cultura 13 de febrero de 2011

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MARDELPLATA DOMINGO 13 DE FEBRERO DE 2011 IDA Y VUELTA: [email protected] 1 ¿Qué error le molesta más advertir en un tex- to literario y cuál es el último que halló en el libro que está leyendo o que acaba de leer? -Las malas traducciones del inglés al castellano, por ejem- plo. Acabo de leer una versión de “El viejo y el mar”, de He- mingway, traducida al castella- no “neutro” imposible. Los sig- nos de puntuación mal usados (coma, punto y coma o punto) también me molestan. Las 8 preguntas para Martín Jáuregui (*) (*) Martín Jáuregui nació en Buenos Aires. Desde muy chico supo que su destino era viajar y conocer la tierra profunda. Es viajero, aventurero, periodista, excursionista, documentalista, vagabundo, reportero, pasajero, bon vivant, explorador, expedicionario, historiador, narrador, cocinero, padre de Juanita y de Joaquín, peregrino, “pseudocartógrafo” y mucho más, trabajó durante varios años en el programa Historias de la Argentina Secreta, como realizador de nu- merosos capítulos emitidos por Canal 7. El autor estará en Mar del Plata el jueves que viene para presentar su libro “Geografías argentinas”. Será a las 21, dentro del ciclo Verano Planeta que se realiza en el hotel de Paso y Alem. La entrada es libre y gratuita. Al mejor estilo Stephen King, ‘El pasaje’, de Justin Cronin, imagina que el Apocalipsis es provocado por experimentos militares con un virus que transforma a los humanos en monstruos. Drácula perdió el glamour, celebra la crítica. POR GUILLERMO BELCORE C omo si de una epidemia se tratase, la megalomanía infesta la cultura estadou- nidense. Las cadenas de comida chatarra compi- ten en pos del mayor combo de calo- rías (tres o cuatro hamburguesas por sándwich, ¡puaj!). La cafetería más ubicua de la Unión sirve en vasos enormes sus brebajes y ofrece golo- sinas descomunales a ciudadanos obesos que montan en camionetas gigantescas que consumen casi tan- to combustible como un avión. El tamaño cuenta; todo debe ser colo- sal. Esa desagradable hinchazón se ha filtrado, al parecer, a la litera- tura. Casi mil cien páginas ocupa El pasaje (Editorial Umbriel), el primer volumen de la ambiciosa trilogía que planea el señor Justin Cronin (Nueva Inglaterra, 1962), profesor de inglés en la texana Rice Univer- sity de Rice y escritor multipremia- do. Cobró como adelanto por el ma- nuscrito casi cuatro millones de dó- lares. Y nada menos que Ridley Scott compró los derechos cinematográ- ficos por casi dos millones de dóla- res. América no se anda con chiqui- tas. ALIENTO EPICO El mamotreto, no obstante sus tiempos muertos y sus melodra- mas, tiene un aliento épico que atrapa. Narra el Apocalipsis. Abarca mil años de historia. Reescribe un argumento que de tan usado casi se ha estropeado: en una remota selva (boliviana ahora) hay un virus que puede aniquilar por completo la ra- za humana. El microorganismo de- vuelve al timo su completo funcio- namiento, si el huésped es un adul- to se convierte en un monstruo, en un vampiro para ser exactos. Por- que, ya es hora de aclararlo, ésta es básicamente una novela de vam- piros. La crítica estadounidense ha celebrado que las criaturas de la no- che hayan perdido el glamour bobo de Crepúsculo. El señor Cronin mezcla en su exu- berante caldero a Stephen King (quien bendijo el libro en vivo y en directo en Good Morning America) con La carretera, de Cormac Mc- Carthy, y Soy Leyenda, de Richard Matheson. El libro va de más a me- nos. Las primeras trescientas ochen- ta páginas son impecables en su in- tensidad. La acción transcurre en un futuro cercano, Estados Unidos está en guerra desde hace quince años con Irán y con el Islam en general. La oficina Armas secretas del Pentá- gono experimenta con el virus vam- pírico en una base secreta de Telluri- de (Colorado). Quiere desarrollar una cura para todos los males o bien crear asesinos indestructibles que asolarán Pakistán y Chechenia. Ob- viamente, todo se sale de control. Los doce monstruos originales (reos condenados a muerte usados como conejillos de indias) se las ingenian para escapar. Y muerden a todo lo que se cruza en su camino, se ali- mentan de sangre fresca. Brillan co- mo los ángeles caídos, ‘‘son los más terrible y grandioso que ha creado Dios para devorar el mundo’’. Crean un ejército de millones de dragones. Es el fin de Estados Unidos y quizás de todo el orbe civilizado, pues no queda del todo claro si la maldición cruza los océanos. Muere un planeta y nace otro. Una niña -Amy, la que habla con los animales- es la última esperanza. LA ERA ‘DV’ La segunda parte arranca en el año 92 ‘Después del Virus’. Estamos en California, en una colonia de so- brevivientes. Detrás de elevadas murallas y protegidos con luces im- placables resisten el asalto de los as- querosos virales. Pero los generado- res de energía se están muriendo. Un día llega a las montañas de San Jacinto una insólita caminante: ¡es Amy! Tiene extraordinarios poderes y un mensaje imperioso que emana un chip implantado en la base del cráneo: ‘‘Quién encuentre a la niña, devuélvala a Telluride’’. Unos pocos se animan a la cruzada. Sueños mís- ticos los impulsan. Tropiezan cerca de Las Vegas con una ciudad vampi- ra y con los rambos de la Fuerza Ex- pedicionaria del Ejército de la Repú- blica de Texas. El último tramo del li- bro vuelve a ser interesante. El final, naturalmente, es abierto. EL PUNTO MEDIO En un reportaje reciente, el se- ñor Cronin ubica su escatología en el punto medio entre la litera- tura de supermercado y la fic- ción de calidad. ‘‘Es lo que a la gente le gusta leer’’, asevera. Si juz- gamos la ambición y el recorrido, es obvio que merece una medalla. Como los torpes dioses gnósticos ha creado un universo alternativo. La trama se narra sin prisas; sin em- bargo, la expresión es pobre e in- cluso aburrida. Está muy bien el re- curso de injertar cartas, artículos periodísticos y el diario de Sara (¡revisado en el año 1003 DV en una universidad de la República Indoaustraliana!). En contraste, los protagonistas resultan superfi- ciales y las metáforas, vulgares. El libro está saturado con escenas tristes y escenas vertiginosas, don- de los personajes corren por sus vi- das. ‘‘¡Moove, moove, moove!’’, es el gastado ruido de fondos. Hay también un cromado religioso, mágico y espiritual que da brillo a la epopeya. En síntesis, El pasaje es un entretenimiento aceptable para todo aquél que guste de las imaginerías de los esbirros de Drácula, pero no nada agrega a la Alta Literatura, nada que el Rey King, valga la redundancia, no haya propuesto antes LLEGO A LA ARGENTINA EL PRIMER TOMO DE UNA SAGA SOBRE LAS CRIA TURAS DE LA NOCHE Tiempo de vampiros Justin Cronin ubica su obra entre la ficción de calidad y la literatura popular.

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cultura 13 de febrero de 2011

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■ MAR DEL PLATA■ DOMINGO 13 DE FEBRERO DE 2011 IDA Y VUELTA: [email protected]

1¿Qué error le molestamás advertir en un tex-to literario y cuál es el

último que halló en el libroque está leyendo o que acabade leer?

-Las malas traducciones delinglés al castellano, por ejem-

plo. Acabo de leer una versiónde “El viejo y el mar”, de He-mingway, traducida al castella-no “neutro” imposible. Los sig-nos de puntuación mal usados(coma, punto y coma o punto)también me molestan.

Las 8 preguntas para Martín Jáuregui (*)(*) Martín Jáuregui nació en Buenos Aires. Desde muy chico supo que su destino era viajar y

conocer la tierra profunda. Es viajero, aventurero, periodista, excursionista, documentalista,vagabundo, reportero, pasajero, bon vivant, explorador, expedicionario, historiador, narrador,cocinero, padre de Juanita y de Joaquín, peregrino, “pseudocartógrafo” y mucho más, trabajó

durante varios años en el programa Historias de la Argentina Secreta, como realizador de nu-merosos capítulos emitidos por Canal 7. El autor estará en Mar del Plata el jueves que viene

para presentar su libro “Geografías argentinas”. Será a las 21, dentro del ciclo Verano Planetaque se realiza en el hotel de Paso y Alem. La entrada es libre y gratuita.

Al mejor estilo StephenKing, ‘El pasaje’, deJustin Cronin, imaginaque el Apocalipsis esprovocado porexperimentos militarescon un virus quetransforma a loshumanos enmonstruos. Dráculaperdió el glamour,celebra la crítica.

POR GUILLERMO BELCORE

Como si de una epidemia setratase, la megalomaníainfesta la cultura estadou-nidense. Las cadenas decomida chatarra compi-

ten en pos del mayor combo de calo-rías (tres o cuatro hamburguesas porsándwich, ¡puaj!). La cafetería másubicua de la Unión sirve en vasosenormes sus brebajes y ofrece golo-sinas descomunales a ciudadanosobesos que montan en camionetasgigantescas que consumen casi tan-to combustible como un avión. Eltamaño cuenta; todo debe ser colo-sal. Esa desagradable hinchazónse ha filtrado, al parecer, a la litera-tura. Casi mil cien páginas ocupa Elpasaje (Editorial Umbriel), el primervolumen de la ambiciosa trilogíaque planea el señor Justin Cronin(Nueva Inglaterra, 1962), profesorde inglés en la texana Rice Univer-sity de Rice y escritor multipremia-do. Cobró como adelanto por el ma-nuscrito casi cuatro millones de dó-lares. Y nada menos que Ridley Scottcompró los derechos cinematográ-ficos por casi dos millones de dóla-res. América no se anda con chiqui-tas.

ALIENTO EPICOEl mamotreto, no obstante sus

tiempos muertos y sus melodra-mas, tiene un aliento épico queatrapa.Narra el Apocalipsis. Abarcamil años de historia. Reescribe unargumento que de tan usado casi seha estropeado: en una remota selva(boliviana ahora) hay un virus que

puede aniquilar por completo la ra-za humana. El microorganismo de-vuelve al timo su completo funcio-namiento, si el huésped es un adul-to se convierte en un monstruo, enun vampiro para ser exactos. Por-que, ya es hora de aclararlo, ésta esbásicamente una novela de vam-piros. La crítica estadounidense hacelebrado que las criaturas de la no-che hayan perdido el glamour bobode Crepúsculo.

El señor Cronin mezcla en su exu-berante caldero a Stephen King(quien bendijo el libro en vivo y endirecto en Good Morning America)con La carretera, de Cormac Mc-Carthy, y Soy Leyenda, de RichardMatheson. El libro va de más a me-nos. Las primeras trescientas ochen-ta páginas son impecables en su in-tensidad. La acción transcurre en un

futuro cercano, Estados Unidos estáen guerra desde hace quince añoscon Irán y con el Islam en general.La oficina Armas secretas del Pentá-gono experimenta con el virus vam-pírico en una base secreta de Telluri-de (Colorado). Quiere desarrollaruna cura para todos los males o biencrear asesinos indestructibles queasolarán Pakistán y Chechenia. Ob-viamente, todo se sale de control.Los doce monstruos originales (reoscondenados a muerte usados comoconejillos de indias) se las ingenianpara escapar. Y muerden a todo loque se cruza en su camino, se ali-mentan de sangre fresca. Brillan co-mo los ángeles caídos, ‘‘son los másterrible y grandioso que ha creadoDios para devorar el mundo’’. Creanun ejército de millones de dragones.Es el fin de Estados Unidos y quizás

de todo el orbe civilizado, pues noqueda del todo claro si la maldicióncruza los océanos. Muere un planetay nace otro. Una niña -Amy, la quehabla con los animales- es la últimaesperanza.

LA ERA ‘DV’La segunda parte arranca en el

año 92 ‘Después del Virus’. Estamosen California, en una colonia de so-brevivientes. Detrás de elevadasmurallas y protegidos con luces im-placables resisten el asalto de los as-querosos virales. Pero los generado-res de energía se están muriendo.Un día llega a las montañas de SanJacinto una insólita caminante: ¡esAmy! Tiene extraordinarios poderesy un mensaje imperioso que emanaun chip implantado en la base delcráneo: ‘‘Quién encuentre a la niña,

devuélvala a Telluride’’. Unos pocosse animan a la cruzada. Sueños mís-ticos los impulsan. Tropiezan cercade Las Vegas con una ciudad vampi-ra y con los rambos de la Fuerza Ex-pedicionaria del Ejército de la Repú-blica de Texas. El último tramo del li-bro vuelve a ser interesante. El final,naturalmente, es abierto.

EL PUNTO MEDIOEn un reportaje reciente, el se-

ñor Cronin ubica su escatologíaen el punto medio entre la litera-tura de supermercado y la fic-ción de calidad. ‘‘Es lo que a lagente le gusta leer’’, asevera. Si juz-gamos la ambición y el recorrido,es obvio que merece una medalla.Como los torpes dioses gnósticosha creado un universo alternativo.La trama se narra sin prisas; sin em-bargo, la expresión es pobre e in-cluso aburrida. Está muy bien el re-curso de injertar cartas, artículosperiodísticos y el diario de Sara(¡revisado en el año 1003 DV enuna universidad de la RepúblicaIndoaustraliana!). En contraste,los protagonistas resultan superfi-ciales y las metáforas, vulgares. Ellibro está saturado con escenastristes y escenas vertiginosas, don-de los personajes corren por sus vi-das. ‘‘¡Moove, moove, moove!’’, esel gastado ruido de fondos. Haytambién un cromado religioso,mágico y espiritual que da brillo ala epopeya. En síntesis, El pasaje esun entretenimiento aceptablepara todo aquél que guste de lasimaginerías de los esbirros deDrácula, pero no nada agrega ala Alta Literatura, nada que elRey King, valga la redundancia,no haya propuesto antes ■

LLEGO A LA ARGENTINA EL PRIMER TOMO DE UNA SAGA SOBRE LAS CRIATURAS DE LA NOCHE

Tiempo de vampiros

Justin Cronin ubica su obra entre la ficción de calidad y la literatura popular.

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2 C U L T U R A Domingo 13•2•2011

Las 8 preguntas para Martín Jáuregui

2¿Qué situación de su vida cotidiana encontró refle-jada con sorpresiva exactitud en un libro, una pelí-

cula, una canción o cualquier otra obra de arte?

-Frente a tantas ideologías, pseudo-ideologías, tendenciasque te quieren imponer y la mar en coche, todos los días re-pito como “plegaria laica” la letra de “El Necio”, de Silvio

Rodríguez. Me sorprende cómo el poeta refleja la lucha coti-diana de sostener las ideas y la pasión por sobre todo. Así losiento.

Un poco de suerte siempre es necesario

Por Sebastián Chilanosebastianchilano.blogspot.com

–¿Y ahora qué hacemos? –preguntó René Conforti.Dejaron el auto en un estacionamiento subterráneo y salie-

ron a la calle. El calor era insoportable, por húmedo. La gente(la poca gente por la época del año) se movía molesta.

–Los malditos que no pueden dejar la ciudad –dijo Márquezen general a todos los que pasaron a su lado.

–¿Qué hacemos?–¿Qué se puede hacer un fin de semana en Capital?. Encon-

trar un hotel, después comer, todo el tiempo beber y todo eltiempo moverse de pozo en pozo, buscando lugares con aireacondicionado.

René Conforti. No era eso lo que preguntaba. –Y a la noche vamos a buscar a La Tabla –agregó Márquez–.

Pero te aviso, Conforti, que te prepares, porque el lugar de bai-le debe ser bien pero bien caro.

Hicieron todo lo que tenían que hacer. Hotel, almuerzo, fue-ron al cine, cena y después de cenar Márquez averiguó dóndequedaba el club de La Tabla. Cuando llegaron, después de unpaseo largo con un desquiciado taxista hincha de Racing quese emocionó hasta las lágrimas por los sucesos de la última de-rrota, dos enormes patovicas los detuvieron en la puerta del lo-cal. Márquez dijo que venían como representantes de la confe-deración de farmacéuticos del centro del país (durante el al-muerzo lo había leído en el diario) y uno de los patovicas, lue-go de comprobar en su ipod que existía tal congreso, les dijo elprecio de la entrada: una cifra de dos ceros, como lo esperabaRené Conforti, pero el número delante de los ceros fue par ymayor de seis, y eso no lo esperaba.

–Cada uno –agregó el otro patovica–. Y cuando salgan, no seolviden de dejarnos una propina.

De tan intimidado, René Conforti estuvo a punto de dejarlesla propina, pero Márquez lo hizo entrar. Caminaron por un pa-sillo en declive y encontraron unas cuantas mesas en círculo aun escenario.

–Allá –dijo y señaló René Conforti.–Bajá la mano, que ya lo vi.Sentado y detrás de tres guardaespaldas iguales a los patovi-

cas de la entrada, los dos vieron al ministro de economía, es de-cir, al Diablo.

–¡Es un golpe de suerte! –dijo René Conforti.–Vení, sentémonos lejos, y bien ocultos –pidió Márquez.Se sentaron casi a la salida, lejos del baño, del escenario y del

ministro de economía y toda su comitiva. A la hora, luego detres shows cada cual más variado y aberrante, La Tabla, la tele-fonista del instituto, la ex secretaria del Diablo, apareció en es-cena. Y la noche fue toda suya.

–Qué suerte tuvimos –volvió a decir René Conforti.Márquez sin dejar de mirar los movimientos de la bailarina,

lo retó:–Escuchame una cosa, Conforti. ¿De qué suerte me estás ha-

blando? Vos sos científico, te basás en métodos de ensayo-de-mostración, regís tus conductas por normas y protocolos, ¿yme venís a decir que es una suerte que hayan coincidido el Dia-blo y la telefonista? ¿Jefe y ex empleada? Esto no es suerte, noexiste la suerte. Es un error, un evento que los débiles usan parajustificar su torpeza o su falta de previsión. Que estén los dosjuntos, acá y esta noche marca que los dos tienen mucho másque ver en la historia de lo que creíamos. No existe la suerte,Conforti, son hechos y consecuencias que no podemos expli-car por el momento, pero que sin duda tienen racionalidad.

Cuando la telefonista del instituto terminó de bailar, en vezde irse, bajó directamente entre el público y se sentó en la mesadel ministro de economía. Dos minutos más tarde uno de losguardaespaldas le trajo un tapado y ella se cubrió. Diez minu-tos después, ministro y bailarina (custodia incluida) dejaron ellocal.

Márquez lo miró a René Conforti:–¿Todavía creés en las coincidencias? ■

El próximo miércoles a las 19.30concluirá el ciclo de presentacionesde autores locales en la bibliotecamunicipal y la charla de cierre estaráa cargo de los escritores Mauricio Es-pil, Javier Chiabrando y FabiánIriarte.

La exitosa serie de charlas, quedesde el mes de enero se desarrolló asala llena cada miércoles, llegará a sufin con la presentación de tres auto-res de reconocida trayectoria en lasletras locales.

-Mauricio Espil como escritor hapublicado la novela “Full de ases” ydictado numerosos talleres litera-rios. Como editor, entre tantas pu-blicaciones, cabe destacarse la la no-vela “Cuerpo a cuerpo”, de DavidViñas. Hoy es subsecretario de cul-

tura de la Municipalidad.Fabián Iriarte es doctor en Huma-

nidades (Universidad de Texas enDallas, 1999) y enseña LiteraturaComparada en la Universidad Na-cional de Mar del Plata. Recibió elPremio Alfonsina Storni de literatu-ra (2004) y el segundo premio delConcurso Osvaldo Soriano de Poe-sía (2006). Sus poemas han apareci-do en revistas nacionales y extranje-ras: Hablar de Poesía, Diario de Poe-sía, Chiron Review, entre otras; laantología Poesía erótica argentina(2002) y en los blogs La infancia delprocedimiento, Las afinidades elec-tivas, Poetas al tuntún y Homoeróti-ca. Publicó los siguientes libros depoesía: Guaridas de huir el mundo(2000), La intemperie sin fin (2001),

La mudanza (2010); y las plaquetasCon sutiles artimañas (2004) y Mal-dita equis (2009).

Finalmente, Javier Chiabrando,ha sido editado en Argentina, Mé-xico, España, Cuba y Venezuela.Autor de “Todavía no cumplí cin-cuenta y ya estoy muerto” y de“Querer Escribir, Poder Escribir”.En el año 1999 creó y dirigió la FilmCommission u Oficina de Promo-ción Cinematográfica, que funcio-nó en el área de cultura de la Muni-cipalidad de Mar del Plata. Dicta ta-lleres literarios en ciudades de Ar-gentina y en ferias de libros (Rosa-rio 2009, La Habana 2006, 2007,Venezuela 2007). En 2011 se edita-rá “Caza Mayor”, dentro de la co-lección Tinta Roja ■

Por Martín Kobse

La costumbre de ir a distintasplayas me permitió realizaren el lapso de diez días ob-

servaciones varias sobre el curiosohábito de leer libros debajo de unasombrilla, a pleno rayo del sol o en laorilla del mar. De norte a sur, pudecomprobar que basta con miraratentamente para detectar a varioslectores concentrados en los más va-riados libros.

Sin duda, el más leído, ya sea enPlaya Grande, La Perla, Varese, Pun-ta Mogotes o más al sur, es “Los pa-decientes”, la novela de Gabriel Ro-lón. Después detecté varias veces elHoróscopo Chino de LudovicaSquirru, distintos títulos de JohnKatzenbach, John Grisham y Flo-rencia Bonelli.

Si bien la mayoría de los lectoresplayeros son mujeres, no son pocoslos hombres a los que nada les im-porta el reflejo del sol, la arena quevuela o los más variados e incesantesruidos que conforman el folclore delverano junto al mar.

Pero es cierto que el sexo masculi-no afronta la lectura con cierta ver-güenza, como si leer no fuera cosa dehombres. En mi pesquisa por la cos-ta marplatense -el método que elegítenía como primer paso reconocerla tapa para precisar qué libro era-,me divertí un buen rato con las acti-tudes de un guardavidas de PuntaMogotes: ni bien descubrió mi inte-rés por el libro que leía, cómoda-mente repantigado en su mangru-llo, ocultó la tapa. Cuando al ratovolví a pasar cerca, el guardavidasdobló el libro y continuó la lecturasin darme chance de saber qué dia-blos era tan vergonzante para esemuchacho. Me alejé pensando en tí-tulos que pudieran hacer que leyerasin pausa, muy interesado, pero conextremo sigilo. Podía ser alguna edi-ción ilustrada del Kama Sutra, el úl-

timo trabajo de Alexandra Rampo-lla o, tal vez, Sex Code o El método,dos best sellers mundiales escritoscon el exclusivo fin de instruir a loshombres sobre cómo conquistarmujeres.

En manos de otros caballeros pu-de ver la biografía de Marcelo Bielsaescrita por Román Iutch, la trascrip-ción de las entrevistas que DanielFilmus hizo para televisión a presi-dentes sudamericanos, el más re-ciente de Felipe Pigna, alguna queotra edición de bolsillo de MarcosAguinis y un par de los siempre leí-dos títulos de Eduardo Sacheri.

Para entrar en diálogo con los lec-tores de playa, mi método consistióen varios pasos que debía cumplir arajatabla: aproximarme con gestodistraído; sentarme como para des-cansar o en actitud de estar esperan-do a alguien; de a poco, dirigir la mi-rada, cada vez con menos disimulo,hacia la tapa del libro; cuando el lec-tor notaba mi interés, esperaba elmomento preciso y preguntaba“disculpe, ¿es bueno?”.

De acuerdo a la locuacidad de miinterlocutor, obtenía algunas refe-rencias sobre el texto en cuestión, Yahí no más, sin perder tiempo, leagradecía y daba el siguiente paso.

-Voy a comprarlo, me interesa.Lástima que yo no puedo leer en laplaya. Me resulta imposible concen-trarme.

Mi confesión, como método, nofalló nunca. ¡Ellos sí podían! Y te-nían sus razones.

Dijeron leer porque, si no, estaren la playa les resultaba aburrido;porque sólo tenían tiempo de hacer-lo durante las vacaciones; y porquesiempre lo habían hecho y tenían elhábito incorporado. Una señoramuy simpática, profesora de histo-ria, me confió que durante el invier-no junta los libros que le interesan y,ya de vacaciones, sin horas de claseni trabajos para corregir o lecciones

para preparar, los leía uno tras otro.La razón más sorprendente me ladio un señor muy educado que, des-pués de contestarme a regañadien-tes que “todos los libros de Sacherison excelentes”, dijo que leía paraque nadie en la playa se le acercaracon la intención de darle charla.Agregó que no le gustaba, “para na-da”, hablar con desconocidos. Sinmás opción, me disculpé y seguí micamino...

Ya repuesto de semejante des-plante, consideré que no era justoexcluir del grupo de lectores playe-ros a todos aquellos que dedicanbuen rato a diarios y revistas. Y, aun-que es imposible determinarlo, asimple vista parecen ser más que loslectores de libros.

Una de las inquietudes con lasque inicié mi observación de lecto-res playeros consistía en confirmarlo que presumía sobre la edad dequienes dedican tiempo a un libro.Y no me equivoqué con mi presun-ción. De todas esas personas que vicon un libro en sus manos, ningunotenía menos de cuarenta años. Sí, nopude encontrar ni a un joven, mujero varón, que se entretuviera leyen-do.

Ya con mi propósito cumplido,caminando por tercera o cuarta vezpor Punta Mogotes, decidí intentar-lo una vez más. Sí, quería sacarme lacuriosidad de por qué ese guardavi-das no dejaba ver el libro que leíacon tanto interés. Esta vez me apro-ximé, muy lentamente, sin darle laposibilidad de ocultarlo. Agazapadoa un costado de su mangrullo, final-mente, logré descubrirlo. Casi sin le-vantar la vista, llegando a las pági-nas finales, el guardavidas leía confruición un ejemplar inconfundi-ble. Sobre fondo marrón, la foto delautor; en la parte superior, el título:“Algunos tienen noche, a otros se leshace tarde”. Por último, nombre yapellido. Sí, Jacobo Winograd ■

Se cierra el miércoles el ciclode charlas de autores locales

Las olas, el viento y los que leen en la playa

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Domingo 13•2•2011 C U L T U R A 3

Las 8 preguntas para Martín Jáuregui

3¿De qué lugar, personaje común o circunstancia engeneral que ofrece Mar del Plata se apropiaría para

incorporarlo como pasaje central de alguna de sus

obras?-Seguramente en mi próximo libro algo va a ocurrir en la

banquina de los pescadores. Algo con el puerto y un cardu-

men “raro”. Sin embargo, en mi libro “Geografías Argenti-nas” uno de los personajes es marplatense. Es un inicio.

Lo asegura el médicoy científico Miguel deAsúa, autor de varios libros, uno de ellos“Una gloria silenciosa. Dos siglosde ciencia en la Argentina”. En esta entrevista hablade los temas en losque investiga y de lamisión de quien hacehistoria de la ciencia.

Por Alejandro Manrique

Ante cada comentario o pre-gunta se explaya ágilmen-te para abordar los temas,

destacar detalles, fechas y nom-bres con una facilidad que causafascinación, hasta asombro porsu prodigiosa memoria. Cómopresentar a alguien tan culto,erudito en su especialidad, conquien se podrían pasar largas ho-ras dialogando sin perder por uninstante el interés por lo que ex-presa y el conocimiento quetransmite en sus palabras.

Sus antecedentes académicos ytítulos de estudios son muy nume-rosos, por cierto, lo que quizás noslleve a omitir involuntariamentealguno de ellos. Miguel de Asúa, deél se trata, es doctor en Medicinapor la UBA, Licenciado en Teologíapor la Universidad Católica Argen-tina, Master en Historia y Filosofíade la Ciencia y Doctor en Historiapor la Universidad de Notre Damede los Estados Unidos. Investiga-dor del Conicet, profesor de Histo-ria de la Ciencia en el Instituto deInvestigación e Ingeniería Am-biental de la Universidad Nacionalde San Martín y profesor de Filoso-fía en diversos cursos. Fue investi-gador visitante en las universida-des de Harvard, Yale y Cambridge.Ha sido becario Guggenheim y re-cibió becas al exterior del Conicet,del British Council y de la Funda-ción Antorchas. Es miembro de laAcademia Nacional de Ciencias deBuenos Aires, ha publicado grancantidad de artículos especializa-dos sobre historia y filosofía de laciencia, como así también compi-

laciones y libros. Durante años in-tegró el comité editorial de la revis-ta “Ciencia Hoy”, en la cual escri-bió varios artículos de divulgación,ensayos y notas.

En el año 2010, de Asúa redon-deó una magnífica producción lite-raria y publicó cuatro títulos: “Laciencia de Mayo”, “De cara a Dar-win”, “Una gloria silenciosa” y “Eldeslumbramiento” (junto al biólo-go Pablo Penchaszadeh, un relatosobre los viajes de Bonpland yHumbold en América), que apare-ció recientemente. “Quedé ex-hausto”, expresa en tono jocoso.Nacido en 1952 en el barrio de laBoca, durante su niñez se mudó a lalocalidad de Villa Sarmiento, Hae-do, Partido de Morón, donde residedesde hace más de 50 años y en cu-yo domicilio nos recibió gentil-mente para esta charla.

-¿Era médico y ya trabajaba entemas de filosofía?

-Empecé a formarme con Grego-rio Klimovsky, que era muy dogmá-tico y Popperiano, lo genuino de sulabor fue la lógica matemática.Cuando yo trabajaba con él, me re-cibí en pediatría e hice la residenciaen el Hospital de Niños. Ya habíahecho investigación en neuroem-briología, pero seguí haciendo filo-sofía y cursaba la carrera. Con Kli-movsky publicamos el librito “Co-rrientes epistemológicas contem-poráneas”, basado en sus clases,nos dedicábamos a la lógica.

-¿Cómo incursiona en la histo-ria de la ciencia?

-Me fui a trabajar a Harvard conbeca externa del Conicet, cambié aHistoria de la Ciencia, a la semanade llegar allí me percaté que debíaempezar de nuevo. Busqué un pro-grama que tuviera historia y filoso-

fía de la ciencia como el que ofrecíala Universidad de Notre Dame, hicela maestría y luego el doctorado tra-bajando sobre ciencia medieval, lasrelaciones entre filosofía de la natu-raleza y medicina en la Edad Media.

-¿En qué temas trabaja actual-mente?

-Ahora estoy concluyendo mi li-bro sobre la ciencia de las misionesjesuíticas, que en el fondo es cien-cia del siglo XVIII y se relaciona conlos orígenes de la Argentina, hacemuchos años que vengo investi-gando y publicando sobre las mi-siones jesuíticas del Paraguay y elRío de la Plata.

UNA GLORIA SILENCIOSA

Es en “Una gloria silenciosa. Dossiglos de ciencia en la Argentina”(Libros del Zorzal, 316 páginas,2010), con el auspicio de la Funda-ción Carolina de Argentina, que deAsúa se propone contar en un tra-bajo conciso la historia de la inves-tigación en ciencias experimenta-les y las matemáticas en Argentina.Y lo hace con un estilo de comuni-cación clara del discurso, másorientado a la divulgación.

Con muchas e inéditas ilustra-ciones del Archivo General de laNación que nunca fueron publica-das, el enfoque se centra en unaperspectiva integradora de la histo-ria de la ciencia en nuestro país. Así,se concentra desde el aporte de losjesuitas que no fue valorado, pasapor el período de la Revolución deMayo con la ciencia “al servicio dela Independencia” o “la primaveracientífica de 1820”, la ciencia de laconsolidación institucional delpaís y llega hasta el siglo XX (déca-da de 1960), destacando los logroscientíficos más preponderantes o lacreación de las instituciones, losvínculos entre la ciencia y la políti-ca nacional, al igual que la recep-ción en nuestro país de las grandescorrientes del pensamiento y teo-rías fundamentales de la cienciamoderna.

El libro cuenta con colaboracio-nes de destacados especialistas enhistoria de la ciencia, algunos delexterior, quienes se dedican a te-mas de Argentina, lo que enriquecela diversidad de opiniones sobreciertas cuestiones. El texto está di-vidido en “episodios”, donde se na-rran los logros científicos más im-portantes alcanzados en nuestro te-rritorio. En el medio de esos episo-dios se disponen capítulos titula-dos “ciencia e historia” que le dancontexto al discurso principal. Ade-más, se presentan una gran canti-

dad de “boxes”con desarrollosde temas parti-culares, lo quepermite al lec-tor hurgar endeterminadoscontenidos deespecial inte-rés.

Los proce-s o s d e l aciencia y losavatares po-líticos es-tán imbri-cados indi-so lub le -m e n t e .A s í , l ac i e n c i aargenti-na, mu-chas ve-ces ol -vidada,ha lo-gradoe nc i e r -t a si n s -t a n c i a scontribuir por más de dos si-glos con investigaciones legítimas“por el honor del espíritu huma-no”, como expresa el autor. Estonos ha llevado, según las palabrasfinales del epílogo, a “…habernosganado un lugar decoroso en lagran corriente de la historia de laciencia moderna. Es por eso, entreotras cosas, que podemos celebrarcon dignidad este Bicentenario. Espor eso que podemos mirarnos anosotros mismos en el límpido es-pejo de una gloria silenciosa”.

- ¿Por qué excluyó la ingenie-ría, la medicina y la tecnología?

-Son cosas separadas, tuvieronmucho que ver a fines del siglo XIX,fueron los caballos de tiro que arras-traron la historia de la ciencia en Ar-gentina. Pero no se puede hacer unlibro sobre todo, aunque lo hicieramás largo las seguiría excluyendo.Estoy satisfecho de haber puesto losesquemas, los jalones de la cienciaexperimental y la matemática, unamirada larga con estilo de divulga-ción, de lo contrario la historia esmuy pesada.

-Tiene que ver con la manera deconcebir el libro…

-El formato del libro encarna unmensaje, que es justamente que novale la pena, a mi entender, hacerun trabajo enciclopédico de la his-toria de la ciencia. Se deben hacertrabajos especializados, concentra-

dos en dis-tintos temas. A nivel general hacerun marco que llegue al público, nopuedo hacer algo específico parauna docena de historiadores de laciencia como hay aquí. El libro pue-de aparecer confuso en los apéndi-ces, pero se puede leer en forma in-dependiente en los boxes. No esuna narración corrida y eso es a pro-pósito, la narración corrida daría laimpresión que se puede contar lahistoria de la ciencia como uncuento, y de eso yo tengo mis seriasdudas.

-¿Hasta qué punto cree que lahistoria de la ciencia puede hacerun aporte sustancial a conocerlos sucesos científicos por partedel público?

-Creo que siempre se consideró ala historia de la ciencia como unaespecie de vía privilegiada para laeducación científica. En parte escierto y en parte no, el enfoque queuno le da a la ciencia desde la histo-ria no es el mismo que el que le danlos científicos. Para el científico loimportante es la ciencia actual. Elhistoriador debe tener lo que se lla-ma la “mirada larga”, un historia-dor no puede tomar como punto dereferencia el presente, hay que mi-rar desde atrás, desde atrás para ade-lante, en el fondo son dos perspec-tivas que chocan ■

MIGUEL DE ASÚA, FILÓSOFO E HISTORIADOR

Argentina “tiene un lugar decoroso en la historia de la ciencia moderna”

Miguel de Asúa.

Page 4: cultura 13 de febrero de 2011

4 C U L T U R A Domingo 13•2•2011 C U L T U R A 5

Las 8 preguntas para Martín Jáuregui Las 8 preguntas para Martín Jáuregui

4 ¿Cuál es el mejor diálogo que recuerda entre dospersonajes de ficción?

-Aquella memorable escena de la película “Taxi Driver”donde Robert De Niro “dialoga” con su reflejo en el espejo,

ya rapado y dispuesto a todo, repitiéndose una y mil veces“You are talking to me?” o “iu tokentu mi” 5 Si le permitieran ingresar en una ficción y ayudar a

un personaje, ¿cuál sería y qué haría?-Sería Yañes, el amigo y compañero de Sandokán.

(fotografía de autor)

Por Daniel Di Iorio

Surgió de casualidad. Me fuidando cuenta de que en el ho-

tel de mi familia, que mis abuelosmaternos construyeron hace va-rias décadas en la zona de la ex Ter-minal, había algo de mí. Lo sentíacomo algo mío, como una parte demi vida, tal vez porque crecí ahí y,de hecho sigo viviendo, o porqueme veo reflejado en los valores deltrabajo que ellos me inculcaron.Desde hace un año y medio empe-cé a sacar fotos al “hotelito”, comolo llamamos cariñosamente.

Quiero mostrar cómo se mezclatodo, el trabajo y la familia, por-que después de estar un rato aden-tro del hotel te das cuenta de queahí pasan cosas. Y es también refle-jar lo que pasa en la ciudad: mien-tras todos están de vacaciones,muchos tienen que trabajar.

Entre el diario personal yla prosa poética, estelibro propone un viaje atierras desconocidas,donde la infancia, losjuegos y las trampasocupan un lugarfundamental. Orozco,fallecida en 1999, lopublicó en 1967. Sevienen la obrascompletas.

La escritura de “La oscuridad esotro sol” de Olga Orozco, que

acaba de ser reeditado por el sello Lo-sada -la primera edición data de1967- con ilustraciones del poeta En-rique Molina, se mueve entre el dia-rio personal y la prosa poética, conun alto voltaje metafórico y una ima-ginación desbordante.

Puertas que dan a parajes descono-cidos, juegos convertidos en tram-pas, senderos vueltos laberintos ypersonajes enmascarados, pueblanlos relatos de infancia de un librocentral en la obra de la poeta.

Cabe recordar que en su juventudOrozco -nacida en Toay, provincia deLa Pampa en 1920 y fallecida en Bue-nos Aires en 1999- se desempeñó envarias editoriales como Fabril y Abril,y justamente fue en Losada dondecumpliría funciones de correctora deestilo.

La autora iba a volver a este tipo dehistorias de infancia en 1995 con ellibro “También la luz es un abismo”.

De hecho, ambos títulos -”La oscu-ridad es otro sol” y “También la luz esun abismo”- son caras de una mismamoneda: una lucha de contrarios, unespacio de mutaciones constantes y acada paso de la niña, un asombro quees a la vez maravilla y espanto.

Será precisamente en esos juegosde infancia donde se abisme Lía (alterego de Orozco) extraviada en un te-rritorio desconocido que emerge co-mo un inmenso bosque de acechan-zas apenas ella cierra sus párpados,como lo contaría en una de sus últi-mas entrevistas:

“Era un juego que teníamos con mihermana: viajar por las noches. A tra-vés de las lecturas, Julio Verne y rela-tos de piratas que habíamos leído; seapagaban las luces de la casa y la casase ponía en movimiento, empezabaa andar y atravesábamos tempesta-des, pozos, témpanos de hielo que senos venían encima”.

En esa respuesta sucinta Orozcoentrega con justeza la atmósfera fan-tasmal y fantástica de “La oscuridades otro sol”; un campo minado pormisterios sin resolver y una sucesiónde juegos que llevan al desdobla-miento continuo en una transfigura-ción que alcanza a los personajes yaún a los seres inanimados:

Son “muebles oscuros (que) mirancon hambre desde las cerraduras” y“ovillos de lana que significan otracosa, y que caen, rebotan y se desli-zan astutamente silenciosos (…) y loscajones de la cómoda que tratan derespirar todavía por última vez”.

El personaje que ha transpuestouna frontera debe hallar un talismánque pueda conjurar los hechizos; a supaso descifra señales ocultas, inscrip-ciones encubiertas, pistas disimula-das de un código secreto en un juegopeligroso siempre marcado por laaventura, el descubrimiento y elacontecer inesperado.

De este modo, Lía será succionadapor un torbellino, una oquedad sinfondo, un “embudo negro”, una os-curidad viva, tentacular: “Todo es unrapidísimo remolino que nos arras-tra hacia el obstáculo tenso y espino-so que se acerca. Cierro los ojos. Meizan desde el cielo y me dejan caercon un ruido de tela que se rasga”.

De pronto, Lía ha quedado ence-rrada en un universo de desmesura,un inframundo con jardines por des-cubrir; allí vive su extranjería, se haceotros en un extrañamiento constan-te de brújulas equivocadas y muta-ciones de tiempo. Así, escribe: “Hecomenzado a `estar` en otra parte yesto no ocurre ̀ ahora`”.

Busca infructuosamente una puer-ta: “porque antes de salir de esta cás-cara tendría que salir de este organis-mo mío en que estoy incrustada, alque me han cosido como adentro deuna bolsa con costuras que no puedoencontrar, con puntadas que no tie-nen revés”.

Orozco creó un universo paralelo,una atmósfera onírica en correspon-dencia con un lenguaje frondoso quehila con maestría la minucia de lo en-marañado: “Soy un habitante de lamomia del mundo. Han embalsama-do el aire y el paisaje que no veo”.

Entrevistada en sus últimos años,hablaría de una recurrencia de su lite-ratura, los temores: “Creo que son re-sabios de mi infancia… mis miedosson a veces muy infantiles”.

Y el horror es el detonante de losmomentos más contundentes del li-bro. Escribe: “Más vale no pensar queestoy definitivamente suspendidaen un abismo, entre el enemigo demil patas y millares de antenas y elángel salvador, convertido en igno-rante larva”.

Ficcional pero también autobio-gráfico, en las páginas del libro que-da insinuada una sensibilidad espe-cial que la autora reconocía sin alar-des: la de presentir, adivinar, ver don-de otros no ven: Sobre esa capacidaddirá en una entrevista: “Siempre tuveesa facultad: videncias, premonicio-nes…tuve relámpagos desde chica”.

Al vértigo de este libro le corres-ponde un lenguaje que se desboca enpárrafos sin puntuación, a ratos su-mamente extensos, indicadores de lapericia de esta escritora, sin duda unade las grandes plumas de las letras ar-gentinas que desde su libro inicial“Desde Lejos”, de 1946, mantuvosiempre un muy alto nivel.

A ese libro le siguieron “Las muer-tes”, “Museo salvaje”, “Cantos a Be-renice”, “La noche a la deriva” y“Con esta boca en este mundo”, en-tre otros, que le prodigaron galardo-nes tan relevantes como el PremioNacional de Poesía (1988) y una dé-cada después el Premio de LiteraturaLatinoamericana y del Caribe “JuanRulfo”.

A la reedición de “La oscuridad esotro sol” se agrega la antología re-ciente de su poesía “El jardín imposi-ble” a cargo de Ediciones en Danza yel anuncio de que el sello Adriana Hi-dalgo pondrá en las librerías su “ObraCompleta” en el transcurso de este2011 ■

Por Eduardo Balestenalapalabrainconclusa-literatura.blogspot-.com

Eurochannel acaba de estre-nar Los Convoyes de la Ver-güenza, de Raphaël Delpard

(2010) un sólido documental sobrela responsabilidad de políticos y di-rectivos del sistema ferroviariofrancés (la SNCF) en la deportaciónde judíos, gitanos, niños y miem-bros de la resistencia a los camposde exterminio del Este.

Es un trabajo profundo que va su-mergiéndonos, de manera abruma-dora, en la cuestión de que la ma-tanza sistemática de seres humanosno fue consumada simplemente enlos campos de exterminio sino quetuvo etapas previas que la hicieronposible. Una vez sucedido el geno-cidio no sólo no hubo reconoci-miento de esas culpas sino que fueconstruida una historia oficial acer-ca de esos hechos.

LOS COLABORACIONISTASFRANCESES

Unos 76.000 judíos fueron envia-dos en trenes franceses a los cam-pos de concentración de Europacentral. También lo fueron 38.000miembros de la resistencia, 20.000gitanos y 11.000 niños separadospor la fuerza de sus padres, envia-dos a Auschwitz. Gracias a PierreLaval y al gobierno de Vichy se lesdio el mismo trato que a los prisio-neros adultos, fueron separadosviolentamente de sus padres y en sumayor parte destinados a camposde exterminio y a experimentosmédicos.

El sistema ferroviario francés,además, colaboró en el transportede los elementos sustraídos a laspersonas deportadas, y llevó a sol-dados alemanes a invadir zonas noocupadas, en operaciones que redi-tuaron económicamente para losestratos económicos más beneficia-dos por la guerra.

Hubo un solo acto de rebelión: elmaquinista Leon Bronchard se ne-gó a conducir uno de esos trenes.Fue una actitud solitaria: resultósancionado y, a la larga, debió dejarlos ferrocarriles y unirse a la resis-tencia.

Los directivos de la SNCF, enca-bezados por Pier Eugene Fournier,no sólo no se opusieron al envío deesos trenes sino que comenzaron ausar vagones de ganado para poderembarcar a un mayor número dedeportados, unos mil por tren, yhasta 150 por vagón, sin agua, sincomida, sin asientos. Eran arroja-dos a los vagones donde permane-cían durante horas. Enfermos y an-cianos solían sufrir fracturas en losembarques. Ello se agravaba por la

falta de suspensión y el hacina-miento. Cada tren era rigurosa-mente organizado y guiado porfranceses. Una minoría de alema-nes los vigilaba.

La directiva de la SNCF sirvió a lasnecesidades de la autoridad de ocu-pación de una manera cada vez máseficaz. Eran administradores ycumplían una misión logística, sincompasión por las víctimas, que noeran personas para ellos, y atentossólo a avanzar en sus carreras cum-pliendo con los requerimientos dela autoridad.

Los trenes fueron programados yarmados hasta 1944. El último salióhoras antes de entrar las fuerzas deliberación. Como las vías estabanbombardeadas debió ser rearmadocuatro veces, pero aun así llego. No

hubo nadie que aprovechara esascircunstancias para liberar a los pri-sioneros, cuando ya era evidente laderrota alemana.

LAS VOCES

El documental recurre a entrevis-tas: investigadores, activistas, exmiembros de la resistencia, al análi-sis de documentos y el material espresentado por una voz over, unnarrador que enuncia la historia yune sus partes en un relato abierto amuchas implicancias.

LAS CIFRAS DE LA OCUPACIÓN

Una de las cuestiones que surge esel argumento de justificación deque no era posible otra actitud en

un país ocupado. Sin embargo, losalemanes tenían unos 60.000 hom-bres para el control de los 40 millo-nes de habitantes de Francia, y delos 410.000 agentes del sistema fe-rroviario unos 41.000 eran de la re-sistencia. No obstante, no llevarona cabo acciones ni siquiera paraproteger a los miembros de la resis-tencia llevados a los campos.

Una sola vez fue detenido uno deestos trenes, pero no en Francia si-no en Bélgica, por tres jóvenes. Conuna linterna lograron hacer que eltren se detuviera, uno de ellos ame-nazó con un pequeño revólver almaquinista y el otro fue abriendolos vagones. Una séptima parte delos deportados consiguió salvarse.La mayoría tuvo miedo de salir.

Nada así sucedió en Francia, ni si-quiera para salvar a quienes eran dela resistencia.

La policía francesa tuvo un papelmuy activo, no en fustigar a lasfuerzas de ocupación sino en hacerinteligencia sobre la colectividadjudía para individualizar a quienesserían arrestados y para hacer losarrestos.

La resistencia ferroviaria sí ayudoen este tramo, avisando a muchosque iban a ser arrestados, y sacandoa otros, en muchos casos, escondi-dos en las locomotoras. Pero nuncase detuvo a ningún convoy.

LA SOLUCIÓN FINAL

Hasta 1942 no se conocía bien eldestino de los deportados. Haciaesa época, cuando Alemania pasa-ba a la defensiva, comenzó a ser im-plementada la solución final. Unespía que llegó hasta los campos dePolonia, logró atravesar luego laFrancia ocupada, pasar (con unifor-me de soldado ucraniano) a Ingla-terra y luego a Estados Unidos, don-de tuvo una entrevista de dos horascon Roosevelt: tanto en Inglaterracomo en Estados Unidos se supodel exterminio masivo de judíos,pero nada se hizo para detenerlo.

Los comunistas franceses, querespondían a Stalin, aliado de losnazis hasta la invasión a Rusia, tam-poco dirigieron acciones por partede los obreros ferroviarios comu-nistas. Tampoco de Gaulle ordenóacciones a la resistencia para dete-ner la matanza de judíos.

Luego de la guerra se impuso unapolítica de situar a Francia no comoocupada sino como vencedora. Ellosignificó borrar la diferencia entreresistencia y colaboracionismo. Losfranceses sólo eran vencedores y seimponía poner entre paréntesis alrégimen de Vichy y hacer como sino hubiera existido, lo que signifi-caba olvidar los crímenes y a las víc-timas. Es la ecuación paz social-ol-vido utilizada también en la Españadel posfranquismo.

Judíos, miembros de la resisten-cia; gitanos; niños; primero fuerondejados solos y luego olvidados.

LA POSGUERRA

Pierre Eugene Fournier fue unpróspero banquero luego de la gue-rra, hasta su muerte en 1972. Nun-ca fue juzgado ni dio explicaciones.Pero no sólo eso, hubo un relato ofi-cial, el de la película La batalla delriel, un exitoso filme de propagan-da destinado a demostrar precisa-mente todo lo que la resistencia nohabía hecho. Leon Brochard tam-bién fue olvidado por este discursooficial, así como la investigaciónindependiente de un particular quefotocopió 12.000 documentos de laSNCF que dan cuenta de este holo-causto, que fue absolutamente ig-norado por los historiadores.

Hasta el discurso de Jaques Chi-rac de 1995 no hubo un solo gestode arrepentimiento por estas vícti-mas. En su mayor parte eran de unacolectividad inmigrante que veníadel Este, una comunidad trabajado-ra y ensimismada que hablaba malel francés y que no resultaba tan sig-nificativa para la economía delpaís.

En la posguerra los comunistasconsiguieron cargos en el directo-rio de la SNCF, quizás porque nuncala denunciaron públicamente nillevaron a cabo ninguna accióncontra ella.

UNIVERSALIDAD

La amarga enseñanza que nos de-ja esta historia es que en realidadpara los franceses los deportados noeran personas sino objetos. No im-portaba su sufrimiento, ni a losfranceses (probablemente por elfuerte componente antisemita deuna sociedad como la francesa.);americanos; ingleses o comunistas.

La otra enseñanza es que en losnúcleos de poder siguen estando enla misma clase de personas y que lashistorias se repiten. Genocidios co-mo el de Ruanda o Camboya, quesucedieron ante la indiferencia dela comunidad internacional quesólo actuó tardíamente, nos dicenque estas cosas vuelven a pasar.

“Los pueblos –dice el narrador-aprenden de sus errores, no de susmentiras”.

Ello es cierto como lo es que tantolas personas como las sociedadestienden a hacer invisible aquelloque temen, o aquello cuya existen-cia no les conviene reconocer, osimplemente aquello que es incon-cebible, aunque ello signifique ol-vidar el dolor de los inocentes y jus-tificar a los culpables.

De la mentira no se aprende, escierto, pero la mentira es siempreútil, más que los errores ■

COMENTARIO SOBRE EL DOCUMENTAL “LOS CONVOYES DE LA VERGÜENZA”

Errores y mentirasLOSADA REEDITÓ “LA OSCURIDAD ES OTRO SOL”

Olga Orozco, la poeta de imaginación frondosa y miedos de niña

Olga Orozco.

Hotel de familia

Page 5: cultura 13 de febrero de 2011

6 C U L T U R A Domingo 13•2•2011

Las 8 preguntas para Martín Jáuregui

6¿Recuerda haber robado un libro alguna vez? ¿Cuálo cuáles?

-Sí. He robado “Las mil y una noches” en un evento dondea nadie le interesaba la literatura, y yo, adolescente punk,

me pareció un acto de justicia. También le robé la Biblia a mitía Betty. Espero no se haya perdido el cielo por mi culpa.

Por Ana Yohaillavedetinta.blogspot.com

Andrea Cremer pasó su in-fancia soñando despierta

entre los bosques y orillas de loslagos del norte de Wisconsin.Actualmente vive en Minneso-ta. Siempre le ha gustado escri-bir y nunca ha dejado de hacer-lo, pero no fue hasta hace muypoco que se ha sumergido en laescritura profesional. “Mis pri-meros recuerdos de escribir sonde montar obras en el comedorpara nuestros padres. Mi her-mano y yo usábamos títerescreados con bolsas de papel ma-dera para actuar las historias.Creo haber tenido 8 años”, con-fiesa.

Cuando no está escribiendo,Andrea es profesora de historiamoderna en una universidadde St. Paul, Minnesota.

Su primera novela, “SombraNocturna”, la primera de unaserie de fantasía adulto-juvenil,se publicó en Estados Unidosen otoño de 2010 y se estimaque llegará a nuestro país en elmes de mayo.

“Siempre quise escribir, perono creía que era un “trabajo se-rio” –comenta-, entonces fui ala escuela por un largo tiempo,adquirí un doctorado en histo-ria, y ahora enseño en la facul-tad. Pero en el verano de 2008tuve un accidente andando acaballo que me dejó en muletaspor 12 semanas. Como no pudehacer otra cosa sino estar senta-da, decidí empezar a escribir.Una vez que comencé no pudeparar. Escribí dos novelas depráctica y después ‘SombraNocturna’. Desde el primer bo-rrador hasta el final, me tomócerca de nueve meses.”

Un mundo de fantasía se abrepaso a través de las páginas desu debut ‘Sombra Nocturna’,“Calla –la protagonista- fue lainspiración para la novela.Combiné su personaje fuerte eindependiente con mi amorpor la historia, lobos, e interésen brujería”, cuenta. El resulta-do parece ser no sólo una nove-la, si no un basto universo “Es lahistoria de Calla Tor, una chicade diecisiete años que tambiénes un Guardián. Los Guardia-nes son metamorfos, (se con-vierten en lobos), que sirvencomo soldados para sus maes-tras: brujas poderosas llamadasCuidadoras. Calla siempre su-po que su vida ya estaba planifi-cada, pero cuando rompe las le-yes de sus maestras al salvar lavida de un mochilero humano,su vida se da vuelta. Va a tener

que decidir si confía en su desti-no o sigue a su corazón”.

Nació así una nueva escritoraque parece prometer mucho,pero el éxito repentino puededejarte muy atónito. “Es avasa-llante –comenta-, me hace sen-tir humilde. He estado muyagradecida por la increíble res-puesta, y nunca puedo agrade-cerles lo suficiente a los lectorespor dejar entrar en sus vidas aCalla y su grupo”.

-¿Cómo es un día típico enla vida de Andrea?

-Depende de si estoy ense-ñando o descansando. Cuandoestoy enseñando me enfoco enpreparar la clase. Los días queno tengo clase intento mante-nerme en ropa mugrienta, to-mar mucho café y escribir todolo posible.

-¿Pudiste participar en algodel proceso de creación de lasportadas de ‘Sombra Noctur-na’ y su continuación ?¿Tegusta el resultado final?

-¡Amo las portadas! Penguinfue maravilloso al consultarmerespecto a ellas, pero nunca tu-ve ninguna queja. Creo que sonhermosas y únicas.

-¿Qué estás escribiendo ac-tualmente?

-En este momento, estoy es-cribiendo una cuarta novela enel universo de ‘Sombra Noctur-na’. Es la historia de cómo co-menzó la Guerra de las Brujas, yestá enmarcada en la Europadel 1400.

-Luego de que termines lasaga, ¿qué podemos esperarde ti? ¿Continuarás escribien-do novelas adulto-juveniles?

-¡Sí! Después del origen de lahistoria pienso escribir unanueva trilogía adulto-juvenilsteampunk ■

(literatura juvenil, blogs y rarezas)

Andrea Cremer.

ENTREVISTA A ANDREA CREMER

Brujerías, lobos e historia, el vasto universo de “Sombra nocturna”

La escritora mexicana Elena Po-niatowska, de 78 años, fue distin-guida con el premio Biblioteca Bre-ve por la novela “Leonora”, un ga-lardón que otorga en Barcelona laeditorial Seix Barral. “En un escena-rio cosmopolita y con recursos ver-bales magistrales, Elena Poniatows-ka construye una figura femeninaturbadora en la que se encarnan lossueños y las pesadillas del sigloXX”, destaca el jurado en su argu-mentación, que está formado porJosé Manuel Caballero Bonald, PereGimferrer y Rosa Montero, el cate-drático de literatura y crítico litera-rio Darío Villanueva y por la editoraElena Ramírez.

“Leonora”, que se publicará el 22de febrero, es una reconstruccióndesde la ficción de la vida LeonoraCarrington, una de las más impor-tantes pintoras surrealistas y unamujer de espíritu rebelde que vivióuna turbulenta historia de amorcon el pintor Max Ernst.

La pintora mexicana de origenbritánico coincidió en el París de lasvanguardias con Joan Miró, AndréBreton, Pablo Picasso y SalvadorDalí.

Poniatowska, nacida en París en1932 como hija del heredero a la co-rona polaca, vivió en la capital fran-cesa hasta los nueve años y al esta-llar la Segunda Guerra Mundial setrasladó con su familia a México.

Se inició en el mundo de las letrascomo periodista y comenzó en los

años ‘90 a ser distinguida por susobras literarias. Entre muchosotros, en 2001 recibió el premio Al-faguara de novela por “La piel delcielo” y seis años más tarde se alzócon el Rómulo Gallegos por “El trenpasa primero”.

El premio Biblioteca Breve el añopasado fue para el escritor argenti-no Guillermo Saccomanno por lanovela “El oficinista”.

Poniatowska nació en París en1932 como princesa Hélène Eliza-beth Louise Amélie Paula DoloresPoniatowska Amor, hija del herede-ro de la corona polaca, Jean JosephEvremond Sperry Poniatowski(descendiente directo del rey Esta-nislao II de Polonia) y de la mexica-na María de los Dolores Amor Es-candón.

Vivió en la capital francesa hastalos 9 años, hasta que la SegundaGuerra Mundial obligó a su madre apartir al sur de Francia junto con susdos hijas, para luego establecerse enMéxico mientras su padre luchabacon el Ejército francés y participabaen el desembarco de Normandía.

Tras una formación inicial en len-gua inglesa y castellana, en 1949fue enviada a estudiar en un inter-nado religioso de EE.UU. y al regre-sar a México en 1953 comenzó atrabajar en el periódico Excélsior,donde a través de una entrevistadiaria retrató la realidad de su paísen los años cincuenta.

A partir de 1954, cuando publicósu primer libro, “Lilus Kikus”, Po-niatowska alternó su trabajo perio-dístico con su creación de ficción.

Un año después del nacimientode su primer hijo, Emmanuel, enRoma, escribió la obra teatral “Me-lés y Teléo: apuntes para una come-dia”.

En 1959, su entrevista con el as-trofísico mexicano Guillermo Harosería determinante en su vida, yaque se casó nueve años después conél, el mismo año en que se produjola masacre contra el movimientoestudiantil en la Plaza de las TresCulturas de México.

Uno de sus libros más conocidoses “La noche de Tlatelolco: testimo-nios de historia oral”, con el que ga-nó el premio literario Xavier Villau-rrutia, galardón que rechazó ■

Cada una de las obraspictóricas elegidasinspiró un cuento demás de veinte líneasque la autora trabajacon suspenso ydiversión.

En su nuevo libro “Cuentos y en-cuentros con 10 pintores argenti-nos”, la escritora de literatura in-fantil Canela se sumerge en un di-vertido juego de elegir al azar diezpinturas famosas de artistas argen-tinos, y sobre ellas inventa relatosque arrojan una mirada tierna einesperada.

Se trata de una aventura artísticaque va a contramano de lo que seespera, muchas veces son los rela-tos los que inspiran una imagen,pero en este caso es al revés: la auto-ra toma por ejemplo la “Naturalezamuerta” de Cándido López y latransforma en un breve relato deno más de veinte líneas.

“Estos cuadros y sus autores son

muy conocidos y famosos. Formanparte de la historia del arte argenti-no. Los podemos ver en museos,colecciones privadas y reproduci-dos en láminas, pantallas de com-putadoras y hasta en estampillasque viajan por el mundo. Peroaquí, en este libro, cada una de lasobras ha inspirado un cuento”, en-fatiza la autora.

Se trata de grandes obras de For-tunato Lacámera, Antonio Berni,Alejandro Xul Solar, Gramajo Gu-tiérrez, Emilio Pettoruti, Juan Bat-lle Planas, Lidy Prati, Jorge de la Ve-ga y Benito Quinquela Martín, pin-tores cuyas biografías acompañanel volumen.

A lo largo del libro (publicadopor Edhasa) aparecen el sueño deun perro, el teatro y sus actores, unpartido de fútbol, la fiesta de carna-val con los disfraces, un extrañoviaje a la luna y muchas otras histo-rias que reflejan emoción, diver-sión y suspenso.

“Una puesta de sol, un barco es-perando para ser reparado, untrompo o una pareja bailando pue-den disparar la creatividad de unpintor. Conserva esas imágenes enla memoria, y un día, mientras aca-ricia los pinceles, esas visionesvuelven, la tela en blanco se va lle-nando de colores”, ensaya por ex-plicación Canela, sobre las obrasque encendieron su imaginación.

Actual conductora del programade tevé “Colectivo imaginario”,Canela nació en la ciudad italianade Vicenza en 1942 aunque resideen Argentina desde pequeña, don-de escribió numerosos libros paraniños y se dedica al periodismo cul-tural.

Recibió el premio White Ravenspor “Marisa que borra” y tambiénes autora de “La piedra de la pacien-cia”, “El abrazo del pulpo” y “El ge-nio de la tinta negra” ■

VIVE EN MÉXICO, ES DESCENDIENTE DE LA NOBLEZA POLACA

La escritora Elena Poniatowska ganó el premio Biblioteca Breve

Elena Poniatowska.

RELATOS BREVES E IMÁGENES DE FAMOSOS ARTISTAS

Canela propone “Cuentos y encuentros con 10 pintores argentinos”

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Domingo 13•2•2011 C U L T U R A 7

Las 8 preguntas para Martín Jáuregui

7Un extraño hongo se esparce por su biblioteca yconsume de manera irrefrenable los libros. Solo dis-

pone de unos segundos para actuar y salvar a tres de el-los. Lo que usted hace para ganar tiempo es arrojar a la

voracidad del hongo a otros tres libros. ¿Cuáles serían lossacrificados y cuáles los salvados?

-Complicado. Sin dudas que sacrificaría el libro de oro delClub Boca Junior, alguna novela rancia de supermercado y

la Guía Telefónica. Salvaría El Aleph, de Borges, Greats Ex-pectation, de Charles Dickens… ¡y el mío!

Los libros más vendidos de la semanaFICCION

1 LOS PADECIENTES Gabriel Rolón. Emecé. $72.2 EL SUEÑO DEL CELTA Mario Vargas Llosa. Alfaguara. $85.3 TÚ, QUE TE ESCONDES Cristina Bajo. Sudamericana. $57.

NO FICCION

1 VIVA LA DIFERENCIA Pilar Sordo. Norma. $62.2 CUALQUIERA PUEDE COCINAR Jimena Monteverde. Planeta. $99.3 BREVE HISTORIA DEL DEPORTE ARGENTINO Ezequiel Fernández Moores. El Ateneo. $62.

RECOMENDADOS

1 LA VIDA POR EL FÚTBOL. MARCELO BIELSA, EL ÚLTIMO ROMÁNTICORomán Iucht. Sudamericana. $69.

2 LA CUESTIÓN CRIMINAL Gabriel Bombini. Eudem. $60.3 CRISTINA Olga Wornat. Planeta. $81.

■ Lecturas Fuente: Cámara de Libreros del Sudeste de la provincia de Buenos Aires.

Fue, creo, al tercer día de su estancia conmigo, y antesde que surgiera la necesidad de revisar lo que él mismohabía escrito, cuando, por tener mucha prisa en despa-char cierto asuntillo que tenía entre manos, recurrí depronto a Bartleby. Con las prisas, y esperando natural-mente respuesta inmediata, incliné la cabeza sobre eloriginal que estaba en mi mesa y alargué con cierta pre-mura la mano derecha con la copia, para que Bartlebypudiera tomarla en cuanto saliera de su escondrijo y sepusiese manos a la obra sin la menor demora.

En esta postura me hallaba cuando lo llamé y le ex-pliqué brevemente lo que quería que hiciera –a saber:revisar conmigo el papelito-. Imaginen mi pasmo, miconsternación más bien, cuando, sin moverse de su re-

tiro, Bartleby, con una voz singularmente suave y fir-me, replicó:

-Preferiría no hacerlo.Esperé sentado en completo silencio, rehaciéndome

del asombro. Lo primero que se me ocurrió fue que misoídos me habían engañado, o que Bartleby me habíaentendido mal. Repetí mi solicitud con la voz más cla-ra que pude poner, y con la misma claridad me llegó larespuesta de antes.

-“Preferiría no hacerlo”- repetí, levantándome depuro nervio y cruzando el cuarto de una zancada-.¿Qué quiere decir? ¿Se ha vuelto loco? Quiero que meayude a comparar esta hoja... ¡Tómela!- y se la tiré.

-Preferiría no hacerlo- volvió a decir.

Fragmento de Bartleby, de Herman Melville (ediciones varias)

¿Dónde está el tiempo para leerles a los niños?Por Estela Vega

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“El tiempo de leer, como el tiempo deamar, expanden el tiempo de vivir”.

Daniel Pennac.

Durante las charlas que realizopara las mamás embarazadas

suelen aparecer algunas preguntascomo: ¿dónde, cuándo y cuántotiempo debo leerle a mi hijo?

La verdad es que no tengo todas lasrespuestas, pero puedo transmitirmis experiencias y algunas lecturas,que de alguna manera, pueden re-sponder esas inquietudes.

En primer lugar debemos recordarque Cerlac (Centro Regional para elFomento del Libro en América Latinay el Caribe) redactó los DerechosUniversales de los niños a escucharcuentos. Ellos son:

Todo niño o niña – sin distinciónde raza, idioma o religión- goza ple-namente del derecho a conocer fábu-las, mitos y leyendas de la tradiciónoral de su país, de los países her-manos y del resto del mundo.

El niño también tiene derecho a in-ventar y contar sus propios cuentos,así como a modificar los ya existentescreando y recreando sus propias ver-siones.

Todo niño tiene derecho a es-cuchar cuentos sentados en las rodil-las de sus abuelos. Aquellos que ten-gan vivos a sus cuatro abuelos po-drán cederlos a otros niños que pordiversas razones no tengan abuelosque les cuenten cuentos.

Todo niño tiene derecho a mani-festar abiertamente su regocijo aaquel adulto que le lea cuentos quehagan vibrar su imaginación, permi-

tiéndole habilitar en el maravillosomundo de la “realidad literaria”.

Todo niño tiene derecho a exigircuentos nuevos. Los adultos están enla obligación de nutrirse permanen-temente de nuevos e imaginativoscuentos, propios o no, con o sin reyes,lagartos y castillos, hadas y dragones,largos o cortos. Su único deber es quesean hermosos e interesantes.

Todo n iño t i ene de recho aquedarse dormido mientras le leenun cuento.

El niño siempre tiene derecho apedir otro cuento, y otro cuento yotro cuento. Y pedir que le cuentenun millón de veces el mismo cuento.

Todo niño – por último- tiene dere-cho a crecer acompañado de un:“Había una vez…”, palabras mágicasque abren las puertas de la imagi-nación hacia los sueños más her-mosos de la niñez.

Esta declaración responde en partelas preguntas, pero también me gus-taría citar a Mempo Giardinelli queen su libro Volver a leer, da propues-tas para ser una nación de lectores.Reflexiona: “la esencia de toda per-sona, desde su nacimiento, incluye eldeseo de aprender, de conocer, deleer. Nadie nace con el deseo de noleer, de manera que si después las per-sonas no leen es porque algo se hizomal para que ellos perdieran aqueldeseo innato”.

Por tanto, creo que estos condi-mentos nos ayudarán a encontrar eltiempo para leer. El amor, la calidez,una voz tierna y envolvente serán lacompañía adecuada en el crecimien-to de nuestros hijos ■

Tiene cuatronominaciones para lospremios de laAcademia: mejorpelícula, mejor actriz,mejor actor secundarioy mejor guiónadaptado. Deudora delcine independiente, sealza como la granpelícula que retrata undrama en la regiónmenos conocida deEstados Unidos.

La realizadora Debra Granik haconseguido gracias a “Lazos de

sangre” (“Winter’s Bone”) llenar este

año de dramatismo complejo esa cuotaque el tío Oscar reserva para el cine in-dependiente con una modesta odiseaen un pueblo de la América profundaque recorre “las estructuras tradiciona-les del hombre desde la Grecia clásica”.

Cuatro candidaturas a la estatuillade Hollywood (mejor película, actriz,actor secundario y guión adaptado)han bendecido esta historia, premiadaen el santuario independiente de Sun-dance pero que escapa a los cánonescómicos que acostumbraban a recibirel beneplácito de la Academia, como“Little Miss Sunshine” o “Juno”.

En “Lazos de sangre”, protagoniza-da por Jennifer Lawrence y John Haw-kes, hay poco espacio para el humor.“Los inviernos extremos hacen las his-torias más potentes, hacen centrarsede manera más aguda en la historia.Con el frío, muchas preguntas salen arelucir sobre cómo vamos a poder car-

gar con nuestra propia vida”, reflexio-na esta cineasta estadounidense enuna entrevista con Efe.

“Winter’s Bone”, basada en una no-vela de Daniel Woodrell, es la historiade una adolescente de la meseta deOzark (sur de Estados Unidos) que ten-drá que encontrar a su padre, fugitivode la justicia, para evitar que embar-guen la casa donde vive con una ma-dre anacoreta y dos hermanos peque-ños, pero que, pese a todo, lleva con or-gullo su apellido.

Granik, con su mirada pausada perocontundente, va tejiendo un extrañosentido del honor en su protagonista.“La supervivencia es una manera de or-gullo y ella siente el honor de una fami-lia de supervivientes. En esta sociedadrige la autarquía: no necesitan ayudadel departamento federal, encuentransu manera de alimentarse. No necesi-tan que nadie proyecte sus casas, por-que las hacen ellos mismos”, asegura.

Y en ese hermetismo cruzado por lossecretos a voces y las suspicacias, la ci-neasta teje su opresiva atmósfera dedesconfianza. “Funciona como unwestern mezclado con una leyendanórdica en la que la protagonista tieneque ponerse a prueba. Un atípica he-roína que recorre conceptos como va-lor y lealtad”, resume.

La directora reconoce que para ellala América profunda es “tan exóticacomo lo puede ser para un europeo”,pero se ha esforzado por evitar el clichéque, considera, han fomentado pelí-

culas como “Deliverance”, de JohnBoorman, donde se veía “gente hiper-violenta viviendo en los bosques quecasi no sabían ni hablar”.

“En estos lugares existe mucha sabi-duría sobre lo que necesitas y lo que nonecesitas. Ser pobre de bolsillo no im-plica ser pobre de mente”, rubrica la ci-neasta, apoyada por el discurso emo-cionalmente complejo de su cine.

Así, retrata a sus habitantes, conoci-dos popularmente como “hillbillies”,gente “que trabaja muy duro. No es fá-cil llevar la vida que llevan ellos, espe-rando a un venado porque si no no haycomida. Y no puedes llegar y decirles:‘A ver, ahora enséñame tu vida cultu-ral’”, asegura. “Lazos de sangre” alar-ma sobre una situación “muy preocu-pante: la pobreza generacional”: Todauna generación que fue olvidada porlos programas de desarrollo del país yque, en cambio, sí vivieron el auge delas drogas, a las que siguen todavía en-ganchados. “Es realmente difícil rom-

per el ciclo de toda una generación”,asegura la directora.

Una de las salidas que muestra la pe-lícula para ese círculo vicioso no es me-nos esperanzadora: alistarse en el ejér-cito, como intenta la protagonista.

“Es escalofriante. Para todo un estra-to social, el ejército ha sido una manerade conseguir empleo muy importantey durante muchos años ha sido unejército en tiempo de paz, pero ahora,con una guerra larga, es casi como unsacrificio instantáneo, una manera deintercambiar tu vida por un dinero pa-ra tu familia”, se lamenta la directora.

Pero Granik, pese a su capacidad pa-ra mover al espectador por situacionesescalofriantes sin caer en el mal gusto,reconoce que necesitó insuflar unamorosa esperanza a su relato.

“La necesito para creer en el hom-bre. Me encanta la literatura rusa y en-tiendo el racionalismo, pero siempretengo que equilibrarlo con algún tipode optimismo” ■

DIRIGIDA POR DEBRA GRANIK

La América profunda y compleja de “Lazos de sangre” se cuela en los Oscar

Escena delfilme “Lazosde sangre”.

Page 7: cultura 13 de febrero de 2011

8 C U L T U R A Domingo 13•2•2011

Las 8 preguntas para Martín Jáuregui

8Se le concede la extraordinaria excepción de hacer-le una única pregunta a uno de sus tantos escritores

predilectos. ¿Qué le preguntaría?-Le preguntaría a Borges “¿Cómo es?”. Creo que conozco

la respuesta.

Baile de disfrazPor Raquel Guidi

El anillo era volcánico. Despedía chispasrojas que me producían una rara em-briaguez. A través de la máscara de pura

fealdad, imaginaba la antítesis: un ser afable, va-ronil, selecto entre todos, que me eligió desde elfondo del salón. Bailamos toda la noche, yo,prendida de sus palabras seductoras, él, ciñendomi cintura de odalisca y escudriñando mi rostrocubierto por un velo espeso. El amor danzabacon nosotros. A medianoche se develaría la in-cógnita. El quién es quien nos intrigaba. Risa yserpentinas acercaban aún más la magia en esanoche de disfraces. El momento de conocernosllegó. Quiso que le quitara la máscara. Lo hice,temblorosa y feliz. Lo miré. Me abracé a su cue-llo y me devolvió el abrazo. Más, todavía: me be-só en la boca con una furia que yo desconocía.Me había enamorado del Diablo ■

2001, una odisea en el tiempoPor Mariano Shifman

Nos confundimos bajo las estrellas;deslumbra el brillo de la arena cósmicay creemos que el viaje conduce hacia la luz.

A Dave, una chispa en el sumo caudalde lo que existe, lo abandonan Dios,Kubrick y la máquina. El espacio lo impulsa;confiamos en su viaje más allá de sí.

Pero creer es un destino incierto,no el fatal puerto de llegada:el dios Stanley vela su secretohasta la sexta escena de la creación.

Dave, aislado piloto de la especieatraviesa el escozor de los mundossólo para asumir su pobre carne final.

Seamos o no seamos remota simienterecemos o no a las estrellas,estamos siempre en nosotros mismos;aquí, o aquí pero más tarde,en el fluir de nuestra humilde arena.

Arquitectura de mujerPor Lautaro Rivara

¿Para qué querríamos un edificio con tantas ventanas, si en toda la ciudad, no hay suficientes mujeres con los pechos desbordados y la mirada indolente como para adornarlas?

¿Para qué tantas puertas, si la menor procesión de pantorrillas desnudas podría eclipsar el brillo frío de esos picaportes?

¿Para qué tantas luces, si un solo pezón lumínico podría lamer hasta la sombra mas espesa?

¿Quién querría chimeneas con esas nalgas tibias y mullidas, quién querría paredes con ese vientre que ataja las inclemenciasy hace olvidar por un segundo a los inclementes?

Albañiles del mundo: ¿para qué construir casas habiendo tanta mujer tan cálida, acogedora, habitable?

Por Jorge Pittaluga

Ataqué el acorde con dudas.Primero había pensado en iriniciando la cadencia final,

pero a mitad del movimiento me dicuenta de que al fondo de la sala unode los jefes me hacía el típico gesto de“estiremos un poco más este asun-to”. Entonces, ni medio segundo des-pués de pulsar las teclas decidí reem-plazar un par de notas y sumergirmesin demora en el sexto grado, mien-tras con un gesto de mi cabeza le indi-caba al baterista que todo, todo, otravez, recomenzaba. El gesto de fasti-dio que recibí por respuesta quedóoculto por la penumbra del lugar, porlo que nadie, excepto yo, notó nadaextraño y todo siguió como antes,bah, como siempre.

El trabajo prometía, por lo menoseso había creído en un comienzo. Ar-mar el grupo no fue difícil, casi todosestábamos aburridos, eternamenteaburridos, así que cualquier cosa quenos sacara de esa rutina era bienveni-da. Casi ni hubo que ensayar; la genteiba y venía de un lado a otro y nadieprestaba real atención a la músicaque dominaba la escena. Todo era pa-sar, moverse, ir de un lado a otro, aun-que realmente casi nadie (qué hubié-ramos dado por estar fuera de la nor-malidad) lograba ascender al piso su-perior.

Mientras el bajista comenzaba unsolo, mitad jazz en serio, mitad “yaque nadie me está prestando aten-ción voy a intentar unas cosas nuevasque probé en casa”, el baterista largóun palillo y con su mano libre escri-bió una nota breve para su mujer enla que avisaba que lo mejor era queno lo esperaran para cenar. Acto se-

guido, la dobló y se la entregó a unhombre flaco y serio que se habíaacercado a preguntar si alguien que-ría tomar algo. Todo esto sucedíamientras el bajista iba cambiandocontinuamente de nube, de tonali-dad y de compás, absorto en una ma-rea sonora que acompañaba con mo-vimientos que lo asemejaban a unbailarín exótico, inquieto e imprede-cible.

Luego de un par de minutos queparecieron horas, y resignados a quenuestro cantante ya no volvería (apa-

rentemente ya había logrado ascen-der a un nivel más alto), decidimosmutar nuestra música hacia algo másveloz y animado, con el consecuenterechazo del público que, semidormi-do y deseoso de no ser molestado ensu acostumbrado sopor, profirió unpar de silbidos e insultos reprobato-rios. Ok, pensé, y volviendo al temaanterior, empezamos otra vez.

Al final de la velada (digo veladadel mismo modo en el que podría de-cir noche, año, vida) nuestros rostrosya mostraban esa mezcla de hartaz-

go, aburrimiento y sueño que a veceses imposible de disimular, pero el realproblema era que demasiado bien sa-bíamos que estábamos atados de piesy manos. El contrato estipulaba cla-ramente (ninguno de nosotros se ha-bía tomado la molestia de leerlo al de-talle hasta que fue demasiado tarde,quizás confiados en un ascenso rápi-do) que debíamos seguir tocandomientras continuara entrando genteen la sala y hasta que nuestras deudasanteriores hayan sido saldadas total-mente. Y conociéndonos como nos

conocíamos, eso prometía una largacarrera musical en estos pagos.

Nunca más, murmuré mientrasmis dedos volvían a hundirse en lasteclas como si éstas fueran arena y youn náufrago que había caído en la islaequivocada. Todos pasan, menos no-sotros, concluí mientras mis ojoscansados descubrían y se posaban enuna frase que alguien había garaba-teado alguna vez en la madera delmaltratado piano.

No es negocio ser músico en el pur-gatorio ■

En espera