn, potatoes, coca and cotton. The Muisca were notorious for their production of blankets; another important aspect was that of their socio-political organization (Broadbent 1989: 10-16). 

North from the Altiplano Cundiboyacense, in the Departamento of Santander, the Eastern Highlands change in nature. Initial Guane occupation of this portion of the highlands probably dates back to the 8th or 9th century A.D. The knowledge that we have on matters such as social organization, language and traditions of che Guane is based on Spanish accounts as well as on documenta left by conquerors and colonists (Llevas 1989: 17-21)

Both Muiscas and Guanes elaborates long-necked jars known as múcuras, cooking pots, cups and representations of humana and

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anímals.

Tomado del folleto Arte de la Tierra - ColombiaFondo de Promoción de la Cultura, 1994

   

 La tumba abierta en los antiguos terrenos de la hacienda El Carmen del barrio Oasis de Usme, en el sur de Bogotá, revela los restos óseos de una mujer de 20 a 30 años de edad.

En el momento de su muerte, posiblemente ocurrida hace más de 1.000 años, ella tenía las piernas medianamente recogidas a inclinadas hacia el oriente. Sus manos, superpuestas detrás de la espalda y a la altura de la pelvis, muestran unos dedos crispados, encogidos como un signo de terror o dolor.

La posición de los huesos en esa tumba prehistórica indican que la mujer fue enterrada viva, como parte de un complejo ritual con sacrificio humano, algo natural y característico de antiguas culturas.

Esa es la explicación que Virgilio Becerra, director del departamento de Antropología de la Universidad Nacional, le dio a la Secretaría Distrital de Hábitat, al confirmar uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los

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últimos tiempos en Bogotá: la existencia en esa hacienda de Usme de una gigantesca necrópolis prehispánica, que podría tener unos 2.000 años.

En ese camposanto, que habría sido centro de adoración y de sacrificio también de niños como ofrenda a los dioses, se calcula que habría unas 1.500 tumbas, dada la densidad de enterramientos halla dos en las pocas hectáreas exploradas de la hacienda.

Teniendo en cuenta los informes preliminares de la Universidad Nacional, el personero de Bogotá, Francisco Rojas Birry, y la secretaría de Háb tat, Catalina Velasco, revelaron que los restos arqueológicos descubiertos pertenecerían a distintas épocas, de antes del siglo I al siglo XVI, pero hay vestigios que indicarían que algunas tumbas serían de tiempos anteriores.

Los antropólogos a cargo de la investigación indicaron, sin embargo, que los primeros cuerpos los habrían enterrado en el periodo cultural llamado Herrera, es decir, entre el siglo I y el V de nuestra era, antes de que llegaran los muiscas. Luego hubo inhumaciones que corresponderían a la etapa muisca temprana, del siglo V al X; y los últimos enterramientos se habrían hecho en el periodo muisca tardío, después del siglo X.

La antigüedad de las tumbas y restos óseos fue establecida luego de tres meses de trabajos de la facultad de antropología de la Nacional. Para ello, hicieron una recolección de muestras, pozos de sondeo, use de varilla introducida en la tierra y utilización de un moderno radar para de terminar mediante ondas electromagnéticas, condiciones y distintos movimientos hechos en el suelo.

Luego, fueron cavando y encontrando decenas de tumbas con "individuos" adultos, masculinos, femeninos a infantiles, en distintas posiciones y, algunos, enterrados con collares, unos hechos con conchas, que aún sorprendentemente se conservan. También hay en el lugar vasijas y utensilios hechos en piedra. Hasta ahora, no han hallado un miligramo de oro en los recipientes cerámicos ni en las tumbas.

Ahí está, por ejemplo, el esqueleto que perteneció a un

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hombre que probablemente fue el sacerdote o chamán de esa población prehispánica.  Sus huesos, en especial el peroné, y vértebras tienen vestigios de que por mucho tiempo el `chamán' no recibió el sol.

Sus manos crispadas indicarían que fue enterrado vivo, dijeron los investigadores al personero Rojas Birry, durante la visita que hizo el miércoles pasado al sitio del hallazgo.

La indicación de que varios de los restos arqueológicos pertenecen al periodo Herrera obedece, entre otros aspectos, a que varios esqueletos, entre ellos los de niños, tenían cerca vasijas que identifican este periodo: fueron hechos en arcilla y en algunos de sus bordes fueron impresos rústicamente uñas y peines, característicos de esa época, corroboró la arqueóloga Marianne Cardalee, reconoci a investigadora del periodo Herrera.

(El artículo continúa ...)

Tomado del periódico El Tiempo, 20 de abril de 2008

 

Se pretende con esta información difundir conocimiento sobre la cultura pre-colombina de los MUISCAS, que tuvo Colombia, en el centro del país y que

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existieron desde el 400 d.c. al 1800 d.c.

La Balsa Muisca construida en oro, que se ve en la imagen superior, es exhibida en el Museo del Oro del Banco de la República. Representa una ceremonia en que el sucesor del Cacique, hacía una gran ofrenda a los dioses. Cubría su cuerpo con polvo de oro y estaba acompañado por su séquito.

Los Tunjos, fue el nombre dado a las figurillas que hacían los Muiscas de Tumbaga, más que de oro fino. Piezas como éstas entre 2 y 25 centímetros, que representan hombres, mujeres o seres asexuados, se encuentran en el Museo del oro del Banco de la República en Bogotá-Colombia.

 Ubicacición Geográfica:

Los muiscas ocupaban parte de los actuales departamentos de Cundinamarca y Boyacá y el mayor núcleo de población estaba en Bogotá, Nemocón, Ubaté, Chiquinquirá, Tunja y Sogamoso.

 

Datos de Interés:

Muchos de los elementos culturales de la tradición muisca se conservan hoy en día, en las comunidades campesinas de Boyacá y Cundinamarca.

Se conservan algunos elementos lingüisticos en vocablos y apellidos.

 

Datos Históricos:

Todo hace suponer que Centroamérica es el lugar de origen de los grupos chibchas. El grupo de habla chibcha que se asentó en el altiplano cundi-

 

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boyacense es el llamado MUISCAS. Los estudios arqueológicos revelan su existencia desde el 545 A.C. hasta el 1537 D.C. cuando llegó la conquista española.Según las crónicas de los conquistadores españoles, estos hombres se llamaban MUEXAS. En el siglo XVI, los conquistadores sujetaron los Cacicazgos muiscas al sistema de encomienda y, a finales del siglo, a los resguardos. Hoy en día la mayor parte de la población muisca se concentra en el municipio de Cota, cuyo resguardo fue disuelto por el Incora, entidad del gobierno, en el 2001.

 

 

Bibliografía:

La información de esta página ha sido tomada de:

Ochoa Raul y Sanchez, Enrique. "Los pueblos indígenas de Colombia. En el umbral del nuevo milenio". Departamento Nacional de Planeación, Bogotá, 2004.

Rojas de Perdomo, Lucía. “Manual de Arqueología Colombiana”, Carlos Valencia editores, Bogotá, 1980.

 

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Características Sociales y Económicas de los Muiscas

Entre los muiscas existía una clara diferenciación de clases; en la cima se encontraba el Zipa, señor de Bogotá y descendiente de la luna y el Zaque, señor de Tunja, descendiente del sol. Después de la nobleza que ocupaba cargos en el gobierno, estaban los sacerdotes o jeques encargados de la comunicación con los dioses; seguían los guerreros, defensores del territorio; después estaba el pueblo tributante, quienes hacían el trabajo agrícola, minero y artesanal; y finalmente estaban los esclavos, generalmente prisioneros de guerra, que servían a veces de víctimas en los sacrificios religiosos.

Para los muiscas, la luz y el agua representaban el principio de la vida. Las lagunas eran santuarios naturales en donde rendían culto a los dioses y les ofrecían rogativas. Rojas plantea que la mitificación del agua se puede deber a que dado que los muiscas eran un pueblo esencialmente agrícola, su sustento dependía de la lluvia y el riego. Esto explicaría su culto al sol y a la luna. Cuando faltaba la lluvia, ofrecían sacrificios a Xué (o Zué) para apaciguar su ira. Chía, la luna, guiaba las siembras con sus fases.

A diferencia de otros grupos precolombinos, entre los muiscas, los hombres y las mujeres encarnaban las fuerzas supremas y solo ocasionalmente intervenía un animal: las culebras representaban la muerte, los pájaros eran portadores de luz y las ranas eran estimadas por su relación con el agua.

En el territorio del norte, en donde regía el Zaque, se creía que los primeros hombres fueron hechos de barro (a semejanza de la mitología judaica) y las mujeres, de hierbas.

Su religión era politeísta y contaban con dioses protectores que estaban en la mayor parte de los actos de su vida. Dentro de su mitología figuran personajes masculinos que representaban la fuerza, el poder y la sabiduría y personajes femeninos que representaban la fertilidad y la continuidad de la vida, pero también la lascivia y tentación: Chía, deidad femenina, era llamada Huitaca por su inclinación a la vida disipada; fue ella quien les enseñó las costumbres insanas.

Algunos dioses eran etéreos mientras que otros tenían figura de hombres; solo uno, Mencatacoa (o Fo), el dios de la chicha, de los pintores, de los constructores y de los tejedores, se representaba con figura de oso o zorro. Entre sus dioses estaban:- Bachué, la diosa de los muiscas y de las legumbres- Cuchaviva (o Suchaviva), el arco iris, protegía a las mujeres durante el parto y era el protector de la salud.- Chiminichagua era el ser supremo y la fuerza creadora.Tenían templos en donde veneraban a sus dioses, representados en figuras de cera, oro, cerámica o hilo. El templo más conocido por sus dimensiones fue el de Sogamoso, el cual dicen estaba íntegramente alfombrado en fino esparto. Fue incendiado durante una de las incursiones de saqueo de los españoles.

Las ofrendas se depositaban en figuras huecas de cerámica y eran los sacerdotes o jeques los que realizaban los ofrecimientos después de elaboradas ceremonias. El jeque además de sacerdote, era curandero, labor que realizan con diversas yerbas acompañadas de invocaciones a sus dioses. Su cargo era heredado por los sobrinos, hijos de la hermana. El aspirante al cargo era sometido desde niño a drásticos ayunos

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y penitencias; le enseñaban la mitología y los ritos y prácticas para realizar las curaciones. Parece que llegaron a practicar complicadas cirugías en el cerebro, con resultados positivos.

Realizaron sacrificios esporádicos como el de los Moxas (Mojas), adolescentes ofrecidos al sol para aplicar su ira, durante las sequías. También tenían costumbre de inmolar niñas en los postes de las construcciones de jeques y caciques.

La organización social muisca se basaba en clanes, en donde estaba prohibido el matrimonio debido a la cercanía de parentesco.

Eran polígamos: la primera mujer era la principal y podía reprender a su marido. Las demás tenían categoría de concubinas.

Los hombres tenían derechos casi ilimitados sobre sus mujeres: podían darlas como obsequio, las enterraban vivas para acompañarlo durante la muerte y eran una de las principales fuentes de trabajo. En la mujer, la infidelidad era castigada con la muerte y en el hombre con una sanción más o menos leve, a menos que el ofendido fuera un personaje principal, en cuyo caso ambos culpables eran ajusticiados.

El matrimonio era un trueque que se realizaba entre el novio y los padres de la joven; se la cambiaba por mantas, cargas de coca y chicha o por venados. Las vírgenes eran rechazadas por el esposo, lo que implica que era permitida y necesaria la libertad sexual entre los jóvenes.

Era importante para los muiscas el paso de la niñez a la pubertad: las niñas eran recluidas en una casa especial y luego culminaban la ceremonia con un baño del río; los hombres celebraban una gran fiesta con chicha.

La música acompañaba todos los sucesos de sus vidas, incluso la guerra.

Para los muiscas, el rojo era señal de luto y muerte, de ahí que las vasijas funerarias estuvieran pintadas de este color.

La sal y las esmeraldas ocuparon el primer renglón en la minería muisca.

La explotación de las esmeraldas la realizaban solo en época de lluvias, explotando las minas de Somondoco, ya que las de Muzo, estaban ocupadas por tribus belicosas. Para los muiscas, las esmeraldas tenían un significado mítico: Según la leyenda, el primer zaque, Goranchacha, salió de una esmeralda que gestó y alumbró una joven de Guachetá por intermedio de un rayo de sol. Las esmeraldas eran colocadas en los ojos, la boca, las orejas y el ombligo de los personajes importantes cuando morían.

Para la explotación de sal hacían largas y angostas galerías y luego extraían los terrores con palos puntiagudos (coas). Para refinarla, utilizaban como técnica, la evaporación.

Los españoles fueron recibidos con miedo por los indígenas, quienes pensaron que eran enviados del sol y la luna para castigarlos por sus pecados.

Del mismo modo, muchas de las innovaciones de los españoles fueron aceptadas. La

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lana de oveja sustituyó casi totalmente al algodón. La ganadería vacuna, caballar, porcina y las aves de corral tuvieron igual aceptación. Los bueyes y la yunta española aligeraron las labores agrícolas, para las cuales solo se contaba con la fuerza del hombre y el palo plantador o coa.

 

 

El campesino actual es el más puro representante del indígena. Son muchas las prácticas de los antepasados muiscas que aún se conservan en el altiplano. Para las siembras se continúan observando las fases lunares: la papa, el maíz, la yuca, la arracacha, la calabaza, los fríjoles siguen siendo cultivos predominantes. La paja y el bahareque son elementos indispensables en la construcción de las viviendas. Ráquira, entre otros pueblos ha mantenido la tradición alfarera de tiempos precolombinos, en la elaboración de vasijas domésticas y para el comercio. En la labor textil se sigue empleando el telar vertical para tejer las mantas y las ruanas, y el huso para hilar.

  

Orfebrería

Los muiscos elaboraron piezas en oro utilizando la técnica de la Tumbaga, que consistió en la utilización de una mayor proporción de cobre en la aleación del oro. Trabajaron el oro por el sistema de martillado de láminas de delgadas, con aplicaciones de motivos hechos con alambre; también utilizaron el sistema de moldes como el de cera perdida. Los tunjos no se caracterizaban por su belleza. Parece que eran representaciones de los personajes sobresalientes (deidades o gobernantes), destacándose la incidencia de figuras femeninas.

Los muiscas utilizaron el dorado por oxidación, para darle a la tumbaga la apariencia de oro fino. Según los cronistas, los indígenas usaban el zumo de una planta para lavar la tumbaga, luego la ponían al fuego, de modo, que el cobre se oxidaba, produciendo una película de óxido de cobre. Este óxido era limpiado y la superficie quedaba

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recubierta de una capa delgada de oro.

Esta técnica fue utilizada por los muiscas para engañar a los españoles cuando tuvieron preso a Sagipa, el último Zipa, por el cual pedían un rescate en oro. Cuando la baja calidad del oro fue descubierta por Quesada, recayó su furia sobre el zipa.

Alfarería

Por otra parte tenían centros dedicados al trabajo de la cerámica como Tocancipá, Tinjacá, Ráquira, Tunja y Soacha. Hicieron vasijas para las ofrendas en los templos, figuras antropomorfas que simbolizaban sus deidades tutelares y personajes principales y grandes vasijas para el intercambio comercial. Elaboraron su cerámica modelando directamente el barro, o por medio de rollos de arcilla en espiral. La decoración utilizada fue la pintura roja y blanca en varias tonalidades.Estos colores los obtenían de óxidos minerales. Algunas vasijas fueron adornadas con aplicaciones de pastillaje y con incisiones, técnica con la que realizaron diseños antropomorfos y geométricos. La decoración de la alfarería era pobre, salvo cuando el diseño tenía una simbolización mágico-religiosa con culebras y figuras humanas.

Manufactura

Los muiscas fueron hábiles tejedores. Utilizaron los husos, varitas de madera insertadas en torteros de piedra, que cumplían la función de pesas para facilitar la torsión de las fibras. Para el tejido emplearon telares horizontales y verticales. Utilizaban agujas de oro y hueso. Pintaban la tela con pinceles o teñían las madejas de hilo para realizar franjas decorativas. Elaboraron dibujos geométricos de gran complejidad. Utilizaron colorantes de origen vegetal y animal. El color rojo lo obtenían de unos insectos llamados cochinillas y del achiote (Rojas, 1980).

Aspectos funerarios

La muerte era concebida como el inicio de un largo viaje, al final del cual, llegarían a un mundo similar a este, en donde según el comportamiento que hubiera tenido la persona en vida y la forma como ocurriera su muerte, tendría una recompensa o un castigo. En la mayoría de los casos, dotaban las tumbas de adornos de oro y esmeraldas, armas, vasijas de arcilla con provisiones de maíz, chicha y otros alimentos, mantas y herramientas. Una de las maneras de preservar los cadáveres era la momificación, que lograban ahumando el cadáver hasta secar todas las sustancias líquidas y grasas, con lo cual la piel quedaba apergaminada; la otra consistía en cubrirla con capas y capas de telas de distintas tramas, y finalmente lo metían en una bolsa de fique, parece que con el propósito de preservarlo de la humedad. Los personajes principales eran enterrados con sus esclavos y mujeres a quienes narcotizaban y embriagaban, para que no se dieran cuenta de su destino.

Buscaban la capa de greda natural, para sobre ésta, tallar la tumba, de tamaño ligeramente mayor que el del difunto, a quien depositaban directamente sobre la tierra. Las cuevas naturales fueron otros sitios para sus enterramientos, en donde colocaban a los cadáveres momificados. Silva Celis excavó gran cantidad de estas cuevas en la Belleza (Santander) y encontró más de 500 figurillas de arcilla sin cocer, antropomorfas y en posiciones flexadas. Todas tenían representado el sexo femenino, lo que hace pensar que se relaciona con el culto a la fertilidad.

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Economía:

Agricultura

La base esencial de la economía muisca fue la agricultura; cultivaron principalmente el maíz de diferentes variedades, que se convirtió en la base de la alimentación. Además, sembraron algodón, yuca, batata, calabaza, hibia, arracacha, piña, aguacate, coca, tabaco, etc.

Las técnicas agrícolas eran rudimentarias; emplearon el azadón, la coa de macana y el sistema de roza. Además, hay evidencias del uso de canales

de riego y terrazas en las laderas en Chocontá, Facatativa, Tocancipa y Tunja.

Caza y Pesca

Los muiscas obtenían y consumían carnes de curi, conejo, venado, peces y aves. La carne de venado era consumida únicamente por la aristocracia. La caza y la pesca eran actividades poco practicadas por los muiscas y no domesticaron animales.

Comercio

La abundancia de diferentes productos en determinados lugares, llevó a la necesidad de establecer las ferias o mercados, con el fin de facilitar el intercambio. Había frecuentes mercados públicos en lugares importantes como Bacatá, Zipaquirá, Tunja y Turmequé; estos se efectuaban cada cuatro días.

Este intercambio permite afirmar que entre los muiscas, el desarrollo tecnológico logrado y la efectividad del trabajo, produjeron un excedente, que era destinado en parte al almacenamiento para el pago de tributos o como reserva para épocas de crisis; la otra parte era utilizada para el trueque con otros grupos indígenas.

Los muiscas utilizaron discos de oro, especie de moneda de diferentes tamaños, peso y forma, lo que permite afirmar que no lo utilizaban como tal, sino como forma de conservación del oro.

Textileria

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Esta industria fue de gran significado en los altiplanos fríos de Cundinamarca y Boyacá. El Cronista Fray Pedro Simón, refiere que los muiscas usaban mantas coloradas en señal de luto. Los indios de Lenguazaque las usaban de diversos colores y los cortesanos de Tunja muy ricas y decoradas; los sugamoxis envolvían los cadáveres de sus antepasados en mantas de algodón. En estas mantas pintaron una gran variedad de motivos geométricos, al parecer de carácter simbólico.

Gracias a las exploraciones realizadas por Eliécer Silva Celis, se sabe que las coberturas de las momias eran telas de algodón, mallas de fique y pieles de animales. La industria del tejido tenia para los indios una importancia extraordinaria; todos los acontecimientos de la vida los festejaban con regalos de mantas. Para decorarles usaban como colorantes numerosas plantas. También utilizaron los colorantes de origen mineral o especie de barro a base de tierras de colores.

Mineria

La posesión de la sal, permitió a este grupo indígena obtener una ventaja natural sobre las tribus circunvecinas; la extraían de las salinas de Zipaquirá, Nemocón, Sesquilé y Tausa. Tales minas constituían el tesoro del soberano muisca y su principal recurso fiscal. El reconocimiento del prestigio que las minas de sal representaban a la soberanía de los Chibchas, se descubre por el comercio con las demás tribus. Según los cronistas, en Barrancabermeja los españoles encontraron algunos panes de sal, por lo que comprendieron el sendero que debían seguir para encontrar el pueblo civilizado.

La compactación de la sal requería hasta cierto punto complicado, cuyos detalles han cambiado poco durante los últimos cuatro (4) siglos.

Los muiscas explotaron los yacimientos de esmeraldas existentes en Somondoco. Para extraerlas, removían la tierra con barras de madera resistentes y hacían correr agua con el fin de descubrir y recoger las piedras preciosas. La extracción se realizaba en época de lluvias.

Con las esmeraldas hacían intercambio comercial por lo que fueron conocidas y apreciadas por tribus lejanas.

Los muiscas utilizaron también el carbón de piedra, el cual era extraído de la región de Sogamoso; el cobre lo extraían de la zona de Gachalá y Moniquirá; en menor escala, el oro; la mayor parte de este era obtenido mediante el trueque con otras tribus.

Estética

Alfarería y Cerámica

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La alfarería se desarrolla en lugares cercanos a las fuentes saladas para hacer las gachas o moyos en que se compactaban los panes de sal. Los grandes talleres de cerámica artística, estuvieron en los pueblos circunvecinos a Tocancipá, Gachancipá, Cogua, Guatavita, Guasca y Ráquira, cuyas arcillas especiales ofrecían materia prima excelente para estas labores.

Los Alfareros chibchas, con los artificios de su tosca industria llenaban otras necesidades, tales como: husos y torteros de hilandería, rodillos labrados para impresión de relieves, bruñidores, crisoles y matrices de fundición, ocarinas y otros instrumentos musicales, así como multitud de pequeños implementos cuya aplicación no se ha podido establecer.

Orfebrería

Los Muiscas fueron magníficos orfebres; fabricaban figurillas y objetos de adorno, como diademas, collares, narigueras, tiaras, pulseras, pectorales, mascaras y los famosos tunjos decorados con hilos de oro y, en general, figuras antropomorfas y zoomorfas planas.

Los chibchas o muiscas obtenían el oro por transacción con las tribus vecinas. Trocaban esmeraldas, mantas y algodón por oro. Aleaban el oro argentífero nativo en proporción variable con el cobre puro y obtenían así aleaciones de color bronceado, conocidas en Colombia con el nombre de tumbaga,

Arte Rupestre

En el territorio Chibcha especialmente en Facatativá, Bojacá, Fusagasugá y en algunos sitios de la región ocupadas por los Guanes se encuentran piedras, generalmente grandes rocas, con dibujos indígenas con tintas indelebles. Suelen hallarse las mismas formas o figuras talladas en rocas. En Facatativá las piedras de Tunja con sus corpulentas masas geológicas, aparecen tatuadas con estas pinturas a tinta roja encendida, como testimonios callados, como

garabatos prehistóricos que muestran la huella que dejo un pueblo en su peregrinación de siglos.

Es una de las manifestaciones arqueológicas más importantes de esta área, aunque algunos arqueólogos opinan que proceden de una época anterior a la llegada de los pueblos de lengua Chibcha a esa zona. La arquitectura Chibcha fue muy simple, no utilizaban piedra sino madera y paja.

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Construcciones y Casas

La arquitectura precolombina que alcanzó entre los aztecas, los mayas y los peruanos sus más brillantes y admiradas expresiones artísticas, no tubo entre los chibchas siquiera un desarrollo comprable con el de aquellas culturas. La diferencia esencial consiste en el empleo de la piedra para las construcciones. Los chibchas tenían la piedra profusamente desparramada en su medio geográfico pero fueron incapaces de utilizarla para la escultura y para las construcciones. Los chibchas hacían sus casas utilizando como principal material la caña y el barro para hacer las tapias llamadas bahareque.

Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y otras rectangulares. Las primeras consistían en una pared en circulo echo de palos enterrados como pilares más fuertes sobre los cuales se sostenía de lado y lado un doble entre tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de barro. El techo era cónico y cubierto de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales construcciones en forma cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de

Quezada le diera a esta altiplanicie l nombre de Valles de los Alcázares.

Las construcciones rectangulares consistían en paredes paralelas también de bahareque, como las anteriores, con techo en dos alas en forma rectangular.

Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas pequeñas. En el interior el moblaje era sencillo y consistía principalmente en camas hechas también de cañas, llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía gran profusión de mantas; los asientos eran escasos pues los indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las casas comunes existían otras dos clases de construcciones: una para los señores principales, probablemente jefe de tribu y de clan, y otras para los jefes de las confederaciones chibchas, como los Zaque y los Zipas.

Cultura

Actividades Guerreras

Las armas de guerra en las sociedades salvajes y bárbaras son generalmente los mismos instrumentos de cacería utilizado sin modificaciones o complementados con algunas innovaciones de adaptación. Primero en la guerra con los animales, contienda defensiva para preservar la vida y lucha ofensiva para sustentar la existencia humana. Las armas que el hombre inventa en esta lucha que sistematizada se le llama cacería, le sirven luego en combate con los demás hombres. Originariamente los inventos de cacería y guerra se enlazan sobre el fondo de sangre de su dramatismo.

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Los chibchas utilizaban en sus guerras grandes macanas, lanzas y cachiporras de madera, y hondas para lanzar guijarros. Su arma principal era la tiradera o estólica que son ciertos dardillos de varilla liviana a manera de carrizos con puntas de macana.

Cuando en las actividades guerreras lograban cautivar niños pertenecientes a las tribus enemigas los destinaban para ser sacrificados al sol y los mantenían entre tanto en casas especiales donde recibían buen trato y comida esmerada. El sacrificio tenia lugar en las altas cumbres que miraban hacia el este. Los Jeques conducían ceremonialmente a la criatura y la colocaban en el suelo sobre una manta fina. Con cuchillas de caña degollaban al niño y recogían su sangre en totumas para untar con ellas las piedras donde caían los primeros rayos solares del amanecer. El cuerpo de la víctima recibía sepultura en una cueva o era dejado expuesto al sol tropical para que los rayos lo achicharraran devorándolo. Este sacrificio macabro tenia por objeto desenfadar al sol.

Igualmente los caciques hacían sacrificios humanos, con flechas, los cuales se llevaban a cabo en las entradas de sus casas y posteriormente llevada su cadáver y sangre a los cerros más altos, donde teñían las piedras con sangre y enterraban la víctima de cara al sol.

Instrumentos Musicales

En las batallas y en las fiestas usaban los chibchas instrumentos de música, algunos como especie de dulzainas, hechas de arcilla cosida.

Org.  Politico - Social 

A la llegada de los españoles en el territorio muisca existían 5 federaciones independientes, formadas por 25 tribus:

La confederación de Bacatá o Bogotá: Era la más extensa, a ella pertenecían unas 20 tribus las cuales gobernaba el zipa; comprendía gran parte del departamento de Cundinamarca.

La confederación de Hunza o Tunja: abarca algunas zonas de clima frío al norte de Cundinamarca y gran parte de Boyacá. El Zaque la gobernaba.

La confederación de Tundama o Duitama, compuesta por pocas tribus

La confederación de Sogamoso o Iraca: de escasa extensión territorial. Allí residía el sacerdote más importante, dedicado a la adoración del sol.

La confederación de los indios Guanes: formada por un subgrupo de los muiscas ocupaba las ollas de los ríos Suarez y Chicamocha y la mesa de Lérida en Santander.

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Así conformada, la cultura muisca era un estado en formación. Contaba con una clase gobernante principal, secundada por otra menor, que regia unidades administrativas más pequeñas (capitanías o parcialidades).

Según parece, al lado de los jefes había un consejo tribal. Al morir un jefe de confederación, el poder lo heredaba un sobrino, hijo de una hermana. Lo mismo ocurría con los caciques.

Legislación

Los Muiscas se regían por un complejo sistema de sentencias o leyes muy estrictas, que sustentaron el orden moral, político y social llamado código de Nemequene, transmitido oralmente. El código castigaba el incesto y condenaba a muerte al homicida, aunque hubiera conseguido el perdón de los familiares del difunto. El hurto se castigaba con la pena de muerte al igual que el soborno. Si una mujer moría en el parto, el marido debía indemnizar a la familia de la esposa. Existía la pena de muerte para quien violara una mujer y para el que huía de la guerra. Además, se limitaba el lujo en la gente común.

Organización Social

La sociedad muisca se basó en un grupo de familias emparentadas por vínculos consanguíneos.

En el siglo XVI la población muisca tenia unos 650.000 habitantes. Su base de la organización social era el Clan o familia extensa, caracterizado por la exogamia. Los hijos heredaban por línea materna, puesto que pertenecían a la comunidad de su madre. Aunque se permitía el matrimonio poligamico, en realidad solo lo practicaba la nobleza. La residencia era patriarcal.

Los individuos trabajaban en común las tierras de su jefe de clan, o del sacerdote o jeque. Varios clanes formaban una tribu y sus miembros trabajaban las sementeras del cacique u uzaque (Jefe de tribu), quien cobraba los tributos y entregaba parte de ellos al Zipa o al Zaque, jefes de estas confederaciones, conformadas por varias tribus.

Los jefes de confederación, los jefes de tribu y los sacerdotes formaban una clase superior, que se apropiaba de parte de los excedentes de producción agrícola y minera. Ello originó la diferenciación de grupos dentro de la sociedad y condujo a la formación de clases y al surgimiento de la propiedad privada y del estado. La apropiación de los excedentes de producción se efectuaba mediante el cobro de un tributo o impuesto, que debían pagarse en especie, y del trabajo, obligatorio también, en los cultivos de los jefes de tribu y de los sacerdotes. Este sistema impidió que se estableciera la esclavitud en la sociedad muisca.

Religión y Ceremonias

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Era politeísta. Sus divinidades representaban diversas fuerzas de la naturaleza. Sus principales dioses fueron Chiminichagua, principio creador o fuerza suprema, Xué, el sol, Chía, la luna, Bachue, la madre de la humanidad y diosa de las legumbres, Cuchaviva el arco iris, Chibchacun, dios general, Chaquen, dios de los corredores y Bochica, héroe civilizador. Las lagunas eran consideradas lugares sagrados; allí celebraban ceremonias religiosas de gran esplendor, durante las cuales arrojaban al agua, tunjos elaborados en tumbaga,

Los sacrificios humanos eran ceremonias populares de gran importancia en los pueblos chibchas. Fuera de esta ceremonia en que el homenaje al dios entrañaba el sacrificio de un ser humano, existían otras de gran renombre como la famosa de El Dorado, de carácter mágico-religioso. Esta ceremonia tenía ocurrencia con motivo de la posesión en el mando del cacique de Guatavita y era por lo tanto de celebración poco frecuente. En cambio las grandes procesiones rituales se sucedían a menudo. Tenían lugar en ciertas épocas del año y adquirían una grandiosa fastuosidad.